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Años más tarde paso a ser un poco común en las personas ancianas, devota

mística, lo cual tenían como tradición echar el agua al niño antes de ser bautizado,
con el fin de prevenir energías negativas como el “mal de ojo”, y proteger al niño
recién nacido.

Esta ceremonia se denomina “Agua de Socorro”, tiene una simbología muy antigua
ya que era usada para “socorrer” a personas que estaban en situación de peligro o
a punto de morir y se les alejaba toda mal energía de su cuerpo.

“Echar el agua al bebé”: la vieja tradición de las abuelitas para proteger a los niños
del “mal de ojo”. Foto: Cortesía

Este primer bautismo debe realizarse con poca gente, es decir invitar a los familiares
más cercanos. Para llevar a cabo esta ceremonia se requieren de los siguientes
elementos: un clavel o rosa, una vela blanca, un platico blanco de vidrio, recipiente
con agua bendita, algodón, sal (exorcizada), alguna medallita del Ángel de la guarda
o azabache con su debida cinta roja.

La vela se coloca en el platico de vidrio, con el puntito de sal y del otro lado el
algodón, junto con la medalla o/y el azabache ya ritualizado y el agua bendita dentro
del recipiente.

Por otro lado, los padrinos cargan al bebé y realizan su propia oración o bendición,
todo lo que desea para el niño, y se le coloca el azabache o medalla. Los padres
dicen unas palabras de agradecimiento por la bendición. Al final la vela blanca se
apaga con los dedos, pueden conservar el algodón y el agua bendita para limpiar la
medalla o el azabache del bebé.

Durante el primer bautismo se reza la siguiente oración:

¡Hoy Señor, estos padres presentan ante ti, todo lo que son y todo lo que tienen, su
hijo! Deseamos ponerlo ante ti y así conocer tus designios. Dale fuerza suficiente
para que pierda los miedos y pueda ver claro el proyecto de vida que le tienes.

Y a sus padres dales la sabiduría para saberlo guiar. Señor, protege y cuida su
cuerpo y alma para que llegue sano a la luz del mundo. Hoy (nombre del bebé)
comienzas a vivir, bajo los ojos de Dios, ¡sus manos te dan la bienvenida a este
nuevo mundo!
¡Que Dios permanezca siempre en ti, que la felicidad perdure todos los días en tu
corazón, que tu vida esté rodeada de paz y tranquilidad, pero sobre todo… que el
amor te llene de alegría y bondad. Amén!

(Ya para terminar se le hace una Cruz de Sal en la frente y se le coloca un poquito
en la lengua, se le toca cada parte de su cuerpo al nombrarlos con algodón mojado
de agua bendita)

¡En el nombre de Dios Todopoderoso, Espíritu Santo, divino Espíritu de luz y de


amor, por medio de este acto de consagración caminen en el sendero de luz de:
(nombre completo del bebé) consagro tu mente, tus ojos, tus oídos, tus fosas
nasales, tus manos, tu corazón, tu voluntad, todo tu ser para que sigas el sendero
de la luz. Yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén!
(Se reza Padre Nuestro, Credo, Ave María, Gloria)

Al finalizar el primer bautismo se dice:

Nos lo entregaste mundano y te lo entregamos cristiano.

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