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ARTISTAS / OSCAR C.

HERRERO MIRANDA

HERRERO MIRANDA, OSCAR C.


Rosario
LUGAR DE ORIGEN: Cañada de Gómez, Santa Fe, Argentina

CV: Nació en la provincia de Santa Fe, en 1918. En 1928 se


radicó en Rosario.
Fue autodidacta en materia de arte, exponiendo sus obras
desde 1935. Su curiosidad lo ha llevado a integrar diversas
agrupaciones plásticas. Entre ellas se encuentra el grupo
Refugio, donde participó como ayudante del taller infantil, en
1940. Dos años más tarde integró la Agrupación de Plásticos
Independientes junto con Nicolás Antonio de San Luis y
algunos ex-integrantes de la Mutualidad Popular de
Estudiantes y Artistas Plásticos de Rosario. Luego, por gestión
de Antonio Berni, el artista mostró sus trabajos junto con
otros pintores independientes, en el local de la Sociedad
Argentina de Artistas Plásticos. Allí, el artista presentó Sinfonía
para una tierra de siena natural. Un óleo no figurativo que
resultó impactante para la época.
En 1950 fue miembro fundador del Grupo Litoral, junto con
Juan Grela, Leónidas Gambartes, Hugo Ottman, Alberto
Pedrotti y Carlos Uriarte, entre otros.
Herrero Miranda fue un pintor inquieto, nómade y en
permanente proceso de búsqueda. En consecuencia, es
posible visualizar la heterogeneidad de propuestas y
diferentes momentos de producción dentro de su trayectoria.
En principio se mostró como un pintor de raíces geométricas,
pero hacia fines de los años 40, la ambigüedad se hizo
presente en sus obras. A partir de entonces, convivieron en
sus lienzos la geometría y la mancha, la materia y la forma, y
la sustancia con la matemática y la ortogonalidad. Palomita
blanca es un claro ejemplo de ello.
Hacia los albores de la década del 50, las obras del artista se
caracterizaron tanto por la elaboración pictórica de las
superficies como por una mayor tendencia a la abstracción.
En 1958, luego del período de obras realizadas en el marco
del Grupo Litoral, inauguró una nueva etapa: arte otro.
Pintura de materia densa y relieves enriquecidos a partir de
materiales inertes y veladuras.
En un tercer período artístico, en las obras de Herrero
Miranda surgieron figuras como El matador, portadoras de
gestos satíricos e intenciones irónicas. Mediante este
personaje delirante, el autor ha sabido teñir la escena con
cierto humor ácido.
Posteriormente, surgieron las pinturas de Totó. Figura
femenina dotada de ternura y sensualidad. Consecuencia de
su afán de experimentación, a estos trabajos sobrevino una
serie de collages realizada en 1967. Los mismos presentan
imágenes independientes unas de otras, unidas alusivamente
por un contexto de sentido simbólico.
Mas tarde, su obra metafísica dio cuenta de la soledad del
hombre. Por lo tanto, la figura humana se representó perdida
en la infinitud, inmersa en una atmósfera misteriosa en la que
Herrero Miranda intentó la síntesis de toda su producción.
Además de producir plásticamente, realizó su carrera como
docente. Dictó clases en la Escuela de Bellas Artes de la UNR,
y fue Director de la Escuela Provincial de Artes Visuales de
Rosario desde 1962.
En 1956 representó a Argentina en la Bienal de Venecia, y
participó en la Bienal de San Pablo en 1957. Murió en Rosario,
en 1968.

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