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TEMA 4: REQUISITOS CONSTITUCIONALES DE LA LIBERTAD DE

INFORMACIÓN

La libertad de información consta de unos requisitos constitucionales, ya que debe ser veraz
y tener relevancia pública.

1. EXIGENCIA DE VERACIDAD

En lo referente a la exigencia de veracidad (deber de diligencia del profesional de la información) han de


valorarse, según el Tribunal Constitucional unos parámetros:
1) Ha de tomarse en consideración la fiabilidad de las fuentes.
2) Ha de constatarse si la información fue contrastada.
3) valorar la neutralidad con la que el periodista trata la información, cuanto más objetiva sea la
información.

Concepto de veracidad

El adjetivo de veraz se ha añadido en el texto constitucional porque al igual que otros calificativos, es un
adjetivo que ayuda a reforzar una idea expresa de reiteración. Una información veraz es aquella que se
considera información real, es decir que los datos que se toman sean datos reales, datos objetivos. El TC se
apoya en la expresión información veraz para establecer que sólo los contenidos periodísticos que tengan
los requisitos de veracidad serán los que cuenten con protección constitucional. Para delimitar el ámbito en
el que va a ser protegido el derecho a la información. El TC señala que la veracidad no equivale a la
"verdad", quiere decir que la protección constitucional la tiene aquella información que se ha obtenido de
datos objetivos y reales con independencia con independencia de que esos datos puedan ser más o menos
exactos o discutibles.

La diligencia profesional

Si el periodista ha puesto los medios a su alcance para comprobar lo que dice y el resultado se aproxima
mínimamente a lo que realmente sucedió, la noticia será veraz. El TC determina que el requisito de la
veracidad lo que excluye es la presentación como información de lo que en verdad son meros rumores sin
contrastar. Interesa partir de lo que la jurisprudencia denomina a veces: «falta de comprobación mínima»
para sancionar los supuestos de falta de veracidad.

¿a qué se llama comprobar? y ¿qué grado de comprobación resulta exigible? En cuanto al primero, la
diligencia de un periodista se pone de manifiesto a través del contraste de los hechos antes de su
publicación. La comprobación en el mundo de la información se consigue por efecto de la combinación de
fuentes distintas (el concepto de diligencia, se pone en relación con el de «actuación de un buen
profesional»). Se supone que hay un estándar generalizado de lo que un buen periodista debe comprobar
de unos hechos antes de publicarlos. Este estándar combina de una parte la asunción de cuál es la función
constitucional de la información y de otra las circunstancias concretas en las que se transmite cada
información. En cada caso concreto el órgano jurisdiccional debe valorar si el periodista ha comprobado
suficientemente las fuentes .

2. LA RELEVANCIA PÚBLICA

El segundo requisito que tiene la información constitucionalmente protegida es el de su relevancia pública


que se trata de una consecuencia del lugar que el derecho a la información tiene en el sistema
constitucional.
¿Por qué se protege especialmente la información en nuestra Constitución? Pues no sólo porque el libre
flujo de información sea un derecho básico, sino también porque hay un interés democrático en que los
ciudadanos puedan recibir información acerca de cómo funcionan la sociedad y el Estado.

Se considera información de relevancia pública a aquella que nos interesa como ciudadanos participantes
del proceso democrático, no se puede confundir con aquella de interés público.
Para determinar si los son hay que valorar los hechos que transmiten y si constituyen un objeto de interés
para la ciudadanía, además de atender a aquellas que son protagonistas de
la misma. La información relacionada con quienes desempeñan cargos públicos va a poseer un especial
interés público.

3. TEORÍA DEL REPORTAJE NEUTRAL

El reportaje neutral se produce en el momento en el que un medio de comunicación actúa


de puro transmisor, al comunicar las declaraciones tal cual se lo transmiten terceros, en este caso se
defiende que al medio no se le podrían atribuir daños causados por esa difusión ya que únicamente se
encarga de de retransmitirlo tal cual le llega.

Para verificar si en un caso concreto se está ante un "reportaje neutral" y, por tanto, si es legítima la
afectación a la intimidad de una persona por parte de un medio de comunicación, deben satisfacerse dos
requisitos: la veracidad, entendida como la certeza de que la declaración
corresponde a un tercero y la relevancia pública de lo informado.

El primer requisito fundamental del reportaje neutral es que la persona emisora de la noticia
se encuentre identificado ante el medio y su audiencia, y el segundo requisito es que el medio
no haga propia la información o declaraciones que está retransmitiendo, ya que perdería el
carácter de reportaje neutral.

Por tanto, cuando los comunicadores se limitan a publicar o divulgar información de la autoría
de terceros, no tienen el deber de verificar o calificar si la intromisión en la intimidad o incluso
las aseveraciones de éstos, que pudieran tener efectos sobre la reputación o el honor de una
persona, tienen relevancia pública o no y, por ende, si son legitimas, pues en este caso, exigir
ese deber generaría un reparto de responsabilidades entre aquellos que participan en la
comunicación de información, lo que restringiría injustificadamente la libertad de expresión y
el derecho a la información, que tienen tanto una dimensión individual como social, y exigen
no sólo que los individuos no vean impedida su posibilidad de manifestarse libremente, sino
que se respete también su derecho como miembros de una colectividad a recibir cualquier
información y a conocer la expresión del pensamiento ajeno. Por lo tanto, cuando se trate de
un reportaje neutral, debe tenerse la plena seguridad de que el derecho protege al
comunicador en su posibilidad de expresar y publicar libremente ideas, opiniones información de un
tercero, como corresponde en un régimen democrático.

4. LA PROHIBICIÓN DE INSULTOS

La prohibición de insultos se constituye en un límite absoluto y objetivo al ejercicio de las libertades de


expresión e información. Según la doctrina del TC en ningún caso están amparadas constitucionalmente
informaciones que incluyan expresiones formalmente injuriosas (aunque cumplan los requisitos de
veracidad y relevancia pública).
La justificación de esta prohibición absoluta está en el especial valor constitucional de la dignidad humana,
la dignidad es la cualidad intrínseca al ser humano y, en última instancia, fundamento y núcleo irreductible
del derecho al honor, cuya negación o desconocimiento sitúa por sí mismo fuera de la protección
constitucional el ejercicio de otros derechos o libertades.

La libertad del periodista a la hora de evaluar y enfocar la noticia permite la evaluación y la crítica de
conductas incluso cuando se realiza de manera extremadamente negativa. Sin embargo, los insultos están
efectivamente desvinculados de todo propósito informativo o de evaluación de conductas.

Qué se entiende por insultos

Hay que optar por un concepto restrictivo. No es insulto cualquier manifestación lesiva del honor de una
persona. En el concepto de insulto desempeña un papel definitivo la intención de humillar o vejar. No son
insultos las acusaciones falsas que causen un desprestigio social, ni tampoco las expresiones valorativas que
por sí solas, formalmente, se consideran injuriosas socialmente.

Habrá que estar a la intención del informador, cuando ésta consista en degradar a la persona en sí misma,
más que en acusar o denunciar públicamente una situación, estaremos ante un caso de insulto. En cualquier
caso, no hace falta insistir en el hecho de que los insultos de cualquier tipo, en tanto atentatorios contra la
dignidad, no pueden ser demostrados como veraces ni cabe considerarlos nunca como relevantes
socialmente.

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