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MadaMe

Bovary
Autor: Gustave Flaubet

Personajes:

. Emma Bovary (Lexy)


. Charles Bovary (austin)
. Rodolphe (Sebastian)
. Felicite (Luana)
. Justin (Janice)
. Madame Bovary “madre” (Janice)
. Señor Lheureux (Andrea)
Primera Escena
Comenzaron de nuevo a amarse. Incluso en pleno del día, Emma le escribía
para, luego, a través de los cristales, hacerle una señal a Justin, quien,
desatando su delantal, volaba hacia la Huchette. Rodolphe acudía; era para
decirle que ella se aburría, que su marido era odioso y su existencia horrorosa.

- Rodolphe(Sebastian) : ¿Y qué quieres que haga yo? - Exclamó impaciente.

- Emma(Lexy) : ¡ Oh , bueno , si tu quisieras !... - dijó ella con anhelo, entre las
rodillas de Rodolphe y con la mirada perdida.

-Rodolphe(Sebastian) : ¿Qué cosa?

-Emma(Lexy): Nos iriamos a vivir lejos..., a alguna parte... - (voz de deseo)

-Rodolphe(Sebastian): ¡Estás demente, de veras! - exclamó entre risas - ¿En


serio es posible? (Duda)

Mientras Emma seguia insistiendo, él fingia no comprender y cambio de


conversación.Pero lo no que no comprendia era lo complejo que vendria a ser
el amor, ella tenia un motivo, razon y apoyo para seguir amandoló.

Y entre más se entregaba a uno, más detestaba al otro; Charles le había


parecido tan desagradable, con unas manos tan toscas, una mente tan torpe,
unos modales tan vulgares como después de sus citas con Rodolphe, al
encontrarse juntos. Entonces, haciéndose la esposa y la virtuosa, se inflamaba
ante el recuerdo de su amado, de aquel hombre, que poseía tanta experiencia
en la razón y vehemencia en el deseo.

Cuando él llegaba, llenaba los jarrones de rosas y se arreglaba tanto sus


aposentos como ella misma, asi como una cortesana espera a su principe.

Segunda Escena
La criada se pasaba el día lavando; y Félicité no se movia durante la jornada
de la cocina, aquí el pequeño Justin, se encontraba habitualmente haciendole
compañia mientras esta trabajaba.

Justin, observaba con avidez el como Félicité planchaba las prendas


esparcidas al rededor.

-Justin(Janice): ¿Para qué es esto?- preguntó el muchacho, él cual pasaba la


mano por la vestimenta.
-Félicité(Luana): ¿Es que no has visto nada de esto?- exclamó con sorna y
riendo- ¡Como si tu patrona, la señora Homais, no llevara unas iguales!

-Justin(Janice): ¡Ah, claro! ¡La señora Homais! - ¿Es que la señora Homais es
una señora como la tuya? - (Tono pensativo).

Félicité ya perdía la paciencia viendoló dar vueltas a su alrededor.

-Félicité(Luana): ¡Déjame en paz!- le dijo apartando el bote de almidón -


.Porque mejor no te vas a machacar almendras, a cada rato husmeas
aldededor de mujeres, espera a que te salga barba, crío travieso.

-Justin(Janice): Vamos no se enoje, limpiaré sus botines. - Y enseguida agarró


los zapatos de Emma, cubierto de barro de las citas.

Tercera Escena
Emma poseía en su armario una cantidad exorbitante de dinero y los iba
gastando poco a poco, sin que Charles, se permitiese hacerle la menor
observación. Así es que él pagó trescientos francos por una pierna de madera
que Emma creyó oportuno regalar a Hippolyte.

Fue el señor Lheureux, el comerciante, quien se encargó del pedido; esto le


dio ocasión de frecuentar a Emma. Hablaba con ella de las nuevas mercancías
de París, de mil curiosidades femeninas, y nunca reclamaba dinero. Emma se
entregaba a la facilidad de satisfacer todos sus caprichos. Y, quiso adquirir,
para regalársela a Rodolphe, una fusta muy bonita que había en Ruán.

El señor Lheureux, a la semana siguiente, se la puso sobre la mesa. Pero al día


siguiente se presentó en su casa con una factura. Emma se vio muy
apurada:ya no contaba con más dinero y se estaba endeudando con ciertos
gastos del hogar, Bovary esperaba con impaciencia el envío del señor
Derozerays, que tenía costumbre, cada año, de pagarle por San Pedro.
Lheureux; perdería la paciencia: le perseguían, todo el mundo le debía, y, si
no recuperaba algo, se vería obligado a retirarle todas las mercancías que la
señora poseía.

-Emma(Lexy): ¡Pues lléveselas! - dijo cansada.

-Lheureux(Andrea): ¡Oh!, lo decía en broma - dijo él -. Lo único que me


llevaré sera la fusta, pero, bueno se lo reclamare al señor.

-Emma(Lexy): ¡No, no! - Exclamo asustada.

Para eso la cocinera entraria dejando sobre la chimenea un sobre en cual decia,
de parte del señor Derozerays. Emma lo abrió, conteniendo la cantidad exacta
para saldar su deuda. Oyó a charles en las escalera y rapidamente guardo el
oro en su cajón con llave.
Tres días después:

-Lheureux(Andrea): Vengo a proponerle un arreglo - dijo -; en lugar de la


suma convenida, usted quisiera....

-Emma(Lexy):Ahí los tienes - respondió ella entregando el dinero en las


manos del comerciante.

Este quedo estupefacto, y trantado de remediar su error se disculpo con ella,


ofreciendo sus servicios a los cuales Emma rechazó.

Cuarta Escena
Además de la fusta con empuñadura, Rodolphe había recibido un sello con la
divisa: Amor nel cor ;entre más obsequios que Emma iba dando.Sin embargo,
estos regalos le humillaban. Rechazó varios; ella insistió, y este acabó
accesiendo, encontrándola tiránica y muy dominante.

Además, tenía ideas raras.

-Emma(Lexy): Cuando den las doce de la noche - decía ella -, ¡tienes que
pensar en mí!

Si el confesaba que no lo hacia, un sin fin de preguntas sobre su querer le eran


dichas:

-Emma(Lexy): ¿Me quieres? - (con voz de anhelo y duda)

- Rodolphe(Sebastian): ¡Pues claro que si te quiero! - respondía él

-Emma(Lexy): ¿Mucho? - Se lo djo abrazandoló

-Rodolphe(Sebastian): ¡Desde luego amor!

- Emma(Lexy): ¿Y no has amado a otras, verdad? - Pregunta con miedo

-Rodolphe(Sebastian): ¿Crees que era virgen cuando me conociste? - exclama


el riendo.

Emma lloraba, y él se esforzaba por consolarla adornando con bromas sus


protestas amorosas.

-Emma(Lexy): ¡Es que te amo tanto! - proseguía ella -, te adoro tanto que no
puedo dejar de pensar en ti, ¿lo sabes?. Hay momentos donde me desgarra la
furia del amor y me pregunto: ¿Dónde esta? Quizás esté hablando con otras
mujeres, se les acercará.... ¡Oh!, no , yo se amar mejor que todas , ¡Tú eres mi
rey y yo tu concubina! ¡Eres bueno, guapo,fuerte, tood un caballero!

Tantas veces le había oído decir estas cosas, que no tenían ninguna novedad
para él. Emma se parecía a todas las amantes; y el encanto de la novedad, caía
de poco a poco como un vestido, se convirtio en una cosa dócil y corrompida,
Madame Bovary cambió de conducta. Sus miradas se hicieron más atrevidas,
sus conversaciones, más libres; tuvo incluso la inconveniencia de pasearse con
Rodolphe, con un cigarrillo en la boca, y la señora Bovary madre, que después
de una espantosa escena con su marido había ido a refugiarse a casa de su hijo,
no fue la menos escandalizada.En primer lugar, Charles no escucho sus
consejos sobre la prohibición de las novelas; después, «el estilo de la casa» le
desagradaba; se permitió hacerle algunas observaciones, y se enfadaron, sobre
todo una vez a propósito de Félicité.

La señora Bovary madre, la noche anterior, atravesando el corredor, la


sorprendio en compañía de un hombre, de unos cuarenta años, y al ruido de
sus pasos, se había escapado de la cocina. Entonces Emma se echó a reír;
entonces madre Bovary dijo:

- Madre Bovary (Janice):Antes de burlarte de las costumbres, deberias de


vigilar la de los criados - exclamó con furia y desprecio.

-Emma(Lexy): ¿En qué mundo vive usted? - exclamó furiosa y con mirada
despectiva.

Madre Bovary le cuestiono si no estaba defendiendo su propia causa.

-Emma(Lexy): ¡Salga de aquí! - exclamó indignada.

Para ese momento Charles, apareció tratando de llamarlas.

-Charles(Austin): ¡Emma!... ¡Mamá!... - exclamaba él para reconciliarlas

Pero las dos habían huido exasperadas. Emma pataleaba repitiendo:

-Emma(Lexy): ¡Ah, que falta de mundo! ¡Qué ordinaria! - exclamaba ofendida

Charles corrió hacia su madre:la cual vaga de si estaba de quicio, balbuceaba:

- Madre Bovary(Janice): ¡Es una insolente! ¡Horiible mujercita! ¡Y quizás algo


peor!

Y se marcharía en cualquien momento si la otra no se excusaba.Charles volvió


y le suplicó a su mujer que se disculpará:
- Charles(Austin): Cariño, por favor, no deseo que mi madre y tú esten en una
disputa, ofrécele unas disculpas por tu actuar - exclamó suplicante y de
rodillas.

-Emma(Lexy): ¡De acuerdo!, ya voy.

Y tal cual dijo, se dirigión ante la señora y le tendió la mano a su suegra con
dignidad de marquesa, diciéndole:

-Emma(Lexy): Discíulpeme, señora.

Quinta Escena
Después, vuelta a su habitación, se echó en cama boca abajo, y lloró como una
niña, con la cabeza hundida en la almohada. Habían convenido ella y
Rodolphe, que en caso de que aconteciese algo, ella ataría a la persiana un
papelito mojado, para que, si por casualidad él se encontraba en Yonville,
acudiera a la callejuela, detrás de la casa. Emma hizo la señal; llevaba
esperando tres cuartos de hora, cuando de pronto vio a Rodolphe en la
esquina. Estuvo tentada de abrir la ventana para llamarle; pero él ya había
desaparecido. Emma volvió a sumirse en la desesperación. Sin embargo,
pronto le pareció que caminaban por la acera. Era él; bajó la escalera, atravesó
el patio. Allí, fuera, estaba él. Emma se echó en sus brazos.

-Rodolphe(Sebastian): Vamos ten cuidado - dijo atrapandolá

- Emma(Lexy): ¡Ah. si supieras! - replicó ella

Y empezó a contarle todo, deprisa, sin orden, exagerando los hechos,


inventando varios y prodigando tanto los paréntesis que él no entendía nada.

-Rodolphe(Sebastian): ¡Vamos pobre ángel mío, valor, consuélate , calma!

-Emma(Lexy):¡Pero es que ya llevo cuatro años aguantando y sufriendo!... ¡Un


amor como el nuestro no se puede ocultar! ¡No aguanto más! ¡Sálvame!

Emma se apretaba contra Rodolfo; sus ojos, llenos de lágrimas, resplandecían


como luces bajo el agua; su garganta jadeaba con sollozos entrecortados;
jamás él la había querido tanto; de tal modo que perdió la cabeza y le dijo:

-Rodolphe(Sebastian): ¿Qué hay que hacer? ¿Qué deseas?

- Emma(Lexy): ¡Llevame contigo! - exclamó ellas - ¡Ráptame!... ¡Oh , te lo


suplico!

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