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Keiko Fukuda
Keiko Fukuda
Keiko tuvo una educación regida por las normas de conducta japonesas clásicas. Por
ello, aprendió el arte del té y el arreglo floral. Un día, fue junto a su madre a ver un
entrenamiento de judo. Le atrajo tanto que a los pocos meses decidió comenzar a
entrenar. Curiosamente, su hermano y madre apoyaron su decisión. El abuelo de
Fukuda había sido samurái y maestro de Jigorō Kanō, que fundaría el judo gracias a los
conocimientos del abuelo de Fukuda, para posteriormente ser el maestro de Keiko.
Esta gran deportista recalcó una vez porque es un ejemplo para seguir, pues ella y una
compañera del Kodokan abolieron la regla interna de estar prohibidos los rangos
superiores para las mujeres. De esta manera Keiko fue nombrada sexto dan
(posteriormente sería promovida a grados superiores). Comenzó a dar clases de
manera esporádica, hasta que consiguió plaza en una universidad estadounidense y
comenzó su propia academia, en San Francisco, ubicada en un templo budista.
Entre sus logros podemos observar y destacar el Orden del Tesoro Sagrado, el mayor
reconocimiento al desarrollo en áreas como la industria, la ciencia, la política y el
deporte en Japón.
Estableció la beca el Keiko Fukuda de Judo para animar y permitir que mujeres
continúen su formación formal en el arte. Su frase personal era: "Tsuyoku, Yasashiku,
Utsukushiku" "Ser fuerte, ser gentil, ser hermoso, en mente, cuerpo, y espíritu".