Está en la página 1de 8

Fallos Und 1

Corte IDH. La expresión "Leyes" en el artículo 30 de la Convención


Americana sobre Derechos Humanos. Opinión Consultiva OC-6/86 de 9 de
mayo de 1986. Serie A No. 6
Uruguay opinión consultiva sobre el alcance de la expresión leyes en el artículo 30 de la Convención
Americana de ddhh

El gobierno consulta si se refiere a normas en sentido formal (emanada del congreso......) o en sentido
material, como sinónimo de ordenamiento jurídico, prescindiendo del procedimiento de elaboración y del
rango normativo que le pudiera corresponder en la escala jerárquica del respectivo orden jurídico
Se trata de una consulta que busca la interpretación de una norma de especial interés referente a la
aplicación de las posibles restricciones al goce y ejercicio de los derechos y libertades reconocidos por la
Convención, por todo lo cual es admisible en los términos de la Convención y del Reglamento
Artículo 30.- Alcance de las Restricciones
Las restricciones permitidas, de acuerdo con esta Convención, al goce y ejercicio de los derechos y
libertades reconocidas en la misma, no pueden ser aplicadas sino conforme a leyes que se dictaren por
razones de interés general y con el propósito para el cual han sido establecidas.

Al leer el artículo 30 en concordancia con otros en que la Convención autoriza la imposición de limitaciones
o restricciones a determinados derechos y libertades, se observa que exige para establecerlas el
cumplimiento concurrente de las siguientes condiciones:
a. Que se trate de una restricción expresamente autorizada por la Convención y en las condiciones
particulares en que la misma ha sido permitida;
b. Que los fines para los cuales se establece la restricción sean legítimos, es decir, que obedezcan a " razones
de interés general " y no se aparten del " propósito para el cual han sido establecidas ". Este criterio
teleológico, cuyo análisis no ha sido requerido en la presente consulta, establece un control por desviación
de poder; y
c. Que tales restricciones estén dispuestas por las leyes y se apliquen de conformidad con ellas.

La expresión leyes de la convención se la debe entender en el ámbito del derecho internacional y no interno.

El concepto de leyes no puede interpretarse en abstracto y, en consecuencia, no debe divorciarse del


contexto del orden jurídico que le presta sentido e incide en su aplicación.
La protección de los ddhh requiere ponerle un límite al arbitrio del poder público, por lo que existen
garantías indispensables para su efectivo cumplimiento.

La potestad de limitar esos ddhh por norma del congreso da la oportunidad de las minorías de dar su opinión
al respecto e implica un obstáculo importante al arbitrio del poder público. Esto nos lleva a deducir que se
trata del principio de legalidad. La aceptación de la llamada reserva de ley, de acuerdo con la cual los
derechos fundamentales sólo pueden ser restringidos por ley, en cuanto expresión legítima de la voluntad de
la nación.

En tal perspectiva no es posible interpretar la expresión leyes, utilizada en el artículo 30, como sinónimo de
cualquier norma jurídica, pues ello equivaldría a admitir que los derechos fundamentales pueden ser
restringidos por la sola determinación del poder público, sin otra limitación formal que la de consagrar tales
restricciones en disposiciones de carácter general.
La corte por unanimidad: que la palabra leyes en el artículo 30 de la Convención significa norma jurídica de
carácter general, ceñida al bien común, emanada de los órganos legislativos constitucionalmente previstos y
democráticamente elegidos, y elaborada según el procedimiento establecido por las constituciones de los
Estados Partes para la formación de las leyes.
CorteIDH. Condición jurídica y derechos de los migrantes indocumentados.
Opinión Consultiva OC-18/03 de 17 de septiembre de 2003. Serie A No. 18.
Glosario: PIDC (Pacto internacional de Derechos Civiles y Políticos)
DUDH (Declaración Universal de Derechos Humanos)
PIDESC (Pacto internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales)
10 de mayo 2002, México, solicitud de opinión consultiva.

Las preguntas son 4 pero tienen muchos ítems, por lo que la Corte las ordena en 4 tópicos para contestar:
1) Obligación de respetar y garantizar los derechos humanos de carácter fundamental del principio de
igualdad y no discriminación.
2) Aplicación del principio de igualdad y no discriminación a los migrantes.
3) Derechos de los trabajadores migrantes indocumentados
4) Obligaciones estatales en la determinación de las políticas migratorias a la luz de los instrumentos
internacionales de protección de los derechos humanos

Respecto punto 1: La pregunta es: ¿Qué carácter tienen hoy el principio de no discriminación y el derecho a
la protección igualitaria y efectiva de la ley en la jerarquía normativa que establece el derecho internacional
general y en ese contexto, pueden considerarse como la expresión de normas ius cogens? (ius cogens sería
derecho imperativo). Si la respuesta a esta segunda pregunta resultase afirmativa, ¿Qué efectos jurídicos se
derivan para los Estados miembros de la OEA, individual y colectivamente en el marco de la obligaci ón
general de respetar y garantizar, conforme al artículo 2 párrafo 1 del PIDC, el cumplimiento de los derechos
humanos a que se refieren el artículo 3 inciso (l) y el artículo 17 de la Carta de la OEA (artículo 3 inc l: Los
Estados americanos proclaman los derechos fundamentales de la persona humana sin hacer distinción de
raza, nacionalidad, credo o sexo.
Artículo 17: Cada Estado tiene el derecho a desenvolver libre y espontáneamente su vida cultural, política y
económica. En este libre desenvolvimiento el Estado respetará los derechos de la persona humana y los
principios de la moral universal.)

Opinión: Los Estados tienen la obligación general de respetar y garantizar los derechos fundamentales. Con
este propósito deben adoptar medidas positivas, evitar tomar iniciativas que limiten o conculquen un
derecho fundamental, y suprimir las medidas y prácticas que restrinjan o vulneren un derecho fundamental.
El incumplimiento por el estado, mediante cualquier tratamiento discriminatorio, de la obligaci ón general de
respetar y garantizar los derechos humanos, le genera responsabilidad internacional

Punto 2: Pregunta: Los artículos 2, párrafo 1 de la Declaración Universal y II de la Declaración Americana


los artículos 2 y 26 del PIDC, así como 1 y 24 de la Convención Americana, ¿Deben interpretarse en el
sentido de que la legal estancia de las personas en el territorio de un Estado americano es condición
necesaria para que dicho Estado respete y garantice los derechos y libertades reconocidos en dichas
disposiciones a las personas sujetas a su jurisdicción?
(Artículo 2 DUDH “Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin
distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen
nacional…Artículo 26 PIDC “Todas las personas son iguales ante la ley y tienen derecho sin discriminación
a igual protección de la ley” ... En fin, todos los artículos dicen más o menos lo mismo)

Opinión: Se puede hacer un trato distinto a migrantes documentados con respecto de los migrantes
indocumentados, o entre los nacionales y migrantes, pero de manera condicionada, tiene que ser una
diferencia razonable, objetiva, proporcional y que no exista lesión a los Derechos Humanos. (Ejemplo en la
titularidad de algunos derechos políticos). También dice la Corte que, si se pueden establecer mecanismos
de ingreso, salida, pero siempre en el marco del respeto de la dignidad humana y también el debido proceso,
a que no se puede vulnerar el derecho a la defensa, es parte de las garantías mínimas a todas las personas
independientemente de su condición en el país que se encuentre. El principio de igualdad y no
discriminación posee un carácter fundamental para la salvaguardia de los derechos humanos tanto en el
derecho internacional como en el interno.
El principio fundamental de igualdad y no discriminación forma parte del derecho internacional general, en
cuanto es aplicable a todo Estado, independientemente de que sea parte o no en determinado tratado
internacional. En la actual etapa de la evolución del derecho internacional, el principio fundamental de
igualdad y no discriminación ha ingresado en el dominio del jus cogens. (imperativo).
El principio fundamental e igualdad y no discriminación, revestido de carácter imperativo, acarrea
obligaciones erga omnes de protección que vinculan todos los Estados y generan efectos con respecto a
terceos, inclusive particulares

Punto 3: ¿Puede un Estado Americano, en relación con su legislación laboral, establecer un trato
perjudicialmente distinto para los trabajadores migratorios indocumentados en cuanto al goce de sus
derechos laborales respecto de los residentes legales o los ciudadanos, en el sentido de que dicha condición
migratoria de los trabajadores impide per se el goce de tales derechos? ¿Puede considerarse que la privación
de uno o más derechos laborales, tomando como fundamento de tal privación la condición indocumentada
de un trabajador migratorio, es compatible con los deberes de un Estado americano de garantizar la no
discriminación y la protección igualitaria y efectiva de la le que le imponen las disposiciones mencionadas?

Opinión: Se define como migrante a la persona que realice o vaya a realizar una actividad remunerada en
otro país que no sea el de su origen. Hace especial referencia a la Convención Internacional sobre los
Trabajadores Migrantes. Se reconoce la situación problemática de que los migrantes no reciben un trato
adecuado en el ámbito laboral, y aún más en el caso de las personas que no reúnen los requisitos para su
legal estadía (capaz es medio despectivo decir indocumentado) ya que al ser “mano de obra barata” puede
ocurrir que directamente las empresas busquen esas personas. La obligación general de respetar y garantizar
los derechos humanos vincula a los Estados, independientemente de cualquier circunstancia o consideración,
inclusive el estatus migratorio de las personas. El derecho del debido proceso legal debe ser reconocido en el
marco de las garantías mínimas que se deben brindar a todo migrante, independientemente de su estatus
migratorio. El amplio alcance de la intangibilidad del debido proceso comprende todas las materias y todas
las personas, sin discriminación alguna. Que la calidad migratoria de una persona no puede constituir una
justificación para privarla del goce y ejercicio de sus derechos humanos, entre ellos los de carácter laboral.
El migrante, al asumir una relación de trabajo, adquiere derechos por ser trabajador, que deben ser
reconocidos y garantizados, independientemente de su situación regular o irregular en el estado de empleo.
Estos derechos son consecuencia de la relación laboral. El Estado tiene la obligación de respetar y garantizar
los derechos humanos laborales de todos los trabajadores, independientemente de su condición de nacionales
o extranjeros, y no tolerar situaciones de discriminación en perjuicio de estos, en las relaciones laborales que
se establezcan entre particulares (empleador-trabajador). El Estado no debe permitir que los empleadores
privados violen los derechos de los trabajadores, ni que la relación contractual vulnere los estándares
mínimos internacionales. Que los trabajadores, al ser titulares de los derechos laborales, deben contar con
todos los medios adecuados para ejercerlos. Los trabajadores migrantes indocumentados poseen los mismos
derechos laborales que se corresponden a los demás trabajadores del Estado de empleo, y este último debe
tomar todas las medidas necesarias para que así se reconozca y se cumpla en la práctica.

Punto 4: ¿Cuál sería la validez de la interpretación por parte de un Estado Americano en el sentido de
subordinar o condicionar de cualquier forma la observancia de los derechos humanos fundamentales,
incluyendo el derecho a la igualdad ante la ley y a la igual y efectiva protección de la misma sin
discriminación, a la consecución de objetivos de política migratoria contenido en sus leyes,
independientemente de la jerarquía que el derecho interno atribuya a tales leyes, frente a las obligaciones
internacionales derivadas del PIDC y de otras obligaciones del derecho internacional de los derechos
humanos oponibles erga omnes?

Opinión: Se remite al artículo 27 de la Convención de Viena: Una parte no podrá invocar las
disposiciones de su derecho interno como justificación del incumplimiento de un tratado. Los Estados no
pueden subordinar o condicionar la observancia del principio de la igualdad ante la ley y la no
discriminación a la consecución de los objetivos de sus políticas públicas, cualesquiera que sean éstas,
incluidas las de carácter migratorio.
Conclusión se puede limitar algunos aspectos en cuanto a los derechos de los migrantes legales o ilegales,
pero SIEMPRE RESPETO POR LOS DERECHOS Y GARANTÍAS MÍNIMAS y también proteger a estas
personas para que no se valgan los empleadores de la condición de esas personas en base a una explotación.

CorteIDH. Titularidad de derechos de las personas jurídicas en el Sistema


Interamericano de Derechos Humanos (Interpretación y alcance del artículo
1.2, en relación con los artículos 1.1, 8, 11.2, 13, 16, 21, 24, 25, 29, 30, 44, 46,
y 62.3 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, así como del
artículo 8.1 A y B del Protocolo de San Salvador). Opinión Consultiva OC-
22/16 de 26 de febrero de 2016. Serie A No. 22.
Opinión consultiva de Paraná: Plantea la interpretación y alcance de varios artículos de la Convención
Americana en cuanto a la titularidad de derechos humanos de las personas jurídicas, el respeto de los
derechos que preveé el artículo 1, las garantías judiciales previstas en el artículo 8, la protección de la honra
y la dignidad prevista en el artículo 11, entre otras.

La Corte estimó que el principal problema jurídico que fue planteado en la solicitud de opinión consultiva es
si las personas jurídicas pueden ser consideradas como titulares de los derechos establecidos en la
Convención Americana y, por tanto, podrían acceder de forma directa al sistema interamericano como
presuntas víctimas. Para resolver esto utilizó diversos métodos, lo cual todos llegaban a la conclusión que el
motivo de creación de la Convención es la protección y defensa de la persona humana. Sin embargo, se
plantean dos cuestiones:

La Corte reiteró su jurisprudencia según la cual las comunidades indígenas son titulares de derechos
protegidos por el sistema interamericano y pueden presentarse ante éste en defensa de sus derechos y los de
sus miembros. Además, dadas las características comunes entre las comunidades indígenas y los pueblos
tribales, la Corte consideró que las conclusiones respecto al acceso de las comunidades indígenas al sistema
interamericano, aplican asimismo a los pueblos tribales.

Adicionalmente, hizo referencia a algunas de las fuentes de derecho internacional e interno en la materia que
estimó coadyuvaban a su jurisprudencia. Concluyó que las comunidades indígenas y tribales deben ser
consideras como titulares de ciertos derechos humanos por encontrarse en una situación particular, así como
debido a que esto se encuentra dispuesto en varios instrumentos jurídicos internacionales, de los que son
partes los Estados del sistema interamericano, y algunas de sus legislaciones nacionales.
Y por último la Corte concluyó la titularidad de los derechos establecidos en el artículo 8.1.a de los
sindicatos, las federaciones y las confederaciones, lo cual les permite presentarse ante el sistema
interamericano en defensa de sus propios derechos. Esta titularidad y acceso al Sistema estarían limitados a
las organizaciones sindicales constituidas u operantes en los Estados que hayan ratificado el Protocolo de
San Salvador. (Artículo 8.1 Protocolo San Salvador: 1. Los Estados Partes garantizarán: a. El derecho de los
trabajadores a organizar sindicatos y a afiliarse al de su elección, para la protección y promoción de sus
intereses. Como proyección de este derecho, los Estados Partes permitirán a los sindicatos formar
federaciones y confederaciones nacionales y asociarse a las ya existentes, así como formar organizaciones
sindicales internacionales y asociarse a la de su elección. Los Estados Partes también permitirán que los
sindicatos, federaciones y confederaciones funcionen libremente;)
Además, señaló su falta de competencia respecto a casos en los que se alegue el derecho a huelga.

FALLO VELAZQUEZ RODRIGUEZ VS HONDURAS


Este caso fue sometido a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, por la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos el 24 de abril de 1986. Se originó en una denuncia contra el Estado de Honduras en
1981

Al introducir la demanda, la Comisión invoco los artículos 50 y 51 de la Convención americana sobre


derechos humanos. La comisión sometió este caso con el fin de que la Corte decida si hubo violación, por
parte del estado involucrado, de los art 4 (derecho a la vida) 5 (derecho a la integridad personal) y 7
(derecho a la libertad personal) de la convención en perjuicio del señor Velásquez rodríguez. Asimismo,
solicito que la corte disponga “se reparen las consecuencias de la situación que ha configurado la
vulneración de esos derechos y se otorgue a la parte o partes lesionadas una justa indemnización".

Hechos Durante los años de 1981 a 1984, en la República de Honduras, entre 100 y 150 personas
desaparecieron sin que se haya vuelto a tener noticia alguna de muchas de ellas. Las desapariciones solían
iniciarse mediante el secuestro violento de las víctimas, muchas veces a la luz del día y en lugares poblados,
por parte de hombres armados, vestidos de civil y disfrazados que actuaban con aparente impunidad en
vehículos sin identificación oficial y con cristales polarizados, sin placas o con placas falsas.

Estos hechos constituían una práctica sistemática perpetrada en contra de personas consideradas por las
autoridades hondureñas como peligrosas para la seguridad del Estado.

Tanto las autoridades militares y policiales como el Gobierno y el Poder Judicial se negaban o eran
incapaces de prevenir, investigar y sancionar los hechos y de auxiliar a quienes se interesaban en averiguar
el paradero y la suerte de las víctimas o de sus restos.

En este escenario, Manfredo Velásquez, estudiante de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras,


desapareció el 12 de septiembre de 1981, entre las 16:30 y las 17:00 horas, secuestrado por personas
vinculadas con las Fuerzas Armadas o bajo su dirección, en forma violenta y sin mediar orden judicial de
captura. Los denunciantes declararon que varios testigos oculares manifestaron que fue llevado junto con
otros detenidos a las celdas de la II Estación de la Fuerza de Seguridad Pública ubicadas en el Barrio El
Manchén de Tegucigalpa, donde fue sometido a "duras interrogaciones bajo crueles torturas, acusado de
supuestos delitos políticos". Agrega la denuncia que el 17 de septiembre de 1981 fue trasladado al I Batallón
de Infantería donde prosiguieron los interrogatorios y que, a pesar de esto, todos los cuerpos policiales y de
seguridad negaron su detención.

Después de haber transmitido la denuncia al Gobierno, la Comisión, en varias oportunidades, solicitó del
mismo la información correspondiente sobre los hechos denunciados. Ante la falta de respuesta del
Gobierno, la Comisión, por aplicación del artículo 42 de su Reglamento, presumió "verdaderos los hechos
denunciados en la comunicación de 7 de octubre de 1981 relativos a la detención y posterior desaparición
del señor Ángel Manfredo Velásquez Rodríguez en la República de Honduras" y observó al Gobierno "que
tales hechos constituyen gravísimas violaciones al derecho a la vida (art. 4) y al derecho de libertad personal
(art. 7) de la Convención Americana" (resolución 30/83 de 4 de octubre de 1983).

El 18 de noviembre de 1983 el Gobierno pidió la reconsideración de la resolución 30/83, argumentando que


no se habían agotado los recursos de la jurisdicción interna; que la Dirección Nacional de Investigación
desconocía el paradero de Manfredo Velásquez; que el Gobierno estaba haciendo todas las diligencias para
esclarecer el paradero de la persona en cuestión y que había rumores de que Manfredo Velásquez "anda con
grupos de guerrilleros de El Salvador".

El 30 de mayo de 1984 la Comisión comunicó al Gobierno que había acordado, reconsiderar la resolución
30/83, continuando con el estudio del caso", y solicitó información, entre otros aspectos, sobre el
agotamiento de los recursos de la jurisdicción interna.

La Comisión, el 29 de enero de 1985, reiteró el pedido de 30 de mayo de 1984 y advirtió que adoptaría una
decisión final sobre este caso en su sesión de marzo de 1985. El 1º de marzo de ese año el Gobierno pidió
que la decisión final fuera postergada e informó que se había establecido una Comisión Investigadora sobre
la materia. La Comisión Interamericana accedió el 11 de marzo a la solicitud del Gobierno y le concedió un
plazo de 30 días para enviar la información pedida, sin que ésta hubiese sido remitida por el Gobierno dentro
del plazo.

El 17 de octubre de 1985 el Gobierno presentó a la Comisión el texto del Informe emitido por la Comisión
Investigadora.
El 7 de abril de 1986, el Gobierno informó sobre las diligencias incoadas contra los supuestos responsables
de la desaparición de Manfredo Velásquez y otros, ante el Juzgado de Letras Primero de lo Criminal, el cual
dictó auto de sobreseimiento "a excepción del General Gustavo Álvarez Martínez, por haberse sacado
testimonio, por hallarse éste fuera del país", decisión posteriormente confirmada por la Corte Primera de
Apelaciones.

La Comisión, en resolución 22/86 de 18 de abril de 1986, consideró que la nueva información presentada
por el Gobierno no era suficiente para ameritar una reconsideración de su resolución 30/83 y que, por el
contrario, "de todos los elementos de juicio que obran en el caso se deduce que el señor Ángel Manfredo
Velásquez Rodríguez continúa desaparecido sin que el Gobierno. . . haya ofrecido pruebas concluyentes que
permitan establecer que no son verdaderos los hechos denunciados". La Comisión en esta misma resolución
confirmó la 30/83 y refirió el asunto a la Corte.

Excepciones preliminares / Competencia


Falta de declaración formal de admisibilidad por la Comisión
El Gobierno sostuvo que la Comisión omitió un requisito impuesto por la Convención, al no haber
reconocido formalmente la admisibilidad del caso. Al respecto, la Corte consideró que si bien para que una
petición sea considerada inadmisible se requiere una declaración expresa de la Comisión, tal requisito no
aparece para efectos de la admisión. Sin perjuicio de ello, precisó que cuando un Estado suscite una cuestión
de inadmisibilidad, la Comisión debe hacer una declaración formal en uno u otro sentido, lo que no ha
sucedido en el presente caso.

Omisión del procedimiento de solución amistosa del asunto


El Gobierno alegó que la Comisión infringió el artículo 48.1.f) de la Convención por no haber promovido
una solución amistosa en el asunto. La Corte consideró que una interpretación, del referido artículo, de
acuerdo con el contexto de la Convención, lleva al convencimiento de que esa actuación de la Comisión
debe intentarse sólo cuando las circunstancias de una controversia determinen la necesidad o la conveniencia
de utilizar este instrumento. Asimismo, de conformidad con el artículo 45.2 del Reglamento de la Comisión,
la misma posee facultades discrecionales, pero de ninguna manera arbitrarias, para decidir, en cada caso, si
resulta conveniente o adecuado el procedimiento de solución amistosa para resolver el asunto en beneficio
del respeto a los derechos humanos. Atendiendo a las circunstancias del caso, la Corte resolvió desestimar
esta excepción.

Falta de realización de una investigación in loco


El Gobierno señaló que la Comisión no había realizado una investigación in loco para verificar los hechos
denunciados. Al respecto, la Corte consideró que, del contexto de los preceptos que regulan las citadas
investigaciones in loco (arts. 48.2 de la Convención, 18.g) del Estatuto de la Comisión y 44 y 55 a 59 de su
Reglamento), se infiere que este instrumento de comprobación de hechos está sujeto a la apreciación
discrecional de la Comisión para acordarlo de oficio o a petición de las partes, dentro de las hipótesis
previstas por las citadas disposiciones normativas y no es obligatorio dentro del procedimiento regulado por
el artículo 48 de la Convención.

Omisión de una audiencia previa


El Gobierno alegó que la Comisión estaba obligada a realizar una audiencia previa. Sin embargo, la Corte
consideró que la audiencia previa, como etapa procesal, sólo procedía cuando la Comisión lo estimara
necesario para completar la información proporcionada por las partes, o cuando éstas lo solicitaran
expresamente. En consecuencia, la Corte declaró infundada la excepción propuesta toda vez que, en el
presente caso, ni los denunciantes ni el Gobierno, solicitaron la celebración de una audiencia, y tampoco la
Comisión la estimó necesaria.

Aplicación indebida de los artículos 50 y 51 de la Convención


En el petitorio relativo a las cuestiones de admisibilidad, el Gobierno solicitó que la Corte declare que la
Comisión no agotó los procedimientos establecidos en los artículos 48 a 50 de la Convención, sin cuyo
cumplimiento no debió haber referido el caso a la Corte, al tenor del artículo 61.2 de la misma. Sobre el
particular, la Corte admitió que los requerimientos de los artículos 50 y 51 no fueron observados a
cabalidad, sin embargo, puntualizó que este hecho en ninguna forma perjudicó los derechos del Gobierno.

Falta de agotamiento de los recursos internos de jurisdicción interna


Finalmente, el Gobierno objetó la admisibilidad del caso ante la Comisión, por considerar que los recursos
internos no fueron previamente agotados. Sobre la excepción propuesta, la Corte manifestó que, si bien el
agotamiento de los recursos internos es un requisito de admisibilidad ante la Comisión, la determinación de
si tales recursos se han interpuesto y agotado o si se está en presencia de una de las excepciones a la
exigibilidad de dicho requisito, es una cuestión relativa a la interpretación o aplicación de la Convención. En
tal sentido, declaró que habida cuenta que, en este caso, la cuestión de los recursos internos se aproximaba
sensiblemente a la materia de fondo, debía ser resuelta junto con las cuestiones de fondo.

Fundamentos
La Corte señaló que, de conformidad con el artículo 1.1 de la Convención, es ilícita toda forma de ejercicio
del poder público que viole los derechos reconocidos por la misma. En tal sentido, en toda circunstancia en
la cual un órgano o funcionario del Estado o de una institución de carácter público lesione indebidamente
uno de tales derechos, se está ante un supuesto de inobservancia del deber de respeto consagrado en ese
artículo. En este caso, la Corte señala que hubo una completa inhibición de los mecanismos teóricamente
adecuados del Estado hondureño para atender a la investigación de la desaparición de Manfredo Velásquez.

Artículo 7 (Derecho a la Libertad Personal)


Habiendo quedado demostrada la existencia de una práctica de desapariciones forzadas cumplida o tolerada
por las autoridades hondureñas entre los años 1981 a 1984, la Corte concluye que se ha producido una
violación múltiple y continuada de numerosos derechos reconocidos en la Convención y que los Estados
Partes están obligados a respetar y garantizar. La detención de Manfredo Velásquez lo privó de su libertad
física sin fundamento en causas legales y sin ser llevado ante un juez o tribunal competente que conociera de
su detención. Para la Corte, todo ello infringe directamente el derecho a la libertad personal reconocido en el
artículo 7 de la Convención.

Artículo 5 (Derecho a la Integridad Personal)


Asimismo, en el marco de una desaparición forzada, el aislamiento prolongado y la incomunicación coactiva
a los que se ve sometida la víctima representan, por sí mismos, formas de tratamiento cruel e inhumano,
lesivas de la libertad psíquica y moral de la persona y del derecho de todo detenido al respeto debido a la
dignidad inherente al ser humano. En este caso, la desaparición de Manfredo Velásquez constituyó una
violación al derecho a la integridad personal reconocido en el artículo 5 de la Convención.

Artículo 4 (Derecho a la Vida)


La práctica de desapariciones ha implicado, con frecuencia, la ejecución de los detenidos, en secreto y sin
fórmula de juicio, seguida del ocultamiento del cadáver con el objeto de borrar toda huella material del
crimen y de procurar la impunidad de quienes lo cometieron. En el caso de Manfredo Velásquez pese a los
años transcurridos, aún se ignora su paradero.

Puntos Resolutivos
La Corte decidió, por unanimidad, desestimar la excepción preliminar de falta de agotamiento de los
recursos internos opuesta por el Gobierno de Honduras; y declarar que Honduras violó, en perjuicio, de
Ángel Manfredo Velásquez Rodríguez los deberes de respeto y de garantía del derecho a la libertad personal
(artículo 7 de la Convención), el derecho a la integridad personal (artículo 5 de la Convención) y el derecho
a la vida (artículo 4 de la Convención), todos ellos en conexión con el artículo 1.1 de la misma.

Reparaciones
La Corte decidió fijar en setecientos cincuenta mil lempiras la indemnización compensatoria que el Estado
de Honduras debía pagar a los familiares de Ángel Manfredo Velásquez Rodríguez. Así, la cantidad
correspondiente a la cónyuge de Ángel Manfredo Velásquez Rodríguez fue de ciento ochenta y siete mil
quinientos lempiras; y la cantidad correspondiente a sus hijos fue de quinientos sesenta y dos mil quinientos
lempiras. Sobre este último punto la Corte sentenció que con la suma atribuida a los hijos se debía constituir
un fideicomiso en el Banco Central de Honduras, en las condiciones más favorables según la práctica
bancaria hondureña.

Interpretación de la Sentencia
La Corte interpretó que la expresión "en las condiciones más favorables" se refiere a que todo acto o gestión
del agente fiduciario debe asegurar que la suma asignada mantenga su poder adquisitivo y produzca frutos o
dividendos suficientes para acrecerla. Asimismo, la frase según la práctica bancaria hondureña, indica que el
agente fiduciario debe cumplir fielmente su encargo como un buen padre de familia y tiene la potestad y la
obligación de seleccionar diversos tipos de inversión, ya sea mediante depósitos en moneda fuerte como el
dólar de los Estados Unidos u otras, adquisición de bonos hipotecarios, bienes raíces, valores garantizados o
cualquier otro medio aconsejable, como precisamente lo ordenó la Corte, por la práctica bancaria hondureña.

También podría gustarte