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COLOMBIA ENTRE SUMISION E INJUSTICIAS, UN PUEBLO

CONDENADO A VIVIR DE RODILLAS.

En Colombia desde que nacemos nos acostumbramos a soportar el peso de las

injusticias, desde nuestra personalidad hasta la frialdad de nuestro corazón son moldeadas

por un ambiente de inseguridad, desconfianza, abusos e injusticias, en el ambiente además

existe una idea casi que impregnada en nuestras mentes, aquella que dicta sumisión ante la

clase política y la oligarquía, Todo esto en un sistema económico caracterizado por la

monopolización de las actividades económicas, donde no existe la libre competencia y

donde solo unos pocos pueden ostentar el placer del progreso, para los demás siempre

podrán mantenerse de rodillas y asumir que tienen el envidiable placer de sostener un

sistema económico deplorable, en el cual el indivualismo se sobrepone a el interés

colectivo, en el que predomina el clientelismo y la meritocracia es tema aparte, nuestra

sociedad está enferma, tal cual lo describe el Antropólogo Fabián Sanabria “Colombia y su

sociedad están enfermas de corrupción. Un cáncer que destruye cada célula de la sociedad y

que no se curará con un paquete normativo. Es un tema estructural, debe atacarse desde la

base”

Colombia es el segundo país con el mayor nivel de desigualdad de Latinoamérica,

medida a partir del coeficiente de Gini (0.538), superado solamente por Haiti (0.608)2 y

registra una brecha de desigualdad de casi 12 puntos con Uruguay (0.419) el país con

menor desigualdad de la región. En este panorama es triste entender como aún existe la

creencia en este país que continuar obedeciendo a los intereses de ese pequeño grupo social

el cual se ha encargado de tomar decisiones trascendentales para la historia del pueblo

Colombiano, decisiones que solo los han favorecido a ellos, haciéndolos más ricos,
intocables e injusticiables, este panorama lo podemos describir a través de las palabras de

Honora Balzac (1830) «Las leyes injustas son la telaraña a través de la cual pasan las

moscas grandes y las más pequeñas quedan atrapadas»

El sistema de justicia Colombiano se ha encargado de blindar los intereses de los

oligarcas la indolencia institucional acompañada de una pasividad social permite que

decisiones, que pueden transformar de manera positiva nuestra sociedad sean

desmoronadas en los estrados judiciales y en los cuerpos legislativos, y quizás una

descripción que perfectamente adorna de manera contraria como funciona nuestro sistema

de Derechos es la realizada por Ulpiano (220) El Derecho consiste en tres reglas o

principios básicos: vivir honestamente, no dañar a los demás y dar a cada uno lo suyo. “Es

el arte de lo bueno y lo equitativo”: de estos dos aspectos lo único real que conocemos es

que se encuentran presos en papeles y condenados a no existir, a menos de que el pueblo

sea capaz de reconocerse, reconciliarse, unirse y vencer a la oliguria y lo monopolios.

La costumbre de vivir condenados a soportar las injusticias de este sistema, nos encerró

en una cueva oscura en la que las imágenes que nos muestran pretenden hacernos creer que

las injusticias camufladas, están bien y que el sistema pese a no ser totalmente justo es

correcto y es lo mejor que podemos obtener, más errados no pueden estar, la sumisión tiene

sus días contados, y pronto entenderemos que conforme lo argumenta Friedrich Hegel

(1830) “Cien años de injusticia no hacen Derecho. Las verdaderas tragedias no resultan del

enfrentamiento entre un derecho y una injusticia. Surgen del choque entre dos derechos”.

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