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EL CAMINO DEL PURGATORIO Novela Católica
EL CAMINO DEL PURGATORIO Novela Católica
DEL PURGATORIO
de Emma Belges
Novela Católica
PRÓLOGO
Novela Católica EL CAMINO DEL PURGATORIO. Se
trata de una narrativa fascinante y rica en imágenes, donde se
plasma la vivencia del Purgatorio de un personaje ficticio de
nombre Emma Belges, una gemela. Aunque es prácticamente una
continuación de la novela El Juicio Particular, sin embargo, su
trama está desarrollada de tal modo que, aunque no se haya leído
esta anterior, pueda ser entendible perfectamente por todo tipo de
lector.
Es un reto escribir sobre una realidad del más allá, pero
aún con los límites del lenguaje humano, se ha procurado
transmitir un trasfondo doctrinal único. Por eso, el lector
encontrará en su trama y subtramas elementos materiales, tales
como "puerta", "camino", “luz”, "cicatrices", "tumor", "marca",
"huellas", "llanto", "vapor", etc. Todas, cosas materiales, pero que
tienen un significado espiritual.
Toda la novela está basada en la enseñanza de la Iglesia,
es decir, del Catecismo, de Benedicto XVI, de Santa Catalina de
Génova y el Magisterio de la Santa Madre Iglesia. Por eso, se
espera que cada lector pueda dedicar tiempo cada día para extraer
la completa verdad sobre este misterio de purificación, del que
habla la misma Sagrada Escritura (1 Co 3, 15; 1 P 1, 7; Mt 12, 31;
2 M 12, 46; Jb 1, 5).
¿Tiene actualidad el tema del Purgatorio para el hombre
de hoy?, ¿qué nos aporta? Sí tiene actualidad, y la razón es muy
sencilla: porque las realidades del mal, el dolor y el amor siempre
son actuales. ¿Qué persona no se siente presa del pecado, o no
sufre, o no se cansa a veces de amar? Saber que el mal que
hacemos aquí en la tierra tiene repercusión futura; saber que el
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EL CAMINO DEL PURGATORIO
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EL CAMINO DEL PURGATORIO
INTRODUCCIÓN
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EL CAMINO DEL PURGATORIO
CAPÍTULO 1
LA ENTRADA
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EL CAMINO DEL PURGATORIO
EMMA, ACOMPAÑADA
Una vez que Emma colocó sus pies en la gris realidad del
Purgatorio, de inmediato apareció una persona a su lado. Tal
persona irradiaba seguridad y serenidad.
—¡Qué bueno: tú, otra vez!— exclamó Emma—. Era
su ángel de la guarda.
—Sí, aquí me tienes de nuevo. Soy el encargado de guiarte
en esta nueva experiencia, en este camino de limpieza, en esta
Bienaventurada aventura.
— ¿”Camino”… y de limpieza? —preguntó Emma.
—Sí, “camino”. Mira hacia allá—. Y le señaló la lejanía.
Se veía una larga vía rectilínea, donde una enorme cantidad de
almas caminaba hacia adelante sin detenerse, cada una con su
ángel acompañante al lado. Unas iban muy adelantadas, otras
menos.
—¿Hacia dónde van? —preguntó Emma con mucho
asombro.
—Hacia el Ser Absoluto, hacia Dios, quien es el atractivo
y el verdadero reposo de todas estas almas, incluyéndote. En Él,
toda criatura encaja perfectamente. Esas almas van a la Eterna
Dicha del Cielo.
En realidad, Emma no tenía un concepto completamente
claro sobre Dios, por lo que su atractivo hacia Él, aún no era
nítido. El deseo natural de Dios era aún imperfecto, porque tenía
muchos apegos desordenados a las cosas creadas. Ciertamente
intuía a Dios, y en el fondo sabía que lo necesitaba, porque a su
manera lo amaba, pero su intelecto no estaba aún preparado para
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EL CAMINO DEL PURGATORIO
EL COMIENZO
—¡Anda, pues, adelante: comienza a caminar! —le dijo el
fiel acompañante.
Emma empezó a dar el primer paso. Al punto que lo dio,
cayó sobre ella una tenue luz que venía de muy arriba.
— ¿Y esta luz?
— Es la tierna mirada de Dios —repuso el ángel.
—Pero, no veo a Dios.
—A Dios no lo necesitas ver para saber de Él y estar con
Él. Basta que lo aceptes.
Comenzó a sentir un añadido que antes no tenía. Era que
la luz de aquella mirada comenzaba a hacer su efecto.
—¿Por qué estoy sintiendo algo que nunca he sentido?
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CAPÍTULO 2
PRIMER TRAMO:
La relación con Dios
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EL VALOR DE LO AUSENTE
Emma empezó a vivir una especie de calor espiritual
venido de lo alto, pues aquella luz que había recibido en la puerta
gris la seguía acompañando, pero desde este instante dicha luz la
sentía con fuerza mayor. Ella se comenzó a sentir fuertemente
amada por Dios de un modo que nunca había vivido, lo cual hizo
surgir en sí una nostalgia enorme y un marcado deseo de
correspondencia. El anhelo que tenía de Dios era muy, pero muy
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EL CAMINO DEL PURGATORIO
EFECTOS DE LA ORACIÓN
Las variadas oraciones que por Emma se hacían durante
el velorio, habían contribuido grandemente a aumentar un poco el
ritmo de sus pasos. Los rosarios que elevaban daban a Emma un
aumento de esperanza y, por tanto, un considerable avance.
EL ENTIERRO
Llegó el momento del obligatorio entierro. Se realizó en
el cementerio municipal bajo un clima normal, marcado por el
dolor y la resignación. Ahí estaba su querida gemela, Emily, con
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EL CAMINO DEL PURGATORIO
MUCHAS ALMAS
Por la puerta gris del Purgatorio acababan de pasar
quinientas almas de personas que habían muerto por causa de una
guerra que acababa de estallar. Inmediatamente comenzaron su
caminata. Algo muy curioso era que ninguna de ellas caminaba
con idéntico ritmo, pues eso dependía de muchos factores: del
grado de amor que tenían, de las ayudas que recibían del cielo o
de la tierra, de la profundidad y cantidad de marcas que poseyesen
Todas estas almas se hallaban en un clima de amor,
aunque con dolor, como se dijo, por no gozar de la plena posesión
de Dios. Incluso, todas tenían en su intimidad un sentido de
gratitud, pues vivían el momento presente como el mejor. En
verdad, la esperanza era la única respiración en aquella bendita
marcha. Las más avanzadas, las que andaban en los dos últimos
tramos, iban adquiriendo un color rojizo, fruto del amor en el que
poco a poco se iban sumergiendo.
UN CASO PARTICULAR
Entre los miles de espíritus caminantes, transitaba el alma
de un anciano que había muerto a causa de una enfermedad que
lo había hecho sufrir mucho en sus últimos quince años de vida.
Su fe y su amor no estaban tan desarrollados como para pasar
rápido por este primer tramo, ni menos para pasar rápido su
purgatorio. Sus quince años de dolencias le habían provocado un
expreso y crónico ensimismamiento, al no tener suficiente caridad
filial. Su sufrimiento, sus oraciones vocales y la ayuda espiritual
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EL CAMINO DEL PURGATORIO
SIGUE EMMA
El servicio que se le estaba prestando en ese camino de
limpieza, provocó una conversación con su noble acompañante.
—De mí, quiere salir un impulso que me mueve a dar
gracias —dijo Emma.
—Sí, es normal—dijo el ángel, y prosiguió—: este es el
sentimiento con el que las almas fieles comienzan a corresponder
a los detalles del amor de Dios. En la gratitud hay varias virtudes
concentradas: la humildad, la confianza, la sabiduría práctica, la
sinceridad, la justicia y el olvido de sí.
Emma se estaba convirtiendo, sin darse cuenta, en una
productora de pensamientos sabios y altos. El anhelo de Dios, y
junto a este, el dolor por no contemplarlo cara a cara la estaba
convirtiendo poco a poco en una cualificada adoradora de Dios,
aunque todavía faltaba mucho camino.
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EL CAMINO DEL PURGATORIO
EL PROTAGONISTA PRIMORDIAL
El Purgatorio estaba siendo para las innumerables almas
un recinto de amor y libertad. Todo ello era por los méritos
sagrados de Cristo, quien era el que mantenía vivo el favoroso
calor de este santo lugar. La variedad de personalidades que allí
existía, la diferencia de cada alma, era un signo de la majestad de
Dios y era una invitación general a su glorificación. La sangre de
Cristo había sido derramada por cada una de esas almas
purgantes, por lo que, sin gestionar palabra alguna, el ambiente
parecía pronunciar una solemne alabanza al Dios Uno y Trino.
El seno del Purgatorio, visto desde la perspectiva de Dios,
era como un canto de gloria. De hecho, cada 02 de noviembre,
varios querubines tenían la autorización de pisar el suelo del
Purgatorio por un instante, para entonar allí el canto del Santo, y
lo hacían con el fin de dar a entender que la Santidad de Dios era
el fundamento de aquella realidad purgante, pues Dios estaba
mostrando su poder limpiando aquel cúmulo de miserias humanas
que, de no existir el Purgatorio, lo que harían era dejar ver con
menos intensidad la divina gloria.
UN AVARO CONVERTIDO
A un kilómetro detrás de Emma andaba el alma de un
joven que acababa de morir en un accidente de tránsito. Tenía
poco de haberse convertido, porque vivió mucho tiempo en la
más nefasta avaricia. Con la herencia que había recibido de sus
difuntos padres, el dinero y el afán de poseer bienes materiales
habían desaparecido en él, el deseo de Dios. Desde niño había
recibido instrucción religiosa, pero la juventud lo llevó por
caminos muy peligrosos. Lo cierto es que, cuando le llegó la
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EL CAMINO DEL PURGATORIO
UN ALMA VELOZ
A Emma la pasó por el lateral un alma que andaba muy
rápido, tanto que al ángel guardián de Emma no le dio tiempo ni
de fijarse en su cara.
—¿Y esa alma? —preguntó Emma.
—Debe ser un alma muy limpia.
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CAPÍTULO 3
SEGUNDO TRAMO:
La relación consigo misma
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EL CAMINO DEL PURGATORIO
EMMA Y EL PAVOR
Aunque Emma venía del juicio particular, en el que
obtuvo un exacto conocimiento de sí misma, su experiencia
purgante era algo sumamente novedoso. Es decir, no era que ella
sabía o imaginaba lo que le vendría por tales imperfecciones. No.
Más bien era un caminar en la sorpresa. Cada paso que daba en
este sacrosanto recinto era un paso a lo imprevisible. Ella seguía
con el anhelo doloroso que le había dejado el primer tramo y con
el gozo que le estaba dejando este segundo. Se estaba purificando
su “yo”. Su conformidad seguía imperturbable. Las extrañezas
que estaba soltando de vez en cuando delante del ángel no eran
de miedo, sino de razonamiento y lógica expectación.
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EL CAMINO DEL PURGATORIO
¿POR ESO?
Caminaban miles y miles con ritmos diferentes, por lo
cual Emma alcanzaba a algunas almas y otras la alcanzaban a ella.
Había una que, como todas, caminaba siempre hacia adelante,
pero de vez en cuando volteaba la mirada hacia atrás. Era el alma
de una dama que dedicó gran tiempo de su vida terrena en
gloriarse de su lisa cabellera. Había muerto a los veinte años y
tenía un cabello muy hermoso. Muchas horas del día lo dedicaba
a tocar, lucir, y gozase se su cabello de forma maniática. El
Purgatorio le estaba haciendo el favor de liberarla de tal
imperfección o falta de virtud. Ese hábito vanidoso había
provocado en ella una mancha algo profunda.
EL VALOR DE LO POSITIVO
Desde una panorámica de fe, el Purgatorio era no
solamente un medidor de lo negativo, sino también, de manera
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EL CAMINO DEL PURGATORIO
EL JUSTO AMOR DE SÍ
Lo que vivía Emma lo vivían también las demás almas.
El “tiempo” que Emma llevaba de caminata estaba siendo
un verdadero regalo para ella, porque mientras más adelantaba
más cerca estaba de Dios y, por tanto, más libre se sentía. La
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EL CAMINO DEL PURGATORIO
Se dio cuenta que la mirada simple no daba abasto con todos los
tramos de adelante, pues la muchedumbre se perdía a la vista. De
lo que sí se dio cuenta en ese mirar fue una masa de luz que estaba
en el horizonte, lo cual le abrió interiormente las ventanas de la
esperanza en su intelecto.
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CAPITULO 4
TERCER TRAMO:
La relación con los prójimos
GEMIR
Con el fin de quitar los cayos espirituales debidos a
imperfecciones del trato con el prójimo, la divina luz que caía
sobre Emma fue aumentada en su intensidad. Al punto de este
aumento, creció el calor, y con este se ensanchó la conciencia del
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UNA RELIGIOSA
Por este tramo tercero ya iba el alma de una monja, cuya
vida terrena había transcurrido en una bondad muy simple. La
religiosa había ingresado a su congregación a los 18 años de edad
y había hecho votos perpetuos quince años atrás. El carisma de su
congregación era cuidar niños huérfanos. En este tramo debía
caminar varios años, ya que estaba purgando el no tener absoluta
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EL CAMINO DEL PURGATORIO
paciencia con los niños. Era irascible con ellos y no los miraba
con vista profunda de captar en ellos el rostro de Cristo. Al amor
que mostraba a los niños le faltaba brillo de caridad genuina. Los
quería desde la vista simplemente humana, pero le faltaba la
mirada contemplativa de la fe. Ciertamente, el hecho de cumplir
con lo que le exigía el reglamento de la congregación le ayudó a
ganar la salvación, ahora Dios le estaba dando esa gracia de
reparar con la luz del Purgatorio lo que no hizo con la medida de
Cristo.
EL LLANTO
Ya nuestra amiga había llegado al punto de no tener
gemidos tan graves. Ahora comenzaba a llorar. El llanto le salía
de forma espontánea, ella no lo buscaba. Era que la divina gracia
le estaba ayudando a hacerse consciente de lo que significaba la
debilidad de sus prójimos en el sentido real de la expresión. El
llanto no era de arrepentimiento sino de concientización. Con este
hecho estaba limpiando las millones de rabias y molestias que
había vivido por causa de los defectos ajenos y que no había
reparado con la caridad. Nomás en sus estudios universitarios
había dos mil enojos no reparados. Es que en su vida terrena no
tenía una caridad perfecta, por lo que era fácil para las críticas,
las envidias, la ira, el desenfreno, la amargura, sus correcciones
hacia el alumnado del que ella era líder no nacían del amor sino
de la molestia. El llanto era la pena que pulía la caridad fraterna
en el Purgatorio, por eso también se oían llantos de todas las
características habidas y por haber. El sonido era espeluznante.
En este breve, pero intenso llanto que vivía nuestra
gemela, también fue purificado el pequeño tumor que tenía por
un resentimiento que le había dejado un estafador. Luchó bastante
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CAPÍTULO 5
CUARTO TRAMO:
La relación con las demás cosas creadas.
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OTRO CASO
En este cuarto tramo, Emma se sentía muchísimo más
libre que antes. Ya recuperada la esperanza, caminaba con la
mirada fija en la lejanía. Observaba cómo miles y miles de almas
caminaban con ella en buena sintonía. Miró hacia su lado derecho
y se dio cuenta que iba un tío suyo que había muerto veinte años
atrás. A ambos se les concedió tener una muy breve conversación.
El saludo no fue sanguíneo sino universal.
—Llevo en este tramo tres años, porque en vida terrena fui
exageradamente amante de los perros—dijo el tío.
Emma recordó que cuando ella tenía once años su tío tenía
fama de amar de forma extremada a los animales, hasta el punto
que se dedicaba más a ellos que a las personas. Pertenecía a una
asociación protectora de animales y era fanático de recoger perros
de la calle. Llegó a tener cincuenta perros en su casa. Sus hijos lo
tenían por un mal padre y un excelente ecologista. El Purgatorio
estaba limpiando su amor desordenado a las criaturas, pero su
apego era tan espeso que tres años en ese cuarto tramo eran
insignificantes. Necesitaba más de tres años.
ASI SE PURIFICA LA LUJURIA
Entre los millares de almas había cinco mil que mientras
caminaban sentían un fuerte ardor. Muchas de ellas habían
llegado al Purgatorio trescientos años atrás. Por aquí iba gente de
diversa variedad: jóvenes, esposos, consagrados y consagradas.
Iban pocos niños. Andaban haciendo movimientos continuos
como queriendo zafarse del ardor. No era desespero, sino justicia.
Era que esas almas merecían abundantes penas temporales debido
al pecado de lujuria. Tuvieron muchas caídas en el sexo
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ANCIANA CANSADA
Por este tramo transitaba el alma de una anciana que,
aunque no tenía muchas cicatrices, sin embargo la experiencia de
sus últimos años de vida la estaba deteniendo mucho tiempo en
ese cuarto tramo, porque parte de su ancianidad la vivió en la
depresión. Sus cinco últimos años los vivió en la monotonía y en
el deseo de no seguir viviendo, por razones de cansancio. Murió
a los 98 años.
Su ángel de la guarda le estaba hablando:
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AGONIA Y ANGUSTIA
Por allí también caminaba el alma de un médico pediatra
que en la hora de morir tuvo una agonía llena de mucha angustia.
Cuando se hallaba a horas de morir, y con plena conciencia, su
preocupación más marcada eran sus hijos y su esposa. Él no los
quería dejar solos. Su ángel guardián le susurraba interiormente:
“no te preocupes de los tuyos, que Dios los cuidará mejor que tú.
Abandónate al divino poder”. Pero, no, aun así no logró un
desprendimiento completo de su familia. Ahora, el Purgatorio
estaba realizando ese desprendimiento de forma obligatoria, ya
que ese cuatro tramo, como se dijo, era el tramo del
desprendimiento del mundo.
EMMA
El semblante de Emma era novedoso, y cada vez lo era
más. Cada paso que daba era visto por ella como algo sumamente
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CAPÍTULO 6
QUINTO TRAMO:
Las Omisiones
EMMA
A Emma el calor la estaba limpiando de la frivolidad que
tuvo en el mundo estudiantil, cuando, siendo una líder nata y
teniendo la autoridad pertinente, no diligenció lo suficiente para
lograr más mejoras en su universidad. Allí se estaban borrando
totalmente las cicatrices por no haber cumplido exactamente con
el reglamento de la institución donde trabajaba de docente, pues,
sobre todo en los primeros años de ejercicio de la profesión hacía
cosas que venían de su propia voluntad, pero como una especie
de huir al sacrificio.
Ese calor estaba evaporando las huellas dejadas por las
veces que descuidó sus deberes de esposa, es decir, aquellas cosas
que por pereza o rutina dejaba de hacer aunque a grandes voces
se lo exigiese la conciencia. Ahí también limpiaba su oficio de
madre, esas innumerables veces que se levantaba obligada para
cocinar y preparar a sus hijos en sus idas al colegio. También
purificaba las veces que no pagaba los impuestos y mensualidades
de condominio de su urbanismo. Todo esto era aniquilado con
aquel intensísimo calor, que no tenía comparación con ningún
calor terreno. Emma recordó por un instante la vez que en su
infancia sufrió quemaduras de tercer grado, y haciendo una leve
comparación, se dio cuenta que aquel dolor de piel era nada en
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UN CLÉRIGO
Ya caminaba por este tramo, y por el vapor, el alma de un
sacerdote que, aunque tuvo sus considerables esfuerzos por ser un
buen pastor, sin embargo en él estaban impresas algunas marcas
con imperfecciones y omisiones. Por ejemplo, de las quince mil
misas que había rezado en treinta años de ministerio sacerdotal,
sólo el cinco por ciento las había vivido con excelente fervor, el
resto fueron hechas con distracción y mínimo de amor. La liturgia
de las horas la celebraba, muchas de ellas, con poco espíritu
eclesial o entre la monotonía y la dejadez.
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LOS TALENTOS
Hubo un momento que las almas que iban pasando por el
vapor hacían un pequeñito brinco. Era que en cuestión de un
instante limpiaban los talentos desperdiciados. Eran aquellas
cosas que Dios había dado a cada alma para que las pusieran al
servicio de los demás. Emma había recibido el don de cantar, pero
no se atrevió a colocar esto al servicio, y ahora se le estaba, por
así decirlo, pasando factura. Los que eran artistas, pintores,
culturistas fueron liberados de las muchas o pocas tibiezas con las
que desempeñaron su oficio.
EMMA
Ya nuestra amiga había pasado la prueba del vapor de
abajo. Había tardado en ese subtramo casi una hora. Siguió su
camino con tan sólo la luz de arriba, aquella que con el ángel,
venía siendo su fiel compañera. Se sentía libre de forma
abundante. Seis mil faltas de omisión le fueron limpiadas, entre
estas, además de las que se han mencionado, estaban las
penitencias impuestas en el sacramento de la confesión no
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OTRO AMBIENTE
Todavía estaban en el quinto tramo. Las luces que
iluminaban a cada alma se unieron en una única luz, de modo que
se abrió un compás de luz en tamaño gigante. La potente luz
sustituyó el gris del ambiente. Así que, quedó la total claridad.
Eso hizo que a poquísimos kilómetros se viera la puerta blanca
resplandeciente de luz. Caminaban serenamente con una mirada
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LA ORACIÓN NATURAL
Emma llevaba consigo una especie de música mística, con
la que veía la realidad presente bajo una armonía general, tanto
que la divina gracia guiaba a la mente de Emma sin ningún tipo
de esfuerzo. Oraba en sintonía con los salmos. Ella, en vida
terrena no los conocía ni los rezaba, pero ahora que caminaba en
la libertad de los hijos de Dios, sintonizó perfectamente con las
palabras inspiradoras de este libro bíblico.
Caminaba con la mirada fija en la llamativa puerta blanca.
En medio de ese andar decía en su mente: “mi alma tiene sed de
Dios, del Dios vivo: ¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios?”
(Salmo 41, 3). Eran palabras saboreadas y matizadas por un alma
enamorada. Emma las asumía con ímpetu desbordante. Tenía
deseos infinitos de tomar posesión de Dios, mejor dicho, de que
Dios la tomase a ella.
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FIN
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