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CONSECUENCIAS DE LA I GUERRA MUNDIAL

El 27 DE Octubre de 1918 Alemania consintió en aceptar las negociaciones de paz, Guillermo II debió
entregar el poder, se extendía por toda Alemania una revolución proletaria que fue posteriormente sofocada.
En Europa comenzaron los preparativos para conferencia de Versalles.

En 1919 se reunieron en Versalles los representantes de los países vencedores para preparar el tratado
definitivo de paz. En ese mismo año, Alemania firmó el Tratado de Versalles, por lo que quedaba obligada a
reducir drásticamente su ejército y armamento y a pagar fuertes sanciones económicas como reparación por
los daños cusados a los aliados durante la guerra. Además, Alemania perdió su imperio colonial y numerosos
territorios en Europa.

Tras la derrota de Alemania en la I Guerra Mundial, los vencedores no


llegaban a un acuerdo sobre las reparaciones de guerra que debía pagar la
nación vencida. Los líderes de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia e Italia
celebraron la Conferencia de Paz de París en 1919 y elaboraron el Tratado de
Versalles. Éste imponía a Alemania una serie de medidas restrictivas y
compensatorias que incluían su desmilitarización a gran escala y el pago de
indemnizaciones. Los representantes de la reunión fueron el primer ministro
británico Lloyd George, el ministro de Asuntos Exteriores italiano Giorgio
Sonnino, el jefe de gobierno francés Georges Clemenceau y el presidente de
Estados Unidos Thomas Woodrow Wilson (foto).

A pesar de que todas las naciones confiaban en que los acuerdos alcanzados después del conflicto
restablecerían la paz mundial sobre unas bases estables, las condiciones impuestas promovieron un conflicto
aún más destructivo. Los Imperios Centrales aceptaron los catorce puntos elaborados por el presidente Wilson
como fundamento del armisticio, esperando que los aliados los adoptaran como referencia básica en los
tratados de paz. Sin embargo, la mayor parte de las potencias aliadas acudieron a la Conferencia de Versalles
con la determinación de obtener indemnizaciones en concepto de reparaciones de guerra equivalentes al coste
total de la misma y de repartirse los territorios y posesiones de las naciones derrotadas según acuerdos
secretos. Durante las negociaciones de paz, el presidente Wilson insistió en que la Conferencia de Paz de
París aceptara su programa, pero finalmente desistió de su propósito inicial y se centró en conseguir el apoyo
de los aliados para la formación de la Sociedad de Naciones.

Se puede puntualizar que las principales consecuencias de tan nefasta guerra fueron:

· La muerte de más de 12 millones de personas, equivalente a casi la mitad de los habitantes de


Venezuela, y varios millones de heridos, en su mayoría jóvenes, principalmente de Rusia, Alemania,
Francia y el Reino Unido.
· Las pérdidas materiales fueron enormes se supone que pasó los 186.000 millones de dólares.

· En tan sólo las tres primeras semanas de la guerra, los alemanes perdieron 600.000 hombres.

· El territorio de Turquía se redujo. El imperio austrohúngaro desapareció y dio lugar a cuatro


nuevos Estados: Austria, Checoslovaquia, Hungría y Yugoslavia.

· La Primera Guerra Mundial marcó el fin de la supremacía de las potencias de Europa y fortaleció
la posición de los Estados Unidos y de Japón.

· En casi toda Europa los medios de comunicación, el transporte, los cultivos, los edificios, etc.
quedaron destruidos.

· Todas las pérdidas ocasionaron una disminución de la producción industrial y agrícola. Las
reservas de oro y las inversiones se redujeron, toda Europa entró en una grave crisis económica.

· Por el contrario, la contienda generó un intenso desarrollo de los instrumentos y técnicas de guerra:
fusiles de repetición, ametralladoras, gases asfixiantes dando origen a la guerra biológica y química,
hubo tanques, dirigibles y aviones, también se practicaron los bombardeos a las ciudades. La
artillería multiplicó los calibres, aumentó el alcance y mejoró los métodos de corrección. El
transporte motorizado se generalizó.

· Hubo una intensa participación de la sociedad civil implicándose en operaciones bélicas, de igual
forma participaron instituciones como la Cruz Roja donde la mujer desempeñó una gran labor.

· A pesar de la labor desempeñada por la Cruz Roja, se desataron grandes epidemias de


enfermedades infectocontagiosas.

· La acción de los submarinos alemanes provocó el hundimiento de las naves aliadas


causando un gran número de bajas; al abandonarse el principio por el cual se permitía la
evacuación de las naves civiles antes de su hundimiento. En mayo, un submarino alemán
torpedeó al Lusitania, un vapor de pasajeros británico. Éste se hundió en menos de 20
minutos frente a la costa meridional de Irlanda, y fallecieron 1.198 civiles, entre los que se
encontraban 128 estadounidenses. El incidente estuvo a punto de anticipar la intervención
de Estados Unidos en el conflicto mundial, que se produjo en 1917.

· A pesar de los esfuerzos realizados para provocar la paz mundial con el Tratado de Versalles, las
potencias vencedoras permitieron que se incumplieran algunos de los términos establecidos lo que
provocó el resurgimiento del militarismo y del nacionalismo agresivo de Alemania y de los
desórdenes sociales en gran parte de Europa, agudizó la crisis económica, hubo una fuerte agitación
social y hubo el resurgimiento de movimientos bélicos producto de graves disputas que quedaron sin
resolver.

Consecuencias de la Segunda Guerra: Para el conjunto del conflicto de 1939-1945,


tanto en Europa como en Asia, las cifras de pérdidas humanas son impresionante, las
mayores que una guerra haya producido en toda la historia. En total se calculan 55
millones, 25 millones de cuales era militares y el resto civiles, sin contar 5 millones de
judíos asesinado en el Holocausto ocasionado por los Nazis. Pero esto es sólo una
estimación aproximada , las destrucciones de registros civiles por bombardeos aéreos,
la confusión provocada por los traslados de población –que imposibilita distinguir entre
fallecido y desaparecidos- y la pérdida de parte de la documentación han impedido un
mayor acercamiento a la cifra real de los muertos.

Alemania 8.000.000
Checoslovaquia 6.700
China 2.000.000
EE.UU. 405.399
Francia 600.000
Inglaterra 300.000
Japón 2.000.000
Polonia 6.000.000
URSS 22.000.000
Yugoslavia 1.500.000

A pesar de su falta de precisión, estas cifras aproximadas proporcionan una idea de la


sangría demográfica que significó la Segunda Guerra Mundial, con un descenso
poblacional casi cuatro veces mayor que el ocasionado por la de 1914-1918. Esta
diferencia se explica por la considerable extensión del teatro de operaciones bélicas y
por la implicación directa de toda la población en la guerra como efecto de los
bombardeos aéreos. Todo ello agravado porque algunos países (Japón y la URSS
principalmente) no respetaban la Convención de Ginebra de 1864 sobre prisioneros de
guerra, y por las políticas racistas de exterminio sistemático llevadas a cabo por el
Tercer Reich.

A estas cifras se deben añadir 35 millones de heridos y 3 millones de desaparecidos,


así como las víctimas de la sub alimentación que sufrían de enfermedades como la
tuberculosis y el raquitismo. Además, esa hecatombe demográfica tendría
consecuencias a largo plazo; en las pirámides de edades correspondientes países como
la Unión Soviética, Polonia, Yugoslavia y Alemania, se puede observar un desequilibrio
en los indicadores de edad y sexo, que representa un notable descenso de la población
activa que afectó de manera inmediata la reconstrucción de esos países y años
después impactaría sobre el comportamiento del índice de natalidad.

Al final de la guerra se planteaba en Europa el problema de las personas desplazadas a


causa de las vicisitudes de la guerra. En tanto que millones de hombres y mujeres
vagaban de un punto a otro del Continente, ex prisioneros de los campos de
concentración nazis que trataban de volver a sus respectivos países, ex
colaboracionistas que esperaban escapar a las represalias y los castigos y, sobre todo,
¡ millones de personas que abandonaban los territorios anexionados por los
vencedores. Unos 10 millones de alemanes sin recursos expulsados de Polonia, de
Checoslovaquia o de Hungría, fueron transportados a una Alemania que había perdido
25% de su territorio, mientras que cerca de dos millones de checos y eslovacos
ocupaban los territorios abandonados por los alemanes. En Austria apenas si fueron
dejados en sus hogares los descendientes de colonos alemanes.

En la región del Báltico, la suerte más cruel la sufrieron los letones, estonios y lituanos,
quienes, deportados a campos de trabajo alemanes durante la guerra, al terminar ésta
fueron llevados a Rusia al tiempo que su territorio era ocupado por colonos rusos.
Siglos de lentos procesos demográficos fueron barridos en pocos meses; el mapa
desplazamiento de etnográfico de Europa central y oriental fijado desde la Edad Media
fue radicalmente remodelado.

Pérdidas materiales y financieras: El panorama de las destrucciones materiales era


también desolador; numerosas viviendas y otras construcciones fueron destruidas. Las
comunicaciones (puertos, ferrocarriles, puentes y viaductos) y las grandes ciudades
sufrieron los daños mayores. Alemania perdió 20% de sus viviendas y Gran Bretaña
9%, a causa de los bombardeos que afectaron también numerosas fábricas. En
Francia, Italia y Alemania, aparte de ciertos sectores como el de la siderurgia, las
instalaciones industriales habían sufrido menores daños; en las naciones de tradición
industrial lo que impediría la recuperación sería la falta de materias primas y recursos
financieros.

Pero fue en la Europa oriental donde las destrucciones alcanzaron mayor magnitud: en
la Unión Soviética 17.000 ciudades y 70.000 pueblos fueron arrasados y, en conjunto,
este país perdió más de 20% de su potencial industrial e incalculables daños en la
agricultura y la ganadería. Polonia quedó arruinada, casi no quedaba edificio en pie,
había perdido más de un tercio de su capacidad de producción y se encontraba al
borde de la hambruna. En Yugoslavia, pueblos y campos quedaron destruidos y el país
había perdido aproximadamente 38% de su capacidad productiva.

En el aspecto financiero, los gastos de guerra y las muy pesadas exacciones


monetarias impuestas por los alemanes en los países ocupados, particularmente en
Francia, agravaron el déficit presupuestario y desencadenaron la inflación. Además, al
finalizar la guerra apareció una gran masa de billetes atesorados durante el conflicto,
cuya puesta en circulación constituyó otro factor inflacionario. Todo esto hacía
inevitables las devaluaciones de las monedas, sobre todo en los países menos
desarrollados como Hungría y Grecia.

Algunas consecuencias favorables. Sin embargo, la guerra tuvo en algunos países,


junto a efectos catastróficos, otras consecuencias de carácter favorable. La Unión
Soviética es el mejor ejemplo; aunque sufrió pérdidas humanas y materiales en mayor
medida que los demás países europeos, al final pudo ampliar notablemente su
territorio. Además, ante la invasión alemana, el traslado de las fábricas soviéticas de la
zona europea a las regiones situadas al este de los montes Urales, sentó la primera
piedra del desarrollo industrial del Asia soviética. Asímismo, la ocupación militar y el
traslado de fábricas de Alemania y de otros países después de 1945, significaron para
la URSS una oportunidad única para establecer un control político y económico sobre
Europa oriental y sudoriental, mismo que constituyó la base de su política hegemónica
frente a Occidente. Otros países que salieron fortalecidos económicamente de la guerra
fueron Estados Unidos y los que pudieron mantener su neutralidad, como Suecia, Suiza
y los países de la Cornrnonwealth.
Efectos psicológicos y morales: Aparte de las destrucciones materiales y los
desplazamientos de población, la guerra trajo consigo la ruina psicológica y moral,
ocasionada por varios motivos: la utilización sistemática de la tortura por la Gestapo,
la dominación de dictaduras militares y policíacas, la acentuación de los antagonismos
de clases, la lucha enconada entre colaboracionistas y miembros de la resistencia. Otro
elemento negativo en este sentido fue la creación de hábitos de violencia y pillaje que
trastornaron incluso el orden interno en países que antes se habían destacado por el
respeto a las leyes y a los derechos individuales.

Pero el extremo de la ruina moral y psicológica estaba en los campos de exterminio


nazis, descubiertos tras la derrota alemana y la liberación de las naciones ocupadas.
Se trataba de campos de concentración donde se llevaban a cabo los increíbles
programas de exterminio del régimen nazi, “fábricas de la muerte” en las que se
intentó la “solución final del problema judío” y se eliminaba también a los opositores
políticos del nazismo, al tiempo que se ensayaban experimentos de esterilización y de
eliminación de personas con defectos físicos o retraso mental, con miras a alcanzar la
"pureza étnica” preconizada por las filosofías racistas alemanas.

Aparte de la terrible huella dejada en los supervivientes de los campos de


concentración, el conocimiento de aquellas atrocidades provocó un verdadero trauma
moral en la conciencia humana ante el hecho inexplicable e injustificable de que una
barbarie tal se hubiera podido desarrollar en el mundo civilizado del siglo XX. Pero la
humanidad todavía había de presenciar azorada otra barbarie más cuando, en el mes
de agosto siguiente, las bombas atómicas estadounidenses convirtieron en un
verdadero infierno las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, provocando en
ambas la muerte instantánea de cerca de 120 000 personas civiles y dejando una
espantosa secuela de radiación nuclear que continuaría cobrando víctimas mortales por
muchos años más.

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