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COBO (2000) Malentendidos en Torno Al Feminismo y Al Multiculturalismo
COBO (2000) Malentendidos en Torno Al Feminismo y Al Multiculturalismo
Rosa Cobo
Universidad de A Coruña
los modelos políticos liberales y sobre los vimiento gay (por cierto, el autor subsume
conceptos políticos modernos que han al movimiento de lesbianas en el movi-
inspirado las sociedades democráticas. Sin miento gay) se inscriben en el debate
embargo, las implicaciones políticas de multicultural, pues las categorías de géne-
este fenómeno hacen necesario plantear ro y preferencia sexual no configuran cul-
este debate con gran cuidado. ¿La demo- turas. Más adelante, sin embargo, se recti-
cracia multicultural puede ser la respuesta fica al sostener que el multiculturalismo
a las viejas democracias liberales de ciu- puede entenderse como «un lenguaje polí-
dadanos libres y formalmente iguales? ¿El tico específicamente moderno gestado en
multiculturalismo es incompatible con los torno a la retórica de la identidad» (p. 19).
modelos universalistas de justicia e igual- El autor, por tanto, tiene que aclarar si el
dad? ¿Tiene algún compromiso con la fenómeno multicultural sólo está vincula-
igualdad? ¿Los grupos sociales pueden do a los movimientos sociales que reivin-
ser merecedores o titulares de derechos dican la dimensión cultural de su comuni-
como lo son ahora los individuos? ¿Cuál dad o también está relacionado con gru-
es la relación entre multiculturalismo, am- pos o minorías políticas oprimidas que no
pliación de la participación política y legi- configuran culturas pero que vindican el
timidad democrática? ¿Qué grupos socia- fin de su discriminación.
les son merecedores de políticas compen- El punto de partida de Colom de que el
satorias? ¿Hacia donde deben mirar los multiculturalismo es un esquema intelec-
grupos que componen la vida social y que tual, moral y político que trata de dar
son merecedores de políticas públicas: ha- cuenta de la pluralidad cultural excluye de
cia la diferencia o hacia la igualdad? facto al movimiento feminista (y a otros
Los principales malentendidos de Co- movimientos sociales) puesto que las mu-
lom transitan desde la misma definición jeres no constituyen una cultura. Sin em-
de multiculturalismo hasta la conceptuali- bargo, a lo largo de todo el libro aparecen
zación del feminismo como movimiento observaciones, algunas de ellas muy dis-
social, pues la falta de claridad de estos cutibles, sobre el feminismo. El resultado
conceptos se proyecta sobre aspectos polí- de esta confusión es que Colom no sabe
ticos e ideológicos del feminismo. La pri- muy bien ni cómo ni dónde inscribir al
mera confusión de este trabajo está rela- movimiento feminista, pues se debate en-
cionada con la dificultad de definir el tre la inclusión y la exclusión del feminis-
multiculturalismo. El autor asume desde mo en el marco multicultural.
las primeras páginas la ambigüedad de La segunda confusión se origina cuan-
este concepto, pero en lugar de aclararlo do el autor vincula el feminismo con las
lo proyecta sobre todo el libro. Colom políticas de la identidad. Y ese malenten-
afirma que no se puede identificar el mul- dido se proyecta al análisis de las mino-
ticulturalismo con las políticas de la iden- rías culturales, las minorías políticas y
tidad, pues esta vinculación «ha añadido otros grupos sociales. Uno de los proble-
confusión adicional al tema». Y señala mas de fondo de este trabajo es la con-
que «buena parte de la confusión genera- ceptualización de todas las minorías polí-
da por este debate estriba en la absoluta ticas y grupos sociales oprimidos como
ligereza con que el término cultura ha portadores del lenguaje de la identidad.
sido empleado» (p. 12). Siguiendo este ra- No todas las minorías políticas ni todos
zonamiento, subraya en la misma página los grupos sociales discriminados se au-
que ni el movimiento feminista ni el mo- toinscriben en lo que se ha dado en llamar
quierda en el pasado devaluaron el marxis- mujeres del Tercer Mundo son «similares,
mo cuando utilizaban en su interés político pero más agudas y acentuadas» que las de
los conceptos de explotación económica, los países ricos.' Su adscripción, sea vo-
plusvalía o conciencia de clase? ¿No for- luntaria o asignada, a grupos que ostentan
ma parte de la lógica política que los co- una posición dominante en la sociedad no
lectivos discriminados, y el de las mujeres las exime de la subordinación a los varo-
es uno de ellos, intenten utilizar todos los nes en el seno del grupo. Este hecho, la
medios a su alcance, sean de carácter inte- discriminación de género, constituye el
lectual o político, para que se oigan sus fundamento de su identidad como colecti-
vindicaciones políticas? vo. Ahora bien, la precariedad es un rasgo
El cuarto malentendido, o quizá incom- inherente a los grupos sociales, como lo es
prensión, está vinculado a dos cuestiones a cualquier otra construcción social. Por
estrechamente relacionadas entre sí. Pri- ello, para neutralizar esta precariedad y ga-
mero a la dificultad que tiene el autor para rantizar su permanencia y reproducción
entender que las mujeres forman un grupo social es necesario la construcción de una
social (p. 116, nota 64). Y el segundo se identidad política que sea el resultado de
refiere al concepto de identidad. Respecto un marco organizativo y normativo, aun-
al primero, el autor se adhiere a la opinión que ambos sean de mínimos. Los grupos
de Glazer: «como ha subrayado acertada- sociales que se autocomprenden a sí mis-
mente Glazer» las mujeres no pueden de- mos como colectivos discriminados se do-
finirse como un grupo social, pues los in- tan de una identidad política, pues no hay
gresos que perciben, la raza o la etnia a la grupo social sin identidad. Todo colectivo
que pertenecen y sus vinculaciones fami- que aspira a convertirse en un actor social
liares introducen tantas diferencias entre sí debe construirse una identidad política.
que considerarlas un colectivo mínima- Ahora bien, en este punto es donde se de-
mente homogéneo «exige un auténtico es- tecta la segunda inconsistencia en torno al
fuerzo para forzar la perspectiva». ¿Si en concepto de identidad. Y es que el autor
los colectivos étnicos o raciales la multi- inscribe a todos los grupos sociales y mi-
plicidad de sus diferencias internas —eco- norías políticas y culturales en el lenguaje
nómicas, culturales, de género, de prefe- de la identidad. Y la inconsistencia surge
rencia sexual o de estatus, entre otras— no cuando Colom no diferencia entre la iden-
son un obstáculo para que se les concep- tidad política inherente a cualquier colecti-
tualice como un grupo social, por qué esas vo que aspira a convertirse en un actor po-
mismas diferencias no son suficientes para lítico y cuya orientación política es la inte-
que las mujeres sean consideradas un gru- gración social y la equidad y la categoría
po social? Las mujeres constituyen un co- de identidad cuyo principio normativo es
lectivo marginado y subordinado en todas la exaltación e inconmensurabilidad de su
y cada una de las sociedades existentes. diferencia. No es lo mismo, la identidad
Señala Susan Moller Okin que el sexismo política de un movimiento cuyo horizonte
es una forma identificable de opresión, es la igualdad que la definición de la iden-
muchos de cuyos efectos son percibidos tidad, entendida en clave esencialista.
por las mujeres con independencia de la El moderno feminismo de la igualdad
raza, clase o cultura a la que pertenezcan. considera la construcción de una identidad
Utilizando investigaciones empíricas sobre feminista como un requisito inexcusable
el trabajo de las mujeres en los países po- para que las mujeres se constituyan en su-
bres, concluye que las condiciones de las jetos y para articular colectivamente la lu-
RIFP/15(2000) 177
A vueltas con las identidades
cha política. Esta identidad, lejos de basar- teoría feminista ha analizado críticamente
se en esencias u ontologías, como señala la dualidad social público/privado-domés-
Celia Amorós, es crítico-reflexiva respecto tico como una dualidad generizada. Lo
a la identidad femenina (Amorós). El fe- privado-doméstico y lo público son ele-
minismo de la igualdad ha señalado en nu- mentos estructurales de carácter ¡jerma-
merosas ocasiones que no hay una identi- nente que articulan la sociedad jerarqui-
dad esencial femenina ni tampoco una zando los espacios. El espacio público es
unidad original y previa que recuperar. El el lugar de actuación del individuo en tan-
fundamento en la construcción de una to sujeto, puesto que genera acciones de
identidad feminista es que todas las muje- intervención sobre la sociedad. Por el con-
res comparten inicialmente una situación trario, el espacio privado-doméstico se ca-
de discriminación. La identidad debe ser racteriza por la fragmentación, incomuni-
entendida instrumentalmente como el fun- cación e invisibilidad. Es el ámbito de la
damento de la lucha contra la opresión, reproducción, entendiendo pxjr tal las acti-
pero nunca como el enquistainiento en la vidades de autoabastecimiento, consumo y
diferencia o la exaltación de una esencia. asistenciales que no se contabilizan como
Sin identidad colectiva no hay movimiento costos de trabajo por inscribirse en los la-
social, ni posibilidades de combatir la in- zos de afecto y moralidad del parentesco.^
frarrepresentación política ni económica, La división público/privado no sólo es uno
ni un discurso ideológico con posibilidades de los núcleos estructurales del liberalismo
de ganar hegemonía política. sino también una de las fuentes de des-
La quinta confusión que oscurece el igualdad de género sobre las que se asienta
análisis de Colom sobre el multiculturalis- el sistema patriarcal.
mo y el pluralismo cultural radica en su En el contexto de los derechos que ga-
dificultad para enjuiciar críticamente algún rantiza el liberalismo, el autor se muestra
aspecto del esquema liberal, y, sin embar- crítico con la legalización de una ley de pla-
go, en la estioictura liberal ha encontrado zos que autorice el aborto. Señala que una
acomodo el sistema de dominación pa- ley de plazos puede banalizar el derecho al
triarcal. El autor no sólo subraya positiva- aborto. ¿Desde cuándo los derechos —y la
mente los aspectos igualitarios y distributi- libertad sobre el cuerpo es uno de ellos— se
vos del liberalismo (p. 190) sino que tam- banalizan cuando se ejercen libremente?
bién señala que la diferenciación de las es- También le preocupa que la sanidad pública
feras pública y privada es «la piedra angu- asuma la gratuidad del aborto porque «ab-
lar sobre la que descansa nomiativamente sorbe considerables recursos sanitarios» (p.
la organización del pluralismo de culturas, 185). ¿El mismo razonamiento le hará du-
identidades y estilos de vida que caracteri- dar a Colom sobre la conveniencia de que
zan a la sociedad moderna» (p. 196). Asi- la sanidad pública se haga cargo de los gas-
mismo refuerza esta idea cuando destaca tos que origina la adicción al alcohol o al
que «la pervivencia del liberalismo como tabaco? ¿Hay que poner Umites a los dere-
referente normativo de las sociedades plu- chos a fumar y a beber para que no se ba-
ralistas se debe en buena medida a la efi- nalicen? Si la sanidad pública no debe asu-
cacia de su diseño político como una serie mir los gastos originados por la práctica de
de esferas aisladas y, sin embargo, com- abortos: ¿debe hacerse cargo de los origina-
plementarias, destinada a desactivar posi- dos por la adicción al tabaco que son muy
bles monopolios de podeD> (p. 196). La superiores?
NOTAS
Francisco Colom
ln.st, de Filosofía CSIC, Madrid
Quienes presumen de avizorar la sociedad gestión para un público con una dieta in-
del futuro nos advierten que ésta no será telectual cada vez más liviana. Así las co-
ya necesariainente la de la emancipación sas, los circuitos universitarios han tendi-
del trabajo, ni la del equilibrio con el me- do a convertirse cada vez más en el tínico
dio ambiente, ni la de la igualdad. Parece reducto para la sesuda discusión de cues-
que habrá que imaginársela más bien bajo tiones que, no obstante, afectan al conjun-
el epígrafe de la información. No está cla- to de la sociedad y suelen llamar la aten-
ro si en este tipo de sociedad serán tain- ción de su clase política.
bién las identidades culturales las que arti- Esta circunstancia, sin embargo, no tie-
culen las líneas políticas divisorias, pero sí ne por qué ser tan infeliz como pudiera
que la hiperabundancia de información parecer a primera vista. Por un lado ayuda
guarda una relación de proporcionalidad a combatir la connatural tendencia a la
inversa con la posibilidad de analizarla. abulia de la vida académica española. Por
Hoy por hoy la perspectiva de una satura- otro, ofrece uno de los últimos y escasos
ción comunicativa parece todavía una alicientes de esta desprestigiada y peor re-
ainenaza más metafórica que real, pero tribuida profesión: la de poner con toda
puede no estar tan lejos el momento en cordialidad al colega a bajar de un burro.
que la cantidad de infomiación circulante Por ello, y dado que no me precio de ha-
sobrepase la capacidad neuronal y cultural ber escrito un libro de fácil lectura, vaya
de la especie para asimilarla. En un con- de antemano mi sincero agradecimiento
texto coino éste la cultura impresa y, so- para quienes han hecho el esfuerzo de
bre todo, el ensayo académico parecen leerlo y de formular por escrito sus con-
irremisibleinente condenados a la margi- clusiones, incluidas las positivas. El con-
nalidad. No hay que olvidar, por supuesto, junto de las críticas vertidas sobre mi tra-
la irresponsabilidad de los ensayistas que bajo guarda en mi opinión cierta comple-
insisten en redactar textos de pesada di- mentariedad, si no en el grado de preci-
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