En la época medieval, el español poseía seis fonemas sibilantes con un punto
de articulación muy próximo, comprendido en la zona del paladar, entre los alvéolos y el paladar medio. Las tres series de consonantes implicadas en esta incómoda “concentración” articulatoria eran las siguientes: las africadas /ʦ/ y /ʣ/, que eran dentoalveolares; las fricativas /s/ y /z/, ápicoalveolares (de ahí el diacrítico que veis debajo); y las fricativas /ʃ/ y /ʒ/, prepalatales. Ya en época medieval hay testimonios de que había comenzado la pérdida de la oclusión en las africadas, que aparece reflejada en el cuadro y que nos obliga a utilizar los diacríticos que marcan la realización predorsodental.
La representación gráfica más frecuente era la que vemos en este
cuadro:
El escaso margen de diferencia en su punto de articulación
creaba confusiones y cruces entre ellas, de los que hay testimonios gráficos en textos medievales, y dio origen a importantes cambios, que comienzan a gestarse a finales de la Edad Media. En la imagen que hay más abajo puede verse reflejada la evolución que ahora describo de forma esquemática: a) Desafricación: el momento de oclusión de las africadas /ʦ / y /ʣ/ desaparece y queda solo el momento fricativo; los fonemas resultantes son predorsodentales fricativos. (Ya lo habíamos señalado más arriba, porque parece que fue un cambio temprano). b) Ensordecimiento de la consonante sonora de los tres pares: se conservan solo las sordas (ya todas fricativas, después de la desafricación); son las tres que aparecen en la parte superior de la imagen. c) Adelanto del lugar de articulación de la fricativa predorsodental, que era la consonante más próxima a la zona dental, hasta un punto de articulación interdental; el resultado es la interdental fricativa sorda /θ/ (excepto en el español meridional). d) Retroceso del lugar de articulación de la fricatica prepalatal /ʃ/ hacia la zona posterior del paladar, acercando la parte posterior de la lengua al velo del paladar, a la zona velar; el resultado es la velar fricativa sorda /x/ (con distintas realizaciones en español meridional). De este modo, entre los siglos XVI y XVII, el sistema se redujo de seis fonemas a tres (en el español septentrional) o dos (en el meridional), cuyos puntos de articulación están ya suficientemente distanciados: entre los dientes, la /θ/; en los alvéolos, la /s/; y en el velo del paladar, la /x/. El modo de articulación para todos es fricativo, lo cual supone también una simplificación, pues la articulación fricativa requiere menos esfuerzo articulatorio que la africada (en la africación, como sabéis, se suman un momento de oclusión y otro momento de fricación).