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Dialnet CulturaYPlanificacionFamiliar 3701010
Dialnet CulturaYPlanificacionFamiliar 3701010
Resumen
Abstract
1 Profesional de Enfermería. Especialista en Epidemiología general y Magíster en Enfermería con énfasis en cuidado de
la salud materno perinatal. Correo electrónico: celmira.laza@gmail.com; claza@areandina.edu.co
cultura como determinante en el uso o no de los camente distinguibles, el género y la sexualidad es-
métodos de planificación familiar. tán estrechamente vinculados entre sí, y no sólo
representan formas de clasificación, socialización
diferenciada o división sexual del trabajo, sino que
LA CULTURA: MÁS ALLÁ DE UNA FORMA DE son fundamentalmente relaciones de poder.
PENSAR
A lo anterior, se agrega que esta categoría es
En el marco de una sociedad como la Latinoa- uno de los principios organizativos desde donde se
mericana donde se entremezclan una envidiable di- piensa y construye la vida social, económica, políti-
versidad cultural, de grupos étnicos, valores éticos, ca y religiosa de la sociedad. La construcción cultu-
morales y creencias religiosas, se genera un univer- ral y simbólica del género variará según el contexto
so de factores que intervienen en la toma de deci- relacional que cada persona vivencia (Valdebenito
siones frente a la salud sexual y reproductiva. et al., 2006).
La cultura se puede pensar, a pesar de las dife- Es claro que el acceso a servicios, la experiencia
rentes definiciones de este concepto, como los va- y las necesidades con relación al cuerpo y la salud
lore s, normas y e st ilos de vida aprendidos, son diferenciados por género y mediatizados por
compartidos y transmitidos de un grupo particular los sistemas sociales. También lo es el poder que
para guiar su pensamiento, decisiones y acciones ejercen los hombres sobre las mujeres, tanto en la
de formas ya estipuladas (Leininger, 1995). Así, ésta esfera pública como la privada, en las cuales se
direcciona los estilos del vida que influyen en las encuentran representadas la sexualidad y la
decisiones de la personas, permeando la vida dia- reproducción.
ria según las costumbres y creencias que se forjan
en el colectivo e influyen a nivel individual. Desde perspectiva de género, para mejorar la
salud sexual y reproductiva es importante conocer
Así, cada cultura interpreta y da significado a su los roles que tienen el cuerpo y la sexualidad en las
propia existencia y al mundo que la rodea; pensan- vidas y las sociedades de las mujeres y hombres,
do y organizando la realidad de una manera deter- desde la perspectiva de las relaciones de género y
minada. Lo anterior se aplica a todos los eventos desde un contexto social más amplio. Por lo ante-
de la vida entre los que se cuenta la sexualidad y la rior, un marco de análisis debe tomar en cuenta la
reproducción, que en este sentido se ven revesti- diversidad de significados culturales, la subjetividad
das de valores culturales, sociales y afectivos. La individual y los intereses articulados de poder que
planificación familiar se encuentra fuertemente arrai- organizan y manipulan el sentido dado a la sexuali-
gada en un sistema de creencias y tradiciones cultu- dad, al cuerpo femenino y masculino y a los actos
rales, razón por la cual las personas no reemplazan sexuales en sí (Bant y Motta, 2001).
fácilmente sus costumbres ancestrales por nuevos
conocimientos, debido a lo complejo de las estruc- En este orden de ideas es necesario reconocer
turas sociales que los guían. los determinantes sociales, económicos y políticos
en los cuales se enmarca las condiciones materia-
Inmerso en la cultura, se modela otra variable les de vida que han logrado explicar con mayor fuer-
de necesario análisis en el tema de la sexualidad y za el uso y conocimientos de los anticonceptivos.
la reproducción: el género. Sin embargo, y como confluyen Flores y Federico
(2003), sin demeritar lo anterior, éstos no invalidan
El género y la sexualidad, según Herrera y Cam- el papel de los factores simbólicos y culturales de la
pero (2002) están culturalmente determinados. Son planificación familiar, ya que e sta práct ica
modos de distinguir y jerarquizar a las personas que anticonceptiva está anclada también en significa-
no vienen dictados por la anatomía y fisiología de ciones que superan el encuadre socioeconómico y
sus cuerpos sino por representaciones, valores y se conectan con aspectos ligados a valores, expec-
discursos socialmente construidos. Aunque analíti- tativas y creencias y en el papel que desempeñan
hijos, parejas y familias dentro de la organización afectiva. De ahí, que muchas no se protejan del
social. embarazo como vía para estrechar y mantener los
vínculos de pareja. Esta asunción de los roles de
cuidadoras de las mujeres, en su sentido más am-
LA CULTURA: ¿CATEGORÍA DETERMINANTE plio, hace que muchas desarrollen pautas de cuida-
EN LA PLANIFICACIÓN FAMILIAR? do dirigidas a los otros y no a sí mismas. Por esto,
la anticoncepción no se asume como una práctica
La pregunta es: ¿es determinante o no la cultu- de autocuidado.
ra en el uso de métodos de planificación familiar?
Desde los diferentes postulados teóricos acerca de También, y de forma contradictoria, teniendo en
la cultura, evidentemente lo es; así como si se asu- cuenta los roles socioculturales asignados a cada
me que la sexualidad y la reproducción son eventos género, los hombres han depositado en las muje-
fuertemente marcados por los acervos culturales y res el control de la natalidad y la planificación fami-
que, a la vez, las prácticas de planificación familiar liar, por lo que ellas son las responsables de la
pueden ser culturalmente diversas y universales. anticoncepción. Por esto, la no participación de la
pareja en la planificación familiar posibilita el aban-
Sin embargo, como se afirmaba al inicio del artí- dono del método en aquellas mujeres que este le
culo, la investigación científica sobre esta relación provoca algún malestar, no tanto a ellas como a su
ha sido abordada de forma escasa en relación a pareja (Alfonso, 2006).
otras variables estudiadas. A continuación se pre-
sentan algunos resultados en el tema planteado en Y es que, entre otras cosas, como lo refieren
la presente discusión. Núñez y Rojas (1998), la construcción social que
se elabora sobre la maternidad en diferentes cul-
En el caso de la región del Urabá en Colombia, turas, hace que ésta se convierta en un eje funda-
donde confluyen diferentes acervos culturales pro- mental de la realización personal de la mujer.
ducto de los doblamientos derivados de las migra- Desde ese punto de vista, la mujer responde a
ciones forzadas por la violencia, los patrones una exigencia social pero a la vez, en medio de
culturales rurales imponen a las mujeres que al lle- una alta dosis de creencias y valores considerados
gar a la mayoría de edad deben iniciar la procrea- como naturales e influenciados por elementos
ción. En el caso de las comunidades indígenas de mágico-religiosos, así como también en ausencia
esta región, con la mayoría de edad de la mujer, de metas de otro tipo, especialmente de carácter
también se inicia el afán de perpetuar el linaje por profesional o vocacional.
lo cual, y a muy temprana edad, se comienza la pro-
creación y hay una negación al uso de métodos para Lo anterior se reafirma en las comunidades indí-
planificar (Matagira et al., 2008). genas como es el caso de los U’wa en Colombia. En
este colectivo, descendientes de los chibchas que
Lo anterior hace repensar a las mujeres en su habitaban en las altiplanicies de la cordillera oriental
rol como socializadas en una cultura en la que uno de los Andes (Cundinamarca y Boyacá), la edad de
de los articulantes de la feminidad y la sexualidad inicio de la actividad sexual encontrada en mujeres
es la maternidad y para muchas ser mujer es igual a embarazadas o con su primer hijo, es a partir de los
ser madre. Esto implica que se requiere probar la 14 años en adelante y se mantiene hasta aproxima-
capacidad de reproducirse como vía para reafirmar- damente los 45 años. Así, un alto un alto porcentaje
se como mujeres. No se desea la maternidad en sí, de la población femenina adulta no planifica, ya que
sino la seguridad de que se puede ser madre. muchas mujeres opinan que planificar interrumpe el
ciclo de vida de los U’wa, donde la fertilidad es un
En este sentido, como lo afirma Alfonso (2006), estado muy valioso para la mujer y para su cultura. El
lo anterior trae una consecuencia en la vida de las impedir que una mujer procree es una negación ha-
mujeres que la identidad femenina se construya al- cia la prosperidad y trascendencia en el tiempo de
rededor del cuidado de otros y del cuidado de la vida sus comunidades (Mora et al., 2007).
Por otra parte, la consolidación de los patrones del condón a la persona que se ama es una falta de
patriarcales en América Latina también ha permiti- respeto.
do el ejercicio de prácticas machistas en la vivencia
de la sexualidad de la pareja. Un ejemplo de lo ante- Volviendo a la variable del rol de la maternidad
rior es el uso de un método anticonceptivo que ade- como reafirmador de la femininidad, la misma autora
más previne la presentación de infecciones de plantea que existen algunos conceptos que compi-
transmisión sexual: el preservativo. Alfonso (2006) ten con la idea de que los hijos deben tenerse cuan-
refiere que para la mujer, negociar la posibilidad del do se ha alcanzado estabilidad económica, emocional
uso preservativo en el espacio doméstico puede ser y de pareja, ya que hay la percepción de que el em-
muy conflictivo porque, entre otras, sitúa la visión barazo en la adolescencia es una forma de adquirir
cultural ancestral de la pasividad erótica femenina y “estatus”, reconocimiento y aceptación social. La
el rol de experto sexual asignado a los varones, per- creencia de que el embarazo constituye una opción
mitiendo que se deposite en éstos la toma de deci- para conformar una “verdadera familia”, la convic-
siones relativas al disfrute de la sexualidad. ción, entre las mujeres, de que la maternidad es un
elemento central de la identidad femenina. Por su
Ampliando a la afirmación de Alfonso, Rostagnol lado, en los hombres, el embarazo de la pareja con-
(2002) explica que, culturalmente y desde una pers- firma su masculinidad, su madurez y su capacidad
pectiva de género, el acto sexual es una demostra- reproductiva; y la valoración de los hijos como fuen-
ción de poder, por sobre el placer y la responsabilidad te de autorrealización y trascendencia y de seguridad
en decisiones reproductivas. Este poder se ejerce afectiva y económica (Flores, 2005).
sobre las mujeres por un lado, pero principalmente
a través de ellas. Es decir, las mujeres son el medio a En este sentido, se emiten constantemente men-
través del cual los hombres compiten con otros hom- sajes contradictorios del medio acerca de la viven-
bres. Las relaciones sexuales son por lo tanto una cia de la sexualidad y la planificación familiar. Por
manera de expresar el poder: un poder fálico. una parte, una influencia cuando no una incitación
a una liberación sexual, y por otra el planteamiento
Así, el pene es un emblema. El rechazo al pre- de un gran número de dificultades y obstáculos para
servativo tiene que ver con limitar justamente su el desarrollo y práctica de una sexualidad satisfac-
fuente de poder. El preservativo no permite la eya- toria; dado este último por un entorno cultural y
culación libre: el semen, otro de los símbolos más mandatos religiosos que modelan de forma deter-
importantes que aluden al poder masculino y su minante la conducta sexual.
fuerza. En el coito interrumpido, el hombre toma
las decisiones, no tiene la relación sexual que quie- En relación a otros métodos de planificación fa-
re, pero su cuerpo como instrumento es manejado miliar como lo son los hormonales, Creel et al., (2002)
por él. Así, el lugar de las relaciones sexuales como según los resultados de diferentes estudios realiza-
demostración de poder, parecen alejarlo de la par- dos en mujeres africanas, concluyen que existen
t icipación en la regulación de la fecundidad creencias que marcan una distancia cultural para su
(Rostagnol, 2002). uso. Así, para muchas mujeres de este continente,
menstruar todos los meses es considerado saluda-
En el caso de los adolescentes, Flores (2005) ble y por ello se oponen al uso de métodos hormo-
señala que es importante considerar la creencia nales que suelen dar lugar a períodos menstruales
generalizada de que las relaciones sexuales son irregulares y presentación de amenorrea.
naturales y normales en la adolescencia y que es
poco probable que una pareja no las tenga. Aso-
ciados a la falta de utilización de métodos de plani- CULTURA Y PLANIFICACIÓN: UN DEBATE
ficación familiar encontró que existe entre ellos un ABIERTO Y EN CONSTRUCCIÓN
escepticismo respecto a la eficacia de los métodos
y creencias infundadas sobre sus efectos secunda- La escasa revisión de la evidencia científica acerca
rios. Además, la convicción de que proponer el uso de la influencia de la cultura y su influencia en la plani-
ficación familiar, deja en evidencia la imperiosa nece- ducir un paradigma clínico de la salud a partir del
sidad de la indagación y la construcción entorno a un conocimiento y el poder científico, apoyado en un
discurso disciplinar en el tema. plan de cuidados dentro de esquema ortodoxo y
lógico, pero carente de lineamientos cuando se
Es necesario resaltar, que si bien es cierto que enfrenta a las razones que tiene el emic de su pro-
toda cultura evoluciona y experimenta cambios pio cuidado. La participación emic ha sido relega-
para poder sobrevivir, también lo es que de una da a un concepto subjetivo de la salud, quitándole
generación a otra se transmitan elementos cultu- su sentido de certeza, eficacia y seguridad en cuan-
rales que garanticen la cohesión social que defi- to a su propio juicio”.
nan la identidad individual y del grupo. Así, se
transmiten en los colectivos prácticas, costumbres En este sentido, el abordaje del tema en discusión
y creencias; y otras son agregadas a partir de la desde la Teoría de la universalidad y diversidad de los
influencia del contexto. cuidados culturales planteada por Madeliene Leininger
sería un referente en el cual se privilegiaría la muy ne-
También, la cultura opera como una forma de cesaria mirada del “otro”. Esta mirada disciplinar per-
control social de lo “deseado” por el grupo en sus mitiría plantear a futuro una intervención enfermera
miembros. Lo anterior se reproduce a partir del respetuosa y culturalmente congruente así como el
establecimiento de relaciones de género con mar- desarrollo de competencias culturales en el cuidado
cadas diferencias, y sobre todo, del poder que ejer- enfermero de la salud sexual; y donde se dé cabida a
ce el hombre sobre la mujer. un proceso respetuoso de negociación de las diferen-
tes posturas en torno a la salud sexual y reproductiva
Conocer estas estructuras socioculturales más y dentro de ésta, la planificación familiar.
que pensarlas como tradiciones retrógradas com-
paradas con el avance técnico científico de la medi-
cina hegemónica, son necesarias para comprender REFERENCIAS
las influencias culturales y establecer un puente de
comunicación entre los saberes populares (emic) y Carmen, F. (2005). Factores socioeconómicos y
los profesionales (ethic). contextuale s que determinan la act ividad
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trada en el cliente: perspectiva de los clientes y
Y este es uno de los retos de Enfermería, prota- obstáculos para recibir atención. Population
gonista en los programas de planificación familiar. Reference Bureau; Population Council. Nue-
Repensar la integración de la cultura en la opción vas perspectivas sobre la calidad de la aten-
de planificar por parte de las mujeres es urgente.
ción. Washington, D.C.: Population Reference
Bureau y Population Council.
Lo anterior, agravado si se tiene en cuenta
como lo expresa Rodríguez et al., (2003), que la Flores, E y Federico, A. (2003). Salud de las muje-
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