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9 Declaracién de los Derechos del Hombre, pintura de finales del siglo XVIII (detalle) A. Introduccién al planteo ético Volvamos ahora a nivestios interrogantes iniciales: :recuerdan esa lista que ela- boraron al comenzar el afio, primero en forma individual y después en forma gru- pal? Seguramente entre ellos han aparecido algunos de este tipo: ;Cual es el crite- rio para determinar cuando actuamos bien? {Qué es lo bueno? :Sobre qué se ba- san las normas morales que respetamos? {Qué es la justicia? Todos ellos pertene- cen a una disciplina filos6fica, la Etica, que se ocupa, justamente, del valor bien, su naturaleza y su relacién con otros valores y de la fundamentacién de las nor- mas morales que rigen las actividades humanas. A primera vista, advertimos una conexién entre los conceptos “ética” y “mo- ral”, que, curiosamente, significan lo mismo desde el punto de vista etimol6gico (ethos, en griego, y mos, moris, en latin, quieren decir “costumbre”) y que muchas veces son usados en forma indistinta en el lenguaje cotidiano (se dice, por ejem- plo, de alguien que “es inmoral” 0 que “carece de ética”). Sin embargo, conviene distinguirlos. Al hablar de “moral” nos referiremos a las normas o reglas que ri- gen (o deberian regir) ciertos aspectos de la conducta humana, mientras que la pa labra “ética” se aplicaré a la disciplina que trata de establecer sobre qué se fundan © qué validez tienen las normas morales. Aun asi, la distinci6n no es muy clara: la Etica no parece haber sido a lo largo de su historia una disciplina puramente tes- rica sino que connotaba en todos los casos un modo de vida coherente con la teo- ria lo explicitaran o no los filésofos-. Tan ligada a la accién ~y a la voluntad co- mo ejecutora de la accién- se les aparecia que varios pensadores la designaron con el término “filosofia practica” (praxis = accién) por contraposici6n a una “filoso- fia especulativa” més ligada a la Metafisica 0 a la Gnoseologia. Como ejemplo de lo sefalado antes, recordaremos que en la Unidad 1 tuvimos ocasién ce acerca- mos a la figura de Sécrates, filésofo griego que vivi6 en el siglo V a. C., para quien el andlisis de los conceptos éticos era inseparable de una linea de conducta que él mismo habria de mantener a lo largo de toda su vida. UNIDAD 5 153 UNIDAD 5 154 Oe eee decd B. ;Qué es el bien? Aplicaremos a continuacién la técnica de dinémica grupal llamada "torbellino de ideas” para tratar de encontrar, en forma conjunta, cudles han sido las princi- pales respuestas a la pregunta central de la Etica. La técnica consiste en proponer en forma puntual, esponténea y rapida todas las respuestas que a los miembros del grupo se les ocurran respecto del problema formulado (por ¢}.: "El bien es (0 reside en) el placer”, “es (0 reside en} el dinero"), escribiéndolas sucesivamente, pero sin un orden preconcebido, en el pizarrén; en un segundo momento se orde- narén los conceptos ya escritos siguiendo conexiones de sentido, relaciones de in- clusién u otros criterios. Finalmente se podra completar un cuadro de este tipo en. el pizarrén (el cuadro variard en relaci6n con las propuestas que se formulen). Esta respuesta se relaciona con el hedo- nismo, posicién filoséfica que surge en la Antigtiedad y es retomada en distintos momentos de [a Historia de la Filosofia. Representantes: Epicuro, S. Mill. » La foie‘dad, Esta respuesta se relaciona con el e Quien peca lo hace por ignorancia; de ahi la importancia de ayudar a los otros -disefpulos y aun interlocutores ocasionales~ a clarificarse y a elegir adecuada- mente sus lineas de accién. Para éh: “La ciencia (el conocimiento) es una cosa bella, capaz de dominar al hombre de manéra que si uno sabe qué es el bien y qué es el mal no puede ser vencido por néda ui obrar de manera distinta sino que la sola sabiduria basta para ayudar al hontbre.”® Pero debemos observar que la ciencia, de acuerdo con el parrafo anterior, no es para Sécrates un mero conocimiento te6rico sino que incluye la fuerza de caracter que permite dominar los impulsos y purificar el alma; es a la vez el motor de la acci6n y el faro que ilumina la meta a aleanzar. El alcohélico, por ejemplo, que si- gue bebiendo aun cuando sabe los estragos que el alcohol causa en su organismo, no tiene una ignorancia de tipo te6rico sino una debilidad de cardcter que le im- pide resistir al impulso que lo leva bacia el alcohol. "Quien se halla ~dice Sécrates- bajo el dominia de los placeres seusuales y Hegé a ser por ellos impotente para hacer lo mejor (...) sirve a la peor esclavitud (...) ¢Qué diferencia Jay entre el intemperante y el animal mds incapaz de ciencia?”S Para Sécrates no haba una diferenciacién nitida entre virtudes sino que cada una de ellas implicaba necesariamente a las otras, Quien actuaba con valentia era justo y bueno y viceversa. El “vivir bien” era vivir en el ejercicio constante de la virtud y esto, a su vez, la consecuencia de preocuparse por purificar el alma 3 Wo, a wR MONDOLFO, gio, op. eke Be 3 ensamien 4 Prot, 352; en R. MONDOLF : 38 5 Memo, 1, Il; en R, MONDOLFO, op, eit, pig, 40, UNIDAD 5 UNIDAD 5 Esa busqueda reflexiva “{No sabes ~preguntaba Sécrates- que a nadie concederé Ia gloria de haber vivido me- jor y con més alegria que yo? Pues a mi parecer viven de manera éptima quienes de la me- ¥ jor manera se esfuerzan en transformarse en éptimos y con alegria suma quienes tienen ims vivo el sentimiento de estar transforméndase continuamente en mejores.”> Bondad y justicia no requieren para Sécrates otra gratificacién que la que otor- ga la propia “voz” interior. Se relacionan con un estado de quietud y de calma, a diferencia de la perturbacién que experimentan el injusto y el malvado, que es mucho mas dolorosa que cualquier castigo externo. Pero a todo esto debe aftadir- se la creencia de Sécrates en el cardcter divino del alma y su inmortalidad, lo que le permite sugeriz que en la otra vida el hombre justo encontraré también un pre~ i mio -por ejemplo, podria ser, si fuera verdadera la tradicién homérica, encontrat~ se con héroes y sabios y pasar a dialogat con ellos-. En realidad, Sécrates no hace referencia explicita a premios 0 castigos determinados en la otra vida, pero esta claro que las tareas de purificacién y liberacién del alma, en la medida en que es- ta tiene raices divinas, apuntan hacia una beatitud en la inmortalidad. 158 1. Qué se podria responder desde el plan- teo socrético a la afirmacién de que “los _mentiros0s son sabios en las cosas en que engafian”, propuesta por el sofista Hipias? 2. 2Qué criticas se podrian dirigir a esta identificacién entre ciencia (conocimiento te6rico + fuerza de cardcter) y virtud? 3, Sefialen esa relacién entre valentia y jus- ticia que se mencion6 antes en algunos de Jos episodios de la vida de Socrates citados en Apologia te Sécrates (ver Unidad 1). 4. Busquen algtin pasaje de Apologia de crates (lercer discurso) quie muestie la con- Gencia en paz que acompaia a Socrates y que sugiera un estado animico diferente en sus jueces. La muerte de Sécrates impresion6 profundamente a su discipulo Platén, quien, por gratitud y admiraci6n hacia su maestro, habria de convertirlo en el protago- nista principal de casi todos sus didlogos, mostrando simulténeamente el vinculo que habia entre sus ideas y las socrdticas. Haremos referencia a algunos planteos de este gran fildsofo que vivi6 entre 427 y 347 a. C. en otras unidades y por aho- ra sefalaremos solamente que a lo largo de su vida viajé mucho ~por Egipto, Ci- rene, Sicilia y otros sectores de Magna Grecia~y que, a sw regreso a Atenas de uno de sus viajes, cuando tenia 40 afios, fundé una escuela Hamada Academia, donde tuvo como discipulo, entre otros, al joven Aristételes. le ao ee 2. La ética aristotélica Aristételes era hijo de Nicémaco, médico del rey de Macedonia, y habia nacido en Estagira en 384 a. C. En un principio, deslumbrado por Platon, su maestro, ad- hirid a su postura filos6fica, pero, més tarde, fue separdindose de esta y elaboran- do su propio sistema. A la muerte de Platén dejé Atenas y viajé a Macedonia, don: de el rey Filipo II le propuso que fuera el educador de su hijo Alejandro. Cuando este lleg6 al trono, Aristoteles volvis a Atenas y funds su propia escuela, llamada peripatética o del Liceo, dedicandose exclusivamente a escribir y-enseftar. Acusado de impiedad en 323 a. C. por miembros del partido nacionalista ateniense, Arist6- teles no quiso que se cometiera un nuevo crimen contra la Filosofia y, a diferencia de Sécrates, acepté el exilio, abandonando Atenas e instaléndose en Calcidia, don- de fallecié al aio siguiente. Entre sus obras cabe mencionar Organon ~a la que ya nombramos en la Unidad 2-, Retdrica, Poética, Politica y Fisica. Analizaremos ahora la respuesta aristotélica a la pregunta “Qué es el bien?” El filésofo comienza reflexionando que toda actividad, dentro de cualquier cam- po, ha de tener necesaria, imprescindiblemente, un fin; para aquel que realiza una accién, esta se le presenta, ademés, como capaz de reportarle un bien. Asi se llega, en el primer parrafo de Etica a Nicémaco —libro que, segiin parece, Aristételes de- dicé a su hijo Nicémaco-, a a identificacién de ambos conceptos: toda actividad tiende a un fin que es a la vez un bien: "Todo arte y toda investigacién cientifica, la wismo que toda accién y elecci6n, parecen tender a un bien y por ello definieron con toda puleritud el bien los sue dijeron ser aque To a que todas las cosas aspiran.”? Siendo, como son, muy numerosas las actividades humanas, también lo son los fines que nos podemos proponer. Aristételes da algunos ejemplos relacionados con las artes y las ciencias: “el fir de la medicina es la salud, el de la construccién na tal, ef navio”. Ademas no todos los fines son jerarquicamente iguales; algunos son mas importantes que los demas y, asf, los primeros subordinan a los segundos. Advertimos entonces que se presentan ante el hombre verdaderas cadenas de fi- nes cuyos eslabones no constituyen, en tiltima instancia, sino medios. Sin embargo, no es suficiente hablar de fines “finales” en el sentido de fines que se persiguen por sf mismos, Para que nuestro desear tenga un sentido es impres- cindible que todos nuestros fines converjan hacia un fin tiltimo que valorice a los emis: a ese fin tiltimo lo denomina Aristoteles “Bien Supremo” -0 Sumo Bien y Jo compara con el blanco al que deben apuntar los arqueros.* Pero gcudl es y dénde esta el Sumo Bien? Aristételes seftala que tanto el vulgo como la gente culta lo identifican con la felicidad ~en griego, “ewdaimonta”-, nocién que incluye tanto la de comportarse bien como la de vivir bien, pero no todos coin- ciden respecta de aquello en lo que reside.

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