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El poder de la presencia: Cómo la presencia de los

padres moldea el cerebro de los hijos y configura las


personas que llegarán a ser

ÍNDICE

Introducción…………………………………………………………………..2

Pero ¿Qué significa estar presente?.....................................................2

¿En qué consiste estar presente? Las cuatro condiciones…………….4

¿Qué nos dice la ciencia sobre la presencia de los padres y la


configuración del cerebro del niño?.......................................................4

Bibliografía……………………………………………………………………6

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Muchos padres se preguntan:
¿Qué rasgos debo potenciar predominantemente en mis hijos? o
¿Qué es lo más importante que puedo hacer por mis hijos para ayudarlos a salir
adelante y a sentirse a gusto en el mundo? Como es evidente,
esta pregunta no se centra tanto en las aptitudes y capacidades que quieres
desarrollar en tus hijos sino en la forma en que se da esta relación padre-hijo.
Pero la respuesta a estas dos interrogantes es sencilla: Debes estar presente para
tus hijos.

Estamos en una época en la que padres e hijos están ocupados y distraídos con el
trabajo, los estudios, las extraescolares, las nuevas tecnologías, etc., la crianza de
los hijos entonces no resulta una tarea nada fácil, sin embargo, hay que recordar
que no hace falta ser perfecto, evidentemente nadie lo es y por ello no existe
una forma de criar a los hijos libre de defectos.

La realidad es que la labor de los padres es compleja y difícil, y las respuestas a la


mayoría de sus preguntas depende de la edad y la etapa en el desarrollo del niño,
las circunstancias generales y el temperamento del niño.

La importancia de estar presentes en la vida de los hijos radica en que se está


creando un vínculo que los ayuda a sentirse seguros y conectados con el mundo.

Basándose en las investigaciones más recientes, hay cuatro aspectos


fundamentales para la educación: Los niños necesitan sentirse seguros, vistos,
consolados y a salvo.

Estas cuatro cualidades producen un apego seguro, elemento clave para un


desarrollo saludable. Gracias a él, el niño es más feliz, emocionalmente más
equilibrado, resiliente, empático y perspicaz y, sin lugar a dudas, más preparado
para las dificultades con las que se encontrará a lo largo de su vida.

I. Pero ¿Qué significa estar presente?

En cierto modo eso ya lo sabemos, pero muchos nos preocupamos por nuestros
hijos y su seguridad, también nos preocupa no educarlos lo «suficientemente
bien». Nos preocupa que nuestros hijos de mayores no sean responsables o
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resilientes. Nos preocupa fallarles o herir sus sentimientos. Nos preocupa no
prestarles atención suficiente o, por el contrario, prestarles demasiada atención.
¡Incluso nos preocupa preocuparnos demasiado!

Tenemos un mensaje fundamental que ofrecerte, un mensaje reconfortante y


esperanzador: cuando no sepas bien cómo reaccionar ante tu hijo en una
situación determinada, no te preocupes. Siempre hay algo que puedes hacer, y es
la mejor opción. En lugar de preocuparte, o de tratar de alcanzar un nivel de
perfección que sencillamente no existe, basta con que estés presente.

Estar presente significa lo que parece. Significa estar ahí para tus hijos.
Significa estar presente en sentido físico, así como proporcionarles una
presencia de calidad. No tienes que ser perfecto. No tienes que leer todos
los libros de éxito sobre crianza, ni inscribir a tus hijos en todas las actividades de
enriquecimiento personal adecuadas. Basta con tu presencia. Estar presente
significa poner todo tu ser –tu atención y tu conciencia– cuando estés con tu hijo.

Se trata entonces de aprender a ofrecer tu presencia de formas que te empoderen


a ti como progenitor y fomenten en tu hijo la resiliencia y la fortaleza. Es este
poder de la presencia lo que nos permite crear una mente empoderada
para nuestros hijos.
Por supuesto, todos tomamos decisiones buenas y malas en nuestra faceta de
padres y hay diversas aptitudes que podemos adquirir para ayudar a
nuestros hijos a desarrollarse de formas óptimas. Pero, en definitiva, el ejercicio de
la paternidad consiste sencillamente en estar presentes para nuestros hijos.

Las investigaciones longitudinales sobre desarrollo infantil muestran que uno de


los mejores predictores para saber cómo será nuestro hijo –en cuanto a felicidad,
desarrollo social y emocional, dotes de liderazgo, relaciones significativas e
incluso éxito académico y profesional– es si ha adquirido seguridad por tener al
menos una persona que estuviera presente para él. En distintas culturas de todo el
mundo, estos estudios constatan que hay una manera universal de ejercer bien la
paternidad, aunque no exenta de defectos. Y lo bueno es que estas

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constataciones empíricas pueden sintetizarse y luego hacerse accesibles a todos
nosotros, los padres imperfectos de todo el mundo.

II. ¿En qué consiste estar presente? Las cuatro condiciones

Los cuidados previsibles que sustentan una relación saludable y empoderadora


encarnan lo que llamamos las «cuatro condiciones», ayudar a
los niños a sentirse:

1) Seguros: se sienten protegidos y libres de todo mal.


2) Vistos: saben que les importas y les prestas atención.
3) Consolados: saben que estarás a su lado en los malos momentos.
4) A salvo: confían en que, previsiblemente, los ayudes a sentirse «a
gusto» en el mundo y después aprenden a ayudarse a sí mismos a
sentirse seguros, vistos y consolados.

III. ¿Qué nos dice la ciencia sobre la presencia de los padres y la


configuración del cerebro del niño?

La neuroplasticidad explica cómo la arquitectura física del cerebro se adapta a las


experiencias e información nuevas, reorganizándose y creando vías
neurales basadas en lo que una persona ve, oye, toca, piensa, ejercita, etcétera.
Todo ello a lo que prestamos atención, todo aquello que ponemos de relieve en
nuestras experiencias e interacciones, crea nuevos vínculos en el cerebro.
Cuandoquiera que se centra la atención, se encienden las neuronas. Y
cuandoquiera que se encienden las neuronas, estas se conectan entre sí, o se
juntan.

Las neuronas que se encienden al mismo tiempo se conectan entre sí al mismo


tiempo

¿Qué tiene que ver esto con la presencia?

Verás, si estás presente en la vida de tus hijos, eso puede tener efectos
significativos en la arquitectura física y la conectividad de su cerebro pues las

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experiencias que proporciones en el contexto de la relación con tu hijo moldearán
literalmente la estructura física de su cerebro.

Esas conexiones creadas en el cerebro influyen a su vez en cómo funcionará su


mente porque las experiencias que les ofreces configuran la forma en que el
cerebro procesa la información.

El cerebro aprende a anticipar ciertas realidades, basándose en lo que ha ocurrido


previamente. Eso significa que tus hijos preverán qué sucederá a continuación
basándose en su experiencia anterior.

Los niños aprenden quiénes son y quiénes pueden y deben ser, a través de sus
interacciones con nosotros, sus padres. Estar presentes crea por tanto en
nuestros hijos vías neurales que conducen a la identidad individual, la
determinación, la fortaleza y la resiliencia.

Al hacerlo, se da a los niños la oportunidad no solo de ser más felices y estar más
realizados, sino también de alcanzar una situación más satisfactoria a
nivel emocional, relacional e incluso académico.

Cuando las cuatro condiciones se entrelazan se desarrolla un apego seguro, este


permite a un niño sentirse a gusto en el mundo e interactuar con los demás como
un auténtico individuo que sabe quién es. Aborda el mundo desde
lo que hemos llamado un cerebro afirmativo, interactuando con nuevas
oportunidades y retos desde una postura abierta, curiosa y receptiva, en lugar de
rígida, temerosa y reactiva.

Todo su cerebro está más integrado, lo que significa que es capaz de utilizar las
funciones más complejas de este incluso cuando se enfrenta a situaciones difíciles
y de responder a su mundo desde una posición de seguridad, mostrando más
equilibrio emocional, más resiliencia, más discernimiento y más empatía. Por
consiguiente, el niño no solo será más feliz, sino que además tendrá más
aptitudes sociales; es decir, estará más capacitado para llevarse bien con los
demás, resolver los problemas en colaboración, tener en cuenta las
consecuencias, pensar en los sentimientos de otras personas, etcétera.

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BIBLIOGRAFÍA
Siegel, D. J. y Payne, T. (2020). El poder de la presencia: Cómo la presencia de
los padres moldea el cerebro de los hijos y configura las personas que llegarán a
ser. Estados Unidos: Alba Editoria.

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