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LA SUBVERSION MATERIALISTA DE LA CIENCIA DE LA LOGICA DE HEGEL por Evodio Escalante Es Hegel un pensador idealista? gEs la Ciencia de la ligica, su gran- diosa obra maestra, la puesta en escena con personajes conceptuales de este presunto idealismo que habria llegado con él al punto més alto de su evolucién y de su trama? El propio Hegel parece asumirlo as{ cuando declara muy pronto, apenas en la “Introduccién’” de este libro, no solo que el reino de la légica es el reino del pensamiento puro, libre de rebabas o residuos materiales, puede uno suponer, sino que, a la letra: “Este reino es la verdad tal como estd en st y por si, sin envoltura. Por eso puede afir- marse que dicho contenido es la representacién de Dios, tal como estd en su ser eterno, antes de la creacién de la naturaleza y de un espiritu fnito.”® Esta apretada declaracién, excedida acaso de contenido especulativo, podria muy bien dividirse en dos partes en las que me gustarfa detenerme. En la primera parte, Hegel parecerfa convertir a la “verdad” en un personaje inusitado que adquiere de inmediato un papel protagénico. No solo nos trasladamos asi al reino de la verdad tal como estd en st y por si, sin envoltu- 1a, sino que, como si este personaje tuviera la autonomia de una entele- quia, se afirma que se trata de la verdad tal y como ella es en si por si. La verdad, :mostréndose en-si y por-si misma, como si se contemplara en el espejo de las ideas, o mejor dicho, en el espejo de la Idgica, y ademés se realizara a si misma en el acto de contemplarse? Después de este aparente ~ autotelismo de la verdad, en la segunda seccién del pasaje Hegel modifica © complementa de algiin modo lo precedente al sefialar que este conteni- do de verdad no es otra cosa que la representacién de Dios, en su pristina estofa teoldgica, tal y como él estarfa dispuesto a mostrarse carente de ropajes dentro de la esfera de la eternidad. Se trata, segiin Hegel, de la exposicién de Dios tal y como estd en su ser eterno, antes de la creacién dela naturaleza y un esptritu finito. Lacontigiiidad es més que contundente: la verdad y Dios son lo mismo, 63 G. W.E Hegel, Ciencia de la légica. Traduccién, introduccién y notas de Augus- ta Algranati y Rodolfo Mondolfo, Las Cuarenta, Ciudad Aut6noma de Buenos Aires, 2013, pp. 65-66 Subrayados en el original. 3? Scanned with CamScanner EVODIO ESCALANTE tienen que ser Jo mismo. El autotelismo, que antes atribut a la verdad, es en realidad un carécter 0 un atributo de lo divino. Creo que no cuests trabajo establecer esta identidad: la verdad es Dios tanto como Dios es la verdad." Empero, hay algo adicional en la segunda seccién de este pasaje, tanto 0 mis increible. Si subrayo el adverbio antes es porque en él me parece que se concentra una sorprendente potencia metafisica que merece consideracién: “antes” dela creacin de la naturaleca y de un espiritu finita, quiere decir, traducido en otro lenguaje, no solo que el fildsofo considers Gt asunto segtin la Sptica del tiempo sin tiempo de la eternidad, lo cual en apariencia no acarrea mayor problema. Con toda naturalidad, por ejemp. Jo, cuando Hegel aborda en otro de los capitulos de la Ciencia dela ligica el asunto de la esencia, puede explicar: “El idioma alemén ha conservade Ia esencia (Wesen) en el tiempo pasado (gewesen) del verbo ser (sein); en efecto, la esencia es el set pasado, pero el pasado intemporal.”® Dicho de ‘otro modo: si la esencia es el ser pasado, el pasado que habria que consid. erar aqui es un pasado eterno, un pasado que perteneceria al tiempo sin tiempo de la eternidad. El problema emerge cuando consideramos que Hegel, un espiritu finito, igual que nosotros, esto es indudable, se asume como capaz de trascender esta finitud, y nos invita a que contemplemos el asunto como si nos hubiéramos trasladado en su ilustre compaifa y gracias a una especie de “m4quina del tiempo” de procedencia especulati- va a ese presunto tiempo sin tiempo que alcanzaria a prescindis, de modo simulténeo, tanto de la naturaleza como del espiritu finito mismo. La propuesta, si bien se ve, encierra algo descomunal y de algiin modo mon- struoso. Hegel nos invita a que lo acompafiemos en una epojé (0 puesta “entre paréntesis”) que rebasa con mucho cualquier cosa que cien afios después Husserl hubiera podido imaginar, pues tendriamos que poner en suspenso la existencia tanto de la naturaleza como del espiritu finito que nosotros mismos somos, a fin de obtener los cristales de una vision pristina y a la vez eterna, ubicada fuera del tiempo. Un antecedente remoto, aunque también mds modesto, de este esfuer- 20 por ir sin tropiezos “a las cosas mismas”, lo encontramos en el Fedén ' Es casi inevitable remitirse en este contexto no solo ala formula de la Fenomenologia widel espiritu: “la verdad es el todo’, sino igualmente a la famosa frase de Jesucristo, si + se atiende al testimonio de San Juan, 14.6: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida" s#Abordaré més adelante las consecuencias que se pueden extraer de esta iltima cita. “ 2mpero, me permito anticiparlo, la contundente prevalencia de la verdad, tal y como ssqui se expone, experimentard una sensible modulacién en los capitulos finales de la Jiencia de la légica, * * G.W.E Hegel, Op. cit, p. 485. Subrayados en el original. ck Scanned with CamScanner LA SUBVERSION MATERIALISTA DE LA CIENCIA DE LA LOGICA DE HEGEL. de Platén. En una aguda perorata contra los conflictos y las turbulen- cias ocasionadas por el cuerpo, ese vaso carnal, que impedirfa por el solo hecho de existir la contemplacién de la verdad, Platén aseguraba: “...) nos queda verdaderamente demostrado que, si alguna vez hemos de saber algo en puridad, tenemos que desembarazarnos de él [se refiere al cuerpo] xy contemplar tan sélo con el alma las cosas en si mismas.”* De tal suerte, la légica, tal como. la 1 entiende Hegel, seria un sete por pensar de modo ‘conceptual a Dios, ya no solo prescindiend del cuerpo, como queria Plat6n, sino anulando las posibles interferencias aportadas por la tanto de fa naturaleza, 0 del orden césmico establecido, "0 sea, la inteligencia del hombre. ; Pero una tarea tal, supongo, no solo es desmesurada sino imposible. {Cémo podria el filésofo echar a andar el mecanismo de la razén si se ha sustrafdo y abstrafdo por completo, esto es, de manera radical, tanto de Ja naturaleza que lo rodea como de si mismo en tanto el espititu finito que él mismo es? Dicho de otra manera: ¢cémo podria contemplar, sin las anteojeras pragmaticas y materiales del caso, y sin la finitud que le es consustancial, o sea, sin las restricciones que la finitud impone, la luz de la verdad divina sin quedar de inmediato enceguecido de tanta luz? Al final de esta misma “Introduccién” de la Ciencia de la ligica, Hegel parece aportar una versién més moderada, aunque no menos complicada, en el fondo, de este inasible reino de la verdad, Ahi define, no sin dejar de recurrir a su talento literatio: “El sistema de la légica es el reino de las sombras, el mundo de las simples esencias, liberadas de todas las concre- ios sees. El esta va dene, pentane civ este reino de las sombras es la educacién y di niciencia.” De esta manera, sé supone, lacconciencia f liberarse de los impedimentos sensibles, de los Sentifiiiencos, de las repre- sentaciones y otros temas que conciernen a la mera opinién. Asi mismo, podria liberarse del carécter contingente del propio pensar que a menudo gusta divagar y abandonarse a la arbitrariedad de los pensamientos. ;Qué se gana con esta disciplina que se obliga a s{ misma a trabajar, no ya en el reino luminoso del sol, sino en una regién tenebrosa, en el asf llamado reino de las sombras? “— (,..) de esta manera el pensamiento gana prin- cipalmente —responde Hegel— en autosubsistencia ¢ independencia.’” “ Platon, Fedén / Fedro, trad. Luis Gil Fernandez. Alianza Editorial, Madrid, 2001, p. 49, subrayado mio. ” G.W.E Hegel, Ciencia de la légica, p. 76. Subrayado en el original. 59 4 Scanned with CamScanner EVODIO ESCALANTE Autosubsistencia ¢ independencia,.. Se tata, silo puedo decit en otro lenguaje, que el pensamiento se libere de las rebabas de la materialidad contingente, de los escombros molestos de la realidad. En el fondo, la misma ¢pojé del principio, de consecuencias incalculables, pero ahora re- mitida al reino de las tinieblas y de lo intangible. Empero, que el mundo sombrio de los espantajos no nos haga retroced. et, Como sostiene Hegel: al familiarizarse “con lo abstracto y al avanzar por medio de conceptos, sin sustrato sensible, [el pensamiento] se con. vierte en la potencia inconsciente de recibit la multiplicidad restante de los conocimientos y las ciencias en la forma racional, de comprenderlos y retenetlos en su parte esencial, de despojarlos de los extrinseco y de esta manera extraer de ellos el elemento légico (...)* Es que la verdad I6gica, pata Hegel, no depende de una manida adecuacién con la cosa. La verdad eeiidea, en la misma medida en que la idea esa verdad. El circulo parece volver sobre sf mismo. Es la clausura tipica del idealismo. Cito de nuevo otro pasaje de la Légica: “La idea es el concepto adecuado, lo verdadero ob- jetivo 0 sea lo verdadero como tal. Si algo tiene verdad, lo tiene por medio de su idea, 0 seaalgo tiene verdad sblo por cuanto es idea.”° ‘Ante afirmaciones de este calibre, y quedandose solo con ellas, uno es- taria dispuesto a darle la raz6n a Marx cuando declaraba, en el “Epflogo” a la segunda edicién del primer tomo de El capital, que su método era la antitesis directa del método de Hegel: “Para Hegel el proceso del pensar, al que convierte incluso, bajo el nombre de idea, en un sujeto auténomo, es el demiurgo de lo real; lo real no es més que su manifestacién externa. Para mi, a la inversa, lo ideal no es sino lo material traspuesto y traduci- do en la mente humana.””” Aunque no deja de elogiar los alcances de la dialéctica hegeliana, de la que se reconoce en deuda, Marx sostiene que ella sufre una mistificacién en manos de su creador. Por eso afiade, un poco mds adelante: “En él [en Hegel] la dialéctica esta puesta al revés. Es necesario darla vuelta, para descubrir asi el niicleo racional que se oculta bajo la envoltura mistica.””! Pasajes archicitados pero que merecerian una atencién mas detallada. Si se examina de cerca el asunto se advertiré muy pronto que esta pretendida p.76. © Ibid., p. 945 Subrayados en el original. 7° Karl Marx, El capital. Critica de la economia politica, vol. 1, trad, Pedro Scaron, Siglo XXI Editores, México, 1975, pp. 19-20. ” Ibid, p.20, 60 Scanned with CamScanner LA SUBVERSION MATERIALISTA DE LA CIENCIA DE LA LOGICA DE HEGEL inversién proclamada por Marx, implica, por un lado, una separacién un tanto esquemética, y por Io mismo, equivocada o al menos insostenible entre idea y realidad; solo estableciendo como un a. priori esta separacién se torna posible sostener que primero es la idea, ademds en calidad de de- miurgo, y solo después viene la realidad; por otro lado, podria anticiparse que Marx incurre en una suerte de mecanicismo vulgar, bastante sorpren- dente en alguien que presume ser partidario del método dialéctico. Segiin esto, la dialéctica estarfa de cabeza, y en esa misma medida habria que ponerla sobre sus pies, Invertirla, voltearla. Asi de sencillo? En cuando a Iaidea, es cierto y comprobable que ella es para Flegel el demiurgo de lo real, de suerte que lo real no serfa sino una extensién o un complemento de la idea? Y la contrapropuesta de Marx, en el sentido de otorgarle una prioridad absoluta a la materia, al grado que lo ideal no vendrfa aser sino lo material traspuesto y traducido en la mente humana, ;no denota en otto sentido una mecdnica burda? Al postular que las ideas que habitan en el cerebro de los hombres no son sino la mimesis, la traduccién o el refleo de la realidad material, Marx no hace sino cefirse a los limites del materialismo vulgar, o mejor dicho, prekantiano, que él mismo piensa que estaria superando con la ayuda de la dialéctica hegeliana. Hegel es siempre tan idealista como de manera explicita se declara? ‘Su sistema filos6fico esté herméticamente cerrado sobre sf, de modo que no admite quiebres ni fisuras que puedan desequilibrar desde su interior mismo su funcionamiento? Para dilucidar estos temas, y poner las cosas en su lugar, resulta in- dispensable revisar algunos de los pasajes medulares de la Ciencia de la Uogica, justamente aquellos en que la presunta idealidad de la referida disciplina pueda quedar en entredicho. Para ello tengo que remititme a tuna exposicién de la tercera y ultima seccién de esta obra que lleva por titulo “La idea”, Revisaré, para los fines que me propongo, el titulo men- cionado asi como los dos primeros capitulos de esta seccién titulados “La vide? y “La idea del conocer.” A lo largo de estos pasajes finales, si puedo anticipar una impresién general, la Ciencia de la ldgica entra en crisis y se desborda a si misma, adentrandose en tertitorios que podrian rozar con el materialismo, un materialismo de inspiracién idealista, si lo puedo ex- presar asi, pero materialismo al fin, espero que no uno de tipo mecdnico. Si se tratase de una obra de teatro, las secciones antes referidas consti- tuirfan el “nudo” de la misma, 0 sea, esos pasajes donde las tensiones y contradicciones entre los personajes alcanzan un climax que linda con lo 61 Scanned with CamScanner EVODIO ESCALANTE insoportable, y que no puede sino conducir a la conclusién de la obra, que otorgarfa una solucién o una “liberacién” de las dificultades antes mencionadas. La conclusién en la Ciencia de la ldgica lo constituye el capitulo tercero de esta seccién, el cual lleva un titulo sintomético ya de por si “La idea absoluta”, tanto como la Fenomenologta del esptritu (1807) aleanzaba su culminacidn con el “El saber absoluto”. Acaso la funcién de este iiltimo capitulo, ademds de “cerrar” el recorrido pensante, sea el de restarle enjundia a los pasajes probleméticos que lo anteceden, como si se tratara de restablecer el equilibrio que pudo haberse perdido durante la parte dlgida de la trama, El nudo, cuando se desanuda —al menos ast lo veo— ya puede soltaro datle paso libre ala idea absoluta. Empecemos con la idea pues ella es presuntamente el principio de todo jidealismo. El principio y también, de modo muy consecuente, habria que afiadis su apoteosisy acabamiento. Me remito ala forma terminante Gon la que Hegel aborda el tema en la Enciclopedia de las ciencias filoséficas (1830), § 213. Ahi sefiala, en un pasaje del que brotan acentos de gloriosa culminacién: “La idea es lo verdadero en y para st, la unidad absoluta del concepto y de la objetividad””* {Todo esté condensado aqui! Aunque el tono que emplea Hegel en la Ciencia de la ligica es de cierto modo més escueto, reporta en esencia lo mismo. Lo habfamos visto parrafos atrés: Laidea es la verdad objetiva, quiere decir, lo verdadero en cuanto tal. Asi es: “Si algo tiene verdad, lo tiene por medio de su idea, 0 sea algo tiene verdad sélo por cuanto es idea.”” Después de exponer diversas nociones de idea, incluyendo la versi6n kantiana de la misma, de la que toma distan- cia, Hegel propone un producto que tendrfa que resultar superior: “(...) dado que hemos logrado el resultado de que la idea es la unidad del con- cepto y la objetividad, es decir, lo verdadero, no puede considerdrsela s6lo como una meta, a la que hay que acercarse, pero que quede en si misma siempre como una especie de mds alld; més bien, hay que considerar que todo real existe, s6lo mientras tiene en sf la idea y la expresa.””* ‘Aqui Hegel formula una identidad tremenda de la que no podrfamos reponernos. Expreso lo anterior sin la menor iron{a. La identidad postula 7G W. EB Hegel, Enciclopedia de las ciencias filosdficas, trad. Ramén Valls Plana, Alianza Editorial, Madrid, 2000, p. 283. Los subrayados estén en el original. ' 79 G. W.E Hegel, Ciencia de la légica, p. 945. Subrayados en el original. % Ibid, p. 947. Subrayados en el original, Es claro que aqui Hegel rechaza la prop- osicién metafisica que distingue como entidades contrapuestas un “mundo aparente” respecto de un “mundo verdadero,” Esta duplicidad metafisica ser igualmente com- batida por Nietzsche, ciertamente con otros argumentos. 62 Scanned with CamScanner LASUBVERSION MATERIALISTA DE LA CIENCIA DE LA LOGICA DE HEGEL que lo real existe en la medida en que “participa” de la idea, y viceversa, que la idea existe en tanto es “participe” de lo real. La conquista de esta identidad de los extremos es lo que constituye el rasgo especifico del ide- alismo hegeliano, un idealismo que propone que la idea es Ia realidad, o de modo més preciso, que la idea es la realidad efectiva. Por eso agrega ahi mismo Hegel, a modo de remate, para qile no quede la menor duda: “Aquella realidad que no corresponde al concepto, es pura apariencia o | _frndmeno, es lo subjetivo, lo accidental, lo arbitrario, que no es verdad.””* Lo reafirma un poco més adelante “El ser ha logrado el significado de verdad, porque la idea es la unidad del concepto y la realidad; por lo tanto desde ahora [el ser] es s6lo lo que es idea.””6 No deja de llamar Ia atencién, dicho sea de paso, el acento performativo que trasmina este enunciado, “Por lo tanto, desde ahora (...)” Como si lo que leyéramos fuese un edicto o un decreto que promulgara el fil6sofo, harfamos bien si nos enterdramos que desde ahora el ser solo es ser en tanto que es idea. Y ala inversa: que la idea solo es idea en tanto que es set. Este desde ahora, empero, no est injustificado. Alude a un antes y un después que separa las aguas. El componente kantiano, dualista en lo esencial, que era dl dominante al menos dentro de la tradici6n del idealismo alemén, es reemplazado por el componente monista elaborado por Hegel, que es al gue habremos de atenernos a partir de aqui, desde que hemos puesto pie en la ciencia nueva que el pensador nos propone como superior. Si para Hegel la idea es de modo inmediato el ser, y-¢l.s modo inmediato la idea, a supuesta prioridad de la idea 4 _Marx en El capital, de modo tal que la idea seria el demiurgo deo. ta por los aires y se revela como insostenible, No solo el creador no viene “antes” que lo creado, sino que la nocién misma de creador, es de- cir, de demiurgo aparece como inadecuada. La esencia [Wesen] de la idea tanto como la esencia de lo real se comunican y se siguen comunicando entre si desde una época inmemorial, y no es posible establecer ninguna prioridad al respecto en la medida en que se implican mutuamente desde tun tiempo sin tiempo. Ya lo postulaba Hegel recurriendo a una peculiar energia interiorizante en otro pasaje de la Ciencia de la légica, “la esencia es el ser pasado, pero el pasado intemporal.” Tan pronto como esta verdad se consolida, Hegel desglosa una nueva ” Ibid. Sbrayado en el original Ibid. p. 948, Subrayados en el original 63 Scanned with CamScanner EVODIO FSCALANTE distincién que, si bien no cancela lo ya establecido, lo afina o lo com, plementa: “Sin embargo —propone Hegel—, la idea no tiene solo «| sentido més universal del verdadero ser, de la unidad de concepto y re. alidad, sino también el sentido mas determinado de concepto subjetivg y de objetividad.”” Este refinamiento 0 este complemento esté Ileno de consecuencias. A través de este nuevo artilugio Hegel introduce la dis. tincién capital entre sujeto y objeto, verdadera base de su dialéctica, Lo deja firme en los siguientes términos: “El concepto, por cuanto ha logra. do verdaderamente su realidad, es este juicio absoluto, cuyo sujeto, como unidad negativa que se refiere a s{ misma, se diferencia de su objetividad, yes el ser-en-sly por-st de ella, pero se le refiereesencialmente por medic de xi mismo, y es, por ende, absoluto fin (Selbstweck] e impulso [Trieb]* El sujeo, expresado de otra manera, persigue su propio fin, entendido como “absoluto” segiin la traduccién de Mondolfo, pero lo hace no sigui- endo una incitacién ajena o exterior sino obedeciendo su propio impulso [Trieb]. Ya habré modo de detenerse més adelante sobre lo que implica empleat en este contexto un concepto como el de “impulso”. Por ahora solo dejo constancia de su utilizacién. De modo inmediato Hegel introduce otra distincién igualmente cap- ital, aunque tan sutil que parece basarse casi en un juego de palabras: la que existirfa entre suponer y poner. Mientras el sujeto suponga la existencia de la objetividad, estamos en el momento pasivo o inactivo del asunto, 0 sez, en el limbo: en esta circunstancia, el sujeto o carece de objetividad 0 bien es la totalidad del objeto como tal; o le falta objetividad o es él toda Ig objetividad aglomerada y por lo tanto no funciona como sujeto. Par quelos componentes realmente lo sean y puedan interactua hace falta no solo que el sujeto “suponga” la existencia del mundo real, sino que “por- ga’ verdaderamente esta existencia. Lo explica Hegel: “Pero el sujeto pre- ciimente por esto no tiene la objetividad en si inmediatamente, porque entonces seria solamente la totalidad del objeto como tal, perdida en la objetividad. En cambio, esta es la objetividad del fin, es una objetividad (puesta pot medio de la actividad del fin, que como ser-puesto, tiene su subsistencia y su forma s6lo porque est compenetrada por su sujeto.”” De manera concomitante, si a la objetividad le llegara a faltar el suje- 7 pid, p. $49. Subrayados en el original 1 Ibid. pp. 949. Subrayados en el original. Agregué las palabras alemanas entre cor chetes. 949-50, Subrayados en el original. 64 Scanned with CamScanner LASUBVERSION MATERIALISTA DE LA CIENCIA DE LA LOGICA DE HEGEL to, esta se quedaria como exterioridad indiferente, carente de toda ani- macién. En tal caso, la objetividad, ayuna de substancia, “no solamente queda abandonada al mecanismo en general, sino que se halla s6lo como lo perecedero y lo carente de verdad.”® Como un traste viejo e inoperan- te, 0 como un cascajo metafisico si lo podemos decir asi A partir de este planteamiento, Hegel encuentra nuevas y més exactas determinaciones de la idea: “En primer lugar (la idea) es la simple verdad, la identidad del concepto y Ia objetividad como universal (...).” Esto ya Jo dabamos por sabido. “En segundo lugar —afiade Hegel— Id Idea es la relacién de Ja subjetividad, existente por si, del simple concepto y de su objetividad distinta de él; aquella es esencialmente el impulso [Trieb] que tiende a climinar esta separacién, y esta es el indiferente set-puesto, el subsistir nulo en si'y por si.”*' La anterior relacién no es otra cosa que el proceso de su dividirse en la individualidad y la naturaleza inorgénica de Ja misma, “de llevar de nuevo esta bajo el poder del sujeto y de volver a la primera y simple universalidad.”® Expresado en téfminos muy tajantes: mientras el sujeto.no alidad objetiva, no.es sujeto; y mientras la realidad objetiva no es ‘por dicha subjetividad, igualmente carece de realidad, equivale a Ta alo menos que muerto. El concepto sin duda es alma; pero ‘Tha captado él mismo su realidad objetiva, es como un alma sin alma, es decir, como un alma que todavia no estuviera animada. Dramético planteamiento. Podrfan coincidir en el tiempo y en el es- pacio una objetividad muerta con una subjetividad que también lo es- tuviera. Mientras permanezcan exteriores la una a la otra, sin devenir y sin compenetrarse, en efecto, como parece sugerit Hegel, estarian mds muertas que un muerto. Sobre los antecedentes argumentales que intento resumir aqui, Hegel atreve audaces planteamientos que subvierten la idea misma que hemos podido formarnos acerca de la légica como disciplina filos6fica. En efec- to, a la muerte absoluta de una subjetividad y una objetividad que per- manecerfan para siempre incomunicadas y exteriores a si mismas, Hegel opone una idea inusitada, la idea de vida. {La vida, como tal, en un tratado riguroso de légica? {No estamos ante un error? ¢Ante un malentendido? °° Ibid., p. 950. * Ibid. Subrayados en el original. " Ibid., pp. 476-77 65 Scanned with CamScanner EVODIO ESCALANTE. De hecho, no se trata tan solo de la vida, lo que de por sf pareceria una infraccién grave; con ella vienen, cortiendo parejas, no solo la voluntad de conocer y la verdad, objeto supremo de la flosofia, sino igualmente la voluntad de querery el bien, y con estos iltimos, para coronar la empresa, la idea, colocada en un pedestal, pero a su vez experimentando una nueva y decisiva bifurcacién, como idea teérica y como idea prdctica. La famosa filosofia de la praxis, podemos observarlo, esté anticipada aqui. El mismo Hegel es el primero en reconocer que en la base de su ar- na el gusano del escdndalo, Que se hable de categoria, ‘0s inductivos 0 deductivos, de los tipos de juicio, esta la? Qué tiene que hacer la vida en un tratado de ligica? Ast lo comprende el propio Hegel cuando escribe: “La idea de l vida corresponde a un objeto tan concreto, J; si se quiere, tan real, que ton ells puede parecer excedido el Ambito de Ta ligica, segtin la habirual representacin de fa misma.” A lo que afiade, no sin aguzada malica: “Por cierto, si la ldgica HO tuviera que contener nada més que formas de pensamiento vaclas, mucrtas, entonces no podria en ela traarseningtn contenido como la idea o la vida.” gumento germi de procedimient bien; pero, gde la vid ‘Adviértase de qué manera, como si deslizara un enunciado carente de segundas intenciones, el fildsofo equipare ala idea con la vida. En am- bas entidades bulle, en efecto, algo que de por s{ tendria que tebasar las estrecheces del formalismo, es decir, de una légica muerta o inoperante. La idea, lejos de estar vacia como el cascarén, esté plena de contenido; la vida, por su parte, que anima la existencia del planeta, ¢ incluso, po- driamos suponer, del universo como un todo, participa de este mismo contenido, Por eso puede afirmar Hegel: “Ast, em primer lugar la idea es la vida (...)” Registro esta primera irrupcién de la palabra vida en la Ciencia de [a légica, porque con ella se desata una cascada de conceptos, todos ellos encapsulados en un solo parrafo. “Esta idea, a causa de su inmediacién, En estricto sentido, Hegel ya venia ocupandose de la vida desde los primeros esbo- 20s de lo que terminaria siendo su Gran ldgica, En efecto, en su Enciclopedia filoséfca para el curso superior (Nuremberg, 1808), en la llamada “Doctrina de la idea’, dentro de la primera seccién “Légica’, en el § 85, de modo claro establece: “La vida es la idea en el elemento de su existencia” Véase G. W. F. Hegel, Enciclopedia filoséfica para d curso superior, trad. Max Maureira y Klaus Wrehde, Editorial Biblos, Buenos Aires 2009, p. 53, * Ibid, p. 953. 66 Scanned with CamScanner LA SUBVERSION MATERIALISTA DE LA CIENCIA DE LA LOGICA DE HEGEL tiene, como forma de su existencia, la individualidad.”* Con la individu- alidad, como quiera que se la vea, se pone en marcha un complejo proce- so que el autor sintetiza con las siguientes palabras: “Pero la reflexidn de su proceso absoluto en si mismo es la eliminacién de esta individualidad inmediata: por este medio el concepto, que en ella, como universalidad, es lo interior, convierte la exterioridad en universalidad, 0 sea pone su objetividad como igualdad consigo misma.”* Gracias a este proceso en que la objetualidad consigue la igualdad con- sigo misma y como resultado del mismo se adviene a una nueva e impor- tantisima determinacién que igualmente podrla sorprendernos. “Asi la idea es —continiia Hege!—, en segundo lugar, la idea de lo verdadero y de lo bueno, como conocer y querer.”*” No resulta extrafio qué en un tratado de légica se postule la obtencién de un conocimiento que tendriamos que asociar con la verdad; es la verdad el valor supremo, el que corona el pro- ceso de conocimiento en el que estamos todos involucrados. Pero, :qué tiene que hacer aqut el valor de lo bueno? ,Y cémo introducir la voluntad o el querer en este esquema de pensamiento? Al colocar el concepto de vida orgénica en el centro de su tratado, Hegel esté obligado a romper con el horizonte habitual de la légica académica: al lado del valor verdad, yen el mismo nivel de importancia, introduce lo bueno, lo que se ape- tece, lo que hay que perseguir “con alma, corazén y vida”, como dice la “ Ibid. p. 951. Subrayados en el original. Me parece que no deberfa pasar inadvertido el surgimiento en la Ciencia de la logica de un nuevo personaje, de condicién modesta inestable, habria que afiadir: el individuo, La irrupcién de la individualidad, en estos pasajes estratégicos, introduce un inquietante componente “antropocéntrico” que de alguna manera podria también remitir a lo que hay de “animal” en el hombre, lo que deja paso a la emergencia de pulsiones de todo tipo. De inmediato, Hegel observa que esta individualidad inmediata, gracias al trabajo de la reflexién, habré de conocer el ‘momento de su nulidad, de su acabamiento. Muchas péginas después, en efecto, Hegel transforma 0 “convierte” a este individuo, transitorio y fugaz, pero indispensable, en. Jo que él llama (y se trata, segin entiendo, de un cambio cualitativo) una identidad libre y universal. La formula me parece cargada de consecuencias. Del individuo an- tropocéntrico y limitado del principio pasamos a lo que podria llamarse una subjetiv- ‘dad absoluta. Asi parece postularlo Hegel en el parrafo final del capitulo “La idea del bien’, que de hecho es la antesala misma del capitulo final llamado “La idea absoluta’. Leemos ahi: “La individualidad del sujeto, por la que éste se hallaba afectado por via de su presuposicién, ha desaparecido con ésta; el sujeto, por lo tanto, ahora se halla como identidad libre, universal, consigo mismo (...)". Quiere decir, si interpreto bien: reconciliado y “en casa” consigo mismo, de acuerdo finalmente con su idea y con su ser. Véase ibid., pp. 1029-30. “6 Ibid. Subrayado en el original. "’ Ibid. Subrayados en el original. 67 Scanned with CamScanner EVODIO ESCALANTE, cancién popular; es decir, al lado de la actividad del conocer, introduce ¢| querer, La vida no solo es voluntad de conocimiento y de verdad, parece Postular Hegel; es igualmente, y con la misma fuerza, voluntad de obten. er el bien, y este valor, al que tenemos que asociar con el movimiento, con la practica, con la accién al interior de una comunidad viviente, adquiere nuevas resonancias en una légica que no quiere ser solamente una légica formal a la vieja usanza. El espiritu limitado, es decir el espiritu subjetivo, no solo conoce, tam. bién acta. Segin Hegel, este espiritu subjetivo asume o hace suya la presuposicién de un mundo objetivo, as{ como la vida tiene esa misma ptesuposicién, que por tanto comparten. “Pero su actividad consiste en climinar esta presuposicién y en convertitla en algo puesto. Asi su realidad és para él [para el espiritu subjetivo] el mundo objetivo, 0 al contrario, el mundo objetivo es la idealidad donde él se reconoce a si mismo,” Como realidad 0 como idealidad, en el fondo son dos aspectos de lo mismo, el espiritu subjetivo se desdobla y actia en consecuencia, a fin de adquirir una objetividad concreta a la vez que un conocimiento real de s{ mismo. Mis alld de la mutua interpenetracién entre objetualidad e idealidad, lo que en estos pasajes interesa es sin duda la nocién de movimiento: el es- piritu subjetivo, pese a su limitacién, o por ello mismo, actila, se mueve, entra en accién. Asume sus impulsos y se deja llevar por ellos para enfren- tarse a la realidad y para darle a esta un estatuto diferente. De la chistera del mago sale ahora una ultima distincién. La idea, que nos ha llevado al torbellino de la vida, vuelve a bifurcarse por una necesidad propia de la exposicién: es as{ como Hegel nos obliga a distinguir entre la idea teérica y la idea practica. La primera, como sabemos, tiene que ver con el con- ocer y con la buisqueda de la verdad. La segunda, de modo contrastante pero a la vez complementaria, con el querer y con la busqueda del bien. {Cémo define Hegel la idea tedrica? Lo hace conjuntando concepto ¢ impulso. En sus palabras mismas: “El concepto, por lo tanto, ese impulso a eliminar este ser-otro, y a considerar en el objeto la identidad consigo mismo. (...) Por consiguiente, este impulso es el impulso dela verdad, por cuanto ésta se halla en el conocer, y, por lo tanto, de la verdad como idea teorética en su propio sentido.”” Ibid, p. 952. © Ibid., p. 982, Subrayados en el original 68 | Scanned with CamScanner LASUBVERSION MATERIALISTA DE LA CIENCIA DE LA LOGICA DE HEGEL Dicha idea tedrica, empero, es incapaz de saturar el campo en que nos encontramos. En la medida en que el concepto esta obligado a realizarse en sly para s{ mismo, tiene que pasar a a accién material. En palabras de Hegel: “Ea idea, por cuanto el concepto, por si, es ahora lo determinado en siy por st, ¢s la idea prdctica, esto.es, el actuar.””” Esta formulacién resulta crucial en tanto que otorga al concepto de idea un rasgo desconocido, y hasta podrfa decirse que inusitado: el de la getividad 0 la accién. El idealismo platénico queda asf rebasado podrla decirse que por la “izquierda’. La idea deja de ser una sustancia “quieta’, “contemplable”, ubicada en el “més alld”; se convierte en actividad, en acci6n, adquiere el atributo de la motilidad, como podria observar Mar- use" Me veo obligado a transcribir estos pasajes que me parecen funda- mentales de la Ciencia de la ligica, en la medida en que dejan claro en qué esth pensando Hegel cuando bifurca la nocién de idea y pasa a distinguir dentro de ella lo que seria la idea tedrica de la idea préctica, Afitma Hegel: En la idea teorética, el concepto subjetivo se halla como lo universal, como lo carente de determinacién en sl y por st, frente al mundo objetivo, de donde toma el contenido determinado y el rellenamiento. En cambio, en la idea practica, el concepto se halla como real frente a lo real; pero la certeza de si mismo, que el sujeto tiene en su ser-determinado en si y por sf, es una certeza de su propia realidad y de la érrealidad del mundo.” EI mundo, supuesto en primer lugar como irvealidad, como una nada, % Tbid., p. 1023. Subrayados en el original. En una versién temprana de su Enciclope- dia, Hegel ya anticipaba este mismo concepto. Transcribo, para mostrarlo, el § 173: “El espiritu prictico no tiene solamente ideas, sino es la idea viva misma. Es el espiritu que se determina a si mismo desde si mismo, y que da realidad exterior a sus determina- ciones. Hay que distinguir entre el yo, en cuanto se convierte a s{ mismo s6lo tebrica 0 idealmente, y en cuanto se convierte practica o realmente en objeto, en objetividad” Véase G. W. B. Hegel, Enciclopedia filoséyica para el curso superior, p. 105 * Sostiene Marcuse: “(...) Hegel concibe el ser de la realidad como motilidad, y precis- amente como forma més propia y suprema de la motilidad”. Véase Herbert Marcuse, Ontologia de Hegel y teorfa de la historicidad (1932), trad. Manuel Sacristén, Ediciones Martinez Roca, Barcelona,1972, p. 111. Al respecto, me parece muy pertinente el co- mentario de Richard Wolin: “La vida recalcaba un componente activo que no existia en la filosofia sistemdtica tradicional por las tendencias contemplativas de ésta. Al in- corporar las virtudes de la ‘motilidad’ la vida mostraba una capacidad para la autocon- stitucién que no era compartida por ninguna otra entidad” Véase Richard Wolin, Los hijos de Heidegger, trad. Maria Condor, Catedra, Madrid, 2003, p. 227. ” Ibid., pp. 1023-24, Subrayados en el original. 69 Scanned with CamScanner EVODIO ESCALANTE como algo que se ha evaporado en el aire, tiene que ser puesto como reali- dad en un segundo momento por los individuos a través de una actividad que no tendria otra finalidad que la de conseguir el bien. En este preciso contexto, el bien, tal y como define Hegel Se presenta con la dignidad del ser absoluto, pues es la totali- dad del concepto en si, es lo objetivo, al mismo tiempo en la forma de la libre unidad y de la subjetividad. Esta idea es supe- rior a la idea del conocer ya considerado, pues no sélo tiene la dignidad de lo universal, sino también la de lo absolutamente real. Se trata de un “vuelco” que no debe pasar inadvertido. ;Materialis- ta? ;Pragmético? El calificativo es lo de menos. Lo notable en este pas- aje es que Hegel, abandonando su pretendido panlogicismo, o al menos, otorgindole otro sentido, desplaza la consabida prioridad del conocer, de la actividad tedrica, y otorga este sitio al accionar prdctico, el tinico que puede entenderse con el bien. Que Hegel postule, como lo hace, que la idea préctica es superior a la idea tedrica implica una verdadera revolucién en el campo del pensamiento filoséfico, una revolucién no por inesperada menos efectiva y que no deberiamos olvidar al juzgar a su autor. En su comentario a la Ciencia de la ldgica, Marcuse observa: “partien- do del conocimiento del ser como motilidad y de esa motilidad como comportar-se, se despliegan la doctrina del ser y la esencia y la doctrina del concepto, y toda la ontologfa es simplemente una persecucién con- creta de los modos bésicos del ser en cuanto comportar-se a través de las regiones bésicas del ente.”* Lo que Marcuse pasa por alto es que esta motilidad, a a que él otorga primera importancia, no se reduce a una motilidad epistemolégica, por decirlo asi, a la que concerniria la obtencién ee » Ibid.,p. 1024. °4 Herbert Marcuse, Op. cit. p. 112. En uno de los capitulos finales de este mismo libro, Marcuse elabora el tema de manera brillante. Ahj sostiene: “(...) la determinacién ontolégica primaria de la vida es desde el primer momento el hacer. Ya eso basta para estimar la distancia a que se encuentra la originaria fundamentacién ontol6gica de la filosofia hegeliana de todo logicismo y racionalismo absolutos, y también de a filo- sofia trascendental kantiana, En ningén otro lugar de la filosofia occidental posterior ala Antigiedad se encuentra situada de este modo en el centro de la ontologia la vida en su hacer, el mundo de la vida como obra y praxiz’, pp. 283-84 Desafortunadamente, el capitulo 15 de esta obra, que es el que aborda el tema de la vida en la Ciencia de la égica inadvierte la subversion que implica entronizar a la voluntad y al bien como componentes indispensables del hacer, esto es, de la idea practica. 70 Scanned with CamScanner LA SUBVERSION MATERIALISTA DE LA CIENCIA DE LA LOGICA DE HEGEL del conocimiento y la verdad, sino que existiria una motilidad superior, priotitaria en todo caso, que serfa la motilidad prdctica, si puedo emplear esta expresién, que tendria que ver con el querer, esto es, con la voluntad, ycon la obtencién del bien. Esto altera de modo total el panorama ante el que nos encontramos. La escala de valores ha sido subvertida: la verdad, si, por supuesto, pero a su lado y antes que ella el bien; el conocimiento como tal, magnifico, pero a su lado y hasta por encima de dl, la voluntad, el querer. Como base de lo anterior: el nudo energético llamado vida. La vida organica, en sus diversas manifestaciones, como totalidad planetaria, me gustarla precisar, dado que en ningiin momento Hegel restringe su sen- tido a lo que podria ser la existencia especifica del hombre, pues como sefialé antes, el filésofo concluye refiriéndose no a un sujeto antropolégi- co sino, en términos Idgicos, 0 mejor atin, filoséficos, a un sujeto inten- sivo que conquistaria al final del trayecto su identidad libre, universal, [reconciliado] consigo mismo.” Al colocar a la vida en el “nudo” de_su obra, concepto del que derivan como en’ elacién_no solo las no- nst¢ ciones de género ¢ individualidad, sino igualmente el conocimiento y la verdad tanto como la voluntad y el bien, Hegel prepara el triunfo final de la idea absoluta, pero no lo hace sin recurrir a elementos que él debe mportar de otros campos del conocimiento.® Marcuse pone el acento en idad, pero me temo que dicha nocién resulta un tanto abstracta > Ta lectura en clave antropomsrfica de la Légica de Hegel tiene muchos antecedentes, dentro del marxismo, acaso por la voluntaria o involuntaria presencia de Feuerbach en estos pensadores, Marcuse incurre en semejante “reduccién” cuando sostiene: “Sélo ‘como ‘Idea’ Iega el ente a su verdad, acaece como verdadero. Pero con eso el ser del hombre, la vida, se sitda en el centro de la ontologia” Véase Herbert Marcuse, op. cit, p. 195. En este caso no es Feuerbach sino el influjo de su director de tesis, Martin Heidegger, con su énfasis en la centralidad comprensiva del Dasein (que suele verterse ‘como ‘ser-ahf’ y también como ex-sistencia del hombre) el responsable de este malen- tendido. *6 La nocién de vida, empero, podria tener en Hegel no solo una inspiracién cientifica sino también religiosa en la medida en que, como ya se vio, Jesucristo mismo indicaba que él era “el Camino, la Verdad y la Vida.” Dios serfa asi, y de un modo sincrénico, esto es, todas estas cosas al mismo tiempo, el método, la verdad y la vida en su sentido més amplio posible, como vida misma del universo. El otro apoyo fundamental es Aristételes. Como colofén a su Enciclopedia, y para rendir un homenaje al estagirita, Hegel reproduce unos parrafos dela Metafisica en los que se puede leer: “Pues la activ- idad del pensamiento es vida. Y él es la actividad. La actividad que se dirige a si misma enssu vida mds excelente y eterna. Y nosotros decimos que Dios es la vida eterna y me- jor. A Dios por tanto le concierne la vida y existencia continua y eterna.” Véase Hegel, Enciclopedia de las ciencias filoséficas, p. 604. 7. Scanned with CamScanner EVODIO ESCALANTE frente a la concrecién de una vitalidad que apetece y quiere, que devora y destruye, que pone y que niega una objetividad determinada para levan- tar otra objetividad mas acorde a las necesidades de su tiempo. La palabra clave, en este sentido, es la palabra ampulo [Trieb] a la que Hegel recurre de manera insistente, y que sin duda él toma en el sentido en que los bbidlogos entienden esta palabra. de inmediato, que la nocién de impulso no pertenece por eptual hegeliano, ni mucho menos al Se trata de un término “pirata’, exdgeno, jencias de la vida y que abunda de modo particular (eigualmente, sintomatico) en lo que yo he llamado el “nudo”, la parte més problemdtica y propositiva a la vez, de la Ciencia de la lgica, Solo a manera de ejemplo, entresaco del texto algunos enunciados o fra- ses en las que se lo utiliza: “como un impulso de tal potencia”, “absoluta ifsc impuka”, “el impulso que tiende a eliminat esta separaci6n”, “es e impulso que media su realidad a través de su objetividad”, “el impul expecifco de la particular diferencia”, “el tinico y universal impulso de lo especifico”, “dado que el viviente es impulso”, “la idea subjetiva es prim. eramente impulo, “el concepto, por lo tanto, es el impulso a eliminar ese ser-otto”, “este impulso es el impulso de la verdad’, “el impulso del concepto a realizarse pot sf mismo, “es el impulto a realizarse”, “es el im- juli, por cuanto este real es ain subjetivo”, “su impulso para realizarse”, “su supremo y tinico impulio”, “ambos son, por s{ mismos, impulos’, y para concluir esta ejemplificacién, “la idea pura del conocer, al hallarse incluida en la subjetividad, es un impuls a eliminar ésta”.”” Hago notar, derecho propio al sistema con bagaje conceptual de la filosofia. que Hegel toma prestado a las ci Sele defina 0 no se le defina dentro del corpus hegeliano, no deja de sorprender el papel estratégico que parecer jugar este término en las sec- ciones finales de la Ciencia de la ldgica. En una reciente tesis de doctorado, Logos historia en la filosofta de Hegel, Zaida Verbnica Olvera observa que la filosofia toda de Hegel “se encuentra atravesada por un disewrso natu- ralizante que le hace adquirir su motilidad o historicidad caracteristica.”* ” Anoto los nimeros de pagina en que se encuentra cada una de las ocurrencias de la palabra en estos tramos finales de la Ciencia de la légica. Por supuesto, mantengo los pasajes subrayados siempre que el mismo Hegel lo hace asi: pp. 948, 949, 950, 955, 956 2b: 965, 982, 982, 982, 984, 1023, 1024, 1034, 1038 y 1084. Zaida Verbnica Olvera, Logos e historia en la filosofia de Hegel. Una investigacién a a Juz de la tradicién herderiana. UNAM-Instituto de Investigaciones Filoséficas, México, 2017, p. 337. El subrayado es mio, 72 Scanned with CamScanner LA SUBVERSION MATERIALISTA DE LA CIENCIA DE LA LOGICA DE HEGEL Lo que yo intento subrayar es que sin este @iscurso.naturalizantey de ialista, pues estd tomado, como es obvio, de las ciencias ti jolégicas de la época, no podrfa haberse operado la tremenda revolucién conceptual que propone Hegel cuando coloca como piedras miliares de su edificio las nociones de vida, de querer y de bien, que todavia el dia de hoy podrian resultar inquietantes en un tratado que declara muy al principio, como se vio, que no harfa otra cosa sino exponer o revelar con- ceptualmente a Dios “tal y como estd en su ser eterno, antes de la creacién de la naturaleza y un espiritu finito.” Coyoacin, Ciudad de México. Noviembre-Diciembre de 2017. Bibliografia — Hegel, G. W. F. (2013). Ciencia de la ligica, trad. Augusta Al- granati y Rodolfo Mondolfo. Ciudad Auténoma de Buenos Aires: Las Cuarenta. — Hegel, G. W. F (2000). Enciclopedia de las ciencias floséficas, trad, Ramén Valls Plana. Madrid: Alianza Editorial. — Hegel, G. W. F. (2009). Enciclopedia filosofica para el curso superior, rad. Max Maureira y Klaus Wrehde. Buenos Aires: Edi- torial Biblos. — Marcuse, Herbert. (1972). Ontologia de Hegely teoria dela historici- dad (1932), trad. Manuel Sacristan. Barcelona: Ediciones Martinez Roca. — Marx, Karl. (1975). El capital. Critica de la economia politica, trad, Pedro Scaron. México: Siglo XXI Editores. — Olvera, Zaida Verdnica. (2017). Logos ¢ historia en la filosofta de Hegel. Una investigacién a la luz de la tradicién herderiana, UN- AM- Instituto de Investigaciones Filoséficas, México. Tesis doctoral. — Platén. (2001). Fedén / Fedo, trad. Luis Gil Fernéndez. (Clasicos de Grecia y Roma). Madrid: Alianza Editorial. 73 Scanned with CamScanner

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