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ENGLANDs TREASURE Forraign Trade. OR, The Ballance of our Forraign Trade 1s The Rule of our Treafure. Wruten by Tuomas Mun of Lond. Merchant, * And now publifbed for the Commun gond by bs Son Joun Mun of Bearfted in the Cont- tof Kent, Efquire. Al muy honorable THOMAS, Conve DE Sourn-Hampton ord Tesorero de Inglaterra, Lord Guardién de New Forrest, Caballero de la muy Noble Orden de la Jarretera y uno de los honorabilisimos consejeros privados de Su Ma- jestad. ior, Presento a vuestra Excelencia el siguiente Tratado, como su mis adecuado patrono; a quien, por virtud de su gran in- jad (sin duda alguna la més grande de este Reino) se ha ado la administracién del tesoro de Su Majestad y el me- nto de sus rentas, lo del Tratado (La Riqueza de Inglaterra por el Comercio Exterior), habla por si solo, el tema (de naturaleza citaros a su lectura; pero el asunto Excelencia, Este tratado me fué dejado por mi padre como igado, motivo por el cual no puedo menos de estimarlo auna de mis mis valiosas pertenencias y como tal Jo de- » a yuestra Excelencia, mpo mi padre fué famoso entre los comereian- mio bien conocido entre los hombres de empresa, por experiencia en los negocios y por su notable perspi- 51 cacia para el comercio; pero no fué menos destacado por su ealtad a su principe y por su celo por la repiblica, y las gra- yes disertaciones de tales hombres por lo comin no gon im- produetivas. i Someto este Tratado al juicio de vuestra Excelencia y pido su perdén por las faltas que contenga. Soy, Seitor, Su més fiel y obediente servidor, Joun Mon. 52 LA RIQUEZA DE INGLATERRA POR EL COMERCIO EXTERIOR Hijo mio, en una disertacién anterior he tratado, segiin mi manera, de enseitarte brevemente dos cosas: la primera es la piedad, cémo temer a Dios acertadamente, de acuerdo con sus obras y palabras; la segunda es la Politica, es decir, cbmo amar y servir a la Patria, instruyéndote en los deberes y con- ducta en varias projesiones, que a veces dirigen, a veces ejecutan los asuntos de la repitblica; en la cual, algunas cosas tienden especialmente a conservarla y otras son mds pro- pias para engrandecerla; hablaré ahora del dinero, que sirve indiferentemente a ambos de estos acertados fines. En conse- cuencia, seguiré este orden: primero explicaré los medios ge- nerales por los cuales un reino puede enriquecerse, y después continuaré con el estudio de los métodos partic cuales se acostumbra abastecer el tesoro de los prinsipes. Pero, primero que todo, expondré algo acerca del comerciante, por- que éste debe ser el agente principal de esta gran empresa. Cariroro I Cualidades que se requieren en un perfecto mercader dedicado al comercio exterior El amor y el servicio de nuestra patria consiste, no tanto en el conocimiento de aquellas funciones que deben desempe- fiar otros, como en la diestra ejecucién de aquelle que hace- 53 mos nosotros y, en consecuencia (hijo mio), ahora es oportu- no que te diga algo acerca del comerciante, que espero que a su cone sa may te tempo seri tu profesién. Sin embargo, aqui bie conocer as obi expongo mis pensamientos despojados de toda cio oe enc. AmbiciOn, aunque te coloco en un lugar de posidenes, ef tan alta estimacién, porque el comerciante fiense igorer too eS justamente Hamado el administrador del pa- tebe de seats trimonia del reino, por medio del comercio con otras naciones; obra de no menor reputacién que confianza, y que debe ser desempefiada con gran destreza y conciencia, para que el provecho privado pueda siompro ‘ucompaiiarse con el bien pablico, y a fin de que la nobleza d3 esta profesién pueda mejor despertar tus deseos y esfuerz08 para obtener aquellas habilidades que puedan hacer més efi ‘caz su prictica, expondré brevemente las cualidades sobresa lientes que se requieren en un perfecto comerciante. 1. El comerciante debe ser un buen escribano, un buen aritmético y un buen contador, para Hevar bien la noble regla del Debe y el Haber, que se usa solamente entre comercian- tes, asi como para ser un experto en la disposicién y forma de los contratos de jletamento, conocimientos de embarque, fac- turas, contratos, letras de cambio y pélizas de seguros. 2. Debe conocer las medidas, pesos y monedas de todos los paises extranjeros, especialmente de aquellos con los ens Jes tenemos comercio, y las monedas no sdlo por sus dife- rentes denominaciones sino también por sus valores intrinse- cos, por su peso y ley, comparado con el patron de este reino, sin lo cual no podra dirigir bien sus asuntos. 3. Debe conocer las aduanas, peajes, impuestos, tribue tos, manejos y otras cargas existentes sobre toda clase de mer 54 exportadas o importadas a y de los dichos pafses ex: tranjeros, 4. Debe saber qué diferentes productos abundan en eada pais y de qué mercancfas earezean, y emo y por quién son provistos de ellos. 5. Debe entender y ser un observador euidadoso del tipo cambio de las letras, de un estado a otro, para que de esa ra pueda dirigir mejor sus asuntos y enviar y recibir sus .das con las mayores ventajas posibles, 6. Debe saber qué mereancias estin prohibidas a la ex- Portacién o importacién en dichos paises extranjeros, no sea que, de otra manera, incurra en gran peligro y pérdidas en ell arreglo de sus asuntos. 7. Debe saber de acuerdo con qué tarifas y condiciones ves y asegurar sus riesgos de un pais a otro, y estar terado de las leyes, reglas y costumhres de los asuntos ros, tanto de las de aqui como las de allende los mares, muchos accidentes que pueden suceder, po: el dafio 0 de las naves o de las mereanefas, o de ambas. sus 8. Debe tener conocimiento de la bondad y Je los pre- fos de todos los diferentes materiales que se requieren para s, como también de los méstiles, guarni- artilleria, vituallas, municiones y provisiones to con los salarios acostumbrados de los oficiales y marineros, todo lo cual inte-esa al co- puesto que es el propietario de la nave. 9. Debe (por las diversas ocasiones que se presentan a en la compra y venta de una y otra mercaneia) tener co- 55 acciones y medios por los cuales se enriquece 0 se empo- rece una repiiblica, cuando en realidad esto sélo se logra por | misterio de su oficio, como lo demostraré abundantemente que sigue. Es verdad, sin duda alguna, que muchos nereaderes encuentran que se da menos estimulo « su profe- n aqui en Inglaterra que en otros paises y no viéndose tan ados como lo require su noble profesin y de acuerdo la gran consecuencia de esto, no se afanan, por lo consi- ¢, por aleanzar la perfeocién de su profesion, ni es prac- ticada por la nobleza de este reino, como lo es en otros esta- dos, de padres a hijos a través de generaciones, para el gran incremento de su riqueza y el sostenimien- . Razdn es esta por 0 desapasionado, si no perfecto, de todo género de mercancias o efectos, pues debe ser, por decirlo asi, un hom- bre de toda clase de ocupaciones y oficios. 10, Debe Negar a ser, por sus viajes frecuentes por mar, competente en el arte de la navegacién. 11. Supuesto que es viajero y a veces reside en paises ex- tranjeros, debe Iegar a hablar diversas lenguas y debe ser un observador atento de las rentas y gastos ordinarios de los prin- cipes extranjeros, asi como de su poder en mar y tierra, de sus leyes, aduanas, politica, costumbres, rel: oficios y otras cosas semejantes, para estar en condiciones de dar cuenta de ello en cualquiera ocasién para el bien de su pais. Hay mis hone y provecko em una ade 3 de lebercos: gue ie 12. Por iiltimo, aunque no es necesario que tal comer~ ti tna nn henge, 1 cual el recuerdo de nuestros més ricos co- ciante sea un erudito, sin embargo se requiere (cuando me- la que se desperd tes se extingue siibitamente, y al que: tide’ ve" # dar el hijo rico, desdefia la profesién de su padre coneeptuando mas honroso ser un caba- nque sélo sea de nombre, que consume su hacienda en ra ignorancia y en excesos, que seguir los pasos de su como laborioso comerciante a fin de conserva: y aumen- nos) que en su juventud aprenda la lengua latina, que Jo ha- ilitara grandemente en todo el resto de sus empeiios. De esta manera te he mostrado brevemente un modelo para tu diligencia, el comerciante y sus excelencias, que en verdad son tales y tantas que no encuentro otra profesién que Heve a un conocimiento mas universal, y no puede negarse stra igualmente en el excelente go- se refiere ; Carituto IT tados donde los comerciantes son menos estima- embargo, se emplea frecuentemente su destreza y co- mto por los que ocupan los puestos més altos de la |. En consecuencia, es un act imitada temeridad el de algunos, que descalifican mis juicios y consejos, aun en Medios para enriquecer este reino y para incrementar su tesoro Aunque un reino puede sor enriquecido por presentes re- bidos 0 por rentas tomadas de algunas otras naciones, sin argo, esto es incierto y de pequefia importancia cuando 57 revelar eudnto ganamos o perdemos en el comercio con las jones extranjeras. Pero primero diré algo concerniente a los medios y métodos que incrementarin nuestas expor- sy disminuirdn nuestras importaciones de mercancias, vex hecho Jo cual presentaré algunos otros argumentos, lunto afirmativos como negativos, para fortalecer lo que aqui se sostiene y asi demostrar que cualquier otro medio de los que © supone que enriquecen al reino con tesoro, son del ocurre. Los medios ordinarios, por tanto, para aumentar nues- tra riqueza y tesoro son por el comercio exterior, por lo que debemos siempre observar esta regla: vender més anualmente a los extranjeros en valor de Jo que consumimos de ellos. Supongamos que cuando este reino esta abundantemente abastecido con telas, plomo, quincalla, hierro, peseado y otros productos nati- vos, exportemos anualmente el excedente a pafses extranjeros hasta el valor de dos millones e suficientes y puramente falacias. por este medio estamos en pos y traer mercancias extranjeras para nuestro uso y consumo hasta el valor de dos millones de libras esterlinas, Conser- vando este orden rigidamente en: ercio, podemos, estar seguros de que el reino se enriquecerd anualmente con doscientas mil libras esterlinas, que se nos deben traer en otro tanto de tesoro, porque Ia parte de nuestro patrimonio que no nos sea devuelta en mereaderias debe necesariamente regresar en dinero. Cariruro III rbitrios y medios particulares para incrementar la exportactén de nuestras mercancias y para disminuir nuestro consumo de efectos extranjeros La renta o patrimonio de un reino por la cual es provisto efectos extranjeros es bien natural o bien artificial, La 1i- natural lo es solamente en tanto que puede substraerse de o propio uso y necesidades para exportarse al extranje- al consiste en el trueque de nuestras manufactu- nefas extranjeras, acerca de lo cual expondré al- lles que puedan servir para el esunto de que nos viene a suceder con los haberes del reino s anuales de renta y dos mil libras nas de dinero efectivo en sus cofres. Si este hombre, por. guna manera estorben la renta actual de otras tierras abo- Wlas, sino que de esta manera nos abasteceremos y evitare- las importaciones de céiiamo, lino, cordeleri jas otras cosas que ahora obtenemos de los extranjeros, para ro gran empobrecimiento. nas per annum, regla que nunca falla, asimismo, en la rept blica, salvo en algunos casos (de no gran importancia) qué explicaré més adelante cuando muestre por quién y de q manera esta balanza de las cuentas del reino debe hacerse anualmente, 0 tan frecuentemente como convenga al ¢s 58 59 2. Podemos igualmente disminuir nuestras importacio- nes si nos refrenamos sobriamente del consumo excesivo de efectos extranjeros en nuestra dieta y vestidos, que con tan frecuentes cambios de costumbres en uso resulta un aumento de desperdicio y carga, vicios que en la actualidad son més notables en nosotros que en épocas pasadas, Sin embargo, pueden ficilmente corregirse obligando a la observancia de tan buenas leyes como las que se observan estrictamente en ‘otros pases, en contra de los excesos mencionados, en los que, ordenando igualmente que sus propias manufacturas deben usarse, evitan la aparicién de otras, sin probibicién o agravio ‘a los extranjeros en su comercio mutuo. 3, En nuestras exportaciones no solamente debemos aten: der a nuestros sobrantes, sino también debemos tomar en con: sideracién las necesidades de nuestros vecinos, por lo que s¢ refiere a los efectos que no quieran recibir 0 de que no pue- dan ser provistos de ninguna otra parte; asi estaremos en posibilidad (ademas de dar salida a nuestras materias) de ganar otro tanto por su manufactura, puesto que podemos y también debemos venderlas caras, hasta que el pre: cio alto no ocasione una menor salida en cantidad. Pero el sobrante de nuestras mercancias que los extranjeros usan y in puedan obtener de otras naciones, con pocos tes, puede reducir su salida por el. uso de mers cancias de igual clase de otros Iugares; en este caso debemos esforzarnos por vender tan barato como nos sea posible, mejor que perder el mercado de tales efectos, ya que hemos en- contrado, por la buena experiencia de los iiltimos afios, que estando en posibilidad de vender nuestras telas baratas en ‘Turquia, hemos aumentado grandemente su salida, y los vene- 60 cianos han perdido mucho en su mercado de las suyas en eso paises, porque son més caras. Por otra parte, hace pacos afios, cuando por el precio excesivo de nuestras lanas nuestras telas estuvieron demasiado caras, perdimos cuando menos la mitad de nuestras telas manufacturadas para los paises extranjeros, que desde que no es de esta manera se han (casi) recobrado por la gran baja del precio de las lanas y las te- las, Encontramos que veinticineo por ciento menos en el precio de estas y de otras mer- fonen menos nus caneias, con pérdida para las rentas de los ne particulares, puede elevar al cincuenta por ciento la cantidad exportada, para beneficio del piblico. Por- ie, cuando Ia tela es cara, otras naciones las manufacturan 0s que no tienen ni destreza ni materias primas para hacerlas; pero cuando por la baja del precio los echamos fue- sta actividad y asf, con el tiempo, obtenemas nuestro precio alto de nuevo, entonces también usan su remedio ante- rior, de tal manera que por estas alternativas aprendemos que ‘es en vano esperar una renta mayor de nuestros efectos de lo que lo permiten sus condiciones, sino que més bien nos im- porta aplicar nuestros esfuerzos en estas ocasiones con cui- y diligencia, para favorecernos lo mejor que podamos, ndo nuestras telas y otras manufacturas sin dolo, lo que jumentaré su estimacién y uso. 4. El valor de nuestras exportaciones puede subir mu- wualmente, cuando las Hevemos a cabo nosotros mismos '8 propios barcos, porque entonces ganamos no sola- mente el precio de nuestros efectos en lo que valen aqui, sino también la ganancia del comerciante, los gastos de seguros y del flete de transporte maritimo. Asi, por ejemplo, si los 61 comerciantes italianos vienen aqui en sus propias naves a sacar nuestro grano, nuestros arenques ahumados y otros productos semejantes, en este caso el reino tendra ordinariamente sélo 25 chelines por arroba de trigo y 20 chelines por barril de arenques ahumados, mientras que si nosotros transportamos estas mercancias a Italia por los precios mencionados, es pro- bable que obtengamos cincuenta chelines por el primero y euarenta por el iltimo, lo que es una gran diferencia en las ventas 0 salidas de las existencias del reino y, aunque es verdad que el comereio debe ser libre para los extranjeros para que traigan y leven lo que gusten, con todo, aun asf, en algunos lugares la exportacién de vituallas y municiones es, ya sea prohibida o cuando menos limitada, para que la practiquen tini- camente el pueblo y las naves de los lugares donde se pro- ducen, 5. El gasto frugal de nuestra riqueza natural puede, igualmente, aumentar mucho anualmente lo que es suscepti- ble de exportarse y si en nuestro propio vestido somos despile farradores, sedmoslo, a lo menos, con nuestras propias materias primas y manufacturas, como telas, encajes, bordados, calados y otros semejantes, en los que el exceso del rico puede ser el empleo del pobre, cuyos trabajos, serian, sin embargo, mas provechosos para Ia repiblica si fueran hechos para el consue mo de los extranjeros. 6. La pesca en los mares de Su Majestad en Inglaterra, Escocia e Irlanda, es nuestra riqueza natural y tinicamente cos: tard trabajo, que los holandeses emplean de buen grado, obte- niendo un gran provecho anual para si mismos y abasteciendo muchos paises de la cristiandad con nuestra pesca, por lo cual son recompensados y satisfacen sus necesidades tanto de efec- 62 extranjeros como de dinero, ademés de la multitud de ma- 8 Y naves que de esta manera se sostienen, acerca de lo cual podria hacerse una extensa disertacion para explicar el manejo particular de este importante negocio. También nues- tros criaderos de peces en Nueva Inglaterra, Virginie, Croen- tundia, las Islas Summer y Terranova son de naturaleza seme- jante, y proporcionan mucha riqueza y ocupacién para sostener tun gran nimero de pobres y para aumentar nuestro declinan- te comercio. 7, Un mercado o almacén para maiz, afil, especias, seda ws hon fect CFuda, aldogén en rama del extranjer o cual ¥ demos Eom quier otro articulo de cualquier clase que se ; importe, y exportindolos de nuevo a donde n solicitados, aumentara la nayegaciGn, el comerco, la ri- wera y los derechos aduanales del rey; movimiento de co- cio que ha sido el principal medio del progreso ce Vene- Génova, los Paises Bajos y algunos otros, y para este pésito Inglaterra esta situada holgadamente, sin necesitar ra llegar a buen fin esta actuacién mas que su diligencia y 8. También debemos estimar y fomentar aquellos tré- que tenemos en paises remotos o distantes, puesto que is del aumento que trae en Ja navegaci ws, también los efectos enviados alla y recibidos de alli mucho mis productivos para el reino que nuestro tréfico ano y a la mano, Como ejemplo supongamos que la pi- valga aqui dos chelines Ja libra permanentemente; si Honces fuera Hevada por los holandeses a Amsterdam, el co- weiante puede pagar alli yeinte peniques por la libra y tener 63 buena ganancia en Ia transaccién; pero si trae esta pimienta de las Indias Orientales, no debe dar mas de tres peniques a lo sumo por libra, lo que es una gran ganare Indies Orenaes es cia, no sélo en la parle que empleamos see mccies tae Ruestro propio consumo, sino también de ‘fo peract Reycona gran cantidad que transportamos (de aqui) pee el wise. snualmente a otras diversas naciones para Yeu derlas a un precio més alto. Por este medio aparece con t la felicidad piblicas. Tampoco hay menor honor miento en enriquecerse (de esta manera) con las as de otras naciones, que por un aumento laborioso 10s propios recursos, especialmente cuando estos til- ‘ogresan por el beneficio de Jos antes mencionados, s descubierto en las Indias Orientales, por la venta Je nuestra quincalla, telas, plomo y otros efectos, la la de los cuales de dia en dia aumenta en aquellos paises no consumian nuestros productos. Bl wifico con tos 9, Seré mny provechoso exportar dinero asi como mer- 3 pues haciéndose esto en intercambio solaniente, au- nuestra riqueza; pero acerea de esto escribo mis ex- jente en el proximo capitulo, a fin de demost:arlo ple- de lax mer indias que Tas Indies mismes. reino no pague por esta pimienta mas de To que se ha supue antes, como por ninguna otra mereaneia comprada en ¢0 Dhancign ene tg 28 extranjeras mis de lo que el extranj icouncias de reine Yecibe de nosotros por la misma, sin emb ¥ las de los comer 10. Seria buena politiea y de resultados prevechosos do el permitir que las manufacturas fabrieadas eon extranjeros, como terciopelos y varias otras como panas, sedas torcidas y otros productos seme- res de el comerciante paga, no solamente ese sino también fletes, seguros, derechos aduanas y otras cargas que son muy elevadas en estos k pero no obstante todo esto, en la cuenta del reino verifican ajustes entre nosotros mismos sin sacrificio del p trimonio del reino, que bien considerado, con el apoyo tamb de nuestros articulos de comercio en nuestros mejores em ques a Italia, Francia, Turquia, los Paises Orientales y o' comareas, el transportar y dar salida a los efectos que trae anualmente de les Indias Orientales puede muy bien estin lar nuestros mayores esfuerzos para sostener y engran este grande y noble negocio, que tanto interesa a la riquezay 64 varia (con este propésito) que se introdujeran mas terias primas extranjeras, con el mejoramiento consiguien- mpuestos adaanales de Su Majestad. Recordaré table de nuestra manufactura de tejidos y amente de seda en bruto extranjera, que de de 300 personas en la ciudad y suburbios de Lon- sente da ocupacién a mas de 1,400 iad. Yes cierto que si dichos articulos extranjeros pu- jeran exportarse do aqui libres de impuesto aduanal, esta manufactura aumentaria mucho todavia, decreciendo con la misma rapidez en Italia y on los Paises Bajos; pero si cual- quiera alegara el proverbio holandés “rive y deja que los de- mds viven", contestaria que los holandeses, a pesar de su pro- pio proverbio, no solamente en estos reinos sino también en otros paises extranjeros en que practicamos el comercio (y donde tienen poder), usurpan nuestros medios de vida y nos obstruecionan y destruyen nuestra manera legal de vivir, qui- tindonos asi el pan de todos los dias, lo que nunca evitaremos arrancindoles el bocado de la boca como hemos hecho muchos de nosotros en los iiltimos afios, con gran perjuicio y deshon- ra de esta famosa nacién, cuando debiéramos mas bien imitar los tiempos antiguos tomando medidas sobrias y dignas, que fueran més agradables a Dios y mis apropiadas a nuestra an- tigua reputacién. los nacio- 11. También es necesario no cargar los a nales con impuestos aduanales demasiado altos a fin de que, encareciéndolos para el consumo extranjero, no vayamos a es. torbar su venta, Especialmente deben favorecerse los articulos extranjeros que se traen para ser transportados nuevamente, pues de otra manera esa clase de tréfico (tan importante para el bien de la repiblica) no puede prosperar ni subsistir, Pero el consumo de estos articulos extranjeros en el Dominio puede gravarse més, resultando en provecho para el pais y para la balanza de comercio y permitiendo asi también al rey guardar més de los ingresos anuales; acerca de este par- ticular me propongo escribir con més extensién en lugar ade- 66 cuado, donde demostraré cuinto dinero puede atesorar conve- nientemente un principe, sin perjuicio de sus sibdites. 12, Por filtimo, en todas las cosas debemos de tratar de sacar todas las ventajas posibles, ya se trate de cosas natura- les 0 artificiales y puesto que la gente que vive de les oficios es mucho mas numerosa que los que son duefios de les frutos, debemos lo mis cuidadosamente posible sostener esos esfuer- zos de la multitud, en los que consiste el mayor vigor y riqueza tanto del rey como del reino, puesto que donde la poblacién es numerosa y las manufacturas buenas, el comercio debe ser grande yel pais rico. Los italianos emplean un mayor nimero de gente y obtienen mas dinero por su industria y manufac- turas de sedas brutas del reino de Sicilia, de lo que el rey de Espafia y sus stibditos tienen de las rentas de estas ricas mer- cancfas; pero para qué necesitamos traer ejemplos de lejos cuando sabemos que nuestros propios productos naturales no nos producen tanto beneficio como nuestras indusirias? Es por esto por lo que el mineral de hierro en las minas no es de gran valor cuando se le compara con el empleo y veniaja que da el excavarlo, ensayarlo, transportarlo, comprarlo, vender- lo, fundirlo en cafiones, mosquetes y muchos otros insirumen- tos de guerra, ofensivos y defensivos; forjarlo en anclas, ce- rrojos, aleayatas, clavos y otras cosas semojantes pare el uso de embareaciones, casas, carros, coches, arados y otros instru: mentos de labranza. Compérese nuestro vellén con nuestras telas que requieren la trasquila, el lavado, el cardado, el hi- Indo, el tejido, el bataneo, el tefiido, el aderezo y otros arre- glos, y encontraremos que estas manufacturas son mis pro- Vechosas que la riqueza natural, de lo cual podria mencionar otros ejemplos, pero no seré mis tedioso, pues si me extendie- 67 de lo que ya era antes, de tal manera que dicho incremento d . is esterlinas se empleen en Turquia en sedas sin labrar mercancias importadas por medio de nuestro dinero efecti traidas aqui para después ser transportadas a Francia, remitido al exterior, como se asienta antes, a fin de cuen s Bajos 0 Alemania: el comerciante tendra buena viene a ser una exportacién a nuestro favor, de mucho may pancia aunque lo yenda en esos lugares solamente en ciento valor del que tenia nuestro dinero, lo que se demuestra por lo libras esterlinas y asf, considerando los viajes en tres diferentes ejemplos siguientes: to, en su término medio, el dinero exportado nos sera uelto més que triplicado, Pero si alguien objetare afin que jas ganancias las obtendremos en articulos y no realmente ero, como se le did salida, la contestacién (sostenien- 1. Supongamos que se envien en nuestros navios 100,004 libras esterlinas a los Paises Orientales para comprar en cien mil arrobas de trigo y transportarlo a bordo de nuestra nayios, el cual, traido después a Inglaterra y almacenado pit exportarlo en el momento més oportuno para venderlo Espaiia 0 en Italia, no puede producir menos en esos lu, manera de comerciar con dinero efectivo como se de doscientas mil libras, para provecho del comerciante, of antes, no es posible entonces sino que toda la diferencia Jo que vemos que por medio de esta maniobra el reino ha deba devolvérsenos ya sea en dinero o en aquellos plicado su riqueza. que debamos exportar nuevamente, lo que, como ya mostrado convincentemente, seré aun un medio més le aumentar nuestra riqueza. ‘que sucede con el patrimonio del reino como con la de un particular, que teniendo almacén de articulos © y que nuestra exportacién sea aumenteda tanto 2, Una vex més, este provecho seré mucho mis cuando trafiquemos de esta manera con pafses remotos, cong por ejemplo, si enviamos cien mil libras esterlinas a las Ind Orientales para comprar alli pimienta y traerla ack y de ‘ j r eee embargo que no se arriesgard o traficard con su enviarla a aor arene Se ae na s esto seria ridiculo), sino que también lo convierte Et comercio com tue 2 p mercaneias, con lo que multiplica su dinero y asi, por un 2s cetirs or resin ¢ las xccaivas cargas que Jog 10 y ordenado cambio de uno a otra, se enriquece fe pein, ur ae Pee ene alee Poa ‘cuando Je conviene convierte todas sus propie- salarios, vituallas, seguros, intereses, deres les en tesoros, porque los que tienen mer- no padecerdn falta de dinero. aduanales, impuestos y otros semejantes, todos los cuales, Tampoco se dice que el dinero es la vida embargo, van a dar al rey y al reino. nercio, como si no pudiera subsistir sin él, supuesto que intercambio por medio del true- eo cambio, cuando existia poco dinero en movimiento en 3. Pero cuando los viajes son cortos y los-articulos sos y, por lo tanto, no se emplea mucho en transporte, ganancias serin mucho menores, como cuando otras cien 70 7 Capiruto V El comercio exterior es el tinico medio de mejorar el precio de nuestras tierras Es un aserto comin que la abundancia o la escasez de dinero hace a todas las cosas caras, 0 buenas, 0 baratas; y este dinero es ya sea ganado o perdido en el comercio exterior por él exceso 0 defecto del saldo del mismo, como ya lo he ex- puesto. Ahora falta que distinga la aparente abundancia de dinero de la que es sustancial y capaz de desempefiar el tra- bajo, pues hay varios métodos y maneras por los cuales procu- rar la abundancia de dinero en un reino, los cuales no lo enri- quecen sino que mas bien lo empobrecen, por los diversos in- convenientes que siempre acompafian tales alteraciones. Primeramente, si fundimos nuestras vajillas de plata u oro para convertirlas en moneda (lo que no es apropiado a la ma jestad de tan gran reino, excepto’en casos de gran necesidad), produciré abundancia de dinero por cierto tiempo; sin embargo, no seremos mis ricos sino que mis bien alterindose asi esta riqueza, se le hace mis apta para ser sacada del reino, si excedemos nuestras posibilidades por demasia de mercancias extranjeras, 0 sostenemos una guerra por mar o tierra, en la cual no alimentemos ni vistamos a nuestros sol- dados ni abastezcamos al ejército con nuestras provisiones lo- cales, trastornos con los cuales nuestro tesoro se extinguird pronto. Por otra parte, si pensamos almacenar dinero tolerando que circulen monedas extranjeras a tipos mas altos que su va- lor intrinseco comparado con nuestra moneda legal, adulte- rando 0 eneareciendo nuestro propio dinero, todo esto tiene varios inconvenientes y dificultades (que més adelante expli- 6 caré); pero admitiendo que de esta manera puede traerse al reino una gran cantidad de dinero, sin embargo, no seriamos mis ricos ni semejante capital asi obtenido puede durarnos, supuesto que si un extranjero o un comerciante inglés traen este dinero, deben hacerlo por razones importantes, bien sea por articulos ya exportados o para ser exportados después, lo cual no nos favorece en nada, excepto cuando las circunstan- desventajosas de excesivo consumo o de guerra antes men- cionadas, que agotan nuestro capital hayan sido alejadas pues, en otros términos, lo que un hombre trajo como ganancia, otro estara forzado a sacarlo por necesidad, ya que siempre seri preciso equilibrar nuestras cuentas con el extranjero, aunque se haga con pérdida en el valor del dinero y aun por confisca- cidn, si es intereeptado por la ley. La‘conclusién de este tema es, brevemente, la siguiente: Como detenos gw. qe como el capital que es traido al reino por nar riquesa para ha: Ia balanza de nuestro comercio exterior es el aaa Yinico que permanece con nosotros y por el cual nos enriquecemos, asi por este excedente de dinero obte- nido de esta manera (y no de otra), mejoran nuestras tierras, pues cuando el comerciante tiene una buena remesa para ultra- mar para sus telas u otros articulos, luego vuelve y acapara una cantidad mayor, lo que eleva el precio de nuestras lanas y otras mereancias y consecuentemente mejora las rentas de los propie- tarios, puesto que los ndos expiran diariamente y también por este medio se gana dinero y se trae mas abundantemente al reino, capacitando a muchos para comprar tierras, haciéndolas més caras. Pero si nuestro comercio exterior Ilegara a detenerse o doclinara por descuido en nuestra patria o por daiics causados en el exterior, resultarfa que los comerciantes se empobrecerian y como resultado de ello los articulos del reino tendrian menor 77 salida, cesando entonces todos los beneficios mencionados, y disminuirian de precio diariamente nuestras tierras. ico de las Indias Orientales al tesoro de las Occiden- ‘orque empledndose este iltimo en aquel trafico, acumu- idemente ricas mercanefas para comerciar con todas las s de la cristiandad a cambio de sus articulos y asi satis- sus propias necesidades evitando que otros se even su que es un asunto de estado, pues consideran menos dar ‘participacién a las Indias remotas que a sus Capituco VI El tesoro espaiiol no puede vedarse a otros reinos por ninguna prohibicién hecha en Espafia Todas las minas de oro y plata que se han descubierto hasta la actualidad en los diversos lugares del mundo no son de tan gran valor como las de las Indias Occidentales, que es- tan en posesion del rey de Esparia, quien por medio de ellas esti en condiciones no s6lo de mantener sojuzgados muchos estados y provincias hermosas en Italia y en otras partes (que, de otra manera, pronto dejarian de obedecerle), sino que tam- , aprovechandose de una guerra continua, engrandece aiin més sus dominios, aspirando ambiciosamente a un imperio por el poder de su dinero, que es el nervio mismo de su fuerza que se encuentra dispersado en varios paises muy alejados y sin embargo unidos de esta manera, y tiene abastecidas sus necesidades de mercancias de guerra y paz de todos los lugares de la cristiandad de manera abundante, que por lo tanto de esta suerte son participantes de su tesoro por los requerimien- tos del comercio, Por esta razén la politica espatiola ha tratade siempre de evitar a todas las otras naciones, lo mas que hs i podido, deseubrir que Espafia es demasiado po- 4a police »6 Ue re y estéril para abastecerse a si misma y a las ‘l conerio om Indias Occidentales con esa variedad de articu- tes los extranjeros*que tanto necesitan, y saben bien que cuando sus mercancfas domésticas es- casean para este objeto, su dinero debe servirle para equilibrar Ja cuenta, en lo cual encuentra una ventaja increible al agregar pues cada real dea ocho que envian a las Indias Orion: ys traia a la madre patria mercancfas su S para aho- le (cuando menos) el desembolso de cinco reales de 0 9 aqui en Europa, con sus v itaron esa pérdida y participan en ese co: las Indias Orientales tan abundantemente como los ie considerar, ademas, que, aparte de la incapaci- espaiioles para proveerse de mercancias extranje aidos a satisfacer esta earencia con dinero), tienen igual- te la enfermedad de la guerra, que gasta enormemente lovoro ¥ lo desparrama, en la cristiandad, aun entre sus ik0®, parte como represalia, aunque especialmente por tenimiento necesario de esos ejércitos que estin com- por extranjeros y que estén a tan gran distarcia que pueden alimentar-ni vestir ni de ninguna manera pro- 78 2 blica resulte perdiendo. La tercera es la ganancia del rey, de Ja cual siempre esté seguro, aunque tanto la repabliea como el Con relacién al primero de estos casos, ya hemos mostrae do ampliamente los métodos y medios por los cuales una ré Piblica puede enriquecerse en el proceso del comercio, por lo que es innecesario hacer més repeticiones aqui; solamente afirmo ahora que tal felicidad puede existir en la repiblica aun cuando el comerciante en lo particular no tenga ocasién de regocijarse. Asi, por ejemplo, supongamos que la Compafifa de las Indias Orientales remite cien mi Indias Orientales y recibe en la madre patria a cambio de ellas un valor total de trescientas ‘as, de lo cual es evidente que esta parte de la repablica es triplicada y sin embargo pue do audazmente decir y comprobar bien que dicha compaiiic de comerciantes perdera cuando menos cincuenta mil libras por esa contingencia, si el pago se hace en especias, indigo, percal, salitre refinado y otras mercancias voluminosas en sus respectivas proporciones, de acuerdo con su salida y em. pleo en esos paises de Europa, porque el flete de los navios, el seguro del riesgo, los pagos de los agentes en el extranjero y de los empleados en la patria, el sostenimiento de las exis- tencias, las aduanas de Su Majestad y los impuestos, con otros pequefios gastos incidentales, no pueden ser menos de dos- i ras esterlinas, lo que agregado al ca- produce la pérdida indicada. Asi vemos que no sélo el reino sino también el rey por sus aduanas e impuestos pue- den evidentemente ganar, aun cuando el comerciante, sin em- bargo, pierda grandemente, lo que nos da una buena oportu- nidad aqui para meditar cudnto mis se enriquece el reino por 82, noble comercio cuando todo sucede tan felizmente que el En seguida afirmo que un comerciante, por cus esfuerzos Jaudables, puede para ventaja suya, tanto Hevar como traer mercancias vendiéndolas y comprandolas con buen provecho, ir y empobrecerse por desdrcenes pii- s, cuando por orgullo y otros excesos consuma mis articu- extranjeros en valor que lo que la riqueza del reino puede satisfacer y pagar con la exportacién de nuestras propias mer- lo que es la caracteristica del despilfarrador que gasta més de lo que le permiten sus medios. Por tiltimo, el rey esta siempre seguro de ganar por el comercio, cuando tanto el pais como el comerciante pierden cada uno por su parte, como se dice antes, o juntamente, como puede y de hecho a veces sucede cuando en un momento dado nuestras mercanefas son superadas por las mereanciss extran- jeras consumidas, y que el éxito del comerciante resulta no ser mejor de lo que ya se dijo. Pero aqui no debemos tomar Ja ganancia del ey en su sentido lato, porque de esa manera podriamos afirmr que Su Majestad debe ganar aunque la mitad del comercio del rei- no se pierda; supondremos mas bien que aunque todo el co- mercio del pais por las exportaciones y las impcrtaciones resultara ser aproximadamente de un valor anual de cuatro millones y medio de libras esterlinas, sin embargo, puede in- crementarse doscientas mil libras esterlinas més per annum por la importacién y consumo de articulos extranjeros. De esta manera sabemos que el rey ganaré aproximadamente veinte mil libras, pero la repiblica perderé el total de las doscientas mil libras asi gastadas de més, El comerciante 83 puede perder también cuando el intercambio crezea de este manera para provecho del rey, quien, sin embargo, segura mente tendré en iltimo término una gran pérdida, sino evita este proceso improductivo que empobrecerd a sus siibditos. Cariruto VIIT El rebajamiento de nuestra moneda no puede enriquecer al reino con tesoros, ni impedir de esa manera su exportacién Hay tres medios por los cuales se altera cominmente Ia moneda de un reino. El primero consiste en que a las monedas, en sus diversas denominaciones, se les hace circular con mis © menos libras, chelines 0 peniques que antes. La segunda consiste en alterar dichas monedas en st peso y que sin em- bargo continfen en circulacién a los valores anteriores. La tercera consiste en que la unidad de moneda es, ya sea reba- jada o aumentada en su ley de oro o de plata y sin embargo la moneda contintia en su valor primitivo, En todo caso de carencia o abundancia de dinero en el reino, siempre encontramos gente que, usando su ingenio como remedio para suplir Ia primera y conservar la Gltima, acaban finalmente por alterar las monedas, pues, segin dicen, el alza de la moneda ocasionar que se traiga al reino de diversos lu gares por la esperanza de la ganancia, y la rebaja de las mo- nedas en su ley o peso las conservara en el pais por temor a una pérdida; pero estos hombres, complacidos solamente con el principio de este importante negocio, no toman en cuenta su desarrollo y fin; y a ello debemos especialmente dirigit nuestros pensamientos y esfuerzos. 84 Gon relacién a esto debemos saber que el dinero no es solamente la verdadera medida de todos nuestros ottos recur- 11 diners ty ne $08 del reino, sino también de nuestro comercio fe de nuestros. exterior con los extranjeros, y por esta razon “w" debe conservarse exacto y constante para ¢ tar esas confusiones que siempre acompafian noe; pepsi ln inp ldo ha eal comin, nuestras tierras, contratos, articulos, tanto extranjeros como domésticos, deben cambiar proporcionalmente y aunque esto se hace no sin muchas dificultades y peligros para alguna gente, sin embargo, pasa necesariamente en poco tiempo, pues lo que se estima no es la denominacién de nuestras libras, chelines y peniques sino el valor intrinseco de nues- tras monedas, @ las cuales tenemos pocas razones para au- mentar mis estimacién 6 valor, aunque estuviera ex. nuestro sito nowste poder hacerlo, porque esto seria un servicio 4 Espa especial para Espafia y un acto coatrario a nosotros mismos: encarecer la mercanefa de otro principe. mpoco pueden estos sucesos, que tanto perjudican a los sibditos, en manera alguna beneficiar al rey, como algunos se n, pues aunque la rebaja o aligeramiento de toda mues- tra moneda traiga un beneficio actual a la casa de moneda (por una sola vez), sin embargo, todo esto y mas se perder de nuevo en las futuras rentas importantes de Su Majestad, cuando por este medio tengan que pagarse anualmente con di- nero de menor valor intrinseco que antes. Tampoco puede decirse que toda la pérdida del reino sea Ja ganancia del rey, sino que discrepan grandemente, pues todas las propiedades de Ja gente (ya sea en contratos, tierras, deudas, articules o dine- 10) deben sufrir proporcionalmente, en tanto que Su Majestad debe tener ganancia solamente sobre tanto dinero efectivo 85 como pueda ser acabado de acuiiar, lo que comparativamenie jue como no puedo negar, tampoco lo afirmo, que este sera de muy poca importancia, porque, aunque los que tienen tba la salida del total o de la mayor parte de nues- otros bienes se dice que son en gran nfimero y que importen (que no estaba muy gastada o de ley muy bajx) como cinco 0 diez mil libras por hombre, mis o menos, lo que signi« 's fécilmente pereibir por el uso actual de nuestra mo- fica muchos millones en total, con todo, 10 s v - La razén de este cambio es son poseedores de esto completa o inmediatae stra plata no subié de valor en proporcién con nues- mente, pues seria vanidad, y en contra de izo ventajoso para los comerciantes el provecho, conservar continuamente en sus ganancias anuales del reino en el comercio en oro nos més de euarenta o cincuenta libras jue en plata. linas en una familia para sufragar los gastos necesarios; segundo lugar, si somos inconstantes en el valor de resto debe continuamente pasar de hombre a hombre en inter stras monedas y de esa manera violamos las leyes del co- cambio, para su beneficio, por lo cual podemos concebi ipes estén atentos a estes casos un poco de dinero (siendo la medida de todos nuestros ot jerar sus monedas inmediatamente en proporcién con recursos) rige y distribuye grandes negocios diariamente de estin nuestras esperanza? O, todos los horabres, en su justa proporcién. Debemos, a teran, {qué podemos esperar de ello? Si el comer- mo, saber que mucha de nuestra moneda antigua se ha gas! Mle extranjero trae sus articulos y encuentra que nuestro ligeramente y en consecuencia produciria poco o ningin hi ido, {no conservara igualmente sus mercancias yecho a Ja casa de moneda y la ganancia sobre la moneda alto valor intrinseco ocasionaria que nuestros vigilantes nos se Ilevaran una gran parte de ella para devolverla diatamente en piezas de nuevo cufio. Tampoco dudamos ipor qué no puede ser transportado nuestro d que algunos de nuestros compatriotas se volverian moneder’ del reino también y con tanto provecho de: falsos y arriesgarfan la horca por este provecho, de tal n ¢ valor como antes de la alteracién? que Su Majestad, en iltimo término, ganaria poco de ‘0 acaso alguien diga todavia que si nuestro dinero alteraciones, y el de otros paises no, el que se Ciertamente, dirén algunos, si Su Majestad aumenta is lingotes de metal y monedas extranjeras cue con valor del dinero, grandes cantidades de metal serin tambi id. Si esto se hiciera deberia ejecutarse ya sea por trafdas a la casa de moneda de los paises extré jes que han exportado articulos o por comerciantes hemos visto por experiencia que la iiltima alza del diez p ‘oponen comprar mercancias y es evidente que ningu- ciento de nuestro oro, de hecho trajo grandes cantidades de puede tener ahora mas ventaja o beneficio por este mis de lo que estibamos acostumbrados a tener en el ficio del que hubieran podido tener antes de la alteracién 86 87 cuando se tomen en cuenta debidamente todas las cit- jas de estas operaciones se encontrar les como las otras para aumentar nues imer lugar, esta toleranci ‘sma rompe las jercambio y pronto Hevaré a otros principes a hacer mos actos o peores, en contra de nosotros, frustrando pstras esperancas. segundo lugar, si el dinero es la verdadera medida de nuestros otros recursos te que cixcule moneda jera libremente entre ad del dinero, pues si sus expresados lingotes 0 monedas extran- jeras valen mas que antes en libras esterlinas, chelines o peri- ques, sin embargo, qué ganancia obtendran de esta maneza cuando el dinero sea de menor ley o peso y que, en consecuen cia, suban proporcionalmente? Asi pues, vemos claramente que estas innovaciones no son medios xecomendables para traer riqueza al reino ni aun para conservarla en él, cuando Ja tenemos. Carituto IX El tolerar que circulen monedas extranjeras aqui a tipos mds ‘altos que su valor con relacién a nuestra unidad no incrementaré nuestra riqueza no sera distribuida eq} a falsa medida. jercer Iugar, si la ventaja entre nuestra moneda y las . esta traeri poca o ninguna el comerciante importara efectos en los cuale: tiene una ganancia adecuada. Y, por otra pi que la moneda extranjera tenga mucha ventaja, en- El disereto mercader, que para mejor manejar sus asune tos y sus cambios con letras, de y a los diversos lugares del mundo donde acostumbra traficar, aprende cuidadosamente la paridad o valor igual de las monedas, de acuerdo con su peso ¥ ley comparados con nuestro patron, esté em a cemersianer aptitud de conocer perfectamente Ia exact i yeo'y ls icy -ganancia o pérdida de sus negocios. No pu es monedes © udar que comerciamos con diversos lugares donde damos salida anualmente a nuesttas mercancias nativas por un alto yalor, y, sin embargo, encon- tramos pocos o ningin articulo en ellos que se acomoden nuestro uso, por lo que nos vemos obligados a recibir m tros pagos en dinero efectivo, que o bien Ievamos a ol paises para convertirlo en articulos que necesitamos, 0 bien traido al reino in specie; y pareceria que permitiéndose 4 circule aqui en pago de valores mis altos que su valor en t minos de moneda legal, sera traida una gran cantidad de él jor, como afin trataré de demostrar mas adelante. Cariruro X Las observaciones hechas por extranjeros a Ia ordenanza de empleos no pueden incrementar ni aun preservar nuestro tesoro Conservar nuestro dinero en el reino es una tarea de no nos destreza y dificultad que aumentar nuestra riqueza, 88 89 s los articulos extranjeros que son trafdos deberdn ser leados para nuestro provecho, para asi conservar nues- » dinero en el reino, de tal manera que no debemps vi tir suficiente cantidad de nuestros propios articulos sobre todo, traer su valor en dinero efectivo, Aunque esto es contradicho absolutamente por la razén asentada, sin embargo, ahora convendremos en ello, descamos terminar la disputa, pues si fuere cierto que naciones emplearan mis de nuestros producios de lo nosotros consumimos de los suyos en valor, entonces rmo que el exceso deberfa necesariamente volver a nos- en riqueza, sin e] uso del estatuto, el que, en consecuen- no solamente seria inutil sino perjudicial como result: nas otras restriceiones parecidas cuando son inventa- todo. articulos extranjeros, nuestro dinero tiene que salir, ¢Cémo ¢s le evitar esto atando las manos a los extranjeros y dejan- do libres las de los ingleses? ;No motivardn las mismas ra- zones y ventajas que ellos hagan ahora lo que fué hecho antes por otros? O, si hiciéramos una ordenanza (sin ejemplo) para prevenir ambos casos por igual, ;no se perderia todo ine mediatamente, los derechos aduanales del rey y las ganancias del reino? Pues semejantes restricciones destruirian necesa- riamente mucho trifico, a causa de la diversidad de ocasiones y lugares que hace que un comercio amplio requiera que al- gunos exporten e importen mercancias, que otros exporten solamente y que otros importen; que unos envien su diner en cambio y otros lo reciban; que algunos leven dinero, que otros lo traigan y esto en mayor 0 menor cantidad de acuer- do con la buena produccién agricola o el exceso en el rein, Ja cual solamente si tenemos una ley estricta regiré lo demés y sin ella todos los otros estatutos no serin normas ni para conservar ni para procurarnos riqueza. Por ailtimo, para no dejar objeciones sin contestar, si se dijera que un estatuto que comprendiera a los ingleses asi como a los extranjeros deberfa de toda necesidad conservar nuestro dinero en el reino, zqué ganariamos con esto si ello Las 's y municiones para la guerra con tan apre- impide la entrada de dinero al decaer el abundante comercio judas en una repiblica, que parece conveniente restringir del que tenemos disfratando de libertad? ;No es el remedio mu- su exportaci6n, o (si su abundancia lo permite) obligar cho peor que la enfermedad? ;No viviriamos mas bien como Jos pagos provenientes de ella se hagan en otro tanto de irlandeses que como ingleses, cuando las rentas del rey, las , lo que parece ser razonable y carente de dificultades, de nuestros comerciantes, nuestros marineros, nuestros ns~ ws Espaita y otros paises, de buen grado se deshacen de su vVieros, nuestros artesanos, nuestras tierras, nuestras riquezas inero por aquellos articulos, aunque en otras operaciones de y todo decayera juntamente con nuestro comercio? mercio prohiban terminantemente la exportacién de él; todo Ciertamente, pero, dicen algunos, tenemos mejores es- cual concedo que es cierto; pero, no obstante eso, debemos peranzas que eso, porque los propésitos de la ley son que como msiderar que todos los medios y recursos que (en el proceso Cariruto XI incrementard nuestra riqueza imponer a los comerciantes que exportan pescado, maiz 0 municiones que restituyan todo o parte de su valor en dinero 92 93 anecera con nosotros solamente tanto como hayames ganado comercial) compelen a la riqueza a entrar al reino, no la hacer. la balanza de nuestro comercio. nuestra por esta razén, pues esto puede lograrse solamente por una ganancia legitima y ésta de ninguna manera puede aleanzarse sino por el excedente de nuestro comercio, y este excedente disminuye con las restricciones; de con tan reece. *Btiente tales restricciones positivamente im- dijeom et piden el ineremento de nuestra riqueza. EL argumento es sencillo y no necesita de mis ra- zonamiento para darle fuerza, a menos que alguien sea bastan- te presuntuoso para pensar que la restrivcién no motivard el que se exporten menos efectos. También debe concederse, iguak mente, que imponer al comerciante que traiga dinero a came bio de vituallas y municiones exportadas, no originara el que tengamos un centavo en el reino al fin del afio, porque cual- quicra que sea obligado a seguir un método se vera forzado 1 descubrir otro de nuevo, porque permanecerd y quedard con nosotres lo que se ha ganado ¢ incorporado a la riqueza del reino por el exeedente del come: Esto puede hacerse evidente con un ejemplo tomado de tun inglés que tuvo oportunidad de comprar y consumir ar ticulos de varios extranjeros por valor de seiscientas libras es terlinas y que teniendo articulos de su propiedad por valor de mil libras, las vendié a e308 extranjeros e inmediatamente oblig6 a todo el dinero de ellos a pasar a su propio poder, pero al liquidar Ja cuenta entre todos, quedaban solamente CapiruLo XII reciacién de nuestro dinero que se entrega o se recibe por medio de letras de cambio aqui 0 allende los mares no puede hacer disminuir nuestra riqueza ia en otro pais, a determinado tiempo ¢ interés conv. de antemano, con lo cual el que da dinero prestado y el ue lo recibe quedan ajustados, sin transporte de tesoras de cs- do a estado. Estos cambios hechos en esta forma entre hombre y hom- je no se arreglan a valor igual de las monedas, de acuerdo us pesos y ley respectivas: primero, porque el que entrega ero toma en cuenta el riesgo de la deuda y el plazo de iento; pero Jo que causa una desestimacién 0 una so- acién del dinero por el cambio, es la abuncan de él en aquellos lugares en que se hace el cambio. ejemplo, cuando aqui hay abundancia de dinero que debe mrarse a Amsterdam, entonces nuestra moneda scré dev. en el cambio, porque aquellos que reciben el dinero, vi dolo tan abundantemente ofrecido, sacan pro- cuatrocientas libras al inglés del euento, por el excedente ce MT a eiivcsietho diceonieitounstin mercancias compradas y vendidas, asi es que el resto de lo que ni y oder er cibiéndolo con devaluacién, Por el contrario, cuando aqui hay escasez dinero para ser entregado en Amsterdam, el girador hari la isma ganancia, encareciendo nuestro dinero que él entrega habia recibido fué devuelto a donde él lo tomé. Esto bastard para demostrar que cualquiera que sea el camino que toms. mos para forzar al dinero a entrar al reino, sin embargo, per 94 95 ‘A lo cual la contestacién es que a esto debe seguir nece- ente que los holandeses necesitaran exactamente tantos medios de cambio con los ingleses como los holandeses even te reino, y aquéllos estardn obligados a traer sumas lentes de dinero de ultramar, de tal manera cue pode- 's percibir claramente que las monedas que son Ilevadas de nosotros en Ia balanza de nuestro comercio, no son impor- tes, pues de nueva cuenta regresan a nosotros y perdemos {nicamente el dinero que cubre el excedente del comercio ge- .s decir, aquello que gastamos de més en valor de articu- xtranjeros de lo que ponemos en circulacién de nuestras is mercancias. Lo contrario d> esto es el tinico medio por el cual obtenemos nuestra Es en vano, en conseeuencia, que trabajado tanto y en tantos libros impresos para hacer creer al mun- ue la devaluacin de nuestra moneda en el cambio agota da al llevar los holandeses nuestra moneda por sus mercanciag y al traer nosotros sus monedas extranjeras por nuestras mer- as. Agregamos todavia otro ejemplo fundado en la propor- 1 antedicha de tréfico entre nosotros y los Paises Bajos. Los holandeses (como se asienta antes) pueden permutar con los ingleses por valor de cuatroci devimein 4¢ Vidyras esterlinas y no mas sobre el valor igual de su dinero, porque los ingleses no tienen mis medios de pago, Empero, supongamos ahora que con relacién a la abundancia de dinero que en este caso estaré aqui en las manos de los holandeses para ser entregado en cambio, y que nuestra moneda (de acuerdo con lo que ya se ha dicho) sea devaluada diez por ciento, luego es manifiesto que los holandeses deben entregat tengan cuatrocientas mi ra que entonces quedardn solamente sesenta mil libras esterlit nas para que las Hleven los holandeses fuera del reino a fin de equilibrar Ia cuenta entre ellos y nosotros. Por esto podemot jir que la devaluacién de nuestro dinero em ‘or otras més eficientes, lo que aconteceria igualmente jeran, También ha to un remedio igualmente indtil, conservar el precio por letras, al par pro pari, por orden de la autori- que més bien es un medio para que se exporte en menor cantir dad de lo que se haria al par pro pari ' porte, por lo que son iguales Jos medios de pago entre ell por el cambio, sin ninguna salida de dinero para perjuicio uno w otro estado. Y que, sin embargo, el comerciante hol és, por su ventaja 0 conveniencia rechaza este medio de bio y decide enyiar parte de su producto en dinero efectivo, 98 Cariruto XII algunos comerciantes mejor pierden al entregar su di- 0 devaluado en el cambio, que correr todo el riesgo por ley, sin embargo, harén por ellos estos simples eam esperanza de lucro. El comerciante que es un simple cambista de dinero por medio de letras no puede aumentar o disminuir nuestra riqueza en Hay algunos comerciantes que trafican solamente con las ventajas del cambio y que ni exportan ni importan efectos al reino, Jo que ha motivado que algunos afirmen que el dinere 1 reino no esti Capiruto XIV Las hazahas admirables que se ati ibuyen a los que esos simples cambistas traen 0 Hevan banqueros y a los cambistas comprendido en Ia balanza de nuestro comercio exterior, por que (sogiin afirman) a veces, cuando nuestra moneda legal Aunque ya he escrito algo concerniente al mercado d ha sido devaluada y entregada aqui para Amsterdam al 10 por yal mismo tiempo a la devaluacién de nuestro dinero, ciento menos que el valor equivalente de la moneda legal res: sus verda nee pectiva, dicho simple cambista puede tomar aqui mil li bras esterlinas y exportar solamente novecientas de ellas iit specie, lo que seré suficiente para pagar su letra de cambic, ¥ de esta manera, en sumas mayores 0 menores, se hace uni ganancia semejante en un plazo de tres meses. Pero a esto debemos tener presente que, aunque este simple cambista no trafique en articulos, sin embargo, el dix nero que saca de Ja manera antes asentada necesariamenté debe proceder de aquellos articulos que son traidos al reing pasa por al por los comerciantes. De suerte que aun asi esto cae en lt is, dejando al lector en una extrafia impresion di balanza de nuestro comercio exterior y produce el mismo ele sterios obscuros. No puedo creer que hage esto por to como si el comerciante mismo se hubiera levado ese dine eee To que debe hacer si nuestras mercancfas son superadas por extranjeras, como sucede cuando nuestro dinero es deval Jo que se explica més ampliamente en el capitulo 12. Y por el contrario, cuando el simple cambista (por chas yentajas) traiga dinero al reino, no hara mas que lo debe hacer necesariamente el comerciante mismo cuando nu tras mereancias superen los articulos extranjeros. En est Sy en particular diserta ha- 808 uso, formas ¢ incideates del or todo Io cual merece muchas 3 pero donde ha su propio conocimiento sofisticamente pare evar ante algunos 100 101 9. Sacar del reino todo el dinero del principe cuyos neral debe ser descubierto y obstruccionado, y en esta disers ‘os importen més articulos de los que exportan del pais, rea de la riqueza me considero obligado, y en com ello, a mostrar las causas Jes se hacen estas maravillas tacién ace secuencia trato de cumplir con medios verdaderos por los cual que Malynes atribuye al poder tinico del cambio. Pero primero consider conveniente describ Jas hazafas particulares como aparecen en sus libros mati cionados. 10. Hacer ir la corriente del dinero hacia donde el prin- rico tendra que hacerlo traer, y pagar por el 11. Desposeer al principe pobre de sus exisenci , para conservar sus articulos bajo dinero a rédito, igo lo solicita. 2. Reagent F i 12. Proveer a sus necesidades de dinero demorando la de sus mereanefas en cualquier contrato hasta que las Las adinirables hazaias que se hacen por los cambistas. n llegar a su precio. rh 1. Colocar su dinero con ganancia en cual del mundo donde se hace algin cambi 2, Ganar y enriquecerse y nunca entrometerse con | productos de los principes. 3, Comprar cualquier producto del principe y mum traer ni un centavo ni nada que lo valga al reino; pero aquello con el dinero de los stibditos. Lu ; ee . Llevarse el dinero de ley de un principe con su pro- 4, Enriquecerse y vivir sin correr riesgos en el may ero de baja ley, o de otros principes. nopolizar todo el comercio de ese efecto en sus propias de vender una y otra a su conv 14. Disimular el que se leven el dinero de cual sin trabajar. 16. Ti 1 “ 5, Hacer grandes proezas teniendo erédito, aunque ; ‘omar el dinero de baja ley de un principe y con- ; i nee Jategt (ila al pends nal se sea digno de al. gxvandp ‘eiatian. ee ent dinero empleado en el 7. Tom: édito en sus propias manos por cierto 6. Saber si en apariencia su diner« ar a ri propi or i bio serd mis produetivo que en la compra de efectos. po todo el dinero que los comerciantes tengan que pagar, 7, Conocer con exactitud lo que los comerciantes equ alacencmnis cineee eee, ta de mereancias. 7 anh als CoRR m Hacer que el pais gane de todos los otros en que ethanol s viven mis de sus propios productos y venden a los vis el excedente anual, ocupando todo ese aumento anual su existencia previa de capital en el cambio. 8. Vivir y prosperar a costa de todos los principe que continuamente reeiben dinero por cambio, sea que ganen 0 No. 102 os 19, Arrainar paises y principes que no vean por su re- pablica, cuando la riqueza de los comerciantes es tal que las grandes casas se juntan para conspirar a fin de regular el cam- bio, para que cuando ellos sean los que entreguen mercan reciban en otras comareas moneda de buena ley del principe adquitente y cuando sean los adquirentes, paguen el importe en otro lugar que tenga una unidad de moneda inferior al del dinero que toman del principe. 20, Obtener dinero efectivo para comprar cualquier pro- Aucto que se ofrezea barato. 21, Conseguir dinero efective para ganar cualquiera oferta ventajosa de las manos de otro y asf, al mejorar el precio de otros, hacer subir frecuentemente el de las mer 22. Tomar una parte, y a veces todas sus ganancias, del dinero empleado en el cambio de articulos, haciendo asi tra- bajar a otros para su provecho. 23, Impedir que los principes tengan derechos adua- nales, subsidios 0 impuestos sobre su dinero, cuando no lo emplean. 24, Valuar justamente cualquier articulo que Ieven a cualquier pais, ofreciéndolo a ese valor, como estaba enton- ces por el cambio el dinero que lo compré, en el pais a donde Jo llevan, Si tuviera deseo de extenderme en la explicacién de estas maravillas, me proporeionarfan asunto suficiente para escri- bir un gran volumen; pero mi propésito es hacerlo tan breve- mente como pueda, sin oscuridad, Antes de que comience no puedo dejar de reirme al pensar cémo un abogado respe: table puede ser desalentado en sus plausibles estudios, cuando 104 vea mis astucia en la Lex mercatoria, en una pequeiia parte de la profesién del comerciante, que en todos los cas ks podrian nunca haber hecho tan admirables haza- aunque sea seguro que tengan un diablo en su ayuda; 0 nosotros los comerciantes no tratamos con seme‘antes es- s ni nos gusta que se crea que somos ejecutores de falsas 8 y, por lo tanto, me propongo demostrar aqui la cla- ridad de nuestros manejos (en estas supuestas hi ser conveniente al pla Examinemos la primera: Cémo puede colocarse nuestro mn ganancia en cualquier lugar del mundo donde se el cambio. ,Cémo puede hacerse esto (se pregun algunos) en Amsterdam, donde la pérdida por el c wrimero que la causa eficiente principal de esta pérdida mayor valor en los efectos traidos de Amsterdara que los vamos alli, que resulta en un mayor némero aqui de entregan que los que reciben, por cambio, ecn lo que toma en cuenta esos paises a los iis mercanefas en valor de que recibimos de ellos, por ejemplo, Espafia, Italia y otros, es en los cuales esté seguro (por las razones mercionadas ) que entregard su dinero con ganancia. Pero, se a que el dinero esti més lejos de Amsterdam cue antes émo se podré obtener en junto? Bastante bien y mientras jos resultara el camino mas cercano a la patria, viene 105 sea con articulos ya remitidos © por remitir all rego aquf a un espaiiol, lo toma de mi con el propésito de arlo en nuestras mereancias, de tal manera que de cual- modo debemos pagar al extranjero por lo que recibimos Hay en todo esto alguna hazaia digna de nuestra ad- 2 rentinos envfan un mayor valor en tela de oro o de plata o seda cruda y satenes a Esparia de la que r las Islas Occidentales, articar y cochinilla, sé que no puedo fae Nar en mis propésitos al entregar mi dinero para Florencia; per Al ito, décimotercero, vigésimo y vigésimoprimero contestar que todas estas maravillas a raudales, donde n, son una misma en formas diversas y tan ‘himias también que cualquier idiota las conoee y puede decir ‘que todo el que tiene crédito puede contratar, comprar, vender y tomar gran cantidad de dinero por el eambio, lo cual puede hacer también fécilmente a interés; con todo, en estos asuntos ‘ay siempre ganadores, pues a veces algunos pierden, asi ‘como los que tienen poco erédito. Al sexto y séptimo puntos, que es un tema pues cuando conozco los precios corrientes de mis articu- ., tanto aqui como en el extranjero, puedo facilmente con- ar cual sera mayor ganancia, si la del cambio o la que obtener de mis articulos. Y atin mis, como todo co- ereiante sabe bien lo que gana en los articulos que compra nde, cualquier otro puede hacer lo mismo con tal de que imo el referido comerciante ha procedido; pero qué hay esto que nos haga admirar el cambio? Al cetavo y al décimosegundo hay que decir que como banqueros y los cambistas de hecho proveen de dinero a Ja gente para estas oportunidades, asi proceden igualmente los que prestan su dinero a interés con las mismas esperanzas e les ventajas, las cuales, sin embargo, muchas veces fra- casan, asi como los prestatarios a menudo trabajan en pro- vecho tinicamente de los prestamistas. des de alli a Venecia y asi encuentro que mi proxima ganancia debe ser en Franckfort oon Amberes, hasta que por fin Heguea Amsterdam por el camino mis corto 0 mis largo, de acuerdo con las oportunidades de ganancia que me proporcionen lay igares, Asi vemos una vez mas que la ganancia y en el cambio es guiada y regida por el exceso o el de. nza de los diferentes ramos de come operan, haciendo el precio del cambio al que, por lo tanto, es pasivo, al eontrario de lo que repite con tanta frecuencia el mencionado Malynes. A los puntos segundo, cuarto, décimocuarto y vigésimo- trabajo. Al tereero digo que es cierto que puedo entregar libras esterlinas aqui por cambio para recibir su valor en Es. pafa, en donde con este dinero espafiol puedo comprar y traer otro tanto de articulos espafioles; pero todo esto no prueba sino que, en tiltimo término, el dinero o las mereancias ingle: sas dehen pagar por dichos articulos, pues si entrego mis mil libras esterlinas aqui a un inglés, me debe pagar en Espafia, 106 107

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