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Judith Butler

La fuerza de la no violencia

�,PAIDÓS
Butler, Judith
La fuerza de la no violencia / Judith Butler. - 1a ed . - Ciudad
Autónoma de Buenos Aires : Paidós, 2020.
256 p.; 20 x 13 cm.

Traducción de: Marcos Mayer.


ISBN 978-950-12-9910-6

1. Filosofía. l. Mayer, Marcos, trad. 11. Titulo. SUMARIO


CDD 191

1ª edición: septiembre de 2020

No se permite la reproducción parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la transmisión


Agradecimientos 11
o la transformación de este libro, en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrónico Introducción ... 13
o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros métodos, sin el permiso previo y escrito
del editor. Su infracción está penada por las leyes 11.723 y 25.446 de la República Argentina.

Título original: The Force of Nonviolence


1. La no violencia, la duelidad y la crítica
del individualismo .................... 41
© 2020 Judith Butler
Publícado mediante acuerdo con Verso. Un sello de New Left Books 2. Preservar la vida del otro .................. 85
T raducción de Marcos Pablo Mayer.
3. La ética y la política de la no violencia ........ 125
Diseño de cubierta: Departamento de Arte de Grupo Editorial Planeta S.A.1.C. 4. Filosofía política en Freud: guerra, destrucción,
Todos los derechos reservados manía y la facultad crítica .................. 177
© 2020, de la presente edición:
Editorial Paidós SAICF Posdata: Repensar la vulnerabilidad, la violencia,
Publicado bajo su sello Paidós®
Av. Independencia 1682, C 1100ABQ, C.A.B.A. la resistencia ............................ 213
difusion@areapaidos.com.ar
www.paidosargentina.com.ar
Notas .................................... 235
ISBN 978-950-12-9910-6
3.500 ejemplares
Índice analítico ............................ 251
Impreso en Master Graf S.A.,
Mariano Moreno 4 794, Munro, Peía. de Buenos Aires,
en el mes de agosto de 2020

Queda hecho el depósito que previene la ley 11.723


Impreso en Argentina - Printed in Argentina
_
Mientras haya espacio para el uso de las armas,
de lafuerza física o de la fuerza bruta, cualquiera
sea su intensidad, se reducen las posibilidades
para la fuerza del alma.
MAHATMA GANDID

La elección de hoy ya no es entre violencia y no


violencia. Es la no violencia o la no existencia.
MAIITIN LUTIIER KING, JR.

El legado (de la no violencia) no es individual,


sino colectivo, de una enorme cantidad de gente
que se mantuvo unida para proclamar que nunca
se rendirían ante las fuerzas del racismo
y de la desigualdad.
ANGELADAVIS
AGRADECIMIENTOS

Agradezco al público y a los encuestados que escu­


charon versiones anteriores de estos capítulos bajo la
forma de las Conferencias Tanner en la Universidad de
Yale en 2016, las Conferencias Gifford en la Universidad
de Glasgow en2018 y las Conferencias Cuming en el Uni­
versity College de Dublín, en 2019. Agradezco también
al público y a los colegas por su participación crítica en
el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, la
Universidad de Zúrich, la de Ciencias Políticas (Scien­
ces Po) en París, la Universidad de Meiji en Tokio, la
Universidad Libre de Ámsterdam, el Instituto de Filo­
sofía y Teoría Social de la Universidad de Belgrado, el
Instituto para la Investigación Social Crítica de la New
School for Social Research, WISER en la Universidad de
Witwatersrand, la Conferencia Psicología y el Otro en
Cambridge en 2015 y los encuentros de la Asociación de
Lengua Moderna en 2014. Agradezco mucho a los estu­
diantes de mis cursos en la Universidad de California en
Berkeley y a mis colegas en el Consorcio Internacional
12 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA

de Programas de Teoría Crítica, que hai"1 mantenido mi


mente más alerta de lo que hubiera estado de no contar
con ellos. Como siempre, agradezco a Wendy Brov.,n por
la gozosa compañía de su inteligencia y por su apoyo sos­ INTRODUCCIÓN
tenido. Dedico este libro a una amiga y colega muy que­
rida en la comunidad de UC Berkeley, Saba Mahmood.
Desde luego, ella no habría estado de acuerdo con mi
argumentación en estas páginas, y yo habría atesorado
ese intercambio.
Los capítulos 2 y 3 son versiones revisadas y amplia­
das de las Conferencias Tanner que di en 2016 en el Cen­ La defensa de la no violencia se enfrenta a reaccio­
tro Whitney de Humanidades de la Universidad de Yale. nes escépticas de todo el espectro político. En la izquierda
El capítulo 4 se publicó, en una versión anterior, en The están aquellos que afirman que solo la violencia está en
Oxford Handbook of Philosophy and Psychoánalysís, edi­ condiciones de llevar a cabo una transformación social y
ción de füchard Gipps y Michael Lacewing (Oxford Uni­ económica radical, mientras que otros sostienen, con un
versity Press, Oxford, 2019). poco menos de énfasis, que la violencia debería perma­
necer como una de las tácticas disponibles para provocar
ese cambio. Es posible exponer argumentos a favor de la
no violencia o, alternativan1ente, del uso instrumental o
estratégico de la violencia, pero esas posiciones solo se
pueden presentar en público si existe un acuerdo general
sobre qué constituye violencia y qué no violencia. Uno
de los desafíos más importantes que enfrentan aquellos a
favor de la no violencia es que «violencia» y «no violen­
cia» son términos que no están claramente definidos. Por
ejemplo, algunas personas dicen que el uso del lenguaje
como una forma de causar daño es «violencia», mien­
tras que otros sostienen que no se puede considerar que
el lenguaje sea un instrumento «violento», excepto en el
14 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA INTRODUCCIÓN 15

caso de amenazas explícitas. Y otros se aferran a concep­ Parecería que debería ser fácil oponerse a la violencia
ciones más restringidas de la violencia y consider an que y de esa manera resumir la posición ante el tema. Pero
el «golpe» es el momento físico que la define; otros hacen cu ando se la debate públicamente vemos que la <<violen­
hincapié en que las estructuras económicas y legales son cia» es algo lábil, que es necesario confrontar las distintas
<<violentas», que oper an sobre los cuerpos aun si no siem­ apropiaciones de su significado. Los Estados y las institu­
pre adoptan la forma de la violencia física. En efecto, la ciones a veces califican como <<violentas» distintas mani­
figura del golpe ha organizado de m anera tácita algunos festaciones del disenso político, o de oposición al Estado
de los debates principales sobre la violencia, y sugiere o a la autoridad de la institución de la que se trate. Las
que es algo que sucede entre dos actores en un enfren­ manifestaciones, los acampes, las asambleas, los boicots y
tamiento enardecido. Sin discutir la violencia del golpe las huelgas pueden llegar a considerarse <<violentos» aun
físico, se puede sin embargo insistir en que las estructu­ cuando no recurran a la lucha física, o a las formas de
ras o los sistemas sociales, incluido el racismo sistémico, violencia sistémica o estructural que se mencionaron an­
son violentos. Efectivamente, en ocasiones el golpe físico tes.2 Cu ando los Estados o las instituciones apelan a estas
a la cabeza o el cuerpo es una expresión de la violencia calificaciones, procuran renombrar las prácticas no vio­
sistémica, y en ese punto hay que poder entender la re­ lentas como violentas, librar una guerra política -por así
lación de ese acto con la estructura o el sistema. Y para decirlo- en el nivel de la semántica pública. Si se califica
entender la violencia estructural o sistémica se necesita de <<violenta» una man ifestación en defensa de la liber­
ir más allá de los postulados asertivos que limitan nues­ tad de expresión, que precisamente ejerce esa libertad,
tra comprensión del modo en que funciona la violencia. solo puede ser porque el poder que hace ese uso indebi­
Y se necesita encontrar contextos más abarcadores que do del lenguaje procura de ese modo asegurar su propio
aquellos que se basan en dos figuras, una que golpea y monopolio sobre la violencia al difamar a la oposición,
otra que recibe el golpe. Por supuesto, cualquier postula­ justificar el uso de la policía, el ejército o las fuerzas de
do sobre la violencia que no pueda explicar el ataque, el seguridad contra aquellos que buscan ejercer y defender
golpe, el acto de violencia sexual (incluida la violación), o así la libertad. El especialista en estudios estadouniden­
que no permita comprender el modo en que la violencia ses Chand an Reddy ha sostenido que la forma que asu­
puede operar en la díada íntima del encuentro cara a ca­ me la modernidad en los Estados Unidos considera el
ra no logra aclarar, descriptiva ni analíticamente, qué es la Estado como garantía de una libertad contra la violencia
violencia: es decir, de qué hablamos cuando discutimos que básicamente consiste en desatar la violencia contra
sobre violencia y no violencia. 1 las minorías raciales y contra todas las personas caracteri-
16 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA INTRODUCCIÓN 17

zadas como irracionales o como fuera de la norma nacio­ punto en el cual el Estado puede justificar su decisión
nal.3 Desde esta perspectiva, el Estado se funda en la vio­ de defender a la sociedad contra esta amenaza violenta.
lencia racial y sigue ejerciéndola contra las minorías de Cuando a esto siguen la cárcel, las lesiones o el asesina­
modo sistemático. Así se concibe que la violencia racial to, la violencia de ese escenario emerge como violencia
sirve a la autodefensa del Estado. ¿Con qué frecuencia, del Estado. Podemos considerar <<violenta» a la violen­
en los Estados Unidos y en otros lugares, la policía lla­ cia del Estado aun cuando ha utilizado su propio poder
ma o considera «violenta» a personas negras y mestizas, para nombrar y representar como <<violento» el poder di­
en la calle o en sus casas, aun si no están armadas, aun sidente de un grupo de gente. De manera similar, mani­
cuando caminan o se escapan, cuando intentan reclamar festaciones pacíficas como las que tuvieron lugar en el
o simplemente cuando están profundamente dormidas?4 Parque Taksim Gezi de Estambul en 2013,5 o una carta
Es a la vez curioso y pavoroso ver cómo opera la defensa que convoca a la paz como la que firmaron muchos aca­
de la violencia en esas condiciones, dado que el atacado démicos turcos en 20166 se pueden pintar y representar
debe ser presentado como una amenaza, un vehículo de como un acto «violento» solo si el Estado tiene sus pro­
violencia real o efectiva, para que la letal acción policial pios medios o bien ejerce el control suficiente sobre los.
parezca defensa propia. Si la persona no estaba haciendo medios. En tales condiciones, el ejercicio del derecho de
algo comprobablemente violento, entonces simplemente reunión se califica como una manifestación de «terroris­
se la representa como violenta, como una clase violenta mo» que, a su vez, apela a la censura estatal, los golpes
de persona, o como violencia pura encamada en y por y los gases de la policía, el despido del trabajo, la deten­
esa persona. Esta última afirmación manifiesta racismo ción indefinida, la cárcel y el exilio.
en la mayoría de los casos. Simplificar e identificar la violencia de una manera
Así, lo que surge como un aparente argumento moral que resulte clara y genere consenso resultaría algo impo­
sobre si estamos a favor o en contra de la violencia rápi­ sible de hacer en una situación política donde el poder
damente se convierte en un debate sobre cómo se define de atribuir violencia a la oposición se convierte, en sí
la violencia, a quién se denomina «violento» y con qué mismo, en un instrumento para aumentar el poder es­
propósitos. Cuando un grupo se reúne para oponerse a tatal, desacreditar los objetivos de la oposición e inclu­
la censura o a la falta de libertades democráticas y se lo so justificar decisiones extremas como la inhabilitación,
llama «turba», o se lo entiende como una amenaza de el encarcelamiento o el asesinato. En momentos así hay
caos o destrucción del orden social, entonces se lo llama que refutar esa atribución sobre la base de que es falsa
y se lo representa como potencial o realmente violento, e injusta. Pero ¿cómo se puede hacer eso en una esfera
18 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA INTRODUCCIÓN 19

pública donde se ha sembrado la confusión semántica un camino corto para llegar a una distinción semántica
sobre qué es y qué no es violento? ¿Debemos quedarnos estable. En otras palabras, no podemos precipitarnos al
con una gama confusa de opiniones sobre violencia y no fenómeno en sí sin pasar por los esquemas conceptuales
violencia y obligarnos a aceptar un relativismo genera­ que deciden el uso del término en varias direcciones y
lizado? ¿O podemos establecer un modo de distinguir sin un análisis de cómo operan esas decisiones. Si aque­
entre una atribución táctica de la violencia, que falsea llos acusados de cometer violencia mientras participaban
e invierte su dirección, y aquellas formas de violencia, de actos no violentos pretenden plantear que el estatus
con frecuencia estructurales y sistémicas, que demasiado de la acusación es injustificable, tendrán que demostrar
a menudo escapan a ser nombradas de modo directo y cómo se usa la imputación de la violencia, no solo «qué
comprendidas? dice» sino «qué hace con lo que dice». ¿En qué episteme
Si se quiere hacer un alegato a favor de la no violen­ obtiene credibilidad? Dicho de otro modo, ¿por qué a
cia, será necesario entender y evaluar las maneras en que veces se le cree y, de modo más crucial, qué se puede ha­
la violencia se representa y se distribuye dentro de un cer para exponer y superar el carácter efectivo del acto
.campo de poder discursivo, social y estatal; las inversio­ discursivo, su efecto de plausibilidad?
nes que se realizan de manera táctica; el carácter fan­ Para comenzar a recorrer ese camino tenemos que
tasmático de la atribución misma. Más aún, tendremos aceptar que «violencia» y «no violencia» se usan de forma
que acometer una crítica de las artimañas de las que se variable y perversa, sin obligarnos a recurrir a una for­
vale la violencia estatal para justificarse a sí misma y la ma de nihilismo impregnada por la creencia de que vio­
relación de esos sistemas de justificación con el afán de lencia y no violencia son lo que quienes están en el poder
mantener el monopolio de la violencia. Ese monopolio decidan que deberían ser. Parte de la tarea de este libro
depende de una práctica de nombrar que con frecuen­ es aceptar la dificultad para hallar y afianzar la definición
cia disfraza la violencia como coerción legal o externa­ de violencia dado que está sujeta a cuestiones instrumen­
liza su propia violencia en su objetivo y la redescubre tales que responden a intereses políticos y a veces a la
como violencia del otro. propia violencia del Estado. Desde mí perspectiva, esa
Argumentar a favor o en contra de la no violencia exi­ dificultad no debería llevar a un relativismo caótico que
ge que establezcamos la diferencia entre violencia y no socavaría la labor del pensamiento crítico de exponer un
violencia, si es que podemos. Pero, cuando tan a menu­ uso instrumental de tal distinción que es a la vez falso y
do se abusa de la distinción entre ambas para encubrir dañino. Tanto la violencia como la no violencia llegan ya
y extend�r los objetivos y prácticas violentas, no existe interpretadas a los campos del debate moral y el análisis
INTRODUCCIÓN 21
20 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA

político, elaboradas en usos anteriores. No hay manera de de justificación más específicas: la violencia es contra no­
evitar la exigencia de interpretar tanto la violencia como sotros, por lo tanto, está justificado que actuemos con
la no violencia y de evaluar la distinción entre ellas, si es violencia contra aquellos que (a) iniciaron la violencia y
que queremos oponernos a la violencia estatal y pensar (b) la dirigieron contra nosotros. Lo hacemos en nombre
con cuidado en la legitimación de las tácticas violentas de de nuestras propias vidas y de nuestro derecho a persistir
la izquierda. Aquí, a medida que nos internamos en la fi­ en el mundo.
losofía moral, nos encontramos en el cruce de corrientes En cuanto a la afirmación de que la resistencia a la
donde se encuentran la moral y la filosofía política, lo cual violencia es la contraviolencia, podríamos plantear una
tiene consecuencias respecto de cómo nos planteamos serie de preguntas: incluso si la violencia circula todo el
hacer política y qué mundo queremos ayudar a construir. tiempo, y nos encontramos en un campo de fuerza de
Desde la izquierda, uno de los argumentos más ha­ violencia, ¿tenemos algo qué decir cuando la violencia
bituales para defender el uso táctico de la violencia co­ sigue circulando? Si circula todo el tiempo, ¿es por eso
mienza con la afirmación de que mucha gente ya vive en inevitable que circule? ¿Qué implicaría que discutiéra­
el campo de fuerza de la violencia. Como la violencia es mos la inevitabilidad de su circulación? El argumento po­
algo que ya sucede, continúa esa línea, no hay una elec­ dría ser: «Si otros la ejercen, nosotros deberíamos hacer
ción verdadera sobre si iniciar o no la violencia por me­ lo mismo»; u «Otros la ejercen contra nosotros, así que
dio de la propia acción: ya estamos ubicados dentro del deberíamos ejercerla contra ellos, en nombre de nuestra
campo de la violencia. De acuerdo con esa perspectiva, la preservación». Son argumentos distintos, pero ambos im­
discusión moral sobre la cuestión de si se actúa o no con portantes. El primero se basa en un principio de recipro­
violencia es un privilegio y un lujo, y deja ver algo del po­ cidad simple, se me permite llevar a la práctica cualquier
der de su propia ubicación. Según esa concepción, con­ acción que realice otro. Esa línea de argumentación, sin
siderar la acción violenta no constituye una elección, embargo, soslaya la pregunta de si existe justificación
dado que uno ya está -y de modo involuntario- dentro para lo que el otro hace. La segunda premisa asocia la
del campo de fuerza de la violencia. Como la violencia violencia con la defensa propia y la autopreservación, un
sucede todo el tiempo (y les sucede regularmente a las argumento que retomaremos en los capítulos siguientes.
minorías), tal resistencia no es sino una forma de contra­ Por ahora, sin embargo, preguntémonos: ¿quién es este
violencia.7 Además del alegato general y tradicional de yo que se defiende en el nombre de la defensa propia? 8
la izquierda sobre la necesidad de una «lucha violenta» ¿Cómo se distingue este yo de otros, de la historia, del
para alcanzar la revolución, también operan estrategias territorio y de otras relaciones decisivas? Aquel contra
22 LA FUERZA DE L A NO VIOLENCIA INTRODUCCIÓN 23

el cual se ejerce la violencia, ¿no es también en algún participan de un acto violento. Si el yo se constituye me­
sentido parte del yo que se defiende mediante un acto diante sus relaciones con otros, entonces parte de lo que
de violencia? En cierto modo, la violencia que se ejerce significa preservar o negar el yo es preservar o negar las
contra otro es a la vez violencia contra el yo, pero solo redes sociales extendidas que definen al yo y a su mundo.
si la relación entre ambos sirve para definirlos de una Por encima y contra la idea de que el yo estará obligado
manera bastante esencial. a actuar violentamente en nombre de su conservación
Este último planteo adelanta una inquietud central individual, esta investigación supone que la no violencia
de este libro. Porque si aquel que practica la no violen­ demanda una crítica de la ética egológica así como del
cia está vinculado con aquel contra quien se ejerce la legado político del individualismo, a fin de abrirse a la
violencia, parecería que existe una relación social previa idea del yo como un campo en tensión del orden de lo
entre ellos; son parte el uno del otro o uno está implica­ relacional social. Esta relacionalidad, desde luego, se·de­
do en el otro. La no violencia sería, entonces, una for­ fine en parte por la negatividad, es decir, por el conflicto,
ma de reconocer esa relación social, por tirante que sea, la ira Y la agresión. El potencial destructivo de las relacio­
y de afirmar las aspiraciones normativas que se infieren nes humanas no nos cierra a toda posibilidad de relación,
de ese nexo social previo. Por lo tanto, una ética de la Y las perspectivas vinculares no pueden eludir la persis­
no violencia no se puede fundar en el individualismo y tencia de esta destrucción potencial o real de los lazos
debe poner en marcha una crítica del individualismo sociales. Por lo tanto, la relacionalidad no es algo bueno
como base tanto de la ética como de la política. Una en sí mismo, un signo de conectividad, una norma ética
ética y una política de la no violencia tendrían que ex­ a la que hay colocar por encima y contra la destrucción;
plicar la manera en que un yo está implicado en la vida en verdad, es un campo controvertido y ambivalente en
del otro, ligados por una serie de relaciones que pueden el cual la cuestión de la obligación ética se debe resolver
ser tanto destructivas como beneficiosas. Las relaciones a la luz de un potencial destructivo persistente y consti­
que los vinculan y definen llegan más allá de la díada tutivo. Independientemente de qué resulte ser «hacer lo
del encuentro humano, razón por la cual la no violencia correcto», depende de que atraviese la división o la lucha
atañe no solo a las relaciones humanas, sino a todas las que condiciona esa decisión ética, para empezar. Esa ta­
relaciones vivas e ínter-constitutivas. rea nunca es solamente reflexiva, es decir, dependiente
Para iniciar esta investigación sobre las relaciones so­ solo de la relación conmigo mismo. De hecho, cuando el
ciales, sin embargo, deberíamos saber qué clase de lazo mundo se presenta como un campo de fuerza de violen­
social potencial o real existe entre los dos sujetos que cia, la tarea de la no violencia consiste en hallar maneras
24 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA
INTRODUCCIÓN 25
de vivir y actuar en ese mundo de tal manera qu� esa �o­ se deriva d e la justificación de la violencia al servicio d e
lencia se controle, se reduzca o se cambie de direcc10n la defensa propia? Uno no puede explicar esta forma d e
:
precisamente en los momentos en q ue parece saturar e1 desigualdad, que adjudica grados de duelidad9 a los gru­
mundo y no ofrece una salida a la vista. El cuerpo puede pos en el espectro global, sin tornar en cuenta las estr uc­
ser el vector de ese cambio, pero también el discurso, las turas raciales que marcan esas distinciones tan grotescas
prácticas colectivas, las infraestructuras y las ins�t�:io­ entre vidas q ue son valiosas {y q ue tienen una potencial
nes. Corno respuesta a la objeción de que una pos1e1on a capacidad d e ser lloradas en caso de que se pierdan) y
favor de la no violencia sencillamente no es realista, esta aquellas que no lo son.
línea de argumentación sostiene que la no violenci� re­ Dado que se suele percibir a la defensa propia corno la
_
quiere una crítica de lo que se considera realidad Y afirma excepción j ustificable a las normas que orientan la prác­
el poder y la necesidad del antirrealisrno e� rnorn�ntos tica no violenta, tenemos que considerar a la v ez {a) a
corno este. Tal vez la no violencia requiera cierto distan­ quién se considera como tal yo y {b) hasta dónde llega el
ciamiento de la realidad tal corno está constituida en la «yo» de la defensa propia {una v ez más: ¿incl uye la f ami­
actualidad, lo cual abre posibilidades que pertenecen a lia, la comunidad, la religión, la nación, el territorio tradi­
un nuevo imaginario político. cional, las prácticas habituales?). En el caso de las vidas
Desde la izquierda m uchos plantean que creen en la a las que no se considera dignas de ser lloradas (aquellas a
no violencia, pero exceptúan de su alcance a la defensa las que se trata corno si no se pudieran considerar corno
propia. Para comprender s u argumento, necesitaríamos pérdidas o llorar por ellas), ya ubicadas en lo que Frantz
saber quién es el yo, s us límites territoriales y s us fronte­ Fanon llamó «la zona del no ser», la afirmación de que
ras, s us lazos constitutivos. Si el yo que defiendo. soy yo una vida tiene importancia, corno vernos en el movimien­
mismo, mis familiares, otros que pertenecen a m1 comu - to Black Lives Matter, puede romper el esquema. Las
nidad, mi nación o mi religión o aquellos que compar­ vidas importan en el sentido de que asumen una forma
t en mi lengua, entonces soy un comunitario en el clóset física dentro de la esfera de las apariencias; las vidas im­
y, parece, preservaré las vidas de aquellos que son como portan porque deben valorarse por igual. Y, sin embargo,
_
yo, pero por cierto no las de aquellos que son diferentes. el alegato de defensa propia en la boca d e aquellos q ue
Además, aparentemente vivo en un mundo en el cual ese ejercen el poder es con demasiada frecuencia una defen­
«yo» es reconocible como un yo. Una vez que vem?s que sa del poder, de s us prerrogativas y d e las desigualdades
se considera que ciertos yoes merecen defensa mientras q ue pres upone y produce. El <<yo» al que se d efiende en
que otr9s no, ¿no existe un problema de desigualdad que tales casos es el que se identifica con otros que perte-
r.
!

26 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA INTRODUCCIÓN 27

necen a la gente blanca, a una nación específica, a una de ser correcto, y no lo discuto. Pero para que ese argu-
de las partes en una disputa fronteriza; y de ese modo mento tenga efecto, necesitaríamos saber qué distingue
los términos de la defensa propia amplían los objetivos a la violencia del régimen de la violencia que busca de-
de la guerra. Semejante «yo» puede funcionar como una rrocarlo. ¿Es siempre posible establecer esa distinción?
especie de régimen que incluye como parte de su yo ex- ¿Es necesario a veces aceptar el hecho de que la diferen-
tendido a todos los que presentan similitudes de color, cia entre una violencia y otra puede colapsar? Dicho de
clase y privilegio, y que por eso expulsa del régimen del otro modo: ¿se preocupa la violencia por esa distinción
sujeto/yo a todos aquellos que llevan la marca de la di- o, para el caso, por cualquiera de nuestras tipologías?
ferencia en ese sistema. Aunque pensamos en la defen- ¿El empleo de la violencia redobla la violencia, y en di-
sa propia como una respuesta a un ataque que se inició recciones que no siempre se pueden controlar de ante-
desde fuera, el yo privilegiado no necesita de instigación mano?
alguna para marcar sus límites y decidir sus exclusiones. En ocasiones, el argumento a favor de la violencia es
«Cualquier amenaza posible» -es decir, cualquier ame- que solo es un medio para lograr otro objetivo. En ese
naza imaginada, cualquier fantasma de amenaza- es su- caso cabe una pregunta: ¿es posible que la violencia se
ficiente para desatar la violencia autoproclamada. Como limite a ser un mero instrumento o medio para derrotar
ha señalado la filósofa Elsa Dorlin, se considera que solo la violencia -sus estructuras, sus regímenes- y no se
algunos yoes tienen derecho a la defensa propia. 10 Por vuelva un fin en sí misma? La defensa instrumentalis-
ejemplo, en un tribunal, ¿a quién se le creen más fácil- ta de la violencia depende de manera crucial de poder
mente sus apelaciones a la defensa propia y a quién es demostrar que es posible circunscribir la violencia para
más probable que se le descarten y desestimen? En otras que sea una herramienta, un medio, y no se vuelva un fin
palabras, ¿quién posee un yo que se considera defendi- en sí misma. El uso de la herramienta para alcanzar tales
ble, una existencia que se puede presentar dentro de los objetivos presupone que guía esa herramienta una in-
marcos legales de poder como una vida valiosa, digna de tención clara y que se mantiene bajo esa orientación a lo
defenderse, que no merece perderse? largo de todo su curso de acción. Eso también depende
Uno de los argumentos más fuertes de la izquierda so- de saber cuándo el curso de una acción violenta llegará a
bre el empleo de la violencia es que resulta tácticamente su fin. ¿Qué sucede si la violencia se sale de cauce , si se
necesaria a fin de terminar con la violencia estructural o la usa con propósitos a los que nunca estuvo destinada
sistémica o para desmantelar un régimen violento, como y excede y desafía esa voluntad rectora? ¿Qué sucede
el apartheid, una dictadura o el totalitarismo.U Eso pue- si la violencia es precisamente la clase de fenómeno que
r 28 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA INTRODUCCIÓN 29

constantemente «se sale de cauce»? Por último, ¿qué tener en cuenta sus oscilaciones dentro de marcos polí-
sucede si el empleo de la violencia como medio para ticos contradictorios. De hecho, la construcción de un
lograr un objetivo permite, implícita o efectivamente, el nuevo marco con ese propósito es uno de los objetivos
empleo de la violencia de manera más general, hecho de este proyecto.
que provocaría más violencia en el mundo? ¿No nos lle- En segundo lugar, con frecuencia se entiende la no
va eso a que sea posible una situación en la cual otros violencia como una posición moral, un asunto que corres-
con las intenciones contrapuestas se basen en esa auto- ponde a la conciencia individual o a las razones detrás de
rización revitalizada para llevar a cabo sus propias vo- la elección individual de no actuar de forma violenta. Sin
luntades, para perseguir objetivos destructivos que se embargo, puede ser que las razones más persuasivas para
oponen a los fines limitados por el uso instrumental, la práctica de la no violencia impliquen directamente una
objetivos que pueden no estar regidos por una voluntad crítica del individualismo y demanden que recapacitemos
clara o pueden resultar destructivos, escasamente defi- sobre los lazos sociales que nos constituyen como seres
nidos o fortuitos? 12 vivos. No es simplemente que al actuar con violencia un
Podemos ver que al comienzo de cualquier discusión individuo anule su conciencia o sus principios más pro-
sobre violencia y no violencia quedamos atrapados en fundos, sino que ciertos «lazos» necesarios para la vida
otra serie de cuestiones. Primero, el hecho de que «vio- social, es decir, la vida de un ser social, se ven amenaza-
lencia» se use estratégicamente para describir situacio- dos por la violencia. De modo similar, el argumento que
nes que se interpretan de maneras muy diversas sugiere justifica la violencia sobre la base de la defensa propia
que la violencia sz·empre se interpreta. Esa tesis no signi- parece saber de antemano qué es ese «yo», quién tiene
fica que la violencia solo sea una interpretación, caso en el derecho de tener uno y dónde están ;us límites. Si se
el que la interpretación consiste en un modo subjetivo concibe al «yo» como relacional, sin embargo, los defen-
y arbitrario de nombrar. Más bien la violencia se inter- sores de la defensa propia deben explicar bien cuáles son
preta en el sentido de que se presenta dentro de marcos los límites de ese yo. Si un yo está vitalmente conectado a
que a veces son inconmensurables o contradictorios, y un conjunto de otros y no se lo puede concebir sin ellos,
por lo tanto ofrece un aspecto diferente -o ninguno ¿cuándo y dónde empieza y termina ese yo singular? El
en absoluto- según la forma en que la elaboren el mar- argumento contra la violencia, entonces, no solo implica
co o los marcos en cuestión. Estabilizar una definición una crítica del individualismo sino una elaboración de
de la violencia depende menos de una enumeración de esos lazos sociales o relaciones que requieren de la no
sus inst.ancias que de una conceptualización que pueda violencia. ·La no violencia como una cuestión de moral

LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA INTRODUCCIÓN 31
30

individual abre paso así a una filosofía social de vínculos pero constituyen características diferenciadoras de seres
definidos y sostenidos en virtud de su interrelacionalidad.
vivos y persistentes.
Asimismo, el análisis de los vínculos sociales necesa- Sin ese sentido amplio de lo interrelacional, consideramos
rios se debe pensar en relación con las formas socialmen- que el límite corporal es el borde y no el umbral de la per-
te desiguales en que se articulan en el campo político los sona, el lugar de paso y porosidad, la prueba de una aper-
«yoes» dignos de defensa. 13 La descripción de los lazos tura a la alteridad que es la definición misma del cuerpo.
sociales sin los cuales peligra la vida sucede en el pla- El umbral del cuerpo -el cuerpo como umbral- socava
no de una ontología social, para que se la entienda más la idea del cuerpo como unidad. De ese modo, la igual-
como un imaginario social que como una metafísica de dad no se puede reducir a un cálculo que otorga a cada
lo social. En otras palabras, podemos sostener en general persona abstracta el mismo valor, dado que la igualdad de
que la interdependencia social caracteriza a la vida, y en- las personas se debe pensar precisamente en términos de
tonces proceder a explicar la violencia como un ataque interdependencia social. Por eso, aunque es verdad que
contra esa interdependencia, un ataque contra personas, debería tratarse a cada persona del mismo modo, el trato
sí, pero quizá, de manera más fundamental, es un ataque igualitario no es posible fuera de una organización social
contra «vínculos». Y, sin embargo, la interdependencia, de la vida en la cual los recursos materiales, la distribución
aunque da cuenta de los diferenciales de la independen- de los alimentos, la vivienda, el empleo y la infraestructu-
cia y la dependencia, implica igualdad social: uno es de- ra busquen procurar condiciones igualitarias de habitabi-
pendiente, se forma y se sostiene a partir de relaciones de lidad. Es, por lo tanto, esencial referirnos a esas condicio-
las que depende y de las que también dependen otros. nes igualitarias de habitabilidad a la hora de determinar
De qué depende uno y qué depende de cada uno es algo qué es la «igualdad» en cualquier acepción de la palabra.
que varía, dado que no se trata solo de otras vidas huma- Además, cuando preguntamos las vidas de quiénes
nas, sino también de otros seres sensibles, de ambientes, cuentan como «yoes» dignos de defenderse, es decir,
de infraestructuras: dependemos de ellos y ellos depen- quiénes son elegibles para la defensa propia, la pregun-
den de nosotros a su vez para sostener un mundo habita- ta solo tiene sentido si reconocemos las formas ubicuas
ble. En ese contexto, hablar de la igualdad no es hablar de la desigualdad que distinguen a algunas vidas como
de una igualdad entre todas las personas, si con «perso- desproporcionadamente más vivibles y más dignas de ser
na» queremos decir un individuo singular y diferenciado, lloradas que otras. Esta desigualdad se establece dentro
cuya definición se construye a partir de sus límites. La de un marco particular, pero es histórica y marcos con-
singula_ridad y la diferenciación existen, como los límites, trapuestos pueden desafiarla. Nada dice sobre el valor in-
LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA
INTRODUCCIÓN 33
32

trínseco de cualquier vida. Más aún: cuando pensamos en de vida y habitabilidad y su diferencia relativa, no pode-
los modos prevalentes y distintos en que las poblaciones mos saber qué destruye la violencia ni por qué debería
se valoran y se desestiman, se protegen y se abandonan, importarnos.
nos encontrai"Il.OS con formas de poder que establecen el En tercer lugar, como Walter Benjamín dejó en claro
valor desigual de las vidas al fijar su capacidad desigual en su ensayo «Para una crítica de la-violencia» de 1920
de ser lloradas. Y aquí no quiero hablar de «poblaciones» una~ª P1Strumentalista ha gobe_rnado las forrn_ªsp-;~~
como un hecho sociológico, dado que en alguna medida do~~tes de justificar la violencia. 14 Una de las prime-
son producto de su exposición común a daños y destruc- ras preguntas que formula en ese complejo ensayo es:
ción y los modos diferenciados en que se las considera en ¿por qué se ha aceptado el marco del instrumentalismó
cuanto a su capacidad de ser lloradas (y dignas de soste- como el necesario para reflexionar sobre la violencia? En
nerse) o no merecedoras de ser lloradas (ya perdidas y, lugar de preguntar qué fines puede obtener la violencia, · .::
por eso, fáciles de destruir o de exponer a las fuerzas de por qué no invertir los términos y preguntar: ¿qué justi-
fica el marco instrumentalista para debatir si lim.olencia
la destrucción).
Puede parecer que la discusión de los vínculos socia- es justrtícable o no, un marco que, en otras palabras, ;~
les y la distribución de grados desiguales de duelidad no ap-6ya en la distinción entre fines y medios? De hecho, el
tiene que ver con el debate inicial sobre los argumentos propósito de Benjamín resulta s~r ligeramente distinto:
que se emplean para justificar la violencia o defender la si solo pensamos en la violencia dentro del marco de su
no violencia. Lo central, sin embargo, es que estos argu- justificación posible o su falta de justificación, ¿no de-
mentos presuponen ideas sobre qué cuenta como vio- terminamos el fenómeno de la violencia, de antemano,
lencia, dado que en ese debate la violencia siempre es dentro de ese marco? El análisis de Benjamín no solo nos
algo interpretado. Presuponen también perspectivas so- alerta sobre las formas en que el marco instrumentalista
bre el individualismo y la relacionalidad social, la inter- determina el fenómeno, sino que nos lleva a las siguientes..,.."
dependencia, la demografía y la igualdad. Si preguntamos , preguntas: ¿Es posible pensar en la violencia y la no vio- :_
qué destruye la violencia o_ qué motivos tenem_ps_p_~ 'lencia más allá del marco instrumentalista? ¿Qué nuevas '
nombrar y oponemos a la violencia en nombre _g~ll!l!Q_ . posibilidades de pensamiento crítico surgen de esa apertu-
violencia, tenemos entonces que ubicar las. práctica_s_yj.2_-_ j rapara abordar la ética y la política? ~

lentas (al igual que las instituciones, las estructuras y los · El texto de Be11jamin causa inquietud a muchos de sus
sistemas) dentro del ámbito delas condiciones__de vida lectores precisamente porque no quieren dejar en sus-
que destruy~n. Sin una comprensión de las condiciones penso la pregunta de qué-justifica y qué no la violencia.
34 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA INTRODUCCIÓN
35
El temor, parece, es que, si dejamos a un lado la pre- en el curso de su realización. No es posible comprender
gunta sobre la justificación, entonces toda la violencia es_te proceso dentro del marco instrumentalista. Bastante
estará justificada. Pero ante esa conclusión, al devolver leJo~ de l~s afanes reiterados por restringir el empleo de
el problema al esquema de la justificación, no logran la violencia a un medio más que a un fin, la concreción
comprender qué potencial se abre al cuestionar la lógi- de la violencia como un medio puede convertirse inad-
ca instrumentalista. Aunque Benjamin no brinda la clase v~rti~~~nte, en su propi()_~ y pr¿d~cir así una'~~;va
de respuestas necesarias para una reflexión como esta, vio!e~c;~a, producirlade nuevo, que vue1va aaufüriza~si y~
su cuestionamiento del marco medios/fines nos permite autorizar as_í 9.u_e ha)'~ aún más violencia. La violencia no
considerar el debate más allá de los términos de la tekné. se agota a sí mis_ma en el objetivo de alcanzar un fin justo:
Para aquellos que sostienen que la violencia es solo una más bien se renueva en direcciones que superan tanto la
táctica provisional o una herramienta, se puede plantear intención deliberada como los esquemas instrumentales.
1
así un desafío a su posición: si las herramientas pueden Dicho de otro modo, al actuar como si el empleo de la
· usar a quienes las usan, y la violencia es una herramienta, violencia pudiera ser un modo de lograr un fin no violen-
¿no se sigue que la violencia puede usar a quien la usa? to, uno ~agina que la práctica de la violencia no postula,
La violencia como herramienta ya opera en el mundo an- en es~ tnl~IIlo__a~~?, a la violencia como su propio fin. La
tes de que alguien la asuma: ese hecho solo no justifica praxis socavó la tekné y el uso de la violencia solo hace
ni descarta el uso de la herramienta. Lo que parece más del mundo un lugar más violento, al generar más violen-
importante, sin embargo, es que la herramienta ya for- cia. La lectura que Jacques Derrida hizo de Benjamin se
ma parte de una práctica, lo cual presupone un mundo centró en el modo en el cual la justicia excede la ley. 16
propicio para su uso; el empleo de la herramienta cons- Pero ¿podría la violencia divina inaugurar la posibilidad
truye o reconstruye una clase particular de mundo, y ac- de técnicas de gobemabilidad que excedan la ley, y de ese
tiva un legado sedimentado de uso. 15 Cuando cualquiera modo abrir un debate interpretativo sobre qué se con-
de nosotros comete actos de violencia, está construyen- sidera una justificación y cómo el marco de justificación
do, con esos actos y por medio de ellos, un mundo más determina parcialmente lo que llamamos «violencia»?
violento. Lo que en principio parecía ser meramente un Analizaremos esta pregunta en el capítulo 3, «La ética y
instrumento, una tekné, que se podía descartar cuando la política de la no violencia».
cumpliera su objetivo, resulta ser una praxis: un medio A lo largo de este libro espero desafiar algunas de las
que postula un fin en el momento en que se concreta, presuposiciones principales de. la no violencia. Primero,
es decir, en el cual el medio presupone y encama el fin debemos entender la violencia menos como una posición
LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA INTRODUCCIÓN 37
36

moral que los individuos adoptan en relación con un frimiento, sí, pero a los fines de la transformación tanto
campo de acción posible que como ~~ªJ?~ásti~ª ~º~}~ .. de uno mismo como de la realidad social.
y política que se acomete en conjunto'. 1~ curute~ñíina Tercero, la no violencia es un ideal que no siempre
en--una forma de resistencia a las formas sistémicas ~e se puede honrar en la práctica. Eso en la medida en
destruc~ión ~ad.a a.Ccomprori~o dé.una construcción que quienes practican la resistencia no violenta ponen
d~l mundo que honr~ una interdependencia global ~e su cuerpo ante un poder externo, establecen contacto
e¿_carna ideales de libertad e igualdad económicas, ~oci~- físico, proceso en el cual imponen una fuerza contra la
les y política~. Segundo, la no vi~~~~~= fuerza. La no "\jole1:1cia no implica la falta_ c:l_½ fw~r:z.a.QJa
sariament_e de l~~ona _pacífícj~quila_clgl-alma. Con ausencia de agresión. Es; por así decirlo, u:na estilización
mucha frecuencia es una e;¿presión de ira, de indignación ética de la persoñificación, llena de gestoty ~od~s, de la-
y de agresión. 17 Aunque alguna gente confunde agresión no a.cción, de maneras-de -c~nvértirse en un ·obstáculo. - . .'
con violencia, para el planteo de este libro resulta central de usar la solidez del cuerpo y su campo éomo objeto_
destacar el hecho de que las formas d~~tencia se E~e- propioceptivo para impedir que continúe el ejercicio de
den y se deben militar agr~sivamerite·. Una práctica de la la violencia o desviarlo. Cuando, por ejemplo, unos cuer-
no violencia agresiva no es, por lo tanto, una contradic- pos forman una barrera humana, podemos preguntarnos
ción en los términos. Mahatma Gandhi subrayó que la si lo que hacen es obstruir la fuerza o actuar como fuer-
satyagraha o «fuerza del alma», el nombre que dio a una za. 18 A qlll,, una vez mas,, nos vemos obligad os a pensar
práctica y a una política de la no violencia, es una fuerza cuidadosamente en la dirección de la fuerza y a tratar de
no violenta que consiste en «una insistencia en la verdad volver operativa la distinción entre fuerza física y violen-
[. .. ] que arma a los devotos de un poder inigualable». cia. A veces puede parecer que la obstrucción es violencia
Para comprender esta fuerza o potencia no sirve hacer -después detoéío, hahfám;-¿ c:l~-ohstrucción violenta-
una mera reducción a la fuerza física. Al mismo tiempo, así que una pregunta que s~rá importante considerar es .
la «fuerza del alma» asume una encarnadura. La práctica si los actos corporales de ;e~1~te~¿¡·irr{pli~~ que ten-
de «relajar el cuerpo» ante el poder político es una pos- gatños conciencia del punto de ~exión, el lugar donde
tura pasiva y se considera que pertenece a la tradición la fuerza de la resistencia se puede convertir en el acto
de la resistencia pacífica; al mismo tiempo, es una ma- o la práctica violentos que den pie a una nueva injusticia.
nera deliberada de exponer el cuerpo al poder policial, La posibilidad de esta ambigüedad no debería disuadir-
de ingresar en el campo de la violencia y de ejercer una nos de valorar esta clase de práctica.
forma firme y personalizada de acción política. Exige su- Cuarto, no existe práctica de la no violencia que no
T

!f

LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA INTRODUCCIÓN 39


38

negocie las ambigüedades éticas y políticas fundamenta- quía), cuando las luchas por la igualdad y la libertad se
les, lo cual significa que la «no violencia» no es un princi- interpretan como amenazas violentas contra la seguridad
pio absoluto sino el nombre de una lucha en curso. del Estado (Black Lives Matter) o cuando el «género»
Si la no violencia parece una posición «débil», de- se presenta como un arsenal nuclear dirigido contra la
beríamos preguntarnos: ¿qué se considera fuerza? ¿Con familia (ideología antigénero), en esos casos estamos ope-
qué frecuencia vemos que -la fuerza se- equi~ con el . rando en el me<;>llo de las formas de fantasmagoría polí-
ejercicio de la violencia o la señal de una voluntad de ticamente relevantes. Para exponer la trampa y la estrate-
emplear la violencia? Si en la no violencia hay una fuerza gia de esas posiciones tenemos que estar en condiciones
que surge de esta «debilidad» putativa, podría estar aso- de rastrear los modos en que la violencia se reproduce
ciada al poder de los débiles, que incluye el poder social a nivel de una lógica defensiva impregnada de paranoia
y político de instituir la existencia de aquellos que han y de odio.
sido anulados conceptualmente, conseguir la duelidad y La no violencia es menos una falta de acción que una
la valoración de aquellos a los que se ha desechado por afirmación física de las reivindicaciones de la vida, una afir-
prescindibles e insistir en la posibilidad tanto del juicio mación viva, un reclamo que se hace con la palabra, los
como de la justicia dentro de los términos de los medios gestos y la acción, mediante redes, acampes y asambleas,
y la política pública contemporáneos, que usan un vo- con el fin de redefinir a las personas como dignas de va-
cabulario desconcertante y en ocasiones bastante táctico lor, como potencialmente dignas de ser lloradas, preci-
para nombrar, y mal nombrar, la violencia. samente en las condiciones en las cuales se las borra para
Que las mismas autoridades estatales amenazadas por que no se las vea o se las abandona a formas irreversi-
los esfuerzos del disenso y la crítica suelan etiquetarlos co- bles de precariedad. Cuando las personas en condiciones
mo «violentos» no es una razón para desconfiar del uso de precariedad exponen su estatus de personas frente a
del lenguaje. Solo significa que tenemos que expandir y esos poderes que amenazan su propia existencia, partici-
refinar el vocabulario político para pensar sobre la vio- pan de una forma de persistencia que tiene el potencial de
lencia y la resistencia a la violencia, tomando en cuen- derrotar uno de los objetivos rectores del poder violento:
ta de qué modo ese vocabulario se tergiversa y se utiliza considerar que aquellos que están en los márgenes son
para proteger a las autoridades violentas de la crítica y la desechables, empujarlos más allá de esos márgenes ha-
oposición. Cuando se rotula como violenta la crítica de cia la zona del no ser, para usar la expresión de Fanon.
la violencia colonial continua (Palestina), cuando una pe- Cuando los movimientos no violentos operan dentro de
tición de paz se reformula como un acto de guerra (Tur- los ideales del igualitarismo radical, la misma reivindica-
40 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA

ción de una vida vivible cuya pérdida merece ser lamen-


tada funciona como un ideal social rector, fundamental
para una ética y una política de la no violencia que avance
más allá del legado del individualismo. Es lo que abre una CAPÍTULO 1
nueva reflexión sobre la libertad social, tal como la defi-
ne en parte nuestra interdependencia constitutiva. Para LA NO VIOLENCIA , LA DUELIDAD
~

semejante lucha, se necesita de un imaginario ifil!Afi!~ig Y LA.CRITICA DEL INDIVIDUALISMO


que lidie con el potencial de destrucción de todos los
vínculos vivos. En este sentido, la violencia contra el otro
es violencia contra uno mismo, algo que se ve claramente
cuando comprendemos que la violencia ataca la interde~ Comencemos proponiendo que la no violencia se con-
pendencia_ que es, o debería ser, nuestro mundo social. vierte en una cuestión ética dentro del campo de fuerza
de la violencia misma. Tal vez se pueda describir mejor la
11Q,,.yjgJep.cia como una pzáctica/4 r~istmc;.ia g_:g~-I~_g1J.t.ª·
PQ~ibk., si no imperativa, precisamente en el momento
~p. el_gl!~ ~je,rce,r_yiQl~.P-..f:.!ª~l?,:,lJ;~,fe,más iustificado y obvio.
De este modo, se la puede entender como 1-!Qª .2._ráctica
que no solo c;_l~Jkne llfl.~to o un proceso de violencia,
sino que exige una forma de acción sostecida~~a~~~~~s
ejercida ag~siv.amen_te. Por lo tanto, sugeriré qu~;;;po-
J
demos pensar la no violencia simplemente como la au-
sencia de violencia o como el acto de refrenar el impulso
de cometer violencia sino como un compromiso cons-
t~e, incluso como una forma de reorientar la agresión
con eJ objetivo de afirmar los ideales de igual.dad y de li-
b~~d: _Mi primera propuesta es que aquello q~~ Einstein
llamaba «pacifismo militante» debe repensarse como una
no violencia agresiva. 1 Que la fuerza de la no violencia im-
plicará repensar la relación entre agresión y violencia, da-
42 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA L,.�flº ':",I?LEJlCIA, LA DUEL�AD [ .. .] . 43
«",/y") 'j•"•, ·. .,•- _ 1<'/¡•/t:,,,-iJ�(.

do que no son lo mismo. Mi segunda propuesta es que hL un conjunto de cuestiones fundamebt�es que"�
. o-vio cia carece de sentido sin un com romiso con 1 cen a nuestro tiempo: <.9.!:1.§..�ace g�� una '{ida sea. valía- •"
i aldad. a razón por la cual la no violencia exige este sa? ¿Qué es lo que determina la desigualdad a la hora
com iso se entiende mejor si se considera que en de valorar diferentes vidas? ¿Y �ómo-podl:13.rrioscomeii-
este mundo algunas vidas cl���-<:�t�_se valoran más que zar � fo:n.i�a.�--�aginarioíguautaª§fgüe__s� �tegre
otras y que esta desigualdad implica que ciertas vidas se a nue_stra práctica de la no vio encía, una práctica de la
--- -- --
defiende� con �ás tenacidad que otras. Afirmamos, por resIS!�nci�;.!J�yez vi@ani:e y' opiliñfsta? -·-·---·---
ercontrario, que esas vidas son valiosas y, sí es que van a En este capítulo me ocuparé del problema del indivi­
perderse como consecuencia de la violencia, esa pérdida dualismo con el objeto de fundament�rla importancia
deberá ser registrada porque eso implica afirmar su valor. de. lo_�-��E!��-���íales y de la iliterdependencia p�ra
Es la manera en la que consideramos que su pérdida es comprender cómo sería un=�nf� -�e-ñ·-·;-:mY.l..aJJaliSt�·
digna de lamentarse. ds.Ja.:igualdap. Y buscaré refac1onar a ioea de ínter e- �
Y, sin embargo, como bien sabemos, en este mundo, pe_nd_en�ia-c� la no violencia. En el capítulo siguiente,
las vidas no se valor an de la misma man era y no siempre comenzaré preguntá�uáles son los aportes de la
se presta atención a los reclamos contra las agresiones y filosofía moral que sirven para desarrollar una práctica
el asesinato de los que son víctimas. Y una de las razo­ reflexiva de la no violencia. Y plan tearé que existen fan­
nes es que sus vidas no se consideran dignas de llorarse o tasías socialmente imbuidas que se incorporan a nuestros
de duelidad. Hay muchas razones para esto que inclu­ razonamientos morales sobre la no violencia, de modo
yen el racismo, la xenofobia, la homofobía o la transfobia, que no siempre podemos identificar los presupuestos
la misoginia y el sistemático desprecio por los pobres demográficos que hacemos sobre las vidas que se con­
y los desposeídos. Cotidianamente nos enteramos de la sider an dignas de valorarse y aquellas que se consideran
existencia de innumerables grupos de gente librada a relativamente o en absoluto valiosas. Este segundo capí-
la muerte, en países que han cerrado sus fronteras, en el tulo pasa de Imman uel Kan t a Sigmund Freud y Melanie
mar Mediterráneo, en regiones del planeta en las que la Klein. En el tercer capítulo, an alizaré la ética y la política
pobreza y la falta de acceso al alimento y a la salud se de la no violencia a la luz de las formas contemporáneas
han vuelto sobrecogedoras. Si queremos entender lo que de racismo y política social; plantearé que Fran tz Fanon
significa hoy la no violencia en el mundo donde vivimos, nos ofrece un camino para entender las fantasías racia-
debemos conocer las modalidades de la violencia a las les que informan la dimensión ética de la biopolítica, y
que ha_y que oponerse, pero también debemos retomar que la idea de Walter Benjamín de una técnica civil de

44 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCTA LA NO VIOLENCIA, LA DUELIDAD [ ... ]

_ re
resolución de..��:mflictos _siemp abieJ;t�,
(Technik ziviler cho personal a la propiedad, a la naturaleza y al dominio
Übereinkun/t) nos permite pensar acerca de la vida en social. Por supuesto, el estado de naturalez� fue siempre
y a través de las 'relaciones 'conflictivas, sin por esolle:: una ficción, como lo admitía abiertamente Jean-Jacques
gar ·a®-finárvíolento·. ··con1:al · objedvo, plantearé que Rousseau, pero fue siempre unª__ficció1!.__poderosa, un
-==&l l:i agresión es un compone1,:-te sl� vínculos social�s mggo_ de �giµarcÑe resultó posible bajo condiciones
la
� Jnt.½rd_t;Q�.Qp.ep , cia pero el modo en qu_e:_se qutKaclMari lf�ó «economía política». F��io�a de
configura la agresión es lo que hace la diferencia en di­ varias maneras, por ejempl�, -no·; provee de una �oncli:­
re�ción aFuri'á piáCti.cá"que resista la violencia y que ima- ci_�Il CO!l!raf��tica para evwuar nuestra situación. con­
g a o a ginación
hi��:§i"é��ii§i��?��� -cl_� :�l fL�--lllla _ te:rp.poránea y ofrece un punto de vist11, del mismo modo
-y a�e� resultara crucial para que lo hace la ciencia ficció;, desde el cual considerar la
examinar este argumento, dado que en este momento especificidad y la contingencia de la organización polí­
estamos éticamente obligado s y dispuestos a pensar más tica actual del espacio y el tiempo, de las pasiones y los
allá de lo que se plantea como los límites realistas �e 19 intereses.
po�J9le �------- -------- ------- _______.,_ _ - --- - - ------ - = Al escribir sobre Rousseau, el crítico literario Jean
Algunos representantes de la historia del pensamien­ �.ski opinaba que el es tado de naturaleza ofrece
to político liberal nos pueden haber hecho creer que un marco imaginario en el cual aparece un único indi­
aparecemos en este mundo político y social desde un viduo en escena: autosuficiente, sin dependencia algu­
estado de naturaleza. Y que en ese es tado de naturale­ na, saturado de amor por sí mis mo y sin necesidad de
za ya s omo s individuos por alguna razón y que estamos alguien más.2 De hecho, donde no haLotr�personas
en conflicto los unos contra los otros. No se nos hace de quien hablar, el problema de la igualdad no existe
comprender cómo fue que resultamos individuos ni se pero en ·cuanto otro ser.humano viviente aparece en la
nos explica con precisión por qué es el conflicto la pri­ escena, emergen inmediatamente los conflictos y el pro­
mera de nuestras relaciones pasionales en vez de la in­ blema _de la igualdad. ¿Por qué sucede a sí?
terdependencia o el afecto. La perspectiva hobbesiana, Marxkriticaba la parte de la hipótesis del estado de
que ha sido la más influyente en conformar nuestra com­ nati1raf��a qÜe postula qiie �n;.di�d.110 es � elemento
prensión de los conflictos políticos, nos dice que un in­ primordial. En sus · Manüscritos económicos y filosó/i"cos
dividuo desea lo que tiene el otro o que dos individuos de 1844, ridiculizaba, con gran ironía, la noción de que;
reclaman el mismo territorio y pelean uno contra otro en el inicio, los seres humanos, como Robinson Crusoe,
para lograr sus mezquinos objetivos y establecer su dere- estaban solos en una isla, se proveían su propio alimen-
46 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA LA NO VIOLENCIA, LA DUELIDAD [. .. ] 47

to, vivían sin depender de otros, sin sistemas de trabajo viduo, antes de entrar al contrato social, trata de alcan-
y sin la menor organización común de la vida económi- zar y satisfacer sus necesidades, sin considerar su efecto
ca y política. Marx escribe: «No nos pongamos en ese en los demás y sin ninguna expectativa de solución, sin
ficticio estado primordial como un economista político que se resuelvan esos deseos en competencia y conflicto.
tratando de clarificar las cosas. Simplemente coloca la Entonces, de acuerdo a esta ficción, ~!contrato surge, en
cuestión a una distancia gris, neblinosa... Procedemos principio y sobre todo, como un medio de _sqlución de
a partir d~ un hecho concreto de economía política». 3 conflictos. Cada individuo deb;¡·~fre~ar sus d~se~~-~o~
Marx pensaba que podía dejar de lado la ficc;_ión_en fa- nerlímites a su capacidad de consumir, adquirir y a~tuar
vor de un hecho actual, pero eso 1:10 le impidió _hac~r uso para vivir de acuerdo con las leyes comúnmente vincu-
de esas..rrusmasJicciones--parn desarrollar iii.~i:ítJ~a._4~ l_a lantes. Para Hobbes, esas leyes dan como resultado el
~c~norrri~ ·p;líti~;. No ~~prese¡;tan 1~ ·¡~ilidad, pero, si «poder común» mediante el cual se restringe la natura-
sabemos cómo leer esas ficciones, ofrecen un comentario leza humana. El estado de naturaleza no era exactamen-
sobre la realidad actual que de otro modo no percibiría- te algo ideal y Hobbes no promovió un «regreso» a ese
mos. Uno entra a la ficción para dilucidar su estructura, estado (como a--véé:es hizo Rousseau), pues imaginaba
'pero también para preguntar: ¿qué puede o no_m:i~ que las vidas quedarían truncadas y el asesinato sería la
, representarse aquí? ¿Qué se pued~ imaginar y a través norma si no había un gobierno común ni un conjunto
: dé que iérniliios? · de leyes imperativas para someter el carácter conflicti-
Por ejemplo, esa figura solitaria y autosuficiente de vo de la naturaleza humana. Para él, el estado de natu-
Robinson Crusoe era invariablemente un adulto y un raleza implicaba una guerra, pero no una guerra entre
hombre, la primera figura del «hombre natural», cuya Estados o autoridades existentes. Más bien, era una gue-
autosuficiencia eventualmente quedaba interrumpida rra llevada a cabo entre un individuo soberano contra -
por las exigencias de la vida económica y social, pero otro -una guerra, podríamos agregar, de individuos que
no como una consecuencia de su condición natural. En se consideran a sí mismos como soberanos-. Pues no
realidad, cuando los otros entran en escena, comienza el queda__cla_rq_sj.__la~~ conespondía a un individuo
conflicto o así se desarrolla la historia. Por lo tanto, en el concebido como sep~ra.d-9_clerEstado, que transfería su
comienzo (temporalmente considerado) los individuos ei
propia soberanía al Estado, ~-si Estado ya estaba fun-
persiguen sus intereses egoístas, chocan y pelean, pero cionando <;orpo __el h.Qr!!C>_~tfirnplícito de este imagina~
el conflicto solo puede arbitrarse en medio de una socia- río. El concepto político-teológic~ de soberanía precede
bilidad. regulada, dado que presumiblemente cada indi- Y condiciona la atribución o la suspensión del estatus
48 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA LA NO VIOLENCIA, LA DUELIDAD [. .. ] 49

soberano al individuo, es decir que genera, a través de estructuras establecidas; encubren y reproducen formas
este otorgamiento, la figura del sujeto soberano. de dominación y de explotación que enfre~tan a las da-
Aclaremos: el estado de naturaleza difiere en Locke, ~ a los grupos religiÓso;o-raciales· unos contra otros,
Rousseau y Hobbes, e incluso en el Leviatán pueden como si el «tribalismo» fuera una condición primitiva y
considerarse al menos cinco versiones. 4 El estado de na- natur.al que se sacudiría y_e~plQta.ría si)os Es_taclqs fr~ca-
turaleza puede postular un tiempo previo a la sociedad; saran en ejercer sus poderes de coacción, es decir, si no
puede pretender describir a sociedades extranjeras a las lograran imponer su propia violencia, incluida la violen-
que se supone premodernas; puede ofrecer una psicolo- cia legal. --
.- .. -- --• ,,,--·-
gía política que dé cuenta del conflicto civil, puede des- . A lo largo de este texto, distinguiremos entre:' «fanta-
cribir la dinámica del poder político en la Europa del sla>>,'_S:omprendida como un deseo COQ~C.i.~n.1~.que_pu_ecle
siglo XVII. No trato de hacer una reseña académica, pero ser individual o c_e>mpartido~tasy, que tiene una di-
quiero analizar el modo en que el estado de naturaleza ~ensión inconsciente y suele9perar de a: erdo con una
di2..,pie a cierta forma de ima,ginar,. cuando no una fanta- sintaxis que requiere_ interpretación.. Las e ñaciones
sía o lo que Rousseau llamó «una pura ficción», entonces pueden superar la frontera entre lo consciente y lo ns-
alg~--CÍ~é: __ iji~--~-~ii~i~_iEiii~J.~~!Qn¡do: co_n Íos _co~é:- ciente, pero las phantasy, tal como las determinó primero-
tos violento~_ y Sll re§ol1;1cigp/ De ese modo, podemos Susan Isaacs (1948) y elaboró luego Melanie Klein, tien-~
pregoot~~º~; ¿b~jo c:i~~-condiciones históricas aparecen den a incluir un complejo conjunto de relaciones incons-
esas ficciones o fantasías? Fueron posibles y resultaron cientes con los o~s. La fantasía inconsciente es una
convincentes en el marco de una condición de conflicto de las bases del cÓ~pto~arriano de imaginario, q~e
social o como consecuencia de su historia; tal vez repre- se r~Q~E_<:!_a)a~ !~n_de11_cfas.in.conscienteli.Jl1t~...!Q.Il!__aQ._formª -
sentan el sueño de poder escapar del sufrimiento asocia- de imágenes y que nos desvían en diferentes direcciones
do a la organización capitalista del trabajo o funcionan y--~~~!~~~s cü~es:ii~~g_~n. l~~-.fkf~Piª~ ·pa~~isistas. ·- En
como una justificación de esa misma organización; ~a.§. ~aplanche,lla fantasía se define de otro modo y de dos di-
imaginaciones articulan y comentan los argumentos para ferentes-maneras: primero, CO_E!.0 una «eSC~_!l-~ jpiaginaria
el fortalecimiento del poder_ dd Est~sl~-~~~-in;t~.m:__ en la cual el sujeto e_s_ 1:1_!1 protagonista, que repres~nt.a_el
tos violentos para cultivar o contener la voluntad popu- cumplimiento de un deseo (en última instancia, un deseo
lar; emergen en nuestra c0mprensi6ndel pop~~?~Ja~ inconsciente) d~ una_ gianera que resulta distorsionada
con-dición en la que se presume que la voluntad popular en mayor o menor medida por P!Ocesos defensivos». 6 En
adopta úrúi foim.á..désafaaa ·o es· Üna rebe1ió_:t}_~_@Í:raJa;s_ segundo lugar, en su análisis de «Fantasme» deja en claro
---·•--•··--··. ___., ___ --~•-·· --- ~-· ~ ----- ... ·-·· ..
50 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA LA NO VIOLENCIA, LA DUELIDAD (. .. ] 51

que no está enfrentando una concepción de imaginación conflictiva con la condición social y económica a la que se
y otra de realidad, sino que se trata de una m9dalidad-de refie;�. Esta relación ·púede funcionar como una imagen,
estructuración psíquica por la cual la propia r<:alidad jp­ invertida, un comentario crítico, una justificación o indu-'
va�iablemente se interpreta. Así, propone una r�furmu­ so como una dura crítica. L.,Q,__gue está DO§,.,tµl__a.99� C_9!f15?
lación de la doctrina psicoanalítica con la idea d<: �a un origen o como una condición originaria se imao-ina
.___-.,.:..::.= -�•-�.,¡¡¡:,,.,_���..;.,...... �.;,.:�--.,,A¼-Jc..•,.t,;.,,;.\;',��...;�"i�.;'!(':r,,;-:�•� .. ,_:.

«fantasía originaria» (lo - que Freud-Tlru.naba Urplianta­ ret;ospectivamente y, por lo tanto, se plantea como el re-
sien) que estructura modos dt:_ percibir y __ () _.12� sult�do- cte\i-;;-;����n;f�-4 ��;0ñtl�z�-���uñ
mmido ya
su_s propias reglas _sipJ��1ica_s. Así, la f antasía odgfuaria cÓ�stitüicto�so�ialm.ente:
---"�,_,____ __ v,··shi- ��b�rgo, h�y un anhel�
. _ ___ ,_,__ ,,._.
/�
adquiere su forma en una escena con múltiples actores de_ postular una fundación, un origen imaginario como
dispuestos por vectores de deseo y de agresión. Esta úl­ tfu.'a�a deda;�ta de este mundo o tal vez para
tima noción nos permite considerar qué sucede en el escapar de los sufrimientos y la alienación que produce.
«estado de naturaleza» considerado no solo como una Esta forma de pensamiento puede guiamos fácilmente
ficcióño'üñatáñta�ía consciente, sino como �!l.�SC�J:?-ª por el sendero del psicoanálisis si hemos de tomar seria­
f ant;;mátic�muct�ad� por múltiples determinacio­ mente la idea de que las formas inconscientes de la fantasía
nes ocluidas. En.-Io que-sígüe�husco reservar «f antasía» funcionan como una fu;ddci6�- para la vida p;íquica hu­
pa��T-� m�yoría de las escenas de violencia y d�defensa mana en relación con el mundo social. Esto puede muy
que considere, pero en relación con Melanie K.leiñi) para bien ser cierto. Sin embargo, mi deseo no es reemplazar la
quien el término «fantasía» mantiene una distjntiva di­ fantasía por la realidad, sino entender cómo leer esa fan­
mensión inconsciente, uso los términos «fa!}t:,tstllj,gco» tasía -�QlJ.lO una forma de alfanZJl!:2..��pegiyas cl�Y.e_ª-�P
y «fari_tasmagórico» para considerar el juego deJantasí�s la-estructura y la dinámica de las organizaciones de poder
inconscientes y _<;Qnscientes socialmente compartida� o y violencia históricam-ente constituidas, tal corno se vincu­
co��icables que t��ru1:-Ia forma -de una escena, pero lan con la vidá y la muerte. En -realidad, por mí misma no
que no por eso presuponen.un in�onscíente colectiy9. - sería capaz de ofrecer una respuesta crítica a esta noción
Si entendemos el estado_de natuqyeza como una fic­ de un «hombre sin necesidades» en el origen de la vida
ción o más bien como una fantasía (que no son lo mismo, social sin esbozar una conjetura propia, que no comienza
como veremos más adelante),- entonces ¿qué conjunto conmigo pero que me llevaría a sus conclusiones, en una
de deseos representa o articula? �1l�i�I9�B�- €:s_9s _de­ forma de articulación como si fuera la sintaxis de lo social

\t seos no pertenecen sm:mJemente al_ ¼i,divíduq_aj_ ª-�


.;' \ vida psíquica auÍónoDla,- sir,(") C[uO mantienen una relación
a través de un imaginario diferente.
Otro aspecto aún más destacable de esta f antasía del
52 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA LA NO VIOLENCIA, LA DUELIDAD [. . .] 53

estado de naturaleza que suele invocarse como una «fun­ esa representación funcione. La dependencia se elimi­
dación>> es que, en el origen, aparentemente hay un hom­ nó del retrato del hombre originario; de algún modo, y
, bre y es adulto, es dueño. de sí mismo y es autosuficiente. desde el comienzo, está siempre dispuesto y capacitado,
·· Así que registremos que esta historia no comienza en el nunca ha sido mantenido o apoyado por los demás, ni
origen, sino en medio de una historia cuyo momento de llevado en otro cuerpo para nacer, ni alimentado cuando
apertura no va a ser contado. Es decir que el momento no estaba en condiciones de alimentarse por sí mismo,
que marca el inicio, el género, por ejemplo, ya ha que­ nunca fue arropado por alguien con una cobija los días
dado definido. Se ha separado la independencia de la de frío.7 Saltó, dichoso, desde las imaginaciones de los
dependencia y se ha determinado lo masculino y lo feme­ teóricos liberales como un adulto pleno, sin relaciones,
nino, en parte, por esti!_c!istribuc:i<i!!-,4t:! <:!�pendencias. La pero provisto de ira y de deseo, a veces dueño de una
figqra pri.t:riªda y �dadora e� IJ?asculina,.lo que no re­ felicidad o autosuficiencia que dependía de un mundo
sulta sorprendente: la masculinidad se define por su fal­ natural previamente vaciado de otra gente. ¿Debemos en­
ta de ·dependencia (y esto no. es exactamente rtdvecloso, tonces aceptar que ha ocurrido una aniquilación antes
pero-de.alguna manera sigue siendo sorprendente). Pero de la escena narrada, que una aniquilación inaugura la
lo que parece interesante tanto para _.lviar.� como para escena: cualquier otro se excluye, se niega, y eso desde el
Hobbes es que desde el inicio el h9mJ:lI<: es un a9JJlg,. mismo comienzo? ¿Es esto tal vez una violencia inaugu­
--.�..� que se
· En. �tras palabras, se postula que d;Jñélivictuo ral? No es una tabula rasa sino una pizarra borrada. Pero
nos presenta como el primer. momento de 19_\i:µm�o es también la prehistoria del llamado estado de natura- -.
-la aparición del h�ano. en �C�undo- no ha sido leza. Rfüfo E.ll.�.§.t�����"'�'
nunca niño, como sí nunca se lo hubiera cuidado, nunca en una de sus v�riantes más influyentes, una prehistoria
hubiera dependido de padres, de relaciones cercanas o social y económica, la aniqciÍ�nde'f;'aiter1cta�lco·ñs�
de instituciones sociales para sobrevivir, crecer y (pre­ �ª
�tuye prehistoria de es; pr�hl�t�rG:Tc;··que·��giere'
sumiblemente) aprender. Ya se ha elegido el género de que no solo está.mas el'a6oranoo·úiiafáñtasia,siño"'ad:-· 1
ese individuo., pero no por una asignación social; porque judicando una histor"ia a esá mtsmá Tañtasia� ªpbaeiñ8s \
és. un individ�ó) -y en esta escena la fotma social del d�-c�ell �����;·t��-uM::�"'"···""'·· ., ..,.,.. 7

,
_...

individuo-es·m�sculina- es que es un homb;�. Así que, El c���;;t;;-��rJ,"""�omo han afirmado muchas teó-
si pretendemos entender esta fantasía: deherñ�s pregun­ ricas feministas, es ya un contrato sexual.8 Pero, incluso
tarnos qué versión de lo humano y qué versión del géne­ antes de que la mujer entre al cuadro, solo existe ese
•-•-4•-
y"
r��p;�senta·· qÜe�ausiones son necesarias para q�e
', -•----�•..........,_- - . -•..,..._..,-
...,_.,-_,,,.__..._�- •-�• "'" • • w- - - · •
hombre individual. Hay una mujer en algún lado de la
54 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA LA NO VIOLENCIA, LA DUELIDAD [...] 55

escena, pero no adquiere la forma de una representación. embargo se controla, ¿en qué se basa ese control, esa im­
Ni siquiera podemos lamentar la ausencia de represen­ posición de un límite y un desplazamiento? ¿De dónde
tación de la mujer en la escena pues es irrepresentable. proviene ese control que permite que nos apoderemos
Ha tenido lugar algún tipo de expulsión y en ese espacio de él y lo podamos sostener? Alguien podría decir que
vacío se erige el hombre adulto. Se supone que deseará a el control es siempre una forma de autocontrol, que es el
las mujeres en el curso de la vida, pero incluso esta pos­ superyó el que controla la exteriorización de la agresión
tulada heterosexualidad está libre de toda dependencia y «superyó» es el nombre de que disponemos para el
y permanece en una deliberada amnesia respecto de su proceso de absorción de la agresión en la arquitectura
formación. Se entiende que va a toparse primero con los de la psiquis. La economía del superyó es un moralismo
otros de un modo conflictivo. a través del cual la agresión se desata sobre sí misma en
¿Por qué preocuparse por esta influyente escena fan­ un intensificado punto muerto que pesa sobre la vida psí­
tasmática de la teoría política? Después de todo, mi tema quica que soporta esta estructura recursiva de autonega­
es la ética y la política de la no violencia. En verdad no ción. Denuncia la violencia y esta denuncia se convierte
estoy dispuesta a argumentar contra el carácter prima­ en una nueva forma de violencia en el rumbo de las cosas.
rio de las relaciones conflictivas. Es más, voy a insistir en Algunos podrían decir que este control de la violencia
que el conflicto es una parte potencial de todo vínculo solo puede ser aplicado desde afuera, por ley, por el Go­
social y que Hobbes no está completamente equivocado. bierno, incluso por la policía, que es la perspectiva más
En realidad, Freud recoge una tesis hobbesiana cuando propiamente hobbesiana. Desde este punto de vista, el
analiza el mandato bíblico de honrar al prójimo y no aba­ poder coercitivo del Estado es necesario para contener
lanzarse sobre su mujer; ¿por qué -pregunta Freud­ la ira potencialmente asesina de los sujetos que viven sin
no asumimos que la enemistad y la hostilidad son más reglas. Otros sostienen que existe una región calma o pa­
importantes que el amor? Mi tesis, a la que llegaré un cífica en el espíritu y que debemos cultivar la capacidad
poco más adelante, es que si la no violencia tiene senti- para que esté siempre allí, sometiendo a la agresividad y
d()__Eº�'U?.��!Si§;1 �ti�� y polf!:�, no euede simpl�mente la destructividad a través de prácticas o rituales éticos

r�primir �a. awesió� �- ��C!rar!u};e,alic!a.2i.� realidadJ.a o religiosos. Pero, como he señalado, Einstein abogaba
flO violencia aparee� como un coll�,9?};.,9,_Ek�_o de_ seI1p.do por el «pacifismo militante» y probablemente hoy poda­
precisamente cuando la destruccióE... f�.fil-3:.�Q�RkJL. mos hablar nosotros mismos de una forma agresiva de
un_ ac;_QU!e,cimient()���s �q_�o. Cuando la destrucción no violencia. Para que se comprenda esto, sugiero que
se convierte en el verdadero objeto del deseo, pero sin pensemos primero en una ética de la no violencia gue pre-
56 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA LA NO VIOLENCIA, LA DUELIDAD [. .. ] 57

-�
suponga formas de dependencia e interdependencia, que sintamos algo mol�stos o alarmados, incluso puede que
�on inm�ejables o se han co�vertido en fuente de conflic- alejemos ese pensamiento de nuestra mente. Tal vez al­
' .i_�á. ·� : tos-y-agresiones.Segundo, propongo que pensemos_c"ª-�� guien con un fuerte sentido de autosuficiencia individual
__;, �- s�-�d��iona nuestra comprensión de la igualdatl__c_;<:>n la llegaría incluso a ofenderse por el hecho de que hubo un
-.:_, ·.'" étic�y la política de la no violencia. Para que�conexión momento en el que no se pudo alimentar ni mantenerse
; tenga sentido, deberemos aceptar, en nuestra idea de la por sí mismo. Sin embargo, quiero proponer que nadie
�, 0 igualdad política, la igual duelidad de las vidas. Pues �'?.1� realmente se mantiene por sí mismo, hablando estricta­
�: el abandono de un individu��:11º :_u_p������?�permi�á mente, nadie se alimenta por sí mismo. Estudios sobre
V .1:"?-ª
c<:>mprender la posibilidad �� _110 viol�ncia 3:g_!:esrya discapacidad nos han demostrado que para andar por la
_. que surja en medfo · del conflicto, que esté arraigada en calle debe existir un pavimento que nos permita el mo­
·._ ·--:. el propio campo cle:fuerza""ae·rá--violencia. Esto significa vimiento, especialmente si uno se mueve con una silla de
�: :º- '. que esa igualdad no es simplemente_ la ig_ualdad de los in­ ruedas o alguna otra ayuda. 9 Pero el pavimento también
dividuos entre sí, sino un concepto-que, en principio 1 se es un instrumento de ayuda, como los semáforos y los
vuelve pensable una vez que se incorpora una crítica del cordones de la vereda. No son solo las personas discapa-7
�di�d���=--=--------------�·-�- citadas quienes requieren ayuda para moverse, para ali- \
mentarse o incluso para respirar. Todas esas capacidades j
humanas básicas requieren ayuda de una u otra mane- �
DEPENDENCIA Y OBLIGACIÓN ra. Nadie se mueve, respira o encuentra alimento sin la
ayuda de un mundo que provee un ambiente construido
Intentemos, entonces, un relato diferente. Comienza para andar, que prepara y distribuye alimentos de ma­
de esta manera: todo individuo aparece en el curso del nera que lleguen a nuestra boca, un mundo que aporta
proceso de indivict��--Nadíe nace Como-mdividuo; el contexto que hace posible la existencia de un aire de
si alguien se convierte en individuo a lo largo del tiempo, calidad para que respiremos.
ella o él no escapan a la condición fundamental de de­ �_t}uede definir la _dependencia-en..parte- como. una
pendencia en el curso de ese proceso. No se puede esca­ confianza en las estructuras materiales y sociales y en
par a esa condición a través del tiempo. Todos nacimos, ercónte�ti-P�� este último tarr1bién hac� posible la vi;
al margen de nuestras perspectivas políticas actuales, da.-Per�:rnás allá de nuestras discusiones con el psic�a­
en una condición de radical dependencia. Cuando, ya iialisis -y qué es el psicoanálisis si no una teoría y una
adultos, reflexionamos sobre esa condición, tal vez nos práctica con las que la gente discute-, tal vez podamos
LA NO VIOLENCIA, LA DUELIDAD [. ..] 59
58 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA

decir que no superamos la dependencia de la infancia de cuidado de la madre y la completa ausencia del padre.
al volvemos adultos. Esto no significa que el adulto sea Y si aceptamos todo esto como la estructura simbólica
dependiente de la misma man.era que el niño, sino que de las cosas en vez de meramente como un imaginario
nos hemos transformado en criaturas que constantemen­ específico, aceptamos también la operación de una ley
te imaginan una autosuficiencia, solo para descubrir que que solo puede cambiarse de un modo creciente y a lo
esa imagen se va socavando a lo largo de la vida. Esta es, largo de mucho tiempo. La teoría que describe esta fan ­
por supuesto, la posición de Lac an, articulada más céle­ tasía; esta asimetría y esta división del trabajo por géneros
bremente por el estadio del espejq: d IlÍñ.Q.�:}:CJillE!-!e qu<: puede terminar reproduciendo y validando sus términos,
cree q-µe s_� para por sus propios medios mientras se ve en a menos que nos proponga otra salida, a menos que se
el espejo y, sin embargo, al mirarlo nos damos cuenta de pregunte por la escena previa o lo que queda fuera de la
q�e-1¡ madre oalgún invi�ible objeto-se>§t_���Q�e-bébé) escena, el momento, por así decirlo, antes del comienzo.
lo so;tiene ante el espejo mientras goza de su radical au­ Pasemos de la dependencia a la independencia y pre­
tosuficiencia.10 Tal vez pod:pnos.decir que los conceptos guntemos cómo afecta a nuestra comprensión de la vul­
fundantes del individualismo liberal son una especiede nerabilidad, del conflicto, de la adultez, de la sociabilidad,
-
est¡di� dcl esp���-;-�;· �;;-�� �ag�� de esta de la violencia y de la política. Hago esta pregunta porque
--- - eza�- e'..Q�
natural �-ué·;t" 'o 'o m� ·Je _,encTendactebé ñegar la tanto en lo político como en lo económico se niegan los
-,·•=J;�-�Y�:J,Sl\�=-•-,,c.-=<-,O-�="·-·---�-�-�·
ien- hechos de la interdependencia global. O se abusa de ellos.
fantasí,11 �� la_3:u_�e>sajiciencia_ p11rª'-9.l1e ¼l!w.�ia cogi
ce con UI1�p:1._�sc:_�d�d adul!3: fuera del tie1111;>0? Por supuesto, las publicidades de las corporaciones cele­
La implicancia de esta escena, por supuesto, es que pa- bran la existencia de un mundo globalizado, pero esa idea
recería que la masculinidad se identifica con una autosu­ de expansión corporativa solo abarca un aspecto de la glo­
ficiencia fantasmática, mientras que la femineidad queda balización. La soberanía nacional puede estar declinando,
identificada con el apoyo que suministra, un apoyo habi­ pero aparece un nuevo nacionalismo en escena. Así, una
tualmente negado. Esta escena y este relato nos atan a una de las razones por las que resulta tan difícil convencer a
economía de las relaciones de género que nos ayuda poco. gobiernos como los que formaban parte de la Unión So­
La heterosexualidad se convierte en el presunto marco y viética de que el calentamiento global es una verdadera
se deriva de la teoría de madre e hijo que no es sino una amenaza al futuro de la vida en el planeta es que sus dere­
manera de imaginar las relaciones de mantenimiento del chos a expandir producciones y mercados, a explotar los
niño. La estructura genérica de la familia se da por hecho recursos naturales, a beneficiarse, permanecen centrados
incluyendo, por supuesto, el ocultamiento de las tareas en el aumento de la riqueza y el poder nacionales. Tal vez
60 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA LA NO VIOLENCIA, LA DUELIDAD (. .. ]
61

no conciben la posibilidad de que aquello que hacen afec­ do la cárcel y la muerte. También quiero proponer que
te a todas las regiones del planeta y que lo que ocurre en una nueva idea de igualdad solo p�e fil!ffi!!-ª1 conce­
todas las regiones del planeta afecte la posibilidad misma bir p:1ásJifIQ.�111�nte la interd�endencia1-una�n�ó�
de continuar viviendo en un ambiente sustentable del cual qu.e se despliegue en p�ác;tic_a§ �)1.1s!it!Jcio11e�, e�ooews
todos dependemos.11 O tal vez saben que están en medio formas de vida'ci'víca Y P.<:?Mtica. Aunque parezca extr��.
de una actividad globalmente destructiva y eso también la iguald�nce6Idide esta manera nos obliga a repen­
les parece un derecho, un poder, una prerrogativa que no sar qué entendemos por igualdad entre individuos. Por
debe ser cuestionada por nadie ni por nada. supuesto, es correcto que una persona sea tratada como
La idea de obligaciones globales que valen para todos alguien igual a otro (estoy totalmente a favor de la ley
los habitantes del mundo, humanos y animales, está muy de no discriminación; no se me malentienda). Pero esta
alejada de la consagración neoliberal del individualismo formulación, por más importante que sea, no nos dice
y, sin embargo, se la suele descartar por ingenua. Así que en virtud de qué conjunto de relaciones sociales y polí­
estoy apelando a mi valentía para exponer mi ingenui­ ticas resulta pensable la igualdad. Toma a las personas
dad, mi fantasía, mi contrafantasía si prefieren. Alguna individuales como la unidad de análisis y luego estable­
gente pregunta en tono más o menos incrédulo: «¿Cómo ce una comparación. C.ul,llldo la�'ªd,,.s,e f9JPPrende
puedo creer en obligaciones globales? Es sin dudas inge- COJll.Q..,.111:i-��lm•..in.doodJJ..al.Jxal como sucede con el
, nuo». Pero cuando les pregunto si quisieran vivir en un derecho a un tratamiento igualitario),_queda separada de
la��29]ga.g212�s . �9,f4��"�"'E,.9,����:�
mundo en el que nadie abogara por obligaciones globa­
les, suelen decir que no. Sostengo que solo aceptando la . rro�.
W!!ll!h1r la igµaJ.dad �gbre la bas'=-�e las relaciones que
interdependencia se hace posible formular obligaciones definen nuestra dur�d�t1erienc_i;�Q�aj,�gu�_!los cl_e­
globaíes:in·¿r�yen·d;-�"n ·e11as_a._l�s-·migra11t�s, -�P _est�do finen como criaturas sociales, es hacer un reclamo social
- - --r: �•s-, -•� ,.._- .....�-- ... -- --- .. ,._ . . -��· . .., _ _ _ ..• . -_ -···· 1

de permin�nte-�o�adía, �quellos que viven en situación no un o reclamo colectivo a . sociedad, sínó · un reclamo
-

precaria o incluso ga ud.íOs qtie-so;·�e:-t1;;·�s.


de �cupacio­ a l social-���'o n;_��sº·diñrro .del c�� �e rn.:_9l��an y. ad­
ne:s y de ggerrn; aquellos que están sujetos a un racismo quieren sentido. ru1�stras concepciones de iguald;d, li­
institucional y sistemático; esos indígenas cuya muerte y bertad :;:justicia. e ualquiera sea el recl�o--de. igualdad
desaparición nunca llegan a ser de conocimiento públi­ que formulemos, surge de la relación entre las personas,
co; las mujeres sujetas a violencia doméstica y pública y en nombre de esas relaciones y de esos vínculos, pero
acoso en el lugar de trabajo; las personas de géneros no no como representaciones de un sujeto individual. 12 Así,
convencionales que están expuestas a ataques, incluyen- la igualdad es un aspecto de las relaciones sociales que
62 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA LA NO VIOLENCIA, LA DUELIDAD [ .• .] 63

depende para su articulación de una creciente y aceptada sea posible o imposible. En otras palabras, dado que no
interdependencia, que permite salir del cuerpo como una podemos existir liberados de esas condiciones, nunca es­
«unidad» para entender los propios límites como predi­ tamos completamente individualizados.
camentos sociales y relacionales, que incluyen fuentes de Una conse_cuencia _ge esta perspectiva es ,que las obli­
placer, susceptibilidad a la violencia, sensibilidad ante el gaciones que nos vinculan�os con otros-nacen dela
calor y el frío, deseos descontrolados de alimento, socia- cqnclición de �terdependencia -que hace p�sibí�� ��es­
bilidad y sexualidad. tras vidas, pero que puede servir también para la opresión
(---- - -- ,
En otro lugar he planteado que la «v.:ulnerabilid�d» y la violencia. La_misma organizac:i§11_p9lítica de la viq.a
no debe considerarse un estado subjetivo, smo uñ__.M­ requiere que la i,nterdeg�p_gencia -y la i�JJáa qu� im­
pecto_ge nuestr-ª-L.c_om.partidas vidas interdependi��. 13 plica- sea aceptada por la política,J@ instituciones, la
Nunca somos simplemente vulnerables sino que somos so�iedad civil y el gobfémo�Si·���ptamºsJa pr9pµesta de
vulnerables a una situación, una persona, una estructu­ que hay o debería haber opJig�ciones gloqal(:!s -es decir,
ra social, algo en lo que confiamos y en relación con lo oblig.aciónes que son globalmente compartidas y deben
cual quedamos expuestos. Ser dependiente implica vul­ considerarse vinculantes-, no pueden ser reduciqª-L�L
nerabilidad: uno es vulnerable a la estructura social de las obligaciones que los Estad�s nación tienen unos__con
la que depende así que, si la estructura fracasa, uno que­ otros�D�b�;-;�;-p�sn�cionales en esencia, arr-;;�¡ar fron­
da expuesto a una situación precaria. Si esto es así, no teras y navegar sus límites, dado que las poblaciones en la
habl amos de mi vulnerabilidad o de la tuya, sino de un frontera o que cruzan las fronteras (gente sin patria, refu­
aspecto de la relación que nos vincula con otro y con las giados) están incluidas en la amplia red de interrelaciones
estructuras e instituciones de las que dependemos para implicadas en las obligaciones globales.
la continuidad de la vida. La vulnerabilidad no es exac­ He venido planteando que la tarea, tal como la conci­
tamente lo mismo que la dependencia. Dependo de al­ bo, no es superar la dependencia con el objetivo de alcan­
guien, de algo, de cierta condición para seguir vivo. Pero zar la autosuficiencia, sino aceptar la interdependencia
cuando esa persona desaparece, ese objeto se aleja o fra­ como una condición de la igualdad. Esta afirmación se
casa esa institución social, resulto vulnerable a quedar encuentra con un inmediato e importante desafío. Des­
desposeído, abandonado o expuesto a situaciones que pués de todo, hay formas de poder colonial que buscan
pueden resultar invivibles. La comprensión relacional establecer la así llamada «dependencia» del colonizado
de la vulnerabilidad muestra que no estamos en absoluto y esta clase de argumentos trata de hacer de la depen­
separados de las condiciones que hacen que nuestra vida dencia un aspecto patológico esencial de las poblaciones
64 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA LA NO VIOLENCIA, LA DUELIDAD [. • .] 65

colonizadas. 14 Ese despliegue de la dependencia defi­ los acuerdos de convivencia postsoberanía, hemos regre­
ne tanto al racismo como al colonialismo; identifica la sado a una versión de la autosuficiencia que augura con­
causa de la subordinación de un grupo como un rasgo flictos interminables. Después de todo, es solo desde una
psicosocial del propio grupo. Por lo tanto, el coloniza­ renovada y revaluada noción de interdependencia entre
dor, como expresa el novelista y ensayista francotunecino regiones y hemisferios que podemos pensar las amenazas
Albert Memmi, se personifica a sí mismo como el adulto al medioambiente, el problema de la miseria global, el ra­
de la escena, aquel que puede librar a la población colo­ cismo sistemático, la condición de la gente sin patria cuya
nizada de su dependencia «infanti.l» y llevarla a una lumi­ migración es una responsabilidad común y global, pues
nosa adultez. 15 Encontramos esta figura del colonizado la mayoría proviene de sociedades que estuvieron bajo el
como un niño que requiere de tutela en el famoso ensayo poder colonial. Y que podemos comenzar a formular una
«¿Qué es el iluminismo?» de Kant. Pero la verdad es que nueva visión de la solidaridad y de la no violencia.
el colonizador depende del colonizado, pues cuando el A lo largg_ ele es!e libro, me moveré entre una idea psi­
colonizado rechaza seguir subordinado, el colonizador coanalíµca Y. so�ial_ de )ajr,lteLdep endencm_pjlr�st-ªt>le­
ve amenazada la continuidad del poder colonial. Por un cer las_Q_�§,_p_�:i l_ª-_pfáctica de fano violencia dentro de
lado, está bien superar la dependencia si uno ha quedado un.P..1t�Y9..fm�gµi?JiQ :i�ruiiªr{�:-É;t�s ni��Í�s de análisis
en un lugar dependiente dentro de una estructura colo­ deben reunirse sin suponer que el marco psicoanalítico
nial, en un Estado injusto o en un matrimonio abusivo. es un modelo para todas las relaciones sociales. Sin em­
Romper con esas formas de sujeción es parte del proce­ bargo, la crítica de la psicología del yo permite dar un
so emancipador, del reclamo por igualdad y libertad. Pero, significado social al psicoanálisis que lo vincula con una
entonces, ¿qué versión de la igualdad estamos aceptan­ concepción más amplia de las condiciones del sustento y
do? ¿ Y qué versión de la libertad? Si rompemos los lazos persistencia -cuestiones centrales para cualquier con­
de la dependencia en un esfuerzo por superar la suje­ cepción de lo biopolítico-. MLc:9g !1:�.Je� a la hipótesis-·¡
ción y la explotación, ¿eso significa que ahora valoramos del estado de naturaleza es que nadie . puede mantenerse
la independencia? Sí, así es. Pero, si esa independencia po_t sí mismo. El �11_<:!PQ..no_�, y ñ��a fue, una especie
1
está modelada sobre el dominio y de ese modo resulta de set .:t11t?mat1tegi�o, lo que es solo una razón por la \,,
l
una manera de romper lazos con esas formas de inter­ cual la metafísica cé la sustancia -que concibe al cuerpo (
dependencia que valoramos, ¿qué sigue después? Si la como un ser extenso con límites discretos- jamás fue )
independencia nos regresa a la soberanía del individuo un marco particularmente adecuado para comprender lo 1!
o del Estado de tal forma que se vuelven impensables que es un cuerpo; el cuerpo es algo que se entrega a los J
T

66 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA LA NO VIOLENCIA, LA DUELIDAD [ ... ] 67

otros para persistir; se entrega a otro conjunto de manos hay nada de qué depender, cuando las estructuras socia-
antes de que uno mismo pueda usarlo. ¿Dispone la meta- les fracasan o se eliminan, la vida misma se debilita o se
física de un modo de conceptualizar esta paradoja vi- pierde: la vida se vuelve algo precario. Esa permanente
tal? Por más interpersonal que pueda sonar esta relación, condición puede volverse más cruel para los niños y los
también está organizada socialmente en un sentido más ancianos o para aquellos que tienen problemas físicos,
amplio, ya que apunta a la organización social de la vida. pero todos nosotros estamos sujetos a esta condición.
' Todos comenzamos siendo entregados -una situación a ¿Qué significa «ser entregado»? ¿Implica que somos
, un tiempo pasiva y vivificante-. Es lo que sucede cuando también aquellos a quien alguien nos será entregado? ¿So-
· nace un niño: alguien lo entrega a otra persona. Desde el mos los entregados y aquellos a quienes los otros son en-
comienzo somos manejados contra nuestra voluntad, en tregados lo mismo, una especie de asimetría que es, sin
parte porque la voluntad está en proceso de formación_. embargo, una reciprocidad cuando se la considera una
Incluso el niño Edipo fue entregado al pastor que debía relación social? Cuando el mundo nos falla, cuando que-
arrojarlo contra la ladera para que muriese. Ese fue un damos fuera del mundo en el sentido social, el cuerpo
acto casi fatal, dado que su madre lo entregó a alguien sufre y muestra su precariedad; este modo de mostrar
precariedad es en sí mismo o carga una demanda po-

.m-
encargado de darle muerte. Ser entregado contra la pro-
pia voluntad no es siempre una bella escena. El nrno es lítica e incluso la expresión de una indignación. Ser un
entregado por alguien a alguien más, y se supone conven- cuerpo expuesto diferentemente al daño o a la
cionalmente que el cuidador lo recibe para cuidado-en- es precisamente e~~i_!Jir ..E.ll~fa_r.Qla de_I?~~carieda4_p_e-
tregado de una forma que puede no comprenderse como ro ~~- .slifrÍr--una fonpa de desi@aldad que es in-
un acto de la voluntad o de una elección-. El cuidado no
siempre es consensuado ni asume la forma de un contra-
to: puede ser una forma de ser afectado, una y otra vez,
·-
justa. Así, la situación de muchas poblaciones que están
progresivamente sujetas a una precariedad invivible nos
plantea la cuestión de las obligaciones globales. Si pre- ¡
por las demandas de una criatura llorosa y hambrienta. guntamos por qué alguno de nosotros debe ocuparse de /
Pero hay aquí un reclamo más amplio que no se basa en quienes sufren a distancia, no se encontrará la respuesta l
ningún relato particular acerca de la organización social en justificaciones paternalistas, sino en el hecho de que
de la maternidad y el cuidado. Nuestra persistente depen- compartimos el mundo y mantenemos relaciones de in-
dencia de las formas sociales y económicas para mantener terdependencia. Nuestros destinos están, como siempre
la vida no es algo provisorio: no es una dependencia que estuvieron, entregados unos a otros.
se convierte en independencia con el tiempo. Cuando no Así, nos hemos alejado mucho de la figura de Robinson
T

68 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA LA NO VIOLENCIA, LA DUELIDAD [ ... ] 69

Crusoe con la que comenzamos. Porque el sujeto corpori- siempre existen esas excepciones-, esto sugiere que la
zado está definido, por el contrario, por su falta de autosu- prohibición de matar no es absoluta. Es una prohibición
ficiencia. Y esto también nos da un indicio de cómo figuran que, en ciertas ocasiones, no logra afirmarse a sí misma,
en esta escena la no~talgia, el deseo, la ira y la angustia, espe- retrocede o se suspende si su propio poder se restringe.
ciahnente bajo condiciones en las que la exposición resulta «Autodefensa» es un término altamente ambiguo, co-
insoportable o la dependencia se vuelve inmanejable. Su- mo podemos ver en modos militares de política exterior
frir esas condiciones puede llevar a una comprensible furia. que justifican todo ataque como autodefensa, y en la ley
Bajo esas condiciones, ¿la interdependencia se transforma estadounidense contemporánea que toma recaudos ante
en una escena de agresión, conflicto y violencia? ¿Cómo en- asesinatos preventivos. Puede extenderse -y en la prác-
tender el potencial destructivo de este vínculo social? tica lo hace- a la defensa de seres queridos, niños, ani-
males u otros a los que se considera cercanos a nosotros,
relaciones que forman parte del sentido más amplio del
VIOLENCIA Y NO VIOLENCIA yo. Por lo tanto, tiene sentido preguntarse qué es lo que
define y limita esas relaciones, qué elabora el concepto de
Filósofos morales y teólogos se han preguntado: ¿en yo para incluir a grupos de otros de esta manera y por qué
qué se basan los planteas de que el asesinato está mal se los entiende como parientes cercanos o como aquellos
y qué justifica su interdicción? La forma más frecuente relacionados por lazos conyugales. Una distinción arbitra-
de manejarse con esta cuestión es preguntar si esa inter- ria y bastante dudosa aparece entre los que son cercanos
dicción, mandamiento o prohibición es absoluto; si tiene --en nombre de los cuales uno puede cometer violencia,
un estatus teológico o convencional; si es un asunto legal incluso asesinato-- y aquellos que están a distancia nues-
o de moral. Se suele acompañar con otra pregunta: si no tra --en cuyo nombre, en cuya defensa, uno puede no
hay excepciones de buena fe a esa interdicción, casos en matar-. Así, ¿ qué y quién forma parte del yo que somos
los que herir o incluso matar está justificado. Entonces y qué relaciones a ser defendidas están incluidas bajo el
el debate tiende a derivar a qué excepciones, si es que rótulo de «yo»? ¿Estamos más obligados éticamente a de-
hay alguna, existen y qué indican sobre el carácter poco fender las vidas de aquellos más cercanos a nosotros que
menos que absoluto de esa interdicción. La autodefen- las de aquellos que se consideran lejanos, tanto en sentido
sa suele aparecer en este punto. La excepción a la regla geográfico como económico y cultural?
es importante, tal vez más que la regla en sí. Por ejem- Si me defiendo y defiendo a aquellos que considero
plo, si .existen excepciones a la prohibición de matar -y pa_rte de mi ser (o lo suficientemente próximos), entonces
70 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA LA NO VIOLENCIA, LA DUELIDAD [ ... ] 71

ese yo que soy es relacional, de acuerdo, pero esas rela- gadas a mí, que forman parte de mi región extendida del
ciones a las que considero pertenecientes a la región del yo, que podría incluir a aquellos en quienes reconozco
ser están limitadas a aquellos que están próximos y que un ascendente ético sobre mí. En esos momentos, la in-
tienen que ver conmigo. Se justifica el uso de la violencia terdicción contra la violencia vuelve a probar ser menos
para defender a aquellos que pertenecen a la región o al que absoluta. Y la excepción a la interdicción se convier-
régimen del yo. Por lo tanto, algún grupo queda cubierto te en un potencial estado de guerra o en un estado que
por mi reclamo expandido de autodefensa y se considera funciona con esa lógica. Si uno ha de matar por esa o
merecedor de una protección violenta contra la violen- aquella persona próxima o asociada, ¿qué es lo que final-
cia; es decir, una violencia contra otros para que no se mente distingue a lo próximo de lo no próximo y bajo
nos cause a nosotros. En la excepción reaparece la inter- qué condiciones puede considerarse que esa distinción es
dicción de matar. La interdicción se impone ahora a otro éticamente justificable? Por supuesto, los derechos hu-
grupo, aquel que no forma parte de mi región del yo, manos internacionales intervencionistas, incluidos aque-
para que no cometa actos de violencia. Y en ausencia de llos a los que llamamos «halcones liberales» en los Esta-
esa interdicción operativa, yo o nosotros tenemos, apa- dos Unidos, sostendrán que lo que sigue es que nosotros,
rentemente, una justificación para matar. especialmente el primer mundo, siempre debemos estar
Luego, cuando llegamos al punto eri el que uno o el dispuestos a entrar en guerra a favor de alguien. Pero mi
grupo de uno defiende violentamente lo que considera posición es decididamente diferente. Las excepciones a
que es su «yo» de la violencia, no solo se produce una las normas de la no violencia comienzan efectivamente
amplia y consecuente excepción hecha a la interdicción a elaborar identificaciones grupales, incluido el naciona-
de la violencia, sino que la distinción comienza a colapsar lismo, que terminan en una cierta lógica bélica. Sería así:
entre la fuerza de la interdicción y la violencia interdicta. deseo defender a aquellos que son como yo o a los que se
La excepción a la interdicción nos lleva a una situación puede considerar parte de mi generalizado régimen del
de guerra, en la que siempre es correcto defender violen- yo, pero no defender a quienes no son como yo, lo que
tamente a uno y a los propios y en nombre de la autode- se transforma rápidamente en el planteo: defenderé solo
fensa, pero ciertamente no para defender a todo el con- a los que son como yo, o reconocibles por mí, pero los
junto de aquellos que no pertenecen a nuestro yo. Y esto defenderé contra aquellos que no son reconocibles para
significa que siempre existirán aquellos cuyas vidas no mí y que no parecen tener lazos de pertenencia conmigo.
defenderé y que siempre habrá quienes busquen causar Con estos ejemplos, intento plantear la pregunta de si
violencia a aquellos cuyas vidas están intrincadament<=; li- hay una norma que se invoque para diferenciar a aquellos
72 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA LA NO VIOLENCIA, LA DUELIDAD [ ... ] 73

que pertenecen al grupo, cuyas vidas merecen salvarse, pertenece nuestro propio yo-. Y, si esta última proposi- · ·i
de aquellos que no pertenecen a ese grupo y cuyas vidas ción es verdadera (que existen aquellos a los que deseo
no merecen salvarse o defenderse. Porque, implícitamen- herir o matar en nombre de aquellos con quienes compar-
te, en la forma en que la excepción a la interdicción de to una identidad social o a quienes amo de un modo que
la violencia funciona, existen aquellos a los que se con- es esencial a quién soy), entonces existe una justificación
sidera dentro del grupo y merecen protección contra la moral para la violencia que nace-precisamente de~;zo-;-es
violencia, mientras que en relación con aquellos que no demográficas. ·- · ·-- ··------------·----
pertenecen se puede invocar sin problemas nuestro prin- ¿Qué hace la demografía en medio de este debate mo-
cipio de no violencia y declinar intervenir a su favor. ral sobre las excepciones a la interdicción de la violencia?
Pese a que pueda sonar cínico, se supone que la cuestión Simplemente, planteo que lo que se inicia como un encua-
sirve solo para destacar el hecho de que algunos de nuestros
principios morales pueden muy bien transitar por otros in-
tereses y marcos políticos. La distinción entre poblaciones
-ª~_
dre moral para comprender la no \liolerida-sé frarísform.a
en §t~~ ~1~s~ ir.o]il~m_a:· :1m i>;o~fu;;¡¡·p_~fr~i~~:
primer caso, la norma que invocamos para diferenciar a
Én d

que merecen defenderse violentamente y las que no impli- las vidas que queremos defender de aquellas que son efec-
ca que se considera que algunas vidas son más valiosas que tivamente prescindibles es parte de una operación más
otras. Así, mi planteo es considerar que el principio por el amplia de biopoder que, sin justificación, distingue entre
cual se identifica la excepción a la no violencia es a la vez vidas a duelar y vidas que no merecen dudarse.
una medida para diferenciar poblaciones por las que no es- Pero si aceptamos la idea de que todas las vidas son
tamos dispuestos a duelar o que no califican como lamen- igualmente dignas de protección, y por consiguiente el
tables de aquellas a las que estamos preparados a duelar mundo político debe organizarse correctamente de tal
y cuya muerte debe impedirse en cualquier circunstancia. manera que ese principio quede afirmado por la vida
Así que, si hacemos excepciones al principio de no vio- económica e institucional, entonces llegamos a una con-
\ lencia, se ve que estamos prontos a pelear y lastimar, in- clusión diferente y tal vez a otra forma de enfocar el pro-
1 cluso a matar, y que estamos dispuestos a alegar razones blema de la no violencia. Después de todo, si desde el
\ morales por ello. De acuerdo con esta _lógica, uno l_? hace principio una vida se considera _digna de protegerse, se
en nombre de la autodefensa o en defensa de aquellos que tomaráñ todas las .e_recauciones necesarias para prese;
pertenecen al más amplio régimep. deryó"-·aqüellos -~~n varlaysalvaguardarla del daño y la destrucción. En otras
qcienes la identificación es posible.airas que se reconoce
1 pdala·bras,loqbule podrídamos llamar «la radi~-;J iguálda? ~ •. _
como _parte del dominio social y político de yoes al cual .e 1o protegí e» pue é ·enteriderse··como·1a--iirecondi- !l ~
- ------------•··-·------- ..... _.~.---··· 1
) (t\ : . -~_ . \ :
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1
1

74 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA LA NO VIOLENCIA, LA DUELIDAD [ ... ] 75

ción demográfica para una ética de la no violencia que no intensifica la diferencia entre lo duelable y lo no duela-
acepte excepciones. No estoy diciendo que nadie debería ble. Una vez más, las mujeres resultan las no duelables.
defenderse a sí mismo o que no haya casos en los que es Si nuestras prácticas y éticas políticas quedan reduci-
necesario intervenir. Pues la no violencia no es un princi- das a un modo individual de vida o de toma de decisio-
pio absoluto, sino una lucha sin fin contra la violencia y nes o a una ética virtuosa, que reflexiona sobre quiénes
sus fuerzas compensatorias. somos como individuos, corremos el riesgo de perder de
Una razón por la que un enfoque igualitario del valor vista esa interdependencia social y económica que esta-
de la vida es importante es que proviene de los ideales blece una versión personificada de la igualdad. A su vez,
de una democracia radical y al mismo tiempo reflexiona esa condición nos expone a la posibilidad de abandono o
acerca del modo más adecuado de practicar la no violen- destructividad, pero también traza las obligaciones éticas
cia. Dentro de ese imaginario, de ese experimento que que sirven para impedir esas consecuencias.
considera el mundo de esta manera, no debería haber ¿Qué diferencia implica para nuestro pensamiento ese
diferencias entre vidas que merecen preservarse y vidas marco? Lª_IIJ_ay_c>J;fo_q~ las formas de violencia son come-· ¡
que potencialmente no. La duelidad marca la manera ti~~J?,?r desigualdad,aun cuando eso no guede explici- '.
en que se maneja a las criaturas vivas y pru_eba ser una t~o. Y el marco de la decisión de usar o no la violencia -i--
dimensión integral de la biopolítica y de las formas de en algunas ocasiones implica una cantidad de supuestos
pensar sobre la igualdad entre seres vivos. Mi siguiente sobre aquellos sobre quienes se debe o no ejercer la vio-
planteo es que ese argumento a favor de la igualdad se lencia. Por ejemplo, es imposible cumplir con una inter-
sostiene directamente en la ética y la política de la no dicción de la violencia si uno no puede identificar o saber
violencia. Una práctica de la no violencia puede incluir cuáles son las criaturas vivientes a las que no se debe ma-
una prohibición contra matar, pero no se reduce a eso. tar. Si no se considera a la persona, el grupo, la población
Por ejemplo, una respuesta a una posición «provida» es como viviente, ¿cómo debe entenderse el mandamiento
sostener primero un valor igualitario de la vida y demos- de no matar? Tiene sentido suponer que solo aquellos
trar que una posición «provida» se basa en una idea de considerados vivientes pueden ser efectivamente identi-
desigualdad de género, al atribuir a una vida embrional ficados y salvaguardados por una interdicción de la vio-
el derecho a la vida mientras se ataca al auténtico recla- lencia, pero es necesario un segundo paso.
mo de las mujeres ~ disponer de su propio cuerpo en Si la interdicción de matar se basa en el presupuesto
nombre de la libertad y la igualdad. Una posición «pro- de que todas las vidas son valiosas -que tienen valor en
vida» como esa es incompatible con la igualdad social e cuanto vidas, en su estatus de seres vivos-, entonces la
·,
76 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA LA NO VIOLENCIA, LA DUELIDAD [ ... ] 77

universalidad del planteo solo se sostiene a condición de concepto debe implicar esta extensión formal a todos los
que el valor se extienda a todos los seres vivos. Esto sig­ seres humanos, pero aun así presuponemos quién está in­
nif:i.ca que debemos pensar no solo en personas, sino tam­ cluido en esta categoría de lo humano, quién lo está par­
bién en los animales; y no solo en criaturas vivientes, sino cialmente y quién está plenamente excluido, quién está
en el proceso de la vida, los sistemas y formas de vida. completamente vivo o parcialmente muerto, de quiénes
Hay aquí un tercer punto: una vida debe ser duelable habría que lamentar su pérdida y de quiénes no pues es­
-es decir, su pérdida debe ser conceptualizable como tán efectivamente muertos socialmente. Por este motivo
._J una pérdida- para que una interdicción de la violencia no podemos tomar lo humano como la base de nuestro
y la destrucción incluya a esa vida entre los seres vivos análisis ni podemos ubicar su fundación en el estado de
que deben salvaguardarse de la violencia. La condición naturaleza: lo humano es un concepto que ha variado a
bajo la cual algunas vidas son más duelables que otras lo largo de la historia, se ha articulado de modo diferente
implica que no puede alcanzarse la condición de igual- en el contexto de las desiguales formas de poder social y
, dad. La consecuencia de esto es que esa prohibición de político; el campo de lo humano se ha constituido sobre
· matar, por ejemplo, solo se aplica a aquellas vidas que exclusiones básicas, asediado por esas figuras a las que
son duelables, pero no a aquellas a las que se considera no se tiene en cuenta. En efecto, pregunto de qué modo
que no lo son (a las que se considera ya perdidas y, por lo la distribución desigual de duelidad entra y distorsiona
tanto, nunca completamente vivas). De esta manera, para nuestras maneras deliberadas de pensar en la violencia y
plantear una ética de la no violencia que afirme el igual la no violencia. Se podría esperar que una consideraciór
' . I valor.de las vidas, es necem10 abordar el-problema de de la duelidad afectara solo a aquellos que están muer­
\_� la distribución diferenciada �e fa du�lidad. Así,__Lijfe­ tos, pero creo que ya resulta operativa durante la vida
sigual. distribucióri·ae Iaduelidad provee un marco para y que es una característica atribuida a las criaturas vivas,
comprender la distribución diferencial de seres humanos que marca su valor en un esquema diferencial de valora­
y otras criaturas dentro de una estructura de desigualdad ción y que pesa directamente sobre la cuestión de si son o
o, en realidad, en una estructura de violenta negación. no tratadas con igualdad y de una manera justa. Ser due­
Plantear que la igualdad se extiende formalmente a todos lable es ser interpelado de manera que quede claro que la
los seres humanos es dejar de lado la cuestión principal vida de uno importa, que la pérdida de tu vida importa­
de cómo se produce lo humano, mejor aún, de quién es ría; que tu cuerpo será tratado como el de alguien capaz
producido como un ser humano reconocible y valioso y de vivir y desarrollarse, alguien cuya precariedad debería
, quién no. Pues para que la igualdad tenga sentido como minimizarse, para quien deberían ser accesibles las con-
78 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA LA NO VIOLENCIA, LA DUELIDAD [. .. ] 79

diciones para progresar. La presunción de una igual due- tre, por ejemplo, la violencia física, legal e institucional
lidad no debe ser solo una convicción o una actitud con la que es necesario comprender. Mi apuesta en este capí-
que otra persona te acoge, sino un principio que articula tulo es que podamos comprender mejor el modo en que
la organización social de la salud, la alimentación, el abri- los presupuestos demográficos invaden nuestros debates
go, el empleo, la vida sexual y cívica. sobre la violencia, en especial cuando toman la forma de
Al plantear que la violencia surge como un rasgo de operaciones fantasmáticas que motivan y obstaculizan los
toda relación de interdependencia y que un concepto de esfuerzos para pensar las circunstancias en las que se jus-
los lazos sociales que tome esa interdependencia como tifica o no la violencia. 17
un rasgo constitutivo constantemente se piensa de forma He intentado mostrar cómo la igualdad, que ahora
ambivalente, estoy aceptando que el conflicto es algo po- incluye la idea de igual duelidad, se vincula con la inter-
tencialmente duradero y que no se supera nunca de una dependencia y con la cuestión de por qué y cómo prac-
manera definitiva. Estoy menos interesada en plantear ticar la no violencia de un modo militante. Una razón
que el conflicto es una característica intrínseca de algo por la que un enfoque igualitario del valor de la vida es
llamado «vínculo social» (como si existiera uno solo) que importante es que proviene de los ideales de una demo-
en proponer que, al considerar relaciones sociales espe- cracia radical y, al mismo tiempo, reflexiona acerca del
cíficas, podemos y debemos preguntarnos por el estatus modo más adecuado de practicar la no violencia. La vida
de ambivalencia en esas relaciones, en especial cuando institucional de la violencia no se abolirá mediante una
han involucrado dependencia o interdependencia. Pode- prohibición, sino con un ethos y una práctica contrains-
mos tener muchas otras clases de razones para pensar en titucionales. 18
relaciones sociales, pero mientras se las caracterice por La interdependencia plantea siempre la cuestión de la
la interdependencia, se vuelve posible, en mi opinión, destructividad que es un aspecto potencial de cualquier
preguntarse por la ambivalencia y la negación no solo relación. Y, sin embargo, la organización social de la vio-
como rasgos de una realidad psíquica, sino como los ras- lencia y el abandono, que atraviesa las operaciones so-
gos psíquicos de una realidad social que implican entender beranas y biopolíticas del poder, constituye el horizonte
el problema de la violencia en un marco relacional. Y contemporáneo en el cual debemos reflexionar sobre la
definir así esta convergencia como relaciones psicosocia- práctica de la no violencia. El punto merece repetirse: si
les.16 Por supuesto, esto no significa que solo pensemos la práctica queda restringida a un modo individual de
sobre la violencia desde esta perspectiva o incluso que vida o de toma de decisiones, perdemos de vista esa in-
esta sea la mejor manera de hacerlo. Hay diferencias en- terdependencia que es la única que articula el carácter
80 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA LA NO VIOLENCIA, LA DUELIDAD [. .. ] 81

relacional de la igualdad, así como la posibilidad de des- dependiente de las relaciones sociales. Requiere también
trucción que es constitutiva de las relaciones sociales. una explicación de por qué y bajo qué condiciones los
Esto me lleva a un último punto: la posición ética de marcos para comprender la violencia y la no violencia o
la no violencia debe estar ligad~ ~- UI1 ~nrom1so co_n la violencia y la autodefensa parecen invertirse, y causan
UQ-;-ig~algª_d_~J!81¿-ª1:-Y, m¡s específicamente, la práctica confusión en cuanto a cómo delimitar de la mejor ma-
de la no vioÍencia requiere oponerse a las formas bio- nera esos términos. ¿Por qué una petición por la paz se
políticas de racismo y a la lógica de guerra que suelen considera un acto «violento»? ¿Por qué se califica una
diferenciar a las vidas dignas de ser cuida@as de las que barricada para enfrentar a la policía como un acto de
no lo son: poblaciones que se consideran daño colateral agresión «violenta»? ¿Bajo qué condiciones y dentro de
o un obstáculo para alcanzar objetivos políticos y mili- qué marcos sucede la inversión de violencia y no violen-
tares. Además, debemos considerar de qué modo una cia? No hay manera de practicar la no violencia sin antes
lógica tácita de guerra entra en el manejo biopolítico de interpretar la violencia y la no violencia, especialmente
las poblaciones: si vienen inmigrantes, nos van a destruir en un mundo donde la violencia se justifica cada vez más
o destruirán la cultura o a Europa o al Reino Unido. Esta en nombre de la seguridad, el nacionalismo y el neofas-
creencia abre las puertas a la destrucción -o a la len- cismo. El Estado monopoliza la violencia al calificar a
ta muerte en vida de los campos de detención- de la sus críticos de «violentos», esto lo encontramos en Max
población, que está fantasmáticamente construida como Weber, en Gramsci, en Benjamin. 19 Por lo tanto, debe-
el locus de destrucción. De acuerdo con esta lógica de mos estar alertas ante quienes sostienen que la violencia
guerra, se trata de elegir entre las vidas de los refugia- es necesaria para contener y controlar la violencia; ante
dos y las de aquellos que invocan el derecho a que los aquellos que ensalzan a las fuerzas de la ley, incluyendo a
defiendan de los refugiados. En esas circunstancias, una la policía y las cárceles y las consideran los árbitros defi-
versión racista o paranoica de la autodefensa autoriza la nitivos. Oponerse a la violencia exige comprender que la
destrucción de una población. violencia no siempre toma la forma de un golpe; las for-
Como resultado, la práctica ética y política de la no mas institucionales a través de las que opera nos obligan
violencia no puede basarse únicamente en el encuentro a preguntar: ¿la vida de quién se considera una vida y la
diádico ni en el apoyo a una prohibición; requiere una pérdida de quién se considera una pérdida? ¿Cómo fun-
oposición política a las formas biopolíticas del racismo y ciona el imaginario demográfico en la ética, las leyes y la
de la lógica de guerra que dependen de inversiones fan- política? Si operamos dentro del horizonte en el cual no
tasmagóricas que ocultan el carácter vinculante e ínter- se puede identificar la violencia, donde las vidas desapare-
82 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA LA NO VIOLENCIA, LA DUELIDAD [ ... ]
83
cen del reino de lo viviente antes de que las asesinen, no dos fascinados con la realidad. Cuando les pregunto si
estaremos en condiciones de pensar, saber o actuar de mo- quisieran vivir en un mundo en el que nadie hablara de
dos que incluyan lo político en lo ético, es decir, de modos no violencia, donde nadie luchara por esa imposibilidad,
que comprendan la exigencia de obligaciones relacionales siempre dicen que no. El mundo imposible es aquel que
en la esfera global. En un sentido, debemos romper con existe más allá del horizonte de nuestro pensamiento ac-
el horizonte de este destructivo imaginario en el cual hoy tual -no es el escenario de una guerra espantosa ni el
tienen lugar tantas desigualdades y ninguneas. Debemos ideal de una paz perfecta-. Esta lucha siempre abier-
combatir a aquellos que están decididos a la destrucción ta exige preservar nuestros vínculos contra todo lo que
sin reproducir su destructividad. La tarea y el lazo de una en el mundo tenga el potencial de destruirlos. Frenar la
ética y una política de la no violencia es comprender cómo destrucción es una de las afirmaciones más importantes
luchar de esta forma. que somos capaces de pronunciar en este mundo. Es la
En otras palabras, no necesitamos una nueva formula- afirmación de esta vida, atada a la nuestra y al reino de
ción del estado de naturaleza, sino que nos hace falta un lo viviente: una afirmación cargada de potencial para la
estado alterado de percepción, otro imaginario que nos destrucción y su fuerza para contrarrestarla.
aleje de los supuestos del presente político. Un imagina-
rio como ese nos ayudaría a encontrar nuestro camino
hacia una vida ética y política en la que la agresión y las
penurias no se transformen inmediatamente en violencia,
en la que seamos capaces de sobrellevar la dificultad y la
hostilidad de aquellos vínculos sociales que nunca elegi-
mos. No debemos amarnos los unos a los otros para sen-
tirnos obligados a construir un mundo en el que todas las
vidas sean sustentables. El derecho a persistir solo puede
entenderse como un derecho social, como la instancia
subjetiva de la obligación social y global que nos debe-
mos unos a otros. Interdependiente, nuestra persistencia
es relacional, frágil, a veces corrllictiva e insoportable, a
veces plena y gozosa. Mucha gente dice que no es realis-

--------------
ta plantearse la no violencia, pero tal vez estén demas_ia-
.
CAPÍTULO 2

PRESERVAR LA VIDA DEL OTRO

He propuesto una pregunta relativamente simple, que


podemos identificar inmediatamente como pertenecien-
te a la psicología moral: ¿qué es lo que nos lleva a cada
un~a preservar la_v.:ida_delotro? Por supuesto, los deba-
tes acerca de la preservación de la vida involucran hoy a
la ética médica, incluyendo aquellos debates en torno
a la libertad reproductiva y la tecnología, pero también
aquellos vinculados a los cuidados de la salud, la apli-
cación de las leyes y las prisiones. Pese a que aquí no
profundizaré en esos debates, espero que algo de lo que
afirmo influya en el modo de abordarlos. En verdad, lo
que pretendo es señalar un aspecto de los debates acerca
de cómo se justifica la preservación de la vida: en espe-
cial, que invariablemente partimos de ciertos supuestos
sobre lo que se llama vida. Estos presupuestos incluyen
no solo cuándo y dónde comienza o cómo debe tergiin~r
sino también, pero en otro registro, la cuestión-de qué
viáas cuentan como tales. · · · - ·
Entonces, cu-an.do rios preguntamos «¿por qué bus-
86 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA PRESERVAR LA VIDA DEL OTRO
87
camos preservar la vida del otro?» podríamos estar pre- buscamos preservar la vida de un grupo en particular
guntando qué es lo que nos motiva a hacerlo o, por el -al preguntar qué justifica acciones de este tipo- supo-
contrario, estar preguntando qué justifica acciones de ese ne lo que bien podríamos llamar una consideración «bio-
tipo o, en realidad, qué hace que sea moralmente injusti- política». Pone en cuestión no solo lo que consideramos
ficable el rechazo o el desinterés por preservar una vida. que cuenta como vida, sino cuáles son las vidas dignas
La primera cuestión es psicológica, la segunda atañe a la de preservarse. Bajo ciertas condiciones, la formulación
filosofía moral o a la ética, campos que a veces se basan parece incurrir en una tautología: ¿st hay: una yidª_qu~_no
en la psicología moral para hacer sus planteas. Pero ¿esas cuenta, sigue siendo una vida? ··
cuestiones no competen también a la teoría social o a la R~g;~~aré ~- ~-~t~ ~{i~~tión de la biopolítica en el siguien-
filosofía política? te capítulo. Por ahora regresemos a la primera pregunta
Mucho depende de cómo planteemos la pregunta y que formulé: ¿qué lleva a cada uno de nosotros a preser-
qué presupuestÓs manejemos cuando la formulamos. Por var la vida de otro? Es una pregunta que, en cierto modo,
ejemplo, resulta diferente si planteamos la pregunta en debe formularse no solo en relación con los individuos,
relación con otro singular. ¿Qué nos lleva a buscar pre- sino también con las instituciones, los sistemas económi-
servar la vida de ese otro? Esa pregunta es diferente a cos y las formas de gobierno. ¿Qué estructuras e insti-
interrogarse si buscamos preservar las vidas de un grupo tuciones están preparadas para salvaguardar la vida de
particular con el que estamos fuertemente identificados, una población o, en verdad, la de toda población? Re-
de aquellas que integran un grupo vulnerable que nos gresaremos al psicoanálisis para ver qué fundamentos se
parece que corre peligro de violencia o de exterminio, proponen para no eliminar una vida y para buscar preser-
o de todas las personas vivas. Preguntar qué nos lleva a var una. No se trata de pensar en las relaciones entre la
buscar preservar la vida de alguien en particular supone psicología individual y la grupal, pues las dos se solapan
una relación diádica: tú puedes ser alguien que conozco invariablemente e incluso nuestros dilemas más singula-
o no; en cada caso y bajo ciertas circunstancias, puedo res y subjetivos nos involucran en un mundo político más
estar en posición de repeler el peligro o detener una fuer- amplio. El «yo» y el «tú», el «ellos» y el «nosotros» se im-
za destructiva que amenaza tu vida. ¿Qué hago y por qué plican unos a otros y-~~a-~t~;~~~~ió¡;_-~~-~~ s-~lo-Íógi~a,
lo hago? ¿Y qué justifica la acción que finalmente decida se"experímenta como un VÍ11clÍ_l_9:sqdaJ ..ª1PI:>fr¡ueµt~ _qu~
tomar? Estas preguntas parecen pertenecer al terreno de coñsfantem~nte 2l!111tea la ~xig~_ndª. ética_ de ,gegociar fa
la filosofía y la psicología moral, sin agotar el conjunto agresíon .. Así, si comenzamos el interrogante moral c~n el
de cuestiones consideradas en esos campos. Preguntar si usoaCrítico del «yo» o incluso del «nosotros» terminamos
88 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA PRESERVAR LA VIDA DEL OTRO .89

eludiendo la pertinente cuestión de considerar el modo Esto ocurre, por ejemplo, cuando se identifican «gru-
en que el sujeto singular y plural está formado y tironea- pos vulnerables». Por un lado, el discurso sobre «grupos
do por las relaciones sociales y por una situación a la que vulnerables» o «poblaciones vulnerables» ha sido impor-
trata de negociar a través de las reflexiones morales. tante tanto para los derechos humanos feministas como
La forma en que está planteada esta pregunta genera para las éticas del cuidado. 1 Pues si un grupo se considera
otra, la del patemalismo. ¿Quién pertenece al grupo que «vulnerable», entonces alcanza un estatus que le permite
se ocupa de la «preservación» y quién se supone que tie- reclamar protección. En consecuencia, surge la pregun-
ne una vida que necesita preservarse? ¿No necesitamos ta: ¿a quién se dirige ese reclamo y qué grupo aparece
«nosotros» también que nos preserven? ¿Son las vidas de como el encargado de proteger a los vulnerables? Por
quienes formulan la pregunta las mismas que son obje- otro lado, ¿aquellos elegidos para proteger a ios vulne-
to de esa pregunta? Para aquellos que formulan la pre- rables están privados/despojados de vulnerabilidad? Por
gunta: ¿consideramos que nuestras propias vidas también supuesto, el punto es destacar la desigual distribución de
merecen preservarse y, de ser así, quién es el encargado la vulnerabilidad, pero si esa elección distingue implíci-
de preservarlas? ¿O es que en realidad presuponemos tamente entre grupos vulnerables y grupos invulnerables
el mérito de nuestras vidas y que se hará todo lo posible y carga a los invulnerables con la obligación de proteger
por preservarlas, de modo que «nosotros» hacemos esta a los vulnerables, esta formulación se basa en dos suposi-
pregunta sobre «otras» vidas que no viven con esas pre- ciones problemáticas: primero, trata a los grupos como si --
suposiciones? ¿El «nosotros» es realmente separable de ya estuvieran constituidos como vulnerables e invulnera-
esas «otras» vidas que podemos buscar preservar? Si hay bles; segundo, fortalece una forma patemalista de poder
un «nosotros» que busca resolver este problema y existen en el mismo momento en que se requieren con más ur-
«otros» que son los destinatarios de nuestras delibera- gencia obligaciones sociales recíprocas.
cion"es, ¿suponemos que hay una división, probablemente Aquellos de nosotros que nos reconocemos en una
patemalista, entre aquellos que tienen el poder --o se lo respuesta ética para salvaguardar la vida, incluso para
han adjudicado- de preservar la vida (o aquellos de no- protegerla, nos podemos encontrar suscribiendo una je-
sotros para quienes ya existe un poder que busca preser- rarquía social en la cual, por ostensibles razones morales,
var nuestras vidas) y aquellos cuyas vidas están amenaza- los vulnerables son distintos de los poderosos patemalis-
das por alguna forma de violencia, ya sea deliberada o por tas. Por supuesto, es posible plantear que esa distinción
negligencia, y cuya supervivencia solo puede asegurarla es verdadera desde el punto de vista descriptivo, pero
un po4er que actúe en sentido opuesto? · cuando se convierte en el fundamento de una reflexión
90 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA PRESERVAR LA VIDA DEL OTRO 91
,,.//
mo.ral, se adjudica una jerarquía social a una racionaliza- ,
requiere de infraestructuras que tienen ese propósito
ción moral y el razonamiento moral trabaja en contra de en mente (por supÚesto;líay _inff~esTfücfüras· que pre-ci-
la norma aspiracional de una condición de igualdad com- samente buscan no preservar vidas, así que la infraes-
partida y recíproca. Resultaría incómodo si no completa- ' tructura por sí misma no es una condición suficiente para
mente paradójico que una política basada en la vulnera- \ la preservación de 1~ vida). Mi p r e g u n t a ~
.1
!!
bilidad terminara fortaleciendo las jerarquías que deben
desmantelarse de manera urgente.
ye~ en cuanto S1:!J.~!os_iporaJ.rn:~E!~ r~§RO~~~~l~~'--~jp_o
/ CÓJJ!:J,¿ tá _construido el mundo qe modo de reproduór
Comencé planteando una pregunta sobre las motiva- rtalecer las condiciones neces~a.§_Q-ª_ra_pr.es_erv.:ar...la
ciones psicológicas para preservar la vida de otro o de vida.'Por supuesto, en cierto sentido, construimos ese
otros en plural y busqué mostrar que esta pregunta, tal mundo pero, en otro, nos encontramos dentro de una
vez a pesar de sí misma, conduce a un problema político biosfera que incluye un mundo que nunca hemos cons-
que tiene que ver con el manejo de las diferencias demo- truido. Más aún, como bien sabemos por el cada vez más
gráficas y las trampas éticas de las formas paternalistas urgente tema del cambio climático, el medioambiente
de poder. Por eso, mi pregunta deja sin explorar-crít.i_- cambia como resultado de la intervención humana y su-
. ..
viviente>>:
camente términos tan claves como «vida», «lo------ ------ fre los efectos de nuestro poder para destruir las condi-
qué significa «preservar y proteger»_ ysfpueden pensarse ciones de sustentabilidad de la vida humana y de los seres
como acciones recíprocas de modo que aquellos que pre- vivientes no humanos. Esta es otra razón por la que resul-
servan potencialmente la vida de los otros también están ta importante una crítica del antropocentrismo indivi- \:: t.¡.
en potencial necesidad de preservación, al igual que lo dualista para el d~gnollo de un ethos de la n~ violencia _
que eso implica acerca de las condiciones compartidas en el coni~xt<?_cl~-~matI~]giialitar. 1-;:-~"-- - ª
de vulnerabilidad y exposición, las obligaciones que aca- · l!_n_~th~~-~~~)~_~i~J!:~~ia, sea esto 1~ que sea, resul-
rrean y los tipos de organización social y política que re- ta!~ ~~ren!iJaJ.:lto de)~_#losqfti"iii<?iál~~omQ:a~Ji.i>sic~.-
quieren. logía moral, aunque la indagación moral nos lleva a un lu-
Con mi investigación me propongo preguntar acerca gar ciií~~~--á1>re tanto -;fpsi~-;¡;~~~ ~ terr~;-~-<le
de la posibilidad de salvaguardar la vida contra los varios la ·p~Cuando tornamos la psicoÍ-;gí;--mo;aT~o~o
modos de destruc~ión, incluyendo aquellos que nosotros punto de-partida, como seguramente hizo Freud al con-
mismos desatamos. Mi apuesta es que no solo encontra-
~
siderar los orígenes de la destructividad y la agresión,
mos maneras de preservar las mismas vidas que teri~mos nuestro pensamiento adquiere sentido solo a la luz de
el pod~r de destruir, sino que-esa preservación de la_rida · estructuras políticas fundamentales, incluyendo nuestros
LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA PRESERVAR LA VIDA DEL OTRO 93
92

supuestos acerca del potencial destructivo inherente a y ambos van juntos cuando las muertes no se reconocen y
todo vínculo social. Por supuesto, ~'42~~~$_.Qr~~~ntan de lamentan públicamente. La protesta pesarosa -y aquí
un modo o de otro solo cuando s·e las conterp._2la desde podemos pensar en Women in Black o en las Abuelas de
. - ·-=~-··.•···•.,.--,·-···-·-·--·· . ... _., ....•..----,--.-· ------=
pe~;pe~ti;;a~ h1~óricas específicas; aclquiere._n _g__ pjerden Plaza de Mayo en la Argentina o en los familiares de los
vafOr__ s~fui (~~~~~~~ :ªe-~de el cu.aj_ ~~}~~~~s._tdern, lo cuarenta y tres de Ayotzinapa--2 reclama que esa vida
,,'I perdida no debería haberse perdido, que es duelable y
cual no quieredeeir que cualquier marc? tep_~a el plerio
1
.•7 ; poder,.par~--decléfu el valor de una vida. Las diferentes que debería haberse considerado como tal mucho antes
¿.-: ! maneras-enTasquesemicle elvaior·'d~ la vlda están infor- de que se le hiciera cualquier daño. Y exige que se conoz-
madas por esquemas táci~os de valoración por los cuales ca la evidencia forense que pueda establecer las circuns-
se considera que una vida es más o menos duelable; algu- tancias de la muerte y quién es el responsable. EJ fracaso
nas adquieren dimensiones icónicas -la vida absoluta y en hallar a los re1popsables hace imposible el duelo. Pues
claramente duelable- mientras que otras apenas dejan aunque la ;;uerte se conozca, no pasa lo-mismo con la
una marca -la vida absolutamente no duelable, una pér- forma en que ocurrió y así la pérdida no se puede re-
dida que no es una pérdida-. Y hay un vasto campo gistrar por completo. En esas circunstancias, el muerto
de otros cuyo valor se destaca en un marco y se pierde en permanece no duelah>le.~ . -- - .
otro, es decir, cuyo valor es, como mucho, intermitente. Una aspiración normativa de este trabajo es contri-
Se puede plantear que hay un continuo de lo duelable, buir a la formulación de un imaginario político de una
pero ese marco no nos permite entender aquellas ocasio- igualdad radical de la duelidad. No es solo que todos tene-
nes en las cuales, por ejemplo, una vida es al mismo tiem- mos el derecho de hacer duelo por los muertos o que los
po llorada en una comunidad y absolutamente ignorada muertos tienen derecho a que se haga duelo por ellos;
-y descartada- en un marco dominante nacional o in- esta es una verdad fuera de toda duda, pero no capta
ternacional. Pero esto ocurre todo el tiempo. Es por eso por completo el sentido de lo que quiero decir. H.&~
que la comunidad que está de duelo también se opone diferencia entre que alguien sea duelado y que esa mis-
al hecho de que esa vida sea no duelable, no solo por los ma persona tenga,_~1?-.C!!....anto ser yivq)á, característica-d~
responsables de haber eliminado esa vida, sino también S<:'r d11_~~1rx:;·;egundo involucra. el uso del condicio-
por aquellos que viven en un mundo en el que se da por nal: ~qú~llos q11~~~--~~lahles;t~6:eYí~~---~~;·r;~n~~dc;s· si .L
supuesto que esas vidas siempre están perdiéndose y que sus vidas se perdieran; los no duelables soO: ·;queñ-;;s -c~ya
esa es la manera en que suceden las cosas. Y esta es una pérdida rió aéjatí~fhili"guii"tastto;o coití6"rifü:chcY;·apenas ·
razón por la que el duelo puede llegar a ser una protesta dejaría una marca. Así, si fuéramos a invocar «la· igualdad
. , ...
94 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA PRESERVAR LA VIDA DEL OTRO 95

:_: radical en proceso de su duelidad: el conjeturado futuro de una


- . -·-· ·--de- todos aquellos (iUe son duelables»,
\
no podría-
~ . mos focalizarnos en el modo ·en- que--está distribuida la vida como un potencial indefinido que se lamentará si se
duelidad de tal forma que algunos no alcanzan la catego- acorta o se pierde.
ría de duelables y, por lo tanto, sus vidas no pueden per- En el panorama que he pintado pareciera como si el
cibirse c~mo vidas dignas de llorarse. Del mismo modo problema atañera a relaciones éticas estructuradas de 'una
que hablam9s__dt;Jª~gi.~fribución desigual de bienes y manera diádica. Te considero duelable y valioso y tal vez
recursos, c:reo que podemo§_hablartampién_de la radi- tú me contemples de la misma manera. Pero el problema
cal desigualdad de la distribución de duelidad. Esto no va más allá de la díada y convoca a repensar la política
significa qúe exista un~~~¿1:r;-~:létpoder que la-distribuye social, las instituciones y organizaciones de la vida políti-
siguiendo un cálculo sino, en realidad, que un cálculo de ca. En verdad, ~Uas instituciones estuvieran estructura-
esta naturaleza atraviesa regímenes de poder de manera das de acueydo con Al..PJ.inciEi<l_de la igualdad radicalcle
más o menos tácita. Y pese a que algunos puedan pensar la, duelidad, significaría que toda vida concebida en esos
que sugiero que todos lloren ante la muerte de otro y té~~inos institi:i-cionale~ es digna_ de _preservarse, que su
se pregunten cómo se puede hacer duelo por quienes ni pérdida debe g~staf_aJ~~yl~entarse y que.esto es válido
siquiera se conoce, quiero plantear que el duelo asume n~olo par~ est.~L9~_gg__uella vi4ª, sino para todas. Esto,
diferentes formas, incluso una forma impersonal, cuando planteo, tiene implicancias en cómo pensamos la salud,
la pérdida no es próxima, cuando ha ocurrido a distancia las prisiones, la guerra, la ocupación y la ciudadanía, to-
o, cuando, de hecho, es anónima. Decir que una vida es das las cuales hacen distinciones entre poblaciones más o
~e!able es. sogener 5:iue una vida, incluso antes de que menos duelables.
se piercl~_~s, o debe ser,_c;g~_dej~~~~~r_s~ eA<:>casión Y queda aún esa delicada cuestión de la vida, cuándo
de su pérdida; la vida tiene un valor en relación con la empieza la vida y qué clase de seres vivos tengo en mente
mortalidád~- Uno trata. cte modo· diferente.a WJ.a persona cuando hablo de aquellos que «están vivos». ¿Son sujetos
si ;~ ¿;ffu_; el grado de duelidad del otro en relación con de tipo humano? ¿Eso incluiría a los embriones y no solo
nuestra posición ética hacia el otro. Si la pérdida de otro a los seres vivientes como una totalidad indiferenciada?
se registra como una pérdida, se destaca y se lamenta y ¿Y qué de los animales, los insectos y otros organismos
si las posibilidades de pérdida son reales y se deben to- vivos; no son todas formas de vida que merecen prote-
mar precauciones para salvaguardar esa vida del daño y gerse de la destrucción? ¿Son distintas formas de seres o
de la destrucción, entonces nuestra capacidad real para nos estamos refiriendo a procesos vitales o a relaciones?
valorar y proteger una vida depende de una comprensión ¿Qué de los lagos, los glaciares y los árboles? Por supues-
r 96 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA

to que se puede lamentar su pérdida y pueden también,


PRESERVAR LA VIDA DEL OTRO

Kant, la pregunta es si alguien cae en una contradicción


97

en cuanto realidades materiales, llorarse. 3 o actúa razonablemente al desear como lo hace. Nos da
Por ahora, parece correcto reiterar que la ética qu~ es- una formulación negativa y otra positiva: «Jamás debo
,- toy articulando está ligada a un imagjna_r.j.9_p9.gtico espe- actuar sino de modo que puedo también desear que mi
. \ cífi~o, un_imag:jp~~~<? ig~aliüi~[~ q~~-requiere_~~!i:1:~~ra máxima pueda convertirse en una ley universa)»4 y luego:
; .. •\ de proceder conjetural, un modo de experunen~ar con «Actúa siempre siguiendo la máxima cuya universalidad
: /·. ~ el c6ndicicfüal:· sólO aquellas
._ •¡ .. -·· . --
viaas· ·que·-;e-lam~~i
-,e••~---~----------~----·- ----------- ~--- ___. ,. ____.....,.-,._
la convierta en una ley que al mismo tiempo puedas de-
sear».5 Ofrece un ejemplo, el de una falsa promesa hecha
<------\ se"perdier~~~~-aJJ. _con:i? ..~?~5. _c:l~~l~~l~~' _Y._son vidas
\ activ_a y est~u~~u!~eilt~ prot<:gi_ªas c:le.la-cvioleQQ.~ y" ~a para liberarse de una situación complicada. Ese camino
\ destruccióp.. Este uso de la estructura gramatical de las no parece funcionar: «Me doy cuenta de inmediato de
oraciones condicionales es una manera de experimentar que he deseado realmente mentir, pero de ninguna ma-
con un potencial, planteando qué ocurriría si todas las vi- nera puedo desear una ley universal de mentir». 6 Otros,
das se consideraran duelables; nos permitiría ver de qué plantea, «podrían pagarme con la misma moneda» y su
modo se puede imaginar un horizonte utópico en me- máxima «tan pronto se formulara como una ley univer-
dio de nuestra evaluación de qué vidas importan y cuáles sal, quedaría obligada a anularse a sí misma». 7 Entiendo
no, o qué vidas tienen mejores chances de preservarse y que no puedo desear racionalmente que las falsas prome-
aquellas que no. Permítanme, en otras palabras, incluir sas se conviertan en una práctica universal por la simple
nuestras reflexiones éticas en un imaginario igualitario. La razón de que no me gusta la posibilidad de ser engañada.
vida imaginaria resulta ser una parte importante de esta Sin embargo, debo imaginarme esa posibilidad si quiero
reflexión, induso una condición para la práctica de la no entender el carácter contradictorio de cualquier máxima
violencia. que permita mentir.
En la mayoría de las ocasiones, cuando nos enfrenta- Por supuesto, para los consecuencialistas, el imperati-
mos a dilemas morales en relación con las condiciones vo de imaginar las consecuencias de vivir en un mundo
bajo las cuales la vida debería protegerse, formulamos donde todos actuaran como les pareciera lleva a la con-
hipótesis y luego las ponemos a prueba en distintas si- clusión de que ciertas prácticas son completamente in-
tuaciones. Si yo fuera una kantiana, podría preguntar: sostenibles, no porque sean irracionales, sino porque su
¿Si actúo de una determinada manera, puedo querer que consecuencia es causar daños no deseados. Sugiero que
todos actúen del mismo modo o al menos según el mis- en ambos casos se postula una acción potencial como
mo precepto moral, sin caer en una contradicción? Para hipotéticamente recíproca: nuestro propio acto regresa
98 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA PRESERVAR LA VIDA DEL OTRO 99

bajo la forma imaginada del acto de otro, otro podría yéndoselo a alguien y a todos. Si el acto está allí como
actuar contra mí de la misma manera que yo podría ac- acto de alguien y, por lo tanto, no es mío, entonces ¿a
tuar sobre otro y las consecuencias serían inaceptables quién pertenece finalmente? Así comienza la paranoia.
debido a sus dañinos resultados (para Kant, el daño se Postulo que esta forma de la imaginación se interseca con
le hace a la razón, pero este no es el caso para todos los el psicoanálisis_y su explicación de ia fantasía -ae algunos
filósofos morales que se embarcan de esta manera en modos importantes: la acción p-ropia vuelve -contra uno
lo hipotético). Si se pretendiera vivir en un mundo en el nusmohajo la forma de la~cción de otro. Esa acci6ñ-po-
que los otros actúen del mismo modo, la cuestión es sa- dría resultar duplicada o, en c~~o de- agresión, represen-
ber si uno desearía vivir en un mundo en el que los otros tada como proveniente de otro y dirigida contra mí. En
actúen del mismo modo que aquel en el que me propon- las escenas de fantasías persecutorias, el imaginado retor-
go actuar cuando me dispongo a cometer un conjunto no de la propia agresión a través de una figura externa
de actos violentos. Una vez más, podríamos concluir que termina en una situación casi invivible. Si preguntamos
sería irracional desear algo para mí que posiblemente no qué vincula el acto de imaginar el acto recíproco a la filo-
deseara para otro. O podemos concluir que el mundo en sofía moral (cómo podría ser si otros actuaran como yo)
sí no sería vivible si los otros actuaran del modo en que y al retorno que tiene lugar en la fantasía (cuya agresión
propongo actuar y, entonces, estaríamos ampliando el es la que regresa a mí desde el exterior -¿podría ser la
umbral de vivibilidad. mía?-), podríamos entender el acto de imaginar la ac-
En ambos experimentos morales, uno imagina un acto ción recíproca como crucial para una comprensión de las
propio como el de otro, un acto potencialmente destruc- maneras en que la propia agresión queda atada a la de
tivo, recíproco y reversible. Es una forma de la imagina- otro. No se trata simplemente de un espejo de proyeccio-
ción difícil y pertubadora que exige que me desposea de nes o un atascamiento cognitivo, sino de una manera de
mi propio acto. El acto que imagino ya no es más el que pensar la agresión como narte de un víncul~-;~~ial. Si el
me imagino realizando, aun cuando hay algo de mí en aéfo qÜe~-agino hacer pu~~~~P~~~ip10, ser ~l mi~mo
él; sin embargo, se lo he adjudicado a otro posible o a que me haga sufrir, entonces no hay forma de separar la
un número infinito de otros y así he tomado más que un reflexión sobre la conducta individual de las relaciones
poco de distancia del acto en sí mismo. Cuando el acto recíprocas que constituyen la vida social. Este postulado
retoma y se imprime en mí como el acto potencial de será importante para el argumento que espero formular
otro, no debería sorprenderme dado que he comenzado acerca de la igual duelidad de las vidas. Mi planteo es que
por distanciarme del acto que pretendo analizar atribu-
-----------
el lugar en el ~ la filosofía moral está casi radicalmente
~-- --·~-.. .
100 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA PRESERVAR LA VIDA DEL OTRO 101

entrelazada con el pensamientp-psjc:oanalítico es la di- va. Es mi acción, pero se la adjudico a otro y, por más
mensión fantasniática de la. s~~titutabilidad:
--------
- . .
la idea .ele equivocada que esté esa sustitución, me obliga a consi-
que una persona puede ser sustituida por otra y que §..(2 derar que lo que hago me lo pueden hacer a mí. Digo
suele ocurrir en la vida psíquica. Permítanme, entonces, «considerar» pero no siempre es una actitud reflexiva.
resumir brevemente una versión de una opinión conse- Una vez que -®-ª-sustitución queda sujeta a una fantasía,
cuencialista a la luz de esta tesis: si considero una acción le siguen asocia~~()!:1-e.~ Íilv~h1n!!!f.I_as. Así, a-pesar-de-qt1~
de destrucción e imagino que otros podrían hacer lo mis- l1l1 experimeñto comience bastante conscientemente, esa
mo que yo, puedo terminar colocándome en el lugar del clase de sustituciones, de mí por otro, de otro por mí,
destinatario de esa acción. Esto puede resultar en una me involucran en un conjunto de respuestas que sugie-
fantasía persecutoria (o fantasía en el sentido kleiniano ren que el acto de sustitución, la susceptibilidad psíquica
que le atribuye un carácter inconsciente) lo suficiente- a la sustitutabilidad, una mímesis primaria y transitiva,
mente poderosa como para disuadirme de actuar como no puede ser el resultado de una intervención deliberada
pensaba que podría (y seguramente deseaba). La idea de de la mente. 8 De algunas maneras, las sustituciones son
que otros podrían actuar del modo en que yo me pro- previas a la verdadera aparición del «yo» que soy y que
ponía actuar o que los otros podrían hacerme lo que me opera antes de cualquier deliberación consciente. 9 Así,
proponía hacerles a ellos, prueba ser incontrolable. Por cuando me adjudico conscientemente la tarea de sustituir
supuesto, si logro convencerme de que seré perseguido, a los otros por mí, puedo muy bien volverme suscepti-
no ejecutaré la acción que imagino que imaginé y poster- ble a un terreno inconsciente que socava el carácter de-
garé así mi propio deseo. Entonces podré construir una liberado de mi experimento. Así, algo está experimen-
racionalidad para actuar agresivamente contra una agre- tando conmigo en medio de mi experimento; no está del
sión que me llega desde afuera. Puedo usar ese fantasma todo bajo mi control. Este punto probará ser importante
persecutorio como una justificación para mis propios ac- para la pregunta de por qué deberíamos preservar la vida
tos de persecución. O, idealmente, podría persuadirme de otro, dado que se invierte y se expande en el curso de
de no actuar, pero solo si todavía reconozco mi propia su formulación y finalmente se transforma en una esce-
acción potencial en el fantasma que me presiona. na de acción recíproca. Como resultado, al ver que mi
Todo se vuelve más trágico o más cómico cuando nos vida y la de otro pueden sustituirse entre sí, parece que
damos cuenta de que se trata de la propia agresión que no son completamente separables. Los vínculos entre no-
vuelve a nosotros bajo la forma de la acción de otro y sotros exceden cualquiera que haya elegido consciente-
contra la que buscamos defendernos de manera agresi- mente. Puede ser que el acto hipotético de sustitución de
102 LA FUERZA DE LA NO VIOLE!'!CIA PRESERVAR LA VIDA DEL OTRO 103

mi persona por otra o de otr~ por mí nos brinde una si no los destruyo primero. Una vez que el experimento
compresión más amplia del daño recíproco causado por mental llega a estas instancias modales de persecución,
la violencia, como si se lo hiciera a las mismas relaciones puede funcionar como argumento para justificar la deci-
sociales recíprocas. Y, sin embargo, esa misma capaci- sión de matar. Pero ¿cl!ál es el fundamento para percibir
dad de sustituirnos por otros y a otros por nosotros pue- a los otros como gente r~uaaaestruirme?
·-----···-·--·-•-•<-- .. -·_.~-- -- . . . ,,,..~--··--- -.-.
----· ~------•-r-·••>- - -

de construir un mundo que lleve a una mayor violencia. Freud no estaba de ningún modo convencido de que
¿Cómo y por qué sucede esto? la razón tuviera el poder de comandar y reprimir los de-
J Una razón por la que ~o podemos o no debemos qui- seos de matar -algo que planteó cuando el mundo estaba
1 . ···•. , .... " -- ·-··
qci~1~ram¿s
\ tarl~s la vida·~ aqu~ff()~- que que· desa_@ie- a un paso de una nueva guerra-. Y podemos ver cómo
¡·ran.es porque no podríamos vivir en un mundo en_el que una forma de razonamiento circular puede funcionar co-
) todos hicieran lo mismo. Aplicar esas medidas a nuestras mo un instrumento de agresión, tanto si esa agresión se
' á~fiones sígnifi~;~-;gfuar un mundo en el que efectiva- desea como si se teme. Dada la realidad de los impulsos
mente actuemos de esa manera y nos preguntemos si hay agresivos, Freud sostenía que, sin dudas, hace falta que la
motivos para detenernos. Debemos imaginar las conse- ética sea rigurosa. Al mismo tiempo se preguntaba si esa
cuencias de nuestras acciones asesinas y eso significa pa- rigurosidad ética podría hacerse cargo de esa tarea. En
sar por una fantasía perturbadora que, me inclino a suge- El malestar en la cultura, Freud bromea diciendo que la
rir, no está orquestada por completo de modo consciente. rigurosidad ética del superyó «no se preocupa lo suficien-
Pues, imaginar que· los otros podrían morir por nuestra te por los hechos de la constitución mental de los seres
causa sugiere que lo contrario podría ser cierto: podría humanos» pues, en sus palabras, «el yo no tiene un domi-
morir a manos del otro. Y, sin embargo, puedo compar- nio ilimitado sobre el ello». 10 Freud plantea también que
timentar mis creencias para imaginar que mi acción es el mandamiento «ama a tu prójimo como a ti mismo» «es
unilateral y no es recíproca, lo que podría significar que la defensa más fuerte contra la agresividad humana y un
podría quedar a salvo de la posibilidad de morir a manos ejemplo excelente de los procedimientos no conscientes
del otro. Si las propias creencias se sostienen en esa nega- del superyó cultural». 11 Antes, en sus «Consideraciones de
ción o en semejante desplazamiento, ¿qué consecuencias actualidad sobre la guerra y la muerte» (1915) escribe que
tiene eso para el modo en que uno se entiende a sí mismo? no importa cuán elaborados sean nuestros mandamientos
Al realizar este experimento mental, se podría concluir racionales, «el verdadero énfasis del mandamiento "noma-
que los otros buscarían destruirme o que seguramente lo tarás" confirma que provenimos de una interminable se-
harán, punto en el que debo concluir que soy un tonto rie de generaciones de asesinos que llevan el goce de ma-
104 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA PRESERVAR LA VIDA DEL OTRO 105

taren la sangre, goce que seguimos experimentando hoy». los recién llegados, a quienes se deja morir ahogados en
Tras discutir el desarrollo progresivo de la civilización masa aun cuando esos cuerpos puedan terminar en las
-así como la falsa moral de la superioridad blanca-, orillas de los hoteles más lujosos. Pero también aparece
a.fuma que existe una dimensión inconsciente de la vida a veces una sensación contagiosa de desinhibida satisfac-
que atraviesa todas las culturas: «Si en nuestr,os impulsos ción del sadismo, como hemos visto en las acciones de la
inconscientes a todas horas y todoslos días- nos desliace- policía estadounidense contra la población negra, cuando
mos d~-algcien que se interpon~ en nuestro camino,-l .. ] los policías disparan con facilidad, impunidad moral y
nuestro inconsciente matará incluso por nimiedades». 12 satisfacción a hombres desarmados que escapan de ellos,
Freud señala que «podemos incluso imaginar que el mal como si aquellos asesinados fueran una presa de caza. O,
podría- reaparecer de modo muy activo en pers{)nas que también, en los testarudos argumentos contra el cambio
han recibido una educación [moral]». Algo del impulso climático de aquellos que creen que al admitir su realidad
asesino permanece salvaje hasta cierto punto y esto ocurre verán limitada la expansión de la industria y de la econo-
especialmente cuando los individuos se unen a grupos. mía de mercado. Saben que la destrucción está en mar-
No deberíamos subestimar el poder de esta «incon- cha, pero prefieren ignorarlo y, de este modo, les importa
quistable» dimensión de la realidad psíquica, que puede un bledo si ocurre o no mientras puedan seguir obtenien-
llegar a asociarse con la pulsión de muerte. Aunque nos do beneficios. En esos casos, la destructividad sucede por
hemos enfo~~d~--b~~;e~~nt~"~;;-~r deseo de matar e in- defecto; aunque no se lo piense ni se lo diga, hay un «no
cluso en lo que nos disuade de hacerlo, podemos ver que me importa lo más mínimo la destrucción» que la justifica
la pulsión de muerte opera en las deliberaciones políticas y permite incluso una sensación de liberación al oponerse
que están bastante disociadas de los estragos que causan a los controles a la polución industrial y promover la ex-
a la vida humana. Podemos pensar en el «daño colateral» pansión de los mercados. Vemos también en nuestra ac-
como una primera instancia de este tipo de razonamien- tual realidad política a mucha gente emocionarse ante las
to, que se basa en una negación que es efectivamente el distintas maneras en que Donald Trump convoca a levan-
instrumento a través del cual sucede la destrucción. tar los obstáculos legales contra la policía racista, contra
Podemos encontrar mucha evidencia de una resisten- la violencia -apoyando, por lo que parece, la liberación
cia a las formas legales y políticas de reciprocidad: una de la policía del cruel y debilitador superyó, representado
insistencia es la confirmación del poder colonial; una dis- por la izquierda incluyendo a feministas, queers, y a los
posición a dejar que los otros mueran por enfermedad o partidarios antirracistas de la no violencia. -
desnutrición o tal vez cerrando los puertos de Europa a Ninguna posición contra la violencia puede darse el
106 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA PRESERVAR LA VIDA DEL OTRO 107

lujo de ser ingenua; debe tomarse en serio el potencial trucción en Freud, como veremos en el capítulo 4, cuan-
destructivo que es una parte constitutiva de las relacio- do consideremos de qué modo la ambivalencia ofrece un
nes sociales de lo que algunos llaman el «vínculo social». camino para la lucha ética.
Pero si tomamos en serio la pulsión de muerte o esa últi- En cierto sentido, Freud plantea la misma pregunta
ma versión en la que se la define como agresión y como que formulo ahora: ¿qué es lo que lleva a cualquiera de
destructividad, entonces debemos considerar de modo nosotros a buscar proteger la vida del otro?, pero él la
más general el tipo de dilema que plantea a la vida psí- hace negativamente. ¿Qué, si en verdad se trata de algÓ
quica un precepto moral contra la destrucción. ¿Se trata determinado en la vida psíquica, nos impide causar daño ¡
de un precepto moral que busca eliminar una dimensión cuando estamos atrapado~ por el deseo de matar? Sin l
constitutiva de la psiquis? Y si no puede hacerlo, ¿tiene embargo, hay una alternativa en el pensamiento psicoa- -
otra opción más allá de fortalecer el superyó y sus crue- nalítico, una manera afirmativa de replantear la pregunta:
les y severas exigencias de renuncia? Una respuesta freu- ¿qué clase de motivación se pone en marcha cuando bus-
~..... -. • - -• -~• •••••r••- ~-. -~•- -•..,----.,.-•-~...-~--- -----

diana a esta pregunta es que esa renuncia es lo mejor que camas act~v-ªrnente proteger la vida de otro? Volviendo al
podemos esperar, aunque paguemos el costo psíquico, problema de la sustitución, podríamos preguntar: ¿cómo
por supuesto, con una forma de moralidad que desata la logran las formas inconscientes de sustitución informar y
crueldad de nuestros propios impulsos; su máxima pue- estimular lo que podríamos llamar «sentimientos mora-
de entenderse de esta manera: «Asesina tus propios im- les»? ¿Qué condiciones de posibilidad hay de ponernos
pulsos asesinos». Freud desarrolla la idea de conciencia en el lugar del otro, sin ocupar su lugar? ¿Y qué hace que
en El malestar en la cultura en este sentido, mostrando alguien pueda ponerse en nuestro lugar sin quedar absor-
que la destructividad está ahora dirigida contra la d~s- bido? Esas formas de sustitución demuestran el modo en
tructivictad misma y eso porque no pueae Cie~!rwr-p9r que están imbricadas las vidas desde el comienzo, y esta
completo su-propiá desrrU<:ti~dád~~~~~~,~te)?- perspectiva nos permite comprender que, cualquiera sea
tensifícarsu-operadón como una liberación superyoica. la ética que finalmente adoptemos, no podrá distinguir
Cuanto más fu-tensamentel;usca efsuperyórenunci~; al entre preservarse y preservar a otro.
impulso asesino, mas-cruJse vuefvé-efméc,anisrgq_psí- Melanie Klein contribuyó a la filosofía moral desde el
__quico: Eii ése punto queclaproliíbid;·r; agresión, inclu- psicoanálisis con su ensayo «Amor, culpa y reparacióñ»
. so-1a-'violencia, pero seguramente no se destruye ni se encontrando precisamente en la dinámica de amor y odio
abandona, dado que retiene una vida activa vapulean- el espacio donde convergen la psicología individual y la
do al. ego. Esta no es la única forma de pensar la des- social. Klein sostiene que el deseo de hacer feliz a la gente
1

108 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA PRESERVAR LA VIDA DEL OTRO 109

se vincula con «fuertes sentimientos de responsabilidad brir que las personas muy capaces de amar también ma-
y preocupación» y que «una genuina simpatía por otras nifiestan y actúan esos sentimientos. Deja en claro que, al
personas» implica «ponernos en el lugar de los otros». entregarnos a los otros, e incluso al protegerlos, reprodu-
Para cumplir con esto, la «identificación» nos coloca lo ci.Inos las maneras en que fuimos tratados por nuestros
más cerca posible de la posibilidad del altruismo. Escri- padres o reproducimos la fantasía sobre cómo nos hu-
be: «Solo seremos capaces de ignorar, y hasta cierto pun- biera gustado que nos trataran. Mantiene abiertas las dos
to sacrificar, nuestras propios sentimientos y deseos y así opciones. Escribe: «En definitiva, al hacer sacrificios por
- poner por un tiempo en primer lugar los sentimientos y alguien a quien amamos identificándonos con la persona
deseos del otro si tenemos la capacidad de identificar- amada, nos colocamos en el papel de buenos padres y
nos con la persona amada». Esta disposición no es ple- nos comportamos hacia esa persona como sentimos que
namente una abnegación, pues al buscar la felicidad de hicieron nuestros padres con nosotros, o como hubiéra-
aquella persona a la que amamos se supone que vamos a mos querido que lo hicieran».
compartir su satisfacción. En el acto de poner en primer Así, aunque nos ha dicho que una «genuina simpatía»
lugar al otro interviene un momento vicario, de modo por el otro es posible y que involucra «la capacidad de
«que recuperamos de una manera lo que hemos perdido entenderlo, cómo es y cómo siente», se establece a través
por otra». 13 de modos de identificación que suponen desempeñar un
En este momento de su texto, Klein remite a una nota rol, incluso volver a actuar ese rol, en una escena fantas-
al pie que comienza señalando: «Como he dicho al co- mática en la cual uno ocupa el lugar del niño o del padre,
mienzo, hay en cada uno de nosotros una constante in- como fueron o como deberían haber sido, lo que es lo
teracción entre amor y odio». 14 Algo sobre vivir vicaria- mismo que lo que uno «desearía que hubieran sido». De
mente surge de esta reflexión o, tal vez, para distinguir el hecho, Klein continúa afirmando que «al mismo tiempo,
discurso sobre el amor debe separarse gráficamente en la también actuamos la parte del buen hijo hacia los padres,
página del discurso sobre la agresión. En cualquier caso, que deseábamos representar en el pasado y ahora de-
los dos discursos terminan en un embudo para conver- sempeñamos en el presente». 15 Entonces, señalemos que
ger unos pocos párrafos más adelante. En la nota al pie en el momento al que Klein califica como identificación
señala que, pese a que en ese momento se está enfocan- vicaria esencial en el esfuerzo por hacer feliz a alguien e
do en el amor, quiere dejar en claro que la agresión está incluso para otorgarle prioridad moral a esa persona por
ca-presente, que tanto la agresión como el odio pueden sobre nosotros, est~os desempeñando un rol y recrean-
ser prqductivos y que no debería sorprendernos descu- do pérdidas no sometidas a duelo o ciertos cfeseosinsatis-
110 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA PRESERVAR LA VIDA DEL OTRO 111

fechas. Concluye su análisis de esta manera: «Al revertir Así, un análisis que comenzó con la afirmación de
una situación, al actuar hacia otra persona como un buen que es posible una genuina simpatía a través de modos
padre, recreamos y disfrutamos en el plano de la fantasía de identificación desemboca en una explicación sobre
el amor deseado y la bondad de nuestros padres». cómo, al tratar bien a los otros o al buscar asegurar su
En este punto, no queda claro si es que tuvimos ese felicidad, reproducimos nuestras quejas contra aquellos
buen amor y lo perdimos al crecer o es que simplemente que no nos amaron lo suficiente o cuyo amor hemos per-
anhelamos ese buen amor que en realidad nunca recibi- dido inaceptablemente.
mos (o, al menos, que no satisfacía nuestros deseos). Pa- Al mismo tiempo, de acuerdo con esta lógica, uno es
rece importar ahora si en nuestras modalidades vicarias capaz ahora de ser el buen niño que antes no fue o que
y dadas estamos realmente lamentando la pérdida de lo no podría haber sido dadas las olas de agresión que arra-
que alguna vez hemos tenido o en verdad deseamos un saron con aquellos primeros esfuerzos por ser buenos.
pasado que nunca tuvimos -o incluso experimentamos Así resuelvo mis pérdidas y frustraciones, incluso expío
un poco de cada una de estas alternativas-. Es el mo- mi culpa cuando me embarco en eso que Klein llama
mento en el que Klein recupera el análisis de la agresivi- «genuina simpatía». Pongo al otro en primer lugar, pero
dad de la nota al pie y lo lleva a su propio texto: mi escena define todos los papeles que tú y yo podemos
interpretar. Tal vez todo sea muy fácil, solo estoy com-
Pero actuar como buenos padres hacia otras perso- partiendo la satisfacción que le doy al otro porque lo
nas puede también ser una manera de enfrentarse a las amo y porque lo que siente el otro, así como siento yo, es
frustraciones y sufrimientos del pasado. Nuestras quejas genuina simpatía y el sentimiento es recíproco. La sim-
contra nuestros padres por habernos frustrado, junto con plicidad de esta formulación se vuelve cuestionable , sin
los sentimientos de odio y de revancha que han hecho embargo, una vez que nos preguntamos si el otro al que
surgir en nosotros y, una vez más, los sentimientos de cul- entrego mi amor está siempre apartado de los escenarios
pa y desesperación que nacen de ese odio y de ese deseo que recreo: mi esfuerzo por reconstruir lo que he perdi-
de revancha -pues hemos lastimado a nuestros padres do, o lo que nunca tuve; o mi reconciliación de la culpa
a quienes al mismo tiempo amábamos-. Todo esto, en que he acrecentado al haber buscado, o seguir buscan-
la fantasía, podemos deshacerlo retrospectivamente (de- do, destruir al otro, aunque solo sea en mi fantasía. ¿Está
jando de lado los fundamentos para odiar), al interpretar motivada mi fantasía por mis propias pérdidas y culpas
al mismo tiempo los papeles de padres e hijos amantes. 16 o sucede que, al compartir la felicidad del otro que he
tratado de promover, el «yo» y el «tú» no son tan dife-
112 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA PRESERVAR LA VIDA DEL OTRO 113

rentes como podríamos haber pensado? Si es que están tos de odio y de agresión. Si uno efectivamente rompió
compartiendo, ¿qué es precisamente lo que comparten? con el padre o dejó de lado a los padres, la phantasy es
¿O eso queda parcialmente oscurecido por la fantasía en operativa y el niño no siempre sabe si fue una phantasy de
la que aparecen? destrucción o un acontecimiento concreto. La presencia
C1:1-ando Klein concluye su análisis sosteni_~ndo que continua del padre no alcanza como una prueba viviente
«hacer ~a reparación» es fundruiiental para el_a111.or; gQS de que el niño no es un asesino, como tampoco lo hace
ofrece otro camino para pensar la simpatía. Aun cuan- una abundante documentación de que el padre fallecido
do sienta simpatía por alguien, tal vez por la ~~paración murió por causas naturales. Para el niño, hay una persona
qúe el otro m.mc;·;~;ibi6-p~r- ~~ª pérdida o p;; ~ª asesinada que vive de una forma más o menos inexplica-
privación, parece que estoy, al mismo tiemp_~~_h_a~íencl_o ble, a veces bajo el mismo techo, o a veces el niño es el ase-
una reparación por lo que nunca tuve o Q_e>r_ c~~Q_me sinado que inexplicablemente sigue vivo (el Odradek de
deberían haber cuidado. En otras palabras, me dirij~al Kafka en «Las preocupaciones de un padre de familia»). __
otro pero me reparo-amí mismo, y ninguno de esos mo- En realidad, no podemos entender la trayectoria repara-
vimientos ocurre sin el otro. Si la identificación impli- dora de la identificación si no comprendemos primero la
ca actuar mis pérdidas, ¿hasta qué punto sirve de base manera en que la identificación simpática, de acuerdo con
para una «genuina» simpatía? ¿Hay siempre algo de no Klein, es consecuencia de los esfuerzos por volver a ac-
genuino en el esfuerzo por hacer que alguien sea feliz, en tuar y revertir escenas de pérdida, privación y la especie
mostrarse preocupado? ¿Y significa esto que la identifi- de odio que surge de la dependencia no negociable.
cación con el otro nunca es lo suficientemente exitosa si Klein escribe: «Mi trabajo psicoanalítico me ha con-
una de sus condiciones de posibilidad es una phantasy de vencido de que cuando aparecen en la mente del bebé
autorreparación? los conflictos entre amor y odio, y se vuelven activos los
En estos pasajes, Klein se enfoca en el reproche y la miedos a perder a la persona amada, se ha dado un paso
culpa, pero el .!_<:!proche solo tiene sentido bajo la luz de importante en el crecimiento». 17 Queda la cuestión de
1~ afirmación d~ g_-ge uno ha sido pnvadó eleamor-en-el que la phantasy de destruir a la madre promueve el te-
P€1-Sado. La privació;:pu~de aparecer ñajolaforma de-la mor a perder a la misma persona de quien el infante es
y;
pérdida (alguna vez'tÜveese-amor y ahora no)-opue- especialmente dependiente. Desembarazarse de la madre
de venir bajo la forma de un reproche (no he tenido ese implicaría poner en peligro las condiciones de la propia
amor, pero seguramente debería haberlo tenido). En es- existencia. Las dos vidas parecen estar atadas una a la
tos pasajes, la culpa parece estar vinculada con sentimien- otra. «Hay[. .. ] en el inconsciente una tendencia a aban-
114 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA PRESERVAR LA VIDA DEL OTRO 115

donarla que es contrarrestada por el urgente deseo de que solo deseé infligir pero que nunca llevé a la práctica.
tenerla para siernpre». 18 El qebé no es 1.1!?:_a criatura calcu- Pero «salvaguardar» parece apuntar a otra cosa al esta-
ladora. En cierto nivel primario, hay un reconocimiento blecer condiciones para la posibilidad de que una vida
de que la propia vida está -ligada a otra ~d~_y aunque sea vivible, para que tal vez, incluso, florezca. En este
esta dependencia cambie de forma, planteo qµ_e_es_es_ta la_ sentido, salvaguardar no es lo mismo que preservar, pese
base psicoanalítica-para-una-teorfa_.deLv.ínculo social. Si a que lo primero presupone lo segundo: la preservación
busco preservar la vida de otro, no es solo porque es en busca proteger la vida que ya está; la salvaguardia ase-
mi interés hacerlo o porque apueste a que me brindará gura y reproduce las condiciones para ayudar a la vida,
mejores consecuencias. Es más bien porque ya estarnos al futuro, donde el contenido de esa vida, de ese vivir, no
vinculados en una relación social que nos precede y que puede prescribirse ni preverse y donde la autodetermi-
hace posibles ambas vidas. Mi vida no es completamen- nación aparece corno un potencial.
te separable de la del otro y esta es una de las formas en De manera célebre y repetida, Klein nos dice que el
que la phantasy queda implicada en la vida social. niño obtiene gran satisfacción del pecho de la madre,
Se debe entender la culpa no solo corno una forma pero también fuertes impulsos de destrucción. En pre-
de controlar nuestra propia destructividad, sino también sencia de sus propios deseos agresivos, el niño terne ha-
corno un mecanismo para salvaguardar la vida del otro ber «destruido el objeto que, corno sabernos, arna y nece-
que emerge de nuestra propia necesidad y dependencia, sita y del cual es completamente dependiente». 19 En otro
de la comprensión de que esa vida no es una vida sin momento, se dice que el niño no solo siente culpa de per-
otra vida. En realidad, cuando se convierte en una acción der a su madre o a aquella de quien es más dependiente,
de salvaguarda, no estoy seguro de que se pueda hablar sino también «aflicción», lo que habla de una angustia
de «culpa». Si seguirnos usando ese término podríamos que pertenece a un sentimiento de radical desamparo.
concluir que la «culpa» es extrañamente generativa o que «En un último análisis -escribe- es el temor de que
su forma productiva es la reparación, pero «salvaguar- la persona amada, empezando por la madre, pueda mo-
dar» es también una modalidad dirigida hacia el futuro, rir a causa de las heridas infligidas en la phantasy lo que
una especie de cuidado anticipatorio o una manera de hace insoportable depender de esa persona». 20 Sin em-
cuidar otra vida que busca activamente prevenir el daño bargo, esa insoportable dependencia persiste, y delinea
que podríamos causar o que pueden causar otros. Por su- un vínculo social que, aunque resulte insoportable, debe
puesto, la reparación no está estrictamente atada a lo que preservarse. Es lo suficientemente intolerable corno para
ha ocurrido en el pasado: podría empezar por un daño generar una furia asesina, pero una que, si se actuara y
116 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA PRESERVAR LA VIDA DEL OTRO 117

dada la dependencia de uno con otro, desmantelaría a ner la destructividad humana que encontramos en Freud
ambos al mismo tiempo. 21 se centra en laconc1enc1a y en 1a-cülpa·como instrumen-
Significativamente y tal vez de modo paradójico, el ge:. to~que ·aesvían la pcls1óncteiiúierte, y hacen reJponsa-
se~:~!E~~~~~-ª1-º1rn~~~E~':!<?.~J?_C>_r_él, ~~ ble al yo de sus actos por intermedio de un superyó q{ie
de esta aceptación de gue 2-i _uno lo destruye, entonces ataca con imperativos morales, crueles castigos y juicios
p~~e-en peligro su p~pia.Yid~~ Así, ercifio co.rruefüa-a d~fipitiyos. Pero esta lógica, según la cual nuestros im-
reparar la violencia que cree haber infligido o imaginado pulsos destructivos se controlan a través de la intemali- ,-
o tal vez a reparar la violencia que está por llegar, contra- zación, parece encontrar su momento culminante en una r
rrestando de este modo la destructividad por medio de la conciencia lacerada o en un narcisismo negativo, como
reparación. Si tengo la intención de reparar esa violencia, vemos en Freud.
doy a entender que no se ha concretado el daño o que tal Sin embargo, e_nXlein, esa inversión o dialéctica nega-
vez el asesinato solo tuvo lugar dentro de mi mente. De tiva genera una nueva posibllIª~d:-el hnpulsc:;de p~eser-
esta manera no niego mi destructividad, sino que busco var _esa otra vida. Lª culpa resulta no ser completamente
revertir sus efectos dañinos. No es que la destructividad autorreferencial, sino una manera de preservar la rela-
se convierta en reparación, sino que reparo aun cuan- ción con el otro. En otras palabras, la culpa ya no puede
do esté impulsado por la destructividad o precisamente entenderse como una forma de narcisismo negativo que
porque estoy impulsado por ella. Cualesquiera sean los corta el lazo social, sino más bien como la ocasión para
sacrificios que haga, son parte de la trayectoria de la re- articular ese mismo vínculo. Así, Klein nos ofrece un ca-
paración, aunque la reparación no sea una solución efec- mino para comprender la importante manera en que la
tiva. La teórica feminista Jacqueline Rose señala que «la culpa controla el impulso destructivo para preservar al
reparación puede reforzar la omnipotencia» y, más aún, otro y a uno mismo, un acto que presupone que una vida
aparece a veces en la teoría kleiniana como un requeri- no puede pensarse sin la otra. Para Klein, esta imposibi-
miento o un imperativo del desarrollo o de la disciplina. 22 lidad de destruir una vida sin destruir otra opera en el
La reparación es falible y debe distinguirse de los esfuer- plano de la phantasy. Aunque la explicación del desarro-
zos por reescribir el pasado y así negarlo. Una forma de llo supone bebé y madre, ¿podemos decir que esta forma
negación alucinatoria como esa puede servir al propósito ambivalente del vínculo social alcanza una forma más ge-
de disociar o revertir un legado psíquico de dependencia neral una vez que la interdicción del asesinato se convierte
y aflicción, y producir una condición esquizofrénica. en un principio organizador de la sociabilidad? Después de
La re~puesta psicoanalítica a la cuestión de cómo conte- todo, la condición primordial por la cual la supervivencia
118 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA PRESERVAR LA VIDA DEL OTRO 119

queda asegurada a través de una dependencia siempre del castigo que nunca recibiste; somos el uno para el otro
parcialmente intolerable no nos abandona exactamente falsas sustituciones para pasados irreversibles y ninguno
cuando crecernos; en realidad, suele ser más enfática a de nosotros supera el deseo de reparar lo que no puede
medida que envejecemos y entrarnos en nuevas formas repararse. Y, sin embargo, aquí estarnos, compartiendo
de dependencia que recuerdan las primarias, por ejem- con esperanzas una copa de vino.
plo, vivienda y soluciones institucionales impulsadas por «La vida, tal cual la experimentamos -nos dice Freud
benefactores, si es que existen. en El malestar en la cultura- es demasiado dura para
En el escenario consecuencialista hemos visto que ca- nosotros». 23 Esto explica la necesidad de diversas formas
da uno de nosotros concluye que asesinar a aquellos que de narcosis (incluyendo, por supuesto, el arte). Al cargar
nos generan antipatía o ambivalencia emocional va en con el peso de una pérdida irreparable, una dependencia
contra de nuestros intereses pues, entonces, los otros que intolerable y privaciones sin remedio, parecernos, en lo
sientan antipatía por nosotros muy bien podrían tener la que llamamos «relaciones», estar ampliando escenarios
misma idea y decidirse a tornar nuestra vida o la de otro, de necesidad de reparación y de buscar reparar a través
por lo cual no estaríamos en condiciones de universalizar de diversas formas de entrega. Tal vez se trata de una di-
ninguna regla que impulse ese tipo de conducta sin poner námica persistente en la que polaridades corno dar y re-
en riesgo la misma racionalidad que nos distingue como cibir o salvaguardar y reparar no siempre son diferentes:
humanos y que hace habitable el mundo. De diferentes el que está actuando no siempre es separable de aquel
maneras, cada una de estas posiciones elabora un esce- sobre quien se actúa. Tal vez esta ambigüedad moral y
nario en el que se nos pide que dupliquemos o replique- sensualmente fecunda nos constituye de un modo poten-
mos nuestras acciones, imaginando a los otros en nuestra cialmente común.
posición y proyectándonos en la posición de los otros y Si la continuidad de mi existencia depende de otro,
que luego consideremos y evaluemos qué acción nos pro- entonces estoy aquí, separado de aquel de quien depen-
ponernos a la luz de ese experimento. Sin embargo, para do pero, también, de manera bastante crucial, allá; estoy
Klein estarnos desde el comienzo y casi sin quererlo en la ambiguamente ubicado aquí y allá, ya sea al ser alimenta-
situación de sustituirnos por otro o descubrirnos como do, al dormir o al ser tocado o alzado. En otras palabras,
sustitutos. Y eso reverbera a través de la vida adulta: te la separatividad del bebé es, en cierto sentido, un hecho,
amo pero tú ya eres yo y cargas con el peso de mi pasado pero de modo significativo es una lucha, una negociación,
no resuelto, mis carencias y mi destructividad. Y no ten- si no es un vínculo relacional. No importa cuán buena sea
go dudas de que, para ti, yo estoy recibiendo el embate la crianza, siempre hay cierta dosis de desdicha y de falta
120 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA PRESERVAR LA VIDA DEL O1RO
121

de gratificación, dado que el otro cuerpo no puede es- parado de ti; pero p~ede ser que mi_ capacidad p_::g·a no ser
tar allí en todo momento. Así, el odio hacia aquellos de yc:,-es decir, para desempeñar un rol,incluso par;-~~~~
los que se depende de modo intolerable es seguramente el lµgar del otro- sea parte de quien soy, iri_c:luso que me
parte de lo que está significado por· la destructividad permita simpatizar contigo; esto significa que, en la id~a
que invariablemente surge en las relaciones de amor. de-identificación, en parte voy más allá del yo y del tú.y
Entonces, ¿cómo se traduce esto en un principio más acept~·que la dirección está impulsada por mí y no por
general que pueda regresamos a la pregunta de qué es lo los dos. Así, hay un modo en el que estamos alojados el
r1 que evita que matemos y qué nos lleva a preservar la vida uno en el otro. No soy solo el precipitado de todo aquello
! del otro? ¿Puede ser que incluso ahora, al destruir a otro, que he amado y perdido, sino también el legado de todos ·
también nos estemos destruyendo a nosotros? Si es así, es aquellos que no lograron amarme bien, al mismo tiempo
porque ese «yo» que soy solo se ha diferenciado de mane- que de todos a los que imagino que lograron mantenerme
ra ambigua y es una persona para quien la diferenciación alejado de esa desdicha temprana e intolerable necesaria
es una perpetua lucha y un problema. Klein y Hegel pare- para mi supervivencia y lejos de esa intolerable culpa (y
cen coincidir en esto: te encuentro, pero encuentro a mi angustia) por la destructividad potencial de mi ira. E in-
yo allí como tú, reduplicado en mi abandono, pero yo no tento convertirme en ese que busca asegurar tus condi-
soy exactamente yo, sino un espectro al que recibo cuan- ciones de vida y sobrevivir a la rabia que sientes por una
_, do tú buscas una historia diferente de aquella que tienes. dependencia de la que no puedes huir. En realidad, todos
Así, el «yo» vive en un mundo en el cual la depen- más o menos vivimos con ira por la dependencia de la que
dencia solo puede erradicarse a través de la auto-erradi- no podemos librarnos sin liberar también las condiciones
cación. Cierta verdad ~rsistente de la vida infantil sigue de la vida psíquica y social.
co11-formandorui~s. vid;~ políJ~~- así-~~~~ las fo;_ Pero si podemos imaginar esta dependencia en la vida
ma; de c:li~~ciación_-y_d~~vi~ció~ fuera-de lai__cuales_ga- personal y sugerir formas de dependencia, ¿no podemos
cen las phantasies de aµtosuficienci_a soberana. 24 Rose ha también comprender que dependemos de instituciones y
pl~teado que esta es una razón por la cual si queremos economías sin las cuales no podríamos seguir siendo las
evitar la guerra, debemos «prestar atención» a las for- criaturas que somos? Más aún, ¿cómo puede funcionar
mas de «escarnio» o <<fracaso» que previenen y minimi- esta perspectiva para pensar la guerra, la violencia po-
zan formas de triunfalismo. 25 lítica y el abandono de poblaciones a la enfermedad o a
Podemos pensar que una «genuina» simpatía requiere la muerte? Tal vez el principio moral que prohfbe matar
que me comprenda a mí mismo como alguien bastante se- deba expandirse a un principio político que busque sal-
122. LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA PRESERVAR LA VIDA DEL OTRO 123

vaguardar vidas a través de medios institucionales y eco- hace aparecer como una criatura social. La dependencia
nómicos, y lo haga de un modo que no permita distinguir qu,e_ constituye aquello que soy antes de la ;;~rg~~ciade
entre poblaciones inmanentemente duelables y otras que cualquier pronombre subraya·e1 ñecno--d~ que d~pend~
no lo son. dé otros cuya definición de mí me da forma. In<lud~bi;-
En el próximo capítulo espero poder mostrar que una m.en te, n:i_i_ ~ratitud se mezcla con cierta comprensible
concepción consistente y expansiva de la vida duelable ira. Y, sin embargo, es aquí donde surge la ética, pue~
permite revisar nuestras ideas de igualdad en la esfera de estoy obligado a p r e s e ~ ~ ~ o s sin
la biopolítica y las lógicas de la guerra. Se trata no solo los cuales yo mismo no existiría ni sería completamente
de encontrar caminos para reparar el daño que hayamos pensable. Así, la cuestión de trabajar con el conflicto y de
hecho (pese a que eso es muy importante) o incluso el negociar la ambivalencia se vuelve primordial para evitar
daño que nos imaginamos haber hecho, sino de anticipar que la ira adquiera formas violentas.
y prevenir el daño que está por suceder. Con ese objetivo, Si todas las vidas se consideraran igualmente duela- ] ..__
se debe movilizar una forma anticipatoria de reparación, bles, aparece entonces una ,.QÚeva forma de igualdad en
una forma activa de salvaguardar la vida para un futu-
l~~~~-~e~~ió?_s_o_ci~ _ 1 ~ l _ a ~ t ~ ~ ~ ~ -
ro que se desconoce. 26 Podríamos decir que, sin __ese b~mª-bffi~~ _9_e ta~d~ e~ononuca y social y que pueda
futuro abier!Q,_llila_vida_es_ap_eJ1ª.~ ~_zj_st~g~ia, pero no_ ~s l~h~E__Contra la destructividacfae-lá -quesomos-capaces:
yid;." Mi apuesta es que la razón por la cual a veces no úna fuerza contri otrafuerza. E;to re~taría diferente''a L--
a~tuamos violentamente no es simplemente que calcu- prot~ger a losvrrln~fortaleciendo formas pater- ~.
lamos que alguien podría actuar también violentamen- nalistas de poder. Después de todo, esa estrategia siempre
te contra nosotros y que en consecuencia no es que no llega tarde y fracasa en abordar la producción diferencial
actuemos violentamente únicamente por nuestro propio de vulnerabilidad. Pero si una vida se considera duelable _
interés. En cambio, la razón debe encontrarse en esas desde el comienzo, entendida como una vida que podría
conflictivas condiciones sociales que preparan el terreno perderse potencialmente y que esa pérdida se lamenta-
para una formación subjetiva en un mundo de pronom- ría entonces el mundo se organizaría para evitar esa pér-
bres: ese «yo» que soy ya es soci~, ya está vinculado a un dida y salvaguardar la vida del daño y de la destrucción.
mundo social que excede el dominio de lo familiar, a Si todas las vidas se aprehendieran en un imaginario igua-
la vez exigente y ampliamente impersonal. En principio, litario, ¿cómo cambiaría la conducta de los· actores del
resulto pensable en la mente del otro com.o «tú» o como espectro político?
un pronombre de género, y esa ideación fantasmática me Es realmente difícil hacer entender el mensaje de que
l
1
124 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA

quienes son atacados, abandonados o condenados son


también duelables, que su pérdida debería o debe im-
portar y que el fracaso en preservar sus vidas provocará
un inmenso arrepentimiento y una obligatoria repara- CAPÍTULO 3
ción. Entonces, ¿qué disposición nos permite establecer
poderes que anticipen la pena y el remordimiento de LA ÉTICA Y LA POLÍTICA
modo que nuestras acciones presentes y futuras puedan DE LA NO VIOLENCIA
í impedir un :h.!_turo que terminaríamos lamentando? En
1 la ~e-di-;:-gci~gª1Ja lamentación suele suceder a la ira y
suele ser tardrá.P-ero a veces hay un coro, algún grupo
de gente anónima que se reúne o canta ante la impulsiva En los capítulos anteriores busqué vincular el psicoa-
ira, que lamenta por adelantado el pesar por llegar.
27 nálisis con la filosofía moral y la teoría social, tratando de
poner en evidencia que nuestros debates éticos y políticos
se basan en tácitos presupuestos demográficos respec-
to de quién plantea la pregunta moral y sobre quién. No
podemos plantear la pregunta «¿ qué vidas deben prote-
gerse?» sin hacer suposiciones sobre qué vidas son po-
tencialmente duelables. Pues las vidas que no cuentan co-
mo potencialmente duelables tienen pocas chances de
que se las proteja. Mi pl@teo ha sido glde el2si_c_oan_áJ_isis
nos ~yuda a_ v~r cómo_ lo fantasmático puede funcionar
como _una dimensión acrítica de la deliberaci§!i_m~ral q¿e
se p~~!ula como ract~:mal. Ahora vamos a Michel Fo~cault
y Frantz Fanon, y lo que-pu.demos llamar «población fan-
tasmática» y «fanta~mas ratiales», para comprender las
formas tácitas, inclu~o'-----__,
inconscientes, de racismo que es-
tructuran el discurso estatal y político sobre la violencia
~)a-no violencia._.-Cuando se los lee en paralelo, Étienne
l\alibar¡ y Walter ~enjamin nos abren un camino para en-
-~J '\'-._ ___ ,
126 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA LA ÉTICA Y LA POLÍTICA DE LA NO VIOLENCIA 127

tender los múltiples sentidos de la palabra «violencia» recursos gráficos con los que se elabora discursivamen-
y el complejo ritmo con el que la violencia del Estado y te a las poblaciones. ¿M~diante qué recu~1ficos
otros poderes regulatorios llaman «violencia» a aquello podemos distinguir lo duelable de lo no duelable?
que se opone a su propia legitimidad, de modo que esa
práctica nominativa se convierte en una manera de pro-
mover y disimular su propia violencia. VIDAS DUELABLES: UNA IGUALDAD
He planteado que los debates morales sobre la no DE INCALCULABLE VALOR
violencia pueden tomar dos formas significativamen-
te diferentes. La primera se centra en la cuestión de los He planteado que un violento potencial aparece co-
fundamentos para no matar o destruir a otro o a otros mo un rasgQ_de todas las_I(!1a~iones aemterdepenctencía
en plural, y la segunda, en la cuestión de qué nos obli- y que un concepto del vínculo social que considere la
ga a preservar la vida del otro o de los otros. Pode- interdependencia como un aspecto constitutivo es aquel
mos preguntarnos qué nos impide matar, pero también que cree permanentemente en las formas de ambivalen-
qué nos lleva a buscar caminos morales o políticos que cia, esas que Freud consideraba como emergentes del
intenten activamente preservar la vida, donde sea po- conflicto entre amor y odio. Espero plantear que reco-
sible. ¿Si formulamos estas preguntas respecto de in- nocer la desigual distribución de la duelidad de las ~das
dividuos, de grupos específicos o de todos los otros puede transformar n~~stro~-debates tanto de la igualdad
posibles importa sobremanera?, dado que damos por como clelavióléncia. En realidad , l.1.Ila-defrnsá--p-olítica
- -
sentada la naturaleza de los individuos y los grupos e de -1~-116-violeñd~ no tiene sentido sin un compr:Omiso
incluso las ideas de humanidad a las que apelamos en con la igualdad. -
estos debates -con frecuencia presupuestos demográ- -si y cuando una población es duelable, puede recono-
ficos que incluyen phantasies acerca de quién cuenta cerse como una población viviente cuya muerte debería
como humano- y esto condiciona nuestras opiniones lamentarse, lo que significa que dicha pérdida sería in-
respecto de qué vidas son dignas de preservarse y cuá- aceptable e incluso algo malo, un motivo de conmoción
les no, y qué define y limita nuestras ideas operativas e indignación. Por un lado, lai d~elid~d·:es una caracte-
de humanidad. Considerada etimológicamente, lJ_ de- rística atribuida a un grupo de persona~- (tal vez una po-
mografía es el estudio de la manera en que la gente blación) por cierto grupo o comunidad, en el marco de
(demos) se escribe (graphos) o representa, y aunque -se un_giscur~g o d~ p~lítica~-;-~~it~~io~~~- Esa atribución
la----suele asociar con
.-
la estadística,
. .. -
..
ese es solouno-de los
---· --- ·----. -
. puede darse a través de varios medios y con fuerza va-
128 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA LA ÉTICA Y LA POLÍTICA DE LA NO VIOLENCIA 129

tamente normativo y reclamar en cambio que toda vida


riable e incluso puede fracasar en darse, o suceder solo
debería ser duelable, planteando así un horizonte utópico
de forma intermitente e inconsistente, dependiendo del
en el cual deben trabajar la teoría y las descripciones. Si
contexto y de los cambios que experimente. Pero mi
se o_recibir el at�i­ queremos sostener que cada vida es inherentemente due­
punto es que la gente puede d1:1:e�ar
_
lable y proclamarlo como un valor natural o a priori, ese
buto de duelidad solo si esa pérdida puede reconocerse
;��º tal; y la pé;dida pue'de reco�océrse �olo �i se h� planteo descriptivo ya lleva implícito un reclamo norma­
tivo -que cada vida debería serf duelable-; entonces la
establecido las condi�iones de reconocimiento en un
lenguaje, un medio de c:omúllicaciOñ, im campo cultural cuestión es cómo ~¡;peclímos-a. pl�te�- descriptivo que
e intei�ubJetivo de alguna especie. O, más bien, puede haga ese trabajo normativo. Después de todo, debernos
rec�����rse-;�-cu�d�-hay fuerzas cuit'i:irales que tra­ mostrar la rj:ldi_c::ª1Ai�c::_��Q_ª1}fÍ.a entre. IQ_gue es y lo que
bajan pára negar ese reco-;;ódmi�nto, -pero-eso requiere debería ser, así que mantengámoslos difereru:uiaos;arme:·
de una forma de protesta que pueaa contrarrestar la im­ nos para esta clase de debates. Finalmente, teorizar en los
puesta y melancólica norma de negación, activando las términos del presente la reivindicación descriptiva más
dimensiones performativas del duelo público que buscan apropiada no es decir, por cierto, que todas las vidas son
exponer los límites de lo duelable y establecen nuevos igual de duelables. Así que pasemos de lo que es a lo que
términos de reconocimiento y resistencia. Esto sería una debe ser o, al menos, comencemos a dar un paso que pro­
forma militante de duelar que irrumpe en la esfera pú- ponga un horizonte utópico para nuestro trabajo.2
' blica, inaugurando una nueva c9nstelación de espacio y Más aún, cuando se habla d�das que no son igual
--s
------ --�----

tielJ!p_ü. 1 de ���lables, s� está proponie.pd, _ o �]aeaLde igual due_:


Podemos preferir elegir un marco humanista y afir­ Haad. Hay al menos dos implicancias en esta formula­
mar que todo el mundo, más allá de la raza, la religión ción que plantean algunos problemas críticos. La prime­
o el origen, tiene una vida que es duelable y, en conse­ ra es que debemos preguntamos si hay alguna manera
cuencia, podemos militar para que se acepte esa igualdad de medir o calcular cuán duelable es alguien realmente.
básica. Podemos querer insistir en que este es un reclamo ¿Cómo se establece que una población es más duelable
descriptivo, que toda vida existente es igual de duelable. que otra? ¿Hay grados de duelidad? Sin dudas, resultaría
Pero si permitimos que esta sea la descripción completa, algo perturbador, si no completamente contraproducen­
estaremos tergiversando la representación de la realidad te, establecer un cálculo que pudiera aportar respuestas
actual, en la cual abunda una radical desigualdad. En­ de este tipo. Así que la única manera de entender este
tonces, tal vez deberíamos hacer un movimiento abier- reclamo de que algunos son más duelables que otros
130 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA LA ÉTICA Y LA POLÍTICA DE LA NO VIOLENCIA 131

-que algunos, en determinadas marcos y bajo ciertas de uno sería lamentada:. Pero también es reconocer que
circunstancias, serán protegidos del daño, la destrucción la vida de uno será p_i:otegida a causa de su valor. Esta for-
y la muerte con mayor tenacidad que otros- es decir, ma de evaluar la desigual duelidad de las vidas es parte
precisamente (y con Derrida), que el incal_culable valor de la biopolítica y eso significa que no siempre podemos
d~ vid~_~~_ reconoce en un marco per~ no en otr_Q_;_ o- aplicar esta forma de desigualdad a un proceso soberano
que, en un mismo marGo-(si-es.que_podemos identificar de toma de decisiones. En el capítulo final de su curso de
los parámetros de ese marco), a algunos se les adjudica 1976,_«Defender la_sooedad», Foucault elabora el surgi-
un valor incalculable mientras que otros están sujetos a miento del campo de la biopolítica en el siglo XIX. Aquí
cálculo. Estar sujeto a cálculo es haber entrado ya en la vemos que «lo biopolítico» describe las operaciones del
zona gris de lo no duelable. La segunda implicancia de poder sq_b_r:e los hlUilanos como seres VIVOS. Diferente de
la formulación es que todas las vidas no se consideran un poder soberano~-Ta-biopolítica·o éfbiopoder aparece
igual de duelables y que ahora debemos revisar nues- como una formación claramente europea. Opera a través
tras ideas sobre la igualdad para poder dar cuenta de la de una diversidad de tecnologías y métodos para contro-
duelidad como un atributo que debe estar sujeto a es- lar tanto la vida como la muerte. Para Foucault esta es
tándares igualitarios. En otras palabras, no estamos ha- una forma diferente de poder, puesto que se ejerce sobre
blando de igualdad si antes no hemos hablado de una los humanos en virtud de su estatus como seres vivos -a
duelidad igualitaria o de una igual atribución de la due- veces llama a este estatus «biológico», pese a que no nos
lidad. La duelidad es un aspecto definitorio de la igual- dice qué versión de la ciencia biológica tiene en mente-.
dad. Aquellos cuya duelidad no se asume son los que Foucault describe lo «biopolítico» como un poder regu-
sufren la desigualdad, un valor desigual. latorio destinado a «producir vida» o a «dejar morir»
a distintas poblaciones elegidas por el poder soberano
para «hacer morir» o «permitir vivir». 3
FOUCAULT Y F ANON SOBRE LA LÓGICA Como en muchas oportunidades en la obra de Fou- \
GUERRERA DE LA RAZA cault, el poder actúa pero no desde un centro sobera-
no; en cambio, existen múltiples agencias de poder que
Como he planteado en el capítulo 2, cuando decimos operan en un contexto postsoberano para controlar a las
que una vida no es duelable, no solo estamos hablando poblaciones como seres vivos, para dirigir sus vidas, para •
de una vida que ya ha terminado. En realidad, estar en el hacerlos vivir o permitirles morir. Esta forma de biopo- '
mundo como una vida duelable es saber que la muerte der regula, entre otras cosas, la misma vivibilidad de la
132 LA EJERZA DE LA NO VIOLENCIA LA ÉTICA Y LA POLÍTICA DE LA NO VIOLENCIA 133

vida, y determina los potenciales relativos de vida de versión, debes estar preparado para matar y el asesinato
las poblaciones. Este tipo de poder está documentado es un medio de preservar tu propia vida. En la segunda
en las tasas de mortalidad y natalidad que dan cuenta versión, para poder vivir, el otro debe morir, pero no
de formas de racismo que pertenecen a lo biopolítico.4 es obligatorio que seas tú quien se ocupe de matarlo.
Aparece también en formas de pronatalismo y posicio- Esto abre camino a otras tecnologías y procedimientos
nes «previda» que suelen privilegiar ciertas formas de mediante los cuales es posible abandonar las vidas o
vida, de tejido vivo (por ejemplo, el feto) sobre otras (por «dejarlas morir» sin que uno deba asumir la responsabi-
ejemplo, mujeres adolescentes o adultas). Así, la posici9n lidad del hecho. 6
«pro-vida» está atada a la inequidad y, de esa manera, Es más difícil de discernir en esta perspectiva la ma-
continúa e intensifica la desigualdad social de las muje- nera en que entra la raza a la guerra o, en realidad, la forma
. · res y la duelidad diferencial de las vidas. en la cual el racismo estatal entra en guerras que operan
Es· importante para nuestros propósitos el planteo a través de lógicas biopolíticas. Foucault ha separado lo
de Foucault de que no hay a priori un derecho a la vida biopolítico de la idea de guerra a tal punto que plantea
-g~, pªra poder ejercerlo, el derecho a la vida prime- que el biopoder tiene una relación diferente con la muer-
ro debe establecerse para poder ejercerse-. Bajo con- te. Escribe que en el biopoder «la muerte no se inflige»,
diciones de soberanía política, por ejemplo, uri derecho sino que la vida y la muerte se regulan mediante otros
a la vida -e incluso un clerecho soEre nuestra propia tipos de lógicas institucionales y de gestión. Sin embar-
muerte....::.:.:-coora- existencia solo para- aquellos que ya go, los días de la muerte infligida no se han terminado,
han-sfdo -coristit:úidos como sujetos ·coii derechos-:-Ba- aunque a veces Foucault escribe como si eso hubiera
jo-coniliciolles· biopolíticas, sin embargo, el «derecho» ocurrido para destacar así otra clase de poder. Para él,
a la vida es mucho más ambiguo, ciado que el poder el poder y la violencia ahora son más indirectos, menos
controla poblaczones m~s que q11e_ s1:1je!O~ ª1fei-ericiactos. _ espectaculares, están menos orquestados por la violen-
Ad~mls)~ ~~};dón de lo biopolítico con cuestiones de cia estatal. Pero no es tan fácil separar el poder soberano
vida y muerte es diferente a lo que llamamos «relacio- del biopolítico -un punto al que él mismo volvería en
nes de guerra». La lógica de la guerra sigue la máxi- siguientes conferencias- y deberíamos considerar sos-
ma: «Si quieres vivir, debes tomar vidas, debes ser capaz pechoso cualquier esfuerzo por establecer una secuencia
de matar».5 Foucault reformula al menos dos veces esta histórica nítida en la que un poder sucede al otro. Este es
máxima básica de la guerra y aparece subsecuentemen- el caso en especial si la secuencia depende de una ver-
te como «Para vivir, el otro debe morir». En la primera sión progresiva de la historia europea moderna -que, por
134 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA LA ÉTICA Y LA POLÍTICA DE LA NO VIOLENCIA 135

otra parte, no tiene en cuenta las guerras europeas sufri­ político». 9 El tema no puede evitarse, pero no porque
das y desencadenadas durante los dos últimos siglos-. haya presupuestos acerca de la forma de vida que prece­
¿Qué sucede si una vida no se considera para nada vi­ de al dominio del poder. Desde mi perspectiva, el poder
va, es decir, qué ocurre si no se la registra como una vida? ya está operando a través de esquemas de racismo que
Si Foucault pudo plantear muy claramente que el dere­ distinguen permanentemente no solo entre vidas más
cho a la vida pertenece solo a un sujeto que ya está cons­ o menos valiosas, más o menos duelables, sino también
tituido como un sujeto con derechos, uno para quien entre vidas que se registran como tales con mayor o me­
la vida es un derecho necesario, ¿no podemos entonces nor énfasis. Una vida 2._uede contar como vida solo en
sostener también que primero debe constituirse el esta­ �.§q��gi:1 qu �J�1 Pf���-:Qtª_<;.9mo_.tal. La-anulación o el
tus de un ser vivo para que alguien se convierta en un embargo epistemológico del carácter vi�ente de una po­
sujeto con derecho a la vida? Si el racismo es un modo de blación -la verdadera definición de una epistemología
introducir «una brecha en el dominio de la vida que está genocida- estructura el campo de lo viviente en un con­
bajo elcontrol delpocler», como afirma, entonces taFvez tinuo que tiene implicancias concretas para la pregunta
podemos pensar que esaorecha no solo distingue entre sobre qué vidas vale la pena preservar, cuáles son las vi­
tipos superiores e infedores dentro delmund6 de las es­ das duelables.
pecies, sinó tambien entre lo viviente y lo -novíviente. 7 Plant�ar..ezsta ..preguntª es confrontar desde el inicio
Después de todo, si se destruye üña po5radón no vivien­ este équema histór,íc;;o,,ratj� -un término usado espe­
te, no ha ocurrido nada importante: no hay destrucción, cialmente por Frañt;�f�<J1}0'.�b Piel negra, máscaras blan­
solo cierto despejar del sendero de lo vivo algún curioso cas-, ll-9- es�qu�a quefiiñc;iona como una forma de per­
obstáculo. cepdón _y_proyección, un revestimiento in_terpretatiy9_ q11e
Foucault se anticipa a las críticas que podrían formu­ envuel� el�uerpo negro y prepara su negación social. En
larse sobre su explicación de la vida desde el campo de la verdad, Fanon distingue el esquema ·histórico-racial del
teoría política. Se aparta de ese debate, tal vez temiendo
que lo asocien con el vitalismo o con un relato fundacio­
nalista de la vida que precede al contrato, a la soberanía
�:r��!�;����� ffe:�r��:-
r
:�:-::e�::�t!:._
una relación directa con la idea del fenoIT1enólogo fran ­
y a lo biopolítico.8 «Este es todo un debate dentro de cés Mauri_ce J&rJeau_-P9ni;y de· �-����5��p9ral�>
la filosofía política que podemos dejar de lado --escri­ y con un esquema de_ racismo� �ostiene la duelidad.
be-, pero demuestra claramente cómo se problemati­ Para Merleau-Ponty, un esquema corporal es la organiza­
zó la. cuestión de la vida en el campo del pensamiento ción de relacion��5()rp9jale! tácit_1:tu est�srurantes con
136 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA LA ÉTICA Y LA POLÍTICA DE LA NO VIOLENCIA 137

el mundo, pero también es la op,e�ación d�_c:_onstituirse sonas, figuras como las del hombre negro y el hombre
a uno mism�- d�ntro de los términos puestos a dispo­ blanco pira articcl;i su idea del esquema. Pero el esque­
sición por e_s�_�mo mur1:do. De acuerdo con Fanon, el ma }ifstól:'1.co-racial es más abarcador y más difuso que
esquem-;histórico-radal debe encontrarse en un nivel est;; figuras parti¿ulares. De hecho, un esquema como
más profundo y altera el idealizado esquema corporal ese-p�sa �obre f; vid� corporal de varias poblaciones
propuesto por Merleau-Ponty. 10 Los elementos del esque- y así aporta una crínca."supleníentária
r a la feflexíón de
. ma histórico-racial son provistos por lo que él llama «el
· h¿m'.�e b��o>;, una imagen de los poderes del racismo
e
Fouc¡ult - s ·obre· racismo· anunegró y el .biopoder. - Uri
esque�hlstórico-racial coI110 este -precede y da forma a
que �bica la-experiencia corporal negra del mundo en las políticas de salud universal, hambre, refugiados, mi­
. una «cierta incertidumbre». Por_un lado, un� «c.s,ndencia grantes, cultura, ocupación y otras prácticas coloniales,
en tercera persona» entra en una «conciencia en primera laviolencia policial, las prisiones, la pena de muerte, el
persona», de· modo que el modo mÍsmo de percepción bombardeo y la destrucción intermitentes, la guerra y los
resulta desgarrado por otra conciencia. ¿Quién está mi­ genocidios. Pese a que Foucault identifica «el racismo es­
rando cuando veo? '[ cuando me veo a mí mismo, ¿solo tatal» al final de sus conferencias como uno de los instru­
lo hago a través de los ojos de otro? Por otra parte, el mentos centrales para el control de la vida y la muerte de
esquema corporal describe formas de construirse a uno las poblaciones, no explica con precisión cómo trabaja el
mismo·con to�fe1erúentos del iri:1::in-do: Fanon describe este racismo para establecer valores relativos para las diferen­
«esquema» aspiracio�� co�� �<l� ':º�lJ()Sición lenta de tes vidas. Hay, por cierto, una clara comprensión de que
mi ser como un cuerpo en medio de un mundo espacial y algunas poblaciones son el blanco de los modos de poder
temporal». La poderosa figura de lo que él llama «el hom­ soberano y de que hay un «dejar morir» orquestado por
bre blanco» es la que «me ha tejido a partir de miles de el biopoder, pero ¿cómo explicamos las formas diferen­
detalles, anécdotas y relatos».11 Así, a medida que escribe, ciales por las cuales las vidas y las muertes importan o no
cuenta haber sido escrito o tejido por una tercera persona logran importar? Si tomamos la racialización como un
y vemos en la página la lenta lucha de la construcción de sí proceso por el cual se materializa un esquema racial en
que sigue a la descomposición del esquema corporal por la percepción de aquellos cuya vida importa y aquellos
obra del racismo. Es en el plano de la experiencia corpo­ que no, 12 entonces estamos en condiciones de preguntar:
ral de uno mismo en un mundo que el esquema corporal ¿cómo entran esos diferentes modos de percepción en
se abandona, expropia, habita, ocupa y descompone. los debates militares y políticos en relación con poblacio­
Por supuesto, Fanon usa la primera y la tercera per- nes amenazadas que son el blanco de ataques y personas
LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA LA ÉTICA Y LA POLÍTICA DE LA NO VIOLENCIA 139

en prisión? Y, ¿de qué maneras operan como un conjun­ te. Por supuesto existe un vasto continuo de duelidad
.. _ to de presupuestos aceptados acríticamente -los esque­ y hay poblaciones que pueden duelarse en un contex­
mas raciales- en nuestros debates sobre la violencia y la to y pasar desapercibidas en otros, y algunos modos de
no violencia? duelidad pueden trascender mientras que otros pueden
Al final de «Defender la sociedad», Foucault abre la desestimarse o permanecer no reconocidos. Y, aun así, el
posibilidad de que las poblaciones que son precarias o esquema dominante por el cual se reparte el valor de la
,·; · · .l
viven abandonadas todavía no estén constituidas como vida se basa en una modulación de la duelidad, se nom­
"'· �, -�'. .· sujetos de derecho y que, para poder entender quiénes bre o no el modo de calcularla.
son -es decir, cómo están constituidas en el ámbito po­ El esquema histórico-racial que hace posible afirmar -,
lítico- precisemos una alternativa al modelo de sujeto. «Esto es o era una vida» o «Esas son o fueron vidas» está
Esto abre una posibilidad para pensar el racismo estatal íntimamente ligado a la posibilidad de modos necesarios
así como los modos de agenciamiento y resistencia que para valorar la vida: conmemoración, salvaguarda, reco­
surgen de una población que no puede describirse como nocimiento y preservación («Es una vida que merece vi­
un sujeto individual ni colectivo, pero lamentablemente virse, que debe preservarse» y «Estas son vidas a las que
esa no fue la dirección que tomó Foucault. 13 hay que proveer de las condiciones necesarias para que
Tal vez se pueda recuperar este proyecto abandonado: vivan y se registren y reconozcan como tales»). La f an­
si, como. ha afirmado Foucault,. bajo el poder soberano tasmagoi:_ía 9el racismo es parte de ese esquema 'la�iJ.14
un suk_to tiene derecho a la vida so�º_pajo la condición de Podei;Ó·s ·;e;qiieóp�ncia-depens;-
que es.té__c_onstituido como un s1:9eto con 4�rechos, _luego, mientos cristalizada en las imágenes móviles que entran
bajo las condiciones del biopoder, una población puede en los procesos de deliberación destinados a negar el re­
exigir la vida con la condición de que esa población sea clamo de vida de la persona cuya vida está en juego: po­
registrada como potencialmente duelable. Esta es mi te­ demos ver cómo opera la fantasmagoría del racismo en
sis, mi manera de proponer un complemento a Foucault el cálculo de la duelidad. Así funcionó, por ejemplo, en la
trayendo a Fanon para que aporte lo suyo en relación con secuencia en la que a una persona como Eric Garner, en
el modo en que los esquemas raciales entran en las repre­ los Estados Unidos en 2014, se le pone un torniquete
sentaciones raciales de qué es lo vivo, de los fantasmas en el cuello y cuando anunció claramente que no podía
raciales que dan forma a las valoraciones demográficas respirar -y se vio de modo evidente y todo el mundo
de quién es dudable y quién no, qué vidas deben preser­ al ver la escena lo registró y entendió que no podría so­
varse y quiénes pueden eliminarse o entregarse a la muer- brevivir si esto continuaba-, la policía apretó aún más
140 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA LA ÉTICA Y LA POLÍTICA DE LA NO VIOLENCIA 141

hasta que se transformó en asfixia, en estrangulamiento, y caminan o corren y, sin embargo, la policía les dispara
en un asesinato. ¿Imaginó el policía que le apretaba el -una medida que se suele defender después como de­
cuello al punto de ponerlo al borde de la muerte que fensa propia, incluso como una defensa de la sociedad­
la persona a punto de morir estaba dispuesto a atacar o ¿cómo lo debemos entender? ¿Es en realidad ese girar
que su propia vida estaba en peligro? ¿O simplemente la cabeza, caminar o correr un ataque agresivo al que la
su vida podía apagarse porque no se la consideraba una policía se anticipa? El policía que decidió disparar o que
vida, nunca fue una vida, no cumplía con la norma de vida simplemente se encontró disparando, puede o no haber
que marca el esquema racial, por lo tanto, no se la regis­ meditado su decisión, pero sin duda parece que un fan­
tró como una vida duelable que debía preservarse? O tasma se apoderó de su proceso de pensamiento e invirtió
cuando Walter Scott en 2015 en South Carolina, estan­ las figuras y los movimientos que veía para justificar por
do desarmado, le dio la espalda a la policía, claramente adelantado cualquier acción letal que pudiera realizar. La
asustado, y corrió en la dirección opuesta: ¿cómo fue violencia que el policía está a punto de cometer, la violen­
que se convirtió fantasmagóricamente, cómo se convir­ cia que luego comete, ya se ha movido hacia él como una
tió en una figura amenazante que debía eliminarse? Tal figura, un fantasma racializado que condensa e invierte
vez fue entonces, en el momento de decisión o de acción su propia agresión ejerciéndola en su contra, actuando de
que pertenece a la lógica de la guerra; la persona del modo anticipado a sus propios planes y legitimando y
policía cree que es su vida, no la del otro, la que está en elaborando, como en un sueño, su próximo argumento
peligro. Y tal vez este es simplemente el momento vio­ de defensa propia.
lento de un aparato biopolítico, una manera de llevar la Por supuesto, el marco para esta violencia debe expan­
vida a la muerte. En ese caso, el hombre negro está sim­ dirse para incluir formas de ·violencia que apuntan a la raza
plemente allí, expuesto a que lo maten y de esa manera y al género al mismo tiempo y revelar así que a veces la
lo liquidan como si él fuera la presa y los policías, los violencia contra las mujeres negras sucede en diferentes
cazadores. O consideremos a Trayvon Martín, asesinada escenarios, en diferentes secuencias de acontecimientos y
por George Zimmerman, quien luego fue absuelto, pero con consecuencias a largo plazo. El informe «Di su nom­
también a Marissa Alexander, en el mismo distrito, sen­ bre. Resistiendo la brutalidad policial contra las mujeres
tenciada a veinte años por intentar defenderse durante negras», publicado en 2015 por el Center for Intersectio­
un ataque sexual. nality and Social Policy Studies, dirigido por Kimberlé Wi­
Así, cuando mujeres y hombres negros desarmados, lliams Crenshaw y Andrea Ritchie, deja en claro que casi
o gent� queer o transgénero le dan la espalda a la policía todos los ejemplos que ilustran en los medios la violencia
142 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA LA ÉTICA Y LA POLÍTICA DE LA NO VIOLENCIA 143

policial contra las personas negras en los Estados Unidos ocasiones parece que negarse a cumplir una orden de la
involucran a hombres negros, y establece así que los mar­ policía tiene como consecuencia ser baleado. Pero no es
cos dominantes para comprender el racismo antinegro y la siempre una muerte la que arrebata una vida: una llamada
violencia policial operan dentro de un restringido marco al médico para que se ocupe de un ataque de asma que­
de género. 15 Al reclamar por un «enfoque de género in­ da sin respuesta y Sheneque Proctor muere en una celda
clusivo de la justicia racial», Crenshaw ha llamado aten­ en Bessemer, Alabama, en 2014. Estigmatizadas, se suele
ción sobre el hecho de que las mujeres negras están muy representar a las mujeres negras como agresivas, peligro­
vigiladas por la policía y poco protegidas, pero también sas, desquiciadas o como mulas para traficantes. Desprote­
sobre el hecho de que sus heridas y sus muertes no están gidas, sus pedidos de ayuda con frecuencia se ignoran o se
debidamente documentadas o registradas, aun por esos desprecian como sucede con sus pedidos de tratamiento
movimientos sociales que se oponen la violencia policial. 16 médico o psiquiátrico.
Para dar visibilidad a este problema deberíamos ex­ Tal vez el racismo europeo contemporáneo asuma di­
plicar las distintas maneras en que las mujeres negras se ferentes formas, pero los esfuerzos por impedir la entrada
enfrentan a la muerte en sus encuentros con la policía, ya a los inmigrantes tienen su raíz en parte en el deseo de
sea en la calle, en sus casas o cuando son detenidas. Hay mantener blanca a Europa, de salvaguardar una nacio­
mujeres detenidas por infracciones de tránsito que luego nalidad que se imagina pura. Poco importa que Europa
terminan baleadas. Gabriela Nevarez, en Sacramento en nunca haya sido exclusivamente blanca, dado que la idea
2014; Shantal Davis, en Brooklyn en 2012; Malissa Wi­ de la blancura europea es una fantasía que busca concre­
lliams, en Ohio en 2012 o La Tanya Haggerty, en Chicago tarse a expensas de una población que incluye a personas
en 1999. Y luego, por supuesto, en julio de 2015, Sandra del norte de África, de Turquía o de Medio Oriente. Si
Bland fue detenida por no indicar un cambio de carril, seguimos a Foucaµlt en lo referido al biopo_der y lo lee­
acusada de asalto y llevada a la cárcel de Walter County, mos en paralelo con lo que dice Achille::M1:,.embe sobre la
Texas, solo para ser hallada muerta en su celda apenas 11..eci:opolítica, 17 ·-entonces podemos abordar analíticamen­
tres días después. Nunca se aclaró si fue un suicidio o un te7as políticas que reproducen este cálculo de la dueli­
asesinato. Es digno de señalar también el número de mu­ dad. Los miles de migrantes que han perdido sus vidas
jeres negras muertas cuando se llama a la policía para que en el Mediterráneo tenían vidas que precisamente no se
intervenga en disputas domésticas: la policía suele afir­ consideran dignas de salvaguardarse. Esas aguas suelen
mar que las mujeres eran violentas o que estaban arma­ monitorearse con fines comerciales y de seguridad ma­
das coi:i cuchillos, lo que puede ser cierto, pero en ciertas rítima que suelen cubrirse con radares. Entonces ¿cuán-
144 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA LA ÉTICA Y LA POLÍTICA DE LA NO VIOLENCIA 145

tos países pueden negar su responsabilidad para que una lógica que se sostiene en la inversión fantasmagórica
estas personas queden libradas a la muerte? Aun cuando de la agresión, y funciona no solo como una potencial
se pudiera rastrear la decisión de no mandar ayuda a los defensa, sino también como la efectiva moralización del
botes en problemas hasta tal o cual funcionario de un asesinato, un esquema racial en el cual el estatus de ser
gobierno europeo, no podríamos comprender la polí­ vivo del migrante, que falla en ser registrado en el campo
tica a gran escala que permite que grandes poblaciones perceptual de lo duelable, ya está eliminado, pues desde
mueran, que las dejaría morir antes que dejarlas entrar. el comienzo esa vida no merece salvaguardarse ni se re­
Por un lado, se trata de decisiones y podemos rastrear gistra como tal.
quién ha actuado de esta manera; por otro, el cálculo de
duelidad se construye en estas decisiones de manera tal
que las poblaciones migrantes no son dudables desde el LA VIOLENCIA DE LA LEY: BENJAMIN,
comienzo. No se puede perder a aquellos cuya muerte CoVER, BALIBAR
no se puede lamentar. Se los trata como gente que está
más allá de la pérdida, ya perdidos, jamás vivos, jamás se Podemos concluir que, para confiar en esas institucio­
los considera sujetos merecedores de vida. nes, se debe apelar a un sentido más fuerte y justo de la
Todas estas formas de eliminar la vida o permitir morir ley. Sin embargo, la idea de que el conflicto puede mane­
a la vida no son solo ejemplos concretos de cómo opera jarse a través de la-ley antesque por medio de la violencia
la medida de la duelidad; ejercen el poder de determinar SU_QQne que la ley no ejer�é! S11 PrQpia violericla -y q_u,�go_
y distribuir la duelidad y el valor de las vidas. Estas son reproduce la violencia del crimen. No 12odemos aceptar
las operaciones concretas del mismo cálculo, sus tecno­ fácilmente la idea de que la violencia se supera una vez
logías, sus puntos de aplicación. Y, en esas instancias, ve­ que hemos hecho la transición de un violento conflicto
mos la convergencia de la lógica biopolítica del esquema extralegal a la vigencia de la ley. Como sabemos, hay re­
histórico-racial con sus fantasmagóricas inversiones que gímenes legales racistas y fascistas que inmediatamente
ocultan el vínculo social: lo que puede aparecer como un desmienten esta perspectiva, dado que tienen su propio
hecho aislado de violencia o la expresión de la psicopa­ régimen legal que podríamos llamar, sobre bases extra­
tología de un individuo muestra ser parte del parámetro, legales, «injusto». Podemos decir que son ejemplos de
un momento concreto dentro de una práctica reiterada malas leyes o podemos -afirmar que lo que ofrece ese ré­
de violencia. Esta práctica se basa en y consolida un es­ gimen no es propiamente ley y luego estipular cuál es la
quema_ racial en el que se justifica la agresión mediante ley que correspondería, pero esa ruta no explica si el ca-
146 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA LA ÉTICA Y LA POLÍTICA DE LA NO VIOLENCIA 147

rácter vinculante de la ley requiere e instituye la coerción ideas de justicia. En cualquier caso, la violencia se analiza
o si la coerción se puede diferenciar de la violencia. De siguie�do la_pf<;g!1f1Ja: ¿qgfjustifica la violenciao_aJ�Í1:g_
no ser así, entonces el paso de un campo conflictivo ex­ de qué criterio s� justifica? Esto deja abierta la cuestión
tralegal a uno legal es un desplazamiento de una forma de si pod�rno; conocer la violencia fuera de los esquemas
de violencia a otra. justificatorios desde los cuales se la enfoca. Esta perspec­
Co_ritra la idea de que la ley establece relaciones civi­ tiva construye el objeto por adelantado, así que ¿cómo
les basadas en la libertad y que la �erra establece c-�ndi­ podernos entonces reconocer la violencia fuera de estos
ciones _coercitivas, Walter Be�j� idc:p.tifÍca clarame:n­ esquemas? Y si esos esquemas proveen justificaciones a
te la coerción corno violencia (Gewalt) en el corazón de la violencia de un sistema y un régimen legal diferenciado
los regímenes . legales, no-solo e!l �u--carácter punitivo y de cualquier otra contraviolenda (lo que sería injustifica­
carcelario, sino también en la construcdon ·y la imposi­ ble), entonces, ¿l!_a_�ta qué punto _podernos dejar de lado
ción de las leyes en sCÑ;; es sorprendente que su"-en�ayo e��oqos de justificación para captar un panorama �ás
«Paraooa· crític-a aela violencia» suela considerarse corno amplio en el cual los -Est;dos�y 1�; poderes ·legales jus­
un final a la figura del poder divino entendida corno un tifi�an su propia violencia_ como-una coerción legítima
anarquismo puramente destructivo. Y sin embargo, el tex­ y d�fine_n todas las formas de contraviolencia corno una
to comienza con una consideración sobre la tradicional violenc_�a inaceptable?
ley natural y la ley positiva, y muestra las limitaciones De hecho, Benjamín ofrece en este ensayo tres formas
de ambas. Al final, el tipo de crítica de la que se vale se interrelacionadas de viol�cia, y distingu�-entre violencia
describe corno «filosófica-histórica», lo que significa que para el «establedrriiento del1-iei;(rechtsetzéndfy violen­
está intentando entender cómo ciertos modos de justifi­ cia para la «pre�ervación de lá lep> (rechtserháltend) pa­
cación se han convertido en parte de la racionalidad legal ra int¡�ducir luego 1; �<divina��lencia» -(gottlíche Géwalt).
. y de su poder. En particular, se centra en el hecho de que Habl�do ��-f���- g���J, i; \IÍ�lencia para la. preserva­
cuando la violen�i; �e deb�t� en términos de Ía t�;dición ción de la ley es ejercida por los tribunales y, en realidad,
legal que analiza, siempre se la consid�ra un «medio>>. Un por la policía, y representa los esfuerzos repetidos e institu­
teórico de la ley natural preguntaría si la vi�lencia sirve cionalizados para afirmar y aplicar la ley existente de modo
como «fin justo», apelando a una idea de)usticia que ya tal que siga sujetando a la población que se gobierna. La
está establecida. Un posifi.vísfa afirmaría queIK>es posi­ violencia del establecimiento de la ley es la creación de una
ble justificar un objetivo fuera de los términos del propio nueva ley, por ejemplo, la ley se establece cuando se pone
sistema legal, dado que es la ley la que provee nuestras en marcha una política. Para Benjamín, ninguna delibe-
148 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA LA ÉTICA Y LA POLÍTICA DE LA NO VIOLENCIA 149

ración dentro del estado de naturaleza da origen a la ley, vi_nculante de la ley y dado que son los militares y la poli-
la iey llega a través de la retribución o del ejercicio del cía los que afirman la ley, no solo repiten el gesto funda-
poder. En realidad, la creación _de leyes es urnu)_r~rroga- dor («Esto será ley»), sino que también P-te.se~an-ialey.
tiva ejercida J2Q~ los militar~_s y la_ policía cu~_c:!o po:ne_!l A pesar de que la Gewalt de instauración ypreservación
en práctica acciones coercitivas para manejarse con una de la ley se presentan como diferentes, la policía pone
p~blació~~;-nsiderada rebelde o amenazante. En su opi- en funcionamiento ambas formas, lo que implica que la
nión,_fos_ac;rns-:p~~ fos~uales- se pr()p_onen las leyes y -se ley «se preserva» solo cuando se la afirma una y otra vez
ponen -~Il __p_rfu:_tica_ ~on trabajo d_el «destino». Las leyes como vinculante. Así, la ley cl~ende de los militares y de
instituidas de esta forma no se justifican por una ley an- la policía para afirlTlª!" -y pr_ese~ar laJey. . -- - -- - -
terior, por un planteo racional ni por un conjunto ra- En la -~~did;~n que Benjamín busca describir esta
cional de objetivos. En realidad,-Ías justificaciones de la operación de la violencia, intenta sostener una posición
ley siempre so~ p¿steriores a ella. Por lo tanto, la ley no crítica frente a la violencia legal. A pesar de que muchos
se forma de manera orgánica con el tiempo, codificando lectores se detienen principalmente en su invocación a
convenciones o normas legales. En realidad, la institu- la «violencia divina» al final del ensayo, esto ha sido muy
ción de la ley es la que primero crea las condiciones para malinterpretado y esa atención exagerada a lo que parece
los procedimientos y deliberaciones justificatorios sobre ser más incendiario lleva a que no se preste atención a la
acciones a suceder. En otras palabras, la ley es el mar- zona del texto que se abre a la posibilidad de la no vio-
-_~o implícito o explícito dentro__c:l~l_ ~1:1al__consid~rap10_§_si lencia. En realidad, el único momento en el que ~~rija-
la violencia es o no un medio justificado para alcanzar 1!?-Ín al_ude_e~p_lícitamente a la «no violen_c_:i!!_>~_~n este texto
de!~~1!1:tnados objetivos preestablecidos, pero t~b[~Il~-i es en_ relación con lo que llama «resolución no -violenta
una fuerza dada debe calificarse o no como «violencia». de c;2nflictos», que adquiere forma como una «técnica de_
Una vez fundado~l_ régunen legaltambién establece es- gobi~m,o c_:!0].~>. Esta técnica, sobre todo, no es un me-
quemas justificatorios y prácticas nominativas. En ver- di_o 2ara alcanzar un fin. La no violencia no es un medio
dad~ lo hace p¿~ -medio -a~d~~º~-y _ _ist9 es parte de para alcanzar un objetivo ni un objetivo en sí. Se trata
-,, lo que se considera violencia en la fundación de la ley. más bien de una técnica que excede tanto a una lógica
·¡ -- ··--·------- --------·--------------- --
/ En efecto, la violencia de la ley instauradora de violen-. instrumental como· a-cualquier esquema tefeológíco de·
. .;l cía se encuentra en el imperativo con el que comienza: déÜri~llo_:_e_§__!!:flªj_~c_nicá· 11~-iobernada, se podrúí de-
· «Esto será ley» o «Esto es ahora ley». La continuidad cir__g_ue 4"igobemable. Est~I"eii-pfüceso, -desarrollándose,
"' de un régimen legal requiere la continuidad del carácter y por lo tanto la llama «un-medio puro» -otro nombre
150 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA LA ÉTICA Y LA POLÍTICA DE LA NO VIOLENCIA 151

para su idea en marcha de la crítica como un modo activo la traducción para fortalecer y aumentar la comunicabili-
de pensamiento o de comprensión, desprendido de toda dad, y sugiere que puede llegar a mejorar las trabas en
lógica instrumental o teleológica-. Si, al menos_teóri- la comunicación. 20 ¿Se relaciona entonces la traducción
camerite, Benjall!_Í11_esj:_~_buscando indag~r los il111Ít_es_de con la técnica de resolución de conflictos? Por un lado,
e;~s esquem.3:~ j1:1stificato~ios establecidos por la violencia la traducción busca superar la situación de «no comuni-
li~fy q~.<: ~gye!]:_3:_sus _pro_pó~i~?S.,~JJ.t?n_ces_!a t~cnica de cabilidad» impuesta por los lenguajes naturales o senso-
resolución de conflictos es una práctica que opera por riales. Además, la traducción de un texto a otro ayuda a
~~r-;d~-~;a lógica, escapando_~_ su VÍQlenda l poniendo desarrollar y, en consecuencia, a concretar un ideal in-
en práctica una alternativa no violenta. trínseco del lenguaje: «el lenguaje como tal», que supera
--c~~1:~~ 1; id~a h~bb~~i~a de ·entender el contrato co- las trabas y las fallas de comunicación y la imposibilidad
mo una manera de resolver el conflicto violento «natJiral:» de contacto. En su ensayo «Sobre el lenguaje en general
(prelegal), en «Para una crítica de la violencia», B~in y sobre el lenguaje de los humanos», de 1916, Benjamín
insiste en que «una resoluci91J. completamente no_"!_olen- insiste en el «nombre divino» que despeja las fallas en la
ta de los conflictos jamá~ conducin{ a ~- ~~ntrato legal», comunicación, al que especifica como «la divina infini-
dado que para él, el contrato es el comienz-9 .9e 1~ violen~ tud de la pura palabra». 21 En «La tarea del traductor», la
da legal: is Más adelru;_.te en su ensayo, toma una nuev-;_-Jr:: «intención» no sensorial que recorre todos los lengua-
recdón: «Hay una esfera hasta tal punto no violenta del jes se nombra como «palabra divina». Esto no significa
entendimiento humano que es por completo inaccesible que haya una presencia divina que hable, que cualquier
a la violencia: la verdadera y propia esfera del entender- lenguaje dado sea traducible. En verdad, en su opinión
se, la "lengua" (die eigentliche Sphiire der "Verstiindigung", existen «leyes que gobiernan la traducción» que se en-
die Sprache)». 19 ¿Que concepción del lenguaje es esta, en cuentran en el original y que «~11. definitiva, la tr~ducció_n
la que es al mismo tiempo sinónimo de «comprensión» y sirve al propósito de expresar la relación más íntima de
de «no violencia»? ¿Y cómo aclara esto lo que Benjamín un lenguaje con otro;>, 22 Por supu~sto, la traducción es el
dice luego sobre la violencia divina que, sobre· todo, pa- dtlema-posterioi.- a Babel, pero la idea de traducción de
rece arrasadoramente destructiva? Benjamín continúa con el sueño de Babel. Relaciona la
Escrito en 1921, casi al mismo tiempo, «La tarea del tarea de traducir con la de sembrar una comprensión allí
traductor» de Benjamín parece citado indirectamente donde había una falla en la comunicación o incluso un
aquí. En ese texto, Benjamín no se refiere a «violencia» conflicto. De esta manera, podemos señalar que la ley o
y «no violencia», pero pone en primer plano el poder de las leyes enfáticamente no jurídicas que gobiernan la tra-
LA ÉTICA Y LA POLÍTICA DE LA NO VIOLENCIA 153
152 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA

ducción están en consonancia con ese dominio extraj~- esté Dios por detrás. Si hay algo divino, el término pare-
rídico de la no violencia: la técnica pre o extra contrac- ce funcionar como un adjetivo. ¿Cuál es la relación entre;
tual de llevar adelante la resolución de conflictos. esa palabra divina que se despliega a través del proceso
Para Benjamín, la traducción consiste en una activi- de traducción y lo que en «Para una crítica de la violen-
dª-d recíproca de un lenguaje sobre otro, que transfor- cia» se llama «divina violencia»? ¿Puede relacionarse la
. ma.-ellenguaje. traducido _en_el _proceso de -inter~~bio. divina violencia con el escenario en el que Benj~ re-
Esta actividad recíproca de traducción alte~-;~--intensjfi- flexiona sobre una(técnica civil de resolución de conflic-
cª-~-incremegf~~--~ada knguaje en co~t;~t~ ~~n el otro, tos? Esto último se'n~a-explícit~~~te «no viol~ncia».
expymdiendo ~J_.Q!_qpj9 J~~<?=d¿co~~nic~bilidad al ¿Se puede decir que la divina violencia se renombra no
concretar esa «in!ención». no sensible que recorre a to- violencia en esos pasajes de «Para una crítica de la vio-
d_os los len~aje~. Esa intención nunca puede concret~~e, lencia» en los que el lenguaje aparece como un espacio
ella misma está en proceso. EJ,te_ ideal de expansión e in- no violento?
tensificación de la CO!JlUffiCapilicfad mantiene un Ím____Q;r~ Mi planteo de que la divina violencia puede relacio-
tante parecido con su referencia, en «Para una crítica de narse con esa técnica de gobierno civil «no violento»
la violencia», al lenguaje -(di~-Sprache) como «la esfera no es muy popular, dado que el abrupto final del ensayo
ckl. entendimiento hum~o por ~~~pleto ~~~~;~ibl~ ·a presagia una violencia de otro orden. Y, sin embargo, lo
la violencia».23 Por otro 1;¿~ esta técni~~ de gobíerno ci- que puede ser la clave para leer el ensayo surge casi entre
vil, c;lescri~~<:=omo un rn:~do·-~n-pr-o~~;~ <le--r~sol~~ión de paréntesis por la mitad: esta modalidad de comprensión
c~nflictos, confía en- el lenguaje ~~mo tal, que contiene creciente, casi infinita, que Benjamín elabora como «re-
dentro de sí la posibilidad constitutiva de traducibillikd solución de conflictos» en «Para una crítica de la vio-
nosolo-entre lenggaj_es, sm:o también entr~2~siciones lencia», bien podría ser el resurgimiento de un potencial
conflictivas dentro de un lenguaje. Cada lenguaje lleva en el lenguaje y en la traducción. Si esas técnicas de no
en sí una apertura a una lengua extranjera, una._apertura vi~len_<:i~_ suspenden el marco legal-que gobierna nuestra
a ser contactada y transformada por el idioma extranjero. comprensión de la violencia, entonces q~ás ~sa «sus-
Este énfasis en el lenguaje y en la traducción· es un pe1:1sión;> de la violencia legal es lo. que se entiende por
momento de gran idealismo, tal vez es un idealismo lin- «divina violencia», Es una violencia hecha a la violencia
gijjg!ico o quizás un uso atllbiguo de la. fifillfa relig~~ de de la ley, que expone su letal operatoria y establece una
., una_palabra divina, una palabra, por otro faao~e alternativa dentro de la sociedad, una técnica en proceso
~ ;describ~ como <<divina», sin la menor indicación de que que no requiere de la ley.
154 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA LA ÉTICA Y LA POLÍTICA DE LA NO VIOLENCIA 155

Al usar el término «violencia» en múltiples se1:!_tj_42?_:y juez interpreta la ley -y sentenciar es pronunciar la
al tildar de violenta una técnica de no violencia, Benjamín interpretación a la que se llegó-,· actúa para poner en
apunta al poder de esta técnica para suspender o negar el - marcha y justificar el castigo que luego involucra a los
~reo totalizador de la ley. También muestra la posibilidad policías y a los carceleros, que refrenan, lastiman, dejan
d~;~ar «vi~lenci;» ck . clif~ré!nt~s ~~er;s~Í!J!RU~~do indefenso, matan o abandonan fatalmente al prisionero.
que el término_se usa para nombrar actividades que dispu- Así, el acto discursivo no está separado de los otros ac-
t~~¿Lmonopolio legal de la violencia. Cuando la «huelga» tos. Es el momento inicial de ese violento proceso y, en
se ofrece como un potencial poder revolucionario, termina consecuencia, un acto muy violento. Tras plantear que
aliada a esta «divina violencia» precisamente porque en su «la interpretación legal es una forma de interpretación
forma general rechaza el carácter vinculante del régimen vinculante», Cover hace una afirmación discutible: «Si
legal. La divina violencia puede ser «destructiva» solo por- las personas desaparecen, si mueren de manera súbita o
que destruye esos vínculos saturados de culpa que asegu- sin ceremonia en prisión, lejos de cualquier justificación
ran la lealtad del buen ciudadano, el buen sujeto legal, a razonable y autorización para su deceso, entonces no se
los regímenes violentos. Al destruir la violencia legal, la di- puede dar una interpretación constitucional a este he-
vina violencia (ahora pensada como resolución no violenta cho. El hecho, la muerte, no tiene nada que ver con la
de conflictos y como traducción) establece la posibilidad Constitución». 25 Pero ¿y si la muerte en prisión se hu-
i de un intercambio extralegal que se ocupa de la violencia, biera podido prohibir, y la ley fracasó en tomar los pa-
!
· pero que en sí mismo no es violento. Desde cierto punto sos necesarios? ¿No existe una protección constitucional
de vista, ese intercambio extralegal puede calificarse como para que aquellos en riesgo de morir reciban la asistencia
«no violento», mientras que es violento desde la perspec- que precisan para seguir con vida? En otras palabras, si
tiva del régimen legal. la prisión reparte muerte, no solo con la pena de muer-
El especialista en derecho Robert Cover, preocupado te sino a través de formas más o menos sistemáticas de
por la carga de violencia que conlleva el acto de la inter- abandonar unas vidas en vez de otras, queda claro que
pretación legal, retomó la visión de Benjamín. Sostiene no se han honrado unas pocas protecciones legales obli-
que «la relación entre la interpretación de la ley e infli- gatorias, incluso aquellas expresamente establecidas por
gir daño opera aun en los actos legales más rutinarios». 24 los derechos constitucionales. Por supuesto, la prisión re-
Esto tal vez quede más claro en el acto de la sentencia, parte muerte (de manera lenta y rápida), pero también
un acto discursivo con el poder de encarcelar a alguien controla la vida y, de ese modo, mantiene los cuerpos en
de por vida o incluso de quitarle la vida. Pues cuando el formas que devalúan la vida. En este sentido, una vez
156 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA LA ÉTICA Y LA POLÍTICA DE LA NO VIOLENCIA 157

más la pérdida de duelidad caracteriza lo viviente y sin manda y nos proscribe y al hacerlo, pone en marcha la
duda constituye parte del tratamiento injusto y desigual. amenaza de la violencia legal: si no seguimos la ley, ella
Podríamos objetar: ¿seguramente existe un derecho legal se ocupará de nosotros. Cover no se permite una distin-
a la vida, una protección legal contra la posibilidad de que ción simple entre coerción y violencia, la primera pro-
dejen morir a cualquiera en prisión, o en la frontera o en puesta como justificada y la última como injustificable.
el mar, un derecho legal de las personas a recibir la ayuda Por el contrario, en su opinión solo hay formas mejores
y los recursos que necesitan para seguir con vida? o peores de violencia legal.
Cover insiste en que los jueces quedan involucrados La visión de Cover es honesta en cuanto a la violencia
en la violencia a través de sus actos interpretativos, inclu- que opera dentro de la ley y acepta que no podríamos
yendo sus actos discursivos; desde su perspectiva, a pesar manejarnos sin ella, aun cuando debamos juzgar entre
de que muchos de ellos se ven conduciendo los asun- formas mejores y peores, dado que vivir según los límites
tos a distancia de las crueles realidades de la prisión, son de la ley le parece obligatorio. Para Benjamín, el proble-
parte del mismo sistema de violencia. Concluye que esta ma es más profundo. No hay manera de nombrar algo
violencia debe aceptarse y organizarse de manera justi- como violencia o no violencia sin invocar al mismo tiem-
ficada. Propone que «para ejercer esa violencia de ma- po el marco en el que esa designación adquiere sentido.
nera segura y efectiva, la responsabilidad por ella debe Esto puede parecer una forma de relativismo -yo no
ser compartida», y que se debe convocar a «varios acto- llamo violencia a lo que tú llamas violencia, etc.-, pero
res» para concretar esa acción concertada. Entonces, dis- se trata de algo bastante diferente. Según Benjami..'1., la
tingue fundamentalmente entre regímenes legales justos violencia legal renombra regularmente su propio carác-
e injustos. Desde su perspectiva, la violencia no debe ser ter violento como coerción justificable o fuerza legítima,
aleatoria ni debe ejercerla un único actor. blanqueando así la violencia en juego.
Cover está interesado en cómo pensamos acerca de Benjamín documenta lo que pasa con términos como
ia conducta de los jueces, pero su visión se extiende a «violencia» y «no violencia» una vez que comprendemos
cómo pensamos la violencia que anega el sistema legal. los marcos en los cuales se afirman y se contradicen es-
No dejamos que un mundo de violencia sin ley entre en tas definiciones. Señala que un régimen legal que bus-
un mundo legal que opera sin violencia. La violencia le- que monopolizar la violencia debe calificar de «violen-
gal está allí, no solo en la práctica de la sentencia, vincu- ta» cada amenaza o desafío a ese régimen. Por lo tanto,
lada como lo está con las prácticas del castigo y la prisión, puede renombrar su propia violencia como una fuerza
sino también en el carácter vinculante de la ley. La ley nos necesaria u obligatoria, incluso como una coerción justi-
158 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA LA ÉTICA Y LA POLÍTICA DE LA NO VIOLENCIA 159

ficable, y, como esto trabaja a través de la ley, en cuanto corrio un procesó-perpetuo de conversión de la violencia
ley, es legal y queda, entonces, justificado. en violencii)3alibar no expon~ una política de]a no vio-
En este punto, podemos ver cómo algo llamado «crí- lencia, sino una-deAáantiviol(c'ii_cia'._ Sostiene que Jo qu_e
tica», de acuerdo con la visión de Benjamín, qve ataca Hobbes describe como la condición violenta del estado
la producción y autovalidación de esquemas de justifi- de na~rale~a p-asa porque es-~a forma de.-vi~l~~cia so-
cación, puede denominarse con facilidad «violencia» cialqiie ocurre entre «hombres». Para-Hobb¡s; la igual-
desde el punto de vista de un poder que busca supri- dad-entre los hombres en el estado de naturaleza, sin em-
mir la crítica de esos mismos esquemas. De hecho, pa- bargo, se ve afectada por la violencia, que se convierte
ra Benjmnin, cualquier planteo, cualquier declaración, en una guerra de todos contra todos. La apelación a la
cuª1q_11i~:1:__l:l_~i§n_q11~_2__~P:ga ~n Cll_e~tfóg el marco_ de la_ soberanía tiene el propósito de poner fu~ esas r~laci011es
violencia legal en el que está establecido el esquema jus- belícosas~-pero - solo lo hace al plantear la nación como
dfic-atorio debe ~:fe~o~marse «violento», y la oposición uiíúiüevi forma de comunidad. El Estado nación ejerce
a esa forma fundamental de indagación debe entender- _ susoberana violencia contra la violencia «primitiva» de la
se como un esfuerzo legal para contener o sofocar una comunidad prenacional (postulada como la comunidad
amenaza a la vigencia de la ley. Por un lado, Benjamín de los hombres en estado de naturaleza). Así, una vio-
ofrece así una vía para c.Ie-saéreditar esa acusación es- lencia controla otra violencia y no parece haber salida
puria de que una relación crítica con un régimen legal de esta circularidad o de un ritmo político por el cual la
es por definición violenta, aun cuando tenga objetivos violencia estatal suprime la otra violencia, la que se llama
no violentos. Por otro lado, la posición de crítica no «popular» o «criminal», dependiendo de la perspectiva,
acepta los esquemas justificatorios establecidos dentro solo para controlar las revueltas populares que pueden
de un marco legal, que parece tener el propósito de la ser consideradas como legítimas o como crímenes con-
deconstitución del régimen legal. tra el Estado, según cuál sea el contexto. Balibar escribe: _
No tet1emQs q11('!_ des~t1brj._r ~LhJ!lf.iQnamiento de la di- «Podemos estar seguros de que el propio Hobbes jamás
vina violencia para entender la dinárrtj.ca_de inversión que hubiera adherido conscientemente a una interpretación
caracteriza la ruptura revolucionaria con la violencia le- ambivalente de la represión de la violencia por parte de
gJ. Étienn:e -Baliba~ -~~¿ ¡;;inda l1Il excelente marco, en un poder soberano», dado que ese poder soberano con-
Violencia~ idealiddd y-crueldad, para entend~r la dualidad siste en «una aplicación racional de los principios de las
de la violen.da que venimos rastreando. 26--Balibar descri- leyes naturales»':--~ E':!o Balibar destaca que «es la mis-
be lo que hemos llamado una «oscilación» de los marcos ma_~~-?~ía la que vincula la forma coercitiva de la ley y el
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160 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA LA ÉTICA Y LA POLÍTICA DE LA NO VIOLENCIA 161

Estado con el_h~cbo de quela viokncja "natur_al~' (y en justificable, pues primero debemos plantear la cuestión
ese-sentid~:-ilimitada) ace~h--ª det_rás de toda contradic- de cuál es el marco que nombra la violencia, a través de
ción que pueda surgir e~ la socie_da.d. ~ivil». 28 Más -ade- qué borraduras y con qué propósito. ~ntop_c_es,_ la tarea
lante, Balibar destaca que, para Hegel, «el Estado tien- es rastrear l~_l!!()dos e~!8:~!ecidos_ con los_ que esa vio-
de a ocasionar la conversión de la violencia y alcanza su lencia busca denominar violenta a lo que se resiste a ella
objetivo interno al concretar esta conversión de la his- y_ cómo el ~8:rácter vigl~nto delrégitns:riJeg:tl __q11_~da ex-
toria».29 Luego descubre que «Gewalt, por medio de la puesto cuando ataca por la fuerza el disenso, castiga a los
conversión que realiza, se transforma en otra Gewalt; t;~bajado.res que rechazan formas d~ trabajo explotado-
la violencia se convierte en poder y autoridad». 30 Hannah ras:-~sr; a las minorías, encarcela a slis críticos y expulsa
Arendt, para quien la violencia y el poder son claramente a }~s pot~nciales rivales. -
distintos, seguramente objetaría esta formulación, pero -Apesar de que no estoy por completo d_~ acuerdo con
no queda claro si hubiera tenido argumentos suficientes la conclusión anarquista de Benjamín, me parece co-
para oponerse al problema de la violencia legal, ya sea en rrecto su reparo de que no podemos asumir sin proble-
su forma benjaminiana o hobbesiana. 31 mas una definición de\TÍolenciá y luego Comenzar con
U_p._ii_ conclusión tentativa 9_!.le -~~s!gue deJ_3E~si~de nuestros debates morales sobre justificaciones, sin haber
B_?libar es que la violencia_ siemgre aparece do.s vec~_,__ examinado antes crític~eI!t(!_CÓ!!J:q h~:qll_é:da~o circuns-
aunque n9__gg~da claro ep._sada_~!ls<;>_si_~ traducción co--=_ cripta la violend¡-y cuál d~ s~s versiones funciona como
rr_e_c;ta d~G_eu,a{t__~eríª_«violeI1_cia~~-º «fuerz~». Esa con- presupuesto en los 4<:bat~~ ~n ~;e§.t!_~~- Üna actitud ~í-
versión o lo que he estado llamando «oscilación» perte- ticase pregunta~ía también por el esquema justificatorio
nece a la lógica interna de la violencia cuando la ejercen en funcionamiento en ese debate, por sus orígenes his-
el poder y la autoridad que buscan contener o expulsar tóricos, sus presupuestos y ocultamientos. ~a razÓnp!)I" _
la violencia «natural» o extrajurídica. Por esta razón, ~ la cu~ 1:10 pod_emos empezar por establecer qué clase de
im2ortante rastrear la nominaciQJ:1 y el uso de)~ vi9Je!1:- violencia se justifica y cuál no es que esa «violencia» está
cia y las reversiones a las que se los somet<:_n, pues_~u cl~ímida d~sde el comienzo clentro de ciertos marcos i
form; ~o-es dinámica, sino di~éctica: una forma se con- que llega a p.osotros ya U:ite!J?retada, «trabajada>; por s-u
il yierte en -otra y el nombre se desplaza y se contradice en marco. No podemos estar a favor o en contra de algo
el curso de esa conversión. Como resultado, no podemos cuya definición misma·se nos escapa o que aparece de -
empezar simplemente c~n llila definición de violencia y modos contradictorios para los cuales no tenemos expli-
luego proceder a debatir bajo qué condiciones es o no cación. La historicidad de esa operación queda congela-
162 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA LA ÉTICA Y LA POLÍTICA DE LA NO VIOLENCIA 163

da en el marco discursivo en el cual aparece la «violen- con otros y pueden analizarse en relación con estrate-
cia» y tiende a ser uno en el que la violencia legal -a gias de supresión y oposición. La violencia en cuestión no
lo que podríamos agregar las formas institucionales de es solo física, aunque frecuentemente lo sea. Incluso la
violencia- queda generalmente oculta. Si uno se rehúsa violencia física pertenece a una estructura más amplia
a responder la pregunta sobre qué clases de violencia es- de violencia racial, de género y sexual y si nos centramos
tán justificadas y cuáles no, dado que se busca llamar la en lo físico a expensas de esas estructuras más amplias,
atención sobre los limitados esquemas justificatorios que corremos el riesgo de no poder explicar esas formas de
enmarcan la pregunta, se corre el riesgo de la ininteligi- violencia que son lingüísticas, emocionales, instituciona-
bilidad. Y uno termina pareciendo peligroso, incluso una les y económicas -las que degradan y exponen la vida al
forma de amenaza. Así, por un lado,_una investig_aci§g_~ll- daño o a la muerte, pero que no toman explícitamente la
dicalmente crítica sobre las bases que legitiman un orden forma de golpes-. Al mismo tiempo, si nos abstraemos
::, . le-gal, puede il~arse «un acto· m:olento»;- sín embargo, por completo del golpe físico, no podremos entender el
e~a ªc_!!sación opera para suprimir' el pensamiento críti- carácter personificado de la amenaza, el daño, la herida.
co y,Jinalmente, sirve a los propósitos de legitimar la ley Las formas estructurales de violencia se cobran su precio
vigente. en el cuerpo desgastándolo, desconstituyendo su expe-
-¿Es aquí la «violencia» el nombre dado a esos esfuer- riencia corporal. Si se destruyen los sistemas de riego o
zos por minar y destruir las instituciones dominantes de si poblaciones enteras son abandonadas a la enfermedad,
la violencia legal? De ser así, no sirve demasiado para ¿no es correcto identificar esas operaciones como violen-
describir un conjunto de acciones destinadas a consoli- cia? ¿Y qué pasa con las maniobras de defensa y las de-
dar una valoración de ellas, y en este punto no importa tenciones forzosas? ¿Con el confinamiento solitario? ¿La
si la «violencia» funciona o no como una buena descrip- violencia institucional? ¿La tortura? 32 La figura del golpe
ción para cualquier investigación, acción o inacción que físico no alcanza para describir todo el espectro de la vio-
esté en cuestión. En realidad, la evaluación precede y lencia, en verdad, ninguna representación alcanza. Podría-
condiciona la descripción (lo que no significa que no ha- mos empezar a construir tipologías, como ha hecho mu-
ya referente, sino que la función referencial depende del cha gente, pero laS'líneas entre tipos de violencia tienden
marco en el que resulta cognoscible). Cualquier cosa que a borrarse. En acto; lo§ JiQ_QS _de__yfo_l~nc_iª-Je borr~, lo
. -

se llame «violencia» se considera «violenta» desde una que es una r11zón-por la cual un~ explicación fenomeno-
perspectiva particular incrustada en un marco de defini- lógica ae~cómo la yi9le11e_iª_9p_er_a como_«un.ataque_ala
ciones, pero a su vez esos marcos se definen en relación estru~tu~a del ser» es tan importante parauna_crítica d~
164 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA LA ÉTICA Y LA POLÍTICA DE LA NO VIOLENCIA 165

la violencia estructural e institucional, en especial de la nuestra comprensión sobre lo que es la no violencia y


violencia carcelaria. 33 lo que implica, sobre y en contra de una atribución que
Pero eso no significa que la violencia pueda desearse o bien descarga y externaliza violencia en una acción no
0 que simplemente sea una cuestión de opiniones sub- violenta, o bien expande el espectro de la «violencia»
jetivas. Por el contrario, 1~ _viQ.lé!n_ci~ es aquello que es!á para incluir la crítica, el disenso y la desobediencia. No
pe):'p~ffiª1Ilente sujeto a _1:IIUl__q_~cilación de marcos que debería ser una disputa obtener una semántica para las
pivotan e°: torno a las cuestiones de la justificación y la establecidas tácticas no violentas de resistencia a formas
legitimidad. Podernos ver cómo funciona esto en el in1- de explotación legales o económicas o a las formas po-
p~rtante ~álisis antropológico sobre la relación con la líticas de conflicto corno la huelga, las huelgas de ham-
muerte que hizo Talal Asad: 34 algunas formas están jus- bre en las cárceles, la interrupción del trabajo, formas no
tificadas, incluso glorificadas, y otras se desprecian y se violentas de ocupación de edificios y espacios públicos
condenan. De acuerdo con el Estado, la violencia esta- gubernamentales o a aquellos cuyo carácter público o
tal está justificada; no se justifica la violencia que no es privado se pone en entredicho, o boicots de distintos ti-
estatal. De hecho, con el apoyo de ciertas versiones del pos, incluyendo los de los consumidores y los culturales,
Estado, se dice que la relación con la muerte se realiza pero también las asambleas públicas, los petitorios y to-
en nombre de la justicia y de la democracia, y en la vio- das las otras maneras de rehusarse a reconocer la auto-
lencia no estatal, la relación con la muerte es criminal ridaq. ilegítima. Lo que tiende a unificar esas acciones o
o terrorista. Los métodos pueden ser similares o diferen- inacciones, es que todas ponen en cuestión la legitimidad
tes, y su poder destructivo puede ser idéntico en intensi- de un conjunto de políticas o de acciones, e incluso, en el
dad o igualmente horroroso en sus consecuencias. Y, sin caso de la huelga general o la resistencia anticolonial, la
embargo, el hecho de que la vida se arranque de formas legitimidad de una forma específica de gobierno. Y, sin
brutales dentro de cada marco no conduce siempre a la embargo, todas, en virtud de que reclaman un cambio de
comprensión de que existe una mayor proximidad entre políticas, formas o reglas estatales, pueden calificarse
formas de lidiar con la muerte de lo que podríamos sos- de «destructivas», pues exigen un cambio sustancial del
pechar. statu qua, al plantear la cuestión de la legitimidad -el
El punto pasa por no aceptar un relativismo general ejercicio definitivo del pensamiento crítico- y eso se
y lat~re~: en r~aliclad, es investigar y exponer la oscila- percibe como un acto violento. Cuando la palabra «vio-
ción de· los marcos en los que tiene lugar el proceso de lencia» llega a designar formas de resistencia no violenta
noniiriación. Pues solo entonces resulta posible-afirmar a la violencia legal, se vuelve todavía más importante si-
-- · - ; - - - ·--
166 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA LA ÉTICA Y LA POLÍTICA DE LA NO VIOLENCIA 167

tuar críticamente esa práctica nominativa en los marcos punto de vista del poder sostenido por una ley que mo-
políticos y sus esquemas justificatorios. Lo considero no nopoliza la violencia como coerción, siempre existirá la
solo una tarea para la teoría crítica contemporánea, sino oportunidad de calificar a aquellos que buscan la diso-
para cualquier ética autorreflexiva y para cualquier polí- lución de ese régimen legal de amenaza para la nación,
tica de la no violencia. adversarios violentos, canallas, enemigos domésticos o
Mientras, acuerdo con el planteo de Benjamín de que una amenaza a la vida misma. Sin embargo, esta última
debemos pensar_-críticrup,ente sobre cómo esos esquemas acusación solo se sostiene cuando la ley se ha vuelto co-
justificatorios están establecidos antes de que los usemos. extensiva con la vida. La opinión de Benjamín es que eso
También pienso que estamos obligados a tomar decisio- nunca sucede por completo.
nes que nos comprometan con ciertos marcos. Aunque
no podamos decidir si la violencia está o no justificada
sin saber qué cuenta-como violencia, no podemos aban- LA RELACIONALIDAD EN LA VIDA
donar la exigéncia de decidir Ta diferencia entre violencia
y no violencia. En otras palabras, la operación de la crí- Entiendo que este argumento deja varias preguntas sin
tica no puede eludir el comp_romiso y eljuicio. El ani- responder, incluyendo la importante cuestión de si nos es-
lisis de Benjamín cuestiona si cÜalquier acción debería tamos refiriendo solo a la vida humana, al tejido celular y
considerarse violenta o no violenta: El marco en el que a la vida embrionaria o a todas las especies y procesos vi-
está planteada esa cuestión determina en gran parte la tales y, por lo tanto, a las condiciones ecológicas de vida.
manera en que está formulada. Los esquemas justificato- El punto sería repensar la relacionalidad de la vida que
rios generados por la ley tienden a reproducir su propia con frecuencia abarcan las tipologías que distinguen for-
legitimidad precisamente en el lenguaje a través del cual mas de vida. En esa relacionalidad, incluiría el concep-
al mismo tiempo se plantea y se formula la pregunta. to de interdependencia, y no solo entre criaturas huma-
Pero permítanme agregar un segundo punto, que las nas, pues vivan donde vivan precisan suelo y agua para
estructuras de desigualdad afectan la manera en que se la continuación de la vida y también habitan un mundo
percibe y nombra la violencia y de captar y declarar su donde la demanda de vida de las criaturas no humanas
carácter injustificable. Pues un movimiento no violen- se superpone con las demandas humanas y donde hu-
to puede, al ganar poder, convertirse en una autoridad manos y no humanos a veces dependen unos de otros
que ejerce una violencia legal; y una autoridad violenta, para sobrevivir. 35 Estas zonas de vida (o de lo viviente)
disuelta, puede renunciar a un marco legal. Y desde el que se superponen deben pensarse como relacionales y
r
i
!
168 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA

procesuales, pero también cada una requiere de ciertas


LA ÉTICA Y LA POLÍTICA DE LA NO VIOLENCIA 169

es claramente la imposición de la violencia y, además hay


condiciones para la protección de su vida. otro error, la reproducción de la desigualdad social, que
f Una de las razones por las que he planteado que la sucede al mismo tiempo: el último toma la forma de una
,-.: i no violencia debe estar vinculada a un compromiso con intensificación de la diferencia entre el valor adjudicado
una igualdad radical es precisamente porque la violencia a las vidas y su verdadera duelidad. Y esta es la razón por
opera como una intensificación de la desigualdad social. la cual una crítica de la violencia debe ser también una
Las formas biopolíticas del racismo y la lógica de la guerra crítica radical de la desigualdad. Más aún, una oposición
producen desigualdades de modo diferente, pues ambas a la desigualdad implica una denuncia crítica de la fan-
suelen distinguir entre vidas duelables y no duelables, en- tasmagoría racial en la que ciertas vidas se representan
tre vidas valoradas y vidas prescindibles. Las formas bio- como una pura violencia o como una inminente amena-
políticas de violencia no necesariamente siguen la lógica za de violencia, mientras que otras se considera que tie-
de la guerra, pero absorben sus escenas fantasmáticas y las nen derecho a la defensa propia y a la preservación de sus
incorporan a su propio modo de racionalidad: si Europa, vidas. Este poder diferencial y su forma fantasmagórica
los Estados Unidos o Australia permiten que los migran- entran en el aparato conceptual por el cual se debaten y
tes entren por sus fronteras, sufrirán la destmcción como deciden públicamente las cuestiones de la violencia y de
consecuencia de su hospitalidad. Así, el nuevo migrante la no violencia.
se representa como una fuerza de destrucción que devo- La crítica de la violencia no es lo mismo que la prác-
rará y negará a su anfitrión. Esta fantasía se convierte en tica de la no violencia, aunque ninguna práctica puede
la base para justificar la violencia destructiva de las po- emprenderse sin esa crítica. La práctica de la no vio-
blaciones migrantes. Personifican y amenazan la destruc- lencia debe enfrentarse a todos esos desafíos fantasma-
ción y por eso deben ser destruidas. Sin embargo, el acto góricos y políticos que se han convertido en un asun-
basado en esa lógica revela que la violencia en cuestión to desesperante. Por supuesto, hoy se usa_ a Fanon para
es la que se ejerce contra los migrantes. De acuerdo con múltiples propósitos, incluyendo justificar la violencia y
la lógica de la guerra, hay un retraimiento causado por el luchar contra ella. Pero él resulta determinante para es-
pánico: como se cree en riesgo de sufrir violencia y des- te argumento, una vez que uno considera que el cuerpo,
trucción, se imagina que esa es la condición del Estado tan central en Piel negra, máscaras blancas, reaparece en
que se defiende de los migrantes. Y empero, la violencia su ensayo «La violencia» de una manera que nos lleva
es violencia estatal alimentada por el racismo y la paranoia a una comprensión de la igualdad. Por supuesto, en Fa-
y dirigida contra la población migrante. El error cometido non está la fantasía de la musculatura sobrehumana, una
170 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA LA ÉTICA Y LA POLÍTICA DE LA NO VIOLENCIA 171

imaginería del cuerpo lo suficientemente fuerte como atribución y esa proyección? Para tales propósitos, per-
para derrocar el poder colonial, una fantasía de hiper- mítanme considerar las inversiones conceptuales anima-
masculinidad que muchos han criticado. Pero hay otra das por la fantasía que apoya el incremento de la violen-
aproximación a este texto, que provee una comprensión cia estatal. En Turquía, quienes firmaron una petición
de la igualdad que surge de la circunstancia de la proxi- por la paz fueron acusados de terrorismo. Y en Pales-
midad de los cuerpos: tina, aquellos que buscan una forma de gobierno que
garantice la igualdad y la autodeterminación para todos
El indigene descubre que su vida, su aliento, su cora- suelen ser acusados de ser violentos y destructivos. Esas
zón que late son los mismos que los del colonizador. Des- acusaciones tienen como objetivo paralizar y debilitar
cubre que la piel del colonizador no tiene más valor que a aquellos que defienden la no violencia, presentando a
la de un nativo; y debe decirse que este descubrimiento la posición contra la guerra como una posición dentro
sacude el mundo de una manera muy necesaria. Toda la de una guerra.
seguridad nueva y revolucionaria del indigene surge de Cuando eso ocurre, y es a menudo, la crítica a la gue-
allí. Pues si, de hecho, mi vida vale tanto como la del co- rra se construye como un subterfugio, una agresión, una
lonizador, su mirada ya no me detiene ni me congela y su hostilidad disimulada. La crítica, el disenso y la desobe-
voz ya no me transforma en piedra.36 diencia civil se presentan como ataques a la nación, al Es-
tado, a la humanidad misma. Esa acusación surge desde
Este es un momento en el que el fantasma racial se el interior del marco de una presunta guerra, donde no
desintegra y la afirmación de igualdad sacude el mundo puede imaginarse ninguna posición que esté fuera de él.
proporcionando un nuevo potencial de construcción del En otras palabras, todas las posiciones, aunque sean ma-
mundo. nifiestamente no violentas, se consideran permutaciones
Hemos intentado investigar en términos generales la de la violencia. Así, aunque me refiera a prácticas «ma-
manera en que un régimen legal atribuye violencia a aque- nifiestamente» no violentas, queda claro que solo ciertas
llos que exponen y rechazan su racismo estructural. Es prácticas pueden manifestarse como no violentas en una
realmente sorprendente que una demanda de igualdad se episteme gobernada por una lógica paranoica e inver-
califique de acto «violento» o que la misma condena se tida. Cuando la misma crítica a la guerra o el llamado a
aplique a los reclamos de autodeterminación o de vivir terminar con la desigualdad económica y social se consi-
libres de amenazas permanentes y censura. deran formas de apoyo a la guerra, es fácil desesperarse
¿Cómo debe articularse, criticarse y defenderse esa y concluir que todas las palabras pueden tergiversarse y
172 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA LA ÉTICA Y LA POLÍTICA DE LA NO VIOLENCIA 173

todos los significados perderse. No creo que esa deba ser importa tanto en la vida como en la muerte, pues la vida
la conclusión. potencialmente duelable es aquella que merece un futu-
Ante la amenaza de nihilismo, se precisa de una pa- ro cuya forma no puede predecirse ni establecerse por
. ciencia crítica para exponer las formas de fantasmago- adelantado. Pues salvaguardar el futuro de una vida no
ría según las cuales alguien está «atacando» cuando no lo es imponer las formas que debe asumir, el sendero que ha
hace o cuando, en realidad, esa misma persona es la ata- de recorrer esa vida; es una manera de mantener abierta
cada. Estas inversiones las llevan a cabo las opiniones, la la posibilidad a las formas contingentes e impredecibles
política que considera que la migración de personas des- que puede tomar una vida. Considerar esa protección
de Medio Oriente o África del Norte habrá de destruir como una obligación afirmativa resulta ser bastante di-
Europa y a la humanidad y, por lo tanto, debe rechazar- ferente a preservarse a uno mismo o a la propia comuni-
se, abandonarse, incluso entregarse a la muerte de ser ne- dad a expensas de otros cuya diferencia es permanen-
cesario. Esta lógica asesina reina entre reaccionarios y temente representada como una amenaza. Cuando, por
fascistas en estos tiempos. Un fantasma ha sustituido a ejemplo, los migrantes se representan como la destruc-
cualquiera que esté hablando o actuando en este momen- ción, como puras embarcaciones de destrucción que en-
to, a cualquiera que parezca estar hablando o actuando, venenan la identidad racial o nacional con su impureza,
un fantasma que corporiza la agresión de aquellos que entonces, las acciones que los detienen definitivamente,
temen la potencial violencia de los otros y que invierten y que los empujan de vuelta al mar, que se rehúsan a respon-
encuentran destructividad en esas representaciones ex- der a sus SOS cuando naufragan sus balsas y la muerte
ternalizadas; este es el logro letal de una destructividad es inminente, se justifican airada y vengativamente como
completamente externalizada. Esta forma de agresión de- «defensa propia» de la comunidad autóctona, tácita o
fensiva está bastante alejada de la comprensión de que explícitamente definida por el privilegio racial. En esta
una vida no es, finalmente, separable de otra, no importa forma de agresividad aprobada desde la moral queda
qué muros se construyan entre ellas. Incluso los muros claro que la agresión emana de una idea tóxica y ampu-
tienden a vincular a aquellos a los que separan, con fre- losa de defensa propia cuyas prácticas de renominación
cuencia en una forma retorcida de vínculo social. efectúan la justificación de su propia violencia. Luego,
Con esta última perspectiva en mente, podemos reto- esa violencia se transfiere, se oculta y se autoriza median-
mar en nuevos términos el tema de la igualdad y la convi- te esa moralización racista que opera en defensa de la
vencia, partiendo del supuesto de que toda vida es igual- raza y del racismo por igual.
mente duelable y tratando de ver de qué manera esto Tal vez estamos describiendo mecanismos psíquicos
174 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA LA ÉTICA Y LA POLÍTICA DE LA NO VIOLENCIA 175

que abundan en el mundo humano y nuestra oposicion Referirse a la igual duelidad de las vidas en este contexto
a la violencia es un esfuerzo inútil por cambiar el poten- no es someter a los individuos a alguna forma de cálculo,
cial destructivo que se encuentra en nuestra psiquis o sino preguntarse por los fantasmas sociales que informan
que caracteriza a todas las relaciones. La respuesta a una las ideas públicas sobre qué clase de vida merece tener
crítica política de la violencia a veces toma la forma del un futuro abierto y cuáles no son duelables. El desman-
argumento que sostiene que la destructividad humana ja- telamiento de ese espacio fantasmático en el que las vidas
más puede superarse por completo, que pertenece a las se valoran de distinta manera requiere una afirmación de
' comunidades humanas como un impulso, una pulsión o la vida que sea diferente de una posición «provida». En
un potencial que fortalece y destruye los lazos sociales tal verdad, la izquierda no debería ceder el discurso sobre
como los conocemos. Ciertamente, esa era la opinión de la vida a sus oponentes reaccionarios. Afirmar la igual-
Hobbes y Balibar ofrece una reformulación contemporá- dad es apoyar una cohabitación definida en parte por una
nea que es más aguda. La pregunta de si la destructividad interdependencia que considere el borde que corre por
es un impulso o un rasgo de las relaciones sociales sigue fuera de los vínculos individuales de los cuerpos o que tra-
sin respuesta. Incluso, si aceptamos la posibilidad de que baje ese borde a favor de su potencial social y político.
haya una tendencia general hacia la destructividad, ¿eso Esta afirmación de la vida no es solo una afirmación
debilita o fortalece la crítica política de la violencia? Pa- de mi vida, aunque mi vida seguramente estaría incluida:
ra responder ambas cuestiones, debemos preguntar: ¿qué resultaría ser bastante diferente de una preservación de
implica la destructividad para la teoría social y para la fi- uno mismo ganada a expensas de otras vidas, fortalecida
losofía política? ¿Es un producto derivado de la interde- por representaciones de agresión que proyectan el po-
pendencia o es parte de la polaridad entre amor y odio tencial destructivo de todo vínculo social en formas que
que caracteriza a las relaciones humanas, parte de lo que destruyen ese mismo vínculo. Aun cuando ninguno de
amenaza a las comunidades humanas o que las cohesiona? nosotros está liberado de la capacidad de destrucción, o
La reconsideración de los vínculos sociales basados en precisamente porque ninguno de nosotros está exento
formas corporizadas de interdependencia nos ofrece un de ella, la reflexión ética y política desemboca en la ta-
marco para entender una nueva versión de la equidad rea de la no violencia. Es precisamente porque podemos ;;-
social que no solo se apoya en la reproducción del indi- destruir que tenemos la obligación de saber por qué no
vidualismo. El individuo no queda desplazado por lo co- debemos hacerlo y convocar esos poderes compensato-
lectivo, sino que es formado y transportado por los víncu- rios que refrenan nuestra capacidad destructiva. La no
los sociales definidos por su necesidad y su ambivalencia. violencia se convierte en una obligación ética a la que
176 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA

estamos atados, precisamente porque estamos atados a


otros; bien puede ser una obligación contra la que des-
potricamos, donde los movimientos ambivalentes de la
mente se dan a conocer, pero la obligación de preservar CAPÍTULO 4
el vínculo social puede resolverse sin tener que resolver
esa ambivalencia. La obligación de no destruimos unos FILOSOFÍA POLÍTICA EN FREUD:
a otros surge de y refleja la conflictiva forma social de GUERRA, DESTRUCCIÓN, MANÍA
nuestras vidas y nos lleva a reconsiderar si la autoprotec- Y LA FACULTAD CRÍTICA
ción no está ligada a preservar la vida de los otros. El yo
y la autoprotección se definen, en parte, por ese vínculo,
esa necesaria y difícil relación social. Si la autoprotección Temo estar abusando de su interés, que
se convirtiera en la base para ejercer la violencia, si fuera sobre todo está absorbido por la prevención
a consagrarse como la excepción a los principios de la no de la guerra y no por nuestras teorías. Sin embargo,
violencia, entonces, ¿quién sería ese «yo» que se preserva por un momento me gustaría insistir con
a sí mismo y solo a aquellos que ya pertenecen a ese régi- el impulso destructivo, cuya popularidad no es
men de sí? Ese yo pertenece solo a sí mismo o a aquellos ni por asomo igual a su importancia.
que aumentan su sentido de sí mismo, y así permanece S1GMUND FRElJD A ALBERT EINSTEIN, 1932
sin mundo mientras amenaza a este mundo.

En su «Consideraciones de actualidad sobre la gue-


rra y la muerte», escrito en 1915, en medio de la Primera
Guerra Mundial, Sigmund Freud reflexionaba sobre los
vínculos que mantienen unida a una comunidad y sobre
los poderes destructivos que terminan con esos vínculos. 1
Hacia la época en la que desarrollaba la «pulsión de muer-
te», primero en 19202 y luego con mayor profundidad en
la década siguiente, se mostró cada vez más preocupa-
do por la capacidad destructiva de los seres humanos.
Lo que llama «sadismo», «agresión» y «destructividad»
178 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA FILOSOFÍA POLÍTICA EN FREUD [. .. ] 179

resultan ser las primeras representaciones de la pulsión ca, la distinción entre sectores militares y civiles de la po-
de muerte, que alcanza su formulación más madura en blación, los reclamos de propiedad privada. Pisotea con
El malestar en la cultura de 1930.3 Lo que había llamado furia ciega todo lo que se le cruza por el camino, como si
una «parte inconquistable de la naturaleza humana» en no fuera a haber futuro y paz entre los hombres cuando
}4.ás allá del principio del placer, diez años antes, toma se termine. Corta con todo lazo común entre los pueblos
aquí una nueva forma a medida que Freud desarrolla enfrentados y amenaza con dejar un legado de amargura
una metafísica dualista que contrapone a' Eros-_la fuer- que volverá imposible por un largo tiempo la renovación
z~_qu;;-~;~~-~~ul~~-h~anos cada vez más complejos- de esos lazos. 4
con Tánatos -.la fuerza que los destruye-. Una forma
políti~;; dl.itabl~ ~U:pone que los vínculos sociales pueden Los planteos de F reud son dignos de consideración
permanecer relativamente estables, pero ¿cómo maneja por varias razones. La más importante es la percepción de
la política la fuerza destructiva que describe Freud? un desplazamiento en la historia de la destriiCtividad: no
..• - '. _-,,.,,.=,~='·''·=···=·==~·-~
Sus reflexiones sobre la Primera Guerra Mundial lle- se h abía conocido destructividad~-..=~
· ~ 5 __ .... __ :¡:: •S: -i.
como.,,.~
esa
- •·. • -
antes. Aun-
•~.Gc~!.r,_,._..,_.::>J+t.,_ _ ' - ' ~ ~ · - ...

van a sucesivas perspectivas sobre la destructividad. I.-I-ª::. que el desarrollo de nuevas armas hizo que la destruc-
cía J-915, Freud no había incorporado aún la noción de ción fuera mayor que en guerras anteriores, el nivel de
pulsión de muerte-que tiene entre sus objetivos princi- crueldad de todas formas lo golpea, lo que sugiere que
pales el deterioro de los vínculos sociales-, pero descri- el problema no es que los humanos se hayan vuelto más
bió una impresión sobrecogedora y sin precedentes de la crueles, sino que la tecnología ha permitido g_ue la cruel-
destructividad humana de su tiempo~ · dad produzca más destrucción que antes. Una guerra sin
esas armas habría causado Ul:la destrucción menor, pero
~\ La guerra en la que nos resistimos a creer ha estalla- eso no hubiera implicado un grado menor de crueldad.
do y ha traído desilusión. No solo es más sangrienta y Así que, si nos tienta decir que la crueldad se incrementa
más destructiva que ninguna otra guerra anterior debido con la tecnología, F reud parece resistirse a esa idea: la
a la creciente perfección de las armas ofensivas y defen- destruc<jé.,n º ~~g_ui~Ee to!.m~-~ n1:1~Y~~.$.J:ü~!sl.r.k~W.ll!x-Y?..:, ·
sivas; es al menos tan cruel, tan amarga y tan implacable riables, pero la crueldad sigue siendo í¡ :n;i;-~a. Por con-
como cualquier guerra que la ha precedido. Ignora todas siguieñté, lasrueldad h~ananoex.pJiJ:a wda1adestr_1ic-.
las restricciones conocidas como ley internacional, que en tividag.,JLJ~f!!Qillliía cumpJ~..-8-µ_"Qª.r.t~,J?ero esta forma
tiempos de paz los Estados se comprometieron a respetar; distintivamente humana de destruir a otros seres huma-
. igno~a las prerrogativas de los heridos y la atención médi- nos surge de la ambivalente constitución psíquica de los
180 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA FILOSOFÍA POLÍTICA EN FRElJD [ ... ] 181

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¡
sujetos. La pregunta por lo que puede hacerse para con- no es principalmente alterar el paisaje político ni estable-
trolar la destructividad involucra entonces la ambigüedad cer un nuevo orden, sino destruir las bases mismas de la /,
y la tecnología, en especial en un contexto de guerra. I?,glítica. Por supuesto, ese objetivo pued;pa;~ce;-;;x;;;-
Aunque se suele suponer que la guerra es un asun- rado si creemos, por ejemplo, en guerras justas -guerras
to específico de las naciones, la furia ciega que motiva desatadas en nombre de la democracia contra regímenes
la guerra destruye los mismqs _l_azo.~ .. 5.ofi~~s__g_~~ hacen_ fascistas o genocidas-. Pero incluso en ese caso, el ob-
12.C?~iEJ~; a}1,s llª92BS~.: Por supuesto, puede fortalecer el jetivo explícito de la guerra y la destructividad desata-
nacionalismo de un país y producir una cohesión pro- da por ella nunca son lo mismo. Incluso la así llamada
visional reafirmada por la guerra y el enemigo, pero in- «guerra justa» corre el riesgo de una destructividad que
cluso esto erosiona las relaciones que hacen posible la excede los objetivos declarados, su propósito deliberado.
política; el poder de destrucción desatado por_ la guerra En verdad, cualquiera sea el objetivo público y decla-
quiebra los lazos sociales y produce ira, veng~-za y dis- rado de la guerra, siempre está funcionando otro propó-
confianza («amargura>>Y, ·aetafmoélo que noqlieda cfaro sito, al que Freud se refiere aquí corno «furia ciega». Más
si ~s p~~ible la reparación, lo que ciehilita no solo esas aún, esta furia que motiva e incluso unifica a un pueblo o
relacione·s que pueden haberse construido en el pasado, a una nación en guerra, también despedaza a ese pue-
sino toda posibilidad de convivencia pacífica futura. A blo o nación, trabajando en contra de cualquier propó-
pesar de que Freud está pensando claramente en la Pri- sito intencional de autoconservación o mejoramiento de
mera Guerra Mundial en el párrafo citado, también está la propia posición que se pueda tener. Esta especie de ira
....12lanteando cuestiones respecto de la guerra en general: pretende, primero y sobre todo, superar las inhibiciones
A ¡ la gu~!._fa «pisotea [. .. ] todo lo que s~J~~f,llzapo_r_el ca- y restricciones existentes impuestas a la destrucción mis-
' ¡ mino». Aquí está sugiriendo que la ruptura de las ba- ma, quebrar lazos sociales --entendidos en parte como
. ·rreras que mantienen en funcionamiento las inhibiciones obstáculos para la destrucción- a favor de una destruc-
es, en realidad, un propósito de la guerra, se debe dar tividad creciente y reproducir la destrucción en el futuro
a los militares el permiso para matar. Cualesquiera que inmediato, lo que puede resultar en un futuro de des-
sean los objetivos estratégicos y políticos explícitos en trucción o una manera de destruir el futuro mismo. Es en
una guerra, prueban ser débiles al lado del propósito el Í11!~.E~ºJ;,~ objetivos loc:aJ.~_y,..nro~_§ionales decla-
'·····-J de destrucción; l?_que pr~~destruye la gu~r.!~ son las ~ado.§.-ll.ª&ªjfliga1 l~,_gue,g~ .9.ue gt_r9. pro_pósito¡ incluso
~-restricciones impuestas a la aestruq:ión. Si podemos ha- otrª_}<J?EJ.sión», puede_ arraigarse: una destructividad sin
bl~r con dereCfío-sÜbreeí"«oEjetivO» Hdcito de la guerra,
·, ·. ~- ~·~ .~,~- -
límites.
~ .
~-- d
_ .•• 4..-w,=;,;:.~'!'~-•~~..E:;;~......::i;;&l;.~~---.

Incluso si un grupo o nación pue e alcanzar una


...
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182 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA FILOSOFÍA POLÍTICA EN FRElJD [ ... ] 183

( cohesión temporaria durante la guerra al reunirse tras


de sus objetivos explícitos de defender al p~s o destruir
En la edición de 1931, agregó una línea a ese párrafo
apelando a «un Eros eterno [. .. ] para afirmarse en su

i al enemigo, algo puede tomar forma o arraigarse en esa


1 unión, que excede cualquiera de esos propósitos explíci-
\ . tamente reconocidos, quebrando no solo los lazos socia-
lucha contra su adversario igualmente inmortal» y señaló
que nadie puede imaginar cuán exitoso puede resultar
ese esfuerzo. Claramente, Freud estaba en la búsqueda
\ les de los grupos que son el blanco de la guerra, sino tam- de una posibilidad de contrarrestar la terrible destructi-
bién los de los grupos que la ipf1ar~\a idea d~ «furia vidad que había visto durante la Primera Guerra Mun-
ciega» 9ue Freud_toma_de la tr~edia gr!.tga pr~figura_lo dial y que sentía que estaba regresando a Europa con
q~e te1:!llinaría ll~~~9-~~~e.ulsión"cle-ñÍuerte» Justo cm- mayor intensida~,.,.qg~~m~década de 1930. Freud no
cº_@_os_p~spués. Lo que, l(! PI~,2s_upa, ya en 1915, es ~l recurrió a la hi~t6úa o a ejemplos prácticos en su esfuer-
_p_9d€:!i: que. ~sutne la pulsiÓ:1:): ll!!~. y~~.illl~ llila tecnología zo por eptendér la destructividad, sino a lo que llama las
~--.. ' - ·--7

destructiva la amplifica, para causar destrucci§n alrede- «IU~fil.QUe.s$ url.11:,.pe,cilÍ:f?,1,:1-:quei ~nel ~mej?r. ~)os ~ '
dor del mundo y destruir los la~.9~ ~g~i~_que tien_en el p'ar.~~e especulativa. Entonces, ¿por qué recurrir a la vi-
poder de mantener esa destructividad ~ajo_ contro1 Ha- da de las pulsiones? Para Freud, las razones conscientes
----·--~--- -·-----... ·=-"·--·~-"- • --·---· ·- ... ·--· -·--.;
da i93o,··pieüd se mostraría preocU:pado de modo más qg~__fo_s_ grupos se dan a ,sí tni~mos para actuar no son
explícito con la posibilidad del genocidio, como puso de la~mj~mas gµe las motivac:ion~s -~q¡Jt~s__qu~ gajap:·~-~;5-
manifiesto en El malestar en la cultura. Allí escribe: __<:,!9.!J.. Como resultado, la. reflexión sobre.-cel U1ejor, Illo_go
de_ evitar la destrucción debe hacer al,go_másqm~proveer
Me parece que la fatídica pregunta para la especie hu- un __argumento...aceptable.al pensamiento._radoJ:lJU_:_q~_be
mana es si y hasta qué punto su desarrollo cultural logrará ap~l~r de algún modo a. la puJsi_9J1 9 en.cogtn1r un IJ]._Q.~º
dominar la perturbación de su vida comunitaria conse- d~ trabaja,r cqn y _contr¡¡ eg c,l.~~tr:;uctividad ..P. !.~pulsora
cuencia del instinto humano [Trieb] de agresión y autodes- gge lleva a la guerra.
trucción [Aggressions und Selbstvernichtungstrieb]. Quizás Una posición escéptica respecto de la teoría de las
a este respecto los tiempos actuales merecen una especial pulsiones es consecuencia de la traducción errónea de
atención. Los hombres han ganado control sobre las fuer- «Trieb» de Freud como «instinto». Pese a que Freud usa
zas de la naturaleza hasta tal punto que, con su ayuda, no tanto Instinkt como Trieb en su obra, la última aparece
tendrían ninguna dificultad en eliminarse unos a otros has- con mayor frecuencia y la pulsión de muerte (Todestrieb)
ta que solo quedara un único hombre.5 no es nunca el «instinto de muerte». En la traducción de
James Strachey de las Obras completas constantemente
LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA FILOSOFÍA POLÍTICA EN FREUD [ ... ] 185

se tradujo ambos términos como «instinto», lo que da que no se parecía a las formas de repetición explicadas
pie a una comprensión biologicista del término en inglés por el principio del placer. No solo _po s~.v~fª una sa-
y, en algunos casos, a una concepción de la pulsión en ª
!J?facción __vinculada <:!Sta repetición. del .sufr~i~~t~,
Freud de la que se deduce una forma de determinismo sino que progresivamente deterioraba la condición del
biológico. Freud deja claro en un ensayo titulado «Los pa-aente, al punto de poner en peligro las bases orgánic;s
: s y sus destinos» (Triebe und Triebschicksale) que de s1i'vicfa:-En -está-etapa, Freud desarrollc{1~- p_(@~ra ....,
()a pulsió (Trieb, que significa «empujar») no pertenece ·;~~Jó; de la pulsión de ~iierte, según la cual el.2~~~-
~~ . · amente al reino de la biología ni a un dominio mtlµy~::t_le_greS_<!{_ ~l_~a4<?)no;:g~co1 un es~ª-~º libre
psíquico plenamente autónomo, sino que fun.<;;jp~- ~-!P~da_ e~c¼t,<ión. En efecto, todo organismo humano -
mo un concepto umbral (ein Grenzbegri/1) entre.la.esfe.::_ busca regresar a este origen, de modo que la trayectoria
ra SOIT}átka---y:fo de las 1deas.6 de una vida no resulta más que «una ruta tortuosa hacia
Hd~a 1920> FreuCfmañtenía que la vida psíquica es- la muerte». 8 Por más que exista algo en los seres huma-
taba gobernada por el placer, la sexualidad o la libido, y nos que busca satisfacer deseos y preservar la propia vida
fue solo cuando se topó con formas de neurosis de guerra orgánica, también hay algo que opera de modo lateral al
que empezó a considerar que había síntomas caracteri- cumplimiento del deseo, que busca negar las condiciones
1 zados por una compulsión de repetición que no podía orgánicas de la vida, se trate de la vida de otro, de la pro-
J explicarse por el cumplimiento del deseo o un impulso pia o del contexto en su dinámica complejidad.
de gratificación. Así, fue con el desencadenamiento de ¿Qué diferencia hace que Freud postule ahora otra
/ la guerra que Freud comenzó a formular la pulsión de tendencia en la psiquis humana que busca regresar a un
muerte, impulsado también por su estudio de las formas tiempo anterior a la vida individuada del organismo hu-
de destructividad, en particular aquellas de carácter re- mano? Sus reflexiones sobre la destrucción se centran
petitivo (a lo que más adelante se referiría como «agresi- en la posibilidad de destruir otras vidas, en especial en
vidad no erótica» en El malestar en la cultura).7 Fue en su situación de guerra, cuai.7.do la tecnología de las armas
primera formulación de la pulsión de muerte, en.Más allá amplía el poder de la destructividad humana. Aquellos
del prin_qfp_f.º.4~lplac:er, que Freudtrªt6.de_b_uscanma ex- que sufrían de neurosis de guerra vivían el resto de sus
plicación para las formas repetitivas de conducta q~e ~o vidas las consecuencias de la guerra, pero también le die-
aparecen parn satisfacer un deseo. Se había topado con ron a Freud la oportunidad de estudiar cómo trabaja la
pacientes que sufrían ae neurosi~de guerra y revivían es- destrucción no solo contra otros, sino contra uno mismo.
cenas traumáticas de violencia y pérdida de una manera La neurosis de guerra continúa el sufrimiento de la gue-
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rra en forma de síntomas traumáticos caracterizados pór se apodera del deseo sexual sin dejárselo saber exacta y
una implacable repetición; uno es bombardeado, ataca- explícitamente. Una relación sexual que comienza con
do, sitiado: todas metáforas de guerra que continúan en el deseo de unirse queda interrumpida por una miríada
la escena postraumática. Freud identifica esto con el ca- de formas de autodestrucción que parecen oponerse de
rácter repetitivo de la destrucción. En el paciente, esto modo manifiesto a los objetivos declarados de los aman-
termina en aislamiento social; considerado de forma más tes. La desconcertante cualidad de los actos que uno más
general, no solo sirve para debilitar los lazos que man- desea mantener o el ataque a los vínculos que uno más de-
·1¡ tienen unidas a las sociedades, sino que también asume sea seguir no es sino una forma habitual del desastre a
la forma de una autodestrucción que puede culminar en través del cual la pulsión de muerte se hace conocer en
, el suicidio. En esta forma de destrucción, la sexualidad la vida sexual. En El malestar en la cultura, Freud vuelve
o la libido ocupan un lugar reducido o inexistente y los a describir el sadismo como «representativo» de la pul-
vínculos sociales sin los cuales la vida política resulta im- sión de muerte, pero en su última obra la vincula más
posible terminan destruidos. específicamente con el concepto de agresión y de des-
Hacia el final de Más allá del principio del placer, F reud tructividad. Esta puede entenderse como la segunda o la
afirma no solo que, en cierto sentido, todo organismo última versión de la pulsión de muerte. Ya no se entiende
humano busca su muerte, sino que esta tendencia no que la agresión opera exclusivamente en el contexto del
puede derivarse de pulsiones sexuales. La evidencia de sadomasoquismo sexual, pues, como señala Freud: «Ya
· ··1a pulsión de muerte, plantea, puede encontrarse en el no podemos ignorar la ubicuidad de la agresión y la des-
sadismo sexual y, de modo más general, en el fenómeno tructividad no eróticas». 10 Freud registra la escalada de
del sadomasoquismo. 9 A pesar de que la sexualización de la belicosidad y el nacionalismo que recorre Europa, así
la pulsión de muerte puede subordinar la destructividad como el fortalecimiento del antisemitismo. Esas formas
a lo que Freud considera el objetivo no destructivo de la de agresión no están relacionadas con el placer ni con la
sexualidad, la pulsión de muerte termina predominando, satisfacción que acarrea el placer: «Este instinto agresivo
una situación claramente ejemplificada por la violencia [pulsión] es el derivado y principal representante del ins-
·sexual. Tanto la autodestrucción como la destrucción del tinto [pulsión] de muerte que hemos hallado a lo largo
otro están potencialmente en funcionamiento en el sa- de Eros y que comparte el dominio del mundo con él». 11
domasoquismo, lo que lleva a Freud a pensar que una A pesar de que Eros y T ánatos -como ahora lo llama-
pulsión diferente de la sexual puede estar operando a tra- no suelen ocurrir por separado, tienen objetivos contra-
vés de ella. Fugitiva y oportunista, la pulsión de muerte rios. Eros busca sintetizar o combinar unidades separa-
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das en una sociedad juntando individuos en grupos, pero el que destruye esos vínculos, ~ una fuerza destr.11Cti~a
también reuniendo grupos al servicio de formas sociales que está en el amor -o que se agrega al amor- que
y políticas más amplias. T ánatos separa a esas mismas impulsa a las criaturas humanas a la destrucción y la au-
unidades del mismo modo que cada unidad se separa de todestrucción, incluyendo la destrucción de aquello que
sí misma. De ese modo, en la misma acción que busca más aman.
establecer y construir un lazo social, existe una tendencia El hecho de que la perspectiva de Freud siga sin resol-
contrapuesta que se dedica rápidamente a desmantelar- ver el tema de si el amor contiene o se opone a la destruc-
lo: te amo, te odio; no puedo vivir sin ti, moriré si sigo vi- tividad es señal de un problema que persiste mientras
viendo contigo. intenta pensar no solo en las relaciones íntimas del amor,
En relación con el amor, F reud tiene dos modos dis- sino en la psicología de las masas y su potencial destruc-
tintos de abordar al problema. Por un lado, insiste a lo tivo. ¿Esta capacidad destructiva se encuentra en los la-
largo de su obra en la ambivalencia constitutiva de toda zos que mantienen unidos a esos grupos -una especie
relación amoros~.. -Estcrqueda bien claro en su capítu- de atadura destructiva- o es en realidad un poder que
lo sobre «ambivalencia em~onal» de Tótem y tabú, 12 «corta todos los lazos comunes», un impulso antisocial
pero también en'-.:~D.uelo_ytheíancolía», 13 donde la pér- que estalla en las relaciones sociales?
dida del ser amado se presenta como un equivalente de ¿ ~ ~ g e lª-.l)...§jfillis_Q1iljta _fQntra la destrucción
la agresión. 14 Por otro lado, «amor» es un nuevo nombre de los lazos2 o~iale~? Según Freud, los-g~~pos- pt1ed~n
para Eros, que se refiere a un solo polo de la ambivalen- o bien destruir sus vínculos internos, o bien dirigir su
cia emocional: está el amor y está el odio. Así, el amor destructividad hacia otros grupos; le preocupa que an1-
se refiere o bien a la constelación ambivalente de amor y bas formas de destructividad estén ayudadas por una
odio, o bien a un polo de la estructura bipolar. La propia inhibición de la facultad crítica. Así, para Freud, la ta-
posición de Freud parece ser ambivalente, apoyada más rea que surge en sus escritos sobre psicología de grupos
en la retórica que en los hechos. En efecto, esta formula- es fortalecer el poder inhibidor de esta facultad crítica.
ción paradójica nunca se resuelve del todo en sus escri- Mientras que el amor se identifica a veces como la fuer-
tos y permanece latente a lo largo de su obra. Surge de za contraria a la destrucción, en otros momentos pare-
modo sintomático en su última obra: el amor_ es-ª,guello
e;, •.,.:.,. •• _-, __ , . ~ - - .. ~-
ce que es más importante esta «facultad crítica». En su
que ata a una persona con otra, P~!<?. ~9,_TT?:Q CQP.~~cu~- trabajo monográfico de 1921, Psicología de masas y aná-
cia de su inherente ambivalencia ti~n~ ,!:!Lput.en~üil de_ lisis del yo, la «facultad crítica» describe varias formas de
~ci~~-s-I~-;~;,;~ciJ~~- 6,-;-í~enos, si no es el amor deliberación y reflexión; sin embargo, al año siguiente,
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en El yo y el ello, queda asociada con el superyó, una instrumento internalizado de ese propósito, lo que pone
forma ctecruefclacfclesatacla~sobre efyo. Eventuáfméllté, en peligro la vida misma del yo. Así, las tendencias de
el superyó llega a identificarse como., «una pura cultu- Er9t a la aµtoconservación. deben aplicarse a la pul~iq_n
ra de la pulsión de muerte», que señala el camino para d~~ c<2_p.g_ ~-~c:mtrol de su operación destructiva.
contrarrestar la destrucción a través de formas de au- Si el superyó usa la de;trucción ~ontr~"'~fy~p;;;-~hibi; .
tocontrol, es decir, dirigiendo la destructividad contra su expresión destructiva, debe traficar con la destruc-
el propio impulso de destrucción. Así, el autocontrol re- ción, pero el objeto en peligro ya no son los otros o el
sulta ser una forma deliberativa y reflexiva de destructi- mundo,. s~o el propio yo. Así, la facultad crítica resulta ~)
vidad, dirigida hacia la externalización de los propósitos de uso limitado para controlar la destrucción, dado que . 1
destructivos. 15 En otras palabras, para que no se desate, no se puede controlar la destrucción que opera a tra- 1

el control, que en su primera repetición podría haber- vés de la forma superyoica. Por eso se precisa una fuer-
se descrito como una «inhibición», se transforma en un za compensatoria que persiga la autoconservación y, de
mecanismo psíquico decidido a la crueldad una vez que modo más general, la preservación de la vida. ¿Cómo
Freud incorpora el superyó. La tar~a del sg2eryó es di- debe llamarse esa fuerza? ¿Amor o manía? ¿Implica la
rigir su poder des!r!dctivo contra los impulsos destruct_i- desidentificación o la adopción de una posición neuró-
vos. Por supuesto, el problema con esta solución es que tica que establezca una distancia crítica respecto de la
e-;; desenfrenada operación del superyó puede llevar al euforia sádica que recorre la sociedad?
suicidio, convirtiendo la destrucción del otro en la pro- En Psicología de masas y análisis del yo, escrito apro-
pia destrucción. Por un lado, la «facultad crítica» pare- ximadamente un año antes del desarrollo de la teoría del
ce atenta a las consecuencias de la acción, monitorea superyó, Freud s~ pregunta: ¿cuál es el mecanismo por el
las formas de expresión y de acción para prevenir con- que sucede la desinhibición de la crueldad? ¿Cómo expli- _
s~cuencias dolorosas. Por el otro, como expresión de la car sus funcionamientos? Cuando decimos que una «ola
pulsión de muerte, sus propósitos son potencialmente de sentimientos» atraviesa una multitud, ¿qué queremos
destructivos para el propio yo. Una forma moderada de decir? O cuando cierto tipo de pasiones, que de otra ma-
autocontrol puede derivar en una imparable tendencia nera estarían silenciadas, «se desatan» en .una- multitud '
, - .
, al suicidio, pero solo si la propia pulsión de muerte per- ¿cómo podemos explicar esa eij:i'resión?.~~¿~~De;';~tl-ª~?
~ manece sin control. Paradójicamente, esto significa que st~~~~~ü,,§i~~~UcY.Q._alli.,p!J.Q$te_j,ln; ·~·
\
la disposición crítica en la que confiamos para controlar P).~~~~~º:,~o~t~9f~ el «desatar» es siempre r.
nuestro impulso destructivo puede transformarse en un estructurado, aando así forma al deseo o la ira cuando
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aparecen? Si decimos que un funcionario electo ha pro- contra el carácter general del pensamiento reflexivo que
movido una nueva ola de misoginia o que ha colaborado hace posibles a ambos. El impulso busca dispersar y anu-
para que el racismo sea permisible, ¿qué tipo de respon- lar las autoimposiciones morales, que son la base de lo
sabilidad debemos adjudicarle? ¿Ya estaba a1lí o él ayudó que Freud llamaría;f«superyó». Pareciera ser que, ante
a que existiera? ¿O se hallaba a1lí bajo ciertas formas Y semeJante desafío al superyó7a tarea es apuntalar las
sus discursos y acciones le brindaron otras nuevas? En restricciones morales, en especial aquellas que el yo se
cualquier caso, el impulso está estructurado o bien por impone a sí mismo. Pero una vez que queda claro que el
el poder por el cual es «reprimido» (que lo designa y lo superyó es una potencial fuerza de destrucción, el asunto
moldea de alguna manaera), o bien por el poder por el se vuelve más complejo.
cual es «liberado» (que lo dota de un sentido específico F reud plantea así la cuestión:
en relación con la rep_resión-pr-eYi_a). Si simplemente de-
. cidimos aceptar ~ l o hid~wlc'o _, que so~tie~~ ~~e Ese superyó excesivamente fuerte descerraja su furia
~ una cantidad de «energia»se libera cuando la inhib1c1011 contra el ego con impiadosa violencia, como si se hubiera
\ se levanta-, entonces el impulso es el mismo, tanto/ si se apoderado de todo el sadismo disponible en una perso-
l ex~resa ~orno si se inhibe. Fer~ si_ ~~~rta ª. traves de na. [...] Lo que ahora está contenido en el superyó es una
que medios se ha reforzado la inhib1c1on y s1 esos me- pura cultura de la pulsión de muerte y de hecho suele su-
dios crean los contenidos de lo reprimido, entonces la ceder que lleve al yo a la muerte. 16
emergencia del impulso antes inhibido no hace a un lado
simplemente a la fuerza inhibitoria; en cambio, lleva ade- ¿Qué, si es que hay algo, controla la despiadada vio-/
lante un ataque orquestado contra esa forma de poder, lencia de una parte del yo desatada contra la otra? Freud _j.
impugnando sus razones, su legitimidad, sus demandas. termina esa oración sosteniendo que un modo de impe;..,_
El impulso que surge, por lo tanto, resulta derrotado por ~ el éxito _de 1~ auto~e-s~:ucci~n es.que~~l yo ~<~sqtl.Íve _a \}
interpretaciones, por lo tanto, no hay energía salvaje o tiempo su tJ,r.@.!ª__cou~ndola en man1a»~ ...,J
no mediada que haya que sujetar a los mecanismos de Freud cita aquí su texto <~Duelo y melancolía», de
prohibición o permiso. Este impulso se ha enfrentado 1917, donde trata de distinguir entre «duelo», que impli-
activamente a los reclamos morales y políticos que con- ca un reconocimiento alerta de la realidad de la pérdida
formaron y sostuvieron la inhibición; ha trabajado con de una persona o de un ideal, y «melancolía», que es la
frecuencia contra la facultad crítica: no solo contra los imposibilidad de aceptar la realidad de la pérdida. En
juicios morales y las valoraciones políticas, sino también la melancolía, el otro perdido se internaliza (en el sentido
LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA
FILOSOFÍA POLÍTICA EN FREUD [ ... ] 195
194
la contrarresta, la manía, puede contener claves para una
de que se incorpora) como un rasgo del yo, y una forma
forma diferente de resistencia a la destrucción. La fuerza
intensilicada de autorreproche recrea --e invierte-, a un
maníaca que busca derrocar al déspota es, en cierta mane-
nivel psíquico, la relación del yo con el otro perdido. La
ra, un poder del organismo para romper con lo que se han
recriminación a la persona o a los ideales perdidos se «da
considerado los lazos de identilicación que nos sostienen.
vuelta» y se dirige contra el propio yo; de esta manera, la
El organismo ya es uh concepto umbral, donde se encuen-
relación se preserva como una viva relación intrapsíqui-
tran lo psíquico y lo somático, así que esto no es un incre-
ca.17 lncluso en ese ensayo, Freud deja en claro que la hos-
mento puramente natural de una vida ingobernable. La
tilidad desatada contra el yo es potencialmente fatal. La
escena del autorreproche melancólico se convierte así en
desidentz/icación se convierte en un modo de contrarrestar
el modelo para la topografía posterior del superyó y el yo. l~p5:~~res d5 l~~11_t?d~st~~ciónyi!e aSegl!~arlay@;-ªe~
'1¿t melancolí~ consta de. dos tendencias opuestas: la pr~pio organisll?-º·. En__e.1 PPP.-!9. e11 _e.Lgg~-1ftJ!1~?: ,rgmpe
primera es el -a~torreproche,\(ue comienza a ser la marca vínculos, se desidentific;:a. con. e.l. c:l.~.§PCJ.tt! Y~.C,Qll)ª-JBJjedón
distintiva de la «conciencia»; la segunda es la «manía», que este exige y adquiere una función crígca_ aj S91ER.~~-
met_erse y buscar resolver una crisis, tomando distancia de
. que busca romper el vínculo con el objeto perdido re-
i nunciando activamente a esa pérdida.
18 Las_ denun~ un! fofll1a de_ pod~; q~~ ~~naza la vid~ d~l ~~g~;~~­
De acu~rd~,cop.. F re~d, ·e1 _superyóes una institución psí-
maníacas. :Y-. e11~rgic:a,~ ..ckl_9l::ii<'.!!Qi_ lQ§_c:;r~d~m~~- esfuer;zsis
quica, pero en cuanto institución, t~bién ~dqci~r~ una
d~!_y() para guebn1r el vínc_µl~\S<?RSL<?Jlj~!Q __o los ideal,~s
fo,911.a social; agJa_ tir@í-ª..9:~.Q~l}_q~ckJ~ s,pjecjó11 p~í,qajc3: .
perdidos, imp~ci:m el df~~Q ie'"'0~9~QJ".~W:--0J,JlJa .pé.rdida y
0
al prisma tiempo que el superyó absorbe farmas de poder
de que la proJ2i~~~~-no_sea absorbida por.ell_a. Lama-
social como la tiranía. La lucha de la fun~ió~ criti~¡ ~s
nía es, digamos, la protesta del organismo vivo éontra la
-~9mper con los lazos que han asegurado 1~ propia de;t~c-
posibilidad de su destrucción por parte de un superyó
ción sin reproducir la forma social de la destructividad de
descontrolado. Entonces, si el superyó es la continuación
de la pulsión de muerte, la manía es la protesta contra la la _que E!:1_5C~~-emanciparse. La crítica de la tir~~' p~r lo
acción destructiva dirigida hacia el mundo y hacia el yo. t~to, és o·puede ser~ ej<:rcicio1e,la.f~cllltal~rític~q~e
La manía pregunta: ¿hay alguna manera de salir de este puede ejercerse sobre el supery_q sin_pcrr eso reptodud,r_el
círculo vicioso en el que la destructividad se contrarresta car.ª~:te.r: letal de este ~ue amenaza la vida.
La manía pru~ba se;¡a única espe;;nza para preva-
mediante la autodestrucción?
lecer ante los propósitos suicidas y asesinos de un de-
Demasiado a menudo queda trazado el sendero que va
senfrenado superyó que podría, de desatarse, condenar
desde la melancolía hasta el superyó, pero la tendencia que
196 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA FILOSOFÍA POLÍTICA EN FRElJD [ ... ] 197

a muerte al yo, dado que solo con ese poder es posible formas de internalización que a veces un poco apresura-
romper con el tirano y con su lógica, que se ha conver- damente se llaman «identificaciones». En el caso de la
tido en la estructura de la subjetivación. m<:JancolíaJ. la ig!ernalización del otro o del ide_aLp_erdi-
Por cierto, no pretendo abogar por la manía, sino so- do~2re~<:~ y_ es!iplula una forma de h()s~_ili~~~Lg_u~_tieg_~
lo insistir en que ofrece una clave para entender aquellas erpoder de d~strajr ª1 propio orgarii_s_111q_Yiv.knt~._.Así,
formas «no realistas» de solidaridad insurrecciona! que aunque incluso el superyó controle la externalización de
se alzan contra el gobierno autoritario y tiránico. Después la destructividad, sigue siendo un instrumento potencial-
Jde todo, el tirano es un antropomorfismo sostenido por mente destructivo que puede llegar a servir a los mismos
redes de poder, y así su derrocamiento es maníaco, so- propósitos letales que debía controlar del modo más au-
1lidario y creciente. Y cuando la cabeza del Estado es un todestructivo, específicamente, a través del suicidio. En
niño tiránico que lanza ataques en todas direcciones y los este contexto, la conclµ~ión moralista de Ereud_es_que_el
medios siguen cada uno de sus movimientos con arroba- superyó siempre resultará débil para reforzar el control
da atención, se abre un gran espacio para aquellos que sobr~ la violencia, a menos qu~· ~pt~~~-;p-~-1;-violencia
podrían construir sus redes de solidaridad, que podrían deTsuperyó -aunqu~ h¡y¡-piobado ser letal- sobre las
«liberarse» de la fascinación con sus formas estratégicas expresiones alternativas y externalizadas. de la. vioi~ñc1a.
de perder el control. En la medida en gue__g-µienes siguen Pe¡o-la_trnu~fa; evide;;~i~d~ ·~;;·~fd~~~~~~~~~o de ~~r,
al tirano desquiciado se identifican con su des_p_r~cLo_deli- es un~~l~~~ qu~ n~·; p;~;e~t~ ~;-~~~;a-p~;ibilid;d~}J~
berado por la ley y por cualquier lími!-~ imp_Eesto a su m:._o- se trata de un modelo para la acción; la tare¡;~~ vol-
pio poder y capacfdad d~structiva, el contramQvirni__..e.n- verse maníaco súbitamente, como si eso pudiese tradu-
to debe basarse en la desidentificación. 19 Esas formas de cirse direc,tamente_
, -en una forma efectiva de resistencia
solidaridad no se basan· en la identificación con el líder, . política. ~o podrfa;serlo. La manía sobreestima el poder
sino en una desidentificación que opera bajo el significan- del sujeto y pierde contacto con la realidad.:_ Y, shrem-
te «vida», pero 116 es por esa razón reduccionistame:hte bárgo, ¿d61ide encontramos los recursos psíquicos para
vitalista: defiende una nueva vida, una vida futura. dejar a un lado la realidad tal como se suele establecer y
Se suele considerar que las identificaciones son im- naturalizar? El «irrealismo» de la manía sugiere un re-
portantes para la empatía y la consolidación de los la~os . chazo_ª-ªcepjªi~!.stqtiu¡Uo y recurre a e mtensíf1ca el de-
sociales, pero también contienen un potencial destructi- seo de vivir de alguien que ~stfhatalláncf~-~~~t~;l~~¡;;;s
vo y permiten actos violentos que se amparan en la im- ii~teiisif'Icadas-de autorreproche. Esa misma crueld~d o
punidad. Sin duda es importante considerar las diversas destrucción con uno mismo puede mejorarse proviso-
198 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA FILOSOFÍA POLÍTICA EN FREUD [. .. ] 199

riamente a través del regreso a la solidaridad social del fascinada sujeción al tirano, entonces es al mismo tiempo
fracaso, por la cual ninguno de nosotros vive de acuerdo maníaca y crítica.
con un ideal y este fracaso compartido consolida nues- Si el supery<rse valora como el único control posible
tra solidaridad y comprensión de la igualdad. Este me- a la destructividad, entonces esta retorna al sujeto, pero
joramiento de la violencia del superyó prueba ser pro- pone en peligro su existencia. En la melancolía, la hosti-
visional cuando un grupo no logra organizar y contener lidad no se externaliza, pero el y_o se convierte en obje-
esa hostilidad y esta puede asumir un carácter letal. Más to de una hostilidad pateoci.~~~te asesina, que ejerce
aún, hay formaciones grupales que empujan esa hostili- el poder__de_destruir al yo vjyt~n_t~l-_aj_Q~gaajsmo mismo.
dad destructiva hacia un enemigo externo, en cuyo punto Pero la' manía introduce ese deseo no realista de existir
i)
la destrucción de la vida, incluso la destrucción masiva y~-i~tk,;t1,w:q~§-~Q..m1~_pQ p~r~~~-~:~~d~;~~u­
de la vida, se vuelve posible. La identificación puede im- n.~-~1ª~,. P~~~~E.tfüJ~ y que_no tiep~J?_~s~~ p_ªJ;!l_~garlo
plicar un potencial destructivo cuando un grupo estable- en· un r~gimen pol(ticq par,ti~µhn:._Por sí misma, la manía '/'
/

ce lazos de identificación que dependen de la externali- nunca puede transformarse en una política sin convertir-
zación de su propio potencial destructivo. Aquellos otros se en una peligrosa forma de destrucción, pero incorpora
con los cuales el grupo se desidentifica llegan a encarnar un vigoroso «irrealismo» a los modos de solidaridad que
en forma espectral esa destrucción -que, digamos, es buscan desmantelar los regímenes violentos, insistiendo,
un préstamo (rechazado) del grupo original-. Pero no contra todo pronóstico, en otra realidad.
es obligatorio que la identificación funcione de esta ma-
nera. Por ejemplo, cuando la desidentificación señala· la
emergencia de una capacidad crítica que rompe con las CONTROLANDO LA VIOLENCIA
formas de la tiranía, funciona con sus mismos poderes de
destrucción entendidos como el desmantelamiento de- Tanto Freud como Einstein se preocupan por qué
liberado del régimen tiránico. 20 Esto puede ocurrir, y así controla la destructividad: se preguntan si hay otra pul-
sucede, en la solidaridad de sentimientos, pero inclu- sión que pueda triunfar sobre la pulsión de muerte, si el
so eso nunca es un modo perfecto de identificación: los control requiere de una intensificación de la conciencia.
vínculos ambivalentes que, sin embargo, son necesarios En gran parte, nos hemos quedado con dos alternativas.
para las alianzas y que son conscientes de los potenciales Una sostiene que debemos educarnos a nosotros mismos
afirmativos y destructivos que provienen de esa conflic- y a los demás en formas de conciencia que inculquen la
tiva relación. Cuando la desidentificación interrumpe la repulsión moral por la violencia, la otra plantea que esta-

¡.
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LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA FILOSOFÍA POLÍTICA EN FREUD [ ... ] 201

mos obligados a fomentar vínculos de amor para derrotar anteriores a la llegada de Hitler al poder y sus consecuen-
a la pulsión de muerte en su mecánica persistencia. Pero, si tes exilios desde Austria y Alemania respectivamente. 21
la conciencia puede construir lazos sociales nacionalistas, Einstein le escribió a Freud para preguntarle cómo podía
fascistas o racistas, ¿cómo podemos confiar en ella para librarse la humanidad de «la amenaza de la guerra». 22 La-
i controlar la violencia? La obediencia a un poder tiránico mentándose de que el destino de la humanidad estuviera
suele exigir y reforzar una forma de sujeto cuya autosu- en manos de «una clase gobernante» que tenía «ansias de
jeción se convierte en imperativo moral. Desembarazarse poder» y era «hostil a cualquier limitación de la soberanía
del control tiránico conlleva el riesgo de la disolución de nacional», Einstein apeló a Freud como a alguien cuyo
esa forma de sujeto, en especial cuando está instituida «juicio crítico» era el más importante en ese momento
bajo la forma de superyó. Si pudiéramos recurrir al amor y en que una guerra mundial volvía a amenazar a Europa.
simplemente avivar sus llamas para que se convierta en la Se pregunta si los impulsos de la vida psíquica h~a-
fuerza más poderosa, podríamos hallar una solución. Pero na pueden ser una barrera efectiva contra la guerra. En
el amor, como hemos señalado antes; se_define por su am- particular pregunta si se podría establecer una asocia-
bi\Ta_l~nci_~ ~está e~tru~_!tlrado por la oscilacióg_~I}!re amor ción o un tribunal para controlar el poder destructivo de
y odio. Pareciera que la tarea debe ser encontrar un mo- esos impulsos. Einstein primero identifica el problema co-
' dcrde vivir y actuar con ambivalencia, un modo en el que mo impulsos destructivos, pero también indaga la cuestión
· la ambivalencia no se entienda como un obstáculo, sino en el plano de las instituciones políticas, y exige que las
'¡ como una división interna que pide una orientación y una naciones cedan su soberanía a un organismo internacio-
!) práctica éticas. Pues solo -*--•
una práctica ética que conoz- nal que demandaría un compromiso para prevenir la gue-
' ca su p3opio_12otencial destructivo tendráJa Q_9sibilidad rra Y. garantizar la seguridad internacional. Solo se puede
de resistírsele. Aquellos para quienes la destrucción solo alcanzar este objetivo político si los seres humanos son
ll~ga d~sde afuera jamás serán capaces de conocer y ma- la clase de criaturas capaces de constituir y someterse a
nejarse con la demanda ética impuesta por la no violencia. autoridades internacionales que tienen el poder de evitar
,_ 1Dicho esto, la violen·c.ia y la no. violencia siguen sien.do t.e:_ la guerra. Si hay una tendencia o un impulso que socava
,. 1 mas que son al mismo tie!lli?._Q.Q_olíticos .Y Qsíguicos y.,_,QQr esa capacidad, entonces impedir la guerra resulta imposi-
,r tl lo tanto, }a reflexión ética deb~-;!~~g)ugar p~ecisarn,~pte ble. Habiendo leído sin duda a Freud, Einstein pregunta
en el umbral entre el ~~g~~1g_U1co, y .el ~o~@- ·. si los- seres humanos llevan dentro de sí «un deseo de
1;
·-E~t~~-~i~~pr;;bí~~'"a: apar~ce en ;o~respond~ncia odiar y destruir» y si esto puede escalar hasta convertirse
entre Freud y Einstein de 1931-1932, justamente los años en una «psicosis colectiva». Así, aunque se pregunta si se
202 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA FILOSOFÍA POLÍTICA EN FREUD [ ... ] 203

pueden contener los impulsos destructivos, también se de[. .. ] sentimientos comunitarios que son la verdade�a
pregunta si pued� cultivarse prácticas e instituciones hu­ fuente de su fuerza».25
manas que podrían aumentar la posibilidad de prevenir Escribiéndole a Einstein una década después de Psi­
la guerra. Señala que la violencia puede adquirir la forma cología de masas y análisis del yo, Freud conjetura que-¡
de violencia entre naciones, pero que también las guerras la comunidad se mantiene unida no por una subordi- \.
civiles están motivadas por fanatismo religioso así como · nación compartida a un .líder ideal, sino precisamente a
por la «persecución de minorías raciales».23 través de su poder explícito para derrocar a un tirano o
Freud advierte que no tiene propuestas pr�cti��� pe­ gobernante autoritario y para establecer leyes e institu-
ro. §ll_S__c:gip�m�ifoi4��!il!':!:PJ:la1:1_-qn11_p9�i,c�i911_ política. Lo �1
dones comunes y aplicables luego de la destitución. Para
1 primero que p��P.o,�e es r��IW?.�t2-I""- �-�"�.lli199!1 que deshacerse del tirano y terminar cqg lQs_ap.egos.basados
establece Einstein entre derecho y po��r por otra entre en el amor al tirano, tal ·vez se requiera cierta forma de
violencia y derecho �erecho>� se .tr;cÍ�ce-�o��--k�cht,� . manía. ¿Puede la manía tomar forma en esos «sentimien­
.x que en alemán si ifica orden legal e incluso justicia). En tos comunitarios» y «lazos emocionales» que se requieren
gn
la explicación de Freud, tradicionalmente los cogflic!os para lograr ese objetivo? La respuesta parece depender
entre personas y grupos se han resuelto a través del re­ de cómo interpretamos la «comunidad de intereses».26
curso a· 1a. violencia, __pero esto ha_Sll��pido. �on-m��os. Freud apuesta a que, en tanto el poder (y no la violen­
frecuencia a medida que la conform_:�ción_de_gr.up.os.ha cia) crrcule en combinaciones más amplias, los miembros
ca:n:;bi;do. Señala que «se ha trazado un sendero que se­ que las componen se mostrarán cada vez más toleran­
para la violencia de la ley» cuando una «aliaf!za 9e mu­ tes y más inclinados a actuar a partir de sentimientos de
ch�j�aébiles» ·se imp�m� sºb.re la fu�rza. di:! Jm hombre solidaridad. Einstein hablaba acerca de la obligación de
aislado o un líder.24 En este sentido, escribe, «la fuerza cada Estado nación de ceder su soberanía a un organis­
bruta se vence a través de la unión» o lo que también mo internacional más amplio. Freud también imagina la
llama «el poder de la comunidad». Desde su perspectiva, distribución del poder más allá del modelo de soberanía.
«la fuerza superior de un solo individuo puede vencerse A medida que la comunidad y sus poderes de autogo­
con la unión de varios débiles» y más adelante propo­ bierno se expandan y se vuelvan cada vez más distintos
ne: «Para que se concrete la transición de la violencia a e incluso opuestos al líder individual, se dependerá más
este nuevo derecho o justicia [. . .] la unión de la mayoría del sentimiento de solidaridad, expresado en un conjun­
debe ser estable y duradera». Para hacer esto es necesa­ to de leyes tanto autolegisladas como autorrestrictivas,
rio cumplir una condición psicológica: «El crecimiento para mantener' la destructividad bajo control. Sin em-
1.
204 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA FILOSOfÍA POLÍTICA EN FREUD [. .. ] 205

bargo, el problema en curso es que la violencia puede libertad de acción, es decir, de su soberanía, y queda claro
explotar dentro de la comunidad, por ejemplo, cuando más allá de toda duda que no hay otro camino que lleve
una facción se enfrenta a otra o cuando el derecho a la a esa seguridad». Lúego señala el fracaso de ese esfuerzo
rebelión se ejerce contra el Estado o contra el organismo que «no nos deja luga_r para la duda de que hay fuertes
internacional que limita la soberanía de las naciones. factores psicológicos en juego».27 Para Freud, la cuestión
Tanto para Freud como para Einstein, la limitación de pasaba por cómo comprender mejor los sentimientos de
la violencia parece coincidir con la limitación de la sobe­ solidaridad si y cuando se oponen al tirano, es decir, si no
ranía del Estado en un marco internacional más amplio. están basados en la identificación con esa representación
Este movimiento apunta al antropomorfismo del poder antropomórfica de poder descontrolado. Por supuesto, la
que constituye a la soberanía misma. A principios de la manía es una forma de hacerse cargo de la realidad, por
década de 1930, Einstein y Freud entendían que el fer­ este motivo pertenece al circuito de la melancolía. Lama­
vor nacionalista llevaría a estallidos de violencia, pese a nía actúa como si dispusiera de una libertad sin condicio­
que ninguno de ellos pudo ver las formas de violencia nes solo para regresar al problema de la vida condiciona­
estatal del fascismo y el nazismo que se materializarían da. Pero ¿qué decide esa condición? ¿Y cómo sigue una
en los siguientes años. El organismo internacional o «tri­ vez que las condiciones existentes para ejercer la libertad
bunal» que imaginaban estaba, hasta cierto punto, repre­ se ponen en cuestión? Sigue una mirada fugaz de la uto­
sentado por la Liga de las Naciones hacia principios de pía; transitoria, por supuesto, pero no por eso carente de
los años 1930, pero esa institución difícilmente constituía potencial político.
el poder último, dado que las instituciones existentes no Los esfuerzos finales de Freud por establecer mane­
podían controlar de modo efectivo la soberanía estatal. ras de prevenir la guerra lo conducen a un pensamiento
Sin estructura ni fuerza, ese organismo carecía del poder nuevo en su reflexión s9bre la psicología de grupos: el
soberano necesario para evitar la guerra. Por lo tanto, la primer curso que explora requiere de una resistencia a
conclusión fue que la cesión de soberanía a favor de las euforias del nacionalismo; el segundo llama a acep­
las relaciones internacionales era el único camino hacia tar las bases «orgánicas» de nuestra naturaleza huma­
la paz. Einstein, que se declaraba «inmune al prejuicio na. Finalmente, apuesta fuerte a que hay dos maneras de
nacionalista», pensaba que valía la pena asumir el riesgo contrarrestar la propensión a la guerra: la movilización
de un organismo internacional: «La búsqueda de la segu­ de «Eros, su antagonista», y la constitución de formas co­
ridad internacional implica la entrega incondicional por munitarias de identificación.28 Con ese fin, Freud especu­
parte d_e cada nación, al menos en cierta medida, de su la que puede ser posible una evolución de las masas por
FILOSOFÍA POLÍTICA EN FREUD [. .. ] 207
206 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA

medio de la educación y el cultivo de sentimientos solida­ En su análisis de la identificación y la melancolía, que­


rios de carácter no nacionalista. 29 La condición ideal sería da claro que todas las relaciones amorosas contienen una
aquella en la que cada miembro de una comunidad ejerce cierta ambivalencia que empuja en dos direcciones con­
el autocontrol y lo hace precisamente reconociendo que trarias, entendidas como el impulso de amor y el de odio.
la preservación de la vida es un bien a ser valorado por De este modo, «amor» nombra uno de los polos en la
todos. El ideal de comunidad de Freud, una comunidad relación de oposición entre amor y odio. Pero también
cuyos miembros están obligados por igual a imponerse nombra la propia oposición, vivida como una ambiva­
el autocontrol en nombre de la preservación de la vida, lencia emocional y sus vacilantes variaciones. Uno podría
abre una posibilidad para la democratización del juicio y decir: «Te amo y así no te odio», pero también puede de­
el pensamiento críticos que no depende de los extremos cirse que el amor y el odio van juntos y es esta paradoja lo
del superyó y la autoflagelación para llegar a una posición que incluimos en el nombre «amor». En la formulación
moral. ¿Termina ofreciendo una respuesta convincente a anterior, el amor es inequívoco; en la última, el amor no
la posición escéptica de que los poderes destructivos de escapa de la ambivalencia. ¿Hay allí algo sobre el contra­
los seres humanos están tan profundamente arraigados punto estremecedor, establecido entre esas dos formula­
en la vida de las pulsiones que no existe una disposición ciones que constituye un concepto más amplio del amor
política que pueda controlarlas? Por un lado, Freud afir­ para Freud?
ma que debemos apoyar el amor, que construye y pre­ Parece haber dos consecuencias de las perspectivas
serva los lazos sociales, y también la identificación, que de Freud sobre la destructividad y la guerra que deja
construye y preserva sentimientos de solidaridad, en vez abiertas, pero no desarrolla. La primera es que una co­
de y contra el odio (o Tánatos) que destruye los vínculos rrección de las formas del acelerado sentimiento nacio­
sociales de forma salvaje e irreflexiva. Por otro lado, una nalista es precisamente la ambivalencia, el «desgarra­
y otra vez subraya el hecho de que el amor y el odio son miento» de los lazos sóciales que se sigue de un reflexivo
dimensiones igualmente constitutivas de las pulsiones y autodistanciamiento de sus estallidos y hostilidades y
que no es posible eliminar la destructividad simplemente del restrictivo marco del nacionalismo. Se puede amar
expandiendo el Eros. No es solo que a veces debamos un país y estar en contra de su fervor nacionalista al
) defender agresivamente nuestras vidas para preservar la mismo tiempo; eso activaría la ambivalencia poniéndo­
vida (el objetivo de Eros); también debemos comprome­ la al servicio de la reflexión crítica sobre la posibilidad
ternos a vivir con aquellos hacia quienes tenemos inten­ de la guerra y un rechazo a compartir sus exaltaciones.
sos se�timientos de hostilidad e impulsos asesinos. La segunda consecuencia sería dirigir el odio contra la
208 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA FlLOSOFíA POLÍTICA EN FREIID [. .. ] 209

guerra misma. Freud lo expresa indirectamente con su través de una mirada educada puede cualquiera de no­
propia retórica en su carta a Einstein. Por ejemplo, es­ sotros ver -e imaginar- la destrucción de la vida or­
cribe: «La base de nuestro odio común a la guerra[. .. ] gánica que implica la guerra, algo que resulta imposible
es que no podemos hacer otra cosa más que odiarla. de aceptar para los seres humanos a la luz de sus propias
Somos pacifistas porque nuestra naturaleza orgánica así vidas orgánicas. Por otro lado, es la vida orgánica la que
lo requiere».30 nos hace pacifistas, dado que al menos una parte de no­
Este es un planteo generalizador y sospechoso, sin sotros no desea su propia destrucción (cuando no esta­
duda. Así que, ¿qué está haciendo Freud al escribir de mos bajo el dominio de la pulsión de muerte). Además,
esta manera? Por un lado, nos ha dicho que la pulsión qe solo logramos entender las consecuencias de la destruc­
muerte es una �ensión <�<:)�uistable» de nuestras ción de la vida orgánica a través de un proceso cultural
vidasorg�c:as; P�teJ..9t!:9,..D3.t��ki;�. exisút:�un,impul­ que nos permite ver y sopesar esta destrucción y, de ese

ri��ª·
so hacia 1; vida o un impul�o..Yita.li�t�.ª' viJdr)_,qtJe.J?JJ-S_ca modo, desarrollar una repulsión hacia ella. Finalmente,
derrotar ia ame�_�z_a��j�-�-d�- Solo una parte de Freud espera que otra vicisitud de la vida orgánica ten­
_nuestra naturaleza orgánica desea que seamos pacifistas, ga la última palabra sobre la pulsión · de muerte, cuyo
/ la que valora los sentimientos de solidaridad, aquellos objetivo es destruir esa misma vida, y que varias formas
,; que buscan deshacerse de las fuerzas de la destrucción y de vida orgánica lleguen a comprender que están co­
de la fascinación antropomórfica del poder tiránico. De nectadas a través de relaciones de dependencia que se
este modo, está convocando o apelando efectivamente extienden a lo largo del mundo viviente. De este modo,
a esa parte de nuestra naturaleza orgánica que podría ser la suya es una política de y para los organismos vivientes
pacifista si se impusiera sobre los impulsos destructivos, aun cuando a veces esos organismos se vean influidos
subordinándolos a los objetivos de la autoconservación por el enrevesado y destructivo sendero hacia la muer­
... _: colectiva. te. El odio nunca está ausente por completo, pero su
Freud convoca a la naturaleza orgánica a que mani­ poder negativo puede ser transformado como una acti­
fieste su necesario pacifismo, pero esto solo puede ocu­ tud agresiva contra la muerte, una forma de destrucción
rrir donde el «crecimiento de la cultura» ha producido dirigida contra la otra; una perspectiva que puede ser
un resentimiento hacia la guerra y la sentida sensación compatible, por ejemplo, con una forma agresiva de pa­
de su carácter intolerable. Por lo tanto, solo una natu­ cifismo.31
raleza orgánica educada es la que descubre que las sen­ También Gandhi, en su propia teoría de los impulsos,
saciones de la guerra ya no la conmueven, pues solo a parece estar comprometido de la misma manera cuando
210 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA FILOSOFÍA POLÍTICA EN FREUD [ .•. ] 211

señala: «He descubierto que la vida persiste en medio ra de imponerse al tirano es la movilización de la manía
de la destrucción y, por lo tanto, debe existir una ley su­ (nivelando queja tras queja, hasta que la mayoría se libe­
perior a ella». 32 También relaciona esto con la «ley del re del poder soberano), ofrece una mirada de las formas
amor». Cualquiera sea la forma que asuma esa «ley», de la solidaridad insurreccional que se vuelven contra el
también parece tomar forma a través de la apelación re­ autoritarismo y el gobierno despótico al igual que contra
tórica a la ley, el pedido de evitar la destrucción. Puede las formas de guerra que amenazan con la destrucción
que esto no se base en una ley que pueda ser descubierta; de la vida misma. El odio dirigido a la guerra tal vez sea
más bien es como las exigencias de la naturaleza orgá- como la manía que solo tiene fuerzas para liberar al su­
. nica, una retórica ética y política que busca :impulsar Y jeto del tirano; ambos rompen con formas militaristas y
convencer en dirección a la no violencia, precisamente en nacionalistas de pertenencia social valiéndose del recurso
aquellas ocasiones en las que se registra el mayor atrac­ de dirigir una forma de la facultad crítica contra la otra.
tivo de la violencia. La facultad crítica que cobra vida e!l nºrp.br� de_unª'·d�­
La apelación de Freud a la no violencia opera también mocratiz�_ción d�l,di¿en�..es la ,qµe ;�'_opope ii�u�ra
en un campo psíquico y social donde las acciones están y resiste la intoxicación del nacionalismo, enfrentándose
:ímpulsad�.s eri direcciones contrapuestas. Cualquier «ley»
que se enfrenta contra la violencia no puede codificarse
�Jí?�r _gue _insfst���n qiii)�_()l?_ci._4í�9� ·�· ��-���?iI4�_cl.
propagandista de la guerra es obligatoria. De esta mane­
ni aplicarse. Estructura la apelación misma, la convocato­ ra�·-Freuct imagina una ·demo'cratizadón del juicio críti-
ria al otro, el lazo ético que se presupone y se anima por co basada en sentimientos de solidaridad, que se vuelve
medio de. esa apelación. Esto no significa que no haya contra esa forma de agresión que amenaza la vida, inclu­
lugar para la destrucción, en el sentido de romper con yendo su manifestación crítica. Ciertamente, la agresión
la subordinación o desmantelar un régimen injusto. El y el odio siguen en pie, pero ahora están dirigidos contra
sujeto que es obediente a una forma letal de poder po­ todo aquello que debilita la posibilidad de extender la
ne en acto esa violencia contra sí mismo, armando ese igualdad y que pone en peligro la persistencia orgánica
poder político como la estructura del superyó, una forma de nuestras vidas interconectadas. Pero nada está garan­
( internalizada de violencia. El punto límite del superyó es tizado, pues la pulsión de muerte parece, también, ser
J la destrucción del yo y del propio organismo vivo (sui- parte de la vida orgánica; así que, si lo orgánico resulta
cidio o asesinato), pero la forma de agresió� qu� Freud estar impulsado por la dualidad de la vida y lá muerte,
_
:imagina al final de su correspondencia con Emstem es de difícilmente esto podría constituir una total sorpresa. La
un orden diferente. Cuando subraya que la única mane- \
lucha que nos constituye como criaturas políticas es una /
212 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA

que continuamos, sin una perfecta c��_pr<:_;!!_�i_�-��g�­


en las
ciente-L.�....:...,_,, prácticas de la_ vida y·. la--.. rnt1erte,__ �Lp�s3;.r
__
__ .. -•·-�---·-··· ..... ,... - --·º•"·---··

, ... , _________ -'--�---------•-


de--· mente concluyen te.s
��estros ---·--------
ocasionale �- - s v., admirable --·· --
POSDATA: REPENSAR LA VULNERABILIDAD,
esfuerzos de vigi!ancia.
-,_-=::_,�----��-r-.,-:--:::------·
LA VIOLENCIA, LA RESISTENCIA

Sin duda, vivimos en tiempos en los que abundan las


atrocidades y las ��;rtes_ sin sentido, y por eso surge una
de las pregunta-s -éticas y pólíticas- �ás importantes: ¿de
qué modos de representación disponemos para aprehen�
der Tavíolencia? Algunos dirían que las autoridades glo�
bales y-regionales deben identificar a los grupos vulnera­
bles y ofrecerles protección. Y aunque no me opongo a
la proliferación de «estudios sobre vulnerabilidad» que
permitirían que más migrantes cruzaran las fronteras, me
pregunto si esa particular formación de discurso y poder
llega al corazón del problema. Hoy son bien conocidas
las críticas de que el discurso de «los grupos vulnerables»
reproduce el poder paternalista y otorga poder a los or­
ganismos regulatorios que tienen sus propios intereses
y limitaciones. Al mismo tiempo, soy consciente de que
muchos defensores de la vulnerabilidad han intentado
abordar este tema en sus trabajos teóricos y empíricos. 1
Lo que queda en claro es que, por importante que sea
revaluar la vulnerabilidad y darle lugar al cuidado, �J�_
214 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA POSDATA: REPENSARLA VULNERABILIDAD[...] 215

vulnerabilidad ni el cuidado pueden servir de base para sistemática, ¿les hacemos jµsticia, respetamos la digni­
una política. Seguramente querría ser una meJor per­ dad de su lucha si los reducimos a ser «vulnerables»? En
sona y esforzarme por convertirme en una, en parte re­ el contexto de los derechos humanos, la categoría «po­
conociendo mi aparentemente profunda y recurrente blaciones vulnerables» incluye a aquellos que precisan
falibilidad. Pero ninguno de nosotros buscaría conver­ protección y cuidado. Por supuesto, resulta crucial ha­
tirse en santo si eso significara que uno se guarda todo cer pública la situación de aquellos que carecen de re­
el bien para sí, expulsando la dimensión defectuosa o querimientos básicos como comida o refugio, pero tam­
destructiva de la mente humana hacia los actores que es­ bién la de aquellos a los que se· les niega la libertad de
tán afuera, esos que viven en la región del «no son como movimiento y el derecho a una ciudadanía legal, si no se
yo», con quienes nos desidentificamos. Si, por ejemplo, los criminaliza. Ciertamente, una cantidad creciente de re­
por una política y una ética del «cuidado» entendemos fugiados ha sido abandonada por un gran número de Es­
una disposición humana en progreso y sin conflictos que tados nación y organismos transnacionales, incluyendo,
puede y debería dar lugar a un marco político para el por supuesto, a la Unión Europea. Y el Alto Comisiona­
feminismo, entonces hemos entrado en una realidad bi­ do de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR)
furcada en la que nuestra propia agresión ha sido edita­ estima que hay casi diez millones de personas sin patria
da y queda fuera de cuadro, proyectada a los otros. De que viven hoy en el mundo. 2 También hablamos de la
modo similar, r_s:sultaría..Jjcil y eficiente si pudiéramos misma manera sobre las víctimas de femicidio en Amé­
establecer la�erabilidgd como el cimiento para una rica Latina (casi tres mil al año, con porcentajes altos en
nueva política; pero·coñsiderada como una condición, Honduras, Guatemala, Brasil, Argentina, Venezuela y El
no puede aislarse de otr¡;·�xpresione��l1!_!3�Lel tiR.Q_d_e Salvador), un término que incluye a cualquiera que sea
fenoínenó--qüe-puécfe servir debi;�Por ejemplo, ¿es al­ maltratada o asesinada en virtud de ser feminizada, in­
guie:trvulneraEle··siri_p_e"rsisti�-en una situación de vul­ cluyendo a un gran número de mujeres trans.3 Al mismo
......-••····--�
nerabilidad? Más aún, si pensamos en aquellos que, en tiempo, el movimiento Ni Una Menos, ha movilizado a
una condición de vulnerabilidad, resisten esa condición, más de un millón de mujeres a lo largo de América Latina
¿cómo debemos entender esa dualidad? (y España e Italia) que han ganado las calles para protes­
Plantearía que l! tare�,��Jfiq�.J&tf�iatur)!S v:g!­ tar contra la violencia machista. Al organizar comunida­
ne:��.!��-��-sr���! .lE:11..SJª�S�.'"g$:_J2�J.�Q!l�� idm@:__, des de mujeres y trans, así como también de travestís, Ni
quen primariamente cpg_J�.v:ulnewhilidas:l. Al retratar a Una Menos ha entrado en escuelas, iglesias y sindicatos
pers¿;;a;·;t�o��d�d�s q�e están sujetas a una violencia para conectarse con mujeres de todas las clases sociales
216 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA POSDATA: REPENSAR LA VULNERABILIDAD [ ...] 217

y de diferentes comunidades regionales para opone:�e los debe describir como una forma extrema de terroris­
al asesinato de mujeres y personas trans, pero tamb1en mo sexista.5
para luchar contra la persistencia de la discriminación, Para Sagot, el asesinato es la forma más extrema de
las agresiones y la desigualdad sistemática. dominación, y otros modos, incluyendo la discriminación,
Con frecuencia las muertes por femicidio se informan el acoso y la violencia deben entenderse como un conti­
de una forma sensacionalista, tras lo cual se produce una nuo con el femicidio. No es un argl,llllento caprichoso
conmoción transitoria. Y luego vuelven a ocurrir. Cier­ porque toda forma de dominación tiene como potencial
tamente es un horror, pero no siempre se lo vincula con este resultado letal. La violencia sexual implica la ame­
un análisis y una movilización centrados en la ira colec­ naza de muerte y, con demasiada frecuencia, esa prome­
tiva. El carácter sistemático de esa violencia se borra al sa se cumple.
decir que los hombres cometen esos crímenes porque El femicidio funciona, en parte, estableciendo un clima
sufren trastornos de personalidad o condiciones patoló­ de miedo en el cual toda mujer, incluyendo a las mujeres
gicas individuales. Ese mismo ocultamiento sucede cuan­ trans, puede ser asesinada. Y este miedo se mezcla entre
do una muerte se considera «trágica», como si las fuerzas mujeres y queers de color, en especial en Brasil. Aquellos
en pugna en el universo condujeran a e_s_e-d.esafortunado que están vivos se perciben como todavía viviendo, a pe­
final. En Costa Rica, la socióloga M�ntserrat Sago,t sos­ sar de ese ambiente de amenazas, y sobreviven y respi­
tiene que la violencia contra las mujer'esño-solo-póne en ran en una atmósfera de potencial violencia. Las mujeres
primer plano la desigualdad sistemática entre hombres y que viven en semejante clima están, hasta cierto punto,
mujeres que atraviesa la sociedad, sino que también ma­ aterrorizadas por la prevalencia y la impunidad de esta
nifiesta formas de terror que son parte del legado del po­ práctica letal. Están inducidas a subordinarse a los hom­
der dictatorial y la violencia militar.4 La impunidad de la bres para evitar ese destino, lo que significa que la expe-
que gozan estos crímenes brutales continúa la herencia riencia de desigualdad y subordinación ya está ligada a su .·
de tiempos en los que eran moneda corriente el dominio, estatus de «asesinable». «Subordinarse o morir» puede·
el terror, la vulnerabilidad social y el exterminio. Desde su sonar como un in1perativo exagerado, pero es el mensaje
perspectiva, no sirve explicar los asesinatos de este tipo que muchas mujeres sienten que se les da. Este poder
recurriendo a características individuales, patologías o para aterrorizar con mucha frecuencia está incentivado,
· incluso a la agresión masculina. En realidad, �OJ;_acto§ apoyado y fortalecido por la policía y los tribunales que
asesinos deben entenderse en términos de reproducción se rehúsan a investigar, que no reconocen el carácter cri­
de �a�est�ctura social. Más adelante, �ostien� gue_s�.
• ·· ,-·•·:--• --•• a_ •. .,.,,.;, ·. ___.,,.:.._•..,,.��--'-"";· •·""-�• •-•- ··•�• • -- -- •- ·• . minal del acto. A veces se inflige violencia a mujeres que
-- � -+-:.•-�--•

t.
218 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA POSDATA: REPENSAR LA VULNERABILIDAD [ ... ] 219

se atreven a presentar una demanda legal, castigando así para complejas historias de opresión, así como para lu­
esta muestra de coraje y perseverancia. chas de resistencia. Como individuos y terribles como son
El asesinato es el acto violento más obvio en este es­ sin duda cada una de estas pérdidas, pertenecen a una es­
cenario, pero no se reproduciría con tanta velocidad e tructura socíál -que· considera· ·qué "Ias.rrmjeres. n;--;;nJú;�
intensidad si no fuera por aquellos que desestiman el lables '. La violencia porie en acfo)a �sfri.icfüra sodary ·esa
crimen, culpan a la víctima o patologizan al asesmo con estnictura
�-��
so ��acta��d;;;�7c���en-
·�-..___, _;�..,.::.:a--;....-.:,��-,.... ���•">;:17:"'�T'�
el objetivo de exculparlo. De hecho, con demasiada fre­ cía ��través de los cual�s. sem�e.sta y -��_r�_prmfiF:e: S'e
cuencia la impunidad se construye en la estructura le­ tratá cfe.pé"rdidas que no debier�n-h�b�r-��;;¡cfo y'que
gal (que es la razón por la que las autoridades locales no deben volver a ocurrir: Ni Una Menos.6
se resisten a la intervención de la Corte Interamericana Mí ejemplo no le hace justicia a la especificidad histó­
de Derechos Humanos), lo que significa que el rechazo rica de estos actos de violencia, pero tal vez introduzca
a recibir los informes, las amenazas a aquellos que los un conjunto de preguntas que pueden ser útiles si bus­
confeccionan y la reticencia a reconocer el crimen, t0do camos entender un asesinato tras de otro como algo di­
eso perpetúa la violencia y da permiso para matar. En ese ferente de actos aislados y terribles. La exigencia ética y
caso, debemos localizar la violencia en el acto, pero tam­ epistemológica de proponer un panorama global y dar
bién en la amenaza imaginada de la dominación social de cuenta de esta realidad debe incluir los asesinat0s que
las mujeres y de las personas feminizadas. La violencia ocurren en las prisiones y las calles de los Estados Uni­
ocurre en la serie de rechazos legales y en la negativa a dos, responsabilidad de la policía que suele dejar la ley
reconocerla como tal: que no haya informe significa que de lado. El populismo derechista adhiere a los nuevos
no hay crimen ni castigo ni reparación. autoritarismos, a las nuevas racionalidades aplicadas a la
Si el femicidio se entien�e C()f11(?_ t1n g�I?--�r?4.9-rr..,de ª��º seguridad y a los nuevos poderes para las fuerzas de segu­
terror sexual, entonces estas luchas de feministas y tr@� ridad, policía y militares (y la particular fusión de las tres
no solo van de la m�....2J.s2..mo _debería se:d,1;ino qutJam­ que parece monitorear cada vez más el espacio público) y
bién están li��as �. la� lu_ch��-9.�J��P�!��lla.:� q��t.'! ,<1.� !.9.­ supone que esas letales instituciones son necesarias para
dos aquellos que se enfrentan a la homofobia yde la gente «proteger» a la «gente» de la violencia. Sin embargo, esas
de cofa� qil:;so;;;··coI;"�tid1�,�-�rp·;��É���Í��-g,�4ila justificaciones solo sirven para expandir los poderes de la
violencia o elabandqno�I�ierrqi§e�µalse.relacionano policía y someter a aquellos que están en los márgenes a
solo con la dominación, sino también con el exterminio, estrategias carcelarias de contención y represión cada vez
emoñces 1a víolencía- sexual· con�tituye �-- espadó---d�n��
.,..._,_,4r- .-,,•-ww"'' _.• .,,. . .•• , , , . . . , • . • •••••~-•-· • • • •
• "" _ _ _, _...
más intensas .
220 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA POSDATA: REPENSAR LA VULNERABILIDÁD [ ..• ] 221

¿Existe un modo de nombrar y contrarrestar las formas te quitar la vulnerabilidad de esa constelación; de hecho,
necropolíticas de discriminación corµo estas sin producir la vulnerabilidad atraviesa y condiciona las relaciones so­
una clase de víctimas que niegan a las mujeres, queers, ciales y sin esa perspectiva tenemos pocas posibilidades
personas trans y gente de color (más generalmente) sus de imaginar qué clase de igualdad sustantiva se desea. La
redes, sus teorías y análisis, sus solidaridades y su poder vulnerabilidad no debería identificarse exclusivameiu:;
para armar una verdadera oposición? La policía busca con la i:�sividad; solo tiene sentido a la luz de un conjun-
«proteger» a la gente de la violencia y expandir sus pode­ to cterelaci2.!t�s sociales conq�tas, que incluyen prácti­
res carcelarios en nombre de esa protección. ¿No estamos cas de resistencia. Una perspectiva de la vulnerabilidad
haciendo sin desearlo algo similar cuando hablamos de como parte de relaciones y acciones sociales concretas
«poblaciones vulnerables» y, por lo tanto, la tarea debería puede ayudarnos a entender cómo y por qué surgen for­
convertirse en liberarlos de esa vulnerabilidad? Esta tarea mas de resistencia como lo hacen. Aunque la dominacio
está a cargo de una organización o agencia que b11sca no siempre está seguida de resistencia, si nuestros rrn1
proveer ese alivio. El alivio de la precariedad es algo bue­ c�.�� po,d�r no logran entender cómo pueden funcionar
no, ¿pero ese enfoque comprende y se opone a las formas juntas la vulnerabilidad y la resistencia, corremos el ríes- J
estructurales de la violencia y a la economía que lleva go de no ser capaces de identificar esos sitios de resisten- I
--'
a las poblaciones a una precariedad invivible? ¿Por qué cia que abrió la vulnerabilidad.
«nosotros» no descartamos la opción patemalista para Dicho esto, queda claro que el carácter organizado
unimos a redes solidarias, oponiendo a esas formas de de las privaciones y la muerte que viene ocurriendo a
dominación social y de violencia otras que son al mismo lo largo de las fronteras de Europa es enorme y que es
tiempo vulnerables y combativas? Una vez que «los vul­ crucial la resistencia de los migrantes y sus aliados, aun­
nerables» están constituidos como tales, ¿se supone que que sea esporádica. Aproximadamente 5400 personas
seguirán manteniendo y ejerciendo su propio poder?, murieron solo tratando de cruzar el Mediterráneo entre
¿o la situación de vulnerabilidad se ha desvanecido pa­ 2017 y 2018, y eso incluye al gran número de kurdos que
ra reaparecer como el poder de la protección paternalista buscaron migrar a través del mar.7 La Red Siria por los
obligada ahora a intervenir? Derechos Humanos informa que durante el octavo ani­
( ¿Qué pasa sí la situación de aquellos considerados versario del levantamiento, en marzo de 2019, la cifra de
civiles muertos alcanzó las 221.161 personas. 8 Hay mu­
\

¡ vulnerables es, de hecho, una constelación de vulnerabi-


< lidad, ira, persistencia y resistencia que emerge bajo esas chos ejemplos, además del femicidio, que nos permitirían
) mismas condiciones históricas? Sería igual de impruden- plantear la pregunta de cómo llegar a nombrar y com-
222 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA POSDATA: REPENSAR LA VULNERABILIDAD[. .. ] 223

prender la organización de poblaciones definidas por la dad, precisamente: la están demostrando y demostrándo­
_
desposesión y la muerte; incluirían el brutal tratamiento la a través de ella. Lo que ocurre no es la milagrosa o
a sirios y kurdos, apiñados en la frontera de Turquía Y el heroica transformación de la vulnerabilidad en fuerza,
racismo antimusulmán en Europa y los Estados Unidos, sino la articulación de la demanda de que solo una vida
así como su convergencia con el racismo antimigrantes que recibe apoyo puede persistir como vida. A veces la
y antinegros que crea la noción de personas prescindi­ demanda se realiza con el cuerpo, presentándose en un
bles: aquellos considerados en el umbral de la muerte o lugar donde se está expuesto al poder policial y rehusán­
directamente muertos. dose a moverse. La imagen del celular del manifestante
Al mismo tiempo, aquellos que han perdido apoyo in­ convierte el caso de un episodio virtual a un hecho real
fraestructura! han desarrollado redes que comunican ho­ y muestra cómo depende la vida de su circulación vir­
rarios y buscan entender y usar las leyes marítimas inter­ tual. El cuerpo solo puede afirmar «esto es una vida» si
nacionales en el Mediterráneo a su favor para moverse a pueden establecerse las condiciones para la afirmación,
través de las fronteras, para armar una ruta y conectarse es decir, a través de su enfática y pública manifestación.
con comunidades que puedan proveer apoyo de algún Consideremos, por ejemplo, el diario alemán Daily
tipo, como los anarquistas que los ayudan a ocupar ho- Resistance, publicado en farsi, árabe, turco, alemán, fran­
, teles vacíos. Quienes están apiñados en las fronteras de cés e inglés, que contiene artículos de refugiados que han
) Europa no forman parte precisamente de aquello que el formulado un conjunto de demandas políticas, que in­
. filósofo político Georgio Agamben describía como una cluyen la abolición de todos los campos de refugiados, el
· <<Vida desnuda»; es decir, no reconocemos su sufrimien­ fin de la política alemana de Residenzpflicht (que reduce
, to para luego privarlos de toda capacidad. Más bien, la libertad de movimiento de los refugiados a límites muy
están, la mayoría, en una terrible situación: improvisan estrechos), un alto a todas las deportaciones y permisos
formas de sociabilidad, usan teléfonos celulares, arman y para que los refugiados puedan trabajar y estudiar.9 En
desarrollan acciones cuando es posible, dibujan mapas, 2012 varios refugiados de la ciudad de Würzburg se co­
aprenden idiomas, pese a que esas actividades no suelen sieron la boca en protesta contra el hecho de que el go­
¡ ser posibles. Aun cuando su intervención se bloquea a
bierno se había rehusado a· contestarles. Ese gesto se ha
cada paso, todavía hay modos de resistir ese mismo blo­ repetido en varios lugares, más recientemente por par­
queo, formas de entrar al campo de fuerza de la violencia te de migrantes iraníes en Calais, Francia, en marzo de
para impedir que continúe. Cuando exigen papeles para 2017, antes de la destrucción y evacuación de su campo.
moverse, para entrar, no están superando su vulnerabili- e.�.
Su opinión, ampliament1: �.om1-:a���' que shi una res-
224 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA POSDATA: REPENSAR LA VULNEMBILIDAD [ ... ] 225

pues_ta_Ec_>lít:i�a,_lC>ª i:efugia�c_>��<: gueda�vriíf�oz;_ya���_po requerida unas de los otras. Mostraron de forma efecti­
se escucha ni se registra y, por lo tanto/ no es política.'Por va la prohibición con la que vivían, sometiéndose a ella
sripúestó qüe-ellos·no·p1ru:itearoo·el reclamo· de esta forma al mismo tiempo que la desplegaban para las cámaras,
proposicional. Pero dejaron en claro su posición a través algo que no podía prohibirse del todo. La manifestación
de un gesto legible y visible que enmudeció la voz como tuvo al m enos dos significados: se mostró la prohibición,
signo y sustancia de su demanda. La imagen de los labios incorporada, actuada con el cuerpo -la prohibición se
cosidos muestra que la demanda no puede expresarse y convirtió en un guion-, pero también fue una forma de
entonces hace su propia demanda sin voz..Muestra su fal­ oponerse a ella, de manifestarse en contra. Esa protesta
ta de voz en.. tg_:tª imªg�_p, p�ra dejar en cl�ro- una posid<SJJ­ se elaboró en y a través del campo visual abierto por las
a¿érc-�t'd�"ios-�t<::_s_p91íticos iri:ip-�estqt1q.6��-1º)!!!dib�. cámaras de los celulares, cuya tecnología permite eludir
En ciert� manera, volvemos a ver una forma teatral.d� la interdicción sobre la libertad de movimiento y de ex­
lítica que afirma su poder y, al mismo tiempo, los ·límites\ presión. La performance se sometió y desafió la interdic-
impuestos� ésé-poder�- - -------- . ! ción al mismo tiempo, en y a través de la misma acción.
Otro ejemplo de Turquía es el «hombre parado» en ��3:_2_ostsiqn r�p�4_a del sujeto sublevado q11� ··
la Plaza Taksim en junio de 2013, que formó parte de los se �.e..o.p._ane_u;J!..l2J."oill-ª_subyugación.
movimientos de protesta contra el gobierno de Erdogan, f&_�sos casos el carácter viviente del subyugado tam­
incluyendo sus políticas de privatización y su autorita­ bi�n se pone en_primer plano: e�ta �o ser�·�-; vida se­
rismo. El hombre parado era un artista de performance, cuestrada en su s!:!ieción, priva�aparienciaydepái.;'
Erdem Gündüz, que obedeció el edicto estatal de no reu­ bra-egJt�s{er11 pi1bli�a;��;éi?f�;-�da viviente, y �
nirse, promulgado inmediatam ente después de las pro­ q��
dypJjc�ci§n _ signífi�a · t;· �;¡d� gtriJ;y-q{i�
a� -Il��;� 1
testas masivas, un edicto con el cual Erdogan buscaba sigue reclamando y e:idgÍ��do-·eri'nqmbre,.ae· sv�propi9.,
atacar las pr emisas más básicas de la democracia: libertad carácter�de sc:r_vm:4 l;os cuerpos que dicen «No he de
de movimiento, d e reunión y de expresión. Así, había un desaparecer tan fácilmente>> o «Mi desaparición dejará
hombre de pie, que mantenía la distancia respecto de otra un rastro vibrante del cual crecerá la resistencia» están
persona fijada por el edicto, y esta otra persona a su vez se afir.ID__ª11do efectivamente su dueliqad enJ<Le&fr:fa púlillc'a
hallaba a la distancia ordenada de otra. Legalmente, esto y me�. Al exponer sus cuerpos en el contexto de una
no constituía una reunión y ninguno estaba hablando o manifestación, dan a conocer cuáles son los cuerpos que
moviéndose. Lo que hacían e ra actuar la obediencia per- corren riesgo de detención, deportación o muerte. Pues
fecta, c�entos de personas col:m.ab� la plaza a Ta"d.isiancíi ___ la performance corporal pone en primer plano la exposi-
226 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA POSDATA: REPENSAR LA VULNERABILIDAD[...] 227

ción específica e histórica a la violencia: hace la apuesta y inaceptable, que hay que oponerse al abandono y que
la demanda con su persistencia performativa y corporal. hay que morigerar la «precarity». No se trata de que este
Nótese que no es la inmediatez del cuerpo la que formula o aquel cuerpo esté ligado a una red de relaciones, sino
esta demanda, sino más bien el cuerpo como algo social­ de que esos límites contienen y relacionan a la vez con
mente regulado y abandonado, el cuerpo que persiste y el cuerpo, tal vez precisamente a causa de sus límites, se
resiste esa misma regulación, afirmando su existencia en diferencia de y se expone a un mundo material y social
términos comprensibles. 10 Actúa como su propia deixis, que hace posible su propia vida y sus acciones. Cuando
un señalar o poner en acto del cuerpo, que deja a la vista las condiciones de infraestructura de la vida están en pe­
su situación: este cuerpo, estos cuerpos; estos son los que ligro, también lo está la vida, dado que la vida requiere
se oponen a la violencia y resisten la desaparición. Estos de infraestructura, no simplemente como un apoyo ex­
cuerpos todavía existen, lo que significa que persisten en terno, sino también como un rasgo inmanente de la vida
condiciones en las que su propio poder de persistencia es misma. Este es un planteo materialista que negamos solo
sistemáticamente debilitado. a nuestra cuenta y riesgo.
Esta persistencia no es una cuestión de individualismo La teoría social crítica no siempre ha tenido en cuenta
heroico o de ahondar en recursos personales desconoci­ las formas en que se presupone la vida y la muerte en las
dos. En su persistencia, el cuerpo no es expresión de la maneras de pensar las relaciones sociales. Pues una cosa
voluntad individual ni de la colectiva. Pues si aceptamos es decir que la vida y la muerte están organizadas social­
que parte de lo que es un cuerpo (y este por el momento mente y que podemos describir las formas sociales de vi­
es un planteo ontológico) ocurre en su dependencia de vir y morir. Sin duda, ese es un trabajo importante. Pero
otros cuerpos -en los procesos vitales de los que forma si no consideramos qué queremos decir con lo «social»
parte, en redes de apoyo a las que también contribuye-, en estos debates, podemos fallar en ver cómo la amena­
entonces estamos sugiriendo que no es del todo acertado za de muerte y la promesa de vida son elementos consti­
concebir los cuerpos individuales como completamente tutivos de esas relaciones que llamamos «sociales». Así,
distintos unos de otros; y tampoco sería correcto pensar nuestros hábitos de constructivismo deben cambiar para
en ellos como plenamente fusionados, sin distinción al­ comprender el asunto de la vida y la muerte en cuestión
guna. Sin conceptualizar el significado político del cuer­ aquí: los de la persistencia corporal, los del hecho de que
po humano en el contexto de esas instituciones, prácticas siempre hay condiciones para la persistencia del cuerpo.
y relaciones en las que vive y se desarrolla, no se logra Cuando esas condiciones para la persistencia corporal
plantear
·.
de la mejor manera posible que el asesinato es no se cumplen, la persistencia está amenazada.
228 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA POSDATA: REPJ;:NSAR LA VULNERABILIDAD [ ••. ] 229

Si hay un derecho a persistir no sería un_Q_g_ue lq�)n­ La.p..r.o.speridad asociada a la vida humana se conecta
dividuos mantendrían a expensas de su condición social. con la prosperidad de las criaturas no humanas, la vida
El individualis�o n�"i�g;; ��pti'.i:rar -y;·¿;-�;dició��de� húrnana y la no humana están relaci�nadas en virtud de
nerabilidad,-exposición, incluso de dependencia que ese los ·procesos vitales que las constit�y;�-��-;;;_-p;;t� y���
mísnio derecho presupone y que corresponde a un cuer­ quieren, planteando todo tipo de interrogantes sobre Ta
po cuyos límíies son ellos mismos relaciones so-�fJes t�n­ administración _q��-Jl!IT�c_e.tLt9.dªJa_ªte..nddÜÁ��­
sas y nerviosas. Si un cuerpo queH.aquea y c�e es atrapa­ dr�ticos e iri!elf?�t.l!ale_�. g� .9:Ít�[(!.[lteª qp:µp<:>�. El concep­
do.por redes de apoyo o si un cuerpo móvil encuentra su to político de autoconservación, frecuentemente usado
camino pavimentado con obstáculos, depende de si hay para defender acciones violentas, no tiene en cuenta que
un mundo construido tanto para su gravedad como para la preservación del yo requiere de la p�esi'.!rvación del. \
su movilidad, y si ese mundo puede construirse. Desde el
pli11e.J:u gue�no.·.:�s.ta.t;n.OS.%�m� �ontexto gloh.al..�QmO
el comienzo, la piel es una manera de quedar expuesto seres que subsisten por sí solos, sino que subsistiremos
a los elementos, pero esa exposición siempre adquiere en la "rnedid�Cen-·que-la Tierra lo haga. Lo que es verdacl
una forma social. Y lo que se haga con esa exposición es pa�a los seres humanos lo es para las criaturas vivientes
ya una relación socialmente organizada: una relación que que requieren de un suelo no·tóxico y de agua potable
dé refugio, vestimenta adecuada, servicios de salud. Sí para la continuidad de la vida. 11 Si alguno de nosotros
tratamos de descubrir qué es lo más esencial del cuerpo ha de sobrevivir, de florecer, incluso para intentar llevar
reduciéndolo a sus elementos más simples o incluso a lo una buena vida, será una vida vívida con otros: una vida
simple de la vida y si ese derecho está a la altura de las que no es tal sin esos otros. No voy a perder el «yo» que
necesidades más básicas, el mundo social está ya estruc­ soy en esas condiciones; más bien, si tengo suerte, y es la
turando la escena. Así, las cuestiones básicas de movi­ palabra adecuada, quienquiera que sea estaré sostenido
lidad, expresión, abrigo y salud implican ese cuerpo en y seré transformado por mis conexiones con los demás,
un mundo social cuyos caminos están pavimentados de las formas de contacto me cambian y me sostienen.
modo diferente, abiertos o cerrados, y donde las formas La relación diádica cuenta solo una parte de la histo­
de vestimenta y los tipos de refugio están más o menos ria, aquella que puede ejemplificarse con el encuentro.
disponibles, son asequibles o provisionales. El cuerpo Este «yo» requiere de un «tú» para sobrevivir y crecer.
er ef
Pero-tanto <<yo» como· <<tú» necesiirui-de"rni"��d�
. [
está definido invariablemente por las relaciones socia­
les que pesan sobre su persistencia, sustentabilidad y su que los sostenga, _Estas relaciones.sodafes pueéie�s;nri.r
desarrollo. de base para pensar las obligaciones globales más amplias
230 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA POSDATA: REPENSAR LA VULNERABILIDAD [ ..• ] 231

respecto de la no violencia que nos debemos los unos a condición de vulnerabilidad demuestra ser su propio
los otros: no puedo vivir si no convivo con un conjunto tipo de fuerza, distinta de aquella que aboga por la fuer­
de personas, y es invariable que el potencial de destruc­ za como un logro de la invulnerabilidad. Esa condición
ción habite precisamente en esa necesaria relación. Que de dominio reproduce las formas de dominación a las
un grupo no puede vivir
_ __,.::......:..,.--•""'""--"'':'.;:....._,..,,,_.... ......�.-�-
�;
sin convivir con otro grue,o sig-
. --,-.-_, ;--,,--;�,-·---�-�--..,.�.,..--.--...�.. �
- '
que hay que oponerse, subestima esas formas de suscep­
nifica que la vida propia es ya, en cierto seng_do1 la vida tibilidad y contagio que forman las alianzas solidarias y
delÓtro.
c Y luego está �fñúmero cr�cientt d� aquellos transformadoras.
q�ty;;� pertenecen a una nación o que han perdido Del mismo modo, el prejuicio contra la no violencia
su pertenencia territorial, que han visto cómo su país era por juzgarla pasiva e inútil se basa implícitamente en una
bombardeado o robado; aquellos que han sido expulsa­ división genérica de atributos por la cual la masculinidad
dos de cualquier categoría tenue que los mantenía dentro se asocia a la acción y la femineidad a lo pasivo. Ninguna
de sus límites, y que cargan con pérdidas insoportables transvaloración de estos valores derrotará la falsedad de
en un idioma que apenas empezaron a aprender, suma­ esta oposición binaria. En verdad, el podE;,t; de la no�Yi.Q­
riamente agrupados como los «apátridas», los «migran­ lencia, su fuerza, se encuentra en los modos de resistencia
. ., . • - """' � -"-•-· _, ___,_:,.,�._,,._ ......,;,.,/...s,.;.�...-.-�--• .,.,;_.;;,c•/".'•·,.,,;;:,-••-.

tes» o los «indígenas». a una fuerza de violencia que suele ocultar su verdadero
Los lazos que nos unen potencialmente a través de las �9tn�ie:-[a· ·no violencia. e�pÓn�_J;&.��;;:p�{ñ{�¿¡�',4�
zonas de violencia geopolítica pueden ser desconocidos las...cuales la violencia estatal
. . . ..
se defiende.....a sí misma
·- . - . -· de ...
las.
_- ,,,,.
_,_ __ ,. - . , ·.-.•�--

persona� negras o mestizas, las personas queer, l9s, wi�


,_ ". •.':

o frágiles, estar cargados de paternalismo y de poder, pe­


ro pueden fortalecerse por medio de formas transversales grantes, los sin techo, los disid1:J:1t�§,�Q:IJ19.�i al toma.dos
; de solidaridad que cuestionen la primacíá y la necesidad jl:fltos sumaran la cantidad a ser d�tenidos, encarcelado� 9,
\ de la violencia. Los sentimientos de solidaridad _que per­ expulsados por «razones de seguridad>>. Esa «fuerza del
sisten son aquellos que aceptan el carácter transversal de alma» que Gandhi tenía en mente nunc� fue del todo se­
nuestras alianzas, la perpetua demanda de traducción así parable de una actitud corporal, una manera de vivir en
como los límites epistémicos que marcan sus fracasos, el cuerpo y persistir precisamente en condiciones que
incluyendo sus apropiaciones y borramientos. Declarar atentan contra las posibilidades de persistencia. A veces,
que la vulnerabilidad no es un atributo del sujeto, sino seguir existiendo en lo conflictivo de las relacio�o­
Í un rasgo de las relaciones sociales ·no implica que la vul­ ciales es la ·derrota definitiva del poder violento.
\ nerabilidad sea una identidad, una categoría o un espa�ío Vincular una práctica de la no violerrcia con.1mafuerza
l para la acción política. Más aún, la persistencia en una
_ y @a. solidez que.:_�<: <#��g:i;i� _µ� la. yjqlendaA_!=SJJ:QCJjY.a.,
232 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA POSDATA: REPENSAR LA VULNERABILIDAD [. . .] 233

<m.�a,if¼-� !�t,�R.:�.W.21-:�2:.�llli��i�=de ,!t:sistencia Y.:-. de merecerla. Exigir que toda vida sea duelable es otra
manera de decir qu� tod�s las- vid�� d�b¡� ��t;; �� -c��-
im_,Blica rechazar la caracterizad6n_9:1:,.k!IP
1-�.rnistenci,
-
diéi6nes de persistir e� �u; �das sin -estar sometidas a Ía
violencia como una débil e inútil pasividad. Rei:hazar no
es �g���I;��.r_nada: Ias..huelg�s d� h�bre violencia�-�fabandong���t�mático o la-erradicación en
rechazan reproducir el cuerpo del prisionero, al acusar a manos de las fuerzas armadas.
los poderes carcelarios que están atacando la existencia Contrarrestar el esquema de fantasmagoría letal que
·--� de los encarcelados. La huelga puede no parecer una «ac- con tanta frecuencia justifica la violencia policial hacia
ción» pero afirma su poder abandonando las labores que las comunidades negras y mestizas, la violencia militar
son esenciales para la continuidad de la forma de explo­ hacia los migrantes y la violencia estatal hacia los disi­
tación capitalista. La desobediencia civil puede parecer dentes, requiere de un nuevo imaginario, un imaginario
1".una simple «exclusión voluntaria» pero hace pública la igualitario que aprehenda la interdependencia de las vi­
.,, opinión de que un sistema no es justo. Requiere el ejer- das. Poco realista e Lnútil, sí, pero posiblemente sea una
cicio de un juicio extralegal. Cruzar la puerta o la pared manera de dar nacimiento a una nueva realidad que no
destinada a dejar a la gente afuera es precisamente hacer se base en las lógicas instrumentales y en la fantasmago­
un reclamo extralegal de libertad, uno que el régimen le­ ría racial que reproducen la violencia estatal. En la «falta
gal existente no logra satisfacer en sus propios términos. de realismo» de ese imaginario reside su fuerza. No es
Boicotear un régimen que continúa con un poder colo­ solo que en un mundo así cada vida merecería que se la
nial, que intensifica las privaciones y los desplazamien­ tratara como a un igual, o que cada uno tendría el mis­
tos -como si al tomarlos juntos sumaran la cantidad a mo derecho a vivir y desarrollarse, aunque ciertamente se
ser detenidos, encarcelados o expulsados por «razones deben afirmar ambas posibilidades. Pero se requiere de
de seguridad»-- es afirmar la injusticia de ese régimen, un paso más: «cada uno» es, desde el inicio, entregado a
negarse a aceptar el crimen como normal. otro, social, dependiente, pero sin los recursos adecua­
Para que la no violencia escape de la lógica de la gue­ dos para saber si esa dependencia que se requiere para
rra que diferencia entre vidas que merecen preservarse y vivir es explotación o amor.
vidas prescindibles, debe formar parte de una_política de No estamos obligados a amar a otro para comprome­
igualdad. Por consiguiente, se requiere una intervención ternos en una solidaridad significativa. La emergencia
en I;--��fera de visibilidad -'fos�íñeaiós· y-tÓdas las· �;r- de_ la fa�ttltad _ crítica, de la crítica en sí, está vinculada
sion�s _. con"t�;;��;¡-cfe · 1a esfera púqlic:ª----.P.�E�..c:iue cop la conflictiva y preci�1a rdación de solidaridad, en la
cada_\j�-�- ��a. �P-��J::>l�,��. cl_ec:ir, 4.igna de su propia
-
:7i��, que nuestros «sentimientos» navegan por la ambivalen-
234 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA

cia gye loJ cQu,stitµy:e, Siempre podemos derrumbarnos.


E;;"e;clm�ti�opor el cual luchamos para estar juntos, So­
lo entonces tendremos la posibilidad de persistir en una
críu�a-común: cuando la no violencia se convierta en el NOTAS
deseopor él deseo del otro de vivir1_lJ!.lª ��era de _decir:­
«Eres dtiéfabie, perderte sed� fu.1:oierabl� y qµie_rp que yi­
vas:· ciuí�i-o
que quieras vi�ir, así ·que toma rrú,_de?e() �º!119
eI ya
tu deseo, pues tuyo es el mío». «yo» no es «tú»,
pero.sigue-slendo.impensabie sin el «tú», mudo, insoste�
niblé. Así, sea que quedemos atrapados en la ira o en el INTRODUCCIÓN
amor -amor iracundo, pacifismo militante, no violencia
agresiva, persistencia radical- tengamos la esperanza de l. Ver «The Political Scope of Non-Violence», en Thomas
vivir ese dilema de maneras que nos permitan vivir con Merton (ed.), Gandht': On Non-Vt"olence, Nueva York, New Di­
los vivos, conscientes de la muerte, demostrando persis­ rections, 1965, pp. 65-78.
tencia en medio de la pena y de la ira, de la escabrosa y 2. Una perspectiva general de acciones no violentas se pue­
conflictiva trayectoria de la acción colectiva en las som­ de ver en Gene Sharp, How Nonvt'olent Struggle Works, Bos­
bras de la fatalidad. ton, The Albert Einstein Institution, 2013.
3. Chandan Reddy, Freedom wüh Vt'olence: Race, Sexuality,
and the US State, Durham, Duke University Press, 2011.
4. Las estadísticas sobre los homicidios <<justificables» de
afroestadounidenses cometidos por policías se pueden ver en
«Black Líves Matter: Race, Policing, and Protests», Wellesley
Research Guídes, disponible en <libguides.wellesley.edu>.
5. Ver «Gezi Park Protests 2013: Overview», Universidad
de Pennsylvania, disponible en <guides.library.upenn.edu>.
6. Ver «Academics for Peace», sitio oficial de Frontline De­
fendets, <frontlinedefenders.org>.
7. Para una discusión completa sobre la resistencia, incluidas
sus formulaciones paradójicas, ver· Howard Caygill, On Rest's­
tance: A Phtlosophy o/De/iance, Nueva York, Bloomsbury, 2013.
236 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA NOTAS 237

8. Elsa Dorlin, Se dé/endre: Une philosophie de la violence, 17. Ver la defensa de la no violencia que Mahatma Gandhi
París, La Découverte, 2017. hizo de la satyagraha ante el Comité de Investigación de Distur­
9. Judith Butler ha creado el concepto grievability, que bios en 1920, dos años antes de su encarcelamiento: «La satya­
define como el derecho de una persona a tener una vida graha se diferencia de la resistencia pacífica como el Polo Norte
cuya pérdida merece ser lamentada. Se ha decidido usar el del Polo Sur. La última se ha concebido como un arma de los
neologismo duelidad con sus versiones duelable y duelar para débiles y no excluye el uso de la fuerza o la violencia con el ob­
expresar en español la acepción que la autora busca trans­ jetivo de lograr un fin, mientras que la primera se concibe como
mitir. un arma de los más fuertes y excluye el empleo de la violencia
10. Elsa Dorlin, op. cit. en cualquier forma o condición.», en Mahatma Gandhi, Selected
11. Ver Friedrich Engels, Anti-Dühring, Moscú, Progress Political Writings, Indianápolis, Hackett Publishing, 1996, p. 6.
Publishers, 1947; Étienne Balibar, «Reflections on Gewalt», en Ver también Martín Luther KingJr., La marcha hacia la libertad,
HistoricalMaterialism, vol. 17, nº 1, 2009, pp. 99-125; Yves Win­ la historia de Montgomery, donde se describe la no violencia
ter, «Debating Violence on the Desert Island: Engels, Diihring como un «método», «un arma» y un modo de «resistencia» que
and Robinson Crusoe», en Contemporary Political Theory, se basa en una fe perdurable en el futuro. King, influido por
vol. 13, nº 4, 2014, pp. 318-338; Nick Hewlett, «Marx, Engels Gandhi, también se inspiró en La desobediencia civil, de Tho­
and the Ethics ofViolence in Revolt», en The European Legacy: reau. Ver también Leela Femandes, «Beyond Retribution: The
Toward New Paradigms, vol. 17, nº 7, 2012, pp. 882-898, y Blood Transformative Possibilities ofNonviolence», en Trans/orming
and Progress: Violence in Pursuit o/ Emancipation, Edimburgo, Feminist Practice, San Francisco, Aunt Lute Press, 2003.
Edinburgh University Press, 2016. 18. Ver Ba�ak Ertür, «Barricades: Resources and Residues
12. Para una perspectiva contrapuesta, ver Scott Crow (ed.), of Resistance», en Judith Butler, Zeynep Gambetti. y Leticia
Setting Sights: Histories and Re/lections on Community Ar­ Sabsay (eds.), Vulnerability in Resistance, Durham, Duke Uni­
med Sel/-De/ense, Oakland, PM Press, 2018. versity Press, 2016, pp. 97-121; ver también Banu Bargu, «The
13. Elsa Dorlin, op. cit., pp. 41-64. Silent Exception: Hunger Striking and Lip-Sewing», en Law,
14. Walter Benjamín, «Critique of Violence», en Walter Culture, and the Humanities, mayo de 2017, pp. 1-28.
Benjamín: Selected Writings, Volumen 1: 1913-1926, Cambridge,
Harvard University Press, 2004.
15. Ver mi «Protest, Violent, Nonviolent>>, en Public Books, 1. LA NO VIOLENCIA, LA DUELIDAD Y LA CRÍTICA
13 de octubre de 2017, disponible en <publicbooks.org>. DEL INDIVIDUALISMO
16.Jacques Derrida, «Force ofLaw: The "Mystical Foun­
dation ofAuthority"», en Acts o/Religion, Nueva York, Rout­ l. Ver Mary Whiton Calkins, «Militant Pacifism», Interna­
ledge, �010. tional Journal o/Ethics, vol. 28, nº 1, octubre de 1917, pp. 70-79.
238 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA NOTAS 239

2.Jean Starobinski,]ean-Jacques Rousseau: Transparency and University Press, 1988. Ver también varias respuestas a Pate­
Obstruction, Chicago, University of Chicago Press, 1998. man: «The Sexual Contract Tiúrty Years On», Feminist Legal
3. Karl Marx, Writings o/ the Young Marx on Philosophy Studies, vol. 26, nº 1, 2018, pp. 93-104.
and Society, Nueva York, Anchor Books, 1967, pp. 288-289. 9. Ver Jos Boys (ed.), Disability, Space, Architecture: A Rea­
4. De acuerdo con Gregory Sadler, hay «un "estado de na­ der, Nueva York, Routledge, 2017.
turaleza" construido retóricamente como una guerra de to­ 10. Jacques Lacan, «The Mirror Stage as Formative of
dos contra todos, con ausencia de cualquier institución civili­ the "I" function» en: Écrits, Nueva York y Londres, Norton,
zada o sociedad civil. El "estado de naturaleza" históricamente 2006, pp. 75-81.
existente en sociedades prepolíticas donde la familia, las aso­ 11. Wendy Brown, Walled States, Waning Sovereignty, Nue­
ciaciones, el clan o las estructuras tribales están en conflicto va York, Zone Books, 2010.
entre sí; el "estado de naturaleza" históricamente existente 12. Para una perspectiva analítica fuerte de la igualdad re­
dentro de sociedades civiles establecidas, en el cual, a pesar lacional, ver Elizabeth Anderson, «W hat Is the Point of Equa­
del funcionamiento y la fuerza de las leyes, los ciudadanos lity?», Ethics, vol. 109, nº 2, enero de 1999, pp. 287-337.
viven en estado de desconfianza mutua, por ejemplo, aso­ 13. Ver mi «Rethinking Vulnerability and Resistance», en
ciada con la criminalidad; un "estado de naturaleza" his­ Judith Butler, Zeynep Gambetti, y Leticia Sabsay (eds.), Vul­
tóricamente existente que gobierna las relaciones externas, nerability in Resistance, Durham, Duke University Press, 2016.
por ejemplo, la condición de los Estados en relación con los 14. Nancy Fraser y Linda Gordon, <<A Genealogy of De­
otros Estados; el posible "estado(s) de naturaleza" histórica­ pendency: Tracing a Keyword of the US Welfare State», Signs,
mente existente que culmina en guerras civiles con la consi­ vol.19, nº 2, enero de 1994, pp. 309-336.
guiente fractura de la sociedad civil como consecuencia del 15. Albert Memmi, Dependence: A Sketch Jor a Portrait o/
enfrentamiento de facciones». Gregory Sadler, «Five States the Dependen!, Boston, Beacon Press, 1984.
of Nature in Hobbes's Leviathan», Oxford Philosopher, mar­ 16. Ver Stephen Frosh (ed.), Psychosocial Imaginaries, Lon­
zo de 2016. dres, Palgrave, 2015.
5.Jean-Jacques Rousseau, The Political Writings o/Jean-]ac­ 17. A lo largo de este .texto, seguiré la idea kleiniana de di­
ques Rousseau, Cambridge, Cambridge University Press, 1915, ferenciar la fantasía, considerada como un estado consciente,
p.286. análogo a un deseo o a una ensoñación y la phantasy, enten­
6. Jean Laplanche y J. B. Pontalis, The Language of Psycho­ dida como una actividad inconsciente que opera a través de
Analysis, Nueva York, W.W.Norton, 1967, p. 314. la proyección y la introyección y que borra los límites entre el
7. Ver Adriana Cavarero, Inclinations: A Critique o/ Recti­ afecto que surge del sujeto y aquel que pertenece a un mun­
tude, Stanford, Stanford University Press, 2016. do objetivo. A pesar de que no busco seguir a Klein de modo
8.Carole Pateman, The Sexual Contrae!, Stanford, Stanford riguroso, quisiera plantear, por ejemplo, que los fantasmas ra-
240 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA NOTAS 241

ciales, por más conscientes que puedan ser, se sostienen me- 2. PRESERVAR LA VIDA DEL OTRO
diante mecanismos de conversión inconsciente del afecto que
vacila entre lo que pertenece a uno mismo y lo que pertenece l. Ver Martha Fineman, «The Vulnerable Subject: Ancho-
a otro. Pese a que no concuerdo con una estricta distinción ring Equality in the Human Condition», Yale ]ournal o/ Law
,.
entre vida mental consciente e inconsciente, insisto en que las and Feminism, vol. 20, nº 1, 2008, pp. 1-24; Lourdes Peroni
formas sociales de poder, como el racismo, pueden formar su- y Alexandra Timmer, «Vulnerable Groups: the Promise of an
jetos de modo inconsciente estableciendo profundos y letales Emerging Coricept in European Human Rights Convention
patrones de pensamiento. Ver la página 49 de este libro para Law», International ]ournal o/ Constitutional Law, vol. 11,
una discusión a fondo. nº 4, octubre de 2013, pp. 1056-1085. Ver también Joan C.
18. Ver Marc Crépon, Murderous Consent, Nueva York, Tronto, Moral Boundaries: A Political Argument /or an Ethic
Fordham University Press, 2019; Adriana Cavarero y Angelo o/ Care, Nueva York, Routledge, 1994; Joan Tronto, Caring
Scola, Thou Shalt Not Kill: A Political and Theological Dialo- Democracy: Markets, Equality and ]ustice, Nueva York, New
gue, Nueva York, Fordham University Press, 2015. York University Press, 2013; Daniel Engster, «Care Ethics,
19. Ver la definición de Weber sobre el Estado como «una Dependency, and Vulnerability», Ethics and Social Wel/are,
comunidad humana que pretende (con éxito) el monopolio del vol. 13, nº 2, 2019, pp. 100-114; Fabienne Brugere, Care
uso legítimo de la fuerza física dentro de un territorio». Max Ethics: The Introduction o/ Care as Political Category, Lovai-
Weber, «Politics as a Vocation», en From Max Weber: Essays na, Peeters, 2019.
in Sociology, Oxford, Oxford University Press, 1946, p. 78. Un 2. Ver Christy Thornton, «Chasing the Murderers of
análisis más exhaustivo de la violencia y la coerción debería con- Ayotzinapa's 43», NACLA, 17 de septiembre de 2018, dis-
siderar la idea de Gramsci de que una clase hegemónica se man- ponible en <nacla.org>.
tiene a través de la coerción que funciona como un consenso sin 3. Ver Karen Barad sobre la duelidad de la materia: Karen
la amenaza manifiesta del uso de la fuerza física. En los Cuader- Barad, «Troubling Time/s and Ecologies of Nothingness: Re-
nos de la cárcel por ejemplo, se refiere a qué se requiere para turning, Re-membering, and Facing the Incalculable», New
facilitar un nuevo modo de adaptación a una nueva forma de Formations, vol. 92, otoño de 2017, pp. 56-86.
trabajo afirmando que «la presión se ejerce sobre toda la esfera 4. Immaímel Kant, The Moral Law: Ground Work o/ the
social, una ideología puritana desarrolla aquello que lleva la in- Metaphysic o/Morals, Nueva York, Routledge, 1991, p. 73.
trínseca y brutal coerción bajo una forma exterior de persuasión 5. Ibidem, p. 116.
y consenso», Antonio Gramsci, Prison Notebooks, Volume One, 6. Ibidem, p. 75.
Nueva York, Columbia University Press, 1992, p. 138. 7. Ibidem.
8. Sobre mímesis primaria, ver Mikkel Borch-Jacobsen, The
Freudian Subject, Stanford, Stanford University Press, 1992; y
242 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA NOTAS 243

Fran~ois Roustang, Qu' est-ce que l'hypnose?, París, Éditions de Klein», en Why War? Psychoanalysis, Politics, and the Return
Minuit, 1994. to Melanie Klein, Londres, Blackwell, 1993, p. 144.
9. Varias versiones de esta tesis pueden encontrarse en la 23. Sigmund Freud, Civilization and Its Discontents , SE ,
obra de Sándor Ferenczi, Fran~ois Roustang y Simon Critch- vol. 21, 1930.
ley, para quien resulta central la relación entre Levinas y el 24. En un punto, Klein subraya que la relación del bebé
psicoanálisis. Ver Adrienne Harris y Lewis Aron (eds.), The con su madre es una relación con la vida. Sin embargo, no
Legacy o/ Sándor Ferenczi: From Ghost to Ancestor, Nueva aclara si es la relación con la vida de la madre o con su propia
York, Routledge, 2015; Simon Critchley, «Toe Original Trau- vida. En este momento, la «vida» es precisamente una función
matism: Levinas and Psychoanalysis», en Richard Kearney y de ese ambiguo referente. Su propia vida, la vida de los otros,
Mark Dooley (eds.), Questioning Ethics, Nueva York, Rout- todo se llama «vida».
ledge, 1999. 25. J acqueline Rose, «Negativity in the Work of Melanie
10. Sigmund Freud, Civilization and Its Discontents, en The Klein», en: Why War?: Psychoanalysis, Politics, and the Return
Standard Edition o/ the Complete Psychological Works o/ Sig- to Melanie Klein, Londres, Blackwell, 1993, p. 144.
mund Freud, vol. 21, Londres, Hogarth Press, 1915, pp. 108-109. 26. David Eng, «Reparations and the Human», Columbia
Abreviado como «SE» en las siguientes citas. ]ournal of Gender and Law, vol. 21, nº 2, 2011, pp. 561-583.
11. Ibídem, p. 109. 27. Ver Nicole Loraux, Mothers in Mourning, Ithaca, Cornell
12. Sigmund Freud, «Thoughts for the Times on War and University Press, 1998, pp. 99-1Q3; Athena Athanasiou, Ago-
Death», SE, vol. 14, 1914-1916, 296-297. nistic Mourning: Political Dissidence and the Women in Black,
13. Melanie Klein y J oan Riviere, «Lave, Guilt, and Re- Edimburgo, Edinburgh University Press, 2017.
paration», en Melanie Klein y Joan Riviere, Lave, Hate, and
Reparation, Nueva York, Norton, 1964, p. 66.
14. Ibídem, p. 66, nota l. 3. LA ÉTICA Y LA POLÍTICA DE LA NO VIOLENCIA
15. Ibídem, p. 67.
16. Ibídem. l. Ver Douglas Crimp, «Mourning and Militancy», October,
17. Ibídem, p. 65. vol. 51, 1989, pp. 3-18; Ann Cvetkovich, «AIDS Activism and
18. Ibídem, p. 91 the Oral History Archive», Public Sentiments, vol. 2, nº 1, 2003.
19. Ibídem, pp. 61-62. 2. Ver Drucilla Cornell, The Imaginary Domain, Londres,
20. Ibídem, p. 83. Routledge, 2016. Ver también Cornelius Castoriadis, The Ima-
21. Lauren Berlant y Lee Edelman, Sex, or the Unbearable, ginary Institution o/Society, Cambridge, MIT Press, 1997.
Durham, Duke University Press, 2013. 3. Michel Foucault, «J.l Faut Dé/endre la Société», Cours au
22. Jacqueline Rose, «Negativity in the Work of Melanie College de France (1975-1976), París, Seuil, 1976, p. 213. «La
244 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA NOTAS 245

soberanía hacía morir y permitía vivir. Y he aquí que de pronto y John Solomos (eds.), Racialization: Studies in Theory and
aparece un poder al que llamaría de regulación que consiste, Practice, Oxford, Oxford University Press, 2005.
por el contrario, en hacer morir y permitir morir». «La souve- 13. Ver Kim Su Rasmussen, «Foucault's Genealogy of
raineté faisait mourir et laissait vivre. Et voila que maintenant Racism», Theory, Culture, and Society, vol. 28, nº 5, 2011,
apparaít un pouvoir que j' appelle- rais de régularisation, qui pp. 34-51; Ann Laura Stoler, Race and the Education o/De-
consiste, au contraire, a faire vivre et a laisser mourir». sire, Durham, Duke University Press, 1995.
4. Para Ruth Wilson Gilmore, «el racismo, específicamen- 14. Tanto el esquema racial epidérmico y el esquema his-
te, es la producción estratégica y la explotación de grupos di- tórico-racial están en pleno funcionamiento en esta fantas-
ferenciados por su vulnerabilidad a la muerte prematura san- magoría. La atribución de una esencia a una minoría racial
cionada por el Estado». Ruth Wilson Gilmore, Golden Gulag: puede ser una manera de negar el valor de esa vida, pero
Prisons, Surplus, Crisis, and Opposition in Globalizing Califor- también de negar por adelantado la misma posibilidad de
nia, Berkeley, University of California Press, 2007, p. 28. aprehender esa vida como tal.
5. El «tú» -el on en francés- es ambiguamente singular y 15. African American Policy Forum, «#SayHerName: Re-
plural, así que no queda claro si la guerra es consecuencia de sisting Police Brutality against Black Women», AAPF, dispo-
la autoconservación o de la preservación del grupo. Foucault, nible en <aapf.org>.
op. cit., p. 255. 16. Kimberlé Williams Crenshaw, «From Prívate Violence
6. Ibidem, p. 213. to Mass Incarceration», UCLA Law Review, vol. 59, 2012,
7. Para Foucault el racismo constituye lo biopolítico como pp. 1418-1472.
una «cesura» o una ruptura en las especies: «Esta es la primera 17. Achille Mbembe, «Necropolitics», Public Culture, vol. 15,
función del racismo: fragmentar, crear cesuras en el continuo nº 1, 2003, pp. 11-40; ver también Necropolitics, Durham, Duke
biológico del que se ocupa el biopodeD>. Michel Foucault, «So- University Press, 2019.
ciety Must Be Defended», Nueva York, Picador, 2003, p. 255. 18. Walter Benjamín, «Critique of Violence», en Walter
8. Ver Catherine Malabou, «One Life Only: Biological Re- Benjamin: Selected Writings, Volume 1: 1913-1926, Cambridge,
sistance; Political Resistance», Critica! Inquiry, vol. 42, nº 3, Harvard University Press, 2004, p. 243.
2016, pp. 429-438. 19. Ibide'm, pp. 245 y 248.
9. Ibidem, p. 241. 20. Walter Benjamín, «The Task of the TranslatoD>, op. cit.,
10. Frantz Fanon, Black Skin, White Masks, Nueva York, pp. 260-262. Ver también «On the Program of the Coming
Grove, 2008, p. 91. Philosophy», op. cit., donde el continuo desarrollo de la co-
11. Ibidem. municabilidad condiciona la relación entre filosofía y religión,
12. Ver Michael Omi y Howard Winant, Racial Formation pp. 100-113.
in the United States, Londres, Routledge, 2015; Karim Murji 21. Walter Benjamín, «On Language as Such», op. cit., p. 69.
246 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA NOTAS 247

22. Walter Benjamín, «The Task of the Translator», op. cit., 4. FILOSOFÍA POLÍTICA EN fRElJD: GUERRA,
p.255. DESTRUCCIÓN, MANÍA Y LA FACULTAD CRÍTICA
23. Walter Benjamín, «Critique ofViolence», op. cit., p. 265.
24. Robert M. Cover, «Violence and the Word», Yale Law l. Sigmund Freud, «Thoughts far the Times on War and
Journal, vol. 95, 1986, p, 1607, disponible en <digitalcommons. Death», en The Standard Edition o/ the Complete Psycho-
law.yale.edu>. logical Works o/ Sigmund Freud, vol. 14, Londres, Hogarth
25. Ibídem, p. 1624. Press, 1915, pp. 273-300. Abreviado como SE en las siguien-
26. Étienne Balibar, Violence and Civility: On the Limits o/Po- tes citas.
litical Philosophy, Nueva York, Columbia University Press, 2016. 2. Sigmund Freud, Beyond the Pleasure Principie, SE vol. 18,
27. Ibídem, p. 31. 1920.
28. Ibídem, p. 32. 3. Sigmund Freud, Civzlization and Its Discontents, SE vol. 21,
29. Ibídem, p. 33. 1930.
30. Ibídem, p. 34. 4. Sigmund Freud, «War and Death», pp. 278-279.
31. Hannah Arendt, «On Violence», en Crises o/ the Repu- 5. Sigmund Freud, Civilization and Its Discontents, p. 145.
blic, San Diego, Harcourt, 1972. 6. Sigmund Freud, «Instincts and their Vicissitudes», SE
32. Ver los memorándums deJohn Yoo donde explica que vol. 14, 1915, pp. 121-122: «Un "instinto" aparece como un
la tortura es violencia legal y justificable. John Yoo a William concepto fronterizo entre lo mental y lo somático».
J. Haynes II, «Re: Military Interrogation of Alíen Unlawful 7. Sigmund Freud, Civilization and Its Discontents, p. 120.
Combatants Held Outside the United States», 14 de marzo 8. Sigmund Freud, Beyond the Pleasure Principie, p. 38.
de 2003, US Department of Justice Office of Legal Counsel, 9. La teorización de Freud sobre el sadomasoquismo bus-
disponible en <aclu.org>. ca en principio explicar el fenómeno recurriendo a la teoría
J3. Lisa Guenther, Solitary Con/inement: Social Death and de la libido en «Los instintos y sus destinos» (1915), pero la
Its A/terlives, Mineápolis, MN, University of Minnesota Press, retoma a la luz de la pulsión de muerte en Más allá del prin-
2013. cipio del placer (1920) y luego en «The Economical Problem
34. Talal Asad, On Suicide Bombing, Nueva York, Colum- of Masochism» (1924), SE, vol. 19.
bia University Press, 2007. 10. Sigmund Freud, Civilization and Its Discontents, p. 120.
35. Donna Haraway, The Companion Species Maní/esto, 11. Ibídem, p. 122.
Chicago, Prickly Paradigm, 2003; y When Species Meet, Mi- 12. Sigmund Freud, Totem and Taboo, SE vol. 14, 1913.
neápolis, MN, University of Minnesota Press, 2007. 13. Sigmund Freud, «Mourning and Melancholia», SE
36. Frantz Fanon, «Concerning Violence», en The Wretched vol. 14, pp. 248-252.
o/ the Earth, Nueva York, Grave Press, 1963, p. 44. 14. Ibídem, p. 250.
248 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA NOTAS 249

15. Sigmund Freud, The Ego and the Id, SE vol. 19, p. 53. por un agresiva minoría» en Einstein on Peace, Otto Nathan y
16. Ibídem, traducción modificada. Heinz Norden (eds.), Pickle Partners Publishing, 2017, dispo-
17. Sigmund Freud, «Mourning and Melancholia», p. 251. nible en línea.
18. Ibídem, pp. 253-255. 32. Mahatma Gandhi, «My Faith in Nonviolence», en Ar-
19. Ver José Esteban Muñoz, Disidenti/ications: Queers of thur y Lila Weinberg (eds.), The Power of Nonviolence: Wri-
Color and the Performance of Politics, Mineápolis, University tings by Advocates of Peace, Boston, Beacon Press, 2002, p. 45.
of Minnesota Press, 1999.
20. Ibídem.
21. Einstein partió de Alemania en 1933 y Freud abando- POSDATA: REPENSAR LA VULNERABILIDAD,
nó Viena en 1938. Su correspondencia puede encontrarse en LA VIOLENCIA, LA RESISTENCIA
«Why War?» (1933 ), SE, vol. 22, pp. 195-216. En 1932, el Ins-
tituto Internacional de Cooperación Intelectual había invitado l. Ver el sitio web de Martha Fineman, donde destaca a su
a Einstein a dialogar con un intelectual a su elección sobre el equipo de investigación en la Emory University: «Vulnerability
tema de la política y la paz, entonces eligió a Freud, con quien and the Human Condition», disponible en <web.gs.emory.edu>.
L, había tenido un breve encuentro años atrás. 2. Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refu-
22. Einstein a Freud, «Why War?», op. cit., p. 199. giados (ACNUR), Statelessness around the World, disponible
23. Ibídem, p. 203. en <acnur.org>.
24. Freud a Einstein, «Why War?», op. cit., p. 205. 3. «Countries with the Highest Nmnber of Murders of
25. Ibídem. Trans and Gender-Diverse People in Latin America from Ja-
26. Ibídem. nuary to September 2018», Trans Murder Monitoring, no-
27. Einstein a Freud, «Why War?», op. cit., p. 200. viembre de 2018, disponible en <statista.com>. Ver también:
28. Ibídem, p. 212. Chase Strangio, «Deadly Violence against Transgender People
29. Sobre la resistencia de Freud al nacionalismo y al sionis- Is on the Rise. The Government Isn't Helping», ACLU, 21 de
li mo, ver Jacqueline Rose, The Last Resistance, Londres y Nue- agosto de 20~8, disponible en <aclu.org>.
va York, Verso, 2007, pp. 17-38. 4. Montserrat Sagot, <<A rota crítica da violencia intrafa-
11
30. Freud a Einstein, «Why War?», op. cit., p. 214. miliar em países latino-americanos», en Stela Nazareth Mene-
31. Ver la entrevista de Albert Einstein con George Sylvester ghel (ed.), Rotas críticas: mulheres enfrentando a violéncia, Sao
Viereck en enero de 1931, en la que afirma: «No soy solo un Leopoldo, Usinos, 2007, pp. 23-50.
pacifista, sino un pacifista militante. Pretendo pelear por la paz. 5. Ver también: Julia Estela Monárrez Fragoso, «Serial Se-
Nada pondrá fin a la guerra a menos que los propios pueblos se xual Femicide in CiudadJuárez: 1993-2001», Debate Feminis-
rehúsen a ir a la guerra. Cada gran causa primero es defendida ta, vol. 13, nº 25, 2002.
250 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA

6. En español en el original (N. de T.).


7. Organización Internacional para las Migraciones, «Me-
diterranean Migrant Arrivals Reach 113,145 in 2018; Deaths
Reach 2,242», 2018, disponible en <iom.int>; «Mediterranean: ÍNDICE ANALÍTICO
Deaths by Route», Missing Migrants Project, disponible en
<missingmigrants.iom.int> (acceso 15 de mayo de 2019).
8. Syrian Network for Human Rights, «Eight Years Since
the Start of the Popular Uprising in Syria, Terrible Violations
i
¡. Continue», 2019, disponible en <sn4hr.org>.
9. Ver mi «Vulnerability and Resistance», Pro/ession, marzo
l
1 de 2014, disponible en <profession.mla.org>. «Academics for Peace», 235 Colonial, poder, 63-65, 104,
1; 10. Ver Lauren Wilcox, Bodies of Violence: Theorizing Em- n.6 170,232
bodied Subjects in International Relations, Oxford, Oxford Uni- Agresión, 23, 36-37, 41, 44, Conciencia, 29, 37, 106, 117,
versity Press, 2015. 50, 54-55, 68, 81-82, 87, 136, 194,199,200
11. Donna Haraway, The Companion Species Manifesto, 91, 99-100, 103, 106, 108, Crítica, 11-12, 18, 22-24, 29,
Chicago, Prickly Paradigm, 2003; When Species Meet, Mineá- 111,113,141, 144-145, 33,38,41,46,51,56,65,
polis, University of Minnesota Press, 2007. 171-173, 175,177,182; 91, 137, 146, 149-150,
187-188,210-211,214,216 152-153, 158, 161-163,
Ambivalencia, 78, 107, 118, 165-166, 169, 171-172,
123,127,174,176,188, 174, 190-191, 195, 198-
200,207,233 199,207,211,227,233-
Amor, 45, 54, 107-108, 110- 234,237
113, 120,127,174, 188- Cuerpo, 14, 24, 31, 36-37,
189, 191,200,203,206- 53,62,65,67, 74, 77,120,
207, 210, 233-234 135-136, 163, 169-170,
Autodefensa, 16, 68-70, 72, 223,225-228,231-232
80-81 Culpa, 107, 110-112, 114-
115, 117, 121, 154
Black Lives Matter, 25, 3 9,
235 n. 4 Daily Resistance, 223
«Daño colateral», 80, 104
11
'1

252 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA ÍNDICE ANALÍTICO 253

Demografía, 32, 73, 126 Identificación, 72, 108-109, 111- No violencia, 9, 13-14, 18-20,
Dependencia, 30, 45, 52-54, 113,121,191, 195-196, 198, 22-24, 28-29, 32-33, 35-43, Relativismo, 18-19, 157, 164
56-59, 62-64, 66, 68, 78, 205-207 54-56, 65, 68, 71-74, 76-77, Reparación, 107, 112, 114, 116,
113-116, 118-121, 123, Igualdad, 30-32, 36, 39, 41-45, 79-83, 91, 96, 105, 125-127, 119,122,124,180,218
209,226,228,233 56, 61, 63-64, 73-77, 79-80, 138, 149-150, 152-154, 157, Resistencia, 20-21, 36-38, 41,
Duelidad, 25, 32, 38, 41-42, 56, 90, 93, 95, 122-123, 127-128, 159, 165-166, 168-169, 171, 43,104,128,138,165,195,
74,76-79,93-95,99, 127- 130,159, 168-172, 175,198, 175-176, 200,210, 230-232, 197,205,213,219-221,225,
132, 135, 139, 143-144, 156, 211,221,232, 239 n. 12 234,237 n. 17,243 231-232, 235 n. 7,237 n.17
169,175,225, 236n. 9,237, Individualismo, 22-23, 29, 32, E igualdad, 3 6
241 n. 3 40-41, 43, 56, 58, 60, 174, Irrealismo, 197, 199 Salvaguarda, 114-115, 139
Duelo, 92-94, 109, 128, 188, 226,228,237 Sagot, Montserrat, 216-217, 249
193 Individuación, 56 Paternalismo, 88, 230 n.4
interdependencia, 30-32, 36, 40, Población, 64, 75, 80, 87, 105, Soberanía, 47, 59, 64, 132, 1.34,
Estado de naturaleza, 44-45, 43-44, 56, 59-65, 67-68, 75, 125,127, 129,134-135, 138, 159,201, 203-205, 244 n. 3
47-48, 50, 52-53, 65, 77, 82, 78-79, 127,167, 174-175, 143, 147-148, 168,179 Social, vínculo, 54, 68, 78, 87,
1 . 148, 159,238 n. 4 233 Precariedad, 39, 67, 77,220, 92,99, 106, 114-115, 117,
lnterrelacionalidad, 31 «Poblaciones vulnerables», 127,144,172, 175-176,
Facultad crítica, 177, 189-192, 89,215,220 Superyó, 55, 103, 105-106, 117,
195,211,233,247 Manía, 177,191, 193-197, 199, Prohibición, 68-69, 74, 76, 79- 190-191, 193-195, 197-200,
¡ Fantasía, 48-53, 58-60, 99-102, 203,205,211,247 80,192,225 206,210
!
!.
109-112, 143, 168-171,239 Melancolía, 188, 193-194, 197, Psicoanálisis, 51, 57, 65, 87, 91, Sustitutabilidad, 100-101
li
!i
n. 17 199,205,207 99, 107,125,242 n.9
l: Femicidio, 215-218, 221 Marcos, 26, 28-29, 31, 72, 81, Esquema histórico-racial, Traducción, 151, 152, 153, 154,
¡. 130,142, 157-158,161, 162, 135-137, 139,144,245 160, 183,230, 248 n. 16
Globales, obligaciones, 60, 63, 164,166,221 n.14
,,11 67,229 Oscilación de, 158, 164 Fantasmagoría racial, 169, Vida, 22, 25-26, 29-33, 39-40,
!
Guerra, lógica de, 80, 122, 132, Migrantes poblaciones, 144, 168 233 43-44, 46, 50-51, 54-55,
140,168,232 Pulsión de muerte, 104, 106, 57-59, 61-63, 66-67, 73-83,
Nacionalismo, 59, 71, 81, 180, 117, 177-178, 182-187, 190- 85-89, 91-96, 99-102, 104,
«Hombre de pie», 224 187,205,207,211,248 n. 29 191, 193-194, 199-200, 208- 106-107, 114-123, 126, 128-
Ni Una Menos, 215, 219 209, 211, 247 n. 9 135, 137-140, 143-145, 154-
254 LA FUERZA DE LA NO VIOLENCIA

156, 163-164, 167-168, 170, Violencia estatal, 18, 20, 133, 159,
172-173, 175-176, 182-187, 164,168,171,204,231,233
191, 194-196,198,201,205- Violencia institucional, 79,
206, 208-212, 222-223, 225, 81,163
227-230, 232-233, 236 n. 9, Violencia legal, 49, 149-150,
240 n. 17,241,243 n. 24, 153-154, 156-158, 160,
245, n. 14 162, 165-166, 246 n. 32,
no humanas, 167, 229 Violencia física, 14, 79, 162-
«provida», 74, 132, 175, 164
procesos,95, 167,226,229 Violencia policial, 137, 141-142,
Violencia, 9, 13-30, 32-44, 49- 233
51, 53-56, 59-60, 62-63, 65, Violencia sexual, 14, 186,
68-83,86,88,91,96, 102, 217-218,
105-106, 116,121, 125-127, Violencia sistemática, 214
133, 137-138, 141-142, 144- Vulnerabilidad, 59, 62, 89-90,
• :i 150, 152-154, 156-176, 184, 123, 213-214, 216, 220-223,
1 ~ 186, 193, 197-200, 202-204, 228, 230-231, 244 n. 4,249
1
1' 210,213-220,222,226,230-
¡
234,237 n.17, 240 n. 19, Yo, 21-26, 29, 65, 69-73, 87,
! 243,246 n. 32,249 101,103,111,117, 120,121-
tt
Como significados, 15, 23, 28 122,176, 189-191, 193-194,
l.
I! Y agresión, 23, 91 196,199,203,210,229,234

I!

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