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echa de Resolución 24 de Septiembre de 2002

Emisor Sala Plena

Ponente Iván Rincón Urdaneta

Procedimiento Antejuicio de mérito

Magistrado: Iván Rincón Urdaneta

El 25 de junio de 2002, el ciudadano T.A.Á., venezolano, titular de la cédula de identidad N°


5.534.241, abogado, inscrito en el Instituto de Previsión Social del Abogado bajo el N°
21.003, actuando en su propio nombre, consignó ante la Secretaría de la Sala Plena de este
Supremo Tribunal, escrito por medio del cual presentó “formal querella dirigida a instar el
antejuicio de mérito” contra el ciudadano J.I.R.D., Fiscal General de la República Bolivariana
de Venezuela, por la presunta comisión de los delitos contemplados en los artículos 207 y
255 del Código Penal.

El 27 de junio de 2002, se dio cuenta en Sala del escrito y sus anexos y, cumpliendo el
procedimiento sentado en la sentencia N° 1.331 de la Sala Constitucional, del 20 de junio
de 2002, se remitieron las actuaciones al Magistrado Iván Rincón Urdaneta, Presidente de
este Alto Tribunal, quien, en su condición de Juez del Juzgado de Sustanciación de la Sala
Plena, suscribe el presente fallo.

ANTECEDENTES
. A través de la solicitud interpuesta el 25 de junio de 2002, el abogado T.A.Á. alegó los
siguientes fundamentos de hecho y de derecho:

Que el 26 de abril de 2002, intentó entregar al ciudadano J.I.R.D., Fiscal General de la


República, escrito de recusación en su contra.

Que el Fiscal General de la República reconoció públicamente respecto del antejuicio de


mérito contra el Presidente de la República, Hugo Chávez Frías, los días 4 y 5 de mayo de
2002, que “desde el punto de vista estrictamente jurídico, no debo seguir conociendo de
esta causa, debo considerar que no soy imparcial, por honestidad, por principio, por
fundamento ético no debo seguir en este caso”. Tal declaración, a entender del solicitante
“constituye un hecho notorio comunicacional de acuerdo a la doctrina diseñada por la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia”.

Que en casos de antejuicio de mérito, si el Fiscal General de la República no investiga y


permanece “pasivo, inmóvil”, podría ocasionar un daño al debido proceso. En tal sentido,
en el presente caso, afirmó que “a tal grado podía llegar la interferencia que, advertido de
la existencia de la causal de recusación, a la vez de inhibición, éste no se inhibió y todavía
se resiste a la recusación utilizando pretextos, como el del silencio, oscuridad,
contradicción, o insuficiencia de la ley, conducta que se subsume en el artículo 207 del
Código Penal”.
Que el 26 de abril de 2002, además, acudió ante el Ministerio Público y “mediante escritos
presentados; el primero, dirigido a la Directora de Derechos Humanos (...) y, el segundo, a
los Fiscales II a nivel nacional y 68° de Caracas”, solicitó antejuicio de mérito contra el
Presidente de la República, Hugo Rafael Chávez Frías, por la presunta comisión de delitos
electorales.

Que el Fiscal General de la República, ante esta solicitud, no contestó ni ordenó la


sustanciación de ley, “con el único objeto de bloquear la acción en forma fraudulenta” y,
por lo tanto, vulnerar “el derecho de acceso a la justicia, la defensa, el derecho a ser
juzgado por el juez natural y el debido proceso”, establecidos en los
artículos 26 y 49 del Texto Constitucional.

Afirmó que “la conducta del Fiscal General de la República se inscribe en los tipos penales
previstos en los artículos 207 y 255 del Código Penal, a la par que es partícipe en una
actividad que puede calificarse como de fraude procesal al omitir actuaciones debidas y
obstaculizar la administración de justicia”.

Por otro lado, manifestó que “el procedimiento diseñado por la Sala Constitucional es el
correcto para los antejuicios que se incoen contra los altos funcionarios en un futuro pero,
con los antecedentes que he enumerado, resulta inoperante admitir y remitir la querella a
quien la ha bloqueado ostensiblemente”, motivo por el cual solicitó que esta situación
“previa” fuera “calibrada” por la Sala Plena de este Alto Tribunal. En tal sentido, afirmó que
“la solicitud que se hace, mediante la presente querella, comprende la admisión de la
acción y la sustanciación de las pruebas que promuevo en este mismo acto”.

Que este antejuicio está íntimamente relacionado con el incoado por el solicitante, en esa
misma oportunidad, contra el Presidente de la República, lo cual, aunado a los supuestos
obstáculos que ha impuesto al Fiscal General de la República, hace necesario, a juicio del
solicitante, “la acumulación de ambos antejuicios, si la Sala Plena lo considera conveniente”.

De este modo, “con el basamento que se deriva de los artículos 26 y 266.2 de


la Constitución Federal y la doctrina que se deriva de la Sentencia con carácter vinculante
de la Sala Constitucional” del 20 de junio de 2002, presentó “formal querella dirigida a
instar el antejuicio de mérito contra el ciudadano I.R.”.

Así mismo, junto con el escrito, el solicitante consignó: a) Copia fotostática de la presunta
portada de escrito presentado el 26 de abril de 2002, ante los Fiscales Segundo a Nivel
Nacional y Sexagésimo Octavo de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas; b) Copia fotostática de la presunta portada de escrito presentado en la misma
oportunidad, ante la Directora de Derechos Humanos del Ministerio Público; c) Copia
fotostática de la presunta portada de escrito presentado en la misma fecha, ante el Fiscal
General de la República, ciudadano J.I.R.D..

. El 26 de julio de 2002, el ciudadano J.I.R.D., Fiscal General de la República fue notificado de


la interposición de la solicitud de antejuicio, de conformidad con el criterio fallo N° 1.331 de
2002 de la Sala Constitucional.

Luego, el 2 de agosto de 2002, el ciudadano J.I.R.D., Fiscal General de la República, presentó


ante la Sala Plena del Tribunal Supremo de Justicia escrito por medio del cual manifestó su
voluntad de separarse del conocimiento de la presente solicitud, por tener “interés directo
en el resultado de la solicitud de antejuicio de mérito intentada por el mencionado
profesional del Derecho en contra de mi persona”, a tenor de lo establecido en el numeral 5
del artículo 86 del Código Orgánico Procesal Penal.
II

COMPETENCIA

Previo al análisis del expediente, pasa este Juzgado de Sustanciación a determinar su


competencia para conocer de la presente solicitud y, al respecto, observa que el 20 de junio
de 2002, la Sala Constitucional de este Alto Tribunal dictó la decisión N° 1.331, a través de
la cual estableció un procedimiento especial, por medio del cual la víctima de un delito del
que sea supuestamente responsable en lo penal un funcionario a quien la Constitución le
confiera la prerrogativa procesal del antejuicio de mérito, de conformidad con los
numerales 2 y 3 del artículo 266 del Texto Fundamental, puede solicitar el antejuicio ante la
Sala Plena del Tribunal Supremo de Justicia. Del mismo modo, en esa ocasión, la Sala
Constitucional sentó que la instancia judicial encargada de determinar la admisibilidad de
dichas solicitudes, es el Juzgado de Sustanciación de la Sala Plena. En efecto, la referida
sentencia sentó textualmente:
Si la víctima pide el antejuicio, ella será quien aporte las pruebas, que hagan verosímil los hechos
imputados, y ante la falta de regulación en la ley del desarrollo de este antejuicio, considera la Sala
que el Juzgado de Sustanciación de la Sala Plena, según las pruebas aportadas, admitirá o negará
la petición, para su tramitación, en fallo apelable ante la Sala Plena en el término ordinario y, de
considerarse admisible la petición, la Sala Plena la enviará, con sus recaudos y el auto de admisión,
al Ministerio Público

.(Subrayado propio)

Así mismo, observa este sentenciador que la Sala Plena de este Supremo Tribunal, otorgó
su aquiescencia al precitado fallo, al acordar la remisión de las actuaciones bajo examen a
este Juzgado de Sustanciación.

En el presente caso, ha sido sometida a la consideración de este Juzgado de Sustanciación,


la solicitud intentada por el abogado T.A.Á. “dirigida a instar el antejuicio de mérito contra
el ciudadano I.R.”, Fiscal General de la República, la cual se enmarca en el supuesto de
hecho contemplado por la sentencia de este Supremo Tribunal, reseñada ut supra, motivo
por el cual este Juzgado de Sustanciación se declara competente para resolver lo
conducente en la solicitud bajo examen, y así se declara.

III

PUNTOS PREVIOS

. En adición a lo anterior, observa quien suscribe que el querellante afirmó que “la solicitud
que se hace, mediante la presente querella, comprende la admisión de la acción y la
sustanciación de las pruebas que promuevo en este mismo acto”.

Según observa el solicitante, tal petitorio guarda relación con su criterio sobre que “el
procedimiento diseñado por la Sala Constitucional es el correcto para los antejuicios que se
incoen contra los altos funcionarios en un futuro pero, con los antecedentes que he
enumerado, resulta inoperante admitir y remitir la querella a quien la ha bloqueado
ostensiblemente”. Tal situación, en su criterio, ha de ser “calibrada” por la Sala Plena del
Tribunal Supremo de Justicia.

Sobre estos particulares, estima quien suscribe que el querellante desea controvertir la
aplicabilidad del procedimiento establecido por la Sala Constitucional en el fallo del 20 de
junio de 2002, a la presente petición. Tal situación resulta paradójica, por cuanto, de los
propios alegatos del solicitante, se colige que entre las bases normativas conforme a las
cuales actúa, cita “la doctrina que se deriva de la Sentencia con carácter vinculante de la
Sala Constitucional” del 20 de junio de 2002.

En tal sentido, considera este Juzgado de Sustanciación que el referido petitorio no


encuentra asidero jurídico en el procedimiento establecido por la Sala Constitucional para
instar antejuicio de mérito, que es claro en relación a que la víctima sólo le es dable solicitar
el antejuicio, pero que mal puede pretender formalizarlo independientemente sin la
intervención del Fiscal General de la República o, de ser este el querellado, quien haga sus
veces, pues ello corresponde al M.R. delM.P., de estimarlo necesario, previo ejercicio de su
atribución constitucional de “Ordenar y dirigir la investigación penal de la perpetración de
los hechos punibles para hacer constar su comisión con todas las circunstancias que
puedan influir en la calificación y responsabilidad de los autores y autoras y demás
participantes, así como el aseguramiento de los objetos activos y pasivos relacionados con
la perpetración” (numeral 3 del artículo 285 de la Constitución).

Así, el trámite de la solicitud de antejuicio de mérito interpuesta por la víctima, sólo puede
observarse de acuerdo a un procedimiento, y es el establecido por vía del señalado fallo de
la Sala Constitucional, y aceptado por la Sala Plena de este Supremo Tribunal, en la ocasión
de remitir las actuaciones que ahora se encuentran bajo análisis, a su Juzgado de
Sustanciación. Por ende, este Juzgado considera que no ha lugar al petitorio del solicitante,
de seguir el procedimiento en los términos por él señalados. No obstante, a los fines de la
protección del derecho de acceso a la justicia del solicitante, y de su propia voluntad, quien
juzga estudiará la presente solicitud, conforme a los postulados de la sentencia N° 1.331 de
20 de junio de 2002, dictada por la Sala Constitucional. Así se decide.

. Por otro lado, observa asimismo quien suscribe que el solicitante afirmó que “este
antejuicio de mérito está íntimamente relacionado con el incoado en esta misma fecha
contra el Presidente de la República”, motivo por el cual solicitó “la acumulación de ambos
antejuicios, si la Sala Plena lo considera conveniente”. Al respecto, considera este Juzgado
que si el solicitante consideraba que ambas solicitudes tienen elementos comunes que
requieran ser examinados en conjunto por quien suscribe, correspondía a él elaborar su
solicitud de antejuicio de mérito conforme a esa posición, pero mal puede pretenderse que
ello corresponda a este Juzgado, cuando no hay causa formalmente iniciada. Por ende,
estima quien juzga que no ha lugar la acumulación solicitada, y así igualmente se decide.

IV

DE LA ADMISIBILIDAD

Dado lo anterior, corresponde a este juzgador pronunciarse sobre la admisibilidad de la


solicitud sub iudice. Al respecto, estima:

De acuerdo con el criterio dispuesto en el fallo N° 1.331 de la Sala Constitucional,


corresponde, a los fines de determinar la admisibilidad de la solicitud intentada, definir,
ineludiblemente, el cumplimiento de dos parámetros: a) La capacidad procesal del
peticionario para instar el antejuicio de mérito, lo cual vendrá definido por su condición de
víctima de los delitos que alega fueron cometidos por el funcionario y; b) Verificado lo
anterior, analizar la verosimilitud de los hechos delictivos denunciados, “según las pruebas
aportadas”.

a) En ese orden de ideas, corresponde primero a este Juzgado analizar la presunta


condición de víctima del solicitante. En tal sentido, observa quien suscribe que, a los fines
de realizar tal examen, debe atenderse a los parámetros establecidos en el artículo 119 del
Código Orgánico Procesal Penal, que define quiénes pueden ser considerados víctimas a
los fines establecidos en dicho Código. Así mismo, considera este Juzgador que la
interpretación de tales criterios debe ser, necesariamente, acorde con el principio de acceso
a la justicia establecido en el artículo 26 de la Carta Magna y, por consiguiente, cada caso
propuesto en términos de solicitar antejuicio de mérito, debe ser analizado de acuerdo a
sus peculiares características. Entre otras relevantes, sería necesario estudiar el tipo de
delito del cual es presuntamente responsable el funcionario cuyo antejuicio se solicita,
particularidades que se desprenden de la legislación que se estime aplicable y los
especiales supuestos fácticos del caso. De esta manera, se podrá determinar con precisión
si el solicitante es, en efecto, víctima o si, al estar en juego intereses colectivos o difusos, se
encuentre legitimado el solicitante para actuar en representación de dichos intereses.

Dados estos argumentos, observa quien suscribe que, en el presente caso, el ciudadano
T.A.Á. no aporta mayores argumentos en relación con su condición de víctima de los delitos
que, según afirma, fueron cometidos por el ciudadano J.I.R.D., Fiscal General de la
República. Tan sólo se limita a reseñar la doctrina de la Sala Constitucional sentada por vía
del fallo de 20 de junio de 2002, y que “a los efectos de determinar la legitimidad para
incoar el presente recurso se hace imprescindible mencionar que el querellado es el propio
Fiscal General de la República”.

Ahora bien, observa quien suscribe que el solicitante afirmó que “la conducta del Fiscal
General de la República se inscribe en los tipos penales previstos en los artículos 207 y 255
del Código Penal”. En este sentido, el artículo 207 del Código Penal dispone que “Todo
funcionario público que bajo cualquier pretexto, aunque fuere el del silencio, oscuridad,
contradicción o insuficiencia de la ley, omita o rehúse cumplir algún acto de su ministerio,
será castigado con multa de cincuenta a mil quinientos bolívares”. Por su parte, el artículo
255 del mismo Código dispone que “Serán castigados con prisión de uno a cinco años los
que después de cometido un delito penado con presidio o prisión sin concierto anterior al
delito mismo y sin contribuir a llevarlo a ulteriores efectos, ayuden, sin embargo, a asegurar
su provecho a eludir las averiguaciones de la autoridad o a que los reos se sustraigan a la
persecución de ésta o al cumplimiento de la condena y los que de cualquier modo
destruyan o alteren las huellas o indicios de un delito que merezca las antedichas penas”.

En este sentido, considera quien suscribe que, en el caso del primero de los delitos
reseñados, luce evidente que quién solicita la actuación que presuntamente omitió o
rehusó realizar el Fiscal General de la República, se vería, en ese caso, entre aquellos a
quienes afectaría de modo directo la comisión de dicho delito. En efecto, en el presente
caso, según lo expuesto por el solicitante, acudió a la Fiscalía General de la República “para
instar la solicitud de antejuicio de mérito contra el Presidente de la República Hugo Chávez
Frías por la comisión de delitos electorales” y que, al respecto, “el alto funcionario no
contestó, tampoco ordenó la sustanciación probatoria, con el único objeto de bloquear la
acción en forma fraudulenta”.

De este modo, de ser cierto lo que alega el solicitante, y de precisarse que ello constituyera
una de las conductas a que hacen referencia los delitos indicados, considera este juzgador
que no cabe duda que la conducta del Fiscal General de la República vulneraría
directamente intereses del solicitante relativos al derecho de oportuna respuesta, al
derecho a una tutela judicial efectiva y al debido proceso, (artículos 51, 26 y 49 del Texto
Fundamental, respectivamente) entre otros. Estos derechos constitucionales, cuya
titularidad ostenta el ciudadano peticionario, constituyen, a juicio de este Juzgador, bienes
jurídicos que son directamente tutelados por el artículo 207 del Código Penal.
Por ende, considera este Juzgado de Sustanciación que el ciudadano T.A.Á. conforme al
análisis explanado ut supra, sería víctima directa de las acciones delictivas a que hace
referencia el artículo 207 del Código Penal, según lo previsto en el ordinal 1° del artículo
119 del Código Orgánico Procesal Penal. Determinado esto, no se hace necesario examinar
si es víctima en relación con los restantes delitos por él mencionados, puesto que la
condición de víctima en uno sólo de los delitos que mencione, le otorga, en el presente
caso, la legitimación ad causam requerida por el fallo N° 1.331 del 20 de junio de 2002, de
la Sala Constitucional. Así se juzga.

b) Ahora bien, precisado lo anterior, observa este juzgador que el fallo N° 1.331 de la Sala
Constitucional indica que, a los fines de determinar la admisibilidad de la solicitud, se
requiere determinar si los hechos presuntamente ilícitos son verosímiles. De acuerdo al
Diccionario de la Real Academia Española, verosímil es aquello “que tiene apariencia de
verdadero” o “creíble por no ofrecer carácter alguno de falsedad”. Esta apariencia debe
desprenderse de los recaudos probatorios aportados por el solicitante, a quien se le impuso
una carga que no corresponde al juzgador suplir. En tal sentido, quien juzga advierte que la
decisión N° 1.331 establece, con meridiana claridad, que “si la víctima pide el antejuicio, ella
será quien aporte las pruebas, que hagan verosímil los hechos imputados”.

En el caso sub iudice, se observa que las pruebas aportadas por el solicitante, dirigidas a
crear la apariencia de veracidad de los hechos supuestamente delictivos, se limitan a tres
copias fotostáticas de portadas de documentos que consignó ante el Ministerio Público,
documentos según los cuales, a juicio de quien suscribe, no se desprenden elementos que
permitan presumir la verosimilitud de hechos que puedan subsumirse en alguno de los
tipos penales invocados, ni en ningún otro de la normativa penal vigente.

Por otro lado, estima este juzgador que se hace igualmente necesario analizar el alegato
del solicitante, en relación con que las supuestas declaraciones del ciudadano J.I.R.D., Fiscal
General de la República, sobre que “desde el punto de vista estrictamente jurídico, no debo
seguir conociendo de esta causa, debo considerar que no soy imparcial, por honestidad,
por principio, por fundamento ético no debo seguir en este caso”, constituyen “hecho
notorio comunicacional de acuerdo a la doctrina diseñada por la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia”. Al respecto, quien decide apunta que el solicitante sólo se
limitó a afirmar que dicha declaración fue publicada “en los principales diarios de
circulación nacional”. No aporta mayores argumentos al respecto, ni precisa de qué manera
tal supuesta declaración constituye un hecho notorio comunicacional, en los términos que
fue desarrollado el concepto por vía de la “doctrina diseñada por la Sala Constitucional”,
especialmente el fallo de principios de esa Sala, N° 98, del 15 de marzo de 2000. En dicho
fallo, la Sala Constitucional señaló que, para que un hecho pueda ser estimado como
notorio comunicacional o “comunicacional” por un juzgador, es necesario que cumpla
ciertos parámetros “que lo individualizan”, creando esa “sensación de veracidad que debe
ser tomada en cuenta por el sentenciador”. Tales “caracteres” son:
1) Se trata de un hecho, no de una opinión o un testimonio, si no de un evento reseñado por el medio
como noticia; 2) Su difusión es simultánea por varios medios de comunicación social escritos,
audiovisuales, o radiales, lo cual puede venir acompañado de imágenes; 3) Es necesario que el
hecho no resulte sujeto a rectificaciones, a dudas sobre su existencia, a presunciones sobre la
falsedad del mismo, que surjan de los mismos medios que lo comunican, o de otros y, es lo que esta
Sala ha llamado antes la consolidación del hecho, lo cual ocurre en un tiempo prudencialmente
calculado por el juez, a raíz de su comunicación; y 4) Que los hechos sean contemporáneos para la
fecha del juicio o de la sentencia que los tomará en cuenta

.
Ahora bien, siendo que el ciudadano T.A.Á., solicitante, no aportó material probatorio
alguno destinado a llenar los supuestos dispuestos en la doctrina trascrita, sino que se
limitó a afirmar que ello constituye hecho notorio comunicacional, este Juzgado reitera su
criterio que mal puede suplir el cumplimiento de una carga que el fallo N° 1.331 de la Sala
Constitucional le impone al solicitante, contrariando el procedimiento especialísimo que
dicha decisión dispuso. Dada esta situación, y no siendo evidentísimo para este juzgador
que tal supuesto hecho califica como “notorio comunicacional” a la luz de la reseñada
doctrina, no se asume el mismo como prueba que sostenga la verosimilitud de los hechos
delictivos imputados a través de la presente solicitud.

Ahora bien, con vista a todos los argumentos expuestos, este Juzgador opina que, dado lo
exiguo de la documentación probatoria aportada, no se puede afirmar la verosimilitud de
los hechos ilícitos que, a decir del solicitante, cometió el ciudadano J.I.R.D.. Por
consiguiente, al no ser verosímiles los hechos alegados por el solicitante, la petición
formulada deviene inadmisible, por imperio de lo establecido en el ordinal 5° del artículo
84 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia, y de conformidad con lo dispuesto
en el fallo N° 1.331 del 20 de junio de 2002, de la Sala Constitucional. Así se decide.

DECISIÓN

Por las motivaciones expuestas, este Juzgado de Sustanciación del Tribunal Supremo de
Justicia, en nombre de la República por autoridad de la Ley, declara INADMISIBLE PARA SU
TRAMITACIÓN la solicitud de antejuicio de mérito incoada por el ciudadano T.A.Á., contra
el ciudadano J.I.R.D., Fiscal General de la República, por la presunta comisión de los delitos
previstos en los artículos 207 y 255 del Código Penal.

Notifíquese, publíquese y regístrese. Archívese el expediente. En Caracas, a los 24 días del


mes de septiembre de 2002. Años: 192° de la Independencia y 143° de la Federación

El Juez de Sustanciación

Iván Rincón Urdaneta

La Secretaria

Olga M. Dos S.P.

IRU

Exp. N° AA10-L-2002-000049

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