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COMENTARIO DE IMAGEN: EL PRETENDIENTE CARLISTA EN UNA CARICATURA DEL SIGLO XIX.

Pág. 154.
María Alfonso Moro. 2º BCT.

* En el documento del libro de texto aparece únicamente la figura de la derecha, los colores de la imagen son
más luminosos en el caso del libro que en la imagen completa, procedente de la digitalización de la revista
original, La Flaca Segunda Época 50: http://historiasegundobachillerato.wikispaces.com/Revista+La+Flaca

* También puede observarse la imagen (con mejor calidad y color) en la página 6 del documento:
http://perseo.sabuco.com/historia/carlismo.pdf

La imagen comentada es una fuente primaria, pues data de la época a la cual se refiere, es decir, del
siglo XIX, concretamente del año 1873, un año después del comienzo de la tercera guerra carlista. El
tema es político y se trata de una caricatura, aparecida en La Flaca. En realidad corresponde a un
extracto de la caricatura real, que consta también de varias viñetas en segundo plano.

La caricatura representa a Carlos VII, descendiente de Carlos V, hermano de Fernando VII, es posible
saberlo porque en su boina blanca (símbolo del carlismo) aparece la inscripción CVII.
El personaje lleva en la mano derecha una bandera blanca con la inscripción “Dios, Patria y Rey”, lema
del movimiento carlista que sintetiza sus principios políticos. En la misma mano porta también una
antorcha encendida, que puede ser una referencia al carácter bélico e incendiario del movimiento.
Por otra parte destaca el vestuario de la figura: túnica larga de color azul, similar a una sotana; zapatos
diferentes, uno de ellos de apariencia campesina y acompañado de medias, y el otro negro con hebilla,
propio de una clase social con mayor poder económico. En estos rasgos del vestir se reconocen los tres
grandes grupos que apoyan el movimiento carlista: el bajo clero, el campesinado y sectores de la
nobleza.
Carlos VII aparece también con un cinturón dorado con una diminuta cruz azul en la parte central; una
insignia en la que hay dibujada un rostro con boina blanca, o sea, algún miembro destacado del
movimiento carlista; y un arma de fuego en la mano izquierda, que sostiene hacia el suelo y sin, en
apariencia, actitud de disparar.
El rostro del personaje expresa enfado o ira, con las cejas levantadas y el ceño fruncido, los ojos muy
abiertos y la boca apretada y en forma de arco.

Si además de analizar la imagen del libro de texto nos fijamos en la imagen completa, incluyendo las
viñetas de fondo y especialmente las inscripciones que las acompañan resulta evidente que la
intención de la revista es satirizar sobre el proceso de reclutamiento y adoctrinamiento de los
soldados carlistas. Llaman al conjunto “La Santa Causa” y en cada viñeta se representa un paso del
adoctrinamiento: “le catequizan”, “profesa”, “recoge limosnas”, “sale a misiones” y “propaga la fe”.
Además, bajo la figura de Carlos VII aparece otra inscripción “humildad evangélica”. Los símbolos del
carlismo y la religión aparecen en todas las viñetas (boinas blancas y rojas, rosarios, iglesias, etc.). Es
especialmente llamativa la última viñeta, que con el pie “propaga la fe” muestra un escenario de
barbarie, un fusilamiento, una hoguera y un tren descarrilado.

El contexto que engloba a la representación procede de cuarenta años antes del dibujo de la
caricatura. Ya en 1830 se producen los primeros movimientos carlistas, que defendiendo la tradición,
la religión católica, los fueros y la monarquía de origen divino, se oponen a la heredera al trono de
España, Isabel hija de Fernando VII, alegando la existencia de la Ley Sálica (promulgada por Felipe V)
que prohíbe a las mujeres reinar, y proponen como monarca a Carlos María de Isidro, hermano de
Fernando VII.
Si en realidad la oposición entre carlistas y liberales (partidarios de Isabel y de su madre, la Regente
María Cristina) surge a raíz de la cuestión dinástica pronto se convierte en una lucha entre dos
modelos políticos: el modelo más reaccionario y anclado en el Antiguo Régimen y la propuesta de un
régimen liberal, con base en las ideas revolucionarias y la Constitución de 1812. Este conflicto, que
engloba temas tan susceptibles como la cuestión foral (relacionada con la independencia y autonomía
de las regiones, y de corte federalista en el caso de los carlistas), se prolonga durante todo el siglo XIX
y explota en otras dos ocasiones: en el año 1846 cuando Isabel rechaza casarse con el hijo de Carlos V
y en el año 1872 cuando Amadeo de Saboya se convierte en monarca de España. Son los hijos de
Carlos V, Carlos VI y Carlos VII los que dirigen los movimientos carlistas en estas fechas.
Aún hoy, se mantienen grupos que se declaran carlistas dentro de la sociedad española, y algunas de
las cuestiones nacidas en la década de los 30 del siglo XIX siguen siendo fuente de polémica,
principalmente la cuestión foral en comunidades como Cataluña, Valencia, Navarra y País Vasco.

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