Está en la página 1de 38
on tie Igunas cuatro ‘Sia son fuerzan launque CAPITULO VII UVIMOS fa fortuna de hallar un guia que hkblaba tarahumar muy bien hicimos nuestra préxima parada en el pucblo de Cusarare (corrupeién espatiola de Tourare, usaca = dguila), pucblecillo indio situado en una esidn Taslante accidentada:y Mena de rocas porfiricas dis- qregadas. Acampamos & pocas millas fuera del pueblo, y cnviamos al gufa a advertir 4 tos habitantes de muestra iegadda, Bastante se habia hablado tecientemente entre Jos mexicanos del salvaje pueblo que vivia en aquellas pro- fandas barrancas. y era, en verdad, precipitaciin de mi parte cl acerearme tales sitios, No habfa_mexicanos establecidos en Cusarare ni-mis adelante, de manera que, excepto en el reducido eampo minero de Barranca del Cobre, ningunos habia en una extensién de cincuenta millas al sur ‘y mis 6 menos la misma distancia de este i oeste. Los pueblos de los indios, en foda la Reptiblica, permarie- cen casi abandonados In mayot parte del aito, Me refiero, por supuesto, ¢losqueno han tomadocaricter mexicano. Lo primero que tuvieron que hacer los misioneros fue obligar {Jos indfgenas & formar pueblos abandonando sus dispersos ranchos, y para ello empleaban 4 los indios en construfr un templo ett el sitio donde pretendlfan formar el pueblo, hat dolos trabajar, si era preciso, bajo la vigilancia de los sol- 136 EL MEX ESCONOCIDO dados que 4 0 pafiaban ayudéndolos 4 propagar el evangelio, el propésito de los misioneros era esto muy pric Jbjeto de hacer que los indlios permanezcan en. lo Ia$ autoridades que-los naturale por el término de su cargo, constituyen tna especie d ESFUERZOS DE LOS MISICNEROS 137 ion permanente en los pueblos. En cuanto a los naturales, sélo se reunen para cclebrar sus fiestas, y los domingos para Gn cllos lo entienden, Alguien que Ja oracién dominical, generalmente el yobernador, la arbulle mientras los ficles congregados se suntiguan de ndo en cuando; pero si ninguno de los presentes sabe Ia oracién, los indios se mantienen en pie silenciosamente por un rato, se persignan y se van, Cuando se retiran de Ia iglesia, juintanse fuera para cl otro propésito que los ha rounido, saber: el arreglo de los asuntos judiciales pendien- tes, generalmente algtin hurto, un matrimonio, ete. Llegué al pueblo un domingo en que habla gean n= mero de indios. Acercdbase la Pascua y, de acuefdo con Tas costumbres de los antiguos misioneros, aparetian los lamados fariseos todos los domingos de. cuaresma. Son cllos inos hombres que desempefian importante papel varios dias en las fiestas de la semana santa, par lo cull se pintan horriblemente la cara, se aclornan con plumas los sombreros y llevan espadas de madera pintadas con figuras coloradas. ‘Tales ceremonias se debieron sun hibil ardid de los jesuitas y frandlscanos, para apartar & los indios de sus fiestas paga- has, offeciéndoles un atractivo parecido dentro de la nueva religién que les asenahan, y aunque las doctrinas se hayan dlvidado, las fiestas contintian observindose Encontré al pueblo reunido Trente « una vieja iglesia de adobe, donde acababan de practicar el servicio religioso, Quien primero me Hamé Ia atencién fue cl gobernador, que estaba en pie, envuelto en un ancho zarape blanco que le cubrfa, seqdin usinza indiavhasta la barba; éra un indi viduo de aspecto casi noble y rostro aguilefio de benigna expresisn, Nunca consienten los indie: se interrumpa_por Hingdin motivo la solemnidad que tienen entre manos, y sea publica 6 privada; de suerte que, no obstante mi pre sencia, levanutronse todos los que estaban, ¥ los ocho hom 138 EL MEXICO DESCONOCIDO bres que constitufan las autoridades del lugar marcharon al tribunal en dos filas, seguidos por el resto del pueblo, Hay siempre junto 4 la iglesia un edificio llamado la Comu- nidad, que ha tenido por objeto el servir de ayuntamiento, de juzgado y de hotel. El que alli habia estaba tan dete- iorndo que los jueces y oficiales de la corte que se iba 4 reunir se sentaron afuera, junto una de las paredes, y se dlispusieron 4 administrar justicia 4 una pareja de detincuen- tes. Como ésta fue la tinica ocasién que tuve oportunidad de ver sus procedimientos judiciales, con detalles que hacen recordar la antigua época de los misionéros, con gusto referiré las cosas completas EL gobernador y cuatro de los jueces se séntaron 4 Ia manera de los blancos, sobre un banco dispuesto al efecto, donde parecian estar mis formales que eémodos. Dos de ellos empaftaban en la mano derecha bastones de palo del Brasil, en simbolo de su dignidad, pues se halla muy ex- tendida entre los indios la idea del bastén de mando, lo que facilits 4 los espafioles que conquistaron las diversas tribus, introducir el uso de la gure como emblema de autoridad, conservado todavia por los gobernadores indigenas y otros funcionarios. Dichos bastones se hacen como las antiguas varas y del mismo material, 6 sea de brasil, y tienen un gujero taladrado en el pufio, por donde se pasa una correa é fin de colgartos dle la pared cuando no se usan. Tos de las auutoridades ms altas tienen regatones de plata, y los oficiales inferiores usan .palos mis pequefios, en proporcién 4 los rados de su dignidad, de suerte que los de sltinro grado tienen s6lo un delgado bastoneillo como de pie y medio de Jargo, con una cinta colorada en lugar de correa. No acostumbran cargar lag varas en la mano, sino sujetas del cefiidor por el costado izquierdo. No hay indio que in- timado 4 comparecer ante los jueces por un emisario armado de su vara, se atreva a desobedecer la orden, y los mas dlesesperados criminales acuden mansamente, siguiendo & ron ‘blo. mu- ‘nto, lete- ba & y se uen- dad acen qusto fla fecto, as de o del > que sibus, ‘dad, otros nun de las iciales los grado fio de TRIBUNAL TARAHUMAR 139 menudo «i un simple muchacho que Hleva en el cinto un bastoneillo de juguete, cuyas cintas rojas le van colgando. Ess, pues, la vara lo que respetan los indios, no al individuo que la lleva Ningiin tribunal de los lugares civilizados impone tanto respeto y obediencia como el constituido por aquellos hom- bres que con sencilla gravedad se sentaban al pie de la pared que amenazaba ruina, provistos de sus varas y con una Tivonal de Cusarere en ses solemnidad que habria parceido ridicula sino rayara en lo sublime. Cuatro soladas formaban valla i los Indos, sin otra com que los distinguiefa de los civiles que sus lanzas de otate armadas de puntas de bayoneta, las que clayaron en el suelo, sentincose en sexuida, Presentacos los culpables, que eran un hombre y una mujer, fueron a sentarse frente {los jueces, mientras los testigos se sentaban detris. Nada habfa en Ia plécida cara de los acusados que hiciera com- prender que eran ellos los principales actores del drama 140 2 ICO DESCONOCIDO que iba 4 desarrollarse, y Ia tinica, manifestacién de senti- miento fue que la madre de la mujer se sentara 4 su lado. En seguida los jueces comenzaron hablar dirigiendo pre- guntas « los defensores, que contestaban brevemente, mien- tras el resto de la samblea guardaba decoroso silencio. No habia ni escribientes ni abogados. No me fue posible, por supuesto, seguir las declaraciones, pero todo fue muy corto, y spgin me explicaron, la mujer se habia escapado con un hombre casado, después de pro- verse de buena cantidad de matz del marido, y de haberse robado algtin frijol, y vivieron muy felices’ en una caverna durante un aft. El hombre no habia podido ger capturado, aunque diversas ocasiones visif6 & su familiahasta que al fin, en una de las frecuentes veées que se embtiagaban con la cerveza primitiva que hacfan, fueron cogidos ambos y Hevaclos ante axquel tribunal Mientras se dietaba la senteneia, uno de los “soldados” fue a abrir un hoyo como 4 veinte varas de distancia, donde clav6 un grueso palo, y no bien hubo acabado de hacerlo, cuando el acusado se puso en pie, mostrando en ta cara una. sonrisa entre descontenta y sarcstica; arrojé al“suelo su frazada, se encaminé deliberadamente hacia el poste, entre dos soldados qué, toméndole las manos y cruzéndoselas sdbre el palo, lo hicieron que se asiera de éste. En seguida otro hombre, muy envuelto en su zarape, se adelanté con agilidad, sacé 4 toda prisa de debajo de su abrigo un chi- cote de cuero y descargs cuatro azotes sobre la espalda del prisionero, quien vuelto poner en libertad, se volvié im pasiblemente 4 su asiento, como si nada hubiese sucedido. ‘Tocéle 4 la mujer su turno para ser castigada por la participacién que habia tenido en los hurtos, y le quitaron, al efecto, su frazada, quedando con una especie de cai Dlanca; la’llevaron al poste, sujetéronla de la misma manera que al hombre, y otro individuo puso en ejecucién el castigo. Ella también recibié cuatro azotes que la hicieron orar le pro- aberse urado, que al an con abos y Jndos”” donde acerlo, rauna elo su , entre losclas eguida 16 con an chi- Ida del cedido, por la fitaron, fcamisa EL PODER DE LA VARA 141 tun poco; pero ni ella ni su raptor hicieron, ni mostraron la menor oposicién @ Ia sentencia pronunciada. Mientras. se aplicaba el castigo, la audiencia se levant6 y permanecié fn pie solemnemente. Cuando la mujer volvié & su asiento, se arrodill6 y los dos delincuentes estrecharon la mano del juez principal Quedaba la segunda parte de la ecusacién, 6 sea la rela- tiva & las complicaciones matrimoniales. El hombre pidis permiso de dejar 4 su primera mujer porque queria casarse con la que se habia levado, pero no %e le concedié el divorcio. Ordendsele que volviera al lado dé su legitima esposa, que estaba presente con su_hijo en los brazos, y visiblemente descontento se encaminé lentamente 4 %londe lla estaba esperdindolo con una sonrisa jovial. Faltaba luego proporcionar otro marido la mujer con quien él habia estado viviendo. 2Quién Ia aceptarfa? EL juez dirigié la pregunta 4 un joven, casi un muchacho, que cerca estaba parado, cl cual respondi6 que si ella lo queria estaba dispuesto 4 casarse, y como ella contestara que sf se sent6 el joven & su lado, Les juntaron lastnanos, y les dijo el gobernador algunas palabras, hecho lo cual se levantaron ambos debidamente casados. Puede pedirse mayor rapi- ddez en un matrimonio? El dfa ‘siguiente nos condujo el guia por cuestas mis clevadas, y después de diez 6 doce millas‘de lenta subida, Hlegamos 4 la cumbre de la barranca del Cobre, donde acam- pamos eémodaimente como milla y media atris del punto en que desciende el camino al cafién. La vista era magn{- fica: las profundas quicbras y barrancas, resultado de pro- Jongados deslaves y erosiones, surcaban el suelo formando grandes clevaciones, especialmente al sur y al poniente. Fn otras palabras, alli fue donde por primera vez observamos barrancas que desde ese punto constituyen un rasgo entera- mente caracteristico de la topografia de la Sierra Madre. Los profundos abismos que atraviesan la inmensa mole de 142 EL MEXICO DESCONOCIDO Ja sierra, 4 manera de grietas enormes, corren principal- mente de éste 4 oeste, al menos en cuanto concierne & la Sierra Madre del Norte. “En el pais de los tarahumares, esto es, en el Estado de Chihuahua, hay tres barrancas muy grandes, llamadas Barranca del Cobre, Barranca de Batopi- las y Barranca de San Carlos. La Sierra Madre del Norte se dilata elevéndose 4 una altura de 7,000 4 8,090 pies, y llega en ciertos puntos hasta 9,000. Se alza tan gradual- mente en el este, por ejemplo, cuando se entra 4 ella par- tiendo de la ciudad de Chihuahua, que se sorprende uno de verse repentinamente casi sobre la cumbre El lado occi dental, sin embargo, desciende més 6 menos abrupto y presenta el aspecto de una muralla escabrosa yrescalonadas y de acuerdo con esta disposicién general del-sistema, oro- tgrfico, las barrancas comienzan por lo comtin en el este muy insensiblemente, pero pronto se hacen més profundas, y antes de desaparecer en los bajios de Sinaloa, alcanzan & veces de cuatro 4 cinco mil pies de profundidad, sin guardar, por suptesto, igual anchura en toda su extensién, sino que poco 4 poco van abriéndose y perdiendo su escabrosidad ” al ensancharse. Ademds de esas grandes barrancas que obstruyen el paso del viajeto por las altiplanicies, y lo obligan & desviarse al este, hay otras més pequefias numerosfsimas, especial- mente del lado occidental de la cordillera donde grandes pporciones del terreno se hallan cubiertas de montafias de estupendo volumen y amuralladas de rocas al par que de insondables abismos. Corren, generalmente, por el angosto fondo de las barrancas, rfos que desaparecen & veces preci- pitando sus aguas entre las Iaderas de abruptas montafias. En cuanto 4 Ja primera de las grandes barrancas, junto 4 cuyo remate nos héllabamos, podfamos seguir con Ia vista hasta cierta distancia su sinuosa direccién al poniente, y reconocer sus quiebras tributarias, por los contornos que formaban en los paisajes las crestas de las mohtafias. La no que rosidad ayen el tsviarse special- grandes thas de que de BARRANCAS 143. arranca del Cobre es conocida en su curso con diferentes nombres. Cerca de la mina de Urique (nombre tarahumar para decir barranca), se llama Barranca de Urique, y en ese punto, su abierta sima tiene sobre 4,000 pies de profun- didad. Aun los mismos misioneros jesuitas, con toda su intrepidez, desecharon la idea de bajar 4 ella, y los indios les dijeron que sélo los pajaros conocian la profundidad de aguel abismo. Cuando uno se detiene la orilla de tales oquerones, se pregunta sorprendido si serfa posible atra- vesarlos. Esto se puede hacer en algunos puntos, aun levando animales, con-tal de que no vayan muy cargados; pero es empresa demasiado ardua para fuerzas humanas. En aquellas barrancas era donde iba yo 4 effcontrar Jos indios paganos que tan ansioso estaba de eonocer. La regi6n, desde donde la abarcaba con la vista, parecia olvidada, ‘solitaria, intacta de huella humana. En los bordes rocallosos de las barrancas, se adherian los arbustos y los Arboles, y donde quiera que habla bastante tierra, ya fuese en In montafia 6 en los costados de las’ profundas arictas, se desarrollaba la vegetacién; pero en lo general, todo aparecia desnudo y sin vida. Con todo, no tardamos en encontrar huellas de seres humianos. Nuestras tiendas de campafia se levantaban sobre una antigua trinchera; no lejos de allt vimos grabada la tosca figura de una serpiente, de diecistis pies de larga, sobre una aspera roca, dibujo que debe de haber dejado una raza anterior 4 los tarahumares, y poco més lejos dimos con las ruinas de una moderna casa tarahumar. Tal parecia como si los indios hubiesen tenido que ex- traer la vida de las rocas y de las piedras mismas; pero bajando un poco 4 la barranca mayor y 4 las pequefias, éncontramos porciones de tierra propias para el cultivo y aun algunos espacios cubiertos de pasto, aunque de una escabrosidad extremada, Lo primero que hice fue enviar al guia 4 los valles y gargantas de abajo, que no alcanzaban 14 EL MEXICO DESCONOCIDO 4 verse desde nuestro campamento y silo por conjetura suponfamos, «fin de que persuadiera 4 algunos tarahu- mares 4 servime de mozos en una excursién quie intentaba hacer por aquellos lugares. .En, dos dias pudo formarse un grupo compuesto, ademas de mf mismo, de Mr. Taylor, el gufa, dos mexicanos y cinco tarahumares con su. go- bernador. Echamos & la espalda de los indios, y de los mexicanos bultos que pesaban de 4o 4 75 libras, y el gufa mismo tomé ung pequefto. No habria correspondido 4 Ja dignidad. del. gobernador Mevar carga, pero su. compafita nos era valiosa en ateneién 4 su grande influencia para con su pueblo. Fue aquella una excursién en extremos ‘interesante y duré varios dias. Gracias la presencia def gobernador, los indios nos recibieron bien, y ninguno hufa, no obstante ser todos cellos grandemente timidos y vergonzosos. Las mujeres se volvian de espalda nosotros, pero pasado un rato nos ofrecicron frijoles de una olla que tenfan al fuego, sirviéndolos en platos de barro con un par de torti- lias encima. En otra vasija que nos fueron pasando, nos ofrecieron su sabrosa sal ordinaria y algunos chilitos que ellos mismos cultivaban, y son muy de su gustoe Pero el plato mis interesante, fue el izquiate, que por primera vex probaba yo. Hiicenlo de maiz tostado, al que van echando agua al molerlo en el metate, hasta que toma Ja consistencia de una sopa espesa. Debido 4 ciertas yerbas frescas que 4 menudo le agregan, Hega 4 tomar un color verdoso, y siempre es fresco y agradable. Después de atravesar por algunos dias muchas millas entre grandes fragosidades, legué al fin una tarde 4 una cueva donde se hallaba una mujer haciendo precisamente esta bebida. Estaba muy cansado y no sabfa como trepar 4 la montafia para acampar & unos 2,000 pies arriba; pero cuando hube satisfecho el hambre y'la sed con un poco de izquiate que me dieron los hospitalarios indios, ertas aillas hente HOSPITALIDAD DE LOS INDIOS 147 senti que me renacfan las fuerzas, y con. gran_sorpresa mfa trepé sin mucho esfuerzo 4 tan considerable altura, En lo sucesivo, siempre hallé en el fzquiate un amigo en mis necesidades, tan fortalecedor y refrescante, que casi proclamo un verdadero descubrimiento, muy til para Nuestros cnpadures yt gohernad todos los que emprendan ascensos_en- las_montaias_y para quienesse expongan «i grandes esfuerzos fisicos. Dicha preparacién, sin embargo, no conviene en la vida sedentaria. pues es algo indigesta EI yestido de los tarahumares, aun de aquellos que han estado en contacto con los blancos, es siempre muy escaso. Tanto en las minas como en las mismas calles de la ciudad de Chihuahua se ven indios casi desnudos y cubiertos tinicamente de unos calzones de tosca tela de lana, tejida por ellos mismos, sujetos 4 ln cintura con un cefidor de vistosos dibujos. Algunos completan su traje nacional con un jolote 6 poncho corto, y agregaré, sélo por ser exacto, que la mayor parte tienen unas frazadas 6 cobijas 148. EL MEXICO DESCONOCIDO que sus mujeres les tejen muy bien, y en. que se envuelven para ir i las fiestas y danzas. Cuando no llevain el cabello suelto, se Jo sujetan con cintas de su propia fabricacién, bandas de tela de algodén 6 tiras de hojas de palma. A menudo hombres y mujefes se recogen el pelo detnis de la cabeza, y también los hombres suclen trenzairsel EL traje de las mujeres es igualmente sencillo. Se com: pone de una estrecha camisa de lana fajada a la cintura con Terabumares, un eefiidor, y una tinica corta, echada sobre los hombros, que generalmente no se ponen cuando estin en sus habita~ ciones de Ja barranca. .Usan también cobijas, aunque no ‘on VESTIDO DE LOS TARAHUMARES | 149 tanto como Jos hombres, las que especialmente sirven 4 las madres para llevar la espalda & sus pequeftuelos bien dere- chos. Aunque ahora, por lo comiin, traen sandalias de ba- {queta como los hom bres, hay muchos: mo: tivos para creer que no pasaba lo mismo anti sguamente, Los indios no tie- cidn a los adornos, y los espejos, por ejem= lo, no les: Haman grandemenite Ia aten in, pues no son afer tos di miratse en ellos Las mujeres, & matin do, usan _pendientes hechos de piezas trian. gulares- de concha sujetas en hilos de cuentas, y se ponen también ‘sartas de abalorios, prefiriendo Jos rojos y azules: Se Una tarahunare. hacen igualmente co- Mares con la semilla del Cot Lachryma-Fobi que son usados por hombres y mujeres, prineipalmente con objeto medicinal. Log hombres se ponen una sola sarta de dichas semillas, perd los collares de las mujeres les dan varias vueltas al- rededor del cuello. El astrélogo 6 adivino, que es & la vex médico y sacerdote, nunca deja de levar uno de esos rosa rios para oficiar en una fiesta, pues se cree que las semillas poseen muchas cualidades medicinales, por lo que frecuente- mente se las cuelgan 4 los nifios. 150 EL MEXICO DESCONOCIDO % También las campesinas de Italia y Espana usan tales semillas como preservative contra las enfermedades, y no faltan mujeres en los Estados Unidos que las empleen para sus hijos, creyenflo que con ponérselas al culo les facilitan la denticién En las burrancas de esa parte del pats, obwrvé @l hecho importante de que los in divs forman una especie cle trincheras para sus poqucias siembras, consteyéndolas com torlas Tas piedras que quitan de Tos sitios que les pare cen convenientes, fin de disponer de tiemas de labor en Tas faldas de las montis Astle wanlin sts cercas por Tajo del campo que han preparado, con lo que. evitan que ta poca ticera aqte hay, soa arras trade por las fuer tes lluvias que mo- pee Teast Hien eal logan detener a terreno, y que Mega de ariba, asegurando dle esta manera la necesaria para su peqemia cosecha. Hasta posible arar los eampos asf prepa Gargnilla de Coie. Lach radlos. Llegué « comtar seis terra mw Jot, (Limes de plenes semejantes en las pendientes de un arroyo, y en la regién montafiosa del rfo Fuerte, hacia el Estado de Sinaloa, se cultiva chile, frijoles, calabazas, DIVERSOS ADORNOS 153, Coix Pachryma-Jobi y plitanos, en trincheras levantadas al-pie de las colinas. Alli tienen ta forma de pequefios te- rraplenes. y se parecen @ las antiguas ruinas que hay mas al norte en tan gran cantidad que bien su puede suponer que Rancho tarahumar jumto 4 la bamanea del Cobre, con terra de lbor os tarahumares han puesto d su servicio las reliquias de la antigedad. Mr. Hartman dbserv6 por ahi cuatro, d alguna distancia unas de otras, y de altura de cuatro 4 diez pies, extendigndose en anchura tanto como el arroyo mismg en que estaban, 6 sea de ocho i dieciscis pies. CAP{TULO VIII Las CASAS DE LOS TARAICMARES—CAVERNAS MABITADAS DE HOY tos TARAHUMARES CAMBIAN FRECCENTEMENTE DE HADITACION jNly PAHO DONDE SE BAMA—LA CRUZ PEBUTIVA DE AMERICA S casas «jue vimos durante aquella exploraci6n eran ‘de una uniformidad notable, y como los, naturales than tenido muy escaso 6 ninggin contacto con los bl&neos, hay rain para inferir que sus habitaciones son de candcter tan primitivo como ellos mismos, Kn una mesa formada por Ta Tall de ka montata, vivian scis familias en habitaciones semejuntes ¥ poca distancia unas de otra Constan las casts ie cuatro horquetas clavadas firme- mente en cl suelo, para formar un cuadrade 6 un rectingulo, ¥ sobre Ins etales se apoyan dos Jatas paralelas, bajo una de las cuales, al frente de lt cast. esti In puerta. Sostienen dichos palos el techo formado por tablas dle pino sueltas y superpuestas, en ocasiones, de dos en dos. El soporte posterior es generalmente como un pie miis bajo que la lata delantera, lo que hace que el techo se incline hacia atris. Lastablas, por lo comin. no son sino lefios partidos en dos ¥ descortezaclos, que sirven también para formar las paredes, poyindolos contra el techo, de igual modo que para la puerta, la cual consiste de algunos de dichos maderos, que se ponen y quitan segin se quiera. En muchos casos se protege la entrada contra el viento y el agua con un colgadizo, Puede entrarse & 4a habitacién pot los lados, especialmente cuando hay un pequefio vestfbulo construido con palos fijos que soportan las tablas del cobertizo. ‘Aunque puede decirse que éste ¢s el estilo peculiar de 154 HABITACIONES TARAHUMARES 155 arquitectura entre los tarahumares, hay muchas vatiaciones. Ensayan ai veces paredes de construccién mis sélida, po- irilo longitudinalmente tablas 6 palos superpuestos y rete- nidos por las extremidades entre dobles barrotes clavados en las esuinas, 6 bien apoyados sobre los costados de la casa. y también levantan muros de piedra, rellenando “é veces ile Todo los intersticios. Suele suceder que en una misma casa haya torlas estas clases de paredes, y por la ilus: tracisn que damos puede verse un tipo caracteristico de habi- (Cast trshunar jan & batranca del taciones ‘de los tarahumares cf general, ast como de los indios paganos que habitan en la Tntrranea det Cobre. Es también muy comiin encontrar armazones formadas por silo dos postes perpendiculares «ue sostienen una. viga horizontal, contra ka que descansin las tablas en declive, por uno y otto lado, danclo sla casa el aspecto de un techo de cabalicte apoyado en el suelo: pero no es qué falten uno 6 mis palos tendidos horizontalmente, sino que, por los Jados, Jos cubren las alas del techo, y por el frente y la 156 EL MEXICO DESCONOCIDO parte posterior, ya tablas 6 lefios, puestos en descuidada posicién horizontal 6 de pie. En la tierra caliente hay varias casas de esta naturaleza, con téchos de paja 6 de hojas de pal Tambicn hay habitaciones que consisten tinicamente de un techo sostenido sobre cuatro palos, Hamadas jacales, que pueden ser simples cobertizos. Entre los tarahumares del sur especialmente, se ven asimismo cabaiias regulares hechas de troncos asegurados por las extremidades, y por dltimo, los tarahumares civilizados se construyen. sus chozas dé piedra y lodo y las techan con tablas, paja 6 tierra. Es dificil encontrar entre dichos indios dos casas exacta- mente iguales, aunque en lo general siempre se parezcan, y no obstante lo expuestas que se hayan 1a intemperie, pro- tegen bastante « aquella gente, que es poco sensible 4 las \idada e hay 6 de te de 5 que ss del ACTUALES HABITACIONES EN GRUTAS 157 mudanzas y rigores del tiempo. Los. tarahu- ‘mares no pretenden que suis casasino se mojen en tiempo de aguas, pero les basta tener un lugar seco deptro de clas, y si el frio los molesta demasiado, van A re fugiarse en las cucvas, Muchos de ellos ni si quiera se fabrican ¢a bafias, sino que habitan permanente 6 transito riamente en las grutas, hecho que comprobé plenamente en subse- cuentes exploraciones proseguidas por mis de afio y medio en toda la regién ocupada por la tribu Hay en aquellas tie- rras cubjertas de por fido desgastado por cl agua y de arenisca inter estratificada, abun dantes cavernas. natu rales donde encuentran Jos indios abrigo con: veniente y seguro, y aunque pueda decirse que las cabaiias son sus principales _habitacio nes, son tantos los que Pilar de arennce, mosrando el efecio de 158 EL MEXICO DESCONOCIDO viven en cuevas que bien puede lamérseles los trogloditas americanos de nuestro tiempo. Las cavernas fueron la primera habitacién del hombre y las hay en ciertas formaciones geolégicas de todas las partés del globo. La humana imaginacién poblé esos profundos y oscuros antros de terribles monstruos guar- dadlores de grandes tesoros, y todavia hoy corren acerca de mitchas grutas leyendas y cuentos de hadas; pero las cuevas poco. profundas han prestado abrigo, desde los tiempos primitivos, al hombre y aun 4 los animales, contra las i mencias del tiempo. El hombre prehistérico de E ra habitante de las cavernas,’y las investigaciones modlernas ie din Vitale wert ed econo" vicar i anuina ae que existia en Francia en épocas en que clarengifero y el ‘mamat.vagaban ‘or las lanuras occidentales de Europa Conforme fue avanzando la civilizacién, bajo variables, condiciones climatéricas, y perfeccioné cl hombre sus ttiles € instrumentos de labranza, fue abandonando las cavernas y construyéndose casas; pero aun siguieron sirvigniole kis primeras por mucho tiempo, va que no para habitar en ellas, sf para enterrar 4 sus muertos. Recuérdese, por ejemplo, lo que refiere el Génesis de como Abraham compré i Ephron por cuatrocientos siclos de plata una cueva para enterrar & Sara y poscer una sepultura de familia. Los habitantes de Jas cavernas que habia en Franc desaparecieron hace, muchos millares de aios: pero a quedan en varias partes del globo, como por ejemplo en Bites ene cant oem netted fe Sinttiianns aa en grutas, bien que en condiciones de vida distintas de aque- las en, que estaban los trogloditas antediluy Los que hay en México pasan por iin estado de transicién, habiendo adoptado la mayor parte chozas y coh ‘miuchos atin no comprenden porqué han dle dejar sus eémo dos y seguros abrigos naturales por mezquinas habitaciones construfdas con sus manos. El padre Juan Fonte, explo pertizos: pero sditas mbre 8 las esos cade mpos nele tropa yel ables itiles Bs atlas, plo, MUDANDO DE HABITACION 159, rador misionero que visité 4 Jos tarahumares penetrando dieciocho leguas dentro de la regién habitada por ellos, yendo de San Pablo Guachochie, habla de las numerosas ‘cuevas que vio, y refiere que hay muchas div quefas habitaciones. Hay también otras noticias rela- tivas d Ia existencia de habitantes de las cavernas en esa parte de la Sierra Madre: pero el hecho era conocido, hasta hace mut poco, dniccmente por los mesicanos que habitan en las cereanias, quienes no le prestan la. menor importancia, Aunque la mayér parte We los tarahumares.residén Permanentemente en las montafs, gran ntimero de ellos bajan 4 pasar el invierno en la barrinea, donde la tempera: 160 EL MEXICO DESCONOCIDO tura es mds cilida. Si no tienen casa, se refugian como pueden, prefiriendo hacerlo en las cuevas; y 4 falta de asilo mejor, se conforman con cualquiera cavidad de las rocas y hasta con el abrigo de algdin Arbol. Ast vivirfan de prefe- rencia, si no fuera porque no ha habido en las barrancas: astantes Iluvias, 4 10 menos en los cltimos afios, que les permitan levantar las cosechas que han menester. Debido 4 esto, vuelven en marzo a las tierras altas, donde hay mis Ta grata de una bella arahumar, seguridad de que Hueva. Lo mits general entre ios indios {que yiven cerca de alguna barranca, es hacer dos siembras de maiz; la una en la montafa, « principios de marzo, y otra en junio, cuando comienzan las aguas, en el fondo de Ja barranca; y una vez que han cosechado en ambos lugares, se fetiran 4 sus cuarteles de invierno. A menudo la cueva ‘ocupada por una familia no esti 4 mis de media milla de su cabafia, y pasan alternativamente de una 4 otra habitacién, VIDA NOMADA 161 porque conservan todkivia sus! instintos Admadas. Aun los {que permanentemente habitan en las alturas cambian con mucha frecuencia de domicilio. Una razén de esto es que siquen su ganado: otra, que mejoran la tierra donde viven [La bella de la grata, por algdn tiempo; pero deben tener Hgunas mas, que s6lo «llos conocen, En verano abandonan muchos sus cuevas f causa de los alacranes, tarintulis y otras sabandijas que las infestan, Frente a la entrada dle la cueva levantan generalmente 162 EL MEXICO DESCONOCIDO una pared de piedra 6 de piedra y lodo, tan alta como’ el pechorde un hombre, para librarse del viento, del agua, de Jas bestias feroces, ete. ‘Tienen allf los mismos utensilios que en sus chozas; 6 sea el metate, las ollas y cazuelas de Vista lacral cle ls ruta (pig. 163). Apurecen las trojes y_cercados Darro, canastas, guajes, ete. El fuego se halla siempre en el centro, sin ninguna chimenea 6 fogén, y las ollas en que se cuecen los alimentos son colocadlas sobre tres. picdras, Emparejan y ablandan una parte del piso. para que-duerma Ja familia, tendiendo en tal cual ocasién pieles sobre el suelo, COMODIDADES DE LAS GRUTAS 165 A veces se ensancha el piso con un terraplén artificial hecho frente de la cueva, y en algunos casos lo’ cubren de adobe. Llegué d ver una cueva en la que aun los lados estaban arreglados de este moro, Hay en ellas, por lo comtin, uno 6 dos’ graneros que ‘constituyen su principal adelanto; pero por supuesto no existen en muchas cuevas. Diversas oca siones encontré parecles de piedra y lodo dentro de la gruta, Jevantadas 4 altura del pecho, que formaban uno 6 dos aartos para cl uso de la familia y para guardar cabras y ‘en «i veces rediles de estacas, que ocupan la mayor parte de In gruta, para animales domés titos La mayor gruta habitada que vi tenfa cerca de cien pies de anchura por una profuniidad de veinte < cuarenta piés de dentro & fuera, Aunque las cuevas sean may profuntlas, Jos indios viven cerea «lela entrada: nunea las excavan ni hacen agujeros para vivir. Me hablaron dle un arroyo donde hay seis grutas habitadlas, distantes unas de otras s6lo treinta incuenta varas; pero esto es Faro, porque generalmente estdn separadas hasta por més de una mila 1o que conviene 4 Jos tarahumares. afectas como Son sus familias & vivir por sf mismas. Vi una cueva, 6 mis bien“in refugio, bajo una enorme roca, donde se haba construilo un parapeto de cascajo, & manera de terraplén, para ensinchar el grea del piso. ‘unca se encuentran cuevas hatbitadas en sitios inacce- sibles, como es ei caso en cl suroeste de los Estados Unidos. Donde las cuevas son de dificil acceso, los indios colocan una escalera de madera 6 nxis bien, un tronco de arbol con escalones. En una encontré escalones cortados en la suave “roca” (ceniza voledinica solidificata), que conducian 4 una habitacién. Habia también, una especie de banco cortado contra el muro'de Ia caverna Muchas son notablementé simétricas en su forma. y naturalmente cémodas. Las hay en los arroyos de las mon- es 166 EL MEXICO. DESCONOCIDO tafas y en las barraneas, y si hubiera de seftalar la regién donde son nxis abundantes, mencionaria la que se extiende “arichic hacia Urique y también al norte y oeste de iehic, Muchas cuevas, hasta donde recuerdan los habitantes de las cereanias, han estado. permanentemente ahandonadas, debido a la acupaeiin de las tierras por los mexieanos, puies los indios no gustan vivir cerea de los bla No son los tarahumares la tiniea t¥fbu que todavia ocupa las cavernas, pues segtin hemos visto, también Jos pimas son, aunque en limitado ntimero, habitantes de grutas, y lo mismo con los tepehuanes del norte asf como egp los huaro- szios em st pequeta rea % Tienen alguna relackin estos habitantes tle cavernas con los antiguos habitidores de las rocas del suroeste de los Estados Unidos y norte de México? Resueltamente no, putes at gran aversion @ vivir mis de una familia en una Cueva y su falta de sociabilidad hacen notable contraste con Tos antiguos habitantes de las rocas que tendfan por leva & congregarse, Por interesante que sea el hecho jsmo de vivir en grutas. no Ixtsta patra probar su filiacién con los antiguos cij-dcellers. Nunque los. tarahumares son muy inteligentes, es grande su atraso en las industria y en las artes, Verdad es que las mujeres tejen faj ¥y cobertores de admirables kibrados, pero hasta aqué parece ilegar el limite de su capacidad, A veces, dibujan tosca- mente con ocre en las cuevas figuras de animales y mujeres, y pueden verse en algunas rocas contomos de pies esculpidos con picdra “para dejar su huellt en este mundo cuando mucran.” La alfareria tarahumar es extraordinariamente tosca en comparacién con las pievats que se han hallado.en intiguas habitaciones de las rocas (clij-dwellings), y su entacién es también comparativamente infantil los clif-devellers hicieron avanzar el arte de la decorac un grado relativamente alto, segiin aparece por los objetos ogy, COSTUMBRES DE LOS MORADORES 169 hallados en sus habitaciones. Los habitantes de las caver- nas quie hoy existen, carecen de tal habilidad y estén igual- mente privados del don arquitecténico que se hace notar en Jas notables construcciones que practicaban en las rocas los clif-disellers primitives. En lo concerniente & todo esto, no pueden, pues, clasificarse en un nivel superior 4 los, trogloditas. Nunca pasin toda su vida en una sola casa 6 caverna, ni tampoco kis abandonan definitivamente, siendo raro’ que se alejen de alguna mais de dos 6 tres aos. Sucle ocurrir que una familia cambie reyentinamente de choza, aunque la haya constraido de picdra, despues de habitarlg. por algiin tiempo, sin que sea siempre fill explicar tal resolfci6n. Un indo dejé su casa porque no Te daba bien el sol. Ctiando alguien fallece. aun cuando sea un pariente lejano que acci- dentalmente se encuentra con la familia, los tarahumares destruyen Ia casa 6 alundonan Ja cueva, y otras muchas supersticiones de este otro género influyen en ellos. Carh- Dian muy & menudo de resicenefa’con el propdsito de cultivar la tierra, y después de derribar ki habitactén, siembran ma en cl Iugar que ocupaba. De este modo cambian de sitio las familias varias yeces 1 afo, 6 cuanilo menos cada dos afios. E] tarahumar mis rico que"habia en la regién, el cual ha muerto ya, tenfa cinco eyevas y se mudaba como ‘eees por aio, s caracterfstico en Jas habitaciones ile estos indios, ya sean casas 6 cuevas, que el piso delantero sca parejo y bien aplanado para que les sirva de patio donde ejecutan sus danzas y pricticas religiosas, no. siendo raro que tengin mas de un patio, Para tal objeto, los obliga é veces la con- formacién del terreno 4 construir terraplenes. En dicho patio, que mide generalmente diez varas cuadradas,-tlavan una, dos 6 tres eruces que les sirven de > centro para todas las cerémonias (excepto las que requiere el culto del sagrado jiculi). La cruz es por lo general de ajo EL MEXICO DESCONOCIDO tun pie de altura, bien que 4 veces se levante & dos pies sobre €l suclo, Férmase con dos palos de desigual extensién, preferentemente de ocote, unidos en forma de cruz romana. Vi dos clavadas fuera de una casa, y formadas por tallos naturales de pino, las cuales tenfan una altura de cuatro pies. Los hechiceros usan para sus curaciones unas cruces pequefias de tres & cuatro pulgadas. Es un, hecho bien cono- cido que cuando los espatio- les llegaron 4 América en- contraron, con gran sor- presa suya, que los indios cstaban en posesin de la cruz, Exceptuando la del Palenque, simbolo det drbol CB de recto aurea pon 0° Vids) pucte, deca ene 4 ura ea tathomae. que Ia cruz primitiva de la mayor parte de as tribus de México es Ia griega, pero también se usaba la latina. La primera’ constituye para ellos un signo religioso de funda- ‘mental importancia, pues que designa los cuatro extremos del mundo pero ‘en ninguna de sus lenguas, que yo sepa, existe palabra con que denominar ila cruz. Sin embargo, la cruz griega, que representa para los indios una idea c6s- mica, se ve grabada en las rocas 6 dibujada en la arena, 6 se hace sobre el cuerpo de los enfermos para curarlos. Es asimismo, para los tarahumares, el pivote en cuyo tomo se celebran todas las festividades y ceremonihs reli- giosas. Bailan siempre alrededor della, yen ciertas ocasiones Te cuelgan cuentas, mazorcas y otras ofrendas. Usanla igualmente los tarahumares cristianos y los pagatos, y toda la cuestién se reduce 4 saber si la tribu ha cambiado la CRUCES TARAHUMARES a7 forma de su cruz desde que estuvo en contacto con los blan- cos, 6 si la primitivamente usada era semejante a la que hoy tienen. Me inclino & creer, por muchas indicaciones de los tarahumares, que su cruz representa una figura hi- mana con los brazos extendidos, y que es un emblema del Padre Sol, el Hombre Perfecto. Cuando hay dos cruces en cl patio, la menor representa. é la luna. Esta concepeién explica también la costumbre de colocar tres cruces para la danza principal, Hamada rutuburi, sirviendo probablemente la tercer cruz para representar 4 Ja estrella de la. mafana Entre los naturales convertidos al cristianismo, es probable que hayan Iegado las tres ceruces di ser la. representa cién de la Trinidad. Llegué 4 ver una cruz, lo menos de diez pies de alta con un travesaiio de solo un pie de largo, plan: tada en cl patio de un in: dio de proporciones, Ia que ficilmente se comprendia que designaba al Padre Sol. Dicen los tepehua. nes del norte que Ia cruz es Tata Dios, nombre con que generalmente deno. minan al Sér Supremo los indfgenas convertidos al cristiahismo. Graces ffente una casa carauma, La conjetura de que la cruz representa una figura humana adquicre mayor con- sistencia por el hecho'de.que la colocan en el. patio especial de los muertos, y de que en el curso de las ceremonias, la trasadan, como pude observar, al lugar donde se ejecuta principalmente la danza, “para que vea bailar y beber tes- im EL MEXICO DESCONOCIDO : gilino.” seigin me explicaron los indios. En. e503 casos, representa seguramente i Jos muertos. En esta paigina pueden verse el frente y el reverso de ana cruz muy interesante, & pesar de que su forma es evidente- ron Alt, 65 ems aneh. 27.5 6m mente una imitacién exagerada de una cruz catdlica 6 cruci- fijo. La obtuve en la regién montaftosa al este de Morelos, como regalo que me hicieron los tarahumares cerca del rancho de Colorados. No era, segiin todas sus -aparien- cias, de factura muy antigua, y estaba pintada con ocre SIMBOLISMO 173 rojo. Sus dos ramas estaban sujetas 4 la manera usual con un cordelillo de fibra, cuyo amarre especial aparece mis claramente en pay Bp ery Vista de frente, los dibujos de la parte superior repre sentan dla estrella puntos as otras estrellas qu la acpmpatans pere ficativo cl que The men igualmente a esi constelaciin los ojos” de Ia cruz Lospiuntos que tiene del otro lado repre- sentan también estrellas, fin le «ue, sein meexpli puseda Tata Dios ver Tas. catrllas cuan do ellos se_ponen 4 bailar porque é vive en las estrellas creencia evidente mente sugerida por jinfluencia catdlica. ee Sera “Toje timer de piedray Todo. cruz tienen por objeto acentuar el significado de la misma, y las més, importantes son las que se hallan abajo de la 174 EL MEXICO DESCONOCIDO juntura de los brazos y la rama vertical. Son mente repeticiones de la cruz principal, pues aparc presentados los bra- toscamente es calpidos to al significado de Jos pares de lineas Jaterles, nada abso- Jutamente puedo de. Gir Dan los. tara- humargs mayor jm aeR Gul eo habitattin, & la tr0- je, que constrayen Siompre frente & su domicito, pues de hecho es" para ellos cosa secundaria. st comorlidad personal aque posponen aun & la de sus animales domésticos. Como ejemplo que ha per- sista de la €poca en que aun no te nfan casas, puede senalarse el hecho Siguiente, cuando un indo y su mujer regresan “de Soran ST tee tiaje de varios dias cs eee 6de mis tiempo, no davermen la primera noche dentro de la casa ni eh Ja cueva, sino qu eligen un lugar conveniente cerca dela troje. gura- s bra ar gm & su a tro- ruyen 1 ellos sonal aun & imales ‘Como 1a per- época no te. puede hecho lando mujer algiin 05 dias ‘Apo, no cueva, TROJES "75 Siempre constrayen sus trojes 6 graneros bien agrupados, En.muchos apenas cabria un perro de mediano tamafio, pues Jos tarahumares prefieren el niimero la extensi6n, y les sirven para guardar todo lo poco que poseen y no tienen en uso, principalmente matz y frijoles, alguna ropa y telas de reserva. jieuli, yerbas, ¢tc. Para la puerta emplean una 6 mis tabletas de pino que sujetan con una cerradura de Tidjes tarahumares de madera maclera ingeniosamente construfda, 6 simplemente con todo que pegan las orillas. Rara vez cierran la casa cuando se alejan, pero en cambio tienen mucho cuidado en ase- qurar la puerta de sus trojes, siendo el crimen mis odioso para la tribu que les rompan un granero cerrado clel modo {que acabo de describir. Los mexicanos que han cometido semejante delito, lo han pagado en ocasiones con su vida. 176 EL MEXICO DESCONOCIDO Las trojes del género mas comiin son redondas, de cuatro 4 seis pies de altas, construfdas de piedra y lodo, y con techo de tablas de ocote aseguradas con piedras y tierra. Hay otras del mismo tamafo, que son cuadradas, hechas de tablas aseguradas de las esquinas, y techadas asimismo de tablas. Se encuentran estas diminutas construcciones dentro de las cuevas, 6 se levantan en lugares dg diffeil acceso, tal como en lo alto de las rocas. Hiillanse 4 veces en lugares solita- ios, pero mass menudo junto « las habitaciones. Es cu so el efecto que producen a la vista las construfdas sobre Jas rocas cerca de alguna cabinha, pues parecen mintisculas chimeneas de una fitbrica, Flas, mis que njpguna otra cosa, proclaman con tila evidlencia el cixidado que van te niendo de su escasa propiedad los pueblos quellegan é un arado de desarrollo que los indice & cultivar el suelo, estable- ciendo la primera diferencia entre las tribus salvajes y las nimadas que son siempre prédigas 6 imprevisoras. Liegué ai ver diez de dichas trojes, y aun catorce, en cierta ocasién, junto de un domicilio, pero por lo comtin sélo se encuentran tuna 6 dos. Usan también para trojes las euevas pequefias, especial mente cuando es dificil Negar ellas y estin ocultas 4 la vista, ¥ 4 veces las hacen con armazones regulares de troncos,

También podría gustarte