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Puerto rico, como territorio de los Estados Unidos es objeto de debate sobre su estatus con

respecto si es una colonia de facto. Sin embargo, Puerto Rico está clasificado como un
territorio no incorporado de los Estados Unidos; lo cual significa que, si bien los
puertorriqueños son ciudadanos estadounidenses, no tienen representación electoral en el
Congreso y no pueden votar en las elecciones presidenciales si residen en Puerto Rico.
Además, las decisiones tomadas por el gobierno federal de los Estados Unidos pueden
reemplazar las leyes y políticas locales en Puerto Rico.

Asimismo, algunos argumentan que esta falta de autogobierno y representación política


limitada puede respaldar la noción de que Puerto Rico funciona como una colonia de facto. Por
lo que la relación entre Puerto Rico y Estados Unidos muestra desequilibrios de poder negando
la autonomía de dicho pueblo.

 Carlos I. Gorrin Peralta

Asimismo, la Ley Foraker fue promulgada por el Congreso de los Estados Unidos en 1900 para
establecer un gobierno civil en Puerto Rico e introdujo nociones de autogobierno. Sin embargo,
también solidificó la posición subordinada de Puerto Rico como territorio no incorporado bajo
control estadounidense y al mismo tiempo afirmó la soberanía estadounidense sobre la isla; sin
embargo, la Ley Foraker otorga ciertos derechos e instituciones a los puertorriqueños, no
obstante, el poder de decisión final sigue en manos del Congreso de los Estados Unidos. Esta
falta de plena autonomía política podría verse como un indicativo de su estatus colonial.
Además, la dependencia económica de Estados Unidos juega un papel importante ya que no se
puede ignorar las ramificaciones económicas de esta relación colonial. Las restricciones
comerciales impuestas, las políticas tributarias y la dependencia de fondos federales han
obstaculizado la capacidad de Puerto Rico para desarrollar una economía autosostenible; por
lo que, bajo la Ley Foraker, a los puertorriqueños se les negaron plenos derechos de ciudadanía
estadounidense y tuvieron una representación limitada en el Congreso.

También podemos observar la Ley 600 la cual estableció un pacto entre Estados Unidos y
Puerto Rico, delineando su relación política y otorgando ciertos poderes de autogobierno. Sin
embargo, pese a las disposiciones de autogobierno, Puerto Rico todavía carece de soberanía
total y permanece bajo control colonial de facto por parte de Estados Unidos. Este argumento
surge de varios factores, como el alcance limitado del autogobierno, el control federal sobre
aspectos clave de la gobernanza, incluida la política fiscal y las relaciones comerciales, así como
la ausencia de una representación equitativa en el Congreso o de derechos de voto para sus
residentes.

Asimismo, el término "colonia" puede ser subjetivo y abierto a interpretación. Sin embargo, al
examinar el estatus de Puerto Rico bajo la Ley 600, se hace evidente que Puerto Rico sí posee
un cierto nivel de autonomía. Esta ley otorgó a Puerto Rico la capacidad de redactar su propia
constitución y establecer su propio gobierno. No obstante, es crucial reconocer que esta
autonomía viene con limitaciones impuestas por el Congreso de los Estados Unidos. La
autoridad última sobre ciertos aspectos de la gobernanza y la legislación recae en el propio
Congreso, lo que plantea interrogantes sobre la verdadera autodeterminación de Puerto Rico.

Si bien la Ley 600 puede verse como un paso hacia el reconocimiento de la independencia y el
autogobierno de Puerto Rico, la realidad sigue siendo controvertida. Algunos argumentan que
el estatus de Puerto Rico como territorio no incorporado lo coloca en una relación de tipo
colonial con los Estados Unidos. El control limitado sobre los asuntos internacionales y las
políticas económicas alimenta aún más este argumento.
Ley foraker

Ley 600

Ley promesa

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