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El Niño

Érase una vez en una ciudad, un niño pequeño, caminaba por las descuidadas y frías calles de una
ciudad oculta en la oscuridad que nunca se creería si alguna vez fue un lugar lleno de belleza. El
niño mientras caminaba veía como muchas familias recorrían las mismas calles, pero mostraban
sonrisas llenas de felicidad y al verlos deseaba profundamente dentro de su corazón ser como
ellos. De repente escucho un sonido que parecía como un rugido y no tardó en darse cuenta de
que se trataba de su estómago, no había comido en tres días, tener hambre solo aumento aún más
su tristeza y se preguntó a sí mismo - ¿Cuánto tiempo más aguantaré así? – esa era una pregunta
que se hacía mucho últimamente. Fue así que sus pies lo llevaron a un parque y luego de
recorrerlo un poco se sentó en una banca para observar como otros niños se reían y jugaban, una
vida que alguien como él no podría tener, paso un largo tiempo sentado hasta ver como cada niño
se iba a casa junto con sus padres mientras intentaba soportar la profunda hambre que tenía y
cuando se quedó solo no lo aguanto más se echó a llorar, cuanto más tiempo pasaba sus llantos
se hacían cada vez más fuertes hasta se podría decir que era lo único que se escuchaba en el
parque. De repente escucho una voz que le decía – Oye pequeño, ¿Estás bien? – movió su cabeza
y vio a un policía, se sorprendió, estuvo llorando tanto que no se percató de la presencia del policía
y este a su vez volvió a preguntarle - ¿Qué haces aquí a esta hora? ¿No deberías estar en tu
casa? – el niño quiso correr y al querer hacerlo se cayó de la banca, pero el policía rápidamente lo
atrapo antes de caer al suelo. Después sentó al niño nuevamente en la banca, en ese momento el
policía lo miró detenidamente y luego solo le dijo – Espérame aquí- el niño pensó que era un buen
momento para marcharse, pero debido al hambre y cansancio no tuvo fuerza para levantarse e
irse, entonces vio a lo lejos como el policía volvía hacia él y sostenía una bolsa en una de sus
manos que parecía contener muchas cosas. Entonces el policía llegó y le entregó la bolsa que
contenía una caja de comida y una botella de té caliente, el niño miró nuevamente la bolsa sin
poder creer lo que veían sus ojos luego dirigió su mirada al policía y como si el policía le leyera la
mente solo asintió dándole a entender que la comida era para él, empezó a comer con gran rapidez
mientras el policía le decía que comiera más despacio, pero no lo pudo evitar, ya que esa fue la
primera comida que tuvo en tres largos días y cuando termino su comida nuevamente el policía le
pregunto la razón por la cual termino allí y en ese estado por lo que el niño le contó todo lo que
tuvo que vivir y las dificultades diarias que tuvo que superar para poder sobrevivir y cuando termino
su historia el policía se sintió muy impresionado al mismo tiempo muy triste por todo lo que vivió el
pequeño luego le pregunto -¿Por qué no fuiste a buscar ayuda al centro de ayuda infantil?- y el
niño le respondió- Porque ellos me habrían enviado a un orfanato y no quiero ir allí porque nadie
acogería a un niño como yo que vive en las calles- el policía al oír su razón sintió mucha pena por
el niño porque sabe que la gente actúa con indiferencia a personas como el niño que viven en
pobreza extrema, fue en ese momento que al policía se le ocurrió una idea y le dijo al niño – Ven
conmigo yo te acogeré como mi hijo y así ninguno de los dos volverá a estar solo. Finalmente, el
policía extendió su mano hacia el niño y le dirigió una sonrisa mientras que el niño pensó en su
propuesta, luego tomo su mano en señal de aceptación y los dos juntos caminaron para marcharse
del parque mientras que el sol empezaba a salir dando inicio a una nueva vida para ambos.

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