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Captura de Pantalla 2023-09-26 A La(s) 23.16.31
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BOLILLA 16
RESPONSABILIDAD CIVIL
La responsabilidad importa un deber que como respuesta adecuada, carga
quien ha causado un daño, perjuicio o detrimento. Entonces, una persona
es responsable civilmente cuando queda obligada a reparar un daño
sufrido por otro.
La responsabilidad enfrenta a una pareja con intereses opuestos: víctima y
victimario, dañado y dañador, a quien sufre el perjuicio y a quien es agente
del mismo.
Se parte de la idea del daño como un mal, un disvalor, algo que se padece
con dolor, porque nos achica o reduce, nos quita algo que era nuestro, de
lo cual gozábamos o aprovechábamos, que era nuestra integridad física o
psíquica, las posibilidades como persona humana, o que formaban parte
del uso y disfrute de los bienes que componen nuestro patrimonio y que
van unidos a las chances o posibilidades de acrecentamientos o nuevas
incorporaciones. A su vez, la vida en sociedad, el vivir honestamente,
interpela al hombre para que no dañe a sus semejantes.
La producción de un daño genera un desequilibrio en el orden social; hay
una alteración que debe ser corregida y hacia ese objetivo se dirige la
responsabilidad civil, que aparece como una consecuencia jurídica de un
daño injustamente causado, orientada al restablecimiento de aquel
equilibrio alterado.
No causar un daño a los demás es, quizá, la más importante regla de las
que gobiernan la convivencia humana. Los juristas romanos la incluyeron
entre las tres grandes máximas del comportamiento social, junto al vivir
honestamente y el dar a cada uno lo suyo.
No hay responsabilidad sin una conducta del autor o agente, contraria al
O.J, atribuible con base en un factor objetivo o subjetivo, que origina un
daño que se haya en relación de causalidad adecuada.
La reacción del O.J consiste en una sanción, procedente a pedido de la
víctima, que tiende al resarcimiento o reparación del daño, a la vuelta al
estado anterior, sea borrando el daño, con una sanción específica o
indemnizándolo con una suma de dinero.
EVOLUCIÓN HISTÓRICA
➔ Derecho antiguo y derecho romano: en las primitivas comunidades,
todo daño causado a la persona o bienes de otro despertaba en la víctima el
instinto de la venganza: devolver el mal por el mal que había sufrido. La
reparación del daño consistió entonces en el castigo del autor a través del
ejercicio del derecho de venganza reconocido a la víctima (venganza
privada). La responsabilidad era objetiva y colectiva.
Luego, la Tabla VII consagró la Ley del Talión, que significó un límite a la
venganza privada y con posterioridad, la Ley Aquilia plasmó la idea que
presuponía un obrar ilegítimo y dañoso, atribuible a la culpa del autor, y
reemplazó las penas impuestas en la antigüedad por la reparación
pecuniaria del daño.
➔ Derecho francés
- Antiguo: En una primera época, el derecho galo fue una conjunción del
derecho romano y las leyes bárbaras. En sus comienzos se mantiene la
confusión entre la pena y la reparación, pero más tarde se evidencia un
progreso sensible: se distingue claramente la responsabilidad penal de la
responsabilidad civil.
Fue Domat quien formuló el principio general de responsabilidad civil y
puntualizó el requisito esencial de la culpa: "no hay responsabilidad sin
culpa", tanto en materia de responsabilidad contractual como delictual.
En el siglo XVIII, completando las ideas de Domat, Pothier, distinguió
entre el delito, como daño causado con dolo o malicia y cuasidelito como
el hecho producido sin malicia, pero con imprudencia o culpa no
excusable.
- Codificación francesa: separa la “culpa contractual” (responsabilidad
contractual) de aquella referida a los “delitos y cuasidelitos”
(extracontractual). Este Código se inspiraba en los conceptos de
universalismo, individualismo y moralidad El universalismo ya aparecía
en la concepción de Domat: la regla eterna de que "todo aquel que por su
culpa o negligencia causa un daño, está obligado a repararlo".
El individualismo apuntaba a que la responsabilidad era siempre
individual y no colectiva. Y el principio moral, que colocaba a la noción
de culpa en el centro de la responsabilidad civil. El Cód. Civil francés fue
la fuente de inspiración de la codificación de siglo XIX, con gran
influencia en nuestra legislación civil.
➔ Derecho argentino
- Código de Vélez: la evolución que se ve en nuestro derecho es en lo
atinente a los restantes elementos o presupuestos de la responsabilidad
civil.
Tal es el caso de la antijuricidad, que en su origen era formal (requería de
una norma legal expresa y específica para que haya ilicitud) y subjetiva
(solo hay ilicitud si media culpa o dolo), hasta la concepción actual de
antijuricidad material y objetiva.
Lo mismo puede señalarse de la relación de causalidad: va desde la teoría
de la “equivalencia de las condiciones”, pasando por las teorías de causa
próxima, de la condición preponderante, de la causa eficiente, hasta llegar
a la de “causalidad adecuada”.
También se observa progreso en torno al “daño resarcible”. En primer
lugar, el daño era concebido como la violación a un derecho subjetivo o
bien jurídico, luego como la lesión a un interés jurídicamente protegido y,
finalmente, el daño entendido como las consecuencias de la lesión a un
bien o interés tutelable.
- Teoría clásica de la culpa: nuestro derecho recibió una fuerte influencia
en las ideas de los pensadores franceses. Entre ellas, la idea de la culpa: la
culpabilidad era concebida como la clave del sistema de responsabilidad,
el principio era el ya mencionado: “no hay responsabilidad sin culpa”,
adoptado categóricamente por el Código Civil de Vélez.
Solo la culpa justificaba la responsabilidad civil. Si el daño se produce por
el hecho propio del autor, la víctima debe probar la culpa de aquel para
que el mismo responda por el daño que le ha ocasionado. Si el daño
proviene de otras personas por quienes debe responderse, o ha sido
causado por las cosas inanimadas o por los animales, hay presunciones de
culpa a favor de la víctima que invierten la carga probatoria en algunos
casos
Recién en el ámbito de los daños por accidentes con automotores, donde
tuvo ocasión de pronunciarse conciliando los textos normativos con la
necesidad de indemnizar a las víctimas sin alterar el principio de la culpa.
Aplicó los criterios de presunción de la culpa, a punto de convertirlos en
regla. La jurisprudencia nacional se tornó funcional, facilitando la
reparación a las víctimas.
- Incorporación de la teoría objetiva del riesgo y de la garantía: las tesis
denominadas objetivas son las que prescinden de la culpabilidad como
elemento volitivo y determinante del comportamiento del agente
responsable.
-Código Civil y Comercial
Nuestro derecho ha aceptado el sistema de la culpa como elemento
indispensable de la responsabilidad, sin perjuicio de adoptar para algunos
sectores la tendencia opuesta; la responsabilidad sin culpabilidad aparece
como un sistema de excepción que abarca quizá la mayor cantidad de
casos prácticos.
En los últimos tiempos la doctrina y la jurisprudencia nacionales se
encuentran en acuerdo en cuanto a que el objeto perseguido por el derecho
de daños no se limita al resarcimiento del perjuicio ocasionado, sino que
comprende otros fines, y en particular, la prevención del daño antes de que
se produzca (faz preventiva). En cambio, es más debatido si ese sector del
derecho tiene también una faz punitiva. El art. 1708 CC y C culmina todo
debate al respecto, pues por un lado amplía el ámbito del derecho de daños
también a la prevención de perjuicios futuros o en curso de producción, y
por el otro descarta la supuesta función punitiva.
El moderno derecho de daños
Desde una concepción tradicional el concepto de “responsabilidad”
presupone una relación entre dos sujetos que se resuelve, en definitiva, en
una obligación de reparación. El actual “Derecho de Daños” es un
concepto con una mayor amplitud, tiene como propósito garantizar al
individuo una indemnización contra ciertas formas de lesión o menoscabo
a su persona o a sus bienes. Pero, además, redimensiona el daño con la
inclusión de la función preventiva y la reparación de los intereses
colectivos.
El derecho de Daños en el CCyC se orienta decididamente hacia la
protección integral del ser humano, constituye el eje del sistema. No
solamente cumple la tradicional función indemnizatoria, sino que también
se orienta hacia la prevención del daño. Hay un notable acercamiento de
las órbitas del deber de responder (contractual y extracontractual). Se
reconocen los derechos individuales y los de incidencia colectiva, otro
claro ensanchamiento del sistema en los últimos tiempos.
La culpabilidad como factor subjetivo de atribución de responsabilidad
deja de ser el único fundamento, para complementarse con los actores
objetivos: tales como el riesgo creado, la garantía, la equidad, la igualdad
de cargas, etc.
Se amplían considerablemente los componentes y factores que integran los
daños indemnizables: el daño a la persona —de enorme importancia actual
(p. ej., el menoscabo a la integridad psicofísica, al proyecto de vida, etc.)
—; así como nuevos conceptos o rubros indemnizatorios que se despliegan
en otros ámbitos (p. ej., la lesión al derecho de crédito; el daño por
competencia desleal, entre otros).
Se amplía la legitimación activa para el reclamo judicial indemnizatorio
(p. ej., en el daño extrapatrimonial) y, en general, se contemplan además
de la protección al interés legítimo, el interés simple y serio, no reprobado
por el ordenamiento jurídico (considerados no jurídicos durante mucho
tiempo).
La antijuridicidad es material y objetiva, configurada por el daño
injustamente causado, que no presenta una causal de justificación. Se
incluye, para ciertos supuestos especiales, la responsabilidad por actividad
lícita.
Se da la constitucionalizacion del derecho privado, al ser receptado en
cláusulas constitucionales, operativas mediante principios y valores
jurídicos.
Principios de reparación integral y reparación plena
El Derecho de Daños se caracteriza, actualmente, por la fuente y el status
constitucional de sus principios y valores jurídicos.
La constitucionalización del derecho privado es un fenómeno que se viene
presentando desde hace algún tiempo en los sistemas jurídicos de origen
continental-europeo y romanista, y en los iberoamericanos, debido a la
aplicación cada vez más recurrente de cláusulas constitucionales en las
relaciones entre los particulares.
Además del principio protectorio de la persona humana, la responsabilidad
civil se encuentra regida por un principio basal de la reparación integral,
cuya raigambre constitucional se halla contenido en el artículo 19 de la
Constitución Nacional, al establecer que las acciones privadas de los
hombres, en tanto no dañen a terceros, están exentas del juicio de los
magistrados. En sentido contrario, toda acción privada o pública que
implique daño a terceros, será sometida a la autoridad de los jueces. En
esta cláusula constitucional se fundamenta el principio general de no dañar
a otro.
La Corte Suprema de Justicia ha dicho que deber de no dañar a otro,
deriva directamente del art. 19 de la CN. Tal axioma ha sido receptado en
tres fallos: "Santa Coloma c. Ferrocarriles Argentinos” "Gunther c. Estado
Nacional" y "Luján c. Nación Argentina"
Con posterioridad ha precisado el Máximo Tribunal que este principio
exige que se coloque a los damnificados en las mismas condiciones en que
habrían estado de no haberse producido el hecho, y más recientemente que
ha precisado que "es la violación del deber de no dañar a otro lo que
genera la obligación de reparar el menoscabo causado y tal noción
comprende todo perjuicio susceptible de apreciación pecuniaria que afecte
en forma cierta a otro en su persona, en su patrimonio y/o en sus derechos
o facultades, el principio de la reparación integral es un principio basal del
sistema de reparación civil que encuentra su fundamento en la CN".
En la actualidad el principio de "reparación integral" se ha ampliado,
excediendo la esfera contractual y extracontractual, para incluir otros
ámbitos y funciones, complementándose con otros principios
fundamentales íntimamente vinculados con el deber resarcitorio, esto son,
el principio precautorio (art. 41, CN), el principio protectorio (art. 42,
CN), el principio reprimir el daño causado por faltas graves o derivado de
la violación de derechos humanos o la indiferencia ante la lesión de
intereses legítimos.
El principio de reparación plena se encuentra plasmado en el art. 1740
CCyC: "Reparación plena. La reparación del daño debe ser plena.
Consiste en la restitución de la situación del damnificado al estado anterior
al hecho dañoso, sea por el pago en dinero o en especie. La víctima puede
optar por el reintegro específico, excepto que sea parcial o totalmente
imposible, excesivamente oneroso o abusivo, en cuyo caso se debe fijar en
dinero. En el caso de daños derivados de la lesión al honor, la intimidad o
la identidad personal, el juez puede, a pedido de parte, ordenar la
publicación de la sentencia, o de sus partes pertinentes, a costa del
responsable". Consiste en la restitución de la situación del damnificado al
estado anterior al hecho dañoso. Volver las cosas al estado anterior,
implica borrar los efectos nocivos del acto dañoso. No mejora la situación
de la víctima, sino que pretende colocarla en la situación concreta en la
que se encontraba antes del suceso.
El principio de reparación plena es un concepto sujeto a limitaciones, tanto
en el código civil como en otros sistemas, y que la imposición de tales
limitaciones constituye una facultad discrecional del Congreso de la
Nación. Algunas disposiciones que se hallan dentro del Código y otras
leyes:
1) Las indemnizaciones limitadas por razones de equidad, art. 1742: El
juez, a la hora de fijar la indemnización, puede atenuarla si es equitativo
en función del patrimonio del deudor, la situación personal de la víctima y
las circunstancias del hecho. No aplica si hay dolo.
2) La dispensa anticipada de responsabilidad, art. 1743: es improcedente el
acuerdo cuando la dispensa o limitación de responsabilidad refiera a la
lesión de derechos indisponibles (aquellos que no se pueden disponer,
negociar, transar, ceder y son irrenunciables; el afectado debe gozar de
ellos y no está en discusión la aplicación o no de sus derechos). También
será improcedente cuando atenten contra la buena fe, buenas costumbres,
leyes imperativas, o resulten abusivas.
3) El "daño directo" al consumidor indemnizable en sede administrativa,
previsto en el art. 40 de la ley 24.240 de Defensa del Consumidor. “Si el
daño al consumidor resulta del vicio o riesgo de la cosa o de la prestación
del servicio, responderán el productor, el fabricante, el importador, el
distribuidor, el proveedor, el vendedor y quien haya puesto su marca en la
cosa o servicio. El transportista responderá por los daños ocasionados a la
cosa con motivo o en ocasión del servicio. La responsabilidad es solidaria,
sin perjuicio de las acciones de repetición que correspondan. Sólo se
liberará total o parcialmente quien demuestre que la causa del daño le ha
sido ajena.”
4) La indemnización en la responsabilidad del Estado por actividad
legítima, según lo dispuesto en el art. 5º de la ley 26.944. Comprende el
valor objetivo del bien y los daños que sean consecuencia directa e
inmediata de la actividad estatal, sin que se tomen en cuenta circunstancias
de carácter personal, valores afectivos ni ganancias hipotéticas. No incluye
tampoco la reparación del lucro cesante.
Formas de reparación del daño: en especie y en dinero.
El principio de reparación plena está íntimamente relacionado con las
formas de reparación del daño ocasionado.
El CCyC en el art. 1740 establece que la reparación consiste en "la
restitución de la situación del damnificado al estado anterior al hecho
dañoso, sea por el pago en dinero o en especie. La víctima puede optar por
el reintegro específico excepto que sea parcial o totalmente imposible,
excesivamente oneroso o abusivo, en cuyo caso se debe fijar en dinero”.
-Reparación natural o en especie: tiende a reponer el bien dañado sin tales
daños.
-Reparación en dinero: la reparación por equivalente toma en cuenta su
valor patrimonial mensurable a través del común denominador, el dinero;
o en algunos casos con la reposición de un bien similar que equivale al
dañado (esto último es posible cuando hay fungibilidad entre el bien
dañado y el que se pretende entregar a cambio).
En la mayoría de los casos, en especial cuando los daños versan sobre la
integridad psicosomática de las personas, la indemnización de los
menoscabos patrimoniales y los no patrimoniales será efectuada con una
suma de dinero compensatoria. Lo mismo ocurre en los daños derivados
del homicidio cuando los damnificados reclaman iure propio como lo
prevé el art. 1745.
La norma permite la opción entre la reparación "en especie o en dinero",
siempre que no sea total o parcialmente imposible, excesivamente oneroso
o abusivo, en cuyo caso se debe fijar en dinero.
También está previsto, para los casos de daños al honor, a la intimidad o a
la identidad de la persona, que el resarcimiento en dinero del perjuicio se
complemente con la publicación total o de las partes pertinentes de la
sentencia a costa del responsable de ocasionar el menoscabo, con lo cual
se procura brindar una mejor forma de procurar el resarcimiento de la
víctima o damnificado de acuerdo con las particularidades de cada caso.
La compensación del daño con el lucro
La compensación del daño con el lucro funciona como un límite jurídico
objetivo a la extensión del resarcimiento debido a la víctima. Su
operatividad se funda en la idea de que la reparación no puede ir más allá
del daño causado al damnificado.
En este supuesto se pretende medir la verdadera extensión de la
indemnización a través de la apreciación del daño neto, o sea, del daño
subsistente luego de apartar de los perjuicios sufridos por la víctima, la
proporción equivalente a los lucros o beneficios que experimentó
paralelamente.
La Jurisprudencia ha hecho aplicación de esta regla para limitar la
indemnización por la privación de uso de un automotor, por ejemplo, en
los casos de robo o hurto del automotor se consideró que ese daño quedó
compensado con la inexistencia en el lapso de la privación, de gastos de
combustible, lubricantes para el vehículo, estacionamientos, por la
disminución del desgaste de los neumáticos, etc.
Las pautas sentadas por la doctrina para aplicar la "compensación del daño
con el lucro" son:
1) tanto el daño como el lucro, deben provenir del mismo hecho
2) para apreciar los lucros obtenidos y los daños ocasionados, se atiende a
las consecuencias mediatas e inmediatas de la relación causal
3) el beneficio obtenido debe tener certeza tal como se requiere del daño
4) la compensación del daño con el lucro no se admite cuando el autor del
ilícito obró con dolo
Funciones de la responsabilidad civil
La responsabilidad civil no tiene sus funciones claramente establecidas o
delimitadas, ya que cumple diferentes funciones según las condiciones y
exigencias sociales. Constituye hoy en día un instrumento de regulación
social, que educa a no dañar ni ser dañado, impedir comportamientos
antisociales, distribuir la carga de los riesgos de la manera más adecuada
posible, garantizar los derechos de las personas a su intangibilidad y
resarcir los perjuicios injustos.
Clasificación clásica:
-Función demarcatoria: se trata de establecer una delimitación de fronteras
entre los ámbitos de libertad de actuación y aquellos otros en que se otorga
una cierta dosis de protección a determinados bienes e intereses.
La eventual protección de daños puede entrañar limitaciones que pueden ir
desde abstenerse de llevar a cabo la mencionada actividad a realizarla solo
limitadamente bajo ciertas condiciones.
-Función resarcitoria o compensatoria: la principal función de la
responsabilidad civil es restablecer a la víctima en la situación en la que
estaba antes de la producción del daño. Desde esta perspectiva la
responsabilidad civil es restauradora, reparadora, restitutoria,
indemnizatoria, reintegradora, redistributiva, satisfactoria, refaccionaria o
equilibrante, implica la ficción jurídica por la cual se vuelve al estado
anterior y se deviene indemne (sin perjuicio, sin daño). Se quiere poner a
la víctima en una situación equivalente a la que se encontraba antes de la
producción del daño.
-Función distributiva: es la estimación económica del daño, incentivando
la contratación de un seguro de responsabilidad civil, forzando mediante la
indemnización la transferencia de recursos del dañador a la víctima.
Se asocia con la creación lícita de un riesgo legalmente definido, es decir,
la responsabilidad objetiva. La concreción del accidente obliga al agente a
internalizar los daños, los costes de los accidentes, que entonces se
distribuyen en la comunidad de oferentes y demandantes del producto o
actividad peligrosas: la responsabilidad civil funciona como un seguro.
-Función preventiva: la función es evitar o minimizar los costes de los
accidentes incentivando comportamientos eficientemente precavidos.
Actúa ex ante de la producción del daño. La explicación es que los
accidentes son demasiado numerosos y graves para no intentar
disminuirlos por todos los medios.
-Función sancionatoria: punitive damages en el derecho inglés, su
finalidad es reprochar, reprimir o castigar los comportamientos dañosos
que han tenido lugar y prevenir su reiteración en el futuro.
Funciones de la responsabilidad civil en el CCyC: contempla las
funciones: preventiva, sanción disuasiva o punitiva (solo para la
morigeración) y la resarcitoria.
➔ Función preventiva: Art. 1710: toda persona tiene el deber, en cuanto
de ella dependa de:
• evitar causar un daño injustificado,
• adoptar medidas razonables para evitar que se produzca un daño o
disminuir su magnitud
• no agravar el daño si ya se produjo
Acción preventiva: el art. 1711 dispone: “La acción preventiva procede
cuando una acción u omisión antijurídica hace previsible la producción del
daño, su continuación o agravamiento. No es exigible la concurrencia de
ningún factor de atribución”.
Se trata de una vía legal que debe ser planteada en sede administrativa o
jurisdiccional, según sea el caso y las reglamentaciones provinciales. Son
presupuestos de la acción:
1. La autoría de quien omite cumplir con el deber de prevención.
2. La antijuricidad, en tanto hay violación del deber de prevención
que emerge del art. 1710.
3. La relación de causalidad, porque la amenaza de daño debe ser
previsible de acuerdo con las disposiciones sobre el tema.
Las acciones preventivas pueden ser no solo de evitación del daño, sino
también de impedir que continúe el perjuicio o que se agrave. La violación
al deber de prevención debe ser antijurídica, pero no requiere que sea
imputable.
Sobre la legitimación, el art. 1712 dispone: “están legitimados para
reclamar quienes acreditan un interés razonable en la prevención del
daño”.
Finalmente, el art. 1713 prevé: “La sentencia que admite la acción
preventiva debe disponer obligaciones de dar, hacer o no hacer, según
corresponda”. De manera que la prevención puede lograrse mediante una
medida cautelar o medidas autosatisfactivas.
➔ Función punitiva: es una indemnización pecuniaria concedida al
demandante en un pleito civil como adicional e independiente de toda otra
indemnización compensatoria, es la que resulta a pagar el condenado por
resultar responsable de lesionar los derechos del actor.
La conducta del demandado pone de manifiesto una desconsideración
consciente, indiferente, maliciosa u opresiva de los derechos e intereses
del actor. Se conceden para castigar y prevenir, funciones casi del derecho
criminal
Se argumenta que comparten la naturaleza de las penas de las multas
penales y no se imponen en un proceso que ofrezca garantías
constitucionales para la imposición de sanciones. Los jueces carecen de
estándares precisos y legítimos para decidir imponerlos.
Régimen vigente: el art. 1714 establece: “Punición excesiva. Si la
aplicación de condenaciones pecuniarias administrativas, penales o civiles
respecto de un hecho provoca una punición irrazonable o excesiva, el juez
debe computarla a los fines de fijar prudencialmente su monto”.
El art. 1715 completa al anterior con las facultades morigeradoras del juez:
“En el supuesto previsto en el art. 1714 el juez puede dejar sin efecto, total
o parcialmente, la medida”.
➔ Función resarcitoria: se busca restablecer a la víctima en la situación en
la que estaba antes de la producción de daño.
Art 1716: La violación del deber de no dañar a otro, o el incumplimiento
de una obligación da lugar a la reparación del daño causado.
Art 1717: cualquier acción u omisión que causa un daño a otro es
antijurídica si no está justificada.
Acción de responsabilidad civil
Ante la producción de un daño, cuando su reparación no se alcanza por vía
extrajudicial, es posible iniciar acciones judiciales a tal fin. La llamada
“acción indemnizatoria” o “acción resarcitoria” es aquella pretensión que
procura alcanzar la reparación del daño sufrido.
Es la facultad de reclamar el cumplimiento de obligaciones y la
satisfacción, de forma genérica o específica, del derecho o interés
lesionado.
Los sujetos habilitados para demandar y ser demandados en juicio son los
legitimados, en efecto, la legitimación es la facultad que tiene un sujeto
(activo o pasivo) para demandar o ser demandado en juicio.
El término de prescripción de estas acciones es de tres años (art. 2561
CCyC), excepto para los delitos de lesa humanidad que son
imprescriptibles.
La extensión de la reparación comprende las consecuencias inmediatas y
mediatas previsibles (art. 1726 CCyC), con independencia de la fuente de
la obligación.
-Legitimación activa: la persona habilitada a accionar para la reparación
del daño sufrido. Corresponde:
1) al damnificado directo o la propia víctima, aquel sobre cuya persona o
bienes recaiga la conducta dañosa.
2) al damnificado indirecto, quien sin ser la víctima directa del daño, lo
sufre por repercusión o rebote como consecuencia de la proyección de los
efectos del evento.
-Daño patrimonial o material: daño emergente, lucro cesante, pérdida de
chance, etc. En principio, se hallará legitimado para reclamar todo aquel
que demuestre haberlo sufrido, siempre que se cumplan los requisitos del
daño resarcible.
-Daños no patrimoniales (antes generalmente denominadas "daño moral").
Solo puede reclamar el damnificado directo, pero si del hecho resulta su
muerte o sufre gran discapacidad también tienen legitimación a título
personal, los ascendientes, los descendientes, el cónyuge y quienes
convivían con aquél recibiendo trato familiar ostensible. (art. 1741
CCyCN). Se legitima así el reclamo por personas cercanas en el afecto del
damnificado, cuando fuere o hubiere sido manifiesta su convivencia, en
casos de grave incapacidad o fallecimiento de aquél, como producto del
daño.
-Daños a las cosas o bienes: art. 1772, la reparación del daño puede ser
reclamada por:
àEl titular de un derecho real sobre la cosa o bien: el dueño, el
usufructuario, el usuario, cada uno con relación a los propios derechos que
pudieren resultar perjudicados.
àEl tenedor y el poseedor de buena fe de la cosa o bien: El locatario, el
depositario y el comodatario podrán reclamar por los daños sufridos por la
cosa, también en la medida en que ello signifique un perjuicio a sus
respectivos derechos. Así, por ejemplo, si el locatario de un inmueble,
dueño de la industria autopartista que allí funciona, se ve privado de
continuar con su actividad durante un mes, ante la destrucción parcial del
local y de su maquinaria, como consecuencia de un choque, podrá él
reclamar al dueño y al guardián del vehículo embistente, la indemnización
correspondiente a las máquinas destruidas y al lucro cesante, por ser esos
daños suyos, no así la reparación del inmueble, cuyo reclamo
corresponderá a su dueño.
-Legitimación pasiva: calidad en razón de la cual alguien debe afrontar la
reparación del daño.En este supuesto interesan las figuras del responsable
directo e indirecto del daño. Es responsable directo quien incumple una
obligación u ocasiona un daño injustificado por acción u omisión" (art.
1749 CCyC)
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