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Brisa Lourdes Castillo Huerta.

Contratos Mercantiles

Edgar Franco Almaraz

LDB5

Matutino
Introducción:

Los contratos civiles en México encuentran su definición en el Código Civil


Federal y en los códigos civiles de las diversas entidades federativas de la
República Mexicana. El contrato es definido como el acuerdo de voluntades
de dos o más personas para producir o transferir obligaciones y derechos.
En la vida cotidiana y en la práctica resulta común (aunque cada vez menos)
que dos o más personas se pongan de acuerdo para hacer, no hacer o dar
algo. Es decir, en ocasiones las personas contraen obligaciones que pueden
ser recíprocas o no, y pueden confiar en la buena voluntad que existe entre
ellas para cumplirlas, sin hacerlo a través de un contrato.
Muchas veces nos encontramos ante personas que “se ponen de acuerdo”
respecto a la venta de una cosa, la prestación de algún servicio, la
transmisión de un bien, el precio, entre otros y que lo hacen de manera
informal, sin tomar en cuenta o informarse si ellas son hábiles para celebrar
contratos, si el bien o hecho sobre el cual acuerdan puede ser objeto del
contrato, sin especificar debidamente los derechos y obligaciones que tienen
cada una de ellas y las consecuencias en caso de incumplimiento de sus
compromisos, entre otros aspectos a considerar.
Algunas personas, cuando contraen ciertas obligaciones con otras suelen
decir: “soy una persona de palabra”, “soy una persona honesta”, “cumplo lo
que prometo”, “te tengo confianza”, “lo hago porque te conozco”, “te doy mi
palabra”, pero al cabo de un tiempo todo eso se convierte en simples
promesas, y ya sea de forma intencional, por algún imprevisto, o por
desconocimiento de las circunstancias de hecho y legales, las personas no
dan cumplimiento a lo que se obligaron y es ahí cuando surgen los
inconvenientes, por eso, la importancia de celebrar contratos.
Si bien es cierto que en México los contratos se perfeccionan por el sólo
hecho de que las partes se pongan de acuerdo, también lo es que en algunos
casos la ley establece que los contratos deben revestir una determinada
forma. Desde el momento en que los contratos se perfeccionan obligan a los
contratantes al cumplimento de lo expresamente pactado y a las
consecuencias que, según su naturaleza son conforme a la buena fe, al uso o
a la ley.
En México las partes pueden manifestar su voluntad de celebrar un contrato
de forma expresa, es decir, de forma verbal, escrita, por medios electrónicos,
ópticos o por cualquier tecnología o por signos inequívocos, y en ciertos
casos, también pueden hacerlo de forma tácita, mediante hechos o actos que
permitan suponer esa voluntad.
Desarrollo:

La doctrina clasifica a los contratos según diversos criterios, el Código Civil


divide a los contratos en:
• Unilaterales: Son los contratos en los cuales una sola de las partes se
obliga hacia otra sin que ésta quede obligada. Por ejemplo, el contrato
de donación.
• Bilaterales: Son los contratos en los cuales las partes contratantes se
obligan recíprocamente. Por ejemplo, el contrato de permuta.
• Onerosos: En estos contratos las partes estipulan provechos y
gravámenes recíprocos. Por ejemplo, el contrato de arrendamiento.
• Onerosos conmutativos: En estos contratos las prestaciones
que se deben las partes son ciertas desde que se celebra el
contrato, de tal forma que las partes pueden apreciar
inmediatamente el beneficio o la pérdida que les cause éste. Por
ejemplo, el contrato de compraventa.
• Onerosos aleatorios: En estos contratos la prestación debida
depende de un acontecimiento incierto que no hace posible la
evaluación de la ganancia o pérdida hasta que el
acontecimiento se verifique en la realidad. Por ejemplo, el
contrato de renta vitalicia.
• Gratuitos: En este tipo de contratos el provecho es solamente de una
de las partes. Por ejemplo, el contrato de comodato.

Conclusión:

Los contratos civiles poseen elementos esenciales, que son el


consentimiento y el objeto. Si falta alguno de estos elementos o ambos, el
contrato es inexistente, es decir, no nace a la vida jurídica y por ende no
produce efectos jurídicos.
Los contratos civiles también poseen elementos de validez, los cuales son la
capacidad de las partes, la ausencia de vicios del consentimiento, la licitud
en el objeto o fin del contrato, y la forma, y en caso de que estos elementos
no sean satisfechos en el contrato, se produce la nulidad del contrato. Es
decir, el contrato puede nacer a la vida jurídica y posteriormente invocarse o
producirse la nulidad en caso de que no se satisfagan los requisitos de
validez. Las acciones de nulidad podrán ejercerse mediante los
procedimientos que establece el Código Federal de Procedimientos Civiles o
los Códigos de Procedimientos Civiles o Códigos Procesales Civiles de las
entidades federativas, según sea el caso de que se trate y ante los Tribunales
competentes.
En los contratos, las partes contratantes pueden poner las cláusulas que les
resulten convenientes, sus términos deben ser claros y no dejar lugar a duda
sobre la intención de los contratantes. Cuando hubiere ambigüedad en la
interpretación de los contratos, es decir, cuando no sea clara cuál fue la
intención de las partes contratantes al momento de celebrar el contrato,
tanto el Código Civil Federal como los códigos civiles de las entidades
federativas señalan las reglas para su interpretación. Al respecto, la Suprema
Corte de Justicia de la Nación ha resuelto que la conducta de las partes
contratantes es una valiosa fuente de información para interpretar los
contratos.
Las personas que celebran o desean celebrar contratos o que se enfrentan a
situaciones de incumplimiento de contratos suelen tener dudas y preguntas
en esos temas. En esta sección nos referimos a preguntas y respuestas sobre
los contratos civiles.

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