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LA EDUCACIÓN COMO HECHO

La educación se justifica en la necesidad que tiene el individuo de recibir influencias de sus


iguales para dotarse de las características que son propias de los humanos, apoyándose en
la plasticidad orgánica que posibilita tales procesos.
En todo ello, la educación tiene una presencia fundamental, pues persigue dotar al sujeto
de lo que en un principio no posee, con el objeto de mejorarlo, tomando como referente
los ideales sociales asumidos colectivamente. Desde una óptica formalizada, a través de la
escuela, la educación se ofrece como un mecanismo privilegiado de socialización, al tiempo
que utiliza la cultura, una selección de la misma, como material de transmisión,
precisamente en el proceso de socialización.
El desarrollo del organismo humano se inicia en el seno materno antes del nacimiento. El
feto se despliega según un ritmo cronológico relativamente fijo y regulado en gran parte
por los determinantes genéticos. El desarrollo embrionario es el prototipo de maduración
ya que el ritmo y la adquisición de características se llevan a cabo conforme a la naturaleza
genética del organismo y sin depender mucho de las influencias ambientales. Después del
nacimiento, la maduración de estructuras y de algunas funciones prosigue ordenadamente.
La maduración intervendrá en algunas conductas evolutivas (estar de pie, caminar, hablar,
etc.). En estos comportamientos la maduración y el aprendizaje desempeñan un papel muy
importante. La interacción entre ambos se aprecia en la adquisición del lenguaje, ya que la
receptividad del niño para aprenderlo dependerá de su edad y desarrollo biológico, pero el
idioma que aprende y que hablará estará subordinado a lo que oye y a los procesos de
aprendizaje.

Todo ello nos lleva a afirmar que los debates sobre la importancia de la maduración por
oposición a la del aprendizaje, el tradicional enfrentamiento herencia/medio, son
infructuosos. Desde este punto de vista debemos pensar que el ser humano es un
organismo 10 biológico y social y que los efectos de la herencia, de la maduración, del
aprendizaje y del ambiente son interdependientes en su influjo sobre el organismo total.
El ambiente, pues, se erige en un componente esencial para la educación, porque
modificado y adaptado a las necesidades de los individuos, se convierte en un medio
humanizado imprescindible para el aprendizaje. Interesa destacar la "apertura" y la
"indeterminación" como características del ser humano para resaltar la importancia que
tendrá el aprendizaje como proceso de génesis de nuevas conductas y modos de
comportamiento ante situaciones novedosas; la socialización para posibilitar la integración
del sujeto en un grupo social y la educación que guiará su proceso de formación respecto a
unas determinadas metas u objetivos.

El concepto clave en torno al cual gira el proceso de humanización es el de educabilidad.


Hemos dado cuenta en párrafos anteriores de que la plasticidad es una de las características
de las estructuras bio morfológicas del ser humano. Aquí es precisamente donde podemos
ubicar la base de la educabilidad, pero hay que dar un paso más, de carácter cualitativo,
para diferenciar la plasticidad orgánica (algunos animales también la poseen) de la
estrictamente humana.
La educabilidad se refiere a la capacidad del ser humano de configurarse, de llevar a cabo
aprendizajes nuevos, de modificar su forma de conducirse, de hacerse como persona en un
proceso abierto. Es pues una consecuencia de la plasticidad del sistema nervioso central,
pero su concreción nada tiene que ver con patrones más o menos rígidos, habida cuenta
que la rigidez hereditaria ha sido superada. Un concepto relacionado es el de educatividad,
que se refiere a las características del que educa (educador) para que la educación se lleve
a cabo.

Las razones de la educabilidad las podemos encontrar en la indeterminación inicial del ser
humano, que obligó a éste a actuar sobre el medio para llevar a cabo su autorrealización.
Por otra parte, debido a las condiciones que le imponía su entorno físico, en algún momento
de su desarrollo filogenético puso en marcha estrategias intelectuales para solucionar las
dificultades de carácter práctico que el medio le exigía. Así pues, la capacidad de reflexión
junto a la apertura a su ambiente, impulsaron al ser humano a pensar sobre su
comportamiento y su entorno, valiéndose del almacenamiento y el recuerdo de
experiencias. Ello dio origen a que el hombre generara modos de comportamiento hasta
entonces inéditos y estableciera relaciones sociales con los demás. De esta forma se abrió
la posibilidad de diseñar y recrear su mundo para cubrir sus nuevas necesidades y también
para imaginar el pasado e interpretar su papel en el mismo.
La educación, concebida como fenómeno que sólo se puede explicar del ser humano, sitúa
a éste en un entorno social idóneo para que se humanice. Lo que es, puede ser, o debe ser
el sujeto, tiene que ver con la educación, es decir, con ciertos modelos educativos que
proponen una imagen de hombre y de mujer que buscan la excelencia o el
perfeccionamiento. Así pues, en toda concepción educativa subyace un ideal propio de
individuo, al tiempo que debe ser respetuosa con otros planteamientos antropológicos.
El caso de los llamados "niños selváticos" nos puede ayudar a comprender cómo seres que
tienen el mismo potencial biológico y genético que los de su especie, por su falta de
contacto social han desarrollado formas de comportamiento que en nada se parecen a las
de los demás. Se trata de casos extraños en los que se han encontrado muchachos en estado
salvaje en lugares muy retirados de la civilización. No sabían hablar (emitían sonidos
insólitos), ni reír, ni transmitir los afectos y los sentimientos propios de la especie humana.
Tenían dificultades para entablar relación con las personas. Su trato era arisco, temeroso y
huidizo.
El individuo cuando nace no posee conductas aptas para el desenvolvimiento social, no es
miembro de la sociedad. Por eso se le induce para que se integre en la misma, aprendiendo
e interiorizando los elementos que se consideran básicos para que la comunidad, de la que
forma parte, perdure en el tiempo, tales como la lengua, los símbolos, las normas, los
valores, las creencias, etc. Son formas de comportamiento que, en un principio, no
pertenecen al individuo en particular, sino que se le ofrecen para que las asimile de forma
casi mecánica e irracionalmente.
Las posibilidades educativas del sujeto no se encuentran en su configuración individual, sino
en su ámbito social, por lo que la educación se constituye en el medio fundamental de
socialización, en el que la comunicación juega un papel fundamental. A través de ella un
sujeto pretende modificar la conducta de otro mediante la transmisión de ciertos
contenidos culturales, utilizando el lenguaje como cauce de intercambio primordial.

La escuela, junto a la familia, es considerada como uno de los contextos sociales más
influyentes para la socialización del ser humano. La transmisión de un saber organizado
culturalmente y la socialización e individuación del sujeto, son dos aspectos que cabe
destacar 18 de la misma. Los aprendizajes que se producen en el seno escolar tienen poco
que ver con el natural desenvolvimiento del individuo en su contexto natural. Pierden la
inmediatez de los que se generan en el seno familiar, al formar parte de otros más extensos
que han sido previamente planificados y también porque se producen en grupos más
amplios. Los conocimientos impartidos en la escuela están enmarcados en lo individual, rara
vez se llevan a cabo de forma compartida y las actividades casi siempre se orientan al
aprendizaje y al manejo de símbolos. Se trata en esencia de una actividad cognitiva,
abstracta y descontextualizada, que busca la adquisición de destrezas de carácter general
para que puedan ser generalizadas a las situaciones sociales.
La democratización cultural parte de la existencia de una cultura "culta u oficial" (aquella
que posee un sector minoritario de la sociedad y tiene poder para establecer patrones de
comportamiento) que se pone al alcance de todos a través de los mecanismos de difusión
propios de las instituciones que se proyectan para ello. No obstante, cuando la "cultura
oficial" se pone a disposición de todos de forma masiva, pierde su entidad,
desnaturalizándose para que pueda ser consumida por el "gran público" en el escenario
comercial que constituye la "industria cultural". Esta perspectiva de análisis entroncaría con
la acepción del hombre como "ser cultural", pero desde el punto de vista educativo debería
debilitarse al máximo, dado que iría en contra de la formación conforme a un modelo
antropológico de ser humano dotado de libertad, autonomía, responsabilidad y creatividad,
al auspiciar su alienación y dependencia.

LICENCIADO ALONSO ASCENCIO CRUZ


2DO SEMESTRE EN CIENCIAS DE LA EDUCACION
TEORIA DE LA EDUCACION
MTRA. ROCIO RAMON
POZA RICA DE HIDALGO, VERACRUZ A 16 DE OCTUBRE DEL 2023

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