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5 ACTIVIDADES DE REFUERZO.

Determinantes y pronombres

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Una historia de España


A finales del siglo XVIII, con la desaparición de Carlos III y sus ministros ilustrados, se
fastidió de nuevo la esperanza de que esto se convirtiera en un lugar decente. Habían
sido casi tres décadas de progreso, de iniciativas sociales y científicas, de eficiente
centralismo acorde con lo que en ese momento practicaban en Europa las naciones
modernas. Aquella indolente España de misa, rosario, toros y sainetes de Ramón de la
Cruz aún seguía lastrada por su propia pereza, incapaz de sacar provecho del vasto
imperio colonial, frenada por una aristocracia ociosa y por una Iglesia católica que
defendía sus privilegios como gato panza arriba; pero lo cierto es que, impulsada por
hombres inteligentes y lúcidos que combatían todo eso, empezaba a levantar poco a
poco la cabeza. Nunca había sido España tan unitaria ni tan diversa al mismo tiempo.
Teníamos monarquía absoluta y ministros todopoderosos, pero por primera vez no era
en beneficio exclusivo de una casa real o de cuatro golfos con título nobiliario, sino de
toda la nación. Los catalanes, que ya podían negociar con América e iban con sus
negocios para arriba, estaban encantados, en plan quítame fueros pero dame pesetas.
Los vascos, integrados en los mecanismos del Estado, en la administración, el
comercio y las fuerzas armadas —en todas las hazañas bélicas de la época figuran
apellidos de allí—, no discutían su españolidad ni hartos de vino. Y los demás, tres
cuartos de lo mismo. España, despacio pero notándose, empezaba a respetarse a sí
misma, y aunque tanto aquí como en la América hispana quedaba tela de cosas por
resolver, el futuro pintaba prometedor. Y entonces, por esa extraña maldición casi
bíblica, o sin casi, que pesa sobre esta desgraciada tierra, donde tan aficionados
somos a cargarnos cuanto conseguimos edificar, a Carlos III le sucedió el imbécil de su
hijo Carlos IV, en Francia estalló una sangrienta revolución que iba a cambiar Europa, y
todo, una vez más, se nos fue al carajo. Al cuarto Carlos, bondadoso, apático y
mierdecilla como él sólo, la España recibida en herencia le venía grande.
Arturo PÉREZ-REVERTE
Una historia de España, www.perezreverte.com

1. Indica si las palabras subrayadas son determinantes o pronombres, y clasifícalas.

MATERIAL FOTOCOPIABLE / © Oxford University Press España, S. A. Lengua castellana y Literatura 1.º Bachillerato
5 SOLUCIONES. ACTIVIDADES DE REFUERZO

1. Las palabras subrayadas son:


 esto: pronombre demostrativo.
 tres: determinante numeral cardinal.
 su: determinante posesivo.
 una: determinante numeral cardinal.
 eso: pronombre demostrativo.
 primera: determinante numeral ordinal.
 todas: determinante indefinido.
 demás: pronombre indefinido.
 esa: determinante demostrativo.
 todo: pronombre indefinido.

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