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Divino: La Teología en La Educación Superior
Divino: La Teología en La Educación Superior
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403
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NOVIEMB RE • 2023
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TEMA MONOGRÁFICO
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LA TEOLOGÍA
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EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR
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FORO TEOLÓGICO
FEBRERO 2023
399
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RACISMO: PERSPECTIVAS
INTERCULTURALES DE LAS MUJERES
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ABRIL 2023
400
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JUNIO 2023
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SEPTIEMBRE 2023
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ABUSOS EN LA IGLESIA
403
NOVIEMBRE 2023
LA TEOLOGÍA EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR
CONSEJO EDITORIAL
CONSEJO DE DIRECCIÓN
Susan Abraham - Presidenta
Sharon A. Bong - Vicepresidenta
Stan Chu Ilo - Vicepresidente
Margareta Gruber, O.S.F. - Vicepresidenta
Stefanie Knauss - Vicepresidenta
Carlos Mendoza-Álvarez, O.P. - Vicepresidente
FUNDADORES
Anton van den Boogaard †
Paul Brand †
Yves Congar, O.P. †
Hans Küng †
Johann Baptist Metz †
Karl Rahner, S.J. †
Edward Schillebeeckx, O.P. †
CONSEJO EDITORIAL
no
Susan Abraham Berkeley-EE.UU.
Michel Andraos Ottawa-Canadá
vi
Antony John Baptist Bangalore-India
Michelle Becka Wurzburgo-Alemania
Sharon A. Bong
di
Bandar Sunway-Malasia
Bernardeth Caero Bustillos Cochabamba (Bolivia)
Stan Chu Ilo Chicago-EE.UU.
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no
Werner G. Jeanrond Suecia
Maureen Junker-Kenny Irlanda
François Kabasele Lumbala Rep. Dem. Congo
vi
Karl-Joseph Kuschel Alemania
Solange Lefebvre Canadá
Mary-John Mananzan
di
Filipinas
Daniel Marguerat Suiza
Alberto Melloni Italia
Alemania
bo
Norbert Mette
Dietmar Mieth Alemania
Jürgen Moltmann Alemania
Paul D. Murray Reino Unido
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1. Tema monográfico: LA TEOLOGÍA EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR
Perspectivas regionales
1.1. Francis Appiah-Kubi y Nora Kofognotera Nonterah:
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Perspectivas teológicas
1.6. Carmelo Dotolo: Teología e instancias educativas:
por un pensamiento crítico y cooperativo ................................ 75
1.7. Darren J. Dias: Asentar y desasentar la teología .................... 87
1.8. Paul Béré: Investigación teológica y magisterio eclesial:
¿cómo promover el diálogo? .................................................... 99
2. Foro teológico
no
50 años de teología contextual e inculturada .......................... 165
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a teología es una de las disciplinas académicas más antiguas.
no
De hecho, muchas universidades de distintas partes del mun-
do se fundaron como instituciones de estudios teológicos. Sin
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embargo, hoy en día, la teología se enfrenta a múltiples retos
relacionados con su lugar actual y futuro en la enseñanza superior,
di
así como en las Iglesias y la sociedad en general: algunos podrían
cuestionar su posición como disciplina académica, por un lado, o su
bo
no
dedicados a la educación de todo el mundo a reflexionar sobre los
retos a los que se enfrenta la teología en la enseñanza superior y la
vi
forma en que sus instituciones los afrontan. Partiendo de su contex-
to institucional y cultural, y con un enfoque narrativo-reflexivo,
di
abordan cuestiones como: ¿Cuáles son los retos, cuestiones o pro-
bo
no
Mientras que la educación teológica floreció en los colegios y univer-
sidades católicos tras el Concilio Vaticano II, hoy en día, argumenta
vi
Kaplan, el perfil específicamente católico de la teología se ve dismi-
nuido en estos espacios y, como reacción contraria, existe el peligro
di
de que la teología católica vuelva al modelo anterior al Vaticano II.
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no
en el contexto universitario, especialmente los estudios religiosos, y el
impacto de las situaciones institucionales en los métodos y epistemo-
vi
logías de la enseñanza, la investigación teológica y la erudición.
di
Reflexionando sobre la potencial contribución interdisciplinar de
la teología en las universidades italianas, Carmelo Dotolo discute el
bo
no
lugar y tener un impacto en la vida y las estructuras eclesiales. La prin-
cipal vocación de la teología, según los documentos del Concilio Vatica-
vi
no II, es ayudar a la Iglesia y a las autoridades eclesiales a emitir juicios
bien fundamentados. El autor ofrece una reflexión sobre la vocación y
di
el papel profético de la educación teológica basada en los documentos
bo
no
nesia, tanto a través de diversas iniciativas y centros como mediante
el desarrollo de una sólida teología del encuentro interreligioso. El
vi
artículo de Riyanto concluye subrayando la importancia de la edu-
di
cación sobre el diálogo interreligioso para que las universidades for-
men a personas preparadas para desenvolverse en su convivencia en
bo
no
religiosa, no suelen ofrecer estudios típicamente teológicos debido
a varios retos: crisis de identidad y empleabilidad tras la gradua-
vi
ción. Este artículo examina los retos y las perspectivas de los estu-
dios teológicos superiores en África, especialmente en el África
di
Occidental anglófona. Se centra en las perspectivas de los estudios
teológicos en las universidades públicas de África, con referencia
bo
específica a Ghana.
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Introducción
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no
¿Qué apertura existe en las universidades para una voz teológica
dirigida al bien público común?
vi
Según John Samuel Pobee y Joshua Nartey Kudadjie, la educación
di
teológica es vital para el futuro de la Iglesia y el cristianismo y tiene el
potencial de ser el semillero de la renovación de las iglesias, los minis-
bo
1
John S. Pobee y Joshua Narteh Kudadjie (eds.), Theological Education in
Africa: Quo vadimus? (Accra: Asempa Publishers, 1990), 4.
2
Maria M. Dakake, «Teaching Islam in the Public University: Facilitating
and Embracing Critical Conversations», The Muslim World 108 (2018) 329-
348, aquí 330.
3
A lo largo del artículo, los términos teología y religión se utilizan indistinta-
mente.
no
Sin embargo, tras los encuentros generalizados con la alteridad a
través de la expansión europea y las pujas coloniales7, la seculariza-
vi
ción y la aparición de instituciones de enseñanza superior religiosa-
di
mente independientes, surgieron cuestiones en torno a la enseñanza
y el aprendizaje de la religión desde perspectivas confesionales. A
bo
los estudiosos de los años sesenta y setenta que defendió una clara
distinción entre instrucción religiosa e instrucción sobre la religión9.
ria
4
David W. Louisell y John H. Jackson, «Religion, Theology, and Public Hi-
gher Education», California Law Review 50 (1962) 751-799, aquí 752.
5
Ibíd., 752.
6
Ibídem.
7
Muhammad Akram, «Emergence of the Modern Academic Study of Reli-
gion», Islamic Studies 55 (2016) 9-31, aquí 13.
8
Russell McCutcheon, Studying Religion: An Introduction (Nueva York: Rout-
ledge, 22019), 90.
9
Ibídem.
10
Ibídem.
no
dad a la africanización del cristianismo, la teología de la liberación,
la teología de la reconstrucción y la teología de la reducción de la
vi
pobreza13, aunque el discurso sea de naturaleza doctrinal y alcance
di
parroquial.
En la época contemporánea, las instituciones públicas de ense-
bo
11
Véase Kwame Bediako, Theology and Identity: The Impact of Culture upon
ed
Christian Thought in the Second Century and in Modern Africa (Oxford: Regnum
Books, 1992), 225.
12
Hinne Wagenaar, «Theology, Identity and Pre-Christina Past: A Critical
Analysis of Kwame Bediako’s Theology from a Frisian Perspective», Internatio-
nal Review of Mission 88 (1999) 364-380, aquí 366.
13
Humphrey Mwangi Waweru, «African Theology in the 21st Century: Ma-
pping Out Critical Priorities», European Scientific Journal 14 (2018) 213-226,
aquí 223.
14
McCutcheon, Studying Religion, 90.
15
Judith Könemann, «Religious Education in Secular Society: Reflections on
the Rational and (future) Forms of Religious Teaching in Germany», Asian Ho-
rizons 12 (2018) 579-591.
no
también se están abriendo cada vez más hacia un modelo de «apren-
der de». Cada vez se reconoce más que la religión y las religiones no
vi
son realmente sistemas de contenido material y creencias religiosas, y
di
que por tanto es importante comprender también las formas de prác-
tica relacionadas con las creencias y la dimensión de la religión que es
bo
pectivas multirreligiosas19.
to
16
Könemann, «Religious Education in Secular Society», 587.
17
Ibídem.
18
Ibídem.
19
Ibídem.
no
reflejar el carácter laico y multirreligioso del país. El cambio de
nombre también pretendía reflejar la orientación del departamento
vi
como subunidad de una institución pública laica de enseñanza su-
di
perior comprometida con el enfoque académico y no confesional
del estudio de la religión22.
bo
20
Véase John S. Pobee, «Religion and Politics in Ghana, 1972-1978: Some
Case Studies from the Rule of General I. K. Acheampong», Journal of Religion in
Africa 17 (1987) 44-62, aquí 49.
21
Históricamente, la experiencia de Ghana con la otredad religiosa se re-
monta al siglo XVI, cuando el islam atravesó sus fronteras septentrionales para
encontrarse con las religiones autóctonas del pueblo, tras un intento previo fa-
llido de misión por parte de los cristianos en el siglo XIV. Mientras que los mu-
sulmanes se centraron en el aprendizaje del Corán de memoria, los cristianos
adoptaron rápidamente la educación formal occidental y produjeron así la élite
que formó la fuerza que condujo a la independencia. Véase Obed Mfum-Men-
sah, Education Marginalization in Sub-Saharan Africa: Policies, Politics, and Margi-
nality (Lanham: Lexington Books, 2018), 118.
22
https://www.ug.edu.gh/religions/about/brief_history (consulta: 2-6-2023).
no
gión y Valores Humanos en la Universidad de Cape Coast25.
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II. Los desafíos de la educación teológica en África
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23
La lista de universidades que se consideran públicas incluye las establecidas
to
por una confesión religiosa. Véase Bricy Boateng, «46 Public Colleges of Educa-
i
no
lógicos superiores, ya que el campo parece especialmente poco claro
e incierto no solo para el público, sino también para los estudiantes31.
vi
Esta situación se agrava aún más por la falta de comprensión adecua-
di
da de los estudios religiosos por parte de los colegas, que cuestionan
la exactitud de su enfoque académico y su papel en las instituciones
bo
28
Ibíd., 3.
29
Simon K. Degbe, «Challenges to Accessing Higher Theological Education
in Ghana; Choosing Between Accreditation and Mission», Merit Research Jour-
nals 3 (2015) 188-193, aquí 190-191.
30
Dakake, «Teaching Islam in the Public University», 329.
31
Ibídem.
32
Ibíd., 329-330.
no
Los encuentros humanos, por muy diversos y plurales que sean, son
inevitables y, por tanto, merecen una exploración crítica con respec-
vi
to a cómo aprovechar esta realidad para el bien de la sociedad hu-
di
mana. En las instituciones de enseñanza superior, la diversidad en-
riquece los encuentros humanos, ya que brinda la oportunidad de
bo
33
Simon M. A. Aihiokhai, «The Demands of Encounter in a Globalized
Community of Scholars: Shedding Light on the Place of Trust in the Ritual of
Knowledge Creation», The Journal of The Black Catholic Theological Symposium
13 (2021), 25-40, aquí 27.
34
Didier Pollefeyt, «Introduction: Religious Education and the Opportuni-
ties and Challenges of Interreligious Learning», en Didier Pollefeyt (ed.), Inte-
rreligious Learning (Lovaina: Peeters, 2007), xi-xxv, aquí xii.
no
gado a una encrucijada social, económica y política. Las tendencias
positivas emergentes en la gobernanza democrática despiertan a los
vi
pensadores y líderes de la Iglesia, el Estado y la teología cristiana a
di
repensar y buscar desesperadamente un nuevo lenguaje y un nuevo
marco para afrontar esos retos. El llamamiento a los teólogos y a la
bo
problema que deben afrontar tanto los teólogos como los pastores
i
za, sino cómo anunciar a Dios como un padre amoroso con un ros-
tro personal y un corazón misericordioso hacia quienes sufren tantas
discriminaciones, violencia e injusticia.
35
Véase Pollefeyt, «Introduction», xiii.
36
Papa Francisco, Veritatis gaudium, 2017, en https://www.vatican.va/con-
tent/francesco/es/apost_constitutions/documents/papa-francesco_costituzio-
ne-ap_20171208_veritatis-gaudium.html, n. 3 (consulta: 7-6-2023).
Conclusión
no
serie de retos que van desde la falta de recursos a la disminución del
interés debido a la incertidumbre sobre el valor económico o de
desarrollo de la teología/religión.
vi
di
La naturaleza religiosa del continente es apreciada, pero debe ser
comprendida, estudiada y vivida en el contexto de diversidad que lo
bo
instituciones.
Las tendencias positivas emergentes en la gobernanza democráti-
to
no
teología cristiana, desarrollándose en instituciones de investiga-
ción y enseñanza. En la mayor de parte de los países de la región,
vi
se da una marcada separación entre Iglesia-Estado, lo cual ha con-
di
ducido a que, en las instituciones universitarias estatales, la reli-
gión sea abordada desde las ciencias sociales. La teología, en gene-
bo
Introducción
no
I. México1
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En México, como en la mayoría de los países latinoamericanos, aun
di
cuando se presentan elementos contextuales comunes, los diseños,
orientaciones y estilos de hacer teología no son uniformes. Para evi-
bo
1
Texto de autoría de Ernesto Palafox.
no
de ciertas habilidades para su misión en la sociedad contemporá-
nea3. En el caso de la Iberoamericana, de acuerdo con su oferta aca-
vi
démica4, el horizonte teológico se sitúa más en temas de frontera y
di
apertura al diálogo con problemáticas seculares del momento. Por
su parte el IFTIM, según su Ordo Académico5, se concibe como espa-
bo
2
Art. 3 de la Constitución Mexicana: «Corresponde al Estado la rectoría de
la educación, la impartida por este, además de obligatoria, será universal, inclu-
siva, pública, gratuita y laica».
3
Cf. Modelo Educativo de la Universidad Pontificia de México, Estatutos
Generales UPM 2014; en https://pontificia.edu.mx/ (consulta: 11-6-2023).
4
Cf. licenciatura en Ciencias Religiosas, Maestría en Teología y Mundo Con-
temporáneo, y la Cátedra de Teología Feminista; en https://ibero.mx/cien-
cias-religiosas (consulta: 11-6-2023).
5
Cf. IFTIM, Ordo académico 2017-2018; en https://www.iftim.org.mx/
(consulta: 11-6-2023).
no
¿Qué hacer para conjuntar y armonizar desde la diversidad tantos y
tan variados esfuerzos? ¿Cómo alimentar una teología formal desde
vi
la teología ordinaria o informal presente en ámbitos pastorales y po-
di
pulares?
bo
II. Colombia6
er
tradición que se remonta hasta finales del siglo XVI, con el origen
mismo de las universidades, ha experimentado un desarrollo parti-
ria
6
Texto de autoría de Olvani F. Sánchez Hernández.
7
Cf. https://hecaa.mineducacion.gov.co/consultaspublicas/programas (consulta:
1-6-2023).
no
funcionamiento, en la Pontificia Universidad Javeriana, del Bachille-
rato Eclesiástico en Teología Modalidad Virtual; así como del trabajo
vi
adelantado por el Centro Bíblico, Teológico y Pastoral de América
di
Latina (CEBITEPAL) del CELAM, que presta sus servicios de forma-
ción en diversos niveles, campos y modalidades, según las necesida-
bo
III. Brasil8
no
lo. En 1972, la Pontificia de Río también pasó a contar con una Fa-
cultad Eclesiástica de teología.
vi
En el ámbito católico nacional, hasta los años 1960 la reflexión
di
teológica hecha en el país era la de la neoescolástica, y en el ámbito
protestante, dominaban las tendencias de los países de donde ve-
bo
cular la reflexión.
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8
Texto de autoría de Geraldo De Mori.
no
Este reconocimiento civil de los posgrados en teología llevó a un
aumento significativo de la producción teológica de carácter univer-
vi
sitario, implicando el aumento de la investigación, el ingreso de la
di
teología en debates públicos, la proliferación de congresos.
bo
IV. Perú9
no
las instituciones de formación teológica superior que actúan en la
arquidiócesis. Así mismo, se fomenta el diálogo con las ciencias hu-
vi
manas y la interrelación entre las diversas corrientes teológicas y su
di
enriquecimiento mutuo.
En la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica de
bo
no
chillerato y obtener el título profesional de licenciado en la discipli-
na. Desafortunadamente, se percibe en los últimos tiempos que el
vi
horizonte amplio, que por años había caracterizado la enseñanza de
di
teología en esta universidad, se encuentra más reducido.
bo
V. Chile12
12
Texto de autoría de Loreto Moya Marchant.
no
de la diócesis de Valparaíso realizan allí sus estudios al igual que de otras
arquidiócesis y diócesis de Chile, como La Serena, y desde este año 2023
vi
cuenta con seminaristas de una de las diócesis de Angola. Asimismo,
di
esta facultad cuenta con un Instituto de Ciencias Religiosas que aporta al
trabajo teológico por medio de su licenciatura civil en Ciencias Religiosas
bo
no
nónico. En los últimos años se aprecia una disminución en las matrí-
culas de las diferentes carreras que se ofertan, la cual se puede explicar
vi
por un lado por la baja de vocaciones sacerdotales que vive la Iglesia
di
y que impacta en el número de estudiantes que reciben las facultades
de teología o institutos. Otros motivos se refieren tanto a la baja de
bo
VI. Argentina13
i
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no
tes. En 1970 organizó los tres ciclos de bachillerato, licenciatura y doc-
torado. En 1975 fue precisada mejor su dependencia del Episcopado
vi
Argentino y posteriormente se integró pleno iure en la UCA. En el año
di
2015 se celebra el Centenario de la Facultad de Teología, al que el papa
Francisco dedicó una alocución especial, trazando algunas líneas pro-
bo
tólica de Córdoba.
Cabe señalar que en Argentina no hay facultades de teología en las
universidades nacionales, ni laicas. Tampoco está financiada la in-
vestigación teológica por los organismos nacionales de investiga-
ción, lo cual genera dificultades para las instituciones, que deben
recurrir a otro tipo de fondos, en general, de organismos eclesiales
de otros países, para cubrir becas y proyectos de investigación.
Encontramos en todo el país numerosos centros de formación
teológica, alrededor de treinta, especialmente profesorados. En este
texto recogemos, debido a lo acotado del espacio, solamente las ins-
tituciones católicas, no otras instituciones. En cuanto a los títulos en
no
La enseñanza de la teología en América Latina, según el panorama
vi
esbozado, presenta una gran vitalidad y una creciente diversidad. En
di
general, aunque se enseñe solo en instituciones confesionales, la teo-
logía cuenta con reconocimiento en el plano académico y universita-
bo
14
Para ver una lista de lugares en los que se puede estudiar teología en Argen-
tina, con información adicional, consulte el siguiente vínculo: https://ucao365-
my.sharepoint.com/:w:/g/personal/mmazzini_uca_edu_ar/ERFNTdILikpEkIQ-
0-VPDXuABwjWzC_u1P8ItqzdDAHqI9w?rtime=rk_GkJIT20g (consulta: 11-6-
2023).
no
las sociedades latinoamericanas, es importante fomentar la coopera-
ción entre instituciones de formación teológica, para el desarrollo de
vi
la investigación y el aprovechamiento de experiencias en la compren-
di
sión y la gestión de situaciones eclesiales y sociales compartidas.
bo
no
americana y considera el Concilio Vaticano II un punto de inflexión
clave en esta historia. El Concilio puso en marcha un florecimiento de
vi
la teología en los colegios y universidades católicas. Los intentos
de aggiornamento en la teología católica, sin embargo, han traído
di
consecuencias no deseadas para la teología católica. Como resulta-
do, existe el peligro de que la teología católica vuelva al modelo
bo
Introducción y antecedentes
to
no
Berkeley, y finalmente obtuvo un máster para poder desempeñar un
papel más importante en la vida parroquial y dar retiros. De niño,
vi
pues, ya tenía un modelo de teología laical; sin embargo, como con-
di
cluyo posteriormente, el futuro de la teología laical en Norteamérica
se encuentra en una situación muy precaria. Esto tiene que ver con
bo
ejercen sobre ellos, que la teología producida allí será menos inno-
vadora y más clerical.
no
muchos beneficios, pero que también ha acarreado consecuencias
imprevistas.
vi
En Estados Unidos hay unas 225 universidades católicas. Algunas
di
son pequeñas, con menos de cincuenta profesores y menos de 1.000
estudiantes, mientras que otras son mucho más grandes y se aseme-
bo
no
titución jesuita significaba, para bien o para mal, estudiar con los je-
suitas. El profesorado laico ha demostrado ser capaz de proporcionar
vi
una excelente educación teológica, pero era menos obvio para los
di
estudiantes, donantes y antiguos alumnos cómo esta educación era
distintivamente jesuita. Este ejemplo se extendería a distintos cole-
bo
institución.
lv
ria
con un recelo hacia los católicos, especialmente hacia los recién lle-
ed
no
estado expuestos a otras formas de pensamiento católico, por no
hablar del cristianismo no católico o de las religiones no cristianas.
vi
A medida que los departamentos de la CTHE se hacían menos cle-
di
ricales, también se volvían más ecuménicos e interreligiosos. Cada
vez se animaba más a los católicos a matricularse en las mejores
bo
1
John Tracy Ellis, «American Catholics and the Intellectual Life», Thought
30 (1955) 351-388. En respuesta a un comentario sobre el escaso prestigio in-
telectual de los católicos en Estados Unidos, Ellis escribe: «Ningún católico es-
tadounidense bien informado intentará rebatir esa afirmación. Hay que admitir
que el aspecto más débil de la Iglesia en este país reside en su incapacidad para
producir líderes nacionales y ejercer una influencia dominante en los círculos
intelectuales» (352).
no
datum para los profesores de teología en Estados Unidos3. Sin em-
bargo, desde la perspectiva actual, muchas de las quejas de Lamb
merecen ser reconsideradas.
vi
di
Recordar la reciente disminución de la teología católica en la
CTHE es necesario para evaluar el estado actual de las cosas y poner
bo
2
Matthew Lamb, «Catholic Theological Society of America: Theologians
Unbound», Crisis Magazine, 1 de diciembre de 1997, en https://www.crisisma-
gazine.com/vault/catholic-theological-society-of-america-theologians-unbound
(consulta: 10-5-2023).
3
Véase el artículo 4 de las Normas Generales de la Ex Corde Ecclesiae: «La
identidad de una Universidad Católica está esencialmente ligada a la calidad de
sus profesores y al respeto de la doctrina católica. Corresponde a la autoridad
competente velar por estas dos exigencias fundamentales de acuerdo con lo que
indica el Derecho Canónico» (Juan Pablo II, Constitución Apostólica sobre las
Universidades Católicas, 1990, en https://www.vatican.va/content/john-paul-ii/
es/apost_constitutions/documents/hf_jp-ii_apc_15081990_ex-corde-ecclesiae.
html [consulta: 10-5-2023]).
no
varía a una orientación (en su opinión) demasiado crítica hacia la
tradición. Este enfoque quizá explique que no anticiparan la ten-
vi
dencia a contratar profesorado totalmente desconocedor de la tra-
dición católica y desinteresado en comprometerse con sus reivindi-
di
caciones.
bo
no
La comprensible y loable dirección de contratar a no católicos y
no teólogos se ha complicado en la última década, como ya se ha
vi
señalado. Dos movimientos han cambiado el estado de ánimo en
torno a la contratación. El primero es el imperativo moral hacia la
di
diversidad, un término nebuloso y abierto. Cada vez más, la «diver-
sidad» incluye la diversidad de género, racial, sexual y religiosa. Im-
bo
no
listón de la «erudición». Así pues, cuando me enfrentaba a una
contratación teológica, mi experiencia y la de muchos colegas de
vi
otros departamentos era que esta facultad prefería contratar a teó-
di
logos cuyo trabajo fuera reconociblemente (a veces casi exclusiva-
mente) histórico, o bien normativo, es decir, que su investigación
bo
no
plo, sobre la teología de la gracia de Karl Rahner, no sería bienveni-
do ni en estos nuevos enclaves (por ser demasiado progresista) ni en
vi
casi ningún departamento de la corriente principal, debido a los
di
continuos imperativos de contratar para las preocupaciones con-
temporáneas: ética medioambiental, teología y raza, teología y estu-
bo
no
incluyo, queríamos contratar de forma más amplia y diversificar un
claustro de profesores abrumadoramente blanco y masculino, lo que
vi
en modo alguno tiene por qué corresponderse con la disolución de
di
la identidad católica. Sin embargo, sin ningún plan estratégico ni
objetivos de contratación acordados, el departamento realizó una
bo
tales preocupaciones se les dijo con muchas palabras que eran cerra-
lv
dos de mente.
Este ejemplo tiene analogías cercanas en departamentos de toda la
ria
no
en negrita y con letras brillantes.
vi
(Traducido del inglés por José Pérez Escobar)
di
bo
er
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ria
i to
ed
no
estas instituciones tienen una visión que siguen. Este artículo inten-
ta colmar esta laguna examinando la visión que subyace a los proce-
vi
sos institucionales. Lo hace desde la perspectiva específica de un
profesor de teología y rector y utilizando el ejemplo concreto de una
di
universidad teológica local de Europa Central. El artículo utiliza
ejemplos para mostrar cómo los principios teológicos pueden tener
bo
H
ria
no
I. Una pequeña universidad a la sombra
vi
di
de una gran universidad
bo
cados académicos. Sin embargo, sentía que faltaba algo. Por un lado,
había más de cien estudiantes en nuestro grupo y echaba de menos la
to
no
Durante el comunismo, la enseñanza superior católica en Hungría
vi
era marginal en contraste con el sistema universitario estatal. Solo
di
podía funcionar un pequeño número de seminarios eclesiásticos y
era difícil que los estudiantes laicos participaran en los estudios teo-
bo
intelectual en la Iglesia.
to
no
experimentar el entusiasmo de los profesores que habían estudiado
teología durante el comunismo y habían trabajado con entusiasmo
vi
para establecer la educación teológica en Pécs. Su forma de hacer
di
teología, hasta entonces indiscutible, se convirtió en una verdadera
oportunidad tras la caída del comunismo. La reapertura de la facul-
bo
no
V. ¿Cómo es una buena universidad?
vi
di
En el proceso de renovación, tomamos como ejemplo otras faculta-
des y universidades para descubrir sus puntos fuertes. En 2022, la
bo
no
dual, el desarrollo conjunto y el impacto social pueden experimen-
tarse de primera mano en condiciones manejables y familiares. Esta
tesis también se apoya en la tradición teológica.
vi
di
bo
significa que los pobres, los débiles, los marginados, los impotentes
y todos los grupos privados de su dignidad deben tener opciones
especiales9.
Sin embargo, hay buenas razones para formular la cuestión de
otro modo. Durante mucho tiempo, la Iglesia fue una de las institu-
ciones más significativas al servicio de la movilidad social. Esto
plantea la cuestión de si la propia Iglesia puede seguir considerán-
dose hoy como una opción para los pobres. ¿Tiene todavía la Iglesia
9
Pontificio Consejo Justicia y Paz, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia,
n. 182.
no
Zulehner se refiere a una ilustración de la historia de la curación del
leproso por Jesús (Mt 8,1-4) del Evangeliario de Echternach10. En la
vi
ilustración vemos a Jesús acercándose al leproso y tocándolo. Sabe-
di
mos que con esta acción traspasó los límites de la tradición judía.
Pero, a través de este toque inesperado e inimaginable, sucede algo
bo
Jesús, sino solo a los apóstoles. Los dos apóstoles transmiten la ex-
periencia original de Jesús a las siguientes generaciones. Si la univer-
to
sidad católica quiere volver a sus raíces, debe, como Jesús, acercarse
i
10
La ilustración puede verse aquí: https://zulehner.files.wordpress.com/2023/
03/mt8.jpg (consulta: 20-3-2023).
no
ñanza superior católica debe ofrecer esta oportunidad a todos sus
miembros, porque la acción implica compromiso y participación.
vi
Las universidades católicas son laboratorios para el futuro de la
di
Iglesia. Deben ofrecer a los estudiantes la oportunidad de actuar
como Iglesia. En las facultades de teología donde solo estudian lai-
bo
no
Elí, el sacerdote cualificado y respetado, quien recibe la llamada de
Dios, sino el joven e inexperto Samuel. Los jóvenes con sus visiones
vi
son esenciales para la vitalidad de la Iglesia, y estos jóvenes se en-
di
cuentran en los colegios católicos. ¿No es nuestra tarea animarles a
volverse hacia sus propias visiones? ¿No son los más pequeños los
bo
nidades gitanas cuya cultura está conformada por una tradición oral
más que escrita. Estos estudiantes aportan algo inesperado a nuestra
to
12
Zulehner, Kirchenvisionen, 16.
13
Gusztáv Kovács, «Why We Network: A Central European Perspective», en
Kristen E. Heyer, James F. Keenan y Andrea Vicini (eds.), Building Bridges in Sa-
rajevo (Nueva York: Orbis Books, 2019), 32-25.
X. Risas y esperanza
no
pregunta Sara dubitativa. Zulehner establece un paralelismo entre
su situación y la de la Iglesia: «¿Debe ser similar con nuestra Iglesia
vi
y, sobre todo, con su forma? ¿Puede una vieja forma de Iglesia dar a
di
luz aún a una nueva: como hija de la promesa divina? ¿Porque es su
Iglesia la que está en juego y su capacidad de actuar en el mundo de
bo
tiene rostro de Jano, pues nos ofrece tantos peligros como nuevas
lv
14
Zulehner, Kirchenvisionen, 131.
15
Ulrich Beck, Risk Society: Towards a New Modernity (Londres: Sage Publica-
tions, 1992).
16
Johann Baptist Metz, Memoria passionis: Ein provozierendes Gedächtnis in
pluralistischer Gesellschaft (Friburgo: Herder, 2006) (trad. esp.: Memoria passio-
nis. Una evocación provocadora en una sociedad pluralista [Santander: Sal Terrae,
2007]).
ayudarnos a soportar esa carga. Por último, frente a una cultura plu-
ralista, la universidad católica puede dar orientación, y en un mun-
do móvil, raíces profundas y nutritivas.
no
Hungría, se encuentran hoy en una posición privilegiada. En com-
paración con otros colegios y universidades, disponen de una gran
vi
cantidad de recursos. Puede que no sean financieros, pero a la larga
di
resultan ser mucho más importantes que cualquier recurso econó-
mico. En tiempos de crisis, podemos recurrir a la riqueza de las
bo
no
de las administraciones gubernamentales, que no ven la «teología»
como una disciplina que deba enseñarse como parte de las universi-
vi
dades; 2) la necesidad de una mejor coordinación entre las faculta-
des para definir las respectivas áreas de especialización; 3) la nece-
di
sidad de redefinir la educación teológica basándose en la lucha real
y las experiencias cotidianas del pueblo asiático; 4) las limitaciones
bo
para la Iglesia.
ria
to
1
Nuestro más sincero agradecimiento al profesor Lucien Legrand por revis-
ar este artículo y sugerir las correcciones necesarias para mejorar el texto.
Introducción
no
logía. A estas hay que añadir también los correspondientes institutos
teológicos protestantes y ortodoxos, como la Universidad de Seram-
vi
pore, la Asociación Teológica de Asia, el Colegio Teológico Unido de
di
Bangalore, el Seminario Ortodoxo de Kottayam, etc., con los que las
facultades católicas mantienen una fructífera cooperación. Las facul-
bo
2
Lucien Legrand, «Higher Biblical Studies in an Asian Setting», en Stanislas
Savarimuth, Joseph Titus y David Stanly Kumar (eds.), The Word is Near You.
Collected Papers of Lucien Legrand MEP, vol. 4 (Bangalore: St. Peter’s Pontifical
Institute, 2010), 399-406, aquí 401.
no
Por lo que se refiere al plan de estudios en las facultades católicas
vi
de la India, el Dicasterio para la Cultura y la Educación de Roma
di
proporciona a las facultades católicas indias un marco básico, al igual
que a las demás facultades católicas, y se deja que cada facultad for-
bo
3
Jesudas Athyal, Dryon Daughrity y V. V. Thomas, «Theological Education
in India: A Brief History, Exposition, and Constructive Analysis», Bangalore
Theological Forum 54 (2022) 31-44, aquí 37.
no
deseo de recibir algún tipo de formación teológica a través de pro-
gramas de formación a distancia. Varias instituciones han empezado
vi
a proponer programas de formación para laicos a través de la ense-
di
ñanza a distancia. Esta tendencia es alentadora, ya que ofrece la po-
sibilidad de que la comunidad más amplia de fieles se forme como
bo
4
Gnana Robinson, A Journey through Theological Education (Madrás: The
Christian Literature Society, 1989), 17-18.
II. Desafíos
no
giosa en la India es filosofía. El shankaracharya más conocido era fi-
lósofo y no teólogo. En consecuencia, nuestras facultades de teología
vi
no se consideran instituciones educativas. De ahí la dificultad de ser
di
reconocidas como parte de los estudios universitarios por la adminis-
tración india. En la práctica, los candidatos extranjeros que desean
bo
Corea del Sur, las universidades públicas acogen las disciplinas teo-
lógicas como una de sus áreas de estudio. Taiwán, Indonesia y Tai-
to
5
Huang Po Ho, «Struggle to Be a Genuine Instrument of Truth: Re-visioning
the Mission of Theological Education in Asia. A Case Study on Doing Theologi-
cal Education in University System», Theologies and Cultures 9 (2012) 7-36, aquí
11-12, y nota a pie de página 7 en p. 12.
no
educación teológica está confinada dentro de los muros de la Iglesia
y se considera un asunto religioso doméstico. Por lo tanto, se busca
vi
el reconocimiento público. La integración de la educación e investi-
di
gación teológicas en el ámbito de la educación pública (universidad)
se convierte en un símbolo de la imagen pública del cristianismo en
bo
6
Ravi Tiwari, «Sundry Reflections on New Trends in Theological Education
in India», New Life Theological Journal 8 (2018), 7-25, aquí 10-11.
no
relacionado con nuestras propias preguntas y un enfoque indio rela-
cionado con nuestros propios métodos. Dentro de los enfoques in-
vi
dios relacionados con nuestras propias preguntas, se pueden enu-
di
merar cinco enfoques: a) exégesis liberacionista, b) exégesis dalit,
c) exégesis tribal, d) exégesis feminista india y e) exégesis dialógica.
bo
7
S. Hayong, «Editorial», Indian Theological Journal 11 (2017) iv-v, aquí v.
8
La palabra dhvani significa literalmente ‘sonido’, ‘tono’, ‘eco’, etc., pero
ria
en estética significa ‘evocación’ o ‘un poema que evoca’. Así pues, dhvani es
básicamente una insinuación, una sugerencia silenciosa, y funciona más por
to
evocación que por implicación. Dhvani es una disposición específica del lengua-
je en la que el significado primario queda subordinado para que el significado
i
ed
evocado brille de forma prominente. Así pues, el verdadero dhvani tiene dos
características principales: 1) funciona sin negar ninguno de los significados
existentes (primarios o secundarios); y 2) su presencia es predominante. Es
decir, cuando el dhvani actúa, los demás significados, aunque presentes, pasan
a un segundo plano. La definición completa del dhvani en todas sus variedades
incluye la claridad de la manifestación y el predominio de la experiencia evoca-
da. Véase Francis Xavier D’Sa, «‘Dhvani’ as a Method of Interpretation», Bible
Bhashyam 5 (1979) 276-294, aquí 276; Anand Amaladoss, «Dhvani Method of
Interpretation and Biblical Hermeneutics», Indian Theological Studies 31 (1994)
199-217, aquí 201; Anand Amaladoss, Philosophical Implications of Dhvani: Ex-
perience of Symbol Language in Indian Aesthetics (Viena: E. J. Brill, 1984), 85.
9
Lucien Legrand, «Indian Approaches to Bible Interpretation: Review and
Prospects», en Stanislas Savarimuth, Joseph Titus y David Stanly Kumar (eds.),
no
a «trasladar el aprendizaje a lugares donde Dios actúa con la gente,
en sus necesidades y sufrimientos, resistiendo a la pecaminosidad
humana y encontrando alternativas inspiradoras»11.
vi
di
Al tiempo que se hace hincapié en el arraigo de la educación teoló-
gica en el suelo indio, no hay que descuidar la solidaridad y la coo-
bo
The Word is Near You. Collected Papers of Lucien Legrand MEP, vol. 4 (Bangalore:
St. Peter Pontifical Institute, 2010), 318-332.
10
Deena Bandhu Manchala, «Repurposing Theological Education for God’s
Mission», Bangalore Theological Forum 54 (2022), 76-88, aquí 80.
11
Manchala, «Repurposing Theological Education for God’s Mission», 84.
12
Athyal, Daughrity y Thomas, «Theological Education in India», 35.
no
mentarlas. Con demasiada frecuencia, los obispos parecen consi-
derar las facultades como un apéndice de la formación sacerdotal.
vi
Se menosprecia la competencia académica13.di
En la selección del personal, los obispos no tienen suficientemen-
te en cuenta la capacidad de contribuir a las necesidades teológicas
bo
13
Legrand, «Higher Biblical Studies in an Asian Setting», 401.
14
Pontifical Biblical Commission, The Interpretation of the Bible in the Church,
1993, publicado en Origins, 6 de enero de 1994, en https://catholic-resources.
org/ChurchDocs/PBC_Interp-FullText.htm (consulta: 3-6-2023). Trad. esp.: La
interpretación de la Biblia en la Iglesia (Madrid: PPC, 2005).
Conclusión
no
Lo que se dice de la educación en general es aplicable también a la
educación teológica en la Iglesia. Una educación teológica de cali-
vi
dad nutre una fe madura en Dios y allana el camino para una espiri-
tualidad genuina.
di
En su Constitución Apostólica Veritatis gaudium (La alegría de la
bo
15
Lalfakzuala, «Towards Relevant Theological Education in Post Modern
India: Challenges and Directions», en Lalfakzuala (ed.), Re-imagining Theological
Education in India (Bangalore: Omega Book World, 2019), 38-54, aquí 38.
16
Papa Francisco, Veritatis gaudium, 2017, en https://www.vatican.va/content/
francesco/es/apost_constitutions/documents/papa-francesco_costituzi-
one-ap_20171208_veritatis-gaudium.html, Prólogo n. 1 (consulta: 3-6-2023).
17
Papa Francisco, Veritatis gaudium, art. 1.1.
no
no en las escuelas rabínicas sino por su propia instrucción para llevar
a Israel su nueva y radical comprensión de la ley19. En resumen, Jesús
vi
expresa su intención de que en el reino de los cielos es necesaria la
di
asistencia de los escribas formados para ayudar a los creyentes ordi-
narios a comprender mejor los misterios del reino de los cielos20.
bo
Esta es la misión que llevan a cabo todas las facultades de teología del
mundo: formar escribas para el reino de los cielos.
er
esfera pública.
18
Manchala, «Repurposing Theological Education for God’s Mission», 80-81.
19
Craig L. Blomberg, Matthew: An Exegetical and Theological Exposition of Ho-
ly Scripture, New American Commentary, vol. 22 (Nashville: Broadman & Hol-
man Publishers, 2001), 224.
20
Douglas R. A. Hare, Matthew: Interpretation: A Biblical Commentary for
Teaching and Preaching (Louisville: John Knox Press, 1993), 159.
no
necesidad de una forma diferente de conocer la realidad, ya no
desinteresada por las cuestiones del sentido de la existencia en sus
vi
aspectos éticos, psicosociales, ecológicos y políticos articulados.
En efecto, la teología muestra la plausibilidad de la religión como
di
visión del mundo y de la vida. En esto, es análoga a otros saberes
si contribuye a la educación de una capacidad crítica y a la formu-
bo
método fenomenológico-comparativo.
to
no
teóricas, éticas e ideológicamente simplistas, hasta rayar en la vio-
lencia del pensamiento único. Para diseñar una educación a la altura
vi
de los retos de la complejidad posmoderna, conviene repensar el
di
futuro de la universidad/escuela como sujeto educativo y social par-
tiendo de una doble referencia esencial.
bo
no
hacer florecer con su extraordinaria singularidad.
Por tanto, la universidad del futuro debe tener el valor de rehabi-
vi
litar su relación con la sociedad y las instituciones, aunque sea ar-
di
duo, como arduo es el camino de la existencia. No debe esconderse
tras la «burocracia» de los procedimientos, sino convertirse en un
bo
no
tratables según ese procedimiento cognoscitivo particular que es la
demostración racional. Ello no conduce, según un prejuicio ilustra-
vi
do, a un juicio de irrelevancia de la teología por no corresponder a
di
los solos instrumentos de la racionalidad estándar, sino que, si aca-
so, insta a reflexionar sobre los límites e incompletitud de tal racio-
bo
ción de ser una disciplina que no puede compararse con otras por
su pretensión de tener visiones globales y explicaciones totales que
ria
2
Cf. Pierre Gisel, La teologia: Identità ecclesiale e pertinenza pubblica (Bolonia:
EDB, 2009), 141-174.
no
cristiana en relación con los principios rectores, las prácticas de vida
y las expectativas de toda una sociedad, ha exigido que la reflexión
vi
teológica sea capaz de elaborar modelos cognoscitivos capaces de
di
suscitar interés y abrir espacios de diálogo, de encuentro, incluso
conflictivos. En este sentido, la historia de la teología ha atestiguado
bo
3
Cf. Thomas Kuhn, La struttura delle rivoluzioni scientifiche: Come mutano le
idee della scienza (Turín: Einaudi, 1978), 29-30; 90-118 (trad. esp.: La estructura
de las revoluciones científicas: cómo cambian las ideas de la ciencia (México DF: FCE,
2
2004]); Edgar Morin, Il metodo, vol. 4: Le idee: Habitat, vita, organizzazione, usi e
costumi (Milán: Raffaello Cortina, 2008), 233-236 [trad. esp.: El método, vol. 4:
Las ideas: hábito, vida, organización, usos y costumbres (Madrid: Cátedra, 1992)].
no
como la antropología de la religión, la sociología y psicología de la
religión y la filosofía de la religión ofrecen un abanico articulado de
vi
materias para el estudio y análisis de la religión, es porque el estudio
di
científico de la religión ha superado la hipoteca anterior de un en-
foque metodológico entendido en sentido funcionalista y reduccio-
bo
no
ver cómo el estudio universitario de la religión y la teología puede
legitimarse por una «epistemología de frontera», en el sentido de
vi
que se hace patente la imposibilidad de comprender y, si acaso, ex-
di
plicar la realidad desde un único punto de vista. Frente a esta expe-
riencia providencial del límite cognoscitivo, que puede transformar-
bo
4
Se puede estar de acuerdo con lo que señala Erik Borgman («La teología,
una disciplina en los límites», Concilium 315 (2006) 161-172, aquí 162-163:
«La teología es una disciplina que se sitúa en los límites de las disciplinas aca-
démicas y de otros sistemas de pensamiento y conocimiento orgánica y si-
stemáticamente establecidos. [...] El incremento de conocimiento no hace obso-
letas las cuestiones teológicas, sino que nos confronta con nuevas cuestiones
teológicas. Entre las más importantes de estas nuevas cuestiones se encuentra la
siguiente: ¿cómo podemos relacionar la pluralidad de perspectivas, explicacio-
nes e interpretaciones, que innegablemente enriquecen nuestro conocimiento
pero también aumentan nuestra incertidumbre y carencia de conocimiento, con
la verdad en cuanto objeto anhelado por la humanidad y que la tradición cristi-
na identifica, en última instancia, con Dios?».
403/81
Concilium 402/ 697
CARMELO DOTOLO
no
tidad abierta, que no se contenta con permanecer dentro de los
esquemas de lo fenoménico. Es decir, que la teología conduce por
vi
los caminos del descubrimiento de la alteridad de la verdad y del
di
sentido que no se cierran en sí mismos, indicando un «hacia-algo»
que tiene el signo de lo infinito y de lo inaudito, que, por eso, tiene
bo
no
lidad, con categorías y terminologías similares a las que se utilizan en
el cristianismo. No se trata solo de establecer analogías o diferencias,
vi
sino de entrar en la trama de los contenidos que reflexionan sobre el
di
imaginario de la singularidad del cristianismo, cuya especificidad
viene dada en la diferencia de su perspectiva y no en el ideal de un
bo
6
Cf. Carmelo Dotolo, Teologia delle religioni (Bolonia: EDB, 2021).
no
homogéneamente o en una asimetría inconmensurable. En otras pa-
labras, la reflexión teológica, además del conocimiento de los dife-
vi
rentes contenidos de las religiones (comparaciones heurísticas sobre
una base histórico-fenomenológica), está invitada a crear las condi-
di
ciones para una interacción conceptual capaz de interpretar y tema-
tizar de manera más adecuada el valor y la finalidad de la experien-
bo
Conclusión
no
para la inteligibilidad del mundo, parece claro que la cuestión de su
relevancia cognitiva está ligada a la capacidad de la teología para re-
vi
pensar el modus vivendi en un contexto de pluralidad de visiones del
di
mundo y de la vida. Lo importante es la disposición a participar en la
traducción cooperativa de contenidos importantes para el ethos civil,
bo
vel, la reflexión teológica puede ayudar a que las teorías del conoci-
miento no se conviertan en explicaciones totales de la realidad, habi-
ria
no
ben conformar la teología. De las conversaciones y los interrogantes
propios de la colonización de Canadá surgen nuevas cuestiones y
vi
retos que ponen en tela de juicio la concepción tradicional del cris-
di
tianismo y las epistemologías y métodos teológicos.
bo
er
lv
Introducción
ria
no
I. TST: Teología en una institución pública de investigación
vi
Impulsada por el movimiento ecuménico del siglo XX y el desarrollo
di
de facultades de teología no centradas exclusivamente en la forma-
ción seminarística, la TST abrió sus puertas en septiembre de 19691.
bo
1
Alan L. Hayes, «The Evolution of Governance at the Toronto School of
Theology, 1969-2014», Toronto Journal of Theology 37 (2021) 51-84, aquí 65.
2
Hayes, «The Evolution», 57.
no
Sin embargo, al igual que otras disciplinas de la universidad, el
impacto de la teología está cada vez más determinado por el cum-
vi
plimiento de objetivos que sirven a la economía de mercado: creci-
di
miento económico, desarrollo tecnológico, valores empresariales,
puestos de trabajo y competencias, capital humano5. Aunque la teo-
bo
3
Ibíd., 72.
4
Gilles Routhier, «Between Research Impact and Rootedness in the Com-
munity», Toronto Journal of Theology 36 (2020) 125-137, aquí 126.
5
Ibíd., 127.
6
Ibíd., 130.
no
no pueden limitarse a transmitir conocimientos, habilidades y
experiencias de hombres y mujeres que desean crecer en su con-
vi
ciencia cristiana, sino que deben desarrollar la urgente tarea de
elaborar instrumentos intelectuales capaces de proponerse como
di
paradigma de acción y pensamiento8.
bo
7
Ibíd., 132.
8
Papa Francisco, Veritatis gaudium, n. 5, citado en Routhier, «Between Re-
search Impact and Rootedness», 132.
9
«150 Years of Immigration in Canada», 29 de junio de 2016, en https://www150.
statcan.gc.ca/n1/pub/11-630-x/11-630-x2016006-eng.htm (consulta: 14-3-2023).
no
centros urbanos como Toronto, Montreal, Winnipeg y Vancouver. En
el censo canadiense de 1961, el 1 % de la población era judía, el
vi
0,66 % asiática, el 1,2 % de la Primera Nación y el 1,3 % pertenecía a
di
la categoría «otros»10. No fue hasta el censo canadiense de 1981 cuan-
do se incluyó realmente a budistas, hindúes, musulmanes y sijs. En-
bo
multiplicó por más de diez. Como observa Jenny Daggers, «las mi-
lv
10
Census of Canada, 1961, en http://publications.gc.ca/collections/collec-
tion_2017/statcan/CS92-521-1961.pdf (consulta: 14-3-2023).
11
Jenny Daggers, Postcolonial Theology of Religions: Particularity and Pluralism
in World Christianity (Londres: Routledge, 2013), 1.
no
espacio compartido, la jerarquía, el patriarcado, el poder o el racis-
mo, no solo en la sociedad sino también en el seno de las iglesias,
vi
son solo algunos ejemplos de cuestiones que surgen continuamente.
Las tensiones creativas, y a menudo incómodas, debidas a las dife-
di
rencias hablan de las comunidades teológicas del Canadá actual.
bo
no
ante el descubrimiento de una fosa común sin nombre con los cadá-
veres de 215 niños indígenas en el emplazamiento de un antiguo
vi
internado en Kamloops, Columbia Británica. Aunque la presencia
di
de fosas comunes sin nombre era conocida por las comunidades
indígenas, el «descubrimiento» por parte de los colonos canadienses
bo
reconciliación.
i
ed
no
niños indígenas, había que separarlos de sus familias y comunidades
para iniciarlos en el hábitat supremacista blanco de la Iglesia y el
vi
Estado15. El proyecto de «civilización agresiva» requería la erradica-
di
ción de la cultura, la lengua y las espiritualidades indígenas y su
sustitución por la cultura blanca superior, inglesa o francesa, y la re-
bo
Reconoció los daños sufridos por los alumnos del sistema de inter-
ed
15
Ibídem.
16
Truth and Reconciliation Commission: Calls to Action, 2015, en https://
www2.gov.bc.ca/assets/gov/british-columbians-our-governments/indige-
nous-people/aboriginal-peoples-documents/calls_to_action_english2.pdf (con-
sulta: 4-3-2023). Las futuras referencias a este texto se indicarán entre parénte-
sis en el texto.
no
iglesias cristianas que dirigían las escuelas. La primera es que el Papa
pida perdón por «el papel de la Iglesia católica romana en el abuso
vi
espiritual, cultural, emocional, físico y sexual de los niños de las
di
Primeras Naciones, inuit y métis en los internados católicos» (CVR
58)19. Esto se logró finalmente en julio de 2022, cuando el papa
bo
17
Brian McDonough, «The Truth and Reconciliation Commission of Cana-
da», en Michel Andraos (ed.), The Church and Indigenous Peoples in the Americas,
In Between Reconciliation and Decolonization (Eugene: Wipf and Stock, 2019),
56-77, aquí 60.
18
El 30 de marzo de 2023, el Dicasterio para la Cultura y la Educación y la
Promoción del Desarrollo Humano Integral emitió una Declaración Conjunta en
la que repudiaba la doctrina del descubrimiento, en https://press.vatican.va/
content/salastampa/en/bollettino/pubblico/2023/03/30/230330b.html (consul-
ta: 2-6-2023).
19
Véase Chanelle Robinson, «‘Papa Don’t Preach:’ Imagining a Theology of
Apology in Canada», Toronto Journal of Theology 35 (2019) 9-24.
no
premacía blanca. Este proyecto, que dio lugar al sistema de interna-
dos, ha sido calificado de «genocidio» por el papa Francisco tras su
vi
visita a Canadá20. Este proyecto fue informado por la teología y la
praxis cristianas, por lo que la desvinculación de la teología de un
di
proyecto y una práctica genocidas se ha convertido en la cuestión
bo
20
Philip Pullela, «Pope Says Genocide Took Place at Church Schools in Ca-
nada for Indigenous Children», 30 de junio de 2022, en https://www.reuters.
com/world/pope-says-genocide-took-place-church-schools-canada-indige-
nous-children-2022-07-30 (consulta: 10-6-2023).
21
Véase Walter D. Mignolo, «Delinking», Cultural Studies 21 (2007) 449-514.
22
Vine Deloria, Custer Died for Your Sins: An Indian Manifesto (Nueva York:
Scribner, 2017).
no
Conclusión
vi
Este artículo muestra algunas oportunidades, retos y direcciones a
di
las que se enfrenta la teología académica en la TST y en Canadá en
general. Quizá la cuestión más urgente que hay que abordar si se
bo
er
23
Achiel Peelman, L’Esprit est Amerindien (Montreal: Mediaspaul, 2004), 12.
24
Algunos ejemplos de investigación en este ámbito: Adrian Jacobs, «The
lv
Meeting of the Two Ways», en James Treat (ed.), Native and Christian: Indigenous
Voices on Religious Identity in the United States and Canada (Nueva York: Routled-
ria
1995); Gregory Baum y Harold Wells (eds.), The Reconciliation of Peoples: Cha-
llenges in the Churches (Maryknoll: Orbis Books, 1997); Jeff Corntassel (ed.),
i
ed
no
(Traducido del inglés por José Pérez Escobar)
vi
di
bo
er
lv
ria
i to
ed
S i bien hay razones audibles por las que la teología lucha por en-
contrar un lugar reconocido en el mundo académico de las socie-
dades actuales, resulta más difícil comprender por qué el discurso
teológico ha tenido tan escasa repercusión en la vida de la Iglesia. Sin
no
embargo, la misión de la investigación teológica, como la de la exége-
sis, es contribuir a la «maduración del juicio de la Iglesia» (Dei Ver-
vi
bum 12), que ejerce el magisterio episcopal. ¿Cómo concebir una inves-
tigación teológica que aporte elementos de reflexión a los responsables
di
de la comunidad eclesial, sin dar la impresión de ocupar su lugar?
Nuestra reflexión nos invita a partir de nuevo del principio conciliar
bo
Introducción
i
ed
no
ven obstaculizadas por la rutina; etc. El resultado es la impresión de
que la actividad teológica es, por una parte, una amenaza para la vida
vi
de la comunidad eclesial y debe ser combatida censurando el discur-
di
so innovador, y que, por otra, no aporta nada sustancial a la vida de
los creyentes y de los ciudadanos.
bo
1
Sobre este tema, véase, entre otros, Jean Richard, «Magistère de l’Église et
régulation de la foi», Laval Théologique et Philosophique 69 (2013) 449-457; Re-
né-Michel Roberge, «Pour une théologie du Magistère: un aggiornamento mal
engagé?», en Thomas R. Potvin y Jean Richard (eds.), Questions actuelles sur la
foi (Montreal: Fides, 1984), 217-236; Jean Richard, «La régulation de la foi: une
fonction sacramentelle», en Jean-Claude Petit y Jean-Claude Breton (eds.), En-
seigner la foi ou former des croyants? (Montreal: Fides, 1989), 83-95.
no
la Iglesia [ut quasi praeparato studio, iudicium Ecclesiae mature-
tur]. En efecto, todo lo que se refiere al modo de interpretar la Escri-
vi
tura está sometido en última instancia al juicio de la Iglesia, que ejerce
di
el ministerio y el mandato divinamente recibidos de custodiar la
Palabra de Dios y de interpretarla3.
bo
2
La relación entre el trabajo exegético y la teología necesita todavía una
to
no
ción» se hace realidad manteniendo el carácter dado de la Palabra de
Dios, que se da a través de las Sagradas Escrituras6 pero que no se
vi
somete a la conquista de una investigación/ búsqueda dentro de los
di
límites de la mera razón.
La investigación teológica se enfrenta hoy, como en el pasado, a
bo
otro desafío: «la escucha del Espíritu Santo y de las necesidades más
profundas y de los interrogantes más penetrantes de la familia hu-
er
5
¿Quién es esta Iglesia cuya misión es custodiar e interpretar la Sagrada Escri-
to
tura? A priori, pensamos en el Magisterio. Puede estar implícito, pero el texto con-
ciliar es más amplio. Nos parece que el ministerio de la Iglesia aquí mencionado
i
ed
incumbe a todo el pueblo de Dios. De hecho, el papa Benedicto XVI señaló que «el
pueblo de Dios precede a los teólogos y todo esto gracias a ese sobrenatural sensus
fidei, es decir, a la capacidad infusa del Espíritu Santo, que habilita para abrazar la
realidad de la fe, con la humildad del corazón y de la mente. En este sentido, el
pueblo de Dios es “magisterio que precede”, y que después la teología debe profun-
dizar y acoger intelectualmente». Véase Benedicto XVI, Audiencia general: Juan Duns
Scoto, 7 de julio de 2010, en https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/au-
diences/2010/documents/hf_ben-xvi_aud_20100707.html (consulta: 1-6-2023).
6
Sobre la importancia de la «donación», véase Jean-Luc Marion, Étant
donné: Essai d’une phénoménologie de la donation (París: PUF, 22013).
7
Papa Francisco, Veritatis gaudium, 2017, en https://www.vatican.va/con-
tent/francesco/es/apost_constitutions/documents/papa-francesco_costituzio-
ne-ap_20171208_veritatis-gaudium.html (consulta: 1-6-2023), Proemio § 4.
no
pausa para el discernimiento, es decir, para investigar, indagar, orar y
dialogar a todos los niveles. De este modo se aprovecharía la misión
vi
específica de la investigación teológica en la vida de la Iglesia9.
di
Además de la cuestión del cambio de época, existe una conciencia
más aguda y visible de las diferencias en los contextos sociales y
bo
8
Papa Francisco, Veritatis gaudium, Proemio § 3.
9
El actual sínodo, inaugurado en octubre de 2021, parece responder a esta
expectativa.
10
Un ejemplo de este enfoque lo ofrece Rodrigue Naortangar, Offenbarung
interkulturell: Die dogmatische Konstitution ‘Dei verbum’ im Dialog mit dem Chris-
tus-Modell von Fabien Eboussi Boulaga (Tyrolia, 2018), 333-337.
no
Espíritu Santo quiere indicar a toda la Iglesia12.
vi
di
II. Inercia en el diálogo intraeclesial de la vida
bo
11
La metáfora espacial, palabra de «lo alto», rechazada por Richard, «Magis-
tère de l’Église», 451-452, no evacúa la trascendencia ni vacía de contenido el
carisma específico de la «presidencia» (cf. Rom 12; 1 Corintios 12).
12
A este respecto, Richard, «Magistère de l’Église», 449-452, utiliza el argu-
mento sociocultural del cambio cultural en curso para justificar el cuestiona-
miento de un discurso que viene de arriba. En este punto, continúa la argumen-
tación de René-Michel Roberge, «Pour une théologie du Magistère», 217-236.
Nuestro argumento es más bien bíblico.
13
A título ilustrativo, cabe señalar que a pesar del Monitum de 1962 sobre la
obra de Teilhard de Chardin, los papas Pablo VI, Juan Pablo II, Benedicto XVI y
no
que la misión expuesta anteriormente, con todo lo que está en jue-
go, se ve comprometida. Las consecuencias son múltiples: una co-
vi
munidad eclesial estancada en una comprensión anticuada de la
di
Sagrada Escritura y de la comprensión de la fe; una interpretación
de la esperanza cristiana en contradicción con la sociedad contem-
bo
Francisco citan las obras del científico-filósofo y teólogo que se atrevió a propo-
ner una visión unificada en la que convergen la ciencia, la filosofía y la teología
ria
no
dad de la comunidad, cuya tarea es dar voz a cada componente
eclesial15. La investigación hermenéutica ha puesto claramente de
vi
relieve la importancia del orador y del lugar desde el que habla.
di
La clericalización de la teología profesional es ciertamente un he-
cho histórico en la Iglesia católica, pero su oferta de un enfoque crí-
bo
no
irrelevante o sin importancia. Sin embargo, en todos los ámbitos,
una posición de escucha de la jerarquía permitiría a la investigación
vi
teológica enriquecer la vida eclesial de manera profética, en el senti-
di
do de que la volvería a situar constantemente en la vara crítica del
Evangelio y despertaría en ella la capacidad de escuchar las pregun-
bo
no
se enfrenta. La Iglesia católica es un eco de ello. ¿Cómo podemos
«proclamar» hoy el Evangelio a esta sociedad para que sea realmen-
vi
te una «buena noticia»? La actual experiencia sinodal es sin duda un
di
experimento en toda la Iglesia de diálogo intraeclesial fructífero. En
el contexto específico de mi ponencia, la retroalimentación de las
bo
lar las cartas paulinas (Rom 12; 1 Corintios 12), nos trazan el modelo
que confirma Lumen gentium21. En primer lugar, la naturaleza orgánica
del conjunto invita a desterrar el carácter «absoluto» atribuido a un
ministerio o carisma particular. En segundo lugar, no perder de vista la
19
Cf. Pablo VI, Dei Verbum, 12.
20
Secretaría General del Sínodo, ¡Ensancha el espacio de tu tienda! (Is 54,2):
Documento de trabajo para la Etapa Continental, 2022, en https://laicos.conferen-
ciaepiscopal.es/wp-content/uploads/2022/10/Documento-de-trabajo-para-la-Eta-
pa-Continental-del-Sinodo.pdf (consulta: 1-6-2023).
21
Cf. Pablo VI, Lumen gentium, 12.
no
expresar? Como sabemos, pensar por uno mismo es la antítesis de la
voluntad de poder. Ambas cosas no se llevan bien. Reconocer la pri-
vi
macía del papel y de la acción del Espíritu Santo cambiaría el curso
di
de las relaciones entre los miembros de la Iglesia, en particular entre
los teólogos y el episcopado. No cabe duda de que, a este respecto, la
bo
rios como, por un lado, se arroja la luz que ilumina y, por otro, se
ed
no
de comunión, que es la esencia misma de la Iglesia25. En efecto, es
desde la perspectiva de la comunión como mejor se comprende el
vi
papel de los fieles laicos (hombres y mujeres), de los fieles consagra-
di
dos y de los fieles ordenados en el acto teologal. Ahora bien, la co-
munión de dones (incluido el acto teologal) en la Iglesia es obra del
bo
Conclusión
i
ed
24
En el África Occidental francófona, por ejemplo, ninguna mujer teóloga es
profesora-investigadora permanente en una institución teológica de la Iglesia
católica.
25
La intuición del Concilio Vaticano II sigue siendo un polo crítico de la
acción pastoral de la Iglesia, aunque la complejidad de una eclesiología de co-
munión sea un hecho; véase Dennis Doyle, Communion Ecclesiology: Vision and
Versions (Nueva York: Orbis, 22003).
26
Congar, «Tradition et ouverture», 57.
no
bros de la Iglesia. En tercer lugar, la actitud del Vaticano II, que se
negó a pronunciar anatemas. Así, al formular y articular la fe del
vi
pueblo de Dios, el «primer magisterio» gracias a su sensus fidei so-
di
brenatural27, el trabajo de los teólogos podrá contribuir a la madura-
ción del juicio de la Iglesia según los deseos de Dei Verbum 12. Los
bo
27
Cf. Benedicto XVI, Audiencia general: Juan Duns Scoto.
no
des que respeten toda la diversidad y la gama de identidades de sus
miembros. Aunque encomiables y necesarios, estos esfuerzos por
vi
promover el bien común y la justicia en la sociedad son hipócritas e
inútiles si los teólogos no intentan seriamente promover la justicia y
di
el bien común dentro de la propia academia. Dicho de otro modo, el
giro de la teología contemporánea hacia la praxis debe volverse hacia
bo
E
n el conocido ensayo «¿Es posible otro tipo de universidad?»
ria
no
hacer justicia y servir al bien común.
En la primera parte de este artículo, hablo del giro de la teolo-
vi
gía hacia la praxis y de cómo los departamentos y escuelas de
di
teología sirven al bien común y promueven la justicia ad extra, o en
el mundo más allá de los pasillos de la universidad. En el «meollo»
bo
1
Ignacio Ellacuría, «Is A Different Kind of University Possible?, en John J.
Hassett y Hugh Lacey (eds.), Towards a Society That Serves Its People: The Intellec-
tual Contribution of El Salvador’s Murdered Jesuits (Washington: Georgetown Uni-
versity Press, 1991), 177-207, aquí 178.
2
Gerald J. Beyer, Just Universities: Catholic Social Teaching Confronts Corpora-
tized Higher Education (Nueva York: Fordham University Press, 2021).
no
otro mundo. Por el contrario, las teologías feministas contemporá-
neas «no solo reflexionan sobre la praxis, sino que buscan activa-
vi
mente ser una forma de praxis» que coopere con la obra salvadora
di
de Dios hacia «la emancipación y la transformación» y «nuevas for-
mas de florecimiento»4. Asimismo, los teólogos de la liberación lati-
bo
que conduce hacia un orden social más justo», como dijo Miguel de
i
ed
3
Véase, por ejemplo, Hakan Ergül y Simten Coşar (eds.), Universities in the
Neoliberal Era: Academic Cultures and Critical Perspectives (Londres: Palgrave
Macmillan UK, 2017).
4
Rebecca Chopp, «Praxis», en Letty M. Russell y J. Shannon Clarkson
(eds.), Dictionary of Feminist Theologies (Louisville: Westminster John Knox
Press, 1996), 221-222, aquí 222.
5
Citado en María Clara Lucchetti Bingemer, Latin American Theology: Roots
and Branches (Maryknoll: Orbis, 2016), 4.
6
Bingemer, Latin American Theology, 3-4.
7
Ibíd., 46.
no
conferencias públicas, simposios, prácticas y aprendizaje basado en
la comunidad que se enfrentan a problemas acuciantes como el ra-
vi
cismo y la supremacía blanca, la destrucción del medio ambiente,
di
las injusticias económicas, los derechos de las personas LGBTQ+, la
lacra de los conflictos violentos y la necesidad de decolonizar la aca-
bo
8
Miguel A. De La Torre, Doing Christian Ethics from the Margins (2.ª edición
revisada y ampliada, Maryknoll: Orbis Books, 2004), 21.
9
Véase, por ejemplo, Kwok Pui-lan (ed.), Teaching Global Theologies: Power
and Praxis (Waco: Baylor University Press, 2015).
10
Sobre esta última cuestión, véase https://www.insidehighered.com/blogs/
higher-ed-gamma/decolonizing-academy (consulta: 7-5-2023).
11
American Academy of Religion, «Status of Women in the Profession Com-
mittee», en https://www.aarweb.org/AARMBR/About-AAR-/Working-Groups/
no
solo han escrito sobre inmigración, sino que han acompañado a mi-
grantes en la frontera y han producido impactantes documentales
vi
denunciando su difícil situación. Muchos teólogos de la liberación
di
latinoamericanos han insistido en que la teología debe hacerse en
solidaridad real y en contacto con los pobres, lo que podría incluir
bo
732-Member-Constituencies/Status-of-Women-in-the-Profession-Committee.
ed
aspx.
12
Sharon A. Bong, «The Ecclesia of Women in Asia: Liberating Theology»,
en Linda Hogan y Agbonkhianmeghe E. Orobator (eds.), Feminist Catholic Theo-
logical Ethics: Conversations in The World Church (Maryknoll: Orbis, 2014), 64-
72, aquí 68.
13
Miguel A. De La Torre, Trails of Hope and Terror, V1 Educational Media,
2017; Daniel Groody et al., One Border, One Body: Immigration and the Eucharist
(South Bend: University of Notre Dame, 2008).
14
Bingemer, Latin American Theology, 36.
15
Véase, por ejemplo, Elisee Rutagambwa, «The Role of a Theologian in
Genocide Prevention: Theology in Postgenocide Rwanda», Horizons 47 (2020)
76-89; Zorica Maros, «After the War: The Responsibility and Competence of
no
ecológica, los teólogos deben poner de su parte para reparar el que-
branto de la creación de Dios. Sin embargo, estos esfuerzos son hi-
vi
pócritas y, en última instancia, inútiles si los teólogos no intentan
di
encarnar los valores que los sustentan dentro del propio departa-
mento o facultad de teología. Por ejemplo, los teólogos no podemos
bo
no
posibilidades. El propio proceso de admisión a la universidad está
repleto de prácticas injustas que pasamos por alto. El acceso des-
vi
igual e injusto a la educación existe mientras nosotros, los teólogos
di
(con algunas excepciones), hablamos elocuentemente de la opción
preferencial por los pobres y nos contentamos con enseñar a estu-
bo
diantes acomodados.
er
Los teólogos critican con razón a la Iglesia por sus fallos a la hora de
proteger a las personas de la violencia sexual, pero asumen que se
ria
trabajo sobre este tema, ¿se comprometerían todos los teólogos aca-
i
ed
16
M. Cathleen Kaveny, «Appropriation of Evil: Cooperation’s Mirror Ima-
ge», Theological Studies 61 (2000) 280-313. Argumento este punto con más
detenimiento en Beyer, Just Universities, 62-63.
17
Cecilia González-Andrieu, «I Am Done Being Polite», Conversations in Je-
suit Higher Education, 1 de marzo de 2022, https://conversationsmagazine.org/
im-done-being-polite-88faeb0fbc53 (consulta: 7-5-2023).
18
Véase, por ejemplo, Elisabeth T. Vasko, Beyond Apathy: A Theology for Bys-
tanders (Mineápolis: Augsburg Fortress Publishers, 2015); Jennifer Beste, Colle-
no
tras propias casas, ya que no requiere el mismo tipo de introspección
y riesgo que enfrentarse al sufrimiento y la opresión de los que somos
vi
directamente cómplices y de los que a veces nos beneficiamos. En su
di
innovador libro de 2015 University Ethics, el especialista en ética cató-
lica James Keenan, S.J., admite que un ensayo de su colega M. Shawn
bo
ge Hookup Culture and Christian Ethics: The Lives and Longings of Emerging Adults
(Oxford: Oxford University Press, 2017); Megan K. McCabe, «A Feminist Ca-
tholic Response to the Social Sin of Rape Culture», Journal of Religious Ethics 46
(2018) 635-657.
19
Aporto datos y una argumentación más sólida en torno a las cuestiones
concretas mencionadas en los párrafos anteriores en Beyer, Just Universities.
20
James F. Keenan, University Ethics: How Colleges Can Build and Benefit from
a Culture of Ethics (Rowman & Littlefield, 2015), 58. Se refiere a M. Shawn
Copeland, «Collegiality as a Moral and Ethical Practice», en James F. Keenan y
Joseph Kotva (eds.), Practice What You Preach: Virtues, Ethics, and Power in the
Lives of Pastoral Ministers and Their Congregations (Franklin: Sheed & Ward,
1999), 315-332.
no
a la disciplina de la teología suelen mostrar una preocupación mucho
mayor por la justicia y el bien común dentro de la enseñanza superior
vi
a través de su propia investigación, su participación en estructuras de
di
gobierno compartido y su defensa.
Hay un número pequeño pero creciente de teólogos que escriben
bo
21
James F. Keenan, «Impasse and Solidarity in Theological Ethics», CTSA
Proceedings (2009) 47-60, aquí 59.
22
James F. Keenan, «Vulnerable to contingency», Journal of the Society of
Christian Ethics 40 (2020) 221-236, aquí 235.
23
Véanse, por ejemplo, las notables contribuciones a estos volúmenes:
Matthew Gaudet y James F. Keenan (eds.), «Special Issue: University Ethics»,
Journal of Moral Theology 9 (2020), y Matthew Gaudet y James F. Keenan (eds.),
«Special Issue: Contingent Faculty», Journal of Moral Theology 8 (2019).
no
tructuras neoliberales castigan la sana disidencia y recompensan
los logros académicos individuales (interpretados en sentido es-
vi
tricto como la publicación en revistas de «alta calidad», editoriales
di
académicas y la obtención de becas prestigiosas), lo que confiere
prestigio a la institución. Estas estructuras presionan a los teólogos
bo
24
Véase Beyer, Just Universities, 74-77.
25
Ibíd., 22-23.
26
Keenan, University Ethics, 58-62.
27
Viktor Emil Frankl, El hombre en busca de sentido (Barcelona: Herder, 32015), 97.
no
posible a partir de los testigos vivos que conocemos. Los ideales
que guían la conciencia no residen en los cielos estrellados, sino en
personas reales a las que admiramos28.
vi
di
Los jóvenes se han disgustado, con razón, con sus tradiciones reli-
bo
28
William C. Spohn, «Developing a Moral Conscience in Jesuit Higher Ed-
ucation», en Martin R. Tripole (ed.), Jesuit Education 21: Conference Proceedings
of the Future of Jesuit Higher Education (Filadelfia: Saint Joseph’s University,
2000), 389-416, aquí 393.
29
Sínodo de los Obispos, Justice in the World, 1971, n. 40, en https://www.
cctwincities.org/wp-content/uploads/2015/10/Justicia-in-Mundo.pdf (consulta:
19-5-2023).
no
tigación cualitativa de Linda Mercadante con profesores cesados a la
fuerza de seminarios y universidades tanto protestantes como cató-
vi
licos reveló de manera uniforme un profundo sentimiento de «des-
di
ilusión» y «traición» entre ellos. Muchos de estos profesores aban-
donaron sus iglesias como consecuencia de la discordancia entre las
bo
30
Benedict XVI, «Meeting with Catholic Educators: Conference Hall of the
Catholic University of America in Washington, D.C.», 2008, en http://w2.vati-
can.va/content/benedict-xvi/es/speeches/2008/april/documents/hf_ben-xvi_
spe_20080417_cath-univ-washington.html (consulta: 7-5-2023). Este párrafo
sigue de cerca mi argumento en Beyer, Just Universities, 12-14.
31
Véase Beyer, Just Universities, 79-83. Mi definición de escándalo es deudo-
ra de Kaveny, «Appropriation of Evil», 285-286.
32
Linda Mercadante, «I Wasn’t Planning on Becoming Spiritual but not Reli-
gious: The Human Cost of Forced Termination in Religiously-affiliated Higher Ed-
ucation», Political Theology Network, 7 de abril de 2022, en https://politicaltheology.
com/i-wasnt-planning-on-becoming-spiritual-but-not-religious-the-hu-
man-cost-of-forced-termination-in-religiously-affiliated-higher-education/ (consul-
ta: 7-5-2023).
Conclusión
no
pregnada del lenguaje de la misión jesuita y católica de la institu-
ción, ha generado intentos de adoptar políticas similares en los
vi
campus católicos. Los estudiantes, el profesorado y el personal se
di
unen cada vez más para hacer frente a las injusticias en nuestros
campus, aunque representen una pequeña pero ruidosa minoría34.
bo
que enseñan.
33
Tomo prestado el término «justicia doméstica» y lo extiendo a las insti-
tuciones de educación superior de Agbonkhianmeghe E. Orobator, «Caritas in
Veritate and Africa’s Burden of (Under)Development», Theological Studies 71
(2010) 320-334.
34
Véase Beyer, Just Universities, 83-89, y otras partes del libro en las que se
analizan prácticas prometedoras.
35
Véase https://laudatosiuniversities.com/step-4-university-planner/ y https://
laudatosiuniversities.com/step-2-university-lsgs/goal-3/ (consulta: 7-5-2023).
no
tedra que dialogue con saberes ancestrales contribuyendo desde
allí a la lucha contra el combate al racismo sistémico y estructural
vi
de nuestra academia teológica latinoamericana.
di
bo
er
Introducción
lv
1
Ronilso Pacheco, Teologia Negra: O sopro antirracista do Espírito (Brasília: No-
vos Diálogos/São Paulo: Recriar, 2019).
no
mente en lo concerniente al combate al racismo sistémico-estructu-
ral, a los epistemicidios3, a la formación de un pensamiento crítico
vi
y a la inclusión de otros saberes. Mediremos ese impacto a partir de
di
dos vertientes: 1) Si los temas planteados en sus opciones de grado
asumen saberes ancestrales de la diáspora africana y temas relacio-
bo
2
En este caso, se analiza el programa presencial de teología de la Universi-
dad Santo Tomás, de Bogotá, Colombia.
3
Ramón Grosfoguel, «Racismo/sexismo epistémico, universidades occiden-
talizadas y los cuatro genocidios/epistemicidios del largo siglo XVI», Tabula Rasa:
Revista de Humanidades 19 (2013) 31-58, en https://www.redalyc.org/pdf/396/
39630036002.pdf (consulta: 13-6-2023).
no
como esclavos, buenos para hacer trabajos pesados, que hacen parte
de la enseñanza de la historia, asignatura en la que habían desapare-
vi
cido de los currículos y recientemente se volvió a incluir. En la edu-
di
cación superior, aunque hay menos estudios según la indagación
realizada, Quintero en su documento doctoral7 sobre la discrimina-
bo
tereotipadas.
ria
4
Daniela Trucco y Pamela Inostroza, «Las violencias en el espacio escolar»
to
5
Sandra Soler Castillo, «¡Mira, un negro!» Elementos para pensar el racismo y
la resistencia (Serie Grupos, n. 14, Colección Doctorado Interinstitucional en
Educación, Bogotá: Universidad Distrital Francisco José de Caldas, 2019).
6
Elizabeth Castillo Guzmán y Anny Ocoró Luango, «Dominación cru-
zada: Racismos y violencias de género en la educación superior colombia-
na», Nómadas 51 (2019) 257-265, en http://www.scielo.org.co/scielo.php?pid=
S0121-75502019000200257&script=sci_abstract&tlng=pt (consulta: 13-6-2023).
7
Oscar Quintero, Lectures croisées des sociétés Française et Colombienne à par-
tir de l’expérience vécue des étudiants noirs à Paris et Bogota (Rennes: Université de
Rennes, 2013). Versión en español: «Racismo y discriminación en la universi-
dad: lecturas cruzadas de las sociedades francesa y colombiana a partir de la
experiencia vivida por estudiantes negros en París y Bogotá», en http://tel.archi-
ves-ouvertes.fr/tel-00807356 (consulta: 13-6-2023).
no
y una protestante cuentan con vinculación de una teóloga negra.
Esta situación es preocupante en atención a los datos ofrecidos por
vi
el censo de 2018 en Colombia, cuyos resultados revelaron que los
di
afrodescendientes constituyen el 9,34 % de la población. En compara-
ción con el censo general de 2005, esta cifra representa un crecimien-
bo
8
Fue analizada la planta docente de 18 facultades y programas posgraduales
en el país y las únicas que tienen contratación de docentes negras son la Univer-
to
9
Universidad Javeriana, Universidad Católica del Norte, Corporación Uni-
versitaria Minuto de Dios, Fundación Universitaria Lumen Gentium, Universi-
dad Católica Luis Amigó, Universidad Bolivariana, Unimonserrate, Unicervanti-
na, Uniagustina, Fundación Universitaria San Alfonso, Unibautista, Corporación
Universitaria Reformada, Santo Tomás, Universidad Católica de Pereira, Unicla-
retiana, Universidad Católica de Manizales, Universidad de San Buenaventura,
Universidad de la Sabana.
10
DANE, Comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras:
Resultados del Censo Nacional de Población y Vivienda 2018, 27, en https://
www.dane.gov.co/files/investigaciones/boletines/grupos-etnicos/informe-resul-
tados-comunidades-narp-cnpv2018.pdf (consulta: 13-6-2023).
11
Banco Mundial, Afrodescendientes en América Latina, en https://www.bancomun-
dial.org/es/region/lac/publication/afrodescendants-in-LAC (consulta: 13-6-2023).
no
co no llega a ser hegemónico; entonces la creación científica actual
está basada en el epistemicidio, es decir la “muerte de otros conoci-
vi
mientos”, que han de ser rescatados para poder mirar el mundo con
di
otros ojos»14, para no perpetuar la idea de que estos conocimientos
son de menor categoría, razón por la cual no merecen un lugar en la
bo
dicha «ciencia».
er
12
Banco Mundial, Afrodescendientes en América Latina.
13
Boaventura de Sousa Santos, El milenio huérfano: Ensayos para una nueva
cultura política (Madrid: Trotta/ILSA, 2005), 185.
14
Boaventura de Sousa Santos, «No hay justicia social global sin justicia
cognitiva», 7 de mayo de 2012, en http://www.telediariodigital.net/2012/05/
comienza-el-encuentro-universidad-movimientos-sociales-y-nuevos-horizon-
tes-del-pensamiento-critico/ (consulta: 13-6-2023).
15
Boaventura de Sousa Santos, El fin del imperio cognitivo: La afirmación de las
epistemologías del Sur (Madrid: Trotta, 2021).
16
Boaventura de Sousa Santos y Maria Paula Meneses, Conocimientos nacidos
en las luchas: Construyendo las epistemologías del Sur (Madrid: Akal/Interpares,
2020).
no
qué se sigue insistiendo en una educación monocultural en la ense-
ñanza teológica latinoamericana?
vi
di
Uno de los factores que contribuyó considerablemente a la crisis
de la razón contemporánea fue la negación de lo particular (lo ne-
bo
17
Ivone Gebara, La sed de sentido (Montevideo: Doble clic editoras, 2002), 74.
no
ca asume el reto de transformación social, entonces ¿cuál sería el
aporte concreto de la teología en la superación del racismo epistémi-
vi
co y estructural? O mejor aún, ¿están preparadas las facultades de
teología para incluir en sus planes de estudio saberes propios de las
di
comunidades históricamente vulnerabilizadas y de manera especial
saberes ancestrales de las comunidades de la diáspora africana en su
bo
malla curricular?
er
niños, niñas, jóvenes, adultos del país, conozcan los valiosos apor-
tes de los afrocolombianos a la formación de la Nación, y para que
realmente tenga sentido la interculturalidad18.
Los adelantos investigativos realizados por Quintero19 y París20,
entre otros, plantean que dentro de la gran mayoría de las institucio-
nes de educación preescolar, básica, media y superior del país y de
América Latina subsisten los fenómenos del racismo y discrimina-
ción racial hacia la población afrodescendiente en sus diferentes ti-
pologías, a pesar del esfuerzo, realizado desde la etnoeducación con
enfoque en esta perspectiva y de las diferentes leyes y normas que
sancionan y condicionan la eliminación de prácticas racistas en los
diferentes escenarios, lo cual conduce a la privación y vulneración
no
de derechos de las y los afrodescendientes y a la perpetuación de
estas acciones en la sociedad.
vi
di
II. Aproximación contextual desde un programa de teología
bo
saberes y prácticas educativas que desde hace varios años se han ve-
nido desarrollando en las afrocolombias.21 Dichas prácticas se han
lv
18
Cátedra Estudios Afrocolombianos, serie lineamientos, 2, en https://www.mi-
ed
no
versidad Santo Tomás, desde 2014 a la fecha, contamos con 48 mo-
nografías, 10 artículos científicos y 32 exámenes de suficiencia. Los
vi
temas recurrentes en las monografías y los artículos investigativos
di
son: ecumenismo, pluralismo, reconciliación, reparación, justicia y
paz, dignidad, justicia social, dolor y sufrimiento, teología de la libe-
bo
no
Es interesante observar que la epistemología crítica nace dentro de
vi
los marcos referenciales occidentales modernos. En la medida en
di
que las ciencias modernas asumen proposiciones totalizadoras, los
científicos comienzan a reaccionar y empiezan a realizar una «anti-
bo
25
Gaston Bachelard, Um novo espírito científico (São Paulo: Nova Cultural,
1998), 22.
26
Albert Memmi, Retrato do colonizado precedido pelo retrato do colonizador
(Río de Janeiro: Paz e Terra, 1967).
no
5. Admitir que nuestra tradición también se fundamenta en mi-
tos, y que esos mitos no se oponen a la historia dicha «científica».
vi
El mito da identidad a un pueblo o a un grupo y por eso es impor-
di
tante también como puerta de entrada para un diálogo con los afros
e indígenas de nuestro continente.
bo
ce nuestras experiencias.
ed
27
Mutu: hermandad entre los vivos, los muertos, los hombres, los animales,
la naturaleza.
28
Ubuntu: «Yo soy porque nosotros somos».
no
representatividad de sus educandos. En este sentido es necesario un
diálogo descentralizado y comprometido con el combate a los racis-
vi
mos estructurales que vivimos también dentro de nuestras institu-
ciones educativas.
di
Este diálogo parte del reconocimiento de que tenemos una místi-
bo
no
mentalismos. Compartimos conjuntamente el clamor de innumera-
bles sujetos eclesiales que reivindican el derecho a conocer mejor lo
vi
que ya saben y el derecho a participar creativamente en la produc-
di
ción de un conocimiento teológico que integre nuevos cuestiona-
mientos, sospechas e intuiciones, a fin de llevar en serio lo enseñado
bo
no
entre estudiantes, profesores y personas de distintos orígenes cultu-
rales y religiosos. Indonesia es un país diverso con una miríada de
vi
religiones y creencias. Esta diversidad es una fuente de riqueza cul-
tural y un reto para el diálogo interreligioso. Este estudio recomienda
di
que las universidades católicas construyan centros de diálogo inte-
rreligioso para beneficiar a la sociedad en el contexto de las tradicio-
bo
cia en un mundo cada vez más diverso y promuevan una mayor di-
versidad e inclusión dentro de la comunidad universitaria.
ria
i to
ed
I. Qué se ha hecho
no
de teología han ofrecido programas de formación y capacitación pa-
ra líderes religiosos y miembros de la comunidad con el fin de ayu-
vi
darles a fomentar las habilidades necesarias para participar en el
di
diálogo interreligioso. Esto incluye talleres sobre amistad social, re-
solución de conflictos, encuentros interreligiosos y temas interreli-
bo
no
toda la gente, entre todos los seguidores de otras religiones que
nunca llegarán a ser cristianos y que son (¡no obstante!) amados
vi
por Dios, el mismo Dios a quien Jesucristo proclamó como Padre
de todos los hombres2.
di
Tom Jacobs, S.J., aporta fundamentos cristológicos al diálogo inte-
bo
1
Cf. Robertus Hardawiryana, «Ensiklik Redemptoris Missio: Dokumen Dialog
Proklamasi» (Encíclica Redemptoris Missio – Documento Proclamación y Diálo-
go), ponencia presentada a la Conferencia Episcopal de Indonesia, 1990; Robertus
Hardawiryana, «Dialog dan Proklamasi: Suatu Tinjauan» (Diálogo y proclamación:
un análisis) y «Beberapa Pokok Pemikiran Sidang Pleno FABC V» (Reflexiones
sobre las sesiones plenarias de la FABC V, Lembang, 17-27 de julio de 1990), Spek-
trum 19 (1991) 2-40.
2
Cf. Robertus Hardawiryana, «Peranan Gereja dalam Masyarakat Plurireli-
gius di Asia» (El papel de la Iglesia católica en la sociedad plurirreligiosa de
Asia), Orientasi Baru 5 (1991) 14-67.
3
Tom Jacobs, «Misi dan Kristologi» (Misión y cristología), Orientasi Baru 5
(1991) 68-91.
no
propone cómo las universidades católicas de Indonesia han desempe-
ñado un papel esencial en la coexistencia pacífica mediante el estable-
vi
cimiento de una infraestructura de diálogo interreligioso. El estableci-
di
miento de infraestructuras, como centros de estudios interreligiosos y
el examen de los retos son vitales para afirmar el compromiso de la
bo
4
Cf. Berthold Anton Pareira, «Evangelisasi dan Dialog dengan Agama-agama
er
no
diálogo. He aquí algunos pasos para pensar teológicamente el diálo-
go interreligioso.
vi
El primer paso es estudiar las enseñanzas de la Iglesia sobre el
di
diálogo interreligioso. Esto incluye documentos del Vaticano y de las
conferencias episcopales locales de Indonesia. Robertus Hardawir-
bo
7
Cf. Hardawiryana, «Beberapa Pokok Pemikiran Sidang Pleno FABC V» (Re-
flexiones sobre las sesiones plenarias de FABC V), y Pareira, «Evangelisasi dan
Dialog dengan Agama-agama bukan Kristen» (Evangelización y diálogo con los
creyentes no cristianos).
8
Cf. Petrus Josephus Zoetmulder, Kalangwang: A Survey of Old Javanese Lit-
erature (Yakarta: Djambatan, 1983).
9
Cf. Franz-Magnis Suseno y Stanislaus Reksosusilo, Etika Jawa dalam Tanta-
ngan (La ética javanesa en un desafío) (Yogyakarta: Kanisius, 1986).
no
fue iniciada por Kyai Haji Ahmad Dahlan en 1917. Ambas organiza-
ciones tienen opiniones moderadas sobre el islam y acogen favora-
vi
blemente las culturas indonesias. En el ámbito político, estas dos
di
organizaciones luchan por la pancasila (los cinco principios que des-
criben el modo de vida en Indonesia) como base del Estado y la
bo
10
Los cinco principios de la pancasila son: 1) Creencia en el único Dios: este
lv
IV. Infraestructuras
no
Aquí destaco dos infraestructuras comunes que se encuentran en las
universidades católicas.
vi
Los centros de investigación interreligiosa son plataformas vitales pa-
di
ra promover el entendimiento y la cooperación entre personas de
distintas tradiciones religiosas. Permiten a personas de distintas reli-
bo
no
gioso y la cooperación en sus propias comunidades.
vi
di
V. Desafíos
bo
no
es un país diverso con muchas religiones y grupos étnicos diferen-
tes. A pesar del rico y diverso patrimonio cultural de Indonesia, las
vi
tensiones políticas han sido a menudo un obstáculo importante para
el diálogo interreligioso en el país. Estas tensiones pueden crear una
di
atmósfera difícil para el diálogo interreligioso de varias maneras. Las
bo
no
Cada religión tiene su propio conjunto de términos, conceptos y fra-
ses que suelen ser específicos de esa religión. Por ejemplo, los musul-
vi
manes pueden utilizar términos y frases árabes que pueden no resul-
tar familiares a los no musulmanes. Por el contrario, los cristianos
di
pueden utilizar términos teológicos que las personas de otras religio-
nes no entienden. Esto puede dar lugar a malentendidos e interpreta-
bo
no
porque temen tener que renunciar a sus propias creencias y prácticas
para aceptar las de los demás. Entablar relaciones con personas de
vi
otras religiones también puede ayudar a romper las barreras lingüís-
di
ticas y aumentar la comprensión. En última instancia, el objetivo del
diálogo interreligioso no es cambiar de identidad, sino tender puen-
bo
cios. Los conflictos del pasado pueden generar una relación delicada
entre los grupos religiosos, creando una sensación de miedo, des-
to
no
la búsqueda de puntos en común. Las profundas heridas y traumas
infligidos por el conflicto también han dificultado que las personas
vi
superen sus experiencias negativas y entablen un diálogo positivo y
di
constructivo.
bo
curación y restauración.
Promover la educación, la comprensión y la empatía hacia los di-
ferentes grupos religiosos es esencial para superar los retos de los
conflictos históricos en el diálogo interreligioso en Indonesia. Esto
puede hacerse reconociendo los conflictos del pasado y sus efectos,
promoviendo la educación cultural e histórica y creando oportunida-
des para un diálogo abierto y respetuoso entre individuos y grupos
de diferentes orígenes religiosos. Los esfuerzos de reconciliación, co-
mo las disculpas, las reparaciones y el perdón, también pueden des-
empeñar un papel crucial a la hora de curar las heridas de conflictos
pasados y promover la armonía y el entendimiento interreligiosos.
no
dar prioridad a una tradición sobre las demás ni reducirlas a un de-
nominador común. También debe tener en cuenta los contextos his-
vi
tóricos, culturales y sociales de cada tradición y evitar esencializarlas
u homogeneizarlas.
di
Una metodología para el diálogo interreligioso debe equilibrar los
bo
no
líderes religiosos locales y las organizaciones comunitarias para
vi
identificar los retos y las oportunidades específicas de la coopera-
ción interreligiosa en su contexto local.
di
Desarrollar un marco ético para el diálogo interreligioso es esencial
bo
Conclusión
no
de un cambio positivo. Teologizar el diálogo interreligioso puede
promover una mayor diversidad e inclusión en la comunidad uni-
vi
versitaria. Al crear un entorno acogedor e integrador para estudian-
di
tes y profesores de distintos orígenes religiosos, las universidades
pueden fomentar un mayor entendimiento y respeto entre ellos.
bo
di
vi
no
773
774
ed
ito
ria
lv
er
bo
di
vi
no
Edmund Kee-Fook Chia *
TRIPLE DIÁLOGO DE LA FABC:
50 AÑOS DESPUÉS
no
bres de Asia. Este artículo examina cómo surgió este método en la
primera Asamblea Plenaria de la FABC, cómo se desarrolló a lo
vi
largo de los años y qué significa para la Iglesia en Asia hoy en día.
di
bo
A
unque existe desde hace medio siglo, la Federación de
er
no
ticos en la Asia multirreligiosa, multiétnica, multilingüe y pluricul-
tural, que puede describirse como la contextualización del mensa-
vi
je salvífico del Evangelio en el diverso y pluralista Sitz-im-Leben
asiático2.
di
La Comisión de Asuntos Teológicos de la FABC afirma que «el
bo
ra y la Tradición»3.
lv
1
Catalino G. Arévalo, «The Time of the Heirs», en Gaudencio Rosales y
Catalino G. Arévalo (eds.), For All the Peoples of Asia: Federation of Asian Bishops’
Conferences, Documents from 1970 to 1991, vol. 1 (Quezon City: Claretian Publi-
cations, 1997), xv-xxii, aquí xviii.
2
Jonathan Tan, «Theologizing at the Service of Life: The Contextual Theo-
logical Methodology of the Federation of Asian Bishops’ Conferences (FABC)»,
Gregorianum 81 (2000) 541-575, aquí 565.
3
FABC Office of Theological Concerns, «Methodology: Asian Christian
Theology», en Franz-Josef Eilers (ed.), For All the Peoples of Asia: Federation of
Asian Bishops’ Conferences, Documents from 1997 to 2001, vol. 3 (Quezon City:
Claretian Publications, 2002), 329-419, aquí 356.
no
afirman que las Iglesias locales «ya no son “meras receptoras” de una
cristiandad occidental y/o de un cristianismo en expansión misione-
vi
ra, ya no son meros clones de la Iglesia en Europa»6.
di
El diálogo con las religiones asiáticas se basa en esta afirmación de
FABC I: «En este diálogo las aceptamos [a las otras religiones] como
bo
4
FABC I, «Evangelization in Modern Day Asia», en Gaudencio Rosales y
i
Catalino G. Arévalo (eds.), For All the Peoples of Asia: Federation of Asian Bishops’
ed
Conferences, Documents from 1970 to 1991, vol. 1 (Quezon City: Claretian Publi-
cations, 1997), 11-25, aquí 14 (art. 12).
5
FABC I, «Evangelization in Modern Day Asia», 14 (art. 9).
6
Theological Advisory Commission of the FABC, «Theses on the Local
Church: A Theological Reflection in the Asian Context», en John Gnanapiraga-
sam y Felix Wilfred (eds.), Being Church in Asia: Theological Advisory Commission
(Quezon City: Claretian Publications, 1994), 33-89, aquí 35 (art. 6).
7
FABC I, «Evangelization in Modern Day Asia», 14 (art. 14).
8
Theological Advisory Commission of the FABC, «Theses on the Local
Church: A Theological Reflection in the Asian Context», en John Gnanapiraga-
sam y Felix Wilfred (eds.), Being Church in Asia: Theological Advisory Commission
(Quezon City: Claretian Publications, 1994), 7-32, aquí 13 (art. 2.3).
no
opción preferencial por los pobres, ya que son víctimas de estas
estructuras. De ahí que la solidaridad con los pobres sea una res-
vi
puesta a la Buena Nueva del reino de Dios10.
di
En palabras de Aloysius Pieris, «no hay salvación fuera de la alianza
de Dios con los pobres»11.
bo
que, por otro, tiene 320 millones de personas que son extremada-
mente pobres» (§ 3)12. Los católicos representan solo el 3,31 % de
ria
9
FABC I, «Evangelization in Modern Day Asia», 15 (art. 19).
10
FABC Office of Ecumenical and Interreligious Affairs, «Tenth Bishops’ Ins-
titute for Interreligious Affairs on the Theology of Dialogue», en Gaudencio
Rosales y Catalino G. Arévalo (eds.), For All the Peoples of Asia: Federation of
Asian Bishops’ Conferences, Documents from 1970 to 1991, vol. 1 (Quezon City:
Claretian Publications, 1997), 313-315, aquí 314 (art. 8).
11
Aloysius Pieris, God’s Reign for God’s Poor: A Return to the Jesus Formula
(Kelaniya: Tulana Research Centre, 1999), 61.
12
Véase Federation of Asian Bishops’ Conferences, Final Document of the
Asian Continental Assembly on Synodality, Bangkok, 16 de marzo de 2023, en
https://www.synodresources.org/wp-content/uploads/2023/03/ACAS-Final-
Document-16-Mar-2023.pdf (consulta: 4-6-2023).
no
donde la Iglesia se ve a sí misma como «una “tienda digital” para
estar donde están los jóvenes» (§ 101) y abrazar una «opción pre-
vi
ferencial por los jóvenes» (§ 137). En el diálogo con las religiones,
di
se reconoció que «también hay crecientes conflictos religiosos e in-
cluso persecución (sutil y directa) en algunas zonas» y que «la po-
bo
no
vi
di
bo
er
lv
ria
i to
ed
13
Federation of Asian Bishops’ Conferences, FABC at Forty Years: Respon-
ding to the Challenges of Asia. A New «Evangelization. X Federation of Asian
Bishops’ Conferences Plenary Assembly», en Vimal Tirimanna (ed.), For All the
Peoples of Asia. Federation of Asian Bishops’ Conferences Documents from 2007-
2012, vol. 5 (Quezon City: Claretian Publications, 2014), 49-85.
no
ser moldeada por las experiencias de la vida cotidiana en el contex-
to asiático multirreligioso, multiétnico, multilingüe y pluricultural,
vi
como darles forma. Toma en serio la situación real de las mujeres y
di
los hombres, especialmente los marginados, destacando la conexión
entre teoría y práctica. También emplea el método de la incultura-
bo
E
l año 2020 marca el 50 aniversario de la creación de la Fede-
ración de Conferencias Episcopales de Asia (FABC) en 1970,
cuando 180 obispos asiáticos se reunieron con motivo de la
visita de san Pablo VI a Asia. Debido a la pandemia del CO-
VID-19, la celebración del jubileo se pospuso a octubre de 2022, cuan-
do 200 delegados de 29 países miembros se reunieron en Bangkok. La
conferencia se organizó siguiendo el método del ciclo pastoral de
la FABC1, incluyendo un estudio en profundidad de los desafíos
especiales de Asia, deliberando y reflexionando sobre las realida-
des emergentes que afectan a las Iglesias de Asia a la luz del Evange-
lio y de los últimos documentos de la Iglesia, y explorando nuevos
caminos y direcciones para los ministerios pastorales de la Iglesia
no
asiática. El documento final «Journeying Together as Peoples of
Asia» (el llamado Documento de Bangkok) refleja los debates de la
vi
conferencia. El presidente de la FABC, el cardenal Charles Bo, afirma
di
que se trata de un documento visionario que responde a la llamada
de la sinodalidad.
bo
1
El ciclo pastoral consta de cuatro etapas: exposición/inmersión, análisis
social, reflexión teológica y planificación pastoral. Las cuatro etapas giran en
torno a la oración como relación de alianza en la fe. Este método fue delineado
en detalle en las «Final Reflections of the Seventh Bishops’ Institute for Social
Action (BISA VII)», en Franz-Josef Eilers (ed.), For All the People of Asia, vol. 1
(Quezon City: Claretians Pub.), 229-233, aquí 231-232.
2
Stephen Bevans, «Inculturation of Theology in Asia: The Federation of
Asian Bishops’ Conference, 1970-1995», Studia Missionalia 45 (1996) 1-23,
aquí 2.
no
lógica contextual de la FABC tiene una orientación principalmente
pastoral, que busca tanto ser moldeada por las experiencias de la
vi
vida cotidiana en el Sitz im Leben asiático, que es multirreligioso,
di
multiétnico, multilingüe y pluricultural. Así pues, el entorno asiáti-
co es el punto de partida de la teologización3. Como se afirma en el
bo
no
escuchadas a través de programas de inmersión. Se propusieron algu-
nas recomendaciones para reforzar el papel de la mujer en la Iglesia,
vi
como animar a más mujeres a participar en organizaciones y consejos
di
eclesiales; introducir la teología femenina en seminarios y centros de
formación, y ofrecer ayudas para que las mujeres reciban formación
bo
Intentan hacer oír la voz de las mujeres y desarrollar una teología que
sea distintivamente femenina, asiática y católica, como señaló Agnes
to
4
Por ejemplo, Felix Wilfred, On the Banks of Ganges: Doing Contextual Theolo-
gy (Delhi: ISPCK, 2005); Michael Amaladoss, Life in Freedom: Liberation Theologies
from Asia (Maryknoll: Orbis Books, 1997); Mary John Mananzan, Challenges to the
Inner Room (Manila: St Scholastica’s College, 1998); Virginia Fabella y Sun Ai Lee
Park (eds.), We Dare to Dream: Doing Theology as Asian Women (Hong Kong: Asian
Women’s Resource Centre for Culture and Theology, 1989).
5
Agnes Brazal, «Professional Women Theologians in Asia: Opportunities and
Challenges», INSeCT, 13 de agosto de 2014, en https://insecttheology.wordpress.
com/2014/08/13/reports-from-asia-pacific-theologians/ (consulta: 20-3-2023).
no
pección de las dimensiones personal, comunitaria y social de nues-
tras vidas basado en la palabra y la luz de Dios. Esto puede verse,
vi
por ejemplo, en la obra de Mary John Mananzan, que propone una
di
«espiritualidad pascual» que es potenciadora, liberadora e integral6.
bo
6
Mary John Mananzan, «Theological Perspectives of a Religious Woman
Today – Four Trends of the Emerging Spirituality», en Ursula King (ed.), Femi-
nist Theology from the Third World: A Reader (Maryknoll: Orbis Books, 1994),
340-350.
7
Office of Theological Concerns of the Federation of Asian Bishops’ Confe-
rences (OTC-FABC), «Methodology: Asian Christian Theology – Doing Theolo-
gy in Asia Today», FABC Papers n. 96 (octubre de 2000).
8
Aloysius Pieris, Love Meets Wisdom: A Christian Experience of Buddhism
(Maryknoll: Orbis Books, 1988); Aloysius Pieris, Fire and Water: Basic Issues in
Asian Buddhism and Christianity (Maryknoll: Orbis Books, 1996).
no
cursos de la teología (loci theologici), junto con las fuentes cristianas
de las Escrituras y la Tradición10. Se relacionan dialécticamente y
dependen unas de otras.
vi
di
En el carácter multirreligioso, multiétnico, multilingüe y pluricul-
bo
9
Ladislav Nemet, «Inculturation in the FABC Documents», East Asian Pas-
toral Review 21 (1994) 77-94, aquí 86.
10
OTC-FABC, «Methodology»; C. S. Song, Third-Eye Theology: Theology in
Formation in Asian Settings, edición revisada (Maryknoll: Orbis Books, 1991);
Peter C. Phan, «Whose Experiences? Whose Interpretations? Contribution of
Asian Theologies to Theological Epistemology», Irish Theological Quarterly 71
(2006) 5-28, aquí 26.
11
La FABC organiza diálogos entre diversas tradiciones religiosas a través de
la Office of Ecumenical and Interreligious (OEIA). Se trata de diálogos de vida,
de acción, de discurso y de experiencia religiosa. Véase OEIA, «Commitment to
Interreligious Dialogue: Evaluation of the BIRA V Encounters», en Franz-Josef
Eilers (ed.), For All the People of Asia, vol. 2 (Quezon City: Claretians Pub.), 167-
171, aquí 169.
no
diálogo intercultural e interreligioso, el énfasis en el bien común a
través del equilibrio de intereses entre la población autóctona y las
vi
minorías étnicas o los inmigrantes, la interrelación entre la transfor-
di
mación personal y el cambio social a través del puente entre la ética
personal y la ética social, y la importancia de integrar la espirituali-
bo
12
OEIA, «Working Together for Harmony in God’s World», en Franz-Josef
Eilers (ed.), For All the People of Asia, vol. 2 (Quezon City: Claretians Pub.), 143-
147, aquí 144.
13
OEIA, «Asian Christian Perspectives on Harmony», nº 6, en Franz-Josef
Eilers (ed.), For All the People of Asia, vol. 2 (Quezon City: Claretians Pub.), 229-
298, aquí 298.
14
Jonathan Tan, «Theology of Harmony», en Edmund Chia (ed.), Dialogue:
Resource Manuel for Catholics in Asia (Manila/Tailandia: FABC-OEIA, 2001),
118-119, aquí 118.