Lectura N° 1
El Tribunal Constitucional
Maurice DUVERGER
INTRODUCCION
EL sistema de control de la constitucionalidad de las leyes, propio de
buena parte de los ordenamientos constitucionales de la Europa continental,
se deriva del introducido por Kelsen en la Constitucién austriaca de 1920.
Su caracteristica esencial, frente al sistema de control de la constitucionali-
dad de las leyes imperante en los paises anglosajones, radica en la creacién
de un organismo especializado, de cardcter simultaneamente jurispruden-
cial y politico, que juzga sobre la adecuacién de la norma 0 acto de que se
trate al ordenamiento constitucional.
El precedente de la regulacién constitucional espafiola actual se en-
cuentra en la figura similar incorporada a la Constitucién de Ja II Republica
con el nombre de Tribunal de Garantias Constitucionales. El modelo basico,
sin embargo, sobre el que se ha construido el ordenamiento vigente es el
propio de la Constitucién italiana de 1947 y en menor medida, del regulado
por el sistema constitucional alemén.
La justicia constitucional, de todas formas, se inscribe dentro de los
mecanismos establecidos para asegurar el cumplimiento de la Constitucién.
Una de sus peculiaridades estriba en que es el mismo texto constitucional
quien lo establece como tiltimo garante de su propia virtualidad; se trata,
en este aspecto, de un auto aseguramiento constitucional que, no obstante,
presenta una serie de problemas de dificil solucién: por citar alguno de ellos,
nos encontramos con el de su naturaleza (de hecho es una mezcla entre ér-
gano judicial y érgano politico, tanto por su composicién como por sus fun-
ciones); también se halla el de ser el unico érgano del Estado que carece de
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control (la antigua cuestion irresuelta de quién vigila a los guardianes Qui
custodet custodes), etc.
Por ello conviene resaltar los principales elementos de la regulacién
constitucional para asi hacernos una idea mas cabal de su significado.
Regulacién constitucional y orgdnica.- En primer término, la institu-
cién del Tribunal Constitucional aporta la novedad de haber sido la primera
regulada mediante ley organica: el titulo IX de la Constitucion (arts. 159 a
165) ha sido desarrollado por la Ley Organica del Tribunal Constitucional
de 3 de octubre de 1979 (BOE, de 5 de octubre, num. 239),
En un resumen apretado de sus disposiciones ms importantes pode-
mos extraer los siguientes caracteres:
a) Naturaleza, composicion y atribuciones
1) Respecto de ta naturateza del Tribunal Constitucional, la ley orga-
nica lo contempla como “intérprete supremo de la Constitucién’,
afiadiendo las notas de ser “independiente de los demas érganos
constitucionales? y estar “sometido solo a ta Constitucién y la pre-
sente ley orginica” (articulo 1).
De dichas metas nos interesa destacar su independencia respecto
de los demés érganos constitucionales. Se le sittia, pues, al mar-
gen de los mismos y, simultineamente, por encima de ellos, segiin
podremos analizar més adelante. Y, sin embargo, su composicion.
arranca de la confluencia de los tres poderes que ya analizamos:
Legislativo, Ejecutivo y Judicial. Esto abre una primera interrogante
sobre su naturaleza “neutral’, puramente “lécnica’, o sobre su na-
turaleza “politica, puesto que tedricamente no es un poder en el
sentido clasico sino un érgano independiente de los mismos que,
ademas, extiende su jurisdiccién a todo el territorio nacional (arti-
culo 1,2 de la LOTC).
2) En efecto, la composicién del Tribunal Constitucional con un con-
junto de doce magistrados constitucionales, se deriva de las pro-
puestas que efectia el Parlamento (cuatro a propuesta del Senado
y cuatro a propuesta del Congreso, en ambos casos por mayoria de
tres quintos), dos a propuesta del gobierno y dos a propuesta del
consejo general del Poder Judicial, todos ellos nombrados por ¢l
rey, La duracién de su mandato es de nueve afios, renovandose el
tribunal por terceras partes cada tres.
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Esta confluencia, en principio, constituye un buen seguro de la in-
dependencia de la magistratura constitucional respecto de tenden-
cias politicas concretas. No obstante, a poco que se observe la com-
posicién actual del Parlamento, los miembros propuestos por sus
cAmaras responderdn, en buena parte, ala mayoria gubernamental;
sia ellos les sumamos los dos que propone directamente el gobier-
no mis la influencia que éste pueda ejercer sobre el consejo general
del Poder Judicial, vemos que la tendencia progubernamental en la
composicién del primer Tribunal Constitucional esta asegurada de
antemano.
Filo, por supuesto, no predetermina necesariamente la parcialidad
politica de los jueces constitucionales, tanto ms cuanto para ellos
existe parecido régimen de incompatibilidades al vigente para el
Poder Judicial (salvo la prohibicién de pertenencia a partidos o sin-
dicatos que en este caso se ha limitado al hecho de ostentar puestos
directivos), pero pone de manifiesto esa naturaleza mixta de un ér-
gano jurisdiccional y politico a la vez.
3) En lo que respecta a sus funciones (principio de funcionalidad, se-
giin el cual no es conveniente que el Tribunal Constitucional asuma
funciones impropias del propio seguramiento de la Constitucin),
la enumeracién que efectia el articulo 2 de la Ley Organica del Tri-
bunal Constitucional da idea de su amplitud: conocerd “del recurso
y dela cuestién de inconstitucionalidad contra leyes, disposiciones
normativas 0 actos con fuerza de ley”; del “recurso de amparo por
Ja violacién de los derechos y libertades ptiblicos”; de “los conflic-
tos constitucionales de competencia entre el Estado y las comu-
nidades auténomas o de los de éstas entre si”; de “los conflictos
entre los érganos constitucionales del Estado”; del “control previo
de inconstitucionalidad”; de las impugnaciones efectuadas por el
gobierno contra las “disposiciones y resoluciones de las comuni-
dades auténomas” y de las demas cuestiones que le atribuyen la
Constitucién y la propia Ley Organica.
De este conjunto funcional, se destacan algunas que son propias de
Jos tribunales constitucionales tipicos: asi, por ejemplo, el recurso y
cuestion de inconstitucionalidad contra leyes, disposiciones normati-
vas 0 actos con fuerza de ley o el recttrso de amparo por la violacién
de derechos y libertades 0, finalmente, fa solucién de los conflictos
constitucionales de competencia entre el Estado y las comunidades
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auténomas. En semejantes supuestos y dentro de las garantias pro-
cesales oportunas es evidente que puede desenvolverse un pronun-
ciamiento del Tribunal Constitucional en su titulo de “supremo in-
térprete de la Constitucion” con arreglo al principio de judicialidad
de sus decisiones: puesto que el Poder Judicial ordinario no puede
pronunciarse sobre Ja constitucionalidad o inconstitucionalidad de
la norma, este es el campo propio del Tribunal Constitucional. De
manera mas matizada, lo mismo sucede con el conflicto de com-
petencias entre el Estado y las comunidades auténomas, por cons-
tituir dos centros diferentes de imputacién del ejercicio del poder
y emanar ambos directamente de la propia regulacién constitu-
cional. Por ultimo, el recurso de amparo (que se sustancia ante el
Tribunal Constitucional una vez que se han agotado las diversas
instancias de la jurisdiccién ordinaria) comporta de manera simul-
ténea un reforzamiento en la garantia del cumplimiento y respeto
de los derechos y libertades, y una mayor eficacia en el respeto ala
regulacién constitucional sobre este punto.
Las otras funciones, por el contrario, son ms discutibles desde un.
punto de vista tedrico: a resolucién de los conflictos entre drganos
constitucionales del Estado, si bien incorporada como atribucién
de determinadas Cortes constitucionales, ha sido objeto de gran
debate por parte de la doctrina: desde el punto de vista material,
no nos hallamos ante un problema de garantizar la primacia de la
Constitucién sino ante la distribucién mas concreta de competen-
cias entre dichos érganos normalmente derivada de la interpreta-
cién de una norma legislativa —la que distribuye dichas compe-
tencias— infraconstitucional. No obstante, desde una perspectiva
més operativa, si bien el objeto del conflicto forma parte del bloque
de Ja legalidad y por tanto debiera corresponder su interpretacion
o adscripcién a la jurisdiccién ordinaria, nos encontramos ante la
posibilidad, no inusual, de que sea esta jurisdiccién ordinaria 0 Po-
der Judicial quien plantee el conflicto: la salida mds coherente es
que sea el Tribunal Constitucional quien decida sobre dichas cues-
tiones.
No ocurre lo mismo ni con el control previo de inconstitucionali-
dad ni con las impugnaciones del gobierno contra las disposiciones y
resoluciones de las comunidades auténomas. En el primer supuesto
—que ha sido una de las novedades introducidas por la Ley Orga-
nica— hay que distinguir el control previo de los tratados interna-
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cionales del control previo relative a los estatutos de autonomia y
leyes organicas. El primero es por completo razonable no solo por-
que tal previsién estaba reconocida en el texto constitucional (arti-
culo 95,2 de la Constitucién) sino porque de celebrarse un tratado
contrario a la Constitucion ésta deberia ser revisada (articulo 95,1).
El segundo supuesto, por el contrario, ofrece mayores problemas:
En primer lugar, porque el control previo de inconstitucionalidad
se dirige contra proyectos de ley organica y proyectos de estatuto
que ya han sido aprobados definitivamente por las Cortes (articulo
79,1 dela LOT) y, por lo tanto, para su promulgacién definitiva solo
faltan los trAmites formales de la sancién del monarca y la publica-
cién. En este sentido, el citado recurso previo interrumpe, de ma-
nera irregular, el proceso legislativo y lo paraliza (independiente-
mente de cual sea el pronunciamiento del Tribunal Constitucional)
en un momento en que ya se encuentra fijado el contenido material
de Ja norma.
En un segundo aspecto, al versar dicho recurso solo sobre proyec-
tos de ley orgdnica y proyectos de estatuto, existe una presuncién
por parte del legislador de que tales proyectos requieren especiales
garantias que aseguren su constitucionalidad; 0, en otros términos,
el legislador presume que precisamente por tratarse de leyes organi-
cas (que exigen para su aprobacién una mayoria absoluta del Parla-
mento) ofrecen un mayor peligro de inconstitucionalidad.
Por ultimo, el peligro de inconstitucionalidad no queda resuelto
por el pronunciamiento previo del tribunal debido a la presencia
de dos mecanismos: su decisién vincula al Parlamento pero en
cambio no vincula al propio Tribunal Constitucional (articulos
79,4 y 5). Esto quiere decir que, incluso en el supuesto de que el
Tribunal Constitucional no observara tacha alguna de inconsti-
tucionalidad en el proyecto impugnada, elllo no es obstaculo para
que en el futuro cambie de opinidn, una vez que la ley haya sido
promulgada.
De esta forma y en lo que se refiere a la institucién del recurso pre-
vio como tal, estimamos que se trata de un mecanismo de interrup-
cién artificial del procedimiento legislativo ordinario, de control
politico mas que juridico de determinadas normas especialmente
cualificadas y, finalmente, con escasa justificacién dentro de la 1é-
gica del ejercicio de la actividad jurisdiccional del Tribunal Cons-
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titucional por cuanto en ningtin caso impide el planteamiento de
ulteriores recursos de inconstitucionalidad.
Parecidas objeciones hay que hacer al conocimiento por parte del
‘Tribunal Constitucional de las impugnaciones del gobierno con-
tra las disposiciones y resoluciones de las comunidades auténo-
mas (161,2 de la Constitucién y 76 y 77 de la LOTC); como quiera
que estas impugnaciones suponen la inmediata suspension de la
disposicion o resolucién impugnada (partiendo de la presuncién
de la ilegalidad de dichos actos) aparece en primer término como
mecanismo de control politico gubernamental; como quiera tam-
bién que tales disposiciones y resoluciones, de jerarquia normativa
inferior a la de la ley, pueden Incurrir en vicios de ilegalidad pero
dificilmente de inconstitucionalidad directa, el Tribunal Constitu-
cional sustituye asf a la jurisdiccién ordinaria.
Recursos, legitimacién y efectos de Ja actividad jurisdiccional
De inconstitucionalidad. Son de dos tipos: el de inconstitucionali-
dad propiamente dicho, que se ha de interponer en el plazo de tres
meses a partir de la entrada en vigor de la ley, disposici6n normati-
va o acto con fuerza de ley; y la llamada cuestién de inconstitucio-
nalidad, que esta que se suscita por via incidental cuando un juez 0
tribunal, en el curso de un proceso, advierten de oficio 0 a instancia
de parte, que una norma con rango de ley aplicable al caso y de
cuya validez dependa el fallo puede ser contraria a la Constitucion:
en este caso, dichos érganos judiciales plantearan dicha cuestion
ante el ‘ribunal Constitucional para que éste resuelva.
La legitimidad para interponer el recurso de inconstitucionalidad.
corresponde exclusivamente al presidente del gobierno, el “defen-
sor del pueblo’, 50 diputados y 50 senadores.
‘Los efectos de la interposicién de este tipo de recurso son distin-
tos segtin la clase de normas impugnadas y segtin el drgano que lo
interponga. El principio general es que la interposicién del recur-
so no suspende la vigencia de la norma impugnada. Sin embargo,
aparece una importante excepcidn: cuando el gobierno interponga
un recurso de inconstitucionalidad contra una ley, norma 0 acto
con fuerza de ley dictada por la comunidad auténoma, producira
los efectos de suspensién de la vigencia de dicha norma hasta que
el Tribunal Constitucional se pronuncie en el plazo marcado por
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la ley (cinco meses). Hallamos asi una extension interpretativa del
articulo 161,2 de la Constitucin también para las disposiciones
normativas y de nuevo uno de los factores mas claros que ponen
en evidencia el papel politico que puede jugar el Tribunal Consti-
tucional incluso como érgano o instrumento que pone en marcha
el gobierno para frenar, siquiera sea parcialmente, un determinado
proceso autonémico.
Por lo que se refiere a la cuestién de inconstitucionalidad ya hemos
hecho referencia a su puesta en funcionamiento. Como efectos de
Jas sentencias estimativas de las impugnaciones, se produce la nuli-
dad de los preceptos afectados del vicio de inconstitucionalidad.
2. De amparo constitucional. Esta destinado a proteger a los ciudada-
nos frente a las violaciones de los derechos y libertades reconocidos
en la Constitucién en la seccién J del capitulo IT del titulo I (véase
supra, p. 559) asi como el ejercicio de la objecin de conciencia (ar-
ticulo 30 de la Constitucién). Este recurso se interpone tras haber
agotado a via judicial ordinaria y estan legitimados para hacerlo la
persona directamente afectada, el defensor del pueblo y el minis-
terio fiscal, aunque en el proceso de amparo pueden comparecer
otras personas que ostenten un interés legitimo.
3. Sobre conflictos constitucionales. Versa sobre los conflictos que se
susciten sobre competencias 0 atribuciones asignadas por la Cons-
titucién y los distintos tipos de leyes y que opongan al Estado con
una 0 mas comunidades auténomas, a éstas entre si, al gobierno
con el Parlamento o el Consejo General del Poder Judicial, 0 a cual-
quiera de éstos entre si. El procedimiento varia, como es légico, si el
conflicto planteado es de caracter positivo o negativo y promueven
el recurso los propios érganos afectados.
De nuevo aqui, como nota mas sobresaliente, se vuelve a efectuar
una interpretacion extensiva del articulo 161,2 de la Constitucién:
en caso de conflicto de competencias entre el gobierno y la comu-
nidad auténoma, aquel puede invecar la prerrogativa de dejar en
suspenso el ejercicio de la competencia impugnada en los términos
que se indican en dicho precepto constitucional.
4. De control previo de inconstitucionalidad. Ademas de lo ya indica-
do al comentar este tipo de recurso, conviene ahora afiadir que la
legitimidad corresponde a los mismos érganos que en el recurso de
inconstitucionalidad (defensor del pueblo, presidente del gobier-
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no, 50 diputados y 50 senadores). Quiere ello decir que tales érga-
nos (valga la imprecisién del término para referirse al numero de
parlamentarios) pueden interrumpir el proceso legislativo de leyes
organicas y estatutos por meras razones de oportunidad politica
més que por poner en entredicho la constitucionalidad o no del
proyecto aprobado.
CONCLUSIONES
De le anteriormente expuesto, sin poder ampliar mucho estos comen-
tarios, podemos deducir:
Extension tal vez desmesurada de las competencias y atribuciones
del Tribunal Constitucional que invaden el campo reservado nor-
malmente a la jurisdiccién ordinaria e incluso al Ambito de autono-
mia parlamentaria.
Posibilidad de utilizacién “politizada” del Tribunal Constitucional
por los efectos suspensivos que produce la mera interposicién de
algunos recursos; caso del recurso previo de inconstitucionalidad
y casos en que el gobierno decide impugnar una disposicién (con
fuerza o sin fuerza de ley) o resolucién de las comunidades auténe-
mas 0 el ejercicio por parte de estas de alguna competencia que el
propio gobierno estime suya.
No obstante, esto no prejuzga la imparcialidad o parcialidad de las
sentencias del Tribunal Constitucional, cuya figura ha venido fun-
cionando en el Derecho constitucional comparado como un ins-
trumento util de interpretacién y desarrollo del propio texto cons-
titucional.
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