La tuberculosis hoy en día sigue siendo un gran problema de salud pública en
todo el mundo, más aún en los países en vías de desarrollo; a pesar de las estrategias y los esfuerzos globales que se vienen realizando, continúa sucediendo en nuestro entorno.
Esta patología forma parte de una de las causas no obstétricas de
morbimortalidad materna y sobre todo en las que tienen una coinfección con VIH, por lo que sigue siendo un problema preocupante en lo que es salud materna y neonatal.
Se sabe que la tuberculosis afecta principalmente a los pulmones, pero
también puede afectar otros órganos del cuerpo. Al inhalar los aerosoles o gotitas esparcidas al toser, estornudar o hablar de una persona infectada se inhalan esos bacilos, por lo que se inicia una infección primaria, que puede permanecer latente, es decir no se convertirá en una infección activa. Pero en algunos casos esta infección puede activarse, sobre todo en personas inmunodeprimidas.
Las investigaciones mencionan que el embarazo no es beneficio ni perjudicial
para la infección por tuberculosis, pero esta enfermedad puede pasar desapercibida por los síntomas del embarazo que pueden confundirse con esta infección. Lo ideal es que se pueda diagnosticar y tratar a tiempo para evitar complicaciones y a su vez evitar la multirresistencia a los medicamentos.
La tuberculosis en una embarazada puede ocasionar aborto espontáneo, parto
prematuro, preeclampsia, hemorragia posparto, complicaciones perinatales, entre otros. Y estos resultados pueden ser más fatales si se acompaña de una coinfección con VIH. He aquí la importancia de una capacitación adecuada por parte del equipo multidisciplinario, el saber brindarle un óptimo tratamiento a la gestante, pruebas de descarte y seguimiento como la prueba de esputo, las imágenes radiológicas y hacerle seguimiento a estas pacientes para asegurar que cumplan el tratamiento indicado.
Por todo lo mencionado es muy importante la promoción y prevención en el
primer nivel de atención por parte del personal asistencial, y sobre todo el personal obstetra para educar a las mujeres en edad fértil, adolescentes, jóvenes y adultos sobre el adecuado lavado de manos, el uso correcto de la mascarilla, la ventilación en los hogares y en el control prenatal poder detectar a tiempo los factores de riesgo que pueda tener una gestante, referirla y así poder darle un tratamiento oportuno para poder evitar morbilidad y hasta incluso mortalidad materno – neonatal.