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[En este capítulo, Schcidlinger,


uno de los más importantes teó-
ricos sistemáticos en el ca'mpo de
la psicología y de la psicoterapia
de grupo, m’tenta escalarecer el

El concepto muy complejo concepto psicoa—


nall'tico de r‘geresión, particular-
de regresión mente en su relación con los gru-
pos. La forma en que utiliza un
en la psicoterapia modelo conceptual basado en la

de grupo psicología del yo, es particular-


mente efectiva en el sentido de
que permrt'e establecer una dis-
tinción entre las más estructura-
idlin er
saul sche g d P - - tr . das y “cognoscitivas” formas de
Departamento e Siqulala represión yoica y otras manifes-
de la Escuela Albert Einstein de Medicina taciones afines de ese fenómeno
Bronx, Nueva York, N. Y. (por ejemplo, la regresión topo-
gráfica, el impulso o regresión
m'stintiva, la regresión filogenéti-
ca). La distinción que establece
entre el tipo de regresión forma-
dora de grupos y la variedad
transferencia! de la mis'ma, de or-
den mas' terapéutico, es de gran
utili'dad; lo mismo que su tras-
cendente explicación de los múl-
tiples niveles simultáneos de aná-
lisis colcctivo (es decir, los nive-
les intrapersonal, interpersonal y
de grupo en su conjunto). El de-
sarrollo del problema de la men-
te colectiva, que se hace en este
capítulo, es particularmente ¡l'us-
tratjvo e interesante.|

Es innegable la particular ¡rn'portancia del concepto psicoanalt’tico de


regresión para la psicoterapia de grupo. Sin embargo, la utilidad de dicho
concepto ha sido muy restringida por su misma complejidad y por la amb1gu"'e-
dad de sus aplicaciones en la literatura y la práctica clínicas.
En la teoría de la terapia de grupo, la regresión ha servido para explicar
mam'festaciones psicológicas de grupo, que son características de todos los
grupos humanos, lo mis'mo que el proceso terapéutico .¡m'pli'cito en la labor
clínica con individuos trastornados. En otras palabras, hay fenómenos regresi-
vos inherentes a la psicología de grupo, además de los que forman parte de
toda psicoterapia reconstructiva.
En el ma's amplio contexto del psicoanah"sis freudiano, históricamente el
térrmn'o regresión estuvo lig'ado en forma casi exclusiva con la psicopatologfa

De “The Concept of Regression m' Group Psychotherapy" de S. Scheidlinger,


International Journal of Group Psychotherapy. 1968, 18. 3-20. Todos los derechos
reservados en 1968 por el lntemational Journal of Group Psychotherapy. Reproducción
autorizada.
253
254 El concepto de regresión

individual. Este término agrupó tan variadas manifestaciones conductuales


como lo son los mecanismos patológicos de defensa, el desarrollo de síntomas,
el contenido del inconsciente, un proceso mental, o m'clusive la derivación
última de un proceso. Y es esta perspectiva generalizada de la regresión la que
au'n suele figurar en los diccionarios. English y English (1958) defln'en la
__\;,2 r_ge_resio'nh como “. . .retomo. a una conducta anterior y menos madura; 0,13
manifestación de wnductaS' más prim'itivas después de haberse aprendido
fomias más maduras, independientemente del que si esas conductas inmaduras
4) primitivaS' hayan o no figurado realmente en la experiencia previa de la
persona”. En la literatura clínica, antes de] advenim'iento de la psicología de]
re resión —junto con su concepto hermano, la fijación- se expresó en
yo, ¿la
te'rmm'os de las etapas—de‘lmdwesa“rrollo psicosexual freudiano, según el cual los
factores psicológicos correspondientes a cualquier fase dada nunca se abando-
nan por completo y en el que, en estados de tensión, la personalidad
retrocede hacia anteriores puntos de fijación. Queda implícita la noción de
que regresión significa desadaptación y que a mayor retroceso, como hasta el
narcisismo primario, mayor psicopatología.
En el mismo sentido, Fenichel (1945) aseveró que la regresión, a diferen-
cia de otras defensas patoge'nicas, no se produce por actividad yoica. Ma's bien,
“. . .el yo es mucho mas' pasivo. . . la regresión se impone al yo; en térmm'os
generales, los m'stintos son los que parecen movilizar el proceso regresivo. . .”
Después de examinar la forma en que evolucionó e] concepto de regre-
sión en la psicología de grupo, lo rru'smo que en la más extensa literatura
psicoanalítica, en este ensayo se planteará más ampliamente dicho concepto,
con la finalidad de condensar las más importantes tendencias teóricas.

REGRESION EN LA FORMACION DE LOS GRUPOS

En su Group Psychology and the Analysis of the Ego, Freud (1921-)


propuso nuevos c‘*_p__gr_oncetosuwe,definenr-__la___f0rmación de los grupos como la
reactivación de un, tipo mas' temprano de relación libidinal entre los miembros.
del grupo con un “padre-líder”, con las consecuentes identificaciones “frater-
nales” entre ellos. Después de la primera edición de este pequeño volumen en
su versión original alemana, 1921, la h'teratura psicoanali'tica virtualmente
ignoró el tema de los grupos.
Los primeros terapeutas de grupo, como Schilder (1940) y Wender
(1945), cuyos ensayos se publicaron a principios de los años cuarenta, ratifica-
ron los mencionados conceptos de Freud. Sin' embargo, con la excepción de
Redl (1942), nadie en esa época cuestionó aquellas teorías ni exploró su
pertinencia en la labor con grupos terapéuticos. En las escuetas referencias que
se hicieron a la psicología analítica de los grupos, prevaleció la implícita
concepción de la emotividad colectiva como provocadora de la regresión de
cada uno de los miembros del grupo hacia etapas de relaciones de objeto, es
decir, hacia identificaciones anteriores. Pese a que en su explicación del
Regresión en la formación de los grupos 255

fenómeno de lasmultitudes, Freud (1921) hizo alusión a una conducta afín a


la regresión yoica (retroceso hacia modos anteriores de funcionamiento yoico),
'16 mismo que a la regresión topográfica (desplazamiento desde el Consciente
hacia el Inconsciente), estas distinciones no fueron mencionadas en la literatu-
ra ulterior. Esto fue una consecuencia directa de la laxitud termm‘ológica
característica de los primeros escritos psicoanali'ticos. Igualmente, aunque por
diferentes razones, se ignoraron las especulaciones freudianas acerca de la
regresión filogenética, en las que Freud concibió a la psique de cada miembro
‘_de_ u_n_ grupo como portadora de la herencia arcaica del drama de la “horda
primitiva”. De acuerdo con esta especulación, generalmente desacreditada en la
actualidad, consideró que la psicología de grupo era, en cierto sentido, ma’s anti-
gua, lo mis'mo que genéticamente más primitiva, que la psicologia individual.
Como ya lo he mencionado en otro contexto (1960), hasta fines de los
años cm'cuenta todos los postulados freudianos de psicología de grupo fueron
en su mayor parte ignorados por la literatura norteamericana sobre psicotera-
pia de grupo. Más au'n, debido a que dicha literatura estaba inmersa en los
preceptos de la psicopatologi'a m'djvidual y del proceso terapéutico, rara vez se
llegó a mencionar explícitamente el concepto de regresión, excepto en referen-
cia a manifestaciones de transferencia múltiple.
Los escritos de ciertos terapeutas de grupo britan'icos, como Ezriel
(1950), Bion (1952) y Foulkes (1957), rompieron con esa tradición. Por
ejemplo, en los grupos terapéuticos Bion postuló el surgnn'iento de fenómenos
regresivos, que, en su concepto, no solamente estaban arraigados en la dinámi-
ca de la vida de aquéllos, sino también que asumían un carácter considerable-
mente ma's “pnm'itivo” que los asumidos por las teorías de grupo de Freud
(1921). Exponente de las ideas de Melaru'e Klein (1950) en relación con la
m'fluencia ejercida sobre la personah'dad por poderosas fantasías originadas
desde los pnm'eros meses de la vida (antes del comienzo de la clásica neuroms'
freudiana), Bion postuló dos niveles análogos de “profundidad” para los
grupos terapéuticos, es dec1r': el nivel freudiano de patrones famfliares “neuró-
ticos” con sus correspondientes conflictos, lo mismo que su (el de Bion) nivel
de ansiedades “paranoide-esquizoide” y “depresiva” más prim'itivas.
Desde el punto de vista de Bion, el fenómeno psicológico de la formación
de grupos hace surgir' en un grupo terapéutico grados de regresión aún más
profundos que los activados por el anal'isis individual. Por lo tanto, los
patrones de funcionamiento estrechamente relacionados con el proceso prim'a-
rio suelen acompañar una orientación ma's reah'sta de trabajo. El pensamiento
mag'ico, la di'Vis'io'n del grupo, los mecanismos de proyección, las ansiedades de
persecución y la condensación forman parte de este cuadro. Lo mis'mo que en
lo que se refiere al &co__ntenido de las fantasias, estos fenómenos corresponden a
percepciones del líder como elupafldxre positivo, reconfortante y complaciente
de la “vsdpu_os_ici_ón_ bas'ica de dependencia”. Se transforma en una amenazante
._<_N.. a

imagen paterna en lo que Bion denomina “suposición bas'ica de huida ataque”;


y en un símbolo mesiánico del genio por nacer en la “suposición básica de
256 El concepto de regresión

aparcamiento”, esta ul'tim'a con matices sexuales. Las fantasiosas percepciones


de la entidad grupal incluyen abstracciones del pecho materno e m'cluso a
veces, de partes internas del cuerpo de la madre. También, lo más notable de
la teoría de Bion se relaciona con su preferencia por conceptos como el de
__1____9idenifiam'o’m.“.moy.ecti'va” o “1n'tr.oyectiva”, sobre el concepto de transferen-
Qg.‘ Por ejemplo, en la identificación proyectiva, se desprenden partes del ser
que son proyectadas hama' otra persona. Estos mecanismos de defensa m'ter-
Viene'n en respuesta a la intolerable ansiedad origm'ada por conflictos m'trapsf.
qmcos‘ que los kleinianos denomm'an “objetos in'ternos” y “objetos parciales”,
y ¡por la amenaza que representa la pérdida de la identidad personal en el
Simpo-
Uno de los puntos de'bil'es de la teoría de Bion se relaciona con su
concepto de la regresión como un fenómeno principalmente patológico e
irracional. Como se verá más adelante, Bion no toma en consideración la
I psicologia móderna del yo. Es como si se negara a reconocer la intervención
de las funciones yoicas del individuo entre sus im'pulsos y su conducta real.
Tampoco presta ninguna atención a las diferencias individuales de susceptibili-
dad a la succión regresiva del grupo. En su esquema, el líder y el miembro del
grupo se encuentran por ig'ual muchas veces im'potentes ante las arremetidas de
estímulos inconscientes, que los lanzan a la externahz'ación de su impulsividad.
La racionah‘dad y el control pertenecen a una función adscrita por él al Grupo
de Trabajo, tratándose por lo tanto de una manifestación mas' bien colectiva
que individual.
Sin embargo, pese a sus limitaciones, las teorías de Bion indudablemente
han tenido el me'rito de centrar la atención de los terapeutas y teóricos de
grupo en el concepto de regresión y en los ma's extensos problemas de la
emotividad y de las manifestaciones de “profundidad” en la conducta de los
grupos.

ALGUNAS CONCEPCIONES ACTUALES DE LA HEGRESION


EN EL PSICOANALISIS INDIVIDUAL

El concepto de regresión, a pesar de ser fundamental para la teoría


psicoanalítica general, se ha utilizado de diversas maneras, muchas veces
desprovistas de un sentido claro. Se han mencionado ya cuatro diferentes tipos
de regresión: 1L1“a___rqresi_ó__n topográfica, en la que el funcionamiento mental
de un m'dividuo se desplaza del Consciente al lnconsciente; 2) la regresión
impuwl_síva o instintzv‘a, ligada a la teoría de la Iibrd'o, y que 1m’plica un
retroceso de la personalidad hacia irn'pulsos parciales característicos de etapas
más tempranas del desarrollo; 3) la regresión yoica o genética, referente al
surgimiento de modos más tempranos y generalmente m'fantiles de comporta-
miento; 4).la regresión filogene'tr'ca, que implica una reactivación de recuerdos
supuestamente arcaicos e m'natos, comunes a toda la humanidad. Conforme se
fue difundiendo la teoría psicológica del yo, con su énfasis sobre aspectos
Alguna: concepcionea actuales 257

autónomos, no conflictivos y adaptativos del funcionamiento, las ideas prevale-


cienutems. con respecto a la regresión se modificaron en función de ella. La regre-
sión no sólo perdió su matrz' otrora prin'cipalmente patologi"ca, srn'o que llegó
a postularse, además, un nuevo tipo de “regresión al servicio del yo” (Shafer,
1958), cuya meta principal seria la de promover una adaptación sana. Ademas',
la reLreflsión llegó a considerarse cada vez más como una amplia y universal
característica del proceso del funcionamiento de la personalidad. Intimamente
ligados a consideraciones generales de orden genético (cuan’do, por que' y
cómo) y dinámico (aquí y ahora), lo mis'mo que a la teoría estructural (ello,
yo, superyo') de la personalidad, su naturaleza y su Significado requieren en
todo momento de la evaluación sun'ultan'ea de todos estos elementos. En las
palabras de Rappaport (1960), “En lo relativo a psicología genética, el psi-
coanal'is'is estudia las raíces genéticas de la conducta, con el grado de autono-
mía que ésta llega a alcanzar, y con las raíces genéticas de la relación del
sujeto con las condiciones de la realidad que codetemu'nan una conducta en
determm'ado momento de la vida de una persona”.
Se tiende cada vez mas' a reconocer que todas o cualquiera de las tres
estructuras de la psique —el ello, el yo y el superyó- pueden contener
fenómenos característicos del proceso prim'an'o. Ror lo tanto, la regresión del
fiincionamiento correspondiente al proceso secundario, que im'plica control,
y demora o modificación de descargas im'pulsivas, al proceso primario, con su
tendencia la m‘mediata satisfacción de los irn'pulsos (libido, agresión), ya no
'

necesariamente connota patología. La mas' reciente definición de la regresión,


de .Arlow y Brenner (1964), es bastante general como para abarcar los
principales significados previamente atribuidos al te'rmm‘o. Su defim'ción de la
regresión habla de un “. . .resurgimiento de modos de funcionamiento mental
alguna vez característicos de la actividad psíquica del in'dividuo durante perio-
dos anteriores de su desarrollo”.
Si se acepta esta definición de la regresión para los fines que aquí se
persiguen, sera' necesario suponer que la expresión “modos de funcionamiento
mental” incluye tanto modos de funcionamiento yoico como al contenido
psíquico. ANsimrismuo, se concluiría que las motivaciones subyacentes a cualquier
regresión pueden ser variables, m'cluyendo desde su utih'zacio'n como defensa
contra in'tolerables amenazas provenientes de las profundidades de la psique
(por ejemplo, las provocadas por sentimientos de culpa) o contra temores a
objetos externos, hasta la creación de medios de acceso a la expresión
creadora o comunicaciones ma's libres con los demás. Como lo m'dicó Kris, el
_control de la regresión forma parte de la mas' amplia función organizadora del
yo. El que la regresión sea patológica en un caso dado depende no tanto de su
W profundidad comvoy__de= “. . .s_u persistente e irrevocable naturaleza, del grao de
c___fl¿gon'to,.queon'gina, y de su efecto sobre la adaptación” (Arlow y Brenner,
ll964). I_¿______ fuer____‘yzao_,i,ca se relaciona en parte con la capacidad del yo para
¿M h resistir, en periodos de tensión, a la regresión patológica, ya sea que dicha
' ‘e, tensión se deba a conflictos m'trapsíquicos o presiones externas.
l
258 El concepto de regresión

Antes de regresar al más complejo problema de la conducta de los


grupos, aclararé que en este ensayo utilicé el concepto de regresión en
referencia al' modo de funcionamiento de la personalidad individual. Surge la
pregunta: debido a que en los grupos pequeños y en particular los psicotera.
pe'uticos, abundan los casos de verbalización regresivas o desahogo de conflic.
tos su’nil'ares y posiblemente idénticos, por parte de muchos, cuando no de
todos los mie'mbros de aquellos grupos, ¿acaso no nos encontramos entonces
ante una regresión de grupo? O, ¿existe alguna otra manera de describir una
mam’festación masiva o un incidente de histeria colectiva? Mi respuesta sería
que, pese al frecuente uso de semejante terminología, ésta sigue siendo
sumammte engañosa, ya que, en su sentido más estricto, los procesos psicolo'-
gicos como los de regresión, identificación, o m'clusive fantasía u odio, sólo se
verifican en m'dividuos. Los miembros de un grupo pueden tener fantasías
compartidas; pueden inclusive actuar Sim'ultan'eamente en respuesta a aconteci-
mientos que afectan a todos; por ejemplo, la llegada de un nuevo miembro o
ausencia del líder. Sin" embargo, esto no significa que el grupo como tal
experimente determinada fantasía o se comporte en cierta manera. Esta
opini"ón mía, es decir, que las fantasías compartidas distan mucho de ser las
mismas en cada individuo, pareció hasta cierto punto ratificarse en los pocos
“casos en que grupos terapéuticos o de capacitación fueron sometidos a una
Observación sistemática. Un grupo puede presentar características observables,
ser percibido como un todo, y provocar las reacciones correspondientes, pero
esto sólo lo convierte en una realidad social y psicológica, mas no física; de
m'nguna manera indica la presencia de una “mente colectiva”.

FUERZAS QUE PROPICIAN LA REGRESION EN LOS GRUPOS

Cuando Freud (1921) atribuyó “el carácter de una regresión” a la


formación de grupos, se encontraba ¡m'presíonado por el grado hasta donde los
controles m'temos de cada uno de los m‘dividuos que formaban parte de un
grupo, m'cluyendo su superyó, estaban sujetos a relajación y cambios. Hoy en
día, al considerar los elementos que propician manifestaciones regresivas en un
grupo terapéutico, una entidad desconocida por Freud, se prestaría mayor
atención a ciertos factores; por ejemplo, el grado de estructuración derivado
tanto del estilo de liderazgo (din'gido o no dirigido) utilizado, como de la mas'
.amplia situación de grupo (permis’ividad, grado de defmi'cr'o'n de los papeles,
orientación hacia la ejecución de una tarea), ya que existe ahora un acuerdo
general sobre las m'evitables ansiedades producidas por la situación de “presen-
cia y contacto” (Semrad y col., 1963) característica de la formación de grupos
en todos ‘aquellos grupos físicamente constituidos. A una afil'iación cargada de
patologías personales, se ana’de una menor tolerancia hacia situaciones frus-
trantes, hacia la “ansiedad de obge'to”, lo mis°mo que hacia presiones m's‘tm'timvas
“de on'gen intemo. En relación con esto, Ened'w(1265) sugirió que aquella
atmósfera de intensa estimulación psicológica aumentaría la succión regresiva
El papel de la regresión en modelo: de formacró'n de grupo: 259

gema logsugrupos terapéutico,s,.-_Sin duda, la sugestividad y el contagio emocional


forman parte de este cuadro. Puede no ser tan descabellado afirmar que el
valor terapéutico, cuando no la existencia mism'a de un grupo, depende del
mantemnuÏento de un óptim'o nivel regresivo. Lo mis'mo se ha dicho muchas
veces en relación con la situacion psicoanali'tica individual.

EL PAPEL DUE DESEMPEÑA LA REGRESION EN ALGUNOS MODELOS


DE FORMACION DE GRUPOS: LA FASE DE DEPENDENCIA

Sig'uiendo los pasos de Freud y Redl (1942), varios autores describieron


la evolución de los procesos emocionales de grupo en grupos terapéuticos,
dando particular im'portancra' a los sentim’ientos de los miembros hacia el líder,
hacia los demas' miembros y hacia el grupo como entidad. Algunos de sus
modelos se centran en fases hipote'ticas de desarrollo para el grupo, desde su
inicio hasta su fin.‘
En este artículo, me limitaré a tratar el problema de cómo se maneja la
regresión en esos modelos, con particular atención a la fase iru"cial en que, por
lo menos desde el punto de vista teórico, la regresión tiene su apogeo en un
esquema de desarrollo. Anteriormente mencioné a Bion (1949) cuya principal
crítica al modelo freudiano de formación de grupos estribó en que éste no era
tan sólo m'completo, sm'o, antes que nada, carente de “profundidad”. Puede
ser interesante yuxtaponer aquí la concepción de Bion acerca de la “suposi-
ción bas'ica de dependencia", con dos conceptos teóricos paralelos de forma-
ción de grupos. Es particularmente convem’ente hacerlo, ya que casi todos
aquellos modelos, empezando con el de Freud, postulan una fase m’icial de
dependencia: una fase que im'plica una regresión de los miembros del grupo
hacia un estadio de dependencia en relación con un líder, seguida es'ta por
diversas manifestaciones emocionales con respecto a los demás miembros del
grupo y a la concepción del grupo como entidad.
Como ya se ha señalado, en la “suposición básica de dependencia” de
Bion, junto a la labor consciente y la orientación de trabajo del grupo, brota
espontan'eamente una fantasía inconsciente compartida por todos los miem-
bros del grupo. Esta fantasía gravita en tomo a un líder, un ser supremo, cuya
función es la de alimentar, apoyar y proteger. Como parte de la competencia
por la exclusiva atención de ese objeto protector, afloran sentim'ientos de
culpa por “la mezqum‘dad de exigir' más atención paterna de lo que a uno le
corresponde”. Esta relación fantasiosa corresponde a una identificación y
pgfiuedfle concentrarse enel terapeuta (el líder de un Grupo de Trabajo) “open una
iNdea srm'bólica, que representaría la “Bibh’a” del grupo; La fase de “dependena
.
._..__——- l
cra'” un'plica también una ideahz'acion defensiva de la historia del grupo, que se

lEn relación con los grupos de capacitación, se propusieron teorías suml"ares, que
no nos corresponde tratar aquí. Kaplan (1967) comparó recientemente los más un'portan-
tes problemas emocionales en los grupos terapéuticos y de capacitación. Véase también
Horwitz (1964) y Frank (1964).
260 El concepto de umaaó'n

miliza" como uno de tantos medios para contrarrestar los estímulos qUe
pueden promover el enriquecrm'iento y desarrollo individuales. Cabe señalar
que Bion no deja lugar a posibles relaciones entre los miembros del grupo;]0
fundamental aqui es el vínculo regresivo con la persona del líder. Aparte de
hacer hincapié sobre su mayor “profundidad”, en comparación con el (¡po
freudiano de regresión neurótica, Bion no se extiende mas' sobre ese pum0_
Sinembargo, cabe suponer que los conflictos reactivados en estaufasJe
on’ginaron durante loswprrm'eros seis meses de la vida, los cuales, en el sistema
de Melanie Klein (19,50), se caracterizan por luchas y ansiedades pregenitales
correspondientes a relacro'nes parcral'es de objeto. Como lo m'dique’ antes, la
fantasiosa ‘xgc‘uultura” "de grupo de Bion representa una reacción de defensa
contra estos conflictos m'fantil'es, sim'bolizados como muchas veces sucede,
por el grupo en su conjunto.
_ l Foulkes (1957), otro terapeuta de grupo, brita'm'co, considera a su pr0pia
orientación como mas' apegada a la de Bion que a la de los terapeutas de
grupo norteamericanos. No obstante, atribuye mucha mas' un'portancia que
Ca - Bion a las relaciones m'terpersonales de tipo “aquí y ahora”, lo mismo que a
la. las metas de los grupos terapéuticos. Para. las interacciones. de grupo, destacó
los cuatro niveles ¿de profundidad siguientes: l) el mv'el común, que se refiere
¡' a percepciones reahs'tas del 'lider y del grupo; 2) el nivel transferenczal', en el
que, el grupo representa a una familia srm'bólica que tiene el líder como padae-
f LW el nzv'exlhae vnHa'ge'hme’s' “corporaleüys mentales, que contiene aspectos anal’ogos
5*-

ga las “suposiciones bas'icas” de Bion, incluyendo pnm'itivas relaciones “in'ter-


'

¡Í nas” de objeto e identificaciones proyectivas; 4) un nivel primordza’l compues-


\ to por elementos del m’consciente colectivo.
En cuanto a la pnm'era fase de la formación de los grupos, que es la que
ma's m‘teresa aquí, Foulkes subraya su carácter “centrado en torno al líder”.
LL“ rinciio, se tiende a atribuir poderes mil'agrosos al terapeuta. En esta
m,” «t AJW'.“—Q-“4

" " fantasía m'fantil', al líder “. . .se le coloca en la posición de la imagen primor-
dial rrdfe_líde.r; todo lo sabe y todo lo puede. . .” En esa fase, se mezclan
confesiones, discusiones de síntomas y expresiones de grandes esperanzas.
Nuevamente, y en una forma no muy drs'tm'ta a las “suposiciones bas'icas” de
Bion, surgen sm' causas aparentes “profundas y pnm'itivas” fantasías de grupo,
simbolos y mecanismos mentales. ÍEl terapeuta procura fomentar una mayor
' actividad en la dirección de la autopercepción y de la m’dependencia, con el
7-4 fin de encarnl'ar al grupo hacia la maduración y de alejarlo de su previa
dependencia de una autoridad irracional. En lo que se refiere a la profundidad
de los fenómenos regresivos, a pesar de mencionar la ocasional reactivación de
conflictos pregenitales kleini'anos, V____Foaulwke_ws se centra antes que nada en la
psicoterapia de grupo en cuanto a ¡situación transferencia], en la que pueden
provocarse auténticas neurosis de transferencia, siendo los pacientes irn'pulsau
. dos a proyectarse hacia la sociedad y la comunidad a la que pertenecen.
. Kaplan y Roman (1963) proponen una formulación mas' reciente de un
modelo m'tegral de desarrollo de grupo para grupos terapéuticos compuestos
El papel de la regresión en modelo: de formacró’n de grupo: 261

por adultos. El esquema teórico de aquellos autores, que m'cluye una estructu-
ración especifica, un tema y un patrón de interacción, es decididamente
mucho ma’s claro que las exposiciones presentadas por Bion y Foulkes. Según
wlan“ y, Roman, en los 1m"cios del grupo, el terapeuta representa el centro de
Jn'terés de cada uno de los miembros del grupo, y, en cierto sentido, el
comportamiento de aquéllos hacra' él se amolda al tradicional patrón de una
relación “paciente-médico”. En cambio, la preocupación común im'pli'cita es la
de depender de un líder “mágico”. En la opini"o'n de los mie'mbros del grupo,
esta percepción generaliz'ada del lider (semidiós en una mitología compartida)
fomenta la unificación del grupo hasta tal grado que los pacientes m'teractu’an
“como partes del grupo, constituido éste como unidad”. Así, el anterior deseo
de satis'facer necesidades personales a través del líder se formula de nuevo en
térmm'os colectivos. Es como si el terapeuta mago “. . .tuviera en su posesión
algo valiosísimo, capaz de curarlos como por arte de magia”. El clim'a general
es de entusiasmo, casi de adoración, sin manifestaciones de hostil'idad o
decepción. A estos acontecrm’ientos, siguen m'cipientes muestras de atención a
los demás miembros del grupo.
Kaplan y Roman no se extienden mucho sobre el concepto de regresión.
Más bien, se refieren generalmente a la formación de un grupo psicológico
como una regresión, defensiva en la que las ansiedades relacionadas con la
necesidad de un contacto i'ntrm'o en una nueva situación promueven identifi'ca-
ciones primitivas, percepciones fantasiosas y patrones de pensamiento mag'ico.
Con la excepción de esporádicas referencias a manifestaciones de tipo hijo-
padre, como parte del tema de dependencra', y a preocupaciones características
de adolescentes durante esta fase m'termedia, no llegan a tocar el tema de la
profundidad de la regresión, ni los puntos específicos de la fijación en la
mis'ma. Es particularmente notable su observación de que no “. . .pudieron
experim'entar ni expresar con palabras reacciones m'dividuales de transferencia”
srn'o después de haber tenido lugar cierta maduración, expresada por una
disolución parcial del grupo psicológico (la sesión num'ero 86 en su ¡l'ustra-
ción). Ello coincide estrechamente con diversas descn‘pciones de las fases de
desarrollo observables en grupos de capacitación (Bennis y Shepard, 1956).
Para los fines que se persiguen en la presente exposición, cabe señalar la
asombrosa sumh"'tud de las descripciones hechas en los tres modelos teóricos de
xBion, Foulkes y Kaplan, de la emotividad im'plícita en la fase regresiva 1m"cial
en la formación de los grupos terapéuticos. Los tres m'sisten en la reactivación
de tempranos ., pLOCesos de identificación, en los que los miembros del grupo
parecen buscar, En una fantasía compartida, atención y apoyo por parte de un
xlwíder'é'pfladi‘e mag'ico. En esta constelación de dependencia, la expresión de
sexuales o agresivos parece ser prácticamente nula, pudiéndose decir
lo mismo de cualquier tipo de m'terés hacia los demas' miembros del grupo. Sm'
embargo, estos autores sí expresan ciertas discrepancias en cuanto a su concep-
ción de los procesos de formación de los grupos. Por ejemplo, Bio'n, lo mism'o
que Kaplan y Roman, da una considerable importancia al alto grado de
262 El concepto de regresión

coheWsjón de los grupos, cohesión ejemplificada por la idealización de ¡a


entidad-“grupo. ‘Én‘cam‘bio, F.o,_ul_kes se abstiene de tocar estos problemas en
relación con la pnm'era fase de la formación de los grupos.
Como se ha sena‘lado, las manifestaciones regresivas constituyen un ele_
mento fundamental de cada uno de los modelos teóricos mencionados. sm'
embargo, éstas no se describen muy explícitamente, o, cuando así sucede
como en el caso de Bion, se il'ustran en una forma notoriamente ajena a las
formulaciones psicoanaliticas tradicionales.

PERCEPCIDN DEL LIDER EN LA FORMACION DE LOS GRUPOS

Al igual que los tres modelos descritos con anterioridad, la mayoría de


las demás teorías relativas a la formación de grupos psicológicos también
gravita en torno a la percepción compartida de un líder, o con menor
frecuencia, en torno a una idea o caracteristica común. Dado que aquellas
¿acepciones inevitablemente irn'plican una regresión, sería interesante enume-
rar algunas de ellas, pese al hecho de que los diferentes autores las hayan
presentado en una forma algo inconexa.
En anngr' te'rrm'no, se presenta la formulación de Redl (1942), que
contiene y al mis'mo tiempo extiende considerablemente la teoría propuesta
por Freud. Utiliz'ando el más amplio término de ‘g‘personaje central” en lugar
,de líder, enumera tres ¡diferentes tipos de relaciones con ese personaje central,
cada uno de ellos capaz, en su opinión, de propiciar la formación de un
grupo: 1,)_ glpersonaje central constituye un objeto de identificación, en base a
la m'corporación de un ideal yoico (como en el modelo de Freud) por los
miembros del grupo, o como resultante de un sentim'iento de miedo hacia él,
en su calidad de posible agresor; 2) el personaje central como objeto de
nn'pulsos libidinales o agresivos de los miembros del grupo, 3) el personaje
central como objeto para la resolución de conflictos m’temos Simil"ares.
Mientras Freud y Reidl aludieron a percepciones del líder como figura
paterna, Money-Kyrle (1950) fue el pnm'er autor en introducir la percepción
de una fig'ura materna en la formación de los grupos. Extendiendo el concepto
de la representación de padres “buenos” y “malos” en el inconsciente de un
niño, postuló los tres siguientes tipos de símbolos: l) los “buenos padres” (en
particular la madre), representativos de las normas e ideales del grupo; 2) los
“malos padres”, en el papel de persecutores contra quienes defender los
valores del grupo; y 3) los “buenos padres”, con particular referencia al padre,
que, en su papel de defensor de la madre, es personificado por el lider del
grupo. Posteriormente, Schindler (1951) planteó que en todos los grupos
terapéuticos, las, transferencias srg'uen el mis'mo patrón de desarrollo que una
y» famrh"a. En ese patrón, el terapeuta representa al padre, los miembros del
grupo, a los hermanos, mie'ntras quedelgrugmpo' en su conjunto viene a represen-
J

tar a la madre. En su intento de conceptualizar mejor a la entidad grupo,


v

I Schm'dler (1952) tambien" alude a la formación de los grupos desde el punto


I
Percepción del líder en la formacro"n de lo: grupo: 263

d__e.vis-t_a_ del desarrollo de una “personalidad de grupo”. Pensó que ese “común
denominador” de las características de cada uno de los miembros de un grupo
poAdL'afdiviglu'se en un ello, un yo y un superyó colectivos. El ello del grupo
correspondería a necesidades comunes de seguridad o placer. El, superyó se
Lefinr'ía a percepciones del padre-líder y de la madre-grupo, mientras que el yo
“registraría” las funciones del ello y del superyó, encargan'dose de juzgar si
sirven o no para los propósitos del grupo.
Es m'teresante observar cómo Schindler (1966) siguió a Money-Kyrle al
insrs’tir en la percepción regresiva inconsciente de la entidad grupal como
personaje materno. Spanjaard (1959) observó que la regresión en un grupo
terapéutico compuesto por adultos neuróticos era menos profunda que la
notada por e'l mis'mo en sus prácticas de psicoana'h'sis individual. Pensó que los
miembros de esta clase de grupos percibían al líder como figura materna
(remm‘iscencia de la fase fah"ca-narcisista in'fantil) al mismo tiempo que en
térmm'os de una irn'agen de líder formada en la adolescencia.
En un ensayo sobre la identificación a nivel de grupo (1964), propuse un
esquema de conceptualización para las percepciones y actitudes de cada
miembro del grupo hacia el propio grupo tomado en su conjunto. Consideran'-
close como una identificación en el sentido de un proce‘so endopsíquico que
exigiese cierto grado de compromiso individual hacia un objeto percibido o su
representación simbólica, ese proceso se distinguiría de la transferencia. Seme-
jante identificación con la entidad grupal incluiría dos elementos conexos, a
saber: l) la atribución al grupo de un significado emocional, como m'strumen-
to consciente para la satisfacción de necesidades, o, a nivel inconsciente. como
el estado de bienestar libre de conflictos, representado en la unión exclusiva
con la madre preedípica; y 2) el sacrificio de un elemento del “ego” para el
bien del grupo.
__Du__r.km' (1964) también propuso la idea de la entidad grupal siendo
percibida por los pacientes como madre preedípica. Sin embargo, su formula-
ción difiere de mi hipótesis en relación con la concepción m‘icial del grupo-
madre, fuente de satisfacción y apoyo. También discrepa con la manera en
que se describió la fase de dependencia en los ya mencionados tres modelos
teón’cos. Según ella, la sugestionabih'dad y la surms'ión notadas por Freud en el
individuo cuando nacen los grupos, corresponden a una reacción regresiva de
rm'edo. Postula como manifestaciones de transferencia las dos siguientes eta-
pas: l) la idea de un grupo, es decu", de un gran cum'ulo de poderes desco-
nocidos. conjura la adversa im'agen de la madre preedr’pica, reactivando en el
m'dividuo el miedo narcisista que expenm'enta hacia ella, y 2) como conse-
cuencia de ella, el individuo percibe al grupo en una forma distorsionada y su
conducta ante éste se asemeja a su modo de reacción ante su madre, aunque
en una “versión moderna". Por lo tanto, al mismo tiempo que un miembro
teme al grupo en su conjunto, por otro lado percibe al terapeuta como
“representación de una madre bondadosa y omnipotente”.
Esas ideas de Durkin, por su claridad y precisión, fácilmente pueden
264 El concepto de regresión

sujetarse a ven’ficación comparan'dolas con los hallazgos clinicos de otms


terapeutas de grupo, y, sobre todo, exponiendo el proceso de terapia de grupo
a una observación independiente.2 Sin embargo, en mi opinión, la postma
teórica de Durkin también deja lugar a posibles malm'terpretaciones y COnfu_
siones. En pn'mer lugar, omite distinguir entre la descripción m'completa de
Freud (1921) acerca de la regresión formadora de grupos, descripción basada
en grupos numerosos, y la represz0"n terapeu'tica centrada en la transferencla'
que se observa actualmente en grupos terapéuticos. Llegó al extremo de
criticar a Freud por no haberse dado cuenta de que, en un grupo terapeutico.
“el individuo no permanece inactivo, concretándose únicamente en substituir
al lider por su propio ideal yoico: por lo contrario, se establece una complica.
da transferencia a través de la cual esto sucede”. Si Durkin hubiese tenido
presente el factor histórico, o si hubiera consultado los escn'tos de Red]
(1942), que al mis'mo tiempo incluyen y extienden las formulaciones freudia.
nas de psicología de grupo considerando las teorías psícoanalíticas y de grupo
más recientes, tal vez no hubiera hecho esta critica. En la mencionada
exposición de Schindler se observa también esta tendencia a juntar los proce.
“Stoillatentes formadores de grupo, las personalidades individuales en interacción
y las mamf'estaciones de transferencia.

CONSIDERACIONES PARA El. FUTURO

Tengo la esperanza de que la consideración sistemática del concepto de


regresión, que se efectuó en este ensayo, ayude a promover una muy necesan’a
integración conceptual entre fenómenos m'trapsíquicos, interpersonales y de
grupo dentro de la psicoterapia de grupo.
La mas' reciente definición psicoanali'tica de este concepto en te'rmm'os de
la psicología del yo, es decir, el resurgimiento de formas anten’ores de
funcionamiento individual, fa'crlm'ente podría adoptarse en la terapia de grupo
para fines tanto teóricos como clínicos. Considerando la regresión desde ese
an'gulo, es prec1s'o recordar, como lo demostró tan convincentemente Bell,ak,
(1961), que el proceso regresivo se compone de dos aspectos diferentes,
aunque relacionados, a saber: l) la regresión provisional de funciones yoicas
hacm’ patrones característicos de la infancia, y 2) una regresión topográfica
Teshde nimveles principalmente conscientes hacia otros in'conscientes de funciona-
miento, incluyendo la reactivación de zonas libidm'ales primitivas.
AA pesar de no haberlos tratado sistemáticamente, ¿etos dos aspectos
figuran en los ya mencionados tres modelos de formación de grupos. La fase
¿{‘\__e,_d‘*e_pn—-rïíï_een'c'la'mM-sfie“m'mtle‘gra“mediante patrones m'fantiles de funcionamiento
yoico; por ejemplo, el pensamiento mágico, una percepción deficiente de la
realidad, oüuflna“ relación anaclítica con el objeto. Además, cada modelo

2Mann (1966) ¡d'eó un m’teresante me'todo para llevar a cabo esta clase de obser-
vaciones en grupos de capacitación.
_——__ W-

Consideraciones para el futuro 265

presenta un inconfundible aspecto de proceso primario con rasgos libidm'ales


de tipo oral.
La literatura no coincide en cuanto a las causas exactas de la regresión
in'ducida en la formacro"n de los grupos. Mientras Bion y Ezriel parecen
atribuir el fenómeno a ansiedades intrapsfquicas, algunos autores norteamerica-
nos como Semrad y col. (1963), o Stock y Liebemian (1964), subrayan la
influencra' de tensiones m'terpersonales. De acuerdo con una observación simi-
lar hecha por Red], Arsenian y col. (1962) opinan que “la regresión de la
elección de un objeto a la identificación del mismo surge en respuesta a la
m’evitable frustración del deseo de unión o fusión exclusiva con el personaje
central”.
La citada aseveración de Fenichel, de que la regresión generalmente “se
un'pone al yo” y “parece ser mov1h"zada por los instintos” ejemplifica la
histórica tendencia a atribuir una patología al término. Se impone una nueva
orientación. En congruencia con los conceptos actuales, m’cluyendo al de “la
regresión al servicio del yo”, algunos contenidos psíquicos preconscientes e
inconscientes, lo mismo que modos anteriores de funcionamiento pueden
acelerarse en los individuos para fines adaptativos y evolutivos, como lo
expliqué recientemente en relación con la empatía en la psicoterapia de grupo
(1966). Puesto que todo el mundo coincide en que algunos elementos regresi-
vos m’tervienen en la formación de cualquier tipo de grupos, y no sólo en los
grupos terapéuticos, de alli se den'varía que todos los miembros de grupos se
caractenz'aran por una patología personal, a no ser que se adrnitiera una
regresión no patológica. Para evitar esta clase de confusiones. es casi im'perati-
vo tener presente el hecho de que la regresión concomitante a la formación de
los grupos deberá, en la medida de lo posible, diferenciarse de la regresión
terapéutica que caracteriza toda psicoterapia analítica. Así, todas las hipótesis
psicoanalíticas relativas a la formación de grupos mas' un'portantes hacen
hincapié sobre la preponderancia de procesos de identificación en comparación
con manifestaciones transferenciales durante esta fase inicial. De acuerdo con
la identificación considerada como un tipo mas' primitivo de participación que
las relaciones de objeto, se cree que el individuo percibe a los demás miembros
de su grupo, en una forma no diferenciada como representaciones de im'a'genes
ma's que como objetos completos. Ademas', como parte de esta orientación
narcisista, los objetos se buscan principalmente como instrumentos susceptibles
de alivxa'r tensiones internas. En la medida en que las reacciones de transferen-
cia implican el resurgimiento inconsciente de poderosos sentimientos de amor
y odio, característicos de etapas más avanzadas en las relaciones de objeto,
es'tas tienden a manifestarse un poco ma’s tarde, despues' de consumada la
formación del grupo.
Además de suponer una transferencia psicoterapéutica y manifestaciones
“d’úewrresis‘ten_c_ia en los grupos analíticos, varios autores, entre ellos Foulkes y
.Anthony ¡(1957) y, Stock y Lieberrnan (1964), también suponen el surgimiento
en ellas de una especie de ¡libre asociación. No sólo se cree que “elflcowntewm'do
266 El oonccpto de regresión

m_anifiesto incluye derivaciones de significados m'conscientes sino también que


diversos comentarios individuales tienden también a unirse alrededor de temas
comunes que Cir‘cunscriben niveles tanto manifiestos como latentes.
En lo que se refiere al muy controvertido problema de cual' de las dos es
la ma's “profunda”, a saber, la psicoterapia individual ola terapia analítica de
grupo, un detenido examen de la amplia variedad de manifestaciones conduc-
tuales regresivas observadas en los grupos sugiere que el problema tal vez no
estribe realmente en esto. Independientemente del que se esté o no de acuerdo
con la postura extrema decBiQILLCJ el sentido de que cualquier fenómeno de
grupo siempre refleja las mas' profundas capas de conflictos inconscientes,
subsiste el hecho de que los clínicos han registrado libres asociaciones y
manifestaciones de procesos pnm'arios, como sueños, por lo menos igualmente
“profundas” que las observadas en el psicoanálisis m'dividual. Sm' embargo,
cualquier comparación entre las dos modalidades de tratamiento, es decir,
entre la terapia individual y la analítica de grupo, deberá referirse a un
problema mas' general, es decir: ¿Puede la totalidad de la experiencra' en un
grupo terapéutico, incluso cuando sigue los clásicos hn'eaJnientos freudianos de
la “Regla fundamental” y del “yo reflejado”, permitir el tipo de resolución en
profundidad detallada y contm‘ua, necesaria cuando se busca una reestructura-
ción de la personalidad? La pretensión de que la psicoterapia analítica de
grupo irn'plica fenómenos afines a la libre asociación y de que pueden hacerse
“interpretaciones “profundas” reviviendo conflictos repnm'idos durante el aná-
lisis de la transferencia y de la resrs'tencia, no logra situarla en el mis'mo nivel
que el clas'ico anah"sis m'dividual. De no presentar’seme pruebas irrefutables de
lo contrario, coincido con quienes opinan que la copresencia de varios pacien-
tes en una experiencia centrada en la reah’dad hace que sean fundamental-
mente distintos el proceso de terapia de grupo, y en particular, la naturaleza
de la regresión terapéutica. Ya que, por lo menos desde el punto de vista
teórico, el problema crucial inherente al uso de la regresión terapeu’tz'ca en un
tratamiento psicoanalítico no estriba en que si pueden o no su'scitarse los
fenómenos mas' “profundos”, sino más bien en hasta qué punto puede lograrse
que las funciones yoicas de observación, síntesis y control atraviesen diversas
capas de resistencia, hasta poder aceptar y dominar dichos fenómenos. Esta es
una tarea laboriosa y prácticamente im'posible de llevar a cabo con pacientes
que padecen de perturbaciones en su uso de la h'bre asociación (Bellak, 1961).
La observación hecha por Spanjaard (1959), un terapeuta individual y de
grupo, es de gran im'portancia. Spanjaard afirmó que a pesar de poder suscitar
una neurosrs' de transferencia hacia su persona conservando la tradicional
postura analítica de m'diferencia, la presencia de otros y sobre todo, su papel
adicional como fuente de sugerencias y de identificación, habían hecho im'po-
sible para e'l llegar “al meollo de los problemas fundamentales de la personali-
dad y de su estructura”. No hace falta insistir' nuevamente aquí en el
insustituible valor de la terapia de grupo para los pacientes incapaces de
beneficiarse con una modalidad terapéutica dia'dica de orientación m'trospecti-
Comideraciones para el futuro 267

va, o que, ademas' de la m'trospeccio’n, necesitan del factor adicional que


representa la experiencia emocionalmente correctiva vivida en un grupo.
Anteriormente me referia al dil'ema teórico originado por el conocido
hecho de que, como parte del ch'ma regresivo prevaleciente en los grupos,
abundan fantasías compartidas, lo mismo que expresiones emocionales y
manifestaciones conductuales similares. Ello condujo a algunos terapeutas de
grupo a expresarse en términ'os de una regresión de grupo (Bion, 1949), a
otros, en términos de una “personalidad de grupo” o de un “yo de grupo”.
En espera de testirn'onios provenientes de observaciones cuidadosas e indepen-
dientes, de estas manifestaciones de grupo, considero que es más sensato y
menos desorientador considerar a una manifestación regresiva de grupo como
conducta de individuos. El hecho de que la mayoria, y tal vez en ciertas
ocasiones la totah'dad de los miembros de un grupo, parezcan, ante los ojos
de un cli'mco, compartir una fantasia o manifestar una emoción como resulta-
do de procesos de identificación, no hace de ello una manifestación de grupo
en el sentido más estricto de la palabra. Además, conviene recordar aqui que,
desde un punto de vista científico, ciertos conceptos psicoanali'ticos, como el
de- regresión, pertenecen a un proceso m’ferido que se utiliza para explicar
determin'ados tipos de conducta, y no corresponden a una manifestación
observable.
Los tres modelos teóricos de la formación del grupo a los que me referi'
para fines ilustrativos admiten diferentes ru'veles de profundidad en el proceso
de grupo. Los fenómenos que describen estos autores, lo mismo que otros,
fa’crlm'ente podrían agruparse en dos niveles mas', amplios de proceso de grupo,
es decir, el dinánu'co-contemporan’eo y el‘Te'gresivo-genético, que describi' en
otra ocasión (1960). En esta categoriz'acio'n, el nivel dinámico-contemporáneo
45 corresponde a “las expresiones momentan'eas de necesidades conscientes y
t patrones yoicos de adaptación, ma's fa'crlm'ente observados, los papeles asumi-
dos por los miembros de un grupo, la red de atracciones y repulsiones, así
como la estructura del grupo. La conducta observada aquí representa antes
que nada una reacción contra factores realistas de la situación de grupo que
in‘volucran los aspectos más externos de la personalidad”. El nivel regresiva
L genético, en cambio, se refiere a motivaciones inconscientes y preconscientes,
a fenómenos como la transferencia, la contratransferencia, la resistencia, la
identificación y la proyección. Es más probable que surjan fenómenos de tipo
regresiva-genético en situaciones en las que se debil1"taron (regresión) las
restricciones de la personalidad (las defensas yoicas), provocado una mas' libre
expresión de emociones reprim'idas.
Recientemente propuse un esquema de clasificación (1967) para respon-
der al reto de dif’erendciar entre la ple’tora de técnicas de (¡Maia de po
utilizadas en las in'stituciones de salud mental, .tecnm”as que abarcan desde
grupos centvrmakdñposwen la realidad“, y grupos de trabajo, hasta grupos analíticos.
m - We
ema el reresio'n fomentado
rado ____g____de conscientemente por el
«ma A,._......»-r» -g...“
W!"
ut spresenta un ¡nm-omnia .cn'tenthouuccdve _d.__i_fe.,re_snciacig'n. Las _cm'.co cate-
" / M
268 El concepto de regresión

gori'as amplias que abarcan los principales enfoques de terapia' de grupo


descritos en la literatura son las siguientes: mel enfoque de Actividad-Catan
sis-Dominio. Q2 el enfoque Congosc¡tivo-Informativo, me] enfoque [nterpen
....-

enfoque de Descubrimiento e Introspección.


Tengo la esperanza de que, por lo menos, esta exposición demuestre la
crucra'l importancia del concepto de regresión en cualquier intento de consti-
turr' un marco teórico de referencia in'tegral para la psicologia de grupo, un
marco de referencia que abarque la compleja interacción de personalidades
individuales y de manifestaciones din'am'icas de grupo en diferentes niveles de
_pro.fundrd'ad. Sólo por medio de futuras consideraciones sistemáticas de la
regresión y de otros conceptos en este nuevo campo —tan fecundo en hip'óte-
sis creativas y, sm' embargo, desprestigjado por el uso de te'rrm'nos ¡m'precisos y
muchas veces desorientadores- podran’ surgir prácticas clínicas e investigacio-
nes de alto nivel.

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