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Desafíos bibliotecarios post pandemia.

Débora Goldstern debora.goldstern@uai.edu.ar


Universidad Abierta Interamericana (UAI)

Resumen:

Tras la irrupción de la pandemia el sector bibliotecario se encontró en la


necesidad de adoptar medidas de urgencias, con el fin de acelerar un proceso
de cambio, iniciado tiempo antes, debido a la automatización creciente.

Sin embargo, el enorme desafío recrudeció problemas de vieja data,


acelerado por la descomposición de un modelo en constante crisis. Entre las
desventajas emergentes durante ese período difícil, llamó la atención una
pronunciada desconexión entre usuarios y bibliotecarios, especialmente estos
últimos, enfrentados con la disyuntiva de operar a distancia. Qué la mayoría de
las bibliotecas tuvieran muy poca visibilidad en redes sociales, blogs, así como
otros medios aledaños fuera de sus propias páginas, no hizo más que
sorprender, pareciendo proyectar una distancia incómoda.

A fin de enfrentar esta dificultad, se hizo necesaria implementar una


enorme ingeniería digital, hasta entonces en desarrollo, y que reconvertida en
puente de enlace sirviera como método eficaz, en los intentos por combatir una
brecha cada vez más profunda.

Aunque el desafío pareció atenderse, y las bibliotecas pudieron


adaptarse sin dificultad mostrando una resiliencia formidable, el regreso a la
presencialidad significó confrontar nuevos paradigmas dominantes. Uno de
ellos, y de modalidad creciente especialmente dentro del ámbito universitario,
presupone reconvertir a la biblioteca en una especie de proveedor digital sin
límites, en reemplazo de una bibliografía física cada vez menos requerida. Esta
reconfiguración a cuanto a su rol tradicional, trae aparejado el fenómeno de las
bibliotecas vacías, en latente confrontación con una virtualidad cada vez más
elegida por los usuarios.

Desde el ámbito docente la biblioteca enfrenta también nuevas


preocupaciones, ya que el avance de la educación a distancia subscribe un
retroceso entre sectores siempre en pugna. Y es que no se percibe voluntad
para integrar a la biblioteca dentro de esta apuesta, donde el docente busca
posicionarse como fuente de información primordial, aportando su propio
material. Como resultado de esta exclusión, la biblioteca se percibe cada vez
más desplazada, y por lo tanto su ya difícil vinculación con el usuario se eleva
en complejidad.

En cuanto al uso de servicios electrónicos por parte de los usuarios, se


advierte cierta resistencia para su adopción, aunque en pandemia la demanda
para subscrición fuera elevada. Aun así los avances registrados son muy
lentos, más allá de los talleres y guías proporcionados, tal vez por la falta de
incentivos desde otros sectores educativos. Una cuestión, y no menos
importante, es que una excesiva incorporación de estos servicios electrónicos
dentro de la oferta bibliotecaria, puede generar cierta saturación haciendo
confundir aún más al usuario.

Para el bibliotecario no es un panorama alentador, pero existen


herramientas que de incorporarse a su desarrollo profesional pueden servir
como elementos de estrategias en este escenario tan difícil. Así tenemos
actualmente se está implementando la figura del bibliotecario de enlace o
temático, personal individual que funciona como intermediario entre la
biblioteca y una unidad académica específica designada por la universidad.
Otra opción es la de curadoría de datos, que permiten al bibliotecario realizar
un filtrado experto en medio de la vorágine de información. Un tercer desafío es
la de alentar una remodelación del espacio bibliotecario, para así adecuarlo a
los nuevos tiempos, aunque este último necesita de mucho consenso. Tales
son algunas propuestas enunciadas. El debate a penas comienza.

Palabras clave:
Bibliotecas, Pospandemia, Bibliotecología y Ciencia de la Información.

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