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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA

TERAPIA OCUPACIONAL
PSICOMOTRICIDAD

DESARROLLO PSICOMOTOR DEL NIÑO DE 0 A 12 MESES

Material elaborado por la docente Silvana San Martín, extraído del texto de GASSIER,
Jacqueline. Manual del desarrollo psicomotor del niño. 2º edición. Barcelona, Masson,
1990. 133 p.

LA MIELINIZACIÓN DEL SISTEMA NERVIOSO

Sabemos que la mielinización, es decir, el desarrollo de una vaina de sustancia grasa (la mielina)
alrededor de los cilindros de las fibras nerviosas, marca el punto de partida del sistema de
conducción de influjos nerviosos. Este desarrollo se realiza por etapas. La mielinización alcanza en
primer lugar los centros bulbares, después la región del tercer ventrículo…, después… en fin…, las
células piramidales del córtex cerebral (es decir, las células que forman el córtex cerebral sede de
la voluntad consciente). Al nacer, la mielinización sólo alcanza los Centros subcorticales, haciendo
del recién nacido un ser automático. Sus actos son reflejos llamados «arcaicos” Reacciona a las
estimulaciones con movimientos que no puede controlar. El control de estos reflejos se hace
desde el nacimiento. Demuestra al médico que el sistema nervioso del recién nacido es normal.
Los reflejos arcaicos persisten hasta el segundo mes (excepto el reflejo de marcha automática, que
sólo dura una semana).

«Los reflejos arcaicos del recién nacido»

El reflejo de Grasping (llamado también de prensión): la excitación de la palma de la mano del


recién nacido mediante un objeto determina la fuerte flexión de los dedos sobre este objeto.
Existe también un grasping de los pies menos intenso.

El reflejo de succión: la excitación de los labios del recién nacido da lugar a un movimiento rítmico
de succión.

El reflejo de enderezamiento estático: el niño tiene tendencia a extender los miembros inferiores
cuando se le ejerce una presión sobre las plantas de los pies (el talón en particular). Esta reacción
desaparecerá hacia el séptimo mes para reaparecer más tarde en su forma activa, cuando el niño
sea capaz de enderezarse.

El reflejo de la marcha automática: la excitación de las plantas de pies del recién nacido
(poniéndolo de pie encima de una mesa por ejemplo), determina un movimiento de las piernas
que recuerda la marcha.

El reflejo de Moro (llamado también reflejo de los brazos en cruz o del abrazo): cuando se produce
un golpe seco (por ejemplo, una palmada), el niño separa bruscamente los brazos y, en un
segundo tiempo, los vuelve a poner sobre su pecho. Puede provocarse de diversas formas y
también se manifiesta al cambiarlo de posición.
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Algunos reflejos observados en el recién nacido que no desaparecerán definitivamente:
— EL HIPO, que se acompaña de movimientos de la lengua y del maxilar inferior, entrecortado por
pausas.
— EL BOSTEZO traduce la fatiga del recién nacido.
— EL ESTORNUDO, reflejo nociceptivo, protector, adaptado al aparato respiratorio.
— LA DEGLUCIÓN provocada por el contacto de alimentos al nivel de la faringe o de la lengua.

LAS POSICIONES DEL RECIEN NACIDO


Al nacer predomina el estado de hipertonía de los miembros y de hipotonía de la cabeza y del
tronco.

Tronco
Sosteniendo sentado al recién nacido: cifosis global de la espalda, existe una ausencia de control
de los músculos vertebrales y lumbares.

Cabeza
Sosteniendo sentado al recién nacido: la cabeza no se sostiene, puesto que la musculatura de la
nuca es insuficiente para mantener el peso.

Miembros
Sosteniendo sentado al recién nacido: no puede ex- tender los miembros inferiores, puesto que la
hipertonía predomina en los músculos flexores; irá atenuándose en el curso de los primeros
meses.

Recién nacido en posición ventral: vuelve a encontrar la posición que tenía en el útero materno
(posición fetal); flexión de los miembros inferiores y superiores.

EL DESARROLLO SENSORIAL DEL RECIÉN NACIDO

La audición
El recién nacido percibe ruidos pero... no los escucha. Es muy sensible a la intensidad de los
sonidos: la música dulce parece calmarle, la voz de su madre le tranquiliza; por el contrario, los
ruidos fuertes lo excitan y lo perturban. El recién nacido no localiza el ruido.

La visión
Los primeros días los ojos están cerrados (el sueño ocupa una gran parte del tiempo), el niño
frunce los párpados cuando cambia la luz en la habitación o cuando se produce un ruido agudo. El
recién nacido puede fijarse en un punto luminoso, pero no ve más que una imagen bastante
borrosa y contempla de manera vaga el mundo circundante. El recién nacido mira atentamente el
rostro de su madre pero antes de la edad de tres meses no diferencia un rostro real de un rostro
dibujado (compuesto por los principales rasgos y en movimiento).
Cuando el recién nacido fija la vista en un rostro, a veces puede observarse un cierto
«estrabismo», puesto que la coordinación de los músculos oculares es imperfecta.
Se ha observado también que un recién nacido aprecia las distancias, ¡Si se le acerca un objeto a
su cara aparta la cabeza para defenderse!
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El tacto
Para el recién nacido, el tacto equivale a un lenguaje. El contacto con la piel (sobre todo la de su
madre) y el calor, es una estimulación muy fuerte. A través de la piel el niño capta todas las
vibraciones de la madre y experimenta todos los sentimientos que ella le proporciona. (Una de las
causas del retraso psicomotor de los niños abandonados en casas de asilo proviene de una falta de
manipulaciones afectivas.) Por otro lado, también existe la sensibilidad álgica, pero el periodo de
latencia entre la excitación y la respuesta es largo.

EL PRIMER MES

Aspecto general
¿Cuáles son las aptitudes de un bebé de 4 a 6 semanas en relación con un recién nacido? Si
examinamos atentamente su comportamiento constataremos que ha hecho progresos
considerables: ha mejorado la tonicidad muscular, los músculos son más sólidos, el bebé es menos
frágil, menos débil que al nacer. Respira más regularmente, mama mejor, traga mejor; por tanto,
regurgita menos, tiene menos signos nerviosos aparentes tales como hipo, sobresaltos temblores,
estornudos.
No obstante, la motricidad es todavía primaria, los movimientos de los brazos y de las piernas
están controlados por reflejos arcaicos.

Posiciones

EN POSICIÓN VENTRAL

Tronco: todavía débil, sin tono muscular.


Cabeza: débil, apoyada sobre un costado, puede levantar el mentón de vez en cuando (en posición
de pie la cabeza cae hacia delante o atrás si no la sostiene un adulto).
Miembros inferiores: las dos primeras semanas el bebé está en posición fetal: a partir de la cuarta
semana ya no coloca las rodillas bajo el vientre: existe una extensión intermitente (movimiento de
reptación). El bebé da ligeras pataditas.
Miembros superiores: los codos siempre están doblados, el bebé mantiene los puños cerrados
(Grasping), pero cada vez puede abrirlos más fácilmente.

OBSERVACIÓN EN POSICIÓN DORSAL: flexión de los miembros inferiores y superiores.

Prensión

El reflejo de prensión (Grasping) se mantiene. El niño aprieta fuertemente un dedo introducido en


su mano.

Visión
Acostado sobre su espalda, el recién nacido mira objetos que están en su campo visual (por
ejemplo, si se agita un sonajero cerca de él): su mirada inexpresiva.
Desde la cuarta semana el bebé puede fijar la vista en un objeto que esté ante él y seguirlo hasta
90°. La luz le atrae, puede dirigir su mirada hacia una ventana abierta o hacia una pared blanca
iluminada por el sol. (Sin embargo, un exceso de luz o de color le excita.) Por el contrario, el rostro
de la una excelente estimulación visual, le sonríe mientras mama, la mira intensamente cuando
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habla. Spitz ha demostrado que no es el rostro como puede pensarse lo que provoca la sonrisa del
recién nacido, sino la forma (o Gestalt) en movimiento. En efecto, la sonrisa del puede provocarse
con la visión de una máscara de cartón presentada de frente (imagen estilizada de un rostro
formada por dos a seis puntos). Esta respuesta del bebé no se obtiene si se le presenta la máscara
de perfil.

Audición
El niño reacciona a los ruidos fuertes; por el contrario, se calma cuando oye música (excepto antes
de mamar debido al hambre...). Oye muy bien, pero todavía no puede localizar el ruido.

Lenguaje
El bebé emite sonidos guturales (gorgoritos) de carácter emocional. El llanto tiene también un
valor de comunicación.El bebé cesa de llorar cuando su madre le toma en sus brazos o le habla; el
contacto madre- hijo en el momento de mamar es privilegiado. Desde esta edad, es preciso
comenzar a hablar frecuentemente con el bebé, a pesar de que no lo entienda; percibe la carga
afectiva del lenguaje materno, Io que para él es el mejor estimulante.

Desarrollo social
Durante las primeras semanas sólo el biberón o el pecho podrán calmar el llanto del bebé. No
obstante, hacia el fin del primer mes, cuando la madre se acera y le habla dulcemente, el niño se
inmoviliza. Se hace más receptivo a la voz, a la luz, a las canciones, puede disfrutar con el calor de
un buen baño, le gusta ir vestido confortablemente. Es por esta razón por la que el bebé llora si
tiene pañales mojados y se calmará tan pronto como se le cambie.
Hay que distinguir entre esta forma de llorar y la que traduce la sensación de hambre. “A esta
edad las lágrimas pueden manifestar diversos tipos de incomodidad”. Es siempre necesario buscar
la causa del llanto del lactante para apaciguarlo.

Cuando se le proporcione al bebé este bienestar reaccionará favorablemente e incluso podrá


esbozar una “ligera sonrisa” que no sabremos jamás a qué está des- tinada... pero que traduce, sin
duda, una satisfacción orgánica profunda. A las cuatro semanas los momentos
de vigilia son muy breves, la jornada del bebé está en gran parte ocupada por grandes periodos de
sueño, durante los cuales se estructuran y se organizan las bases de su desarrollo psicomotor.
Se despierta frecuentemente llorando (no siempre antes de mamar). Gesell dice que a media
tarde (hacia las 17-18 horas) se observa un margen de comportamiento «presocial» que hay que
elegir para bañarle; «sus ojos son grandes, abiertos y su actividad general puede apaciguarse».

Todavía no conoce a su madre y al mundo que le rodea, puesto que no percibe la diferencia entre
él y el resto de las cosas. Sin embargo, su mirada es menos vaga cuando sus ojos encuentran un
estímulo óptico (por ejemplo, un rayo de sol sobre la pared...), fija la mirada intensamente, lo que
no quiere decir que perciba los detalles de lo que mira... su maduración neurológica es insuficiente
para permitírselo.
Hasta los dos meses el bebé no soporta demasiadas estimulaciones, que le excitarían. Hay que
evitar las luces, los colores demasiado vivos, los ruidos demasiado fuertes, debe bajarse el
volumen de los televisores o tocadiscos, evitar gritos o conversaciones agitadas así como que los
hermanos alboroten cerca de él. Los especialistas han observado un cambio del ritmo respiratorio
cuando se producen ruidos, incluso leves, cerca de un lactante. Es necesario mantener un
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ambiente familiar cálido pero filtrado; con el fin de preservar el estado de quietud que le es
necesario.

DOS MESES (8 SEMANAS)

Motricidad
Todavía primaria: el bebé se sobresalta espontáneamente, los reflejos arcaicos tienden a
desaparecer. El bebé puede hacer movimientos conjuntos de brazos y piernas cada vez con más
soltura.

Posiciones
Cabeza y tronco

EN POSICIÓN VENTRAL:
La cabeza está frecuentemente apoyada sobre un costado, la eleva de vez en cuando: el plano del
rostro forma un ángulo de 45° con el plano de la cama.

MANTENIDO EN POSICIÓN SENTADO:


— la espalda se endereza ligeramente pero todavía es débil;
— la cabeza puede mantenerse erguida unos breves momentos pero vacilante.

LLEVÁNDOLE A LA POSICION SENTADO: la cabeza cae hacia atrás.

Miembros
La hipertonía disminuye frente a la hipotonía; es «la astasia» desde la edad de 2 meses (fin de los
reflejos arcaicos) hasta los 4 o 5 meses, edad en la que se observará el desarrollo del tono
muscular.

EN POSICIÓN VENTRAL:
— Miembros inferiores: Pelvis apoyada, en extensión.
— Miembros superiores: codos todavía doblados pero con menos rigidez.

EN POSICIÓN DORSAL: flexión de los miembros más distendida.

Prensión
Las manos están frecuentemente abiertas el reflejo de prensión (Grasping) disminuye.

Visión
Fija la mirada, converge y acomoda. Puede seguir un objeto de gran tamaño o una persona
desplazándose a su alrededor. Cuando está echado sobre su espalda, puede seguir un objeto 180°
(de un lado a otro de la cama). Los objetos en movimiento, con contornos bien definidos, con
colores vivos, las luces, atraen por más tiempo su atención que las otras cosas. Cuando se le
presentan diversos objetos sólo fija la mirada en uno de ellos. Sin embargo, visualmente, el bebé
de esta edad prefiere ver moverse personas que objetos.

Audición
— Localiza el ruido.
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— Se interesa por los diferentes sonidos

Lenguaje
El niño emite algunas vocalizaciones; se trata de conjuntos de vocales formadas únicamente por la
boca, que todavía no se han nasalizado (esto es debido a una estrecha asociación neurofisiológica
con el reflejo de succión). Son las e, o, a…, que traducen habitualmente un estado de bienestar y
son (detalle curioso) las mismas para todos los niños del mundo entero... Sin embargo, la mayor
parte del tiempo, el niño continúa comunicándose a través del llanto.

Desarrollo social
A los dos meses, el bebé está más presente, más sensible a su entorno inmediato. Su mímica es
particularmente expresiva, puede pararse un momento para mirar a su alrededor, se hace más
activo, más despierto; vocaliza para manifestar su bienestar, se calla en el momento que bajan los
barrotes de la cama para darle el biberón o simplemente para hablarle e interesarse por él.
El bebé tiene necesidad de un ambiente afectivo cálido a su lado, lo busca, es vital para él; dos
meses es la edad de la primera sonrisa tan esperada. Es un suceso importante. Sonríe a los rostros
familiares (padre, hermano, hermana) y sonríe mucho a la madre. Ella recibe esta sonrisa como
una recompensa. No obstante, la madre debe saber que cada bebé tiene su personalidad propia:
algunos están menos predispuestos a sonreir que otros, no deben culpabilizarse la calidad de los
cuidados afectivos que le prodiga. Sin embargo, se ha demostrado que el hecho de favorecer la
sonrisa con movimientos de cabeza, pequeñas conversaciones o devolviendo la sonrisa incita
enormemente al niño a sonreír. A esta edad, cuando las necesidades elementales están
satisfechas, el bebé participa activamente. Está despierto más tiempo si se comunican con él.
Parece buscar estimulaciones: el entorno puede y debe proporcionar estimulaciones al bebé. El
doctor White, en Estados Unidos, ha sido uno de los primeros en experimentar en su guardería el
impacto del medio sobre el niño. Constató que un universo en blanco no favorecía los progresos
del niño, mientras que un decorado rico en colores, más estimulante, más excitante, incitaba al
progreso. Hizo colorear las paredes, colocar grabados bonitos, poner sábanas atractivas
representando animales, flores— y solicitó camas con barrotes a fin de que el niño pudiera ver
este paisaje de colores. White comprobó rápidamente los resultados: los niños se interesaron por
este pequeño universo y se obtuvo un avance del desarrollo psicomotor que iba de 8 a 9 semanas.
Gesell dijo: “la experiencia visual de los colores luminosos tiene tanta importancia para el niño
como el alimento para el estómago... , ¡se puede calmar también un fuerte llanto mostrando al
bebé un cojín de vivos colores!...”

Juguetes
Los niños deben vivir en un mundo de colores. A partir de esta edad, no se debe dudar en pintar su
habitación, instalar móviles en el techo, colgar tiras de bolas de colores en su cuna, mostrarles un
pequeño sonajero coloreado en forma simple. Es una experiencia apasionante para una madre
estudiar y dirigir el comportamiento de su bebé, su despertar al mundo; ella comprende todas las
exigencias de su hijo y sabe responderle mejor que nadie gracias a lo que el escritor Bernanos
llamaba «la inteligencia del corazón».
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TRES MESES (12 SEMANAS)

Motricidad

La desaparición de los reflejos arcaicos traduce una maduración cerebral de un estadio superior.
En este periodo de mutación entre el control reflejo y el control voluntario de los músculos, el niño
dará la impresión de tener una agilidad motriz más reducida. Moverá menos los brazos y las
piernas que en los meses precedentes.
Posiciones

Cabeza y tronco
EN POSICIÓN VENTRAL: eleva la cabeza con más facilidad durante varios minutos, el plano del
rostro, en este periodo, hace un ángulo de 45 a 90: con el plano de la cama.

EN POSICION SENTADO: la espalda y la nuca ya son sólidas, pero la región lumbar es todavía débil.
El recién nacido mantiene la cabeza erguida.

Miembros
EN POSICIÓN VENTRAL:
— Miembros inferiores: la pelvis del lactante reposa plana sobre la cama.
— Miembros superiores: el lactante se sostiene sobre los antebrazos mientras eleva la cabeza. El
niño puede coordinar los movimientos de sus brazos y piernas de ambos lados.

EN POSICIÓN DORSAL: movimientos de flexión y extensión de las piernas.

Prensión
El reflejo de Grasping ha desaparecido. El niño observa los objetos con interés y deseo, pero
todavía no puede cogerlos por sí mismo. Cuando el adulto coloca un sonajero en «contacto» con
su mano, él la abre y la cierra, retiene el juguete algunos segundos: es la prensión involuntaria
llamada también prensión al contacto.

Visión
Gira la cabeza completamente para seguir un objeto que se desplaza. El bebé combina el placer
del movimiento con el de la vista. Empieza a interesarse por su cuerpo, descubre, en primer lugar,
sus manos: es la edad de “mirarse las manos». Se concentra también en un objeto cercano: por
ejemplo, se fija con interés en un juguete colocado delante de él. También sabe mirar cosas más
lejanas que le interesan, su mirada puede desplazarse de un objeto a otro.

Audición
Vuelve la cabeza hacia la fuente sonora, localiza bien el ruido. Distingue entre sonidos y la voz, y
presta una gran atención al lenguaje humano.

Lenguaje
Da gritos de alegría o de furor según su humor. Llora bastante que en los meses precedentes y
comunica más cuando se interesan por él. Después de las “vocales” el niño empieza a utilizar las
«consonantes»; pronuncia progresivamente la k, la g, la r; después, poco a poco las p y b con más
dificultades, el niño hace repeticiones de sílabas deformadas; es la edad del balbuceo (o
vocalizaciones prolongadas).
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Ejemplo:

A…ree
G…ree
K…ree
A…gree
Siente un gran placer en variar su alfabeto fónico, hace gorgoritos, balbucea..., es una satisfacción
ligada al placer de la boca.

Desarrollo social
El niño está mucho más abierto al mundo que le rodea; por sus vocalizaciones prolongadas, por
sus mímicas que expresan sentimientos, está más próximo al adulto. Sus llantos diurnos
disminuyen o desaparecen completamente. A esta edad todavía puede manifestar que tiene
hambre, pero los preparativos del biberón o la proximidad de su madre son a veces suficientes
para calmarle. Para hacerse comprender, a los tres meses el bebé utiliza bastante el lenguaje del
cuerpo, se agita globalmente, asociando los movimientos de brazos y pies con gritos de alegría o
de angustia, puede crisparse cuando su madre quiere acostarle, echarse hacia delante si desea
que lo levanten de su silla, acercar su cuerpo hacia el objeto codiciado; es un pequeño ser más
autónomo, que sabe manifestar sus intenciones: tiene una manera particular de lloriquear para
que su madre venga, de protestar si le cambian brutalmente de actividades o si le interrumpen sus
pequeños ejercicios personales.
Tres meses es la edad ideal de la primera socialización: busca las caras y aprecia mucho la
compañía. Para que pueda disfrutar de las actividades familiares es aconsejable ponerle un baby
relax; este pequeño sillón es muy indicado, ya que permite la posición sentada (agradable para el
niño porque mantiene la cabeza erguida) mientras que sostiene la espalda todavía débil.
Los hábitos de sueño del bebé ya están bien organizados, tiene un horario más regular y puede
dormir algunas horas por la mañana y por la tarde. Por el contrario, en el sueño nocturno de 8 a 10
horas seguidas pueden haber ciertos problemas. Algunos bebés se despiertan por la noche y
lloran... Durante el día hay que responder inmediatamente a sus llamadas. El bebé debe ligar la
señal con la respuesta. Es triste ver a los niños de las colectividades, a que se les deja llorar
horas…sin ocuparse de ellos. La regularidad de vida, de personas, de cuidados, es capital a esta
edad. A los bebés les gustan las manipulaciones que tienen el mismo ritmo, los gestos a las mismas
horas, los juegos que comienzan sin cesar... Estos actos repetitivos, además de favorecer el
conocimiento de su entorno, dan al niño un sentimiento indispensable de seguridad. “El mundo
debe ser previsible para ellos», dice la doctora Anna Freud.
A los tres meses, los psicólogos señalan un alza importante de la actividad en relación a los meses
precedentes. El bebé puede jugar durante periodos de tiempo que oscilan entre 35/40 minutos.
Adquiere un súbito interés por sus manos, mira cómo se le acercan, las separa bruscamente, su
mirada va de una a otra, después las lleva a su boca y chupa sus dedos un rato. El contacto bucal le
permite descubrir una especie de excitación sensorial. Así, el sistema “ojos- boca” se convierte en
el primer instrumento para conocer su propio cuerpo. El niño descubre igualmente los objetos, los
sostiene largo rato entre sus manos, los mira y se los lleva a la boca. El poder del gesto está ligado
al placer visual y al placer bucal. Cuanto más repita estas experiencias tanto más descubrirá las
relaciones de “causa-efecto” y las memorizará. Todos estos pequeños ejercicios son, para el niño,
el juego más apasionante y si se quiere ayudarle en sus adquisiciones, se le pueden proporcionar
algunos juguetes muy convenientes para esta edad. Se deberán escoger de forma simple, blandos,
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con ángulos redondos y que puedan excitar al mismo tiempo el sentido visual y auditivo. Así pues,
colores y movimientos.

Juguetes
Son los sonajeros musicales (manuales o con ventosa). Tiras de bolas multicolores, móviles (en
este momento el niño mira todas las figuras del móvil, las detalla, su campo visual se ha alargado,
su curiosidad también), pequeños animales de plástico y las cajas de música, es lo que responde
mejor a sus necesidades; sin embargo, se debe recordar que la mejor estimulación es la que le
ofrece la madre hablándole, escuchándole, haciéndole cosquillas, animándole en sus proezas,
mientras le toma en sus brazos; “la estimulación que le ofrece la madre es capital para el futuro
del niño”.

CUATRO MESES (16 SEMANAS)

Posiciones

Cabeza y tronco
EN POSICIÓN VENTRAL: el niño eleva su tórax y cabeza hasta que el plano del rostro y de la cama
forman un ángulo de 90°.

EN POSICIÓN SENTADO: el niño mantiene su cabeza erguida, la espalda y la nuca son muy sólidas,
la región lumbar es débil y debe sostenerse siempre.

LLEVÁNDOLO A LA POSICIÓN SENTADO: la cabeza sigue al resto del cuerpo.

Miembros
EN POSICIÓN VENTRAL: las piernas están en extensión, nada: movimientos de extensión y de
flexión de sus miembros.

EN POSICIÓN DORSAL: intenta poner el pie sobre la rodilla opuesta. La pelvis está completamente
plana sobre la cama y las plantas de los pies también reposan planas sobre la cama.
Intenta girar de un costado a otro o de un costado hasta la posición dorsal.

Prensión
Se sirve de las manos más hábilmente y con más variedad. Se sirve indistintamente de una mano o
de la otra. Reúne sus manos jugando, lo que le da la posibilidad de jugar más tiempo con un
sonajero, lo observa, lo agita, pero a menudo lo pierde. Cuando deja caer el sonajero mira
fijamente el lugar donde se encuentra.
Intenta algunos movimientos de prensión hacia un objeto (por ejemplo, un cubo o una mano) que
se le tiende. Se lleva todos los objetos a la boca.

Visión
Su capacidad visual se aproxima a la del adulto, la acomodación le permite ver a distancias
variables y percibir perfectamente los pequeños detalles. Su interés se mantendrá más y sus
periodos de observación tendrán una mayor duración.
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Audición
La agudeza auditiva está bien adquirida, identifica ruidos familiares, girando la cabeza hacia la
dirección correcta.

Lenguaje

La calidad de su voz mejora progresivamente y presenta sensibles variedades de entonación. El


niño balbucea, forma largas melodías por medio de “sonidos vocales” y “sonidos consonantes”
que asocia.
Utiliza bastante la u; así, aparecerán: las u a, a u, a ua (u + vocal) también las p u, b u, m u (u +
consonante), después será la l, seguida después de la t, d, n… etcétera. «Un retardo en la
aparición de las consonantes podría presagiar una debilidad de los músculos de los labios, la
lengua y las mejillas.

Desarrollo social
El cuerpo del bebé es sólido y ha adquirido tono y vigor. Es el momento de vigilarlo de cerca,
puede hacer cambios bruscos de posición y si no se tiene cuidado, puede caerse al suelo... Dado
que no le gusta estar estirado... y que mantiene bien erguida la cabeza, es muy aconsejable
ponerle en un baby relax. Así estará sujeto y podrá participar en su vida familiar, puesto que es la
edad de pleno apogeo de la socialización. Todo le interesa… observa largamente los rostros
familiares, los objetos de una habitación, el movimiento de personas a su alrededor. Sus periodos
de vigilia se alargan cada vez más; por el contrario, por la noche, el bebé puede dormir 12 horas
seguidas. Se despierta a menudo sin llorar. Un niño tranquilo puede llegar a hablarse él mismo 30
minutos, esperando la hora de la comida. A los cuatro meses, el bebé espera pacientemente
(incluso si tiene hambre), puesto que conoce muy bien los ruidos familiares que preceden a la
preparación del biberón —anticipa una situación—, conoce muy bien a su madre y manifiesta una
sonrisa muy discriminativa cuando ella se dirige a él. A esta edad todas las capacidades visuales se
coordinan. Su visión se aproxima a la del adulto, lo que le permite distinguir bien los detalles del
pequeño mundo que le rodea. El descubrimiento del mundo pasa en primer lugar por él mismo y
el bebé continúa observándose largo tiempo sus manos. Las cruza, las toca, las golpea, «sus manos
manipulan sus manos, toca y es tocado al mismo tiempo», dice Gesell, las lleva a su boca. La
succión es una actividad mayor; pude pasar horas chupándose sus dedos, sus manos explorando
su rostro hace los mismo con todos los objetos... los mira, los palpa largo rato y se los lleva a la
boca.
Así prosigue el ciclo de la operación “mano-boca” iniciada a los tres meses (véase pág. 19), etapa
capital para la evolución del conocimiento (la percepción del espacio, de las formas, de las
distancias, de los pesos...); empieza a verse actuar y distingue poco a poco lo que es él de lo que
no es él. Cuando se le tiende un objeto, mira alternativamente el juguete, después la mano que se
lo ofrece y de nuevo el juguete, discrimina mejor entre la mano y el objeto.

Juguetes
Serán magníficos auxiliares, puesto que el niño ansía exploración manual. La sola vista de los
juguetes basta para excitar su vivo deseo de manipular, de tocar, de agarrar. A esta edad no es
necesaria una van variedad de juguetes, ya que va a repetir sus pequeños ejercicios
incansablemente con cada uno de ellos y pasará largo tiempo chupándolos. La elección será
parecida a la del mes precedente: sonajeros musicales, móviles, tiras de bolas de colores, animales
de goma. Pueden añadirse los juegos para colgar en la cuna (que estimularán las tentativas de
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prensión) y algunos cubos de plástico de colores variados. Sin embargo, los juegos que resultan
más apasionantes para él son los que comparte con su familia.
Es la edad en que el bebé activo no duda en interrumpir un juego individual para solicitar a su
madre, o a los que están cerca, e intentar jugar con ellos. Siente una gran satisfacción en tomar el
cubo que le ofrece su hermano y ésta se acrecentará si el hermano tiene la paciencia de recogerle
el objeto cada vez que lo deja caer. Por el contrario, si se le interrumpe bruscamente su juego para
ponerlo a la mesa, no dejará de manifestar fuertemente su desaprobación por medio de gritos y
contorsiones de todo el cuerpo. Como hemos dicho, el niño de cuatro meses tiene una
personalidad bien afirmada, le gusta entretenerse con el adulto. Si se le toma en brazos, escruta
los detalles del rostro del que le lleva.... intenta comprender sus intenciones y se esfuerza en
comunicarse.
Cuando está confiado, inicia largas melodías con las más variadas entonaciones. De hecho, el niño
de esta edad es un ser muy sociable que acepta fácilmente rostros extraños (esto no durará
demasiado…) y está ávido de novedades; no se debe dudar en salir, en llevarle de paseo, en visitar
a los amigos, e incluso en ir de viaje... siempre y cuando no se exagere en la frecuencia y en los
cambios de decorado, puesto que podría turbarse y ponerse nervioso. Pueden hacerse salidas...
pero manteniendo el ritmo de vida regular que es esencial para su equilibrio.

CINCO MESES (20 SEMANAS)

Posiciones

Cabeza y tronco
POSICIÓN VENTRAL: el cuerpo es sólido, el lactante puede elevar la cabeza y una gran parte del
tronco apoyándose sobre los antebrazos.
El niño despliega una gran actividad: extiende sus brazos y piernas e incluso puede intentar
levantarlas con un movimiento de natación apoyándose sólo en el tórax (abraza el aire... ¡hace el
avión!). Intenta pasar de la posición ventral a la posición dorsal.

LLEVANDO AL NIÑO A LA POSICIÓN SENTADO: Participa activamente en este movimiento elevando


su cabeza y doblando sus piernas para ir hacia delante.

Miembros
Sosteniendo al niño de pie soporta una gran parte de su peso. Hace bastantes movimientos de
pedaleo.

Prensión/comprensión
La prensión voluntaria aparece: el niño es capaz de agarrar voluntariamente objetos colocados
delante de él. Se los lleva a la boca. Cuando le presenta un objeto tiende la mano hacia él para
cogerlo. Esta prensión es palmar, global, imprecisa: el niño agarra un objeto grande entre la palma
y los tres últimos dedos de la mano.
Se lleva siempre objetos a la boca.
Manipula activamente con las dos manos el borde de la mesa o cualquier otro soporte a su
alcance.

Visión
Es correcta desde el cuarto mes (véase pág. 22).
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Lenguaje
El lenguaje en el quinto mes es poco más o menos de la misma naturaleza que el del cuarto mes.
El niño ejerce siempre sus vocalizaciones con pasión. Mira con interés las bocas y escucha
atentamente las entonaciones y los diferentes sonidos que oye a su alrededor. Su atención está
netamente más motivada por las voces humanas, vuelve la cabeza y busca la mirada de la persona
que habla. Los padres deben intentar verbalizar al máximo sus acciones con el fin de que el niño
pueda registrar inconscientemente las asociaciones “palabras- gestos” que le servirán unos meses
más tarde. Por ejemplo, en el momento de cambiarlo, en lugar de vestirlo en silencio...
establezcan un contacto caluroso acompañando todas las manipulaciones con pequeños
comentarios por ejemplo, dale el pie a mamá, etc., variando las entonaciones... (a las cuales es
muy sensible). El niño responderá con numerosos parloteos o con un lenguaje gestual muy
significativo. Así, se asociará la comunicación a un proceso de afectividad, de bienestar. Es un
aprendizaje progresivo que hay que iniciar. Él niño está muy abierto a esta preparación y si se le
solicita, si siente que su lenguaje es aceptado por el grupo familiar, hará bastantes más progresos
que los niños cuyas vocalizaciones pasan inadvertidas. No sólo es necesario darle al bebé los útiles
para comunicarse, sino que también hay que proporcionarle el deseo de hacerlo.

Desarrollo social
Cinco meses es la edad de la “prensión voluntaria”, es una adquisición fundamental para el niño,
puesto que obtiene una independencia manual. Cuando decide coger voluntariamente un juguete
empieza a experimentar que éste es diferente de él, que está fuera. Si lo deja caer se inclina para
observar el lugar donde encuentra. Pero sólo cuenta el instante, si desaparece no lo busca. ¡Cree
que los objetos existen o no existen!
El hecho de tender la mano para coger cualquier cosa da al niño una relación de “causa-efecto”
que memorizará. Progresivamente, podrá guardar un recuerdo de sus gestos y de sus efectos. Su
nuevo poder dará al bebé un frenesí de objetos... quiere manipularlo todo y la posición de sentado
es particularmente excitante para tomar, tocar, golpear los objetos sobre la mesa.
No hay que olvidar que a los cinco meses el niño hace otros progresos: su motricidad ha mejorado
y sus músculos le permiten algunas conductas: puede hacer movimientos de braza con sus pies y
sus piernas, intenta girar de boca abajo a boca arriba, puede elevar bastante la cabeza y el tronco
por encima del plano de la cama... Entonces, ¿por qué no estimular estas nuevas posibilidades del
bebé poniéndole sobre el vientre? Ciertamente, él no apreciará esta iniciativa puesto que para él
la posición de sentado (con sostén) es la preferida... y manifestará su cólera... pero rápidamente
apreciará las ventajas. Se le puede poner en el parque (corral) si el fondo de éste es plano y está
enguatado; el bebé podrá realizar nuevos ejercicios. Si mamá le ayuda y le estimula... le gustará
hacer «el tonel* de boca abajo a boca arriba, a atrapar un cubo en posición estirada... Estos
pequeños juegos constituyen una excelente gimnasia para la musculatura de la espalda. Por otra
parte, la posición ventral (dice I. Lézine) tiene otra ventaja: «El desplazamiento del niño se facilita,
lo que alarga su campo de exploración, sus manos están ocupadas en palpar el -suelo y, por tanto,
se empeñará menos en sus tentativas de "succión" siempre tan frecuentes a esta edad”.
Se puede aprovechar esta posición horizontal para ponerle un espejo delante... Se mostrará muy
intrigado con el reflejo de su imagen... Sonríe sin reconocerse (hay que esperar al séptimo u
octavo mes para que el niño distinga su imagen de la de las otras personas e incluso intente
acariciarla). A partir del quinto mes, y a menudo hasta el noveno/décimo mes, el niño atraviesa un
periodo tan rico en nuevas adquisiciones que los periodos de sueño pueden acortarse. Se ha
constatado que los trastornos del sueño comienzan con el desarrollo de ciertas actividades como
la prensión voluntaria, el gateo..., actividades vividas con excitación por el niño a las que se
entrega al máximo. Así, muy temprano por la mañana, el bebé estará dispuesto a empezar su
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jornada de gran forma, y, en lugar de estar largo tiempo en su cuna mirándose las manos, deseará
estimulaciones, querrá que se ocupen de él.

Juguetes
— juegos para colgar en la cuna;
— cubos de colores vivos
— bolas y bobinas que rueden (para el corral);
— pequeños juguetes de celuloide (para el baño);
— pequeños juguetes de goma (para chupar);
— trozos de tela, sonajeros, etc. (los juguetes de los meses anteriores son todavía válidos);
— un espejo (el bebé sonríe a su imagen).

SEIS MESES (24 SEMANAS)

Posiciones
Cabeza y tronco
EN POSICIÓN VENTRAL: el niño se eleva sobre sus manos (no sobre sus antebrazos como el mes
anterior) echando su cabeza hacia atrás. El tórax y la parte alta del vientre están por encima del
plano de la cama.

EN POSICIÓN SENTADO: el niño se mantiene sentado con un mínimo de apoyo (por ejemplo,
algunos cojines le sostienen en un sofá).

EN POSICIÓN DORSAL: separa la cabeza y la espalda del plano la cama intentando sentarse él solo
sin conseguirlo. Si la madre pone sus pulgares en sus manos los agarra y, doblando los brazos,
consigue sentarse.

Miembros

Deja de mirarse las para empezar a cogerse los pies. Si se le sostiene en pie mantiene una gran
parte de su peso y da pequeños saltitos (es el llamado estadio del “saltador”).

Prensión/comprensión

La prensión voluntaria global está bien adquirida. Se observa una prensión cubital de un cubo, lo
sostiene con la base del pulgar (sobre el lado cubital de la palma de la mano) y los tres últimos
dedos. Puede sostener dos cubos y mirar un tercero que esté sobre la mesa. Frota la mesa con la
cuchara o con el tenedor que tiene en la mano.

Lenguaje

Entre el sexto y el séptimo mes es la edad del “laleo”, el niño encadena las silabas, varía su
volumen, controla mejor el caudal de sus expresiones vocales. A causa de estas melodías variables
en su duración e intensidad, el niño toma consciencia de los diferentes tonos de su repertorio, lo
que le incita a iniciarlo sin cesar. Son pequeños juegos en solitario que satisfacen mucho al bebé.
Para el desarrollo del lenguaje este momento es muy importante y el adulto no deberá intentar
“provocar” o prolongar estos ejercicios, puesto que podría interrumpir los progresos del niño.
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“La imitación de los demás viene a partir de la imitación de sí mismo... ; en otros términos, no hay
que intervenir cuando el niño practica su fonación; existen otros momentos durante el día en que
la madre puede y debe proporcionar a la audición del niño un ambiente fónico”

Desarrollo social
El niño ha adquirido el estadio de la prensión voluntaria, puede coger los objetos que desea (de un
volumen suficientemente grande) si se los acercan. Como en el tercer mes, manifiesta un
desbordamiento de la actividad frente a los objetos que se lleva a la boca para completar su
conocimiento (véase pág. 19). Sin embargo, a los seis meses el bebé tendrá un motivo
suplementario para “chupar”, puesto que es la edad de la aparición de los primeros dientes (para
algunos niños) y la mandíbula les escuece y produce algunas molestias. El bebé también explota
una nueva posibilidad: puede coger sus pies, tocarlos, observarlos… los descubre como había
descubierto sus manos (pág. 19). Así sigue el conocimiento de su cuerpo elemento por elemento.

Como es sabido, la voz humana es un factor muy importante de lo que rodea al lactante. El niño es
sensible a la entonación, al volumen de la voz... , una palabra seca, un tono duro, una expresión
brusca, detienen la actividad del bebé; por el contrario, las canciones, la música, las melodías, le
interesan puesto que el ritmo estimulará su aprendizaje del lenguaje; puede prestar atención
durante un largo rato a la radio o a un toca-discos, incluso puede calmarse una crisis de lágrimas
por este medio... La música utilizada torpemente o en exceso puede también tener un efecto
excitante sobre el niño.
El sexto mes representa una etapa importante para el lenguaje, aparece el “laleo”. El niño
manipula sílabas igual que manipula los objetos, le gusta el sonido de su voz; al repetir sus
ejercicios vocales ostenta una mímica muy expresiva y se acompaña frecuentemente de
movimientos de brazos y piernas, que tienen para él un valor de comunicación. El bebé se ejercita
tanto él solo como en presencia del auditorio familiar.
Es el principio de un aprendizaje importante. Su vocabulario es todavía pobre, pero con la ayuda
de los suyos cada vez se enriquecerá más. El momento de la comida en general es bien aceptado
por el niño. Si está cerca de la mesa familiar, es una ocasión inesperada para hacerse notar,
realizar su pequeño repertorio de mímica, frotar su cuchara llena de sopa sobre la mesa, verter el
vaso al intentar cogerlo... ; es preciso ser diplomático con un bebé de edad y perdonar estas
torpezas debidas a su necesidad de conocer las cosas. El ambiente de la comida debe ser siempre
sereno, relajado…, es un momento privilegiado para la socialización. El niño tiene la impresión de
ser uno más del grupo familiar. Algunas madres prefieren darle la cena un poco más tarde, sea por
las razones enunciadas (pág. 27), sea porque desean estar más tranquilas con el pequeño (el
torbellino de los hermanos... , sus carcajadas, sus bromas, pueden excitar demasiado al bebé y
puede costarle conciliar el sueño). Es preciso adaptar las necesidades del bebé, su temperamento,
a las costumbres de la familia:

Juguetes
— para colgar en la cuna;
— juegos de dentición;
— juegos de anillas, llaves, triángulos o discos de goma multicolores;
— sonajeros con ventosa (varios modelos);
— cajas de música.
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SIETE MESES (28 SEMANAS)


Posiciones
Cabeza y tronco
EN POSICIÓN VENTRAL: puede girar sobre sí mismo y pasar de la posición dorsal a la ventral.
Puede separar una mano del suelo para coger un objeto.

EN POSICIÓN SENTADO: puede estar sentado unos breves momentos sin sostén, echándose hacia
delante y apoyándose sobre las palmas de las manos para no caer, es el estadio llamado del
paracaidista. Su torso es más flexible: puede inclinarse para recoger un objeto con la mano.

Si se le sostiene en pie, le gusta que le hagan saltar: Salta, se agacha. Se interesa por sus pies: los
coge y puede chupar “el dedo gordo”

Prensión/comprensión
Tentativas de prensión en pinza inferior: el niño agarra los objetos con la base del pulgar y el
meñique, dando la impresión que escarba para coger. Puede guardar un cubo en su mano sin
dejarlo si alguien le ofrece otro. Pasa los cubos de una mano a otra y los golpea violentamente
entre ellos o sobre la mesa. Puede dejar un objeto cuando lo desea, es el relajamiento global
voluntario, el movimiento todavía no está ajustado, le falta precisión. Juega con sus manos y pies,
ya tiene conocimiento de su propio cuerpo. Este estadio es importante para la ulterior evolución
motriz.

Lenguaje
El niño de siete meses perfecciona su laleo (véase página 29). Utiliza frecuentemente sus nuevas
capacidades vocales: las utiliza para captar la atención de su madre. Esta pequeña «jerga», tan
particular.... la modula y varía según la fuerza de expresión. Si su madre no viene con suficiente
rapidez, va subiendo el volumen; si habla demasiado con la vecina, intenta cubrir sus voces...; si
está solo, hace largas melodías. Una cosa le interesa mucho: la música (como se ha visto en el mes
anterior), pero también le gustan los diferentes sonidos de diversa procedencia. No hay que dudar
en proporcionarle esta distracción: se le deben suministrar cascabeles, campanillas, una caja de
música, pájaros (¿por qué no?) y hacer funcionar el viejo reloj de pared..., el bebé lo escuchará...
¡le cautivará!

Desarrollo social
El séptimo mes es un periodo transitorio en la vida del lactante. Puede distraerse solo, pero la
presencia de la madre es primordial. Le gusta tanto estar sentado como boca abajo, aprecia tanto
jugar con sus pies como con los juguetes que se le dan.
Las relaciones con la madre se intensifican, discrimina mejor rostros: diferencia su madre de las
otras personas, también empieza a comprender que él es distinto a su madre y que ella es distinta
de él, o sea: ¡que está o que no está!'... El afecto que tiene a su madre aumenta sus temores.
Teme los nuevos lugares, las relaciones con personas extrañas a la familia. No se contenta sólo con
dirigir a su madre miradas de cariño y admiración, se tiende hacia ella con todo su cuerpo,
deseando ser tomado en brazos... donde, cerca de su rostro, empieza a explorar los rincones: la
nariz, las orejas... y la boca (¡donde le gusta meter el dedo!).
También le gusta chupar... el rostro de su madre... Esta aprecia las pruebas de afecto del pequeño
y estos contactos epidérmicos tienen un importante impacto y una recíproca satisfacción. El bebé
puede jugar solo algunos momentos, sentado con sostén, en un rincón del parque o en un sofá
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(preferentemente bajo). Hay que poner un sostén en la espalda del bebé, puesto que todavía no
ha adquirido
la posición sentada estable (para evitar una fatiga de los músculos de la espalda). El bebé puede
estar estirado en su cama durante largos periodos puesto que ha descubierto un nuevo juego:
“chuparse los dedos de los pies”... Es una manera de proseguir el conocimiento de su cuerpo... El
bebé puede jugar igualmente en posición ventral (en el parque previamente enguatado).

Estos pequeños ejercicios favorecen la musculatura y le dan una gran sensación de libertad.
Aprovecha para manipular con vigor sus juguetes, los sacude, los golpea, se los pasa de una mano
a otra, los tira y coge otros. Tiene una necesidad urgente de utilizar sus manos: “es el apogeo de la
manipulación”. Esta manipulación es más precisa. Coge los objetos entre el pulgar y el meñique: es
la prensión en pinza inferior. El niño da la impresión de frotar para agarrar o de rastrillar (con el
brazo apoyado en la mesa). Con sus juguetes se muestra cada vez más posesivo (tiene una manera
de apretarlos contra sí muy significativa...) y cuando decide “tirarlos” es una decisión voluntaria.
Pero estos juegos no le bastan, se observa que un bebé de siete meses empieza a llorar cuando su
madre se aleja.... querría monopolizar su presencia, sentirla todo el tiempo a su lado. No obstante,
una madre de familia no puede (y es mejor así...) satisfacer permanentemente la exigencia del
bebé. Es deseable que le hable mientras se dedica a sus ocupaciones o que le
cante (¡por qué no!). Debe crear un ambiente de alegría, el niño estará contento de oírla: “la voz
es también una presencia”. En el séptimo mes empieza a manifestar el placer de
morder con la aparición de los primeros dientes... Es el momento de darle un trozo de pan o
galletas bastante duras, existen algunas concebidas especialmente para los bebés. Hay que evitar,
sobre todo, los terrones de azúcar y los bombones que, a esta edad, predisponen a las caries
dentales. Algunos juguetes pueden también satisfacer sus necesidades (véase la siguiente lista)
A todos los bebés hasta un año también les gusta mucho tomar su biberón, pueden sostenerlo
solos, después de haberlo tomado les gusta jugar con él, mordisquear la tetina... Entonces...,
aunque esté en la edad de la cuchara, no se debe ser demasiado riguroso y no hay que privarlo de
este placer. Con agrandar un poco la tetina para las papillas... es suficiente.

Juguetes
— juegos de dentición;
— juegos de anillas, de triángulos, de discos o llaves de goma multicolores;
— cajas de música;
— cubos de plástico;
— animales de goma.

OCHO MESES (32 SEMANAS)

Posiciones
Los músculos de la espalda y región lumbar han adquirido un buen tono. El bebé se mantiene
“sentado solo”.
— Sobre la espalda: puede elevarse hasta sentarse.
— Sobre el vientre: puede elevar su cuerpo sosteniéndolo únicamente con las manos y las puntas
de sus pies.
— Gira muy bien sobre sí mismo en los dos sentidos (espalda vientre espalda) (a partir de esta
adquisición se desarrollará la facultad de gatear el próximo mes.
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Prensión/ comprensión
El niño perfecciona su prensión en “pinza inferior” (véase séptimo mes). Entre el octavo y el
décimo mes: el índice empieza a jugar un papel más preciso, se libera.
Si el niño tiene dos cubos en sus manos y se le presenta un tercero, puede dejar uno de los dos
para coger el último.
— Juega a “tirar” los objetos (les descubre una nueva propiedad, ¡hacen ruido al caer!...
— Busca un objeto fuera de su vista (por ejemplo, quiere el sonajero que acaba de caer). Si se le
esconde un objeto con el que se divertía detrás de una pantalla, el niño lo pide y tiende la mano
en la dirección correcta. Es el estadio de la “permanencia del objeto” (8-10 meses).

Lenguaje
El niño vocaliza cuando ve personas u objetos, se tiene la impresión de que se dirige a ellos, que
quiere tomar contacto.
Intenta modular sus combinaciones fónicas... y un día pronunciará monosílabos: “da”, “ma”, “ga” ,
“pa”. Se trata de una jerga difícil de descifrar; sin embargo, es un esbozo del lenguaje. El niño se
habla a sí mismo, y a los demás. ¡A veces se acompaña de gestos y mímica para ser más explícito!
Es una etapa importante en el desarrollo del lenguaje. Los padres deben hablarle lo más posible,
sobre todo deben ayudarle sin emplear palabras deformadas (el llamado “lenguaje de bebé”) pero
utilizando el mismo material fonético que emplea. Hay que saber crear un clima favorable, poner
al niño en condiciones para que pueda expresarse, no agobiarlo con un lenguaje literario... sino, al
contrario, utilizar un lenguaje “voz-gesto” a su nivel, aprovechando las situaciones del día: al
bañarle, cambiarle, al acostarle…darle a conocer el placer del intercambio, el bebé debe poder
asociar el lenguaje a las situaciones de bienestar y de intensa comunicación con un ser querido.

Desarrollo Social

Gracias a la adquisición de la posición de sentado sin ayuda, el niño de ocho meses avanza un paso
más hacia su independencia. Aprovechará plenamente el parque donde intentará las posiciones
más diversas. El control muscular del vientre y la espalda le permite girar sobre sí mismo, lo que
constituye un pequeño juego muy atractivo. Puede inclinarse fácilmente para coger juguetes y
permanecer sentado. Algunos niños adoptan ya la posición de inicio de gateo a pesar de que la
mayor parte no empiezan hasta el noveno (o décimo mes). Cuando se deja al niño desnudo realiza
conductas excepcionales: por ejemplo, eleva su cuerpo apoyándose solamente en sus pies y
manos... ; por el contrario, no le gusta demasiado el momento de desnudarlo, se retuerce como
un gusano. No para de moverse. Se apresura a poner en práctica sus nuevas adquisiciones y juega
de la mañana a la noche. Su prensión manual es cada vez más precisa y le gusta coger un objeto en
cada mano, llevándoselos alternativamente a la boca. Le gusta también tirar los objetos para oír el
ruido que hacen al caer... Puede incluso modular la “fuerza del golpe” .... Los que deben “recoger”
lo que tira estarán sometidos a una dura prueba.
Otro juego apreciado por el niño de ocho meses es el del espejo. Está fascinado por su imagen… le
sonríe, la observa..., e incluso la acaricia. Cuando mira su pie en el espejo se toca el suyo para
comparar. Este juego favorece una percepción de sí mismo y de sus comportamientos motores. Es
un suceso capital en el desarrollo del niño. Le proporciona al niño una vía para el reconocimiento
de su propio cuerpo unificado. Sin embargo, el octavo mes es una edad difícil... El bebé,
efectivamente, atraviesa una edad que los psicólogos llaman la “crisis de ansiedad”… Está en una
situación psicológica de total dependencia de su madre, la diferencia muy bien de los demás, esto
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PSICOMOTRICIDAD
le da un carácter único e irreemplazable. Es, pues, la presencia o ausencia de su “objeto” amoroso
lo que le engendra un sentimiento de placer o de sufrimiento.
Busca febrilmente la presencia de su madre para sentirse se le solicita continuamente; su
comportamiento con las demás personas se modifica, llora en presencia de extraños... (sobre todo
si intentan tomarle en brazos), teme verse privado de su madre y llora si esta debe ausentarse.
Es preciso intentar comprender este periodo sensible y ayudar al niño a atravesarlo sin herirse
demasiado. Se debe evitar, por ejemplo, dejarlo solo en casa de personas que no conoce
demasiado, en un lugar nuevo..., el niño no comprende el por qué de una separación. El hecho de
que un bebé de ocho meses se ponga a llorar cuando ve a su madre vestida de calle... indica que
puede anticipar una situación, pero no sabe que volverá y lo vive como un abandono de su madre.
Es totalmente desaconsejable poner a un bebé de ocho meses en una guardería (excepto en caso
de fuerza mayor), puesto que es un periodo psicológicamente sensible: el desarrollo del niño está
en un punto frágil y vulnerable.
Se debe evitar, asimismo, llevar al bebé a fiestas o reuniones. El gran número de rostros
desconocidos, los gritos, las risas, el movimiento, inquietan al niño y tienden a sobreexcitarle; en
efecto, la “inestabilidad de los componentes emocionales se expresa en el octavo mes
por la estrecha interdependencia de la risa y las lágrimas”.

Juegos
Es la edad ideal de ofrecerle al niño un “oso”. Este pequeño compañero le dará la fidelidad y la
presencia que no puede obtener de su madre. Será el testigo de sus primeras penas, querrá
llevarlo a todas partes, dormir con él, abrazarlo, acariciarlo..., el oso hará el papel de “sustituto
materno”, ayudará al bebé a despegarse más fácilmente de su madre (véase el oso en el juego
simbólico, pág. 83).
Sin embargo, un niño de ocho meses se apega a cualquier otra cosa: un pedazo de tela, una
manta, una vieja colcha, y querrá llevarla en todos sus desplazamientos y cuando se le quiera
quitar, prorrumpirá en amargos sollozos… En realidad estos objetos son compensatorios.
Mediante ellos, el niño lleva con él un poco de su madre…de todo lo que simboliza seguridad
afectiva en este nuevo mundo que está descubriendo y al que teme. Se deben respetar fetiches…
tienen un valor…, ayudan al niño a aceptar mejor las frustraciones y las separaciones inevitables.
Se trata de un esfuerzo por parte del bebé de transferir su afecto sobre otra cosa… Hay que
respetar su camino.
Spitz ha dicho que la angustia del octavo mes es la base de toda la estructuración del “desarrollo
afectivo del niño”, buscando por todos los medios reemplazar la ausencia de la madre.

Otros juguetes para los ocho meses


— juegos de dentición;
— juegos de anillas, de triángulos, de discos o de llaves de goma multicolores;
— caja de música;
- cubos de plásticos;
- animales de goma

NUEVE MESES (36 SEMANAS)

Posiciones
EN POSICIÓN VENTRAL: intenta gatear pero va hacia atrás (los movimientos se inician sobre todo
con los brazos, pronto se apoyará sobre las rodillas)
— Le gusta girar sobre sí mismo para desplazarse.
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— Se inclina hacia delante y no pierde su equilibrio cuando está sentado; sin embargo, todavía no
pude inclinarse hacia los lados.
Miembros
Se pone de pie sosteniéndose en los muebles, en el parque. Echa las nalgas hacia atrás para
mantener el equilibrio, se tiene en pie algunos instantes y cae.

Prensión/ comprensión
Puede coger objetos del tamaño de una “pastilla” entre la base del pulgar y el índice; es la
prensión en pinza superior (inicio de una mayor independencia manual).
Reúne dos cubos y los compara.
Aprende a tender un objeto a sus padres: en una primera fase no lo entrega, en una segunda fase
se lo da, hay un intercambio.
Hace sonar la campanilla.
Mediante una cinta tira de la anilla.

Lenguaje

A esta edad, el niño puede continuar iniciándose en el prelenguaje visto anteriormente (véase pág.
34), como empezar a esbozar el verdadero lenguaje mediante la aparición de las primeras
palabras. ¿Cuáles son estas primeras palabras tan esperadas? La mayor parte de las veces se trata
de sílabas repetidas formadas por un material fonético muy simple: el ejemplo más característico
es “mamá”, seguidamente vendrá “papá”, “dodó”, etc. No puede predecirse cuál será la primera
palabra que va a utilizar: “mamá”, “papá” o “mimí” o “kikí” (o cualquier otra), pero hay reconocer
que “mamá” suele ser la que primero aparece; tal vez porque es una palabra cargada de
afectividad o porque mamá se pronuncia más fácilmente que papá... Por estas dos razones ésta es
la palabra que primero eligen la mayor parte de los niños (¡de diversas nacionalidades!).
Este estadio de aptitud al lenguaje puede extenderse aproximadamente de los nueve a los quince
meses. Es difícil fijar con precisión las etapas del desarrollo.

Desarrollo social

El noveno mes es un periodo en que la actividad del bebé se hace trepidante, adquiere una
prensión manual más fina, lo que le permite coger los objetos entre el pulgar y el índice; puede
también apoderarse de objetos de pequeño tamaño (como una canica, una pastilla, el extremo de
una cinta…) Esta prensión, aunque torpe…, le permite una mayor libertad de manipular y le
produce intensas satisfacciones: está muy atento a los movimientos de su “pinza”, cuando va a
coger algo, se ejercita en girar los objetos en todos los sentidos. Deja caer los objetos
voluntariamente para volverlos a coger con gran satisfacción. La separación del pulgar y del índice
es, efectivamente, un suceso de gran importancia para la independencia manual del niño. El niño
activo alarga el abanico de sus posibilidades motrices: puede gatear impulsándose con las manos y
con una flexión de las piernas; a menudo empieza gateando hacia atrás (ya que la fuerza muscular
es más fuerte hacia atrás que hacia delante…) Si se quiere estimular los progresos del bebé se le
puede poner un juguete ante él pero fuera de su alcance: el interés y la curiosidad le ayudarán a
atraparlo. Dado que es difícil controlar todos los movimientos del bebé a esta edad, bastantes
madres conservan la solución del parque, a pesar de que el espacio es un poco exiguo, porque
representa una seguridad. Existen algunos (poco frecuentes) modelos de parques extensibles que
multiplican el espacio de los parques habituales y son perfectamente adecuados para esta edad,
pero si no han sido adquiridos anteriormente, su rentabilidad será demasiado limitada para
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justificar esta onerosa adquisición. Tranquilícense si quieren darle toda libertad a su hijo; no irá
demasiado lejos, puesto que todavía es muy dependiente de su madre. Como hemos visto, en el
octavo mes (véase pág. 34) el periodo sensible se prolonga (frecuentemente hasta un año). El
bebé moderará sus tentativas, ya que la imagen de su madre está muy presente y constantemente
volverá su mirada hacia ella a la que no quiere perder de vista. No obstante, esta no frenará sus
progesos y a los nueve meses muchos bebés intentan ponerse de pie solos, agarrándose al parque
o a los muebles. Sin embargo, el equilibrio del niño es precario y cae sobre sus nalgas rápidamente
(no es frecuente caer hacia delante ya que sus nalgas apuntan hacia atrás). Estas exploraciones
desarrollarán en él nuevas ambiciones pero también nuevos temores. Tiene una necesidad
acuciante de su madre para que le saque de las posiciones penosas en las que pueda encontrarse.
Los bebés no suelen lastimarse, sobre todo si la madre le muestra cómo sentarse nuevamente.
Cuando está de pie, se le puede enseñar un pequeño juego: “mantengan el niño en pie delante
suyo sobre una mesita o sobre la cama; intenten hacerle doblar la cintura manteniendo las manos
hacia delante; después, tiren con un golpe seco hacia abajo y el bebé se encontrará sentado”…
Este pequeño juego tiene sus variantes que se pueden probar... y si no aprende nada de inmediato
(no se puede forzar el desarrollo natural), al menos tendrá el mérito de divertir mucho al niño.
Otro juego que gusta mucho al niño es el de “¿dónde está el bebé?”; le entusiasma esconder su
rostro bajo una manta o un pañuelo mientras que la madre dice: “¿dónde está el bebé?”. Entonces
se descubre con gritos de alegría. Le gusta mucho que su madre haga el mismo gesto cada vez que
él se saca el pañuelo de la cabeza. A través de este juego de apariencia tan simple, el niño se
asegura. De hecho, él dirige una separación, sabiendo con su poder de anticipar sucesos que no
durará. Es un aprendizaje de su autonomía.

Juegos

Los mejores juegos en el noveno mes, además de los que citaremos, son que permiten al niño
probar sus posibilidades motrices.

Se le podrá ofrecer al bebé:


— cubos para poner en un recipiente;
— bolas de colores;
— carretes de hilos multicolores.

DIEZ MESES (40 SEMANAS)

Posiciones
Ya puede gatear (inversamente a los inicios, gatea siempre hacia delante). El niño se pone solo en
pie agarrándose a los muebles, sabe levantar un pie, da algunos pasos (con sostén), pero las caídas
son frecuentes.

Prensión/comprensión
Prensión en “pinza superior” más fina: toma el objeto entre la parte distal del pulgar y el índice.
Puede coger los objetos de pequeño tamaño y entregarlos uno a uno. Hasta un año se lleva los
objetos a la boca.
Hace “adiós” con la mano y hace palmas.
Tiene el sentido de continente y contenido: le gusta introducir y sacar un objeto de una caja.
De los diez a los once meses adquiere el sentido de la tercera dimensión (véase pág. 40).
Bebe solo en taza o vaso.
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Tira de los vestidos de los demás para atraer su atención.
Lenguaje
El niño utiliza tanto monosílabos como sílabas repetidas si ha logrado el estadio del prelenguaje
(véase página 34). Comprende el sentido general de la frase y a menudo hace el gesto para
acompañar la palabra (por ejemplo, si su madre le dice que diga “adiós”, mueve la mano dirección
de la persona).
Comprende muy bien el tono de la frase, llora si el tono es muy duro, si sufre una reprimenda de
los suyos. No obstante a esta edad una palabra significa muchas cosas; es la “palabra símbolo”;
por ejemplo, puede decir agua para designar no sólo el agua, sino cualquier
otro liquido; “pa” o “papá” para todos los hombres, etcétera. Una vez más, los padres deben
ayudar al niño sin forzarle para que consiga utilizar las palabras adecuadas. Hay que acompañar
siempre el lenguaje con un gesto adecuado para que el niño asocie la palabra con la situación. Es
evidente que si el primer animal que el niño aprende es el perro, llamará perros a todos los
animales hasta que aprenda que existen otras palabras para los demás y esto se hará
progresivamente y en situaciones muy concretas.

Desarrollo social

El niño de diez meses desarrolla sus actividades motrices: gatea, arrastrarse no basta.... quiere
pasar a otro estadio y conocer un verdadero medio de locomoción. Es un difícil arte que pone en
juego la alternancia rítmica de brazos y piernas, etapa decisiva hacia la aparición de la marcha.
En principio, el bebé se sostiene sobre las manos y las rodillas (hasta el próximo mes no se apoyará
sobre las manos y las plantas de pies). Se ejercitará horas seguidas, primero se tambaleará, las
piernas le sostienen poco... después adquirirá más fuerza y podrá emprender la vuelta alrededor
del piso.
Este ejercicio es el preferido, ya que los tímidos ensayos de ponerse en pie y las caídas que
conllevan dan miedo al bebé… y siente la necesidad de perfeccionar primero sus ejercicios en el
suelo. A algunos bebés les gusta, por ejemplo, moverse saltando sobre las nalgas o se pasean
agarrándose con el brazo y efectuando movimientos de flexión de tronco y piernas para
propulsarse hacia delante. Necesita a toda costa alargar el campo de sus progresos motores, el
bebé se hace más ágil, más curioso, quiere explorarlo todo. Es el momento de vigilar todo lo que
está a ras de suelo y que representa un peligro: tomas de electricidad, el cable de la plancha, los
productos de limpieza que están bajo el fregadero. Sus habilidades en el suelo le apasionan hasta
tal punto que puede gatear mientras sostiene un objeto… si es ágil puede, incluso, llegar hasta un
revistero (y se divertirá rasgando papeles) o hasta un cajón de la cómoda (que empezará a vaciar).
No se le debe frenar demasiado en sus exploraciones… solamente se ha de intentar comprender lo
que éstas representan para él y proteger los objetos frágiles de su entusiasmo desbordante.
El bebé experimenta también con sus dedos. Veamos cómo explora los objetos sustraídos a su
madre: los sostiene sólidamente entre el pulgar y el índice, adapta sus manos a la forma de los
objetos (grandes y pequeños), los observa largo rato, los recorre con las manos en todos los
sentidos introduciendo y retirando el índice en orificios y hendiduras (frecuentemente, el niño
a los diez meses ya posee la noción de la tercera dimensión véase el decimoprimer mes, pág. 40),
después los tira brutalmente al suelo para apreciar su solidez. Es una prueba de su deseo de
conocer el mundo que le rodea y no hay que interpretarlo como una manifestación agresiva o de
destrucción.
El bebé debe tener un entorno estimulante y hay que evitar el exceso de los “estate quieto”, que
frenan al niño y engendran temor y timidez. Debido a esto, niños pertenecientes a familias
numerosas hacen más progresos que los demás a estas edades; las madres tienen muchas
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ocupaciones, son menos inhibidoras, y los mayores arrastran a los pequeños en sus actividades.
Esto no quiere decir que haya que ser negligentes en la vigilancia de los pequeños o que no
haya que responder a sus llamadas; es a través de una libertad vigilada y de una respuesta
adecuada a cada una de sus demandas como mejor se desarrollará la personalidad del niño. La
madre debe transformar todas las emociones negativas del niño en emociones positivas.
Por ejemplo, si cae mientras realiza una actividad y se lastima un poco, hay que abrazarlo, reír con
él y enfrentarlo otra vez a la situación para que pueda dominarla mejor. Es una manera de
ayudarle a aceptar con una sonrisa en lugar de dramatizar una caída. Una madre debe saber guiar
los progresos de su bebé, sus intervenciones deben ser más estimulantes que limitadoras. Debe
saber que puede transmitirle tanto sus temores como sus esperanzas. Todo esto va impregnando
al niño y modelándolo.

Juegos
— anillas de plástico multicolores;
— cubos simples o cubos para encajar;
— cubiletes para encajar;
— cartones, cajas, pizarras (juegos educativos);
— y algunos juguetes del mes precedente.

ONCE MESES (44 SEMANAS)

Posiciones
Es el principio de los primeros pasos: puede andar solo si va cogido de la mano de un adulto.
Anda solo apoyándose en muebles. Gatea con más destreza: hace «la marcha del oso»
apoyándose en las manos y los pies.

Prensión / comprensión
El niño perfecciona la oposición “pulgar-índice” vista anteriormente (pág. 38), pone con facilidad
los dedos en “pinza”.
Hacia los diez/once meses “al niño le gusta señalar con el índice los objetos, explorará fácilmente
la tercera dimensión: los orificios, las ranuras, las cavidades. Sus manipulaciones más finas le
permiten adquirir el sentido de la profundidad, de lo sólido, del continente y del contenido, de lo
alto y lo bajo, de lo de al lado, de dentro, de fuera, de lo separado y de lo junto”. El niño es
consciente del “dos” y del “uno”: puede reunir dos objetos en uno solo; tiene una consciencia
todavía bastante vaga de la dualidad pero tiene un deseo intenso de
combinar y aproximar los objetos» (Gesell).
Puede lanzar una pelota al adulto que juega con él; si está sentado, gira totalmente sobre sí mismo
para coger la pelota que se le envía.

Lenguaje
Entre los once y los quince meses el niño utilizará un lenguaje global bastante significativo. Se
trata de “palabras-frases” del tipo «bobo cae”. Es una jerga todavía poco explícita pero que
corresponde a situaciones determinadas. La madre debe asociar siempre la palabra a las
situaciones para ayudar al niño a progresar. Por ejemplo, cuando él niño dice “papá ido” es porque
lo oye decir a su madre todos días después de haberle dicho “adiós” a su padre todas las mañanas.
Así, gracias a las palabras-gestos, á las palabras-situaciones, el niño lo relacionará y aumentará su
capital intelectual. Por otra parte, aunque el hijo todavía no utilice, o lo haga mal, su material
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fónico, a fuerza de oír a sus padres repetir ciertas frases, poco a poco criba, filtra, y va
almacenando un repertorio que un día surgirá correctamente.

Desarrollo social
El decimoprimer mes puede parecer un periodo transitorio. El niño utilizará sus destrezas motrices
para aumentar sus conocimientos intelectuales. Tiene una memoria visual bastante más
desarrollada que en los meses precedentes.... lo que le permitirá observar detalles que
anteriormente se le habían escapado y que incluso se les escapan a los adultos. En efecto, tiene
una percepción mental del “todo” lo que explica que algunas «ausencias» puedan turbarle.
María Montessori explica el sentido del orden en el niño como un sentimiento muy profundo.
«Una niña de algunos meses empezó a llorar cuando una amiga de su madre puso un paraguas
sobre la mesa de su habitación. No acertaban a comprender el motivo de sus lágrimas para poder
calmarla... Cada vez lloraba más, de repente, a la madre se le ocurrió llevarse el paraguas a otra
habitación y la niña se calmó inmediatamente. El paraguas era el objeto extraño que perturbaba
el cuadro habitual. El niño tiene necesidad de memorizar el orden de las cosas. El bebé memoriza
también las características de ciertos objetos. Por ejemplo, antes de tirar un objeto un poco
pesado al suelo, el niño cierra los ojos. Por tanto, anticipa el ruido de la caída según el peso del
objeto.
Del mismo cuando domina mejor la posición vertical aprende a distinguir los muebles que pueden
sostenerlo de una manera eficaz de los que son menos fiables...; de este modo elegirá
selectivamente el mobiliario que le sostendrá en sus primeros pasos. El bebé mejora también su
facultad de discriminación entre continente y contenido (introduce los objetos más pequeños en
una caja y los saca.. repitiendo varias veces la operación), coge los objetos con ambas manos, los
sopesa, los compara. A esta edad le encanta ' diferenciar entre el dos y el uno, la “unidad” y el
“conjunto”. Ya elabora procesos mentales bastante complejos ante los objetos que utiliza.
Perfecciona la técnica del gateo y empieza a hacer la “marcha del oso” con las nalgas levantadas
hacia atrás. Puede ponerse de pie a partir de esta posición; es el estadio preliminar a la marcha.
Algunos niños activos intentan una “marcha lateral” de pie, de cara a un sofá agarrándose a él,
otros empiezan a andar si el adulto les sostiene con las dos manos.
Le gusta jugar a enderezarse. La repetición de estos ejercicios de flexibilidad es una excelente
gimnasia que refuerza su dominio muscular. Sin embargo, el niño no quiere hacer la actividad que
se le impone, dirá que “no” y acompañará su rechazo con un movimiento de la cabeza. No
obstante, no se puede sistematizar, el niño puede decir “no” por el puro placer de una “palabra
nueva” y no para rechazar categóricamente. La pronunciación de la palabra y el movimiento son
más sencillos para el no que para el si.
Por el contrario, comprenden muy bien las prohibiciones que se le imponen. A partir de esta edad,
la imitación juega un importante papel en la vida del niño; para él, es una forma de adquirir
nuevas posibilidades, observa a los adultos comer, llevarse la taza a la boca, coger el tenedor,
limpiarse con la servilleta, y quiere hacer lo mismo… puede adoptar algunas de sus actitudes, de
sus características de personalidad. El bebé estudia los movimientos, le gusta jugar a la pelota,
hacerla rodar, esconde un juguete bajo el sofá para irlo a buscar en seguida... El juego del
“escondite” le apasiona tanto como le gustaba el juego de “¿Dónde está el bebé?” (pág. 37); si se
le pide que busque un juguete (que ha visto previamente cómo lo escondían) lo encontrará; esto
estimulará su motricidad y su memoria representativa. Por otra parte, este juego le da seguridad;
el niño podrá pensar: “¡no se ve, pero yo sé dónde está!”. Esto le da la impresión de que controla
el ambiente, de moverse en lugar seguro. María Montessori cuenta a este respecto la experiencia
de Piaget con su hijo: “EI profesor escondía un objeto bajo un cojín del sofá y después llevaba el
objeto bajo el cojín de otro sofá para que el niño hiciera un esfuerzo lógico de búsqueda, pero el
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niño levantaba cada vez el primer cojín y decía "¡no está!" El profesor se impacientó y levantó el
cojín del segundo sofá y mostró el objeto al niño. Éste, sin sorprenderse en absoluto, lo volvió a
colocar bajo el primer cojín mostrándole a su padre que era allí donde debía esconderse”. ¡El
interés del niño no reside en la búsqueda del objeto, sino el placer que le produce encontrarlo en
su lugar!

Juegos

— libros pequeños con imágenes (muy simples, páginas de cartón);


- Cubos variados;
- Cubiletes para encajar;
- Pirámide de anillas;
- Pelota, balón

DOCE MESES (48 SEMANAS)

Posiciones
El niño anda si el adulto le sostiene. Puede esperarse el inicio de la marcha independiente entre
los doce y los quince meses (al principio, la marcha es inestable, el niño cae frecuentemente).
Empuja las sillas, los sofás, para aprender a andar. Puede avanzar sobre sus nalgas ayudándose
con las manos. Cuando está en pie, se agacha para coger un juguete. Echa su cabeza
completamente hacia atrás para beber hasta apurar la última gota.

Prensión/ comprensión
Se ejercita en el “relajamiento fino y preciso” de las manos entre los doce y quince meses (esta
adquisición depende del control de los músculos extensores de los miembros superiores).
Le gusta tirar los objetos uno a uno.
Se ejercita en “chutar” el balón (esta adquisición depende del control de los músculos extensores
de los miembros inferiores).
Le gusta poner unos objetos dentro de otros.
Le gusta ponerse cestas, gorros y bolsos sobre la cabeza.
Le gusta introducir y retirar (juego del continente y contenido).
Juegos de encajamiento: sabe poner un círculo en el orificio correspondiente del tablero.

Lenguaje

Entre los once y quince meses es la edad del “lenguaje -global significativo”, que el niño irá
perfeccionando progresivamente. Puede utilizar de dos a tres “palabras-frase” del tipo “cae bobo”
o “bebé dodó” que corresponden a una situación precisa, sea presente o pasada. Sin embargo, no
todos los niños de un año alcanzan este estadio del “lenguaje global”, que abarca desde los 12
meses a los 21 meses (incluso 24 meses). El niño de un año puede comprender bien el significado
de varias frases que emplean los padres, y al menos pueden responder con un gesto o por una
acción. Por ejemplo, los padres dicen: “Ven a darme un beso” o “ve a buscar tu osito”, y el niño
debe ejecutarlo (o por lo menos demostrar que lo ha comprendido).
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Desarrollo social

El primer aniversario es un suceso familiar... Los padres lo prepararán con emoción. Se empieza a
hablar de la edad del bebé en años..., ¡no en meses! Sin embargo, un año no parece ser una edad
significativa en el plano del desarrollo psicomotor. A menudo hay que esperar algunos meses para
que pueda observarse un cambio importante. Efectivamente, entre los doce y los quince meses el
niño está «en vías de adquirir nuevas aptitudes». Es un periodo de evolución tanto en el plano del
lenguaje como en el plano motor. Cada niño tiene una evolución diferente. Algunos ya dominan el
“lenguaje global significativo” al año, otros deberán esperar al decimoquinto mes para utilizar las
primeras palabras. Asimismo, algunos niños dan sus primeros pasos al año, mientras que otros
siguen haciendo la marcha del oso (véase pág. 40). No obstante, no debemos minimizar algunos
progresos propios del decimosegundo mes: a esta edad su manipulación más fina, desarrolla su
poder de prensión en pinza superior y se ejercita en “el relajamiento fino y preciso” del objeto.
(Esta última aptitud depende del control de los músculos extensores de miembros superiores)

Puede utilizar un tenedor, sumergir la cuchara en la papilla... , beber en una taza correctamente,
recoger las migas de pan una a una, le gustan todos los objetos pequeños que pueda coger uno
por uno, introducirlos en un recipiente, después sacarlos, tirarlos, recogerlos de nuevo... uno a
uno y volver a iniciar la operación. Esta acción es una manera rudimentaria de contar.
A nivel de los miembros inferiores, el control progresivo de los músculos extensores permitirá al
bebé enviar una pelota con un impulso del pie cada vez más apreciable. A un año sólo está en sus
inicios... Por el contrario, es capaz de bailar al ritmo de la música Pop, con más facilidad si lo
observa en sus hermanos y hermanas... o incluso las evoluciones de una bailarina a través de la
pantalla de televisión... Su don de la imitación es notable. Si se le anima y se interesan por él,
reemprenderá sus pequeñas exploraciones. Cada vez es más consciente de la aprobación de los
adultos. Le gusta (dicen) “¡hacerse el interesante!”. Sobre todo no se debe creer que tiene
tendencia a la vanidad o al exhibicionismo; todos los bebés de esta edad quieren atraer la
atención hacia ellos para afirmar su identidad. También toman consciencia de su “yo” en relación
a los demás. La imitación es el descubrimiento de los demás. A un año, los intercambios
emocionales con los adultos mejoran; poco a poco el bebé aprende a despegarse de su madre. La
crisis de ansiedad(pág. -34) (que puede extenderse del octavo al decimosegundo mes) tiene
tendencia a atenuarse para dar paso a un aumento de la sociabilidad del niño, se hace más afable.
El bebé tiene necesidad de los demás… para ayudarlo a andar, para recoger los objetos que tira,
para jugar al escondite, para sentarse sobre las rodillas, para tener su público. Este interés por los
otros no conlleva una descentración de sí de mismo. Si entrega un objeto cuando se le pide... es
porque sabe que se lo darán de nuevo. Le gusta dar para recibir. Su sociabilidad está al servicio de
sus intereses, le permite ejercer sus pequeños talentos... y dedicarse a sus juegos favoritos.
Frecuentemente, el descubrimiento de la marcha y la actividad desbordante que esto conlleva
tiene como consecuencia una disminución de las horas de sueño... o algunos problemas para
dormirse por las noches. A nivel del apetito se observa un fenómeno paralelo. Para ejercer sus
habilidades manuales el niño comerá menos, preferirá jugar, recoger las migas... y metérselas una
a una en la boca o dejar sus dedos marcados en el puré (¡primeros esbozos de sus talentos
creadores!.. Hay que comprender estas manipulaciones, prevenir los enredos sin inhibir impulsos
del bebé. Bastantes madres se preocupan de tal manera de la cantidad de alimento que debe
comer el bebé que rechazan por completo las actividades de exploración del niño frente a la
comida. Si el bebé rechaza realmente el alimento, es mejor no forzarlo, puesto que encontrará un
sistema para oponerse: cerrar la boca, escupirlo, echar la cabeza hacia atrás o hacer el payaso...,
así manifiesta su autonomía. A un año el niño prueba en sus rechazos una imaginación
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desbordante... por tanto, se debe evitar sobre todo que el momento de la comida se convierta en
una situación de conflicto familiar.

Juegos
— una botella y bolas pequeñas para introducir;
— bolas para enhebrar — tiras de bolas — balones;
— pirámides de anillas, de cubos;
— cubiletes para encajar — cajas;
— libros con hojas de cartón rígido.

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