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Alimentos transgénicos

Los alimentos genéticamente modificados (GM) tienen un ADN modificado usando genes
de otras plantas o animales. Los científicos toman el gen de un rasgo deseado de una
planta o animal e insertan ese gen dentro de una célula de otra planta o animal.

Funciones
La ingeniería genética se puede realizar con plantas o bacterias y otros microorganismos
muy pequeños. La ingeniería genética permite a los científicos pasar el gen deseado de
una planta o animal a otro. Los genes también pueden pasarse de un animal a una planta,
y viceversa. Otro nombre para esto es organismos genéticamente modificados u OGM.

El proceso para crear alimentos GM (transgénicos) es diferente a la cría selectiva. Esta


involucra la selección de plantas o animales con los rasgos deseados y su crianza. Con el
tiempo, esto resulta en la descendencia con los rasgos deseados.

Los posibles beneficios de los alimentos transgénicos incluyen:

 Alimentos más nutritivos

 Alimentos más apetitosos

 Plantas resistentes a la sequía y a las enfermedades, que requieren menos recursos ambientales
(como agua y fertilizante)

 Menos uso de pesticidas

 Aumento en el suministro de alimentos a un costo reducido y con una mayor vida útil

 Crecimiento más rápido en plantas y animales

 Alimentos con características más deseables, como papas (patatas) que produzcan menos sustancias
cancerígenas al freírlas

 Alimentos medicinales que se podrían utilizar como vacunas u otros medicamentos

1.- Más productividad. Se produce más cantidad de alimento por hectárea. Dentro de las
bondades de estas nuevas variedades está, sin duda, el aumento de los rendimientos, duplicando o
triplicando las exportaciones dependiendo del cultivo que se hable.

2.- Empleos. Se crearán más de 300.000 empleos directos e indirectos.


3.- Alimentos. Cuando se produce alimento, la cantidad de gente involucrada es mucha, el
agricultor, empresas de servicios, transportistas, las pensiones que dan alimento... etc. Es
por ello, que al producir mayor cantidad, de beneficiará a cada integrante de la cadena
productiva.
4.- Diversificación económica. El país saldrá de la crisis económica que se avecina “en el
mundo” solamente si genera empleos e ingresos por exportación. El sector plantea ser el
motor de crecimiento de Bolivia con ingresos superiores a los actuales por venta
de gas natural. En 2019, las exportaciones superaron los $us 700 millones.
5.- Menos insecticidas y pesticidas. Se deja de importar más de 2.000 toneladas de
insecticidas y pesticidas, porque las semillas ya son resistentes. Por ejemplo, al
gusano del maíz. También se probarán semillas resistentes a la sequía para evitar
las pérdidas económicas que reporta la falta de lluvias, en momentos en que se
pronostican menos precipitaciones debido al cambio climático. Ahorro. Se estima
un ahorro de más de $us 100 millones por importación de pesticidas. En las
aplicaciones de agroquímicos en soya, también tendremos una gran disminución,
tomando en cuenta que existen eventos donde ya no se fumigará (para que se
entienda) contra gusanos o ciertas enfermedades, disminuyendo 9,8 millones de
aplicaciones al año.
6.- Más semillas. La práctica de cultivar especies más eficientes y, por tanto, la
reducción de la biodiversidad, no es algo nuevo. Esta situación no ha sido creada
por la biotecnología. Con los transgénicos lo que se cambió es el método de
obtención de esa planta que ahora es en laboratorio, de forma controlada. La
biotecnología ha potenciado bancos de germoplasma, conservan ejemplares de
todas las variedades conocidas que antes desaparecían por evolución natural.
7.- Medioambiente. Menos emisión de dióxido de carbono (CO2) al usar unas 10
aplicaciones menos de pesticidas. Menor contaminación. Menos daños al suelo y
menor uso de agua porque se dejarán de aplicar 2.000 toneladas de pesticidas.
China, Brasil y Argentina invierten grandes sumas en el desarrollo de
biotecnología, y cada vez más empresas se incorporan a este negocio. En la
Unión Europea se registran 143 variedades diferentes de maíz transgénico
comercializadas por la casi totalidad de las empresas que venden el producto. Si
la tecnología es útil, el menor problema es el número de empresas que lucren con
ella. Hasta la fecha nadie fue sancionado por el Tribunal de la Competencia de la
Unión Europea en el ámbito de la biotecnología.

8.- Frontera agrícola. Si no ingresaran estas nuevas variedades, se debería


desmontar y habilitar más de 700.000 hectáreas de nuevas tierras para llegar a
tener ese tonelaje (1,4 millones al año). Hoy en día, sin tocar, sin quemar, sin
destruir un árbol, alcanzaremos los niveles productivos de Sudamérica.
9.- Cuidado de la tierra. Se sustituye el arado por la siembra directa, que no
precisa chaqueos. Los productores aprovechan los rastrojos que dejan nutrientes
en los suelos para la rotación de cultivos, lo que genera un menor daño al
medioambiente.
10.- Los pequeños productores tendrán más seguras sus cosechas porque tendrán
semillas resistentes a sequías, gusanos, orugas, etc. Los agricultores obtienen un
beneficio directo (12% al 21% como media) de los cultivos transgénicos
producidos, gracias al aumento de la producción y al menor uso de fitosanitarios.
Los consumidores también consiguen una ventaja económica porque los precios
son más bajos.

A pesar de que la modificación genética de semillas vegetales es duramente


criticada en la actualidad, es necesario reseñar que, históricamente, el ser
humano ha modificado las plantas cultivadas mediante diferentes mecanismos
con el fin de seleccionar determinadas características que han servido a sus
necesidades. El proceso de selección va evolucionando a lo largo de los años
con el mismo objetivo, aunque la controversia que presenta este tema al
respecto es muy grande.

Ventajas e inconvenientes

El uso de organismos transgénicos en agricultura ofrece ventajas e


inconvenientes, los cuales vamos a exponer a continuación.

Ventajas

Las principales ventajas que ofrecen los cultivos genéticamente modificados


son las siguientes:

– Reducción en el uso de herbicidas. La implantación de cultivos resistentes


al glifosato ha reducido de forma significativa el uso de varios herbicidas
tóxicos y con gran persistencia en el medio ambiente, como la antracina, la
metribucina o el alacloro.

– Disminución en el empleo de plaguicidas. El uso de cultivos con el


gen Bt ha reducido la necesidad de aplicar plaguicidas convencionales. Así,
entre 1996 y 2006, el cultivo de organismos transgénicos permitió una
reducción de estos productos a nivel mundial de 286,000 toneladas, lo que
supone una disminución del 15%.

Por otra parte, algunos estudios han revelado que los cultivos transgénicos
requieren, como promedio, un 37% menos de plaguicidas que los cultivos
convencionales.

A este respecto, es preciso señalar que, las especies evolucionan de forma


natural para adaptarse a los nuevos ambientes generados. Así, en 2009,
científicos de Monsanto encontraron en algunas partes de la India, una especie
de polilla que se había vuelto resistente a la primera generación de algodón Bt.
Esta resistencia se ha encontrado también en España, Australia, China y
Estados Unidos. Para contrarrestar estas adaptaciones, se han desarrollado
cultivos que expresan más de un gen Bt, dirigiéndose a más de un receptor en
los insectos, dificultando, de este modo, la aparición de individuos resistentes.

– Menor contaminación del medio ambiente.

Estos dos puntos anteriores contribuyen a reducir de manera importante el


riesgo de contaminación, especialmente de los acuíferos.

Es conveniente destacar que, si la mitad de los cultivos de la Unión Europea


fueran transgénicos, se estima que se dejarían de usar 14,500 toneladas de
productos fitosanitarios, con un ahorro de 20.5 millones de litros de diésel, que
reduciría las emisiones de CO2 a la atmósfera en 73,000 toneladas.

– Mejoras agronómicas relativas al rendimiento y a la sanidad vegetal. El


aumento de la productividad de los cultivos modificados genéticamente se cifra
en torno al 21 % con respecto a los convencionales, así como la calidad de los
frutos.
También es destacable la resistencia a plagas y enfermedades conocidas. En
este sentido, la inclusión de toxinas bacterianas, como las de Bacillus
thuringiensis, resultan más específicas contra determinadas familias de
insectos y menos agresivas con el medio ambiente.

Mostramos algunos ejemplos de estos usos en diferentes regiones del mundo:

 La introducción del algodón Bt en la India ha permitido a los pequeños


agricultores unos rendimientos superiores de sus cultivos, con menores
gastos en insumos fitosanitarios.

 El empleo de este mismo cultivo (algodón Bt), en seis provincias de China,


pudo reducir el uso de plaguicidas a la mitad, duplicando las poblaciones de
mariquitas, crisopas y arañas, con sus correspondientes beneficios
medioambientales a los campos adyacentes de maíz, soja y cacahuetes.

 En el caso de algunas zonas donde se cultiva el maíz Bt, el combate de


plagas ya no requiere el uso de insecticidas de amplio espectro.

– Tolerancia a diferentes factores como: salinidad, sequía, suelos


contaminados con metales pesados y condiciones climáticas extremas.

– Producción de nuevos alimentos, que pueden ofrecer:

 Posibilidad de incorporar características distintas. Por ejemplo, tomates con


la vacuna incorporada de la hepatitis B; sería una vacuna comestible.

 Lucha contra el hambre y la desnutrición; creando alimentos con mayor


cantidad de nutrientes o añadiendo nuevos, como el arroz dorado.

– Mejoras en el proceso industrial. Las aplicaciones en agronomía y mejora


vegetal ofrecen estos beneficios, que pueden ser fundamentales:

 Gran versatilidad en la ingeniería, ya que los genes que se incorporan al


organismo huésped pueden provenir de cualquier especie, incluyendo
bacterias. Esto permite el cruzamiento entre especies de reinos diferentes,
algo que probablemente no podría suceder de forma natural.

 Se puede introducir un solo gen en el organismo sin que esto interfiera en los
demás. De esta manera, resulta ideal para mejorar los caracteres
monogénicos, es decir, codificados por un solo gen, como es el caso de
algunos tipos de resistencias a herbicidas.

 El proceso de modificación genética es mucho más rápido que las técnicas


tradicionales de mejora por cruzamiento. Esta diferencia puede ser de varios
años.

– Obtención de nuevos materiales. La ingeniería genética ofrece cualidades


novedosas fuera de este ámbito, como puede ser la producción de plásticos
biodegradables y biocombustibles.
Inconvenientes

Por el contrario, existen varios argumentos para oponerse a los OMG, los
cuales citamos a continuación:

– Daños a la salud. Se considera que no se han realizado estudios suficientes


para garantizar la inocuidad de su consumo. Además, durante el proceso de
ingeniería genética se usan genes que otorgan resistencia a antibióticos para
identificar las células con la modificación deseada. Esto genera la preocupación
de que dichos genes puedan ser transferidos a microorganismos que originen
cepas resistentes a los antibióticos. Por último, se argumenta que los
transgénicos pueden generar nuevas alergias, aunque este hecho no se ha
observado.

– Impacto medioambiental, donde las consecuencias del uso de transgénicos


originan una preocupación de que:

 Los OMG resistentes a herbicidas (como el glifosato) produzcan, como efecto


secundario, que los agricultores apliquen una mayor cantidad del mismo,
afectando a las especies colindantes.

 Del mismo modo, la posibilidad de usar insecticidas de manera intensiva, a


los que son resistentes los transgénicos, haga que se vean afectadas las
especies cercanas, que no lo son.

 El empleo de toxinas de Bacillus thuringiensis, aunque es por definición, un


método específico, pueda afectar a especies beneficiosas.

 Exista una transferencia de genes a bacterias de la rizosfera. Sin embargo,


es un riesgo poco probable.

 El polen de las especies transgénicas pueda fecundar a cultivos


convencionales, obteniéndose híbridos, que podrían transformarse en
transgénicos. En este sentido, también existe cierta inquietud con respecto a
la polinización cruzada. Por ejemplo, en los campos de maíz del país hay
parcelas colindantes de plantaciones modificadas genéticamente y
convencionales, existiendo el riesgo de polinización de unas con otras,
haciendo de este modo peligrar las variedades tradicionales.

– Impacto económico. El mercado de semillas transgénicas está dominado


por unas pocas compañías multinacionales, lo que supone un serio riesgo de
oligopolio. Este hecho se ve agravado por la alta inversión inicial necesaria
para desarrollar una variedad nueva, así como los numerosos problemas
legales que se encuentran las pequeñas compañías en determinados países.

Tema de discusión

En la actualidad, existe una fuerte controversia entre promotores y detractores


de la producción de organismos genéticamente modificados, en función de su
interés, seguridad, salud o impacto sobre el medioambiente.
Aunque la modificación genética se realiza únicamente en laboratorios y no
directamente en zonas de cultivo, la inocuidad de los transgénicos es objeto de
un fuerte debate entre los sectores que se posicionan a favor de la
biotecnología y los que defienden la alteración del entorno ambiental. Ambos
sectores respaldan sus argumentos con estudios científicos, acusándose
mutuamente de ocultar, o ignorar, determinados hechos frente a la opinión
pública.

A este respecto, la FAO indica que los cultivos transgénicos, cuya finalidad es
la alimentación, no han generado daños al medioambiente ni a la salud
humana en ninguna parte del mundo. Es más, la reducción de plaguicidas y
herbicidas que conlleva su uso, se ha traducido en beneficios para el
medioambiente y la salud de los trabajadores del campo.

Este Organismo internacional expone una serie de conclusiones que deben


tenerse en cuenta:

 Hasta ahora, en los países donde se han desarrollado cultivos transgénicos,


no ha habido ningún informe verificable de que causen algún peligro
importante para la salud (producción de moléculas perjudiciales o generación
de alergias) o el medioambiente (diseminación no deseada de algunos
genes).

 Las plagas de los cultivos no han desarrollado resistencias importantes al


gen Bt.

 Han aparecido algunas evidencias de malas hierbas que son tolerantes a los
herbicidas, pero éstas no han invadido ecosistemas agrícolas o naturales.

 Se están viendo algunos beneficios sociales y ambientales importantes,


debido a que los agricultores están empleando menos plaguicidas,
sustituyendo éstos por otros menos nocivos. Como consecuencia, los
trabajadores agrícolas y las fuentes de agua tienen menores riesgos de
contaminación. Además, las aves e insectos beneficiosos están volviendo a
los campos de cultivo.

 Existe un amplio consenso científico en que los OMG que se encuentran


actualmente en el mercado no representan un peligro mayor que los
alimentos convencionales y, hasta la fecha, no se ha documentado ningún
caso de enfermedad en humanos debido al consumo de éstos.

 Los OMG deben someterse a controles más exhaustivos, para garantizar su


inocuidad, que los alimentos producidos mediante técnicas convencionales.

Entre los defensores de los OMG, varias organizaciones científicas


internacionales, principalmente el Consejo Internacional para la Ciencia,
afirman que los organismos comercializados no son peligrosos para la salud
humana y que los riesgos de diseminación al medioambiente son debidamente
controlados.
En la postura opuesta, otras organizaciones no científicas, entre ellas el Comité
de Investigación Independiente sobre Ingeniería Genética (de origen francés) o
el Panel de Ciencia Independiente (del Reino Unido), alegan que los estudios
realizados por los organismos acreditados son insuficientes o superficiales,
debiéndose tomar las precauciones pertinentes respecto a los cultivos
transgénicos, para evitar la contaminación genética del medioambiente.

Como puede observarse con bastante claridad, ambas posturas chocan


frontalmente, con dos enfoques totalmente opuestos. Por tanto, el debate que
existe en la actualidad sobre los cultivos transgénicos, no parece que vaya a
llegar a un consenso, al menos en un futuro próximo.

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