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4 JESUS Y LA RELIGION ENSENANZA Y ACONTECIMIENTO Enel capitulo anterior he dicho que Jestis ni 6aDi nos explicé quién es Dios y cémo es Dios. La ei aaa aii iederer raes si, para darnos a conocer a Dios tal como cee i ai Se para 7 la religion es una ayuda y el medio privilegiado 0, eta trario (y por mas extrafio que esto parezca) es un impedi Se iecaa . é i \pedimento. Se trata, . oe are . sais ave - revela Jesiis est necesariamente al israel del tiempo de Jess, Eel Dioede an en otra forma de entender y de vi in a li coos ton oe ar ender y de vivir la re! igidn, en una religin que se secular y laico de este mundo. C ee que se ha de recordar es qu fe a Dios y al hablar de Dios, sutiliz6 sobre t ae 7 ‘I cual Jestis nos quiso decir que, partir de la opens ada le la bondad de un padre entrafable, que da carino ¥ — ai at esa experiencia tan humana, podemos empezat ® oe Para e: ie y como es Dios. Esto quiere decit, por Coe orience ri xplicar a Dios, no tomé como punto de partida, un@ oo 1 Dios a igiosa, sino que nos empez6 a ensefiar como debemos entender 08 ie de una experiencia humana. Una experiencia due ovo que s Jos humanos. Tan comtin a todos, 4¥¢ aquellos qa tpa 0 ahi ah aie han sentido traumatizados pot! caren wa alent, pot 680 mismo y eer e de un padre ee muna Seri dificultad Para integr: y por eso solo tales person’? ee rar en sus vidas al Dios de Jes inne el alcance de lo que # que nos puede ayudar. Los ev ie, como ya he dicho, Jestis, re todo la palabra «Pa- ees C porel fo por una wdlichos’ decits emp! fo hablan de yeabo de angelios 93 en el asunto de Dios, es é predicaci6n y median, in embargo, nunca deberiamog he dicho en el capitulo anterior, |, egdin una mentalidad que tos que a la simple espe. Ja doctrina a ue 7a idar que, 4€ 2° i Irura ys ae pen cm : earila 2 concedia més IMP 1a Biblia no se detiene en consideraciones ela a a son las cosas, sino que es un conjunto de relatos 0 teorfas sobre [0 ae "Ge Jgrael. Dicho mas claramente, la Bibl eee eet eae filos6ficos, sino de narraciones de acon. ee Sr eaore alabras, la Biblia no es primordialmente teoria, ecimints, En ts Pp, Bao cieto de tal forma ¥ hasta ae uando Yahvé revela su nombre (Ex 6, 2 ss.), tal revelacién, no bien ex lista en la teologfa del Antiguo Tes. : a a como bien explicé ya el gran especialista ) Ant tamento G. on Rad, «fue un acontecimiento de importancia incalcula- ble para Israel», pero no fue una definicién del ser de Dios. Pues, como afiade el mismo Von Rad, «no existe cosa més ajena a esta etimologia del nombre de Yahvé que una definicion ontolégica de su esencia»', Ahora bien, mientras que las teorfas se expresan mediante dichos, los aconteci- mientos son siempre cosas que suceden, es decir, son hechos. Esto supuesto, de sobra sabemos que los hechos tienen mucha mas fuerza que las palabras. En cualquier caso, cuando los hechos no con- cuerdan con los dichos, la credibilidad y la fuerza de conviccién se re- duce o incluso desaparece. Una cosa es predicar y otra cosa es dar trigo, segiin el conocido dicho popular. Por el contrario, cuando hay perfecta armonia y transparencia entre lo que se hace y lo que se dice, la credib- lidad y la fuerza de conviccién se hace irresistible. Desde la Antigitedad alisice, ii evan yla eae entre lo que se hace (érgon) y lo que aejets fi fe a lad del comportamiento humano’. Por €s® como lo habia sido Moise (Hech 7, 23) Ee of core hess tal a to que, como explicaré mas a " mn eis = _— hasta tal Eee cokes eae eee destacadoenlateologia del Enangelio de uae eso etre pales in oben Jenico ee elie cat crediblidad, que el miamn Weate ceo demmosteativo de su peor dirigentes judios (In 5, 20.36; 9.9 vo gat Sus enfrentamientos com i planteamiento de Jest se pucie 845 10, 25.32.37 s.; 14, 10-12)- Bl resumir en el reto que les plantea: © 1. G. von Rad, Te 2. Jenofonte, Fated del Anti Testamento I, Sigueme, Salamanca, 1972s °-2 4 Mac 5, 385 Joseo, Ant, RVIL, 20) Ce oe 29 56% 1, 1, 40s Belo 3, 85 c£ 35,21 i 220. CER. : | der, Diccionario exegético del Nuevo Feline gone, aH Bary G.scuse | 94 JESUS Y LA ReLiGion no creéis en mis palabras, er lo que estdis oyendo, creed Por otra parte, sabemos hist6rico, hay datos de los mientras que otros plante rable eot 4S Seguros ¥ fiables, valor hist6tico. Pues bien, de vista de E. P. Sanders cuan eed en mis Obras». Es d, lecir, i, en lo que estas vionys 1? "10 creis en que propuso situar en primer plano el lizéndolo como marco en el que insertar los dichos, Por ejemplo, las comidas de Jestis con pecadores y gente de mala fama en coherencia con sus palabras siempre de comprensién Y acogida para las personas que en aquella sociedad eran consideradas como peligrosas o indeseables*. Pues bien, supuesto lo que acabo de explicar sobre las ensefianzas de Jestis y lo que representé el acontecimiento de su vida, sus hechos interesan antes que ninguna otra cosa; descifrar en qué consistieron tales acontecimientos y cémo la vida de Jestis condiciona toda la cris- tologia. comportamiento de Jestis uti- LOS CONOCIMIENTOS DE UN GALILEO i licar, empiezo por recor- Siendo consecuentes con lo que me ee Coe : zi l dar una serie de hechos de Jestis aaa ae ear seguridad de que efectivamente suceciere - enrenaba eooe becKDs, © gico, los dichos con los que el propio te me hie sea, daba explicacién de lo ave Rac Y 27 as, esque mci seot6 EL primer hecho, que se dio eno ro ato nos viene 3 de ociedad israelita rofundamente Wea east aie nacié y vivid en una Coons la religion ante todo, ae ada por [a religion. Coneretaments Papo ¥ econfigurada Fan era viva Y DC AB de Tarae, fal como Fe eg Jest cra gale eae recisando més, sabemo: garet de ata, ef de Nazaret : ; siis, el profeta, eae bas con Jestis, OM Bt 1) te ee ae ee, aT tambien esabss {t 21, 11), Ya Pe 23. : acid, 2004 P23 rial 3. BLP Sanders, ess ye judaloma, Tost MOLT, Sui of . EP San val fests d the Histo 2 “se sy el juclaismds Pe" Ss pp Dt Cha e E, P, Sandery eis y eda Jesus, 1964, pp. 21 ss. Citado por 95 LA HUMANIZACION DE DIOS 5, EI hecho de que Jess fuera calificadg el galileo» (Mt 26, ea teed Ante todo, porque los galilegs oe calles iene s importa ee venea como la ae Abs recibieron wana influent Teresalén, La presencia de los rabtaes 7 cad ae ri capital, la ciudad del templo y del culto ofc a ete te, es que los textos rabinicos que p.” Pero ademas, y lo mas importante, é REA Que hay llegado hasta nosotros nos proporcionan una «informa fe nati de notable interés sobre lo que pudo representar para Jestis el hecho de ser considerado, y hasta clasificado, como «galileo». Para hacerse yn, idea del desprestigio y del rechazo de que eran objeto los galileos, viens bien saber que mas de trescientos afios después de la muerte de Jesis en una carta datada en el afio 362, del emperador Juliano el Apésta ta a Artabio, presidente del Eufratense, califica despectivamente a los cristianos como «galileos» y apunta como caracterfstica de ellos la «ne. cedad» (moria), lo propio de la gente tonta y estiipida’. Por supues- to, en Galilea habfa costumbres distintas de las de Judea y sobre todo de Jerusalén. En lo que se refiere a las prdcticas religiosas, los galileos no conocian debidamente numerosas cuestiones referentes al templo (M. Nedarim 2, 4). Y se los consideraba como ignorantes impuros, con los que no se debian mantener telaciones (TB Pesahim 49b). Quiza por esto se hizo famosa la expresion de Yojandn ben Zakkai: «Galilea, Ga- lilea, ta odias la Torah (Ley)» (IJ Sabbat 15d). Adems, por Galilea ambulaban con frecuencia Personajes extrafios, que daban muestras de una «religiosidad desviada». De ahi que «el contexto galileo de Jesis nos puede aclarar las tension ‘es con la region oficial (Judea), con sus del Templo y, en general, con la religién 0 galileo, Jest - Sobre todo. ‘is podia ser visto como un peligroso owt sider (f 8 i (forastero) » FeO YO, en cuanto se refiere a la ort? doxia religiosa. er bautizado por Juan en Judea, se fue ae 4, 125 Le 4, 14). ¥ alli también seg Mitignoy ‘Trotta, Madvidl, '2006, pp. 2495 ‘rica, PPC, Madrid, 2007, p. 33. +p. 105 Materiali per un corso di storia del ditt ‘Z, «Jestis de G, ile: nisna obra, pp. 119. romano Ill, P tron, Bologna, . Pérez Fernande, literatura rabinien, en oon 9. Mas ree ve » P96, Edicion 120. b 8, siglas y glosario 4° JESUS Y LA RELIGION ticos, S€ a hasta Sens a Jerusalén deci, Jesis vio que el mejor sitio pres i bee calles tenia ae ia pobres, de los gneaiey Firs El Evangelio de Lucas explica esta decisioe i este se impiijo de un impulso levado «por la fuerza del Espititus (Lea va reso que se expresa «una afirmacidn programaticalt we deccead Mogan de Jess entraba, como elemento constitutive, que el mensaje Med querfa comunicar se tenia que hacer, no desde el vee ne tos ‘abios, los importantes e influyentes, los selectos y los que manejaban el pode sno todo lo contratio, desde donde vivian los ignore Te considerados como gente indigna, impura y sospechosa, Pero hay en todo esto algo que im que esis se fue a vivir y realizar su proyecto a Galle, la reaton eae pobre y peor considerada, Ademés de eso y en esa region de pebress y desprestgio, los evangelios destacan que Jess quiso conviviveon Lo itimos de los dtimos. Joachim Jeremias ya lo hizo notar hace cen. po: clos seguidores de Jestis consistian predominantemente en personae difamadas, en personas que gozaban de baja reputacién y estima: ‘amme haarets, los incultos, los ignorantes, ligiosa y su comportamiento moral les cerral la época, la puerta de acceso a la salvacié se habla de estas gentes con quienes Jesiis quiso convivir, no se puede identificar sin mas a los «pobres» con los «pecadores», ya que éstos no cran simplemente los necesitados o personas de mala fama, sino que tales «pecadores» (hamartoloi) eran los que en hebreo eran llamados los resa’im, un término técnico que se traduce por «los malvados» y se Tefiere a los que han pecado deliberada y perversamente y no se arre- Pienten'?, fos sin yamuertes €n visperas de la pasién presiona mas, No se trata s6lo de los a quienes su ignorancia re- ban, segiin la conviccién de n>", Es verdad que, cuando Pero més alla de estas precisiones tecnolégicas, est el dato, tantas Veces repetido en los evangelios, segin el cual Jestis se vio constante- mai’ fodeado y acompafiado por las numerosas gentes que se desig- Faban como el dchlos, que no es solamente la «multitud» o el «gentio», n el sentido de cantidad de gente, sino que, ademas de eso, expresa fanbién «qué clase de gente» solia acompatiat a Jess. En este sentido, i tut los evangelios quieren dejar claro es que quienes solian ene Nar a Jestis, los que se ponfan a oirlo y estuvieron con él hasta el an Su vida, fueron las gentes que eran vistas como «la masa carente ce ae cuarxen, El Evangelio de Marcos. Estudio sobre la historia de la redaccin del E 19, t%* Salamanca, 1981, pp. 49-109. : ae 11, 74, myer, El evangelio segiin Lucas Ul, Cristiandad, Madrid, 12, p yreMmias, Teologia del Nuevo Testamento |, p. 137- "OU BSanders, Jess el judaismo, p. 262. 97 LA HUMANIZACION DE Dios sign y caudillaje, la plebe carente de significado rolitca inn, orientacion ¥ ee en la traduccion de Jos Setenta, expresa algunas yecg, pea reli rpes» o también «el ejército de los mercenarigs, i. cel pelorin de ot oe a todo esto con mucha més fuerza cuan, ds EF io de Juan expres | BL Evan oe fede como «la plebe que no entiende de la Le aa mnalditax (jn 7, 48-49). Esto es lo que Jestis hizo. Como se ha dich, ir i6 Jestis fue lo que los socié| ala forma de vida que asumid Jes ¢ 3 Socisloge, Besa «una conducta desviada»'’. Enseguida explicaré lo que Jestis dijo para dar raz6n de lo que hacfa y por qué lo hacfa. «DESDE DONDE» ENSENO JESUS De todo lo dicho se sigue una consecuencia clave: el proyecto de Jesis fue (y es) un proyecto al revés de lo que a cualquiera se le ocurre cuando quiere difundir unas ideas, unos valores, unas normas 0 una forma de vivir, Desde luego, se puede pensar que Jestis se fue a Galilea y alli pas el resto de su vida, explicando su proyecto, por motivos de «caridad, de «solidaridad con los tiltimos» o cosas parecidas. Pero més alla de esa idea «social» o «caritativa», hay algo que va més al fondo de este asunto, Se trata de un «principio de interpretacin» o principio hermenéutico, que es fundamental: Se trata del principio segiin el cual el desde dénde se ven las cosas determina y condiciona cémo se ven las cosas. Es evidente que desde un palacio o una mansién se ve la vida y el mundo de manera muy distinta a como se ve todo eso desde una chabola, una favela oun suburbio. Y Jess, como todo ser humano de verdad, no se privé, 00 se pudo privar, de ese condicionante hermenéutico. Desde Galilea no % veia y se vivia la religibn como se veta y se vivia desde Jerusalén, au ademés de ser la capital y la sede donde vivian bien instalados los not bles (nobleza sacerdotal, clero y nobleza laica), era la ciudad en la a el culto religioso era el signo de identidad de sus habitantes y constitu! la mayor fuente de ingresos para toda la ciudad. Los grandes gastos tesoro del Templo y lo que los fieles piadosos daban para el culto & crificios, ceremonias, peregrinaciones...) ofrecfan numerosas posibilid des de obtener ganancias a los artesanos y comerciantes de la capi Habrfa que estar ciegos para no darse cuenta de que desde Jerusalén 13. R. Meyer, «échlos», en TWNT V, pp. 582-583. : 44, Num 20, 20; Is 43, 17. Cf. H. Bietenhard, «Pueblo», en L. Coenen, E. BSS ther y H. Bietenmhard, Diccionario teoldgico del Nuevo ‘Testamento Ill, Sige. manca, 1983, p. 446. También en J. M. Castillo, El reino de Dios, pp. 44-453 192" pe 15. G. Theissen, El movimiento de Jestis. Historia social de una revolucion - valores, Sigueme, Salamanca, 2005, p. 36, sf. 16. J. Jeremias, Jerusalén en tiempos de Jestis, Cristiandad, Madrid, 1978! 98 t JESUS Y LA RELIGION igion y sus observancias de fo lar rma muy distinta a como todo lo religioso se verias se save que ver, desde Galilea. «DESDE DONDE» SE ENSENA «Lo QUE» SE ENSENA, En la vida es importante, mas atin eg d tener muy clara y muy firme la siguiente conviccién: desde aby ajo, desde los pequefios y desde los iltimos es desde donde se puede sintonizar con Jess. evar loan, principio hasta sus tiltimas consecuencias, podemos y debere llegar a la conclusién de que sdlo desde donde se situé Jestis podemos encontrar al Dios que se nos da a conocer en Jestis. Mas adelante explicaré la im- portancia que tiene este principio para precisar y poner algo de claridad en el problema central de la cristologfa, el problema dela telaciGn ete Jestis y Dios. Y, en tiltima instancia, el asunto mas profundo que se ocul- ta en todo esto, que consiste en saber cémo podemos entender a Dios y qué podemos decir sobre Dios. Pero no adelantemos conclusiones. De momento, lo que importa es caer en la cuenta de que, si efectivamente Jestis vio que desde Ga- lilea, 0 sea, desde abajo y desde los iiltimos, era desde donde podia hablar de Dios y presentar su mensaje, entonces resulta coherente toda una linea de pensamiento que recorre los evangelios de principio a fin. Me voy a referir a cosas bien conocidas, pero que seguramente son muchos los cristianos y ciudadanos (en general) que nunca las han pensado desde este punto de vista. Hablo de los insistentes elogios de Jess a los «iltimos» y sus recomendaciones en el sentido de que cuan- do te inviten a un banquete, una boda, a lo que sea, no te pongas el Primero, sino que te vayas al diltimo lugar'”. En esta misma direcci6n van las tajantes afirmaciones de Jestis: «si no os hacéis como nifios, no Podéis entrar en el reino de Dios» o, en general, sus preferencias por los pequefios!*. Como igualmente los relatos en los que Jestis repren- de a los discipulos porque discutian «quién era el mas importante». lo que, segiin parece, Jestis no pudo soportar: que algunos de los apostoles pretendieran situarse en los primeros puestos”®. Por idéntica ecisivo, 1 Jess insiste en que «ls tiltimos serén los primeros» (Me 9, 35; 10,31; Mt 19, 30; 20,16; Le 13, 50). Como también reprendi6 alos que pretendtan eituase en los rine TaPuestos» (Mt 20, 8; Le 14, 9,5 cf. Mc 10, 35-45 par; Le 22, 24-30 par). Cf. J. M. Cas- il, Ua ética de Cristo, Desclée, Bilbao, 2005, pp. 115-133. baa 8. Me 18, 3 par. CE J. M. Castillo, El reino de Dios, pp. 127-134. . ad Mes, 195 Th tia 20, 25 s.5 Mc 9, 345 10, 42 s.; Le 7, 285 9, 46-485 22, -27, 20. Me 10, 35-41; Mr 20, 20-24, 99 LA HUMANIZACION DE DIOS los predilectos e importantes, sino los Vagabye I los mas desgraciados de la sociedad, teniendo g la parabola del gran banquete se entiende correctament | cuenta que Ia P de el punto de vista de la confrontacig;™* | cuando se interpreta desde el p' extioreacioH'a lo not de is con la religion establecida, y no como Practica aa sae d!, Una vez ms, nos encontramos con el hecho Constante > arorendente que ponen en evidencia los eee: aa religion es impedimento para comprender a Jess. Mas adelante explicaré dere. nidamente esta cuesti6n capital. : El problema que entrafian todos estos relatos esta en que, con dy. masiada frecuencia, han sido interpretados y explicados desde las claye, de lectura que han tenido a mano quienes normalmente ensefian «con, autoridad» y desde la religion, 0 sea, con poder religioso, lo que tales relatos nos quieren decir. Pero, como bien sabemos, los que detentan tal «autoridad» y se consideran con el monopolio del poder religiosy son siempre gente que no esta precisamente abajo, sino arriba, que no suele sentarse en el tiltimo lugar, sino en el primero, que se conside- ran los elegidos y los predilectos y, en consecuencia, no pueden ver lo que ven y cémo lo ven los «nifios», los «pequefios», los «iltimos», los «excluidos», etc. Y entonces, lo que ocurre es que los escribas oficiales de ahora, como los escribas oficiales del tiempo de Jesiis, len, inter- pretan y explican todos esos relatos desde la clave que cuadra con sus intereses, con sus privilegios y con su alta y distinguida situacién. As las cosas, la consecuencia es clara: todo eso que dijo Jestis, lo de los iltimos, lo de los nifios, lo de los excluidos, tales cosas son, para unos, recomendaciones para practicar la humildad y el desprendimiento es piritual; para otros, exhortaciones al amor que debemos tener a los pobres y marginados sociales; y los mas «entendidos» en el complica- do arte del alambicamiento biblico se calientan la cabeza para demos tar que, con todo eso, lo que se nos dice es que la Iglesia primitiva recopil6 un arsenal de textos para descalificar a los judios y enaltece! pe cristianos, los nuevos «elegidos» y «preferidos» por Dios, frente Pies et es no mencionar a los que todavia le dan otra vuelta ea re ¥ Se empefian en despachar este problema, tan aa aes nee ae la vida, asegurando que Jestis fue un israe! ss aquellos tiempos, que cray dee restaurar el judaismo y su religi6n ¢ S, que eran tiempos de decadencia espiritual. on, en el gran banquete del reino, no entran los invitados Oficial razon, es decir, los elegidos, dos de los caminos y 21, Mt22, 1-10; be 14, 15-24, 1971, p. 217; J. M. Casti CE. J, Jeremias, Las pardbolas de Jesis, EVD, Ese 22. Ya intuyeron a El reino de Dios, pp, 185~ ve las de Jestis, los estudios que recopsieacaSconcertante conelusién W. Schottroff y W. Stegemants en Der Gott der kleinen Leute, Kaiser, Munchen, 197 100 JESUS Y LA RELIGION texto en los evangelios de Mateo toca el fondo del problema y are eects Heme Q) auc, aei6n de los relatos que acabo de citar. Me refers, correcta interpre Jessen la que dice que el Padre «ha escondehe a &% iM ios y entendidos», al tiempo que las eha revelady one) a os sav(Me 11, 253 Le 10, 21). Este texto no tiene ol conc Benee sen io hasta el siglo X0X. Hoy ya nadie, seriamente deena? vite esa interpretacién’’. Jestis dice que el Padre esconde ee 24M fata) alos sabios y entendidos. Los «abios» (ophon ean yc, Seca ls ideas del judasmo helenista) los letrados, los auc de la Ley, los que podrfamos considerar como los tedlogos de la reli. gion de IsraeF*. Estos maestros de la religin, junto a los «nteligenves Sq mundor’, son los que no se enteran. De qué es de lo que no se tnteran? De «estas cosas» (taftta), una expresién que se refiere a toda Ja historia de Jestis»?s, lo que no excluye que haya aqui una referencia mnés concreta a la relacién de los discipulos con Jests”. Sea lo que sea de este punto concreto, lo que esta fuera de duda es que el Evangelio dice aqui algo que es muy fuerte. Porque afirma que precisamente Jos expertos y profesionales de la religion son quienes no se enteran de lo que representa en realidad la historia de Jestis. Entonces, équiénes son los que de verdad conocen la significacion de Jestis? La «gente sencilla. Eltexto griego utiliza el término népioi, que literalmente significa el que «aiines incapaz» de articular un lenguaje verdaderamente humano (né- épos}** y, por tanto, el «lactante, nifio», pero que en sentido figurado se tefiere a los «simples, incultos e ignorantes>””. Nos encontramos, pues, con la afirmacién sorprendente de Jestis segiin la cual el significado de 8u vida se hace incomprensible para los hombres doctos de la religi6n, mientras que quienes no tienen ni titulos ni creencias, ni categorias nt distinciones, sino que s6lo tienen lo mds bisico y elemental de la condi- (in humana, que es lo que puede tener el né-épos, el que 20 Lape ate ae que decir, esa clase de personas son los que aera pie * pte que comprenden su vida y entienden su mensaje. perpen asentido? Mas atin, éno llega el Evangelio en este cas anny il ica y extravagante contradicci6n? gqgiin CEOs p. 274. 4 Hi Luz, El evangelio segtin san Mateo Il, Sigueme, Salman, 20060 the Gant 38 24-395 F, Josefo, Ant., 20, 264. Ch. J. M. Robinson, Sy, rte, peek Qe en J. M. Robinson y H. Koster, Trajectories through Ea 25 Philadelphia, 1971, pp. 71-113. wy. és ‘alz y G. Schneider, Diccionario exegético del 27, 44% El evangelio sequin san Mateo Il, p. 289 24, ph Bitamyer, El evangelio segiin Lucas Ul, p- 258: a, yids. 259, Luz, El evangelio segiin san Mateo Ml, p- 278+ amity, 592. J Nuevo ‘Testament n> | 101 LA HUMANIZACION DE DIOS Al afrontar esta pregunta, estamos tocando el fondo. En que seny, do? Los népioi, los simples, incultos e ignorantes, équé tienen y con gy estan equipados para que se pueda decir de ellos seriamente que a Guienes se enteran de lo que significa la historia y la vida de Jests? «Quy tienen esos seres humanos para que sean ellos precisamente los que pe. den conocer y comprender al Dios de Jesiis? Es obvio y resulta evideni, Gque la diferencia entre los «sabios» y los «ignorantes» consiste en gue los sabios poseen unos conocimientos de los que carecen los incultos, Entonces, équé es lo propio y caracteristico de los incultos € ignorantes) Quienes se catalogan en esta clase de personas tienen s6lo una cose bumanidad. No tienen bienes ni riquezas, carecen de influencias, no po. seen titulos ni conocimientos, no pueden tomar la palabra en ninguna parte. Son los «nadies». Aquellos que no poseen nada més que su hi- aanidad, En eso est su enorme desvalimiento, su desamparo y su de. bilidad. Pero ahi, precisamente cuando al hombre no le queda otra cosa que lo mds elemental de la condicién humana, es decir, su humanidad, ‘entonces es cuando el hombre conecta con Jestis y con el Dios de Jesis hasta una profundidad y en un grado de sintonia que no se alcanza ni por los saberes, ni por los titulos, ni por el talento de los entendidos menos atin, por la erudicién de los escribas. JESUS SE ENFRENTA CON LA RELIGION Situado entre los iltimos y fundido con ellos, Jestis comprendié ense- guida dénde estaba la rafz del problema. Me refiero al problema de la deshumanizacién y del sufrimiento que padecfa aquel pueblo. Quiero decir, en consecuencia, que Jestis comprendié por qué la gente no en cuentra a Dios, ni encuentra en Dios la soluci6n a la inhumanidad que nos destroza a todos. Esta cuestién es capital. Por eso, y porque entrafia serias dificultades, necesita algunas aclaraciones. Ante todo, es necesario tener en cuenta que, si algo hay claro en los evangelios, es que Jestis vivid, provocé y soporté un conflicto que llevé a la muerte. Lo que no est4 tan claro es por qué se produjo est conflicto y con quién se enfrenté Jestis. La razén de esta dificultad t* side en que, como sabe todo el mundo, Jestis fue judio. Y los prim’ ros cristianos también lo fueron. Por esto precisamente no tardaron ¢ aparecer serios problemas entre aquellos judeo-cristianos. La prime™ dificultad con que tropezaron se presenté enseguida. Me refiero ala dr visi6n que se not6 muy pronto entre los judfos de habla griega y 105 ¢* habla hebrea. La queja de los judios griegos se referfa a problemas © el reparto de alimentos (Hech 6, 1). Pero la raiz del conflicto 2° ere de origen econémico 0 social, sino de cardcter estrictamente religio®? 102 JESUS Y LA RELIGION jamente, teoldgico. Esto es lo ot promt lider de los cristianos de habla Sa sel discurso ie Ese do, les ec en cara alos drigentes regions ate de ser att ides, infieles de coraz6n y reacios para ofts,y oye Irael que what. Por qué? Porque se empefiaron en conta en ep, cuando sabemos que Dios habia ene aniversoy cn i ec 7, 45-505 ch 18 96,15). Ademds es resend uc ne fa observan la Ley que ios les dio (Hech 7, 53). Lo cual quiere decg oe ellosjudioshelenistas, que pertenecian a la primera oma g cia de Jerusalén, tenfan una teologia distinta y vefan la religién , argue no coincidian con Ia religiosidad de los judeocrstance see ntales: no estaban de {ips pot fo menos, en dos cuestiones fundame observancia de la Ley ae Esp! domejo con el Templo de Jerusalén ni con la religiosa, tal como se practicaba en Jerusalén. De ahf, el grito de rabia gue dieron los dirigentes religiosos judios cuando escucharon semejante a sacion (Hech 7, 57). Y el consiguiente linchamiento que hicieron con Esteban, hasta matarlo (Hech 7, 58-62). La consecuencia, que se des- prende de todo esto, es clara: el primer enfrentamiento, que hubo entre (ristianos, se produjo por causa de la religién. Con Jestis nada de esto habia ocurrido, Su comunidad de discipulos jams se partié en dos o se enfrent6 por causa del hecho religioso. Jess jamés dio pie a semejante problema. Peto lo de Esteban sélo fue el comienzo. Los problemas serios vinie- ron después. Cuando, a partir de la conversién de un militar romano, llamado Cornelio (Hech 10), en las comunidades cristianas empezaron a integrarse gentes que no provenfan del judaismo, sino del paganis- mo. Eso provocé que la Iglesia primitiva estuviera compuesta por dos grupos bien diferenciados. Por una parte, los cristianos que, antes que ctistianos, habfan sido fieles observantes de la religion judfa. De otra parte, los cristianos que se convirtieron a la fe en Jesucristo desde el pa- 8anismo. Este hecho provocé dentro de la Iglesia una controversia que, enbuena medida, perdura hasta nuestros dias. En el siglo 1, esta contro- Versia se planted en relacion a hechos muy elementales. Concretamente loque se querfa saber era silos cristianos, que provenian del ee tenfan que someterse a las observancias legales de la religion ju‘ PO Siemplo, si aquellos nuevos cristianos tenfan que poner em Pe Tito de la circuncisién o si estaban obligados a observar las pro * a estvas a ciertos alimentos. Esto es lo que tviete she _, el ennado concilio de Jerusalén (Hech 15, iat lo que P El aimiento entre Pedro y Pablo (Gal 2, 11-21). en na fondo dl problema, que al e panes, een rep Portante que la observancia o el abandon a en set S as del judafsmo, Lo grave de todo el as algo mucho ellas norms 103 LA HUMANIZACION DE DIOS Jesis habia sido un profeta judo, uno mas entre los muchos y gran, ey profetas que surgieron en Israel, en cuyo caso la mision de Jestis habria sido otra que reformar la religin de Israel. O si su intencigy fi indeciblemente més lejos de todo eso, en cuanto que el proyecto de j* stis no se limit6 a ser un reformador del judafsmo, sino que la mision g Jestis consistid en darle otra orientacién completamente nueva, no sj, ; Ta religion judi sino a toda religion, a la religion en sf misma. De forme que Jestis quiso hacer esto modificando radicalmente nuestra concepcig, y nuestras experiencias de «lo religioso». Empezando por nuestra ma. nera de entender a Dios. ¥ siguiendo por cuanto se refiere a las norms religiosas, las observancias rituales, los comportamientos éticos, e| a tema organizativo de las instituciones religiosas y, en consecuencia, la relaciones que han de mantener las distintas tradiciones religiosas que en el mundo han sido y son hasta este momento. EL PROBLEMA EN LA ACTUALIDAD En la actualidad, esta problemética se plantea desde dos puntos de vis- ta. De una parte, estn las cristologfas m4s 0 menos modernizadas que hacen esfuerzos notables (a veces, titénicos) por presentar a Jestis de le forma més atrayente posible para la cultura laica, agnéstica y, en todo caso, anticlerical que hoy cunde y se extiende por todas partes. Sin duda, son meritorios los esfuerzos que se han hecho en este sentido. Y son estimables los resultados que han obtenido sobre todo para liberar a muchos cristianos tradicionales y chapados a la antigua de falsas repre- sentaciones de Jess y de Dios que, durante siglos, han angustiado las conciencias de tantas personas de buena voluntad y, sobre todo, nos han liberado de imagenes deformadas de Jestis. De otra parte, estin los investigadores judfos que han mantenido con notable empefio que Jestis no se opuso conscientemente a la Tord de Moisés?°. Y hay quie- nes, como Klausner, sostienen que Jestis estaba frecuentemente a favor de los fariseos*!. En general, los investigadores judios no encuentra? puntos esenciales de desacuerdo entre Jestis y sus contempordneos } ciertamente, ninguno que le llevara a la muerte. Esta tendencia ha an contrado recientemente, junto a estudiosos de reconocida solvenci@"» 30. E. B Sanders, Jess y el judatsmo, pp. 85 ss., presenta un buen resumen debs teorfas que defienden estos investigadores; y cita la coleccién de ensayos que he #0 lado T. Weiss-Rosmarin (ed.), Jewish Expressions on Jesus. An Anthology, Jewis Ame Archives, New York, 1977. Ls 31, J. Klausner, Jestis de Nazaret. Su vida, su época, sus ensetanzas (1907) Pa Barcelona, 1991. Citado por E. R Sanders, Jessy ef judaismo, p. 85, m- 160. 7g 32. Por ejemplo, G. Vermes, Jesis el judio, Métodos Vivientes, Barcelona, 104 JESUS Y LA RELIGION apoogitas de esca0s conocimientos peto gue han a apolgacion® y defensores con pretensiones de ficib™. Frente a ae postura, los estudiosos Cristianos Pare: iensifcado sus esluerzos pata demostrar que hubo una pense her damental entre Jestisy el judafsmo 0, hablando con mas pees co” fu feats y los dirigentes religosos judfos del siglo EL debe iot ee Fp exaré por mucho tiempo. EL mismo Sanders erm dso «el problema que hemos planteado no es susceptible de una earn, Gnicay determinante que excluya de forma absolutarodae tee Y esto, «no s6lo port las dificultades que pueden oponerse a wife hipstesis, sino también por el extenso niimero» de tales difienlden Pero, entonces, ésignifica esto que no tenemos un camino seguro pa ‘ encontrar una soluci6n al problema planteado? ae ‘canzado notable lta y muy discutible era, EL CONFLICTO QUE PROVOCO Y SOPORTO JESUS En los cuatro evangelios hay un dato seguro: Jestis provocs, vivi6 y so- portd un conflicto que fue en aumento a medida que iba transcurriendo el tiempo de su actividad profética y terapéutica en Galilea, y que ter- miné con la condena a muerte y la ejecucién violenta. También es un hecho innegable que Jestis se encontr6, relativamente pronto en su vida piblica, con la oposicién creciente y hasta encarnizada de determinados grupos representativos del pueblo, primero en Galilea, y finalmente so- bre todo en Jerusalén, donde se agudizé el conflicto hasta desembocar en el proceso que Ilevé a Jesiis a la cruz’. Ahora bien, fueran los que fuesen los responsables tiltimos y definitivos de la condena a muerte y el motivo legal de tal condena®, es un hecho que el conflicto, que se Provocé a causa de la actividad y las ensefianzas de Jestis, fue un conflic- to de cardcter religioso. Quiero decir, fue un conflicto motivado por la religin, y cuyos condicionantes fueron religiosos. Porque, leyendo los evangelios, resulta evidente que, aunque la condena de Jestis a muerte 7 a lia, 33. Como ejemplo, baste citar un libro que ha tenido notable éxito aan en Kal cldeC. Augias y M. Pesce, Inchiesta su Gest, Mondadori, Milano, ay esis ¢ ideologia. Lagi, Unbuen ejemplo, el aticulo de F. Bermejo, eHistoriografia exéeeis e100 ng fccién contempordnea de las “Tres Biisquedas’ del Jestis haste : 'tde Teologia 31/1 (2006), pp. 53-114, especialmente en pp. 66 ita Latinoam ra deg, X Aleere, «Los responsables de la muerte de Jess # Teologia 14 (1997), p. 151. n buen resumen de todo este aunt, en R. Aguitre 05? le ctitica histérica sobre la muerte de Jestis»: Est gt Revista Latin 270. Mas reciente, el citado articulo de X. Alegre, sibliogrific, ‘en J. A. Pagola, oderes del Sanedein Deusto 30 (1982): joantericarta irre, «L08 P Y notas dj bp. 2a1. Jeu 28@ 14 (1997), pp. 139-172, Excelente recoplaion on Abroximacién historica, PPC, Madrid, 2007, pp- 408-410. 105 LA HUMANIZACION OF ios + Jas autoridades romanas, €S ate fueron ; civil”. toridades religiosas quienes lo entregaron po ae a Ea ste ad teniendo siempre €n cuenta las imp! ST poder poiiie tid, pode indicar, se puede afirmar QU & Jests lo maté la religge que ac: : ~ dirigentes religiosos los que vieron que lo ue fueron los dirige! . ae lest vepresentaba y lo que representaba Jestis eran dos proyectos que gj coincidian ni podfan coincidir. fue decretada po! en. EL «PROYECTO DE JESUS» Y EL «PROYECTO DE LA RELIGION» Cuanto acabo de explicar quiere decir, ae ane el proyecto dy Jesiis, por una parte, y el proyecto de la rel UBOG, Po et oe dos pro. ‘yectos que no se pueden conciliar 0 armonizar. que es lo mismo que decir que se trata de dos proyectos incompatibles. Y son incompatibles porque, en el proyecto de Ia religion, el centro determinante de todo lo dems esté en lo sagrado, con su dignidad, su poder, sus normas, sus prohibiciones, mientras que en el proyecto de Jestis, el centro de todo Jo demis esta en lo humano, en el respeto a todos, sean religiosos o nolo sean, tengan o no tengan creencias, sean buenas o malas personas, sean ortodoxos o heterodoxos. Y es también un proyecto que tiene su centro en la dignidad y la felicidad de las personas, en la dicha de vivir, en el g020 y el disfrute de todo lo bueno y bello que Dios ha hecho y puesto en la vida, para servicio de los mortales y como camino de éstos paral encuentro definitivo con la realidad ultima, ya sea que a tal realidad la entendamos como Dios 0 la interprete cada cual como esté a su alcat ce y dentro de sus posibilidades concretas. Y, ademés, digo que estos dos proyectos son incompatibles porque, aunque en teoria se podrian armonizar el uno con el otro, en la practica concreta de la vida, quiet pone el centro de todo en lo sagrado, por eso mismo y por ¢s0 sélo se impone limites, prohibiciones, censuras, amenazas, que enttan an conflicto con muchas de las aspiraciones mas hondas que sentimos mortales, Con todo esto no quiero decit que Jestis suprimié lo sagrado. Los afirmo es que Jestis desplazé lo sagrado, en cuanto que lo sacé del Tea plo } eee de la religién y sus normas © amenazas, y !0 Pi ee Ae aoe en bee ser humano y en las relaciones que cada oS 7 con los demés, Esto es lo verdaderamente sagtado P Jesis. En este sentido y desde este punto de vista, no es ningin lest” nag rata ae el Proyecto de Jestis fue, en tun sentido muy verda 7 ro, un proyecto laico, un proyecto secular. 37. Cf. J. A. Pagola, Jestis. Aproximacion hist6rica, pp. 374-389- 106 JESUS Y LA RELIGION 1 esto necesita todavia alguna explicacién. At ental deh may claro ae 2 Jess no lo mats of 1 ie ese pueblo, ni menos atin la tan 56 la if om gue fue rebelde a su Sefior. Es cierto wre aia Laser a Jestis, para que fuera ajusticiado por los romanos eas sreperyeron los disigentes religiosos que en aquel momento habia oy cai sto es incuestionable. Pero también es cierto que aquella dec te, gue romaron 10s sumos sacerdotes y dirigentes del pucblo judi, tio que dio pie para que los cristianos empezasen a esgrimi(y hayan J jaado durante siglos) el argumento segin el cual fueron los «pérfdos judo fos que rechazaron al Mesias que Dios les mandaba, iniciando vila larga y criminal historia del antisemitismo, una historia cargada de oaios, resentimientos y sangre, hasta nuestros dias”. Por otra parte, es decisivo dejar también claro que a Jesiis no lo maté tampoco la maldad, la perversién o la infidelidad de los surmos sacerdo- tes y demds miembros del Sanedrin que, en el siglo 1 (4.C.), mandaban en Jerusalén. Por supuesto, es bien conocida la ostentacién, la riqueza escandalosa, la opulencia y la crueldad en que se habjan instalado los dirigentes de la religin judia de aquel tiempo. Conocemos de sobra la degradacién moral en que vivia, por aquel entonces, lo mismo la no- bleza sacerdotal que la nobleza laica de Israel". Pero el motivo por el que decidieron acabar con Jestis no fue la perversién moral de aquellos dirigentes religiosos, sino el fiel cumplimiento de su deber como tales di- rigentes y su obligacin de mantener a raya la més estricta observancia de las normas de la Ley, del culto religioso y del respeto que merecia ¢l Templo de Dios. Quiero decir, por lo tanto, que el problema, que se planted con motivo del enfrentamiento entre Jestis y los dirigentes teligiosos del judaismo, no fue un enfrentamiento de orden moral, en ¢lsentido de que «el bueno» habria sido Jesis, en tanto que «los malos» setian los sacerdotes, los senadores, los maestros de la Ley y los obser- {2ntes fariseos. El Evangelio no es una historia de «buenos» y «malos». Significacién del Evangelio no depende de las conductas éticas de cs personajes que en él aparecen. La conducta (sea buena, sea mala) © as personas es siempre e inevitablemente circunstancial, coyuntural te & sentido, algo transitorio y mutable. La se ee Siempre. «) mucho més profundo, es lo mas profuneo y (eer on > €s lo mas estable, lo mas enraizado y anclado en la cl nte todo, es funda- pueblo de Israel, ni Ta ng en tas oracio- "SS Solemn ae formulacién que utilizaba la liturgia de la Iglesia roma cl Viernes Santo. i: Yiomo, paige’ historia del antisemitismo, ef. J. Isaac, Las rafces eins del anton ss Buenos Aires, 1965; J. Parkes, Antisemitismo, Paid6s Buenos * Seremias, Jerusalén en tiempos de Jestis, pp. 167-248. 107 LA HUMANIZACION DE DIOS yamos a Ver, S€ Correspo; humana, en el ser human, ae eos. Ponde la condicién divina y a (3 ee seabo de decir, sia Jests no lo mayg SE dad de sus dirigentes religiosos, équé es |g pueblo elegido, ni a a lo he dicho. Lo que en realidad Se pro ae realmente ocurt!® 3. gue Ilev6 Jestis y con motivo de lo que hina” oe er < entamento de dos proyectos. Dicho de otra manera, serene slanted fue la incompatibilidad de dos formas fundamentg. ee Ia vida y de aquello que es el tiltimo determinante dp la vida se lo llame Dios 0 sea otro el nombre que se le ponga. Esto es |g que ‘he quetido decir cuando he afirmado que, si algo hay claro en los evangelios, es que la forma de vivir y de hablar de Jestis, sus hechos y sus dichos, provocaron un conflicto. Un conflicto que llegé a ser mor. tal. Fue, en tiltima instancia, el conflicto entre dos proyectos de vida; el proyecto de Jesis y el proyecto de la religion. Estos dos proyectos se contraponen y son incompatibles. Pero lo que importa es saber en qué y cémo se contraponen. Y también por qué y cémo son incompatibles, | | Con | | nig | UNA RELIGIOSIDAD ALTERNATIVA. Jess fue un hombre, no s6lo profundamente religioso, sino sobre todo fue un hombre cuya religiosidad fue tan insospechadamente radical, que sobrepasé todo extremo, todo limite, todo lo imaginable. Por eso su religiosidad se puede, y se debe, conside ternativa. ¢En qué sentido? Desde el concepto y la experiencia de Dios, mento Jestis modificé el concepto y me Dios como Padre; y habl6é con Dios como Padre. Y repito 4° la autoridad eds Presentan a este «Padre» desde el punto de vista ¢¢ humana, la tole sempre desde la experiencia de la bondad, la cercanlt hablar del Padre erate comprensién y el amor entrafiable. Ademé¢! De forma que cl relat £0% el Padre fue constante en la vida de Jest Peuiaee e conocimiento mutuo entre el Padre y Jestis fue tnic? tal, que Jess afirma: cM et dis 275 Le 10, 22). Con una exclusivid Le 10, 22). Parece auNtt Padre me lo ha entregade todo» (Mt 11527; Jestis historico, sing ee “ste texto es, no tanto una afirmacion 4 es decir, unas palabras geist 82 aftadidura de la fuente Q (Mey rrecci6n, puso en boca de pcomunidad cristiana, después de fare" que la misma comunidad eseipe gat €XPresAE algo importante 6, hecho una «entrega t weonvencida, a saber: que el Padre ha : otal» (pa en cuenta que el verbo pa att Paradidomi) a Jestis. Pero, si tene™” ne el significado de «transmit? rar como una religiosidad al- momento en que Jestis cambié el como ya he dicho, desde ese mo la experiencia de la religion. Jests radidomi tie 108 Lhe JESUS Y LA RELIGION na transmisiOn «horizontal» a generacione: tones poster sterior designa Un’ f ign celestial «desde arriba»"', entonces el es na revelac yno 1 mutuo “niento entre el Padre y Jess, la vinculacion y hasta ofr asta la fusion de canoetfve macho mis alls de cuanto los humaos podem con ambp esto estaban convencidos los primerosereyetes en Jae Yo see ransmitieron, En este sentido, inssto en que la veligiosidad = Jestis, nO s6lo esta fuera de toda duda, sino que fue enteramente sin a Jest cae Por esto se puede deci, con todo derecho, que lesions Jad de Jests fue una religiosidad alternativa. ae JESUS Y EL TEMPLO Alhablar de «teligiosidad alternativa», me refiero a hechos muy coneretos. Empezando por el Templo y sus ceremonias teligiosas. En los evangelios munea se dice que Jestis acudiera al Templo para orar o para participar en los actos littirgicos, sacrificios, ofrendas o ceremonias sagradas. Es Nerdad que Jestis, sobre todo segin el Evangelio de Juan, aparece con cierta frecuencia en el Templo. Pero siempre es para hablar al pueblo y explicar su mensaje, ya que alli era donde se solfa reunir la gente. Para unirse alos sacerdotes en el culto religioso del Templo, Jesés (por lo que nos dicen los evangelios) no acudié nunca, durante su vida pablica. Esto quiere decir, por lo pronto, que Jestis no encontraba al Padre en el espa- cio sagrado del Templo, ni en el tiempo sagrado del culto religioso. Jestis hablé del Padre y habl6 con el Padre en el espacio profano del campo o del monte y en el tiempo profano de la convivencia con la gente, con toda clase de gente. Por més extrafio que todo esto parezca, ta informa cién que nos han dejado los evangelios es eso lo que da de si. Lo cual hos esté diciendo con claridad que el «proyecto de Jesiis» no coincidlia con el «proyecto de la religién», concretamente de aquella religi6n. i Pero hay mas, No se trata 6lo de que Jests prescindio del i Para relacionarse con Dios. Lo més fuerte es ¢l enfrentamiento que — tuvo con el Templo, Sea cual sea la interpretacién que se le dé 2° rentamiento, estd claro lo que E. P Sanders dice sin titubeos: 1, Sto £0 torno al Templo parece estar profundamente arcane ©) radicién, y esta fuera de duda de que se produjo realmentey : accién mas violenta que (por lo que sabemos) realli esis en td Vida, fue la que llevé a cabo en el Templo. Una accion * nue impr tanto en a mportamient? nos Man los ¢ quel momento, que de semejante on 3.17; es uatro evangelios (Mc 11, 15-195 14 41, 2, U. Luz, El evangelio segsin san Mateo It, p- 284 P Sanders, Jestis y ef judaisrmo, p- 100- 109 pe PASH GAS eee VIM NE Dae PYROS duUYeRLee VkUrVe ~ BNSAYO DE CRISTOLOGIA 25 URAS Y pROcesos eoLEecciON esTRUCT Serie Religion Primera edicién: 2009 Segunda edicién: 2010 © Editorial Trotta, S.A., 2009, 2010 Ferraz, 55- 28008 Madrid Teléfono: 91 543 03 61 Fox: 91 543 1488 E-mail: editorial @rrotta.es http: [/www.trotta.2s © José M. Castillo, 2009 ISBN: 978-84-9879-063-4 Depésito legal & 246-2010 Impresion Grdficas Vorona, 5: A

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