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Había una vez tres chanchitos que vivían con su mamá en una casita en el bosque.

Un día, cuando se hicieron grandes, su mamá les dijo que ya era tiempo de que
construyeran su propia casita. Entonces, los tres chanchitos se despidieron alegremente.
El primero se llevó un montón de paja, el segundo una carretilla con tablas de madera, y
el tercero una pila de ladrillos.
El primer chanchito construyó rápidamente una bonita choza de paja y se metió en la
cama a dormir, ¡estaba muy cansado!. El segundo chanchito edificó su casa con madera,
y también la terminó enseguida. El tercer chanchito fabricó su casa con ladrillos, ¡cuánto
trabajo le dio! Mientras tanto, no lejos de ahí, había un lobo que tenía mucha hambre.
El lobo se dirigió a la casa del primer chanchito, que había construido su casa de paja.
¡TOC, TOC!
-Chanchito, chanchito, ¿me dejas entrar?
- ¡No! - le respondió el chanchito- ¡Ni en un millón de años!
- Entonces -dijo el lobo-, ¡soplaré y soplaré tu casita derribaré!
El lobo sopló fuerte y derribó la casita de paja. ¡Pobre chanchito! Salió corriendo a la
casa de su hermano.
- ¡Socorro! ¡Auxilio! ¡Me persigue el lobo feroz!
El hermano le abrió la puerta y juntos se refugiaron en la casita. Poco después, oyeron
un golpe en la puerta. ¡Toc, toc!
-¿Quién es? - preguntaron los chanchitos.
-Soy el lobo, ¿me dejan entrar?
-¡Ni en un millón de años! -respondieron.
-Entonces -dijo el lobo- , ¡soplaré y soplaré, y su casita derribaré!
Y la casita se rompió y se voló por los aire. Los chanchitos salieron corriendo por el
bosque a la casa del tercer hermano.
-¡Socorro! ¡ábrenos la puerta!
-¡Entren! -dijo el tercer chanchito, y se encerraron con doble cerrojo.
El lobo no tardó en aparecer. ¡Toc, toc!.
-¿Quién es? -preguntaron los chanchitos.
-Soy el lobo, ¿me dejan entrar?
-¡Ni en un millón de años! -respondieron los chanchitos.
-Entonces -dijo el lobo-, ¡soplaré y soplaré y su casita derribaré!
Pero la casita de ladrillos no se derribó. El astuto lobo decidió, entonces, entrar por la
chimenea. Mientras tanto, el tercer chanchito puso a hervir una enorme olla de agua. El
lobo trepó al techo y se metió en la casita por la chimenea, pero cuando llegó abajo, la
peluda cola se le prendió fuego. ¡Ay! Fue tal el susto, que saltó por la chimenea y huyó
asustado a su casa. Los tres chanchitos saltaron de alegría. El lobo malo nunca más los
molestó, y para celebrar hicieron una fiesta con todos sus amigos. ¡Ni siquiera faltó la
mamá!

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