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Apreciadas directoras de Ministerio de la Mujer en la División Interamericana.

Hemos iniciado este año 2023 y con ello las nuevas actividades de “Rescatando tu
Misión”, y como parte de esta programación está llevar a cabo 2 seminarios por trimestre;
específicamente el primer mes de cada trimestre: enero, abril, julio y octubre.
Para estos 12 seminarios hemos pensado que estén dirigidos en razón de nuestro tema
anual, y lo hemos llamado “VESTIDAS”; y seremos vestidas de varias cosas durante el
año,
lo cual nos llevará a acciones diversas, como de cuidado personal y espiritual, nos llevará a
reconocer el perdón, los valores, el servicio y la empatía unos con otros entre otras cosas.
Quiero agradecer a la persona encargada de ayudar a realizar esta temática, la Dra. Sarai
Espinoza Ruiz, quien es Psicóloga Clínica y máster en terapia, agradecemos su gran
aportación a las mujeres de Interamérica.
Permitamos que Dios nos use a cada una, recordando que cada mujer desde su lugar
puede ser una gran influencia positiva para aquellas otras mujeres en necesidad, en
angustia y sobre todo en conocimiento del Dios verdadero, ese Dios que restaura y nos
viste con su gracia.

Con amor sincero.

E. Edith Ruiz-Espinoza
Dir. Ministerio de la Mujer
División Interamericana
Bosquejo Anual

Módulo 1-Enero

Vestidas de espiritualidad (oración-tipos, estudio de la palabra, acción)


Vestidas de estabilidad emocional (regulación emocional).

Módulo 2 - Abril
Vestidas de autoestima (test de autoestima)
Vestidas de perdón (beneficios del perdón, cuando es necesario).

Módulo 3 - Julio
Vestidas para la familia (tipos de familia)
Vestidas de valores (importancia de los valores).

Módulo 4 - Octubre
Vestidas para el servicio (test de dones)
Vestidas de empatía (que es y que no es)

Vestidas de autoestima

La autoestima ha sido uno de los temas más tratados de los últimos tiempos, muchos
autores, redes sociales, activistas e incluso dentro de nuestra iglesia han tratado este tema.
Y es que realmente la autoestima es un tema trascendental en la vida del ser humano, es por
eso de suma trascendencia su abordaje y reflexión. Y, ¿qué es la autoestima? ¿será una
causa o una consecuencia? Y es que en realidad la autoestima son ambas, tanto causa como
consecuencia.
La autoestima es una causa, ya que se ha estudiado y determinado que los problemas
relacionados con la autoestima están altamente asociados a problemas de índole emocional
y mental, tales como depresión y ansiedad. Asimismo, una autoestima no saludable está
relacionada a problemas relaciones, relaciones abusivas, ciclos de violencia o insatisfacción
en la vida en genera. Te das cuenta como la autoestima puede tener grandes efectos en todas
las áreas de tu vida.
Por otro lado, la autoestima es también una consecuencia, en el sentido de su formación.
Verás, cuando el ser humano nace su “autoestima” aún no está desarrollada, es a partir de
los primeros años del infante donde la autoestima puede empezar a construirse, es por eso
el gran énfasis en los primeros años del desarrollo del ser humano, o, en otras palabras, la
infancia. La autoestima, como su nombre lo dice, es el grado de estima y valor puesto en
uno mismo, por uno mismo, y está vinculado con el autocuidado (o poner límites), y la
autoeficacia (la percepción de la capacidad que se tiene para realizar ciertas cosas). Ahora,
aunque la autoestima es asignada por uno mismo, esta asignación dependerá en gran
medida de la forma en la que fuimos criados, si en nuestro entorno familiar (en primer
lugar) fue reafirmado y asignado un valor a nuestra persona, se nos enseñó a cuidarnos y
respetarnos, nuestras ideas y necesidades fueron escuchadas y había espacio para la
expresión emocional, muy probablemente se haya construido una autoestima funcional. Sin
embargo, si nuestro entorno familiar fue caótico, impredecible, violento o distante muy
probablemente nuestra autoestima sea un poco disfuncional. Aunado a esto existen ciertas
experiencias en el ámbito, escolar, de la iglesia, o de nuestra comunidad que pueden
también impactar la percepción y desarrollo de nuestra autoestima, por lo que la autoestima
es también una consecuencia, porque, aunque es asignada por nosotros mismos, es en gran
medida el resultado de factores externos.
Pero, cómo evaluar mi autoestima, a continuación, contesta este pequeño test, contesta Si o
No a las siguientes afirmaciones:

A continuación, cuenta todos los “No” que tuviste y por cada No agrega un punto, y evalúa.
Si tuviste 8 -10 pts (8-10 “no”) – tu autoestima es saludable
Si tuviste 5 – 7 pts (5 – 7 “no”) – tu autoestima es media, es decir puede mejorar
Si tuviste 4 pts o menos (4 o menos “no) – tu autoestima es baja, es decir necesita
intervención.

Muchas personas, piensan que una autoestima saludable tiene que ver con “gustarse”
físicamente, sin embargo, como viste en las preguntas, una autoestima saludable es mucho
más que eso, si quieres aspirar a una autoestima saludable considera trabajar en obtener al
menos 7 de los siguientes puntos, alguien con autoestima saludable:
1. Sabe la diferencia entre confianza y arrogancia
2. No le teme a la retroalimentación o crítica constructiva
3. No busca la aprobación de todos o es condescendiente
4. No le teme al conflicto, cuando es necesario
5. Sabe poner límites para protegerse (un ejemplo, sabe decir que no)
6. Sabe expresar sus necesidades y opiniones (lo cual implica que conoce sus
necesidades)
7. Es asertiva pero no “presionante”
8. No es esclava de la perfección
9. No se siente inferior, pero reconoce sus limitaciones
10. No le teme al fracaso, sino que aprende de él.

Finalmente, ¿qué dice la Biblia sobre la autoestima? Recuerda, una autoestima “alta”
tampoco es buena autoestima, todo lo contrario, es muchas veces soberbia, la Biblia
menciona en 2 de Timoteo 3:2 que las personas “amadoras de sí mismas” no cultivarán
rasgos de carácter gratos, sino que cultivarán avaricia, vanagloria, superficialidad, etc. Por
el contrario, Romanos 12:3 da el mejor consejo para tener una autoestima balanceada y
equilibrada, y agrega un elemento importante, la FE; Pablo inicia diciendo “nadie tenga
más alto concepto de sí mismo del que debe tener” en otras palabras, es necesario tener un
buen concepto de uno mismo, pero de una forma equilibrada, pero incorpora un elemento
más “sino piense de sí con cordura, conforme a la FE que Dios dio a cada uno”, en otras
palabras tener un concepto de uno mismo funcional, equilibrado y bueno es un resultado de
la Fe que tenemos en Dios, y tiene sentido cuando creemos en un Dios que no se equivoca
y que todo lo que hace es bueno y que todo lo que se corrompe puede transformase,
sabemos y confiamos que a sus ojos “somos de gran estima”! (Isaías 43:4) lo que hace que
nosotros nos veamos con la misma estima, no porque seamos perfectas, sino porque
creemos en un Dios perfecto que nos hizo, nos perdona y nos puede cambiar. Que nuestra
oración sea: Señor ayúdame a verme como tú me ves

Vestidas de perdón

Perdonar es una de las acciones más complicadas de llevar a cabo para el ser humano, ya
que involucra humildad, aceptación, e incluso olvido, factores difíciles de comprender en
especial cuando uno se siente herido, traicionado u ofendido. Sin embargo, el perdón es
esencial para mantener y reparar las relaciones interpersonales y fomentar una buena
salud física y mental personal. No por nada, la Biblia expresa en Proverbios 17:9 que “el
que perdona cultiva el amor”, y en Efesios 4:32 se da la consigna de “perdonarse
mutuamente, así como Dios los perdona a ustedes”. En otras palabras, nosotros necesitamos
tanto ser perdonados como perdonar, es una dinámica dual, donde hay un beneficio interno
(personal) y en la mayoría de las ocasiones un beneficio externo (relacional).

Pero ¿qué es realmente el perdón? El perdón es la acción de ‘dejar ir’ el resentimiento y la


ira, no implica siempre una reconciliación, sino que es una decisión personal de soltar una
emoción que nos hace daño. Sin embargo, uno no tiene que volver a la misma relación o
aceptar los mismos comportamientos dañinos de un ofensor.
Por otro lado, el perdonar ha demostrado tener grandes beneficios para la persona que lo
otorga:
1. Le permite a la persona impulsarse hacía adelante, es decir seguir avanzando, y no
“estancarse” o “mantenerse” emocionalmente comprometidas con una injusticia o
un trauma. Piensa en esto, cuando no perdonamos, estamos mayormente recordando
la injusticia, la traición o el trauma que vivimos, no hablamos tanto de cuánto
hemos avanzado o ganado, sino que hablamos más del pasado y de lo que hemos
perdido, manteniéndonos así en un ciclo emocional que solo desencadenara en
amargura y pesimismo. No por nada, Prov. 4:25 aconseja “mirar hacia adelante,
fijarnos hacía lo que tenemos enfrente”, no atrás, avanzar asegura evitar un
estancamiento emocional que podría tener peores repercusiones a largo plazo.
2. El perdón eleva el estado de ánimo, aumentado el optimismo. Cuando uno perdona,
repara, en el mejor de los casos repara una relación, pero cuando esto no es posible,
repara una emoción. Recuerda que un enojo acumulado es un rencor asegurado, es
por eso que cuando uno entra en el proceso del perdón hace una auto-reparación
emocional. Al realizar esta auto-reparación la persona encuentra los recursos que
tiene a su favor para hacerle frente a la injusticia o el deseo de venganza,
concentrándose más en su bienestar que en el malestar del otro y fomentando así un
crecimiento personal y espiritual. Es interesante que Dios mismo expresa que
cuando estemos orando, si tenemos algo contra alguien, perdonemos, para así ser
perdonados (Marcos 11:25) esto tiene un significado muy profundo, y es que piensa
en esto, si oráramos con un espíritu de odio, venganza, o resentimiento que será lo
que pediríamos, muy probablemente cosas muy alejadas a la voluntad de Dios, sin
embargo, cuando oramos, con un espíritu de perdón y humildad, empezamos a sanar
emocional y espiritualmente, y comenzamos a dejar el malestar a cargo de Dios,
dejamos que el pelee nuestras batallas y vengue nuestras injusticias.
3. Finalmente, el perdón está ligado a la satisfacción. Cuando uno perdona no solo
deja ir y sana, sino también avanza, pero no avanza resentido, avanza satisfecho
sabiendo que lo que estuvo en sus manos para reparar o reestablecer fue hecho.
Pablo dice en Romanos, 12:18-19 que en la “medida que sea posible y dependa de
ti, estes en paz con todos, dando lugar a la ira de Dios, porque Él dice que suya es la
venganza”, empecemos destacando dos aspectos: el primero “en la medida”, como
dijimos anteriormente, idealmente el perdón debería llevar a un mejoramiento de
relaciones, sin embargo, esto no siempre será posible y parece que el mismo Pablo
lo sabía, por lo que inicia diciendo “en la medida que sea posible”, sabiendo que
esta ‘reconciliación’ no siempre se dará o no siempre dependerá de ti. Por otro lado,
utiliza la expresión “dependa de ti” es decir, aunque el perdón no siempre genera
reconciliación, o mantener la paz no siempre estará bajo tu control, otorgar el
perdón si dependerá cien por ciento de ti, ya que es un acto voluntario. Es por eso,
que una persona que perdona puede sentirse satisfecha, porque lo que estuvo bajo su
control o “dependió de sí” ha sido realizado. Todo lo demás nos insta a una
dependencia de Dios, Él no es ajeno a tu dolor, ni a tu enojo y mucho menos a tus
deseos humanos de venganza, por eso mismo Pablo termina diciendo “no te
vengues” sino que “da lugar a la ira de Dios” y deja que Él lo haga por ti.

El perdón es una decisión personal, nadie más la podrá tomar por ti, sin embargo, los
beneficios de extienden en todas las áreas de tu vida, física, mental, relacional y espiritual.
Recuerda, el mayor beneficio del perdón no es hacía otros sino hacía ti misma, es como
tomar una pastilla para sanar una herida; que la tomes no hará que lo que te hirió
desaparezca, pero si hará que tu sanes.

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