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CAPITULO I.
No era un tumor.
A veces hay situaciones que te toman por sorpresa y te dejan sin palabras,
situaciones inesperadas.

La historia empieza con la confusión de una madre


que lo sería sin saberlo, esto se dio un 20 de febrero del
2005, cuando mi madre acudió al doctor por unas
molestias en el estómago, el médico le dio su diagnóstico y
le mandó medicamentos, ella se retiró hacia su casa, pero
luego de unos días seguía con lo mismo, unas fastidiosas
molestias, así que decidió realizarse una prueba de
embarazo, luego de un momento de intriga resultó
negativa, viendo eso mi madre asustada empezó a preocuparse por su salud y volvió al
doctor, pero esta vez para hacerse una ecografía, ya estando en el hospital le realizaron la
ecografía y el médico le dijo: -“chica tú lo que tienes es un tumor”

Mi mamá asustada le pregunto: ¿cómo así? El médico le dice: -no te asustes niña es
un tumor benigno, ya veremos si será de operación o se podrá tratar con medicamentos, lo
único que quiero es que no tengas pánico.

Mi mamá estuvo conversando con el doctor unos minutos luego de eso regresó a
casa y le comentó a mi padre, mi papá estaba pasando por una situación muy difícil en esos
momentos, ya que su padre, es decir, mi abuelo había muerto recientemente y estaban
lidiando primero con lo del velorio y esas cosas, así que decidieron dejar para después…
ese después fueron dos meses, luego de ese tiempo mi mamá retomó su salud y fue
nuevamente a realizarse una ecografía para que le dijeran de qué tamaño era el tumor o si
seguía creciendo, su preocupación era evidente.
Estando allí le aplicaron el gel en la barriga y el doctor empezó con el ecógrafo, se
observaba en la pantalla una silueta rara, mi
madre vuelve a asustarse y escucha al doctor
decirle: -tiene tres meses, parece venir sano.

Mi madre le dice exaltada: - ¡qué qué!


¿No que era un tumor?

Esto no estaba planeado, pero fue un


alivio saber que no era un tumor, la emoción
de ella era tan grande que no cabía de la felicidad, luego de la cita lo supo mi padre, esta
situación lo tomó por sorpresa también y se alegró pues se dice que “los niños vienen con
un pan bajo el brazo”.

Meses después, para ser más precisos, seis meses; ya era agosto 29, mamá decidió
acudir al hospital, porque ya estaban por pasar los nueve meses y nada que le daba
contracciones, ella tenía miedo.

cuando llegó al hospital, la valoraron y decidieron los médicos que tenían que
provocarle las contracciones, así que le indujeron el parto, momentos después cuenta ella
que empezó a sentir un inmenso dolor, la empezaron a preparar para el parto. Ya en labor
de parto empezó a tener complicaciones, los doctores veían la situación muy delicada y
preocupante, sin embargo, hicieron todo lo posible, el parto tardó mucho no sé el tiempo
preciso, pero sé que el 30 de agosto nací yo y esto solo es el 10% de mi vida.

CAPITULO II

No era el niño Dios.

En esta segunda parte se encuentra mi niñez, mis momentos felices de pequeño y


demás.

Yo fui un niño muy curioso en todo momento, me gustaba saber todo siempre
estaba lleno de alegría, me divertían las cosas abstractas o sin sentido para otros, siempre en
la guardería me gustaba hacer todo bien o quizá mejor que los demás niños, en esa época
recuerdo muchos momentos de felicidad con mis amigos, muchos de ellos ya dejaron el
nido y partieron a futuros mejores.

Recuerdo una vez que hicieron una fiesta de máscaras en época de Halloween, yo
era el fan número uno de spider-man, tan fanático era que quería ser como él cuándo
grande, así que yo quería una máscara de mi héroe favorito. Mi mejor amigo prefería los
Power rangers, pero sobre todo el ranger azul, no obstante, ese día a él le dieron la máscara
del hombre araña, yo me puse triste, él también porque a mí
me habían dado la del ranger azul, así que acordamos un
canje, yo le di mi máscara él me dio la suya. Después de la
fiesta de niños en la guardería nos llevaron a casa, yo andaba
muy contento con mi máscara saltando de un lado para otro
y balanceándome de las cuerdas de una hamaca descolgada,
mi papá se enojaba por el ruido que hacía, él siempre me
quiso moldear para realizar los sueños que él no pudo, así
que su método era el de un soldado ya que él fue uno. Bueno continuando con lo antes
dicho él me decía que dejara de estar saltando y corriendo por toda la casa, entonces salí al
patio y como mi primo y mejor amigo en ese entonces era mi vecino, justo quedaba en
frente de mi casa la suya, me veía y salía a jugar conmigo y desde lejos nos atacábamos
como héroe y villano y así nos la pasábamos.

Luego al llegar la navidad, mi fecha favorita de pequeño, donde le escribía con la


inocencia de niño al “Niño Dios” nada de Santa Claus como en el extranjero o en otras
ciudades era una carta que enviaba con mis padres para que él la recibiera, que conveniente
¿no?, después solo quedaba esperar al 24 a que me dejara bajo la cama mi juguete favorito,
una figura de acción del hombre araña que en su pecho tenía una luz de color rojo, ¡cómo
me gustaba ese regalo!, yo en realidad siempre supe que los regalos no los traía el Niño
Dios, si no mis padres, yo me enteré de eso un diciembre que mis papás salieron de casa y
mis hermanos y yo quedamos solos, ellos aun creían en eso del regalo que aparecía por arte
de magia bajo la cama, pero eso lo acabaría yo pronto, pues ese día me puse a buscar por
toda la casa no sé qué, yo siempre buscaba y encontraba cosas que no quería o no tenía la
intención de hallar. Escudriñando entre las cosas del closet de mis padres vi un cajón que
siempre estaba cerrado, pero antes no le daba importancia. Ese día, si me despertó una
sensación de curiosidad, entonces decidí abrirla, intenté con unas tijeras, con un cuchillo
hasta que me di cuenta de que otro cajón igual, tenía una llave incrustada, pensé que todas
las llaves podían abrir una puerta, y sin más ni menos metí la llave en el cerrojo y como
pensé abrió. Que sorpresa la mía, llamé a mis hermanos y les mostré preguntándoles: -
¿Qué creen que es esto? Mi hermana mayor dijo:

¿El Niño ya trajo los regalos, por qué se habrá


adelantado? Yo les dije a todos: -no se dan cuenta nos estaban
engañando todo este tiempo y en nuestras narices no hay tal
niño Dios.

Yo acabé con su inocencia y con la mía, que día tan triste para todos, les pedí que
no dijeran nada a papá y mamá, aunque de todos
modos se iban a dar cuenta, porque la llave del cajón
no salió y se partió. Esta etapa de mi vida me marcó
mucho, me hizo desconfiado, me enseñó a no creer en
cosas que no confirmo… otro 10% de mi vida.

CAPITULO III

Que me quieran por algo.

Tiempo después
cuando tenía 6 años ya iba al
colegio, no me gustaba
mucho, pero no porque no me
gustara aprender es que el
maestro nos maltrataba
cuando no aprendíamos las
lecciones o cuando no
entregábamos tareas, a mí al principio nunca me pegó porque siempre era cumplido, al salir
de clases y llegar a casa siempre me ponía a hacer mis deberes, mi mamá siempre estaba al
pendiente de mi para que cumpliera, pero luego llegó una etapa en la que me volví
desaplicado, ya no llevaba tareas y el profesor se enojaba conmigo, a veces olvidaba el
cuaderno, pero no me creía y solo quedaba poner la mano y esperar el reglazo, me quedaba
la mano roja era muy cruel su trato, yo juraba que cuando grande lo iba a mandar a la cárcel
para que no maltratara más niños aunque mejor preferí pedirle a mis papás que me
matricularan en otra sede, porque ya no quería que me pegaran.

Mis padres lo hicieron, eso fue en 2016 tenía 11 años, para mí fue difícil adaptarme
a nuevos profes y amigos, tuve que lidiar con un poco de bullyng, pero luego los que lo
hacían se convirtieron en mis amigos, en ese tiempo me puse una meta, que, aunque no
fuese el mejor alumno tenía que ser una buena persona. Yo siempre fui “simp”, este
término de la cultura en redes sociales se le atribuye a la persona cuya atención hacia otra
persona y su empatía siempre prevalecen sin corresponderse, en resumen, era amable y
bueno con todos, pero pocos eran buenos y amables conmigo yo no lo entendía en ese
entonces.

Un año después pasé al bachillerato en la INSTITUCIÓN EDUCATIVA


CASTILLERAL donde mi vida dio otro giro,
habían maestros muy agradables y otros con un
temperamento un poco fuerte para un niño de mi
edad, sin embargo todo me gustaba era como una
salida de la monotonía de mi hogar, que llegó a
estar un poco fragmentado por situaciones que
alteraban a mi padre, quien padece desde antes
de que yo naciera (estrés postraumático) y estar fuera de allí me
hacía feliz, hasta que me notó un grupo de grandulones que nunca
me dejaban en paz por mi color de piel, yo al principio me enojaba y les arrojaba cosas pero
con el pasar del tiempo decidí ignorar y demostrar que no me importaba, aunque por
dentro me dolían sus comentarios, aun así seguí estudiando y haciendo amigos que a veces
me defendían y otras veces se aprovechaban de su posición de amigos para molestarme.
Como decía, antes estudiar allí cambió mi vida, ya que cuando estaba en séptimo
grado hicieron la semana cultural, donde se realizó un festival de la
canción pensando en los niños talentosos, yo le pedí permiso a mi madre
para participar, ella cedió, ahora solo quedaba esperar el día del concurso,
cuando el día llegó yo estaba muy nervioso nunca había cantado para tanta
gente, bueno a mí ni siquiera me gustaba cantar solo lo iba a hacer para que
me quisieran por algo, ya que sentía que no encajaba. La canción que iba a
cantar era la única canción que me sabia y me la aprendí porque a mamá le gustaba mucho,
la canción se llama (a puro dolor de son by four)
una canción muy bella, por cierto. Aunque tenía
nervios cuando llegó mi turno lo hice, canté, mi
mano temblorosa era evidente, pero me
tranquilizaba al imaginar que no había público,
un truco para los nervios, luego de cantar
agradecí al público por su atención, me aplaudieron y en ese momento se despertó en mi
algo, ese algo me hizo sentir que esa era la salida adecuada de mis problemas, la música se
empezó a convertir en parte de mí y yo en parte de ella. En ese concurso quedé de segundo
puesto y mi hermana mayor quien también participaba ocupó el primer puesto yo me sentía
muy feliz pues todos me demostraban admiración por haber cantado ya no me decían
apodos feos me decían el cantante… otro 10% de mi vida

CAPITULO IV

El amor no es lo mío.

Yo llegué a pensar que el amor no era lo mío, ya que en grado octavo me enamoré
de una niña de grado séptimo, un amigo mío que era amigo de ella, me ayudó a enamorarla
le mandaba recados con él, cada día iba a su
salón en recreo, yo no era de muchas palabras,
pero me esforcé para decirle lo que sentía,
hasta le dediqué una canción llamada: (te doy
mi corazón de cali & el dandi), pero luego de eso me alejé no supe cómo actuar, ni siquiera
me atrevía a mirarla a la cara, me daba vergüenza y me acomplejaba creyendo que por ser
negro tendría escasas posibilidades. luego ella dejo de buscarme y todo se jodió, llegué a
concluir que el amor no era lo mío, creo que en realidad fui muy tonto e inmaduro, sin
embargo, tiempo después me di cuenta de que todavía tenía oportunidad y me la pasaba
pensando en ella, me distraía en clases imaginando tonterías o a veces mirando hacia su
salón, cuando la veía se me aceleraba el corazón y la lengua se me volvía un nudo, de solo
recordarlo me da risa. Ese mismo año por andar descuidado me tiré el año, perdí ingles en
los cuatro periodos, me enojé conmigo mismo no sabía cómo reaccionaría mi padre, me
sentía mal, pero viendo todo el panorama posiblemente podría estar más cerca de esa chica,
me emocioné porque justo el día que me dijeron que había perdido el año, ella llegó a la
banca donde yo estaba sentado llorando y me animó diciéndome: -no te preocupes quizá el
otro año yo pueda ayudarte para que no vuelvas a perder. Eso me hizo sentir bien, pero la
emoción duraría poco dado que el siguiente año al retornar a clases me llevó una gran
sorpresa habían dividido el grupo 8A & 8B, a mí me tocó en el B a ella en el A, otra
desilusión que pena.

Nuevamente otro cambio, tenía que hacer amigos, todos eran un año menores que
yo, por eso, me sentí inferior, eran capaces de hacerme bullyng, pero no importó a fin y al
cabo ya estaba acostumbrado…

Así fue como creí que el amor no era lo mío.

Paso el tiempo y me adapté, logré llegar hasta grado once y en este presente no todo
va bien, no sé qué me espera, no tengo claro que quiero hacer, pero si quien quiero ser y
que no quiero hacer…

Y hasta hoy solo he vivido la mitad de 0 a 50.


THE END AQUEL QUE DICE QUE ESTA VIDA ES DURA NO SABE QUE ESTA NO ES LA VIDA.

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