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R e v i s t a d e I n v e s t i g a c i ó n S o c i a l

Volumen 16, número 41, septiembre-diciembre, 2019

Dossier
La Lógica desde sus Aplicaciones y
Aplicaciones Lógicas. Una aproximación
constructiva a la Lógica integrando su
aplicabilidad

Colegio de Humanidades y Ciencias Sociales


Universidad Autónoma de la Ciudad de México
Andamios
Revista de Investigación Social
Volumen 16, número 41, septiembre-diciembre, 2019

Colegio de Humanidades y Ciencias Sociales

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Andamios
Revista de Investigación Social

Andamios, Revista de Investigación Social, volumen 16, número 41, septiembre-diciembre,


2019, es una publicación cuatrimestral editada por la Universidad Autónoma de la Ciudad de
México a través del Colegio dea Humanidades y Ciencias Sociales con dirección en Dr. Garcia-
diego, núm. 168, col. Doctores, Del. Cuauhtémoc, C.P. 06720, México, Ciudad de México. Tel.
1107 0280, www.uacm.edu.mx, disponible en www.uacm.edu.mx/andamios. Editor responsa-
ble: Oscar Rosas Castro. Número de certificado de reserva del título: 04-2004-091014130100-
102, e ISSN-1870-0063, ambos otorgados por el Instituto Nacional de Derechos de Autor. Nú-
mero de certificado de licitud de título: 13199 y número de certificado de licitud de contenido:
10772, ambos otorgados por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de
la Secretaría de Gobernación. Impresa en el taller de la Universidad Autónoma de la Ciudad
de México, San Lorenzo, núm. 290, col. Del Valle, Del. Benito Juárez, C.P. 03100, México, Ciu-
dad de México. Distribuida en toda la República Mexicana por Educal S.A. de C.V., Av. Ceylán,
núm. 450, col. Euskadi, Del. Azcapotzalco, C.P. 02660, México, Ciudad de México. Este núme-
ro se terminó de imprimir el 4 de septiembre de 2019 con un tiraje de 500 ejemplares.
Andamios, Revista de Investigación Social es una publicación de carácter académico que bus-
ca contribuir en las tareas de investigación y de enseñanza en materia de ciencias sociales y
humanidades a partir de las aportaciones de los profesores-investigadores de la Universidad
Autónoma de la Ciudad de México, así como de académicos de otras instituciones nacionales
e internacionales. Aparece citada en los siguientes índices y bases de datos: Índice de Revistas
Mexicanas de Investigación Científica y Tecnológica del Consejo Nacional de Ciencia y Tec-
nología (Conacyt), Scielo-México; Red de Revistas Científicas de América Latina y El Caribe,
España y Portugal, Ciencias Sociales y Humanidades (Red Alyc); Scopus; Social Sciences Cita-
tion Index, Social Scisearch, Journal Citation Reports/Social Sciences Edition; ProQuest Social
Science Journals; Citas Latinoamericanas en Ciencias Sociales y Humanidades (Clase); Sistema
Regional de Información en Línea para las Revistas Científicas de América Latina, el Cari-
be, España y Portugal (Latindex-Catálogo); Banco de Datos sobre Educación Iberoamericana
(Iresie); International Bibliography of the Social Sciences (ibss); Ulrich’s Periodicals Directory;
Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso); Social Science Collection (csa); So-
ciological Abstracts (sa); Worldwide Political Science Abstracts (wpsa); Political Database of
the Americas (pdba); International Consortium for the Advancement of Academic Publication
(icaap); International Political Science Abstracts (ipsa); ebsco Publishing (Academic Search
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En portada:
Impresa en México.

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ANDAMIOS
: Sofía Kamenetskaia Kotseruba

: Álvaro Aragón Rivera, Víctor Delgadillo Polanco,


Norma Garza Saldívar, Jesús Jasso Méndez, Julieta Marcone Vega, Nicolás
Olivos Santoyo, Sergio Ortiz Leroux, Cynthia Pech Salvador, Marta Rizo
García, Tania Rodríguez Mora, Édgar Sandoval Sandoval, Arturo Santilla-
na Andraca, Ángel Sermeño Quezada y Citlali Villafranco Robles

: Paula Camara da Silva y Oscar Rosas Castro

Jesús Jasso Méndez

: Benjamín Arditi ( , Julio Beltrán (


, Tatiana Bubnova ( Filológicas- , Luiz Augusto Campos
( , Brasil), Juan Antonio Cruz Parcero ( , José Fernández
Santillán ( -Cd. México), Andrés de Francisco (Universidad Com-
plutense de Madrid, España), Gustavo Fondevila Pérez ( , México),
Raúl Fuentes Navarro ( y Universidad de Guadalajara), Jesús
Galindo (Universidad Veracruzana, México), Jorge A. González (Lab-
complex- ), María Isabel Hernández González (Facultad de
Filología, Universidad Complutense de Madrid, España), Nilda Jacks
(Universidade Federal do Rio Grande Do Sul, Brasil), Roberto Melville
( Juárez, Tlalpan, México), Athziri Molina ( Golfo, México),
Denise Najmanovich (Universidad y Fundared, Argentina), Gui-
llermo Orozco Gómez (Universidad de Guadalajara, México), Ana Rosa
Pérez Ransanz ( ), Sara Poot-Herrera (Universidad de California
en Santa Bárbara, ), Nora Rabotnikof ( ), Octavio Rodríguez
Araujo ( , Ricardo Roque (Universidad Centroamericana de
San Salvador, El Salvador), Mario Ru ( ), José María Sauca
Cano (Universidad Carlos III, España), Enrique Serrano ( ), Fran-
cisco Sierra (Universidad de Sevilla, España), Hugo José Suárez ( So-
ciales- ), Teresa Velázquez García-Talavera (Universitat Autónoma
de Barcelona, España), Isabel Wences (Universidad Carlos III, España),
Lauro Zavala ( .

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Presentación

La lógica desde sus aplicaciones y aplicaciones lógicas.


Una aproximación constructiva a la lógica integrando
su aplicabilidad
Jesús Jasso Méndez*

Prefiero caminar con una duda


que con un mal axioma.
Javier Krahe

¿En qué se diferencia la lógica de un simple juego? Un problema re-


currente en la historia de la lógica refiere a su fundamentación. ¿De
qué trata la lógica? ¿Cuáles son los aspectos que otorgan particularidad
al conocimiento lógico? ¿Qué aspecto o conjunto de ellos confiere(n)
logicidad a un sistema lingüístico? Actualmente, para la mayoría de
los filósofos de la lógica y de la matemática, el fenómeno de la apli-
cabilidad se considera un aspecto cardinal para ofrecer una respuesta
constructiva y fundacional de las ciencias demostrativas. Sin embargo,
incluir la aplicabilidad de la lógica en una definición sustantiva de ésta,
genera intrincados problemas.
Gran variedad de controversias surgen al explicar ex. gr. el vínculo
entre la formalidad y la necesidad estándar del conocimiento lógico,
con compromisos materiales/informacionales que definen una plura-
lidad de tipos de inferencias y, con ello, distintos enfoques sobre la
corrección de los razonamientos desde una plataforma analítica tole-
rante a las excepciones. En la literatura de filosofía de la lógica, por una
parte, encontramos enfoques clásicos o estándar que sostienen, desde
una perspectiva de la(s) teoría(s) de la prueba o a partir de un enfoque
semántico, la definición del conocimiento lógico en términos de algún

* Profesor-investigador en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Presidente


de la Academia Mexicana de Lógica, A. C. (2019-2021). Correo electrónico: jess.jasso@
gmail.com.mx

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Jesús Jasso Méndez

tipo de descripción axiomática (sintáctica o técnicamente interpretada)


sobre objetos, funciones y relaciones en un dominio específico. Condi-
ciones que poco o nada tienen que ver con el mundo natural y social.
Por otra parte, hay quienes consideran que la aplicación satisfac-
toria de la lógica para modelar dominios sobre objetos y hechos de
diferente naturaleza, incluso físicos, sociales, políticos y en cualquier
caso, donde existan procesos sobre toma de decisiones a partir de un
conjunto de información; no es un accidente, sino una propiedad de
la plasticidad de la lógica misma. Pero, ¿cómo puede un sistema lógico
aparentemente con neutralidad tópica, desconectado con cuestiones de
hecho, funcionar tan bien para construir y desarrollar teorías de orden
natural y social? ¿Cómo puede un sistema lógico contribuir con las
explicaciones de dominios epistémicos específicos?
Siguiendo el espíritu fundacional de Stephen Yablo (1999)1 para las
matemáticas, extendiéndolo a la lógica, el problema de la aplicabilidad
abre dos tipos de disputa: i. a partir de una vena constructiva y fun-
dacional, cómo incluir la aplicabilidad de las ciencias demostrativas y,
con ello, ofrecer una explicación integral de la ciencia matemática y
lógica; ii. a partir de una vena dialéctica, cuál es la enseñanza propor-
cionada por las aplicaciones de la Lógica para la comprensión de la
lógica misma —i.e. considerando su utilidad, su carácter instrumental
y sus ventajas para generar conocimientos más sofisticados en campos
científicos particulares.
El Dossier que ahora presentamos es un primer intento para con-
tribuir al análisis de la fundamentación del conocimiento lógico, en la
línea de S. Yablo. Distinguimos tres rutas de análisis: i. Ruta constructi-
va-fundacional; ii. Ruta heurística y iii. Ruta dialéctica. A continuación
señalamos en qué consiste cada ruta y cómo en función de estas distin-
ciones se ha organizado el presente Dossier 41 de Andamios, Revista de
Investigación Social.

1 Yablo, S. (1999). Mathematics as Gameskeeping [Matemáticas como Guarda juegos

(o Mantenimiento de juegos)]. The usual problem for a philosophy of mathematics is appli-


cabilibility. Recuperado de http://www.mit.edu/~yablo/mgk.html

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Presentación

* * *

El presente número de Andamios es una obra inicial e integral sobre


la fundamentación del conocimiento lógico, el fenómeno de la apli-
cabilidad lógica y la intervención epistémica entre la(s) lógica(s) y sus
posibles aplicaciones en matemáticas, ciencias sociales y humanidades.
Cada una de las secciones: Dossier-Presentación, Artículos del Dossier,
Traducción, Entrevista y Bibliografía especializada, constituyen las pie-
zas de este todo conceptual organizado.2
Como se ha señalado anteriormente, la formación del Dossier obe-
dece a tres rutas analíticas: i. Ruta constructiva-fundacional; ii. Ruta
heurística y iii. Ruta dialéctica.
De acuerdo con (i) el análisis surge de los lineamientos fundaciona-
les de la lógica-matemática clásica, y sus posibles aplicaciones a estruc-
turas especificas del campo de la Lógica y la Matemática. Logrando con
la aplicación una mayor sofisticación formal de los lenguajes relevantes,
así como insumos para el desarrollo del conocimiento demostrativo. El
análisis tipo (i) también incorpora enfoques donde la fundamentación
del conocimiento lógico consiste en la modelación de estados y rela-
ciones epistémico(a)s presentes en distintos fenómenos de la ciencia
natural, de la ciencia social y de las humanidades. En concordancia
con esta vena analítica, el modelaje requiere distintos tipos de procesos
de inferencia, luego distintos tipos de lógica(s). Este análisis puede,
entonces, incorporar a favor de una fundamentación del conocimiento
lógico, un gradiente de relaciones entre la lógica clásica, sus extensiones
y sus alternativas.
De acuerdo con ii. Ruta heurística el análisis se relaciona directa-
mente con aplicaciones exitosas de la lógica clásica y no-clásica para
modelar algunos fenómenos de carácter social, político, jurídico, educa-
tivo, psicológico, argumentativo, semántico, filosófico, de racionalidad
limitada, matemático y del campo del diagnóstico médico.

2 Por su parte, en el apartado Artículos o Miscelánea el lector podrá encontrar algunos


artículos cuya relevancia conceptual recae en temáticas libres y sustanciales sobre cien-
cias sociales y humanidades.

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De acuerdo con iii. Ruta dialéctica se discurre sobre un proceso


de aprendizaje de orden constructivo entre Lógica(s)-Aplicaciones y
Aplicaciones-Lógica(s). Este estadio analítico incluye dos casos. El
primero de ellos refiere a los sistemas lógicos fértiles para modelar
hechos donde la negociación y el debate son actividades centrales
para la toma de decisiones estratégicas. En este caso, los modelos
aportan conocimiento sobre distintos campos de los lenguajes natu-
rales, como de circunscripciones temáticas de las humanidades, las
ciencias empíricas y las ciencias sociales. Pero, al tiempo, los sistemas
lógicos a partir de tales aplicaciones reciben insumos metodológicos,
conceptuales y normativos para poner a prueba su diseño y contribuir
a su perfeccionamiento. El segundo caso de (iii) se relaciona con las
condiciones lógicas, que van ex. gr. desde la normatividad clásica hasta
la plasticidad de los procesos de inferencia no-estándar, y que están a
la base de las habilidades cognitivas que cualquier razonador humano
debe adquirir como un canon intelectual aplicable a su vida personal
y profesional. Este caso relaciona la lógica formal, las lógicas alternas y
la lógica informal, para desarrollar en los razonadores métodos críticos
de aprendizaje, perfeccionando sus disposiciones argumentativas y de
razonamiento.
Si bien las consideraciones que he formulado sobre cada ruta analí-
tica, no son satisfechas exhaustivamente por los 9 (nueve) artículos que
integran el Dossier, sí marcan, en primer lugar, un enfoque de análisis
para iniciar una investigación sustantiva en torno a la Lógica y sus Apli-
caciones, y en segundo lugar, una estrategia sofisticada para ordenar el
contenido de cada contribución, según cada una de las secciones del
presente número.
Cada ruta analítica incluye 3 (tres) artículos. Cada artículo agrupa-
do en una ruta específica toca algunos puntos distintivos de tal línea
analítica.

i. Ruta constructiva-fundacional

En “La lógica y sus aplicaciones: ¿platonismo o no-platonismo?”, Otávio


Bueno y Melisa Vivanco aportan un análisis de la aplicación de la lógica

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Presentación

de acuerdo con dos concepciones fundacionales opuestas: (a) Concep-


ción monista platonista y (b) Concepción pluralista no-platonista. Al
evaluar comparativamente los aciertos y retos de cada concepción, los
autores tejen de manera fina distintos argumentos para mostrar, por
una parte, cómo (a) da cuenta del conocimiento lógico como el fruto de
un ejercicio deductivo entre proposiciones, explicando la consecuencia
lógica como una relación eminentemente abstracta y la corrección de
los razonamientos como una propiedad de estructuras donde prevalece
la neutralidad tópica. De acuerdo con esta contribución, la concepción
monista platonista, si bien es formalmente sofisticada, presenta amplias
dificultades para dar cuenta de su aplicación sobre objetos, relaciones y
hechos presentes en campos de conocimiento particulares. Por su parte
(b), se presenta como el claro ejemplo de una concepción de lógica
bajo una lupa pluralista donde existen distintos tipos de consecuencia
lógica no abstracta y contextualmente dependientes. La concepción
lógica pluralista no-platonista se presenta, entonces, como un enfoque
apropiado para dar cuenta de las distintas aplicaciones lógicas.
Víctor Aranda Utrero, en “La verdad lógica en el fragmento propo-
sicional de los Principia y sus implicaciones metalógicas” nos ofrece
un contenido muy interesante. Por un lado, el autor nos explica en
qué términos la lógica proposicional es una subteoría de la teoría de
tipos desarrollada por Whitehead y Russell en Principia Mathematica;
constituyendo un lenguaje correcto, completo y decidible. Por otra par-
te, la contribución de Aranda Utrero indaga prioritariamente si existe
una relación entre la definición de verdad lógica presente en Principia
y la ausencia, en este programa, de un desarrollo metalógico. En este
caso, el autor examina por qué Whitehead y Russell no repararon en la
consistencia de los axiomas de la lógica proposicional, ni tampoco en la
completud de su lenguaje.
Por su parte, Luis A. Canela Morales y Francisco J. Ruiz Sosa, en
“Aspectos generales del conocimiento simbólico y diagramático: el caso
de los diagramas de Venn” exponen la naturaleza simbólica y diagramá-
tica del razonamiento lógico-formal. La finalidad de esta contribución
no es únicamente mostrar cómo mediante la aplicación del lenguaje
diagramático es posible encontrar expresiones geométricas estructural-
mente isomorfas a las proposiciones lógicas, sino cómo esta aplicación

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Jesús Jasso Méndez

nos permite caracterizar y comprender mejor la condición formal de la


lógica. Adicionalmente, los autores proporcionan un caso de estudio,
con el propósito de identificar en los diagramas de Venn, una vía repre-
sentacional eficaz para explicitar la posible naturaleza diagramática de la
logicidad clásica. Al tiempo, proponen al lenguaje diagramático de Venn
como una estructura didáctica poderosa para la enseñanza de la lógica
en el Nivel Medio Superior.

II. Ruta heurística

En “Puente de los asnos: una propuesta de aplicación para la ense-


ñanza”, José Enrique Gómez Álvarez, ofrece un original ejemplo de las
relaciones interdisciplinarias que pueden establecerse entre la lógica,
el software y la enseñanza. El autor presenta una versión simplificada
del pons asinorum [puente de asnos] con el firme propósito de mostrar
cómo el pensamiento lógico cristalizado en un software para la ense-
ñanza, denominado software del puente de los asnos es posible, por
una parte, detonar nuevos modos de habilitar el pensamiento abstracto
de los usuarios, en este caso estudiantes de lógica, y, por otra, puede
ser un valioso insumo para la enseñanza, comprensión y aplicación de
distintas reglas y operaciones lógicas, mediante la automatización de la
lógica tradicional. Con ello, el autor ofrece un valioso ejemplo de cómo
reinterpretar una aplicación lógica y vincularla con contextos nuevos
de enseñanza-aprendizaje.
José Martín Castro-Manzano, en “Sobre un método de árboles para
la lógica de términos numérica” propone una valiosa contribución heu-
rística. El autor desarrolla un método lógico-analítico con la finalidad
de aplicar una estructura formal para la comprensión sofisticada de
distintos lenguajes lógicos. Particularmente, Castro-Manzano desarrolla
un método analítico de árboles para la lógica de términos numérica, el
cuál funciona a su vez, como un recuso de análisis para la lógica pro-
posicional, la silogística apodíctica, la silogística relacional, la silogística
intermedia y la silogística numérica.
En “Definiciones filosóficas: ¿estipulativas o normativas?”, Gustavo
Arroyo conecta transitivamente a la lógica con una preocupación de

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Presentación

gran importancia en la filosofía: la naturaleza de las definiciones. De


acuerdo con el autor, la teoría de las definiciones tiene como objeto el
ordenamiento de los distintos tipos de definiciones posibles, así como,
ofrecer criterios de corrección para su formación. Al ser la teoría de las
definiciones parte del conocimiento lógico, la lógica se presenta como
el escenario analítico donde pueden cumplirse las anteriores funciones
de sistematización y corrección. Esta contribución ejemplifica una apli-
cación de lógica al conocimiento filosófico. La lógica, vía la teoría de las
definiciones es una herramienta potente para analizar la naturaleza de
las distintas delimitaciones conceptuales de orden filosófico.

III. Ruta dialéctica

El artículo de Enrique Alonso, “¿Qué lógica debe saber un filósofo?”


es sin duda alguna el resultado de una reflexión por parte de quien no
sólo es un especialista en lógica formal, sino un conocedor y practican-
te de la docencia universitaria en el campo de la Lógica y la Filosofía.
Esta contribución cumple con dos propósitos. En primer lugar, evaluar
críticamente tanto, la concepción que se tiene de la docencia en lógica
para estudiantes de filosofía, como los resultados disponibles de esta
práctica. En segundo lugar, el autor elabora una propuesta alterna con
cambios radicales para la enseñanza de la lógica con la finalidad de en-
contrar un adecuado ajuste en la ponderación de la lógica formal con-
temporánea para el pensamiento filosófico, en tanto disciplina. Puede
verse en este contenido, cómo la práctica de la docencia en lógica nutre
la comprensión del conocimiento lógico y, al tiempo, cómo este último
impacta las formas de transmitir conocimientos en Lógica y Filosofía.
Por su parte, Claudio M. Conforti y Matías Domínguez en, “¿Por
qué la Lógica y Teoría de la Argumentación?”, evalúan sofisticadamente
la interacción conceptual entre Lógica y Teoría de la Argumentación,
delimitando sus campos de aplicación primaria. Puedo decir sin titubeo
que el resultado de este tipo de contribuciones impactan al problema
de la fundamentación del conocimiento lógico. ¿Qué entendemos por
Lógica? ¿Qué entendemos por Argumentación? ¿Se trata de dominios
disciplinares isomorfos, o bien se trata de campos de investigación

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Jesús Jasso Méndez

diferentes? Los autores ofrecen distintos argumentos para sostener que


la Teoría de la Argumentación clásica y contemporánea no constituyen
un cambio en la comprensión de la Lógica. Por el contrario, al poner en
contacto dialécticamente las preocupaciones de ambos estadios, sostie-
nen la disimilitud entre la Lógica y la Argumentación en tanto campos
de investigación en principio independientes.
Finalmente, el artículo escrito por Ariel Campirán, “Sobre la relación
entre las lógicas y el Pensamiento Crítico” forma parte del conjunto
de análisis donde el pensamiento lógico, ya sea desde su normativi-
dad estándar o bien desde su plasticidad inferencial, se encuentra a la
base de la arquitectura cognitiva de cualquier razonador humano. De
acuerdo con el autor, el pensamiento crítico y la(s) lógica(s) comparten
supuestos básicos ex. gr. intuiciones sobre la realidad, los razonadores
tienen la posibilidad de formar y mantener creencias, los razonadores
pueden aplicar operaciones racionales sobre el conjunto de informa-
ción disponible. Estas condiciones permiten y requieren la interacción
dialéctica entre aspectos lógicos formales y de información contextual.
Los cuales conducen, en términos metodológicos y normativos, a la
constitución de un pensamiento de orden superior imprescindible para
la toma de decisiones en el contexto de la vida diaria y en el estadio
intelectual-científico.

* * *

En cuanto a las secciones Traducción, Entrevista y Bibliografía espe-


cializada nos complace señalar lo siguiente. La Mtra. Patricia Díaz He-
rrera traduce del inglés el artículo The Inseparability Of Logic And Ethics
[La inseparabilidad de la lógica y la ética] escrito originalmente por
el Profesor Dr. John Corcoran, quien actualmente no sólo es profesor
Emérito de la Universidad de Búfalo Nueva York, Estados Unidos, sino
es uno de los lógicos más importantes y reconocidos del conjunto de
lógicos contemporáneos en activo. El contenido de este artículo ofrece
argumentos a favor del invaluable papel de la lógica en la ética y del
importante papel de la ética en la lógica.
En este número nos gratifica publicar una Entrevista con una de
las investigadoras más lúcidas en el campo de la Matemática, Lógica,

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Presentación

computación, Filosofía de la Ciencia y Filosofía de la Lógica; quien


tiene amplio reconocimiento en Iberoamérica, Estados Unidos y Ho-
landa: la Dra. Atocha Aliseda Llera nos ilustra sobre la importante
polémica implicada en la fundamentación del conocimiento lógico
y sus aplicaciones científicas. El instrumento de la entrevista fue di-
señado específicamente para obtener respuestas inherentes a las tres
rutas de análisis que han ordenado conceptualmente el tema general
del presente Dossier, así como sus secciones correspondientes: i. Ruta
contructiva-fundacional; ii. Ruta heurística y iii. Ruta dialéctica.
Finalmente, en la sección de Bibliografía especializada pongo a
disposición del lector, referencias de algunas fuentes bibliográficas y
hemerográficas clásicas y contemporáneas, como resultado de un ejer-
cicio de indagación profundo sobre la temática específica del Dossier.
El lector encontrará en esta sección, además de algunas observaciones
sobre las rutas de análisis arriba señaladas, una agrupación de fuentes
consistente con cada ruta, las cuales desde su propio enfoque enfatizan
en aspectos centrales sobre la fundamentación del conocimiento lógico
y sus distintas aplicaciones.

* * *

Agradecimientos. En primer lugar quiero expresar mi profundo agra-


decimiento al Comité Editorial de Andamios. Revista de Investigación
Social, quien me dio la oportunidad de coordinar el presente Dossier
de Andamios 41. Agradezco también a Alvaro Dehita Jasso y a Rodol-
fo Francisco Sánchez Lara a quienes les debo el arte de la ilustración
principal del presente Número. Muchas gracias Alvaro por compartir
tu talento. Finalmente, doy las gracias a la Dra. Elizabeth Jasso Méndez
por su invaluable retroalimentación para ajustar criterios de contenido
y orden de acuerdo con la versión final de este Número.

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La lógica y sus aplicaciones: ¿platonismo o no-


platonismo?
Otávio Bueno*
Melisa Vivanco**

Resumen. En este artículo examinamos la aplicación de la ló-


gica desde dos concepciones filosóficas opuestas y evaluamos
comparativamente sus méritos. La primera es una concepción
monista platonista, que caracteriza la relación de consecuencia
lógica como una relación abstracta entre proposiciones. Esta
propuesta, que insiste en el tema de la neutralidad, armoniza
muy bien con la objetividad que naturalmente le atribuimos
a la lógica. Desde esta perspectiva, la neutralidad de la lógica
garantizaría que no haya restricciones derivadas de temas parti-
culares, siendo así, un sistema universal y, por tanto, aplicable a
contextos variables. En contraste, presentamos una concepción
pluralista no-platonista, que caracteriza la variedad de relacio-
nes de consecuencia lógica como algo concreto, dependiente del
contexto, involucrado en casos particulares y dependiente de te-
mas. Esta concepción no requiere de la suposición de entidades
que pueden parecer altamente misteriosas, por lo que encuentra
un camino adecuado para explicar las aplicaciones lógicas. Con-
cluimos que, dado que cada postura tiene sus propias virtudes
explicativas, el debate ontológico deberá dirimirse apelando a
un análisis que considere también otras instancias además de la
cuestión de las aplicaciones de la lógica.

Palabras clave. Consecuencia lógica, aplicabilidad de la lógica,


lógicas no clásicas, pluralismo lógico, platonismo.

* Departamento de filosofía, Universidad de Miami, Florida. Correo electrónico:


otaviobueno@mac.com
** Departamento de filosofía, Universidad de Miami, Florida. Correo electrónico:
melisa.viva@ciencias.unam.mx

Volumen 16, número 41, septiembre-diciembre, 2019, pp. 19-41 Andamios 19


Otávio Bueno y Melisa Vivanco

Logic and its applications: Platonism or non-


Platonism?

Abstract. In this paper, we examine two conceptions of the


application of logic and assess their comparative merits. The
first is a platonist monist conception that characterizes the
logical consequence relation as an abstract relation among pro-
positions. We argue that this proposal, which insists on logic’s
topic neutrality, accommodates very well the objectivity of logic.
From this perspective, there are no constraints from particular
topics. As a result, we have the universality that allows us going
through a wide scope of contexts where logic is applied. In
contrast, a non-platonist pluralist conception is examined and
it characterizes the variety of logical consequence relations as
something concrete, context-dependent involved in particular
cases, and topic dependent. As will become clear, this concep-
tion is particularly well suited to make room for the applications
of logic. We conclude that, in order to solve the ontological
debate about logic, we need to go beyond its applications.

Key words. Logical consequence, application of logic, non-clas-


sical logics, logical pluralism, Platonism.

Introducción

En la literatura sobre filosofía de la lógica existe un amplio debate res-


pecto a cómo determinar la aplicabilidad del término “lógico(a)”. Es
decir, cuándo una cierta entidad, una relación, una acción, un evento,
etc., puede ser considerado(a) lógico(a). Como es de esperarse, la
respuesta a esta cuestión arrojará información acerca de la naturaleza
misma de la lógica: en la medida en la que desarrollamos la habilidad
de realizar predicaciones correctas, adquirimos conocimiento sobre

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La lógica y sus aplicaciones

aquello que se predica. Cualquiera que sea la respuesta ante la exigencia


de una descripción adecuada de la naturaleza de la lógica, ésta deberá
dar cuenta del papel (tradicionalmente, exitoso) que juegan distintos
sistemas lógicos en el desarrollo de una gran variedad de disciplinas del
conocimiento humano.
Típicamente, se considera a la lógica como el estudio de relaciones
de consecuencia: un análisis formal que permite determinar qué se sigue
de qué en un lenguaje dado. Una clara distinción que podemos hacer,
con respecto a las posiciones sobre la naturaleza de la lógica, es relativa
a la cantidad de sistemas de las mencionadas consecuencias que deben
de ser genuinamente considerados lógica. Por un lado, están los defen-
sores de la posición monista, quienes sostienen que hay una sola lógica.
Es decir, una sola relación de consecuencia, independientemente del
lenguaje que uno considere (ver, por ejemplo, Priest, 2006). Otros in-
sisten en que existe una pluralidad de lógicas. Es decir, una pluralidad
de relaciones de consecuencia, incluso dentro del mismo lenguaje (ver,
por ejemplo, Beall y Restall, 2006; Bueno y Shalkowski, 2009, 2013).
Independientemente de si uno favorece el monismo o el pluralismo
sobre la lógica, todas las partes estarán de acuerdo en que proporcionar
una explicación de la aplicación de la lógica es una tarea obligada para
cualquier parte del debate. En este sentido, la pregunta de cómo puede
un sistema lógico--aparentemente con neutralidad tópica y desconec-
tado de cuestiones de hecho--funcionar tan bien para el desarrollo de
teorías naturales y sociales ha llevado al desarrollo de distintas posicio-
nes en filosofía de la lógica.
Los defensores de la visión monista suelen ser identificados también
como quienes consideran que un sistema lógico captura o describe
ciertas propiedades cuya naturaleza es la de ser universales, neutrales y
formales (en las distintas concepciones de estas características que cada
teoría determine). Desde esta aproximación, la respuesta a la pregunta
establecida tendrá que ser que las aplicaciones de la lógica en distintas
disciplinas se deben a la propia naturaleza de la lógica: su universalidad
le permite ser aplicable a cualquier contexto; su neutralidad le permite
ser igualmente aplicable a distintas disciplinas; finalmente, su formali-
dad le permite esquematizar y organizar todos aquellos elementos que
son relevantes a la disciplina en cuestión, con la finalidad de permitir

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Otávio Bueno y Melisa Vivanco

la construcción y el análisis de las teorías pertinentes. Siguiendo la


tradición de las distintas doctrinas filosóficas afines, llamaremos a esta
clase, la postura platonista.
Respecto a la segunda clase de filosofías de la lógica, los defensores del
pluralismo suelen identificarse como quienes consideran que la lógica no
es neutral respecto a temas particulares, lo que nos lleva a pensar que
tampoco es universal y sería formal únicamente respecto a la especifica-
ción de cada sistema lógico particular. Desde esta perspectiva, es nuestra
capacidad de escoger los principios que proporcionan la justificación de
ciertos enunciados lógicos (de acuerdo con las características relevantes
de los contextos particulares) lo que convierte en un hecho que estos
enunciados se sostengan.
Así, la aplicabilidad de la lógica a cada contexto particular no resulta
un misterio: es precisamente de la naturaleza de estos contextos par-
ticulares de donde se van extrayendo lo que consideramos principios
lógicos. Por contraposición a la primera clase, a ésta le llamaremos la
postura no-platonista.

El estilo platonista

Las múltiples virtudes de una postura platonista respecto a la lógica


son evidentes. Desde esta perspectiva, la lógica es universal, formal,
necesaria, neutral del tema y monista. La pregunta importante aquí es
cómo estas características responden a la tarea de dar cuenta de las
aplicaciones de la lógica. Con el fin de responder a esta cuestión, anali-
cemos con detalle cada una de las mencionadas propiedades.
Primero, dejemos bien establecido que, desde la concepción
platonista, la consecuencia lógica es una relación entre proposiciones,
que induce un cierto orden entre éstas de acuerdo con lo que
lógicamente se sigue de qué. La relación, al igual que las proposiciones
que conecta, es abstracta: no tiene ubicación ni en el espacio, ni en
el tiempo, por lo que podríamos decir que es causalmente inactiva.
Los objetos en la relación también son abstractos y están conectados
de acuerdo con la lógica subyacente, por lo que al aplicar la lógica a
contextos más empíricos del conocimiento no es directamente de los
objetos que constituyen estos contextos de los que se habla.

22 Andamios

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La lógica y sus aplicaciones

La pregunta entonces se traduce en la cuestión de cómo se relacionan


los objetos abstractos y sus relaciones lógicas con los objetos concretos
(o abstractos) y sus relaciones en contextos particulares. La respuesta es
que lo que se desprende de ciertas premisas que considera la lógica es el
contenido que está codificado en las proposiciones relevantes, en lugar
de cualquier oración contingente (redactada en un lenguaje particular)
acerca de los objetos y sus relaciones en el contexto en cuestión. La
lógica es sensible a dicha relevancia, de la cual se desprende el orden
que permite organizar la información importante de forma adecuada,
obteniéndose así, una aplicación exitosa de la lógica.
La consecuencia lógica, en esta concepción, se sostiene nece-
sariamente, en el sentido de que, dada una lógica, la validez de un
argumento es tal que no es posible que las premisas sean verdaderas
y la conclusión falsa. La relación de consecuencia lógica especifica en
sí misma tal necesidad: como cuestión de lógica, sería incoherente
mantener la verdad de las premisas y la negación de la conclusión de
un argumento válido. No se trata simplemente de que si las premisas
de un argumento válido son verdaderas, la conclusión es igualmente
verdadera: dada la lógica en cuestión, no podría haber sido de otra
manera, pues de ser así, se generaría una inconsistencia. De este modo,
la lógica mantiene un comportamiento que resulta armónico con una
gran cantidad de las cualidades localizadas en cualquier contexto
particular y que identificamos con la propiedad de posibilidad: por
ejemplo, la propiedad que tiene un evento de poder ocurrir o de no
poder ocurrir, o la propiedad que tiene un objeto de poder estar en un
determinado lugar o de no poder estar en él.
Otro compromiso importante para el platonista es con la idea de
que la relación de consecuencia lógica es universal: se aplica (o no se
aplica) a todos los pares de proposiciones o, más generalmente, a todas
las listas de proposiciones tomadas como premisas y a una proposición
particular tomada como la conclusión (o proposiciones particulares,
tomadas como conclusiones, en el caso de argumentos de múltiples
conclusiones). La característica crucial es que, en cualquier ámbito
es exactamente la misma relación la que especifica qué proposiciones
se derivan de cuáles. (Por lo general, la lógica clásica es la lógica
subyacente, aunque algunos monistas lógicos a veces identifican una

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lógica no clásica como la subyacente; para una discusión, ver, por


ejemplo, Priest, 2006.)
Como es de esperarse, una consecuencia de la presuposición de que
sólo una lógica es el caso es que los monistas lógicos no consideran
seriamente la idea de que el que una proposición se siga de otras es
algo que se da siempre en relación a una lógica dada. Para el plato-
nista lógico, módulo todas las diferencias que se dan entre distintos
contextos, existe de manera independiente algún tipo de propiedad (o
propiedades) respecto a sus objetos y relaciones (por ejemplo, la pro-
piedad de que cada entidad del contexto específico sea idéntica a sí
misma) que persiste entre contexto y contexto. Esta persistencia refleja
la mencionada universalidad de la lógica.
Si asumimos la lógica clásica, el hecho de que cualquier cosa se siga
de una contradicción no es una característica relativa a alguna lógica,
sino simplemente un hecho lógico absoluto. Los cuestionamientos
que surgen respecto a esta conclusión desde la lógica paraconsistente
suelen ser desestimados debido a que, desde la visión monista, sólo la
lógica clásica es, estrictamente hablando, lógica. Como resultado, para
el platonista, la lógica es universal y monista (solo hay una lógica que
constituye y determina la validez de los argumentos).
Dada la universalidad y singularidad de la lógica, resulta que ésta es
neutral respecto a temas particulares. Dado que la lógica se aplica en to-
dos los ámbitos, no puede estar constreñida por dominios particulares:
si cierta conclusión se sigue lógicamente de ciertas premisas o no, es
simplemente una cuestión de las relaciones formales entre las premisas
y la conclusión. Éste es un fenómeno independiente de cualquier rasgo
específico del dominio bajo consideración. En conclusión, el platonista
sostiene que sólo debe considerarse una lógica (monismo lógico) y
dicha lógica no está restringida por ninguna característica específica
del dominio. Todo lo que importa son las características formales de los
argumentos en cuestión. Luego entonces, la lógica es neutral respecto
a temas particulares, pero esta misma neutralidad es la que permite
capturar cualesquiera que sean los aspectos relevantes. Estos aspectos
se codifican en proposiciones que admiten el orden garantizado por la
misma lógica y que, finalmente, deriva en una organización adecuada
de la información del contexto particular.

24 Andamios

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La lógica y sus aplicaciones

Para el platonista, la lógica es independiente de cualquier otro do-


minio y, por tanto, objetiva: si algo se sigue lógicamente de otra cosa
depende solo de las características formales de los argumentos en
cuestión. Es una propiedad de la conexión entre premisas y conclusión
y no depende de las creencias de quienes usan los argumentos. Esta
propiedad refleja cierta persistencia en propiedades de la naturaleza de
distintos contextos, así como la objetividad de su existencia.

Lógica y sus aplicaciones: el reto para el platonista

Como ya mencionamos en secciones anteriores, el platonista está com-


prometido con las propiedades de unicidad, universalidad, neutralidad
y objetividad de la lógica. Debido a esto, por sorprendente que parezca,
dada la inherente generalidad de la concepción platonista, puede re-
sultar complicado dar cuenta de las aplicaciones de la lógica. Vivimos
en un mundo prominentemente complejo, por lo que podría resultar
misterioso que un sistema formal con tan altos niveles de idealización
tenga éxito al describirlo. En particular, no está claro cómo una relación
abstracta y universal podría aplicarse independientemente de las res-
tricciones realtivas a dominios particulares.
Consideremos, por ejemplo, el dominio del discurso de ficción. Uno
puede pensar que la inferencia “Los calcetines son rojos, por lo tanto,
los calcetines son de color” es válida, particularmente dada la premisa,
“Todo lo que es rojo es de color”. Sin embargo, ¿cuál es el color de los
calcetines que Sherlock Holmes llevaba cuando se cayó de las cataratas
de Reichenbach con Moriarty? Nada de lo que se encuentra explícito en
el texto, o que se pueda derivar de él, responde a esta cuestión.
De hecho, la historia deja completamente sin especificar si Holmes
siquiera vestía calcetines aquel día. En este caso, no queda claro que la
inferencia “Los calcetines que llevaba Holmes en su caída con Moriarty
son rojos, por lo tanto, tienen color” es válida, incluso asumiendo la
premisa adicional “Todo lo que es rojo es de color”; esto, debido a que
no existe ninguna cuestión de hecho de que los calcetines de Holmes
fueran rojos en este caso (o siquiera de que Holmes llevaba calcetines).
El valor de verdad de “los calcetines de Holmes en su caída con Mo-

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riarty son rojos” es indeterminado. Dicha indeterminación se da con


respecto al tema en cuestión (la historia), por lo que el estado de la
inferencia no queda completamente claro.
Veamos ahora un ejemplo más concreto. Consideremos un controla-
dor de tráfico aéreo que está tratando de determinar la ubicación de un
avión. Según un radar, el avión está ubicado en una región particular
r del cielo. Según otro radar, la región r está vacía. En conjunto, la in-
formación de los dos radares implica que la aeronave está ubicada en
r y no está ubicada en r. A pesar de la contradicción, el controlador
de tráfico aéreo no deduce que la aeronave se convirtió en una sandía,
aun cuando esto puede legítimamente derivarse (por el principio de
explosión) de las premisas contradictorias en cuestión.
Algunas objeciones en contra de la posición platonista tienen que
ver con cuestiones más específicas relacionadas con la limitada fun-
ción de las constantes propias de la lógica clásica. Consideremos, por
ejemplo, el operador paradigmáticamente asociado con la noción de
consecuencia que da lugar a la lógica clásica; es decir, el condicional
material. Como es bien sabido, la función de este operador adolece de
ciertas limitaciones al tratar de capturar los enunciados condicionales
del lenguaje natural.
El problema con el condicional material es que mantiene ciertas
propiedades que lo hacen demasiado restrictivo y que, por lo tanto, no
le permiten capturar adecuadamente las relaciones condicionales que
encontramos en el mundo real. Tomemos, por ejemplo, el enunciado
“Si mi abuelita tiene ruedas, entonces es una bicicleta”. De acuerdo a
los principios de la lógica clásica, este enunciado es verdadero. Esto
se debe a la propiedad que tiene el condicional material de determinar
verdadero cualquier enunciado cuyo antecedente sea falso:

1.~A⊢A→B

Similarmente, el enunciado “Si las vacas dan leche, entonces 2+2=4”


resulta verdadero por la propiedad de verdad del consecuente:

2. B⊢A→B
El mismo resultado tendríamos para el enunciado “Todos los venusinos

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La lógica y sus aplicaciones

son filósofos”. En este caso, el enunciado es verdadero por vacuidad


(debido a que no existen venusinos, todos los que hay son filósofos):

3. ∀x(V(x)→F(x))

Consideremos como último ejemplo, el condicional “Si me invitan a la


fiesta, entonces llego a casa de Fernando esta noche”. Resulta contrain-
tuitivo afirmar que de aquí se sigue que el condicional “Si me invitan a
la fiesta y me atropellan esta tarde, entonces llego a casa de Fernando
esta noche” sea verdadero. Sin embargo, la propiedad de fortalecimien-
to del condicional dice lo contrario,

4. A→B⊢(A∧C)→B
No es difícil ver que el platonista lógico enfrenta un problema al con-
trastar las propiedades del mundo real con las relaciones abstractas de
la lógica clásica. Se supondría que una relación de consecuencia lógica
universal y neutral respecto a temas particulares no fuera afectada por
las características específicas relativas a los temas particulares a los que
es aplicada, pero entonces nos enfrentamos a un serio dilema: o acep-
tamos que dichas características repercuten en lo que es la lógica (y
que, por lo tanto, la lógica no es neutral respecto a temas particulares) o
dejamos una lógica inmaculada que es indiferente a una inmensa varie-
dad de cuestiones relevantes para los dominios sobre los que queremos
modelar.
Además del problema que hemos abordado respecto a la brecha
entre las relaciones (esencialmente, de consecuencia) entre los obje-
tos abstractos de la lógica platonista y las relaciones entre los objetos
concretos (o abstractos) de contextos particulares, aún queda un reto
ineludible para el platonista, que en último término deberá de ser
respondido satisfactoriamente para dar paso a una explicación sobre
las aplicaciones de la lógica: ¿En qué se fundamenta la noción de con-
secuencia lógica que da lugar a la lógica clásica?
Una aproximación interesante a esta cuestión se extrae de la his-
toria de Aquiles y la Tortuga (Carroll, 1895), basada en una célebre
paradoja de Zenón de Elea. Consideremos la siguiente formulación
presentada por Gómez Torrente (2019):

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La historia empieza cuando la Tortuga le pide a Aquiles que con-


sidere tres proposiciones,
(A) Cosas que son iguales a la misma cosa son iguales entre sí.
[(x)(y)(z)(x=z & y=z ⊃ x=y)]

(B) Los dos lados de este Triángulo son cosas que son iguales a
la misma cosa.
[a=c & b=c]

(Z) Los dos lados de este Triángulo son iguales entre sí.
[a=b]

La Tortuga dice aceptar A y B pero no Z, y le pide a Aquiles que


la obligue, lógicamente, a aceptar Z sobre la base de cosas que ella
acepta. La Tortuga parece estar dispuesta a aceptar cualquier otra
proposición, aparte de Z, que Aquiles le pueda presentar y que
enuncie verdades de la lógica en algún sentido.

Aquiles empieza pidiéndole que acepte,


(C) Si A y B son verdaderas, Z ha de ser verdadera.

(Nótese que (C) dice que Z es una consecuencia necesaria, o


quizá simplemente lógica (si aceptamos la identidad entre conse-
cuencia lógica y consecuencia necesaria) de A y B.) Y la Tortuga
acepta (C). Pero eso la deja indiferente.

La Tortuga también está dispuesta a aceptar


(D) Si A y B y C son verdaderas, Z ha de ser verdadera
(que dice que Z es una consecuencia necesaria de A, B y C).

Pero eso la sigue dejando indiferente, y el regreso ya se ha puesto


en marcha.

El problema para el lógico monista es evidente, ¿sobre qué base se


fundamenta la noción de consecuencia lógica sobre la que descansa
la lógica clásica? En ausencia de dicha base, ¿por qué habríamos de

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La lógica y sus aplicaciones

privilegiar la noción de consecuencia que da lugar a la lógica clásica, por


encima de otras lógicas? Este problema se manifestará eventualmente al
intentar dar cuenta de las aplicaciones de la lógica. Pero como veremos
más adelante, la cuestión podría no ser un problema exclusivo para el
platonista.

La lógica y sus aplicaciones: la respuesta del platonista

A pesar del análisis presentado en la sección anterior, nuestra lógica


platonista, desde su posición monista, aún tiene cosas que responder
frente al reto de explicar las aplicaciones de la lógica desde su condi-
ción de neutralidad y universalidad.
Respecto al argumento carrolliano (que reta el fundamento de la no-
ción de consecuencia que da lugar a la lógica clásica) vale la pena notar
que el mismo argumento puede aplicarse en contra de las posturas plu-
ralistas (para la formulación del argumento, ver Gómez Torrente, 2019,
pp. 9-10). Ciertamente, podemos conceder que el argumento muestra
que no hay un fundamento para la noción de consecuencia del plato-
nista, ¡pero tampoco lo hay para ninguna otra noción de consecuencia!
Según algunos de sus intérpretes (ver, por ejemplo, Berger, 2011;
Padró, 2015; y Stairs, 1978, 2006, 2016), lo que Kripke deriva de la
fábula carroliana es que no es posible adoptar una lógica, porque al in-
tentarlo, haciendo firme propósito de usar ciertos novedosos esquemas
axiomáticos y/o reglas, uno no tendrá más remedio que enunciarlos
por medio de proposiciones en algún sentido generales que contengan
terminología lógica, a partir de las cuales uno sólo podrá inferir de la
manera en que siempre lo ha hecho, en virtud de las reglas que codi-
fican su conducta inferencial preexistente relativa a esa terminología.
En este sentido lo que explicaría las aplicaciones de la lógica es que la
noción clásica de consecuencia guía la conducta inferencial de aquellos
que la aplican, dotándolo así de recursos que le permiten obtener (de
manera justificada) información sobre el mundo concreto. Sin embargo,
la neutralidad de la lógica no se puede mantener en este caso.
Respecto a las críticas que corresponden a las limitaciones de las
constantes lógicas y sus relaciones, el lógico platonista podría decir que

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el hecho de que haya una única noción de consecuencia lógica no le


impide definir (a partir de esa relación) otras relaciones más sofistica-
das que podrían ya no ser completamente neutrales y, por lo tanto, que
resulten sensibles a las necesidades de dominios particulares. Pero no
está claro cómo se puede mantener una concepción monista.
Volvamos al caso del condicional material, discutido en la sección
anterior. Algunos de los problemas que mostramos pueden ser resuel-
tos con base en la creación (a partir del condicional material) de nuevos
condicionales. Por ejemplo, el condicional estricto que se define como,
A↣B≝□(A→B), resuelve varios de los problemas mencionados
respecto al condicional material. Debido a que este condicional no es
veritativo-funcional, sino que sus valores de verdad quedan determina-
dos por las posibilidades en las que se evalúan las proposiciones, los
problemas del condicional material correspondientes a las propiedades
1, 2 y 3 (falsedad del antecedente, verdad del consecuente y verdad de
condicionales universales por vacuidad) quedan disueltos. Sin embar-
go, el condicional estricto sigue conservando ciertas propiedades del
condicional material y, con ello, ciertos problemas de aplicabilidad.
Por ejemplo, la propiedad 4 (fortalecimiento) aún se conserva. Como
consecuencia, sigue habiendo enunciados condicionales del lenguaje
natural que no encuentran en este condicional una representación ade-
cuada. Por ejemplo:

a) Si Hillary Clinton hubiera muerto en 2015, entonces no habría


perdido en 2016.
b) Si Hillay Clinton no hubiera perdido en 2016, entonces Trump
no habría sido presidente en 2017.
c) Si Hillary Clinton hubiera muerto en 2015, entonces Trump
no habría sido presidente.

Intuitivamente, los enunciados (a) y (b) parecen verdaderos. Sin em-


bargo, (c) pareciera ser falso. El problema aquí, podría pensarse, es
que el sistema (modal) que se genera con el condicional estricto, no
es más que una extensión conservativa de la lógica clásica. Esto es,
un sistema que garantiza que todas las verdades de la lógica clásica lo
serán también en este nuevo sistema. Además de esto, es un sistema

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La lógica y sus aplicaciones

que de acuerdo al principio de fortalecimiento resulta ser monotónico


en el mismo sentido que lo es la lógica clásica. Es decir, a pesar de
la definición de operadores más refinados, aún tenemos un problema
al intentar obtener una adecuada interpretación de ciertos hechos en
contextos particulares.
Pero los intentos del platonista tampoco tienen por qué terminar
aquí, ella aún puede apelar a la definición de un condicional que sea
un operador meramente intensional y que, al no estar definido en
términos de valores de verdad, solucione muchos de los mencionados
ejemplos. Un ejemplo de este tipo es el condicional del sistema CK,
que, entre otras cosas, no tiene la identidad condicional, ni la regla que
correspondería al principio de modus ponens,

7. ⊬_CK A>A
8. A,A>B⊬CK B

Este sistema tampoco es monotónico, pues el condicional no tiene la


propiedad de fortalecimiento del antecedente; no es transitivo; ni tam-
poco tiene la propiedad de contraposición. Es decir,

7. A>B⊬CK (A∧C)>B
8. (A>B)∧(B>C)⊬CK A>C
9. A>B⊬_CK~B>~A

Sin embargo, no está claro por qué, dada la violación de todas estas
condiciones, este es un condicional genuino.
A pesar de esto, quizá el lógico platonista podría seguir con esta
estrategia, bajo la premisa de que la posibilidad de definir diferentes
operadores, que den lugar a diferentes sistemas, sensibles a las pro-
piedades de los dominios particulares en cuestión, está dada por las
propiedades de universalidad y neutralidad de la relación de conse-
cuencia que da sentido a la lógica clásica. De este modo, es justamente
en virtud de estas propiedades, que se logran las exitosas aplicaciones
de la lógica en distintos ámbitos científicos y sociales.
Pero no todas las objeciones contra el platonista y, en particular,
contra una noción monista de la lógica son del tipo que hasta ahora

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hemos presentado. Ahora es el turno de analizar la cuestión desde el


punto de vista no-platonista.

El estilo no-platonista

En contraste con la concepción platonista, la propuesta no-platonista


ofrece una perspectiva distintiva. Ésta propone una concepción de la
lógica que es pluralista, particularista, semiformalista y relativa a domi-
nios particulares. Por otra parte, también puede sostener la objetividad
de la lógica, pero esta objetividad será en un sentido local. La ventaja
más significativa del punto de vista no-platonista es que, en su expli-
cación sobre la naturaleza de la lógica, las aplicaciones de ésta parecen
menos misteriosas. Como lo hicimos para el caso platonista, vamos a
examinar cada una de las características de este enfoque con mayor
detalle.
En lugar de entender la relación de consecuencia lógica como una
relación entre proposiciones (concebidas como objetos abstractos), la
concepción no-platonista caracteriza esta relación como algo que se
mantiene entre las afirmaciones correspondientes a lenguajes particu-
lares. Las inferencias lógicas son algo que hacemos: identificamos las
premisas relevantes, entendemos lo que dicen y extraemos inferencias
de ellas. Las inferencias se determinan como válidas o no, de acuerdo
con las reglas de lógicas particulares. Dado que son los enunciados en
cuestión los que se utilizan para establecer y expresar la información
relevante, éstos no pueden ser simples, simples contenidos abstractos,
sino que son piezas concretas del lenguaje. Como resultado, estos
contenidos son particulares, dependen sustancialmente del contexto y
son elementos con los que podemos interactuar, y que están a nuestra
disposición para acceder a ellos y usarlos fácilmente.
En la concepción no-platonista, una relación de consecuencia ló-
gica es una relación modal entre los enunciados, de modo que, si un
argumento es válido, la conjunción de las premisas y la negación de
la conclusión son imposibles (ver Bueno y Shalkowski, 2009, 2013).
Un contraste importante con las posturas tradicionales, que insisten
en privilegiar la lógica clásica, es que la modalidad aquí es primitiva,

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La lógica y sus aplicaciones

incluso para aquellas explicaciones que pretenden reemplazar nociones


modales en la caracterización de la consecuencia lógica por estructuras
de la teoría de conjuntos, tales como la concepción de la teoría de mo-
delos. Según esta teoría, un argumento es válido siempre que en todo
modelo (conjuntista) en el que las premisas sean ciertas, la conclusión
también sea cierta.
Sin embargo, desde el punto de vista de la teoría de modelos, uno
tendría que asegurarse de que el espacio lógico de todos los mode-
los sólo incluya a los modelos que son posibles, de modo que, por
ejemplo, los conjuntos inconsistentes (como el conjunto de todos los
conjuntos) no formen parte del espacio lógico. Pero esto significa que se
necesita una noción primitiva de posibilidad, que ponga de manifiesto
la adecuación de las representaciones de la teoría de conjuntos en la ca-
racterización de sistemas lógicos. Dado que tal noción primitiva resulta
necesaria en cualquier caso la concepción no-platonista sugiere que
ésta sea usada para formular la noción de validez directamente (como
se hizo anteriormente) sin tener que pasar por el camino —ontológica-
mente costoso— de los modelos de la teoría de conjuntos.
Desde la concepción no-platonista, se acepta la existencia de una
pluralidad de lógicas, las cuales dependerán de lo que se considera po-
sible (ver Bueno y Shalkowski, 2009). Cuando consideramos las posi-
bilidades consistentes y completas, lo que se obtiene es la lógica clásica.
Si las posibilidades en cuestión son inconsistentes, pero completas, las
lógicas resultantes serán paraconsistentes. Si las posibilidades en cues-
tión son consistentes e incompletas, obtenemos lógicas constructivas. Si
las posibilidades que se presentan son inconsistentes e incompletas, las
lógicas generadas serán no-aléticas.
Como podemos ver, en contraste con el monista, podemos obtener
lógicas adicionales. Lo más relevante, para presentes propósitos, es que
podemos decir que estas lógicas se obtienen dependiendo de las carac-
terísticas específicas del dominio; y es precisamente porque las lógicas
resultantes se dan en virtud de estas características, que su uso deriva en
aplicaciones exitosas incluso en los dominios de naturaleza predominan-
temente empírica. Si las posibilidades socavan la ley de distributividad,
entonces se generan lógicas cuánticas. Si las posibilidades bloquean la
existencia de ciertos objetos, entonces introducimos lógicas libres.

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La lógica y sus aplicaciones: la explicación no-platonista

El núcleo de la concepción no-platonista es que las lógicas no son neu-


trales respecto a temas particulares. De hecho, cada lógica está limitada y
motivada por las características específicas del dominio al que se aplica.
Diferentes dominios codifican diferentes posibilidades que, a su vez,
producen diferentes lógicas. En muchos casos, sin embargo, tendremos
como resultado que más de una lógica es adecuada para el dominio
en cuestión. Por ejemplo, varias lógicas paraconsistentes son adecuadas
para razonar sobre dominios inconsistentes (da Costa, Krause, and Bue-
no, 2007). Esto resalta el carácter plural y particularista (dependiente
del dominio) de la propuesta no-platonista.
Como sería de esperarse, desde la postura no-platonista, las caracte-
rísticas formales siguen siendo significativas. Es en virtud de su forma,
que se determina la validez del principio modus ponens. Pero, a diferen-
cia del punto de vista platonista, la validez de una inferencia no es una
cuestión exclusiva de su forma, depende también de su contenido (a lo
que se aplica la inferencia en cuestión). Por ejemplo, en el caso de mo-
dus ponens, sabemos que el principio parece ser quebrantado en caso
de tener condicionales encajados (ver McGee,1985). Consideremos,
por ejemplo, la siguiente versión actualizada del contraejemplo de Mc-
Gee para modus ponens en el contexto de las elecciones presidenciales
de los Estados Unidos de 2016 (Bueno, 2018):

(P1) Si un republicano gana la elección, entonces si no es Donald


Trump quien la gana, será Ted Cruz.
(P2) Un republicano ganará la elección.
(C) Si no es Donald Trump quien la gana, será Ted Cruz.

Claramente, las premisas del argumento son verdaderas: en el contexto


de la elección, Ted Cruz es el candidato republicano más cercano a
Donald Trump (como es expresado en la premisa (P1)), y un repu-
blicano ganará la elección y, de hecho, ganó un republicano (como
lo establece la premisa (P2)). Sin embargo, claramente la conclusión
es falsa: si no es Donald Trump quien gana, será Hillary Clinton, en
lugar de Ted Cruz, quien lo haga. ¡Clinton ganó el voto popular para

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La lógica y sus aplicaciones

casi 3 millones de votos! Esto sugiere que la validez del principio es


relativa al dominio al que se aplica y no es algo que se mantiene de
forma general.
Es importante tener en cuenta que la posición no-platonista sigue
siendo capaz de sustentar la objetividad de la lógica: si algo sigue o no
de acuerdo con una lógica no depende de nosotros; se trata de las rela-
ciones entre las premisas y la conclusión de los argumentos relevantes,
las reglas en cuestión y las características del dominio.
Podemos desarrollar diferentes versiones del no-platonismo acerca
de la lógica: (i) algunos son más empiristas y enfatizan las conexiones
que la lógica mantiene con el mundo empírico; (ii) algunos tienden
más hacia la modalidad y destacan propiedades modales primitivas del
mundo, que son capturadas por la relación de consecuencia lógica, y
(iii) algunos son ambos (empiristas y modales). Lo que se ha ofrecido
hasta aquí es un amplio marco que puede articularse de diferentes ma-
neras, dependiendo de programas filosóficos específicos.
Lo que todas estas formulaciones tienen en común es su espíritu
no-platonista: en contraste con sus homólogos platonistas, la filósofa
no-platonista evita el compromiso con los objetos abstractos (incluidas
las propiedades abstractas). Esto también se puede lograr de diferentes
maneras: (a) Se puede apelar a cuantificadores ontológicamente neu-
tros (Azzouni, 2004 y Bueno, 2005). Estos cuantificadores tienen la
propiedad de que no requieren la existencia de los objetos que se cuan-
tifican. Consideremos, por ejemplo: “Algunos conjuntos son demasiado
grandes y no existen”.
Claramente, este enunciado no pretende afirmar una contradicción
en el sentido de que existen conjuntos que no existen, sino sólo indicar
que, entre los conjuntos que están en el alcance del cuantificador, al-
gunos no existen. (b) Se puede evitar el compromiso con la verdad en
el uso de la relación de consecuencia lógica. De esta manera, uno no
asume la veracidad de las afirmaciones que se toman para seguir lógica-
mente a partir de otras afirmaciones verdaderas: una explicación modal
de la consecuencia lógica evita completamente la necesidad de apelar a
la verdad de las afirmaciones para determinar qué se sigue de qué. (c)
También se pueden hacer ambas cosas. Es decir, adoptar cuantificado-
res ontológicamente neutros y evitar el compromiso con la verdad de
los enunciados a los que se les aplica la relación de consecuencia.

Andamios 35

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Otávio Bueno y Melisa Vivanco

Cabe resaltar también que lo que aquí hemos proporcionado es un


marco en el que se pueden explorar todas las diversas opciones men-
cionadas. Dependiendo de los compromisos filosóficos adquiridos
desde cualquier posición (hacia la verdad o no del discurso relevante
en cuestión) se pueden adoptar diferentes estrategias en relación con
las opciones proporcionadas anteriormente.
Sin embargo, esto es, en última instancia, algo que se implemen-
ta. Vale la pena darse cuenta de que la aplicación de la lógica parece
menos misteriosa bajo una óptica no-platonista. Después de todo, esto
se ha construido en el marco de una explicación en la que lógicas parti-
culares están especialmente conectadas con dominios particulares. Esto
hace que el proceso de aplicación de cada lógica sea mucho más simple
al final. En la siguiente sección, discutiremos algunos ejemplos para
ilustrar cómo se logra esto.

Ilustraciones y aplicaciones

En favor de la postura no-platonista, cabe mencionar que es justamente


en el contexto de las aplicaciones particulares donde uno encuentra
ejemplos que sugieren violaciones a algunos principios de la lógica
clásica. Tales violaciones emergen de consideraciones empíricas coti-
dianas en la práctica científica. A continuación, mencionamos algunos
ejemplos.

La Lógica Cuántica

En el caso de la mecánica cuántica no relativista, tenemos tres princi-


pios que están en conflicto (da Costa and Bueno, 2001):

(a) Distributividad: A ∧ (B ∨C) ↔ (A ∧ B) ∨ (A ∧ C)

(b) Principio del espín: El valor del espín en una dirección dada es
hacia arriba o hacia abajo: E↑y ∨ E↓y

36 Andamios

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La lógica y sus aplicaciones

(c) Principio de Heisenberg: No es el caso que el espín de un elec-


trón se mida en dos direcciones diferentes:
¬ (E↑x ˄ E↑y), ¬ (E↑x ∧ E↓y)

Consideremos el siguiente argumento:

(1) E↑x (Suposición)


(2) E↑x ∧ (E↑y ∨ E↓y) (se sigue de (1) y (b))
(3) E↑x ∧ (E↑y ∨ E↓y) ↔ (E↑x ∧ E↑y) ∨ (E↑x ∧ E↓y) (se
sigue de (2) y (a))

Notemos que hay una violación del bicondicional en (3), dado que el
lado derecho es verdadero y el lado izquierdo es falso (debido a (c)).
¡La propiedad de distributividad ha sido quebrantada!

Las Lógicas No Reflexivas

Existen algunas lógicas para las cuales la identidad no se aplica a todos


los objetos (French y Krause, 2006). Esto también emerge empírica-
mente en el contexto de la física. Supongamos que tenemos dos objetos
para los cuales dos estados son posibles. Dependiendo del dominio
que se esté considerando—el de la mecánica clásica o el de la mecánica
cuántica—las probabilidades son diferentes. Tenemos las siguientes
posibilidades para combinar dos objetos en dos estados:

Mecánica clásica:
[ab] [ ]
[ ] [ab]
[a] [b]
[b] [a]

Si suponemos que la probabilidad de cada caso es la misma, se sigue


que la probabilidad es 1/4.

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Otávio Bueno y Melisa Vivanco

Mecánica cuántica (donde la permutación de objetos en el mismo


estado no cambia el estado total del sistema y los objetos cuánti-
cos carecen de individualidad y, por tanto, de identidad; French
y Krause, 2006):

[xx] [ ]
[ ] [xx]
[x] [x]

En este caso, si suponemos que la probabilidad de cada caso es la mis-


ma, se sigue que la probabilidad es 1/3.
Como consecuencia tenemos que, algunos objetos (como las par-
tículas cuánticas) son de tal forma que la relación (presumiblemente
lógica) de identidad no resulta aplicable a ellos.

Conclusión

Hemos presentado aquí un marco teórico en filosofía de la lógica, desde


el cual pudimos contrastar y evaluar dos diferentes concepciones de las
lógicas y sus aplicaciones. Comenzamos con un amplio análisis de lo
que llamamos la postura platonista. Ésta se caracteriza por una concep-
ción de la lógica monista, universalista, formalista, necesaria y neutral
respecto a temas particulares. Desde esta concepción la lógica es objetiva
y global.
Sin embargo, como argumentamos, desde una perspectiva plato-
nista, el éxito en las aplicaciones de la lógica podría parecer un tanto
misterioso. Por un lado, tenemos que las relaciones determinadas por la
noción clásica de consecuencia lógica son relaciones que se dan entre
objetos abstractos, y que no resulta evidente cómo estas cuestiones se
conectan con las relaciones entre objetos concretos (o abstractos) relati-
vos a contextos particulares.
Pero, por otro lado, la abstracción de los objetos del discurso pla-
tonista no aniquila la posibilidad de que las proposiciones de la lógica
clásica sean capaces de representar o describir los aspectos relevantes
de los distintos contextos del conocimiento humano. La universalidad

38 Andamios

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La lógica y sus aplicaciones

de la lógica reflejaría la presencia de ciertas propiedades (como la de


ser idéntico a sí mismo) que persisten entre contextos arbitrarios; su
neutralidad descartaría restricciones establecidas por algún contexto
particular dado. Si bien, vivimos en un mundo complejo, es innegable
la existencia de patrones que atienden a cierto orden, que nos permite
organizar y comprender la información de los contextos que lo confor-
man. Son estas propiedades de orden (o estructura) las que resultaran
relevantes a la luz de la lógica clásica.
En contraste, consideramos la posición no-platonista, que se carac-
teriza por asumir una concepción de la naturaleza de la lógica plura-
lista, particularista, semi-formalista y relativa a temas específicos. Esta
concepción sigue estando en posición de dar un lugar a la objetividad
de la lógica, haciéndola local. En un cierto sentido, explicar la aplicabi-
lidad de la lógica se vuelve más natural desde esta postura.
Ambas posiciones tienen mucho a su favor: la posición platonista se
enmarca en una larga tradición, de la que da cuenta su historia. Pero
la concepción no-platonista también tiene beneficios significativos
que merecen ser seriamente tomados en consideración. Lo que hemos
mostrado en este trabajo es que desde ambas posiciones se pueden en-
contrar dificultades, pero también respuestas satisfactorias a la cuestión
de cómo explicar las aplicaciones de la lógica. En conclusión, no parece
que el mero estudio de las exitosas aplicaciones de la lógica a contextos
particulares sea suficiente para dirimir la cuestión ontológica entre el
lógico planotista y el lógico no-platonista.

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La lógica y sus aplicaciones

Herizanov (comps.). Logic and Algebraic Structures in Quantum Compu-


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Fecha de recepción: 26 de abril de 2019


Fecha de aceptación: 26de junio de 2019

Volumen 16, número 41, septiembre-diciembre, 2019, pp. 19-41 Andamios 41

http://dx.doi.org/10.29092/uacm.v16i41.713
http://dx.doi.org/10.29092/uacm.v16i41.714

La verdad lógica en el fragmento proposicional de los


Principia y sus implicaciones metalógicas*
Víctor Aranda Utrero**

Resumen. La teoría de tipos de los Principia Mathematica contiene


una subteoría muy especial que constituye una lógica correcta
y completa y cuyo conjunto de verdades es, además, decidible:
la lógica proposicional. El propósito de este artículo es explicar
qué entendían Whitehead y Russell por una verdad de esta
lógica y analizar por qué no se preocuparon por la consistencia
de sus axiomas ni por la completud de su cálculo. ¿Hay alguna
relación entre su concepción de las verdades lógicas y la falta de
desarrollos metalógicos?

Palabras clave. Lógica proposicional, consistencia, completud,


tablas de verdad, Russell.

Logical truth in the propositional fragment of the


Principia and its metalogical implications

Abstract. The theory of types in Principia Mathematica contains


a very special subtheory which constitutes a sound and com-
plete logic and whose set of truths is, in addition, decidable: it
is propositional logic. The aim of this article is to explain what

* Este trabajo ha sido posible gracias a la beca FPU15/00830, concedida por el Ministerio
de Educación español. Agradezco a los dos revisores anónimos de la revista Andamios
sus interesantes comentarios y sugerencias.
** Contratado predoctoral en el Departamento de Lógica y Filosofía de la Ciencia de la
Universidad Autónoma de Madrid, España. Correo electrónico: vicarandau@gmail.com

Volumen 16, número 41, septiembre-diciembre, 2019, pp. 43-61 Andamios 43


Víctor Aranda Utrero

a tautology is for Whitehead and Russell and to analyse why


they were not worried about the consistency of their axioms nor
about the completeness of their calculus. Is there any relation
between their conception of logical truths and the lack of meta-
logical developments?

Key words. Propositional logic, consistency, completeness, truth


tables, Russell.

Introducción: la carta de Russell a Henkin

En la carta que escribió a Henkin en 1963, Russell hace algunas obser-


vaciones sobre lo que tenía en mente cuando Whitehead y él estaban
trabajando en los Principia:

Te diste cuenta de que éramos indiferentes a los intentos de pro-


bar que nuestros axiomas no podían conducir a contradicciones.
En esto, Gödel mostró que habíamos estado equivocados. Pero
yo pensaba que debía ser imposible probar que cualquier con-
junto dado de axiomas no conduce a una contradicción y, por
esa razón, presté poca atención a la obra de Hilbert. Además,
con la excepción del axioma de la reducibilidad, que siempre
consideré un parche, todos nuestros otros axiomas me parecían
luminosamente evidentes. No veía cómo nadie podía negar, por
ejemplo, que q implica p o q, o que p o q implica q o p (Russell
1963, pp. 592-593).

Hay, como mínimo, dos interpretaciones posibles para este párrafo.


La primera de ellas consiste en entender literalmente la frase “yo
pensaba que debía ser imposible probar que cualquier conjunto dado
de axiomas no conduce a una contradicción”. Tomada de esta manera,
deberíamos pensar que, para Russell, era tan imposible probar la
consistencia de los axiomas de la aritmética como la de los axiomas de
la lógica proposicional.

44 Andamios

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La verdad lógica

Sin embargo, la alusión a Gödel y al programa de Hilbert sugiere


que, en realidad, Russell se refería a cualquier conjunto de axiomas que
permitiera expresar las verdades de la aritmética. Es más, como ya señaló
Skolem (1922), el uso del axioma de reducibilidad (“que siempre con-
sideré un parche”) evidencia que Whitehead y Russell fueron incapaces
de desarrollar pruebas de carácter metalógico para su teoría de los tipos.
La segunda interpretación consiste, pues, en situar esa frase de
Russell en el contexto de los teoremas de Gödel. En este sentido, el
comienzo de la carta resulta particularmente ilustrativo:

Me percaté, por supuesto, de que el trabajo de Gödel es de fun-


damental importancia, pero me dejó perplejo. Me alegré de ya no
estar trabajando en lógica matemática. Si un determinado con-
junto de axiomas conduce a una contradicción, está claro que al
menos uno de ellos debe ser falso. ¿Se aplica esto a la aritmética
de los niños de la escuela y, si es así, podemos creer algo de lo
que nos enseñaron en la juventud? ¿Debemos pensar que 2 + 2
no son 4, sino 4.001? (Russell 1963, p. 592).

Por tanto, parece que Russell creía que Whitehead y él se equivocaron


al ignorar los intentos de probar que los axiomas de los Principia eran
consistentes, ya que Gödel habría mostrado que, de hecho, no lo son.
Más allá de esta confusión palmaria entre lo que es una teoría incom-
pleta y lo que es una teoría inconsistente1, Russell no solo pensaba
que la consistencia de su teoría de tipos era indemostrable, sino que,
además, ciertos axiomas no requerían una prueba tal.
Russell argumenta en esta misma carta que, si un conjunto de
axiomas conduce a una contradicción, entonces al menos uno de esos
axiomas deberá ser falso. Ahora bien, desde su punto de vista, axiomas
de la lógica proposicional como “q implica p o q’ y ‘p o q implica q o p”
son luminosamente autoevidentes.

1 “En respuesta a la pregunta final de Russell, Henkin intentó aclarar la relevancia del

segundo teorema de Gödel, enfatizando la distinción entre incompletud e inconsis-


tencia. Finalmente, una copia de la carta de Russell llegó a Gödel, quien comentó que
“Russell evidentemente malinterpreta mi resultado; sin embargo, lo hace de una manera
muy interesante....”” (Dawson 1988, pp. 90-91).

Andamios 45

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Víctor Aranda Utrero

Luego, en tanto se trata de axiomas verdaderos, es natural pensar


que para Russell era obvio que carecían de consecuencias contradic-
torias. Tanto es así que, en la sección de los Principia dedicada a la
lógica proposicional, Whitehead y Russell no están preocupados por el
problema de la consistencia:

En la presente sección, ciertas proposiciones serán establecidas


como premisas y se demostrará que son suficientes para todas
las formas comunes de inferencia. Se mostrará que todas son
necesarias, y es posible que el número de ellas disminuya. Todo
lo que se afirma sobre las premisas es (1) que son ciertas, (2)
que son suficientes para la teoría de la deducción, (3) que no
sabemos cómo disminuir su número (Whitehead y Russell 1910,
p. 94).

Como se advierte, estaban convencidos de que sus premisas de partida


(o sea, los axiomas de la lógica proposicional) eran verdaderos. Y, entre
esas premisas de partida, destaca la siguiente afirmación: “1.1. Todo
lo que implica una proposición elemental verdadera es verdadero”
(Whitehead y Russell 1910, p. 98). De este modo, tras postular la co-
rrección del modus ponens, les resultó inmediato que una contradicción
nunca podría estar entre las consecuencias de la lógica proposicional.
Whitehead y Russell simplemente no veían la necesidad de probar la
consistencia de estos axiomas, porque su verdad, luminosidad o au-
to-evidencia era (gracias al citado axioma 1.1) transmitida a cualquier
proposición que se dedujera de ellos.
Que los axiomas de los Principia sean verdaderos o auto-evidentes
contrasta con la concepción actual de las verdades lógicas. Es decir,
en la práctica habitual de la lógica ya no escogemos los axiomas de
un sistema formal por su luminosidad y auto-evidencia, sino porque
son siempre verdaderos en la estructura matemática que nos interesa
representar. Así, el objetivo de este artículo es justamente responder
a la pregunta: ¿Qué es una verdad de la lógica proposicional2 en los

2 “La gran cuestión ahora”, reflexionaba Wittgenstein en una carta a Russell, “es: ¿cómo
debe construirse un sistema de signos a fin de hacer que toda tautología sea reconocible

46 Andamios

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La verdad lógica

Principia y qué relación hay entre este concepto y la ausencia de meta-


teoremas para dicha lógica?
El artículo se divide en dos grandes bloques. En el primero, analiza-
mos la manera en que Whitehead y Russell definían las proposiciones
y su concepto de “función proposicional”. En el segundo, veremos qué
se entiende en los Principia por verdad lógica (“función proposicional
aseverada”) y cuál su relación con los problemas de consistencia y com-
pletud. Finalmente, discutiremos los resultados obtenidos a la luz de
Henkin, Dreben y van Heijenoort y el propio Russell.

Proposiciones… y funciones proposicionales

Naturalmente, antes de determinar qué entendían Whitehead y Russell


por verdad lógica es necesario saber cuáles eran para ellos las fórmulas
bien formadas de la lógica proposicional. En su opinión, la lógica se
distinguía por tratar con los enunciados más generales, es decir, aque-
llos cuyo contenido no afecta a su verdad. “Las ideas y proposiciones
de la lógica son todas generales: una aseveración (por ejemplo) que
es verdadera de Sócrates pero no de Platón, no pertenece a la lógica”
(Whitehead y Russell 1910, p. 97). Debido a ello, las fórmulas bien for-
madas de la lógica proposicional tendrán que expresar esa generalidad.
A este respecto, en los Principia se distingue entre proposiciones
elementales y funciones proposicionales elementales. De hecho, el
modus ponens se extenderá también a esas funciones proposicionales
elementales (se trata del axioma 1.11, p. 99), por lo que una deducción
puede darse entre proposiciones o entre funciones proposicionales.
Entrando ya en las diferencias entre una y otra noción, al principio
de la sección dedicada a la lógica proposicional (que ellos llaman ‘teo-
ría de la deducción’) encontramos una definición muy precisa de lo
que es una proposición elemental:

Por proposición “elemental” se entiende aquella que no involucra


ninguna variable o, en otras palabras, aquella que no incluye

como tal DE UNA SOLA Y ÚNICA MANERA? ¡Este es el problema fundamental de la


lógica!” (Monk 1994, p. 103).

Andamios 47

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Víctor Aranda Utrero

palabras como “todo”, “algunos”, “el” u otras equivalentes. Una


proposición como “esto es rojo”, donde “esto” es un dato sen-
sorial, será elemental. Cualquier combinación de determinadas
proposiciones elementales por medio de la negación, la disyun-
ción o la conjunción (ver más abajo) será elemental. (Whitehead
y Russell 1910, pp. 95-96)

La primera parte de esta definición viene a decir que “elementales” solo


son las proposiciones donde no hay cuantificadores. La segunda, en
cambio, tiene más que ver con esa generalidad característica de la lógi-
ca. Supongamos que la sensación denotada por “esto” de la que hablan
Whitehead y Russell fuera la percepción de unas fresas. En tal caso,
la proposición “esto es rojo” sería verdadera, pero no lo sería si “esto”
denotara la percepción de unas naranjas. Por analogía con el ejemplo
de Sócrates y Platón, debemos concluir que lo que sea verdadero de
unas fresas y no de unas naranjas no podrá pertenecer a la lógica. “Es
un hecho que ninguna proposición elemental constante ocurre en el
presente trabajo, ni podrá ocurrir en cualquier otro trabajo que emplee
sólo ideas lógicas” (Whitehead y Russell 1910, p. 97).
A continuación, explican lo que son las funciones proposicionales
elementales, enfatizando que estas toman como valor proposiciones
elementales:

Por una “función proposicional elemental” entendemos una ex-


presión que contiene un componente indeterminado, es decir,
una variable, o varios de esos componentes, y tal que, cuando se
determina el componente o componentes indeterminados, o sea,
cuando se asignan valores a la variable o variables, el valor resul-
tante de la expresión en cuestión es una proposición elemental.
Por lo tanto, si p es una proposición elemental indeterminada,
“no-p” es una función proposicional elemental. (Whitehead y
Russell 1910, p. 96).

Para entender mejor el significado de la expresión “constituyente


indeterminado”, podemos recurrir a la distinción hoy estándar entre
lenguaje interpretado y lenguaje sin interpretar. A pesar de que

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La verdad lógica

Whitehead y Russell utilizan “constituyente determinado” y “valor


ambiguo” de manera prácticamente indistinta3, sería un error pensar
que las variables proposicionales toman un valor que es indeterminado/
ambiguo. Por el contrario, la idea es que no toman ningún valor
determinado: las funciones proposicionales elementales son fórmulas
de la lógica proposicional sin interpretar.
No obstante, el hecho de que las funciones proposicionales ele-
mentales sean funciones que toman proposiciones elementales incluye
más expresiones que las meras fórmulas sin interpretar. Para empezar,
parece que las propias variables proposicionales se ajustarían a esta
definición, dado que en los Principia la asignación de estas variables es
cualquier proposición elemental.
Similarmente, las propias conectivas, en la medida en que White-
head y Russell las introducen como funciones de verdad, son asimismo
funciones proposicionales:

La Adición Lógica es una función proposicional con dos argu-


mentos p y q, y es la proposición que afirma p o q disyunti-
vamente, es decir, que afirma que al menos uno de los dos p
y q es verdadero [...] La Multiplicación Lógica es una función
proposicional con dos argumentos p y q, y es la proposición que
afirma p y q conjuntamente, es decir, que afirma que tanto p
como q son verdaderos (Whitehead y Russell 1910, p.6).

En lo relativo a las conectivas, basta con definir el conjunto de fór-


mulas bien formadas para expresiones que contengan el negador y el
disyuntor, ya que el resto se pueden obtener combinando el signifi-
cado de la negación y el de la disyunción. Debido a ello, después de
haber estipulado que ‘no-p’ es una función proposicional elemental
si y solo si ‘p’ es una proposición elemental sin determinar (o sea, sin

3 “Hay que lamentar que la primera presentación exhaustiva y completa de una lógica

matemática, y la deducción de las matemáticas a partir de ella, carezca de tanta preci-


sión formal en sus fundamentos (contenida en las secciones 1-1.21 de los Principia)
que presenta a este respecto un considerable retroceso en comparación con Frege”
(Gödel 1944, p. 126).

Andamios 49

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Víctor Aranda Utrero

ningún valor asignado), Whitehead y Russell enuncian que: “1. 72.


Si Φp y ψp son funciones proposicionales elementales que toman las
proposiciones elementales como argumentos, Φp ∨ ψp es una función
proposicional elemental” (Whitehead y Russell 1910, p. 101).
Por tanto, todas las fórmulas bien formadas de la lógica proposi-
cional son funciones proposicionales elementales (salvo, como ya
veremos, las precedidas por el signo de aserción4). Esas fórmulas, que
al contener al menos una letra proposicional sin interpretar no tienen
valor de verdad, son la base del sistema lógico de los Principia. “El
principio anterior [1.1] se utiliza siempre que tengamos que deducir
una proposición de una proposición. Pero la inmensa mayoría de las
aseveraciones del presente trabajo son funciones proposicionales ase-
veradas, es decir, contienen una variable indeterminada” (Whitehad y
Russell 1910, p. 99).
Así pues, la cuestión ahora es explicar cómo distinguían Whitehead
y Russell entre las fórmulas bien formadas que son verdades lógicas y
aquellas que no lo son, o sea, entre las funciones proposicionales ele-
mentales que pueden ser aseveradas y las que no.

Verdad lógica, consistencia y completud


Las verdades de la lógica proposicional: funciones proposicionales
aseveradas

Tomemos como ilustración la función proposicional elemental p ⊃ (p


⊃ p). Esta función proposicional elemental es una verdad lógica (según
Whitehead y Russell, puede ser aseverada) porque el valor de verdad
de la proposición que resulta de determinar ‘p’ por una proposición
elemental es siempre ‘verdadero’5.

4 “Este signo “⊦” se llama “signo de aserción”. *Hemos adoptado tanto la idea como el
signo de aserción de Frege” (Whitehead y Russell 1910, p. 96).
5 “Las entidades consideradas son números que pueden ser todos 0 o 1; p ⊃ q debe

tener el valor 0 si p es 1 y q es 0; de lo contrario, debe tener el valor 1; ~p debe ser 1


si p es 0, y 0 si p es 1; p. q debe ser 1 si p y q son ambos 1, y debe ser 0 en cualquier
otro caso; p ∨ q debe ser 0 si p y q son ambos 0, y debe ser 1 en cualquier otro caso;
y el signo de aserción significa que lo que sigue tiene el valor 1” (Whitehead y Russell
1910, p. 120).

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La verdad lógica

Veámoslo ahora con una analogía. Para Whitehead y Russell, las


verdades de la lógica debían ser como las verdades contenidas en los
enunciados de Euclides. Enunciados como ‘si ABC es un triángulo
isósceles, entonces sus ángulos en la base serán iguales’ se aplicarían a
cualquier triángulo isósceles, ya que son verdaderos de cualquier trián-
gulo isósceles y no de uno en concreto. Es decir, el valor de verdad de la
proposición que resulta de determinar ‘ABC’ por un triángulo isósceles,
sea este el que sea, es siempre ‘verdadero’. Como sucedía en lógica,
el enunciado de Euclides contiene un constituyente que aún no toma
ningún valor (‘ABC’), lo cual expresaría la generalidad característica de
los sistemas formales.
Esta concepción de las verdades lógicas permite explicar algo tan poco
intuitivo como que una expresión que no tenga valor de verdad pueda
estar aseverada. Cuando se introduce el signo de aserción en los Principia
(p. 96), Whitehead y Russell afirman que debería ser leído como ‘es ver-
dadero que…’. De este modo, la proposición ‘César murió’ precedida del
signo de aserción debería ser leída como ‘es verdadero que César murió’.
Ahora bien, imaginemos que el nombre propio ‘César’ fuera sustituido
por la variable ‘x’. En tal caso, la expresión ‘x murió’ precedida del signo
de aserción debería leerse ‘es verdadero que x murió’, lo cual, en tanto
no sabemos quién es ‘x’, es absurdo. No obstante, Whitehead y Russell
insisten en que hay un tipo especial de funciones proposicionales que sí
pueden estar aseveradas:

Además de la aseveración de proposiciones definidas, necesita-


mos lo que llamaremos “aseveración de una función proposicio-
nal” [...] Sea Φx una función proposicional cuyo argumento es x.
Podemos afirmar Φx sin asignar un valor a x. Lo hacemos, por
ejemplo, cuando la ley de identidad se afirma bajo la forma “A es
A”. Aquí A se deja indeterminado, porque, sin importar cómo se
determine A, el resultado es verdadero. Así, cuando afirmamos
que Φx deja x indeterminado, estamos afirmando un valor ambi-
guo de nuestra función. Esto solo es legítimo si, independiente-
mente de cómo se determine esa ambigüedad, el resultado será
verdadero. (Whitehead y Russell 1910, pp. 96-97).

Andamios 51

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Víctor Aranda Utrero

La diferencia entre las expresiones “x murió” y “A es A” es que solo en


la segunda la proposición que resulta de asignar un valor a la variable
es siempre verdadera. En efecto, “x murió” es verdadera si “x” designa
a César, pero no lo es si “x” hace referencia a una persona viva; por el
contrario, “A es A” es verdadera sea cual sea la denotación de la letra sin
interpretar “A”. Esta es la razón por la que Whitehead y Russell pen-
saban que ciertas funciones proposicionales podían estar aseveradas a
pesar de que su contenido estuviera indeterminado. Son, como vimos,
aquellas cuya proposición resultante es verdadera independientemente
del modo en que esa indeterminación sea resuelta (o sea, las verdades
lógicas como el principio de identidad).
En definitiva, una verdad de la lógica proposicional en los Principia
es una función proposicional elemental (una fórmula sin interpretar
que contiene al menos una variable libre) que, en la medida en que
está aseverada (esto es, en la medida en que su verdad es independiente
del valor que le asignemos a esa variable), constituye una proposición
siempre verdadera. Las verdades de la lógica son, en tanto enuncia-
dos máximamente generales, proposiciones que aseveran algo que se
cumple para toda posible determinación de su contenido. Mas, ¿hay
alguna relación entre esta caracterización de las mismas y la ausencia
de resultados metalógicos en los Principia?

La justificación matemática de las verdades lógicas: la tesis doctoral de Post

Con respecto a la consistencia de sus axiomas, ya vimos en la introduc-


ción que se trata de un problema que pasaron por alto al considerar
obvio que estos no podían ser falsos. Pero, atendiendo solo a la lógica
proposicional, lo cierto es que podrían haber probado fácilmente la
corrección de la única regla que hacen explícita6, el modus ponens.
Basta con postular que los axiomas de la lógica proposicional son

6 “Esta operación [la regla de sustitución] no está explícitamente definida en los Prin-

cipia, pero Russell señala que es necesaria (1919, p. 151). Su forma particular nos fue
sugerida por la primera parte de la operación “sustitución” dada por Lewis (1918, p.
295)” (Post 1921, p. 264).

52 Andamios

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La verdad lógica

proposiciones siempre verdaderas (es decir, funciones proposicionales


elementales que pueden estar aseveradas) para que la demostración
de que el modus ponens preserva esa propiedad no sea especialmente
complicada.
Así, sean p y ~p ∨ q dos funciones proposicionales elementales que
están aseveradas. Puesto que, por hipótesis, p denota una proposición
siempre verdadera, es obvio que ~p denota una proposición siempre
falsa. Por este motivo, para que ~p ∨ q denote una proposición siempre
verdadera, ‘q’ debe referirse asimismo a una proposición siempre ver-
dadera. De ahí se concluye que toda función proposicional elemental
que se siga (por modus ponens) de otra que esté aseverada también está
aseverada. Como una contradicción no puede estar nunca aseverada
(ya que es una proposición siempre falsa), si los axiomas de la lógica
proposicional son proposiciones siempre verdaderas, entonces serán
consistentes. Por tanto, entender las verdades lógicas como funciones
proposicionales elementales que pueden estar aseveradas no es incom-
patible con el desarrollo de una prueba de corrección para el modus
ponens.
La clave está, pues, en cómo mostrar que las proposiciones que
resultan de asignar un valor a las variables contenidas en los axiomas
de la lógica proposicional son siempre verdaderas. Debido a que
Whitehead y Russell no veían la consistencia como un problema, no
sintieron la necesidad de demostrar matemáticamente que esto era así y
se conformaron con una justificación informal de dichos axiomas:

Algunas proposiciones deben ser asumidas sin prueba, en la


medida en que toda inferencia procede de proposiciones previa-
mente aseveradas [...] Éstas, en tanto ideas primitivas, son hasta
cierto punto un asunto de elección arbitraria; aunque, como en
el caso anterior, un sistema lógico crece en importancia cuanto
menos y más simples son sus proposiciones primitivas. Veremos
que, debido a la debilidad de la imaginación al tratar con ideas
abstractas simples, no se puede hacer mucho énfasis en su ob-
viedad. Son obvias para la mente instruida, pero también lo son
muchas proposiciones que no pueden ser del todo ciertas, ya que
son refutadas por sus consecuencias contradictorias (Whitehead
y Russell 1910, p. 13).

Andamios 53

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Por decirlo ya, nuestra hipótesis es que esta justificación informal (no
matemática) de las verdades lógicas (o sea, que la prueba de que una
función proposicional elemental está aseverada se deje a las “mentes
instruidas” que sepan captar su “obviedad”) explica que Whitehead y
Russell no se plantearan cuestiones como la completud semántica. Un
posible argumento para defender esta idea se encuentra en la que fuera
la tesis doctoral de Post (1921). En ella, Post también considera que
las verdades de la lógica proposicional son un subconjunto especial de
funciones: “esta teoría trata con la aseveración de un cierto subconjunto
de estas funciones. Denotamos la aseveración de una función escribien-
do a ⊦ antes de ella” (Post 1921, p. 267). Sin embargo, él no recurre a
la luminosidad o auto-evidencia de algunas funciones proposicionales
para persuadirnos de que resultan en una proposición siempre verda-
dera: “Nuestro teorema más importante da un método uniforme para
probar la verdad de cualquier proposición del sistema y, por medio de
este teorema, podemos mostrar ciertas relaciones generales que existen
entre estas proposiciones”. (Post 1921, p. 265)
Ese teorema “más importante” (el teorema fundamental7) establece
formalmente una condición necesaria y suficiente para que una fun-
ción proposicional elemental esté aseverada. Así, Post demostrará que
una función proposicional está aseverada si y solo si es una función
positiva, es decir, si y solo si todos los valores de su tabla de verdad son
+. El método de tablas de verdad es, a diferencia de la apelación de
Whitehead y Russell a las mentes instruidas, un procedimiento efectivo
(o sea, un algoritmo) que permite decidir si una función proposicional
elemental es o no una verdad lógica.
Y, como señala el propio Post, ese procedimiento de decisión no
estaba en los Principia. “Los valores de verdad, funciones de verdad
y nuestras tablas de verdad primitivas se describen en Whitehead y
Russell 1910, págs. 8 y 120, pero no se introduce la noción general
de tabla de verdad.” (Post 1921, p. 267). Por tanto, la razón de que
escojamos una función proposicional elemental como axioma ya no

7 “Una condición necesaria y suficiente para que una función de F sea aseverada como
resultado de los postulados II, III y IV es que todos sus valores de verdad sean +” (Post
1921, p. 269).

54 Andamios

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La verdad lógica

es que nos parezca evidente que siempre resulta en una proposición


verdadera: ahora disponemos de las tablas de verdad para comprobarlo.
Es más, gracias a este método, Post también es consciente de que
puede formular ciertos metateoremas para la lógica proposicional que
no estaban al alcance de Whitehead y Russell:

Deseamos subrayar aquí que los teoremas de este artículo se re-


fieren a la lógica proposicional, pero no se incluyen en ella. Más
particularmente, mientras que las proposiciones de los Principia
son aseveraciones particulares introducidas por su interés y utili-
dad en partes posteriores del trabajo, las del presente artículo se
refieren al conjunto de todas esas posibles aseveraciones”. (Post
1921, p. 265)

Los dos metateoremas más importantes que logra demostrar (y que,


en el fondo, constituyen el núcleo del teorema fundamental) son que
toda función proposicional elemental que se deduzca de los axiomas es
una función positiva (corrección de la lógica proposicional) y que toda
función positiva puede deducirse a partir de los mismos (completud
semántica). Para Whitehead y Russell, que no justificaron la elección de
ninguno de sus axiomas mediante conceptos matemáticos como el de
función positiva, resultó imposible tomar el conjunto de proposiciones
lógicas como un todo. De ahí que, a pesar de mantener que todas las
verdades de la matemática podían obtenerse deductivamente partiendo
solo de un número relativamente exiguo de conceptos lógicos, ni se
plantearan llegar a probar que esto era realmente así.

Discusión: Henkin, Van Heijenoort y Russell

Por supuesto, había matemáticos y lógicos que no estaban con-


vencidos. Y así surgió la necesidad de una prueba. En realidad, la
formulación adecuada del problema de si un sistema de axiomas
es adecuado para establecer todas las afirmaciones verdaderas de

Andamios 55

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algún campo de investigación requiere una formulación mate-


máticamente precisa de la noción de “sentencia verdadera”, y no
fue hasta 1935 que Alfred Tarski, en un trabajo pionero, hizo
plenamente evidente la forma en que las nociones semánticas
deben ser analizadas para los lenguajes matemáticos (Henkin
1962, p. 790).

Como podemos observar, Henkin pensaba que para preguntarse si un


conjunto de axiomas es suficiente para derivar todas las verdades de una
teoría formalizada es necesario, previamente, haber alcanzado cierto
grado de precisión matemática en la definición de ‘sentencia verdadera’.
Si esto es así, en el caso de la lógica proposicional sería necesario cierto
grado de precisión matemática en la definición de ‘verdad de la lógica
proposicional’. El diagnóstico de Henkin parece apoyar, pues, la hipó-
tesis que sugerimos más arriba. Ahora bien, la alusión a Tarski puede
malinterpretarse, ya que a partir de la referencia a 1935 alguien podría
inferir que para probar completud se requiere, además, un concepto
explícito de consecuencia semántica. Pero Post, a pesar de no tenerlo,
da a entender que ha probado algo que recuerda mucho a lo que dice
Henkin en el párrafo citado: “Estas relaciones muestran definitivamente
que los postulados de los Principia son capaces de generar el sistema
completo de la lógica de las proposiciones sin introducir nunca resulta-
dos ajenos a ese sistema –una conclusión a la que difícilmente se podría
haber llegado por medio de los procesos particulares utilizados en esa
obra”. (Post 1921, p. 265)
De este modo, Post, al igual que Henkin, también creía que la
manera en que Whitehead y Russell encaraban su sistema formal era
incompatible con ciertos resultados metalógicos como la completud.
No obstante, esto no se debe a que el concepto de función proposi-
cional aseverada no recoja una buena intuición sobre lo que es una
verdad lógica (que ciertamente lo hace), sino a que, matemáticamente
hablando, su justificación no es lo suficientemente precisa.

56 Andamios

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Por otro lado, si Dreben y van Heijenoort estaban en lo cierto8,


entonces esa nueva justificación de las verdades de la lógica
proposicional que encontramos en Post (o sea, el método de tablas
de verdad) debe provenir del Álgebra de la Lógica. Pues bien, él
mismo admitió que su método no era esencialmente distinto al que ya
estaba en Schröder, aunque obviamente este no lo usara para probar
metateoremas de la lógica proposicional. “El método para comprobar las
proposiciones incorporadas en este teorema [el teorema fundamental]
es esencialmente el mismo que el dado por Schröder (1891, s. 32) para
su sistema lógico” (Post 1921, p. 269). De hecho, Post matiza aún más
y asegura (basándose en la autoridad de Lewis) que el concepto general
de tabla de verdad fue precisado por Jevons y Venn.
En cambio, para Whitehead y Russell la tradición que arranca con
Boole habría sido, a pesar de tener cierto interés, demasiado acentuada;
ese excesivo énfasis en la lógica entendida “como un cálculo” habría
sido a expensas de minusvalorar su papel como la parte más elemental
de la matemática (1910, p. 120). Russell, en The Principles of Mathema-
tics, ya había criticado años antes al Álgebra de la Lógica afirmando que
el desarrollo técnico que Boole procuró a la disciplina no vino acompa-
ñado de ninguna utilidad para la filosofía o para la propia matemática
(1903, p. 10). Posteriormente, en My philosophical development, dirá que
ni Boole, ni Pierce ni Schröder arrojaron luz sobre los problemas que la
aritmética presenta a la lógica (1959, p. 65).
Sin embargo, la crítica más injusta de Russell a estos pioneros es,
quizá, la que podemos leer en Our knowledge of external world:

El desarrollo moderno de la lógica matemática data de las Leyes


del Pensamiento de Boole (1854). Pero en él y en sus sucesores,

8 “Para plantear la cuestión de la completud semántica, hubo que abandonar la visión

Frege-Russell-Whitehead de la lógica […] y la noción de Frege de sistema formal tenía


que convertirse en un objeto de investigación matemática y ser sometida a los análisis
modelo-teoréticos de los algebristas de la lógica.” (Dreben y van Heijenoort 1986, p.
45).

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antes de Peano y Frege, lo único que realmente se logró, aparte


de ciertos detalles, fue la invención de un simbolismo matemá-
tico para deducir consecuencias de las premisas que los nuevos
métodos compartían con los de Aristóteles. Este tema tiene un
interés considerable como rama independiente de las matemá-
ticas, pero tiene muy poco que ver con la lógica real. El primer
avance serio en la lógica real desde la época de los griegos fue
hecho independientemente por Peano y Frege, ambos matemáti-
cos (Russell 1914, p. 50).

La desatención de Russell al Álgebra de la Lógica (“tiene muy poco


que ver con la lógica real”9) fue tal que, más de quince años después
de que Post aplicara las tablas de verdad a la lógica proposicional de
los Principia, seguía sin justificar matemáticamente que las verdades
lógicas eran tales. En el prólogo a la segunda edición de The Principles of
Mathematics, la idea de que son proposiciones que aseveran algo que se
cumple para toda posible determinación de sus variables alcanza cierta
madurez. Así, recuperando la oposición entre forma y contenido10 que
hizo explícita en 1914 (pp. 52-53), sostiene que las proposiciones lógi-
cas son verdaderas en virtud de su forma.
Esta concepción refinada de las verdades lógicas (que, de nuevo, se
basa en la generalidad de los enunciados que son siempre verdaderos)
tampoco encuentra mayor rigor matemático en un Russell que se con-
fiesa incapaz de especificar más:

La característica fundamental de la lógica es, obviamente, la


que se indica cuando decimos que las proposiciones lógicas son
verdaderas en virtud de su forma [...] Confieso, sin embargo, que

9 Los principios de la “lógica real” no requieren de justificación matemática, pues,


recordemos, resultan autoevidentes para las “mentes instruidas”.
10 “En toda proposición y en toda inferencia hay, además de la materia particular en

cuestión, una cierta forma, una manera en que los constituyentes de la proposición o
la inferencia son combinados. Si digo “Sócrates es mortal”, “Jones está enfadado”, “El
sol está caliente” hay algo en común en estos tres casos, algo indicado por la palabra
“es”. Lo que es común es la forma de la proposición, no un constituyente real” (Russell
1914, p. 52).

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La verdad lógica

soy incapaz de dar cuenta clara de lo que significa decir que una
proposición es “verdadera en virtud de su forma”. Pero esta frase,
por inadecuada que sea, apunta, creo, al problema que debe ser
resuelto si se quiere encontrar una definición adecuada de la
lógica (Russell 1938, p. xii).

Por tanto, es natural pensar que haya cierta relación entre la incapaci-
dad de Russell para justificar matemáticamente las verdades de la lógica
proposicional (que, como hemos visto, le acompañó más allá de los
Principia) y el hecho de que las cuestiones metalógicas se le escaparan.
A favor de esta hipótesis no solo hay que tener en cuenta que Post sí
logró probar la corrección y la completud de esa lógica conservando
mucha terminología de Whitehead y Russell, sino también que le pres-
tó poca atención a la tradición donde el propio Post descubrió la clave.

Conclusiones

Recordemos que este artículo pretendía aclarar qué era una verdad de
la lógica proposicional para Whitehead y Russell, así como analizar en
qué medida esa concepción explica que no se probaran metateoremas
en los Principia.
Una proposición lógica debía ser, antes que nada, un enunciado
general, por lo que en los Principia se introduce el concepto de fun-
ción proposicional como base de cualquier sistema lógico. No todas
las funciones proposicionales son verdades de la lógica proposicional,
puesto que basta con tener un constituyente indeterminado (o sea, una
variable) para formar parte de este conjunto. Ahora bien, una función
proposicional elemental (sin cuantificadores) solo es una verdad lógica
si la proposición que resulta al resolver dicha indeterminación es siem-
pre verdadera. Esta peculiaridad implica que, a pesar de no tener valor
de verdad, puedan estar aseveradas.
Que las funciones proposicionales elementales precedidas del signo
de aserción fueran proposiciones verdaderas se justificaba en su aparente
luminosidad y auto-evidencia. Esta obviedad hizo pensar a Whitehead
y Russell que los axiomas de la lógica proposicional no podían conducir

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a una contradicción, pues de lo contrario serían falsos. Debido a este


sesgo epistemológico, no vieron la consistencia de tales axiomas como
algo que hubiera que demostrar, a pesar de que podían haber probado
la corrección del modus ponens (y, simplemente, la postularon). Si
hubieran sentido la necesidad de demostrarla, tal vez habrían dedicado
más tiempo a justificar matemáticamente que sus axiomas eran verdades
lógicas. Presumiblemente, esto les habría permitido distinguir entre
dos maneras de clasificar funciones proposicionales elementales: la
derivación de teoremas y la aplicación de procedimientos semánticos.
Haber precisado un concepto de verdad lógica independiente de la
relación de deducibilidad (y, como decimos, matemáticamente preciso)
habría supuesto que la cuestión de la completud semántica aflorara con
naturalidad. Como muestra de ello, expusimos la introducción de las
tablas de verdad en la tesis doctoral de Post (quien sí probó corrección
y completud), además de recurrir a la autoridad de Henkin para apoyar
nuestro argumento. Finalmente, vimos que el refinamiento matemático
de la idea de verdad lógica se debió en gran medida al Álgebra de la
Lógica, la cual fue, casualmente o no, ignorada por Russell.

Bibliografía consultada

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La verdad lógica

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Whitehead, A. y Russell, B. (1910). Principia Mathematica (1st Volume).
Cambridge: Cambridge University Press.

Fecha de recepción: 12 de abril de 2019


Fecha de aceptación: 24 de julio de 2019

Volumen 16, número 41, septiembre-diciembre, 2019, pp. 43-61 Andamios 61

http://dx.doi.org/10.29092/uacm.v16i41.714
http://dx.doi.org/10.29092/uacm.v16i41.715

Aspectos generales del conocimiento simbólico y


diagramático: el caso de los diagramas de Venn
Luis Alberto Canela Morales*
Francisco Gabriel Ruiz Sosa**

Resumen. El objetivo de este ensayo es exponer, por un lado,


la naturaleza simbólica del razonamiento lógico formal y, por
otro lado, su naturaleza diagramática. En particular, este ensayo
trata de exponer qué significa conocer por medio de diagramas
y símbolos y cómo este conocimiento está vinculado al carácter
formal de la lógica. Como caso concreto de estudio se analizará
el aspecto diagramático y didáctico de los diagramas de Venn y
su enseñanza en el Nivel Medio Superior y Superior.

Palabras clave. Lógica, símbolo, diagrama, Venn, didáctica.

General aspects of Symbolic and Diagrammatic


Knowledge: the case of Venn diagrams

Abstract. The aim of this research paper is to present, on the


one hand, the symbolic nature of formal logical reasoning and,
on the other hand, its diagrammatic nature. Particularly, this re-
search paper attempts to explain what means to know by means
of diagrams and symbols and how this knowledge is linked to

* Candidato a doctor en Filosofía por la Universidad Nacional Autónoma de México,


México. Correo electrónico: luiscanela25@gmail.com
** Profesor en la Universidad Autónoma de Chiapas, México. Correo electrónico:
fragarus@gmail.com

Volumen 16, número 41, septiembre-diciembre, 2019, pp. 63-85 Andamios 63


Luis Alberto Canela Morales y Francisco Gabriel Ruiz Sosa

the formal nature of logic. As a concrete case of study, will be


analyzed Venn diagrams as well as their teaching in the program
of High School and College.

Key words. Logic, symbol, diagram, Venn, teaching.

A la memoria de Manuel Márquez Cabrera (†), amigo cuya naturaleza fue


la honestidad y la rectitud. Te recordaremos siempre.

Introducción

En este ensayo entenderemos por “lógica” “a una ciencia formal que


abarca tanto los problemas de formalización de los lenguajes naturales
como de los métodos para determinar la validez de las inferencias”
(Palau, 2014: 15). Es claro que esta definición marca una diferencia
con la así llamada lógica natural o lógica folk.1 Ahora bien, la lógica, en

1 Por lógica natural se entiende:


1) la lógica natural, tal como se manifiesta en los lenguajes naturales, no
instrumenta, desde la sintaxis, cadenas de inferencias tan complejas como la
que se dan en los sistemas de lógica formal. Los argumentos o inferencias de
la lógica natural son más dificultosos de analizar desde una perspectiva tanto
sintáctica como semántica ya que ellos involucran una dimensión pragmática
no contemplada por ninguna presentación de la lógica en tanto ciencia; 2)
Los argumentos o razonamientos de la lógica natural tampoco siguen paso a
paso una inferencia formal. En efecto, en ellos el sujeto suele pegar “saltos”
inferenciales en cuya base están o bien la falta de información o la existencia
de presuposiciones de la más diversa índole no explicitadas; 3) Las inferencias
o razonamientos de la lógica natural permanecen generalmente ligados, por
un lado, a la verdad o falsedad de los enunciados mismos o a las creencias
que el hablante tiene acerca de ellos y, por el otro, al significado común de
los términos involucrados. Es precisamente en este sentido que se dice que
los argumentos de la lógica natural son contexto-dependientes y no toleran la
descontextualización. (Palau, 2014:16-17)

64 Andamios

http://dx.doi.org/10.29092/uacm.v16i41.715
Aspectos generales del conocimiento simbólico y diagramático

tanto ciencia formal, trabaja con un lenguaje que podemos denominar


“artificial” (distinto del lenguaje natural)2 que se expresa con una no-
menclatura propia la cual facilita su comprensión y atención. Gracias
al uso de los símbolos, la lógica puede “exhibir con mayor claridad las
estructuras lógicas de argumentos cuya formulación puede quedar os-
cura en el lenguaje ordinario” (Copi, 2001:21). Siguiendo a este autor,
“los trabajadores de las ciencias han desarrollado vocabularios técnicos
especializados para evitar las dificultades periféricas ligadas al lenguaje
ordinario” (2001:21),3 como la vaguedad, la ambigüedad y el engaño.4
Teniendo en cuenta lo anterior, los objetivos de este ensayo son
exponer algunos apuntes relacionados con la naturaleza simbólica y
diagramática del razonamiento lógico-formal; explicitar la importancia
del razonamiento simbólico y diagramático en el uso de la lógica (i.e.
comprender qué significa conocer por medio de diagramas y símbolos)
y, finalmente, como caso concreto de estudio, presentar un estudio
sobre los diagramas de Venn y su utilidad didáctica, como adenda a
esta última parte se presentarán algunas notas sobre el esfuerzo de la
enseñanza de la lógica en el Nivel Medio Superior y Superior.

Lógica y representación simbólica (sistemas simbólicos)

El conocimiento simbólico es un tipo de conocimiento que se obtiene


mediante la utilización y apoyo de estructuras semióticas o signitivas.
Por supuesto, estas son ajenas a las presentaciones intuitivas.5 Según
esta última condición, este tipo de conocimiento se opone al conoci-
miento directo o “intuitivo”.6 Efectivamente, como su nombre lo indica,

2 Del lenguaje natural se encarga la lógica natural.


3 Se modificó la sintaxis para darle coherencia con la redacción de este escrito.
4 Raymundo Morado (2011) observa que el pensamiento crítico combate estas difi-

cultades.
5 Por presentación intuitiva debe entenderse a toda presentación que no utiliza signos

o símbolos para manifestarse.


6 Por conocimiento intuitivo debe entenderse el conocimiento inmediato que no necesita

de signos para comprenderse o que simplemente aparece de manera automática, sin


necesidad de análisis o reflexión signitiva.

Andamios 65

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Luis Alberto Canela Morales y Francisco Gabriel Ruiz Sosa

una representación simbólica es una representación a través de signos,


mientras que una presentación intuitiva se da de manera directa, dicho
de otra manera, una representación simbólica ocurre cuando un conte-
nido no se da directamente a nosotros como lo que es, sino como lo que
significa (a través de signos que lo caracterizan).
Asimismo, las representaciones simbólicas se dan de manera indi-
recta. Ellas aparecen a modo de un representante, de un sustituto que
actúa como una señal indicativa para un objeto (y sólo para ese objeto
o sistema de objetos). Lo verdaderamente importante en este punto es,
justamente, el carácter “subrogatorio” del conocimiento simbólico: “De
hecho, todo el conocimiento humano es simbólico en la medida en que
conocer presupone la construcción de estructuras simbólicas. Esta idea
de conocimiento simbólico puede aplicarse al análisis de los aspectos
cognoscitivos de la construcción de los sistemas formales”. (Esquisabel
y Legris, 2003: 233).
Básicamente son cuatro las características principales del conoci-
miento simbólico: (I) los símbolos pueden llegar a ser independientes
de su significado y, por tanto, de la interpretación que se les asigne;
(II) los símbolos tienen un fin instrumental; (III) los símbolos pueden
recibir diferentes interpretaciones y (IV), quizás la más destacable, los
símbolos abren paso al conocimiento de estructuras formales y de sus
propiedades. Por ejemplo, en el caso de la aritmética, las operaciones
del cálculo no siempre remiten a los materiales originales o a la activi-
dad más básica que es la de contar; antes bien, presentan formas cada
vez más complejas y abstractas que hacen de la aritmética entera un
compendio de medios artificiales. Otro caso es el de las ciencias forma-
les donde la presentación de una representación simbólica o signitiva
puede sustituir a una representación auténtica o intuitiva.
Así, lo verdaderamente importante en estos ejemplos es que un
símbolo no es el objeto presentado, sino un sustituto de aquello que
no puede ser presentado realmente, actúa, repetimos, como una señal
indicativa para ese objeto. Empero, no funciona su conversa: una repre-
sentación auténtica nunca podría sustituir una representación simbólica
de ningún objeto y, por tanto, nunca podría contar como una represen-
tación simbólica de él. En resumen, se habla de representación simbólica
cuando: 1) se da un “objeto” por medio de señales o signos unívocos;

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2) cuando existe relación de concordancia entre el objeto representado


auténticamente y el objeto representado simbólicamente —esto sig-
nifica que la identidad de un objeto no cambia cuando se da o bien
simbólicamente o bien auténticamente, lo que cambia es su modo de
presentación—; 3) todo lo que puede enunciarse como verdadero en
un objeto auténticamente presentado es verdadero del objeto presenta-
do simbólicamente, y 4) tanto las representaciones auténticas como las
simbólicas se pueden utilizar en juicios válidos sobre un objeto.
Ahora bien, la construcción de un conjunto cerrado de representa-
ciones simbólicas constituye un sistema simbólico. Los sistemas simbóli-
cos pueden ser entendidos como sistemas técnicos y, por tanto, tener un
fin instrumental (Legris, 2001-2002, 2003, 2005). En tanto sistemas
técnicos, los sistemas simbólicos se construyen de acuerdo con ciertos
fines y partir de otro sistema de signos. Este último rasgo es decisivo en
la medida en que la construcción de un sistema simbólico permite que
sus signos sean manipulados, corregidos y aumentados. En este último
sentido, los símbolos no sólo representan objetos, sino que también los
producen (Legris, 2001-2002, 2003, 2005).
La introducción del concepto de sistema simbólico ha producido un
salto metodológico importante dentro de las ciencias formales, esto se
debe a que el conocimiento por medio de la manipulación de símbolos
ha adquirido un lugar especialmente destacado en la estructura cog-
noscitiva humana (Legris, 2001-2002, 2005, 2012). Dicho con otras
palabras: el conocimiento de las propiedades formales, junto con la
mecanización de los procedimientos inferenciales, en la medida en que
se manipulan los símbolos entendidos como objetos, nos ponen delante
de un tipo de lenguaje artificial de manera tal que la correcta utilización
de dichos sistemas hace más eficaz la solución de problemas típicos de
las ciencias formales.
Efectivamente, los sistemas simbólicos se crean para resolver pro-
blemas. Así, un sistema simbólico es una suerte de herramienta cog-
noscitiva que nos permite observar � reconocer � trabajar � inferir
con propiedades que en los lenguajes naturales se vuelve imposible.
Por esta razón, un sistema simbólico usa lenguajes “artificiales-analíticos”
que sirven como modelos que pueden ser interpretados de manera
“exacta” (Esquisabel y Legris, 2003:233, 235).

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Por ejemplo, la construcción de sistemas algebraicos puede recibir


diferentes interpretaciones, ya sea numéricas, geométricas, lógicas, etc.,
en cualquier caso, se destaca uno de los aspectos más importantes del
conocimiento simbólico: la traslación o traducción de las estructuras
simbólicas a diferentes dominios. Esto último es posible gracias al iso-
morfismo de un sistema simbólico que le permite la aplicación de un
dominio a otro dominio que tenga la misma estructura7 (2003: 235 y
ss.).
Según lo antes dicho cabe preguntar ¿cómo es posible visualizar lo
anterior en el caso de la lógica formal? ¿Cómo ocurre su vínculo con
el conocimiento simbólico? En primer lugar, todo sistema formal (S1)
tiene la finalidad de representar la estructura formal de los diferentes
dominios de entidades (Sn). Esto es posible en virtud de la abstracción
de las peculiaridades de esos sistemas naturales. Según lo anterior, los
sistemas formales serían, por tanto, sistemas simbólicos (Esquisabel y
Legris, 2003). En segundo lugar, todo sistema formal (S1) tiene una

7 Siguiendo el desarrollo de una Teoría General de la Representación Científica (Diez,


1998) —esta teoría trata de “determinar la viabilidad de un tratamiento metateórico
unificado de los diferentes tipos de representación científica” — (p. 114) se distinguen
tres tipos de representación científica: la subsuntiva, la reductiva y la proyectiva. En la
representación subsuntiva o teórica “se presenta cierta parcela o ámbito de la realidad
[...] mediante determinado constructo teórico [...] Las parcelas de la realidad vienen
determinadas mediante ciertos modelos o estructuras empíricas, los sistemas datos.
Estos sistemas están constituidos por ciertos dominios de objetos, los individuos in-
volucrados en ese ámbito, y ciertas propiedades y relaciones que expresan los ‘hechos’
que les suceden a los individuos involucrados” (p. 118). En la representación reductiva
o constitutiva “los términos de la representación, lo representado y lo representante,
no parecen en principio estructuras sino propiedades, individuos o sustancias. Pero se
puede mostrar que también aquí están involucrados ciertos sistemas o estructuras. La
reducción de propiedades, sustancias o individuos sólo tiene sentido en el contexto de
su ocurrencia en los modelos de las teorías correspondientes” (p.120). Para los intere-
ses de este texto, la representación proyectiva u homomórfica representa claramente
cómo ocurre este isomorfismo. Se entiende por representación proyectiva a un sistema
comparativo cualitativo en el que la combinación de dos sistemas, un sistema A y un
sistema B, se establece a partir de la proyección, mediante una relación de homomor-
fismo, entre el sistema A que representa al sistema B si y sólo si A es homomorfo con
B (p. 116-117). Un caso de aplicación se encuentra en los sistemas de magnitudes
(peso-medida), en las geometrías analíticas (líneas, puntos y planos) y en la lógica
matemática del siglo XIX y XX.

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Aspectos generales del conocimiento simbólico y diagramático

función de interpretación del lenguaje como una estructura artificial (en


S2). En tercer lugar, la relación de traducción de un sistema formal (S1)
a otro (S2) puede considerarse como una representación del prime-
ro en el segundo. Como se observa, la manipulación del sistema S1
permite la afirmación de ciertas propiedades relevantes del sistema S2
cumpliendo así una función subrogativa.

Lógica y razonamiento diagramático

Existen numerosos sistemas diagramáticos, por ejemplo, los


diagramas de flujo, diagramas de circuitos, diagramas electrónicos,
etc. La diversidad de diagramas refleja su amplia gama de usos, desde
aquellos que son coadyuvantes en las pruebas matemáticas hasta los
que describen los sistemas físicos o fisiológicos. Según la literatura
consultada, la noción de diagrama tiene, al menos, dos maneras de
definirse: una definición amplia y una definición restringida. Una
concepción amplia señala que casi cualquier tipo de inscripción que
hace uso del posicionamiento espacial en dos o tres dimensiones es un
diagrama (p.ej. gráficos, matrices, grafos, mapas conceptuales, croquis
y mapas). Una concepción más restringida designa como diagramas a
todas aquellas representaciones que mantienen ciertas reglas sintácticas
y semánticas, incluidas las fórmulas algebraicas.
La última acepción es, quizás, la más adecuada para nuestros fines.
Así, entenderemos por “diagrama” a la parte del razonamiento que está
conectada con imágenes, modelos e íconos. Dicho de otro modo, un
diagrama será para nosotros un signo complejo que incluye iconos,
índices y símbolos. Esta idea venida de C.S. Pierce,8 advierte, además,
que un diagrama es un signo que representa en nuestras mentes objetos
y relaciones que conforman nuestra hipótesis. Un diagrama es, pues,
una representación geométrica de relaciones entre entidades. Estas

8 Para un estudio general de la obra completa de Pierce pueden consultarse los libros

de Darin McNabb (2012). Hombre, signo y cosmos. La filosofía de Charles S. Peirce, Mé-
xico, FCE, y Paniel Reyes Cárdenas (2018) Scholastic Realism: A Key To Understanding
Peirce’s Philosophy, Oxford, Peter Lang.

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relaciones son espaciales y tienen un carácter topológico implicando,


por tanto, un concepto de espacio (Lemon y Pratt, 1997). Efectivamente,
un diagrama es un conjunto de objetos en el plano que denotan objetos
en una estructura, cuyas mutuas relaciones espaciales y gráficas denotan
relaciones en aquella. Asimismo, la estructura de un diagrama puede
tener una correspondencia estrecha con lo que representan. Como bien
apunta Legris (2012b), esta semejanza estructural a veces se ha calificado
como un isomorfismo entre el diagrama y aquello que representa, es
decir, ambos comparten una misma estructura. En todo caso, con
esta semejanza estructural se ponen de relieve las diferencias entre la
representación diagramática y la lingüística.
En el caso particular de los diagramas lógicos, estos son figuras
geométricas bidimensionales con relaciones espaciales que son iso-
morfas con la estructura de las declaraciones lógicas. Según Castro
Manzano, interpretando a Larkin y Simon (1987), “la diferencia entre
las representaciones diagramáticas y sentenciales es que, debido a esta
característica espacial, las primeras conservan explícitamente infor-
mación sobre las relaciones topológicas, mientras que las últimas no”
(2017b:247).
Dicho lo anterior, cabe preguntar ¿cómo es posible visualizar el
aspecto diagramático en el caso de la lógica? Es posible mediante una
lógica diagramática. Esta busca describir la sintaxis, la semántica, las
pruebas, etc., de un determinado sistema diagramático. Precisamente,
se le denomina razonamiento diagramático a la construcción de uno
o varios diagramas mediante un sistema de representación, los mismo
que a la experimentación y observación de los resultados de lo diagra-
mas. (Bakker y Hoffmann, 2005). Para Hoffmann (2011) la función
principal del razonamiento diagramático es “facilitar los procesos de
pensamiento, individuales o sociales, en situaciones que son demasiado
complejas para ser afrontadas exclusivamente por medios cognitivos
internos” (p. 192). Dicho de otro modo, el razonamiento diagramático
trata de facilitar y/o reducir la carga cognitiva tanto en las resoluciones
individuales como colaborativas de los procesos de pensamiento. (Ho-
ffmann 2011: 193)

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Aspectos generales del conocimiento simbólico y diagramático

El caso de los diagramas de Venn

Tomando en cuenta todo lo antes dicho, es posible aplicar las funciones


del conocimiento simbólico y diagramático dentro del terreno de los
diagramas de Venn y con ello evidenciar que estos satisfacen las nece-
sidades del conocimiento simbólico a la vez que permiten una mejor
comprensión lógica gracias a su carácter diagramático.
Según Shin (1994), “Venn”9 es un sistema lógico diagramático sólido
y completo que representa de manera perspicaz el silogístico. Por tanto,
puede definirse a través de un vocabulario, sintaxis y semántica bien
definidos (p. 48). Dicho brevemente, el vocabulario diagramático de
“Venn” está determinado por los siguientes elementos: la curva cerrada,
el rectángulo, el sombreado, la X y la línea10 (Shin, 1996). Con este vo-
cabulario, un diagrama en “Venn” se define como una combinación o
colección finita de elementos agrupados en un universo cerrado U. Por
ejemplo, los círculos de los diagramas de Venn representan conjuntos
y las combinaciones superpuestas de los círculos representan combi-
naciones entre conjuntos. Si se usan correctamente, se pueden hacer

9 J. Venn expone de forma completa su sistema diagramático en Symbolic Logic (1881),


aunque ya había adelantado algunas ideas en dos artículos: en On the Diagrammatic
and Mechanical Representation of Propositions and Reasonings (julio de 1880) y en On the
employment of geometrical diagrams for the sensible representation of logical propositions
(diciembre de 1880). En todo caso, hay que advertir que Venn es deudor (y superador)
del programa de Leonhard Euler quien, en 1971, ya había expresado la misma inquie-
tud con la representación de proposiciones particulares (Moktefi y Shin 2012). Como
es bien sabido, Euler representa directamente las proposiciones gracias a las relaciones
topológicas entre los círculos. Por ejemplo, para representar “Todos los A son B”, se
tiene que dibujar el círculo A dentro del círculo B. De manera similar, los círculos des-
unidos A y B representan “No A es B”. Los detalles tanto afirmativos como negativos se
representan con dos círculos A y B que se cruzan. Curiosamente, Euler también apela
a un signo particular (una estrella ‘*’) para marcar el área que expresa la calidad. La
estrella en la intersección de los círculos B y C expresa su no vacío. En este ejemplo y en
muchos otros, Euler usa un modo de representación de tipo Venn con una marca para
expresar una realidad sobre un conjunto de posibilidades (Moktefi, 2015: 363 y ss.).
10 El rectángulo se usa para representar el dominio del discurso, las curvas cerradas di-

ferenciables que no se intersecan se usan para representar subconjuntos del dominio, el


sombreado se usa para afirmar el vacío de un conjunto representado y las x conectadas
por líneas se usan para afirmar conjuntos no vacíos.

Andamios 71

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inferencias válidas con estos diagramas, y si se usan incorrectamente,


pueden ser la fuente de inferencias inválidas.
En efecto, “para analizar tales estándares, se podría construir un
sistema formal de diagramas de Venn donde la sintaxis, las reglas de
inferencia y la noción de consecuencia lógica se hayan hecho preci-
sas y explícitas, como se hace en el caso de la lógica de primer orden
(Hammer y Danner, 1996:109). En cualquier caso, en el sistema de
Venn se trata de encontrar el tipo de operación, con dichos diagramas,
que refleje la información contenida en una o varias proposiciones.
Previamente se determinar el número total de términos implicados. De
acuerdo con este número, se escogerá el diagrama correspondiente. A
continuación, se opera con dicho diagrama según la información que
proporcionan las proposiciones iniciales, y de acuerdo con el “método
de eliminación” que Venn propone, esto es, dada una proposición,
se tratará de determinar qué “compartimento” o “clase” no contendrá
ningún elemento a fin de realizar alguna marca identificativa en dicho
compartimento del diagrama (el sombreado). Si hay más proposiciones
que añaden información, entonces se buscan otros compartimentos con
los cuales podamos tener la certeza de que son compartimentos o clases
vacías (no contienen ningún elemento) (Casas Cañas 2012:104-105).
Los diagramas definidos a continuación consistirán en un rectán-
gulo dibujado en un plano bidimensional en el que se dibujarán dos
círculos junto con sus cuatro combinaciones que representan la in-
tersección, las dos diferencias y el complemento de la unión.11 Di-
cho con otras palabras, este diagrama consta de cuatro regiones
mínimas12 (Hammer, 2001:396) que se representan aquí:

11 Para el caso de tres términos, el número total de clases será de ocho (posibles com-
binaciones). Para cuatro términos, el número total de dichas clases sería de dieciséis
(posibles combinaciones). Para el caso de n términos, el número total de clases será 2n.
Así, a medida que el número de términos va en aumento también crece la complejidad
del diagrama.
12 “Una región es cualquier área cerrada en un diagrama. Una región básica es una

región encerrada por un rectángulo o una curva cerrada. Una región mínima es
una región dentro de la cual no se encierra ninguna otra región” (Castro Manzano,
2017a:100). Las regiones representan conjuntos y el rectángulo representa el dominio.
Una región sombreada representa una región vacía y una región con una X representa
una región no vacía.

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Aspectos generales del conocimiento simbólico y diagramático

Los sistemas diagramáticos, como los diagramas de Venn, también


pueden presentarse a la manera de un cálculo formal, es decir, sobre
la base de reglas sintácticas y semánticas. Así, por un lado, las reglas
sintácticas determinarán cuando un diagrama es un “diagrama bien
formado”, es decir, cuando un símbolo complejo es aceptado como un
diagrama. Por otro lado, las reglas semánticas indicarán las entidades a
las que se refieren los diagramas, y establecerán una relación de conse-
cuencia lógica para el sistema lógico diagramático (Legris, 2012b). Todo
lo anterior nos conduce a una definición de derivabilidad respecto de un
sistema diagramático, a la vez que nos permite establecer la adecuación
del sistema diagramático con una noción semántica de validez. Según
lo anterior, los diagramas de Venn bien formados podrían resumirse
mediante las siguientes cuatro construcciones:
1. Cualquier n círculos dibujados para superponerse (overlap) en
todas las combinaciones como se describe en la sección anterior y eti-
quetada con n nombres es un diagrama de Venn bien formado.
2. Dado cualquier diagrama de Venn, el resultado de agregar un ‘o’ a
cualquier región mínima que no contenga un ‘o’ da como resultado un
diagrama de Venn bien formado.

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3. Dado cualquier diagrama de Venn, el resultado de agregar una


cadena ‘x’ a cualquier región que no tenga una cadena ‘x’ da como
resultado un diagrama de Venn bien formado.
4. Nada más es un diagrama de Venn bien formado (Hammer, 2001:
400).

Tomando en cuenta lo anterior, podríamos decir que los diagramas de


Venn cumplen con una función operativa. También es posible decir que
algunas de las funciones epistemológicas del conocimiento simbólico
se cumplen en la lógica de Venn. En especial, los diagramas permiten
visualizar el significado de la noción epistemológica de extensión in-
definida. Siendo esto así, pensemos en el diagrama que representa las
proposiciones de la forma Todo A es B.

En este diagrama, “se simbolizan, a través del uso de sombreados,


que no existen As que no son Bs; no obstante, en el mismo diagrama,
representamos también que no sabemos si existen As que son Bs, así
como también representamos que no sabemos si existe Bs que no son
As” (Ramos Mendonça 2013:68). Las informaciones sobre lo que no
sabemos acerca de la extensión de los términos involucrados son re-
presentadas por la ausencia de signos en áreas específicas del diagrama.
Ahora bien, todo lo anterior —esto ya forma parte del razonamiento
diagramático— no es acerca de la figura dibujada, sino acerca de los
conceptos así representados con las figuras en tanto signos. Esto signifi-
ca que la utilización de los diagramas de Venn no es acerca de círculos,
sino acerca de relaciones entre conceptos (subordinación, exclusión,
relación, etc.) que tales círculos, mediante marcaciones, representan,

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Aspectos generales del conocimiento simbólico y diagramático

incluidas las propiedades topológicas de formas circulares que se sola-


pan13 (Lasalle Casanave, 2003).
De acuerdo con lo anterior, el razonamiento diagramático es
un método de deducción que se define a partir de la operación con
diagramas. Así, podemos decir que los diagramas de Venn son una
representación externa de relaciones que se construyen de acuerdo con
reglas y convenciones, y por medio de los elementos y relaciones dispo-
nibles, en un determinado sistema de representación. En tanto sistema
de representación, los diagramas de Venn proporcionan los medios y
posibilidades de construir y manipular representaciones espaciales de
relaciones.

La función didáctica de los diagramas de Venn

No cabe duda que los esquemas facilitan la aprehensión de contenidos


y sirven para establecer conexiones de sentido. Los esquemas son uti-
lizados por los agentes educativos como un recurso, una técnica o una
estrategia didáctica. Generalmente un docente solicita a sus estudian-
tes evidencias de lectura, pero el objetivo a seguir es la comprensión
(psicológica o pragmática) del contenido. Una manera apropiada de
hacerlo es solicitando esquemas a los estudiantes. No obstante, cada
esquema responde a un propósito preciso. Por tal razón conviene que el
docente conozca de primera mano la lectura que el estudiante ejecutará
para demandarle un determinado tipo de esquema que corresponda
lógicamente al contenido de la lectura.
Pedagógicamente hablando los esquemas son recursos de aprendizaje.
Si estos obedecen a un plan que persigue un objetivo de aprendizaje se
les denomina estrategia didáctica. El carácter visual de los esquemas los
hace amable para los estudiantes porque sintetiza un proceso racional.
Evidentemente existen muchos tipos de esquemas y cada cual responde
a un objetivo; sin embargo, los esquemas comparten el criterio lógico. No

13 Desde luego, debe quedar claro que la necesidad de estas notaciones simbólicas
y diagramáticas para la lógica es meramente pragmática, pues se trata de ayudar, de
manera visual, a nuestro razonamiento.

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hay esquema que no obedezca a una lógica específica. Por ejemplo, las
redes semánticas establecen relaciones entre palabras y los mapas con-
ceptuales visualizan relaciones entre las ideas y conceptos organizándo-
los jerárquicamente. Este último esquema guarda una estrecha relación
de parentesco con el árbol de Porfirio. De hecho, podría decirse que los
mapas conceptuales derivan del árbol de Porfirio.14
En el contexto educativo de la filosofía, en concreto, en la enseñanza
de la lógica, el estudiante de filosofía aborda como tema de estudio en el
pregrado los diagramas de Venn y el árbol de Porfirio. Así, por ejemplo,
los diagramas de Venn forman parte de las etapas de la metodología
anunciada por escrito en el programa de estudios. Esto significa que
un primer paso para el estudiante consiste en aprender a elaborar ar-
gumentos y silogismos, un segundo paso estriba en la formalización
de estos razonamientos. Para ello el estudiante aprende a reemplazar
enunciados por símbolos que operan como alfabeto del lenguaje formal,
facilitando una tarea que sin el recurso de la simbolización se tornaría
complicada. Cuando los estudiantes aprenden estos menesteres, aplican
estas estructuras lógicas por medio de diagramas de Venn. Mostremos
un poco más cómo los diagramas de Venn obedecen a un proceso de en-
señanza-aprendizaje cuando operan como un proceso de razonamiento
lógico.
De entrada, en su función didáctica, los diagramas de Venn permi-
ten a los estudiantes comprender relaciones, captar juicios y silogismos
e incluso es un apropiado recurso mnemotécnico. Como es evidente,
todas estas operaciones mentales son necesarias para la adquisición y

14 También el árbol de Porfirio tiene una aplicación didáctica, a partir de él es po-


sible desarrollar la habilidad del pensamiento denominada definición de conceptos.
Recuérdese que para Aristóteles “existe una fórmula para que las definiciones realicen
la operación de exhibir la esencia, y esta fórmula es precisamente la estructura género
+ diferencia. Una buena definición se elabora por medio del género y de la diferencia”
(Top. VI 4 141b25–27; en Zingano, 2010:48). Y como puede notarse en el árbol de
Porfirio la última diferencia de la especie hombre es “racional” y su género es “animal”.
Por tanto, los estudiantes descubren que la definición “El hombre es un animal racio-
nal” tiene sentido cuando el árbol de Porfirio concretiza en la definición de hombre
de acuerdo a la estructura género + diferencia. Para más detalle de la habilidad de
pensamiento denominada definición de conceptos consúltese Desarrollo de habilidades
del pensamiento. Procesos básicos del pensamiento, de Margarita A. de Sánchez.

76 Andamios

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Aspectos generales del conocimiento simbólico y diagramático

desarrollo de aprendizajes. Son también evidencias de aprendizaje. En


cuanto a su función lógica representativa, se observa que los diagramas
de Venn pueden representar enunciados, es decir, esquematizan una
proposición categórica, representando ya sea una proposición universal
afirmativa, una proposición particular afirmativa o negativa. Incluso,
dando un salto de nivel abstractivo, simbolizan enunciados.
En los diagramas de Venn se observan relaciones de inclusión y
exclusión de clases, y, fundamentalmente, aquellos se tornan efectivos
para hacer patente la validez o invalidez de un silogismo. Para ello se
ha de considerar los términos del silogismo como expresiones de una
clase. A fin de ejemplificar cómo los diagramas de Venn comprueban
la validez o invalidez de un silogismo veamos la siguiente figura. El
silogismo que sirve de ejemplo es el siguiente:

Todo reloj es un instrumento de tiempo


Todo “Casio” es un reloj
Por tanto, todo “Casio” es un instrumento de tiempo.

En este sentido, el silogismo de la primera figura, modo AAA, se repre-


senta simbólicamente con el siguiente diagrama.

La representación de la conclusión ha de obtenerse a partir de la dia-


gramación de las premisas, es decir, la conclusión ha de estar contenida
en las premisas. De esta manera, se puede comprobar la validez del
silogismo mediante los diagramas. Para observar el diagrama de cada
término del silogismo, en la premisa mayor se sombrea como clase
vacía todo M que no está contenido en P.

Andamios 77

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Como lo muestra el diagrama se indica que no hay M que no esté con-


tenida en P.
En la premisa menor se sombrea como clase vacía S, que no está
contenida en M, ya que solo hay S que son M.

Si el argumento es válido, la representación de la conclusión deberá


estar implicada a partir de la esquematización de ambas premisas. Con
lo anterior podemos afirmar que los diagramas de Venn cumplen una
función didáctica que es inmanente a su función lógica, puesto que
en su pretensión de establecer relaciones excluyentes e incluyentes y
demostrar la validez o invalidez de un silogismo se muestra una pre-
tensión didáctica: 1) captar la atención del estudiante mediante figuras
y colores; 2) motivar el aprendizaje del educando al presentar un reto
creativo de simbolización; 3) mostrar al alumno de manera asequible
y entendible relaciones entre los conjuntos, a fin de que con ello se
haga evidente el sentido del diagrama y del proceso de razonamiento,
y 4) desarrollar en el estudiante el pensamiento crítico, es decir: “la
capacidad y disposición de llegar a conclusiones y evaluarlas con base
en las pruebas” (Eggen & Kauchak, 2012: 106-107).15
De manera análoga a la comprobación de las soluciones de las
ecuaciones matemáticas los diagramas de Venn demuestran argumen-
tos deductivos. Gracias al carácter visual de los diagramas de Venn

15 Para mayores detalles sobre el pensamiento crítico y modelos de enseñanza y de

aprendizaje se sugiere consultar a Paul D. Eggen y Donald P. Kauchak, Estrategias do-


centes. Enseñanza de contenidos curriculares y desarrollo de habilidades de pensamiento. La
definición de pensamiento crítico fue tomada de este libro, véase pp. 106-107, passim.

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Aspectos generales del conocimiento simbólico y diagramático

los estudiantes pueden entender los procesos de razonamiento que se


establecen en él mediante la visualización de las relaciones entre sus
conjuntos, en especial se favorece el aprendizaje de los estudiantes en
los que predomina el estilo visual, en la medida en que estos recuperan
la información en forma de imagen.
Esta propiedad de los diagramas de Venn facilita la retención de la
información y su comprensión entre los estudiantes, incluso los apren-
dizajes logrados por este medio adquieren un estatus de significatividad
para los estudiantes, ya que es más fácil y rápido recordar una imagen
de un argumento que un argumento desarrollado por escrito. A partir
del componente visual de los diagramas de Venn los estudiantes pueden
empezar a desplegar un argumento que fue previamente comprendido
mediante esta estrategia didáctica. Finalmente, consideramos que en la
enseñanza de la lógica se requieren más estrategias didácticas de este
tipo. Esto se señala en parte en la siguiente sección.

Adenda. Los intereses de aprendizaje y los esfuerzos de enseñanza de


la lógica en México

El primer contacto que tenemos con la lógica en un sentido académico


generalmente ocurre en el Nivel Medio Superior. En el bachiller del
Sistema Educativo Mexicano, se ofertan algunas asignaturas de corte
filosófico, entre ellos “Ética”, “Doctrinas filosóficas”, “Filosofía” y “Ló-
gica”. Naturalmente, el contenido alusivo a la lógica es el básico. Las
antologías y libros utilizados en esta modalidad educativa tienen la es-
tructura de un manual, pues ofrecen definiciones, ejemplos y ejercicios.
Sabemos que los manuales pueden ser muy logrados, pero también
pueden no serlo. Ha de tomarse en cuenta que para su elaboración se
requiere de una cierta competencia pedagógica que los lógicos, por lo
regular, no tienen. Raymundo Morado señala las limitaciones en el uso
de las técnicas didácticas en la enseñanza de la lógica: “Algunos diagra-
mas lógicos, algunos versos mnemónicos, algunas observaciones sobre
la enseñanza de la Lógica al inicio de los tratados (que a menudo eran
tanto artículos de investigación como libros de texto). Mucho trabajo
importante, útil e interesante en la teoría de la Lógica y no mucho sobre

Andamios 79

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su didáctica” (2011:103).
Se trata del uso de técnicas muy limitadas para la enseñanza de
la lógica, pues no alcanzan a erigirse como estrategias de aprendizaje
de una cierta actividad pensante y razonada (no se cuestiona aquí el
procedimiento de un ejercicio lógico, sino las técnicas didácticas que
acompañan a esos ejercicios), su carácter es memorístico. De esto se
colige que el aprendizaje de la lógica no se obtiene o desarrolla siguien-
do una receta de cocina que se ha denominado manual de lógica, esto
genera “planes de estudios anticuados, profesores frustrados y alumnos
vacunados contra la lógica” (Morado, 2011:103). Así también sucede
en el Nivel Superior en donde se trabajan con estas limitadas técnicas a
través de un manual, salvo casos donde algunos profesores implemen-
tan un contenido más especializado en lógica, mas no especializado en
la didáctica de la lógica. Eso falta por abonar y es una preocupación
latente del Taller de Didáctica de la Lógica desde 1996 y de la Acade-
mia Mexicana de Lógica desde 2003 (Morado, 2011).
Por otro lado, siguiendo a Morado (2005), en las carreras universita-
rias como sistemas computacionales, matemáticas y filosofía por situar
algunos casos, trabajan un cierto tipo de lógica que responde a sus
respectivos intereses: “En ciencias de la computación utilizas lógicas
polivalentes” (Morado, 2005:11), porque representan múltiples valores;
no son valores de verdad en el sentido de la lógica clásica.
En la licenciatura en Filosofía, al menos en el contexto mexicano, se
trabaja con distintos manuales de lógica, los cuales responden a distin-
tas lógicas, ya sean clásicas o no clásicas o de otro tipo, preferentemente
la mayoría de los lógicos se forman en lógica clásica. En esta disciplina
y dependiendo de la tradición o trayectoria de sus académicos o de
modas, se enfatiza la enseñanza de un cierto tipo de lógica.
Una diferencia importante en esta modalidad educativa, es que los
profesores pueden elaborar sus propios manuales o libros de lógica con
un enfoque preciso. Respecto a este asunto de la precisión en el enfoque
con el que se enseña lógica, depende mucho de la preocupación que
se tenga. Sirva la siguiente cita recogida de una entrevista que Ariel
Campirán hace a Raymundo Morado en el imaginario de una alumna
ficticia pero interesada en otras posibilidades de la lógica:

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Aspectos generales del conocimiento simbólico y diagramático

Si [a la alumna] le preocupa mucho eso de que «todo es verda-


dero o falso», entonces puede irse a sistemas en donde eso no
se da, donde no funciona el tercio excluso. Puede, por ejemplo,
creer que hay proposiciones que no son ni verdaderas ni falsas,
sino todo lo contrario: como “la paradoja del mentiroso” o como
ciertas proposiciones matemáticas indemostrables; entonces
puede irse a una lógica polivalente o a una intuicionista.
O podría querer rechazar el principio de no contradicción, ya
que ¿por qué tiene que ser un solo valor?, ¿por qué no tener am-
bos valores?, ¿por qué no tener una cosa que es verdadera y falsa
al mismo tiempo? Tal vez la alumna tenga preocupaciones sobre
la dialéctica hegeliana o el marxismo, o sistemas postmodernos,
y quiera decir que algo es verdadero y falso. Entonces viola el
principio de no contradicción; puede irse a lógicas contradicto-
riales, a lógicas paraconsistentes porque tiene ese interés.
Depende de cuál sea su preocupación. Si cree que la física
cuántica viola el principio de distributividad, puede buscar una
lógica no distributiva como las lógicas cuánticas. Si cree que la LC
comete falacias de relevancia, puede estudiar un sistema de lógica
relevante o de lógica de la relevancia. La idea es que si tienes una
objeción o un problema con la LC es probable que alguien haya
explorado la posibilidad de rechazar ciertos supuestos. Mencioné
antes que los dominios de discurso no pueden ser vacíos. Bueno,
¿qué pasa cuando sí son vacíos? ¿Qué sistema lógico aparece?
Pues, un sistema de lógica libre de presupuestos existenciales.
Entonces, en general la pregunta es ¿Para qué quiere estudiar más
lógica esa alumna? ¿Quiere estudiarla más para profundizar en lo
que ya tiene? o ¿quiere estudiarla más para resolver ciertas dudas
o preocupaciones que le ha ocasionado? A lo mejor le conviene
ver sistemas rivales. O a veces simplemente quiere aplicarla, utili-
zarla en ciertos dominios: si quiere usar la Lógica para el Derecho,
puede ver lógicas jurídicas o lógicas deónticas. Si quiere utilizarla
para Teoría del Conocimiento, puede estudiar lógicas epistémicas
(Morado, 2005:12-13).

Como puede notarse en la formación en lógica la (o el) estudiante pue-

Andamios 81

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Luis Alberto Canela Morales y Francisco Gabriel Ruiz Sosa

de optar por estudiar desarrollos contemporáneos de la lógica clásica


o puede ver algunas extensiones para completarlas, también puede ver
lógicas rivales a la lógica clásica (Morado, 2005).
En la Universidad se trabajan con una infinidad de textos que
atienden las preocupaciones de la estudiante imaginaria de Raymundo
Morado, por ejemplo, si el interés estriba en estudiar una lógica libre
de presupuestos ontológicos se consulta el curso de lógicas libres de
Bencivenga; si interesa un curso de lógica modal, como un añadi-
do de la lógica clásica se revisan los trabajos de Lewis y Langford.
De acuerdo con Raymundo Morado (2005), los autores señalados
muestran que se puede empezar con lógica modal y la lógica clásica
proposicional sale como corolario (Morado, 2005:8).
Nos parece muy valioso considerar esta recomendación en la en-
señanza de la lógica. Raymundo Morado (2005) sostiene que puede
comenzarse a enseñar lógicas intuicionista o modal y al quitarle o
agregarle cosas puede perderse decibilidad, consistencia o completud,
y puede decírsele al estudiante que tiene ahí una lógica clásica que sí
posee esas propiedades metateóricas. Por razones históricas y teóricas
se enseña lógica clásica porque es la más conocida y mejor trabajada
(Morado, 2005:16). Además, también se estudian los libros originales
de Aristóteles y de otros filósofos medievales, modernos y contemporá-
neos. Conforme los estudiantes avanzan en sus estudios universitarios
el nivel de los contenidos va en ascenso y si estudian un posgrado con
énfasis en lógica, naturalmente se forman con un material más especia-
lizado.
Como conclusión, se puede decir que la enseñanza de la lógica no
se enmarca en un contexto meramente formal o situado en los marcos
legales del plan de estudios, sino que existen otros escenarios formativos
no formales como congresos y talleres. En los congresos los estudiantes
y especialistas en lógica asisten para exponer sus propios sistemas o
contribuciones al terreno de la lógica. En estos congresos incluso pueden
ofrecerse talleres de lógica. Uno de los congresos en los que se exponen
trabajos de diversa índole sobre la lógica en México es el que organiza la
Academia Mexicana de Lógica (AML).

82 Andamios

http://dx.doi.org/10.29092/uacm.v16i41.715
Aspectos generales del conocimiento simbólico y diagramático

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Fecha de recepción: 20 de abril de 2019


Fecha de aceptación: 19 de junio de 2019

Volumen 16, número 41, septiembre-diciembre, 2019, pp. 63-85 Andamios 85

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Puente de los asnos: una propuesta


de aplicación para la enseñanza
José Enrique Gómez Álvarez*

Resumen. Se presenta una nueva versión simplificada del “Puente


de los Asnos” (Pons asinorum) desarrollado a partir de la inter-
pretación de fuentes clásicas y del reajuste del mismo propuesto
por Hamblin (1976). Se describe el sentido y alcance del Pons
asinorum así como otros intentos históricos de la automatización
del silogismo. Posteriormente se compara a Juan de Santo Tomás
y Aristóteles para explicar los criterios para la elaboración de la
aplicación informática señalando las mejoras técnicas y concep-
tuales dando lugar al software del Puente de los Asnos. Se mues-
tra cómo el software y la enseñanza por medio del mismo puede
ser un detonador de nuevos modos de razonar a los estudiantes
potenciales, en consecuencia, se demuestran nuevas formas de
enseñanza a través de la lógica tradicional.

Palabras clave. Historia de la lógica, alfabetización digital, silo-


gismo, heurística, software.

Pons asinorum: a software application proposal for


teaching
Abstract. It is presented a new simplified version the procedu-
re called Pons asinorum (the bridge of the asses) using classical
sources and rearrangement Hamblin´s (1976) proposal. The
article provides a brief description of the Pons asinorum sense
and describes in brief other attempts at syllogism automatiza-
tion. In a second moment compares the texts of John of Saint
* Profesor investigador en el Centro de Investigación Social Avanzada, México. Correo
electrónico: jegomezalvarez@yahoo.com

Volumen 16, número 41, septiembre-diciembre, 2019, pp. 87-101 Andamios 87


José Enrique Gómez Álvarez

Thomas and Aristotle to show the theoretical steps taken for


the software development. The third section the paper propo-
ses a software application for the purpose of teaching, which
represents an enhanced version of the logical device by intro-
ducing technical and conceptual improvements that render
useful logical applications. The paper shows why this type of
software can be a new form to teach classical themes in Logic
with new ways.

Key words. history of logic, digital literacy, syllogism, heuristic,


software.

Una breve descripción del origen del Pons asinorum

En lógica se utilizan desde hace siglos recursos didácticos que facilitan


la memorización o uso de las reglas lógicas. En este artículo expongo el
proceso de reflexión teórica, así como el producto final de un software
didáctico de Lógica que fue desarrollado con el propósito de ejempli-
ficar la automatización de ciertas operaciones lógicas. La aplicación
lógica fue diseñada interpretando los textos relativos al silogismo y en
especial el llamado Puente de los Asnos (Pons asinorum) según Tarta-
reto. Este artículo es un ejemplo de cómo reinterpretar una aplicación
lógica y llevarla a contextos nuevos de enseñanza aprendizaje es decir,
se realiza un comentario del cómo puede llevarse al aula este tipo de
reflexiones o ejercicios de interpretación.
Son conocidas las palabras nemotécnicas del silogismo. Asimismo
un recurso usado ya en la Edad Media, aunque su origen es griego, es
el diagrama para facilitar la inventio medii, es decir facilitar el elaborar
silogismos válidos a partir de la búsqueda del término medio (Bochens-
ki 1984).

Ya Aristóteles expone el esbozo de este procedimiento:


Hay que hablar ahora ya de cómo podremos disponer siem-
pre de razonamientos en relación con la cuestión propuesta y

88 Andamios

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Puente de los asnos

porque vía nos haremos con los principios correspondientes a


cada cuestión; pues seguramente no sólo es preciso entender la
formación de los razonamientos, sino también tener la capacidad
de construirlos. (Primeros Analíticos, 43ª 20-24).

En resumen, esto representa no solo comprender las formas silogísti-


cas, sino el saber usarlos. El procedimiento opuesto, al de partir de las
premisas, es partir de la conclusión del silogismo buscado:

Expone [Aristóteles] qué condiciones deben cumplir las premi-


sas para obtener una conclusión concreta. Ahora no se trata de
obtener una conclusión válida a partir de unas premisas dadas.
Se trataría, por el contrario, de realizar una especie de camino
inverso. Es decir, dados dos conceptos (términos), se plantearía
la posibilidad de enunciar una proposición categórica verdadera
con ellos, a modo de conclusión de un silogismo. Sin embargo,
no disponemos de premisas que nos lleven a dicha conclusión
válida. De esta forma, si pudiéramos formar dos premisas, de
manera que cada una de ellas contuviera uno de esos términos,
estaríamos en el camino de formar un silogismo válido para lle-
gar a esa conclusión deseada. (Casas 2012, p. 30)

De acuerdo con Hamblin (1976), Alejandro de Afrodísia creó o recreó


estas reglas. Autores medievales, reorganizaron e implementaron las
reglas que dieron realce al esquema de producción de silogismos,
partiendo desde la conclusión. Esto se conoció rápidamente como “El
puente de los asnos” (Pons asinorum)1.
Bochenski (1984) señala que el término “Puente de los Asnos” solo
aparece en Tartaretus que afirma en su Introducción:

1 El propósito de este articulo no detallar el desarrollo de este diagrama como lo realiza


Allwein (1996), sino más bien obtener una versión informática para propósitos de
enseñanza como sirva de estrategia para fomentar la alfabetización digital y los análisis
de las reglas lógica.

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José Enrique Gómez Álvarez

Para que el arte de encontrar el término medio de manera fácil,


clara y directa, se propone como explicación la siguiente figura
que, por su aparente dificultad, se le domina corrientemente
como el “Puente de los Asnos” (Pons asinorum) a pesar de que
este arte puede ser entendido de manera concisa y clara para
todos en el caso de que las palabras de dicha sección (passu) sean
lo suficientemente claras. (citado por Bochenski, 1984: 233)

Pero más allá del nombre veamos las estrategias de obtención de los
silogismos.

Aristóteles y Juan de Santo Tomas: ejemplo de partir de la conclusión

La estrategia del Pons asinorum implica utilizar el término medio del


silogismo, y de la conclusión buscada, a saber, para ser el medio para
obtener un silogismo válido cómo se señaló en la sección anterior.
Veamos primero como Juan de Santo Tomás un filósofo neoescolás-
tico preocupado por la enseñanza de la Lógica (Doyle 1998) explica el
uso del término medio:

ya que el término que se asume como medio debe comunicarse


o unirse a los extremos o desunirse de alguno de ellos, para que
con ello los mismos extremos se unan o desunan, y ya que los
extremos que pueden unirse son el sujeto y el predicado en la
conclusión, por eso conviene tomar como medio unitivo o di-
visivo algo que sea, o bien un predicado superior o inferior o
bien un predicado igual o repugnante, es decir extraño. (Juan de
Santo Tomás 1986, p. 122)

¿Cómo descubrir este procedimiento? Juan de Santo Tomás señala que


debemos poner atención a las conclusiones que se buscan obtener. Por
ejemplo, en orden a obtener una conclusión universal afirmativa: “… se
sume como medio algún término consecuente al sujeto, ya sea predica-
do superior o igual, pero que sea antecedente e inferior al predicado.”
(Juan de Sto. Tomás, p. 123).

90 Andamios

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La cita anterior constituye el paso inicial que mueve el “puente”


para encontrar el silogismo válido: la búsqueda de un término medio
adecuado.
Nótese como Juan de Santo Tomás se produce una mejora en las ex-
plicaciones de cómo obtener los silogismos de acuerdo a la conclusión
buscada. Véase, por ejemplo la explicación de Aristóteles con la de él
expone en su Compendio de Lógica:

Primeros analíticos Compendio de Lógica


Si los hombres desean establecer algo Para inferir un universal afirmativo, que
acerca de un todo, deben mirar los temas solo puede ser concluido por una [silo-
de lo que se está estableciendo (los temas gismo] de Barbara, se resume como un
de los cuales se afirma), y los atributos término medio derivado del sujeto, como
que siguen a los de los cuales se deben un predicado o igual, pero tiene que
basar. Porque si alguno de estos temas ser antecedente e inferior al predicado.
es el mismo que cualquiera de estos (p.121).
atributos, el uno debe pertenecer al otro.
(43b 40).

Pero si el propósito es establecer una


proposición no universal sino particular,
deben buscar los términos que cada
uno sigue; porque si alguno de estos es
idéntico, el atributo debe pertenecer a al-
gunos de los sujetos. Cuando un término
no tiene que pertenecer a ninguno de los
otros, uno debe mirar los consecuentes
del sujeto y aquellos atributos que no
pueden estar presentes en el predicado
en cuestión; o a la inversa, a los atributos
que no pueden estar presentes en el su-
jeto, y a los consecuentes del predicado.
(44ª 1–5).

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si < se quiere establecer que algo se da>, Para inferir una particular afirmativa, si
no en cada uno, sino en alguno, < hay se infiere en la primera figura como en
que fijarse> en aquellas cosas de las que Darii, el medio conveniente será el tér-
se siguen uno y otro: pues, si alguna de mino que se sigue del sujeto y antecede
ellas es la misma cosa, necesariamente se al predicado…. Pero si se infiere en la
dará en alguno. (44a 1) tercera figura (…) el medio conveniente
será el término que antecede, o sea, que
es inferior al predicado y al sujeto, y que
debe ponerse como sujeto en ambas
premisas” (p. 121).

Cuando es preciso que no se dé en nin- (…) Para inferir un universal negativo,


guno, < hay que fijarse> en las cosas que debe asumirse como medio el término
se siguen de aquello en lo que es preciso que sigue del sujeto y que repele el pre-
que no se dé <el otro término> y en dicado. (p. 121).
aquellas que no es admisible que estén
presentes en aquello que es preciso que Para inferir una particular negativa, que
no se dé (44ª 1-5). se puede concluir en las tres figuras, si se
infiere en la primera se asume como me-
dio el término que se sigue del sujeto y
repugna al predicado…. Pero si se infiere
una particular negativa en la segunda
figura, en el tercer modo, que es Festino
se asume el mismo medio

De la comparación anterior, podemos concluir que a pesar de que estas


guías y procedimientos muestran mejoras como las palabras mnemo-
técnicas, las figuras del silogismo, todavía puede facilitarse más las
reglas.
En cualquier caso, el “Pons asinorum” supone el conocimiento del
usuario de las palabras nemotécnicas usuales en la Edad Media y usa-
das hasta el día de hoy en la enseñanza de la lógica tradicional, pero
ayuda a construir desde la conclusión y a conceptualizar el contenido o
“asunto” del silogismo.
Ahora se pasa a las características básicas de la propuesta de
Hamblin quien perfeccionó (y resumió) el “puente de los asnos” en el
siguiente diagrama (1976, p. 132):

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Puente de los asnos

Figura 1. Diagrama de Hamblin.

El diagrama de Hamblin tiene ventajas innegables, ya que simplifica el


diagrama con líneas que son estrictamente necesarias y, por lo tanto, eli-
mina otras líneas que aparecen en tratados clásicos como el de Tartaretus
(figura 2), que son menos comprensibles para el lector contemporáneo:

Figura 2. Esquema de Tartaretus (Bochenski, 1984: 235).

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En consecuencia, el diagrama simplifica las opciones de los modos de


deducción disponibles. El diagrama de Tartaretus, por ejemplo, señala
que cuando encontramos un término medio que vincula C con F - eso
nos permite encontrar las premisas para vincular el Término Mayor y
el Menor del predicado- un silogismo puede ser de los tipos Barbara
y / o Darii. En el diagrama de Hamblin, solo Barbara es especificado.
Por supuesto, es comprensible que, al obtener a Barbara, Darii sea
perfectamente deducible por las reglas de conversión de proposición.
Sin embargo, creo que, aunque podemos admitir que el diagrama de
Hamblin está simplificado, todavía podemos incluir en el software los
modos que son deducibles en el diagrama de Tartaretus. Al menos para
fines de enseñanza, debemos preservar los mejores aspectos de ambos
diagramas. Esto se aplica en el software realizado.

El software: Puente de los asnos (Generador de silogismos)2

Posterior a la Edad Media se han dado otros intentos de mecanizar el


silogismo. Gardner (1958) describe tres sistemas de mecanizar el silo-
gismo: las “maquinas silogísticas” diseñadas por Charles Earl Shanshop,
la máquina de William Stanley Javons, y las cartas silogísticas del Sr.
Henry Cunynghame (Gardner, 1958: 117-119). Adicionalmente, Gard-
ner dedica un capítulo entero a “Maquinas lógicas eléctricas,” en el cual
el explora las circunstancias en su momento de las primeras compu-
tadoras y la lógica binaria relacionada a ella. Él realiza una anotación
interesante respecto al silogismo:

Lo más emocionante, así como lo más potencialmente útil en


esta área de exploración es sin duda, estar en una dirección

2 El programa utilizado para esta aplicación fue Small Basic de Microsoft. Tiene la
enorme ventaja de que es ejecutable en prácticamente cualquier PC sin la instalación
del programa. Asimismo tiene ventajas para el trabajo de desarrollar as habilidades
digitales, véase sección 5 de este artículo. En esta caso, de cualquier forma, abrí una
página web para alojar el programa: vicmardi.com/generadordesilogismos (Agradezco
a Víctor Martínez Díaz, que amablemente abrió el espacio en su página para colocar la
aplicación.).

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Puente de los asnos

eléctrica y electrónica. Maquinas silogísticas eléctricas son fácil-


mente construidas y su inutilidad es tan aparente que es poco
probable que se piense en mejorarlos. Los pocos que se han
construido carecen de interés teórico porque sus circuitos no
tienen una analogía formal con la estructura lógica del silogismo.
Sin embargo, para los fines de clase, debería ser posible construir
una máquina de lógica de clases que tuviera semejante analogía
formal, y es sorprendente que esto no se haya intentado, que yo
sepa. (Gardner, 1958: 140)

Actualmente disponemos de programas de computadora que pueden


ejecutar, por ejemplo, árboles semánticos, tablas de verdad, en fin, pro-
cesos de lógica clásica.3 Por lo tanto, considero que la combinación del
puente de los asnos y programación contemporánea permite una gran
mejora a los intentos del pasado y proveen nuevas herramientas para el
razonamiento presupuesto de la lógica y de la filosofía.
Con todos estos elementos ya mencionados, desarrolle un programa
de fácil uso (Bilingüe: español-inglés) que indica los pasos a seguir
por un estudiante para obtener el correcto grafico o diagrama de un
silogismo otorgado. Se señala un poco más adelante la presentación de
las interfaces del programa.
Se decidió usar colores que hagan un uso más práctico e intuitivo
del diagrama (véase Figura 3) y que no estén presentes en los trabajos
de Hamblin ni de Tartaretus. Este diagrama tiene la ventaja de que ob-
tiene el resultado formal de un silogismo con los términos dados por el
usuario, de modo que la única tarea relevante es sustituir las variables
con los términos. Otra ventaja adicional del software es que se generan
los silogismos y no sólo se exponen las palabras nemotécnicas tradicio-
nales. El procedimiento para utilizar el software es muy sencillo:

Paso 1- Aparece la pantalla inicial, como se indica a continuación, y


solicita el predicado de la conclusión buscada:

3Por ejemplo, un programa que realiza árboles semánticos se encuentra en: https://
www.umsu.de/logik/trees/

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Figura 3. Pantalla de inicio del programa

Paso 2 a 6. El usuario luego proporciona los datos para la obtención del


diagrama del “Pons asinorum” que son el sujeto de la conclusión. Luego,
se proporciona el término medio y se especifica la concordancia o falta
de éste con el sujeto y/o con el predicado y la inclusión del término me-
dio se incluye en el sujeto y/o predicado proporcionados. El programa
genera la gráfica respectiva del Pons asinorum indicando en línea verdad
la relación obtenida Y los modos válidos posibles:

Figura 4. Figura indicando los silogismos según el diagrama de Pons


asinorum.

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Puente de los asnos

Paso 7. El resultado final es un gráfico de los resultados y los formu-


larios silogísticos donde el usuario puede completar los términos y
obtener silogismos válidos:

Figura 5. Resultado final

Un comentario sobre la metodología y uso en la enseñanza

La ventaja que atribuyo al Pons asinorum es evitar algunos problemas


cuando presentamos el silogismo de manera didáctica; los ejemplos se
entienden, pero es difícil enseñar la capacidad de construir nuestros
propios silogismos en temas que son relevantes para nosotros, evitando
así los ejemplos excesivamente pueriles de los manuales de lógica como
pueden ser del tipo: “todos los hombres son animales, Sócrates es un
hombre [...]”, etc. Preferí usar una herramienta para formular silogis-
mos con asuntos más interesantes y menos obvios.
También puede ser utilizado por estudiantes interesados ​​en temas
de programación. Uno de los usos más elementales como TI es apro-
vecharlo como recurso expositivo del silogismo ya sea imprimiendo
o proyectando el diagrama y usándolo de manera interactiva con los
estudiantes.
Adicionalmente, el uso de las TI es fundamental para integrar al
alumno a un contexto digital aunada a que debe fomentarse una verda-
dera educación digita (Llorens, F., 2016) ya que como señalan Valverde,
Fernandez y Garrido:

Andamios 97

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José Enrique Gómez Álvarez

La alfabetización digital ofrece la oportunidad de adquirir com-


petencias que permiten conocer y comprender los procesos de
comunicación a través de dispositivos digitales; valorar reflexiva-
mente qué recursos, contenidos y artefactos ofrecen un servicio
de calidad adecuado a las necesidades personales y sociales;
reconocer los principios ideológicos y los intereses económicos
que están unidos a organizaciones e individuos que forman parte
de la sociedad-red y, por último, construir y difundir mensajes
en diferentes lenguajes como medio de expresión propia, libre,
crítica y responsable con su comunidad.

La utilización así de una herramienta digital en la enseñanza de los te-


mas tradicionales de la argumentación no conduce a solo a facilitar su
comprensión desde un punto de vista didáctico (Woolfolk, 1990), sino
el mostrar al alumno potenciales usos de los recursos digitales. Asimis-
mo, debido a la naturaleza de este tipo de programas es posible usarlos
para que el alumno comprenda y realice una “ingeniería inversa” para
comprender cómo se elaboró el programa y porqué es posible que
sea automático: un verdadero metaanálisis de las reglas.. Lo anterior
lleva a practicar y establecer con el alumno la capacidad de resolver
problemas no solo por el mero hecho de utilizar la computadora, sino
también de “describir sistemáticamente un problema en varias capas
de abstracción y de describir la interface entre dichas capas sin ambi-
güedad. Esta habilidad aumenta de forma absoluta la complejidad de
los problemas reales para los cuales podemos encontrar una solución
buena y eficiente” (Basogain, X. Olabe, M. Olabe, J. 2016: 4).
El software utilizado es de acceso libre y ocupa un mínimo espa-
cio, por lo que puede ser un detonador para generar programas aná-
logos para resolver situaciones de interés del alumno, tanto de temas
lógicos, propios de esa disciplina, como de problemáticas de otras
áreas. Así el cuadrado tradicional de oposición puede automatizarse
con este tipo de software y puede constituir un reto de análisis lógico
para los estudiantes o plantear la solución o graficación de ecuaciones
por ejemplo.
La misma plataforma del programa posee tutoriales y ejemplos de
programación útiles para desbordar el contexto solo lógica y proporcio-

98 Andamios

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Puente de los asnos

narle al usuario criterios de interpretación análoga para la creación de


sus propias soluciones (Microsoft Small Basic, 2016).
Además, el utilizar el software adecuadamente permite detonar pre-
guntas de creación del conocimiento como ¿Qué pasos se podrían haber
usado para crearlo? ¿Por qué puede ser programado y no generar fallos?
¿Qué otros procedimientos racionales podrían sistematizarse? ¿Por qué?
¿Qué desventajas traería? Es verdad que se han dado resultados mixtos
en los estudios respecto al incremento de las habilidades cognitivas e
interpretativas de los alumnos al trabajar un lenguaje como el BASIC
(Woofolk, A. 1990). No obstante, el trabajo, en específico, de los temas
de lógica son un reforzamiento de la misma comprensión de la racio-
nalidad deductiva y fomenta asimismo el trabajo colaborativo de los
alumnos.

Conclusión

Desde que se presentó históricamente la teoría silogística se han busca-


do mejores maneras de presenter el uso del silogismo. Dentro de ellas
se encuentra el Pons asinorum. En la historia de la lógica, es común
encontrar algunos enfoques pedagógicos para mostrar a otras personas
cómo usar las herramientas de la lógica. La estrategia de Pons asinorum
es un excelente ejemplo del proceso de maduración de Aristóteles a la
“simplificación” del proceso de silogismo. Las primeras pautas dadas
por Aristóteles fueron la utilización de letras simbolizar los elementos
silogísticos que posteriormente, más tarde a través de la antigüedad y la
Edad Media apareció el diagrama de Pons asinorum con un mayor poder
de abstracción del proceso.
Las aplicaciones informáticas desarrolladas hoy en día demuestran
que podemos mejorar las herramientas “antiguas” y al mismo tiempo
reflexionar sobre el desarrollo histórico en esta área de la historia de
la lógica y la ciencia. El proceso descrito de partir de una idea en la
historia y convertirla, en el contexto actual, en un programa lógico que
respeta el espíritu original del puente de los asnos lo ajusta a la realidad
de los estudiantes acostumbrados a entorno tecnológicos lo potencia
como una herramienta a estudiantes que busquen incrementar las

Andamios 99

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José Enrique Gómez Álvarez

habilidades cognitivas. Asimismo, el lenguaje de programación usado


es de fácil accesibilidad y excelente ejemplo de como desarrollar habili-
dades lógicas y de resolución de problemas.

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Fecha de recepción: 15 de abril de 2019


Fecha de aceptación: 12 de junio de 2019

Volumen 16, número 41, septiembre-diciembre, 2019, pp. 87-101 Andamios 101

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http://dx.doi.org/10.29092/uacm.v16i41.717

Sobre un método de árboles para la


lógica de términos numérica
José Martín Castro-Manzano*

Resumen. En esta contribución proponemos un método de


árboles para la lógica de términos numérica de Murphree. El
resultado es un método analítico de árboles para la lógica pro-
posicional, la silogística apodíctica, la silogística relacional, la
silogística intermedia y la silogística numérica.

Palabras clave. Árboles semánticos, lógica de términos, cuanti-


ficadores no-clásicos.

On a Tableaux Method for Numerical Term Logic


Abstract. In this contribution we propose a tableaux method
for Murphree’s Numerical Term Logic. The result is an analytic
tableaux method for propositional logic, apodictic syllogistic,
relational syllogistic, intermediate syllogistic, and numerical
syllogistic.

Key words. Semantic trees, term logic, non-classical quantifiers.

Introducción

En otro lugar hemos propuesto una unión del sistema Term Functor Logic
(Sommers, 1967, 1984; Sommers y Englebretsen, 2000; Englebretsen,
1987, 1996; Englebretsen y Sayward, 2011) con la silogística interme-
dia (Peterson, 1979; Thompson, 1982). Dicha unión estaba motivada
porque la lógica de términos functoriales (TFL, por Term Functor Logic)
*Profesor investigador en la Facultad de Filosofía en la UPAEP, del estado de Puebla,
México. Correo electrónico: josemartin.castro@upaep.mx

Volumen 16, número 41, septiembre-diciembre, 2019, pp. 103 -125 Andamios 103
José Martín Castro-Manzano

ofrece una aproximación algebraica para la silogística que, desafortu-


nadamente, no modela casos de razonamiento en lenguaje natural con
cuantificadores no-clásicos como “muchos,” “la mayoría,” o “pocos;”
mientras que, por otro lado, la silogística intermedia extiende el alcan-
ce de la silogística mediante la adición de cuantificadores no-clásicos
pero carece de un tratamiento algebraico. De la unión de estos sistemas
resultó la lógica de términos functoriales intermedia (TFL+, por Inter-
mediate Term Functor Logic), un sistema capaz de modelar inferencia si-
logística con las ventajas de un enfoque algebraico (i.e., la reducción de
conjunto de reglas complejas a un sistema simple, formal y unificado)
y las ventajas de una teoría silogística con cuantificadores no-clásicos
(i.e., la evaluación de una amplia gama de patrones inferenciales en len-
guaje natural que extiende las capacidades de la silogística apodíctica
tradicional).
Adicionalmente, en otro trabajo hemos propuesto un método analí-
tico de árboles para el sistema TFL (Castro-Manzano y Reyes-Cárdenas,
2018). Este método de árboles estaba motivado porque no existía un
sistema de árboles para TFL capaz de preservar la riqueza expresiva y el
poder inferencial del álgebra de Sommers y Englebretsen (cf. D’Agosti-
no, 2011; Sommers y Englebretsen, 2000, p. 183ss; Priest, 2008). Esta
propuesta resultó en un método de prueba que reduce el número de
reglas de inferencia y preserva las capacidades expresivas e inferenciales
de TFL para la silogística apodíctica, la silogística relacional y la lógica
proposicional. Aprovechando estos resultados, en otro trabajo hemos
desarrollado, a modo de síntesis, un método de árboles para la silogís-
tica intermedia usando las nociones del álgebra de TFL. El resultado
fue un método analítico de árboles para el sistema TFL+ capaz modelar
inferencia en lógica proposicional, silogística apodíctica, relacional e
intermedia.
Pues bien, al reconsiderar los resultados anteriores y las propiedades
de la lógica de términos numérica (NTL, por Numerical Term Logic) de
Murphree (1998) observamos una conexión natural entre los trabajos
mencionados previamente y NTL en la medida en que TFL y TFL+,
como veremos, son sublógicas de NTL. Así pues, basados en esta cone-
xión y en los avances previamente mencionados, en este trabajo ofrece-
mos un método analítico de árboles para el sistema NTL. El resultado,

104 Andamios

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Sobre un método de árboles

así, es un método analítico de árboles para la lógica proposicional, la


silogística apodíctica, la silogística relacional, la silogística intermedia
y, por supuesto, la silogística numérica. Para alcanzar este resultado
procedemos de la siguiente manera: primero presentamos, de manera
breve, los sistemas TFL y NTL (con especial énfasis en la silogística),
posteriormente introducimos nuestra contribución y, al final, mencio-
namos algunos posibles usos de este método.

Los sistemas SYLL, TFL y NTL


Aspectos generales de la silogística

La silogística asertórica (SYLL) es una lógica de términos que tiene sus


orígenes en los Primeros Analíticos de Aristóteles y estudia la relación de
inferencia entre proposiciones categóricas. Una proposición categórica
es una proposición compuesta por dos términos, una cantidad y una
cualidad. El sujeto y el predicado de la proposición se llaman términos:
el término-esquema S denota el término sujeto de la proposición y el
término-esquema P denota el predicado. La cantidad puede ser univer-
sal (Todo) o particular (Algún) y la cualidad puede ser afirmativa (es) o
negativa (no es). Estas proposiciones categóricas se denotan mediante
una etiqueta (a (para la universal afirmativa, SaP), e (para la universal
negativa, SeP), i (para la particular afirmativa, SiP), y o (para la par-
ticular negativa, SoP)) que nos permite determinar una secuencia de
tres proposiciones que se conoce como modo. Un silogismo categórico,
entonces, es un modo ordenado de tal manera que dos proposiciones
fungen como premisas y la última como conclusión. Al interior de
las premisas existe un término que ocurre en ambas premisas pero
no en la conclusión: este término especial, usualmente denotado con
el término-esquema M, funciona como un enlace entre los términos
restantes y es conocido como término medio. De acuerdo a la posi-
ción del término medio se pueden definir cuatro arreglos o figuras
que codifican los modos o patrones silogísticos válidos (Cuadro 11).

1 Por mor de brevedad, pero sin pérdida de generalidad, omitimos los silogismos que
requieren carga existencial.

Andamios 105

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José Martín Castro-Manzano

Primera Segunda Tercera Cuarta


Figura Figura Figura Figura
aaa eae iai aee
eae aee aii iai
aii eio oao eio
eio aoo eio
Cuadro 1. Modos silogísticos válidos

Aspectos generales de la lógica de términos functoriales

Sommers y Englebretsen han desarrollado un álgebra, la Term Functor


Logic o lógica de términos functoriales (TFL), que representa la silo-
gística usando términos en lugar de elementos lingüísticos de primer
orden como variables individuales o cuantificadores.2 De acuerdo con
esta álgebra, las cuatro proposiciones categóricas pueden representarse
mediante la siguiente sintaxis:3

• SaP =: -S+P = -S-(-P) = -(-P)-S = -(-P)-(+S)


• SeP =: -S-P = -S-(+P) = -P-S = -P-(+S)
• SiP =: +S+P = +S-(-P) = +P+S = +P-(-S)
• SoP =: +S-P = +S-(+P) = +(-P)+S = +(-P)-(-S)

Dada esta representación, TFL ofrece una regla para la silogística: una
conclusión se sigue válidamente de un conjunto de premisas si y sólo
si i) la suma de las premisas es algebraicamente igual a la conclusión y
ii) el número de conclusiones con cantidad particular (viz., cero o uno)
es igual al número de premisas con cantidad particular (Englebretsen,
1996, p. 167). Así, por ejemplo, si consideramos un silogismo válido,

2 Que podemos modelar inferencias sin elementos lingüísticos de primer orden como
variables o cuantificadores no es una novedad (cf. Quine, 1971; Noah, 1980; Kuhn,
1983), pero el proyecto lógico de Sommers tiene un impacto más amplio: que podamos
usar una lógica de términos en lugar de un sistema de primer orden no tiene que ver
con el hecho sintáctico, por decirlo de un modo, de que podemos modelar inferencia
sin variables o cuantificadores, sino con la perspectiva de que el lenguaje natural es una
fuente de lógica natural (cf. Sommers, 1982; Sommers, 2005; Moss, 2015).
3 En lo que sigue usamos la presentación de Englebretsen (1996).

106 Andamios

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Sobre un método de árboles

digamos un silogismo tipo aaa de la primera figura (i.e., aaa-1), po-


demos ver cómo la aplicación de este método produce la conclusión
correcta (Cuadro 2).

Proposición Representación
1. Todos los mamíferos son animales. -M+A
2. Todos los perros son mamíferos. -P+M
⊢ Todos los perros son animales. -P+A
Cuadro 2. Un silogismo tipo aaa-1

En el ejemplo anterior podemos ver claramente cómo es que funciona


este método: i) si sumamos las premisas obtenemos la expresión alge-
braica (−M+A)+(−P+M)=−M+A−P+M=−P+A, de tal modo que la suma
de las premisas es algebraicamente igual a la conclusión, y la conclu-
sión es igual a −P+A, en lugar de +A−P, porque por la condición ii) el
número de conclusiones con cantidad particular (cero en este ejemplo)
es igual al número de premisas con cantidad particular (cero en este
ejemplo).
Esta aproximación algebraica es capaz de representar y modelar
proposiciones relacionales, singulares y compuestas sin perder su
motivación principal, a saber, que una inferencia es un proceso que
ocurre entre términos. Así, por ejemplo, los siguientes casos ilustran
cómo representar inferencias con proposiciones relacionales (Cuadro
3), singulares4 (Cuadro 4), o compuestas5 (Cuadro 5).6

4 Asumiendo que los términos singulares, como Sócrates, se representan con letras

minúsculas.
5 Dado que las proposiciones compuestas (i.e. proposiciones de lógica proposicional)

pueden ser representadas del siguiente modo, P:=+[p], Q:=+[q], ¬P:=-[p], P⇒-
Q:=-[p]+[q], P∧Q:=+[p]+[q] y P∨Q:=--[p]--[q], el método de decisión se compor-
ta como resolución binaria (cf. Noah, 2005).
6 Estos ejemplos están diseñados para ilustrar que TFL es capaz de modelar las mismas

inferencias que la lógica clásica de primer orden es capaz de modelar; sin embargo,
todavía es posible argumentar que, en cierto sentido, TFL es más expresiva que la lógica
clásica de primer orden (cf. Englebretsen, 1996, p.172ss).

Andamios 107

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José Martín Castro-Manzano

Proposición Representación
1. Algunos caballos son más rápidos que +C1+(+R12+P2)
algunos perros.
2. Los perros son más rápidos que algunos -P2+(+R23+H3)
hombres.
3. Lo que es más rápido que lo que es más -(+R12+(+R23+H3))+(+R13+H3)
rápido que los hombres, es más rápido
que los hombres.
⊢ Algunos caballos son más rápidos que +C1+(+R13+H3)
algunos hombres.
Cuadro 3. Ejemplo con proposiciones relacionales

Proposición Representación
1. Todo hombre es mortal. -H+M
2. Sócrates es hombre. +s+H
⊢ Sócrates es mortal. +s+M
Cuadro 4. Ejemplo con proposiciones singulares

Proposición Representación
1. Si eres Sócrates, entonces eres amigo de Platón. -[s]+[p]
2. Eres Sócrates. +[s]
⊢ Eres amigo de Platón. +[p]
Cuadro 5. Ejemplo con proposiciones compuestas

Aspectos generales de la lógica de términos numérica

De acuerdo con Szabolcsi (2008, p.3), la cuantificación en los sistemas


típicos de primer orden es “extremista” en el sentido de que está limi-
tada a representar dos extremos: o bien todo (cuantificador universal)
o bien algo (cuantificador existencial).7 Pero este extremismo no está
claramente justificado, especialmente si un sistema lógico pretende

7 Contamos, además, con las propuestas de Mostowski (1957), Lindström (1966),


Ben-Yami (2014) y Moss (2015) para lidiar con cuantificadores generalizados, pero
como estas formulaciones están diseñadas con y para lenguajes de primer orden, omi-
timos su tratamiento en este trabajo.

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Sobre un método de árboles

representar razonamiento en lenguaje natural. En efecto, es usual en-


contrar manuales de lógica que, frente al problema de la multiplicidad
de cuantificadores no universales, suponen que los cuantificadores
subjetivos (Szabolcsi, 2008, p.26ss) como “muchos,” “la mayoría,” o
“pocos” (cf. Peterson, 1979; Thompson, 1982), justamente por no ser
universales, deben ser tratados como simples casos del cuantificador
existencial.
Sin embargo, no es del todo claro por qué esto último debería
ser así. Consideremos, por ejemplo, un caso sencillo. Digamos que
admitimos que La mayoría de argentinos son hispanohablantes. Esta
última proposición es, en efecto, una proposición particular, tal y
como lo es la proposición Algunos argentinos son hispanohablantes, pero
claramente la primera no admite conversión y, por tanto, no puede
ser equivalente a la segunda. Notemos que si Algunos argentinos son
hispanohablantes entonces, seguramente, Algunos hispanohablantes
son argentinos, pero La mayoría de argentinos son hispanohablantes no
implica que La mayoría de hispanohablantes son argentinos. Luego, es un
error mayor suponer que cuantificadores alternativos como “muchos,”
“la mayoría,” o “pocos,” por no ser universales, deben ser tratados
como casos del cuantificador existencial sin más.
Pero además, la cuantificación no está restringida a los caprichos de
los cuantificadores subjetivos, ya que es común hacer uso de cantida-
des numéricas específicas. En efecto, podemos notar, por ejemplo, que
la proposición Algunos argentinos son hispanohablantes mantiene una
diferencia expresiva clara si la comparamos con la proposición Más de
430,000 argentinos son hispanohablantes. Ciertamente, si Más de 430,000
argentinos son hispanohablantes entonces también debe ser verdad que
Algunos argentinos son hispanohablantes, pero no a la inversa. Conse-
cuentemente, también sería un descuido suponer que los cuantifica-
dores con cantidades numéricas específicas deben ser tratados como
casos del cuantificador existencial sin más. Y si bien podríamos añadir
más ejemplos para ilustrar este punto, estos bastan para mostrar la im-
portancia de diseñar un sistema que, además de ser cercano al lenguaje
natural, tenga capacidades expresivas e inferenciales suficientes para
modelar una gran variedad de cuantificadores. Dada esta demanda,
Murphree (1991, 1998) y Szabolcsi (2008) desarrollaron sendos siste-

Andamios 109

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José Martín Castro-Manzano

mas terminísticos y numéricos basados en el álgebra de Sommers. En


este trabajo, sin embargo, usamos únicamente el sistema de Murphree
(1998).
El sistema NTL de Murphree es, pues, un sistema terminístico capaz
de modelar inferencia con cuantificadores alternativos, especialmente
numéricos. Así, NTL añade una serie de consideraciones aritméticas al
álgebra de TFL mediante una sintaxis que permite representar una gran
variedad de cuantificadores y una modificación del álgebra de Sommers
que permite modelar procesos inferenciales con cuantificadores numé-
ricos. Así pues, NTL ofrece la siguiente sintaxis para las proposiciones
numéricamente cuantificadas:

Proposición NTL Proposición NTL


Todos excepto n S son P -nS+P A lo mucho n S son P -nS-P
Por lo menos n S son P +nS+P Por lo menos n S no son P +nS-P
Cuadro 6. Sintaxis de NTL

A modo de ejemplo, consideremos algunas proposiciones numéricas:

1. Por lo menos 15 estudiantes son demócratas := +15E+D


2. Todos excepto 125 estudiantes van a reprobar := -125E+R
3. A lo mucho 150,000 estudiantes son adultos := -150,000E-A
4. Hay al menos 23 adultos := +23A+A
5. Por lo menos 15 estudiantes no son demócratas := +15E-D

En este punto es interesante notar que cuando n=0 (n=1) las propo-
siciones categóricas tradicionales universales (particulares) quedan
incluidas en NTL, como en los siguientes ejemplos, y por tanto las
proposiciones de TFL son proposiciones de NTL:

6. Todo S es P := -0S+P
7. Ningún S es P := -0S-P
8. Algún S es P := +1S+P
9. Algún S no es P := +1S-P

110 Andamios

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Sobre un método de árboles

Pero además, adaptando algunas ideas de Szabolcsi, en NTL podemos


representar cuantificadores exactos (10 y 11), comparativos (12 y 13),
fraccionarios (14 y 15) y subjetivos (16 y 17) (estos dos últimos ejem-
plos ilustran cómo es que las proposiciones de TFL+ son proposiciones
de NTL):

10. Exactamente n S son P := +(+n-1S+P)+(-nS-P)


11. Exactamente n S no son P := +(+n-1S-P)+(+nS+P)
12. Más S que M son P:= +(+(+n-1S+P)+(-nS-P))+(+(+m-1M+P)+(-mM-
P))+m>n
13. Menos S que P son M := +(+(+n-1S+P)+(-nS-P))+(+(+m-1S+M)+(-
m
S-M))+m<n
14. A lo sumo k/n de S son P := -k/nS-P
15. Todos excepto k/n de S son P := -k/nS+P
16. Muchos S son P := +mS+P
17. Muchos S no son P := +mS-P

Pues bien, dadas estas nuevas consideraciones sintácticas, NTL modi-


fica la regla de TFL como sigue: una conclusión se sigue válidamente
de un conjunto de premisas si y sólo si i) la suma de las premisas es
algebraicamente igual a la conclusión, ii) el número de conclusiones
con cantidad particular (viz., cero o uno) es igual al número de premi-
sas con cantidad particular y iii) o bien (a) el valor de una conclusión
universal resulta de sumar los valores de las premisas universales; o
bien (b) el valor de una conclusión particular resulta de restar el valor
de la premisa universal del valor de la premisa particular.8 Para ejem-
plificar este método consideremos algunas inferencias válidas (Cuadros
7 al 13).

Proposición Representación
1. Todo chileno es listo. -0C+L

8 Esta última consideración es distinta de la de Szabolcsi, para quien la suma de los


cuantificadores numéricos de las premisas tiene que ser igual o mayor al cuantificador
numérico de la conclusión (cf. Szabolcsi, 2008, p.45).

Andamios 111

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José Martín Castro-Manzano

2. Todos excepto 15 filósofos son chilenos. -15F+C


⊢ Todos excepto 15 filósofos son listos. -15F+L
Cuadro 7. Un silogismo numérico válido en NTL (adaptado de (Mur-
phree, 1998))

Proposición Representación
1. Todos excepto 11 anarquistas son lógicos. -11A+L
2. Por lo menos 30 mexicanos son anarquistas. +30M+A
⊢ Por lo menos 19 mexicanos son lógicos. +19M+L
Cuadro 8. Un silogismo numérico válido en NTL (adaptado de (Mur-
phree, 1998))

Ahora bien, para alcanzar nuestra meta, es necesario hacer una modifi-
cación mínima a la sintaxis de NTL como sigue (Cuadro 9), añadiendo
al predicado la convención de un entero positivo arbitrario “e” mayor
que cualquier otro entero:

Proposición NTL Proposición NTL


Todos excepto n S son P -nS+eP A lo mucho n S son P -nS-eP
Por lo menos n S son P +nS+eP Por lo menos n S no son P +nS-eP
Cuadro 9. Modificación de la sintaxis de NTL

Esta modificación es necesaria para manejar con claridad el funciona-


miento de los árboles, como veremos más adelante. Las inferencias en
NTL se verían, entonces, como sigue.

Proposición Representación
1. Todos excepto 6 colombianos son latinos. -6C+eL
2. Todos excepto 20 samarios son colombianos. -20S+eC
⊢ Todos excepto 26 samarios son latinos. -26S+eL
Cuadro 10. Un silogismo numérico válido en NTL (adaptado de (Sza-
bolcsi, 2008, p. 47))

112 Andamios

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Sobre un método de árboles

Proposición Representación
1. Todos menos 3 maestros regalaron 5 libros a todos los −3T+(+(+eG+5B)−4S)
estudiantes excepto 4.
2. Todos menos 2 maestros son mal pagados. −2T+eU
3. Los libros son caros. −0B+eE
4. Todos menos 7 estudiantes son ingratos. −7S+eI
5. Hay al menos 50 estudiantes. +50S+eS
6. Hay al menos 10 maestros. +10T+eT
⊢ Al menos 5 personas mal pagadas regalaron 4 objetos +5U+(+(+eG+4E)+38I)
caros a 38 ingratos.
Cuadro 11. Un silogismo relacional y numérico válido en NTL (adapta-
do de (Murphree, 1998))

Proposición Representación
1. Todos excepto 3 actores tienen más de 18 contratos. -3A+(+eT+18C)
2. A lo mucho 8 californianos no son actores. -8F+eA
3. Exactamente 6 contratos no son lucrativos. +(+5C-eL)+(-6C+eL)
⊢ Todos excepto 11 californianos tienen más de 12 -11F+(+eT+12L)
objetos lucrativos.
Cuadro 12. Un silogismo relacional y numérico válido en NTL (adapta-
do de (Szabolcsi, 2008, p.52))

Proposición Representación
1. La mayoría de la gente es feliz. -mG+eF
2. Todos los que son felices son tontos. -0F+eT
⊢ La mayoría de gente es tonta. -mG+eT
Cuadro 13. Un silogismo intermedio válido en NTL (adaptado de (Sza-
bolcsi, 2008, p. 53))

Con estos elementos, a continuación proponemos un método de árbo-


les para NTL.

Andamios 113

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José Martín Castro-Manzano

Árboles para NTL

Como es usual, y siguiendo a (D’Agostino 2011; Priest, 2008), deci-


mos que un árbol es un grafo conectado acíclico definido por nodos
y vértices. El nodo superior es la raíz. Los nodos inferiores son puntas
u hojas. Cualquier camino desde la raíz hasta una punta es una rama.
Para probar la validez de una inferencia se construye un árbol que co-
mienza con una única rama cuyos nodos son premisas y la negación de
la conclusión: esta es la lista inicial. Entonces se aplican las reglas que
nos permiten extender la lista inicial:

El Diagrama 1 ilustra la regla para las proposiciones de tipo universal


(i.e., aquellas cuyo primer término es “-”); el Diagrama 2, la regla para
las proposiciones de tipo particular (i.e., aquellas cuyo primer término
es “+”). Después de aplicar cada regla introducimos un índice i∈{1, 2,
3, …} y generamos un vector de valores v con el número n del término
asociado. Para las proposiciones de tipo universal, el índice puede ser
cualquier natural; para las proposiciones de tipo particular, el índice
tiene que ser un nuevo natural si dichas proposiciones no tienen ya
un índice asociado. El Diagrama 3 es una regla de ordenamiento para
términos atómicos con signo “+”. Adicionalmente, y siguiendo los
principios de TFL, asumimos las siguientes reglas de negación: −(±A)
=∓A, −(±A±B)= ∓A∓B y −(−−A−−A)=+(−A)+(−A).
Como es costumbre, decimos que un árbol es completo si y sólo si
toda regla que puede ser aplicada ha sido aplicada. Una rama es cerrada

114 Andamios

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Sobre un método de árboles

si y sólo si hay términos de la forma ±nAi y ∓nAi en dos de sus nodos;


de otro modo es abierta. Una rama cerrada se indica escribiendo ⊥ en
su punta; una rama abierta se indica escribiendo ∞. Un árbol es cerra-
do si y sólo si todas sus ramas son cerradas; de otro modo es abierta. Y
por último, diremos que A es una consecuencia lógica de un conjunto
de premisas Γ (i.e., Γ⊢A) si y sólo si existe un árbol completo y cerrado
cuya lista inicial incluye a Γ, la negación de A (i.e., Γ∪{−A}⊢⊥) y la
sumatoria del vector de valores v=0. De acuerdo con esta propuesta, a
continuación mostramos que el método funciona probando algunas de
las inferencias válidas previamente mencionadas (Diags. 5, 6, 7 y 8).

Andamios 115

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José Martín Castro-Manzano

Por último, bosquejamos en qué sentido este método de árboles es


confiable.
Proposición 1. Toda inferencia NTL válida produce un árbol com-
pleto y cerrado con v=0.
Para justificar esta proposición consideremos que la estructura de una
inferencia NTL válida puede ser de dos formas alternativas (Cuadro 14).

116 Andamios

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Sobre un método de árboles

Alternativa 1 Alternativa 2
1. -nX±eY -nX±eY
2. -mZ+eX +m+nZ+eX
⊢ -n+mZ±eY +mZ±eY
Cuadro 14. Alternativas

Ahora bien, además de estas dos Alternativas, tenemos que considerar


dos casos, uno básico y uno inductivo. Para el caso base consideremos
ambas Alternativas. Cuando en la Alternativa 1 tomamos n=m=0 y en la
Alternativa 2 tomamos n=0 y m=1, NTL colapsa con TFL, en cuyo caso
obtenemos simplemente árboles completos y cerrados de TFL.
Para el caso inductivo hay que considerar el caso cuando n=k y m=j.
En tal caso, las Alternativas obtienen la siguiente estructura (Cuadro
15):
Alternativa 1’ Alternativa 2’
1. -kX±eY -kX±eY

2. -jZ+eX +k+jZ+eX

⊢ -k+jZ±eY +jZ±eY
Cuadro 15. Alternativas del caso inductivo

Es fácil ver que las alternativas 1’ y 2’ son NTL válidas: en ambos casos
i) la suma de las premisas es algebraicamente igual a la conclusión, ii)
el número de conclusiones con cantidad particular (viz., cero o uno)
es igual al número de premisas con cantidad particular y iii) o bien
(a) el valor de una conclusión universal resulta de sumar los valores
de las premisas universales (Alternativa 1’); o bien (b) el valor de una
conclusión particular resulta de restar el valor de la premisa universal
del valor de la premisa particular (Alternativa 2’). Ahora supongamos
que estas alternativas también son válidas para n=k+1 y m=j+1 para
números arbitrarios k, j>0. Entonces los árboles respectivos lucirían de
la siguiente manera (Diagramas 9 y 10):

Andamios 117

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José Martín Castro-Manzano

Proposición 2. Toda inferencia que produce un árbol completo y cerra-


do con v=0 es una inferencia NTL válida.
Para justificar esta proposición supongamos que existe una inferen-
cia que produce un árbol completo y cerrado con v=0 pero que no es
una inferencia NTL válida. Entonces existe un árbol completo y cerrado
con v=0 cuya lista inicial incluye un conjunto de términos, digamos Γ,
y la negación de la conclusión y v=0, pero de Γ no podemos construir
una prueba de la conclusión usando las condiciones de validez de NTL,
es decir, a partir de Γ, o bien la suma de las premisas no es algebraica-
mente igual a la conclusión, o el número de conclusiones con cantidad
particular no es igual al número de premisas con cantidad particular,
o bien el valor de una conclusión universal no es igual a la suma de
los valores de las premisas universales y el valor de una conclusión
particular no es igual a la diferencia de restar el valor de la premisa
universal del valor de la premisa particular.
Sin pérdida de generalidad, consideremos las inferencias NTL
válidas del Cuadro 14. Entonces tenemos dos Alternativas cuyas con-
clusiones son, respectivamente, -n+mZ±eY y +mZ±eY. Ahora, como el

118 Andamios

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Sobre un método de árboles

árbol es completo, las reglas para generar dicho árbol deben haber sido
aplicadas; y como el árbol es cerrado y v=0, cada árbol debe ser de una
de las siguientes siguientes formas (Diags. 11 y 12):

Supongamos, entonces, que tenemos una instancia del árbol del Dia-
grama 11 pero que su correspondiente inferencia no es válida, es decir,
donde Γ+=Γ∪{+n+mX∓eY}, Γ+⊢⊥, pero la aplicación de las condi-
ciones de inferencia de NTL a Γ no nos permite producir -n+mX±eY.
Ahora bien, como el árbol del Diagrama 11 es completo, las puntas
están cerradas, por lo que en nodos previos el árbol tiene que incluir
algo de la forma -m+nX±eY o algo de la forma −mZ±eY y −nX+eZ, es
decir, Γ={-m+nX±eY} o bien Γ={...,−mZ±eY, −nX+eZ, ...}. Pero si esto es así,
en cualquiera de los dos casos, si aplicamos la condición i) a Γ obtene-
mos algo de la forma -X±eY, y no al revés, por la condición ii); y por
último, por la condición iii) (a), la conclusión tiene que ser algo de la
forma -m+nX±eY para que la suma de los valores numéricos sea igual

Andamios 119

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José Martín Castro-Manzano

a 0. Pero esto contradice la suposición de que no podemos construir


una prueba de tal conclusión usando las condiciones de inferencia de
NTL. Lo mismo ocurre, mutatis mutandis, para el árbol del Diagrama
12. Así, Γ={+mX±eY} o bien Γ={...,−nZ±eY, +m+nX+eZ, …}. En
cualquiera de los dos casos, si aplicamos la condición i) a Γ obtenemos
algo de la forma +mX±eY, y no al revés, por la condición ii); y por
último, por la condición iii) (b), la conclusión tiene que ser algo de la
forma +mX±eY. Pero esto contradice la suposición de que no podemos
construir una prueba de tal conclusión usando las condiciones de in-
ferencia de NTL.

Conclusiones

En esta contribución hemos intentado ofrecer un método analítico de


árboles para el sistema NTL de Murphree. Como consecuencia de esta
meta podemos extraer las siguientes observaciones: a) el método de
árboles que hemos propuesto evita la condición ii) de la regla de Som-
mers para de la silogística básica, a saber, que el número de premisas
particulares debe ser igual al número de conclusiones particulares.
Esto posibilita la aplicación general del método para cualquier número
de premisas mayor o igual a dos. b) El método preserva el poder de
TFL con respecto a inferencias relacionales, transformaciones de voz
activa-pasiva, cambios asociativos y simplificaciones poliádicas, lo cual
le da a este procedimiento una ventaja competitiva sobre (los árboles
de) la lógica clásica de primer orden. c) El método preserva, además, el
poder de TFL+ para lidiar con inferencias con cuantificadores no-clási-
cos subjetivos, lo cual le da una ventaja competitiva no sólo sobre (los
árboles de) la lógica clásica de primer orden, sino sobre (los árboles de)
TFL y TFL+. d) Debido a la peculiar álgebra de TFL, no necesitamos
usar reglas de cuantificación ni skolemización, lo cual puede ser útil en
relación con la programación lógica y la resolución (Castro-Manzano y
Lozano-Cobos, 2018; Castro-Manzano, Lozano-Cobos y Reyes-Cárde-
nas, 2018). e) El número de reglas de inferencia se reduce a un conjunto
más pequeño, simple y uniforme de reglas que preserva las capacidades

120 Andamios

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Sobre un método de árboles

expresivas de TFL, TFL+ y NTL en diferentes contextos inferenciales9.


Por estas razones, creemos que este método no sólo es novedoso, sino
también prometedor, no nada más como otra herramienta didáctica,
sino como un dispositivo de investigación. Por ejemplo, consideramos
que, por su naturaleza terminista, puede ser útil para modelar razona-
miento modal en la medida que puede ser usado para representar la
silogística modal, ya que esta es también una lógica de términos (cf.
Englebretsen, 1988; Thom, 2012; Rini, 1998; Malink, 2013). También,
por su naturaleza numérica, pensamos que puede servir para producir
un modelo terminista de la silogística probabilística (cf. Thompson,
1986). Adicionalmente, en tanto que el método es visual, pensamos
que encuentra un lugar natural dentro de un proyecto de razonamiento
diagramático (cf. Englebretsen, 1991; Englebretsen, 1996).
Por otro lado, consideramos que este método nos podría ayudar
a explorar nexos con la psicología, la inteligencia artificial y, por su-
puesto, la historia y la filosofía de la lógica. Con la psicología, en la
medida en que el método puede usarse para aproximar una descripción
psicológica más rica del razonamiento en lenguaje natural (cf. Keil,
2005; Khemlani y Johnson-Laird, 2012); con la inteligencia artificial,
porque puede utilizarse para adaptar o modificar motores inferenciales
para bases de datos aristotélicas (cf. Mozes, 1989; Castro-Manzano y
Lozano-Cobos, 2018; Castro-Manzano, Lozano-Cobos y Reyes-Cárde-
nas, 2018); y con la historia y la filosofía de la lógica en tanto que
promueve una revisión de las lógicas de términos (cf. Veatch, 1970;
Sommers, 1984; Englebretsen, 1996; Englebretsen y Sayward, 2011)
como herramientas que pueden ser más interesantes y poderosas de
lo que originalmente podríamos creer (cf. Carnap, 1930; Geach, 1962;
Geach, 1980).
Agradecemos a las y los árbitros anónimos por sus precisas correc-
ciones y útiles comentarios, y al Fondo de Investigación UPAEP.

9 Para el caso proposicional usamos las mismas normas de los árboles para NTL pero

suprimimos los subíndices y los superíndices.

Andamios 121

http://dx.doi.org/10.29092/uacm.v16i41.717
José Martín Castro-Manzano

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Fecha de recepción: 13 de abril de 2019


Fecha de aceptación: 26 de junio de 2019

Volumen 16, número 41, septiembre-diciembre, 2019, pp. 103 -125 Andamios 125

http://dx.doi.org/10.29092/uacm.v16i41.717
http://dx.doi.org/10.29092/uacm.v16i41.718

Definiciones Filosóficas: ¿estipulativas o descriptivas?


Gustavo Arroyo*

Resumen. La Teoría de las Definiciones ha sido considerada tra-


dicionalmente como una parte de la Lógica. Entre sus objetivos
se encuentran el de clarificar la naturaleza de las definiciones,
el de elaborar una taxonomía de los diferentes tipos de defi-
niciones posibles y el de ofrecer criterios de corrección para
las definiciones. En este trabajo me propongo utilizar algunos
conceptos básicos de la Teoría de las Definiciones para discutir
el estatus de las definiciones filosóficas.

Palabras clave. Definiciones, definiciones filosóficas, desacuer-


dos filosóficos, estipulaciones, debates filosóficos.

Philosophical Definitions: stipulative or descriptive?

Abstract. The Theory of Definition has been traditionally consi-


dered as a part of Logic. Its objectives comprise the clarification
of the nature of the definition, the providing of a consistent
taxonomy of different types of definitions and the development
of criteria for the assessment of definitions. My aim in this paper
is to use some basic concepts of the Theory of Definitions to
discuss the status of philosophical definitions.

Key words. Definition, philosophical definitions, discuss philo-


sophical.

* Profesor de la Universidad Nacional de General Sarmiento, Argentina. Correo


electrónico: gjarroyo@yahoo.com.ar

Volumen 16, número 41, septiembre-diciembre, 2019, pp. 127-142 Andamios 127
Gustavo Arroyo

Filosofía y la búsqueda de definiciones

Las definiciones han estado en el centro de interés de la filosofía desde


sus inicios. Los primeros diálogos platónicos (conocidos también como
“diálogos definicionales”) tienen por objeto definir varios conceptos
centrales del vocabulario de la ética. En el Laches se intenta definir el
concepto de “valentía”.
En el Eutifrón, el de “piedad”. En el Gorgias se intenta definir “vir-
tud”. La lista de conceptos investigados se amplió luego para incluir no
solo otros conceptos básicos de la ética (“bueno”, “mentir”) sino también
de la estética (“belleza”, “arte”) de la epistemología (“conocimiento”,
“creencia”), de la metafísica (“causa”, “verdad”, “identidad personal”),
de la psicología (“pensar”, “inteligencia”, “creencia”) de la lógica (“cons-
tante lógica”, “deducción”), de la matemática (“prueba”, “axioma”) y del
metalenguaje de las ciencias naturales (“ley”, “explicación”). Estos son
apenas ejemplos. Hacer una lista completa de los conceptos en cuya
definición los filósofos se han interesado sería una tarea imposible.
La discusión de nuestro tema requerirá introducir un mínimo de
vocabulario técnico. Diferenciemos primero entre el definiendum y el
definiens, entre el término definido y los otros términos utilizados para
fijar su significado. En el tipo de definición más estudiado en la historia
de la lógica, aquel que Aristóteles denominó “definición por género y di-
ferencia”, en el definiens mencionamos primero el género al cual el objeto
definido pertenece y luego el rasgo diferenciador que lo separa de otros
del mismo género. Por citar el clásico ejemplo aristotélico: la definición
de “hombre” como “animal racional” indica que “hombre” pertenece al
género “animal” y que se diferencia de otros animales por ser racional
(Cf. Deslauriers, 2007). En la teoría de la definición más reciente, las
definiciones por género y diferencia suelen ser llamadas también “de-
finiciones analíticas”. El definiens enuncia las condiciones necesarias y
colectivamente suficientes para la aplicación del concepto. La teoría de
las definiciones que subyace en los primeros diálogos platónicos contiene
un presupuesto que fue luego suscrito por buena parte de la tradición
filosófica: Las definiciones por género y diferencia son el único tipo de
definición aceptable en filosofía.

128 Andamios

http://dx.doi.org/10.29092/uacm.v16i41.718
Definiciones Filosóficas

Otra distinción básica de la teoría de la definición es la distinción


entre definiciones estipulativas y descriptivas. Las definiciones estipu-
lativas son aquellas que postulan un nuevo significado para un término
en uso. Las definiciones descriptivas (también llamadas lexicográficas)
describen el significado que una comunidad de hablantes le ha asig-
nado a un concepto. Con la ayuda de esta distinción formularé la pre-
gunta que deseo abordar en el presente trabajo: ¿Son las definiciones
formuladas en el ámbito de la filosofía para los conceptos del lenguaje
natural, definiciones estipulativas o descriptivas?
Algunas definiciones formuladas en el ámbito de la filosofía son
decidida y explícitamente estipulativas. Consideremos estás dos defini-
ciones que encontramos en la Ética de Spinoza:

En lo sucesivo entenderé, pues, por alegría la pasión por la que


el alma pasa a una perfección mayor; por tristeza, en cambio, la
pasión por la que la misma pasa a una perfección menor (Spino-
za, 2000, 134)
Por bien entenderé aquello que sabemos con certeza que nos es
útil (Spinoza 2000, p. 186)

Spinoza nos informa en estos textos sobre el significado que dará a los
conceptos de “alegría”, “tristeza” y “bien” en el contexto de su tratado de
ética. Nada nos dice acerca del significado que los mismos tienen en el
lenguaje corriente o pre-filosófico. El caso de Spinoza, sin embargo, es
atípico. La mayor parte de las definiciones filosóficas, son presentadas
en calidad de definiciones lexicográficas. Si esta afirmación parece
exagerada, considere el lector esta pequeña muestra de textos tomados
de diferentes períodos de la filosofía:

Cualquiera sea el objeto del apetito o el deseo de un hombre,


será eso lo que él por su parte llame bueno; y al objeto de su odio
u aversión lo llamará malo. (Hobbes, 1996, vi, 7)
Llamamos a algo “bueno” si tiene el poder de causar o incremen-
tar el placer o disminuir el dolor en nosotros, o si nos permite
alcanzar o retener algún otro bien. Por otro lado, llamamos a algo
“malo” si tiene la aptitud de producir o incrementar el dolor o
disminuir el placer en nosotros. (Locke, 1996, XX, 2)

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Gustavo Arroyo

Por libertad, entonces solo podemos entender el poder de actuar


o de no actuar de acuerdo a la determinación de la voluntad;
es decir, si elegimos permanecer en reposo, podemos hacerlo, si
elegimos movernos, también podemos. Ahora bien, suponemos
que esta libertad hipotética le pertenece a cualquiera que no sea
un prisionero o no esté encadenado. (Hume, 1999, 8.23 /95)

La opinión destinada al consenso último por todos aquellos que


investigan, es lo que significamos por verdad. (Peirce, 1992, 1:
139)

“Creer”, por otro lado, es un verbo de tendencia, un verbo que no


posee la connotación de que algo es llevado a cabo o alcanzado.
(Ryle, 2009, 117)

La cita de Hobbes es clara en relación a su pretensión de decirnos lo


que “los hombres”, en general, entienden por “bueno” y “malo”. Asimis-
mo, cuando Locke dice que llamamos a algo bueno si tiene el poder
de causar o incrementar el placer en nosotros, no se está refiriendo a
“nosotros los filósofos” o “nosotros los empiristas”, sino a “nosotros los
hombres”. Creo que esta sería también la interpretación más natural del
uso de la primera persona del plural en los textos de Hume y Pierce.
Tampoco puede haber dudas de que cuando Ryle dice “creer es un
verbo de tendencia” lo que quiere decir es que “creer” es un “verbo
de tendencia” en lenguaje de todos los días y no, por ejemplo, en el
lenguaje de su teoría filosófica preferida.
La comunidad a la cual el filósofo atribuye una definición puede
ser una comunidad más específica que la comunidad de los hablantes
de una lengua. Puede ser, por ejemplo, la comunidad formada por los
practicantes de una disciplina científica. Así, cuando Watson ofrece una
definición conductista del concepto “pensar”, atribuye explícitamente
esa definición a la comunidad de psicólogos (conductistas y no
conductistas): “el conductista sostiene que lo que los psicólogos han
denominado hasta ahora pensamiento no es otra cosa que hablarse
a uno mismo” (Watson, 1924, p. 191). Este es el caso también de la
definición de enfermedad ofrecida por Christopher Boorse. En el inicio

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Definiciones Filosóficas

de su clásico artículo de 1977, deja en claro que su objetivo es describir


el significado que el concepto tiene para los practicantes de la “medicina
fisiológica tradicional”.

Motivaciones de las definiciones en filosofía

La literatura sobre definiciones filosóficas parece reforzar la idea de


que estas tienen por objeto describir o capturar el significado que los
términos definidos tienen en el lenguaje prefilosófico. James Coady, por
ejemplo, en su reseña de la literatura sobre la definición de violencia
afirma que esta “procede en término de definiciones cuyo objetivo es
capturar un territorio conceptual que se supone al menos implícito
en el discurso ordinario” (Coady, 1986, p. 4) y David-Hillel Ruben,
en su estudio sobre el concepto de explicación, sostiene que “al
ofrecer el análisis de un concepto, uno debe atribuirse a sí mismo una
comprensión (al menos parcial) de ese concepto, que el análisis busca
hacer explícito”. (Ruben, 1990, p- 9)
El propósito de este trabajo es poner en cuestión la concepción
sobre análisis conceptual expresada en cada uno de los pasajes (filosó-
ficos y meta-filosóficos) antes citados. Voy a sostener que las definicio-
nes filosóficas persiguen un rol normativo, incluso en aquellos casos
en que se pretende seguir un fin descriptivo. Para que esta tesis resulte
plausible dos cuestiones deberán ser elucidadas: A) si no es la adecua-
ción con un significado previamente dado ¿Cuáles son las razones que
llevan a un filósofo a preferir una definición en desmedro de otras?
B) ¿Por qué enunciados con función normativa son sistemáticamente
enmascarados como enunciados descriptivos?
Entrando ya en el primer punto, sostendré que hay al menos dos
motivos para preferir una definición en filosofía. El primero tiene que
ver con el hecho de que las definiciones son formuladas en general
sobre el trasfondo de alguna teoría filosófica. Un deductivista defini-
rá “buen argumento” como aquel donde la conclusión se sigue váli-
damente de las premisas. Un racionalista dirá que un axioma es una
proposición cuya verdad es conocida por medio de la intuición. Así, un
motivo para que un filósofo rechace una definición podría ser que esa

Andamios 131

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Gustavo Arroyo

definición está formulada sobre la base de presupuestos teóricos que él


no comparte.
Consideremos el caso de las definiciones de los conceptos morales
(“bueno” y “malo”). Los intuicionistas consideran que los juicios mora-
les nos dan conocimiento de ciertas propiedades supra-empíricas. Esta
es una tesis que ningún empirista podría aceptar. El empirismo sostiene
que el conocimiento humano está limitado al ámbito de la experiencia.
Por lo tanto, un juicio moral de la forma “x es bueno” debe transmitir
información empírica o carecer en absoluto de significado. Hay diversas
maneras posibles de articular la idea de que los juicios morales son
reducibles a un juicio de experiencia.
Una de ellas es el subjetivismo ético (representado en los pasajes que
citamos en el inicio por Hobbes y Hume), que sostiene que los juicios
morales describen experiencias (subjetivas). Para el subjetivismo “esto
es bueno” equivale a “esto es algo que yo deseo” o, alternativamente,
“esto me resulta placentero”. Es claro que, aunque Hobbes y Hume pre-
tendan describir el significado ordinario de esos conceptos, han escogi-
do esa definición por su compatibilidad con una cierta epistemología.
Hay otros conceptos que el empirista deberá hacer pasar por el
tamiz de su filosofía antes de aceptarlos como conceptos legítimos. Un
ejemplo adicional, y que ha jugado un papel central en el campo de la
filosofía de la ciencia, es el concepto de “explicación”: ¿En qué consiste
eso que llamamos explicar un fenómeno?
La epistemología racionalista ha respondido esta pregunta apelando
a nociones como esencia o causa final (Ruben, 1990). Pero dado que
esos conceptos son incompatibles con una epistemología empirista
(esencias y causas finales no están dentro del ámbito de la experiencia),
para que el empirista pueda acordarle a la ciencia algún rol explicativo,
deberá primero purgar la noción de cualquier componente racionalista.
Ese fue precisamente el objetivo de filósofos como Stuart Mill o Gustav
Hempel al intentar reducir el concepto de explicación a nociones como
“deducción” y “ley natural”, nociones que resultan inocuas para una
epistemología empirista.
Las definiciones filosóficas no solo traen consigo cargas epistemo-
lógicas (compromisos teóricos acerca de lo que puede y no puede ser
conocido) sino también compromisos ontológicos (acerca de lo que

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Definiciones Filosóficas

existe y no existe). Ciertos desacuerdos en la filosofía de la psicología


sobre la definición de conceptos como “pensar” o “creer” son parte
del debate más amplio acerca de la relación mente-cuerpo, debate que
ocupa a la filosofía de occidente desde la antigüedad clásica. ¿Son los
seres humanos la amalgama de dos “sustancias”, una material y otra
inmaterial como sostenía Platón o son, como afirmaba Demócrito y los
atomistas clásicos, una única sustancia material? Como lo pone de ma-
nifiesto Gilbert Ryle en el primer capítulo de El Concepto de lo Mental,
ese debate aún no ha concluido:

La doctrina oficial, que procede principalmente de Descartes,


sostiene que, excepto en el caso de los idiotas y de los recién
nacidos, todo ser humano tiene un cuerpo y una mente. Al-
gunos preferirán decir que todo ser humano es un cuerpo y
una mente. El cuerpo y la mente están unidos, pero después
de la muerte del cuerpo la mente puede continuar existiendo y
funcionando. El cuerpo humano está en el espacio, sujeto a las
leyes mecánicas que gobiernan a todos los cuerpos espaciales, y
sus procesos y estados pueden ser controlados por observadores
externos. (…) Pero la mente no se encuentra en el espacio ni sus
funciones están sujetas a leyes mecánicas. Las operaciones de la
mente no son observables por otro y su desarrollo es privado.
(Ryle, 2009, p. 1)

Ryle formó parte de una suerte de cruzada anti dualista iniciada a prin-
cipios del siglo XX. De ese movimiento participaron figuras tan dispares
como J.J. C. Smart, Wittgenstein, John Watson o B.F Skinner. Ninguno
de ellos eludió la cuestión del significado de los conceptos de la “psi-
cología popular”. Puntualmente, se rechazó cualquier definición que
implicara que esos conceptos designan procesos y estados inmateriales
y epistémicamente privados. En la ya mencionada definición de “pensar”
formulada por Watson, el proceso inmaterial es sustituido por un proce-
so físico. En una de los fragmentos citados en el inicio, vimos como Ryle
sostiene que lo que llamamos “creer” es simplemente una disposición a
reaccionar de determinada manera frente al estímulo de una proposición.

Andamios 133

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Gustavo Arroyo

Me referiré ahora al segundo tipo de motivación para preferir una


definición en lugar de otra. La definición “correcta” en filosofía puede
ser también aquella que nos permite justificar ciertas proposiciones
o prácticas. Por citar un ejemplo sencillo: La razón por la cual ciertas
personas adoptan una definición “biologicista” de “ser humano” (“orga-
nismo que posee cierta secuencia de ADN”) es que esa definición es útil
para justificar la inmoralidad del aborto. Si el embrión es un ser huma-
no, luego, matar un embrión es matar a un ser humano. Cecil Coady ha
señalado que en el debate filosófico sobre de la definición de “violencia”,
la definición amplia que incluye factores estructurales de una sociedad
(“violenta” es toda condición que impida el normal desarrollo de las ca-
pacidades de un individuo) es adoptada generalmente por académicos
de izquierda. Esta definición:

No solo permite que los reformadores afirmen que están traba-


jando para eliminar la violencia cuando se oponen, digamos, a
una medida gubernamental para distribuir el ingreso a favor de
los más ricos, sino también permite a los revolucionarios, justifi-
car el uso de su propia violencia (…), diciendo que simplemente
están respondiendo con violencia a la violencia. La violencia
física directa es presentada como una mera respuesta y defensa
contra la violencia institucional y callada de la sociedad en la que
viven. (Coady 1986, p. 4)

El debate en torno a la definición de “enfermedad” en la filosofía de la


medicina es otro buen ejemplo. La discusión está centrada en la pre-
gunta de si el término “enfermedad” es irreductiblemente valorativo.
Es decir, ¿Implica la proposición de que un cierto estado físico es una
enfermedad, la proposición de que ese estado físico es indeseable?
Podríamos suponer que sí, que una enfermedad es, por definición, un
estado físico (o mental) que, en un determinado momento, un grupo
social valora negativamente. Las enfermedades serían construcciones
histórica y socialmente determinadas.
Estados considerados patológicos en un momento histórico podrían
dejar de serlo en un momento posterior y estados que un grupo social
considera como enfermedades podrían no ser tales para un grupo

134 Andamios

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Definiciones Filosóficas

diferente. Las enfermedades no serían “clases naturales” como son, por


ejemplo, la clase de los mamíferos o de los minerales. Las enfermeda-
des serían más parecidas a “clases artificiales” como son los “muebles”
o las “piedras preciosas”, es decir, a ordenamientos creados sobre la
base de valores, necesidades y expectativas humanos. Pero, puesto que
solo puede haber ciencia de clases naturales, si las enfermedades son
constructos culturales, entonces no podrá haber, propiamente hablan-
do, una ciencia respecto de esa clase de entidades.
Cuando Christopher Boorse presenta su definición de enfermedad,
pretende describir el significado que el concepto tiene para los practi-
cantes de la medicina tradicional: “Nuestro objetivo en este artículo-
dice Boorse- es analizar salud y enfermedad tal como son entendidos
por la medicina fisiológica tradicional” (Boorse, 1977, p. 543).
Esa declaración, sin embargo, debe ser tomada con recaudos.
Boorse pertenece a aquel grupo de filósofos de la medicina llamados
“naturalistas”, filósofos que desean para la medicina el rango de ciencia
natural. La definición de Boorse (“una enfermedad es un estado donde
un órgano del cuerpo no desempeña correctamente las funciones para
las que fue evolutivamente diseñado”) está diseñada para responder a
esa necesidad: hace del concepto de enfermedad una clase natural y
permite justificar el estatus científico de la medicina.
Las intenciones que motivan una definición pueden a veces no
ser tan evidentes. En el inicio citamos la definición de “libertad” de
Hume. De acuerdo a la definición “compatibilista” de Hume, la acción
libre no es (como pretenden Kant o Reid) aquella que está exenta de
determinantes causales, sino que exenta de causas externas al sujeto.
En esencia, toda acción es el resultado de un determinismo inexorable.
Aunque Hume pretende ser movido por el deseo de describir cómo
los hombres utilizan el concepto de libertad, la razón para preferir esa
definición podría ser su utilidad para justificar ciertas tesis de su pro-
yecto filosófico. Paul Russell (Russell, 2016), por ejemplo, ha sugerido
que la definición de Hume podría tener motivaciones anti-religiosas.
Para respaldar su hipótesis toma en consideración el siguiente pasaje de
Investigación sobre el Entendimiento Humano:

Andamios 135

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Se podría decir, por ejemplo, que, si las acciones voluntarias es-


tán sujetas al mismo tipo de necesidad que las operaciones de la
materia, hay una cadena continua de causas necesarias, pre-or-
denadas y pre-determinadas, que se origina en la causa original
de todo y que llega hasta la voluntad de cada criatura humana
(…) El autor último de todos nuestros deseos es el creador del
mundo, el que imprimió movimiento en esta inmensa máquina
y puso a todos los seres en esa posición particular en la cual
todo evento subsiguiente debe resultar por una inevitable necesi-
dad. Por lo tanto, la acción humana, procediendo de una buena
causa, carece de cualquier depravación (turpitude), o si posee
cualquier tipo de depravación, esta debe provenir del creador
en igual medida, pues es él la causa última y su autor. (Hume,
1999, 8.32/99–100)

La definición compatibilista encierra al creyente en un dilema: o bien


no hay nada que sea moralmente malo pues todo es causado en última
instancia por un ser perfecto, o bien hay cosas malas y deben ser atri-
buidas al autor último de todo lo que existe. Agrega Hume:

Pues así como un hombre que ha encendido la mecha de una


mina es responsable por todas las consecuencias sin importar si
la mecha que utilizó es larga o corta, el ser, finito o infinito, que
produce la primera causa de una cadena de causas necesarias, es
el autor de todo el resto y debe recibir la condena y el elogio que
corresponda a ellas. (Hume, 1999, 8.32/100)

Acerca de la pretensión descriptiva

He sostenido hasta aquí que las definiciones filosóficas no son formuladas


con una intención descriptiva sino estipulativa. Como habrá podido
ya quedar en claro, el carácter estipulativo de muchas definiciones no
consiste en postular para un concepto un significado completamente
discontinuo respecto del significado pre-filosófico (como tal vez
podría ser el caso de las definiciones de Spinoza citadas en el inicio).

136 Andamios

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Definiciones Filosóficas

La estipulación consiste también a veces en tomar una propiedad que


está prima facie asociada o correlacionada de manera más o menos
contingente a un concepto y elevarla, en virtud de su utilidad, al rango
de condición lógica. Sin duda existe, por ejemplo, alguna conexión
entre lo que una persona cree y lo que esa misma persona está dispuesta
a hacer, pero está lejos de ser evidente que no se trata de una conexión
causal, sino lógica como sostenía Ryle.
¿Por qué debería el filósofo ocultar esas motivaciones y enmasca-
rarlas como descripciones del lenguaje pre-filosófico? Creo que no hay
una única razón para hacerlo. Voy a diferenciar tres tipos de razones
que no son mutuamente excluyentes.
(a) No debemos olvidar en primer lugar que adscribir a una teoría
filosófica es, también, defender una causa. El filósofo aspira a que su
manera de entender el mundo (y en ella incluyo la manera en que defi-
ne ciertos conceptos), sea discutida y aceptada por círculos académicos
cada vez más amplios. Todo filósofo desea crear un movimiento. Este
era sin duda el caso de los conductistas. Deseaban que su visión de
la psicología humana se convirtiera en la teoría oficial dentro de la
psicología y desplazara a teorías antagónicas como el psicoanálisis o
la psicología de la introspección. Watson es plenamente consciente del
rechazo que la teoría presupuesta en su definición de “pensar” podría
generar en ciertos círculos académicos:

Ud. comenzará por resistirse, por mostrar reacciones negativas


en cuanto escuche algo acerca de ella. Usted ha sido entrenado
desde pequeño y en los laboratorios de psicología para creer que
el pensamiento es algo particularmente incorpóreo, algo muy
intangible, muy evanescente, algo particularmente mental. Para
el conductista esa reacción obedece a la resistencia del psicólogo
a abandonar la enseñanza religiosa en su psicología. (Watson
1924, p. 191)

Una buena estrategia para inducir a esas personas a adoptar la defi-


nición conductista es asegurarles que la definición no hace más que
capturar el significado coloquial, ordinario del término. Esa estrategia
permite además poner a la defensiva a los dualistas asegurándoles que

Andamios 137

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el hombre de la calle está de acuerdo en un todo con su filosofía de


lo mental. Esto vale para otros debates. Una buena estrategia para el
filósofo empirista de oponerse a aquellos que sostienen, por ejemplo,
que algo es “bueno” si es ordenado por Dios o por un imperativo cate-
górico, es sostener que esos criterios son ajenos al hombre común, el
cual juzga con parámetros exclusivamente hedonistas. Se trata, ni más
ni menos, que de un argumento ad populum.
(b) Una segundo motivo para no reconocer el carácter estipulativo,
es el temor de ser acusado de una equivocación. Supongamos que se
adopta una definición biologicista de “ser humano” con el objeto de
justificar la proposición de que el aborto es moralmente reprensible:

Es inmoral matar a un ser humano


El embrión es un ser humano
Luego es inmoral matar a un embrión

Si el anti-abortista admitiera que en la segunda premisa utiliza el térmi-


no “ser humano” en un sentido diferente al sentido ordinario, admitiría
con ello estar cometiendo una equivocación, pues su argumento tiene
otra premisa donde el mismo término es utilizado evidentemente en
su sentido usual (cualquiera que este sea). Estas consideraciones po-
drían ser aplicadas a algunos de los ejemplos considerados antes. Para
justificar el uso de la violencia, el activista necesita de la premisa que
establece que la violencia es justificable cuando se utilizada en legítima
defensa. Para construir su argumento requiere de un principio cuyos
términos deberán ser entendidos de forma estándar (cualquiera que
esta sea). Si los naturalistas admitieran la posibilidad de que su con-
cepto de enfermedad no coincida con lo que los médicos denominan
“enfermedades”, entonces no estarían hablando realmente de la medici-
na sino de otra cosa.
(c) Puede ocurrir también que la teoría adoptada por el filósofo
haga esperable que un concepto tenga en el lenguaje natural un sig-
nificado y no otro. Por ejemplo, si es verdad que todo conocimiento
humano está limitado al ámbito de la experiencia y es verdad que
los juicios morales tienen algún valor cognitivo, entonces los juicios
morales están limitados al ámbito de la experiencia. Así, el empirista

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Definiciones Filosóficas

no solo está lógicamente impelido a definir para él mismo “bueno”


y “malo” en término de impresiones sensoriales. Debe sostener (para
ser consistente) que esa es la manera en que los define también el
“hombre de a pie”. Si, como sostiene Watson, no existen procesos y
estados incorpóreos en el interior de la mente, es imposible que los
psicólogos se estén refiriendo a ellos cuando dicen que alguien piensa,
cree o siente.
Este punto podrá ser mejor comprendido si consideramos un ejem-
plo adicional. La filosofía inmaterialista de Berkeley niega la existencia
de objetos que sean independientes de nuestras percepciones: esse est
percipi. Pero en el lenguaje cotidiano hacemos una distinción entre cosas
que existen y cosas que no existen, y la distinción parece consistir en que
las cosas existentes son independientes de nuestras representaciones.
Frente a esto Berkeley parece tener únicamente dos opciones: declarar
que la distinción es espúrea y que los hombres se engañan sistemática-
mente cuando afirman que ciertas cosas existen y les niegan a otras tal
estatus, o aceptar la legitimidad de la distinción, abandonando con ello
el inmaterialismo. Pero Berkeley no hace ninguna de las dos:

Y, a mi parecer, no es menos evidente que las varias sensaciones


o ideas impresas, por complejas y múltiples que sean las com-
binaciones en que se presenten (es decir, cualesquiera que sean
los objetos que así formen), no pueden tener existencia si no es
en una mente que las perciba. Estimo que puede obtenerse un
conocimiento intuitivo de esto por cualquiera que observe lo que
significa el término existir cuando se aplica a las cosas sensibles.
Así por ejemplo, esta mesa en que escribo, digo que existe, esto
es, que la veo y la siento; y si yo estuviera fuera de mi estudio,
diría también que ella existía, significando con ello que, si yo
estuviera en mi estudio, podría percibirla de nuevo, o que otra
mente que estuviera allí presente la podría percibir realmente.
(Berkeley, 2009, p. 3)

Berkeley reconoce la distinción como siendo una distinción legítima


pero niega que se base en el hecho de que las cosas “existentes” sean in-
dependientes de nuestras representaciones. Cuando decimos que algo

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“existe” lo que significamos, de acuerdo a Berkeley, es que se trata de un


conjunto de representaciones que siguen un patrón estable y predeci-
ble. Que la mesa existe significa que toda vez que tenga la percepción
de mi estudio tendré también la percepción de la mesa. Berkeley no
solo define “existir” en términos compatibles con su prédica inmateria-
lista, atribuye ese significado al lenguaje pre-filosófico y se compromete
con el carácter descriptivo de la definición.

Desacuerdos filosóficos

Como es sabido, las definiciones descriptivas son evaluadas normal-


mente a través del llamado “método de los casos”. Dado que una
definición analítica tiene la forma de un bicondicional, se verá refu-
tada si podemos imaginar una situación donde nuestra intuición nos
indique que dicha relación no se cumple. En La República de Platón,
por ejemplo, Sócrates refuta la definición de justicia propuesta por
Céfalo (“devolver a cada uno lo que de él se ha recibido en préstamo”),
argumentando que no sería justo devolver las armas a un amigo que
ha perdido el juicio (331c-d). En base a esto, algunos lectores de este
artículo podrían sentirse inclinados a formular la siguiente objeción en
contra de la posición defendida hasta aquí.
Para exponerla me valdré de una analogía: es plausible suponer que
en el debate geocentrismo-heliocentrismo de los siglos XVI y XVII mu-
chos astrónomos ptolemaicos defendíeran el sistema geocéntrico por
razones teológicas y por cualquier otro tipo de razón no epistémica.
Pero dado que la proposición “la tierra está en el centro del sistema
solar” era presentada por ellos mismos como un enunciado descriptivo
de cierto estado de cosas empírico, debieron aceptar que esa proposi-
ción fuera contrastada en base a las evidencias empíricas disponibles.
Pero la proposición ptolemaica no pasó la prueba y debió ser abando-
nada. En consecuencia, es razonable sostener que las motivaciones “ex-
tra-científicas” no necesitan ser tenidas en cuenta en la reconstrucción
del debate.
Algo similar podría plantearse respecto de los debates definicio-
nales: si las definiciones filosóficas son presentadas en general como

140 Andamios

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Definiciones Filosóficas

definiciones descriptivas y si las definiciones descriptivas pueden ser


evaluadas a través del método de los casos, ¿qué importancia podrían
tener las motivaciones no cognitivas que, de acuerdo a lo expuesto aquí,
inclinan al filósofo a preferir una cierta definición? La respuesta a este
argumento es que las evidencias aportadas por el método de los casos
son de muy distinta índole a las evidencias observacionales a través de
las cuales se contrastan las hipótesis científicas.
A excepción quizás de los contraejemplos ofrecidos por Gettier en
contra de la definición clásica de “conocimiento”, ninguna definición
ha podido ser “confirmada” o refutada de forma concluyente por me-
dio de ese método. Como bien señala Williamson “los intentos por
analizar los conceptos de razón y causa, por ejemplo, no han sido más
exitosos que los intentos por analizar el concepto de conocimiento,
sucumbiendo al mismo patrón de contraejemplos y epiciclos” (Wi-
lliamson, 2000, p. 31). Las intuiciones respecto de la aplicabilidad de
un predicado en situaciones contrafácticas, suelen variar de individuo
a individuo y a menudo están fuertemente determinadas, como se ha
sostenido aquí, por razones de orden no cognitivo.

Bibliografía consultada

Berkeley, G. (2009). Principles of Human Knowledge and Three Dialogues.


Reino Unido: Oxford University Press.
Boorse, C. (1977). Health as a Theoretical Concept. En Philosophy of
Science. Núm. 4. pp. 542-573.
Coady, J. (1986). The idea of violence. En Journal of Applied Philosophy.
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Deslauriers, M. (2007). Aristotle on Definition. Leiden NL y Boston, MA:
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Hobbes, T. (1994). Leviathan. Estados Unidos: Hackett.
Hume, D. (1999). Enquiry concerning Human Understanding. Reino Uni-
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Paul.
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Peirce, C.S. (1992). The Essential Peirce. Estados Unidos: Indiana Uni-
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Ruben, D. (1990). Explaining Explanation. Londres: Routledge.
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Ryle, G. (2009). The concept of mind. Reino Unido: Routledge.
Spinoza, B. (2000). Ética Demostrada según el Orden Geométrico. Madrid:
Trotta.
Watson, J. B. (1924). Behaviorism. Estados Unidos: Norton.
Williamson, T. (2002). Knowledge and its limits. Reino Unido: Oxford
University Press.

Fecha de recepción: 22 de abril de 2019


Fecha de aceptación: 25 de junio de 2019

142 Andamios Volumen 16, número 41, septiembre-diciembre, 2019, pp. 127-142

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http://dx.doi.org/10.29092/uacm.v16i41.719

¿Qué lógica necesita saber un filósofo?


Enrique Alonso*

Resumen. En este trabajo analizamos el modo en que hemos


concebido hasta ahora la docencia en lógica destinada a los
estudiantes del grado de filosofía y evaluamos de forma crítica
los resultados obtenidos hasta la fecha. Terminamos elaboran-
do una propuesta alternativa que reformula de manera radical
nuestros objetivos docentes y disciplinares con el fin de hallar
un mejor ajuste del valor de la lógica formal contemporánea en
la disciplina de la filosofía.

Palabras clave. Lógica para filósofos, docencia de la lógica, filo-


sofía de la lógica, historia de la lógica, metalógica.

What logic does a philosopher need to know?


Abstract. In this paper we analyze the way in which we have
conceived up to now the teaching in logic for students of the
philosophy degrees. We evaluate in a critical way the results
obtained to date. We ended up elaborating an alternative pro-
posal that radically reformulates our teaching and disciplinary
objectives in order to find a better adjustment of the value of
contemporary formal logic in the discipline of philosophy.

Key words. Logic for philosophers, teaching of logic, philosophy


of logic, history of logic, metalogic.

* Profesor titular en la Universidad Autónoma de Madrid, España. Correo electrónico:


enr.alonso@gmail.com

Volumen 16, número 41, septiembre-diciembre, 2019, pp. 143-163 Andamios 143
Enrique Alonso

¿Qué lógica se enseña a los filósofos? Exposición del problema

Mi posición a este respecto se basa en un estudio previo del estado


actual de la formación básica y especializada en España1 pero también
y de forma innegable, en la experiencia acumulada durante años de
docencia en el sistema universitario español. Parte de las posiciones
que se van a defender en este trabajo son el resultado de discusiones
y debates mantenidos con otros colegas a lo largo del tiempo, pero no
tienen por qué representar una opinión compartida2.
Algunas de las afirmaciones que se van a hacer a lo largo de estas
lineas son necesariamente polémicas y es bueno que así sea. Muchas de
las experiencias que se viertan aquí serán compartidas en otras comu-
nidades científicas, pero no en todas, ya que resulta imposible realizar
un estudio concienzudo a nivel mundial de las dificultades, de los éxitos
y también de los fracasos con los que se ha enfrentado la Lógica en el
ámbito de las Humanidades.
Para ello habría que haber recorrido los planes de estudio, manua-
les, ejercicios y métodos de evaluación de todos los estudios de Filoso-
fía en los que la Lógica formal hubiera encontrado un hueco desde la
segunda mitad del siglo xx hasta nuestros días. Y no solo en un ámbito
o tradición, sino en todos ellos. Este estudio requería unas energías
y dedicación que ningún grupo de investigación puede aportar por
separado.
Por eso quiero advertir que lo que viene a continuación es fruto de
un contexto muy concreto, el español desde la década de 1980 hasta
la fecha, y que no representa, ni tampoco lo pretende, lo que pueda
ocurrir en otras tradiciones locales. Hemos intentado exponer nuestro
caso, mi interpretación del estado actual de la cuestión y de sus ante-
cedentes locales, para que otras tradiciones se vean o no reflejadas en
él, para que sirva como término de comparación y tal vez, para que

1 Las bases documentales se pueden consultar en http://zeus.lllf.uam.es/Universidades


2 A este respecto siento especial obligación con María Manzano, Huberto Marraud,
Maria José Frápoli, Juan Barba, Concepción Martínez Vidal, José Miguel Saguillo, Vic-
tor Aranda y muchos otros con los que he compartido inquietudes y he debatido en la
misma linea que se presenta en este estudio.

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se promueva una reflexión similar a la que aquí vamos a exponer con


resultados que en ningún caso tienen por qué ser los mismos. Baste
como advertencia y vayamos al asunto.
La justificación de los estudios de lógica en la formación del filósofo
suele apoyarse en un argumento que podríamos formular del siguiente
modo: la argumentación filosófica requiere de un conocimiento apre-
ciable de la lógica con el fin de evitar usos indebidos del lenguaje, para
lograr una máxima claridad en la exposición y manejo de sus conceptos
y ello con el fin de ser capaces de establecer conclusiones de una forma
que pueda ser perfectamente analizada y criticada si fuera preciso.
Pocos lógicos negarían de entrada esta tesis, aunque estoy igualmen-
te seguro que ninguno de ellos dejaría de aportar sus propios matices
y precisiones. Me referiré a esta doctrina como la interpretación argu-
mentativa de la lógica. En la medida en que la filosofía implica una
argumentación para el desarrollo y exposición de sus diversas teorías,
esta debe apoyarse en algún modelo racional de innegable fortaleza,
modelo que nadie mejor que la lógica podría aportar. Esa misma tesis
se hace extensiva, en ocasiones, al propio discurso civil haciendo de la
lógica un modelo de rigor aplicable a otros ámbitos del discurso huma-
no, especialmente el debate ético, moral y político.
Este planteamiento es el que se desprende de una serie de manuales
ampliamente difundidos en el ámbito español e iberoamericano que
beben, a su vez, de materiales de gran implantación a nivel interna-
cional. En el caso español e iberoamericano, tengo bien presentes los
manuales de Manuel Garrido, Alfredo Deaño y el trabajo de Ferrater
y Leblanc, modelos indudables de toda una generación de nuevos
manuales desarrollados desde el último cuarto del siglo xx y que llega
prácticamente a nuestros días3.
Estos trabajos, de valor indudable en un momento histórico cierta-
mente complejo en el ámbito iberoamericano, parecen recoger, aunque
no siempre de forma explícita, la tendencia trazada en el manual de
Copi (1954), que sirvió de patrón en muchas facultades y escuelas
de Filosofía desde la década de 1960. Como ya he advertido, resulta
imposible en la práctica describir la forma en que cada tradición local

3 Véase, por ejemplo, Garrido (1974, pp.19 y ss), y Deaño (1974, pp.43-45) .

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asumió estas posiciones o se enfrentó a ellas optando por una interpre-


tación estrictamente matemática de la lógica formal. Así que deberemos
conformarnos con establecer esta divisoria de modo tentativo para
abrir un debate que en el fondo es el que queremos promover 4.
No voy a negar la legitimidad de la interpretación argumentativa
de la Lógica, pero sí rechazo, y de forma contundente, que esa lógica
a la que se alude en esta interpretación sea la lógica formal desarrolla-
da durante el siglo xx. Ignoro si existe una lógica capaz de suministrar
un modelo útil para el discurso filosófico, ignoro asimismo si esa
supuesta herramienta podría ser denominada lógica en algún sentido
habitual del término, pero sí me comprometo afirmando que esa no
es la lógica que solemos encontrar en los manuales de Lógica formal
que fijaron el canon durante la primera mitad del siglo xx. Quizá
fuera mejor pensar en la teoría de la argumentación para una tarea tal,
pero no entraré en ello ahora.
Cuando analizamos la formación que como lógicos en ejercicio
ofrecemos a nuestros estudiantes de filosofía lo que encontramos es, sin
embargo, un desarrollo fiel a la doctrina descrita, lo que he calificado
como la interpretación argumentativa de la lógica. Solemos centrarnos
en la exposición detallada del lenguaje de la lógica de primer orden
para desarrollar a continuación alguno de sus cálculos, normalmente
el de deducción natural, terminando con algunas nociones modelistas5.
Una vez satisfecha esta primera etapa, entrenamos a nuestros alum-
nos en el uso de dicha herramienta enseñándoles a formalizar y anali-
zar la corrección de argumentos agrupados en baterías de ejercicios de
complejidad creciente. Por lo general, estos ejercicios suelen tener una
solución positiva con el fin de agudizar el ingenio y la práctica en los
recursos de los diversos cálculos insistiendo al mismo tiempo, en las
formas idóneas de afrontar una correcta traducción desde el lenguaje

4 La situación en España en el curso 2018-19 puede consultarse en el siguiente re-

positorio: http://zeus.lllf.uam.es/Universidades. Este contiene los planes de estudio de


materias obligatorias y optativas del área de Lógica de las 20 universidades públicas
que imparten grados de Filosofía.
5 No pretendo entrar ahora en la polémica de la prioridad cálculo-semántica. Mi posi-

ción a este respecto en completamente ecléctica. Una excelente discusión de este asunto
puede verse en Etchemendy (1999).

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ordinario al formalismo elegido. Rara vez se ofrecen ejercicios orien-


tados a refutar la conclusión de un argumento6 y cuando se hace, la
herramienta elegida suele ser de corte semántico7.
Esta distribución de las baterías de ejercicios acaban produ-
ciendo en nuestros alumnos la impresión de que los cálculos son
mecanismos de prueba mientras que la semántica está orientada a
la refutación de argumentos. Impresión que, por falsa que resulte
desde un punto de vista general, se ha visto claramente reforzada en
este planteamiento doctrinal tan común en nuestros cursos8.
Salvo contadas excepciones, los casos de análisis de argumentos
procedentes del lenguaje ordinario, suelen ser en exceso triviales y a
menudo absurdos. No se trata ciertamente, de una burla a nuestros
alumnos, pero hay que reconocer que esa es la impresión que muchos
de ellos acaban obteniendo y no sin razón. El uso de un lenguaje de-
liberadamente preformateado está orientado a que identifiquen con
claridad la estructura formal que el diseñador del ejercicio pretende
obtener como resultado. Una intención sin duda loable, pero que a
menudo produce efectos indeseados.
Nuestros alumnos acaban por entender que existe algo así como una
estructura inmanente en los enunciados que es la que deben extraer
en su análisis para que este puntúe correctamente. Se obvia de esta
forma la función crítica que tiene toda traducción desde el lenguaje
ordinario a un formalismo dado, ignorando los límites de rigor y el
componente interpretativo que cualquier acto de traducción posee. Se
reifica, además, el formalismo elegido -la lógica de primer orden por lo
general- como herramienta ideal de todo análisis del lenguaje ordinario,
sin tener en cuenta que en el fondo se trata de un acto de elección que
debe ser justificado y tenido en cuenta.
¿Por qué dejar fuera el comportamiento formal de los operadores
modales, las partículas temporales o las deónticas y eso por no hablar

6 Un ejemplo destacado de esto último puede encontrarse en el clásico de I. Copi,


Copi (1954).
7 Muchos autores adoptan esta posición al exponer, por ejemplo, el cálculo de tablas

analíticas, -Garrido (1974)-al que deliberadamente denominan semánticas. Esa no es


mi posición, pero no hablaré de ello ahora.
8 A este respecto véase Garrido (1974, Cap. VI) y sobre todo Kahane (Cap. III, secc.1)

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de orden superior? ¿No son acaso ubicuas en el discurso filosófico, por


no decir el civil? ¿Cuentan tales dimensiones del discurso como ejem-
plos de la falta de rigor de la argumentación filosófica, o solo como una
limitación transitoria del análisis formal?
Cuando el alumno por fin alcanza una cierta pericia en el dominio
de las instrucciones que cada docente considera idóneas, debería
enfrentarse, parece lo razonable, al estudio de casos reales extraídos
de la tradición filosófica, algo que rara vez se produce. Y esto es así,
porque en realidad no puede ser de otro modo. Para que herramientas
tan elementales como las que ofrece la lógica de primer orden pudie-
ran ser empleadas con algún rendimiento en el análisis del discurso
filosófico tendríamos que disponer de casos de estudio debidamente
preformateados, y no es el caso. Aún así, lo que veríamos entonces
son todas las limitaciones que el análisis formal posee.
Existen, es cierto, algunos ejemplos de argumentos en los que quizá
el análisis formal fuera relevante. Pienso principalmente en debates
filosóficos que por sí mismos han llegado a disponer de ciertas for-
mulaciones canónicas, como por ejemplo el argumento ontológico en
sus diversas variantes, paradojas formales y semánticas, problemas de
elección racional, argumentos tipo sorites o paradojas morales, entre
otros. Estos casos sí permiten un cierto tipo de análisis formal tal y
como se evidencia en la tradición analítica, pero por desgracia suelen
requerir un instrumental mucho más rico y convenientista que el que
la lógica de primer orden puede aportar. Su tratamiento, sin embargo,
permitiría que nuestros estudiantes apreciaran por sí mismos el valor o
la eficacia del uso de recursos formales en el tratamiento de la filosofía,
algo que, desde los planteamientos mayoritariamente aceptados, queda
fuera de toda posibilidad.
Otro de los rasgos de este modelo disciplinar, que en otro lugar
he descrito como lógica para filósofos, Alonso y Aranda (2019), es la
marginación casi absoluta del estudio de las propiedades generales de
los formalismos presentados, es decir, lo que tradicionalmente se ha
conocido como metalógica.
Este rubro, originalmente introducido para motivar un cierto tipo de
estudio de las propiedades de los sistemas formales, Klenee (1952), fue
empleado de forma más que conveniente, para considerar sus conteni-

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dos como una disciplina independiente de la propia lógica. Que quede


claro ya desde este momento que desde mi punto de vista son esos
contenidos lo que constituyen el núcleo de la lógica formal contempo-
ránea y no otra cosa.
Esta manifiesta marginación responde a dos causas. Por un lado se
considera que sin un conocimiento exhaustivo de aquello en que con-
siste un formalismo, poco se puede decir de sus propiedades generales,
incurriendo así en lo que más adelante calificaré como la paradoja de
los preliminares. Por otro, y más importante, un estudio aunque somero
de los principales resultados metateóricos de la lógica contemporánea
podría poner en cuestión algunos de los presupuestos centrales de la
interpretación argumentativa de la lógica.
¿Qué razón habríamos de tener para analizar argumentos cuya
corrección no podemos probar de forma general? ¿Qué incentivo se
puede encontrar cuando además sabemos que cualquier aumento en
los recursos de nuestro lenguaje solo empeora el rendimiento del aná-
lisis formal?
Muchos colegas con los que he tenido la oportunidad de debatir
estos asuntos se amparan en la capacidad de la lógica para aportar a
nuestros estudiantes una mayor sensibilidad ante valores como la cla-
ridad, la corrección argumental y la evaluación crítica de los procesos
argumentativos. Se trata, sin duda, de fines muy loables, pero muy lejos
de las intenciones que la lógica, en su interpretación argumentativa, se
fijó en un principio. Admitir que ese y no otro era el objetivo de nues-
tros esfuerzos equivale en la práctica al reconocimiento de un fracaso:
el fracaso de la lógica formal como herramienta para la formación del
filósofo.

La paradoja de los preliminares

Admitir que la lógica formal no es la herramienta que los filósofos nece-


sitan para entrenar y depurar sus habilidades argumentativas no es fácil
y tampoco se trata de algo en torno a lo cual exista, a fecha de hoy, un
acuerdo suficiente. Puede resultar a juicio de muchos una afirmación
gruesa y quizá un tanto provocativa, pero reposa en realidad en algo tan

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simple y tangible como la evidencia que aporta la historia de nuestra


disciplina. Porque basta solo con recordar que la lógica formal del siglo
xx no se configura con el fin de dotar a la filosofía de herramientas
conceptuales apropiadas, como sí lo hizo de lógica aristotélica desde
sus orígenes, sino como un programa vasto y ambicioso de fundamen-
tación del conocimiento matemático de la época.
Sus limitaciones expresivas en orden a estudiar el discurso filosófico
son la causa de su riqueza y eficacia a la hora de capturar los recursos
propios del razonamiento matemático. Lo que en un caso supone un
serio desdoro es en el otro una virtud innegable. El error pues, no está
en la lógica formal contemporánea, sino en el intento de ver en ella
una renovación y actualización a los nuevos recursos disponibles de los
fines tradicionales de la lógica escolástica. Ese es el error que explica
de forma simple y sucinta la historia de nuestro fracaso curricular en el
ámbito de la filosofía.
Para algunos la solución ha consistido en buscar en el terreno de
la teoría de la argumentación una herramienta mucho más flexible y
apropiada a los objetivos formativos de la filosofía académica. Sin duda
se trata de una solución a la difícil ecuación a la que nos enfrentamos,
pero no es la única.
La historia de la lógica contemporánea es, también en sí misma, la
historia de un fracaso: la posibilidad de una fundamentación última
e ideal del conocimiento matemático. A través de largos años de es-
fuerzos, la lógica sometió a la razón ilustrada a una crítica implacable
convirtiéndose en una potente teoría de la medida y alejándose progre-
sivamente del canon en que algunos quisieron convertirla. He dicho
medida y lo hago en referencia a su capacidad para evaluar con total
precisión el equilibrio entre la capacidad expresiva de un lenguaje y
su potencia computacional, es decir, su capacidad para identificar las
expresiones que constituyen las verdades de una teoría.
Esta concepción se sustancia en los grandes teoremas que, como ya
dije, configuran la principal aportación de la lógica contemporánea.
Son resultados cuyo nombre todos conocemos, pero que quedan muy
al margen de aquello que consideramos propio del interés del filósofo.
El teorema de completud de la lógica de primer orden, los teoremas de
Löwenheim-Skolem, el tratamiento de la categoricidad de una teoría,

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los resultados de incompletud de Gödel, la solución negativa del Ents-


cheidungsproblem, el análisis de la recursión y la impredicatividad, la
diagonalización y sus aplicaciones, el axioma de elección y la hipó-
tesis del continuo, el enigmático teorema de Lindström son sin duda
resultados que cuentan entre las aportaciones más sobresalientes del
pensamiento formal de todos los tiempos.
Sabemos y reconocemos que todos estos resultados contienen in-
teresantes consecuencias para la filosofía, hemos leído obras y asistido
a debates que así lo atestiguan, pero todo ello no parece bastar para
tomarlos como el principal objetivo de nuestra docencia. Y sin duda
que existen dificultades evidentes para hacerlo así, pero ¿son tantas en
realidad?
La principal objeción para centrar nuestros temarios en este tipo
de resultados tienen que ver con la paradoja de los preliminares, tal y
como se indica en el título de este apartado. Para poder alcanzar el tra-
tamiento de teoremas como los que mencioné lineas atrás es preciso un
sólido conocimiento de los lenguajes de la lógica elemental, así como
de sus cálculos e interpretaciones. La mera exposición de estos recursos
suele ocupar todo el tiempo concedido a los filósofos en formación
para el conocimiento de la lógica, por lo que su tratamiento queda
sistemáticamente fuera de nuestras posibilidades como docentes9.
Y esta y no otra es la paradoja de los preliminares: para alcanzar
la exposición de aquello que nos debería ocupar, necesitamos invertir
todo el tiempo disponible en el desarrollo de unos preliminares que
agotan por completo el espacio dedicado a la lógica en los planes de
estudio. Si se tiene en cuenta además, que esos preliminares suelen ser
complejos y en muchos casos tediosos, lo único que conseguimos es,
una vez más, defraudar a nuestros estudiantes dejando fuera aquellos
contenidos para los que supuestamente se estaban preparando con afán
y cuyos rendimientos podrían por fin disfrutar llegado el momento.
Pero ese momento nunca llega.

9 De nuevo será útil consultar el repositorio http://zeus.lllf.uam.es/Universidades y


analizar los manuales empleados en la bibliografía básica analizando sus contenidos.
Muy pocos de ellos dedican algún espacio a los teoremas y resultados a los que ahora
hago referencia.

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Admito que la cuestión no es fácil y tampoco menor. Prescindir de


una exposición detallada de todo lo que rodea, por ejemplo, a la lógica
de primer orden y pretender abordar el análisis de sus propiedades
fundamentales así como sus consecuencias, parece descabellado. Pero
es así como la paradoja de los preliminares se nos presenta para de-
volvernos a la casilla de salida una vez más y a un planteamiento de
la docencia de la lógica en el que permanecemos a costa de nuestra
pericia y un más que notable esfuerzo personal10.
Decir que hay soluciones para una situación tan compleja no pasa,
en el mejor de los casos, de una mera declaración de intenciones, pero
es el asunto que nos toca abordar en este momento y forma parte de
nuestra responsabilidad el tratarlo con la máxima atención y rigor.
¿Existen ejemplos que nos permitan intuir alguna solución efectiva a
la paradoja que venimos comentando? No hace falta ir muy lejos para
poder identificar al menos dos ejemplos fructíferos.
Los departamentos en los que se ubica la formación en lógica dentro
de las facultades de filosofía suelen albergar también aquellos estudios
relacionados con la ciencia moderna y contemporánea, en concreto la
historia de la ciencia y la filosofía de la ciencia. Se trata de disciplinas
bien asentadas que han sido capaces de insertarse de forma natural en
la formación del filósofo salvando, como parece más que evidente, los
devastadores efectos de la paradoja de los preliminares.
¿Acaso debe un estudiante de algunas de estas materias disponer
de conocimientos relevantes de física teórica, matemáticas o biología,
por poner solo unos ejemplos, antes de enfrentarse a sus contenidos?
Nuestros colegas han encontrado la forma de obviar esas limitaciones
consiguiendo unos resultados apreciables y un interés nada desdeñable
entre nuestros estudiantes, ¿cómo lo han logrado?
Yo mismo, como docente ocasional de una materia de Historia de
la Ciencia contemporánea, me he visto ante la oportunidad de traer al
dominio de la filosofía contenidos relativamente complejos de la ciencia
contemporánea en un nivel puramente discursivo, obviando un formalismo

10 Véase el recorrido de los contenidos que se ha extraído del caso español, no único,
pero significativo, en el Anexo que puede encontrarse en http://zeus.lllf.uam.es/Univer-
sidades/Anexo.pdf.

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matemático y unas bases científicas que no constituyen el objetivo de tales


programas. Y el resultado es bueno en general. ¿Debemos seguir el mismo
ejemplo en el caso de la lógica, es siquiera posible adoptarlo como patrón?
Creo que el parangón es interesante, pero no debemos tomarlo como
única referencia. Lo que sí es valioso de su ejemplo es una más que
precisa evaluación de los conocimientos básicos que se requieren de
una materia científica para encauzarla en el desarrollo que a la filosofía
le interesa. Traducido a nuestro problema concreto, ¿qué conocimiento
formal es realmente necesario para abordar con ventaja el tratamiento
de algunos de los resultados que enumeré líneas atrás? Lo que se escon-
de tras esta pregunta es una propuesta de cierto calado.
Quizá deberíamos postergar la exposición detallada de los forma-
lismos de la lógica reduciéndolos a un mínimo imprescindible que
sería requerido o ampliado durante el tratamiento de cada resultado
particular. La cantidad de lógica de primer orden que se precisa para
abordar la exposición de los teoremas de Gödel es ciertamente exigua:
una descripción somera del lenguaje y una idea elemental del modus
operandi de un sistema axiomático. No se requiere formación previa en
teoría de la recursión, salvo aquella que debamos emplear en momen-
tos puntuales. Y no es preciso tampoco un conocimiento fundado de
teoría de modelos. Los ejemplos podrían seguir, pero creo que con esto
basta por el momento.
Si no hemos adoptado este punto de vista con anterioridad es,
simplemente, porque nuestro fin último era la exposición detallada
de la lógica elemental contemporánea, primer orden, y no de aque-
llos resultados que se ligaban a su existencia. Sugiero invertir el modo
tradicional de abordar el asunto posponiendo al nivel de la formación
especializada la adquisición de los rudimentos de la lógica elemental y
ubicando en la etapa introductoria las consecuencias que la lógica tuvo
para el conocimiento matemático y formal durante el siglo XX. Esta
propuesta se basaría en el principio del mínimo contexto necesario,
entendiendo por tal, aquellos recursos que serían imprescindibles para
abordar cada resultado eliminado todo requisito preliminar que pueda
ser obviado sin comprometer la correcta compresión del problema. Si
somos capaces de exponer algunas de las consecuencias más relevantes
de la mecánica cuántica, la relatividad o la cosmología contemporáneas

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sin suponer base científica alguna, no veo por qué no podemos inten-
tarlo con la lógica, teniendo en cuenta además que, a diferencia de lo
que sucede en los ejemplos anteriores, el estudiante sí puede recibir a
posteriori una formación especializada y exhaustiva, si así lo deseara.

Una propuesta de diseño curricular

Nos enfrentamos a un problema realmente vasto y complejo, conviene


no olvidarlo. Se trata de someter a debate una larga tradición en la
forma de entender la función de la lógica en la formación filosófica
proponiendo una alternativa que aún no ha sido instanciada, salvo
quizá de forma parcial11. Intentamos ver de qué manera podemos an-
teponer las consecuencias de la investigación formal del siglo xx y sus
repercusiones filosóficas a la adquisición de los rudimentos de la lógica
posponiendo estos contenidos a una etapa avanzada.
El problema tiene de dos dimensiones para ninguna de las cuales
tenemos una solución adecuada. La primera tiene que ver con el tiem-
po disponible para afrontar una docencia fiel al nuevo planteamiento
dentro de la formación obligatoria de grado. La segunda, infinitamente
más compleja, tiene que ver con el aprovechamiento filosófico de los
resultados que en cada caso se van a exponer. Existe una cierta literatu-
ra al respecto concentrada principalmente en torno a las aportaciones
de Gödel y Turing, pero la sensación es que nunca hemos acabado de
tomarnos en serio el debate filosófico que subyace a la lógica. Me temo
que para ello se requerirá tiempo y seguramente el repaso y por qué no,
el rescate de trabajos que ahora yacen en las estanterías de los sótanos
de nuestras bibliotecas.
Empecemos por el principio, concibo esta propuesta dentro de un
marco temporal dividido en dos semestres. Cada asignatura impartida

11 Hace cerca de 10 años que imparto una Lógica formal en el 6 semestre de un total

de 8 en el grado de filosofía. Mi planteamiento difiere sustancialmente del tradicional


aproximándose a algunas de las propuestas que haremos más adelante. El programa
concreto puede consultarse en https://secretaria-virtual.uam.es/doa/consultaPublica/
look[conpub]MostrarPubGuiaDocAs.

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en ese periodo dispondría de tres a cuatro horas de docencia efectiva en


aula por semana, parte de las cuales podrían estar dedicadas a tareas de
tipo práctico. Se trataría en cualquier caso de materias de carácter obli-
gatorio, al margen, por tanto, de la formación especializada que pudiera
ofrecerse en etapas superiores, tanto de grado como de posgrado.
Un estudio pormenorizado de la situación de los estudios de lógica
en España lleva a la conclusión de que incluso este escenario es optimis-
ta, pero resulta difícil tomar como punto de partida un único semestre12.
Uno de los principios de esta propuesta consiste en no aprovechar la exis-
tencia de dos semestres para ubicar en el primero todos los preliminares
considerados necesarios para la docencia llevada a cabo en el segundo.
Este modelo reproduciría sin duda algunos de los vicios y dificultades
que ya se han comentado líneas atrás.
En lo que sigue vamos a presentar un diseño curricular basado en
dos semestres que pretendemos que sirva de base a otras alternativas
igualmente viables. Se trata de una solución conservadora consistente
en diseñar un primer semestre orientado a presentar el lenguaje de la
lógica de primer orden junto con una somera introducción a la teoría
elemental de modelos para pasar a continuación a discutir el proble-
ma de la decisión a raíz de la discusión de alguno de sus cálculos.
El esquema del curso sería el siguiente:

1er Semestre:
i. Presentación del lenguaje de la Lógica de Primer orden
ii. Introducción a la Teoría elemental de modelos
iii. Discusión del problema de la decisión
2º Semestre:
i. Discusión del problema de la completitud
ii. Diagonalización
iii Solución negativa del problema de la decisión
iv. Teoremas de Löweheim-Skolem
v. Introducción a los teoremas de limitación de Gödel.
Obsérvese que ya en el primer semestre violaríamos una de las conven-

12 Un estudio exhaustivo del mapa curricular de la lógica en España puede verse en

Alonso (2019)

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ciones no escritas, pero ampliamente respetada, consistente en intro-


ducir primero el nivel sentencial para luego ir añadiendo los recursos
propios de la Lógica de Priemer Orden; típicamente el fragmento mo-
nádico para luego alcanzar el nivel relacional sin restricciones.
Esta interpretación, que es la que evitamos aquí, muestra la Lógica
de Primer Orden, LPO en lo que sigue, como una extensión de la ló-
gica sentencial, algo que tanto históricamente como conceptualmente
resulta discutible. No obstante, no entraremos en este debate ahora. La
presentación del lenguaje de LPO servirá para motivar el ideal fregea-
no destinado a formalizar el lenguaje de la matemática decimonónica
apartando así nuestra atención del lenguaje ordinario. Se introducirá
igualmente la conexión con el proyecto leibniziano de una characte-
ristica universalis aprovechando la mención expresa que se puede
encontrar en el Prólogo de la Conceptografía.
La presentación de la Teoría de Modelos no pretendería ir más allá
de la misma noción de modelo de primer orden para plantear el pro-
blema de hasta qué punto la LPO es capaz de caracterizar teorías. Ello
exige, sin entrar en detalle, una formulación de la noción de isomorfía
entre estructuras y de la completitud de una teoría interpretada.
El tercer punto invierte la importancia de los conceptos adoptados
en el modelo estándar de análisis de un sistema formal. En este caso
hemos optado por atacar primero el problema de la decisión siguiendo
una interpretación más ceñida al desarrollo histórico de la disciplina
que a su reconstrucción contemporánea. Es un hecho que la tarea de
decidir si una fórmula pertenece o no a una teoría fue el objetivo cen-
tral de los primeros años del desarrollo de la lógica formal tal y como
se evidencia en la primera edición de los Grundzüge der theoretischen
Logik de 1928 de Hilbert y Ackermann, justo antes de que llegaran
los grandes resultados de limitación de la Lógica contemporánea. Para
ello se desarrollará un cálculo, preferentemente el de deducción natu-
ral, insistiendo en el concepto abstracto de prueba y no, como viene
siendo habitual, en la resolución efectiva de ejercicios. Se intentará con
ello visualizar el proyecto ilustrado de resolver las disputas mediante el
cálculo tal y como lo expone Leibniz, por ejemplo, en Die philosophis-
chen Schriften VII 125.

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Este primer semestre reforzaría las expectativas de éxito en la


fundamentación del conocimiento formal describiendo someramente
los problemas generados por el programa hilbertiano y todo ello en
conexión con la tradición racionalista leibniziana y el programa de la
Ilustración.
El segundo semestre, por contra, estaría orientado a discutir la
frustración de dichas expectativas. Empezaríamos, de forma paradójica
si se quiere, por la prueba de completitud de la LPO, que muy bien
podría ser considerada como un resultado positivo, pero que analiza-
remos desde el interior de su demostración insistiendo los aspectos no
constructivos de la misma. Aquí habremos de cometer, me temo que
de forma necesaria, un cierto anacronismo, pues la prueba a desarrollar
no será la original de Gödel de 1930, sino la de Henkin, mucho más
asequible que la original.
No obstante, traeremos a colación algunos de los comentarios que
Gödel mismo hiciera a propósito de la interpretación no constructiva
de su propia prueba. Cómo él mismo afirma, una interpretación pu-
ramente constructiva de la afirmación “para toda fórmula ocurre que
esta es o bien demostrable en el cálculo, o bien es refutable13” resultaría
en la presunción de que todo problema matemático expresable en la
Lógica de los Principia sería soluble, lo que ya en ese momento empeza-
ba a resultar sospechoso. Aprovecharemos para indagar en el espinoso
asunto de si hay problemas insolubles y en qué consisten, algo que ya
en sí mismo desafiaría la confianza de Hilbert en la inexistencia de in-
solubilia, tesis defendida públicamente en su contribución al Congreso
de matemáticas de Paris en 1900.
Creemos conveniente introducir en este punto una somera expo-
sición de la técnica de diagonalización empleada por Cantor en 1891
para establecer la inconmensurabilidad de los reales y los naturales y
lo aplicaremos también a describir el cardinal del conjunto potencia
de uno dado. La intención es presentar esta técnica, la diagonaliza-
ción, como el auténtico caballo de Troya del sueño ilustrado. Algo

13 En el sentido de que existe una realización -modelo – que la hace falsa. Vease en este
sentido la Introducción a Gödel (1929) donde el autor plantea tímidamente y de forma
polémica la posibilidad de que existan problemas insolubles.

Andamios 157

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Enrique Alonso

que quedará de sobra confirmado cuando empleemos este recurso


en las partes restantes del curso. La idea de fondo es mostrar de qué
manera la matemática, es decir, la más exacta de las ciencias, con-
fronta nociones y aspiraciones legítimas de la razón humana que no
parecen encajar del modo adecuado. Eventualmente y dependiendo
del desarrollo real del curso, podríamos mencionar la paradoja de
Cantor y formular, aunque solo sea eso, la Hipótesis del Continuo.
Este será el momento idóneo para analizar en profundidad la solu-
ción negativa al problema de la decisión analizando con cierto detalle
el ataque ofrecido por Turing en “On computable numbers with an
application to the Entscheidungsproblem”. Se analizará el concepto de
máquina de Turing con especial insistencia en las máquinas universa-
les. La demostración del problema de parada servirá para discutir la
interpretación contemporánea de la noción de tarea efectiva mostrando
las limitaciones inherentes al concepto.
La solución negativa al problema de la decisión vendrá entonces de la
mano de un hecho poco tratado en cursos elementales como es la capaci-
dad de la LPO para expresar el formalismo de las máquinas de Turing. Si
hay alguna base para discutir que la LPO no es el resultado de una serie
de convenciones más o menos justificadas sin duda es esta. Se planteará
el problema relativo al estatus ontológico de la Lógica oponiendo las tesis
realistas sostenidas por Frege y parcialmente por Gödel a las posiciones
convencionalistas, intentado así abrir la discusión sobre la naturaleza de
la Lógica.
Aprovecharemos también para desvelar el arcano por el cual el
fragmento monádico de la LPO sí resulta decidible cuando la mera
incorporación de relaciones de ariedad 2 hace que se pierda esa notable
propiedad. Romperemos así con el sobreentendido que lleva a afirmar
que la indecidibilidad es una consecuencia de incorporar cuantores
sobre dominios de cardinal enumerable, algo que literalmente es falso.
Los teoremas de Löwenheim-Skolem se presentarán, quizá en au-
sencia de una prueba detallada, como una forma de poner en valor el
problema de capacidad expresiva de un lenguaje formal a la hora de
caracterizar teorías, entendiendo por tal, su habilidad para alcanzar o
no la isomorfía. Entraremos en el espinoso asunto de la categoricidad,
pero sin mayor detalle. Las limitaciones de la LPO serán discutidas

158 Andamios

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¿Qué lógica necesita saber un filósofo?

como recurso idóneo para la expresión formal de teorías del tipo más
diverso, aludiendo quizá al ímpetu del Círculo de Viena y a sus preten-
siones formales.
La parte final del curso estará dedicado, como no, al caso de la Arit-
mética de Primer Orden, PA14, y su tratamiento en Gödel (1931). Se
trata de analizar un caso real y crítico de fundamentación de una teoría,
la Aritmética elemental, que había quedado señalada como principal
campo de batalla por el programa formalista de Hilbert. Insistiremos
de forma muy destacada en el problema de la autorreferencia como un
elemento asociado a la capacidad expresiva de un lenguaje. Estudiare-
mos en detalle la numeración de Gödel y la definición de los predica-
dos y relaciones dotadas de contenido metateórico como predicados
y relaciones recursivos primitivos en el lenguaje de la propia PA. La
demostración de la existencia de proposiciones formalmente indemos-
trables se hará con cierto detalle, pero aprovechando el planteamiento
de Hilbert-Bernays15, mucho más asequible en este nivel de discusión.
Este momento será el idóneo para jugar con las interpretaciones menta-
listas de Lucas y Penrose16 de estos resultados aprovechando para poner
en su correcta perspectiva los malentendidos al respecto.
El análisis de la incompletitud esencial de PA junto con la imposi-
bilidad de demostrar constructivamente la consistencia de PA servirá
como colofón perfecto para un curso orientado en definitiva, a analizar
la crisis de la razón ilustrada a manos de la Lógica formal del siglo xx.

Conclusión

Como se puede ver esta propuesta, así como otras combinaciones


similares que pudieran implementarse, ha respetado, al menos
de forma parcial, el principio de no centrar ningún semestre en la
presentación de los preliminares del que ha de constituir la verdadera
aportación de esta materia al currículum del filósofo. Desde el

14 Peano Artihmetic.
15 Véase Smith (2007)
16 Véase Lucas (1961) y Penrose (1989)

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Enrique Alonso

primer momento se ha intentado vincular la exposición de resultados


concretos y relevantes a problemas de amplio calado, tanto en la
tradición, como en el momento presente. Resulta evidente que esta
propuesta es un mero ejemplo de lo que podría llegarse a intentar bajo
esta nueva perspectiva metodológica. Hay muchas otras narraciones
que pueden articular el tiempo de docencia, otros fines e intereses,
sin descartar nada.
Una crítica evidente que no quiero soslayar es el considerable
aumento de la complejidad de esta materia en comparación con su
predecesora. Por si no había quedado claro al principio, mi objetivo no
era fabricar una asignatura más fácil para nuestros alumnos de filosofía,
sino una más pertinente. Y en ese sentido creo que cualquiera de estas
propuestas o las que pudieran surgir en lo sucesivo, se ajustan mejor a
ese objetivo que lo que hemos venido haciendo hasta ahora.
Uno de los problemas evidentes que surgen de esta propuesta es su
adecuada ubicación dentro del plan de estudios. Al haber abandonado,
como resulta obvio en este trabajo, una perspectiva instrumental basada
en la interpretación argumentativa de la lógica, los semestres descritos
no tienen por qué ubicarse en los primeros cursos del currículum de
filosofía.
De hecho, y dada su conexión con la filosofía contemporánea, lo
más conveniente es sin duda retrasar su impartición a aquel momento
en que los estudiantes han tenido un suficiente contacto con la filosofía
contemporánea y no antes. Una derivada de este planteamiento es que
ciertas materias que tradicionalmente se han apoyado en cierto conoci-
miento formal, pienso de forma destacada en Filosofía de la Ciencia y
Filosofía del Lenguaje, pueden encontrar alguna dificultad para abordar
ciertos tópicos tradicionales.
Pero lo cierto es que la cantidad de lógica que se exige en sus
programaciones es mínima, al punto de bastar con una o dos clases
de apoyo en momentos puntuales, algo que hemos venido ensayando
con un resultado más que aceptable. Esta, por tanto, no debería bastar
como una objeción relevante a nuestra propuesta.
Un aspecto algo más polémico es la completa marginación de los
contenidos de las denominadas lógicas no-clásicas en este diseño. Pero
recuérdese que la intención no era suplantar el canon existente por

160 Andamios

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¿Qué lógica necesita saber un filósofo?

una propuesta alternativa, sino introducirlo desde su relevancia para


filosofía. En este sentido hay que admitir que el modelo podría con-
siderarse conservador en exceso propiciando, tal vez, una focalización
excesiva en el caso de la lógica de primer orden. Creo que bastarían
menciones reiteradas a las elecciones que en cada caso adopta la lógica
de primer orden para salvar esta dificultad, al tiempo que se fomenta
la curiosidad ante perspectivas alternativas que quedarían pospuestas
hasta la formación especializada.
La segunda cuestión que indiqué lineas atrás y que merece algún
comentario aquí, tiene que ver con un desarrollo suficientemente ade-
cuado de las consecuencias filosóficas que los resultados de la lógica
formal han puesto encima de la mesa a lo largo del siglo xx. Creo que
algunos de los debates ilustrados en la propuesta anterior aclaran la
forma y el contenido de lo que podría hacerse a este respecto, pero no
me parece suficiente ni de lejos.
El aprovechamiento de los resultados de Turing o Gödel para el
debate filosófico no es nuevo ni desconocido, pero existe mucho otro
material que no ha sido explotado o que ni tan siquiera ha recibido una
atención oportuna. El problema trasciende, por desgracia, el ámbito
de este trabajo, pero queda pendiente para una elaboración posterior.
Mucho me temo que no se trata de descubrir nada nuevo, como ya dije
antes, soy consciente de la existencia de un gran número de trabajos
que desde hace largo tiempo han puesto su atención en extraer las
muchas conclusiones que el desarrollo de la lógica formal ha tenido
para la filosofía. No se trata, pues, de repetir lo que ya está hecho. Lo
que aún no parece haberse logrado es una articulación coherente de
toda esa producción, una tarea consecuente y sistemática de traducción
del conocimiento formal al ámbito de la filosofía contemporánea de tal
forma que permita una fácil incorporación de estos contenidos en el
proceso formativo del filósofo.
Ignoro si aún estamos a tiempo de abordar un programa tan ambi-
cioso que implica una reformulación tan profunda del currículum del
área de lógica y que aún pretende ir más allá al plantearse un programa
de traducción de la ciencia de la lógica al ámbito de la filosofía. Progra-
ma, que no lo niego, retoma el espíritu, si no la letra, de tantos intentos
precedentes de dotar a la filosofía de las herramientas que la ciencia
adoptó tanto tiempo atrás.

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Enrique Alonso

No se trata de denostar aquellas formas de filosofía puramente discur-


sivas, nada de eso está en mi ánimo, sino tal vez de mostrar que sí existe
una oportunidad de sacar rendimiento de aquello que las ciencias, en
concreto las formales, nos han enseñado en relación a la capacidad de la
mente humana para construir lenguajes y herramientas para la expresión
de nuestras teorías. Si aún estamos a tiempo, cosa que no debe darse por
sentada, lo veremos en los próximos años. Debo admitir, para finalizar,
que este planteamiento sitúa a la Lógica contemporánea muy cerca de
las aportaciones que otras disciplinas como la teoría de la Relatividad o
la Mecánica cuántica han hecho a la comprensión filosófica del mundo
presente.
Creo no obstante que la Lógica, en la medida en que analiza la ca-
pacidad de nuestros lenguajes formales para describir el mundo en sus
formas más abstractas conserva una esencia filosófica en cierto modo
privilegiada. Si este es un debate que debamos o no abrir ahora, lo
ignoro. Baste pues con lo dicho.

Bibliografía consultada

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una reforma. En Quadripartita Ratio (En prensa). Versión preli-
minar en http://zeus.lllf.uam.es/Drafts/Conflicto_draft.pdf
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Fecha de recepción: 24 de abril de 2019


Fecha de aceptación: 26 de junio de 2019

Volumen 16, número 41, septiembre-diciembre, 2019, pp. 143-163 Andamios 163

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¿Por qué Lógica y Teoría de la Argumentación?


Matías Domínguez*
Claudio M. Conforti**

Resumen. En este artículo nos proponemos indagar sobre la


asociación, que hoy se da de hecho, en manuales, congresos,
instituciones académicas entre lógica y la teoría de la argumen-
tación.
Nos preguntamos si el surgimiento de la teoría de la argumen-
tación fue un “cambio de paradigma” de lo que se entendía por
lógica hasta la década de 1950. Nosotros pensamos que no. No
creemos en un cambio de paradigma, ni en la concepción del
surgimiento de una “nueva racionalidad”, con el nacimiento de
la teoría de la argumentación, como veremos más adelante.
Las preocupaciones y las aplicaciones de la lógica y la teoría
de la argumentación son diferentes. Son, sin dudas, disciplinas
diferentes.

Palabras clave. Lógica, teoría de la argumentación, lógica infor-


mal, paradigma, racionalidad.

Why Logic and Argumentation Theory?


Abstract. In this article we propose to inquire about the asso-
ciation, so particular, that today is between logic and theory of
argumentation.
We wonder if the emergence of argumentation theory was a
“paradigm shift” of what was logic understood until the 1950s.
We think not. Nor do we believe in the paradigm shift in the

* Estudiante de doctorado en la Universidad Nacional de Tres de Febrero, Argentina.


Correo electrónico: matias.wittgenstein@gmail.com
** Profesor investigador de Universidad Católica Argentina, Buenos Aires. Correo
electrónico: conforti.claudio@gmail.com

Volumen 16, número 41, septiembre-diciembre, 2019, pp. 165- 173 Andamios 165
Matías Domínguez y Claudio M. Conforti

conception of a “new rationality”.


The “concerns” and applications of logic and argumentation
theory are different. They are different disciplines.

Key words. Logic, theory of argumentation, informal logic, pa-


radigm, rationality.

Introducción

A mediados del siglo XX la teoría de la argumentación surgió como


un campo de ejercicio profesional. Una comunidad estable de autores
que: publican, debaten, enseñan, en relación a ese tema. Este campo,
ha aparecido sistemáticamente asociado al de la lógica. Comparten
congresos, publicaciones, debates, programas de estudio, instituciones
científicas, etc.
En este artículo nos proponemos indagar acerca de lo que hoy su-
cede en la praxis de la comunidad científica de lógicos y de quienes
profesan su interés en la “teoría de la argumentación”.
En nuestro recorrido nos hemos preguntado si el surgimiento
de la teoría de la argumentación fue un “cambio de paradigma” de lo
que se entendía por lógica hasta los años 50.

Qué entendemos por Lógica

Citando a John Corcoran hablamos de Lógica teniendo en cuenta dos


aspectos: por un lado, desde una concepción epistémica, como me-
ta-ciencia y, por otro lado, como ciencia óntica. En tanto meta-ciencia
epistémica, sigue la tradición eminentemente aristotélica. Sin embargo,
desde Cantor y Frege, podemos hablar de la lógica como una ciencia
óntica (Corcoran, 1992).
Como sabemos, Frege centrado en el proyecto logicista de fundar
la matemática en la lógica, no sólo presenta avances técnicos (conti-
nuando a Boole, comparable con Peirce y otros) (Vega Reñon, 1991)
sino que, en el trabajo con las oraciones proposicionales rompe con

166 Andamios

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¿Por qué Lógica y Teoría de la Argumentación?

la carga gramatical de la oración, distinguiendo forma gramatical de


forma lógica.
Frege destituye la noción de sujeto gramatical, rompiendo con 2200
años de tradición lógica-aristotélica y crea una nueva noción. La forma
lógica, después de Frege, no se puede confundir con la forma gramati-
cal. (Gamut, 2009).
Consideramos esto último una novedad y originalidad fregeana,
un salto conceptual que da respuestas a la anomalía (en el sentido
de Kuhn), que era la matemática de fines del siglo XIX, para la lógica
aristotélica.
En el intento metacientífico de dar cuenta de la matemática con
la lógica, el lenguaje es tomado desde un punto de vista matemático
(función y argumento de función en lugar de sujeto y predicado) dan-
do resultados de interés ontológico para la matemática, en un primer
momento, (sus fundamentos) y luego extensibles a la lógica en general
(Russell, Whitehead, Wittgenstein, etc.).
Sugerimos una perspectiva de inspiración kuhniana , locali-
zando en Frege el ingreso de un nuevo paradigma para la lógica. Se
cumple así lo señalado por Kuhn: un hombre del paradigma de la
ciencia normal introduce el paradigma alternativo . En este sentido,
proponemos poner a prueba la aplicación de la noción de revolución
científica en este caso particular.

Teoría de la Argumentación

El nacimiento, en el SXX, de lo que actualmente llamamos teoría de la


argumentación se da por tres publicaciones que suelen considerarse
fundamentales. Ellas son:

1. Chaïm Perelman & Lucie Olbrechts-Tyteca (1958), Traité de


l’argumentation. La nouvelle rhetorique. Bruxelles: Éditions de
l’Université de Bruxelles.
2. Stephen E. Toulmin (1958), The uses of argument. Cambridge
UK: Cambridge University Press.
3. Charles L. Hamblin (1970), Fallacies. London: Methuen

Andamios 167

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Matías Domínguez y Claudio M. Conforti

Perelman y Olbrechts-Tyteca proponen una teoría de la argu-


mentación contrapuesta al modelo lógico-matemático de la
demostración.

El objeto de esta teoría es «el estudio de las técnicas discursivas que


permiten provocar o acrecentar la adhesión de los espíritus a las tesis
que se presentan a su asentimiento» (1970, 3ªedic.: p. 5). En este sen-
tido, supone un contacto o interacción, y la construcción del auditorio
al que se trata de persuadir o de convencer. La persuasión se dirige
más bien a un auditorio o un interlocutor particular; la convicción, al
auditorio universal de todos los seres dotados de razón.
Se presta atención al discurso práctico y a los juicios de valor, así
como la adopción de un modelo jurisprudencial de razonabilidad.
La propuesta de Toulmuin si bien a los comienzos no tuvo tan bue-
na acogida, a mediados de los 80 empezó a contar con un amplio eco
multidisciplinar.
El hoy llamado “modelo de Toulmin” es una contribución notable
por su influencia y por sus aplicaciones en diversos campos, inclui-
dos los modelos y diagramas argumentativos en inteligencia artificial.
Este modelo está compuesto por: (i)una conclusión o pretensión, (ii)
unos datos, (iii) una regla o garante inferencial de la vinculación de
la conclusión a los datos, (iv) una base o trasfondo de respaldo de esa
garantía si fuera preciso, (v) una modulación de la fuerza o calidad de
la vinculación inferencial y(vi) una cláusula de salvedad o de excepcio-
nalidad llegado el caso.
Suele considerarse que este modelo pasó a sustituir el modelo argu-
mentativo estándar tradicional: premisas, nexo ilativo, conclusión.
Quienes defienden la concepción de Toulmin afirman que su mode-
lo se presta a consideraciones no solo dialécticas sino meta-argumenta-
tivas a las que el modelo tradicional es insensible.
Siendo Perelman, Toulmin y Hamblin autores bien distintos e in-
dependientes entre sí, no dejan de tener algunos puntos comunes de
formación y orientación:

a) Los tres se han formado inicialmente dentro del canon de la


lógica y la filosofía de la ciencia establecidas y los tres reaccionan

168 Andamios

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¿Por qué Lógica y Teoría de la Argumentación?

en contra de que es el único modelo universal de racionalidad.


b) Los tres vindican el ejercicio de una razonabilidad activa, si-
tuada y permeable a los riesgos y responsabilidades del discurso
común.
c) Los tres hallan en las prácticas discursivas y en las reglas de
juego de la argumentación –con propuestas diversas y a veces
divergentes– una alternativa interactiva, dinámica y razonable al
estándar abstracto de la demostración formal.

Desde la filosofía, podemos considerar dos caminos principales de pro-


moción y desarrollo de la moderna teoría de la argumentación:

1. El primero se centra en la recuperación del discurso informal y


de los nuevos paradigmas argumentativos, frente al análisis ló-
gico estándar y los paradigmas formales que venían imperando
en la lógica.

La reivindicación del “rigor informal” se centra en los términos de la


contraposición entre la demostración –axiomática o lógico-matemáti-
ca– y la argumentación.
La demostración, según estos autores, es abstracta, terminante, mo-
nológica e impersonal. La argumentación, en cambio, se nuestra más
concreta, contextual e incluso práctica, razonable o plausible y dialó-
gica, especialmente en dominios como la jurisprudencia y la filosofía y
en el entorno sociológico.

2. El otro camino fue abierto por la decisión pragmática del lla-


mado “giro lingüístico” que, a partir de los años 50, supone una
“revolución” o, al menos, un “cambio de marcha” en filosofía (a
partir de influencias como la de Wittgenstein).

Este giro propició una vía paralela de desarrollo de la incipiente teoría


de la argumentación. A través de él pasó a ocupar un primer plano
el análisis contextual de los usos discursivos del lenguaje común y se
fue abriendo camino una pragmática normativa relevante como es el
estudio de las falacias principalmente.

Andamios 169

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Lógica informal versus Lógica formal

Se inició así una suerte de “guerra de la lógica” propiciada por la idea


de que la nueva lógica informal venía a competir con la lógica formal
establecida –fuera tradicional, “postaristotélica”, o fuera simbólica o
matemática, “postfregeana”– por los mismos lugares institucionales en
la enseñanza oficial.
La coexistencia se logró en una serie de textos elementales de lógica
que se movían entre cuatro concepciones principales de la lógica:

[i] la lógica es el estudio de los métodos y procedimientos em-


pleados para distinguir los argumentos válidos de los inválidos;
[ii] la lógica es el estudio de los principios y patrones del razo-
namiento válidos;
[iii] la lógica es el estudio de las estructuras o formas del razona-
miento, la inferencia o la argumentación válida;
[iv] la lógica es el estudio sistemático de determinadas relaciones
(lógicas) entre proposiciones.

Llegados a este punto, podemos hacer una recapitulación y resumen de


los motivos determinantes de la gestación de la teoría de la argumen-
tación. Los podemos clasificar dentro de los cuatro grupos siguientes:

a) Motivos ideológicos, como los representados por los ideales y


programas ilustrados.
b) Motivos críticos de orden externo, como la reforma y la recon-
figuración de los cursos introductorios de lógica para responder
a las demandas escolares de los estudiantes y a las inquietudes
educativas de los profesores.
c) Motivos críticos de orden interno, como la reacción contra
el supuesto estatuto de la lógica formal y deductiva estándar en
calidad de paradigma racional y disciplinar, la atención al dis-
curso real y al tratamiento de las falacias, la sensibilidad hacia
la inflexión pragmática del giro lingüístico en filosofía y el reco-
nocimiento no solo de los argumentos sino de la argumentación
misma, es decir, de las prácticas argumentativas y de su interac-

170 Andamios

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¿Por qué Lógica y Teoría de la Argumentación?

ción en contextos de comunicación discursiva.


d) Motivos inducidos por la conformación y evolución del entor-
no disciplinar. Se empieza a trabajar en estudios interdisciplina-
res más entre lógica y dialéctica o entre retórica y filosofía.

Revoluciones y “cambios de paradigma”

La existencia de revoluciones en historia de la lógica no es un tema


de hoy, ni se ha referido únicamente al caso de la moderna teoría de
argumentación. Ya tuvo ocasión de plantearse a propósito de la moder-
na lógica formal. El éxito de la idea de revolución científica de Kuhn
favoreció este tipo de interpretación.
En este sentido, Gillies (1992) creía ver en la imposición histórica
de la lógica moderna una revolución kuhniana: la producida al ser
sustituido el tradicional paradigma aristotélico por el nuevo paradigma
lógico-matemático fregeano.
El nacimiento de la teoría de la argumentación parece haber susci-
tado en algún observador una emoción parecida. Esta idea es la que
nosotros sostuvimos al principio,
Por ejemplo, para Willard: “El nacimiento de la Lógica informal fue
una revolución kuhniana. La desafección de un grupo hacia los puzles
tradicionales y su búsqueda de pastos más verdes (en este caso más
amplios) llevó a sus estudiosos a la periferia de la Lógica para expandir
sus estudios hasta incluir fenómenos dejados hasta entonces a la psico-
logía, la sociología o la comunicación”. (1989: p. 222)
Pero hay una tesis reciente de Jales Ribeiro (2012) que otorga al
acontecimiento no solo un sentido cabalmente revolucionario, sino una
significación que, más allá de un mero cambio de paradigma en lógica,
alcanza a ser un cambio de paradigma en nuestra concepción de la
racionalidad.
La tesis es que la teoría de la argumentación ha sustituido a la lógica
(estándar) como paradigma de la racionalidad humana. Esta tesis se
encuentra en declaraciones como “La argumentación se ha desarrollado
desde aquellos primeros tiempos [el autor se refiere a mediados del s.
XX] hasta el presente no solo como un ejercicio particular de la razón

Andamios 171

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Matías Domínguez y Claudio M. Conforti

humana, sino, de hecho, como su verdadero paradigma. Dicho simple-


mente, la razón humana es esencialmente argumentativa. <…> Ser “ra-
cional” para el hombre contemporáneo significa (saber) argumentar”.
(Ribeiro, 2012)

Conclusión

Desde la concepción epistémica de la lógica, a la que adherimos, po-


demos afirmar que a la lógica no le interesa “captar” el fenómeno de la
comunicación humana en cualquier contexto sino simplemente cómo
se razona en ciencia. Concebimos a la lógica como discurso metacien-
tífico.
Teniendo en cuenta esto, y las preocupaciones y circunstancias de
surgimiento de la “teoría de la argumentación”, que nos hemos deteni-
do en presentar especialmente, se nos plantea de manera muy fuerte el
interrogante de por qué su “sociedad,” de hecho como si ambas disci-
plinas versaran sobre lo mismo.
Las preocupaciones de la teoría de la argumentación no son on-
tológicas ni metacientíficas. La teoría de la argumentación no surge
como paradigma alternativo al paradigma lógico “fregeano”, sino como
campo heterogéneo que puede presentar puntos de intersección con
la lógica así como lo hacen la matemática, la física, la lingüística, la
cibernética, etc.
Queremos simplemente concluir que es necesario y, por lo tanto,
legítimo, continuar interrogando esta sociedad entre lógica y teoría de
la argumentación. Esto nos permitirá revalorar los logros lógicos de
los últimos 180 años, diagnosticar la situación actual de la disciplina y
plantearnos nuevas estrategias epistémicas, didácticas y políticas.

Bibliografía consultada

Corcoran, J. (1992). El nacimiento de la lógica. En Agora. Vol. 11


Núm. 2. pp. 67-78.

172 Andamios

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Fecha de recepción: 23 de abril de 2019


Fecha de aceptación: 19 de junio de 2019

Volumen 16, número 41, septiembre-diciembre, 2019, pp. 165- 173 Andamios 173

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Sobre la relación entre las lógicas


y el pensamiento crítico
Ariel Félix Campirán Salazar*

Resumen. Propongo que el pensamiento crítico y las lógicas


comparten tres supuestos: asumen intuiciones sobre la realidad,
permiten al agente “creer” y realizan actividades racionales en
torno a creencias. Muestro dos actividades complementarias
cuando de elucidar y conocer se trata: las prácticas formal y
conceptual-pragmática del agente; quien intuye, cree, formaliza
y satisface criterios metodológicos mediante ciertas virtudes en
su discurso y práctica racional: Orden en su pensamiento, rigor
lógico, claridad y brevedad conceptual, relevancia epistémica en
sus afirmaciones, congruencia pensamiento-acción. Comparo
novedosamente las tareas del lógico, concluyendo que, si el
agente no cuenta con habilidades de pensamiento desarrolladas,
no logra la construcción de una visión de la realidad, represen-
tada en modelos y teorías; algo necesario en ciencias.

Palabras clave. Lógica clásica, lógica no clásica, sistema lógico,


habilidad de pensamiento, contexto.

On the relationship between logic and critical


thinking
Abstract. I propose that critical thinking and logic share
three assumptions: they assume intuitions about reality, allow
the agent to “believe” and perform rational activities around
beliefs. I show two complementary activities when elucidating

* Profesor investigador en la Universidad Veracruzana, México. Correo electrónico:


arielcamps@yahoo.com

Volumen 16, número 41, septiembre-diciembre, 2019, pp. 175 - 195 Andamios 175
Ariel Félix Campirán Salazar

and knowing is about: the formal and conceptual-pragmatic


practices of the agent; who intuits, believes, formalizes and
satisfies methodological criteria to achieve certain virtues in his
discourse and rational practice: Order in his thought, logical
rigor, clarity and conceptual brevity, epistemic relevance in his
affirmations, congruence thought-action. I compare the tasks
of the logical and critical thinker, concluding that, if the agent
doesn’t have developed thinking skills, he doesn’t achieve the
construction of a vision of reality, represented in models and
theories; something necessary in science.

Key words. Classical logic, non-classical logic, logical system,


thinking ability, context.

Introducción

Aunque la historia de la lógica se registra en la Grecia Clásica con los


trabajos de Aristóteles, debemos reconocer que los agentes racionales
desde tiempos anteriores emplearon recursos para representarse la es-
tructura lógica del mundo. El discurso mediante formalismos realmente
es más reciente en su creación y uso, y la historia lo data hacia finales
del siglo XIX. Los historiadores de los siglos XX y XXI nos permiten
descubrir un sinnúmero de trabajos: unos, que muestran el enorme
potencial del formalismo, entendido éste como el esfuerzo por repre-
sentar mediante códigos o símbolos especializados distintas maneras
de recuperar estructuras (formas) o patrones que expresan no sólo el
pensamiento del agente en torno al mundo sino incluso patrones al
interior mismo del lenguaje lógico; otros, que dan cuenta del vínculo
estrecho entre el pensamiento lógico-conceptual y el conocimiento del
entorno; hay otros más, en la abstracción más pura, mostrando matices
y propiedades del lenguaje formal mismo.
Una razón para llamar la atención a este vínculo es que las concep-
ciones sobre la realidad y los análisis lógico-conceptuales que permiten

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Sobre la relación entre las lógicas y el pensamiento crítico

las mejoras a ellas, sin duda también ocupan un lugar en la historia


del pensamiento de los agentes, siempre interesados por comprender
mejor y llegar incluso a generar teorías y modelos que la explican.
Este vínculo muestra la relevancia de la lógica y la teoría del co-
nocimiento en la construcción de las explicaciones de la ciencia (sean
éstas puramente teóricas o bien mediante modelos).1 De modo que la
historia de la lógica y del pensamiento crítico tienen antecedentes muy
antiguos. Por ello, vincular al Pensamiento Crítico (PC, en adelante)
con la Lógica (o lógicas) es un punto de interés creciente para la discu-
sión contemporánea sobre la naturaleza de la Lógica, sus aplicaciones
y como herramienta para los distintos campos del conocimiento, en
particular las humanidades y las ciencias sociales.
Así, el vínculo entre el PC, las lógicas y la construcción de modelos
y teorías científicas puede resultar enriquecedor. Si la lógica, cualquier
sistema sea o no deductivo, se entiende desde su vínculo con el PC y
este binomio está en la base de la formación de creencias (al principio),
pero también de teorías (o modelos) cuando de explicaciones científicas
se trata entonces parece claro que la lógica no es sólo útil para hacer ciencia,
sino que se encuentra en la base de cualquier ordenación epistémica. Por ello
hemos dicho que: “La ciencia (sea formal, natural o social) muestra sus
productos (los conocimientos) a través de teorías y modelos. La teoría
es más abstracta al modelo y el modelo es más abstracto que lo real. El
modelo es un puente entre la teoría y la realidad”. (Campirán, 2017, p.
52)

1 ¿En qué consiste la habilidad de pensamiento denominada “teorizar”? He dicho:

Avanza una idea. Saca conclusiones. Paga el precio de los supuestos y de las consecuen-
cias. Construye un sistema con tus razonamientos. Explica y convence a otros de lo que
piensas, de lo que observas, de lo que consideras relevante epistémica, lógica y axioló-
gicamente hablando. Nos encanta dar nuestros puntos de vista y hacer consideraciones
racionales especulando lo que pasaría si…, o lo que no pasaría si…; es común cuando
por no estar seguros de algo, avanzamos y decimos “suponiendo que así fuera enton-
ces… Esto es parte del teorizar. Hacerlo con rigor disciplinario implica seguir criterios
metodológicos y métodos seguros de un campo con un objeto de estudio delimitado.
La especulación arbitraria no es teoría, la especulación regulada da lugar a un sistema
de creencias. El rigor lógico, epistemológico, lingüístico, metodológico y metódico es
clave si se quiere hacer teoría robusta: un sistema de creencias/conocimientos que dé
cuenta de los problemas mediante argumentos que convenzan con razones o expliquen
con buenas demostraciones. (Campirán, 2017, p. 48).

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Otra razón para hablar de este vínculo es la reciente importancia


que se da en los modelos educativos para que los agentes formadores
de recursos humanos, así como los que se forman con dichos agentes,
detenten habilidades lógico-lingüísticas mediante lenguajes formales
(de matemáticas, estadística, computación y en el fondo de lógica). Esta
tendencia educativa se explica en buena medida por las aplicaciones en
ciencia, técnica, tecnología y ámbitos del comportamiento humano. No
se trata de estudiar la lógica per se ni el PC como una asignatura relevan-
te en aislado, sino que ahora se valora el potencial que el estudio de las
lógicas (formalismos y maneras de formalizar) desarrolla en los agentes
cuyas prácticas no necesariamente son como formalistas, sino como
agentes racionales comprometidos con la cultura de la sustentabilidad
planetaria y del bienestar social, una gran tarea de las humanidades y
las ciencias sociales.
Reflexionar en los supuestos comunes al PC y a las lógicas, así
como visualizar los rasgos que caracterizan y distinguen las prácticas
de los agentes (el lógico y el pensador crítico) son los objetivos de las
siguientes dos secciones. La motivación principal es poner al alcance
del lector:

a) algunos conceptos clave que sirvan de andamiaje entre los


conceptos PC y Lógica, las prácticas y las tareas de los agentes
racionales, y
b) algunos ejemplos donde el vínculo muestra su pertinencia
para la investigación; ello servirá de muestra del papel construc-
tivo de la lógica con los distintos campos de conocimiento.

Sección 1
Supuestos que comparten el PC y la Lógica

Tres supuestos que considero comparten el pensamiento crítico (PC)


y la lógica [clásica (LC) y no clásica (L no-C)] son: ambas parten de
intuiciones sobre la realidad, ambas permiten al agente “creer” y ambas
realizan actividades racionales en torno a creencias, una de ellas en
particular es la formulación de explicaciones científicas. Describiré

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Sobre la relación entre las lógicas y el pensamiento crítico

estos supuestos interconectándolos de modo que pueda verse en ambos


quehaceres su similitud.

1. Intuiciones del agente sobre la realidad [mundo externo e


interno]

El observador o quien experimenta es el agente. Esta noción describe


mejor lo que suele denominarse el sujeto epistémico, el sujeto moral, el
sujeto lógico, etc., pues evita consideraciones filosóficas que tienen que
ver con el aspecto metafísico de lo mental y consideraciones acerca de
lo que es una “persona”, un “yo” o un “individuo social”. Simplemente,
para nuestros fines debemos considerar que la noción de “agente” es
para representar sobre quién recae el papel de observar y asimilar el
producto llamado “observación”.
Algunos agentes, como los humanos, pueden describirse como
sistemas dinámicos abiertos (SDA, en adelante). La observación es una
relación entre el observador y lo observado; en términos computacio-
nales: el agente es un procesador dinámico abierto que se relaciona con
lo externo (entorno del sistema) mediante estructuras de entrada, per-
mitiendo que lo que se va a procesar (input) sea asimilado o procesado
produciendo una respuesta o producto (output). De manera natural los
sensores del agente permiten el registro de estímulos (inputs) y su pro-
cesamiento y asimilación hacen posible producir la respuesta (output).
Un SDA (en tanto agente de sensación-percepción, etc.) concibe
mediante dos tipos de representaciones: una conceptual (o de conte-
nido) y una lógica (o de forma). El contacto del agente con la realidad
externa le obliga a la aceptación sin más de ciertas condiciones para su
operatividad: Llamémosles a estas condiciones básicas “intuiciones pri-
marias sobre qué es lo externo al agente y cómo se relacionan con él”.
Enumeraré y describiré brevemente tres intuiciones generales que
considero comunes para un agente lógico y para un agente con pensa-
miento crítico.

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1.1 La realidad interna es elemento de la externa y está centrada en el


agente

El agente puede reconocer de manera directa una realidad interna (RI),


su propio ser y operaciones, pero de manera complementaria reconoce
una realidad externa (RE), lo demás. Tanto la RI como la RE existen de
manera sistémica: la interna es el agente, es el observador, es el procesa-
dor mismo o quien procesa; la externa es el origen de los estímulos, la
causa u objeto de observación.
Un SDA-1 puede interactuar con otros SDA-n, pero ellos son RE
para SDA-1; mientras que otros SDA verán a SDA-1 como RE. Por ello
decimos:

a) el concepto de RI depende y está centrado necesariamente en


el agente;
b) la realidad total es integrada (externo-interno), pero los agen-
tes la experimentan relacionalmente;
Luego:
c) toda RI de un SDA de alguna manera es parte de la RE total vista
desde ningún agente en especial.

1.2 La existencia de la realidad externa* no depende de la realidad


interna. (* objetos/relaciones; hechos; nóumenos; cosas; emergencias
relacionales de lo que hay; etc.2)

2 Los ejemplos de estas realidades externas dependen de teorías, de concepciones

disciplinares, o de los trasfondos empleados para determinar la ontología. Digamos que


cada ciencia especifica su “objeto y relaciones” a estudiar y las entidades pueden variar
mucho, por ejemplo, las células y sus relaciones pueden interesar como “objetos” a los
biólogos y médicos, mientras que ciertas rocas y sus relaciones serán los “objetos” de
quien estudia los suelos o la historia. Las ciencias sociales investigan otro tipo de objetos
y relaciones. Algo análogo ocurre con las nociones de “hecho” o “cosa” [“nóumeno” si
se piensa en la entidad metafísica inexpugnable en la visión kantiana]. Una “emergencia
relacional” puede ejemplificarse en un trueno o un relámpago en tanto entidades que
emergen en relaciones, aunque no haya agentes epistémicos humanos presentes.

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Sobre la relación entre las lógicas y el pensamiento crítico

Para el agente epistémico3 y el agente lógico resulta bastante intui-


tivo que es necesario hacer una representación de lo real externo, sea
lo que sea. Algunas expresiones para describir tal RE, como dijimos en
la nota son: objetos/relaciones; hechos; nóumenos; cosas; emergencias
relacionales de lo que hay; etc. Cada una de estas descripciones supone
un trasfondo para demarcar tales propuestas. En todos los casos es
responder a la pregunta ontológica raíz: ¿qué existe? o ¿qué hay?
La intuición clave aquí es: Hay algo que es necesariamente externo
cuya existencia no depende de la existencia qua agente.

1.3 Algunas cosas (objetos, relaciones o hechos, etc.) dependen de ambas


realidades

Los nombres son como etiquetas para eso que hay. El lenguaje repre-
senta en estructuras gramaticales lo que posteriormente al hacerse una
mayor abstracción será la estructura lógica; mientras que el mismo
lenguaje representa en significados lo que más tarde será en abstracto el
concepto que describe el contenido de aquello que hay.
Las representaciones son constructos del agente y, aunque algunas
representaciones son de manera genuina de un referente que no es el
agente otras sí lo son. La ambigüedad que puede tener una expresión
cuando es usada y cuando es mencionada es un caso curioso, pues se
dice en el nivel más básico: cuando una expresión es usada el nivel
de representación es lenguaje objeto y cuando es mencionada el nivel
es un metalenguaje que haría referencia al lenguaje en alguno de sus
niveles de abstracción. “El oso es blanco” es una expresión que repre-
senta cierta realidad externa: la expresión aquí es referencial y “oso”
está en lugar de un animal externo al agente lógico-epistémico. “Oso”
es lenguaje objeto. Podríamos decir en un nivel metalingüístico que la
palabra “oso” tiene tres letras.
Un razonador o pensador analítico-crítico está acostumbrado a tra-
bajar con representaciones de realidades externas y emplea el lenguaje
en muchos niveles de abstracción. Generalmente, sin darse cuenta a

3 Sánchez (2014) elucida el concepto de agente epistémico para no usar “sujeto”.

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veces, construye realidades a partir de las primeras y si no tiene cuida-


do puede confundir el estatus ontológico de las mismas.
El nivel de abstracción que hay en una expresión como “Pedro es
almirante” no es muy difícil de situar. La referencia es Pedro y nadie
más, y su trabajo es ser almirante, responsable en algunos casos de
tomar el control del barco. Sin embargo, cuando se afirma “Alguien es
almirante” debe tenerse cuidado, pues esta abstracción parece clara si
pensamos en Pedro, pero bien podría estar pensando en alguien más
que también es almirante. Una generalización como esta requiere de
un análisis lógico: traer a cuenta las reglas que permiten formalizar la
estructura de expresiones como esa. Pero también requiere un análisis
conceptual: qué queremos significar con “alguien”. La expresión puede
ser clara y quizá hasta afortunadamente valiosa si pensamos en el piloto
automático de un barco autónomo.
Algunas reglas lógicas son constructos muy abstractos que no nece-
sariamente representan una estructura de algo referencial de la realidad
externa: “(p ∨ p) sii p”, “p ⊢ p ∨ q”, por ejemplo. Lo mismo ocurre
conceptualmente, si bien es claro que Jorge, Pedro y Luis son socios
porque han reunido por partes iguales un fondo económico para cier-
tas actividades, no es claro que nos refiramos exactamente a ellos como
“La sociedad JPL”, pues ahora “la sociedad” es un constructo o repre-
sentación con ciertos fines que la economía puede reconocer en sólo
algunos aspectos de ellos: sus inversiones en partes iguales. Por ello la
intuición aquí es clave: algunos objetos o cosas tienen una conexión
con la realidad externa pero no todas.

2. La actitud proposicional de “creer”: paso natural de una intuición


al mundo de las creencias del agente

Una vez que hemos visto que tanto el agente que hace lógica como el
que hace pensamiento crítico comparten una relación con lo real, si-
guiendo las intuiciones anteriores, pasemos a revisar un hecho curioso
común que se da en ambos agentes, aunque tengan fines distintos.

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Sobre la relación entre las lógicas y el pensamiento crítico

2.1 El agente lógico interviene doxásticamente ante las representaciones


de las intuiciones sobre la realidad, explicitando la estructura: A cree
que “p”; A cree que “Fa”. También, analiza la forma “p”, la forma “Fa”,
reconociéndolas dentro de sistemas lógicos específicos, en este caso:
lógica clásica proposicional o de enunciados, y, lógica clásica de pre-
dicados (cuantificacional). En particular, analiza la modificación lógica
que la cláusula “cree que” añade a la expresión mediante una lógica
epistémica, extensional o no a la LC. Puede hacer también análisis más
finos identificando algún cuantificador [sea universal o particular] sub-
yacente en la expresión. Por ejemplo, distingue:(∀x) Fa de (∃x) Fa.
El pensador crítico es un agente epistémico (fundamentalmente,
pero no sólo), que realiza el mismo paso en su proceso de reflexión:
inevitablemente asume una postura básica doxástica, con el propósito
de examinar el contenido y, con ayuda de la lógica, también examinar la
forma. Pareciera que el compromiso epistémico base es asumir tal doxa
y pasar al examen de ella. Supongamos que A cree que “el oso es gris”;
el pensador crítico debe cuestionar: ¿qué significa que A crea?, ¿real-
mente el oso es gris?, etc. Si no fuera así, ¿qué implicaciones lógicas y
epistémicas tendría para A? ¿Si A acepta que no es así, debe cambiar su
creencia?
El pensador crítico asume de cierta manera la carga de la prueba,
pues de alguna forma debe manifestar una actitud proposicional hacia
“p”. La creencia es la actitud punto de partida. No es la duda, ni la sos-
pecha, ni la seguridad. Hay muchas actitudes que los agentes pueden
tener hacia “p” pero la mínima es creer, en el sentido de: comprender
qué dice “p” y pensar qué “puede ser el caso”. Quizá no es así y conclu-
ya con “no es el caso de que p”.
Así, el examen del primer paso, creer, es una tarea con fines
distintos en ambos agentes.

2.2. En ambos casos, para el agente lógico y el pensador crítico, “p” es


necesariamente un constructo lingüístico que representa el contenido
y la forma que cierto agente tiene de sus intuiciones sobre la realidad.
La tarea de analizar la forma y el contenido los llevan a una tarea meta-
lingüística. Ambos abandonan el lenguaje objeto y emplean mediante
abstracciones herramientas lógicas o conceptuales para dirimir sus

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Ariel Félix Campirán Salazar

dudas. Pero, ambos tienen el compromiso de hacer frente al estatus


doxástico de las intuiciones que sobre el mundo tiene A.
Es clave para entender bien sus quehaceres estar familiarizado con
el ascenso semántico que hay en los metalenguajes, así como con los
niveles de abstracción y sus productos en tanto insumos para el proce-
samiento de las intuiciones que sobre la realidad se tienen.
El estudio de una habilidad de pensamiento como abstraer y el ma-
nejo adecuado de lo que es la abstracción y sus problemas son tareas
que el pensador crítico tiene que asumir en su formación, para evitar
paradojas y posibles errores categoriales.4

3. Actividad racional en torno a creencias. Son la materia prima del


razonamiento

El tercer y último supuesto común que veremos consiste en enfatizar


que tanto la actividad del lógico como del pensador crítico se centra en
las creencias como materia prima del razonamiento o como producto
de explicación. De ese modo podemos ver que las lógicas y el pen-
samiento crítico comparten intereses, el examen de las creencias que
atienden las intuiciones sobre el mundo, pero con fines distintos.

3.1 Las lógicas (LC y no-clásica) se encargan del análisis y crítica de la


estructura que el agente proporciona a sus intuiciones/creencias sobre
la realidad. El agente lógico crea y usa sistemas lógicos5 para la repre-

4 Garza Camarena (2008) propone con base en Angelleli (2004) un concepto de

“abstracción”. Por mi parte me he ocupado de la habilidad de abstraer en Campirán


(2017, pp. 34-35). Un error categorial básicamente consiste en pasar inadvertida o des-
cuidadamente de un plano a otro, digamos del plano lógico al epistémico, o viceversa;
o del plano lingüístico al ontológico. Por ejemplo, tener claro que cierta afirmación que
se representa con la forma “p” y que ésta por el principio del tercio excluso o es valuada
como 1 o como 0, exclusivamente, no dice nada sobre el estatus epistémico o verdad
de que “p”. Otros errores categoriales deben estudiarse so pena de incurrir en ellos: la
falacia naturalista acusa a este tipo de error: pasar del ser al deber ser, por ejemplo. Cas-
tro (2017) propone una lógica categorial que nos permite el estudio de dichos errores.
5 La noción de “sistema lógico” (SL) es contemporánea y describe las pretensiones

del formalismo de las lógicas deductivas, pero se ha extendido su uso a sistemas no

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Sobre la relación entre las lógicas y el pensamiento crítico

sentación de tales estructuras desde las muy simples hasta las que re-
presentan claramente argumentos; también hace abstracción generando
metalenguajes propios para sus representaciones o formalismos.
Brevemente, algunas intuiciones/creencias son representadas mejor
por los sistemas clásicos, mientras que otras requieren de los sistemas
no clásicos, generalmente asumiendo una postura diferente frente a los
llamados principios lógicos clásicos. Por ejemplo, respecto al principio
de:

- no contradicción están los SL paraconsistentes.


- tercio excluso está el SL difuso al asumir polivalencia.
- explosión del condicional está el SL de relevancia,
- monotonicidad de la consecuencia lógica hay algunos SL no
monotónicos aplicados a modalidades deónticas con una noción
de consecuencia derrotable, o a tipos de paraconsistencia,6

clásicos. En términos generales se entiende que un SL está conformado por un vocabu-


lario (cuyos términos primitivos son: los símbolos de proposición, de conectivos y de
agrupación) y un conjunto de reglas (de formación y de transformación ---inferencia
y reemplazo). El SL permite establecer e identificar perfectamente una proposición
en tanto fórmula bien formada, así como las diferentes transformaciones de ella. Las
nociones de “validez de un argumento”, y las propiedades metalógicas de “completitud,
decidibilidad y consistencia” son parte del concepto. Ejemplos de sistemas lógicos clá-
sicos son las lógicas de enunciados, de primer orden o de predicados y la de segundo
orden. En general, tales lógicas son consistentes con los principios de: tercio excluso, no
contradicción, monotonicidad y explosión el condicional. [Cfr. Gamut, L. T. F., 1991,
pp. 156-157)]. Véase también, Mijangos (2008, p. 152) quien enfatiza la importancia
de enseñar lógica a partir de esta noción; y Enderton (2004, pp. 31ss).
6 Los SL no clásicos son formalismos recientes y poco a poco van logrando representar

ciertas intuiciones que sobre el mundo se tienen y que la LC no había representado de


la mejor forma. Tales investigaciones han dado lugar a grupos de lógicos quienes con
una actividad prolífica muestran las bondades de sus formalismos. La lógica abductiva
aplicada a razonamiento médico, ciertas lógicas aplicadas a programas de cómputo, al
razonamiento jurídico, entre otros. Por la enorme cantidad de intuiciones que intentan
rescatar sugerimos una introducción al tema con la lectura de: Morado y Campirán
(2005). Los trabajos de Mijangos (2011), Aliseda (2017), Gaytán (2017), Pazos (2015),
entre otros son una muestra de lo que en México se viene haciendo. En Brasil podemos
destacar la línea de SL divergentes que proponen Da Costa e Itala D´Ottaviano, Hegen-
berg y Sampaio, como bien lo expone Cabrera (2007).

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3.2. El PC se encarga del andamiaje clave para, sobre todo, evaluar mo-
delos y teorías que se proponen como aparatos mediante los cuales se
argumenta eficazmente y/o explican problemas y soluciones, al tiempo
de la mejor toma de decisiones. Para lograr esta tarea el pensador crí-
tico emplea habilidades de pensamiento de los niveles analítico, crítico
y creativo. Su quehacer requiere de un enfoque no sólo del contenido,
sino además de la forma que toman las representaciones. Se enfoca en:

a) el análisis y crítica del contenido [conceptual, metódico y


metodológico que hacen las teorías],
b) el análisis y crítica de la estructura [que hacen las lógicas].
c) el análisis y crítica de los modelos y teorías que pretenden
explicar la realidad, de manera contextual o no.

Ya hemos dicho la relación que guardan el contenido y la estructura


(incisos a y b) pero no hemos expresado en qué consiste el inciso c.
El razonador o pensador crítico reconoce que las intuiciones que un
agente tiene sobre la realidad, externa e interna, tienen un sesgo y que
para lograr perspectivas objetivas es conveniente emplear: herramientas
lógico-conceptuales, métodos y criterios metodológicos.
Un SDA enfrenta al entorno con sus recursos en tanto agente limi-
tado: su perspectiva de procesamiento (punto de vista subjetivo, inter-
subjetivo, objetivo y ultraobjetivo)7, sus herramientas de procesamiento
(habilidades de pensamiento), sus prejuicios (trasfondo) o creencias no
siempre conscientes o reflexionadas, las preferencias de intereses en la
investigación (contexto) al seleccionar unas y no otras variables. Todo
esto da lugar al andamiaje mínimo que un pensador crítico requiere en
su actividad.

7 Sigo las distinciones hechas por Thomas Nagel (1974) sobre la noción “punto de
vista” de su clásico artículo “Subjective & objective”, publicado en su libro Mortal
Questions (1979), posteriormente ampliado en su obra The view from nowhere (1986). La
importancia de las distinciones es que los puntos de vista objetivo y ultraobjetivo son
las perspectivas empleadas por la ciencia natural y exacta, en tanto que las perspectivas
subjetiva e intersubjetiva son propias de las humanidades y las ciencias sociales.

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Sobre la relación entre las lógicas y el pensamiento crítico

Sección 2
Prácticas propias del PC y la Lógica

En esta sección expongo dos actividades complementarias cuando de


elucidar y conocer se trata, como son la práctica formal, tarea de la
lógica, y la práctica conceptual-pragmática, propia del pensamiento
crítico.
Elucidar y conocer son acciones propias de un agente como el
humano. El agente intuye, cree, analiza, abstrae, formaliza y pretende
mediante teorías y modelos lograr el cumplimiento de algunos crite-
rios metódicos y metodológicos que le permitan ciertas virtudes en su
discurso y práctica racional, por ejemplo: tener: Orden en su pensa-
miento (OP), rigor lógico, claridad y brevedad conceptual, pertinencia
y relevancia epistémica en sus afirmaciones, así como la congruencia
pensamiento-acción. Nada de esto se lograría, desde mi perspectiva,
si el agente no contara con algunas habilidades de pensamiento bien
desarrolladas, pues éstas son las que le permiten en tanto operaciones
cognitivas y metacognitivas lograr la construcción de una visión de la
realidad, representada en modelos y teorías.
Antes de conocer el entorno y describirlo con objetividad el pensa-
dor crítico se ve compelido a trabajar con el proceso de intuir qué hay,
representarlo y llevarlo al lenguaje, asumir doxásticamente antes del
análisis la representación contando con una visión de la estructura y
del contenido. La elucidación entonces es una actividad que el agente
realiza al principio y de manera necesaria.
El agente requiere al elucidar una complementariedad de prácticas.
El agente lógico y el epistémico se unen: Mientras más claro esté el con-
tenido y la forma que toma la representación lingüística al realizar abstrac-
ciones sobre la realidad, se estará en mejores condiciones para avanzar en
la comprensión.8 Por ejemplo, cuando se desea enfrentar un problema,

8 Como ejemplo de la importancia de actividades elucidatorias en una disciplina como


es la pedagogía, la cual vincula muchas investigaciones de las humanidades pero tam-
bién de las ciencias al realizar propuestas en torno a la educación, remito al lector a
Ruiz y Campirán (2016, p. 15) donde se realizan seis elucidaciones conceptuales bajo
el siguiente criterio: “la elucidación es […] una actividad prioritariamente cognitiva
[…] una actividad formativa para mejorar la comunicación y una actividad conna-

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en primer lugar, se inicia con la observación clave de aquellos hechos


(duros o blandos) que hacen de una situación factual dada una situación
problemática para un agente. Es el agente (lógico, epistémico y axiológi-
co) quien observa la problemática desde un contexto donde determina
las variables clave, es el agente quien recorta el entorno debido a sus
preferencias (trasfondo: creencias y valores) y al sesgo espacio-tiempo.
Es el agente quien decide cuáles variables le resultan problemáticas y
sobre ellas hace sus análisis y propuestas. El agente crítico, quien inte-
gra la actividad racional de los agentes lógico, epistémico y axiológico,
es el que formula el problema y la solución, es quien ofrece la argu-
mentación que justifica o la explicación que da cuenta de las causas.
Así, teoría y modelo emergen no sólo alrededor de un problema y su
solución, sino también ante la toma de decisiones respectiva.
Desde mi punto de vista una comprensión pasa por tres niveles
según sea el procesamiento de la información que el agente haga de los
hechos:

• primero se da una comprensión básica (con poca lógica y


poca claridad del contenido),
• después se da una comprensión analítica o de las partes que
componen la intuición y representación lingüística (surge la
necesidad del sistema lógico que dé rigor a la representación
y del análisis conceptual que dé claridad al contenido),
• al final se da una comprensión crítica en donde el procesa-
miento de la información es muy fino; aquí ya se cuenta con
una estructura formal más detallada y con los conceptos más
adecuados por su claridad y precisión.

Para entender mejor los dos procesos, la tarea lógica y la tarea concep-
tual que el PC ha de realizar describiré ambas prácticas. Cada uno de
los agentes razonadores encarna, por decirlo así, por momentos a un

tural […] que la inteligencia ha encontrado para plantear y solucionar problemas.”


Dichos conceptos, aunque cercanos, son distintos: complejidad-transdisciplina, inno-
vación-creatividad, y enseñanza-aprendizaje. Elucidarlos ayuda a comprender analítica
y críticamente.

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Sobre la relación entre las lógicas y el pensamiento crítico

agente lógico que analiza la estructura, y a un agente conceptual que


analiza el contenido. Él mismo como agente debe integrar las visiones
analíticas y avanzar al examen de los modelos y las teorías que surgen
de los análisis. ¿Qué hace cada agente? Describiré las prácticas en ac-
ciones específicas, no son todas, pero ejemplifican la tarea.

4. La lógica clásica (aplica también a la lógica no clásica) formaliza


la estructura de las proposiciones que son objeto formal de creencia.
Emplea habilidades de pensamiento (HP) analíticas (por ej. abstraer,
analizar, argumentar, teorízar), pero también usa HP críticas (por ej.
descripción/formulación de modelos, generación de modelos formales)
y HP creativas (por ej. diseñar, modelar). (Cfr. Campirán, 2017, pp. 35,
51 y 66)
El agente lógico:

4.1 Da lugar a las representaciones bloque/unidades proposicio-


nales
Por ejem. “p”, “~p”, “p ∨ q”, “((p ⊃ q) ∧ p) ⊃ q”, etc.
4.2 Da lugar a las representaciones de componentes del bloque
Por ejem. “Fa”, “~Fa”, (“∀x) Fa [o su equivalente ~(∃x)~ Fa], etc.
4.3 Analiza estructuralmente algunas de las propiedades de la
inferencia.
Por ejem. ⊢, ⊨ [la consecuencia lógica sintáctica y semántica; a
veces representada como ∴], etc.
4.4 Determina mediante criterios lógico-semánticos la validez
de un argumento, la consistencia y completitud de un sistema
lógico, etc.
4.5 Analiza las modalidades (aléticas, deónticas, epistémicas,
temporales, etc.) subyacentes tanto a las unidades proposiciona-
les como a las inferencias, mediante el análisis y formalismo de
sus operadores. Por ejem. aléticas: □ Fa (necesidad de Fa) [su
equivalente ~♢~ Fa]; □ (Fa ⊃ Ga) [su equivalente como condi-
cional estricto Fa entonces necesariamente Ga].
4.6 Propone mediante lógicas no-clásicas los formalismos
adecuados que una proposición y una inferencia requieren
atendiendo a las necesidades lógico-semánticas de casos,

Andamios 189

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Ariel Félix Campirán Salazar

modelos y teorías generalmente contextuales. Por ejemplo, una


consecuencia lógica derrotable, un condicional derrotable, etc.
4.7 Sus demostraciones son meramente formales.

5. El PC contextualiza los procesos y productos del razonamiento y


las prácticas del agente

El contexto lo determina el agente de acuerdo con preferencias epistémi-


cas o limitaciones de la investigación, se trata de un recorte del entorno.
Su trasfondo lo sesga y conviene hacer presente de manera reflexiva
cuáles son las creencias que están prejuiciando la representación y el
análisis. Sus HP lo determinan en el procesamiento de la información
y construcción del conocimiento.9 Con todo lo anterior, el agente razo-
nador, por ejemplo:

5.1. Atiende las prácticas cognitivas y metacognitivas de los agentes


frente a situaciones generalmente problemáticas.
5.2. Atiende las variables que permiten la formulación de proble-
mas-soluciones, y toma de decisiones.
5.3. Revisa los andamiajes tanto de modelos como de teorías, a fin

9 “Entorno, contexto y trasfondo: Son tres categorías de orden distinto. Entorno es


una categoría más del orden de lo real (categoría ontológica); las cosas (objetos) y las
relaciones que existen entre ellas. Apela a los segmentos de realidad que entran en
juego, durante una investigación o simplemente en el discurso cuando se habla de lo
que existe. Contexto es una categoría de la metodología, apela a uno de los criterios
clave para crear un marco de objetos y relaciones, de cierto entorno o realidad. Se
refiere a los sesgos específicos que determinan a través del Espacio-Tiempo aquello que
se considera relevante o circunstancialmente perteneciente a un cierto estado de cosas.
Es un arreglo específico de la realidad, Pero ¿de cuál realidad? Ahí entra el trasfondo
siempre como una categoría del agente epistémico. Se refiere a sus creencias base irre-
flexivas hasta las creencias sistematizadas de su Disciplina. Necesariamente está ligado
al agente: el trasfondo es una condición para el poder o ser capaz de contextualizar.
[…] En síntesis: entorno-ontología, trasfondo-epistemología, contexto-metodología.
El contexto sirve de puente: cuando hay un interés pragmático del trasfondo de un
agente para segmentar ciertas condiciones del entorno, con fines a veces cognitivos o de
entendimiento general. (Campirán y Martínez, 2018, p. 157)

190 Andamios

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Sobre la relación entre las lógicas y el pensamiento crítico

de mostrar que cumplen con criterios metódicos y metodológi-


cos. Da cuenta que el modelo10 es un intento de acercar la teoría a
la realidad y viceversa.

a. Atiende el rigor, empleando recursos de lógica clásica y no


clásica.
b. Atiende la claridad y brevedad conceptual, mediante estilos
propios del objeto de estudio.
c. Promueve la pertinencia y relevancia epistémica de las afir-
maciones (creencias verosímiles).
d. Promueve la congruencia teoría/modelo/acción del agente.

5.4 Permite la innovación de nuevos procesos y/o productos me-


diante las habilidades del pensamiento creativo.

5.5 Las demostraciones son pragmáticas: teoría-modelo-acción


contextual.

Antes de concluir quiero describir de manera breve cómo en las cien-


cias sociales (económico administrativas, por ej.) y en las humanidades
(historia, sociología, filosofía, etc.) por citar estas dos áreas, pero no se
restringen a ellas, en la universidad veracruzana hemos implementado
un curso-taller que permite al estudiante universitario ejercitarse en
las HP analíticas y crítico-creativas, con el fin de formular problemas
y soluciones de sus disciplinas. El curso taller se llama “Pensamiento
crítico para la solución de problemas”.
La formación de un agente crítico (agentes lógico, epistémico y axio-
lógico) es central en el taller:
• las HP se ejercitan en torno a la formulación de situaciones

10 “Los modelos son constructos diseñados por un observador que persigue identificar

y mensurar relaciones sistémicas complejas. Todo sistema real tiene la posibilidad de


ser representado en más de un modelo. La decisión, en este punto, depende tanto de los
objetivos del modelador como de su capacidad para distinguir las relaciones relevantes
con relación a tales objetivos. La esencia de la modelística sistémica es la simplificación.
El metamodelo sistémico más conocido es el esquema input-output.” (Arnold y Osorio,
1998, p. 46).

Andamios 191

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Ariel Félix Campirán Salazar

problemáticas disciplinares o de la vida cotidiana.


• Algunas HP como analizar, abstraer y teorizar le permiten al
estudiante identificar la estructura y el contenido (lógica y
epistemología) en un contexto cuyas variables se someten a
relevancia, coherencia, rigor y verosimilitud.
• Mediante el uso de modelos y recurriendo a los hechos el
estudiante compara modelos explicativos previos del proble-
ma para analizar soluciones previas. En caso de advertir que
falta rigor lógico, trabajo conceptual, o buena justificación
epistémica, recurre a la mejora del modelo para hallar una
mejor solución.
• Por medio de un Proyecto plasma el proceso de formulación
del problema, su análisis, su crítica y la solución; lo defiende
frente a grupo y lo presenta por escrito para su evaluación
final.
En eso consiste la formación inicial universitaria de un pensamiento
crítico. Debido a que este Taller se imparte en todas las carreras de la
universidad hemos visto cómo las humanidades y las ciencias sociales
se benefician de un pensamiento más riguroso, preciso y claro, que da
cuenta de problemas y soluciones atendiendo a modelos y teorías de su
disciplina.

Conclusiones

1. Los agentes racionales suelen estar interesados por comprender


mediante modelos y teorías en constante mejora la realidad que les
rodea. Parte clave de esta realidad es el interior mismo de los agentes,
su pensamiento. El pensamiento del agente muestra a través de las HP
la actividad lógica y la actividad conceptual, la integración de ambas y
la construcción de modelos y teorías que mejor expliquen y den cuenta
de lo real.
2. El pensamiento crítico es una actividad cuya práctica hace que
sus agentes atiendan un andamiaje más amplio que el de los lógicos. El
razonador lógico es un agente de la estructura o forma que toman las
representaciones que sobre el mundo se tienen, mientras que el pen-

192 Andamios

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Sobre la relación entre las lógicas y el pensamiento crítico

sador crítico es un agente que complementa la tarea del agente lógico


mediante el agente conceptual, uniendo ambos agentes en un contexto,
permeado por un trasfondo e intentando explicar y argumentar me-
diante modelos y teorías su visión de lo real.
3. Las disciplinas humanísticas y las ciencias sociales son ejemplos
de actividades racionales donde el pensador crítico unifica tres agentes:
el agente lógico (quien le brinda el análisis y las propuestas formales
adecuadas a sus afirmaciones), el agente epistémico (quien le brinda
el análisis y propuestas que justifican las afirmaciones en forma de
argumentos y/o explicaciones propias de cada disciplina o ciencia) y el
agente axiológico (aquel que asume los valores propios de cada objeto
de estudio, por ejemplo: valores económicos, políticos, educativos,
etc. análogos a los valores de las ciencias naturales: biológicos, físicos,
químicos).

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Fecha de recepción: 23 de abril de 2019


Fecha de aceptación: 19 de junio de 2019

Volumen 16, número 41, septiembre-diciembre, 2019, pp. 175 - 195 Andamios 195

http://dx.doi.org/10.29092/uacm.v16i41.721
http://dx.doi.org/10.29092/uacm.v16i41.722

La inseparabilidad de la lógica y la ética*


John Corcoran**
Traductora: Patricia Díaz Herrera

A menudo, la lógica y la ética se consideran como disciplinas separadas,


si no es que de alguna manera opuestas entre sí. Pero muchos grandes
lógicos, incluyendo a Aristóteles, Ockham, Bolzano, De Morgan y
Russell fueron capaces de hacer agudas contribuciones a la ética y de
realizar acciones heroicas basadas en su comprensión ética. Asimismo,
muchos moralistas ejemplares como Sócrates, Platón, Kant, Mill,
Gandhi y Martin Luther King mostraron mediante sus enseñanzas y
acciones un compromiso profundo con la objetividad, el valor ético
que motiva y que es servido por la lógica. Este artículo explora el papel
de la lógica en la ética y el papel de la ética en la lógica.
Es importante investigar la hipótesis de que la ética del futuro debe
conceder a la lógica un papel más central y explícito. Las conexiones
entre la ética y las subjetividades irracionales deben ser cortadas; la
dignidad humana y el respeto mutuo pueden basarse en gran medida
en el deseo universal de conocimiento objetivo.
De la misma manera, es importante investigar la hipótesis de que
la lógica del futuro debe conceder a la ética un papel más central y
explícito. Los principios lógicos son importantes porque sirven a metas
éticas. La lógica es peculiar y esencialmente una empresa humana; las
supuestas desconexiones entre la lógica y el interés humano deben ser
refutadas.

* Este artículo fue publicado originalmente en inglés en la revista Free Inquiry (www.
secularhumanism.org) Primavera 1989, vol. 9, no. 2, pp. 37-40. Se reproduce con
permiso del editor.
** Profesor emérito de la University at Buffalo, State University of New York, en donde
fue profesor a partir de1970. En 2002 fue reconocido con el premio al Académico
Excepcional de la University at Buffalo y en 2003 como Doctor Honoris Causa por la
Universidad de Santiago de Compostela.Doctor en filosofía por la Universidad Johns
Hopkins. Estudios posdoctorales en matemáticas en la Universidad de California,
Berkeley. Correo: corcoran@buffalo.edu

Volumen 16, número 41, septiembre-diciembre, 2019, pp. 199 - 210 Andamios 199
John Corcoran

Es necesario criticar la caricatura de la lógica como un juego sin


sentido, de manipulación de símbolos, y la caricatura de la ética como
una racionalización de la emoción ciega. La lógica y la ética son, de
hecho, inseparables y cada una es apoyada por el reconocimiento explí-
cito de su vínculo con la otra.

Objetividad

Aristóteles observó que todos los humanos, por naturaleza, desean


saber. Nuestra atención está, por ello, orientada hacia la objetividad,
hacia la intención de llegar a nuestras propias conclusiones de acuerdo
con los hechos, cualesquiera que sean; ya sea que satisfagan o frus-
tren expectativas, ya sea que intensifiquen o disipen temores, ya sean
compatibles o incompatibles con creencias previamente aceptadas.
La objetividad incluye lo que se ha denominado amor por la verdad,
devoción por la verdad, lealtad a la verdad. Se reconoce como un rasgo
característicamente humano que ayuda a unificar a nuestra especie.
Es al mismo tiempo una virtud ética que requiere cultivo. La meta
principal de la lógica es el cultivo de la objetividad. La lógica tiene
como objetivos los conceptos, principios y métodos útiles para llegar a
nuestras propias conclusiones de acuerdo con los hechos.
Si los humanos fuéramos omniscientes o infalibles, no habría lógica
porque no habría necesidad de ella. Si fuéramos indiferentes a la ver-
dad o no nos preocupara, no habría lógica pues no la desearíamos ni
tendríamos motivación para desarrollarla. La condición humana está
llena de aspiraciones insatisfechas y quizá imposibles de satisfacer. Aquí
yuxtaponemos la ignorancia humana y la falibilidad con la aspiración
por el conocimiento.
Puede decirse que la lógica inicia con observaciones acerca de esta
brecha entre el logro y la aspiración. La creencia no es necesariamente
conocimiento. El sentimiento de certeza no es un criterio de verdad.
La persuasión no es necesariamente prueba. De hecho, uno de los
problemas perennes en lógica es el perfeccionamiento de los criterios
de prueba, el desarrollo de tests objetivos para determinar, respecto de
una argumentación persuasiva, si ella es o no una prueba genuina, si

200 Andamios

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La inseparabilidad de la lógica y la ética

establece la verdad de su conclusión. Pero junto a la observación ne-


gativa de que los humanos no son ni omniscientes ni infalibles, están
las observaciones positivas de que el deseo de conocer la verdad puede
ser satisfecho más ampliamente de lo que hasta ahora ha sido, que es
posible aproximarse al ideal un poco más y que la objetividad puede ser
cultivada.
Los tres hechos que dan inicio a la lógica –que los humanos no son
ni omniscientes ni infalibles, que buscan conocimiento y que mejorar
es posible—sirven para reunir a los seres humanos. Es posible cooperar
para la meta, noble y práctica a la vez, de superar la ignorancia y la fali-
bilidad tanto como sea posible. La objetividad automáticamente incluye
cooperación y evitar el engaño, ya sea el engaño de otros o por otros,
o incluso el engaño de y por uno mismo. Se dice que las mentiras más
destructivas son las que nos decimos a nosotros mismos.
La objetividad, que incluye la intención y la capacidad de llegar a
nuestras propias conclusiones de acuerdo con los hechos es una virtud
importante. Pero tomada por separado puede parecer fría, alienante y
hasta cierto punto incluso deshumanizante –puede incluso parecer que
está en conflicto y excluye a otras virtudes. Pero esas apariencias están
basadas en varios errores.
Es obvio, por supuesto, que ser objetivo requiere ser desapasionado.
Pero ser desapasionado no excluye ser apasionado. Algunas de las his-
torias más conmovedoras del triunfo de la objetividad tienen que ver
con personas que fueron apasionadas en su dedicación a la verdad y
que realizaron sacrificios personales heroicos para desarrollar y poner a
prueba sus ideas. Ser desinteresado no es lo mismo que no interesarse.
Ser un observador imparcial no es lo mismo que ser un observador
indiferente. Para ser desapasionado e imparcial se requiere cuidado,
concentración y energía; la dedicación apasionada a la verdad puede
dar esa energía.
Más aún, ser desapasionado no excluye ser compasivo. En efecto,
para que la compasión sea eficaz y benéfica debe ser acompañada por
la objetividad. Por ejemplo, la práctica de la medicina es a menudo
motivada por la compasión hacia el sufrimiento humano, pero sin ob-
jetividad, puede esperarse que los intentos por aliviar el sufrimiento
se auto-derroten. En muchos casos, la compasión y la objetividad se
mejoran mutuamente.

Andamios 201

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John Corcoran

La compasión no solamente no excluye, sino que de hecho requiere


objetividad y éste no es un caso aislado. Todas las virtudes son compa-
tibles con la objetividad y la mayoría de las virtudes, si no es que todas,
la requieren para ser eficaces y benéficas. Sin objetividad las otras virtu-
des son o bien imposibles o bien se auto-derrotan, o al menos su efecti-
vidad se restringe severamente. En realidad, en muchos casos las fallas
en objetividad tienden a convertir las otras virtudes en parodias, burlas
o perversiones de sí mismas. Intentos de amabilidad sin objetividad a
menudo terminan en paternalismo insultante. “Justicia” sin objetividad
es arbitrariedad. “Valor” sin objetividad es temeridad. “Integridad” y
“perseverancia moral” sin objetividad tienden a convertirse en obstina-
ción voluntariosa e incluso fanatismo. Las causas valiosas son puestas
en entredicho por fallas en la objetividad de sus ardientes defensores.
Una causa valiosa puede ser dañada tanto por un defensor demasiado
ferviente como por un detractor. Con amigos no objetivos, una causa
no necesita enemigos.
La objetividad es una virtud bastante peculiar. Tendemos a valo-
rar a las personas por su objetividad y nos desilusionamos e incluso
nos molestamos con las personas cuando sufren fallas evitables en la
objetividad. Cuando hay que tomar decisiones importantes o trabajos
a realizar, tratamos de rodearnos con personas notables por su objeti-
vidad –sin importar si disfrutamos de su compañía por otras razones.
Pero lo que es más peculiar todavía es que la objetividad genera tanto
orgullo como humildad. La objetividad le da a una persona un sentido
de valor personal y dignidad. Las personas se enorgullecen de su ob-
jetividad. Al mismo tiempo, ésta las vuelve especialmente conscientes
de su falibilidad y por ello les inspira un sentido de humildad, cautela
y modestia.
Para tener una idea de cómo la objetividad tiende a unificar a los
seres humanos y a trascender las diferencias accidentales como son
edad, sexo, raza, nacionalidad, religión y clase, basta considerar la
cooperación internacional en matemáticas, ciencia, tecnología y, qui-
zá lo más importante, en derechos humanos. Cuando las personas
se enfocan en llegar a sus propias conclusiones de acuerdo con los
hechos con el fin de lograr un objetivo común, las diferencias acci-
dentales pasan a un segundo plano. Lo que importa no es quién sea

202 Andamios

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La inseparabilidad de la lógica y la ética

la persona ni qué cree, sino más bien cómo llega a esas creencias y
qué actitud tiene hacia ellas –en particular, si está lista para examinar
objetivamente esas creencias.

Cultivar la objetividad

Aunque el deseo de objetividad parece ser universal y natural, el pro-


ceso de volverse objetivo requiere habilidades y actitudes que muchas
personas, al principio, no encuentran naturales o fáciles de adquirir.
Quizá la primera de tales habilidades es la de plantear una hipótesis,
enunciar una proposición para la investigación. Hay poca dificultad
cuando la proposición no es considerada todavía verdadera ni falsa. En
tal caso, raramente hay resistencia al proyecto de someter la proposición
a examen y comprobación.
Los lógicos usan la palabra hipótesis para referirse a una proposi-
ción que no se sabe si es verdadera ni se sabe que sea falsa por parte
de la comunidad de investigadores relevante. También extienden ese
uso de manera que la palabra refiere a la proposición que se toma,
para fines del razonamiento, como si no se supiera verdadera ni se
supiera falsa. El punto de hacer una hipótesis es comprobarla objeti-
vamente, revisar la evidencia a favor y en contra, evaluar críticamente
las argumentaciones relevantes, determinar si se han cometido errores,
ver cómo se sostendrá ante la investigación objetiva. El proceso inicial
de la formulación de hipótesis se ha denominado de varias maneras:
poner entre paréntesis, suspensión de la creencia y la no creencia y
duda metodológica.
Cuando las personas se han auto-engañado acerca de la contun-
dencia de sus procesos de evidencia, temen naturalmente someter sus
creencias a investigación. Pero incluso personas sinceras que no han
tenido experiencia en este proceso tienden a considerarlo peligroso.
Cuando ponemos entre paréntesis una proposición o enunciamos una
hipótesis, ponemos de lado toda preconcepción sobre ella, sin importar
lo bien establecidas que tales preconcepciones puedan haber parecido.
En una comunidad abierta, todo intento de probar o refutar
una proposición es al mismo tiempo un poner entre paréntesis

Andamios 203

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John Corcoran

la proposición. Todo intento de establecer una hipótesis es


automáticamente una invitación a que sea examinada críticamente.
De hecho, para seguir una prueba es necesario dudar de la conclusión
y ver si la prueba remueve la duda. Esto es parte de lo que significa
decir que el conocimiento proviene de la duda.
La falta de inclinación a considerar una creencia como hipótesis es
a menudo signo de dogmatismo, cerrazón mental y autoengaño. Pero a
veces es simplemente un reflejo de ignorancia de la metodología lógica.
Si una proposición es verdadera, sus adherentes no pierden nada si es
investigada críticamente. Al contrario, ganan mucho. Por otro lado, si
una proposición es falsa, cuanto más pronto se reconozca como tal,
será mejor. Proteger una proposición contra el examen crítico carece
de utilidad.
A veces tenemos miedo de ir al médico cuando sospechamos que
tenemos síntomas incipientes de una enfermedad. Para enfrentar la
verdad se requiere valor. Pero entre más claridad tenga una persona
acerca de lo deseable que es conocer la verdad en un caso dado, menos
valentía se necesitará para someter a comprobación la cuestión.
Para una comunidad de razonadores objetivos, cualquier intento de
proteger una proposición contra el proceso de comprobación refleja
algo negativo acerca de aquellos que la consideran verdadera. Proteger
una proposición contra la comprobación se ve como algo mal hecho,
indigno y, a fin de cuentas, absurdo. No vale la pena tomar seriamente
una proposición que no se pone a prueba.
Otra cosa que facilita la voluntad para someter las creencias a
comprobación es el conocimiento de principios lógicos. Por ejemplo,
una persona que no puede dar evidencia para cierta creencia, puede
atemorizarse cuando tal creencia se plantea como hipótesis. Es un
sentimiento similar al que sentimos cuando no podemos hallar dinero
para pagar por una comida que ya se consumió. Pero es claro que la
analogía no se mantiene una vez que la persona está consciente de los
principios de la evidencia. El principio fundamental de la evidencia
puede enunciarse a grandes rasgos como sigue:

La ausencia de evidencia positiva, por sí sola, nunca es evidencia


negativa concluyente, y la ausencia de evidencia negativa, por sí
sola, nunca es evidencia positiva concluyente.

204 Andamios

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La inseparabilidad de la lógica y la ética

A primera vista puede parecer que este principio entra en conflicto con
el principio del tercero excluido:

Toda proposición es o bien verdadera o bien falsa.

Pero se aclara que no hay conflicto tan pronto como se nota que existen
diferencias tanto entre verdadero y probado verdadero, como entre fal-
so y probado falso. Los principios de la no-omnisciencia, que encarnan
a estas distinciones, son en parte como siguen:

No toda proposición es o bien probada verdadera o bien probada


falsa. No toda proposición verdadera es probada verdadera. No
toda proposición falsa es probada falsa.

La ignorancia del principio fundamental de la evidencia ha sido explo-


tada por personas y grupos inescrupulosos. Una persona sin escrúpulos
puede hacer una acusación sin fundamento y, cuando se le reta a presen-
tar evidencia, trata de voltear la situación pidiendo evidencia a favor de lo
contrario, con el fin de dar la impresión de que la ausencia de evidencia
a favor de lo contrario es, de hecho, evidencia a favor de la acusación.
Recientemente, proveedores de productos no seguros para el consumidor
han retardado el rechazo de sus productos usando tácticas que explotan
la ignorancia del consumidor respecto del principio fundamental de la
evidencia. La industria del tabaco trató de hacer creer a la gente que los
cigarros son seguros reiterando que los científicos han sido incapaces
de probar concluyentemente que fumar causa varias enfermedades.
La búsqueda desapasionada de la verdad tiende a sacar lo mejor de la
gente. El estudio de la lógica, no como un sistema de reglas externas,
sino como un intento intensamente personal de ser objetivo acerca de la
objetividad, contribuye a esta búsqueda. Por otro lado, los intentos por
defender creencias preconcebidas por cualquier medio que sea necesario,
incluyendo el engaño y la coerción, tiende a sacar lo peor de la gente.

Andamios 205

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John Corcoran

El método hipotético-deductivo

En lógica, la palabra ‘prueba’ y sus cognados son usados en sentido


estricto. Una prueba de que una proposición es verdadera en realidad
establece que es verdadera; tal prueba produce conocimiento objetivo
de la verdad de su conclusión. Lo mismo aplica, con cambios obvios,
para la prueba de que una proposición es falsa.
El método hipotético-deductivo es a menudo preliminar a la prueba
y a veces resulta, en efecto, en una prueba. La forma más simple de
este método de investigación consiste en enunciar una hipótesis y ver
qué proposiciones pueden ser deducidas de ella y también de cuáles
proposiciones puede ella ser deducida. El objetivo, por supuesto, es
determinar qué más sería verdad si la hipótesis fuera verdadera y qué
más, al ser verdadero, explicaría la verdad de la hipótesis –en otras
palabras, el objetivo es encontrar qué sería explicado por la hipótesis al
ser verdadera y qué serviría para explicar que la hipótesis sea verdade-
ra. En breve, se plantean dos preguntas:

¿Cuáles son las consecuencias lógicas de la hipótesis?


¿De qué es consecuencia lógica la hipótesis?

Las personas que no están acostumbradas a usar este método suelen


sorprenderse de la claridad que produce y de cuántas cosas salen a la
luz una vez que es empleado.
Independientemente de que el método hipotético-deductivo a veces
conduce a una prueba, este método es útil para cultivar la objetividad
porque conduce a una mejor comprensión de la hipótesis en cuanto
produce conocimiento sobre qué esperar si la hipótesis fuese verda-
dera y qué resultaría de la hipótesis. Si el enunciado de la hipótesis
es ambiguo, este proceso a menudo trae a la luz la ambigüedad y da
sugerencias para revisiones. Si la hipótesis es vaga, este proceso puede
ubicar la vaguedad y da sugerencias para pulirla.
¿Cómo puede este método conducir a la prueba o la refutación? Hay
varias posibilidades, aquí solamente consideraré dos.
Primero, imaginemos que a partir de la hipótesis hemos deducido
una proposición que ya se sabía era falsa o que posteriormente se

206 Andamios

http://dx.doi.org/10.29092/uacm.v16i41.722
La inseparabilidad de la lógica y la ética

determinó como falsa, digamos mediante un experimento. En este caso


tenemos una refutación de la hipótesis, una prueba de que la hipótesis
es falsa. Esto es así en vista del siguiente principio:

Toda proposición que implica una proposición falsa es ella mis-


ma falsa.

Éste es el principio de la consecuencia falsa, base de muchos pensa-


mientos productivos.
Es el principio más frecuentemente usado al exonerar a los acusados
inocentes y, de manera más general, al rechazar hipótesis falsas.
Por supuesto, hay otras maneras en las cuales el conocimiento de
este principio conduce al cultivo de la objetividad. Por ejemplo, enfo-
carnos en el principio de la consecuencia falsa nos recuerda el hecho
de que una proposición es falsa incluso si una de sus consecuencias
es falsa, y que una persona que afirma algo es tan responsable de cada
una de las consecuencias de su afirmación como de ésta misma. Esto
debería mover a la persona objetiva a ser un poco más cautelosa y a
hacer deducciones antes de afirmar algo.
Segundo, imaginemos que hemos deducido la hipótesis a partir de
una proposición que ya se sabía verdadera o que posteriormente fue
determinada como verdadera. En este caso tenemos una prueba de la
hipótesis en vista del siguiente principio:

Toda proposición implicada por una proposición verdadera es


ella misma verdadera.

Éste es el principio del implicante verdadero, también conocido como el


principio de verdad y consecuencia. Este principio es también la base
de muchos pensamientos productivos. Es la base del razonamiento em-
pleado en el desarrollo axiomático de varias ramas de las matemáticas,
y forma parte de la comprensión de la prueba matemática, que es un
tipo de estándar ideal contra el cual se miden las argumentaciones que
no llegan a ser pruebas matemáticas.

Andamios 207

http://dx.doi.org/10.29092/uacm.v16i41.722
John Corcoran

Prueba

Con el fin de discutir el concepto de prueba, es útil tener en mente


un ejemplo típico. Consideremos la prueba euclidiana del Teorema de
Pitágoras. Su conjunto de premisas consiste de axiomas y definiciones
de la geometría plana, que presumiblemente la audiencia sabe que son
verdaderos. Su conclusión es el Teorema de Pitágoras. Su cadena de
razonamiento se extiende por varias páginas e incluye más de cuarenta
teoremas intermedios, y sus pasajes finales incluyen una receta astuta
para dividir el cuadrado de la hipotenusa en dos partes, cada una adya-
cente a uno de los lados del triángulo y cada una igual al cuadrado del
lado adyacente.
Con miras a que esta prueba sea concluyente para cierta audiencia,
es necesario que la audiencia sepa que las premisas son verdaderas.
No hay manera de basar el conocimiento en premisas que no se saben
verdaderas. Cuando la audiencia no conoce las premisas, se dice que la
argumentación pide la cuestión o comete la falacia de supuesto no ga-
rantizado. Pero para que la prueba sea concluyente, también se requiere
que la cadena de razonamiento deje en claro que la evidencia es sufi-
ciente, que el conjunto de premisas de hecho implique la conclusión.
Cuando esto falta, se dice que la argumentación es un non sequitur o
que comete la falacia de razonamiento inadecuado.
Aquí la idea principal es el hecho familiar de que cada prueba tiene
tres partes: una conclusión, un conjunto de premisas y una cadena
de razonamiento. Normalmente, la cadena de razonamiento es, con
mucho, la parte más larga. En una prueba, la cadena de razonamiento
muestra que la conclusión es implicada por el conjunto de premisas. La
cadena de razonamiento por sí sola no muestra que la conclusión sea
verdadera sino solamente que es implicada por el conjunto de premi-
sas. Para que la conclusión sea reconocida como verdadera por medio
de la cadena de razonamiento, la persona que realiza el reconocimiento
debe haber verificado ya que las premisas son de hecho verdaderas.
Consideraciones análogas aplican para una argumentación que
no llega a ser una prueba matemática. Es necesario establecer las
premisas –en otras palabras, asegurarse de que lo ofrecido como
evidencia sea exacto por sí mismo, sin relación con aquello para lo

208 Andamios

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La inseparabilidad de la lógica y la ética

cual supuestamente sirve como evidencia. Además, y éste es un asunto


enteramente diferente, es necesario establecer que la presunta evidencia
ofrecida para sostener la conclusión sea suficiente para implicar la
conclusión. Si esto no es así, entonces la conclusión no está probada
incluso si la presunta evidencia fuese correcta. Para resumir, hay que
revisar dos cosas: si la presunta evidencia es exacta y si la cadena de
razonamiento deja en claro que la presunta evidencia, de ser verdadera,
garantizaría la aceptación de la conclusión.
El razonamiento falaz a partir de premisas garantizadas no es mejor
que el razonamiento contundente basado en premisas no garantiza-
das. En muchos casos de argumentación descuidada la gente gasta su
energía discutiendo sobre las premisas, cuando un examen rápido del
razonamiento echaría abajo la argumentación como si fuera un castillo
de naipes.
Dos artes participan en la prueba. Existe el arte de producir o des-
cubrir una prueba (un arte heurístico) y el arte de reconocer pruebas
(un arte crítico). Este arte crítico nos trae de nuevo al problema de
perfeccionar los criterios para la prueba. Con el fin de que una argu-
mentación sea una prueba de cierta conclusión para cierta audiencia,
es necesario que la argumentación persuada a la audiencia de la verdad
de la conclusión. Pero la persuasión no es suficiente y se requieren
criterios para prevenir el engaño y el error.
Ya sea que una persona esté construyendo una prueba o evaluando
críticamente una argumentación ofrecida como prueba, el principio
guía subyacente es la regla de oro de la prueba:

Argumenta para los otros como te gustaría que argumentaran


para ti.

Cuando produzcas una argumentación y te preguntes si es una prueba,


pregúntate si encontrarías aceptable que un adversario respetado te la
presentara. De igual manera, cuando te presenten una argumentación
como si fuera una prueba y te preguntes si deberías aceptarla, pregúnta-
te si la presentarías ante un adversario respetado y si podrías sostenerla.

Andamios 209

http://dx.doi.org/10.29092/uacm.v16i41.722
John Corcoran

Conclusión

En la discusión anterior hemos revisado solamente unas cuantas facetas


de la interrelación e interdependencia entre la lógica y la ética. Hemos
visto que la práctica ética incluye a la lógica en la medida en que las
otras virtudes requieren objetividad para ser eficaces y benéficas, y en
algunos casos incluso para su misma existencia o realización. Desafor-
tunadamente, no hubo lugar en tan breve exposición para explorar el
papel de la lógica en la teoría ética. La importancia de la consistencia y
de los criterios de consistencia en la teoría ética no fue mencionada, ni
tampoco la función de la lógica en el análisis de conceptos y proposi-
ciones éticos.
Uno de los puntos más importantes es frecuentemente ignorado y
quizá no ha sido tratado antes con la amplitud que aquí se ha tratado.
Tengo en mente el hecho de que la lógica puede ser vista como un in-
tento continuado, imperfecto, incompleto y esencialmente no comple-
table por cultivar la objetividad, por descubrir los principios y métodos
que contribuyen a la comprensión y práctica de la objetividad, la cual
es una virtud ética situada junto a la bondad, la justicia, la honestidad,
la compasión y las demás, y que es característicamente humana en el
sentido de que una entidad omnisciente o infalible no tendría necesi-
dad de la objetividad ni de la lógica. La lógica es una ciencia humana
y humanística; es una de las humanidades en el sentido renacentista.

210 Andamios Volumen 16, número 41, septiembre-diciembre, 2019, pp. 199 - 210

http://dx.doi.org/10.29092/uacm.v16i41.722
http://dx.doi.org/10.29092/uacm.v16i41.723

Reflexiones acerca de la fundamentación del


conocimiento lógico y sus aplicaciones científicas.
Una polémica vigente.
Entrevista a la dra. Atocha Aliseda Llera
Jesús Jasso Méndez*

Atocha Aliseda Llera: una breve semblanza

—Me considero matemática de origen, lógica por entrenamiento, meto-


dóloga de la ciencia por experiencia y filósofa pragmatista de profesión.
Esta caracterización de mi misma representa mi trayectoria académica
y profesional, pues estudié matemáticas en la licenciatura, en donde
aprendí lo fundamental de la lógica computacional, lo que después se
convirtió en mi especialidad. Desde mis estudios de licenciatura estuve
interesada en la reflexión filosófica —cursé filosofía de las matemá-
ticas— y fue una gran oportunidad para mí haber sido aceptada en
Stanford, USA, en el doctorado en “Filosofía y Sistemas Simbólicos”.
Desde entonces, mi actitud hacia la investigación ha sido muy interdis-
ciplinaria, ya que mi formación en el doctorado así lo fue.
Las líneas de investigación en las que he estado inmersa y que he pro-
movido a través de proyectos son fundamentalmente cuatro:

• Lógicas del descubrimiento científico en la filosofía de la ciencia.


• Lógica abductiva.
• Lógica aplicada al diagnóstico médico (Razonamiento Clínico).
• Razonamiento ampliativo en la creatividad y la cognición.

* Profesor-investigador en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Presidente


de la Academia Mexicana de Lógica, A. C. (2019-2021). Correo electrónico: jess.jasso@
gmail.com.mx

Volumen 16, número 41, septiembre-diciembre, 2019, pp. 213- 237 Andamios 213
Jesús Jasso Méndez

En este punto quiero mencionar dos experiencias que han sido claves
para mi, una fue mi estancia en Groningen; Holanda y la otra mi co-
laboración con el grupo de Sevilla, España. En el primer caso, estar
bajo la tutoría de Theo Kuipers me convirtió en filósofa de la ciencia,
pues fue cuando extendí mi trabajo de doctorado —modelos lógicos
y computacionales de la abducción— a la temática de las lógicas del
descubrimiento en la filosofía de la ciencia. Mi estancia en Sevilla me
permitió ahondar en mis investigaciones en lógica con estudiantes y
colegas de allá, liderados por Ángel Nepomuceno, además de que me
permitió dar cursos sobre mi trabajo en abducción (¡no podía creer el
enorme interés que hay por allá!). Tanto la estancia en Groningen como
en Sevilla me acercaron a la comunidad académica Europea. Al final,
aunque hice mi doctorado en Estados Unidos, soy mucho más cercana
a la comunidad europea que a la estadounidense.
Sobre la docencia, que considero de mucha importancia, comento
que he enseñado sobre todo a nivel posgrado en los siguientes progra-
mas en la UNAM: Filosofía, Filosofía de la Ciencia, Ciencia e Ingeniería
de la Computación, pero también he dado cursos de lógica en la licen-
ciatura de filosofía.
Considero además que cada tesis que he dirigido, mejor dicho, cada
estudiante que he acompañado, me ha mostrado un nuevo camino en
la investigación y eso ha sido muy enriquecedor para mi trayectoria
intelectual y también a nivel personal.
A continuación presento una lista selecta de mis proyectos de inves-
tigación, así como de mis publicaciones y algunos otros aspectos de mi
carrera. Para más detalles, consultar mi portal: http://www.filosoficas.
unam.mx/~atocha/

Proyectos de investigación

• “Filosofía y Metodología de la Ciencia: Razonamiento Clínico


en Medicina”, Departamento de Disciplinas Filosófico, Metodo-
lógicas e Instrumentales. Centro Universitario de Ciencias de la
Salud. Universidad de Guadalajara (CONACYT).

214 Andamios

http://dx.doi.org/10.29092/uacm.v16i41.723
Entrevista a la dra. Atocha Aliseda Llera

• (PAPIIT-DGAPA-UNAM IN400514-3) “Lógicas del descubri-


miento, heurística y creatividad en las ciencias” .Instituto de
Investigaciones Filosóficas, UNAM. (2014-2016). Corresponsa-
ble: Dra. Ana Rosa Pérez Ransanz.
• “Razonamiento, Lógica y Epistemología”. “Lógica del Descubri-
miento en la Filosofía de la Ciencia”. UNAM-México- (2003-
2004).
• (CONACYT I26858H). “Aspectos Interdisciplinarios del Ra-
zonamiento Explicativo en Lógica, Filosofía y Computación”.
Instituto de Investigaciones Filosóficas, UNAM. 1998.

Publicaciones selectas

Resumen. Cuento con un total de 100 publicaciones académicas entre


libros de autoría única, artículos de investigación, capítulos en libros,
ediciones de libros, reseñas, trabajos en memorias de congresos y de
divulgación científica.

Aliseda, A. (2014). La Lógica como Herramienta de la Razón. Razona-


miento Ampliativo en la Creatividad, la Cognición y la Inferen-
cia. En Cuadernos de lógica, epistemología y lenguaje. Vol. 6.
Reino Unido: College Publications. Milton Keynes.
Aliseda, A. (2006). Abductive Reasoning: Logical Investigations into Dis-
covery and Explanation. Sepuede acceder a una sintesis del libro
en: http://www.springerlink.com/content/978-1-4020-3906-5/
contents/ En el año 2016, la editorial china China Press publicó
una traducción al chino de este libro.
Beirlaen, M. y Aliseda, A. (2014). A Conditional Logic for Abduction.
En Synthese. Vol. 191, No. 15. pp. 3733-3758. Springer. DOI
10.1007/s11229-014-0496-0.
Aliseda, A. y Leonides, L. (2013). Hypothesis Testing in Adaptive
Logics: An Application to Medical Diagnosis. En Logic Journal
of the IGPL (Interest Group in Pure and Applied Logics). Vol. 21.
No. 6. pp. 915-930. Oxford Journals: Oxford University Press.
DOI:10.1093/jigpal/jzt005.

Andamios 215

http://dx.doi.org/10.29092/uacm.v16i41.723
Jesús Jasso Méndez

Aliseda, A. (2004). Sobre la Lógica del Descubrimiento Científico de


Karl Popper. En Signos Filosóficos. Suplemento 11. México:
UAM. pp. 115-130.
Aliseda, A. (2000). Heurística, hipótesis y demostración en matemá-
ticas. En Ambrosio Velasco Gómez. (coord.). El concepto de
heurística en las ciencias y las humanidades. México: Siglo XXI,
Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Hu-
manidades. UNAM. pp. 58-74.

Premios y reconocimientos

• Miembro Correspondiente desde 2018, Academie des Philoso-


phie des Sciences (AIPS).
• Premio Nacional de Lógica 2018, Academia Mexicana de Lógi-
ca, A.C.
• Distinción Universidad Nacional para Jóvenes Académicos
(DUNJA). Área: Docencia en Humanidades. Universidad Na-
cional Autónoma de México. Ciudad Universitaria, D.F., 1° de
septiembre de 2003.
• Premio de Investigación para Jóvenes Investigadores Área: In-
vestigación en Humanidades Academia Mexicana de Ciencias.
México, D.F., a 30 de octubre de 2003.

Comités editoriales (selección)

• Editora Asociada, Theoria. An International Journal for Theory,


History, and Foundations of Science. País Vasco.
• European Journal for Philosophy of Science.
• SAPERE. Studies in Applied Philosophy, Epistemology and Rational
Ethics. Desde 2011 a la fecha.

216 Andamios

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Entrevista a la dra. Atocha Aliseda Llera

Introducción

—Hemos presentado una muy breve semblanza que nos permite apre-
ciar desde la propia voz de la Dra. Atocha Aliseda Llera su relevancia
académica en distintos campos relacionados con la Matemática, la Ló-
gica, el Razonamiento y la Filosofía de la Ciencia. A continuación pre-
sento las respuestas puntuales que nuestra especialista señaló para cada
uno de los bloques de preguntas que componen a nuestro instrumento
de entrevista. Esta Entrevista fue concedida al Coordinador del Dossier
41 de Andamios, Revista de Investigación Social, el pasado 22 de agosto
de 2019, en la casa de la Dra. Aliseda, Ciudad de México, México.
Cabe señalar que la organización de este instrumento respeta el
orden por enumeración y conceptual entre los tres ejes temáticos que
indica la Presentación del presente Dossier, los cuales son relevantes
en las investigaciones actuales sobre Lógica Clásica, Lógica No-clásica,
Filosofía de la Lógica y Aplicaciones Lógicas: i. Ruta constructiva-fun-
dacional; ii. Ruta heurística; iii. Ruta dialéctica.

—Dra. Atocha Aliseda Llera, a partir de conversaciones previas a esta entre-


vista, hemos tenido la oportunidad de comentar la importancia de reunir en
una sola fuente distintas preocupaciones en torno a la Lógica: su definición;
su aplicación; su ajuste y sofisticación a partir de sus distintas aplicaciones.
¿Quisiera usted señalar algunos comentarios preliminares?
—Quisiera comenzar esta entrevista considerando dos puntos. Prime-
ro, muchas gracias por esta oportunidad porque me permite presentar
mi trabajo. Segundo, debo decir que este tipo de preguntas y la manera
en la que las organizaste, a mí me hizo repensar algunas cuestiones
sobre la Lógica y creo que eso ha sido especialmente interesante para
mí. Antes de pasar a las preguntas con sus respectivas respuestas, de
acuerdo con cada eje de análisis que propones, me gustaría ofrecer
un panorama general de mi visión de la Lógica y sobre lo que es el
conocimiento en Lógica. Una breve reflexión para que quede como un
contexto para las preguntas siguientes.
Para empezar permíteme hacer esta distinción, que no es mía y que
algunos lógicos como Dov. M. Gabbay, la han hecho. Esta distinción
refiere a diferenciar la Lógica con “L” mayúscula versus los sistemas lógi-

Andamios 217

http://dx.doi.org/10.29092/uacm.v16i41.723
Jesús Jasso Méndez

cos en plural. La Lógica con “L” mayúscula podemos pensarla por ejem-
plo desde la caracterización de Aristóteles. Para Aristóteles la Lógica era
la caracterización del razonamiento correcto. En este caso, no estaba
pensando en un sistema específico, estaba pensando en una definición
general de la Lógica. O bien, podemos pensar en la lógica como una se-
rie de sistemas ex. gr. la lógica deductiva y en muchos sistemas lógicos
alrededor de la lógica deductiva: los clásicos de primer orden, —bue-
no— proposicional de primer orden, de segundo orden, etcétera. Creo
que esta distinción es importante. Por otro lado, está mi concepción de
Lógica que puede identificarse desde el título del segundo libro de mi
autoría: La Lógica como Herramienta de la Razón. Yo quiero pensar a
la Lógica como herramienta. ¿En qué sentido quiero pensar a la Lógica
como herramienta? Aquí permíteme hacer una cita —porque para mí
es una gran inspiración Bertrand Russell— que nos permita entrar en
tema. Nos dice Bertrand Russell en un ensayo lindísimo que tiene El
Arte de la Conjetura Racional:

La lógica y las matemáticas, tan útiles que son, son solamente un


entrenamiento para el filósofo. Le ayudan a saber cómo estudiar
el mundo, pero no le dan ninguna información acerca de él. Son
el alfabeto del libro de la naturaleza, más no el libro mismo.

Entonces esta cita queda muy bien, por un lado, para que se pueda
apreciar mi visión sobre qué es la Lógica. Sin embargo, la siguiente
pregunta y que creo que está en el fondo de todo este Dossier es ¿qué
queremos decir del conocimiento en Lógica? Si la Lógica es sólo una
herramienta, digamos lo que nos sirve para organizar el conocimiento,
nos preguntaríamos entonces ¿cuál es su objeto de estudio? Así como
en otras materias o en otras disciplinas, como en la física, tenemos
clarísimo que hay leyes universales del mundo físico, que se expresan
matemáticamente; algo fundamental del conocimiento físico es que
tiene una teoría, pero también existe la relación con el experimento. Un
químico, por su cuenta, podría decir cosas como que la esencia central
de la química es sintetizar nuevas formas de la materia.
Pero si yo estoy teniendo una visión de la Lógica como herramienta,

218 Andamios

http://dx.doi.org/10.29092/uacm.v16i41.723
Entrevista a la dra. Atocha Aliseda Llera

es algo así como la administradora del conocimiento, pero nada más.


Asunto que comentaremos a partir de la pregunta 1 (uno) de la primera
ruta de la entrevista, y veremos cómo se resuelve esto. Pero en todo
caso, yo creo que cuando hablamos del conocimiento en la Lógica, aho-
ra estamos hablando de la Lógica en mayúscula o con “L” mayúscula, la
pregunta ¿qué tipo de conocimiento es el conocimiento lógico? añade
al menos tres preguntas adicionales: ¿qué es la Lógica? ¿qué maneja la
Lógica? o ¿qué produce la Lógica? Me gusta que estén estas preguntas
en el contexto.
La última cosa que quiero decir en este momento sobre la concep-
ción de la Lógica como herramienta es: la lógica tiene que ver con el
razonamiento por supuesto, pero sobre todo creo que lo que caracteriza
a la lógica, es una estructura, una estructura inferencial ¿cómo es que
de un conjunto de premisas vamos hacia otro? y ahí la noción clave es
la noción de inferencia.
En mi opinión, cualquier cosa que no sea inferencial NO es lógica,
por lo menos yo no lo quisiera caracterizar en estos momentos como
lógica. Espero haber dado un antecedente y estoy lista para comentar
las siguientes preguntas.

Ruta constructiva-fundacional

—Si bien a lo largo de la historia de la Lógica ha sido un problema estándar


ofrecer una definición de la Lógica, actualmente este problema adquiere una
característica especial. Por una parte, se defiende la neutralidad tópica, la
formalidad y la necesidad, como tres propiedades que otorgan logicidad a
cualquier sistema formal y, por otra parte, muchos lógicos —incluso los que
eran más ortodoxos— enfatizan en la propiedad aplicativa de los sistemas
lógicos como una medida poderosa y sofisticada para adquirir conocimiento
en los distintos campos epistémicos sociales y naturales. A partir de este
segundo caso, hay quienes sostienen (ex. gr. Stephen Yablo, Stewart Shapiro,
Graham Priest, Raymundo Morado) que no es posible dar una definición
integral de la Lógica si no incluimos su propiedad aplicativa. Al considerar
ambos puntos, inevitablemente la aplicabilidad de la Lógica genera proble-
mas sobre la fundamentación de las ciencias demostrativas, particularmente

Andamios 219

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Jesús Jasso Méndez

de la Matemática y la Lógica. Bajo estas condiciones, qué respuesta ofrece a


las cinco preguntas siguientes:
1. ¿En qué se distingue la Lógica de un simple juego de corte inferencial?

— Esta pregunta es muy interesante porque creo que de hecho una


manera muy amable y, muy sencilla de introducir qué es la lógica, o de
sensibilizar a la gente sobre qué es la lógica, es a través de un juego. Por
ejemplo, yo tengo un tablero de ajedrez, tengo ciertos objetos y voy a
tener reglas. Cada pieza tiene ciertas reglas de cómo moverse, tenemos
un objetivo que es ganar... La Lógica tiene que ver con esto, sobre todo
en el sentido de que hay reglas. Hay reglas que nos dicen, dada cierta
información y a partir de un conjunto de reglas de inferencia voy a
obtener cierta información, sin embargo, como la pregunta 1 (uno)
bien dice: ¿se limita entonces la lógica a una forma de juego? Yo creo
que en definitiva no. Y esta consideración me tiene que sacar incluso de
mi concepción general de la Lógica como herramienta —nunca dije la
lógica sólo funciona como una herramienta o es sólo una herramien-
ta— por lo siguiente: porque creo que la manera de defender y sobre
todo de demostrar que la Lógica es más que un juego inferencial es
justamente pensarla en su parte estructural.
La Lógica desde las matemáticas está de hecho muy relacionada con
el álgebra. Lo que queremos decir aquí es que si pensamos en un sis-
tema particular, por ejemplo un sistema de lógica proposicional, —no
importa si el lector no sabe de lo que hablamos exactamente— estamos
hablando de un sistema particular, aquí hay estilos de hacer lógica.
Por ejemplo, tenemos el estilo de teoría de la demostración, donde la
noción fundamental es la noción de derivabilidad, que quiere decir que
yo pueda a partir de cierta información, un conjunto de fórmulas, de
premisas, derivar a través de reglas de inferencia otra información o
conjunto de ella —conclusión(es). Y hay otro estilo que es el estilo
semántico, donde más bien la noción de verdad y la estructura de mo-
delos son las fundamentales. Pero resulta que cuando decimos que son
dos estilos, debemos pensarlos como dos estilos que están súper conec-
tados. Esta conexión queda explicitada a través de lo que en lógica se
llama metalógica. Son propiedades —podríamos decir— estructurales
en un sentido que me llevan de la noción semántica de consecuencia

220 Andamios

http://dx.doi.org/10.29092/uacm.v16i41.723
Entrevista a la dra. Atocha Aliseda Llera

lógica, a la noción sintáctica de la derivabilidad. Luego puedo tener


teoremas o puedo decir cosas como que: todas las verdades son demos-
trables, y eso va mucho más allá de un juego inferencial.
Creo entonces que esta pregunta, deja muy claro no solamente que
la lógica es más que un juego, sino que en mi propia cancha, la Lógica
es mucho más que una herramienta.

—2. ¿Cómo puede un sistema lógico con neutralidad tópica y desconectado


con cuestiones de hecho, funcionar tan bien para construir-desarrollar teorías
y explicaciones sociales y naturales?
—Si pensamos a la Lógica como disciplina que nos está representando
en un formato inferencial, una manera o un modelo de cómo ir de cier-
ta información a otra, entonces en ese sentido no tenemos que hablar
en particular de una aplicación particular. Podemos decir, tenemos un
conjunto de reglas, entre ellas ex. gr. el modus ponendo ponens, regla que
independientemente de lo que estemos hablando, yo puedo decir: si
tengo algo de la forma A, y otra cosa de la forma A implica a B, yo estoy
obligada a concluir de manera necesaria que B. Luego en casos como
éstos, no necesito un tópico para llevar a cabo el proceso inferencial
correcto. Pero, esto no quiere decir que no pueda aterrizarlo al mundo.
Veamos.
La lógica es una abstracción, es una abstracción de algo que estamos
hablando en particular. Puedo decir, si tengo la regla del modus ponendo
ponens y al tiempo la quiero aplicar, puedo pasar al ejemplo por exce-
lencia, que conoce todo el mundo en el primer curso de lógica: Si todos
los hombres son mortales y Sócrates es un hombre, entonces Sócrates
es mortal. Entonces, podemos abstraer pero también aterrizar. Estos
casos se relacionan con la noción misma en Filosofía de la Ciencia de
abstracción-idealización i.e. la abstracción y la concretización. Desde
mi punto de vista, ¿cómo es que se puede abstraer y aterrizar?, se pue-
de porque se dispone de una representación formal, pero no es una
representación formal de la nada, nos está modelando una manera de
cómo razonamos los humanos, o de cómo deben razonar los humanos
y esto nos conduce a otros puntos adicionales.

Andamios 221

http://dx.doi.org/10.29092/uacm.v16i41.723
Jesús Jasso Méndez

—3. ¿Consideras que la propiedad aplicativa de los sistemas lógicos debe


considerarse para ofrecer una definición integral, constructiva y fundacional
de la Lógica?
—Esta es una pregunta que me ha hecho pensar, reflexionar y re-pensar
algunas de mis propias concepciones de la Lógica, ¿qué es lo que quiero
decir? Una dimensión, por decirlo de alguna manera, de la que no he-
mos hablado en extenso es el conjunto de las reglas estructurales de la
Lógica. ¿Qué es lo que quiero decir? Si estoy pensando en un sistema
particular vámonos ex. gr. a la lógica clásica, en un sistema particular
como el proposicional, como la lógica de primer orden, como ya dije
hay un estilo de hacer teoría de la demostración y hay otro de hacer
semántica.
Pero si yo me pregunto ¿cuál es la estructura de la lógica clásica?,
esto se puede mostrar a través de las reglas estructurales, esto es, cómo
se ve el esqueleto independientemente de la aplicación. Y será además
este mismo esqueleto, el que definirá la aplicación, o sea, será, por de-
cirlo de alguna manera, su fundamento. Entonces, podemos analizar,
caracterizar, el sistema lógico clásico, de entrada, sin pensar inmediata-
mente en la aplicación, considerando sus propiedades a partir de reglas
estructurales clásicas como: i. la reflexibidad: toda fórmula se implica a
sí misma —C implica a C—; ii. la contracción i.e. para la lógica clásica
no importan las repeticiones, si yo en una demostración formal tengo la
premisa P en el paso número 2 y luego la premisa P en el paso número
5, yo podría haber hecho esa misma demostración sin tener que repetir
P en la justificación de la prueba, esa es la contracción; iii. la permuta-
ción. En este caso, hay algo muy interesante en la lógica clásica que me
permite permutar, en el caso del modus ponendo ponens puedo aplicar
la regla independientemente de que haya puesto primero algo del tipo
A o algo del tipo A implica a B; iv. la monotonía, esta regla estructural
es súper importante y la que se menciona con mayor frecuencia. La
monotonía, dicho de una manera muy laxa es algo así como las conclu-
siones llegaron para quedarse.
Una conclusión sigue siendo una conclusión añadas lo que le aña-
das al conjunto de premisas. Y, la última regla que no la voy a describir
tan en detalle es v. el corte. Pensémosla ahora como una forma de
transitividad. Cuando tú me haces esta pregunta 3 (tres), mi respuesta

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Entrevista a la dra. Atocha Aliseda Llera

puede parecer poco clara, pero no. Lo que destaco entonces, por un
lado, es que podemos hablar de la estructura de un conjunto de sis-
temas lógicos, en este caso de la lógica clásica, de la lógica modal por
ejemplo; pero esta estructura, me va a determinar qué aplicación es
posible realizar.
Si tengo disponible la regla de permutación y me sirve, la uso, pero
no puedo utilizar un tipo de lógica que incluya necesariamente este
tipo de regla, si estoy haciendo un análisis del discurso ¿por qué?, por-
que en el análisis del discurso tú tienes que ir modelando lo que la(s)
persona(s) va(n) diciendo en un cierto orden, y esto puedo producir
variaciones en las inferencias. Esta pregunta 3 (tres) de verdad no la
había pensado así nunca, en esos términos, pero creo que por un lado,
sí podemos hablar de una estructura definitoria de la lógica, que repito
lo análogo sería como decir el esqueleto, el cual va a ser distinto ex. gr.
si comparamos la estructura de la lógica clásica y la lógica abductiva.
Pero al tiempo, si bien ambos sistemas en efecto tienen esqueletos,
también serán, por así decirlo, animales distintos, un humano versus
un perro. Y por otro lado, la estructura de cada sistema lógico ya te está
determinando la aplicación, al ofrecerle, por lo menos, sus condiciones
de posibilidad.

—Entonces, permítame reformular para ver sí he entendido claramente:


¿considera que cada lógica, no con “L” mayúscula, tal y como nos lo has
señalado a partir de diferentes actividades académicas y ahora, a partir
de una parte de esta entrevista; cada sistema lógico posibilita sus propios
tipos de aplicaciones? Si esto es así, ¿podemos, por lo tanto, considerar a las
aplicaciones como aspectos constitutivos de la definición de tales sistemas
lógicos?, o bien, ¿podemos considerar que cada sistema lógico determina su(s)
aplicación(es) pero éstas son independientes a la definición lógica de tales
sistemas?
—Bueno esta es la parte difícil, la parte muy críptica de esta pregunta.
Debo pensar con cuidado si la aplicación es una propiedad de un sis-
tema lógico, yo ahora no lo pondría en estos términos. Más bien creo
que una aplicación se encuentra ya de entrada en un sistema lógico, en
el sentido en que en el fundamento del sistema lógico en particular ya
está la aplicación de manera potencial. Por esta razón, no le llamaría

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Jesús Jasso Méndez

a la aplicación una propiedad del sistema, pero sí que la aplicación


aparece de manera potencial en tal sistema lógico.
Pensemos en el siguiente caso. Un sistema lógico que no te permite
de entrada permutación ya está determinando el tipo de aplicación que
puede tener. En ese sentido, quizá es lo mismo, pero no le llamaría
la propiedad aplicativa que forma parte de la definición del sistema
lógico, sino que el sistema lógico tiene una potencialidad aplicativa,
que ya viene determinada desde su fundamento. Algo así.

—4. ¿Considera que el pluralismo lógico se justifica por la construcción ad


hoc de sistemas formales para modelar aspectos de la realidad social y na-
tural, o bien, el pluralismo lógico es un rasgo constructivo y básico de lo que
es la Lógica?
—Esta es una pregunta que no tiene una respuesta única. Desde mi
concepción de la lógica como herramienta, como herramienta de la
razón, podemos pensar en distintos tipos de razones y distintos tipos
de aplicaciones. Entonces de entrada soy pluralista. Soy pluralista en
el sentido de Susan Haack esto es instrumentalista. Aun cuando no
aceptaría todas las consideraciones sobre instrumentalismo de Haack,
el lógico desarrolla un sistema porque le es útil. En este caso, no estoy
hablando únicamente de las propiedades lógicas que hacen que un
sistema sea correcto o no, o que un investigador deba desarrollar un sis-
tema lógico porque hay que escribir un artículo; sino de la posibilidad
de un posible funcionamiento de algún sistema lógico para modelar
algún tipo de hecho. Se piensa también en una aplicación, estamos de-
sarrollando un sistema porque me funciona para algo. En este sentido
insisto en lo de la Lógica como herramienta, insisto en lo de pluralismo
e insisto en este tipo de instrumentalismo.
Ahora bien, quiero mencionar aquí, dos cuestiones históricas,
que las señalo, aunque de una manera un poco distinta, tanto en mi
libro primero de Springer (2006), como en este de la Lógica como
Herramienta de la Razón: la primera cuestión se relaciona con una
relación-analogía en el campo del surgimiento de las geometrías no eu-
clidianas. Se pensaba que el espacio era euclídeo y estaba lo que hoy en
día llamamos axiomatización de la geometría, donde encontrábamos el
postulado de las paralelas, que en dos palabras dice que las paralelas

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Entrevista a la dra. Atocha Aliseda Llera

son eso, no se juntan nunca considerando un espacio plano. Pero si esto


lo llevamos a una esfera, ¿qué sucede?, en una esfera las paralelas se
terminan tocando, entonces ¿cuál es el espacio? Creo que algo análogo
lo podemos pensar con la Lógica. Mientras en el caso de las geometrías
hablamos de espacio, en el caso de la Lógica, y esto es algo que yo he
pensado gracias a esta entrevista, estamos pensando en la aplicación,
porque finalmente la lógica tiene que ver con cómo razonamos, con
el razonamiento. Si es el espacio una esfera o si bien es plano, lo que
puedes pensar es una aplicación para las matemáticas puras versus una
aplicación para el derecho, para la medicina, etcétera.
La segunda cuestión que quisiera mencionar es que de hecho hoy
día están de moda las llamadas lógicas no-clásicas, y el pluralismo ló-
gico. Cada quien hace su lógica como le da la gana, pero creo que es
importante aquí, irnos también a la historia y retomar qué pasó antes de
una noción tan clara y preciosa como lo es la inferencia lógica tarskiana
como la conocemos. Nació la lógica formal con esta única noción, pues
no. Resulta muy interesante, yo acabo de estar en Praga donde en algún
momento comentamos sobre esto, que un checo Bernard Bolzano quien
nació hacia fines del siglo XVIII, estamos hablando de 1781 y muere
a mediados del XIX en 1848; él tenía lo que de hecho se conoce como
distintas nociones de deducibilidad. Autores ex. gr. John Corcoran,
tiene un artículo muy bonito de 1975 donde habla de Bolzano como el
precursor de la noción de consecuencia lógica tarskiana.
Pero también, otros autores como Thomson, nos han hecho ver
que en realidad Bolzano tenía distintas nociones de deducibilidad y,
que visto de manera totalmente anacrónica, solamente les voy a hablar
ahora de una noción, lo podríamos ver así: una noción de deducibi-
lidad de Bolzano era pensar en términos que además de pedir que
los modelos de las premisas estén contenidos en los modelos de la
conclusión, o en el modelo de la conclusión, adicionalmente pide lo
que llamaríamos ahora que las premisas sean consistentes. Esto es
súper interesante.
Tiene otra noción de deducibilidad que él le llama, recordemos que
él escribía en alemán, pero una manera de decirlo es deducibilidad
exacta, lo que ahora llamaríamos relevancia. Con la expresión ‘exacta’
se quiere decir que si yo te digo que a partir de un conjunto de premisas

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se sigue una conclusión, necesito todas esas premisas, las tengo que
usar, para poder decir que esa conclusión se deriva de manera exacta.
Entonces Bolzano obviamente en ese momento no contaba con una
formalización sofisticada en lo absoluto, pero tenía muy claro que
había distintas nociones de deducibilidad. Esto es simplemente para
insistir —sé que no es exactamente parte de la pregunta— pero creo
que es muy importante pensar en que el pluralismo es algo en lo que
hemos estado inmersos siempre, aunque creo que es muy pertinente la
pregunta sobre ello, al respecto casi siempre hago este chiste: ¿cualquier
garabato va a ser una lógica? o ¿cualquier garabato, perdón, es un
sistema lógico?
Hay un problema de demarcación, esto lo explico, lo discuto en mi
primer libro. Así como podemos hablar de la demarcación, a partir de
este problema tan olvidado en Filosofía de la Ciencia de ¿cómo distin-
guir, como demarcar ciencia o no ciencia?, creo que también podemos
decir que hay un problema de demarcación en Lógica. Una cosa es decir
que hay pluralismo lógico, pero otra cosa es decir, que cualquier cosa o
cualquier garabato es un sistema lógico.

—5. A partir de (1), (2), (3), (4) ¿qué es la Lógica i.e. en qué términos puede
ofrecer una explicación fundacional del conocimiento lógico?
—Esta pregunta la he pensado de la siguiente forma. Déjame dar un
poquito de antecedentes, porque en el campo de la investigación, uno
llegó a ciertos puntos, cuando ya otros habían hecho cosas magníficas
y, entonces uno continúa ciertos debates o ciertas conversaciones. En
este caso algunos lógicos, me refiero a Dov M. Gabbay en particular,
han dedicado mucho de su investigación en tratar de encontrar cuáles
son esas reglas estructurales que tiene que cumplir todo sistema formal
para considerarse lógico. Yo tengo de hecho un artículo en un libro
de homenaje a él por cierto, donde discuto este punto. Su conclusión
desgraciadamente es que no encontró ninguna regla que se cumpliera
en todo sistema lógico.
Él lo que trataba era de conseguir un tipo de monotonía, decía bueno
la lógica clásica es monótona —repito en el siguiente sentido— toda
conclusión llegó para quedarse, aunque sigas agregando información
tus conclusiones siguen siendo tus conclusiones. Las lógicas no

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Entrevista a la dra. Atocha Aliseda Llera

monótonas, lo que nos dicen es que no cumplen esta regla. Pero el


punto y aquí va mi propia contribución o punto de vista, es que todo
sistema lógico tiene que cumplir alguna regla de monotonía.
En mi opinión, para que un sistema lógico se caracterice como tal,
tiene que tener alguna forma de monotonía, aunque sea muy restrictiva
i.e. tú me tienes que decir qué conclusiones se preservan, aun cuando
se añadan más premisas. ¿Qué pasa?, bueno esto puede ser en muchos
casos muy difícil, pero es que si no ocurre, en mi opinión estamos
hablando de argumentos particulares y, no de sistemas lógicos.
Por ejemplo, la probabilidad no cumple esto, o sea prácticamente
a cualquier inferencia estadística si el mundo cambia, yo ya no sé qué
te voy a decir. Una regla más que me parece muy importante es: corte.
Cuando digo corte me refiero a que los sistemas lógicos deben tener
una cierta forma para enlazar argumentos, porque todo el punto de la
lógica en mi opinión, tiene que ver con procesos de inferencia, enton-
ces si no me dices cómo ex. gr. si yo tengo que de A puedo ir a B, y
que de B puedo ir a C, entonces puedo ir de A a C en tanto una forma
de transitividad, vamos a pensar corte como un tipo de transitividad,
entonces, no podrías justificar cómo yo puedo cortar la B y entonces
ir directo de A a C por tema lógico. Considero que todo sistema lógico
debe tener alguna forma de corte.
Estas consideraciones sobre un tipo de monotonía y corte, digamos
que es mi respuesta a esta pregunta sobre la definición de lógica(s) y, es
algo que desarrollo en este artículo que les comenté, pero que gracias a
esta entrevista lo he tenido que repensar.

ii. Ruta heurística

—El análisis heurístico de la Lógica y sus Aplicaciones nos conduce a aplica-


ciones novedosas de la Lógica a distintos campos de conocimiento no estric-
tamente formales. En este caso, nos interesa identificar casos epistémicos de
orden social y natural en los que la Lógica ha sido y es útil para su desarrollo.
Al respecto, qué nos puede decir sobre las tres preguntas siguientes:
1. ¿Qué nos permite identificar que una aplicación de la Lógica se trata, en
efecto, de una aplicación exitosa a un campo de conocimiento social o natural

Andamios 227

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y no sólo una impronta que parece hacer sofisticada a las teorías y a las
explicaciones científicas?
— Bueno esta es una pregunta otra vez muy difícil porque es una espe-
cie de demarcación, o sea ¿qué me permite decir que una aplicación es
exitosa? Aquí quisiera primero retomar o más bien introducir —porque
no lo he hecho tan explícitamente antes— tres aspectos muy relacio-
nados entre sí, que creo debe cumplir todo uso de la lógica. ¿Para qué
nos sirve la lógica? para hacer garabatos, para jugar un juego no, no
solamente, tenemos que hacer garabatos se trata de formalizar, hay que
manejar todo un lenguaje y, es bastante técnico para eso. Pero primero
creo que el uso de la lógica nos sirve muy en general como una forma
para aclarar ideas, esclarecimiento, no solucionamos muchas veces los
problemas, pero en el momento de abstraer gracias al lenguaje formal
obtienes amplios beneficios.
Con la abstracción, ahora si como que te despegas del mundo, es
una idealización estrictamente hablando en el sentido de que pierdes
ciertos aspectos, pero estás tratando de capturar lo más importante o lo
que quieres modelar. Luego, en este sentido a partir de la abstracción
estás clarificando y más en particular estás representando.
La lógica digamos que no tiene un correlato empírico, no encuen-
tras la fórmula en la forma de las plantas, pero sí es una representación
que nos ayuda para clarificar ciertos aspectos. Y más en particular, o
dicho de otra forma, es una manera de analizar. Cuando digo analizar
me refiero al significado de la palabra análisis. Estamos partiendo para
poder dar ideas claras, estamos partiendo el mundo, lo estamos repre-
sentando y con eso lo que queremos es clarificar.
Ahora de ahí a que yo pueda decir que es una aplicación exitosa,
debemos considerar que las aplicaciones en este sentido que acabo
de decir, implica que al representarnos el mundo o parte de éste,
estamos reconstruyéndolo, al representar estamos elaborando recons-
trucciones racionales, al final del día son reconstrucciones racionales.
Pero lo que nos va a indicar, y esa es la pregunta, ¿qué es lo que nos
va a decir que sea una aplicación exitosa?, es reconocer que esta es
una pregunta de naturaleza empírica.
Otra vez me voy a mi vertiente, aunque no quiera ser muy cla-
ramente instrumentalista, en la medida en que yo pueda hacer una

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lógica que me modele ex. gr. el diagnóstico médico y que me crean los
médicos que funciona, y que me sirva para modelar casos, ahí está la
aplicación exitosa. Si esta misma lógica o este mismo sistema lógico
lo trato de llevar a otro tipo de reconstrucción formal y, no funciona,
pues no funciona ahí. En ese caso no tendríamos una aplicación exito-
sa de esa lógica. Creo entonces que es una pregunta de corte empírico.

—2. ¿Consideras que existen aplicaciones exitosas de la Lógica (Clásica/


No-Clásica) sobre campos de conocimiento de las Ciencias Sociales o Natu-
rales?
—Creo que esta es una respuesta que no se puede dar en lo general,
si no que hay que mostrar los casos. Yo te puedo hablar sobre todo de
un caso que he trabajado, y del cual considero que hay aplicaciones
exitosas, porque se usan y funcionan. A diferencia de aplicaciones que
no son exitosas porque se trataron de utilizar y fallaron. Empezaré por
el segundo caso.
Esto es muy interesante y muy impactante para los lógicos, cuando
empezó todo el campo, ahora estoy hablando de la computación, parti-
cularmente de la representación del conocimiento, ésta representación
originalmente se propone con una estructura lógica, en cuya base se
encuentran reglas del tipo si A entonces B, hay incluso un lenguaje de
programación PROLOG que es un lenguaje lógico, etcétera. La realidad
de las cosas, nos guste o no, se ha avanzado poco o no se avanzó mucho
con una representación del conocimiento en una computadora desde
un punto de vista lógico, ese es un hecho.
Simplemente pensemos, en un caso que me gusta muchísimo, en los
sistemas de reconocimiento de voz. Los sistemas de reconocimiento de
voz por reglas —bueno depende que quieras decir por exitoso— even-
tualmente funciona, pero tú tienes que estar entrenando a la máquina
porque tiene que estar produciendo las reglas. Ahora, la tecnología o
más bien los modelos son de orden estadístico y es increíble que el día
de hoy, yo tenga aquí en mi teléfono un espacio donde le pico en la parte
de grabación y yo dicte. Es increíble cómo ha cambiado el escenario de
la tecnología, es verdad que tú puedes decir que de hecho tenemos me-
jor tecnología, pero no sólo es una mejor tecnología, sino que debemos
reconocer que nuestros modelos lógicos computacionalmente hablando
son pésimos, porque no son tratables, todo lógico lo sabe.

Andamios 229

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Jesús Jasso Méndez

Debemos seguir enseñando lógica a los chicos de computación,


pero de entrada son sistemas que no son aplicables en el sentido de
que sean eficientes, tan rápidos, etc. Hay otras estructuras matemáticas
que han favorecido a la tecnología. Repito esto es caso por caso.

—3. ¿Podría comentarnos algún ejemplo paradigmático?


—En primer lugar, me parece genial poder encontrar que en una misma
revista —debo decirlo— se pueda hablar tanto de la parte fundacional,
técnica, filosófica, y de la parte de aplicación. En el mundo real eso es
imposible, o hablas de una cosa o hablas de la otra.
Ahora en particular, no voy a hacer aquí una historia larga pero
debo decir que la aplicación de mis modelos al diagnóstico médico es
algo que simplemente fue surgiendo, ¿cómo? Soy especialista en un
tipo de razonamiento que se llama abducción, la abducción es otra
manera de llamarle a la explicación.
Otras personas quieren modelar esto, aunque no sea una caracteri-
zación muy precisa, en términos de un razonamiento para atrás, ¿qué
queremos decir con un razonamiento para atrás? Hemos hablado hasta
ahora todo el tiempo de relaciones de inferencia que van de premisas
a conclusiones; ahora pensémoslo al revés, pensemos, voy a hablar del
diagnóstico médico y lo pondré en términos causales: veamos cómo
razonar de los efectos a las posibles causas. Cuando un paciente llega
al consultorio de un médico, lo que puede reportar el paciente son sus
síntomas, entonces el trabajo que tiene que hacer el médico es ir de
los síntomas a las causas. Él o ella misma —médicos— no te pueden
decir exactamente cómo lo hacen, pero dicho de una manera quizá muy
burda se trata de razonar cómo es que aparecieron esos síntomas, o sea,
como ir de los síntomas y los signos. Los síntomas refieren a lo que el
paciente siente. Los signos son los resultados de laboratorio, lo que es
objetivo, lo que indica cuál es la patología.
En este caso, aunque el médico pueda explicarle a los pacientes su
padecimiento mediante un proceso que vaya de las premisas a la con-
clusión, una vez que considera por qué el paciente tiene lo que tiene,
en realidad la explicación del médico se hace en términos: fíjese que la
condición fulana se caracteriza por esto, por lo otro, y los que tienen
esta enfermedad presentan los síntomas que tiene usted, y, en este caso,

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Entrevista a la dra. Atocha Aliseda Llera

la base del razonamiento del médico va para atrás. Entonces, la abduc-


ción es la lógica digamos de la explicación mediante la deducción para
atrás y, aunque no es sólo deducción en este sentido, sí es una manera
de caracterizarla.
Un día yo di una conferencia en un foro muy interesante porque era
tanto de científicos como de filósofos y, una historiadora de la medicina
se me acercó y me dijo, es que la abducción es el diagnóstico médico,
yo quiero que vengas a trabajar con nosotros o que por lo menos pla-
tiquemos un poco. Ella es una historiadora de la medicina Ana Cecilia
Rodríguez de Romo con quien después escribí un artículo, el artículo
con el que empecé.
En lo que ella estaba muy interesada era —aunque no me lo dijo
así porque no entendía los términos de lógica— sobre cuáles son esos
patrones lógicos, sistemáticos que utiliza un médico para razonar y
cómo obtener el diagnóstico de su paciente. Debo decir que no es que
ella o yo, o ningún médico opine que diagnosticar es sólo una cuestión
de razonar. Hay muchas otras cosas en juego, pero sólo me quiero con-
centrar ahora en el razonamiento.
Nuestro primer artículo, lo que hace es reconstruir un caso en
particular, esto fue en un hospital en el Instituto de Neurología y Neu-
ropsiquiatría, ¿cómo empezamos a trabajar? Yo iba todos los viernes
a las sesiones clínicas de los médicos, me sentaba a observar cómo
pensaban, cómo construían su diagnóstico, cómo discutían el caso.
Para los que no lo saben, en las sesiones clínicas se discuten los
casos muy difíciles, o los casos si difíciles pero de pacientes que ya han
muerto, para decir bueno ya acabamos aquí y lo que expresan son como
reconstrucciones racionales en un sentido estricto. Al tiempo, las sesio-
nes clínicas son sesiones didácticas pues en estas sesiones es donde los
residentes más jóvenes empiezan a aprender a construir diagnósticos
de una manera conjunta. Se trata de un aprendizaje paulatino. En esto
yo me metí, me di cuenta, como lo he dicho, que la reconstrucción para
ofrecer un diagnóstico médico se trata de una reconstrucción racional y
me hice a la tarea de tratar a estas reconstrucciones formalmente. Pero
claro había que conseguir un sistema lógico que nos sirviera.
El primer reto y aquí estoy empezando a justificar por qué las lógicas
adaptativas, sucede que para modelar los casos de diagnóstico médico

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Jesús Jasso Méndez

interesantes, hay que distinguir entre cosas que si se pueden representar


como reglas, y son muy rápidas, de otras cosas también interesantes
pero que incluyen o que tienen una dinámica i.e. los que tienen evo-
lución, donde información que no sabías que era relevante de repente
es relevante. En estos casos, también hay información que tenías como
verdadera, pero con información adicional la tienes que retractar. Esto
es muy de los médicos, o sea el médico puede tener como hipótesis que
tal vez tienes cierta condición, pensemos ¿a qué te manda un médico a
hacer estudios?, el médico está descartando, quiere saber qué tienes, y
también quiere saber qué no tienes.
Mi interés fundamental fue ver muchos casos, como ya dije en las
sesiones clínicas, en leer muchos otros, de hecho debo decir que hay
toda un área en la curricula de medicina, cursos que se llaman justa-
mente razonamiento clínico, que los estudiantes deben cursar y conte-
nidos que deben aprender. Si bien, desafortunadamente estos cursos no
tienen que ver con la lógica, yo quisiera que todos aprendieran lógica,
es un hecho que estos cursos forman parte de esa enseñanza basada en
la teoría y en la experiencia.
Para realizar un exitoso diagnóstico médico se necesitan casos rea-
les para tener el material sobre el cual hacer tus reflexiones, necesitas
práctica, pero que mejor y, es para lo que me invitaron, es también
un caso donde se puede hablar de patrones de razonamiento, de tal
suerte que los médicos puedan ser conscientes de qué es lo que están
haciendo. De hecho es muy difícil, hay muchos médicos que les parece
muy raro que uno piense sobre ¿cómo piensan? Ellos te dicen, yo no te
lo puedo explicar, a mí me sale. Pero ya que reflexionan un poco dicen
¡ah! Sobre todo son conscientes en mi opinión, o más conscientes, los
médicos que lo enseñan, porque ahí, la analogía que yo hago, y creo
que en este tipo de revista va a ser muy interesante, es cómo el maestro
de matemáticas o de lógica va a enseñar a demostrar.
Tú tienes las reglas, tienes el conocimiento pero ¿cómo le enseñas a
demostrar a alguien?, haciendo, haciendo una y otra y otra y otra vez, el
pizarrón, el pizarrón, el pizarrón, la lógica es una gimnasia mental, en-
tonces en este sentido, si bien no hay una forma de enseñar para decir
que para que usted diagnostique tiene que seguir el paso uno, el paso
dos, etc., si es posible detectar criterios regulativos de razonamiento
donde también la experiencia es crucial.

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Entrevista a la dra. Atocha Aliseda Llera

Por supuesto estoy hablando, por si hay un médico que lea esto,
cuando tenemos que ir más allá de ideas y protocolos. En este mo-
mento toda la institución médica está muy regulada, hay protocolos y
guías que parecen diagramas de flujo que te dicen si sí esto, váyase por
acá o por allá, pero hay muchos casos en donde el médico tiene que
razonar, que no hay guía para ese tema en particular. Entonces empecé
a modelar y escogí las lógicas adaptativas sobre todo porque: i. puedes
manejar información inconsistente, eso puede pasar también, son para
eso muy buenas, y ii. como dije ahí tienes la posibilidad de retractar
conclusiones.
En dos palabras, para los que no conocen las lógicas adaptativas de
manera muy breve, las lógicas adaptativas tienen una columna adicio-
nal donde tú puedes poner condiciones a partir de las cuales estás ha-
ciendo tus inferencias, dices esta conclusión es buena a menos que me
diga que esto ya no es, básicamente es eso. Hay otra información que
va a tener otro estatus, digamos que permanente, que sí son verdades.
En el caso médico, si bien el síntoma también puede cambiar, también
puede ocurrir que un síntoma como el dolor de cabeza es constante
o la información médica es constante, luego de aquí puede surgir un
diagnóstico exitoso.
Cabe recordar, también que en el caso del razonamiento para el
diagnóstico médico las reglas no son reglas como las reglas en la física,
en este caso, estamos hablando de reglas estadísticas, que funcionan
ex. gr. de la siguiente manera: generalmente toda persona que tiene un
tumor en el cerebro, tiene dolor de cabeza, y tiene la presión intracra-
neal aumentada, pero hay casos donde no hay estas dos cosas, y si hay
tumor en el cerebro. Entonces hay reglas pero son reglas no sólo lógicas
sino también estadísticas.

iii. Ruta dialéctica

—Hablar de la Lógica y sus aplicaciones desde una ruta dialéctica tiene


la finalidad de mostrar la enseñanza proporcionada por las aplicaciones
lógicas a distintas ciencias sociales y naturales, enfatizando en su utilidad,
en su carácter instrumental y en sus ventajas para ofrecer conocimientos

Andamios 233

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particulares con mayores virtudes epistémicas: normatividad, rigurosidad,


capacidad explicativa. En este caso, las aplicaciones no sólo nos ofrecen
conocimiento sobre un modelo social o natural sino que la aplicación
a un campo social o natural parece indicarnos una enseñanza sobre
cómo entender y definir a la Lógica. A partir de esta ruta, nos parece
muy interesante conocer su respuesta a las dos preguntas siguientes:
1. Desde su punto de vista, ¿cuál es la enseñanza proporcionada por las
aplicaciones con impacto en la definición de Lógica?
—Debo decir que esta respuesta es la que me ha costado más pero la he
procesado gracias a la reflexión que he hecho sobre mi propio trabajo
y, que no había visto así. ¿Qué es lo que quiero decir? Bueno primero
he dicho que las lógicas adaptativas son sobre todo importantes por
esta manera que tienen de retractar, pero en realidad una de las cosas
que para mí fue clarísima desde que empecé a asistir a las sesiones
clínicas, es que yo tenía una visión un tanto ingenua, una visión mía y
de muchos, y que tengo escrita en algunos artículos: el razonamiento
médico es sobre todo abductivo; abductivo porque repito vamos para
atrás, construimos las explicaciones, y quizá ya los convencí sobre esto,
pero no es cierto.
El razonamiento médico a la hora de hacer diagnósticos no sola-
mente es abductivo, por ejemplo los médicos echan mucho la mano de
la analogía, de la referencia a casos anteriores, y esto es fundamental
porque no es solamente el conocimiento médico, sino su propio con-
texto personal y que arma o los hace expertos. ¿Qué quiere decir una
expertise?
Esto está relacionado o es directamente proporcional a la experien-
cia, entonces esto fue muy interesante. Por otra parte, sé que hay casi
una pelea entre lógicos clásicos, y los abductivos. Pero en realidad, los
dos nos necesitamos, en realidad —y no lo dije antes, me lo guardé
para esta pregunta—, las lógicas adaptativas son magníficas porque son
las que se usan para la abducción tanto deductivas como inductivas,
necesitamos los pasos deductivos, necesitamos ir hacia adelante pero
necesitamos la abducción porque necesitamos ir para atrás.
Entonces aquí ¿ves?, ésta es una de las cosas que aunque me fue
muy clara desde el principio, si yo no hubiera estado inmersa en el
contexto de la aplicación, y por eso creo que es muy importante para

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los lógicos si lo tienen a la mano, si van a aplicar su sistema lógico a la


ingeniería pues conozcan ingenieros, si van a aplicarlo a la medicina
vayan a hablar con médicos, vean cómo trabajan, platiquen con ellos,
porque si no sólo son abstracciones pero de papel, y que no necesaria-
mente modelan.
Entonces para mí una de estas partes dialécticas, esto es, ir de ida y
de regreso, una cierta lógica la adaptativa que ya existía era ideal para
esta aplicación —el diagnóstico médico— y funcionó, pero entonces
me llevó también de regreso, y de hecho este artículo, el de lógicas
adaptativas —los lógicos adaptativos no me lo han dicho tal cual—,
no son lógicas adaptativas puras, porque justamente yo tengo una
manera de dar un estatus especial a premisas que son hipótesis: no
son premisas, tienen una característica hipotética que si uno encuentra
inconsistencias puede retractar, y son más procedimentales, la parte de
la retracción yo la manejo como si tuviera una base de datos de ir y
quitar información.
Entonces esto es un caso que me parece precioso y bueno, que de
acuerdo con tu pregunta anterior sobre buenas aplicaciones, ésta es
una buena aplicación, ésta sería una aplicación exitosa. Ahora bien,
cuando le he dado esta charla a médicos, algún psicoanalista me dijo y
aquí ¿dónde está el paciente?, él quiere ver al paciente en la lógica. El
paciente no está en la lógica, no está porque otra vez, es una aplicación,
luego es una abstracción, es una reconstrucción racional a posteriori.

—2. En relación con (1) ¿las aplicaciones lógicas nos permiten aceptar una
flexibilidad progresiva o sensible de la naturaleza de la Lógica? ¿Qué tiene la
Lógica a partir de sus aplicaciones?
—Yo quiero aquí ser muy breve pero sobre todo retomar algunas cosas
que ya he dicho. Primero, los lógicos pensamos más en el camino de ida
que en el de regreso, en todos sentidos, o sea de premisas a conclusión.
A la hora de hacer una demostración pensemos en los griegos, los grie-
gos hablaban de —aunque no le decían así— los métodos de análisis
y síntesis, que es como ir hacia delante de premisas a conclusiones,
y de conclusiones a premisas. En realidad no vamos para adelante y
para atrás, vamos dos pasitos para adelante, uno para atrás, otro para
adelante después damos una vuelta, regresamos. Me gusta ponerlo en
estos términos.

Andamios 235

http://dx.doi.org/10.29092/uacm.v16i41.723
Jesús Jasso Méndez

Creo que eso nos da una idea de cómo las aplicaciones nos alimen-
tan a la Lógica, estoy hablando de la Lógica en mayúscula o con “L”
mayúscula. Pero eso se manifiesta en los sistemas lógicos, o sea, yo soy
la que me tengo que poner a modificar mi sistema lógico de las lógicas
adaptativas para que me funcionen para cierta aplicación. Desde luego,
esto me está remitiendo, nuevamente a mi noción de lógica, y siempre
regreso, me cercioro si esto tiene una forma de monotonía, si tiene una
forma de corte.
Recordarás, me refiero a aquellas propiedades que para mí todo
sistema lógico debe satisfacer. No quiero hablar de tal cosa como una
caracterización o una demarcación, pero sí creo que todo sistema lógico
me tiene que decir bajo qué condiciones mis conclusiones se preservan,
si no de qué estamos hablando. Y, me tiene que decir cómo puedo enca-
denar mis inferencias. Por una parte, entonces hablamos de un tipo de
monotonía y por otra, de un tipo de corte en términos de transitividad.
El problema con esto es que los muy clásicos me dicen no, no
espérate, yo quiero monotonía pero de este tipo muy específico y nor-
mativo, o los no-clásicos o los que les gusta cualquier garabato como
lógica, pues me dicen esta consideración sobre los sistemas lógicos es
muy restrictiva.

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Bibliografía sobre: la lógica desde sus aplicaciones y


aplicaciones lógicas. Una Aproximación Constructiva a
la Lógica integrando su Aplicabilidad
Jesús Jasso Méndez*

Como lo he señalado en la Presentación de este Dossier, a lo largo de


la historia de la lógica, ha estado presente una preocupación constante
sobre la fundamentación del conocimiento lógico. Actualmente, un
conjunto amplio de la producción teórica en filosofía de la lógica sos-
tiene la imposibilidad de aportar una definición de la lógica sin integrar
su potencial aplicativo. Esta condición permite distinguir propuestas de
definición ortodoxas, heterodoxas y entre ellas un gradiente de posibi-
lidades.
En términos generales y muy brevemente, los análisis ortodoxos,
ya sea desde el terreno de la teoría de la prueba o bien a partir de un
enfoque semántico, definen a la lógica como una ciencia demostrativa
de carácter exclusivamente deductivo. En estos casos, la consecuencia
lógica deductiva es y debe ser el corazón de la logicidad, resguardando
la corrección de los razonamientos al interior de un sistema formal.
La aplicación en estos casos consiste en un trabajo inicial de modelaje
a partir de la lógica de primer orden generalmente sobre lenguajes
lógico-matemáticos y ofrece un conocimiento deductivo ampliativo de
estos lenguajes. Por su parte, para los análisis heterodoxos la definición
de la lógica debe evolucionar.
La fundamentación del conocimiento lógico debe integrar las
peculiaridades y limitaciones del funcionamiento cognitivo de los
razonadores humanos. En estos casos, la logicidad de un sistema
radica en la incorporación de distintos tipos de procesos de inferencia,
deductivos y no deductivos, que expliquen las diversas formas en que
los seres humanos procesan información en contextos de dialogo,

* Profesor-investigador en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Presidente


de la Academia Mexicana de Lógica, A. C. (2019-2021). Correo electrónico: jess.jasso@
gmail.com.mx

Volumen 16, número 41, septiembre-diciembre, 2019, pp. 241 - 253 Andamios 241
Bibliografía

disputa y debate. En consecuencia existe una defensa de una pluralidad


de lógicas justificadas en la distinta naturaleza de sus inferencias.
La aplicación en este caso tiene la finalidad de trascender una visión
de la lógica supuestamente desambiguada y como una versión simpli-
ficada de la lógica de la ciencia y el lenguaje natural; para funcionar
como herramienta metodológica, descriptiva y normativa que funde
condiciones de evaluación de razonamientos estratégicos donde la
organización de información juega un papel central.
Ahora bien, entre estos dos tipos gruesos de fundamentación de
la lógica, existen adicionalmente diferentes propuestas fundacionales
que vinculan aspectos ortodoxos y heterodoxos para convertir a la(s)
lógica(s) en los medios conceptuales por excelencia para modelar dis-
tintos fenómenos donde los razonamiento ocupan un lugar central ex.
gr. en las semánticas de la vida cotidiana, en las distintas teorías de
la argumentación estratégica, en el desarrollo de ontologías aplicadas,
así como en los diferentes estadios y estrategias de organización de la
información científica.
En la selección bibliográfica y hemerográfica que enseguida se
ofrece privilegiamos la producción teórica en lógica y filosofía de la
lógica contemporánea. Sin embargo, incluimos algunas fuentes clásicas,
al ser referencias obligatorias para comprender la discusión en torno
a la fundamentación de la lógica como disciplina desde sus orígenes
aristotélicos y modernos, hacia algunos enfoques contemporáneos y
constructivos que definen a la lógica desde una perspectiva pluralista.
La organización de las fuentes obedece a la distinción entre los tres
tipos de contribuciones que se han considerado para la organización
del presente dossier y que dan cuenta del debate entre concebir a la
lógica en términos eminentemente clásicos, o bien en términos de sis-
temas de razonamiento alterno, donde la pluralidad de sus procesos
de inferencias serán apropiados para modelar sistemas complejos de
información multi-agentes.
De acuerdo con i. Ruta constructiva-fundacional incluimos referen-
cias a obras que tienen como objeto, o bien presentar los lineamientos
constructivos de la lógica clásica considerando sus propiedades de
neutralidad, formalidad y modalidad; o bien obras que en su esfuerzo
por ofrecer una fundamentación de la lógica consideran la propiedad

242 Andamios

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Bibliografía

aplicativa de distintos sistemas lógicos con la finalidad de modelar es-


tados y relaciones epistémicos de orden natural, social y de la ciencia
empírica.
De acuerdo con ii. Ruta heurística he considerado algunas fuentes
que ejemplifican aplicaciones novedosas de distintas lógicas para mo-
delar algunos fenómenos de carácter social, político, jurídico, psicoló-
gico, argumentativo, de racionalidad limitada, semánticos, filosóficos,
matemáticos y del campo del diagnóstico médico.
De acuerdo con iii. Ruta dialéctica incluimos dos grupos de fuentes.
El primer grupo ejemplifica casos donde distintos sistemas lógicos mo-
delan fenómenos de negociación y debate tanto en los lenguajes natura-
les, como en diversos fenómenos de distintos campos de conocimiento.
Y, al tiempo; .los sistemas lógicos a partir de tales aplicaciones reciben
aportaciones valiosas para poner a prueba su diseño y contribuir a su
sofisticación.
El segundo grupo de fuentes ejemplifica cómo el pensamiento
lógico ya sea desde su normatividad estándar o bien desde su plasti-
cidad inferencial se encuentra a la base de las habilidades cognitivas
y de razonamiento que idealmente cualquier razonador humano debe
aprender y llevar consigo, como una aportación intelectual aplicable a
su vida cotidiana y profesional, incluso cuando no se vayan a dedicar
profesionalmente a la lógica.
Esta consideración vincula la lógica formal, las lógicas alternas y la
lógica informal para desarrollar métodos críticos de aprendizaje que
conducen a la comprensión y mejora del pensamiento, el razonamiento
formal y estratégico, y la argumentación en contextos de la vida real
ex. gr. discusiones y debates públicos, así como, toma de decisiones e
intercambios intelectuales. En ambos grupos de fuentes, se dispone de
un aprendizaje biyectivo fecundo entre lógica(s)-aplicaciones / aplica-
ciones-lógica(s).
En suma, en las siguientes referencias el lector podrá encontrar un
ejercicio de indagación fecundo, en el que se presentan aportaciones
clave sobre la fundamentación de la lógica integrando sus aplicaciones,
que nutren cada uno de los tres ejes que organizan al dossier 41 de la
revista Andamios.

Andamios 243

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Volumen 16, número 41, septiembre-diciembre, 2019, pp. 241 - 253 Andamios 253

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http://dx.doi.org/10.29092/uacm.v16i41.725

La migración de retorno vista


a través de la circularidad.
Desplazamientos entre Bolivia y Brasil*
Bruno Miranda**

Resumen. Las movilidades en Sudamérica conforman un sistema


migratorio propio; en el caso de Bolivia y Brasil, los flujos se
adecuan a los altibajos de la industria de la confección de São
Paulo. Por lo mismo, son movimientos circulares, que implican
retornos sucesivos. En este sentido, hablar sencillamente de
migración de retorno, vuelve borroso el uso dinámico del es-
pacio entre las ciudades de El Alto y São Paulo. A través de la
descripción y análisis de las trayectorias de movilidades de una
familia boliviana, y con el uso de nociones como la circularidad
migratoria y la reversibilidad, este artículo construye un marco
analítico desde el que se pueda considerar la migración de retor-
no dentro de un patrón caracterizado por ciclos.

Palabras clave. Migración boliviana, migración de retorno, ciclo


migratorio, circularidad migratoria, reversibilidad.

The return migration seen through circularity.


Displacements between Bolivia and Brazil

* Agradezco al dr. Alfonso Hinojosa Gordonava por el diálogo sobre el retorno boliviano
y a la dra. Julieta Briseño por la revisión y los comentarios al texto.
** UNAM. Programa de Becas Posdoctorales en la UNAM, Becario del Centro de
Regional de Investigaciones Multidisciplinarias, asesorado por la doctora Cristina
Amescua Chávez. Correo electrónico: bmiranda@correo.crim.unam.mx.

Volumen 16, número 41, septiembre-diciembre, 2019, pp. 257 - 282 Andamios 257
Bruno Miranda

Abstract. Mobilities inside South America shape a specific mi-


gratory system. When it comes to Bolivia and Brazil, migration
flows adjust themselves to the ups and downs of São Paulo´s
fashion industry. Because of that, these are circular move-
ments of people, which imply consecutive returns. Therefore,
to debate return migration itself blurs the dynamic use of the
space between El Alto and São Paulo. Drawn upon a Bolivian
family´s trajectories, and making use of migratory circulation
and reversibility as key concepts, this paper builds an analytical
framework from which to fit return migration into a migration
pattern marked by cycles.

Key words. Bolivian migration, return migration, migratory


cycle, migratory circulation, reversibility.

Introducción

La presente propuesta se desarrolla en el marco de los estudios sobre


la migración de retorno a nivel intrarregional, específicamente desde
Brasil hacia Bolivia. El texto surge a raíz de las evidencias constatadas
por continuos trabajos de campo realizados desde 2013 con individuos
y grupos familiares bolivianos, tanto en la ciudad de São Paulo, Brasil,
como en las ciudades de La Paz y El Alto, en Bolivia, lugares de origen
de esos sujetos. Los encuentros, la convivencia y el seguimiento de sus
trayectorias a lo largo de los últimos años, dan cuenta de un retorno
circular entre esos dos lugares, distanciados entre sí por más de tres
mil kilómetros. Es decir, luego de la estancia en São Paulo, que varía en
duración, esos migrantes vuelven a su lugar de origen. A cada vaivén,
un nuevo circuito se cierra.
Esta movilidad responde en gran medida a la posibilidad de inser-
ción en la industria de la confección en la capital paulista, que se ha
convertido desde mediados de los años noventa en un único nicho la-
boral para los migrantes bolivianos (Da Silva, 1995; Souchaud, 2012).

258 Andamios

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Desplazamientos entre Bolivia y Brasil

En este sentido, el estudio de Côrtes (2013) revela que los costureros


no brasileños del estado de São Paulo —región en la que se concentran
los flujos migratorios con lugar de origen en el altiplano boliviano—
están representados en un 84% por sujetos de nacionalidad boliviana.
Según el Censo Demográfico realizado en Brasil en 2010, hubo un
aumento expresivo de más de un 80% del contingente poblacional de
migrantes internacionales en comparación con el censo realizado diez
años antes (Oliveira, 2013). Ese abrupto incremento en pocos años, se
explica en gran parte por la capacidad de resistencia de la economía
brasileña a la crisis financiera que ha impactado algunos de los países
receptores de migrantes latinoamericanos, como pueden ser EEUU o
España. Sin embargo, la resistencia no duró mucho tiempo. La industria
de la confección nacional sintió los primeros efectos de la crisis en el
despido de casi 150 mil empleados formales entre 2014 y 2016, según
la Associação Brasileira da Indústria Têxtil e de Confecção (ABIT, 2017).
Los talleres de costura con migrantes sufrieron una baja en los pedidos
por parte de las empresas comercializadoras de prendas de vestir que
los subcontratan. De ahí que muchos talleristas1 y costureros hayan
decidido emprender el retorno definitivo a Bolivia.
El taller de costura es también su vivienda. El desempeño laboral
de los costureros y de las costureras bolivianas transcurre en jornadas
de quince horas diarias o más. Son circuitos productivos donde se
practica el pago a destajo, es decir, por prenda confeccionada. Los
costureros migrantes prácticamente no se despegan de la máquina de
costura, por lo menos no entre semana. En el afán de conseguir más
costureros, los talleristas establecen contactos desde São Paulo con
parientes directos o extendidos, localizados en Bolivia. En otras oca-
siones, los mismos talleristas se trasladan a los Andes, o piden a algún
empleado que lo haga, para traer consigo más migrantes. A través de la
operación de contratación transnacional, los talleristas apadrinan a sus
empleados porque suelen financiar el traslado a Brasil, y les ofrecen
además techo y comida (Miranda, 2017).

1 Los talleristas son los gestores del taller de costura; son en general migrantes y tam-

bién trabajan con sus empleados en la confección de ropa.

Andamios 259

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Bruno Miranda

Al partir de la hipótesis de que se vive hoy una suspensión parcial


de las circulaciones entre los dos polos que conectan a esos lugares
(La Paz/El Alto – São Paulo), el objetivo del presente texto es aportar
un marco analítico de la migración de retorno boliviano desde Brasil,
específicamente desde la zona metropolitana de São Paulo, a partir de la
noción de circularidad migratoria (Canales, 1999) y de la reversibilidad
(Domenach y Picouet, 1987). Este marco teórico me permite enfocar
en las movilidades mismas, sus formas y tendencias. Las movilidades
que analizo indican un patrón más dinámico y propio de países que
comparten fronteras; reivindican por lo tanto un enfoque distinto al del
patrón tradicional de los asentamientos de larga duración en los lugares
de acogida, y del retorno al final de un ciclo de vida.
Metodológicamente, echo mano de la descripción y análisis de las
trayectorias de movilidad de una familia alteña (gentilicio de la ciudad
de El Alto). Se trata de la familia Escobar Huarachi, unida por el ma-
trimonio de Roberto Escobar y de Marta Huarachi. La información fue
recogida a través de charlas informales en espacios públicos (mercados
callejeros, parques, restaurantes, ayunos religiosos, calles y puestos co-
merciales de sus barrios) y privados (talleres/viviendas, residencias) en
las ciudades de São Paulo, Brasil y de El Alto, Bolivia. De la misma ma-
nera, he aplicado entrevistas semiestructuradas a los sujetos en cuestión
en función de sus idas y venidas entre las dos ciudades. La adopción
de un método cualitativo-etnográfico no es una elección fortuita, ya
que las lagunas dejadas por los censos y por las encuestas estatales de
Bolivia y de Brasil sólo permiten estudios de amplitud limitados. Yo, en
cambio buscaré un estudio a profundidad, cuyo resultado pretende ser
un marco que pueda ser generalizado en términos analíticos hacia otros
grupos de migrantes costureros en São Paulo y en Buenos Aires, ya que
comparten la misma dinámica de contratación y empleo de costureros
(Benencia, 2009).

La historia de una joven familia en movimiento circular

Los registros de la Dirección General de Migración (DGEMIG), subor-


dinada al Ministerio de Gobierno de Bolivia, reflejan los incrementos

260 Andamios

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Desplazamientos entre Bolivia y Brasil

sucesivos de los migrantes de retorno. La Gráfica 1 refleja el aumento


constante desde 2008, pero como se observa, aunque los números
rebasen al millón de retornados a partir de 2014, los y las bolivianas
que salen del país siguen siendo superiores. Esos datos se refieren a las
llegadas de ciudadanos bolivianos tanto por aire como por tierra.

Gráfica 1 - Flujo migratorio de llegadas y salidas ciudadanos bolivia-


nos, 2008-2016

Reelaboración propia con base en datos de DGEMIG (2017)

En el desglose de las llegadas a Bolivia por frontera, no se logra iden-


tificar a los ciudadanos específicamente bolivianos que las cruzan.
Ni el Censo Nacional de Población y Vivienda de 2012, ni el Perfil
Migratorio de Bolivia a cargo de la Organización Internacional de las
Migraciones (2011), traen datos sociodemográficos que permitan un
análisis profundizado del retorno.2

2 En el Censo de 2012, se cuestiona sobre el lugar de residencia del ciudadano boli-

viano cinco años antes. Sin embargo, esta información no está disponible. Aun cuando
se tiene acceso al país de residencia previo, las mediciones suelen subdimensionar
la migración de retorno, conforme comprueban Ordaz Díaz y Li Ng (2016) y García

Andamios 261

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Bruno Miranda

Ante las dificultades de profundización de los estudios sobre el re-


torno boliviano a partir de las estadísticas estatales, y ante la ausencia
de proyectos de investigación colectivos de manejo de muestras pobla-
cionales significativas, he optado por desarrollar un marco analítico del
retorno migratorio boliviano a partir de las trayectorias de movilidad de
la familia alteña Escobar Huarachi. Unida por el matrimonio de Rober-
to Escobar y de Marta Huarachi, esta joven familia suma en total treinta
y tres miembros (Figura 1). De estos, diecinueve en algún momento a
partir de 2005, dejaron los Andes bolivianos rumbo al mayor centro
urbano brasileño: la zona metropolitana de São Paulo. Llevaban consi-
go planes individuales y familiares alrededor de la máquina de costura
y de la industria de confección. Todos ellos han nacido o al menos
crecido en la periferia de la ciudad de El Alto, situada a las afueras de la
ciudad capital La Paz.

Roerto, Marta y Luisa3 (migrantes-interfaz)

Roberto tiene 32 años. Pisó São Paulo por primera vez en 2005, y pudo
constituir un taller propio, junto con su esposa Marta, hasta 2011. Su
actividad en el primero de los talleres por los que pasó fue planchar
prendas de vestir, de lunes a domingo, cobrando dlls. $ 16.5 al mes,
más comida y techo (Miranda, 2017). Luego, ascendió a ayudante de
taller. Voló4 por más de veinte talleres antes de formar el suyo. Marta
está a punto de cumplir 35 años, y llegó a São Paulo en 2008. Luego
de volar por más de siete talleres distintos en calidad de costurera,
siempre en compañía de su marido, a fines de 2015 los dos recibieron
una propuesta para irse a trabajar a Goiânia, la capital del estado de
Goiás, a 900km de São Paulo. En ese lugar, cobrarían más por prenda

Zamora y Gaspar Olvera (2017) para el caso mexicano.


3 Los nombres de los migrantes-interfaz de este estudio son seudónimos. Todos los

demás han sido mantenidos en original.


4 Esta es la jerga utilizada por los costureros y costureras migrantes en São Paulo. Se

“vuela” cuando se cambia de un taller de costura a otro.

262 Andamios

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Desplazamientos entre Bolivia y Brasil

confeccionada, en comparación con el abarrotado universo de talleres


con migrantes en la zona metropolitana de São Paulo.5

Figura 1 – Genealogía de la familia Escobar Huarachi, con destaque


para la unión de Roberto y Mart

Elaboración propia en Genopro 3.0.1.4

Fue así que, a fines de enero 2016, dejaron sus muebles, sus máquinas
de costura y las demás pertenencias debidamente preparadas en el de-
partamento rentado en el que funcionaba su taller de costura, ubicado
en el barrio Bom Retiro, en el centro de São Paulo. Luego, se dirigieron
todos, la pareja y los cuatro hijos Marcela (15), Lucio (13), José (9) y
Cristina (5), a la ciudad boliviana de El Alto para despedirse de sus
familiares, ya que la ida a Goiânia implicaría otra estancia indefinida en
Brasil. Estuvieron dos meses en El Alto, la mayor ciudad del altiplano
boliviano, donde se han conocido el uno al otro y han tenido sus tres
primeros hijos. Al llegar, Marta se enteró de que su mamá estaba mal
de salud. “Tenía líquido en los pulmones”, revela (Diario de campo, El
Alto, Bolivia, junio-julio 2017). Según ella, fue lo que más le pesó y a su
esposo para que decidieran, de manera imprevista, quedarse en Bolivia.
Sin embargo, antes de establecerse, y con el fin de juntar más ahorros
para poder pagar la logística del retorno, volvieron al centro de São
Paulo y se pusieron a trabajar durante tres meses como costureros en el
taller gestionado por la tía de Roberto, Luisa.

5 Conforme a los registros no-oficiales del Centro de Apoio e Pastoral do Migrante


(CAMI), de São Paulo, hay cerca de quince mil talleres de costura con migrantes en la
zona metropolitana de São Paulo. Consultar sitio Web: http://camimigrantes.com.br/

Andamios 263

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Bruno Miranda

La actividad migratoria de Roberto, es decir, el periodo comple-


to entre su primer viaje a São Paulo y su restablecimiento en El Alto
(Baby-Collin et al., 2008), es de once años, de 2005 a 2016. En dicho
periodo, él ha acumulado ocho idas y vueltas entre las dos ciudades, y
cuatro ciclos migratorios completos, entendiendo cada ciclo como una
partida desde, y una llegada al lugar de origen. Entre 2008-2016, Marta
acumuló seis idas y vueltas entre los mismos polos, conformando tres
ciclos completos.
En el primer de los ciclos (2005-2007), Roberto se instaló solo en
el taller de Don Adolfo, un migrante boliviano que se desempeña hace
muchos años como tallerista en el centro de São Paulo. Este, recibió a
Roberto en su taller/vivienda y de cierta manera, lo apadrinó. Dos años
después, ya con los conocimientos de un costurero rectista6, Roberto
retornó a El Alto para recoger a Marta y a su hermana Pamela, con su
hija Ariana. El segundo ciclo (2008-2009) fue el periodo de instalación
y aprendizaje de Marta en el universo de la confección. En 2009, vol-
vieron a Bolivia en separado, Roberto antes, y Marta después ambos por
la frontera de Puerto Suárez. Marta estaba embarazada de cinco meses
de su tercer hijo. Por esto, decidieron tener a su futuro bebé en Bolivia,
y además recoger los dos primeros hijos, que se habían quedado con
Elena, la mamá de Roberto.
Luego de siete meses en el altiplano boliviano, y una vez nacido su
tercer hijo, reemigraron a São Paulo, en esta ocasión, con los tres hijos.
Eligieron el cruce de frontera de Ibibobo, a través del Chaco paraguayo,
menos riesgoso en términos de control migratorio-policiaco, aunque
más duro por las condiciones climáticas de la región y por el camino de
terracería. Nuevamente, se trasladaron en separado, Roberto en enero,
y Marta en mayo de 2010. Marta se encargó de llevar consigo la tía de
Roberto, Luisa (quien iba por primera vez), su hermano Rolando y su
cuñada Mariana. Este fue el ciclo más prolongado para Roberto y Marta
(2010-2016), a lo largo del que pudieron inaugurar un taller propio
en 2011. En febrero de 2016 sucedió el cambio drástico cuando en
una visita familiar, decidieron quedarse en El Alto. Iniciaron entonces el

6 El rectista es el costurero que maneja la máquina de costura recta. El overloquista a


sua vez maneja la overloque.

264 Andamios

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Desplazamientos entre Bolivia y Brasil

último ciclo migratorio (febrero/16 - mayo/16) para vender sus perte-


nencias que habían quedado en São Paulo.
A lo largo de su actividad migratoria, los dos han sido la interfaz
por el que siete parientes del lado de Roberto y otros siete del lado
de Marta, llegaran a trabajar y vivir en los talleres de costura del cen-
tro de la ciudad brasileña. Por interfaz, me refiero al migrante que,
en calidad de empleado o de empleador, se encarga de incorporar
a otro migrante en la red social o sociofamiliar entorno a cada taller
de costura en São Paulo. En este sentido, Roberto y Marta fueron los
migrantes-interfaz a pedido de dos empleadores: el ya comentado
Don Adolfo, y Don Edwin, también migrante tallerista. Estos dos per-
sonajes les encargaban a la pareja en cuestión traer más costureros del
otro lado de la frontera. El segundo, Don Edwin, ha empleado a los
hermanos y a los cuñados de Marta. Los dos talleristas siguen en São
Paulo y eventualmente entran en contacto por WhatsApp o Facebook
con los miembros la familia Escobar Huarachi para ofrecerles nuevos
puestos de trabajo como rectistas u overloquistas.
Lo anterior también se aplica a Luisa, tía de Roberto. Ella sigue vi-
viendo en São Paulo, en condición de tallerista. Comparte actualmente
una residencia donde funciona su taller y de su compañero Rogelio,
más el taller de costura de su cuñada y el de una joven pareja boliviana,
oriunda de la región de los Yungas, Bolivia. El taller se ubica en el
barrio del Brás7. Luisa puede contactar o ser contactada por cualquier
miembro de la familia Escobar Huarachi para echar a andar nuevos
ciclos migratorios entre El Alto y São Paulo. Por esto, Luisa también es
una migrante-interfaz.
Luisa y Rogelio son provenientes de la ciudad de El Alto y tienen
una visa de residencia permanente en Brasil8. Ella llegó a São Paulo
en mayo de 2008, a pedido de su sobrino Roberto para que ayuda-
ra a cuidar al su tercer hijo, recién nacido. Allá, Luisa se quedó por

7 Los barrios Bom Retiro y Brás son tradicionales y conforman el eje textil y del vestua-
rio de la ciudad de São Paulo.
8 A través del Acuerdo Mercosur de 2009, los bolivianos pueden solicitar una visa

temporal de dos años, sin importar su forma de ingreso a Brasil, y luego remplazarla
por una permanente.

Andamios 265

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Bruno Miranda

ocho meses, y retornó a El Alto el diciembre del mismo año (ciclo


mayo/2008 – dic/2008). Después de un año en el altiplano de Bolivia,
Luisa decidió reemigrar a São Paulo, de esta vez para dedicarse a la
confección. Aprovechó el que su sobrino y pareja se encontraban de
nueva monta en El Alto, y se trasladaron a Brasil los tres juntos, más los
tres hijos de Roberto y Marta. Al llegar al destino, trabajarían los tres
adultos confeccionando en cadena9. Luego, en enero de 2013, ya con
los documentos migratorios, finalizó su segundo ciclo al regresar a su
lugar de origen (ciclo 2010 – 2013). Estuvo en El Alto sólo dos meses,
lo suficiente para visitar a los parientes y para emprender nuevamente
el recorrido de tres mil kilómetros que separan un lugar del otro. Y de
nuevo, se llevó a su cuñada y sobrinas. Desde 2013, ya no ha vuelto a
Bolivia, pero ha acompañado a Pamela hasta la frontera entre Corumbá
y Puerto Suárez en 2015.
Ella y su compañero Rogelio han inaugurado un taller propio en
2016, un año después del nacimiento de su hija Yarita. Aunque me
revela que no les falta servicio10, cuando preguntada sobre sus inten-
ciones de retornar a Bolivia, dice: “Estoy harta de la costura, quisiera
regresar y estar cerca de mi familia” (Diario de campo, São Paulo, Brasil,
junio-julio 2018). En el día nublado y húmedo que nos encontramos,
traía los ojos rojos porque se había despertado a las 5h de la maña-
na para vender productos alimentares andinos (papa y quínoa) a los
migrantes bolivianos que tienen puestos ambulantes alrededor de la
Feirinha da Madrugada11, en medio al vaivén constante y frenético de
los compradores.
Desde su regreso a El Alto hace dos años, Roberto ha sido operado
tres veces desde el retorno: por apendicitis y por un cálculo biliar. Según
él mismo, su salud se debilitó porque “renegaba mucho con la costura”
(Diario de campo, El Alto, Bolivia, junio-julio 2017), refiriéndose a la
presión ejercida por parte de los empresarios para cumplir los plazos

9 Jerga en el universo de los talleres de costura, que identifica una forma de organiza-

ción productiva en la que dos o más costureros trabajan como si fueran uno sólo.
10 Significa pedidos de confección de ropa en la jerga local.
11 Es el epicentro comercial del circuito productivo inferior de la industria de la con-

fección de la ciudad de São Paulo.

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de entrega de los pedidos de ropa. Para Roberto, la imposibilidad de


mantener a los hijos y pagar la renta de más de dlls. $500 en el centro
de São Paulo, más la larga jornada laboral frente a la cada vez menor
paga por prenda confeccionada, le pesaron al tomar la decisión de que-
darse en Bolivia. Él no piensa reemigrar. Revela que vive tranquilo en
Bolivia y disfruta de su familia. Estar junto a su esposa, hijos, hermanas
y mamá, tener su propia movilidad12, conocer el entorno de El Alto, le
da más libertad de movimiento y más control sobre su propio tiempo.
Marta a su vez está más centrada en las actividades del hogar, y
contribuye hoy menos con los ingresos familiares en comparación con
lo que realizaba en São Paulo, donde no sólo cocinaba para todo el
taller, sino que alfabetizaba a los niños y se encargaba de la confección
de los modelos de ropa más complejos. Ella me confiesa querer volver
a trabajar en la costura en São Paulo, pero que en los hechos, eso es
inviable en el momento, dado que un nuevo ciclo migratorio perjudi-
caría la escolarización de sus hijos, todos matriculados en los cursos de
Primaria y de Secundaria de un centro educativo alteño.

Rolando, Mariana y Pamela (dos ciclos migratorios)

En su primer traslado a Brasil, en mayo de 2010, Rolando y Mariana


(hermano y cuñada de Marta), se llevaron a su hija mayor, Nadir (8),
que tenía año y medio en ese entonces. Rolando actualmente tiene 28
años, y Mariana 26. El impulso para trasladarse a São Paulo fueron las
deudas contraídas con un banco de crédito de El Alto para financiar el
arreglo de su movilidad (un autobús). Roberto les financió el traslado.
El valor correspondiente luego fue descontado de su pago a lo largo de
seis meses de trabajo en la confección de ropa.
Al llegar a su destino, se emplearon en el taller/vivienda gestionado
por Don Adolfo. La primera impresión del taller no fue positiva para
Mariana:

12 Término local usado para referirse al vehículo propio que es utilizado como trans-
porte colectivo de pasajeros intraurbanos. Las movilidades pueden ser los autobuses,
las vans o las minivans. Roberto ha adquirido una minivan.

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Llegamos en la tardecita, como 17h, 18h, nos recibió Don


Adolfo, y era todo muy diferente de aquí [Bolivia], era como una
casa de ratón, no teníamos cuarto propio. Nos recibieron bien
con un refresquito, pero al día siguiente, a las 7h de la mañana,
ya teníamos que sentarnos en una máquina que ni sabes cómo
pisar. Yo nunca había costurado en mi vida. (Entrevista, El Alto,
24.06.2018)

Dormían tres parejas con sus respectivos hijos en la misma habitación,


en un total de diez personas. Mariana empezó cobrando menos de
dlls. $100 mensuales. Trabajaba incluso los fines de semana, cuando
en general los migrantes de la costura tienen tiempo libre para salir a
pasear, o simplemente lavar la ropa sudada y descansar sus cuerpos.
Durante año y medio, ella afirma no haber adquirido bienes de con-
sumo: “Todo lo que trabajábamos era para pagar la deuda en el banco,
¡para el banco! Cualquier ahorro era para guardar, ¡siempre era eso!”.
Después de un cierto periodo de aprendizaje, y al empezar a trabajar en
cadena, Mariana y Rolando pasaron a cobrar lo equivalente a dlls. $500
mensuales, lo que les posibilitó ahorrar e enviar remesas a Bolivia para
pagar su débito financiero.
Al salir del taller de Don Adolfo, se dirigieron a un taller que Ro-
berto y Marta compartían con otra familia migrante en el barrio Bom
Retiro. Allá, Mariana, Rolando y su hija estuvieron otro año entero. Una
vez pagada la deuda con el banco, los tres retornaron a la ciudad de El
Alto. Mariana me revela que:

Nunca había salido ni hacia otros departamentos de Bolivia. Mi


primer viaje fue hacia Brasil, un lugar que no conocía. Por eso,
el anhelo de mi esposo era volver a nuestra tierra, que nadie nos
esté diciendo qué hacer. Porque allá [en Brasil] no puedes salir
de lunes a viernes, y si sales, el dueño del taller pone su cara, o te
retrasas en la confección de las prendas. Además, mi hija estaba
siempre encerrada y se ponía muy llorosa. (Entrevista, El Alto,
24.06.2018)

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Llegaron al altiplano boliviano en febrero de 2013, finalizando su pri-


mer ciclo migratorio. Este mismo mes, Don Adolfo les envió un giro
para que pagaran su traslado y volvieran a trabajar con él. La estancia
en Bolivia fue sólo de unos pocos días, porque a inicios de marzo, ya
estaban nuevamente en el centro de São Paulo. Quedaron ocho meses
con Don Adolfo. Luego, fueron nuevamente a trabajar con Roberto y
Marta, de esta vez en su propio taller, donde estuvieron más de un año.
La nueva estancia permitió ahorrar para dar cuenta de otros arreglos
pendientes en su autobús y reanudar la vida en condición de transpor-
tista, su principal fuente de ingreso en El Alto.
Ellos retornaron finalmente a El Alto en 2015, con un ahorro de dlls.
$ 2,000. La decisión del retorno fue de Rolando, para quien la confec-
ción ya le había costado unos dolores en los riñones, cansancio y estrés.
Además, quería volver a participar en las actividades del sindicato de
transportistas del que es miembro activo. Luego de haber completado
dos ciclos migratorios (2010-2013 y 2013-2015), esta joven pareja
se siente más dueña de su tiempo, incluso para elegir los momentos
de descanso a lo largo de una jornada: “Allá no podía estar libre, aquí
estoy libre”, desahoga Rolando (Entrevista, El Alto, 04.07.2018). Por el
hecho de que su residencia temporal se ha expirado, y de que su hija
Nadir tiene ocho años y está matriculada regularmente en un colegio,
los planes están orientados a permanecer en Bolivia. Ellos se refieren
a la complejidad que implicaría una nueva movilidad para volver a
inscribir su hija en un colegio público de São Paulo.
Por otro lado, Pamela (30), la hermana más grande de Roberto, se
trasladó a la ciudad de São Paulo por primera vez en febrero de 2008,
donde estuvo año y medio (ciclo 2008-2009). Se trasladó con su cu-
ñada Marta, su hermano y un amigo por tierra, cruzando la frontera
de Puerto Suárez. Al taller de costura que llegó, ubicado en el céntrico
barrio Luz, trabajaban ocho costureros bolivianos. Empezó manejando
la máquina recta, utilizada para hacer costuras rectilíneas como las
laterales de los pantalones, y cobraba al principio cerca de dlls. $100
al mes. En este primer local de trabajo y vivienda, estuvo medio año:
“Luego, nos hemos cambiado, porque la señora dueña del taller nos
trataba muy mal”, dice Pamela (Entrevista, El Alto, 26.08.2018).

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Sin embargo, el cambio de taller no significó mejores tratos, sino


justo lo contrario. En el barrio Brás, la gestora del segundo taller, prove-
niente de Oruro (Bolivia), les obligaba a empezar la jornada de trabajo
a las 6h de la mañana y les daba sólo un vaso de té para el desayuno
o a veces unas cuantas galletas. Y en el almuerzo, arroz con salchicha.
La misma dieta se repetía para el café de la tarde y la cena, respectiva-
mente. Pamela pasaría por otro taller más en su estancia en Brasil. En
el tercer y último local de trabajo/vivienda, ubicado en las mediaciones
de la famosa Praça da Sé, “las prendas eran muy difíciles y te pagaban
poco”, me comenta. En año y medio, pasó por tres talleres de costura
distintos. A fines de 2009, decidió retornar a El Alto. Dice Pamela:

El trabajo era muy abusivo, no podía descansar bien, no alcanza-


ba a descansar en la hora de la comida ni después de la jornada
porque tenía que limpiar el taller. A veces descansaba a las 23h,
23h30…Quería quedarme allá, pero nos ha tocado muy mal,
por eso me vine para acá. Me convenía más trabajar en Bolivia,
porque el horario de trabajo era de 8h al mediodía, luego de 14h
a las 18h. (Entrevista, El Alto, 26.08.2018)

En una plática amena, Pamela me contó que estuvo en El Alto por cinco
años antes de reemigrar a São Paulo en 2013, ya con su hija Ariana,
que para ese entonces tenía dos años. Emprendió el traslado por Puerto
Suárez en compañía de su mamá Elena, su hermana Damaris, su sobri-
no Gadiel, su cuñado Ruddi y su tía Luisa. Llegaron todas al taller que
gestionaban Roberto y Marta. “Mi hermano nos trataba bien, la comida
era buena”, afirma. En la segunda estancia, estuvo en São Paulo por un
año (ciclo 2013-2014). Según me revela, sólo retorno en definitiva a El
Alto porque su hija, ya con tres años, tenía que entrar al colegio, y se
quedaba encerrada en el taller del patrón: “Por eso, los que tienen hijos,
abren su propio taller”, confiesa.

Giovana y Gabriel (un ciclo corto)

La otra hermana de Marta y su cuñado, Giovana (37) y Gabriel (37),


se trasladaron a São Paulo por primera vez en 2012, en condición de
costureros y a invitación de Roberto. Éste, necesitaba personal para

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ayudar en las labores de confección de su propio taller y le ha animado


a Giovana diciendo les iba a ir mejor en Brasil que en Bolivia. Ella
entonces se desligó de un empleo asegurado en una fábrica de fideos
de El Alto, “porque quería aprender a costurar y conocer Brasil” (Entre-
vista, El Alto, 04.07.2018). Además, quería volver a ver a su hermana
Marta, de la que es muy allegada. Dados sus ahorros, Giovana pudo
financiar el traslado de toda su familia: el de su esposo y el de sus dos
hijos Pablo (18) y Damaris (16), en ese entonces con 13 y 11 años,
respectivamente.
Al llegar a la Terminal Barra Funda, de la ciudad de São Paulo, que
es el punto final de muchos autobuses con migrantes provenientes de
El Alto, Roberto los recibió. En un taxi, se dirigieron al centro de la ciu-
dad. En lugar de ubicarlos en su propio taller, donde Giovana trabajaría
al lado de su hermana, Roberto los entregó a Don Edwin, el tallerista
que con Don Adolfo, han apadrinado varios de los migrantes de la
familia Escobar Huarachi. La mala noticia en la bienvenida a la ciudad
fue seguida de malos tratos por parte de su nuevo empleador. Pasaron
entonces a dividir el taller/vivienda con otros costureros bolivianos y a
trabajar en media quince horas diarias, a cambio de U$6013 mensuales
para cada quien.
A la pareja no le fue bien. Sentado enfrente de una máquina de
costura, Gabriel, quien se ha dedicado a arreglar y a manejar autobu-
ses en El Alto, tenía los dedos muy gordos y no era lo suficientemente
delicado para confeccionar prendas. Giovana por su lado se sentía muy
presionada por Don Edwin, su empleador, a que aprendiera a manejar
una máquina overloque lo más pronto que pudiera. Su relato es preciso:

A los tres días en el taller, el Sr. Edwin me exigía más velocidad


en la costura, pero yo no podía. “Como no puedes costurar, vas
a entrar como cocinera”, me dijo. Entonces, me puso como co-
cinera y a lavar las tazas del baño. Había que sentarme rápido a
costurar después de preparar la comida y la cena. (Entrevista, El
Alto, 04.07.2018)

13 Cambio del dólar con relación a la moneda brasileña (reales) referente a fines de

febrero de 2012, época en la que Giovana llegó a São Paulo con su familia.

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Esta familia también experimentó el encierro en el taller, algo que se ha


venido denunciando en São Paulo en los últimos quince años, como
rasgo esencial de lo que se conoce como trabajo esclavo contemporáneo
(Miranda, 2017). Aprovechándose de la vulnerabilidad de la condición
de migrantes recién-llegados, Don Edwin los mantenía encerrados y
bajo amenazas psicológicas. Dice Giovana:

No nos dejaba salir ni siquiera los fines de semana. […]. Él no


me dejaba ir a ver a mi hermana […] Lloraba harto, cocinan-
do y llorando. Como no conocía, no salía a la calle […] yo ya
estaba cansada, aburrida. Nos han encerrado. Yo estaba en un
departamento encerrado con tres chapas. (Entrevista, El Alto,
04.07.2018)

Estuvieron tres meses en ese taller. En ese tiempo, ella vio a su hermana
Marta sólo cuatro veces. Como si fuera poco, Giovana me comenta, con
un bajo tono de voz, como si quisiera que nadie se enterara, que su col-
chón traía chinches, por lo que sus piernas estaban llenas de ronchas
y ampollas. Don Edwin le obligaba a Pablo, su hijo más grande, a que
estuviera todo el tiempo barriendo el taller y despejándolo de los trozos
de tela y de hilos cortados.
Giovana se llevó consigo a São Paulo un ahorro de cerca de dlls.
$2,500, de los cuales perdió casi todo en el traslado y durante la estan-
cia de tres meses. Cuando le informó a su empleador que iba a retornar
a Bolivia con su familia, ella se dio cuenta de que Roberto tenía una
deuda con Don Edwin, luego de que estos dos discutieran a raíz de
la decisión de retornar. “¡Vámonos a Bolivia!”, dijo a su esposo. “No
estamos bien aquí, Pablo no está estudiando, iba a perder el año esco-
lar, y en una semana más nos hemos venido [a Bolivia]. El Sr. Edwin
se ha molestado, nos ha gritado, diciendo que somos flojos, que no
queríamos trabajar” (Entrevista, El Alto, 04.07.2018). Retornaron a El
Alto el mismo 2012, y desde entonces, no han reemigrado a São Paulo.
Mientras sus papás no tienen planes de reemigrar a São Paulo, a Pablo
le gustaría volver porque ahora tiene un bebe y necesita ahorros. La
Figura 2 exhibe la trayectoria de movilidades y los ciclos migratorios
de Roberto y Marta, señala a los miembros migrantes, los no migrantes

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y los migrantes-interfaz del uno y del otro lado de la frontera, según


el hogar que ocupan. En el siguiente apartado, buscaré analizar las
trayectorias traídas a colación hasta aquí con el uso de ciertas nociones
socioespaciales, orientadas a explicar las distintas formas de movilida-
des implicadas.

Figura 2 – Trayectoria de movilidades de Roberto y Marta, y esquema


migratorio general de la familia Escobar Huarachi, según hogar

Elaboración propia

La migración de retorno es múltiple y variada. ¿de qué se está


hablando?

Dentro del sistema migratorio sudamericano —entendido como un


sistema que integra espacios alejados entre sí a través de los migrantes,
sus objetos, valores e ideas (Simon, 2008)— los flujos entre los Andes
bolivianos y las grandes capitales brasileñas son recientes, comparados
con el corredor migratorio que conecta algunas partes de Bolivia con
las capitales argentinas (Grimson, 2005). La que he descrito, tampoco

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es una historia como la que nos relata Victor Espinosa en El dilema del
retorno (1998), al analizar la actividad migratoria de una familia entre
México y EU a lo largo de más de un siglo.
De hecho, el lugar de origen de los migrantes cuyas movilidades
son aquí estudiadas, es una ciudad que ha crecido apenas en los años
ochenta, resultado de las migraciones internas de Bolivia desde las zo-
nas mineras de antaño (Sandoval y Sostres, 1989). En este sentido, El
Alto es una ciudad que concatena la migración interna e internacional,
y juntamente con los valles de Cochabamba, conforman los dos mayo-
res centros emisores de migrantes internacionales en Bolivia (Cortes,
1998; Hinojosa Gordonava, 2009). Todo lo anterior se refleja de alguna
manera en el hecho de que la pareja de referencia en este estudio (Ro-
berto Escobar y Marta Huarachi) haya efectivamente inaugurado los
traslados entre Bolivia y Brasil en su familia.
En las más de tres décadas del proceso de masificación del flujo Bo-
livia-Brasil, el Paraguay ha sido utilizado como lugar de tránsito, espe-
cialmente en los flujos de ida a São Paulo. De cierta forma, el territorio
paraguayo se ha convertido en la frontera misma entre los dos países
en cuestión. La manera como se apropian de ese espacio se acerca a la
imagen de un territorio circulatorio (Tarrius, 2000), por el que las po-
blaciones instaladas en São Paulo, personalizadas en las figuras de los
talleristas o costureros, conectan los futuros empleados del taller con la
industria de la confección local, en su extremidad más precarizada. A
esos empleados y empleadores, los he denominado migrantes-interfaz.
Recupero el marco que Alejandro Canales (1999) ha utilizado para
analizar la movilidad entre México y EEUU, en una época de mayor
permeabilidad que la que caracteriza a esa frontera actualmente. Según
este autor, la condición migratoria no es el resultado del cambio de
residencia en sí mismo, sino de la incorporación del migrante a un
mercado laboral internacional. En dicho caso, los desplazamientos
constantes implican privilegiar el movimiento o las estancias, en lugar
del establecimiento o la residencia. Esto genera una configuración espa-
cio-temporal de las movilidades específica: la circularidad migratoria.
El autor estaba dando cuenta de unas movilidades diarias o estacionales
entre los años ochenta y los noventa, que indican una frecuencia mayor
de la que aquí me ocupa, una vez que las estancias de los costureros

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bolivianos en São Paulo suelen durar un año o más; raras veces duran
pocos meses. De esta forma, se observa ciclos medianos como el de
Roberto y Marta entre 2010 y 2016, durante el que efectivamente hubo
un cambio de residencia-base, dada la inversión que se requiere para
rentar un departamento e instalar un taller de costura, y las expectati-
vas que eso genera.
A pesar de esos matices, las movilidades bolivianas mantienen lo
esencial de la idea de la circularidad migratoria, una vez que están
envueltas en un nicho laboral que acarrea fuerza de trabajo interna-
cional, y que se alejan del patrón migratorio clásico de inserciones
largas, que duran un ciclo de vida. La propia existencia de un marco
común entre Bolivia, Brasil y Paraguay a través del Acuerdo Mercosur
(2009) permite la regularización de la circularidad, y de cierta forma
la gestión de la misma en función de los altibajos de la industria de la
confección de São Paulo.
La idea general es que para cada partida, existe un retorno al lugar
de origen, y este puede ser definitivo o momentáneo. Esta circularidad
parece empatar con los ciclos realizados por los migrantes cuyas trayec-
torias de movilidad se describió anteriormente, tal vez con la excepción
de Luisa, para quien el ciclo abierto en 2013 aún no se cierra. Otros
estudios demuestran como la circularidad de los migrantes entre Bolivia
y España es dificultada por la distancia que los separa y por la exigencia
de una visa de ingreso a partir de 2007 (Bastia, 2011; De la Torre, 2014).
El cierre o no del ciclo migratorio es por lo tanto uno de los elementos
que distinguen las movilidades limítrofes (desde Bolivia hacia Argentina
o Brasil) de las transoceánicas.
Los ciclos migratorios de los miembros de la familia Escobar Huara-
chi (Cuadro 1) incluyen desplazamientos de distintos tipos, motivacio-
nes y expectativas:
• El tránsito a través de la carretera Santa Cruz de la Sierra-Puerto
Suárez-Corumbá, o en su defecto, el tránsito por el chaco boli-
viano-paraguayo;
• El traslado a São Paulo para insertarse como costurero en un
taller, ya sea para ahorrar o para pagar deudas;
• El traslado a São Paulo para ayudar a cuidar un pariente;
• Las visitas familiares a El Alto, que en general son realizadas

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luego de la Navidad o a inicios del año, y suelen duran de uno


a cuatro meses. La visita es un tipo de retorno que finaliza un
ciclo, y tiende a generar una nueva circularidad;
• El traslado hasta la frontera de Puerto Suárez, para dejar a un
pariente, y el retorno a São Paulo;
• La sedentarización en el centro de São Paulo, marcado por la
inauguración de un taller de costura propio y por ende, un
cambio de residencia;
• El retorno a El Alto para recoger al cónyuge o a los hijos;
• El retorno a El Alto para tener a un hijo en el lugar de origen;
• El retorno a El Alto para despedirse de los familiares antes de
emprender un nuevo ciclo migratorio de mayor duración en
Brasil;
• El retorno al lugar de origen para cuidar a un pariente más
grande;
• El retorno definitivo al lugar de origen, tras una crisis econó-
mica;
• El retorno definitivo al lugar de origen, tras las vejaciones en el
local de trabajo/vivienda, o tras el desgaste acumulado en jorna-
das laborales intensas y extensas.

Distintas en sus tipos, motivaciones y expectativas, todas las movilidades


adquieren la forma circular. Si a cada partida le corresponde una vuelta
al lugar de origen, estaríamos ante sucesivas migraciones de retorno.
La limitación de esta noción (migración de retorno), cuando colocada
frente a las movilidades de la familia en cuestión, es que no distingue
un retorno de visita a los parientes en Bolivia, de un retorno definitivo,
para citar un ejemplo. Por el contrario, se observa que la frecuencia y
la duración de los retornos a Bolivia varían de acuerdo a su trasfondo.
Volver al lugar de origen con el fin de buscar a la pareja o a los hijos,
implica reanudar otro ciclo pronto, mientras que volver a establecerse en
el lugar de origen implica otras expectativas a futuro.

Cuadro 1 – Ciclos migratorios de la familia Escobar Huarachi, entre El


Alto y São Paulo, a partir de 2005

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Roberto Marta Luisa


2005-2007 2008-2009 2008-2008
2008-2009 2010-2016 2010-2013
2010-2016 Feb/16 – Mayo/16 2013 – días actuales
Feb/16 – Mayo/16
Rolando y Mariana Pamela Giovana y Gabriel
2010-2013 2008-2009 2012-2012
2013-2015 2013-2014
Elaboración propia

De ahí la conveniencia de la utilizar la noción de reversibilidad, plan-


teada por H. Domenach y M. Picouet (1987) como un constructo
socioespacial de análisis de los flujos migratorios que tienen un punto
de origen en común y que despliegan circuitos cerrados. De hecho,
la reversibilidad de los flujos permite abarcar a una multiplicidad de
formas de retorno y darles cierta sistematicidad (Prunier, 2017). La
tipología desarrollada por los autores originales incluye a los flujos
reversibles constantes y los flujos reversibles esporádicos. Los primeros son
flujos estructurados formal o informalmente, que abarcan los movi-
mientos diarios de población vecinal fronteriza, los estacionales (como
por ejemplo, los trabajadores agrícolas mexicanos en EU y Canadá), así
como las movilidades cíclicas. Diferentemente de los constantes, los es-
porádicos son flujos inestables porque no dependen de una estructura
existente, sino de una coyuntura favorable de los mercados laborales.
La reversibilidad constante y estructurada explica las movilidades
bolivianas a São Paulo, en la medida que estas atienden a una insti-
tucionalidad de contratación y empleo desarrollada a lo largo de tres
décadas (Miranda, 2017), de la que el taller de costura funciona como
dispositivo de circulación y fijación (Côrtes, 2013). A su vez, el tipo
esporádico y coyuntural ofrece insumos para pensar la intensificación
de los flujos hacia Brasil en las dos primeras décadas del siglo XXI,
cuando el mercado interno experimentó crecimiento a raíz de la gene-
ración de empleos. Es precisamente este el periodo de la actividad mi-
gratoria de Roberto, Marta y sus parientes, entre los años 2005-2016,

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durante el que el “sueño brasileño” parecía cercano y alcanzable. Fue


también el periodo en el que los migrantes-interfaz fueron accionados
con más intensidad. Más allá de una tipologización en sí misma, se
propone entonces una reconceptualización de la migración de retorno
(Rivera, 2015), en favor de su tratamiento como un evento sucesivo
y circular. De esta forma, cuando hay retorno definitivo, esos lentes
teóricos nos muestran en su lugar, reversibilidades definitivas.
Los testimonios recogidos de los miembros de la familia Escobar
Huarachi indican que la reversibilidad definitiva a Bolivia (o la no pro-
pensión a reemigrar a São Paulo) está cruzada por dos ejes. El primero
tiene que ver con las características del acuerdo laboral entre talleristas
y costureros, que vía de regla se enmarca en unas relaciones asalariadas
no-libres (Brass, 1997, McGrath, 2013). Las jornadas de quince horas
diarias, el vivir y trabajar en el mismo local, más los eventuales encie-
rros, los malos pagos y la manipulación de la deuda contraída, generan
traumas de los que es difícil desprenderse. La experiencia de Giovana y
su familia lo ilustra de forma cabal. El segundo eje es de carácter genera-
cional y se refiere a la edad de los hijos. Hay una relación positiva entre
la reversibilidad definitiva de los flujos y la edad de los hijos: entre más
grandes y en edades escolares, mayor es la propensión a restablecerse
en el lugar de origen definitivamente. Dicho de otra forma, entre más
chicos los hijos, más alta la propensión de seguir practicando la circula-
ridad migratoria entre Bolivia y Brasil.

Consideraciones finales

El análisis del trabajo de campo realizado revela patrones migratorios


circulares que no logran ser captados por las mediciones estadísticas
oficiales, pero que son importantes porque moldean las movilidades
hacia nichos laborales de países limítrofes. Ubicado en esa laguna, este
texto pretendió llenarla de contenido analítico, trayendo a colación la
circularidad migratoria de la joven familia Escobar Huarachi, activa
durante más de una década entre Bolivia y Brasil.
En lugar de privilegiar el retorno, las movilidades de esta familia
echan luz sobre la circulación, y como parte intrínseca de ella, destacan
el alto grado de reversibilidad de los flujos, dado el peso del anclaje

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familiar en el lugar de origen. Vista de esta forma, la migración de


retorno pasa a ser considerada entonces como una forma más de des-
plazamiento, dentro de unas trayectorias de movilidades bastante diná-
micas, a través de fronteras permeables como son las mercosureñas. El
actual pretende ser un análisis generalizable y aplicable a otros grupos
familiares de costureros migrantes en los que se incluyen los peruanos
y los paraguayos, que llegan a trabajar en la industria de la confección
en otros destinos, como la zona metropolitana de Buenos Aires.

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Rolando Huarachi, El Alto, 04.07.2018.
Giovana Huarachi, El Alto, 04.07.2018.
Pamela Escobar, El Alto, 26.06.2018.

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Fecha de recepción: 5 de febrero de 2019


Fecha de aceptación: 29 de agosto de 2019

282 Andamios Volumen 16, número 41, septiembre-diciembre, 2019, pp. 257 - 282

http://dx.doi.org/10.29092/uacm.v16i41.725
http://dx.doi.org/10.29092/uacm.v16i41.726

De los quiebres democráticos a los gobiernos


de coalición: una revisión del debate sobre el
presidencialismo
Diego Solís Delgadillo*
Josafat Cortez Salinas**

Resumen. El artículo presenta una revisión de los estudios sobre


los sistemas presidenciales generados desde 1990 después de
las críticas de Juan Linz. Clasificamos y ordenamos la literatura
haciendo énfasis en las limitaciones del nuevo institucionalismo
en tres categorías: i) trabajos centrados en las instituciones for-
males, ii) explicaciones espaciales iii) investigaciones basadas en
instituciones informales. Mostramos un cambio en la variable
dependiente en las explicaciones del comportamiento del siste-
ma presidencial: del análisis de los quiebres democráticos a la
inestabilidad de los gobiernos democráticos.

Palabras clave. Instituciones, sistema presidencial, gobierno


democrático, inestabilidad, reglas informales.

From democratic breakdowns to coalition


governments: a review of the debate on presidentialism

* Investigador posdoctorante en El Colegio de San Luis A.C., México y Tutor Externo


de la Maestría en Políticas Públicas Comparadas de la FLACSO, México. Correo
electrónico: diego.solis@flacso.edu.mx
** Profesor investigador en la Universidad Nacional Autónoma de México, México.
Correo electrónico: josafatcortez@politicas.unam.mx

Volumen 16, número 41, septiembre-diciembre, 2019, pp. 283 - 307 Andamios 283
Diego Solís Delgadillo y Josafat Cortez Salinas

Abstrac. This article reviews the studies on presidential systems


generated after the seminal work of Juan Linz. We classify and
order the literature highlighting the limitations posed by the
new institutionalism. We identify three kind of studies: i) the
ones centered on formal institutions, ii) spatial explanations and
iii) studies based on informal institutions. We find a change in
the independent variable in the studies of presidential systems:
from the breakdown of democratic regimes to the instability of
democratic governments.

Key words. institutions, presidential system, democratic govern-


ment, instability, informal rules.

Introducción

Uno de los ejes de la discusión de los últimos 30 años en la ciencia


política que estudia América Latina es el impacto de las instituciones
sobre la democracia. El eje teórico ha sido el nuevo institucionalismo
asumiendo que las instituciones buscan restringir el comportamiento
de los actores políticos y establecen incentivos, así como dinámicas
de cooperación y conflicto. (Munck, 2004, Pérez-Liñan, 2011, Linares
2011, Negretto 2015, Saiegh, 2015).
El debate teórico y empírico sobre el diseño de los sistemas presiden-
ciales en América Latina ha sido muy nutrido y ha generado múltiples
estudios. En este trabajo identificamos tres tipos de investigaciones: i)
institucionales, ii) espaciales iii) informales. Las primeras respuestas
institucionales se centraron en analizar el impacto de las instituciones
formales, especialmente en los incentivos que ofrecen a los actores po-
líticos (Linz, 1997; Linz y Stepan, 1996; Horowitz 1999; Sartori, 2004;
Shugart y Carey, 1992; Mainwaring y Shugart, 1997; Payne, 2006;
Cheibub y Limongi (2004; Colomer, 2005, García Montero, 2009,
Santos, et al, 2014). Una segunda corriente de trabajos se concentró
en explicaciones espaciales del éxito presidencial, particularmente en
la ubicación del presidente en el eje de preferencias (Negretto, 2006;

284 Andamios

http://dx.doi.org/10.29092/uacm.v16i41.726
Debate del sobre el presidencialismo

2015; Nacif, 2004, 2012; Tsebelis y Alemán 2005 Alemán y Schwartz


2006).
Actualmente con la evidencia empírica y teórica se ha cambiado el
eje de atención de la literatura, por eso el objetivo de este trabajo es
mostrar y ordenar dos tendencias recientes en los estudios sobre los sis-
temas presidenciales en América Latina. Actualmente existe un cambio
en las explicaciones centradas en las instituciones formales a hipótesis
que toman en cuenta las reglas informales y la dinámica política. Los
sistemas presidenciales latinoamericanos durante la Tercera Ola han
sido estables, no presentan parálisis legislativas ni rigidez constitucio-
nal. (Cheibub y Limongi, 2004; García Montero, 2009; Santos, et al,
2014) Esto ha generado investigaciones que explican las condiciones
que, contrario a la hipótesis de Linz, conducen a la formación de coa-
liciones en un diseño institucional que no provee incentivos para la
cooperación.
También en la literatura se identifica un cambio en la variable depen-
diente: de la estabilidad del régimen político a la estabilidad de los go-
biernos democráticos. Las democracias presidenciales, particularmente
las latinoamericanas se han mantenido como regímenes democráticos,
no obstante, experimentan inestabilidad política en la forma de destitu-
ciones de los ejecutivos (Pérez-Liñan, y Polga, 2017) lo que ha generado
una nueva generación de hipótesis sobre las condiciones de riesgo para
los presidentes.
El trabajo está estructurado de la siguiente manera. En el primer
apartado se desarrollan las características del presidencialismo como
diseño institucional; después se analiza la crítica emitida hacia la legi-
timidad dual del presidencialismo y las respuestas teóricas y empíricas
identificado tres explicaciones: i) las centradas en las instituciones
formales, ii) explicaciones espaciales y iii) estudios que incorporan a las
instituciones informales y iv) de la estabilidad del régimen político a la
estabilidad de los gobiernos democráticos.

Los orígenes del debate

Uno de los debates más amplios en la ciencia política ha girado en torno


a las formas de gobierno. Esta discusión fue especialmente importante

Andamios 285

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Diego Solís Delgadillo y Josafat Cortez Salinas

para América Latina tras el desmantelamiento de los regímenes autori-


tarios. La ciencia política se dio a la tarea de identificar los elementos
que propician la transición a la democracia y facilitan su consolidación
(O’Donnell, 1989). En la década de 1990, una de las principales pre-
guntas de investigación fue ¿cómo afectan los diseños institucionales a
la estabilidad y la sobrevivencia de la democracia?
La adopción de un sistema presidencial o uno parlamentario consti-
tuye, en primera instancia, una elección institucional. Así, más allá de
los factores extra- institucionales que pueden incidir en el desempeño
de los gobiernos, como pueden ser la geografía, los recursos naturales
o las características de la población, el debate sobre los diseños insti-
tucionales asume que el régimen plasmado en la constitución importa
para la conflictividad, o para propiciar condiciones de estabilidad y
supervivencia de las democracias (Linz, 1997).
Los rasgos del sistema presidencial como un diseño institucional,
constituye un conjunto de reglas que regulan y restringen el comporta-
miento de los actores políticos. A diferencia del parlamentarismo, que
podemos concebir como un producto histórico de Gran Bretaña, el
sistema presidencial fue confeccionado de manera intencional y delibe-
rada por los Federalistas en 1787 para plantear las reglas del juego que
regirían a Estados Unidos como nación independiente, buscando evitar
los elementos que, a su manera de ver, habían propiciado los abusos
del parlamentarismo inglés (Duverger, 1980).
Madison concibió al presidencialismo como un gobierno mixto que
se distingue por tres características: en primer lugar, es un sistema de
regulación endógena del poder, donde los poderes se autolimitan por
una autoridad situada en el mismo nivel constitucional, es decir: “[…]
la seguridad contra la concentración gradual de los diversos poderes
en un solo departamento reside en dotar a los que administran cada
departamento de los medios constitucionales y los móviles personales
necesarios para resistir las invasiones de los demás”. (Hamilton, et al
2011: 220)
En segundo lugar, para evitar la concentración de poderes, el di-
seño presidencial parte de la separación de poderes, pero al mismo
tiempo estipula jurisdicciones compartidas que sirven como frenos al
ejercicio arbitrario del poder. Madison retoma la frase de Montesquieu

286 Andamios

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Debate del sobre el presidencialismo

que decía que “el poder frene al poder” por su célebre idea que dice
“la ambición debe ponerse en juego para contrarrestar la ambición”.
(Eisemann, 1975, Vile, 2007) Es decir, ninguna institución podría
dominar sobre el resto; cada poder tendría las herramientas necesarias
para contrarrestar al otro. El sistema presidencial se conformó por
órganos distintos que tienen que cooperar entre sí para ser gobierno.
Pero si estas instituciones no trabajan juntas se pueden detener unas a
otras en el proceso de gobierno. Manin agrega que: “la propiedad prin-
cipal del dispositivo es su estabilidad: si un órgano tiende a modificar
la repartición constitucional del poder, el sistema pone en movimiento
fuerzas que lleven nuevamente a su estado inicial”. (Manin, 1994:289)
La tercera característica del sistema presidencial radica en retardar la
toma de decisiones políticas, con el fin de evitar las voluntades políticas
pasajeras y la precipitación política en prejuicio de la libertad y la so-
ciedad. Uno de los objetivos a los frenos y contrapesos fue el deseo de
frenar la voluntad popular y retardar su acción (Manin, 1994, Negretto,
2003, Vile, 2007, Mc Cormick, 2011). Se puede decir que la ingenie-
ría constitucional de los Estados Unidos no dio prioridad a la eficacia
sino al control del abuso de poder. El juez Brandeis define muy bien la
ingeniería constitucional del modelo presidencial: “el sistema no tenía
por objetivo promover la eficacia sino impedir el ejercicio arbitrario del
poder”. (Toeinet: 1994:40)
A partir de estas características Sartori (2004) define al sistema pre-
sidencial de la siguiente forma: “Un sistema político es presidencial si,
y sólo sí, a) el jefe de Estado (el presidente) es electo popularmente; b)
no puede ser despedido del cargo por una votación del Parlamento o
Congreso durante su periodo pre-establecido, y c) encabeza o dirige de
alguna forma el gobierno que designa”.

Explicaciones del desempeño presidencial

En el apartado anterior describimos las características del sistema pre-


sidencial con el fin de tener claro que el modelo nació con el fin de
evitar el abuso de poder y la toma decisiones precipitadas. Este diseño
institucional, fue adoptado de manera generalizada en América Latina,

Andamios 287

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y se cuestionó en la década de 1990, cuando la ciencia política volvió a


preguntarse por el arreglo institucional que favoreciera de mejor forma
la estabilidad de las democracias.
El punto de partida de la discusión sobre el presidencialismo es
el trabajo de Juan Linz (1997) quien siguiendo las críticas clásicas de
W. Bagehot y de W. Wilson, (Cortez y Salazar, 2013) desataca cuatro
factores que hacen a esta forma de gobierno menos propicia para la
democracia: En primer lugar, el problema de legitimidad dual, esto es,
que dado que el presidente y la asamblea son electos por voto popular
se genera un conflicto sobre quien representa realmente al electorado,
lo que deriva en parálisis entre las ramas de gobierno. En segundo
lugar, el problema de rigidez, es decir, que debido a los periodos fijos
de mandato no existen mecanismos para deshacerse de un presidente
que carece de apoyo legislativo, es impopular o incompetente. En tercer
lugar, la elección presidencial tiene una lógica de ganador único que no
es favorable para la democracia (Linz, 1997). Finalmente, Linz conside-
ra que el presidente al ser jefe de estado puede considerarse a sí mismo
como representante de la nación, lo que conduce a que el presidente
sea intolerante con la oposición.
En suma, el argumento fundamental fue que los sistemas presiden-
ciales son menos propicios para la cooperación que los sistemas parla-
mentarios lo que representa una amenaza para la sobrevivencia de la
democracia, por el conflicto entre las ramas de gobierno y la ausencia
de mecanismos institucionales para resolverlos. En consecuencia, los
actores políticos recurren a medios extra institucionales para solucionar
las tensiones: particularmente a golpes de estado.
Esta literatura consideraba que el sistema presidencial conduce a la
inestabilidad política, con la marcada excepción del caso estadouniden-
se, que por sus características específicas: partidos poco disciplinados,
poco ideologizados y con bases muy localistas, permitían el buen
funcionamiento del presidencialismo (Linz 1997, Linz y Stepan, 1996;
Sartori, 2004). Las críticas marcaron a los estudios sobre las formas de
gobierno en la década de 1990 y generaron una agenda de investiga-
ción sobre el impacto de los diseños institucionales en la estabilidad de
la democracia y en su eficacia en la región.

288 Andamios

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La primera generación de investigaciones sobre el presidencialis-


mo compartió dos características: i)Se concentraron en analizar casos
latinoamericanos y ii) tomaron como marco teórico el nuevo institu-
cionalismo (Pérez-Liñan, 2011). De esta manera, analizaron el peso
de las instituciones, los incentivos que éstas generaban el impacto de
éstas sobre la estabilidad política (Munck, 2004). En términos teóricos,
asumieron que las instituciones configuran y restringen la actuación de
los actores políticos, fungiendo como las reglas del juego en una socie-
dad y definiendo las interacciones entre estos actores. (North, 1990).
Mientras que los actores políticos se comportan de manera racional y
responden a los incentivos que las instituciones les proveen (Peters,
2003).
El argumento de Linz apuntaba a que los sistemas presidenciales
no son propicios para la estabilidad democrática. No obstante, en la
década de 1990 diversos estudios comenzaron a cuestionar el argu-
mento de Linz. En términos metodológicos Shugart y Carey (1992)
señalaron que la asociación entre quiebre de las democracias y diseño
presidencial tiene un sesgo de selección geográfica y temporal, lo que
no permite generalizar las conclusiones para todos los países que han
adoptado el sistema presidencial como forma de gobierno.
Shugart y Carey, (1992) y Mainwaring y Shugart, (1997) identifica-
ron variaciones y observaron que no todos los sistemas presidenciales
presentan los mismos problemas como lo demuestra las distintas tasas
de aprobación legislativa en los países presidenciales. A partir de esta
variación se generaron diversas hipótesis sobre el desempeño presiden-
cial, en general encontramos tres tipos de explicaciones sobre el dife-
rente desempeño de los presidentes: i) las enfocadas en las instituciones
formales, ii) las explicaciones espaciales y iii) los trabajos centrados en
variables informales. A continuación, se desarrollan cada una de estas
corrientes.

Explicaciones centradas en instituciones formales

Una corriente de investigaciones sostenía que el éxito o fracaso de los


presidentes podía ser explicado a partir de instituciones formales que

Andamios 289

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varían entre los sistemas presidenciales. Con base en estas variables,


cuestionaron la tesis de Linz y presentaron hipótesis alternativas sobre
el por qué algunos presidencialismos funcionan de mejor forma que
otros (Horowitz 1990; Shugart y Carey, 1992; Mainwaring y Shugart;
1997; Payne, 2006).
Horowitz (1990) indica que en la discusión se había dejado de
lado el impacto del sistema electoral porque algunos de los defectos
que Linz atribuía al presidencialismo, particularmente el ganador se lo
lleva todo, era producto de los sistemas electorales mayoritarios y, por
tanto, no exclusivo de los sistemas presidenciales. Esta observación es
sumamente importante porque señalaba la necesidad de analizar otras
variables institucionales que hacen diferencia en el funcionamiento del
presidencialismo. A continuación, abordamos algunas de las propues-
tas más influyentes.
Un primer grupo de trabajos llamaron la atención sobre las dife-
rentes facultades legislativas de los presidentes (Shugart y Carey, 1992;
Mainwaring y Shugart; 1997; Payne, 2006). La literatura clasificó los
poderes de los presidentes en proactivos y reactivos1 y ponderaron los
efectos que éstos tienen sobre la estabilidad democrática. Se elaboraron
índices que medían los poderes del presidente2 y se analizaron cómo
sus facultades conducían a diferentes resultados legislativos. Por ejem-
plo, Shugart y Carey (1992) sostenían que los presidentes fuertes son
más propensos a conflictos con el Legislativo porque al poder sacar
adelante su agenda de manera unilateral pueden prescindir del apoyo
legislativo, lo que puede generar conflicto entre las ramas de gobierno.
Una segunda hipótesis para explicar las diferencias entre los presi-
dentes se centró en el sistema de partidos. Se argumentó que el número
de partidos es una variable explicativa del desempeño presidencial.
(Mainwaring y Shugart, 1997). En particular, se afirmó que el mul-
tipartidismo genera menor capacidad de decisión e inestabilidad3 por

1 Esto es la capacidad que tienen para proponer iniciativas (proactivos) o para defen-
der el statu quo (reactivas)
2 Estos índices tomaban en cuenta indicadores como sus facultades de veto, decreto,

poderes de emergencia, iniciativa exclusiva, poderes presupuestales y consulta popular.


3 De aquí se desprenden otras hipótesis como el hecho de que la Segunda Vuelta es

menos propicia para el presidencialismo debido a que genera sistemas multipartidistas


(Mainwaring y Shugart, 1997).

290 Andamios

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lo que el problema no es el presidencialismo per se, sino la peligrosa


combinación entre multipartidismo y presidencialismo lo que genera
inestabilidad política (Mainwaring y Shugart, 1997). En contraste, los
países con sistemas bipartidistas, como el estadounidense, son menos
propensos al conflicto entre el ejecutivo y la asamblea (Mainwaring
1993). Al respecto, Cheibub y Limongi (2004) mostraron empírica-
mente que las situaciones de bloqueo entre el Ejecutivo y Legislativo,
sólo ocurren cuando los presidentes carecen de mayoría en el Congreso.
Esta literatura exploró los vínculos entre la disciplina partidista y el
éxito legislativo de los presidentes y sostienen que la disciplina parti-
dista permite que los acuerdos entre Ejecutivo y la asamblea sean más
estables. Se estudiaron las variables que producen sistemas de partidos
disciplinados haciendo hincapié en las reglas de selección de candida-
tos; particularmente si los candidatos son nominados por la cúpula del
partido o por elecciones primarias o si, en los sistemas de represen-
tación proporcional, las listas son abiertas o cerradas (Mainwaring y
Shugart, 1997).
Una tercera hipótesis, ligado al punto anterior, se concentró en la
polarización ideológica del sistema de partidos. Se afirma que, a mayor
distancia ideológica entre los partidos, mayor es el conflicto entre el
Congreso y el presidente (Mainwaring y Shugart, 1997). También se
tomó en cuenta al sistema electoral como variable explicativa, plantean-
do que las reglas de mayoría relativa conducen a sistemas bipartidistas,
mientras que la representación proporcional produce multipartidismo
y, consecuentemente, sistemas de partidos fragmentados (Colomer,
2005).
Las soluciones ofrecidas por esta corriente a los peligros del
presidencialismo se centran en formas de facilitar que el ejecutivo cuente
con mayoría legislativa. Paradójicamente, una de sus recomendaciones
es acompañar a los sistemas presidenciales de instituciones que
mitiguen los frenos y contrapesos de esta forma de gobierno. Se favorece
la implementación de fórmulas electorales restrictivas, calendarios
electorales concurrentes, sistemas electorales de una sola vuelta, listas
de representación proporcional cerradas y bloqueadas (Shugart y Carey,
1992; Mainwaring y Shugart, 1997).

Andamios 291

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Explicaciones espaciales del éxito presidencial

A diferencia de los trabajos que explican el desempeño de los presi-


dentes con base en variables institucionales, otros autores retomaron
los supuestos de la elección social e introdujeron la dimensión espa-
cial de la toma de decisiones a los estudios sobre el desempeño de
los ejecutivos. Los análisis modelan la toma de decisiones sobre una o
varias dimensiones e identifican las situaciones de equilibrio donde el
iniciador de agenda (agenda setter) tiene mayores posibilidades de tener
éxito (Negretto, 2006; 2015; Nacif, 2004, 2012).
Desde el supuesto de un eje unidimensional en la asamblea, una
explicación del desempeño diferenciado entre los presidencialismos es
la ubicación espacial del presidente como iniciador de agenda en el
espectro político (izquierda-derecha). Lo importante no es el tamaño
de la bancada presidencial sino su ubicación con respecto a las demás
fuerzas políticas y qué tan importante es el partido del presidente para
formar coaliciones mínimas ganadoras. Un presidente sin mayoría
puede ser exitoso si logra capturar al legislador mediano o su apoyo es
necesario para obtener mayoría en el Congreso (Negretto, 2006; 2015;
Nacif, 2004, 2012).
Por otra parte, también se ha asumido una toma de decisiones bidi-
mensional, compuesta por dos ejes con base en la Teoría de Jugadores
con Poder de Veto de Tsebelis (1995; 2002). En esta teoría la variable
explicativa del éxito de los ejecutivos no es la forma de gobierno sino
el número de actores involucrados, la distancia en las preferencias entre
estos actores y su cohesión interna.
Tsebelis (1995) sostiene que el objetivo de su trabajo es proveer
una teoría que vaya más allá del estudio de los tipos de régimen (pre-
sidencial o parlamentario) que sea generalizable a todas las formas de
gobierno por lo que propone tres variables alternativas para explicar
la estabilidad de la toma de decisiones. En primer lugar, afirma que
entre mayor sea este número de jugadores con veto, de actores cuyo
consentimiento es necesario para modificar el statu quo, menor será la
capacidad de decisión del presidente. En segundo lugar, entre mayor
sea la distancia entre las preferencias de los actores con poder de veto
menor posibilidades de acuerdo existen y finalmente, entre menor sea

292 Andamios

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Debate del sobre el presidencialismo

la cohesión interna de los actores con veto más complicada es la toma


de decisiones.
Algunas variantes de este argumento articulan las ideas de Tsebelis
con variables institucionales. Un grupo de estudios cuestionan la uti-
lidad los índices de fortaleza presidencial y, en lugar de ello, analizan
cómo las distintas facultades legislativas del presidente afectan su ca-
pacidad para hacer propuestas exitosas (Tsebelis y Alemán; Alemán y
Schwartz 2006). Desde esta perspectiva, las instituciones actúan como
facilitadoras que dotan al presidente de una ventaja estratégica para
elegir políticas que no pueden ser derrotadas en el Legislativo. Por
ejemplo, en el trabajo de Tsebelis y Alemán (2005) exploran cómo la
facultad para realizar enmiendas a través del veto constructivo (par-
cial) pone al presidente en una ventaja frente a la asamblea. Alemán
y Schwartz (2006) sostienen que, contrario a lo planteado por otros
autores, el poder de veto presidencial no conduce invariablemente a la
parálisis, sino que puede inducir a la cooperación entre las ramas de
gobierno.

Explicaciones centradas en reglas informales

La mayor crítica al argumento de Linz proviene de estudios que ofrecen


evidencia empírica sobre la existencia de gobiernos de coalición en
los sistemas presidenciales (Cheibub y Limongi 2002; Cheibub, 2007;
Saiegh 2015).Contrario a lo esperado por Linz, algunos presidentes han
logrado forjar coaliciones y promover su agenda de gobierno y han sido
exitosos en países presidenciales con sistemas de partidos multipartidis-
tas y poco disciplinados, lo que cuestiona la “peligrosa combinación”
identificada por Mainwaring y Shugart (1997).
La característica distintiva de esta nueva generación de trabajos
es su enfoque en los arreglos informales que ocurren en los sistemas
presidenciales. Estos autores identificaron que, si bien, en los siste-
mas presidenciales no existen instituciones formales que requieran
la conformación de coaliciones de gobierno como en los sistemas
parlamentarios, las coaliciones en los sistemas presidenciales ocurren,
pero a partir de reglas informales (Cheibub y Limongi, 2002; Cheibub,

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Diego Solís Delgadillo y Josafat Cortez Salinas

Przeworski y Saiegh, 2004; Cheibub, 2007). Es decir, a partir de reglas


no escritas que son sancionadas por fuera de canales oficiales (Helmke
y Levitsky, 2006).
Cheibub y Limongi (2002) encontraron que los presidentes mino-
ritarios en sistemas presidenciales tienen un porcentaje de aprobación
de sus iniciativas que no dista demasiado del porcentaje que tienen los
gobiernos de minoría en el parlamentarismo4. Lo que sugiere que el sis-
tema presidencial no conduce a la parálisis legislativa. Adicionalmente,
cuando existen bloqueos entre ejecutivo y legislativo, no genera nece-
sariamente un quiebre de las democracias presidenciales5 (Cheibub,
2007), lo que pone en duda que el diseño institucional sea el motor de
la inestabilidad política.
Recientemente, Saiegh (2015) llegó a hallazgos similares: si bien la
frecuencia de las coaliciones es favorable al parlamentarismo, la dife-
rencia no es muy grande. Existe una probabilidad de 50 por ciento
de que el partido del presidente obtenga mayoría en la asamblea, por
tanto, las coaliciones pueden no ser necesarias. Además, los presidentes
minoritarios conforman coaliciones en más de la mitad de las ocasio-
nes, y es más probable que sucedan en legislaturas fragmentadas.
Por otra parte, las constituciones presidenciales, que requieren de
un amplio respaldo legislativo, han experimentado grandes trasforma-
ciones. En el caso de América Latina, entre 1900 y 2008 se aprobaron
103 constituciones. (Negretto, 2013). Este activismo constitucional fue
constante y la vida de cada documento fue un promedio de 23 años.
Hasta el año 2009 todos los países de la región excepto Costa Rica,
Uruguay y México habían elaborado una nueva Constitución (Negre-
tto, 2013). Además, a diferencia de lo que ocurre en otros arreglos no
presidenciales donde también el cambio constitucional es frecuente,
en América Latina las reformas constitucionales suelen ser drásticas, y
ligadas a temas de alta sensibilidad (Negretto, 2013).

4 Este estudio encuentra una tasa de aprobación de 61 por ciento para los presidentes

minoritarios y de 71 por ciento para los gobiernos de minoría en sistemas parlamen-


tarios.
5 Cheibub (2007) encontró que solo una de veintiséis democracias presidenciales

muere a causa de parálisis entre las ramas de gobierno.

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Debate del sobre el presidencialismo

Los datos apuntan a que la parálisis aducida por Linz no tiene un


sustento empírico. Ahora bien, la literatura se dio a la tarea de explicar
el éxito de los presidentes y se puso énfasis en las coaliciones de por-
tafolio. Los ejecutivos minoritarios ceden carteras ministeriales a otros
partidos políticos con la finalidad de conformar una coalición legis-
lativa que les permita avanzar su agenda (Cheibub y Limongi, 2002;
Cheibub, Przeworski y Saiegh, 2004; Cheibub, 2007).
Cheibub (2007) encuentra que los gobiernos de coalición son
menos frecuentes que en los sistemas parlamentarios, pero no son in-
usuales porque ocurren en más de la mitad de las ocasiones en sistemas
presidenciales. También las coaliciones presidenciales son más estables
en sistemas de partidos altamente fragmentados. Lo que es interpretado
por Cheibub como un intento por atraer a actores con preferencias
distantes al ejecutivo a través de la distribución de carteras ministeriales
y recursos económicos (pork barrel).
Recientemente, la idea de coaliciones de portafolio ha sido exten-
dida a otros casos, por ejemplo, Chaisty y Chermykh (2017) analizan
el caso de Ucrania y encuentran que la repartición de puestos en el
gabinete es una importante herramienta para forjar coaliciones. Uno
de los hallazgos es que los presidentes minoritarios también recurren
al apoyo de partidos sin posiciones en el gabinete quienes son recom-
pensados por su apoyo. En este sentido, llaman la atención sobre la
necesidad de distinguir entre dos tipos de coaliciones: de gabinete y de
pleno (floor-level).
Partiendo de los hallazgos de Cheibub (2007), los estudios recientes
han abandonado el determinismo linziano y en cambio se han centra-
do en explicar cómo los presidentes forman coaliciones. La evidencia
empírica ha generado un consenso que apunta a que los sistemas pre-
sidenciales no producen invariablemente al quiebre de la democracia o
una constante parálisis entre las ramas de gobierno. Al mismo tiempo,
la idea de que los presidencialismos multipartidistas son proclives al
conflicto ha sido abandonada en favor de una agenda que busca expli-
car cómo los ejecutivos construyen coaliciones en contextos multipar-
tidistas.
Al respecto, Chaisty, Cheeseman y Power (2014) proponen una
explicación mixta con variables tanto formales como informales en la

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que los presidentes tienen a su disposición una “caja de herramientas”


para forjar coaliciones, estas incluyen facultades como sus poderes
de agenda, el control sobre las posiciones del gabinete y su autoridad
presupuestaria. Ambos autores sostienen que conforme los poderes
partidistas y de agenda disminuyen, los presidentes recurren a prácti-
cas informales como la distribución de portafolio y recursos públicos
(pork barrel).

De los peligros para el régimen a la inestabilidad gubernamental

Las primeras investigaciones sobre el presidencialismo sostenían que su


diseño institucional generaba tensiones y podía derivar en un quiebre
de la democracia. Los datos muestran que los regímenes presiden-
ciales después de la Tercera Ola se han mantenido estables y no han
experimentado golpes de estado. Sin embargo, un creciente número de
presidentes no concluyen su mandato, es decir, se presentan quiebres
de los gobiernos presidenciales sin que esto signifique el quiebre de la
democracia (Pérez Liñan, 2007; Llanos y Marsteintredet, 2010).
Basta mencionar que entre 1978 y 2016, 19 presidentes consti-
tucionales fueron removidos a través de mecanismos formales sin la
intervención del ejército. De estos, ocho enfrentaron juicios políticos
o abandonaron el cargo antes del juicio político, seis renunciaron en
medio de crisis y cinco presidentes interinos no fueron capaces de ter-
minar su periodo (Pérez-Liñán y Polga-Hecimovich, 2017).
Algunos autores han buscado dar respuesta a la terminación antici-
pada de los mandatos presidenciales y entre sus hallazgos se encuentran
que, si bien el sistema presidencial carece de un dispositivo institucio-
nal para solventar las crisis, se han removido al titular del Ejecutivo
a través de juicios políticos (Pérez Liñan, 2007; Marsteintredet, 2008;
Llanos y Marsteintredet, 2010).
Existe una nueva variable dependiente: la estabilidad de los gobier-
nos. Como variables explicativas, se retoman la importancia de variables
institucionales consideradas en los estudios clásicos sobre el presiden-
cialismo; particularmente si el presidente cuenta con una mayoría en el
Congreso que actúe como “escudo legislativo”. Los hallazgos apuntan

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a que entre mayor es la bancada del presidente disminuye la posibi-


lidad del juicio político (Pérez Liñan, 2007; Kim, 2014; Pérez-Liñán
y Polga-Hecimovich, 2017). También se han analizado otras variables
que generan la remoción de los presidentes: el desempeño económico,
protestas populares y escándalos de corrupción.
En primer lugar, retoman al desempeño económico como variable
independiente. Siguiendo el trabajo de Przeworski et al (2000) quienes
encuentran que los regímenes con alto nivel de desarrollo tienden a la
estabilidad, Pérez-Liñan (2007) y Kim, (2014) sostienen que el mal des-
empeño económico es una de las variables que conducen a la remoción
del presidente porque los ciudadanos responsabilizan al ejecutivo del
manejo de la economía. Al respecto, Álvarez y Marsteintredet (2010)
demuestran que el nivel de desarrollo y las recesiones económicas tie-
nen impacto sobre la destitución del presidente, Hochstetler y Edwards
(2009) comprueban que existe una relación negativa entre ingreso per
capita e intentos de destitución del presidente y Edwards (2015) llega
al hallazgo de que existe un mayor riesgo de destitución en países con
alta inflación y recesiones económicas.
En segundo lugar, podemos señalar que existe un consenso acerca
de que las protestas populares son cruciales para explicar la destitu-
ción de los presidentes6 (Pérez Liñán, 2003; 2007; Hochstetler, 2006;
Kim, 2014; Edwards, 2015 Pérez-Liñán y Polga-Hecimovich, 2017).
Las movilizaciones ofrecen una prueba visible del declive en el apoyo
popular del presidente, lo que disminuye los riesgos políticos de los le-
gisladores que buscan destituirlo (Kim, 2014). Hochstetler y Edwards
(2009) sostienen que el efecto de las protestas sobre la caída de los
presidentes es aún mayor cuando el presidente recurre a la represión7.

6 Por ejemplo, en Argentina la renuncia de Fernando de la Rúa en 2001 se produjo


después de fuertes protestas en medio de una crisis financiera, en Ecuador la destitu-
ción en el Congreso de Abdalá Bucaram en 1997 por incapacidad mental fue precedida
de protestas masivas y en Brasil, el juicio político a Dilma Rousseff en 2016 se dio en
medio de fuertes protestas populares.
7 Estos autores encuentran que cuando los presidentes recurrieron a la represión la

voluntad de sus oponentes se incrementó en lugar de disminuir. Asimismo las movili-


zaciones se volvieron más grandes e inclusivas después de la represión (Hochstetler y
Edwards, 2009).

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Por otra parte, los escándalos de corrupción facilitan el juicio po-


lítico porque proveen elementos para poner en marcha la destitución
del presidente (Hochstetler, 2006; Pérez-Liñán, 2007; Edwards, 2015).
Las denuncias de crímenes y abusos de poder erosionan la legitimidad
del presidente y proveen las bases para la investigación y remoción del
presidente (Kim, 2014). Por ejemplo, en el caso de Collor de Mello, el
juicio político fue facilitado por el escándalo de enriquecimiento ilícito
a partir de contratos gubernamentales. Pérez-Liñán (2007) considera
que la madurez democrática, particularmente el desarrollo de la liber-
tad de prensa es crucial para exponer dichos escándalos al público8.
También se ha puesto énfasis en que le predominancia (control
del Legislativo y el Judicial) del Ejecutivo es un factor de inestabilidad
política en América Latina y puede generar quiebres democráticos.
(Pérez-Liñan, et al, 2019)

Conclusiones: algunas lecciones sobre los sistemas presidenciales y la


inestabilidad política

En las casi tres décadas de debate la ciencia política ha avanzado sus-


tancialmente en su entendimiento de los sistemas presidenciales. La
literatura ha mostrado que existe una amplia variedad institucional
dentro del presidencialismo. No todos los presidentes cuentan con las
mismas atribuciones (Shugart y Carey, 1992). Sin embargo, mayores
atribuciones no necesariamente significan una mejor relación con el
Congreso. Los países con presidentes con poderes moderados han
mostrado tener una mejor relación con el Legislativo (Mainwaring y
Shugart, 1997). La ubicación espacial del presidente es importante para
explicar el éxito presidencial: un presidente minoritario pero ubicado
en el centro de preferencias puede ser un ejecutivo exitoso (Negretto,
2006) y algunos poderes en específico, como el veto parcial, pueden
darle ventaja frente a la asamblea (Tsebelis y Alemán, 2005).

8 El desarrollo de la libertad de prensa permite el surgimiento de medios de comuni-


caciones independientes y profesionales que se involucran en periodismo de investiga-
ción, lo que genera oportunidades de juicio político (Pérez-Liñán, 2007).

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Por otro lado, las posibilidades de que un presidente obtenga una


mayoría en el Congreso están mediadas por las reglas electorales
(Shugart y Carey, 1992). Por tanto, el problema del ganador se lo lleva
todo no es inherente al presidencialismo sino resultado de la regla de
la mayoría (Horowitz, 1990). Además, contrario a lo sostenido por
Mainwaring y Shugart (1997), los sistemas presidenciales con sistemas
multipartidistas no han experimentado quiebres democráticos. El caso
de Brasil ha sido particularmente importante para analizar este fenó-
meno ya que muestra un sistema con todos los elementos considerados
propicios para el quiebre democrático: presidencialismo, multipartidis-
mo y polarización.
El caso brasileño permitió a Cheibub (2007) identificar reglas in-
formales que permiten la construcción de coaliciones en sistemas pre-
sidenciales, poniendo especial énfasis en las coaliciones de portafolio.
La evidencia empírica comparada muestra que los presidentes minori-
tarios tienden a formar coaliciones de gobierno con otros partidos aun
cuando el diseño institucional no requiere que formen una mayoría
parlamentaria. Por su parte, Chaisty, Cheeseman y Power (2014) de-
mostraron que los presidentes cuentan con una “caja de herramientas”
que incluye no solo las coaliciones de portafolio sino también la distri-
bución presupuestal para formar mayorías en la asamblea.
Es importante enfatizar que los estudios empíricos han evidenciado
de manera contundente que el sistema presidencial por sí mismo no
conduce a la fractura de las democracias. Si bien, las democracias presi-
denciales tienen una tasa de mortalidad mayor a los parlamentarismos,
no se trata de un fenómeno generalizado. Por otra parte, en el caso
latinoamericano, las democracias establecidas durante la Tercera Ola
muestran estabilidad.
Ahora bien, queda la pregunta de qué factores conducen a la quiebra
del régimen. Al respecto, diversos autores han sugerido que los quie-
bres de la democracia están anclados en la historia, particularmente en
países con legado de dictaduras militares (Cheibub y Limongi 2002,
Cheibub, 2007; Mainwaring y Pérez Liñán 2013). Desde el mirador del
institucionalismo histórico, (Telen, y Steinmo 1992) estas ideas exigen
incorporar al análisis el peso de los legados y de las causas y efectos de
largo plazo. El diseño institucional no basta por sí mismo para revertir

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tendencias históricas porque las inercias están entretejidas en la confi-


guración de las instituciones. Esto explica también por qué el mismo
diseño institucional tiene consecuencias diferenciadas en contextos
distintos.
Un elemento más a tener en consideración lo constituyen los valores
y las orientaciones de los actores políticos porque son una herramienta
valiosa para comprender y explicar la realidad política. La estabilidad
de la democracia y la supervivencia de los regímenes políticos están
estrechamente relacionadas con una orientación democrática de los ac-
tores encargados de conducir el gobierno. (Mainwaring y Pérez Liñan,
2013).
En suma, la interacción entre estudios teóricos y empíricos per-
miten sostener que el impacto de los diseños institucionales sobre la
estabilidad democrática no es determinista; sería ingenuo concebir
los sistemas presidenciales como arreglos destinados a conducir a la
inestabilidad democrática. Es necesario realizar interpretaciones más
amplias sobre la estabilidad –y por ende sobre la calidad– de las de-
mocracias. El debate sobre el impacto de las instituciones que permeó
a la ciencia política de la década de los noventa resaltó las variaciones
en el desempeño de las democracias, revelando elementos conflictivos
inherentes al sistema presidencial, y sobre los escenarios riesgosos para
la democracia.
Cualquier interpretación sobre el diseño institucional que deje de
lado su interacción con la historia, con los actores, sus preferencias y
sus recursos; e incluso con otros arreglos, como el sistema electoral,
será incompleto de origen, y sus conclusiones serán imprecisas. Los
diseños institucionales, concebidos como normas formales, no son
suficientes para alterar o encaminar las relaciones de poder, ni mucho
menos para garantizar estabilidades o inestabilidades en el desempeño
democrático. La literatura dejó claro que ni el isomorfismo institucional
ni el contagio regional conducen a resultados similares, sino que son
las condiciones particulares de los entornos, incluyendo a las institu-
ciones informales, lo que explica mejor la estabilidad y el desarrollo de
las democracias.
A pesar de que estos hallazgos ofrecen un panorama optimista de los
sistemas presidenciales éstos no se encuentran exentos de inestabilidad

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política. La diferencia con el pasado es que las crisis políticas no


desembocan en quiebres del régimen. Desde 1978 un número
importante de presidentes no han concluido mandato constitucional lo
que ha generado un cambio en la variable dependiente de los estudios
presidenciales: la estabilidad del gobierno. En esta literatura se han
identificado algunos factores que propician la caída de los presidentes:
el desempeño económico, las protestas masivas y los escándalos de
corrupción.
La literatura ha coincidido (Pérez Liñán, 2003; 2007; Hochstetler,
2006; Kim, 2014; Edwards, 2015 Pérez-Liñán y Polga-Hecimovich,
2017) en que un escudo legislativo reduce las posibilidades de desti-
tución de los presidentes lo que coincide con las conclusiones de los
estudios centrados en las instituciones formales que sugieren la imple-
mentación de reglas restrictivas que reducen el número de partidos y
fomentan la disciplina partidista. Los sistemas con pocos partidos po-
líticos generan mayores posibilidades de que los presidentes obtengan
una mayoría. No obstante, como señala Negretto (2015), las crisis de
los gobiernos presidenciales no se presentan por una falta de decisiones
producto de la parálisis entre las ramas de gobierno sino por las deci-
siones que de hecho fueron tomadas.
La literatura ha puesto un gran énfasis en la eficacia de la toma de
decisiones y menos en la legitimidad de las decisiones. Al respecto es
importante la observación de Negretto (2015) sobre la importancia de
contar con reglas incluyentes que conduzcan al multipartidismo como
una forma de generar decisiones congruentes con las preferencias del
electorado. Arreglos institucionales como la representación proporcio-
nal, la elección del presidente por mayoría absoluta o mayoría relativa
calificada, podrían aumentar la posibilidad de generar resultados más
cercanos a las preferencias del votante mediano.
Los textos sobre el régimen presidencial en los últimos años
han seguido dos caminos: el estudio de los determinantes de las
coaliciones de gobierno y las investigaciones sobre la inestabilidad de
los gobiernos presidenciales. Es importante generar un puente entre
estas dos corrientes, es decir, analizar la manera en que el quiebre de
las coaliciones de portafolio conduce a la caída de los presidentes. Es
particularmente importante a la luz de casos como el de Dilma Rousseff

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donde el desmoronamiento de su coalición de gobierno precedió a su


destitución como presidenta de Brasil. Es decir, una posible agenda
de investigación podría explicar cuando las coaliciones de portafolio
se desintegran o en qué momento el costo de mantenerse dentro de
una coalición de gobierno es superior a salir de ella. En términos
metodológicos, los estudios han introducido nuevas herramientas
que consideran al tiempo, como los modelos no paramétricos de
sobrevivencia9. En el futuro estas herramientas pueden contribuir
también en la explicación de la sobrevivencia de las coaliciones de
portafolio.

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Fecha de recepción: 11de abril de 2018


Fecha de aceptación: 2 de julio de 2019

Volumen 16, número 41, septiembre-diciembre, 2019, pp. 283 - 307 Andamios 307

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http://dx.doi.org/10.29092/uacm.v16i41.727

“Desde un rinconcito muerto de la historia”.


Cuestiones y pensamientos meridionales*
Mauro Scalercio**

Resumen. Este artículo presenta los lineamentos fundamentales


de un “pensamiento meridional” originado históricamente en el
peculiar contexto del Sur de Italia y filosóficamente en la obra
de Giambattista Vico. A partir de una cita de Gramsci, según
quien Vico escribía “desde un rinconcito muerto de la historia”,
se lee la historia de las cuestiones y de los pensamientos meri-
dionales no como un “atraso”, sino como la posibilidad de trazar
un pensamiento anti-hegemónico al canon de la modernidad
Occidental y presentando como base para pensarlo a Vincenzo
Cuoco, Antonio Gramsci, Ernesto de Martino.

Palabras clave. cuestión meridional, modernidad, Giambattista


Vico, Antonio Gramsci.

“From a dead corner of history.” Southern issues and


thoughts

Abstract. This essay defines the fundamental features of a “sou-


thern thought” based historically on the peculiar context of Sou-
thern Italy, and philosophically on Giambattista Vico’s works.

* Algunas de las ideas que se exponen en este artículo se originaron en una comunicación
en el III Congreso de Estudios Poscoloniales y IV Jornadas de Feminismo Poscolonial –
“Interrupciones desde el Sur: habitando cuerpos, territorios y saberes”, realizado en la
ciudad de Buenos Aires entre el 12 y 15 diciembre de 2016.
** Investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científica y Técnicas (Conicet),
Argentina. Correo electrónico: mauroscalercio@hotmail.it

Volumen 16, número 41, septiembre-diciembre, 2019, pp. 309 - 330 Andamios 309
Mauro Scalercio

Beginning with quote from Gramsci, according to whom Vico


wrote from a “little, dead corner of history”, I read the history of
southern questions and thought not in terms of “backwardness”
but as the possibility to define a thought counter-hegemonic to
the Canon of Western Thought, and I indicate Vincenzo Cuoco,
Gramsci, Ernesto de Martino as a basis for it.

Key words. Southern Question, modernity, Giambattista Vico,


Antonio Gramsci.

Introducción

El objetivo que se propone este ensayo es trazar la posibilidad de un


pensamiento “meridional” que tenga sus raíces en las condiciones
históricas, políticas, sociales, culturales del sur de Italia a lo largo de
los últimos tres siglos. Este planteo puede abrir la posibilidad de leer
la modernidad Occidental de una forma plural, sin reducir el pensa-
miento “Europeo” a la narración moderna hegemónica Estado-Racio-
nalidad-Historia.
En los últimos años se publicaron tres volúmenes que presentan
el pensamiento meridional e italiano en general como pensamiento
original e incluso como línea “alternativa” del moderno. El primero, es
el libro de Franco Cassano Il pensiero meridiano (1996), donde el autor
delinea las características de un pensamiento meridiano y mediterrá-
neo, como alternativa capaz de definir condiciones de vida diferente.
Sin embargo, la contribución de Cassano en su intento de definir una
“auténtica” subjetividad mediterránea parece buscar una esencia a-his-
tórica, operación muy lejana de la que se quiere proponer aquí.
El segundo volumen es Pensiero vivente de Roberto Esposito (2010),
que individua en la relación entre política, cuerpos e historia el interés
original del pensamiento italiano. Las peculiaridades de la situación
donde se desarrolló la filosofía en la península desde Machiavelli en
adelante implica una constante tendencia de la filosofía italiana hacia el
“afuera” de la filosofía: la historia, la literatura, la política.

310 Andamios

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"Desde un rinconcito muerto en la historia"

Finalmente, en una perspectiva complementar al libro de Esposi-


to se sitúa el libro de Dario Gentili Italian Theory. Dall’operaismo alla
biopolitica (2012), donde se analizan en detalle las reflexiones sobre
las líneas filosófico-políticas de la Italia posterior a la segunda guerra
mundial.
En este texto delineo la posibilidad de reducir y ampliar la idea de
una especificidad del pensamiento italiano. Reducir por que no se trata
de identificar un pensamiento italiano más bien un pensamiento de
una parte de Italia, el Sur, que desde siglos constituye uno de los temas
fundamentales de la modernización del país, tal vez el tema fundamen-
tal. Por otro lado, hay que ampliar la perspectiva, y considerar el tema
del pensamiento meridional como parte del proceso de modernización
que el mundo entero atravesó desde el descubrimiento y conquista de
América.
Por lo tanto, la perspectiva que aquí se presenta individua la es-
pecificidad del pensamiento meridional en la compleja y todavía pro-
blemática historia de la “cuestión meridional”. La historia del Sur, su
diferencia con la “Historia” de Europa del norte, es lo que ha llevado
filósofos, historiadores, pero también revolucionarios y activistas polí-
ticos, a interrogarse sobre la especificidad social, cultural de esta parte
de Italia.
Antes de empezar el desarrollo de mi argumento, es necesaria
una aclaración. El objetivo de este ensayo no es la identificación
unitaria, o peor esencialista, de lo que es “meridional”, y tampoco
quiere identificar una “tradición” académica. Se trata, más bien, de la
elaboración performativa de una tradición, algo que no es dado, más
bien es algo a construir, en la convicción que un repensamiento del
pensamiento meridional pueda iluminar fundamentales capítulos del
pensamiento político italiano, y también permitir un repensamiento
del saber Occidental.
Problematizar la genealogía de la modernidad europea implica el
reconocimiento de los saberes “vencidos”, “otros” al interior de los
procesos de modernización de Europa. Es interesante notar que esta
auto-crítica del pensamiento europeo es una tarea que el pensamiento
poscolonial y descolonial exige a Europa. El objetivo es contribuir a la
pregunta de Catherine Walsch “¿Son posibles unas ciencias sociales/

Andamios 311

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Mauro Scalercio

culturales otras?” (Walsh 2007). Hablando de la situación de las univer-


sidades, Walsh mantiene que “la escisión cartesiana entre el ser, hacer
y conocer, entre ciencia y práctica humana, se mantiene firme” (Walsh,
2007). Si bien, por supuesto, no se puede resumir todo el pensamiento
Occidental en esta afirmación, esa escisión representa, se puede decir,
la brújula del pensamiento hegemónico Occidental, lo que podríamos
llamar el “canon” Occidental, sobre todo identificando el campo del
saber cómo independiente de la acción política y social, y promoviendo
una visión técnica que reduce la política a una racionalidad abstracta.
Ahora bien, lo que se propone en este artículo es individuar algunos
elementos del pensamiento meridional que se oponen al canon Oc-
cidental. Por supuesto, este proyecto implica un esfuerzo que no se
puede definir en un ensayo, entonces lo que me propongo es presentar
unos prolegómenos a esa perspectiva.

Vico en el rinconcito muerto de la historia

La perspectiva que vamos a abordar se ocasiona en un pasaje de los


Cuadernos de la cárcel de Antonio Gramsci. Gramsci compara Hegel
con Vico y mientras que el primero está relacionado con la Historia,
o sea con los eventos cruciales de la revolución francesa y la epopeya
napoleónica, el pensador napolitano Giambattista Vico parece concebir
el mundo de manera abstracta, como pura especulación, desde “un
rinconcito muerto de la historia” (Gramsci, 1999: 216). ¿Es correcta la
afirmación de Gramsci? ¿Qué quiere decir pensar desde un “rinconcito
muerto de la historia?”. Esta afirmación de Gramsci permite de valorar
la posibilidad de pensar topológicamente desde el Sur de Italia. Para
conseguir ese objetivo, hay que reconocer al mismo tiempo la validez y
la limitación de la afirmación de Gramsci. Cuando Vico escribe, el Rei-
no de Napoli, el Sur de Italia, ¿se puede considerar cómo un lugar sin
historia, como Gramsci sostiene? Desde el punto de vista de Gramsci,
sin duda. Frente a los grandes acontecimientos del siglo XVIII, el Sur
de Italia es un lugar periférico. A lo largo de los siglos, mientras en
Europa se construían los modernos Estados-Naciones y se desarrollaba
la economía capitalista e industrial, Italia, y sobre todo el Sur de Italia,

312 Andamios

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"Desde un rinconcito muerto en la historia"

se quedaba afuera de todos esos procesos. Italia era un “Otro” en el


interior de Europa y el Sur de Italia era un “Otro” al interior de la Italia
misma.
La historia del Sur como “Otro” es muy compleja y se presenta como
contra-historia de la modernidad. Muy interesante es notar como el
Sur de Italia fue considerado como “Indias de por acá” por los mismos
jesuitas que tuvieron un papel tan importante en la historia de la colo-
nización de América:

Estas montañas de Sicilia serían Indias para aquellos que de-


berían dirigirse después allá abajo. Tengo en efecto por cierto
que cualquier persona dará buena prueba de si en estas nuestras
Indias de aquí, serán adecuadas también las de océano. (Miguel
Navarro a Everard Mercuriano, Messina 24 de Enero de 1675,
citado en Chinchilla y Romano, 2008)

Entre el momento de la definición del Sur como “indias de por acá” y


la unidad de Italia en 1861 el Sur de Italia atravesó un largo período de
dominio colonial o “protocolonial” de dinastías francesas o españolas,
hasta la independencia en 1734.
Un capítulo fundamental de la historia de la producción del Sur
como Otro es el nacimiento de Italia como entidad política autónoma y
unitaria. Como observa John Dikie, muchos de los discursos produci-
dos sobre la cuestión meridional estaban en un marco etnocéntrico que
no la consideraba como un tema político sino un tema directamente
relacionado con el (sub)desarrollo pensado en términos raciales o cul-
turales y de alguna manera intrínseco a esos pueblos (Dickie, 1999).
Al tiempo de la unidad de Italia en 1861, las condiciones económi-
cas y sociales del Mezzogiorno contribuyen a la creación de la “Cuestión
meridional”. Fue el diputado Antonio Billia que, en una encuesta par-
lamental usó esta expresión para indicar la situación de “subdesarrollo”
de las provincias meridionales del nuevo reino (Romano, 1945). El
importante debate sobre la Questione meridionale sigue hasta hoy y no
es este el lugar para entrar en el debate historiográfico sobre las causas,
y la exacta periodización del “subdesarrollo” del Sur de Italia (véase
Bevilacqua, 1993; De Rosa, 2004; Felice, 2013). Más allá de los detalles

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Mauro Scalercio

del debate, podemos tomar como correcta la afirmación de Gramsci: a


lo largo de los siglos el Sur de Italia fue un rinconcito muerto de la his-
toria. Los procesos que llevaron a superar la feudalidad, la constitución
del Estado Nacional, la formación de una economía capitalista, la afir-
mación de los derechos del hombre y del ciudadano, la formación de la
burguesía como clase dominante, se manifestaron con una importante
demora en comparación a casi todas las demás provincias de Italia. Sin
embargo, es justamente en la peculiar forma de modernización del sur
de Italia, o la falta de modernización, que se manifiesta el pensamiento
“meridional”.
Se puede decir, por lo tanto, que ciertamente el Sur es un rinconcito
muerto de la historia, pero la alteridad del pensamiento meridional a
la trayectoria hegemónica de la modernidad no es necesariamente una
falta, una insuficiencia del pensamiento meridional sino la señal de su
irreductibilidad a la filosofía de la historia moderna, una característica
que permite pensar al Occidente sin pensarlo como monolito totalmen-
te condicionado de su atroz historia colonial (Dussel, 1994; Mignolo,
2011; Guha, 2002).
Por lo tanto hay que volver a ese rinconcito muerto, empezando
por el pensador que Gramsci opone a Hegel, Giambattista Vico. En
la cita de Gramsci que le da el título a este artículo se hallan varias
razones de interés. El razonamiento de Gramsci empieza así: “¿Puede
ser pensado Hegel sin la revolución francesa y las guerras de Napoleón,
esto es, sin las experiencias vitales e inmediatas de un periodo histórico
intensísimo en el que todas las concepciones pasadas fueron criticadas
por la realidad en curso en forma perentoria?”. En este contexto, sigue
Gramsci, Napoleón le apareció a Hegel como el “espíritu del mundo a
caballo”. Hegel es, por lo tanto, el filósofo de la Historia. ¿Y Vico?

Que ‘movimiento’ histórico real testimonia la filosofía de Vico?


No obstante que su genialidad consista precisamente en haber
concebido el vasto mundo desde un rinconcito muerto de la
historia, ayudado por la concepción unitaria y cosmopolita del
catolicismo. (Gramsci, 1999: 216)

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La centralidad de la conexión Hegel/revolución francesa establece la


“Historia” o sea la modernidad. En esta relación está todo lo que indi-
camos como lo que falta en la historia de al aquel “rinconcito” que es el
Mezzogiorno: falta de una clase burguesa y de una moderna economía
capitalista, de una relación moderna entre ciudadanos y Estado, e in-
cluso falta de un pensamiento moderno. Gramsci sigue:

Ahí se encuentra la diferencia esencial entre Vico y Hegel, entre


dios y Napoleón-espíritu del mundo, entre la pura especulación
abstracta y la ‘filosofía de la historia’ que deberá conducir a la
identificación de filosofía e historia, del hacer y el pensar, del
‘proletariado alemán como único heredero de la filosofía clásica
alemana. (Gramsci, 1999: 216)

Vico es identificado con “Dios” o sea con un pensamiento no secular y


abstracto. Es singular que Gramsci no vea en Vico un antecedente de la
identificación de “hacer” y “pensar” dado que Vico es justamente conoci-
do por la elaboración del principio de la identificación de lo “verdadero”
y de lo “hecho”, que implica precisamente la unión de lo que se puede
conocer y lo que se puede hacer, aplicándolo al ámbito de las construc-
ciones sociales1. Es interesante la referencia de Gramsci al cosmopolitis-
mo. Con esta expresión Gramsci identifica una característica importante
del pensamiento de Vico: la ausencia de la idea del Estado-nación como
unidad de estudio de la filosofía política.
Vico, lejos de ser “pensador abstracto” como Gramsci mantiene, es
uno de los primeros pensadores que tiene como objetivo explicar la
multiplicidad empírica que caracteriza la humanidad (Scalercio 2014b;
2016b). El pensamiento de Vico, más bien, se pone al origen de una
corriente que a las abstracciones opone la presencia del cuerpo, de la

1 El tema de la “conversión” de lo verdadero y de lo “hecho” en la filosofía de Vico

ocupa un lugar de primordial importancia en la literatura crítica sobre Vico. Los ante-
cedentes de esta concepción están analizados en el estudio clásico Mondolfo (1971).
En español, se deben recordar Bermudo Ávila (1990), Damiani (1993), Faur (1994),
Gutierrez (2004), Fuentes y Massardo (2008), Scalercio (2015). Entre los estudios
más recientes véase Lollini (2012) y Miner (2004) ese último también para una visión
más amplia del principio verum et factum convertuntur.

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Mauro Scalercio

imaginación, de la política como centro siempre activo de la socialidad


humana.
La base del pensamiento de Vico es la identificación entre el conocer
y el hacer, que Vico ve como una fundamentación del conocimiento
alternativa a la fundación cartesiana que Walsh, hemos visto, considera
parte fundamental del canon occidental2. No es la identificación de la
naturaleza del hombre o el descubrimiento de las reglas de la “Razón”
lo que es necesario para investigar el mundo de los seres humanos:
“Este mundo civil ha sido hecho ciertamente por los hombres, por lo
cual se pueden, y se deben, hallar los principios en las modificaciones
de nuestra propia mente humana” (Vico, 1995: 157). Lo hacer es lo
que permite de entender las modificaciones de la mente humana, o sea
como se modifica la mente humana en el proceso de constitución de
diferentes instituciones sociales. El énfasis puesto en el hacer y en el
proceso implica que el objeto del conocimiento sea, para Vico, la his-
toria, por un lado, y las modalidades de acción de los grupos humanos
por el otro.
Se deben remarcar dos elementos. En primer lugar, lo que causa el
“movimiento” de la historia es la lucha entre diferentes clases sociales:
en las construcciones sociales hay una constitutiva asimetría de poder:

Las primeras ciudades fueron fundadas sobre la base de los ór-


denes de nobles y de las catervas de plebeyos, según sus dos
propiedades eternas y contrarias, las cuales surgen de la misma
naturaleza de las cosas humanas civiles que hemos explicado:
por parte de los plebeyos, la de querer cambiar siempre los Es-
tados, de modo que constantemente los cambian; por parte de
los nobles, la de querer conservarlos siempre. (Vico, 1995: 315)

2 La relación entre Vico el cartesianismo es compleja y estudiada. Dos recientes volú-


menes en el área latinoamericana subrayan la oposición entre Vico y Cartesio, sobre
todo Damiani, 2010. En la recopilación Vico y el mundo moderno emerge, en casi todos
los artículos, la posición anticartesiana de Vico como apertura hacia una modernidad
“Otra” (de la Campa - Gutiérrez Robles – Vélazquez Delgado, 2014).

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"Desde un rinconcito muerto en la historia"

Acá se encuentra la primera diferencia con las doctrinas modernas


del derecho natural: no existe una igualdad “racional” que explique la
formación de las comunidades políticas a través del mecanismo de la
representación soberana, sino concretos conflictos entre grupos que
tienen diferentes resoluciones posibles. Otra diferencia fundamental
sobre el origen de la política es la facultad que permite la convivencia.
Para la ciencia política moderna es la racionalidad del hombre que
permite el desarrollo de las formas políticas.
En Vico, coherentemente con su doctrina de la prioridad de lo he-
cho sobre lo verdadero, el desarrollo de la razón es una consecuencia
del desarrollo de formas políticas democráticas e igualitarias. Por lo
tanto, cuerpo e imaginación son los elementos que permiten el desa-
rrollo de la socialidad. En realidad, en el pensamiento de Vico, cuerpo
e imaginación están en una relación muy estrecha, tanto que define la
imaginación como facultad del cuerpo (Vico, 1995: 360).
Tenemos, entonces, dos elementos fundamentales: la lucha políti-
ca y la imaginación. Hay una relación muy estrecha entre estos dos
elementos. La imaginación es un elemento esencial de la lucha por
dos razones. En primer lugar, una identidad de grupo, que es lo que
permite una lucha, necesita, en ausencia de una racionalidad plena-
mente desarrollada, imagines “poéticas” que solo la imaginación puede
crear. Además, la imaginación es esencial para definir, o mejor sentir,
la posibilidad de una nueva configuración social en el futuro, elemento
fundamental para entender el pensamiento de Vico (Scalercio, 2012).
Los elementos del pensamiento viquiano que he ilustrado muy
esquemáticamente, definen el centro del pensamiento de Vico, o sea
la historia. La pregunta podría ser, simplemente, ¿hay en Vico una
filosofía de la historia? La respuesta podría ser igualmente simple: no,
no hay ninguna filosofía de la historia en Vico. En realidad la respuesta
debe ser más compleja: es verdad que no hay en Vico la idea de un
“Espíritu” que necesariamente oriente la historia hacia el “Progreso”,
pero es verdadero que la racionalidad mantiene su papel de ápice del
desarrollo de las facultades del hombre.
Por otro lado, la idea de la racionalidad como “ápice” no es absoluta.
Es importante notar que entre la primera edición de la Ciencia Nueva
de 1725 y la última de 1744, Vico abandona justamente la idea de un

Andamios 317

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Mauro Scalercio

“akmé”, de un “ápice” de la civilización. ¿Cómo se puede desatar ese


enredo? Una vez más, no es este el lugar para proponer una solución
completa. Lo que me interesa subrayar es que Vico es totalmente ajeno
a cualquier idea de esencialización de la racionalidad y de la historia.
Todo el pensamiento de Vico se puede entender como forma de iden-
tificar las condiciones de posibilidad de la socialidad y, por lo tanto,
la posibilidad de estudiar la “humanidad” sin privar a cada uno de los
grupos humanos que componen la humanidad, de la libertad de ela-
borar una historia propia y totalmente independiente de las otras. Para
entender este punto es útil una larga cita:

La filosofía se dedica a examinar la filología (o sea, la doctrina de


todas las cosas que dependen del arbitrio humano, como son to-
das las historias de las lenguas, de las costumbres y de los hechos
tanto de la paz como de la guerra de los pueblos), la cual, debido
a su deplorable oscuridad de las causas y casi infinita variedad
de los efectos, ha sentido casi horror a reflexionar; y la reduce a
forma de ciencia, al descubrir en ella el diseño de una historia ideal
eterna, sobre la cual transcurren en el tiempo las historias de todas las
naciones. (Vico, 1995)

Hay que apuntar la atención a la expresión marcada en cursiva, que


vuelve en varios puntos de la Ciencia Nueva. La expresión historia ideal
eterna define las condiciones de posibilidad de la socialidad, válidas
por todos los tiempos y los lugares, y la expresión “historias de todas
las naciones” indica la manera concreta de cada nación de desarrollar
aquellas condiciones (Scalercio, 2014a).
Las condiciones que Vico indica son cuatro: la “religión”, o sea,
la necesidad de elaborar una concepción del bien y del mal, las “se-
pulturas” o sea la elaboración de una conexión entre grupo social y
territorio que prescinda de la vida de los individuos, el “matrimonio” la
necesidad de una ratificación social de la función reproductiva, la “ley
agraria”, la sanción social de la propiedad de la tierra. No hay ninguna
manera empírica “correcta” de elaborar estas funciones.
La variedad y la diferencia de las formas sociales concretas no solo
es compatible con la idea de una “historia ideal eterna” sino es necesa-

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"Desde un rinconcito muerto en la historia"

ria si pensamos a los elementos del pensamiento de Vico que indiqué


al principio: la identidad de lo verdadero y de lo hecho, la imaginación,
la lucha política. Estos tres elementos son los elementos activos que
permiten el concreto desarrollo de los momentos de la historia ideal
eterna, y definen sus éxitos intrínsecamente plurales.
La idea de historia ideal eterna es muy importante porque define el
objetivo que Vico expone desde el título completo de su obra maestra:
la “Ciencia Nueva entorno a la naturaleza común de las naciones”. La his-
toria ideal eterna permite el nacimiento de esta nueva ciencia a través
de un “Diccionario mental, o lengua que engloba todas las culturas
pasadas, presentes y futuras de la humanidad” (de la Villa, 1995: 21).
Entonces se puede estudiar las culturas Otras en cuanto los principios
de la historia universal eterna permiten la conmensurabilidad de todas
las culturas.

Revoluciones y cuestiones meridionales

Al final del siglo XVIII, en el contexto de los cambios provocados por la


Revolución Francesa, la “Historia” de Hegel y Gramsci, algunas de las
ideas de Vico aparecen en el pensamiento de Vincenzo Cuoco. Cuoco
es un abogado, intelectual y militante revolucionario protagonista en el
desafortunado intento de crear una República Napolitana en 1799.
Cuoco en su importante libro Ensayo histórico sobre la revolución
napolitana (1806; primera edición 1801), se interroga sobre el fracaso
de la revolución napolitana. Las razones de este fracaso se hallan, según
Cuoco, en las diferencias sociales y culturales entre Francia y Reino de
Nápoles. Esta cita pone los elementos esenciales de la crítica de Cuoco
a la revolución napolitana:

Las ideas de la revolución hubieran podido ser populares si se


hubiera querido sacarlas del profundo de la nación. Sacadas de
una constitución extranjera estaban muy lejos de la nuestra; fun-
dadas sobre principios demasiado abstractos estaban muy lejos
de los sentidos. (Cuoco, 1806: 45)3

3 Las traducciones de Cuoco son mías.

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Los elementos esenciales que destaca Cuoco son la necesidad que la re-
volución sea popular, y no solo de las élites ilustradas, la necesidad de
elaborar las ideas revolucionarias desde lo “profundo” de las naciones,
y no replicando ideas extranjeras, y la crítica a una excesiva abstracción
de los principios revolucionarios.
Se ve como todos estos elementos se originan en la interpretación
que Cuoco opera de la filosofía de Vico (Lomonaco, 1990; Cacciatore
y Martirano 2008). Se podría pensar que la matriz del pensamiento de
Cuoco sea el incipiente nacionalismo romántico. Sin embargo, parece
más adecuado pensar a la obra de Cuoco como intento de elaborar casi
un “empirismo revolucionario” que a los principios abstractos oponga
la cuidadosa observación de la vida concreta del pueblo y del contexto
político.
Cuoco nunca pone en discusión la validez de los principios de la
revolución francesa4. Lo que contesta es que esos principios puedan
tener sic et simpliciter validez universal. Al contrario, el intelectual y
militante revolucionario, debe, a través de la observación del “pueblo”,
elaborar una “traducción” de los principios revolucionarios de manera
que puedan se entendidos por el pueblo y sean adecuados a la concreta
situación de cada grupo social. Así Cuoco se expresa:

Algunos se habían convertido en franceses otros en ingleses; y


los que permanecían napolitanos y que eran en máximo número,
eran casi incultos. Así la cultura de pocos no había favorecido
a la nación entera; y ésta recíprocamente, casi despreciaba una
cultura que no era útil y que no entendía. (Cuoco, 1998: 48-49)

Lo que a Cuoco le interesa evitar es una fractura entre los intelectuales


y el pueblo. Si bien Cuoco no abandona la idea de la función revolu-
cionaria del intelectual, solo puede cumplir con esta tarea cuando se
identifica con el pueblo. Lo más importante del discurso revolucionario
no es su exactitud racional, sino la coherencia con las necesidades y la
cultura del pueblo:

4 De Francesco reconstruye la genealogía del pensamiento de Cuoco y pone su posi-

ción política al interno de la tradición jacobina.

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No se fijen en los accesorios cuando han obtenido lo principal.


Yo que he querido examinar la revolución más en las ideas de los
pueblos que en las de los revolucionarios, he visto que en gene-
ral el malcontento nacía de querer cumplir algunas acciones sin
las apariencias y las solemnidades que el pueblo creía necesarias.
(Cuoco, 1998: 58, 82)

Las observaciones de Cuoco son importantes para entender la idea de


“revolución pasiva” y de su relación con la revolución activa. Una re-
volución activa es una revolución que ve al pueblo como sujeto directo
de la acción política. En una revolución pasiva es una élite quien toma
la iniciativa e inicia la acción revolucionaria. Dada la naturaleza pasiva
de la revolución napolitana de 1799 el problema de Cuoco es como
“mover” al pueblo, integrándolo en la lucha. Una vez más, cuanto más
abstractas son las ideas menos el pueblo desarrolla la voluntad de par-
ticipar de la acción revolucionaria: “Cuanto más son abstractas las ideas
de la reforma, cuanto más lejanas de la imaginación y de los sentidos,
cuanto menos son adecuadas para mover a un pueblo”. (Cuoco 1998:
22)
Por supuesto, el tema no es solo el lenguaje, sino anteponer a la
abstracta aplicación de principios las concretas necesidades del pueblo
(Cuoco, 1998: 46). Por lo tanto hablar un lenguaje que el pueblo pueda
entender y ocuparse de las necesidades materiales es fundamental para
conquistar el consentimiento de pueblo, elemento esencial para conver-
tir la revolución de puramente pasiva a activa:

Yo no veo otra manera de activar una revolución sino lo de in-


ducir al pueblo: si la revolución es activa el pueblo se une a los
revolucionarios; si es pasiva, conviene que los revolucionarios
se unan al pueblo y, para unirse a él, conviene que se distingan
lo menos que sea posible. (Cuoco, 1998: 96, véase también De
Francesco, 1998: 39)

Después de la época revolucionaria y napoleónica se abrió un período


muy complicado social e históricamente. El proceso de moderniza-
ción, que se desarrolló en toda Europa colocó a Italia, y sobre todo

Andamios 321

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al Reino de Nápoles en posición periférica. No se puede entrar en los


detalles de la situación económica y social de las diferentes partes de
la Italia pre-unitaria5.
Lo que se puede decir en breve es que en la Italia meridional ni el
gobierno napoleónico ni el restaurado gobierno borbónico pudieron
luchar eficazmente contra las estructuras feudales. La abolición formal
del feudalismo en 1812 no condujo a cambios reales en la estructura
social: la falta de una clase burguesa, de hecho, impidió una redistri-
bución de los factores de producción (Bevilacqua, 1993: 6, 22; Cafiero,
1996: 21).
La composición social de Mezzogiorno, por lo tanto, era de una
minoría de latifundistas, otra minoría de profesionales e intelectuales,
a veces con posiciones críticas, y una gran mayoría de población que
vivía de agricultura (Bevilacqua, 1993: 8). Esto explica una característi-
ca fundamental de la Cuestión Meridional: la importancia primordial de
la situación de los campesinos y su subjetividad (Cafiero, 1996: 130).
El problema, como mejor se verá más adelante, no es solo social, sino
cultural. Las formas de vida campesinas no siempre eran compatibles,
aparentemente, con la construcción de un Estado nacional moderno.
Muy seguido la subjetividad se expresaba en fenómenos complejos y a
menudo violentos, como en el caso del brigantaggio, forma de violencia
organizada por grupos en los cuales se mezclaban nostalgia por el pasa-
do borbónico, legitimismo católico, y reivindicaciones sociales (Molfese
1964; Hobsbawn 1966 y Ciocca 2013).
Es muy importante notar que la subjetividad política meridional
no tuvo ninguna manifestación formal partítica. El nuevo Reino de
Italia se formó en un marco de moderatismo político en el cual las
ideas revolucionarias de Mazzini, Garibaldi, Pisacane y otros, fueron
por varias razones derrotadas. Así el concepto de Cuoco de “revolución
pasiva” se interpretó en el sentido más moderado. Donde Cuoco
apelaba a los intelectuales de tomar decisiones que pudieran permitir el
consentimiento y la participación del pueblo a la “revolución” tomando
en cuenta la cultura del pueblo mismo, los intelectuales moderados

5 La literatura crítica es simplemente inmensa. Entre la literatura más reciente véase


Bevilacqua 1993; 1996; Felice 2013.

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"Desde un rinconcito muerto en la historia"

leyeron el concepto de “revolución pasiva” como consecuencia


inevitable de la radical inadecuación de las clases rurales y populares.
En breve, de la “revolución pasiva” había quedado solo la “pasividad”
(sobre este resultado véase De Francesco, 1998: 45).
Por lo tanto, en la integración de los pueblos meridionales falló una
corriente política que supiera interpretar sus necesidades. Por otro lado,
faltando una conexión entre la nación y las clases campesinas y una
burguesía moderna, el nuevo poder nacional se apoyó a la clase de los
ricos terratenientes. Los elementos moderados del nuevo Estado nacio-
nal y la vieja sociedad para-feudal se juntaron, eliminando la posibili-
dad de una representación política de la plebe del Sur. Los tentativos
de protagonismo de las masas populares fueron víctimas del aparato
represor del nuevo Estado, como en el caso del movimiento socialista
de los “fasci siciliani” violentamente reprimidos en 1894 (Bevilacqua,
1993: 84).

Interpretar y (re)conocer el Sur

Este es el contexto en el cual Gramsci también escribe sus artículos


sobre la cuestión meridional. Gramsci trata de superar el problema de
la heterogeneidad en la composición de clase en Italia a través de una
unión entre los obreros de la Italia del Norte y los campesinos de la Italia
del Sur: “Los obreros de los talleres y los campesinos pobres son las dos
energías de la revolución proletaria”. (Gramsci, 2008: 9)6 Muy impor-
tante es que Gramsci introduce un elemento que ya remarcaron, con
distintos sentidos, Vico y Cuoco o sea la atención para en el lenguaje
y la traducción: “Todo trabajo revolucionario tiene buena probabilidad
de éxito solo cuando se basa en las necesidades de su vida y en las
exigencias de su cultura”. (Gramsci, 2008: 10, cursiva agregada)
La atención a la cultura, y no simplemente a las condiciones eco-
nómicas, implica la necesidad de un repensamiento creativo de las
categorías marxistas. Los temas de la cuestión meridional influyeron
profundamente sobre las reflexiones de Gramsci. Se puede pensar que

6 Las traducciones son mías.

Andamios 323

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categorías como subalterno, traducción, hegemonía, revolución pasiva


(que Gramsci retoma de Cuoco) sean forjadas no solo en el contexto
de la lucha de clase en general, sino el peculiar contexto italiano. Por
ejemplo, es difícil no pensar que la relación entre hegemonía y religión
no fue elaborada pensando en la posición, justamente, hegemónica, del
clero en la sociedad del Sur.
La idea de la traducción es importante, pero ha sido leída solo en
términos de traducción del “francés” al alemán7. En cambio, hay que
plantear también el problema de la traducción italiana de la “revolu-
ción”. Por ejemplo, Gramsci, analizando la figura del filósofo y político
Giuseppe Ferrari que consideraba de gran importancia la resolución
de la cuestión agraria en Italia, explica claramente la importancia de
traducir “del francés al italiano” (Gramsci, 1999: 10).
Un nuevo capítulo del pensamiento desde el sur se abre con la obra
antropológica, filosófica, histórica, de Ernesto de Martino. Este autor, a
través del estudio de campo de la “magia” en las sociedades del Sur de
Italia llega a de-construir, histórica y antropológicamente el saber y el
conocimiento moderno. En la difícil situación de la Italia después de
la segunda guerra mundial, el antropólogo napolitano critica las dos
perspectivas que habían protagonizado la cultura italiana entre el final
del siglo XIX y el principio del siglo XX: el positivismo y el historicismo
de matriz idealista. El positivismo había naturalizado la antropología
abordando el problema del Sur de Italia desde el punto de vista de las
características de las razas, explicando así el “retraso” de los pueblos
meridionales. El historicismo, también, a pesar del énfasis que ponía
en la historia y no en la raza, también consideraba la presencia de la
magia en términos de retraso respecto a la realización de la libertad y
de la racionalidad.
En cambio de Martino se pone en un camino diferente, cerca de
Vico (Evangelista, 2014). De Martino considera la historia religiosa y
mágica del Sur como parte de la lucha, que se sitúa en el origen de
la modernidad entre razón y no-razón, buscando elementos de esa
historia tanto en el peculiar catolicismo meridional cuanto en la supers-

7 Sobre la traducibilidad como importantísima herramienta del pensamiento de


Gramsci véase Frosini, 2009 40 ss.

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tición de la clase intelectual y en la magia de las clases populares (de


Martino 2004: 126; de Martino 2002a: 86). De Martino retoma la idea
de Gramsci de “cultura subalterna” y trata de entenderla en su valor
cognoscitivo y al mismo tiempo en sus relaciones con las estructuras
hegemónicas del Estado-nación.
Muy importante es el concepto demartiniano de “presencia” el cual
indica el conjunto de instrumentos rituales, religiosos, culturales que
impiden al individuo de caer en el “no estar”, o sea el negativo radi-
cal. En otras palabras, el conjunto de todo lo que es “magia” preserva
al individuo de muerte, enfermedad, sufrimiento. Por lo tanto, es un
instrumento legítimo que las clases oprimidas desarrollan para salva-
guardar sus vidas.
En esta identidad de “clase oprimida” está el otro lado del pensa-
miento, de Martino se piensa a sí mismo como intelectual orgánico a las
clases subalternas. Su interpretación de la magia meridional y su com-
promiso político a favor de las clases subalternas lo llevan a una postura
crítica hacia su propia cultura occidental y burgués. De Martino se re-
fiere a Levi Strauss como ejemplo de antropólogo que comparte su idea
de que la etnología debe ser, antes que todo, un poner en cuestión su
propia cultura (de Martino 2009: 40). Pero hay una diferencia crucial:
mientras que Levi-Strauss habla de culturas “otras” lejanas y exóticas, el
pueblo objeto de la observación para de Martino es su mismo pueblo.
Para de Martino, el Sur es la tierra donde la magia se ha configurado
como elemento de salvación de individuos y grupos. El papel del antro-
pólogo es de comprender las culturas del sur y militar para mejorar sus
condiciones materiales de vida sin aniquilar totalmente esas culturas,
sin provocar, en palabras de de Martino, la perdida de la “presencia”.
Eso no quiere decir poner los pueblos meridionales en una posición
a-histórica, transformando esta posición en un lugar de alguna manera
privilegiado, con un gesto contrario y simétrico al gesto de la filosofía
de la historia occidental moderna. Más bien, significa tratar de despla-
zar la alternativa entre modernización y subdesarrollo.

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A modo de conclusión

Al final de esta sintética presentación ¿qué se puede decir sobre el pen-


samiento meridional?, ¿qué quiere decir pensar desde el mezzogiorno?
Es obvio que ninguna respuesta cerrada puede surgir del camino que
acá se propuso.
Pero, algunos elementos aparecen constantes. La imaginación es sin
dudas uno de los elementos. La imaginación es una manera de pensar
afuera del ya conocido, una manera de pensar afuera de las concepcio-
nes racionalistas y formalistas del estar juntos, una manera de no llegar
nunca al “fin de la historia”. La corporeidad es sin dudas otro elemento.
Los sentidos como parte pensante del cuerpo, como necesidades vitales,
como estímulo para la imaginación y la acción, para evitar el hambre y
el sufrimiento.
En este sentido cuerpo e imaginación están en relación indisoluble.
Por ese camino el pensamiento del Sur llega, tal vez paradójicamente a
la inmanencia y a la “terrestridad” para usar una palabra de Gramsci. La
paradoja se puede resolver pensando que la dimensión del “material”,
del “terrestre” es la dimensión del humano: imaginación, adivinación
tienen sentido y dignidad en cuanto invención humana. El humano
también deja de ser el “Hombre” y empieza a identificarse con las lu-
chas que los seres humanos hacen para estar en un lugar más adecuado
y correspondiente a sus necesidades y deseos, aceptando también la
naturaleza social, inventada “hecha” en sentido viquiano, de necesida-
des y deseos mismos.
Se puede decir, entonces, que pensar desde y a través de un rincon-
cito muerto de la historia permite de restituir el Occidente a una com-
plejidad que en las narraciones hegemónicas desaparece. Si la historia
del Sur ha sido considerada como una “no-historia” hay que mostrar
que en esta no historia se esconden pensamientos y prácticas que, si
bien subalternas, no dejan de ser parte perturbadora del discurso de la
modernidad occidental. A partir de Vico y llegando a de Martino, y te-
niendo en cuenta que muchos otros caminos son posibles y necesarios,
se puede delinear un pensamiento que muestra la pluralidad potencial
de la modernidad y las insuficiencias de la categorización binaria del
moderno: progreso/subdesarrollo, racionalidad/magia, lógica/imagina-
ción, tradición/historia, oriente/ occidente, norte/sur.

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De esta manera el estudio del pensamiento y de la cuestión meri-


dional permite una comunicación entre los “Sures” del mundo con el
Sur de Europa, valorizando las posibilidades de liberación adentro del
mismo pensamiento Occidental, forcluido por el discurso dominante.
Por otro lado, hay que evitar que esta “diferencia” se convierta en el
producto “Mezzogiorno”. En otras palabras, hay que evitar que el Sur, y
no solo el sur de Italia, sea un exotismo cercano, refugio barato, material
e intelectual, de la insatisfacción de la clase media intelectual para la
modernidad. Para que esto no pase es primordial pensar en un diálogo
entre Europa y el pensamiento poscolonial que permita no mirar sólo al
Otro “lejano” y, a veces, exótico, sino al proceso material e intelectual de
alterización interno y constitutivo de los procesos de modernización.
En este camino se puede encontrar la posibilidad de individuar una
narración contra-hegemónica al interior del pensamiento europeo, la
cual permita un diálogo enriquecedor entre el pensamiento europeo y
el pensamiento descolonial y poscolonial.

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Fecha de recepción: 19 de julio de 2017


Fecha de aceptación: 9 de julio de 2019

330 Andamios Volumen 16, número 41, septiembre-diciembre, 2019, pp. 309 - 330

http://dx.doi.org/10.29092/uacm.v16i41.727
http://dx.doi.org/10.29092/uacm.v16i41.728

El ciclo de la violencia contra las mujeres en las


canciones de música popular en España
María Gómez Escarda*
Jaime Hormigos Ruiz**
Salvador Perelló Oliver***

Resumen. La música popular ofrece una oportunidad excepcional


para conectar con la realidad y reflexionar sobre sus problemas.
El presente artículo analiza cómo se trata la violencia de género
en las canciones en España, relacionando estilos musicales con
la descripción del ciclo de la violencia. Con este objetivo se ha
desarrollado una metodología cuantitativa basada en el análisis
de contenido de una muestra de 210 canciones que han visto
la luz a lo largo de las últimas cuatro décadas y cuyas letras
tienen relación con está temática. Los resultados muestran que
a medida que la sociedad toma conciencia de la gravedad del
problema se produce un tratamiento más continuo en las can-
ciones, pasando de ser una temática recurrente en estilos poco
distribuidos a ser una constante en el discurso de la música
popular.

Palabras clave. Ciclo de la violencia, canciones, música popular,


educación en valores, empoderamiento.

* Profesora Investigadora en la Universidad Rey Juan Carlos, España. Correo electrónico:


maria.gomez@urjc.es
** Profesor Investigador en la Universidad Rey Juan Carlos, España. Correo electrónico:
jaime.hormigos@urjc.es
*** Profesor Investigador en la Universidad Rey Juan Carlos, España. Correo electrónico:
salvador.perello@urjc.es

Volumen 16, número 41, septiembre-diciembre, 2019, pp. 331 - 353 Andamios 331
María Gómez, Jaime Hormigos y Salvador Perelló

The cycle of violence against women in popular music


songs in Spain

Abstract. Popular music offers an exceptional opportunity to


connect with reality and reflect on its problems. The objective
of this work is to study how gender violence is treated in songs
in Spain, relating musical styles with the description of the
cycle of violence. We use a quantitative methodology based on
the content analysis of a sample of 210 songs with this theme
accumulated over the last four decades. The results show that
as society internalizes the seriousness of the problem, gender
violence becomes a constant in the discourse of popular music.

Key words. Cycle of violence, songs, popular music, ethics va-


lues, empowerment.

Introducción

La violencia contra las mujeres por parte de sus parejas o ex parejas


continúa siendo una lacra social a nivel mundial. Según datos
recogidos por parte de la Comisión Económica para América Latina y
el Caribe (CEPAL) correspondientes al año 2014, los países en los que
se produjeron las mayores cifras absolutas de mujeres muertas a manos
de sus parejas o ex parejas fueron Colombia (145), Argentina (132)
y República Dominicana (93). En España la Delegación del Gobierno
para la Violencia de Género muestra que en en el mismo año murieron
en España 54 mujeres y desde el año 2004, en el que se aprobó la Ley
de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, la
cifra de víctimas de este tipo de violencia asciende a 814. Precisamente
dicha Ley establece que la violencia de género “comprende todo acto
de violencia física y psicológica, incluidas las agresiones a la libertad

332 Andamios

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Ciclo de violencia contra las mujeres

sexual, las amenazas, las coacciones o la privación arbitraria de libertad”


(L.O. 1/2004, art. 1.3).
La música popular no ha sido ajena a entrar en el discurso de la
violencia contra las mujeres. Lo ha hecho, en su aspecto positivo,
mostrando el problema o denunciando la situación y, en su aspecto ne-
gativo, proyectando estereotipos que sitúan al hombre y a la mujer en
posiciones sociales distintas, incluso llegando a justificar y a potenciar
la violencia simbólica.
En este contexto el objetivo general del presente trabajo es identifi-
car la presencia del ciclo de la violencia de género en las canciones de
los principales estilos de la música popular española, desde el último
cuarto del siglo XX hasta la actualidad. La identificación de alguna o
algunas de las etapas del ciclo y sus características en las letras de las
canciones y el análisis de la presencia del ciclo completo en las mismas
son los objetivos específicos en los que se concreta el referido objetivo
general. En ese sentido, y a partir de la literatura y los antecedentes
analizados, el estudio ordena el ciclo de la violencia según las tres fases
siguientes: fase inicial, fase de agresión y fase de ruptura.

El papel de la música en la sociedad

La música ha servido, en todas las formas de sociedad, de soporte


fundamental para actividades sociales, laborales, lúdicas, rituales, cere-
moniales, etc. Gracias al valor práctico-poético de la letra, las canciones
se han utilizado en la experiencia cotidiana como guías de orientación
para las relaciones interpersonales y sociales, configurando meca-
nismos de educación muy efectivos. En opinión de Small (2003) las
canciones se han convertido en una parte esencial de nuestra memoria
biográfica; cualquier época de nuestra vida va unida a una canción,
a un tipo de música o a una melodía que nos ayuda a recordar y nos
acompaña, desde la infancia hasta la madurez, sonorizando nuestro
desarrollo y mostrándonos, de una manera particular, la forma de ser
de la sociedad. Son, por tanto, fundamentales en la formación de la
memoria social y esenciales en la vida cotidiana como una forma ideal
de transmitir información (Levitin 2014). Las canciones populares,

Andamios 333

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María Gómez, Jaime Hormigos y Salvador Perelló

como agentes de socialización, han mostrado tener un gran poder y


una importante vocación educativa y son esenciales en el proceso de
construcción social de identidades y estilos culturales e individuales
(Hormigos 2010). El discurso se abre conscientemente a sus dimen-
siones prácticas hasta verse implicado en formas de vida con concep-
ciones singulares sobre cómo nos relacionamos unos con otros y con
el mundo. Por consiguiente, una utilización correcta de las canciones
populares puede fomentar valores sociales y activar movimientos de
opinión, hasta el punto de llegar a ocupar un importante espacio en la
construcción social de la realidad, ya sea legitimando los fenómenos
sociales o poniéndolos en cuestión (Venegas 2010).

El ciclo de la violencia

En la mayor parte de los casos, la violencia contra las mujeres sigue un


patrón definido conocido como ciclo de la violencia. En algunos estudios
se establecen tres fases (fase de tensión, fase de agresión y fase de calma
y conciliación, también conocida como “luna de miel”) y en otros se
definen cuatro fases (fase de acumulación de tensión, fase de explosión
violenta, fase de alejamiento/separación temporal y fase de remisión)
(Walker 1979; Collett y Bennett 2015). Jáuregui (2006) afirma que, a
menos que el ciclo sea interrumpido, la escalada de violencia suele ser la
siguiente: “violencia psicológica, violencia verbal, violencia física o agre-
sión física y/o sexual, homicidio y/o suicidio”. Sin embargo, los diferentes
tipos de violencia se relacionan entre sí, concurren y/o se alternan siendo
imposible concebir actos de violencia puros, sin implicación emocional
(Escudero, Polo, López y Aguilar 2005).
En el presente estudio el ciclo de la violencia se ha dividido en tres
fases: fase inicial, fase de agresión y fase de ruptura. A continuación
se describirán las principales características de cada una de las citadas
fases.
El inicio de la relación suele ser, en general, positivo aunque en
ocasiones se pueden observar desde el comienzo visos de futuras si-
tuaciones violentas. En esta fase predomina la violencia psicológica y
verbal que para Herrera y Amor (2010) se caracterizan por conductas,

334 Andamios

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Ciclo de violencia contra las mujeres

verbales (insultos, amenazas, etc.) o no verbales, que producen des-


valorización, sufrimiento e incluso control (horarios, ropa, amistades,
movimientos). Estas conductas van produciendo en la víctima depen-
dencia y aislamiento, pero no se perciben como agresivas, sino que
suponen pruebas de amor hacia ella, desarrollándose poco a poco una
situación de sumisión, minimización o justificación del comportamien-
to del agresor (Yugueros 2016).
En la fase de agresión el maltratador comienza la agresión física y/o
sexual. La violencia física abarca actos no accidentales que impliquen
el uso deliberado de la fuerza y que produzcan lesiones o daños físicos.
Por su parte, la violencia y los abusos sexuales suponen que mediante
la fuerza, el chantaje o las amenazas se le impone a la víctima, en con-
tra de su voluntad, algún tipo de comportamiento sexual (Menchón,
Artacho, Castellanos, Holgado, Bellido y Muñoz 2015). Lorente (2009)
defiende que en esta fase, el alcohol u otras drogas pueden actuar
como desinhibidor, como excusa para el agresor y/o para justificar esta
conducta por parte de la víctima. Sin embargo en el ámbito jurídico
español no se consideran, generalmente, como atenuantes o eximentes
(Trías, Martin-Fumadó, Taranilla, Trías, Bernal y Rebollo-Soria 2013).
En numerosas ocasiones el maltratador ejerce la violencia también
contra sus descendientes (nacidos o no) de manera directa o indirecta
(siendo testigos de la violencia contra su madre), lo que puede acarrear
graves consecuencias para su salud física y psicológica (Moura, Nunes,
Xavier, Almeida, Basílio y Monteiro de Castro 2013). Tras la agresión
se pueden producir diferentes desenlaces como el alejamiento o separa-
ción temporal; la reconciliación de la pareja; la muerte de la víctima y/o
el agresor; o la ruptura definitiva de la relación.
El alejamiento o separación temporal se caracteriza por la búsqueda
de ayuda familiar y/o institucional, aunque la mayoría de las mujeres
no busca ayuda de manera inmediata, a menos que sus lesiones requie-
ran asistencia médica (Lorente, Lorente, Lorente, Martínez y Villanueva
2000); por la evaluación de su situación; y/o por el surgimiento de
sentimientos de ira o terror que pueden desembocar en el fin del ciclo.
Sin embargo, en opinión de Amor y Echeburúa (2010) “cuantos más
esfuerzos y tiempo inviertan (y hayan invertido en el pasado) para lograr
una relación armoniosa, menor es la probabilidad de que se produzca

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María Gómez, Jaime Hormigos y Salvador Perelló

el abandono en la relación de pareja”. El agresor muestra su arrepenti-


miento y desarrolla estrategias de manipulación con el fin de controlar y
retener a la víctima recuperando su dependencia emocional. La víctima
se aferra a estos momentos y olvida las agresiones aceptando las discul-
pas de su maltratador y entrando de nuevo en el ciclo (Jáuregui 2006).
En otras ocasiones la fase de agresión concluye con la muerte de la
víctima. En opinión de Di Corleto (2006) las mujeres que abandonan a
sus maridos tienen mayor riesgo de ser lesionadas o asesinadas. Walker
(2013) afirma que la fase de agresión puede finalizar asimismo en la
muerte del agresor a manos de la víctima. Esta cuestión ha planteado
numerosos debates sobre la necesidad de reinterpretar los requisitos de
la legítima defensa teniendo en cuenta las especificidades de las situa-
ciones de malos tratos contra las mujeres (Villegas 2010).
También puede ser el agresor el que termina con su propia vida,
normalmente después de haber matado o intentado matar a su pareja.
La eliminación física de la mujer puede desembocar en la propia muerte
del agresor (feminicidio ampliado), al entender que su existencia carece
de sentido sin ese modelo de dominio (Fernández 2011).
La fase de ruptura se inicia cuando las mujeres rompen el silencio
y deciden contárselo a alguien fuera de su ámbito doméstico o familiar
inmediato (Sagot 2000). Uno de los principales objetivos en esta etapa
es conseguir el empoderamiento de las mujeres, es decir, que estas sean
capaces de recuperar el control de sus vidas y su capacidad de decisión,
incrementando su autoestima y su bienestar psicológico.
En opinión de Cattaneo y Goodman (2015) las mujeres víctimas
de violencia deben mantenerse activas; autoafirmarse por oposición al
agresor; descubrir y llenar el vacío; recomponer redes sociales y recu-
perar relaciones; escucharse a sí mismas y quererse (Cala et al. 2011).
Precisamente, Casique (2007) defiende que las mujeres más empode-
radas presentarían mayor disposición para rechazar y evitar la violencia
contra ellas. La mujer, que progresivamente ha ido empoderándose, es
capaz de retomar su vida y luchar por lo que quiere, se ve cada vez más
capaz y se valora a sí misma (Roca et al. 2015).
El apoyo de diferentes colectivos resulta clave para conseguir la
ruptura del círculo de la violencia y el empoderamiento de las mujeres.
Sin embargo, el que una mujer decida romper su silencio depende de

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Ciclo de violencia contra las mujeres

la existencia de factores inhibidores que frenan su capacidad de salir


de la violencia (no tener un lugar a donde ir, la inexistencia de redes
familiares, la necesidad de mantener las apariencias, etc.) y de factores
impulsores que son aquellos que favorecen que las mujeres puedan
salir de la situación de violencia (independencia económica, apoyo de
las redes, conciencia de autocuidado, etc.) (Moriana 2015). Por tanto,
el éxito de este proceso de empoderamiento depende enormemente del
contexto social y familiar que rodea a las mujeres.

Aspectos metodológicos

Teniendo en cuenta el contexto teórico se desarrolla una investigación


de naturaleza cuantitativa basada en el análisis de contenido (Pere-
lló-Oliver 2009) de una muestra de doscientas diez canciones relacio-
nadas con la violencia de género acumuladas a lo largo de las cuatro
décadas referenciadas. La selección de la muestra se ha llevado a cabo
tras un exhaustivo análisis de las canciones según los criterios de ventas
y distribución teniendo en cuenta los informes que elaboran las dos
principales agencias de gestión musical en España, es decir, Producto-
res de Música de España (Promusicae, 2003–2016) y Sociedad General
de Autores y Editores (SGAE, 1999–2016) donde se indican las 50 can-
ciones más distribuidas en España por año. Además, esta información
se ha contrastado con las cifras de: Spotify, Amazon, Gran Vía Musical,
i-Tunes, 7Digital y Zune (IFPI, 2006–2017).
La selección de las canciones, en castellano, se basó en la escucha
previa, realizada en tres rondas independientes, al objeto de identificar
letras en las que apareciera la violencia contra las mujeres. Se pudo
comprobar que la cuestión se planteaba en las letras de las canciones
desde dos perspectivas opuestas: por un lado, se criticaba dicha vio-
lencia, y por otro, la letra podía fomentar la violencia simbólica lo que
podría favorecer la aparición o el mantenimiento de actitudes discrimi-
natorias hacia las mujeres.

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La presencia del ciclo de la violencia en las canciones

El análisis de la información obtenida se ha centrado, en primer lugar,


en las canciones que recogen una o dos de las fases del ciclo de la
violencia en sus letras y, en segundo lugar, en aquellas canciones que
recogen el ciclo completo, es decir, las tres fases (fase inicial, fase de
agresión y fase de ruptura).
En cuanto a la primera parte del análisis, es decir, aquel que se
centra en la presencia de alguna o algunas de las fases descritas se ha
tenido en cuenta su relación con los distintos estilos musicales (Tabla
1) y con la década (Tabla 2). En algunas canciones puede aparecer una
sola fase y, en otras, dos, por ello la suma de los totales es mayor que el
tamaño de la muestra con la que se ha trabajado (210).

Tabla 1. Presencia de las etapas del ciclo de la violencia en las canciones


según el estilo (porcentaje y número de canciones)
Fase inicial Fase de agre- Fase de rup-
sión tura
Heavy Metal 18,5% (12) 20,3% (15) 20,6% (26)
Hip Hop/Rap 20% (13) 13,5% (10) 12,7% (16)
Pop 33,8% (22) 43,2% (32) 29,4% (37)
Punk 6,2% (4) 4,1% (3) 13,5% (17)
Rock 15,4% (10) 13,5% (10) 18,3% (23)
Otros 6,2% (4) 5,4% (4) 5,6% (7)
Total 100% (65) 100% (74) 100% (126)
Fuente: Elaboración propia

Tabla 2. Presencia de las etapas del ciclo de la violencia en las canciones


según la década (porcentaje y número de canciones)
Fase inicial Fase de agresión Fase de ruptura
Antes de 1980 0% (0) 1,4% (1) 0,8% (1)
De 1980 hasta 1989 6,2% (4) 2,7% (2) 4% (5)
De 1990 hasta 1999 13,8% (9) 21,6% (16) 8,7% (11)
De 2000 hasta 2009 67,7% (44) 60,8% (45) 69% (87)

338 Andamios

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Ciclo de violencia contra las mujeres

De 2010 hasta 2017 12,3% (8) 13,5% (10) 17,5% (22)


Total 100% (65) 100% (74) 100% (126)
Fuente: Elaboración propia

Comenzando por la fase de inicio de la relación, un 31% del total de


canciones analizadas recoge esta etapa. Teniendo en cuenta el estilo se
puede observar en la Tabla 1 que el pop es el que tiene mayor represen-
tación, seguido del hip-hop/rap, el heavy metal, el rock y, por último, el
punk y otros estilos. En lo que respecta a la década, tal como recoge la
Tabla 2 las cifras más elevadas se encuentran del año 1990 en adelante,
destacando el período del año 2000 al 2009. En lo que respecta al ini-
cio de la relación en las letras analizadas suele ser, en general, positivo
principalmente en el pop (28,9%), el hip-hop/rap (26,3%) y el heavy
metal (21,1%). Si bien, se pueden encontrar canciones que presentan
inicios negativos que dejan entrever futuras situaciones violentas espe-
cialmente en el pop (40,7%), el heavy metal (22,2%) y el rock (18,5%).
En numerosas canciones se puede observar asimismo que, tras un ini-
cio de relación positivo, comienzan los insultos y amenazas que pueden
desembocar, habitualmente, en agresiones físicas y/o sexuales. Algunos
ejemplos serían:

No conoce aquel hombre que un día la enamoró. Duele más el su-


frimiento que cualquier moratón. (Andy y Lucas, “Y en tu ventana”,
2004).
Empezó como todo lo que empieza con besos desnudos, caricias de
seda, palabras bonitas, cartas al oído, susurros de noche que quitan
el frío. Y ahora te sientes presa encerrada en una cárcel, perdiendo la
vida al lado de un cobarde que te pega, que te insulta, que te humilla,
que te anula. (Los de Marras, “Escápate”, 2011)

Las canciones analizadas demuestran que en esta fase suele predominar


la violencia psicológica y verbal (insultos, menosprecio y amenazas).
Cabe destacar que el 71% del total de canciones incluyen este tipo de
violencia en sus letras. Dentro de éstas, un 16,7% cita expresamente o
hace referencia a insultos y un 45,2% se centra en amenazas o menos-

Andamios 339

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María Gómez, Jaime Hormigos y Salvador Perelló

precio hacia las mujeres. En el primer caso destacan el pop (28,6%), el


rock (25,7%) y el hip-hop/rap (20%) y en el segundo el pop (40%), el
heavy metal (23,2%) y el rock y otros estilos con el mismo porcentaje
(11,6%). Dicha cuestión se puede observar en los siguientes ejemplos:

Palabras de amenaza que se pueden consumar (Ska P, “Violencia


machista”, 2000)
Zorra, mala mujer ¿Que no tienes en casa nada que hacer? (El último
ke zierre, “Denuncia, ¿para qué?”, 2005)
No hay un día que no le tengas que obedecer (Camela, “Desengáñate”,
2009)

En cuanto a la fase de agresión teniendo en cuenta el total de las can-


ciones, un 35,2% hace referencia a esta fase. En lo que respecta a la
distribución por estilos se puede observar en la Tabla 1 que el pop es
de nuevo el que mayor representación tiene, seguido del heavy metal,
el rock y el hip-hop/rap que incrementan su porcentaje, otros estilos y,
por último, el punk. Teniendo en cuenta la década, tal como recoge la
Tabla 2 las cifras más elevadas se encuentran de nuevo del año 1990
en adelante, destacando asimismo el período del año 2000 al 2009. En
esta fase prima la agresión física y/o sexual presentes en el 66,2% del
total de las canciones analizadas. Algunos ejemplos serían:

Si me obligó, me olvidó, me pegó, a quién le importa, escúchame,


siempre es por él (Dnoe, “Siempre es x él”, 2002)
Recuerdo que me pegó, él abusó de mí, me sentí tan humillada que
quise morir (Moby Dick, “Basta”, 2003)
Y hacer el amor en violación se vuelve (Transfer, “Una y otra vez”,
2004)

En lo que respeta a las víctimas habría que destacar que, en ocasiones,


se produce una agresión física y/o sexual hacia las mujeres o hacia los
hijos/as (nacidos o no), mientras que en otros casos la agresión es psi-
cológica, siendo testigos de la violencia. La mujer como víctima está
presente en el 99,5% del total de las canciones y los hijos/as en el 18,6%
(en una misma canción pueden aparecer los dos tipos de víctimas).

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Ciclo de violencia contra las mujeres

Teniendo en cuenta el estilo las cifras más elevadas se encuentran, en


el caso de las mujeres, en el pop (36,4%), el heavy metal (17,7%) y
el rock (17,2%). En el caso de los hijos/as destaca el pop (25,6%),
seguido muy de cerca por el heavy metal (23,1%) y del resto de estilos,
todos con el mismo porcentaje (12,8%). Ejemplos de estas situaciones
los encontramos en las siguientes canciones:

Golpe tras golpe contra una mesa, perdió el hijo que nunca vio (Pim-
pinela, “Cuéntale al mundo”, 2000)
Sus hijos están delante cuando pierde el control. Solo gritan a su padre
¡no la pegues por favor! (Trastienda, “Demasiadas veces”, 2003)
Sin importarle que sus hijos miraran él se burlaba de ella (Carlos
Baute, “Mariana no quiere ser mojigata, 2008)

Como se ha expuesto anteriormente el alcohol y otras sustancias pue-


den actuar como desinhibidores y/o potenciadores de la violencia e,
incluso pueden ser la excusa a la que víctimas y agresores se aferren
para justificar dicha violencia. El alcohol está presente en el 15,2% de
las canciones, perteneciendo la mayoría al rock (28,1%), al hip-hop/rap
(25%) y al heavy metal (21,9%). Por su parte, otras sustancias aparecen
únicamente en el 1,4% de las canciones y pertenecen al heavy metal
(66,7%) y al rock (33,3%). Lo que queda recogido en las siguientes
letras:

Hay un extraño en mi bañera con alcohol entre sus venas y no me


atrevo ni a toser que el último morado aún sigue marcado (Ana Belén,
“Un extraño en mi bañera, 2001)
Viendo que te hundías en alcohol y farlopa y todas las noches dormir
asumiendo, todos tus desfases si llegas to puesto (Transfer, “Una y otra
vez”, 2004)
Dejé de esperar que el perfume de sudor no destilara odio y alcohol,
que sus golpes no dolieran (Mago de Oz, “El peso del alma”, 2005)

Tras la agresión es posible que la víctima se aleje del agresor por un


tiempo, sin embargo, como se ha visto, este suele desarrollar diversas
estrategias para conseguir recuperar la dependencia emocional de la

Andamios 341

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María Gómez, Jaime Hormigos y Salvador Perelló

víctima, obteniendo su perdón e iniciándose de nuevo el ciclo de la


violencia. Este fenómeno queda reflejado también en el texto de las
canciones. Algunos ejemplos se muestran a continuación:

Y dice mil veces ya voy a cambiar y te compadeces (Pedro Guerra, “El


encantador de serpientes”, 2001)
Te pide perdón, te habla de amor, para volver, un día después te trata
peor (Taxi, “No caigas”, 2006)
Entre lágrimas me pides perdón: me arrepiento, no me dejes por Dios,
eres mi único amor… en mi hijo pienso, suspiro, tiemblo, le miro a los
ojos: te perdono, dame un beso (Haze, “Rompe tu silencio”, 2006)

La relación puede terminar asimismo con la muerte de la víctima y/o


del agresor. En cuanto a las armas u otros instrumentos utilizados en
la agresión, ya sea del agresor hacia la víctima o de la víctima hacia el
agresor, están presentes en un 20% del total de canciones recogidas. Las
armas blancas aparecen en el 3,8% de los casos y las armas de fuego en
el 2,4%. Sin embargo, la mayor parte de las agresiones son realizadas
con otros objetos o se basan en ataques físicos directos (puñetazos,
patadas, empujones, golpes, etc.) (14,3%). En cuanto a los estilos las
armas blancas destacan en el hip-hop/rap (50%), las armas de fuego en
el rock (40%) y otros tipos en el pop (33,3%) como se puede observar
en las siguientes letras:

Pero su imagen cambió sintiendo que en su cuerpo introducía la hoja


que sin vida la dejó (Los Chunguitos, “Mujer maltratada”, 1999)
Esta noche no aguantó, hubo paliza y al final disparó a tu corazón (La
Fuga, “A Golpes”, 2000)
Con los brazos en la cara esperando la patada (El Drogas, “Quién
puede verla”, 2013)

En otros casos es la víctima la que ataca a su agresor, en defensa propia


o como venganza. De hecho, en algunas canciones se anima a las muje-
res a terminar con su situación agrediendo y/o acabando con la vida de
su agresor. Algunas letras recogen también este discurso:

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Ciclo de violencia contra las mujeres

Ahógale en su bañera, ponle matarratas en sus cenas (Boikot, “Pena-


das por la ley”, 1997)
Si te toca los ovarios córtale el pito de cuajo (A Palo Seko, “Lorena”,
2005)
Por cada puñetazo un palazo en las costillas, por cada semilla de
rencor dale con una silla (Jesuly, “Manos sucias”, 2006)

La fase de ruptura está presente en un 60% del total de las canciones,


casi el doble que las dos fases anteriores. Por estilos se puede observar
en la Tabla 1 que la presencia del pop, a pesar de ser de nuevo mayo-
ritaria reduce su valor respecto a las anteriores etapas, el heavy metal
alcanza valores cercanos al pop, seguido del punk cuya presencia se
incrementa significativamente respecto a las fases anteriores (13,5%),
el hip-hop/rap y otros estilos. En lo que respecta a la década, tal como
recoge la Tabla 2, la tendencia es similar a las etapas anteriores, si bien
las cifras en el período del año 2000 al 2009 y del año 2010 al 2017
son las más elevadas. El empoderamiento es el objetivo principal en
esta etapa lo que se ve reflejado también en las letras:

Pero ya es la hora de que todo vaya bien, volar sin alas, sentir que ya
eres libre (Reincidentes, “Ay Dolores”, 2000)
Siente la llamada de la libertad, rompe las cadenas que te hacen llo-
rar, carretera y manta y no lo pienses más. Salta, ríe, baila. Y escapa
(Huecco, “Se acabaron las lágrimas”, 2008)
¡Escápate! Mereces reír, mereces llorar, llorar de alegría, mereces estar
sin miedo una vez ¿Cómo que una vez? Toda la vida (Los de Marras,
“Escápate”, 2011)
Un día se armó de valor. Olvidó que existía el miedo, que no la pega-
rían más (Pablo Alborán, “Princesita”, 2013)

La segunda parte del análisis se centra en las canciones que recogen


en sus letras el ciclo de la violencia completo. El resultado obtenido es
que éstas representan el 12,8% del total (27 canciones). En la Tabla 3
se muestran las canciones que, dentro de nuestra muestra, presentan
el ciclo completo teniendo en cuenta el tipo de distribución (público
masivo o específico), el estilo y el año de publicación.

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Tabla 3. Presencia del ciclo completo de la violencia por distribución y estilo


Estilos Intérprete Canción Año

Cristina del
Encadenada 1999
Valle

Pasión Vega María se bebe las calles 2003

Andy y Lucas Y en tu ventana 2004

Bebe Malo 2004


Pop
Merche Abre tu mente 2004

Mariana no quiere ser


Carlos Baute 2008
mojigata
Distri-
bución Henry Mendez
público Amarte más 2014
& Dasoul
masivo

Rock - - -

Heavy Metal Mago de Oz El peso del Alma 2005

Punk - - -

Hip Hop /
- - -
Rap

Otros Rocío Jurado Esta noche gano yo 1987

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Ciclo de violencia contra las mujeres

Tania Bustos Alicia va en un coche 1997


Pimpinela Me levantaste la mano 2005
Pop
Taxi No caigas 2006

Reincidentes Ay! Dolores 2000


Reincidentes Violación 2002
Rock Los de Marras Escápate 2011

Trashtucada Trashtumano 2013

Malos Vicios Lucía 2001


Nacida para ser de un
Habeas Corpus 2003
salvaje
Heavy Metal Moby Dick Basta 2003
Distri-
bución Red Wine Rosa de metal 2003
público
específico Amnesia 93 motivos 2007

El último ke
Punk Denuncia ¿Para qué? 2005
zierre

El final del cuento de


El Chojín 2005
hadas
Haze Rompe tu silencio 2006
Hip Hop /
Rap Porta La bella y la bestia 2009
Emejah Humano y tierra 2010
Beniflow Violencia de género 2012

Otros - - -

Fuente: Elaboración propia

Teniendo en cuenta el estilo, la mayoría pertenece al pop (37%), al


heavy metal (22,2%), al hip-hop/rap (18,5%), al rock (14,8%) y al
punk y otros estilos (3,7% ambos). Centrando el análisis en la década
prácticamente el 89% de las canciones que presentan en sus letras el

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ciclo de la violencia completo se ha publicado desde el año 2000 hasta


el año 2017. De hecho, entre los años 2000 y 2009 vieron la luz casi las
tres cuartas partes de dichas canciones. Asimismo, se puede observar
que la mayor parte de las canciones que se distribuyen a un público
específico, pertenecen sobre todo al heavy metal, al hip hop/rap y al
rock y se han publicado a partir del año 2000.
En el caso de la distribución masiva la mayoría de las canciones
pertenecen al pop y, de nuevo, la mayor parte se ha publicado desde
el año 2000. Esto nos hace ver que cuando se trata de mostrar el ciclo
completo de la violencia a través de las canciones, las industrias cul-
turales apuestan menos por el mensaje de estilos (rock, heavy metal y
hip hop/rap) que tienen menos distribución en la sociedad española
(Promusicae, 2003-2016), a pesar de que estos estilos, en su conjunto,
tratan más el ciclo de la violencia en la letra de sus canciones y, a veces,
de una forma más reivindicativa.
Esto provoca que el mensaje que trasmiten estos estilos musicales lle-
gue con menos frecuencia al público general, acostumbrado a escuchar
música con una temática más ligera. Las industrias culturales suelen
apostar por distribuir masivamente los sonidos pop que no molestan
a la pereza musical de la sociedad y que tratan en menor medida el
problema que aquí analizamos y, en ocasiones, desde discursos mucho
más estandarizados que no llegan a mostrar el fondo de la cuestión.

Conclusiones

Mediante la presente investigación se ha mostrado cómo las canciones


de música popular hacen visible el ciclo que sigue la violencia contra
la mujer por parte de sus parejas o ex parejas en la sociedad española.
Se constata cómo los diferentes estilos musicales muestran una visión
distinta del problema que va evolucionando con el tiempo. Así, tras el
análisis de la muestra, se puede concluir que es en la música pop, quizá
por ser el estilo musical más difundido en nuestra sociedad, donde hay
una mayor representación de canciones que describen el ciclo de la
violencia.

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Ciclo de violencia contra las mujeres

Ahora bien, otros estilos que no están tan difundidos, como el rock,
el heavy metal o el hip-hop/rap, también van incorporando esta temá-
tica de manera habitual, tratando el tema más en profundidad, ya que
presentan una letra mucho más extensa, cuestión esta que se tratará
en futuras investigaciones. A medida que la sociedad va tomando con-
ciencia de la gravedad que tiene esta cuestión, se va produciendo un
tratamiento más constante y complejo en la temática de las canciones.
Así, hasta la década de los 80 del pasado siglo el tema no era de-
masiado tratado, signo este de que la sociedad no percibía el problema
o tendía a normalizar comportamientos que hoy nadie dudaría en
catalogar como violencia. Tuvieron que pasar muchos años para que
la sociedad se fuera concienciando sobre esta problemática y, como se
ha podido constatar, desde el año 2000 hasta la el año 2017 el tema
está más presente en las letras. Esto se traduce en que la necesidad de
denunciar la situación a través del texto de las canciones es cada vez
mayor.
En el estudio se ha evidenciado asimismo que las principales carac-
terísticas de las etapas del ciclo recogidas en la revisión teórica, están
efectivamente presentes en las letras analizadas. Así se ha podido obser-
var que, en numerosas ocasiones, tras un inicio de relación positivo las
mujeres comienzan a sufrir violencia psicológica y, posteriormente física
y/o sexual; que los hijos/as se convierten también en víctimas directas o
indirectas de la violencia; que el alcohol y/o las drogas no deben ser un
atenuante; que el perdón solo sirve, generalmente, para iniciar de nuevo
el ciclo; que afrontar la situación de una manera activa, es decir, rom-
piendo el ciclo, es la mejor decisión; y, por último que este afrontamiento
positivo es el primer paso para el empoderamiento de las mujeres y el
inicio de una nueva etapa en sus vidas. De hecho, como se ha podido
comprobar, la mayor parte de las canciones incluyen la fase de ruptura,
animando a las mujeres a romper el ciclo y mostrando que ellas pueden
conseguir ser de nuevo las dueñas de sus vidas.
A pesar de que la investigación se basa en una extensa muestra,
seguimos incrementándola con nuevas canciones cuyo estudio formará
parte de futuros análisis. Somos conscientes además de la presencia
de estilos, como el reggaeton, cada vez más habituales en el discurso
sonoro de nuestra sociedad que pueden fomentar la violencia pero que

Andamios 347

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María Gómez, Jaime Hormigos y Salvador Perelló

serán objeto de un estudio específico dadas, por ejemplo, sus particu-


laridades idiomáticas.
Trabajar con la música que integra nuestra muestra ha constatado
que las canciones son una herramienta fundamental a la hora de tras-
mitir los problemas de la sociedad. A través de la presente investiga-
ción ha quedado patente que la música es un aliado clave a la hora de
describir e informar sobre las pautas que sigue la violencia contra las
mujeres por parte de sus parejas o ex parejas en nuestra sociedad.
En futuros trabajos se continuará investigando sobre el poder
educativo de la música, analizando, en primer lugar, el tratamiento del
empoderamiento de las víctimas en las canciones teniendo en cuenta su
impacto y la implicación de diferentes agentes sociales; y en segundo
lugar, estudiando cómo los medios de comunicación tratan la cuestión
y si se fomenta, desde los mismos, la perpetuación de la violencia sim-
bólica, física y/o sexual.
Resultaría muy enriquecedor, asimismo, poder desarrollar estudios
comparativos entre España y otros países con el objetivo de conocer
qué semejanzas y diferencias se pueden encontrar respecto al trata-
miento de la violencia contra las mujeres en las letras de las canciones
de música popular.

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Fecha de recepción: 18 de septiembre de 2017


Fecha de aceptación: 11 de julio de 2019

Volumen 16, número 41, septiembre-diciembre, 2019, pp. 331 - 353 Andamios 353

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http://dx.doi.org/10.29092/uacm.v16i41.729

Horizontes socioespaciales y temporales de la


marginación: el caso de los asperones
Florencio Cabello Fernández Delgado*
María Teresa Rascón Gómez**
David Herrera Pastor***

Resumen. Este artículo pretende contribuir al conocimiento del


barrio marginado de Los Asperones de Málaga (España), cuyos
habitantes pertenecen en su mayoría al pueblo gitano. En él
se realiza un análisis crítico de los horizontes socioespaciales
y temporales que operan en las dinámicas de marginación del
vecindario, y que dificultan el desarrollo de la resiliencia de sus
vecinos. Se trata de un relato construido a partir de los testimo-
nios extraídos de las entrevistas y grupos focales con los habi-
tantes del barrio y con distintos profesionales que trabajan en
él, y que han sido contrastados con nuestra propia observación
participante.

Palabras clave. marginación, frontera, horizonte, resiliencia,


pueblo gitano.

Spacesocial horizons and temporary of the


margination: the case of the asperones
Abstract. This article aims to contribute to the knowledge of
the marginalized neighbourhood of Los Asperones in Malaga
(Spain), whose inhabitants mostly belong to the gipsy people.
* Profesor investigador en la Universidad de Málaga, España. Correo electrónico:
fcabello@uma.es
** Profesora investigadora en la Universidad de Málaga, España. Correo electrónico:
trascon@uma.es
*** Profesor investigador en la Universidad de Málaga, España. Correo electrónico:
dvherrera@uma.es

Volumen 16, número 41, septiembre-diciembre, 2019, pp. 355 - 383 Andamios 355
Florencio Cabello, María Teresa Rascón y David Herrera

To that end, we present a critical analysis of the socio-spatial


and temporal horizons operating in the marginalization of this
area and hindering the building of resilience among its neigh-
bours. Our account builds upon the testimonies gathered from
the interviews and focus groups conducted with inhabitants of
Los Asperones, as well as with various educational professionals
working there, all of them contrasted with our participant ob-
servation.

Key words. marginalization, border, horizon, resilience, gipsy


people.

Introducción

Este artículo presenta algunos resultados de la investigación titulada


“Trabajo en red y atención socioeducativa para la promoción de la re-
siliencia en la infancia en riesgo social” (SEJ-1366), que desarrolla el
equipo de investigación RIEDU (Red/Resiliencia, Inclusión/Identidad
y Educación) de la Universidad de Málaga. El propósito de dicho pro-
yecto es analizar la labor socioeducativa en red que están realizando
las administraciones, asociaciones y ONGs que operan en el barrio Los
Asperones de Málaga para favorecer la resiliencia de sus habitantes.
Como punto de partida, este texto aborda el análisis de los horizontes
socioespaciales y temporales que identificamos en las dinámicas de
marginación del barrio.
Los Asperones es un barrio marginado que se sitúa en la periferia
de Málaga (España) y que se compone de 3 fases de las cuales en esta
investigación solo abarcamos la 1 y la 31. Enclavado entre el depósito
municipal de vehículos, varios desguaces de coches, un vertedero y el
principal cementerio de Málaga (por no hablar de la perrera municipal,
hoy ya trasladada), esta zona está habitada por 295 familias, en un 95%

1 La fase 2 está separada de la 1 y 3 y no disponíamos de posibilidades para incluirla

en el estudio.

356 Andamios

http://dx.doi.org/10.29092/uacm.v16i41.729
Horizontes socioespaciales y temporales

pertenecientes al pueblo gitano, que padecen una grave situación de


marginación desde hace más de tres décadas (Fernández, 2019).
Este trabajo pretende ahondar en el conocimiento del barrio a través
de sus habitantes y los distintos profesionales que trabajan en él con
el propósito de detectar cómo se conforman los horizontes socioespa-
ciales y temporales que dificultan el desarrollo de la resiliencia en sus
vecinos, con atención especial a las diferencias de género. Para ello,
realizaremos un análisis pormenorizado de los testimonios recogidos
a través de entrevistas y grupos focales, tratando de constrastarlos con
nuestra propia observación participante.

Metodología

El diseño de nuestra investigación sigue un modelo mixto, que combi-


na técnicas propias de los paradigmas cuantitativo y cualitativo con el
fin de salvar las limitaciones que conlleva su uso aislado. Como afirman
Dellinger y Leech (2007), el uso de técnicas de distinta naturaleza,
especialmente en un ámbito tan complejo como es el estudio del ser
humano, potencia las posibilidades de comprensión de aquello que
queremos investigar.
En el presente artículo se han utilizado algunos datos destilados de
un estudio estadístico propio y, fundamentalmente, la triangulación
de la información proporcionada por técnicas cualitativas basadas en
grupos focales, entrevistas abiertas y semiestructuradas realizadas entre
2014 y 2016 con una muestra de personas vinculadas al barrio, y la
observación participante de los investigadores.
En cuanto a las entrevistas, se han realizado 48 individuales y 5
colectivas. En las primeras, la muestra se compuso de 15 maestros del
CEIP2 María de la O; 2 monitores de la Escuela de Verano; 7 padres
y madres de alumnos; 3 miembros del personal de administración y
servicios; 5 trabajadores de asociaciones y ONGs del barrio; 3 alum-
nos del colegio; un responsable de la escuela infantil del barrio; 3
profesores de institutos de Secundaria cercanos; 5 técnicos de admi-
nistraciones públicas; y 4 responsables de administraciones públicas.

2 Centro de Enseñanza Infantil y Primaria.

Andamios 357

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Florencio Cabello, María Teresa Rascón y David Herrera

Por lo que respecta a las entrevistas colectivas, abarcan a los siguien-


tes informantes: un grupo de apoyo escolar y socioeducativo surgido
en la escuela para facilitar la inclusión escolar (monitores y alumnos);
chicos y chicas de Los Asperones que continúan sus estudios fuera
del barrio; un grupo de alumnos de sexto de Primaria; un grupo de
alumnos egresados; y dos representantes religiosos del Culto. Además,
se han organizado siete grupos focales donde se han reunido a alumnos
egresados del colegio; representantes de asociaciones que trabajan en
el barrio; madres de alumnado; una familia; monitoras de comedor; y
maestros (noveles y veteranos) del colegio.
Tanto en el contacto con los vecinos y profesionales como en la
propia acogida de este dilatado trabajo de investigación ha sido clave
la colaboración del CEIP María de la O, donde hemos realizado la
inmensa mayoría de encuentros. Las únicas excepciones han sido el
grupo focal de la familia (desarrollado en su casa) y las entrevistas a
los miembros del Culto (realizada en su local), a los técnicos de Ayun-
tamiento y Junta (realizadas en sus oficinas) y a los profesores de los
institutos cercanos (realizadas en sus respectivos centros). Finalmente
reseñamos que, tal y como se negoció antes de la investigación, todos
los testimonios incluidos han sido revisados con los informantes y
citados con seudónimo.

Contextualización

Los Asperones es un barrio de Málaga construido en 1987 en el marco


de un plan municipal de erradicación del chabolismo3. El objetivo era
reubicar allí de manera transitoria a familias de tres núcleos chabolistas
(Calle Castilla, Estación del Perro y Puente de los Morenos) mientras se
les buscaba una vivienda permanente en un plazo de cinco años.
Como apuntamos arriba, para dicha reubicación el Ayuntamiento
escogió una parcela aislada, a una distancia considerable del siguiente
núcleo urbano y con deficientes conexiones mediante transporte
público. En este entorno de infraestructuras precarias, el gran referente

3 El chabolismo se refiere a concentraciones de viviendas construidas con materiales


de desecho o de mala calidad, sin apenas condiciones de habitabilidad y ubicadas en
zonas no urbanizadas.

358 Andamios

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Horizontes socioespaciales y temporales

socioeducativo de Los Asperones (junto con la escuela infantil) es el


citado CEIP María de la O, al que acude la mayoría de niños del barrio
a cursar Infantil y Primaria, debiendo trasladarse a un instituto externo
para proseguir sus estudios de Secundaria.
Tres décadas después de su nacimiento, el barrio no solo permanece
sino que incluso crece, a pesar de las promesas de desmantelamiento
de las autoridades competentes. A este respecto, el informe sociodemo-
gráfico de Los Asperones elaborado por el grupo RIEDU (Fernández,
2019) ofrece una panorámica de la situación general del barrio a finales
de 2016: de entrada, el 97% de los 961 vecinos que alberga el barrio (la
mayoría perteneciente al pueblo gitano) se encuentra en situación de
pobreza extrema (frente al 12,8% de la población andaluza, por ejem-
plo) y el 68,2% de la población activa no cuenta con ninguna prestación
social (dejando de lado la escasez, intermitencia y burocracia que suele
caracterizarlas); en cuanto a la tasa de desempleo, alcanza en Asperones
un 92,3%, muy por encima de los registros a escala nacional (18,75%
en España), regional (26,94% en Andalucía) y provincial (26,20% en
Málaga) publicados por el Instituto Nacional de Estadística en su En-
cuesta de Población Activa (primer trimestre de 2017).
En cuanto a la vivienda, las habitualmente numerosas familias del
barrio se dividen entre un 61% de casas prefabricadas (construidas
en su momento con placas de amianto nunca retiradas) y un 39% de
“cuartillos” (chabolas de autoconstrucción) adosados a dichas casas a lo
largo de los años; en cuanto al nivel socioeducativo, el 89% de los veci-
nos carece de titulación escolar, si bien la labor del personal educativo
que trabaja en el barrio ha ayudado a que 42 jóvenes se hayan graduado
en Secundaria, algo que ninguno había hecho hace una década.
Finalmente, el dato más demoledor se refiere a la tasa de encarcela-
miento (calculada en función del número de personas presas por cada
100.000 habitantes), que en Los Asperones asciende en 2016 a 2.705,5
personas (concretamente, había 26 presos del total de 961 vecinos),
cuando según el Consejo de Europa ese mismo año la media en España
era de 130,7 personas, a su vez por encima de la media europea de
127,2 personas (Aebi et al., 2018: 10).4

4 Por si este dato indujera a especular sobre el vínculo entre altas tasas de encarcela-

miento y altas tasas de criminalidad, baste citar para el caso de España la comparativa

Andamios 359

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Florencio Cabello, María Teresa Rascón y David Herrera

Resiliencia y horizontes de marginación

En este apartado vamos a examinar el sentido y las implicaciones de


la situación de marginación que sufren los habitantes de la barriada
Los Asperones a través del modo en que sus testimonios esbozan las
coordenadas de su experiencia y sus expectativas vitales. Asimismo,
analizaremos en qué medida su entorno afecta a sus horizontes socioes-
paciales y temporales.
A pesar de tratarse de un barrio plagado de carencias, hay vecinos
que han sido capaces de salir adelante y superar los numerosos obstá-
culos que les marca su posición en la sociedad. Ese proceso por el que
determinadas personas alcanzan buenos resultados a pesar de estar ex-
puestos a situaciones de riesgo es lo que en ciencias sociales se entiende
por resiliencia (Rutter, 1993).

es un proceso dinámico, constructivo, de origen interactivo, sociocultu-


ral que conduce a la optimización de los recursos humanos y permite
sobreponerse a las situaciones adversas. Se manifiesta en distintos
niveles del desarrollo, biológico, neurofisiológico y endocrino en res-
puesta a los estímulos ambientales. (Kotliarenco y Cáceres, 2011:
1)

Podría decirse que la resiliencia es el resultado de la interacción entre


muchos y diferentes factores ambientales y personales (Rutter, 1993;
Werner, 1995; Cyrulnik, 2001; Bonanno, 2004). No se trata de un
fenómeno acabado ni de una capacidad innata, sino que es un proceso
dinámico, que puede expresarse de muy diferentes maneras en culturas
o entornos diversos (Cyrulnik, 2001). Se trata de una capacidad con
la que todos nacemos (Masten, 2001), pero que en algunos casos va
siendo disminuida a consecuencia de una serie de factores internos y
externos.

sobre la evolución de ambas variables entre 1987 y 2015 que ofrece ROSEP (2016: 45)
para demostrar su desvinculación, igualmente verificable en la UE-15. (ibid.: 41-49;
González Sánchez, 2014: 21-23)

360 Andamios

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Horizontes socioespaciales y temporales

Las variables socioculturales y ambientales son fundamentales en el


desarrollo del proceso resiliente. Por eso, en contextos de adversidad,
las redes de apoyo resultan imprescindibles para aquellos individuos
que viven en un ambiente de privaciones, en la medida en que pueden
actuar reforzando la autoestima del individuo y, otorgándole mayor
seguridad para enfrentar posibles situaciones de riesgo (Rascón, 2017).
En el caso de Los Asperones, tanto los docentes del CEIP María de
la O, como las asociaciones y entidades con las que trabajan en red,
son un elemento clave para proporcionar al vecindario los menciona-
dos factores de protección (como la educación, el apoyo y el afecto, el
acceso a los recursos públicos para satisfacer las necesidades de salud,
vivienda y trabajo, el fomento de la participación en todo lo que con-
cierne al barrio, etc.) que fortalezcan su resiliencia.
Es constatable que el trabajo de estas entidades ha dado sus fru-
tos, sobre todo en lo tocante al incipiente acceso (que implica salida
del barrio) a niveles educativos postobligatorios y al mercado laboral
(Ruiz-Román et al., 2018). Aun así, los factores de riesgo continúan
ejerciendo una presión contra la que resulta difícil oponer resistencia.
Precisamente para dar cuenta de esta ambivalencia cargada de retos y
tensiones nos valemos del concepto de “horizonte”. Derivado etimoló-
gicamente de la voz griega “ὁρίζων”, que según la Real Academia Espa-
ñola significa “límite, frontera”, nosotros lo interpretamos en una doble
dimensión, socioespacial y temporal, que presentaremos por separado
por motivos analíticos pero que a nuestro juicio no cabe entender
más que en su íntima trabazón. En este sentido, nos inspiramos en el
enciclopédico aparato conceptual y metodológico que, bajo el signifi-
cativo título de La frontera como método, despliegan Mezzadra y Neilson
(2017). Estos autores parten de un enfoque relacional de las fronteras
entendidas como “instituciones sociales complejas […] marcadas por
tensiones entre prácticas de reforzamiento y prácticas de atravesa-
miento” para llegar a la constatación “no sólo de una proliferación sino
también de una heterogeneización de las fronteras” (ibid.: 21) a través
de las que hoy se trazan las líneas de fractura social correspondientes a
la tendencia a la “multiplicación del trabajo”. (ibid.: 111-117)
En consecuencia, para Mezzadra y Neilson “la frontera como méto-
do” no implica tanto una opción epistemológica oportuna o sofisticada

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sino sobre todo una opción política relativa a la clase de “mundos y


subjetividades sociales que se producen en las fronteras y de los modos
en los cuales el pensamiento y el conocimiento pueden intervenir en
estos procesos de producción. […] La frontera puede ser un método
en la medida en que es concebida como un lugar de lucha”. (ibid.: 37)

Horizonte socioespacial: Frontera(s)

En línea con lo expuesto arriba, comenzamos señalando cómo nuestra


investigación es pródiga en testimonios (como el citado a continua-
ción) que rezuman una conciencia socioespacial conflictiva englobable
bajo la rúbrica de frontera. El recurso a este concepto no solo delinea
un límite geográfico sino que, en virtud de un desliz metafórico cada
vez más común en nuestro hablar cotidiano (ibid.: 33), comporta una
fuerte carga simbólica de marginación física y social de una población
respecto del resto de la ciudadanía:

Cuando te metes en esa zona del barrio parece que entras a


otro país, literalmente. Tú estás ahí y luego sales con el coche,
te metes en la carretera y te metes en El Cónsul5, y parece que
has cruzado una frontera. Una frontera que nos divide, es una
frontera invisible. (Sara, maestra)

En torno a esta noción se aglutinan otros varios términos que apuntan


en la misma dirección (“muro”, “obstáculo”, “agujero”, “pozo”, “hoyo”,
“boquete”, etc.), a los que Echeita y Ainscow (2011) añaden el de
“barrera”, homólogo a los anteriores en cuanto elemento que contribuye
la marginalización.

El concepto de barrera es nuclear a la perspectiva que estamos


queriendo compartir en tanto que son las barreras las que im-
piden el ejercicio efectivo de los derechos (...). Genéricamente,
debemos entender como barreras, aquellas creencias y actitudes

5 El Cónsul es uno de los barrios más cercanos a Los Asperones.

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Horizontes socioespaciales y temporales

que las personas tienen respecto a este proceso y que se concre-


tan en las culturas, las políticas y las prácticas (...) que individual
y colectivamente tienen y aplican, y que al interactuar con las
condiciones personales, sociales o culturales de determinados
[seres humanos] generan marginación. (p. 33)

Estimamos que nuestra propuesta del concepto de frontera podría en-


riquecerse con ciertos apuntes del debate jurídico sobre las zonas de
tránsito (portuarias y aeroportuarias), en la medida en que desde su
origen las autoridades locales y regionales denominaron Los Asperones
como una barriada de transición. Transitemos, pues, por los paralelis-
mos que hallamos entre ambos conceptos.
Para empezar, destaca el uso eufemístico de las nociones de “trán-
sito” y “transición”, que el Defensor del Pueblo Andaluz (2005: 19)
contrapone al problemático concepto de “gueto”6.

Asperones nació como un «gueto» y como tal continúa, aunque


eufemísticamente se considerara una barriada de transición. […]
Nos consta que algunas de las ciudades, o barriadas de transición
[...] se crearon de buena fe pensando en soluciones alternativas
a las que en el pasado habían fracasado a la hora de abordar la
erradicación del chabolismo. No obstante ello, a veces se tiene
la sensación, por lo inviable del proyecto a primera vista, que
más que una voluntad de suprimir el asentamiento, realojando a
las familias en viviendas dignas, lo que tal vez se pretendió fue
dar la imagen de que no se les abandonaba a su suerte, cuando
la realidad era que a la vez que se liberaba suelo para construir
viviendas normalizadas destinadas al mercado inmobiliario y/o
nuevas infraestructuras para la ciudad, se condenaba a aquellas
familias a salir de un gueto para meterse en otro.

6 Wacquant (2010: 26) rechaza esta aplicación del término “gueto” considerándola

“una comparación salvaje” que “entraña el riesgo de confundir las pistas y los análisis”
por remitir a “una historia y una lógica institucional absolutamente distintas”.

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Según esto, estaríamos ante un ejercicio de cinismo político que, bajo el


supuesto plan de erradicación del chabolismo, servía a fines inmobilia-
rio-financieros (despejar espacios céntricos o cercanos a la playa o a un
centro comercial para atraer a ellos jugosas inversiones orientadas a la
promoción inmobiliaria).
Otro aspecto destacado del debate jurídico sobre las “zonas de trán-
sito” tiene que ver con las significativas evocaciones metafóricas de la
pluralidad de denominaciones (“zonas umbral”, “zonas dintel”, “zonas
estériles”, “zonas de rechazo”, “zonas de inadmitidos”, etc.) utilizadas
por las autoridades para designarlas (Valle, 2005: 1-3, 6). En efecto,
hay algo asimilable a Los Asperones en la idea de un territorio foráneo
cuyos flujos están marcados por dinteles físicos y simbólicos que seña-
lan un territorio geográficamente esterilizado respecto del resto de la
ciudad y a una población rechazada que (des)espera por una salida de
su situación.
En paralelo, entendemos que la consideración de estas zonas como
“ficción liminar fronteriza” dota de mayor densidad conceptual a
nuestra elección de la metáfora de “frontera”, en cuanto que moviliza un
“imaginario fronterizo de límites limen [que] crea artificialmente espacios
fronterizos donde no existe frontera alguna” (del Valle, 2005: 15). A
nuestro juicio, las implicaciones (materiales y simbólicas) de esta deriva
que Saskia Sassen (citada en Mezzadra y Neilson, 2017: 21) designa
como “disgregación concreta y heurística de la frontera” encuentra una
insoslayable resonancia en nuestro análisis de los horizontes cotidianos
de Los Asperones, como muestra este fragmento:

Porque si salimos, salimos al campo, y si nos vamos pallá vemos


el cementerio, pallá vemos el desguace, al otro lao el vertedero.
Y no tenemos la posibilidad de cómo vivir aquí, vivir mejor en
Portada7 o en otro barrio. Y pa salir hay que tener un coche.
(Grupo focal de adolescentes)

7 Portada es una abreviatura coloquial de Portada Alta, que es el nombre de otro barrio
humilde de la ciudad.

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Queda claro, pues, que no estamos solo ante una cuestión de lejanía
geográfica respecto del núcleo urbano de Málaga (que, por otro lado,
se ha expandido hasta los aledaños del barrio) sino del enclave de Los
Asperones en una finca delimitada por lugares destinados a lo que la
ciudad no quiere o no puede albergar, amén de por grandes vías de
comunicación que, en una paradoja solo aparente, desconectan aún
más al barrio de su entorno. Por todo ello cabe relacionar el realojo de
los chabolistas en un ambiente residual como el descrito con lo que
Razmig Keucheyan (2014: 28) denomina espacialidad del racismo:

Si usted quiere saber dónde tiene más posibilidades de ser se-


pultado un depósito de desechos dado, pregúntese dónde viven
los negros, los hispanos, los amerindios y otras minorías raciales.
Ya puestos, pregúntese acerca del lugar donde se encuentran los
barrios pobres... Este ‘racismo ambiental’ que se despliega a la
escala de un país es también válido a la escala del mundo. (Idem)

Otra interesante metáfora es la del “desierto” donde, según una vecina,


viven los habitantes de Los Asperones. Ciertamente esta imagen no
remite tanto a la disposición de una frontera más o menos tangible
como a un horizonte ofuscado (en tanto indefinido e inasible) del que
se busca liberarse a través de una apertura de la mirada a “cosas nuevas”
situadas más allá del encierro en el barrio:

Ahora quiere tol mundo trabajá, porque quieren salir del barrio
pa vé cosas nuevas que hay fuera. Y conocer a gente pa..., es que
dicen que aquí vivimos en un desierto. Estamos como atontaos,
no sabemos na. Y la persona que está trabajando fuera está como
más liberá y mejor. [...] Claro, entonces de ver a una, la otra tam-
bién quiere. Dirá: ‘No quiero estar encerrá en Los Asperones’...
(Lola, vecina)

Como hemos adelantado arriba, esta descripción no queda completa


sin abordar el papel de las infraestructuras de (in)movilidad. Así, son
abundantes las alusiones a la dificultad para salir del barrio de quienes,
por carecer de coche, han de caminar largas distancias o tomar el único

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autobús municipal que pasa por la zona (la línea 23). Especialmente
significativas resultan las alusiones al metro de Málaga, pues al pasar sus
vías en superficie justo enfrente del barrio, pero no haberse habilitado
parada para sus vecinos, es percibido como una infraestructura fronte-
riza cuando no directamente una amenaza por el riesgo de atropello:

Antonia: ...lo habrán puesto para el bienestar de ellos porque


aquí no hay parada, entonces no será pa beneficiarnos a noso-
tros. Pa nosotros el peligro... (Grupo focal familia)

Un complemento inestimable al trazado de este mapa de Los Asperones


y al señalamiento preciso de las fronteras a la vez geográficas y simbó-
licas que lo hienden y separan del resto de la ciudad, lo encontramos
en los maestros del María de la O. Así, citamos dos fragmentos donde
confrontan distancia física y social y revelan una marginación que
transciende lo geográfico y apunta a “mundos paralelos” que dificultan
el “ponerse en el lugar del otro”:

esa zona tan deprimida en pleno corazón de Málaga, al lado de


una zona de metro, en un Campus de Teatinos8, que ahora mismo
es la zona de expansión de Málaga, a mí me dio vergüenza. […]
son niños malagueños, son niños andaluces [...] y los tenemos
ahí abandonados. (Sara, maestra)

yo he tratado con algunos de ellos, con concejales, directores, y [...]


son mundos paralelos. Hay una distancia significativa, por lo que es
imposible que empatice. No puede ponerse en el lugar del otro, porque
no sabe dónde está el otro. (Grupo focal de maestros veteranos)

De este modo, queda claro que la indiferencia institucional y ciu-


dadana hacia Los Asperones va de la mano de su hiperdiferen-
ciación mediante estigmas que operan como límites simbólicos
que “`indican´ las `no-go-areas´ que proliferan en la metrópolis”

8 El mayor campus universitario de la ciudad, perteneciente a la Universidad de Má-

laga.

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evidenciando la diferencia “entre aquellos que en la ciudad post-


moderna leen la advertencia `no go area´ como no quiero entrar y
aquellos para los que no go area se traduce como no puedo salir”.
(Giorgi, 2007: 136)

Sin ir más lejos, en el grupo focal de adolescentes emerge un vívido


ejemplo de esta estigmatización geográfico-simbólica vinculado con
el flirteo con chicas de otras áreas. Y es que a veces la sola mención
del barrio erige un muro donde tal asimetría queda en evidencia, pues
unos no pueden abrirse a relaciones externas y otras no quieren traspa-
sar esos límites sociales:

Cuando tú estás hablando con una chavalita y te pregunta de


dónde eres y yo le digo: yo de Los Asperones y al decirle eso,
coge y te bloquea [en el WhatsApp]. Y no quiere saber nada de ti.
[...] Y yo le digo algunas veces que soy del Cónsul o Teatinos...
(Grupo focal de adolescentes)

No obstante, será uno de estos jóvenes quien nos regale el testimonio


más descarnado sobre la penetrante dimensión relacional de estas
fronteras geográficas, si bien culminado con un final feliz de un roman-
ticismo casi épico:

¿Qué hizo mi novia? Pues verás, [...] fue muy lista, conocía bien
a su madre […]. Porque yo tengo una familia en Mangas Verdes9,
y dijo: `Yo le voy a decir que tú vives en Mangas Verdes’. […]
cuando mi novia dejó que probara un poco de mí, y de que su-
piera cómo soy en el fondo, y de que no puede juzgar a las otras
personas igual que a mí tan sólo por escuchar Los Asperones,
[...] mi novia me dijo que ya era el día, que ya era la hora, y se lo
dijo. A su madre le costó entenderlo, su padre [...] tenía mucha
comunicación con los gitanos, pero gitanos de bien [y] me dijo:
`Me da igual que tú seas payo, moro, gitano, alemán, tú mientras
respetes mi casa y quieras a mi hija, tú aquí tienes las puertas de
mi casa abiertas’. (Manolo, joven del barrio)

9 Mangas Verdes es el nombre de otro barrio humilde de la ciudad.

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Otros testimonios que abonan esta idea provienen de trabajadores del


colegio, e ilustran la mencionada dimensión asimétrica de las fronteras
desde el otro lado. En primer lugar, permiten detectar cómo las personas
ajenas al barrio que eligen trabajar en él se enfrentan a la primera im-
presión de entrar y a los interrogantes, propios y de su entorno familiar
o social, que apuntan al “No quiero entrar”. A continuación, mostramos
uno de estos fragmentos:

...pedí un colegio así de difícil desempeño. Aunque es cierto que


tenía miedo, me preguntaba [que] dónde me estaba metiendo,
me estaré equivocando, valdré para esto… Luego mi familia lo
mismo, [que] dónde me estaba metiendo, estaba loca… […] Y
luego en la segunda convocatoria sale la definitiva y me lo die-
ron. Yo me puse muy contenta. Lo que pasa es que cuando yo
llegué, al principio, decía: [...] `Dios mío, dónde me he metido’.
[…] `Ahí no entro yo ni aunque me inviten’. (Ana, maestra)

Con todo, a medida que conviven en el colegio y el barrio, quienes


trabajan allí van adquiriendo una conciencia cada vez más aguda de
la otra cara de la frontera, la que experimentan quienes viven dentro y
encuentran obstáculos para la inclusión (aquel “No puedo salir” de la
cita de Giorgi):

Es que hay algunos que ni siquiera han salido del barrio. Van de
excursiones por primera vez, van al centro y hay niños que no
han visto la playa10. […] Ahora salen a un instituto, a un espacio
nuevo, con otros niños, y se sienten inferiores y entonces se em-
piezan a meter dentro y no quieren estar ahí. (Paloma, maestra)
Es que si tú estás en un barrio de fuera y ves a un niño andando
por la calle en horario escolar la policía lo para. ¿Aquí por qué no
hacen eso? Si tú vas a un barrio cualquiera y ves a un niño rebus-
cando en los contenedores de la basura, tú llamas y dices ‘Oye,
aquí hay un menor solo en la calle’, y eso aquí está a la orden del
día. Entonces parece como que muchos de los derechos, muchas

10 Sorprende porque Málaga es una ciudad costera.

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Horizontes socioespaciales y temporales

de las situaciones que nosotros fuera nos escandalizamos aquí se


normalizan. (Carmen, maestra)

La síntesis más acabada de la asimetría de la frontera que venimos de-


lineando, de su doble condición de contención para quienes habitan
el barrio y de perímetro de seguridad para quienes lo circundamos,
nos la ofrece un joven vecino que identifica la doble cara “invisible e
invencible” de los muros de Los Asperones:

pues imagínate que esta persona que hay aquí está rodeada de
mundo, digamos que ese podría ser el exterior […] pues hay
personas que se crean como un muro invisible y aparte inven-
cible. […] Para ellos es un muro muy alto, pero para el exterior
es invisible no lo ven, pero para ellos es invencible, pero ellos de
esa misma mentira se crean un muro demasiado alto que ni se
dan cuenta. (Manolo, joven del barrio)

Por su parte, las trabajadoras del centro nos permiten asomarnos a


uno de los escasos aspectos simétricos que manifiestan quienes viven
desde dentro esta “membrana asimétrica” (Hedetoft, citado en Bauman,
2005: 91). Y es que, aunque de entrada pueda parecer contraintuitivo,
quienes “no pueden salir” llegan a compartir con quienes “no quieren
entrar” una emoción fuertemente inhibidora: el miedo.

Los llevamos [a los alumnos] a ver un partido de Unicaja11, y yo


pensé que cuando las sacáramos de aquí iban a estar también
muy lanzadillas ellas, son muy espabiladas. Pues fue sacarlas del
barrio y nos metimos en el pabellón [...] y se me agarraron a los
brazos, y tenían miedo. [...] no querían ir solas ni a sentarse, me
tuve que sentar yo con ellas. (Sara, maestra)

vLa primera vez que le dije a mi monitora [...]: `Venga que nos
vamos a ir a tomar algo al centro’. Yo la llevaba enganchadita al
lado mía […] diciéndome, ‘Ay, qué susto, ay, qué susto’. Porque

11 Club de baloncesto de Málaga que juega en la Primera División nacional.

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Florencio Cabello, María Teresa Rascón y David Herrera

era la primera vez que ella veía a tanta gente en el centro, las luces
de navidad, […] era la primera vez que ella bajaba al centro. [...]
y he visto muchos casos de esos. (Sole, trabajadora del colegio)

Directamente vinculado a estas palabras, incluimos el testimonio de


una monitora del comedor que confirma esta percepción del miedo
a traspasar la frontera del barrio, en este caso refiriéndose a sus hi-
jos. Nuestra interpretación de esta declaración remite de nuevo a la
intersección entre lo espacial-geográfico y lo relacional-social. Y es que
estimamos que es justamente la posición intersticial que ocupan las mo-
nitoras de comedor, a medio camino entre el barrio donde habitan (o
han habitado hasta hace poco) y la institución escolar donde trabajan,
la que les otorga una perspectiva privilegiada sobre las fronteras de Los
Asperones:

Yo tengo uno [un hijo] que tiene 17 años y cuando le digo que
me quiero ir de aquí, él se pone malo [...]: ‘¿Y yo qué voy a hacer
cuando me vaya de aquí?‘. Es que no sabe ni coger el autobús.
[…] Es como si le diera miedo de irse de Los Asperones. No sé,
no sabe lo que hacer. (Grupo focal de monitoras de comedor)

Concluimos este apartado con una enunciación especialmente gráfica


de esta cara interna de las fronteras de Los Asperones. La tomamos de
la entrevista con el maestro Alejandro y destacamos su significativa ca-
pacidad sintética derivada de dos elementos: primero, el hecho de que
Alejandro emplea literalmente el concepto de “horizonte” (lo cual da
idea de que nuestras elaboraciones teóricas no hacen sino decantar las
metáforas que ya circulan en el barrio); y segundo, porque este maestro
alude a que la falta de expectativas es un factor de riesgo que puede
abocar a algunos vecinos a la parálisis, lo que es coherente con la citada
concepción fronteriza de las “barriadas de transición” como “zonas de
espera”:

[Yo] conozco a gente desde que nació, entonces la perspectiva


es diferente. Yo lo dibujaba [...] como un agujero muchas veces,
[...] yo creo que aquí mucha gente nace mutilada y en el agujero

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Horizontes socioespaciales y temporales

no hay horizonte, [...] entonces hay gente que nace en un agu-


jero y con poco horizonte, esa es la pena, porque el que no ve
horizonte, no tiene ganas de caminar, y mucha gente se paraliza.
(Alejandro, maestro)

Horizonte temporal: Punto muerto

En el apartado anterior hemos indagado cómo la matriz geográfica del


concepto de frontera (o de horizonte, si se lo define como una línea
más o menos visualizable) puede ser válida para trascender al campo
de las relaciones sociales y examinarlas simbólicamente en términos de
proximidad/distancia, apertura/cierre o entrada/salida. Lo que quizá no
es tan evidente es que tales conceptos de raíz territorial puedan ilumi-
nar una dimensión en buena medida invisible como es la temporal.
Una contribución inspiradora en este sentido es la distinción que
Michel de Certeau (1990: 173) efectúa entre “lugar” y “espacio”: mien-
tras que el primero se define como configuración fija de posiciones
“donde reina la ley de lo propio“ y queda vedada cualquier intersección
o dislocación, el segundo solo deviene comprensible (y practicable) a
través de la dimensión temporal que trae aparejada la misma noción de
“transición” analizada en el apartado anterior:

Hay espacio desde el momento en que se toman en consideración


los vectores de dirección, las cantidades de velocidad y la varia-
ble tiempo. El espacio es un cruce de elementos móviles. […] En
suma, el espacio es un lugar practicado. (Idem.)

En consonancia con ello, las fronteras delineadas arriba incorporan


una faceta temporal que merece ser examinada específicamente, en la
medida en que “la compresión, el alargamiento y la división del tiempo
ejercen efectos de control, filtro y selectividad” (Mezzadra y Neilson,
2017: 158). En definitiva, se trata de preguntarnos: ¿Cómo transcurre
el tiempo en Los Asperones? ¿Qué temporalidad(es) existe(n) en un
enclave nacido como “barriada de transición” y que en 2019 cumple
treinta y dos años de vida?

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Lo que nos interesa destacar es que en torno a Los Asperones se


da una dualidad temporal de partida que diferencia el tiempo del ba-
rrio (definido como “punto muerto” por sus connotaciones de inercia,
abatimiento y deriva incierta) y el del resto de la ciudad (con especial
atención al antagonismo con la temporalidad de las Administraciones
públicas competentes). Por supuesto, con la expresión “punto muerto”
no pretendemos retratar un vecindario congelado en el tiempo o des-
pojado de agencia. Del otro lado, tampoco queremos sugerir que las
soluciones políticas a los graves problemas del barrio deban (o puedan)
ejecutarse de manera inmediata.
Aclarado esto, con la noción de “punto muerto” pretendemos cap-
turar de forma crítica determinadas temporalidades singulares que los
entrevistados revelan como condicionantes de los horizontes vitales en
Los Asperones.

Ver que hay un boquete como hemos dicho antes, e intentar


rellenar ese boquete con libros, [...] con educación, que la gente
mire para afuera, y tenga otro horizonte, ese es el reto […]. Paulo
Freire dice que [...] enseñar a alguien es hacerlo libre, y dueño
de sus propias cosas, y aquí la gente no es dueña. Aquí esto es
la Edad Media: el señor es el señor; el vasallo, es vasallo: el hijo
del chatarrero, tiene muchas posibilidades de ser chatarrero en el
año 2015; el que su padre entró preso, tiene muchas probabili-
dades de entrar preso. (Alejandro, maestro)

La contraposición inicial entre vivir en un “boquete” y la ausencia de


“otro horizonte” apunta ya a una dimensión temporal (de proyecto
existencial) y no tanto espacial-relacional. A mayor abundamiento, el
maestro delinea una frontera temporal marcada por la condena a la
inmovilidad social desde la cuna al establecer un paralelismo con la rígida
sociedad estamental del Medievo.
Otros maestros también sugieren cierto determinismo al referirse al ba-
rrio como un lugar “de no retorno”, lo cual remite a nuestra concepción
de punto muerto que desliza a sus habitantes hacia la “desesperanza”:

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Horizontes socioespaciales y temporales

Todo lo que veo ahí me da como un poco de desesperanza, como


diciendo: una vez que estás ahí no tienes salida, lo que llega al
cementerio ahí ya no sale. Lo que llega al vertedero no valía y
ahí está. Y por similitud, como que la barriada va encaminada a
ese mundo. Una vez llegado hasta aquí, se ha hecho el traspaso
a los distintos sitios y ahí os vais a quedar, ya no hay esperanza
con vosotros. También me he acordado que muchas veces [el
director], comenzaba así alguna que otra charla y decía: `Coges
el [autobús] 23 y te dejan donde dejan a los animales, donde está
la protectora, en el vertedero donde están todos los desechos, en
el cementerio donde nadie quiere ir’. Como que es significativo,
que esa línea de bus te lleva a un lugar de no retorno. (Grupo
focal de maestros veteranos)

Un joven del barrio lleva la idea del determinismo hasta sus últimas
consecuencias al explicitar cuáles son los destinos vitales (o más bien
letales) más próximos que se dan en su entorno, si bien acaba vislum-
brando una escapatoria en la educación:

para allá hay un camino que te va a llevar a la muerte, pa acá


hay otro que es la cárcel, pa acá hay otro que te va a llevar a las
drogas, pa acá es otro que te va a llevar sin casa, que no vas a
tener nada en la vida, y te das cuenta que detrás de este muro se
escuchan rumores o mitos de que ésta es tu gloria [refiriéndose
al camino de los estudios] y de ahí es de donde puede salir tu
raíz y sacar algo bueno de ti. Pues entonces, ¿qué es lo que tienes
que hacer? Derribarlo en el sentido de que busques un camino o
una forma de pasar ese muro. (Manolo, joven del barrio)

El testimonio de otra maestra acentúa la casi “inevitable” reproduc-


ción de las condiciones de vida heredadas y reconoce la “excepcio-
nalidad” de quienes (como Manolo) se plantean sortear el destino
que les da la cuna:

si yo no puedo ver otro modelo reproduzco el que tengo inevita-


blemente. Tengo que ser alguien muy excepcional para salir un

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día a la carretera y darme cuenta que Málaga está allí, a no ser


que yo tenga una mente... Pero normalmente yo voy a sentirme
seguro en mi grupo de iguales haciendo lo que mi grupo de
iguales hace. Además, es supervivencia. (Isabel, maestra)

En la misma línea se expresa otra maestra que, no obstante, detecta una


incipiente apertura de miras vitales en las respuestas de su alumnado a
la consabida pregunta “¿Qué quieres ser de mayor?“:

Hasta hace unos años, mayoritariamente, las respuestas tendían


a la reproducción profesional de sus progenitores o familiares.
Sin embargo, ahora van diciendo: `Pues yo quiero ser maestra,
policía, bombero, abogado...’ [...] otras realidades que ven. (Sara,
maestra)

Otra monitora alude también a la búsqueda de nuevos modelos y a la


ruptura con el círculo temporal de la marginalidad y su consiguiente
condena a vivir como las generaciones anteriores. El fragmento que
escogemos se cierra con una metáfora (“ver otra luz”) que expresa ro-
tundamente lo que suponen las perspectivas de mejora, pero también,
por oposición, la oscuridad a la que se equipara el cegamiento de los
horizontes de futuro en el barrio:

yo creo que sí se ha mejorado en muchas familias. Que… quie-


ren otro modelo educativo para sus hijos y no quieren el suyo.
Dicen: `Es que yo no quiero lo que yo he hecho no quiero que mi
hijo lo haga´, o que `si yo me he casao a los quince, yo no quiero
que mi hija se case a los quince´. [...] `Que estudien y que sigan
adelante´. Eso ya es un paso. Aunque sean tres familias [...] que
han visto otra luz. (Andrea, monitora)

En este punto, la perspectiva de género se revela clave, más aún cuan-


do examinamos el determinismo vinculado a la movilidad social en un
entorno marginado inserto a su vez en una cultura hegemónica aún
lastrada por el machismo y, más allá, el racismo hacia los gitanos. A
este respecto, resulta sugerente abordar el modo en que las fronteras de

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Horizontes socioespaciales y temporales

Asperones configuran la particular intersección de las subordinaciones


de género, raza y clase que atraviesa a sus vecinas recordando lo afir-
mado por Mezzadra y Neilson (2017) respecto a “la feminización de la
migración”:

el género se ha transformado en una lente clave para la investiga-


ción de la dimensión subjetiva y la puesta en juego de la migra-
ción […]. Aquello que se encuentra en juego en la feminización
de la migración […] son los tensos y conflictivos procesos de
crisis y transformación de las relaciones de género y de la divi-
sión sexual del trabajo que subyacen a este gran incremento de
la participación de las mujeres en los movimientos migratorios.
(p. 129)

Los testimonios recabados a este respecto no esconden las dificultades


ligadas a esta cuestión, por más que haya también atisbos de supera-
ción. Empezamos por el “bajonazo” que nos relata un maestro ante la
confrontación del “futuro” que él había imaginado para una niña de 3º
de Primaria y el destino que parecía tenerle ya reservado su familia:

el otro día tuve yo [...] una tutoría con una madre de una niña
de mi clase. [...] A mí es que esa madre me dio un bajón, un
bajonazo. […] Estoy hablando con ella en la tutoría y le digo:
`Porque tu hija puede, tiene capacidad’. Y [la madre] se pone:
`Ya, maestro, si eso me lo dicen todos los maestros, que me lo
han dicho de todos mis niños pero si a esta niña la voy a casar
dentro de cuatro años o de tres y no va a seguir estudiando’. […]
O sea, yo veía [...] a esa niña en otro instituto y veo otro futuro.
(Álvaro, maestro)

Otro testimonio de una trabajadora del colegio incide en la misma


dirección, evidenciando el choque que experimentan ante las reducidas
expectativas vitales de algunas niñas (identificado en términos tempo-
rales como desajuste de “época”), así como su voluntad explícita de
confrontarlas con otras opciones:

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Claro, estoy un día allí en los escalones y [le pregunta a] una de


las niñas, que ya está casada y tiene un par de niños […]: ‘¿Y tú
qué vas a hacer?’ […]. Y me dice: ‘Pues yo trabajar y él acostao’. Y
le digo: ‘Pero ¿qué estás diciendo, qué tú te vas…?’ [...] ‘Pero ¿de
qué época estáis hablando, niñas? ¿Vosotras estáis en el mundo?’
[…] Detecto señales de que [eso cambia]. Y cada vez y ‘Bueno ¿tú
qué vas a estudiar, qué vas a estudiar?’. Y van diciendo: `Maestro
y maestra’. (Cristina, trabajadora del colegio)

Los visos de esperanza que cierran este fragmento reaparecen en el


grupo focal de vecinas que trabajan de monitoras del comedor escolar,
donde asoma cierto distanciamiento con las imposiciones machistas e
incluso una voluntad expresa de revertirlas. En este punto, y sin per-
der de vista la excepcionalidad de estas mujeres y su pericia fronteriza,
insistimos en que la temporalidad específica que identificamos en Los
Asperones está a su vez compuesta de diversas temporalidades, eviden-
ciadas en la pronunciada diferencia entre lo que las madres han vivido
y las expectativas hacia sus hijas:

Hombre es lo que ven. Yo tengo una que tiene 13 años y ella


me pregunta: ‘¿Con qué años te casaste tú?’. Y ya ahí me deja...
[Le responde]: ‘Yo no quiero que tú te cases con 15 años. Lo
hice yo y no quiero que lo hagas tú’. (Grupo focal de monitoras
de comedor)

Frente a aquella condena a la fijación femenina en unas coordenadas


espacio-temporales (y en última instancia sociales) tan limitadas como
repetitivas emerge un cruce de miradas materno-filial que proyecta
nuevos horizontes deseables por y para las mujeres (de nuevo conden-
sado en términos de “época”):

La tradición y eso lo tenemos porque siempre está, y ahí está,


pero nos estamos modernizando. […] Antes una mujer no
conducía, y a lo mejor había pocas que trabajaban, y ahora casi
todas tienen el carnet y casi todas trabajan. […] La época de mi
madre era esa, la mía no. (Grupo focal de madres)

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Horizontes socioespaciales y temporales

...yo quería venir al colegio y mi madre no me dejaba. Con la


diferencia de que yo a mi niña la obligo a que vaya al colegio.
(Grupo focal de monitoras de comedor)

Para concluir esta panorámica poliédrica sobre los horizontes de gé-


nero de las mujeres que trabajan y/o viven en el barrio, incluimos el
testimonio de una vecina que, al hablar del futuro que quiere para su
hija, plantea una emocionante visión de la ruptura con el determinismo
donde se incluye a sí misma:

Y yo no he vivío mal ni he estao mal, pero no me gusta que se


case tan joven y que tenga niños tan joven. [...] Porque lo que
he vivío yo, no quiero que lo viva ella. [...] otras piensan que les
gustaría que hicieran como ella. Yo no, yo quiero que mi hija
se supere a mí. Que no sea como yo, que no tenga trabajo. Yo
quiero que ella tenga sus estudios, su carrera... (Lola, vecina)

Con todo, a medida que avanza la entrevista averiguamos que sus ex-
pectativas ya venían ampliadas de casa por su madre. En sus palabras
hallamos una enunciación clara de los límites y posibilidades asociados
a la evolución de los horizontes temporales del barrio a través de tres
generaciones de vecinas:

Yo no quería vivir la vida que mi madre vivía. Por eso, yo no


quiero que mi niña viva mi vida. Yo quiero que ella se supere.
Porque yo […] de ver a mi madre, mi madre sí sabe leer y escri-
bir muy bien. Mi padre no sabe na. Porque mi madre se ha criao
en un colegio de monjas. Entonces, siempre ha estudiao. […] me
gustaba porque era como otra meta. (Lola, vecina)

Finalmente averiguamos que existe un nexo que une la experiencia de


esta madre con las monitoras del comedor, la cual podría explicar esa
perspectiva compartida sobre la apertura de horizontes para las niñas
del barrio, que tiene que ver con su propia liberación:

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Florencio Cabello, María Teresa Rascón y David Herrera

[Mi cuñá] dice que quiere que sus niños vayan a más. [...] tiene
cuarenta y un años y [...] su primer trabajo es éste que ha cogío
[como monitora de comedor]. Y ella está conociendo y viendo
cosas nuevas. Es como dice ella: ‘Es que esto te libera’ [...] ‘Es
que esto me viene muy bien hasta pa despejarme la cabeza’. [...]
Claro, porque [para] la que está tol día aquí metía en Los Aspe-
rones y no sale para nada, salir fuera de Los Asperones es otro
mundo. (Lola, vecina)

Dejamos aquí la cuestión del género para apuntar otro rasgo temporal
de Los Asperones que entronca una vez más con su (in)definición ofi-
cial como “barriada de transición”. En esta línea, la metáfora del punto
muerto que proponemos adquiere espesor y se traduce en nociones
como “paréntesis de tiempo”, tiempo “congelado” o tiempo “parado”.
Así, cuando se muestra a los maestros veteranos un recorte de prensa
que anuncia el desmantelamiento, su reacción es muy reveladora:

M3: Esto me recuerda a que siempre me preguntan: ‘Bueno, ¿y


aquello cuando lo van a quitar?’. Yo siempre respondo que no sé,
porque desde que conozco aquello siempre quedan cinco años
[...].
M6: Es verdad que para ellos se paró el tiempo, eso es un parén-
tesis en el tiempo y se ha quedado todo congelado. (Grupo focal
de maestros veteranos)

Como aquel rey de Éfira que en la mitología griega desafió a la muerte y


fue condenado por ello a retornar al inframundo y acarrear eternamen-
te una piedra montaña arriba para verla caer al final y tener que volver
a empezar, los habitantes de este barrio apuntan una concepción sisífica
del tiempo en la que por más que la empujen, la roca de asperón que
da nombre al barrio acaba despeñándose de nuevo al vacío.
En definitiva, esta idea de una cronificación marginal donde los
esfuerzos por salir de ella se asemejan a castillos de arena asolados por
la amenaza constante de desmoronamiento, se traduce en una suerte de
conciencia de eterno retorno. En este punto, la denuncia del Defensor
del Pueblo Andaluz (2005:19) acerca de cómo “se condenaba a aquellas

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Horizontes socioespaciales y temporales

familias a salir de un gueto para meterse en otro” sigue vigente, por


más que aquí prevalezca la dimensión temporal al constatarse que
normalmente la vuelta es al mismo barrio:

en cinco años han sido treinta y ocho familias las que han ido
fuera [realojadas en otro lugar]. Entonces, los que han ido fuera
han visto que el barrio seguía, que tienen su día a día y se nos
está dando el caso de que estos jóvenes que se fueron con sus pa-
dres, volver al barrio y buscarse un hueco ya sea en una vivienda
o en un cuartillo. (Técnico de la administración responsable de
vivienda)

Conclusiones

A lo largo de estas páginas hemos delineado el despliegue de las diná-


micas de marginación social de un vecindario de Málaga que, salvando
las enorme distancias, recuerda a aquellos grupos humanos que a lo
largo del siglo XX han sufrido la “privación de un lugar en el mundo”
(Arendt, 2006: 420). En este caso el despachamiento del vecindario
de Los Asperones como población superflua se ejecuta mediante la
combinación de la conocida segregación racial del pueblo gitano con
el cinismo político de presentar como erradicación de chabolas lo que
más tarde se evidenció como una macrooperación de especulación
urbanística con el suelo ocupado por ellas.12
Del examen de cómo la comunidad socioeducativa del barrio perci-
be dichas dinámicas emerge un régimen fronterizo de horizontes espa-
cio-temporales cuya capacidad de segregación del exterior pero también
de disgregación interior (con acento especial en el género) desafía las
consabidas concepciones de las fronteras (solo) como muros o líneas
de demarcación geográfica. En este sentido, resulta valioso el deslinde
que realiza Valle (2005: 5) entre “frontera-línea” y “frontera-función”
para concluir que las “zonas de tránsito” tipifican la posibilidad de que

12 Dos de los autores de este artículo viven hoy en la zona previamente ocupada por
uno de los núcleos chabolistas (Estación del Perro), todo un recordatorio de la perti-
nencia de la reflexividad investigadora.

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Florencio Cabello, María Teresa Rascón y David Herrera

el Estado acometa una “recalificación de bolsas de territorial estatal


como liminares” (ibid.: 15-16). En definitiva, esta peculiar forma de
recalificación urbanística (con la correspondiente descalificación de sus
habitantes) ilustra la mencionada proliferación y heterogeneización de
unas fronteras que van mucho más allá (o más acá) de la exclusión:

Sostenemos que las fronteras también constituyen dispositivos


de inclusión que seleccionan y filtran hombres y mujeres así
como diferentes formas de circulación, de formas no menos vio-
lentas que las empleadas en las medidas de exclusión. Nuestra
argumentación asume por eso un enfoque crítico respecto de
la inclusión, que en la mayoría de los enfoques es tratado en
cambio como un indiscutido bien social. (Mezzadra y Neilson,
2017: 25)

En efecto, frente a los discursos y políticas que trazan una línea nítida
entre la exclusión y la inclusión social, nuestros hallazgos apuntan más
bien a una suerte de inclusión neutralizadora, que reinstaura dentro de
la sociedad aquel reinado de la “ley de lo propio” (Certeau, 1990: 173)
fijando a los marginados en lugares de transición (incluida la cárcel,
con la sobrerrepresentación señalada arriba) que les impiden justamen-
te transitar por espacios urbanos. Mezzadra y Neilson, por su parte, se
apoyan en el trabajo de feministas radicales como Silvia Federici (2010)
para defender que el concepto de “inclusión diferencial” es más apto
que el de exclusión para dilucidar “cómo la inclusión en una esfera,
una sociedad o un ámbito puede estar sujeta a diferentes grados de
subordinación, mando, discriminación y segmentación”. (Mezzadra y
Neilson, 2017: 188-189)
Para finalizar, y en línea con la idea de estos dos autores de que la
frontera como método solo tiene sentido si atendemos a las luchas que
las atraviesan, destacamos la labor socio-pedagógica que está llevando a
cabo en este sentido la red de trabajo de Los Asperones, especialmente
con los niños y jóvenes más expuestos a la marginación. Dado que
excede el foco de este trabajo, invitamos a quienes deseen conocer los
hallazgos de nuestro grupo de investigación respecto de estos procesos
resilientes a consultar sus más recientes publicaciones (Ruiz-Román et
al., 2018, 2019).

380 Andamios

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Fecha de recepción: 21 de junio de 2017


Fecha de aceptación: 24 de junio de 2019

Volumen 16, número 41, septiembre-diciembre, 2019, pp. 355 - 383 Andamios 383

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http://dx.doi.org/10.29092/uacm.v16i41.730

Uso de eufemismos en los discursos del Instituto


Nacional de Migración sobre la migración en tránsito
por México
Eduardo Torre Cantalapiedra*

Resumen. El objetivo de este trabajo es analizar el uso de eu-


femismos en los discursos del Instituto Nacional de Migración
(INM) respecto a su política sobre la migración en tránsito irre-
gular por territorio mexicano. Para su logro se realiza un análisis
cualitativo de los eufemismos como metáforas conceptuales
en los comunicados de prensa del INM y de sus finalidades.
Concluimos que el uso de eufemismos en los discursos del INM
implica tanto la ocultación como la tergiversación de la realidad
que constituyen sus actuaciones de control migratorio en perjui-
cio de los migrantes en tránsito.

Palabras clave. Migración internacional, política migratoria,


discurso político, eufemismos, metáforas.

Use of euphemisms in the discourses of the National


Institute of Migration on transit migration through
Mexico

Abstract. The objective of this paper is to analyze the use of


euphemisms in discourses of the National Institute of Migration
(INM) regarding its policy on migration in irregular transit
through Mexican territory. To achieve this, a qualitative analysis
of euphemisms is performed as conceptual metaphors in press

* Investigador en El Colegio de la Frontera Norte, México. Correo electrónico:


eduardotorrephd@gmail.com

Volumen 16, número 41, septiembre-diciembre, 2019, pp. 385 - 412 Andamios 385
Eduardo Torre Cantalapiedra

releases of the INM and its purposes. We conclude that the use
of euphemisms in the discourses of the INM implies the con-
cealment and the misrepresentation of reality that constitute its
migratory control actions to the detriment of migrants in transit.

Key words. International migration, migration policy, political


discourse, euphemisms, metaphors.

El Instituto Nacional de Migración se dirige con eufemismos.


En lugar de decir detenciones, dice aseguramientos.
En lugar de encarcelamiento, dice alojamiento
y en lugar de deportación, dice retorno asistido;
pero no existen políticas públicas de atención

Padre Solalinde citado en Lara (2018, 18 de marzo)

Introducción

En los países receptores de migrantes del mundo occidental –Estados


Unidos, España, Reino Unidos, entre ellos– se han realizado numerosas
investigaciones sobre los discursos políticos y periodísticos respecto a
la migración internacional. En estos estudios, mientras las metáforas
han despertado un gran interés (véanse, por ejemplo, Charteris-Black,
2006; Santa Ana, 2007; Piñero y Moore, 2014; Torre, 2019a), los eu-
femismos han sido analizados en menor medida (véanse, por ejemplo,
Crespo, 2010; Ceriani, 2016).
De acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española, el
eufemismo es la “manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y
franca expresión sería dura o malsonante” (RAE, 2018). Más allá de estar
al servicio de la cortesía y la atenuación del lenguaje, el interés de los
actores políticos en usar eufemismos corresponde a otros fines de los
discursos en materia política, como son: la ocultación de la realidad, su
enmascaramiento, la manipulación y el engaño (Rodríguez, 1988; Cha-

386 Andamios

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Uso de eufemismos

mizo, 2004; Gallud, 2005; Busquet, 2007; Armenta, 2010; Sánchez,


2010; Casas, 2009; 2012; Crespo, 2016; Barranco, 2017).
En México, defensores de los migrantes, expertos y académicos han
evidenciado numerosas veces que en la Ley de Migración (LM) 2011 y
en los discursos del Instituto Nacional de Migración (INM) se emplean
eufemismos con los propósitos1 de atenuar y ocultar (Bazzaco, et al.,
2011; Cruz Angulo, 2011; Castilla Juárez, 2014; Guevara Bermúdez,
2014; Corcuera, 2014). Además de los usos eufemísticos denunciados
por el Padre Solalinde, varias voces del ámbito académico y de la socie-
dad civil han advertido que el INM utiliza el término “rescates” en lugar
de detenciones en sus comunicaciones sociales (Knippen, 2014; Díaz,
2016; París et al., 2016; Sánchez, 2018; Torre, 2018). Sin embargo, no
existen trabajos que analicen tales usos de manera sistemática e integral.
El objetivo de este trabajo es analizar el uso de eufemismos en los
discursos del INM sobre su política respecto a la migración en tránsito
irregular por México. Para su logro, este trabajo está dividido en cuatro
secciones: primero, partiendo de una extensa revisión bibliográfica,
se analizan las finalidades que persiguen los usos eufemísticos en los
discursos políticos y las aportaciones que realizadas al respecto desde
los estudios de migración. Segundo, se presenta la perspectiva teórica
de este trabajo, el eufemismo como metáfora conceptual (ECMC), par-
tiendo del esquema desarrollado por Chamizo Domínguez (2004) y la
propuesta de interdicción conceptual de Casas Gómez (2009, 2012).
Tercero, se hace una sucinta descripción del corpus de textos y de la
metodología. Cuarto, se realiza un análisis cualitativo de los ECMC y
sus finalidades en los comunicados de prensa del INM, publicados en
su sitio web entre 2013 y 2018, referidos a sus propias actuaciones
respecto a la migración en tránsito irregular por México.
Concluimos que el uso de eufemismos en los discursos del INM
implica tanto la ocultación como la tergiversación de la realidad que
constituyen sus actuaciones de control migratorio; no sólo se trata de
evitar palabras tabú, sino de enmascarar toda una “realidad prohibida”

1 En el caso de la LM, el uso de eufemismos tiene un impacto directo sobre los derechos
de los migrantes. Véase, por ejemplo, la discusión sobre el alojamiento de migrantes en
la LM (2011) en Castilla Juárez, 2014.

Andamios 387

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Eduardo Torre Cantalapiedra

–el control migratorio– mediante una “reconceptualización eufemísti-


ca”. Todo ello en perjuicio de los migrantes en tránsito, cuyas circuns-
tancias de detención y deportación quedan ocultas y sus necesidades
de protección insatisfechas.

Uso de eufemismos en el discurso político y los estudios de la


migración

A diferencia de otros ámbitos discursivos, en la materia política los


usos eufemísticos tienden a ser malintencionados como “armas […]
de manipulación manifiesta” (Gallud, 2005: 122) e instrumentos para
enmascarar/disfrazar la realidad cuando sea conveniente (Hernando,
1990; Busquet, 2007; Armenta, 2010; Sánchez, 2010; Ceriani, 2016).
Asimismo, están al servicio del lenguaje políticamente correcto (LPC)
(Armenta, 2010) y del «doble lenguaje» (Lutz, 1989). En consecuen-
cia, para entender el uso de eufemismos en el ámbito político resulta
conveniente examinar en detalle los fines con los que se emplean.
De acuerdo con el esquema desarrollado por Crespo Fernández
(2007), el eufemismo cumple dos funciones básicas: a) la atenuación
de las connotaciones negativas de los términos tabú, y b) la protec-
ción de las relaciones sociales evitando las lexías que puedan pro-
ducir algún tipo de tensión social. Asimismo, este autor señala siete
finalidades del uso de eufemismos: i) encubridora, ii) de tacto social,
iii) acomodación o integración social, iv) dignificación y sensibiliza-
ción social, v) persuasiva, vi) estética y vii) ocultadora. Seguidamente
se exponen las tres finalidades que hemos destacado en cursivas pues
son esenciales en los discursos políticos.
La finalidad encubridora supone que “el sustituto eufemístico ate-
núa los rasgos semánticos de los términos sujetos a interdicción con
el objeto de hacerlos más presentables, pero sin pretender eliminarlos
de tal discurso, pues si ésta fuera la intención, no se mencionarían di-
chos conceptos” (Crespo, 2007: 88). En un sentido similar, Hernando
(1990) considera que el eufemismo disfraza: lo feo de bonito o neutro,
lo fácil de complicado, la vacuidad de palabrería y lo concreto de va-
guedades. Esta finalidad encubridora, puede ser también formulada en

388 Andamios

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Uso de eufemismos

relación con la realidad vitanda o interdicta que se pretende enmasca-


rar/maquillar; y, dado que esta implica necesariamente un cierto grado
de ocultación de la realidad y de falseamiento de la misma, está, por lo
tanto, íntimamente ligada con las finalidades ocultadora y persuasiva.
Crespo Fernández (2007) señala que la finalidad persuasiva consiste
en el uso del eufemismo para el falseamiento de una realidad indeseable
para el emisor –porque va en contra de sus intereses– y con ello mani-
pular al receptor. Siguiendo la distinción que hacen Fuentes Rodríguez
y Alcaide Lara (2007) entre manipulación2 y persuasión, consideramos
que sería más preciso denominarla finalidad manipuladora, pues el
eufemismo en este caso constituiría una forma de “falta de verdad o
sinceridad” sobre la realidad con la pretensión de conducir al equívoco
del receptor del mensaje.
Según Crespo Fernández (2007), la finalidad ocultadora supone la
posibilidad de ocultar ciertas realidades a través del uso de eufemismos.
Cabe destacar el uso de eufemismos produce un efecto de obstrucción
de la realidad referida.3 Barranco Flores presenta un excelente ejemplo
al respecto:

En noviembre del año 2013, el Gobierno del Partido Popular


decidió instalar un alambre de cuchillas en algunos tramos de la

2 Señalan Fuentes Rodríguez y Alcaide Lara (2007) que, a diferencia de la persua-


sión, la manipulación es fruto de la violación del principio de calidad: que remite a
la sinceridad en las contribuciones discursivas. “Existen diversas formas de llevar a
cabo la manipulación, a saber: a) Mediante una argumentación para la que no se tiene
conocimientos básicos y no podemos juzgar. b) Mediante falacias, o argumentaciones
falsas, que nos hacen llegar a una conclusión equivocada. c) Sin argumentar, es decir,
presentando hecho desde la autoridad. d) Cuando se reafirma un elemento como cono-
cido por medio de marcadores, con lo que se evita la polémica, y el posible desacuerdo”
(Fuentes y Alcaide, 2007: 16).
3 Siguiendo al Del Teso Martín (1988), Barranco Flores (2017) señala que el eufe-

mismo genera un alto grado de indeterminación y obliga al destinatario a asumir gran


parte de la responsabilidad de su interpretación, y que esta indeterminación podría
suponer que el destinatario sea incapaz de seleccionar la realidad denotada, una suerte
de obstrucción del referente que hace fallar la comunicación; para mayor escarnio del
destinatario, al cual se le atribuye dicho fracaso por su “incapacidad” de entender la
jerga usada por los políticos que se caracteriza por el uso de tecnicismos.

Andamios 389

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Eduardo Torre Cantalapiedra

valla de Melilla con el objetivo de impedir que los inmigrantes la


saltasen para pasar al territorio español. Para hacer referencia a la
alambrada en sus discursos, el Gobierno recurrió a un término
técnico propio del ámbito militar: concertina. […Que] puede
considerarse que funciona al servicio del eufemismo en aquellas
situaciones en que dificulta que el destinatario identifique la
realidad problemática a la que hace referencia sin que con ello
se obtenga ningún tipo de compensación. (Barranco, 2017: 21)

Las tres finalidades examinadas hacen del eufemismo un instrumento


ideal tanto para el LPC como para el «doble lenguaje». “El fenómeno de
sustitución eufemística se muestra como un procedimiento privilegiado
en la consecución de los fines que pretende el LPC: ocultar y enmas-
carar la realidad para desdibujar el referente y controlar la percepción
de la realidad según unos determinados intereses políticos” (Armenta,
2010: 24). Como señala Chamizo Domínguez (2004) el LPC es básica-
mente eufemístico.
El eufemismo que promueve el enmascaramiento, la manipulación y
la ocultación de realidades puede ser englobado en la esfera del «doble
lenguaje». Según Lutz (1989) cuando el eufemismo es usado para en-
gañar, se convierte en «doble lenguaje»; que es definido por este autor
como un lenguaje que finge comunicar, pero en realidad no lo hace,
que hace que lo malo parezca bueno, lo negativo parezca positivo; un
lenguaje que evita la responsabilidad. “El eufemismo engañoso propio
del doble lenguaje lo que persigue, por encima de cualquier otra con-
sideración, la protección del político frente a las posibles críticas y la
defensa de sus intereses particulares o electorales”. (Crespo, 2016: 12)
En el campo de los estudios de la migración, el número de trabajos
que analizan el uso de eufemismos en los discursos políticos es reduci-
do. En contraste con el amplio número de trabajos teóricos y empíricos
que han analizado el uso de metáforas (véanse, por ejemplo, Mio, 1997;
Charteris-Black, 2006).4 Una investigación reciente, Ceriani Cernadas

4 En el campo de los discursos periodísticos, merece la pena destacar el trabajo de


Crespo Fernández (2010), quien analizó los eufemismos y disfemismos utilizados en
la prensa alicantina para referirse a los migrantes sin permiso de residencia en Es-

390 Andamios

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Uso de eufemismos

(2016), analiza extensamente los eufemismos en relación con la políti-


ca migratoria; examina con detalle la figura del “migrante económico”
que considera un caso paradigmático de la tendencia reciente de las
políticas migratorias al uso de eufemismos. Ceriani Cernadas (2016)
advierte que estas expresiones eufemísticas son la base para discursos
que poseen objetivos político-comunicacionales con transcendencia en
al menos dos planos: primero, la legitimación de la política migratoria,
frecuentemente enfocada en la seguridad; segundo, la afectación de
derechos y garantías de los migrantes.
Para los propósitos del análisis realizado en nuestro trabajo, resulta
de especial interés una de las reflexiones de este autor en cuanto a la
producción de eufemismos relativos a lo que denomina dispositivos de
control migratorio, en concreto, la detención y expulsión de migrantes:

El uso concedido de eufemismos para (no) referirse a la detención


migratoria […] ocultan una realidad, en doble sentido: jurídica,
al intentar no presentar estas prácticas como una privación de
libertad; y fáctica, al no describirla como realmente sucede en
los hechos. Asimismo, buscan legitimar esa medida, bien porque
se exhibe como una medida de protección (o al menos no de coer-
ción) o porque se explica a partir de otras estrategias discursivas
(ejem., la migración como amenaza). (Ceriani, 2016: 101) [las
cursivas son nuestras]

De este párrafo –complejo de analizar debido a la conjunción de


múltiples dimensiones analíticas: político-discursiva, jurídico-legal, y
la realidad de la implementación de la política migratoria– extraemos
dos conclusiones relevantes: 1°) las finalidades de los eufemismos en
los discursos que analiza este autor son: la de ocultar la realidad, la
de tergiversar la realidad –que no aparece de manera explícita– y la
de legitimar medidas –novedosa en la literatura sobre eufemismos. 2°)

paña. Concluye que el uso de etiquetas de atenuación y ofensa verbal, con las que
se caracteriza a los migrantes ‘sin papeles’ en el corpus analizado, ofrece una imagen
distorsionada de los mismos, con un predominio de las denominaciones disfemísticas
sobre las eufemísticas.

Andamios 391

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Eduardo Torre Cantalapiedra

Se evidencia que el eufemismo empleado para referir a la detención


implica una contradicción entre la realidad que se pretende ocultar –la
“detención migratoria”– y como esta se muestra –como “una medida de
protección”.
En consonancia con esta segunda conclusión, en la presente inves-
tigación desde una perspectiva de la lingüística cognitiva consideramos
que la mejor manera para entender las expresiones eufemísticas que
se emplean en los discursos políticos del INM respecto a su política
migratoria y las finalidades que tienen, es través del ECMC.

Eufemismo como metáfora conceptual

Para el análisis de los eufemismos tomamos como punto de partida el


esquema de Chamizo Domínguez (2004), quien propone que los eufe-
mismos y disfemismos pueden ser considerados como clases especiales
de metáforas en la medida en que comparten ciertas características con
aquellas –las metáforas se basan en dar a una cosa el nombre de otra, su-
ponen una falsedad categorial y se definen como la transferencia de una
estructura de un dominio conceptual fuente a otro, dominio término.
Asimismo, este autor considera que al igual que las metáforas, “muchos
eufemismos también se estructuran y se integran en redes conceptuales
y que también «vivimos de» eufemismos” (Chamizo, 2004: 45). Como
se puede apreciar, este autor retoma algunos elementos de las teorías de
Lakoff y Johnson (2001) para extenderlos al campo de los eufemismos.
Un ejemplo de ECMC retomado de Chamizo Domínguez (2004: 47)
es: morir es un viaje5. Se hace notar que un ECMC, como el del ejem-
plo, no aparece en lenguaje como tal, pero subyace conceptualmente a
todas las expresiones lingüísticas metafóricas usadas eufemísticamente
para referir al dominio de destino: morir. Por ejemplo, “Jorge se fue al
otro barrio6 ” o “María emprendió su último viaje.”
Por su parte, Casas Gómez (2012) propone un modelo que distingue

5 Se utilizan versalitas para dar cuenta de los dominios y eufemismos como metáforas
conceptuales.
6 Se utilizan cursivas para resaltar las expresiones lingüísticas eufemísticas.

392 Andamios

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Uso de eufemismos

entre el tabú de palabra y el tabú de concepto o interdicción conceptual. El


primero refiere al poder mágico que se consideraba tenía la palabra en
las sociedades primitivas, lo que suponía la proscripción de ciertos tér-
minos, esto es una interdicción de léxico o vocabulario. “Esa fuerza que
adquiere la palabra asociada a la idea de tabú se explicaba entonces en
referencia al poder intrínseco de la palabra que se creía podía ser capaz
de provocar aquello que designaba” (Crespo, 2007: 29). Este tabú de
palabra se encuentra del lado del sujeto hablante quién experimentaría
un bloqueo psíquico-interno.
El segundo, en contraste con el primero, refiere a que el punto de
partida de las diferentes fórmulas eufemísticas es el concepto o la rea-
lidad interdicta. La interdicción conceptual está orientada a las motiva-
ciones externas (afectivas y asociativas) y enfocada al oyente. Asimismo,
Casas Gómez define lingüísticamente:

el eufemismo […] como el proceso cognitivo de conceptualiza-


ción de una realidad interdicta, que, manifestado discursivamen-
te a través de la actualización de un conjunto de mecanismos
lingüísticos […], permite al hablante, en un cierto “contexto” y
en una concreta situación pragmática, atenuar […] comunicati-
vamente un determinado concepto o realidad interdicta. (Casas,
2009: 26)

Hernando (1990: 179) muestra algunas de las razones por la cuáles


una realidad puede quedar proscrita: “el eufemismo funciona como
un exorcismo sobre una realidad que se quiere disimular por miedo
(tabú), por presunción (el lenguaje como elemento de prestigio) o por
conveniencia (el lenguaje como arma ofensiva y defensiva)”. Esta últi-
ma, es la que más peso tiene en el discurso político.
Retomando en nuestro beneficio elementos de las propuestas de
Chamizo Domínguez (2004) y Casas Gómez (2009, 2012), propo-
nemos que el uso de eufemismos en el discurso político puede ser
mejor entendido si se consideran como metáforas conceptuales que
involucran una (re)conceptualización de una realidad interdicta. En
otras palabras, se trata de entender el domino conceptual termino con-
formado por el concepto o realidad interdicta en términos del dominio

Andamios 393

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Eduardo Torre Cantalapiedra

conceptual de origen que permite la atenuación. El uso de expresiones


metafóricas de manera eufemística en los discursos para referir al
dominio de origen serían expresiones concretas de un ECMC. Como
señala Casas Gómez (2009, 2012), se parte del concepto para llegar a
los términos.
Dado que los ECMC son una clase de metáforas, resulta conveniente
traer a colación algunas de las características que tienen las metáforas:
1) Lakoff y Johnson (2011: 46) señalan que la sistematicidad metafórica
permite destacar y ocultar: “al permitirnos concentrarnos en un aspecto
del concepto (por ejemplo, los aspectos bélicos de una discusión), un
concepto metafórico puede impedir que nos concentremos en otros
aspectos del concepto que son inconsistentes con esa metáfora”. 2) Son
varios los autores que destacan a la metáfora como instrumento idóneo
para la persuasión en los discursos tanto a través del apoyo a la argu-
mentación en un sentido lógico como para la apelación a emociones
(Mio, 1997; Charteris-Black, 2006). 3) Los ECMC no son sólo capaces
de exportar las realidades del dominio origen, sino también, y lo que
es fundamental, las valoraciones, actitudes, creencias y emociones a
propósito de dichas realidades (Piñero y Moore, 2014).

Datos y aspectos metodológicos

El corpus para este estudio lo constituye una compilación de comunica-


dos de prensa del INM disponibles en línea en su sitio web.7 La comu-
nicación social del Instituto ha sido señalada en artículos de divulgación
como una fuente de eufemismos (Knippen, 2014, 27 de marzo; Díaz,
2016).
En primer lugar, se seleccionaron 161 textos relativos a la gestión de
la migración en tránsito irregular por México, publicados entre enero
de 2013 y febrero de 2018. En segundo lugar, tras una exploración
sobre los temas principales de los comunicados de prensa –que en
gran medida quedan plasmados en sus titulares, como sucede con las
noticias van Dijk (1990)– y de las expresiones metafóricas con uso

7 https://www.gob.mx/inm

394 Andamios

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Uso de eufemismos

eufemístico empleadas en los mismos, se escogieron para su análisis


los comunicados referidos a rescates (51 comunicados; el 32.9%) y
aseguramientos (18 comunicados; el 11.2%) (Gráfica 1).

Los comunicados sobre estos dos temas refieren en gran medida a accio-
nes de control migratorio (detección, detención y privación de libertad
de los migrantes, expulsión forzosa de los mismos del país, entre otros)
que se pretenden ocultar y tergiversar mediante expresiones metafóricas
usadas eufemísticamente. La mayoría de los comunicados sobre rescates
–más de la mitad, 58.5%– y sobre aseguramientos –todos ellos– hicieron
gala del uso de eufemismos y además estos ocuparon un lugar principal
en los mismos. Puntualmente se seleccionaron tres comunicados sobre
las otras temáticas por destacar en el uso de eufemismos.
Una vez seleccionados los comunicados de prensa, se examinaron
las expresiones metafóricas con uso eufemístico empleadas en los mis-
mos y se les agrupó bajo su correspondiente ECMC, al mismo tiempo
que se analizaron las finalidades de tales usos eufemísticos.
Antes de proceder al análisis de los comunicados de prensa, cabe
realizar la siguiente precisión respecto a la detección de los eufemismos
en los textos. Siguiendo a Chamizo (2004), por regla general, para que

Andamios 395

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Eduardo Torre Cantalapiedra

un eufemismo funcione como tal, su interpretación debe permanecer


ambigua, esto es, que el receptor entienda una preferencia de manera
literal y en forma eufemística.

Excepcionalmente, los términos técnicos que se usan como sustitutivos


eufemísticos de los correspondientes términos del lenguaje ordinario
no suelen ser ambiguos. En estos casos el efecto eufemístico se produce
en razón de la ignorancia de los hablantes normales de la etimología
de estos términos y en razón del prestigio de que goza la jerga técnica
en la que son usados. (Chamizo, 2004: 49)

La excepción a la regla de la ambigüedad es relevante en el caso que


nos ocupa, asimismo, teniendo en cuenta que para que un eufemismo
sea entendido como tal en un determinado discurso, es fundamental
el contexto y las creencias, así como los conocimientos del lector. En
este sentido, consideramos que mientras defensores de los migrantes,
expertos y académicos reconocerán el uso eufemístico de diversas
expresiones utilizadas en los comunicados de prensa del INM –esto
es, pueden apreciar la ambigüedad de la terminología empleada–, por
su parte el lector “normal” / el “ciudadano de a pie” no podrá re-
cuperar el significado eufemístico; debido: i) al desconocimiento del
origen de la terminología empleada (por ejemplo, el término “estación
migratoria”) y ii) la falta de familiaridad con el empleo sui generis de
ciertas palabras que pertenecen al léxico empleado comúnmente con
otro significado (por ejemplo, “alojar”), interpretándolos por tanto en
su sentido literal. En este sentido cabe destacar que no es la “incapaci-
dad” o la “falta de colaboración” del lector quien provoca este hecho,
sino la propia naturaleza de las finalidades del uso de eufemismos en
el discurso político –que fueron señaladas en el apartado anterior–,
que implica importantes dosis de confusión en el lenguaje; inclusive
la obstrucción del referente (Barranco, 2017) y la destrucción de la
comunicación (Roldán, 2003).

396 Andamios

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Uso de eufemismos

Análisis del uso de eufemismos en los discursos del INM

a) Eufemismos metafóricos

Tras el análisis de las expresiones metafóricas con uso eufemístico en


los discursos del INM respecto a sus actuaciones en materia de la mi-
gración en tránsito irregular, encontramos que en todas ellas subyace
un único ECMC: controlar la migración es proteger a los migrantes. En
los comunicados de prensa se traen a colación los conceptos de protec-
ción a los migrantes –dominio de origen– para caracterizar el control
migratorio –dominio de destino– y con ello disfrazar la realidad.
Una de las expresiones metafóricas con uso eufemístico más lla-
mativa es la del uso de: rescata, rescatados, rescatar, entre otras, usado
en lugar de detención, detiene, detenidos, detener, etc. Aunque en
varios de los comunicados aparecen situaciones que se pueden con-
siderar rescates de migrantes, el uso de este término fue extendido a
situaciones de control migratorio en las se detienen a los migrantes en
situación irregular en el país tras una revisión migratoria, véanse los
ejemplos (1) y (2). Este tipo de noticias se repite en numerosas oca-
siones destacándose tanto en el titular como en el cuerpo de la noticia
que el “INM rescata”, cuando en realidad no lo hace. En ambos casos,
las acciones del INM no coinciden con rescatar, que de acuerdo con el
Diccionario del español de México del Centro de Estudios Lingüísticos y
Literarios de El Colegio de México, significa “salvar algo o a alguien de
un peligro, liberarlo de alguna prisión o recuperar algo que se había
perdido” (DEM, 2018).

(1) INM rescata 153 migrantes en acciones coordinadas [titular


del comunicado de prensa]. En una primera acción, el INM
y la Comisión Nacional de Seguridad (CNS) rescataron a 100
extranjeros originarios de Guatemala y Honduras, […] cuando
eran transportados en dos autobuses con documentación apó-
crifa, entre ellas actas de nacimiento y credenciales de elector
falsas […] De acuerdo con las declaraciones de los extranjeros,
el traficante de personas que viajaba con ellos les cobró entre 5
y 7 mil dólares por trasladarlos hasta la frontera de México, con

Andamios 397

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Eduardo Torre Cantalapiedra

el propósito de que cruzaran a los Estados Unidos de manera


irregular, otorgándoles los documentos apócrifos para evadir a
las autoridades mexicanas. (INM,10/2/2018)
(2) Rescata INM a 15 hondureños y pone a disposición del MPF
a 3 presuntos traficantes de personas en Chiapas [titular del
comunicado de prensa]. […] Agentes Federales de Migración
se encontraban realizando funciones de Revisión e Inspección
Migratoria […] cuando detectaron a tres connacionales en igual
número de vehículos, los cuales viajaban en forma de caravana,
por lo que les marcaron el alto para realizar la verificación corres-
pondiente. El personal entrevistó a los ocupantes de las unidades
[…]. En cada vehículo viajaban, junto con el conductor, cinco
hondureños quienes manifestaron que sus familiares radicados
en Estados Unidos, habían depositado 7 mil 500 dólares por
cada uno -en cuentas bancarias de los presuntos traficantes de
personas-, con la finalidad de llevarlos primero a la ciudad de
Villahermosa, Tabasco, y posteriormente hasta la frontera norte
del país. (INM, 28/9/2016)

Desde nuestra perspectiva estos “rescates” no son rescates, por varias


razones: 1°) son detenciones que conducirán a los migrantes a la
deportación y ponen fin a su intento de llegar a Estados Unidos, lo
que puede suponerles la pérdida de grandes sumas de dinero pagadas
a los coyotes. 2°) Muchos de los migrantes que cruzaron por México
no estaban expuestos al momento de la revisión migratoria a peligros
que ameriten la consideración de rescate –los peligros que afrontan a
diario en sus países de origen pueden ser mucho mayores (Amnistía
Internacional, 2018). 3°) Lo que prima en este actuar del INM es dar
continuidad a la tarea de control y contención que lleva realizando
con relativa eficacia por más de una década. La soberanía nacional y la
seguridad nacional prevalecen sobre los intereses, derechos y seguridad
personal de los migrantes.
Desde una perspectiva diacrónica se observa que los comunicados
de prensa del año 2013 no usaron rescatar para este tipo de situaciones,
sino era más frecuente el uso de asegurar (concepto que analizaremos
posteriormente) u otros. 4°) Los peligros que sufren los migrantes se

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Uso de eufemismos

derivan en gran medida: A) de un estado mexicano débil en la pro-


tección tanto de los migrantes como de los connacionales e incapaz
de salvaguardar la seguridad personal de los migrantes en su tránsito
por México. B) De las propias políticas respecto a los inmigrantes en
tránsito irregular por el país y en contra de quienes les facilitan el cruce
de fronteras y territorios –los denominados coyotes–. Tanto unas como
otras políticas han sido señaladas por académicos y organizaciones de
la sociedad civil como favorecedores de los abusos y agresiones que
sufren los migrantes en tránsito (Spener, 2008; París, 2016; Suárez et
al., 2017).
El uso indiscriminado que se hace de “rescatar” queda patente en
(3), donde podemos observar cómo se mencionan las cifras de deten-
ción como si todas ellas refiriesen a auténticos rescates.

(3) En relación a los señalamientos de sobrepoblación en la Esta-


ción Migratoria de Iztapalapa, el Instituto Nacional de Migración
precisa que debido a que los flujos migratorios irregulares a nivel
mundial se han incrementado de manera exponencial y en nues-
tro país la cifra de extranjeros con estancia irregular aumentó
hasta en un 133 por ciento durante el 2016 en comparación con
el año 2013, pasando de 86 mil 298 rescates a poco más de 200
mil en el último período. (INM, 10/1/2017)

Con los niños migrantes rescatados sucede algo similar. Si bien existen
casos en que las autoridades mexicanas rescatan a menores de situa-
ciones en las que existen riesgos reales para la vida e integridad física
de los mismos, el término rescate es frecuentemente empleado para
referir a las detenciones de menores migrantes, véanse (4) y (5). En (4)
la situación no debería definirse como un verdadero rescate, y en (5)
las cifras que aluden al total de detenciones de menores son definidas
como rescates.

(4) Rescata INM en Hidalgo a 41 extranjeros entre ellos 8 me-


nores [titular del comunicado de prensa]. El Instituto Nacional
de Migración (INM) logró el rescate de 41 extranjeros cuando
viajaban rumbo a San Luis Potosí con el propósito de llegar a

Andamios 399

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Estados Unidos. […] Durante la revisión efectuada por personal


del INM se detectaron dos unidades de pasajeros en los que
viajaban ocho menores de edad, entre ellos cuatro guatemaltecos
y tres salvadoreños que iban sin compañía de algún familiar y
quienes habían contratado a presuntos traficantes de personas
para ser trasladados a Estados Unidos. (INM, 13/2/2015)

(5) Dichas acciones han permitido rescatar tan sólo en este año
a 10 mil 505 menores, lo que representa un incremento del 7.4
por ciento con relación al total de 2013, que fue de 9 mil 727.
De mantenerse esta tendencia, al cierre del año el número de
infantes rescatados podría superar los 16 mil. (INM, 26/6/2014

Algunos comunicados, véase, por ejemplo (6), han traído a colación


más conceptos del dominio de origen: protección a los migrantes para
(re)conceptualizar las realidades de control migratorio respecto a los
migrantes menores. Así, al hecho de que a un menor se le prive de la
libertad se le denomina protección desde el momento en que se le asigna
un oficial de migración entrenado (oficial de protección a la infancia)
para que le custodie hasta que se haya producido su retorno forzoso a
su país de origen. Este último evento es denominado en los comunica-
dos del INM como reintegración a sus familiares.
El uso de este último concepto es especialmente inapropiado para
los casos en que los progenitores que se encuentran en Estados Unidos
pagaron grandes sumas de dinero a un coyote para traerlos a aquel país
y lograr la reunificación familiar.

(6) El Instituto Nacional de Migración (INM) rescató, protegió y


reintegró a su seno familiar a 14 mil 907 Niñas, Niños y Ado-
lescentes migrantes extranjeros de enero del 2013 a mayo del
2014, provenientes principalmente de Honduras, Guatemala, El
Salvador y Nicaragua, que pretendían llegar a los Estados Uni-
dos. […] Los menores de edad que fueron llevados a sus países
de origen, estuvieron permanentemente acompañados por los
Oficiales de Protección a la Infancia (OPI´S) del INM quienes les
proporcionaron atención y asistencia hasta entregarlos con sus

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Uso de eufemismos

familias, evitando que fueran víctimas de ilícitos como la trata y


tráfico de personas, abuso sexual y laboral, así como de secues-
tros. (INM, 11/6/2014)
Otra expresión a destacar es la de retorno asistido, frente al término
más pertinente que sería retorno forzoso (o deportación8), empleado
en la LM (2011), que junto con la deportación constituyen los meca-
nismos para hacer abandonar el territorio nacional a extranjeros que
observa dicha ley. Aunque en ciertas ocasiones resulta más ventajoso
para los migrantes que la deportación, este término enfatiza la faceta
de asistencia cuando en realidad, en la mayoría de las ocasiones, es
un mecanismo coercitivo; además impide solicitar el refugio o entablar
acciones judiciales para detener el retorno forzoso (Amnistía Interna-
cional, 2018). En los comunicados de prensa, por ejemplo, en (7), su
uso da a entender que México no deporta a los migrantes ejerciendo
coacción, sino que sólo realiza retornos asistidos –como si se tratase de
ayuda humanitaria para que regresen a sus hogares.

(7) El retorno asistido de los extranjeros, que no contaban con


documentación para acreditar su legal estancia en México, se
contó con la colaboración del cónsul de Honduras, a quien se
notificó debidamente sobre la presencia de sus connacionales en
las instalaciones migratorias. (INM, 3/4/2013)

Otra expresión metafórica con uso eufemístico es alojar, alojados, etc.,


también empleado por la LM (2011) para referir al hecho de la priva-
ción de libertad que experimentan los migrantes al ser conducidos a
la estación migratoria. Las definiciones comunes de alojar9 no reflejan
fielmente las situaciones a las que se ven sometidos los migrantes en
(8) y (9).
(8) …Los extranjeros [adultos] rescatados en Querétaro y Puebla,

8 Este último quizás deba evitarse porque puede constituirse en un estigma para los
migrantes.
9 Alojar tiene las siguientes dos acepciones cuando se refiere a personas: “1 Dar cabida

a alguien para que viva o permanezca en cierto lugar, particularmente cuando lo haga
de manera temporal; proporcionarle habitación a una persona. 2 Alojarse. Tomar un
cierto lugar como habitación temporal; hospedarse”. (DEM, 2018)

Andamios 401

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fueron alojados en instalaciones del INM, donde se les brindaron


alimentos y atención médica, certificando que todos se encuen-
tran sanos, y se les dio apoyo para comunicarse con sus familia-
res y las autoridades consulares de sus países. (INM, 2/2/2014)

(9) Los centroamericanos asegurados en las tres entidades fueron


alojados en instalaciones del INM, donde se les brindaron ali-
mentos y atención médica, certificando que todos se encuentran
sanos, y se les dio apoyo para comunicarse con sus familiares y
las autoridades consulares de sus países. (INM, 30/8/2013)

El cuadro 1 expone de manera esquemática las diferentes correspon-


dencias conceptuales que se hace entre el dominio de origen y destino.

Cuadro 1. Correspondencias conceptuales entre dominios de origen y


destino

b) Eufemismos no metafóricos

No todos los eufemismos se construyen a través de metáforas, o al


menos pueden primar otros mecanismos. En el caso de asegurar, asegu-
rados, etc. consideramos que se trata de emplear un tecnicismo legal10

10 Aseguramiento y asegurado aparecían en la Ley General de Población de 1974 y


fueron sustituidos por presentación y presentado en la LM (2011). Estos últimos a
pesar de su potencial para un uso eufemístico son utilizados muy pocas veces en los
comunicados de prensa analizados.

402 Andamios

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Uso de eufemismos

ampliamente usado en diversos ámbitos delictivos en vez de detener,


detenidos, etc. Cuyos significados habituales11 no coinciden con las
actuaciones aquí referidas (10) y (11), produciéndose un efecto obs-
trucción del referente como los descritos por Barranco Flores (2017).
El término “asegurar” dejó de utilizarse en los comunicados de
prensa, posiblemente para referirse a la detención como rescate. Al
observar de manera conjunta (8) y (9) podemos ejemplificar el paso
de asegurados a rescatados que se produce en los comunicados del INM.

(10) Asegura INM a 80 extranjeros con estancia irregular en tres


entidades del país [título del comunicado de prensa]. El Instituto
Nacional de Migración (INM) aseguró a 80 extranjeros con es-
tancia irregular en el país, entre ellos 9 menores de edad, duran-
te verificaciones migratorias realizadas a autobuses de pasajeros
y acciones para combatir la trata de personas en Puebla, Jalisco
y Nayarit. El grupo más numeroso de migrantes se detectó en
Puebla, donde agentes de migración adscritos a la Delegación
federal practicaron revisiones a autobuses de pasajeros con des-
tino a la frontera norte del país, en las que encontraron a 61
centroamericanos. (INM, 30/8/2013)

(11) El Instituto Nacional de Migración (INM) aseguró en Chia-


pas y Tabasco, en cuatro acciones distintas, a 101 centroame-
ricanos con estancia irregular en el país, y puso a disposición
de la Procuraduría General de Justicia del Estado a un presunto
traficante de personas. En Chiapas, personal adscrito a la Dele-
gación Federal del INM en esa entidad, en coordinación con la
Policía Estatal Fronteriza y Preventiva, detectó a 38 ciudadanos
guatemaltecos en el tramo carretero que va de la cabecera muni-
cipal de Mazatán a la Barra de San José. (INM, 15/5/2013)

11 Asegurar tiene las siguientes acepciones: “I. 1 Hacer que una cosa quede fija o
segura. 2 Afirmar la certeza de algo. 3 Asegurarse de revisar que alguna cosa sea o
esté de determinada manera, hacer lo que corresponda para verificar o confirmar algo;
cerciorarse. II Proteger el valor de un bien o el que puede atribuírsele, mediante la
contratación de un seguro”. (DEM, 2018)

Andamios 403

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Conclusiones y reflexiones finales

El uso de eufemismos constituye un mecanismo fundamental en el


encubrimiento y la legitimación que hace el INM de sus actividades de
control de la migración en tránsito irregular junto con otras estrategias
discursivas y del uso del lenguaje (Torre Cantalapiedra, 2019b). El
ECMC: controlar la migración es proteger a los migrantes, planteado
en este artículo para entender el origen de la plétora de expresiones
metafóricas con uso eufemístico en los discursos del INM, supone una
conceptualización de la realidad vitanda –las actividades de control
del tránsito migratorio irregular: detección, detención, privación de
libertad y retorno forzoso de migrantes– en términos del dominio con-
ceptual de origen –la protección de los migrantes en tránsito: rescatar,
alojar, proteger, retorno asistido, reintegrar–, entre ambos dominios se
establecen correspondencias conceptuales (véase, cuadro 1). Toda esta
reconceptualización tiene el propósito de enmascarar la realidad, lo
que implica:

1) Ocultar la tarea de control de la migración en tránsito que realiza


el INM, por ser considerada poco conveniente para el Instituto. En
particular, se ocultan los procesos de detención y deportación de los
migrantes en tránsito, a través de los cuales se trata a los migrantes de
facto como si se tratase de criminales (se les priva de libertad, impide
el libre tránsito, entre otros). Cabe destacar que la obstrucción de la
realidad generada por el lenguaje eufemístico empleado por el INM es
considerable; en otras palabras, los lectores no sabrán realmente de que
se les está hablando.

2) Tergiversar/falsear la realidad. De este modo los discursos del INM


analizados contienen numerosas argumentaciones que inducen a con-
clusiones erróneas sobre la realidad, a favor de considerar que: i) el
control migratorio es la protección de los migrantes –el mecanismo de
la metáfora se encarga de generar asociaciones entre ambos dominios
conceptuales–, ii) se están realizando plenamente las atribuciones
designadas por la LM (2011) en cuanto al respeto y protección de los
derechos de los migrantes –la apariencia es que la finalidad primordial

404 Andamios

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Uso de eufemismos

de cada actuación del INM es la protección– y iii) en la implemen-


tación de la política migratoria, la protección de los migrantes está
por encima de las consideraciones de soberanía nacional y seguridad
nacional.12
Este disfraz que conforman 1) y 2), impide que los comunicados
ofrezcan una imagen fiel de las políticas migratorias conducidas por el
INM. El Instituto no debe criminalizar discursivamente a los migrantes
con los conceptos, expresiones y palabras que emplea para referirse al
control migratorio, pero al mismo tiempo debe dar cuenta de manera
clara y transparente –sin expresiones eufemísticas– cómo está realizan-
do la gestión migratoria. Pues una imagen distorsionada de la realidad
–en el sentido señalado– favorece que se reproduzca y no se revierta
una situación en la que las migrantes están siendo tratados como cri-
minales en sus “procesos administrativos” y donde sus necesidades de
protección permanecen insatisfechas.
El uso de eufemismos con estos fines de 1) ocultar y 2) tergiversar
coadyuva al posicionamiento de los discursos del INM en la lógica del
«doble lenguaje», y a su vez, al logro de una serie de finalidades adi-
cionales: 3) legitimar y justificar las actuaciones de control migratorio
disfrazadas de actuaciones de protección de los migrantes); 4) mejorar/
preservar la imagen del INM frente a los defensores de los migrantes y
la opinión pública; 5) manipular y confundir a la opinión pública sobre
cuáles y cómo son las actuaciones que se están llevando a cabo respecto
a la migración en tránsito; y 6) “posibilitar” una mayor coherencia entre
las reivindicaciones que el gobierno mexicano hace al estadounidense
en cuanto al trato que se da a los migrantes mexicanos en situación
irregular en aquel país y el trato que se da a los migrantes en tránsito
irregular por México.
Sin embargo, en menoscabo del INM, el uso de eufemismos no
siempre logra sus objetivos e incluso pueden ser contraproducentes
para quienes los usan al servicio de una flagrante e interesada manipu-
lación de la realidad. Como en el conocido caso de los infames daños

12 Esto no quiere decir que todos los comunicados del INM contengan estas expresio-
nes eufemísticas, ni tampoco que en la realidad el Instituto no esté protegiendo a los
migrantes en múltiples ocasiones, por medio de estas u otras actuaciones.

Andamios 405

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Eduardo Torre Cantalapiedra

colaterales y guerra preventiva, varios usos eufemísticos en la LM y el


discurso del INM, y sus funestas consecuencias y oscuras intenciones
han sido evidenciadas por académicos y organizaciones de la sociedad
civil defensoras de los migrantes.
Aunque este trabajo abordó el fenómeno del uso de eufemismos en
los comunicados del INM en un sentido diacrónico, abarcando desde
el año 2013 hasta el año 2018 –periodo posterior a la aprobación de
la LM (2011) y su correspondiente reglamento (2012) bajo el mandato
del presidente Enrique Peña Nieto–, futuras investigaciones podrán
analizar el fenómeno del uso de eufemismos en los discursos del INM
desde una perspectiva de más largo aliento examinando periodos (sexe-
nios) anteriores. Asimismo, resulta interesante analizar los discursos de
la autoridad migratoria bajo el mandato del presidente Andrés Manuel
López Obrador. En los primeros compases la nueva administración
se ha comprometido “a restructurar el instituto desde sus entrañas
mismas para que cambie la visión de no criminalización al migrante
y del respeto irrestricto a sus derechos” (Olga Sánchez Cordero citada
por Martínez, 2018). Solo el paso del tiempo permitirá discernir en
qué medida esta aseveración, que recuerda a la retórica adoptada por
gobiernos anteriores, se convierte en una realidad para los migrantes
en tránsito.
Finalmente, para que los discursos del INM logren sus propósitos
respecto a la ciudadanía es relevante el rol de los medios de comu-
nicación en cuanto a reproducción y divulgación de sus discursos.
Una práctica periodística pasiva y acrítica favorece la divulgación de
los discursos políticos propagandísticos de los actores estatales. En
particular los eufemismos han demostrado una gran capacidad para
“contagiar” el lenguaje periodístico (Hernando, 1990; Grijelmo, 2014);
por lo que futuras investigaciones podrán analizar la manera en que los
medios de comunicación de masas retomaron estos discursos cargados
de expresiones eufemísticas colaborando de manera intencionada o no
en la manipulación de la opinión pública, o, por el contrario, revelaron
el verdadero rostro de la política migratoria de control.

406 Andamios

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Uso de eufemismos

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Fecha de recepción: 21 de junio de 2017


Fecha de aceptación: 24 de septiembre de 2019

412 Andamios Volumen 16, número 41, septiembre-diciembre, 2019, pp. 385 - 412

http://dx.doi.org/10.29092/uacm.v16i41.730
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Cartografías del feminismo mexicano 1970-2000


García, N. N., Millán, M., Pech, C. (Coords). (2018).
Cartografías del feminismo mexicano 1970-2000. México: UACM.

Mariana Berlanga*

Cartografiar quiere decir ubicar, reconocer, dibujar, trazar en un


mapa. Cartografiar un movimiento social, por lo tanto, implica hacer
un ejercicio de reconstrucción, es decir, de reunir la mayor parte de
fichas posibles que nos ayuden a vislumbrar el rompecabezas. El tiempo
y el espacio son importantes, pero hay que ir más allá. Sobre todo, si
tomamos en cuenta que la historia nunca es lineal y que no existen pro-
tagonistas sino actoras múltiples: el territorio del feminismo es sinuoso,
heterogéneo, incluso, contradictorio.
Elaborar estas cartografías implicó, por lo tanto, un arduo trabajo
para reconocer los distintos momentos y las distintas experiencias que
han dado como resultado una serie de transformaciones, de debates
teóricos, de propuestas artísticas y culturales que dan cuenta de la inci-
dencia del feminismo en múltiples dimensiones: la política, la cultural,
la de la vida cotidiana.
Celebro la publicación primera y ahora la segunda edición de
Cartografías del feminismo mexicano 1970-2000. No solamente porque
se trata de un trabajo colectivo que recupera la trayectoria del movi-
miento feminista mexicano durante las últimas tres décadas del siglo
XX, sino porque ese ejercicio de memoria resulta fundamental para el
momento actual.
Recuperar las experiencias de las que da cuenta este libro es crucial
para entender un movimiento que en el último tiempo alcanzó la ma-
sificación, es decir, que sus temas se abrieran al debate público en un
mundo globalizado, interconectado, donde hasta los discursos críticos se
han convertido en un producto de consumo. Que el discurso feminista
haya llegado a una gran cantidad de personas tiene sus riesgos. No es

* Profesora-investigadora de la Academia de Ciencia Política y Administración Urbana,


de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.

Volumen 16, número 41, septiembre-diciembre, 2019, pp. 415 - 418 Andamios 415
Mariana Berlanga

algo que ciegamente tengamos que celebrar. La pregunta es: ¿cómo llega
nuestro mensaje? ¿Qué silencios y qué distorsiones se han instalado en
el camino?
Es un hecho que el movimiento ha logrado una legitimidad insos-
pechada. Ha logrado insertar sus temas en las leyes, en las políticas
públicas, en los noticieros, en el cine y en la literatura, pero eso no
quiere decir que necesariamente se entienda. Tampoco quiere decir que
necesariamente esté incidiendo en la realidad. Basta ver los índices de
violencia. Pero sobre todo, la brutalidad que presentan los asesinatos
de mujeres al mismo tiempo que contamos con las leyes más vanguar-
distas y que pareciera haberse instalado un sentido común que asume
que no está bien discriminar. Desde mi punto de vista, estamos frente
al peligro de que —como dice Raquel Gutierrez— el movimiento sea
descafeinado y pierda su esencia. Estamos en un momento crucial que
hay que observar con atención.
A veces seguimos cayendo en las mismas trampas del pasado. En
el “divide y vencerás”, en la idea de que el Estado nos hará justicia,
en esas discusiones que nos hacen perder el objetivo. Y todo porque
no recuperamos la historia. Porque nos vivimos como si fuéramos las
primeras o las únicas que estamos emprendiendo procesos colectivos.
El problema no es lo que se está produciendo ahora. El problema
es no entender de dónde viene. Lo políticamente correcto puede ser un
problema cuando se descontextualiza, cuando perdemos las coordena-
das. La más profunda crítica puede volverse una fotografía bonita de
Vogue, un producto más de venta.
Cartografías del feminismo mexicano nos ayuda, precisamente,
a situar los debates y las preocupaciones del movimiento feminista a
la luz del contexto en el que surgieron. Reconociendo a las mujeres
que fueron pioneras, que comenzaron a cuestionar lo incuestionable,
que abrieron brecha para que después otras pudiéramos seguir en la
protesta, en el estudio y la enseñanza de los feminismos. Este libro nos
recuerda que hubo otras que trazaron el camino, que nos abrieron paso.
Al leer este libro nos queda claro que hay ya un continum de trabajo
en la denuncia de la violencia, en la reflexión sobre el trabajo domésti-
co, en la aceptación de que existen múltiples formas de sexualidad y de

416 Andamios

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CArtografías del feminismo

afectividad, en la forma de repensar y vivir nuestos cuerpos, por poner


algunos ejemplos.
No, no les hemos copiado ciegamente a las norteamericanas, como
afirma una feminista renombrada. Tenemos nuestra genealogía propia.
Tenemos nuestras reflexiones a la luz del contexto específico en el que
nos ha tocado vivir. Pero sobre todo, tenemos nuestras propias expe-
riencias de organización y de manifestación.
La posibilidad de que ahora podamos asistir a grandes marchas
en la Ciudad de México o en otros puntos del territorio mexicano, en
donde denunciamos los feminicidios, las desapariciones y las amenazas
de secuestro es una consecuencia de todo lo que ya se ha venido moo-
vilizando desde hace décadas.
¿Cuál es el sujeto del feminismo? ¿Cómo se ha construído? ¿Qué en-
tendemos por emancipación? ¿Cuál ha sido el trabajo político que se ha
venido haciendo desde múltiples grupos y organizaciones? ¿Cuáles han
sido los principales debates? ¿Las tensiones? ¿Las dificultades de un
movimiento feminista caracterizado por la pluralidad de voces? ¿Cómo
ha incidido el feminismo en la sociedad, en las leyes, en la organización
sindical, en las formas de vivir la sexualidad? ¿Cuál ha sido el lugar que
el feminismo le ha dado al cuerpo? ¿Cuáles son las relaciones de poder
entre las propias mujeres? Son algunas de las preguntas que este libro
intenta bordear a partir de una recopilación de experiencias.
Fueron mujeres con nombre y apellido las que encabezaron proce-
sos de ruptura con la idea tradicional del ser mujer. Fueron mujeres
de carne y hueso las que comenzaron a hablar de violencia en primera
persona, las que se asumieron lesbianas en un momento en el que ser
homosexual era todavía considerado una enfermedad mental. Fueron
mujeres concretas las que se atrevieron a escribir, a hacer publicaciones
feministas a partir de la dificultad concreta de publicar siendo mujer y
de cuestionar el paradigma dominante. Las que se atrevieron a hablar de
su sexualidad y sus afectos. Las que rompieron las reglas del juego en
todos los sentidos.
El feminismo mexicano, si bien bebió y sigue bebiendo de las teorías
del feminismo estadounidense y europeo, ha construido desde siempre
sus propios marcos de interpretación que, además, se han alimentado
de experiencias múltiples.

Andamios 417

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Mariana Berlanga

Los encuentros feministas, el activismo al interior de la izquierda, la


experiencia en sindicatos, los grupos de auto-reflexion, los proyectos
artísticos, los colectivos, las marchas, las organizaciones no guberna-
mentales, la creación de programas universitarios, las instituciones, los
puestos de poder, la defensa de la autonomía han sido parte de las
experiencias que le han dado vida al movimiento.
Como da cuenta este mismo libro, los estudios feministas llegaron a
la universidad gracias a toda una lucha de varias generaciones de muje-
res que fueron empujando, que fueron instalando la reflexión feminista
en los centros de estudio, entonces reacios a alojar este cuestionamiento
al orden existente. En ese sentido, este libro es una gran aportación al
estudio situado de los feminismos. Para ubicar, para entender y para
lograr ver al movimiento en toda su complejidad.

418 Andamios Volumen 16, número 41, septiembre-diciembre, 2019, pp. 415 - 418

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