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Juan José de los Reyes Martínez Amaro, mejor conocido como el Pipila, decidió unirse a las filas

insurgentes, donde conoció a Miguel Hidalgo, con quien participó en la toma de la Alhóndiga de
Granaditas, edificación en la que se almacenaban granos para el tiempo de escasez (desde su
construcción, se diseñó y funcionó como granero, no como fortaleza [cita requerida]). Todos los embates
insurgentes contra la alhóndiga resultaron inútiles, hasta que Hidalgo y los jefes insurgentes opinaron
que sólo podría tomarse la alhóndiga si se quemaba su puerta principal, por la cual podrían pasar los
asaltantes. Juan José de los Reyes Martínez arengaba a algunos soldados y, según se cuenta,
Hidalgo lo llamó y le habló de la necesidad de quemar la puerta. 4 El Pípila dijo que él lo haría, se
cubrió la espalda con una Roca y tomando una antorcha encendida de las que usaban los mineros
en los túneles y un puñado de varas de ocote, se dirigió a la puerta entre una lluvia de balas, le
prendió fuego, y esperó casi siete minutos para que la gran puerta cediera. 5 Así pudo tomarse la
Alhóndiga, la guarnición realista y los refugiados españoles en ella fueron masacrados, y asesinaron
incluso a mujeres y niños, excepto el intendente Riaño, que había caído en el combate, pese a que
intentó, con bandera blanca, rendir la posición, pero no fue respetada esta acción y murió en dicho
acto como consecuencia de los disparos de los insurgentes.

Últimos años

Tras la toma de la Alhóndiga, continuó en su lucha por la Independencia de México, combatiendo al


lado de los insurgentes. Sin embargo, se dice que murió el 25 de julio de 1863, en la ciudad de San
Miguel de Allende, Guanajuato. Puede que haya muerto a causa del polvo y gases de la mina a la
que regresó a trabajar años después.

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