Está en la página 1de 203

FRANK.

"Y es que empiezo a pensar que el amor verdadero es tan sólo el primero, y es que
empiezo a sospechar, que los demás son sólo para olvidar".
Así comenzaré esto, con rimas de canciones de La oreja de Van Gogh, que acompañaban
mi adolescencia en el año de 2009. En aquel entonces, tenía 16 años, estaba consciente
de mi orientación sexual y me aceptaba, pero debido a la sociedad mexicana en la que
vivía (o vivo), y por ser parte de una ciudad pequeña, aún era de "closet".
Soy alto, 1,84, cabello rizado rubio oscuro, ojos café, tez blanca, delgado pero marcado
porque me ha gustado desde los 13 el deporte.
Cursaba el segundo semestre de preparatoria, tenía la edad en que comenzaba a fijarme
en todos los muchachos guapos, aunque claro, lo hacía silenciosamente, me gustaban en
secreto y soñaba mil historias de amor a su lado, era el típico adolescente soñador, que
deseaba más que nada una verdadera historia de amor.
Un día, en los pasillos de la escuela, me crucé con un joven mayor que yo, por su
apariencia parecía ser del último semestre de preparatoria; recordaré perfecto la primer
imagen que tengo de él:
Alto, delgado pero de espalda ancha, moreno, cabello castaño oscuro, como sus ojos,
luciendo el uniforme de la escuela, pero sobre todo, la más bella sonrisa que haya visto en
mi vida. No sé si fueron las hormonas adolescentes, pero recuerdo que caí perdido en su
sonrisa, dientes blancos perfectos alineados muy bien. Era (y sigue siendo) un joven
bastante atractivo y guapo.
Junto a él venían dos muchachas que lo acompañaban y platicaban con él mientras iban a
clase, por obvios motivos, no se dieron cuenta de mi existencia; y pasaron a un lado de mí.
Todo el día me quedé soñando una historia de amor con ese muchacho que desconocía su
nombre.
Pasaron los días, y comencé a experimentar el gusto por jugar voleibol, así que decidí
entrenar con la selección de la ciudad, y comenzar ahora desarrollándome en ese deporte.
Me presenté en el auditorio deportivo de la ciudad, preparado para iniciar con mis
entrenamientos, pero, justo al entrar por la puerta, me encuentro con su presencia,
sentado, en las gradas de los espectadores, esperando la hora, como yo.
-No puede ser- me dije a mí mismo.
Sentí que la adrenalina me bombeaba el corazón, y que el nerviosismo cruzaba por mis
piernas, haciéndolas sentir como un líquido más.
-¿Qué hace él aquí?- Y decidí sentarme en las bancas de la cancha, esperando la hora de
entrenar.
Se dieron las 8 PM, y comenzamos el entrenamiento, traté de distraer mis pensamientos
de este muchacho, y me concentré en aprender a jugar.
Entrenamientos técnicos, ejercicios, vaya sí que me sentí pésimo a comparación de todos
los demás. Pero por azares del destino, el muchacho guapo de la prepa, no sólo era guapo,
si no, el mejor jugador de voleibol del equipo de la ciudad. Realmente me impresionaba
verlo saltar y golpear el balón tan fuerte. Ahora entendía su atlético cuerpo.
Nos tocó jugar a los novatos, si al principio sentí nervios, en ese momento más, porque
me tocó ser parte de su equipo, y estar colocados juntos en las 6 posiciones del deporte.
Comenzando el partido, sólo seguía la corriente, hasta que me tocó rematar la bola, como
pude, salté y bajé la pelota a la cancha, con un golpe fuera de técnica y débil, pero que
resultó caer en la cancha del equipo contrario, logrando un punto para nuestro equipo.
-BIEN! Muy bien!- Me dijo el guapo joven, con su sonrisa angelical, chocando mi mano con
la suya en señal de celebración. No pude evitar sonreír. No por hacer un punto... fue su
sonrisa, su sonrisa era especial. Me estaba sonriendo a mí.
Se terminó todo, cada quien se fue a su casa y yo a la mía. Me acordaba de aquel joven
moreno, excelente jugador, guapo, que me había sonreído aunque sea por un momento.
Realmente era un niño soñador.
Pasó el tiempo, los días, semanas, y el final del semestre se acercaba. Yo no dejaba de
asistir a los entrenamientos, pero ahora comencé a ir a horarios más temprano, porque mi
madre no quería que saliera tan noche. Así que, al joven guapo voleibolista, muy
difícilmente volví a verlo. De repente en los pasillos de la prepa lo veía, y esperaba que me
reconociera, pero no sabía de mí.
Comencé a sentir algo por él, en secreto, en silencio, buscándolo... Como dije, mi afición a
la música de La oreja de Van Gogh, me hizo escuchar su éxito de ese tiempo, la canción de
"Jueves". Lo pensaba, bajo la música y la letra de "De pronto me miras, te miro y suspiras,
yo cierro los ojos tú apartas la vista, apenas respiro, me hago pequeñita y me pongo a
temblar... y así pasan los días de lunes a viernes, de estación a estación enfrente tú y yo,
va y viene el silencio". Y suspiraba, deseaba con el corazón que una historia tan profunda
como la de la canción de jueves, como la de las películas románticas, me pasara con ese
muchacho, que hasta el final del semestre supe que le decían... Frank.

II

No sabía que hacer, realmente estaba ilusionado con Frank, esperaba por todos los
motivos, que se dieran las oportunidades de conocerlo más a fondo, pero no se daban.
Pasó el final del semestre, y no supe de él. Supuse que como la mayoría de los estudiantes
de preparatoria de mi ciudad, se había ido a la capital del estado, por las universidades y
por mejores oportunidades de estudio y de empleo, al momento de graduarse.

Me quedé con el sueño de un adolescente deseando más, escribí un poema, y bajo la


canción de La oreja de Van Gogh de "Deseos de Cosas Imposibles" con la frase "Pero igual
que se espera como esperan en la plaza de mayo, procuro encender en secreto una vela,
no sea que por si acaso, un golpe de suerte algún día quiera que te vuelva a ver" decidí
seguir ilusionado con él...
Era un adolescente soñador, de verdad por mi mente pasaba la idea de que algún día
estaríamos juntos. Había escuchado que la selección estatal de voleibol lo había
seleccionado para ser parte del equipo. Así que con la decisión de encontrármelo en
Guadalajara (Jalisco, México), también lograría ser tan bueno como para que igual a mí me
seleccionaran como otro jugador más de la selección Jalisco de voleibol y volverlo a ver
una vez más.

Pasó un semestre entero, en el cual, logré ser parte de la selección juvenil de mi ciudad,
formándome nuevos amigos, que eran mis compañeros de equipo, principalmente
nuestro armador que se llamaba Neto. Neto, era un niño de 14 años, muy gordito, cabello
rubio oscuro, tez blanca, y chaparrito, como de unos 1,65, que tenía una actitud muy
especial, berrinchuda, caprichosa, y grosera pero que aun así tenía algo que me caía
bien... Y que mis sospechas me dijeron desde entonces que también era gay, sin embargo,
por la inocencia de nuestras edades, no era necesario hacérselo ver.

Con ellos, conviví demasiado tiempo, e iba a diferentes lugares a jugar. Un día,
observando la liga municipal de mujeres, vi un partido de la selección mayor femenil de mi
ciudad, contra la de la ciudad vecina, y me sorprendió la manera de jugar de una señora.

-Es la mamá de Neto- me dijo Freddy, otro de mis mejores amigos que también formaba
parte del equipo de voleibol.
-En serio?, es muy buena- Le dije.
-Si wey, ella enseñó a sus dos hijos a jugar voleibol, a Neto y a Frank- me dijo.
Me quedé perplejo, ¿Frank?, ¿Mi frank? ¿Será posible?
-¿A poco Neto es hermano de Frank?, ¿Frank el chavo que jugaba antes aquí en la
selección, muy bueno?- Le pregunté.
-Sí, ese, que ahora está en Guadalajara- Me contestó.

No podía ser posible, no podía encontrar una relación de parentesco entre mi mejor
amigo Neto, que era gordito, chaparrito, y de tez blanca, con Frank, alto, moreno, y
delgado; seguía sin poder creerlo. Mi mejor amigo, hermano del chavo que me gustó
tanto; me emocioné, sentí que era el destino, veía que algo bueno podía suceder, y que tal
vez era más fácil volverlo a ver.
Así pasó el tiempo, Neto, Freddy y yo, nos hicimos excelentes amigos, que pasamos
muchísimas cosas juntos, no sólo era el voleibol, también comenzábamos a tener muchas
historias inolvidables, y nuestro relación se volvió más estrecha. Cuando yo ya estaba en
4to semestre, mi vida seguía siendo la normal, iba a la preparatoria, salía con mis amigos,
jugaba al voleibol, me divertía demasiado, estaba por cumplir los 17 años de edad.

Un día, mientras paseaba por el centro de la ciudad haciendo unas compras, a mi corazón
le ocurrió una descarga eléctrica; lo vi. Siendo despachador de una carnicería, y cobrando
las ordenes del negocio, lo vi. Mi corazón se aceleró, no podía creerlo, yo pensaba que el
día que lo volvería a ver, sería cuando yo estuviera en Guadalajara como él, y
estuviéramos juntos en el mismo equipo; sonreía como loco, empecé a sentir como mis
hormonas de la felicidad y el enamoramiento adolescente me recorrían por todo el
cuerpo, mis amigas de las preparatoria con las que iba, me preguntaron:

-¿Qué tienes? ¿A quien viste?- y yo no podía con la emoción. Soñé despierto y soñé con él.
No podía creerlo, realmente estaba de vuelta en la ciudad. Al momento de llegar a mi
casa, tomé mi cuaderno y mi pluma, y le escribí un poema. Expresando esa ilusión que
había guardado tanto tiempo de volverlo a ver, y que por fin, lo había logrado.

El tiempo siguió su curso, y durante los siguientes días, eran más las ocasiones que me lo
topaba en la calle, o ciertos lugares; momentos que a cada uno de ellos, les hice un
poema.

Un día, asistí a ver los partidos de la liga municipal de voleibol, junto a Neto, mi amigo, y
comenzó a decirme.

-El partido de hombres de hoy va a estar buenísimo, regresó mi hermano y va a jugar con
el equipo que va en primer lugar- Me dijo Neto.
-¿Y por qué regresó?- Le pregunté.
-Es que no lo aceptaron en la universidad y pues mejor se regresó para acá, porque para
mis papás era mucho gasto-
-Orale, no pues que mal- le dije.
-Mira ya llegó- de repente me dice.

Mi corazón empezó a latir, me puse nervioso, sentí adrenalina correr por mi cuerpo, y lo vi
llegar... pero, junto a alguien. Una muchacha muy guapa, chaparrita, delgada, ojos azules,
cabello castaño claro y liso que venía a su lado.

-¿Quién es ella?- Le pregunté a Neto.


-Es la novia de Frank, no manches ya llevan como 5 años juntos, yo creo que ya mero se
casan- Me responde, y sus palabras taladran mis oídos con un eco que llegó hasta el fondo
de mis sentimientos y mis ilusiones de niño enamorado.
-Aay que bien- Le dije, tragando saliva.

III

Era imposible, mis ilusiones de todo un año, eran falsas, falsas como todo sueño
adolescente. No es cierto, que estúpido me sentía, "No puedes ilusionarte así como así,
tonto" me decía a mi mismo.

No pude soportarlo mucho rato, a la mitad del partido, me alejé de ahí, y sentí un enorme
hueco en el pecho. No sabía que estaba enamorado de una fantasía y de una ilusión. Pero
me destrozó el corazón por primera vez, al saber que para empezar no era gay, como yo.
Llegué a mi casa, y escribí nuevamente otra poesía, donde expresaba la desilusión que
sentía, bastante larga, que aun conservo en papel.

Durante todo ese tiempo, me dije que no volvería a ilusionarme con él, pero el destino me
lo ponía más y más en mi camino, el hecho de que Neto fuera mi mejor amigo, por
añadidura, lo veía, el hecho de jugar voleibol todo el tiempo, también provocaba que lo
viera.

No podía con las emociones, no sabía que hacer con tanta confusión emocional, así que
decidí que cada que sintiera algo por él, lo escribiera y lo desahogara.

Pasó el tiempo, y mi relación con Neto y Freddy se hizo cada vez más estrecha
convirtiéndose en mis mejores amigos inseparables, sin embargo, Neto odiaba a Frank,
Neto decía que era porque Frank era muy grosero y le jugaba muchas bromas de hermano
mayor, además de que juraba que el favorito de la familia, era tanto lo que le caía mal,
que no toleraba que Frank se acercara a nosotros. Un día fue la excepción.

Acabando de entrenar de 6 PM a 8 PM, Neto nos invitó a su casa, y nos invitó a ir a


comprar unas hamburguesas famosas de la ciudad y cenar junto a él en su casa. Sin
embargo su mamá le ordenó.

-Neto, gordo, Frank va a ir contigo a comprar hamburguesas él lleva el dinero-


-Pero mamá! ¿Por qué va? Noo, yo no quiero que vaya!- Contestó Neto como niño
berrinchudo.
-Neto, por favor, no seas grosero...- y le secreteó algo, que entendí que era que Frank se
encontraba un poco deprimido por no haber sido admitido en la universidad, y que quería
que Neto lo apoyara en eso, pero la verdad no estoy seguro.

Así que íbamos por la calle platicando, la envidia de Neto, hizo que nosotros fuéramos por
un lado de la calle, y Frank por el otro. No podía con los nervios, ponía atención a la platica
de nosotros, y al mismo tiempo a lo que hacía Frank, quería controlarme, a pesar de que
sabía que no era gay, no dejaba de provocarme muchisimas emociones estar cerca de él.
Quise relajarme y les conté a mis amigos.

-Quiero irme a pasear a Europa esta navidad, como el año pasado- les dije.
-Aay sí, te fuiste de vacaciones a Europa todo pagado, calmate rico- me dicen.
-No, quiero irme a Europea como el año pasado también quería- Les dije.

Frank comenzó a reírse muchísimo, no podía creer que mi pésimo chiste, le hubiera
causado gracia, así que el chico callado guapo y talentoso, también tenía sentido del
humor, eso me agrado, y sentí un pinchazo en el corazón.
Lo hice reír. Que emoción.
Al llegar de regreso a su casa, comenzamos a platicar y por primera vez Frank comenzó a
platicarnos algo. Se sentó a lado de mí y la plática comenzó a fluir.

-Me gustan mucho los animales, me encantan, tenemos un rancho donde tenemos vacas,
y mis dos perros, que los amo...-Sacó su celular-... mira son ellos- Y me mostró una foto de
dos labradores muy padres.

-Que bonitos están- Les dije sonriendo, y admirando, porque realmente sí estaban muy
bonitos. Así que le gustan los animales y la vida de campo, demonios, cada vez me gustaba
más, ese comentario me hizo verlo tan tierno.

Pasó el tiempo y comenzamos a seguir platicando ahora todos juntos, y la confianza cada
vez era más y más. Él ya tenía los 19 años cumplidos, era dos años mayor que yo, y sacó
una botella de tequila, y nos puso a jugar a todos, un juego popular mexicano llamado
"Cuando el abuelo murió"... el juego consiste en habilidad y rapidez mental, en el que si te
equivocas, debes tomarte un shot o un caballito de tequila. A mí ese tipo de juegos me
gustan mucho, pero su estrategia de juego era mirar tan directamente al otro, que
intimidaba, y obviamente a mí, me ponía demasiado nervioso, cada que me miraba
directo a los ojos no podía soportarlo, y miraba hacía el techo.

Tenía miedo, temía que mis ojos le dijeran lo que mi boca callaba.
-Jajajajaja no manches, eres bien raro, cada que te toca a ti, volteas al techo y te pones
todo tenso- me decía riéndose.
Y eso me hacía sentir más nervioso.

Esa fue la primera vez que Frank se incluyó a nuestro grupo de amigos, la primera de
muchas, sin embargo, mi situación sentimental hacía él, eran de altibajos, mientras más lo
conocía más me agradaba y me gustaba, pero, al mismo tiempo me castigaba yo mismo
diciendo "¿Qué haces? Tiene novia ¿Recuerdas? Se van a casar ¿No entiendes?"... Y
efectivamente, en muchas ocasiones su novia nos acompañaba, pero siempre era muy
reservada, tenía una actitud muy indiferente hacía nosotros, y nos miraba más por
compromiso que por gusto.

Se terminó el semestre, salí de vacaciones, se terminó el año, y al regresar nuevamente mi


vida emocional regreso a su desorden habitual.

Mi corazón eran mil emociones de altibajos, un día estaba contento porque empezábamos
a platicar, otro porque veía como besaba a su novia. No sabía que hacer.

Así inicié mi 5to semestre y mi último año en la preparatoria, entre voleibol, amigos,
borracheras, alcohol, frank, su novia, la escuela, mis padres, y mis emociones de
adolescente enamorado.

Sin embargo, nuestra relación de amistad crecía demasiado, y eso me gustaba y me


asustaba al mismo tiempo, no quería hacer la ilusión aun más grande de lo que ya era,
pero me encantaba ser su amigo. Sin embargo, no podía evitar estar con él.

Las cosas comenzaron a ser extrañas por el mes de Marzo, justo en su cumpleaños.
Decidió organizar una fiesta en un local, donde invitó a todos nosotros, su familia, su novia
y a las amigas de la novia. Decidí organizarle una sorpresa, tenía miedo de verme
demasiado obvio, pero me atreví a hacerlo.
Frank tenía muchas frases para todo, y en una playera, mande estampar una frase que
englobaba todas las frases que él siempre decía, acabando con un FELIZ CUMPLEAÑOS. Así
que llegué con mi regalo, y mi guitarra, y junto al equipo de voleibol al local, cantandole
las mañanitas como acostumbramos en México.

Su emoción fue enorme, no paraba de dar esa sonrisa angelical, que me hizo conocerlo, e
ilusionarme. Su emoción no paró, se sobresaltó aun más cuando vio mi regalo.

-No manches, este es el mejor regalo que me han hecho- Su cara se iluminaba de la
emoción- De verdad te quedó muy muy padre, muchas gracias- Y lo abracé.

Sus abrazos eran hermosos, tenía manos y brazos grandes, y fuertes, espalda ancha, y al
momento de abrazarlo era envolverse en sus manos y sentir su espalda con tus manos, y
su cuerpo esculpido. Era mágico.

Su novia murió de celos, obviamente no porque supiera mis intenciones, sino porque en
general era muy celosa, su regalo de unos tennis y una playera quedó opacado con mi
regalo original y personalizado.

Así que la fiesta transcurrió, todos bailaron, cantaron, jugaron, tomamos alcohol, y se hizo
la hora de entregar el local. Sin embargo Frank dijo:

-Mamá, hay que seguirle en la casa, en el patio podemos armar una after improvisado-

Y su mamá aceptó, así que todos, fuimos a su casa. Ya ahí, seguimos tomando y las
personas se fueron yendo quedando al final, sólo el equipo de voleibol, su primo y Frank.

Decidimos que lo mejor era dormir ahí, y para hacerlo más emocionante colocaron una
enorme casa de campaña, y acampamos en su patio. Era enorme. Yo fui al baño, y cuando
regresé los 7 invitados que quedabamos de la fiesta, ya estaba adentro, esparcidos por
toda la tienda de campaña.

-Hey, no mamen, déjenme un espacio!- Les dije.


-Ven wey, aquí te puedes dormir a lado de mí- Me dijo Frank.

IV

-¿Qué? ¿a mí? ¿De verdad?- Pensé para mi mismo, disimulé indiferencia y me coloqué a
un lado de él entre cobertores, almohadas y un olor alcohol muy eminente.
Estando adentro, el juego del abuelo continuo, el alcohol, y los juegos entre nosotros,
comenzamos a jugar de manera muy candente, tal vez muy estúpida, luchábamos entre
nosotros e intentábamos con el dedo tocarnos el ano como si intentáramos meter el
dedo, obviamente sobre la ropa, el alcohol era tanto, que nuestro jueguito se puso
bastante candente.

-Hey no manches wey, te pasas- decían todos, de repente Frank me agarró a mí,
comenzamos a luchar entre que nos abrazábamos, y nos volteábamos pero con fuerza
intentando "meter el dedo en el trasero del otro", de repente lo logré y se quitó con
fuerza, de repente lo logró y me quité. Era excitante y divertido, podía sentir todo su
cuerpo delgado y marcado por mi cuerpo, porque al intentar hacer fuerza sus músculos se
marcaban más, y se sentían a través de la ropa. Era increíble, nuestro jugueteo duraba
demasiado.

-Aaay ustedes ya no están jugando, eso ya no parece broma- dijo Freddy.


Y entre risas y risas, dejamos de juguetear entre nosotros, y nuevamente me acomodé a
lado de Frank, hasta el fondo de la casa de campaña; fue increíble.

Empezaba a hacerse demasiado tarde, y todos nos dormimos, excepto yo, durante la
noche, comencé a sentir algo, que un pie me acariciaba el mio
-¿Qué está pasando?- Y noté que era Frank, que entre sueños, había acomodado su pierna
sobre la mía. Me quedé helado, era algo mágico. Algo que siempre soñé, se estaba
cumpliendo, tal vez no era real, y era un accidente lo que estaba pasando, pero me
encantaba. Mejorando la situación estiré mi brazo, y por consecuencia Frank lo tomó
como almohada, y se durmió en mi brazo, prácticamente recargado en mi pecho.

Mi corazón se paralizó, wow, era increíble tenerlo sobre mí, o al menos sobre una parte
de mí. Si hubiera sido cualquier otra persona hubiera intentando aprovechar la situación.
Pero no con él, sentía magia, sentía ilusión, era hermoso verlo dormir junto a mí.

Se hizo temprano, y me tuve que ir, así que desperté a Frank, y le dije que me iba.
-¿Por qué tan temprano wey? Que hueva- Me dijo adormilado.
-Es que mis papás no estaban muy contentos por quedarme a dormir fuera, ayer que les
avisé, y mejor para evitar problemas- Le dije, era cierto mis papás se molestaron cuando
les dije prácticamente sin pedirles permiso, que me iba a quedar a dormir.
-Está bien pues- Y me acompañó a la puerta.
Salí y le dije.
-Nos vemos wey, gracias por todo-
Y me sonrió, aun con cara de adormilado, pero su sonrisa nunca dejaba de ser esa sonrisa
angelical.

Me preguntaba en el transcurso a mi casa.


-¿Se habrá dado cuenta de lo que hizo?, ¿Lo hizo porque quiso? o ¿Fue un accidente
provocado por el alcohol y por los juegos?-
Estaba muy confundido, pero era más la felicidad que sentía en mí. Llegando a mi casa, no
dejaba de pensar en la canción de I don't want to miss a thing, de Aerosmith. Sentía que
eso fue justo lo que sentí.
"I could stay awake, just to hear you breathing, watch you smile while you are sleeping,
while you're far away and dreaming... I could stay lost in this moment forever... I don't
wanna close my eyes, I don't wanna fall asleep, 'cause I'd miss you baby"

Me sentía muy afortunado, las cosas comenzaban a darse por primera vez después de
tanto tiempo de espera, aunque fuera una mentira o una ilusión, me encantaba.

Así que decidí hacer algo; se acercaban las vacaciones que en Estados Unidos son
conocidas como el "Spring Break" y aquí, o por lo menos en mi estado, como las
vacaciones de Semana Santa. Decidí invitar a todos mis amigos, incluyendo a Frank,
obviamente a pasar esas vacaciones en el pueblo de mis padres, que está cerca de la
sierra de Tapalpa, un pueblito muy pequeño, pero que tiene muchas reservas naturales
muy bonitas.

Así que aceptaron, Neto estaba muy emocionado, desde siempre sentí que Neto tiene
alguna especie de atracción hacía a mí, pero siempre trataba de fingir que no, para que
nuestra grande amistad no se arruinara. Además de que a mí, quien me gustaba era su
hermano.

Frank aceptó ir también, y mi emoción creció demasiado. Así que esperaba con ansias esas
fechas. Mientras pasaban los días, sentía que las cosas con Frank se hacían cada vez más
reales, sentía que por primera vez, toda la ilusión del "podría ser", estaba siendo real.

Un día, que asistí a los partidos de la liga municipal de voleibol de la ciudad, justo me
acababa de cortar el cabello más corto, pues solía dejar que los rizos cayeran sobre la
frente, ligeramente largo. Entonces asistí al auditorio deportivo, y acabando el primer
partido me tuve que ir, pero antes fui a saludarlo; y me recibió con una sonrisa. Una
sonrisa que sólo puede ser suya, enorme, amplia, con ojos vivos, que me miraban y
sonreían.

-Aay Diego, así te ves más guapo- me dijo mientras me sonreía y me acariciaba el cabello,
de una manera que nunca antes lo había hecho, sentí algo más en ese momento, sentí
que había algo real, de verdad, por primera vez en mis casi dos años de estar ilusionado
en secreto, por fin, sentía que algo estaba sucediendo, no sabía que era, pero algo
sucedía. Y me encantaba.

-Jaja claro, uno es guapo como sea- le contesté bromeando y sonriendo, y no dejó de
sonreírme. Me despedí, y me quedé pensando en lo bello del momento.

Días después, fuimos con nuestro entrenador a jugar un torneo a otro municipio; para
esto, nuestro entrenador no sólo es gay, es demasiado loca y obvia, muy buena onda,
pero muy obvia. Mi entrenador iba manejando y yo en el asiento del copiloto, y antes de
pasar por Frank, me iba haciendo burla.

-Aaay mijo, sí ya te vi todo vaciado por Frank- me dijo burlándose.


-¿Cuándo? Estás loco- Cuando obviamente era verdad, y mi sonrisa de niño enamorado
estúpido, no me ayudaba a disimular nada.
-Si el otro día que te acarició el cabello, casi te derretías a medio auditorio- Me dijo
riéndose.
Lo ignoré, llegamos a casa de Frank, y el se subió atrás de mi asiento y mi entrenador
empezó a bromear con él.
-Ay Frank, no vino La Julia...- La Julia era otro jugador que era muy muy obvio, y pues se
llamaban como mujeres entre ellos-... Se quedó ilusionado por más del otro día, jajajajaja-
se burlaba mi entrenador de Frank.
-Aay ya quisiera esa loca, además a mí me gusta más Diego ¿Verdad?- dijo Frank y me
volvió a acariciar el cabello, como la otra vez.
Mi entrenador no dejó de reírse, no dijo nada, pero la mirada que me dió cuando vio mi
cara que puse cuando dijo Frank eso, fue suficiente.

Sabía que eso que dijo Frank, podría interpretarse como una simple broma, pero para mí,
fue especial. Me hacía sentir muchas y muchas cosas, y sus "bromas" cada vez las
empezaba a sentir más reales y más reales.

Pasaron los días, hasta que el día de irnos de vacaciones llegó, yo estaba seguro de algo:
Estas vacaciones iban a cambiar mi vida, mi situación emocional sobre Frank. Estaba
convencido, lo presentía tanto pero tanto que lo veía como un presagio; sólo tenía dos
caminos, y me los planteé muy bien.
-O por fin sucedía algo con Frank.
-O me daba cuenta de que todo lo que hizo, y todo lo que aparentaba era broma. Y me
juré que si esto era lo que sucedía, me dedicaría a olvidarlo. Y no seguir buscándolo en
absoluto.

-"Oye wey, allá en ese pueblo hace frio, ¿me llevo una chamarra?"- Me llega un mensaje
de texto a mi celular, de un numero desconocido.
-"¿Quién eres?"- contesto.
-"Soy Frank, contestame"- Me vuelve a mandar mensaje.

Y ahora tiene mi numero, me emocioné, como niño adolescente, me estaba mensajeando


por celular, tenía mi número, que hermoso. Me relaje, pensé racionalmente y dije,
seguramente Neto se lo había pasado y listo.

-"Sí wey, sí está haciendo frio, pero ahorita que son tiempos más calientes no hace tanto,
si quieres sólo llevate una chamarra y ya"- Le contesté por el celular.

Ya no contestó, mensajes de Neto me invadían el celular también contándome lo


emocionado que estaba porque el viaje ya fuera, y no paraba de pensar, en que
seguramente su emoción era parecida a la mía por el hecho de que yo viajaba con Frank, y
Neto viajaba conmigo. Pero descarté esa idea de la cabeza, no quería hacerle eso a Neto, y
la verdad no estaba seguro de eso en lo absoluto.
Preparé mis maletas, pero sobre todo, mis sueños, mis ilusiones y mis emociones, me
quise relajar; no quería ir hecho un nudo de sentimientos a unas vacaciones que si no
pasaba nada, igual iban a ser muy divertidas.

Al día siguiente, íbamos: Neto, Frank, Lalo y yo. Lalo es otro miembro del equipo, que
estoy seguro que no es gay, pero que nos acompañó porque eramos sus mejores amigos
en ese tiempo; Freddy comenzó a tener problemas con algunos de nosotros, y decidió no
ir. Así que del equipo sólo íbamos cuatro, aunque claro, yo egoistamente sólo me
importaba el hecho de que fuera Frank.

Durante el camino, íbamos bromeando y jugando tranquilamente, y yo estaba calmado,


pero igual muy feliz por hacer ese viaje. Cuando llegamos al pueblo, le dije a mi mamá que
si podíamos quedarnos todos en una casa que nadie usa, que es de mi tia. Mi mamá no
muy convencida, le preguntó a mi tia mi petición, y mi tia aceptó.

Así que todos nos fuimos a la casa de mis tios, solos, con ganas de divertirnos, y con
mucha emoción. Lo primero que hicimos al llegar fue ver como íbamos a dormir.

-Hay 2 cuartos, uno con una sólo cama matrimonial, y otro con dos camas matrimoniales,
¿Cómo dormiremos cada quien?- Les pregunté, puesto que al grupo se había unido mi
primo que vive ahí, que también formaba parte del equipo.
-Hay que ir formando las parejitas, uuuuuuuuh- Dijo Lalo, bromeando. Por mi mente pasó
el pensamiento "Yo con Frank, por favor, Yo con Frank, por favor". Pero lo descarté y traté
de pensar más inteligentemente y no verme tan obvio.
-Ya sé, para que no halla una pareja de casados en el otro cuarto, o duerma uno sólo,
juntemos estas dos camas y durmamos todos aquí, así podemos seguir platicando en la
noche hasta quedarnos dormidos, como si estuviéramos en muchas de nuestras
pijamadas que ya hemos hecho- Les comenté.
-Va, me gusta la idea- dijeron todos, y acomodamos las camas, de manera que estuvieran
juntas, una vez que terminamos, todos nos acostamos para descansar por el viaje, y yo me
acomodé a lado de Lalo, como dije no quería verme tan obvio desde un principio.

Por la tarde, estaba acostado pensando sobre otras cosas, recostado en el sillón de la sala;
cuando de repente veo que llega Frank.

-Que onda- Me dice.


-Hey hola- Lo saludo.
Y comenzamos a platicar, de todo, de bromas, de voleibol, y de repente la plática
comienza a ponerse más serias, y cada uno empieza a desahogar cosas.
-Era horrible mi situación...-Empezó a contar Frank- mi papá siempre fue muy estricto
conmigo, a tal grado que todavía lo odio, me golpeaba y regañaba demasiado, y yo le digo
a Neto, que a él no le tocó mi papá en ese estado, pero no me cree, recuerdo que le tenía
muchisimo miedo y que desde niño decidí ser fuerte y no dejarme vencer por nadie...-
Era increíble, no conocía ese lado de Frank.
-... Pero siempre he sido muy sentimental, cuando estaba en Guadalajara, no paraba de
llorar, me fui con mi mejor amiga Kassandra, y ambos nos sentíamos demasiado solos; no
sabes como me deprimí cuando me di cuenta de que no había quedado en las listas de la
universidad y que no fui admitido-

Yo sólo escuchaba con el corazón abierto, y le decía que entendía lo feo y triste que era
eso.
-...Ahora sé que puedo confiar en ti, gracias por escuchar Diego- Me dijo
-No, pues gracias a ti por la confianza- Le contesté y se levantó y empezó a desempacar
sus cosas.

Ya llegada la noche, comenzamos nuestra primer fiesta, compramos alcohol, refrescos, y


comenzamos a brindar y a jugar multiples juegos de borrachos. La verdad no sólo era por
Frank, me encantaba estar con mis amigos, y me gustaba mucho el ambiente de fiesta que
teníamos, no parábamos de reír, de bromear, de brindar, y sentí muy padre el ambiente.

En la noche, decidimos ver como estaríamos distribuidos por las dos camas juntas, y como
dormiríamos, aquí sí quise actuar, y ver la oportunidad de estar a lado de Frank, y de
dormir nuevamente a su lado. Lo miraba y de repente escuché que con voz autoritaria
dijo:

-A ver, Manuel (Mi primo) y Lalo ustedes de aquel lado, Neto tu en medio, porque te
mueves demasiado para que tengas espacio, tú ahí Diego, y yo acá, y listo- todos
decidimos hacerle caso, porque en cierto modo, tenía razón.

Así que lo había logrado, por fin toda una semana iba a dormir a su lado, aunque también
a lado de otros 3, pero no importaba. Era suficiente. Jamás me acordé de la idea de que
Frank tenía novia, jamás me acordé de la idea, de que no era gay. Sólo quería disfrutar el
momento. Y era mi momento.

VI

Me acosté a su lado, entre Neto y él, aunque en realidad me inclinaba más hacía el lado de
Frank. No podía con el nerviosismo y la emoción al mismo tiempo. Exteriormente quería
aparentar indiferencia, que era un amigo más, y que como nos acomodaran me daba
igual, pero por dentro, sentía que me tenía que dejar llevar por un juego en el que él
estaba siendo parte ya.

Me acosté y sentía su calor muy cerca, nuevamente durante la noche colocó su pie entre
mis pies, aun sigo sin saber si eso lo hacía accidentalmente o con la intención. Y lo dejó
ahí. No quise actuar, no quise hacer nada más; tenía miedo, mis sospechas y mis
intuiciones me decían que algo comenzaba a pasar entre nosotros, pero no estaba seguro,
y no quería cometer una estupidez por simples intuiciones.
Al día siguiente despertamos todos. Comenzamos a arreglarnos, porque mis tías, nos tenía
preparado el desayuno en otra casa un poco lejos de ahí. Nos levantamos y nos dirigimos
al hogar de mis tías.

-Buenos días- Llegamos saludando.


-Buenos días muchachos, mucho gusto- Se presentó mi tía. Y yo presenté a cada uno.
Durante el transcurso del desayuno, mi tía comenzó a bromear mucho con todos, y mis
amigos rápidamente comenzaron a ganarse su confianza, a tal grado que comenzaron a
llamarla tía.

-Pues bueno, ustedes también van a ser mis sobrinos esta semana- Les dijo.
-Ok tía, al rato venimos por más comida, que cocina delicioso- Dijo Frank.
Tía, tía, tía... me encantaba que lo dijera Frank, mi mente soñadora no dejaba de
relacionarlo con la idea de que Frank fuera parte de la familia y esa fuera la verdadera
razón porque se dijeran tía y sobrino. Sonreí para mi mismo. Pero volví a la realidad.

-A ver muchachos, hoy les tenemos una excursión a una cueva que está más o menos
lejos, ¿todos están listos para ir?- Dijo mi papá.

Así que nos alistamos con agua, y fuimos de excursión, durante el recorrido, Frank
escuchaba lo que mi papá contaba de las tierras por donde alguna vez caminó siendo
niño, y platicaba con él, yo trataba por lo que más pudiera de acercarme.

De repente mi papá se puso adelante de nosotros dos, y yo me puse de atrás de él, y


Frank atrás de mí porque teníamos que caminar un monte un poco empinado. De repente
sentí que algo me picó el trasero.

-Hey que pedo!- Le reclamé. Y vi como Frank traía una vara que había cortado y se reía por
su hazaña.
-Me la debías por lo de mi cumpleaños- Y se siguió riendo. Comencé a reírme también al
recordar ese día. De repente dejé que Frank pasara adelante de mí, y con una misma vara
le piqué el trasero ahora yo.
Sólo se quitó rápidamente risa y risa.
-Ahora sí ya estamos a mano- Le dije riendo.

Llegamos a la cueva, el recorrido estuvo muy padre, y cansados regresamos a las casas a
comer. Cuando llegamos descubrimos que todos estaban desesperados buscando a Lalo.

-¿Que pasó?- Dijimos asustados cuando vimos que buscaban muy impacientemente a
Lalo.
-Unos señores vinieron a buscarlo, están en casa de tu tía Sandra- Me dijo una prima.
Inmediatamente fuimos, y vimos a los señores, que uno resultó ser el padre de Lalo, que
venía a buscarlo, porque al parecer, hubo una confusión al momento de avisarle a su
mamá que se venía con nosotros; ella pensó que solo era por un momento y no de
vacaciones.
El acuerdo fue que al día siguiente pasarían por él.
Todos muertos de risa, por la tontería que había hecho, nos regresamos por la tarde y
después de haber comido, a la casa donde dormíamos todos.
Ese noche no pudimos con el alcohol, todos estábamos cansados, así que pusimos un iPod
con bocinas y pusimos música romántica y bohemia, toda la noche. Y nos salimos con
cobijas a ver la luna al patio de la casa. Al final todos comenzaron a sentir frío y se
metieron a la casa. Sólo quedamos, mágicamente Frank y yo.
Y bajo la canción de "Aunque estés con él" de Luis Fonsi. Comenzamos a mirar la luna y
comenzó a decirme.
-Sabes, mi relación con mi novia me da miedo-
-Por qué?- le pregunté.
-La amo mucho, pero hace poco hice algo muy malo...- Se cayó y lo dejé hablar sin
responder nada-... Le fui infiel, con una compañera de mi clase (Porque olvidé mencionar
que había hecho tramites de admisión a la universidad de nuestra ciudad, y pudo entrar),
tal vez lleve demasiado tiempo con mi novia, pero no merecía que le hiciera eso, y aun así
no puedo creer que me haya perdonado- Me terminó de contar.
-Y por qué me dices esto?- Le pregunté algo triste por lo que me había contado.
-Por la canción, "No pretendo que lo dejes todo por mi amor, no te digo que conmigo te
va a ir mejor, sólo pido que no ignores a tu corazón, es el único que siempre tiene la
razón... y no dejaré de amarte, aunque estés con él".- Cantó.
-Ella también tenía novio?- Le pregunté.
-Aja- Me respondió.
-Fue algo muy malo, no quiero volver pasar por algo así en mi vida- Dijo.
Y de pronto reinó el silencio por unos minutos.
-Sabes cuál es mi sueño?- Rompió el silencio con esa pregunta.
-¿Cuál?- Le pregunté.
-Quiero mi propio rancho, siempre quise ser veterinario, no administrador, pero algún día
lo tendré- Me dijo.
-Muchas gracias por escuchar Diego- me dijo nuevamente- Pero ya hay que meternos es
tarde y ciertamente sí está haciendo frío.

Mi mente comenzaba a analizar todo lo que me había dicho, es que quizás eso significaba
el hecho de que nunca nada pasaría, y que si le fue infiel con una mujer a su novia, me
estaba diciendo que no lo sería infiel con un hombre. No sabía que pensar, por primera
vez, sentí un poco de tristeza y melancolía por sus palabras.

Me tranquilicé un poco y me metí a la cama, donde los demás ya estaban acostados e


intentando dormir. Me acomodé entre los hermanos y me dispuse a dormir. Pero no
pude, no dejaba de pensar, no dejaba de sentir, de repente, el pie de Frank volvió a
ponerse entre los míos. Y pensé.
-Seguramente este wey hace eso siempre- Cuando de repente sentí que lo empezó a
mover, como si acariciara el mío.
Me petrifiqué. Fingí que estaba dormido, pero asimismo quería actuar, fingiendo que me
acomodaba en una mejor posición para dormir, me acerque a él y puse mi mano muy
cerca de su rostro, y luego en su rostro, sobre su mejilla.

De repente él puso su mano en mi mano, pero nadie se movía. Mi mente no estaba


actuando, no podía pensar, sólo me deje llevar por el sentimiento, quería más, quería
más, pero actuaba con tranquilidad. Así que sintiendo el movimiento de su pie, me armé
de valor y puse mi otro brazo sobre su torso, quedando prácticamente sobre su pecho
abajo del cuello.

Ahí me quedé, mi otra mano seguía en su mejilla, y su mano seguía en mi mano sobre su
mejilla. Pero los dos seguíamos fingiendo que estábamos dormidos. Cuando sentí como
sus dedos comenzaban acariciar mi mano en movimientos tiernos y circulares. Tocando mi
mano suavemente, así que actuando otra vez, comencé a acariciar su rostro, su mejilla,
suave, con amor y después comencé a acariciar sus labios.

En movimientos lentos, y aun fingiendo que nada estaba pasando, sin hablar, poco a poco
fuimos uniendo nuestros labios, en un tierno beso.

¿Cómo puedo explicar ese beso?.


¿Alguna vez han escuchado canciones de amor y dicen que bonita, pero al final de cuentas
no le encuentran el sentido profundo de porqué fue escrita.
¿Alguna vez han visto películas románticas y dicen que cosas tan bonitas, pero no te
explicas porque las personas hacen todas esas cosas rosas y sin sentido, que parecen tan
simples?

Por fin lo entendía, un beso lo valía todo, sentí como todo un amor desesperado,
ahogado, silenciado por dos años, de ilusiones, de desilusiones, cobraba vida un
sentimiento puro, real, con un simple beso. Mi corazón se detuvo un segundo, sentía que
mi cuerpo podía flotar, y sin duda, ha sido la experiencia más hermosa de mi vida.

Por un momento como ese, hay personas que esperan hasta la vida, y lo tuve. Ha sido lo
más parecido a la magia que he experimentado hasta ahora. Fue el más sincero y
profundo acto de mi ilusión, que a partir de ahí, supe que era amor. Lo supe. Siempre
había escuchado que cuando amas alguien no sabes como explicarlo, pero simplemente lo
sabes. En ese momento lo supe.

En resumidas cuentas: Mi primer beso, ha sido el momento más mágico que he


experimentado hasta el momento.

Pero claro, estamos en la realidad, Frank rápidamente me sacó de mi zona rosa de amor y
felicidad diciendo:

-Espera ¿Qué estamos haciendo? Esto no está nada bien-

VII

-¿Qué tiene de malo? ¿No querías hacer esto?- Pregunté algo decepcionado y confundido.
-Sí, es que... mmm... no sé, estoy muy confundido, yo no soy así ¿Sabes?- Me dijo
tartamudeando.
-¿Cómo?-Pregunté.
-Así, nunca había hecho nada con un hombre, a mí no me gustan los hombres- Me
contestó.

Interesante, que curioso, mi mente comenzó a plantearse la idea de que ¿qué es lo que
había sucedido entonces?, ¿Por qué me había besado? ¿Qué estaba pasando? ¿Sería
hetero-curioso? Ya había escuchado hablar de eso, pero no estaba seguro.

-¿Tú sí estás seguro de esto?- Me preguntó muy afligido.


Comencé a sentir un dolor extraño, en el mundo rosa al que me había metido, las dudas
de Frank, y sus preguntas me lastimaban, yo sólo quería seguir besándolo, seguir
amándolo. Así que ante tanto sentimiento confesé.

-Sí, siempre lo he sabido, pero no sabes cuanto tiempo llevo esperando este momento,
desde hace dos años que me gustas mucho, y me he callado todo esto, por miedo, y la
verdad es que si me preguntas que si lo deseo, te diría que no sólo lo deseo, me moría por
hacerlo... y sí, estoy seguro, de lo que me gusta- Refiriéndome a ser gay, y confesando con
el corazón y susurrando lo más que podía para no despertar a nuestros amigos, todo lo
que había guardado desde que lo vi por primera vez.

-¿Qué? ¿Me estás hablando en serio?- Preguntó sorprendido.


-¿De qué?- Le pregunté ahora yo.
-¿De verdad llevas todo ese tiempo enamorado de mí? ¿Sin decir nada?- Me preguntó.
-Sí- Le respondí sencillamente, en ese momento no entendía porqué se sobresaltaba, pero
ahora que lo pienso, sí es demasiado.
-Es que nadie ha hecho eso por mí, es increíble, es asombroso, ¿Cómo lo soportaste?
¿Cómo lograste hacer eso? ¿No te dolía?- Me preguntó sorprendido.

Y sus preguntas me aliviaban el corazón, siempre quise sacar todo el sentimiento que
tenía, siempre quise decir todo esto, así que le dije.

-Por supuesto, mi vida eran de altibajos cuando estaba contigo, estaba ilusionado, pero
me desahogaba, te escribí muchísimas poesías, me guardaba todo lo que sentía, hasta que
no podía y lo expresaba de alguna manera- Le contesté, sintiéndome aliviado por decirlo.

-Wow, no puede ser, como te admiro por eso, yo de verdad no podría hacerlo, me resulta
increíble- Me seguía diciendo sorprendido.
-Pues lo hice- Finalicé diciéndole eso.

-Yo no estoy seguro de mí, Diego, últimamente he sentido esta curiosidad por
experimentar esto, pero yo tengo novia, entenderás que es muy difícil para mí todo esto-
Me dijo con voz tensa.

Revisé que todos siguieran dormidos, todo estaba bien. Mientras yo seguía sobre su
pecho, abrazándolo, mientras él me cubría con su brazo, abrazándome también, nuestras
piernas estaban cruzadas, como un abrazo enamorado era el nuestro.

-Sí lo entiendo- Le dije. Aunque en el fondo un poco triste. Claro yo me esperaba el mundo
color de rosa, que me besara y se diera cuenta que yo era el amor de su vida. Pero hasta el
momento eso no sucedía.

-Me resulta muy difícil esto, ¿sabes?, ¿Recuerdas a mi amiga Kassandra? Con la que me fui
a Guadalajara...-
-Sí claro- Respondí rápidamente.
-... Ella, es lesbiana, cuando estábamos en la prepa me lo confesó, y yo no podía creerlo,
me costó muchísimo, además me confesó que andaba con una muchacha, e intentaron las
cosas, y están funcionando, ella jura que le gustan los hombres todavía y que sólo está
experimentando, pero no le creo, cada vez la veo más enamorada... creo que hasta ya le
está gustando otra, tengo miedo de que eso me pase contigo... pero... también... tengo
miedo de ya no verte- Me confesó tiernamente.
-Hay que intentarlo- Le dije decidido.
-Si no funciona, podemos seguir como si nada pasara y listo- Creo que ahí no me di cuenta
de lo que estaba diciendo, yo ya estaba enamorado, mi sentimiento ya era muy profundo
hacía él, pero sabía que me la tenía que jugar al todo por el todo. Estaba decidido que si el
amor se sentía como nuestro beso, entonces daba mi vida por seguir teniendo esa
emoción. Y me la jugué.
-Está bien- me dijo- Pero es muy muy importante que nadie se entere de esto por favor,
no podría con la presión, no podría si alguien se entera, mañana será otro día y sigamos
fingiendo que sólo somos amigos y ya, pero seguiremos intentando esto ¿ok?- Me dijo.
-Va, está bien- Le dije.

Las siguientes horas de la noche, ya no hablamos de eso, hablamos de como era su vida en
la prepa, de como era mi vida en la prepa, de lo parecido que eran nuestras amistades, y
duramos hasta la madrugada platicando, la plática fluía, y me encantaba, además que ni
un minuto nos separamos, yo siempre seguía entre sus brazos, sobre su pecho, y con
nuestras piernas cruzadas. Sin duda alguna, amé mi primer momento a su lado.

A la mañana siguiente, nuestros amigos se despertaron a las 9 de la mañana, sin embargo


no ocurría lo mismo con nosotros, después de una noche platicando hasta la madrugada,
y el día anterior de excursión, nuestros cuerpos necesitaban más descanso, así que
nosotros seguimos acostados, dormidos.

-Hey despiertense! Ya me voy! Al menos despídanse de mí, pinches flojos- Nos dijo Lalo.
Era verdad, el problema del día anterior, su papá había prácticamente venido por él, y hoy
se regresaba.
-Que te vaya bien wey- Le dije, adormilado, y levantándome de la cama.
-Ya no hagas pendejadas para que ahora sí te quedes más tiempo con nosotros- Le dije
bromeado y sonriéndole.
-Pues mi mamá que no me entendió, ya ni modo, nos vemos, ahí me despides de este
flojo, que le valí y nomas no se despierta- Me dice refiriéndose a Frank.
Frank levanta una mano y le dice adiós, pero no mueve ningún otro centímetro de su
cuerpo, y no menciona ni una palabra.

Me levanté de la cama, y Frank comenzaba a despertarse también, aproximadamente


habíamos dormido 5 horas, eran las 10 de la mañana, y nosotros duramos literalmente,
horas y horas platicando. Pero teníamos que levantarnos.
Nos arreglamos y nos fuimos a la casa de mi tía, donde ya nos esperaban otra vez.

-Hola buenos días- Saludamos todos al llegar; como era costumbre, y muy cariñosos, nos
recibieron con el desayuno, y con una buena plática. Yo estaba muy nervioso, durante en
la noche, estaba en los brazos de Frank, pero no lo miré a los ojos. Mirarlo a los ojos me
daba miedo, sentía que me iba a derretir, sentía miedo, pero mi miedo más profundo era
mirar sus ojos, y ver que yo le era indiferente.

Pero me animé, y lo miré. Su mirada hacía mí no fue la que esperaba. Su mirada era seria,
confundida, penetrante, sentía como me decía mil cosas, sentía en su mirada como
buscando algo en mí, como si tuviera las mismas dudas que yo, sobre... ¿Qué estará
pensando? ¿Qué estará sintiendo?
Y me relajé, pero aun así dejé de mirarlo.

-Pues hoy les tenemos otra excursión- dijo mi papá- Pero esta será más sencilla porque
iremos en camioneta, son unas cascadas hermosas, y está bastante lejos, no podemos ir
caminando, tenemos que ir en carretera-

Durante el camino, Frank y yo apenas cruzamos una palabra, cada quién fingió que nada
pasó, y el día siguió su curso. Él comenzó a bromear con su humor negro con todos, y me
empezó a divertir. Sin embargo, mi mente no dejaba de pensar en lo de anoche. Le daba
demasiadas vueltas a la cabeza a muchas incognitas "el tiene novia" "Seguramente no
durara nada esto" "¿Qué va a pasar?" "¿Pero qué no había dicho que ya no quería serle
infiel a su novia?". Además jamás había experimentado el sentimiento de desear tanto
estar con alguien. Cada que lo veía, moría de ganas por abrazarlo, moría de ganas por
besarlo, moría de ganas de decirle que estaba guapísimo, moría de ganas de estar a su
lado, y simplemente mirarlo con amor, sin sentir miedo de que la gente me descubra. Y
me dolía eso.

Ya que llegamos a las cascadas, despejé un poco mi mente, las cascadas son hermosas,
son tres que están una después de la otra continuamente. A este recorrido, no fue Neto,
por su condición de estar gordito, y sus actitudes de niño berrinchudo, dijo que él se
quedaría en el pueblo, porque se había cansado demasiado un día anterior. Así que
eramos Frank y yo, mi primo, mis hermanos, mi cuñada y mis padres.

-¿Qué tienes?- Me preguntó Frank, cuando de repente nos quedamos sin nadie cerca
alrededor.
-Nada, estoy bien, sólo estoy pensando muchas cosas- Le dije.
-Yo también estoy pensando muchas cosas, pero hay que fingir bien, hay que tratar de
disfrutar este recorrido, y fingir que nada pasó, ya que estemos solos, hablamos mejor-
Me dijo.
Sus palabras me dolían, tenía toda la razón, pero me dolía la impotencia, me dolían las
dudas, y me dolía la injusticia que es amar a alguien que está prohibido.
-Sí está bien- Le dije aceptando al final de cuentas, que era lo mejor.

Nuestro recorrido fue muy padre, nos bañamos en los charcos que estaba en las hermosas
cascadas, nos tomamos fotos, visitamos todas, y dijimos muchas bromas. De regreso
decidimos jugar un partido de voleibol en la cancha del pueblo. Sólo por diversión. Grata
fue la sorpresa que ya estaba un equipo de voleibol esperándonos en la cancha. Al parecer
en los pueblos pequeños se corre rápido la voz, y alguien les dijo que un equipo de
voleibol estaba en el pueblo donde estábamos nosotros, así que vinieron desde sus
pueblos a jugar contra nosotros. Fue sorprendente.

Comenzamos a jugar y durante el partido, al parecer el equipo era bueno, y nosotros al


estar cansados e incompletos tuvimos que meter a jugadores diferentes a nuestro estilo
de juego; no estábamos rindiendo, nos confundíamos mucho, y entre tanto desastre Frank
fue golpeado en la cara por la pelota. De repente, se enojó, jamás lo había visto enojado,
supongo que le golpearon el orgullo, que te golpeen con el balón en la cara o en el pecho,
en el voleibol es lo más vergonzoso que te puede suceder.

De repente empezó a jugar mucho mejor, con tanto enojo y con tanto dolor de orgullo,
empezó a sacar el partido, y al final, logramos ganar el partido. Le dediqué una sonrisa,
pero él seguía enojadisímo.

El juego era de apuesta y ganamos refrescos y botana, además que nos invitaron a ir a
jugar ahora a su pueblo. Aceptamos ir al día siguiente. Terminando todo, se hacía tarde y
nos marchamos nuevamente a nuestra casa donde nos quedábamos; pero esta vez, sí
compramos alcohol.

-Que coraje wey- Nos decía Frank en el camino- Nunca me habían pegado en la cara-
-Pues así pasa- dijo mi primo.
-Ya te hacía falta que te arreglaran poquito la cara, estás medio fellito- le dijo su hermano
Neto. Y nos reímos. Comenzamos a relajarnos.
Y con el alcohol, nuestros juegos comenzaron a ser nuevamente divertidos, esta vez
jugamos a hacer retos, donde a Frank le tocó gritar que era gay en la calle. No pude evitar
reír, pensé, pues lo gritará y tal vez le va a servir para ayudarlo a tomar decisiones. Salimos
a la calle, y gritó:

-SOY GAAAAAAY- Gritó - Y ME LLAMO MANUEEEEEEL SANTANAAAAA- Gritó entre risas,


Manuel Santana, mi primo, que lo había retado a que hiciera eso. Todos entramos
muriendo de risa.

Ya en la noche, nos dispusimos a dormir y cada quien tomó su lugar, ahora los espacios
eran más grandes puesto que ya no estaba Lalo, y podíamos estar dos en una cama
agusto, pero aun así no las separamos. Neto y Manuel ya estaban acostados y yo también,
sólo faltaba Frank que estaba lavándose los dientes.

Yo estaba nervioso, sabía que nuestros momentos serían esos, los de la noche, cuando
nadie nos veía, era cuando podíamos hacer algo. Pero estaba con la duda. ¿Seguirá
haciendolo? ¿Estará arrepentido?
Pensaba en todo eso, hasta que llegó al cuarto, lo vi, cada vez lo veía más guapo de lo que
ya era, traía una playera blanca delgada, que usaba de pijama y un short, era hermoso, vi
como entró al cuarto, y no le quité la mirada de encima. El apagador de la luz estaba a la
entrada, así que en cuanto entró, apagó la luz, e inmediatamente sentí como se metía a la
cama e inmediatamente me abrazaba con desesperación, con amor, me envolvía con su
cuerpo, colocando su cabeza sobre mi pecho y rodeando su brazo sobre mi torso y
nuevamente entrelazando nuestras piernas, literalmente en un abrazo donde nos
hacíamos uno.

Mi corazón se relajó, ese gesto de desesperación por abrazarme, me hizo sentir un amor
inmenso, y sentimiento de que sólo en sus brazos mi vida tenía sentido, sólo entre sus
brazos, mi corazón latía, y que sólo a su lado, estaba tranquilo, y nada en el mundo me
importaba más que no fuera estar con él.

A los segundos que llegó comenzó hablar con los demás, como si estuviera en su onda,
pero sin soltarme. Bromeando y platicando con todos. Yo también me incluí en la plática.
De repente las bromas comenzaron a hacerse en doble sentido, y Frank quiso aplicarme
una a mí.

-Oye Diego, meteme el pene- dijo.


De repente todos empezaron a reírse, hasta yo. Después de un silencio, el quiso hacer esa
broma, y en lugar de broma, pareció muy real.
-No manches Frank jajajaja, si quieren privacidad nos vamos- dijo Manuel.
Yo me reí, supongo que no veían que estábamos abrazados, así que fue tan irónico su
comentario, que me reí.

-No, tranquilos, el chiste es que le digo eso, hey meteme el pene, es que se me salió del
boxer, pero ustedes lo echaron a perder culeros- Dijo Frank explicando todo.

Todos seguían riéndose, y entre risas, poco a poco, todos fueron guardando silencio, y
quedándose dormidos.

-¿Ya se durmieron?- Pregunta Frank susurrando.


-Yo creo que sí- Le respondo de la misma manera.
-No sabes cuanto esperaba este momento- Me dijo besandome.
-Creo que no más de lo que yo lo deseaba- Le dije cuando terminamos de besarnos.
-¿Qué tenías durante el día eeh?- Me preguntó.
-Nada, sólo moría de ganas por estar así contigo, y hacer esto- Y lo volví a besar. Dios, los
besos eran transportables a un mundo perfecto.
De repente nuestros besos empezaron a subir de tono, y procurando que estuvieran
dormidos, comenzamos a besarnos más apasionados.
Nuestras manos comenzaban a jugar por nuestros cuerpos, y sentí como sus manos que
acariciaban mi pecho y mi estomago, bajaban lentamente a mi pene que ya estaba erecto,
pero siguió bajando hasta mi pierna.

Así que decidí de igual manera, a aventurarme a saber como era su cuerpo con
detenimiento, y comencé a tocar su pecho, wow, que músculos, a pesar de que era
delgado, sus músculos estaban duros, seguí por su abdomén y su cintura esbelta, que de
igual forma se sentían cada uno de sus músculos y un abdomen tonificado.

Y toqué su pene sobre su short. Santo Dios. Era grande, cabe confesar que yo puedo
presumir de una buena medida de pene, pero el de él podía rebasarme unos centímetros,
y tenía un grosor normal, aunque con una forma como curveada hacía arriba, era
excitante, apasionado. Me encantaba cada centímetro de él, y sus labios no dejaban de
besarme.

Fue ahí cuando supe, que no iba a terminar tan fácil, en realidad todo, apenas estaba
comenzando.

VIII

-Wow jaja- comenzó a reírse Frank.


-¿Qué pasa?- Le pregunté.
-Esto es... tan... raro, pero me gusta demasiado- Me responde.
-¿Te incomoda?- Le pregunté confundido.
-No, de verdad me gusta, simplemente nunca había hecho nada con un hombre de
verdad, es diferente- Me responde.
-¿Con tu novia sí lo has hecho?- Le pregunto un tanto atrevido y tal vez fuera de lugar.
-Sí, muy pocas veces, pero sí- Me responde - De hecho una vez nos dimos un susto,
pensábamos que estaba embarazada, pero en todo el tiempo que hemos llevado juntos
sólo han sido como 5 veces- me dice.

Interesante, mientras me contaba eso no sabía que estaba más presente en mi cabeza, el
dolor que me provocaba escuchar que lo hacía con su novia, o lo interesante del hecho de
que me lo contara y que me contara tan detalladamente y que hayan sido pocas veces.

-¿Y tú?- Me pregunta.


-¿Con una mujer?- Le pregunto también.
Asiente y le respondo.
-Nunca, es decir, sí he tenido novia, pasé por esa etapa de la secundaria en la que tuve mi
novia, pero siempre supe que me engañaba tanto a mí como a ella-
-¿Y con un hombre?- Me pregunta.
De repente me invadió la pena, anteriormente había tenido pocos encuentros sexuales
con hombres, pero nunca pasábamos a nada más. Todo quedaba en simples fajes o lo
máximo un sexo oral. Pero en realidad, me sentía extraño confesandole que ya había
habido alguien más con quien tuve algún tipo de encuentro.

-Sí- le respondí muy secamente- Pero no hice mucho- me limité a decir.


-Mmm- Respondió.

Mientras platicábamos, su mano no dejaba de acariciar mi pene, lo tocaba, como si lo


examinara con detenimiento, sintiendo como es, sintiendo cada centímetro, no con
lujuria, con curiosidad, como un niño explorando sus partes intimas. Pero a mí me
excitaba, me encantaba la curiosidad que tenía por tocarlo.

Nuevamente nos dormimos hasta tarde, y al día siguiente era una tortura levantarse.
-Ya vamonos no manchen- Nos decían Neto y Manuel, que ya estaban listos, mientras
nosotros seguíamos dormidos en la cama.
-Ustedes siempre son los últimos en despertarse- volvieron a decir- Acuérdense que
tenemos que ir a jugar- Terminaron diciendo, y se fueron.

Así que sentí como Frank se levantó y en cuanto lo sentí, me moví para verlo y tomarlo de
la mano.
-Espera, quédate- le dije.
-Pero ¿Qué tal si nos ven...?- Pregunta.
-Ya se fueron, ¿no?- le respondo.
-Sí creo que ya- Me responde.

Solamente se coloca a mi lado, sin tocarme, sin abrazarme, pero me toma de la mano, y
comienza a acariciar con sus dedos la palma de mi mano. Lo noto distante, nervioso.
-¿Frank estás seguro de esto?- Le pregunté al notarlo así.
-No lo sé- me responde- Yo sólo sé que no quiero separarme ahora de ti-.
Sus palabras alimentaban mi corazón.
-Créeme que tengo la mente hecha nudos, no sé que pensar, no sé que hacer, no me
puedo concentrar, y no quiero tomar decisiones tan precipitadas- Me decía y sentía
nervios, pero cariño al mismo tiempo, porque no dejaba de acariciar la palma de mi mano,
mientras seguíamos tomandonosla.
-Me asusta pero me gusta- Me dijo riendo ligeramente- Es lo único que puedo decir ahora.
-Está bien, lo entiendo, ya hay que levantarnos pues- Me levanté y le di un beso en la
mejilla.

No quería presionarlo, supongo que era complicado las decisiones que estaba tomando,
pero después de haber probado lo que se siente entregar y demostrar mi amor, con
besos, abrazos, y después de comprobar el sentimiento de estar en sus brazos, tenía
miedo de perder eso, tenía miedo de perder los sentimientos más grandes que había
tenido en toda mi vida.

Nos marchamos a la casa de mi tía.


-Llegan tarde- dice mi tía- Denle prisa a comer, porque ya casi se van-
-¿A dónde vamos?- pregunto todavía un poco dormido.
-A jugar wey, acuérdate que nos retaron a ir a su pueblo a jugar- me dice Neto.

Nos apuramos, y nos enfilamos por la carretera en dirección a la ciudad vecina, y


municipio del pueblo de mis padres. Durante el transcurso del camino, nuevamente
fingimos que ni los besos, ni los abrazos, ni nada ocurría entre nosotros, y a Frank se le
daba muy bien. No entendía como podía lograrlo tan fácil, cuando yo no podía con un
amor que me desbordaba la mente y me hacía perderme de la razón.

Al llegar a la cancha de donde íbamos a jugar, me separé un poco de todos, para relajar mi
mente.
-A ver Diego, tranquilízate, no pasa nada, es un amigo más por lo pronto, tienes que fingir
y controlar tus emociones- Me decía internamente a mi mismo. Cuando regresé, noté
como Frank me había observado estar solo unos momentos.

Durante el partido, ocurrieron cosas muy graciosas, Neto, al estar gordito y ser como un
niño grandote, era muy chistoso; durante el partido, corrió por una pelota, y tropezó con
un borde de la cancha que estaba un poco mal hecha, pero lo vimos caer todos, pero
como en cámara lenta. No pudimos soportar aguantar la risa y carcajeamos sin cesar. Al
finalizar la tarde, quedamos empatados en cuanto a partidos jugados. Ellos ganaron 1 y
nosotros 1. Así que nuestro orgullo estaba enojadisimo. Queríamos ganarles otra vez.

Al regresar al pueblo, todos estábamos en el jardín principal, puesto que al ser semana
santa, el jueves presentaban un tipo "sketch" sobre el momento en el que atrapan y
encarcelan a Jesús, cuando Judas lo traiciona. Así que nos decidimos a observarlo. Sin
embargo estabamos con más amigos del pueblo que empezaron a hablar de sus
relaciones, a lo que Frank agregó.

-No wey, yo llevó 4 años y medio con mi novia, eso sí es demasiado, ya no sé que hacer
tanto tiempo-
-No manches, que aguante- Dijo Elias, uno de los amigos del pueblo.
Yo sólo lo oí, no involucré mis emociones en su comentario, pero sí pensé que era
demasiado; sin embargo su comentario se escuchaba como diciendo que era tanto lo que
llevaba, que sentía que hasta para él era mucho.

Al llegar la noche, nos regresamos a la casa de siempre, todos reíamos y nos burlabamos
del accidente tan chistoso de Neto, mientras todos lo imitábamos.
-Ya, ya basta- decía Neto, desesperado ante tanta burla.
Al llegar a la casa, colocaron nuevamente el iPod, con canciones románticas, y cada quien
empezó a desahogarse, diciendo que estaban pasando un increíble momento, y que jamás
habían tenido un grupo tan unido como el nuestro. Eramos los mejores amigos, así que en
plan de broma nos autollamamos los "Beffos".

-No manches, esa canción me la dedicaron, está bien chida- De repente dijo Frank, cuando
sonó la canción de "El" de la difunta Jenni Rivera.
Y automáticamente supe quien. La canción hablaba de una mujer que se enamora de
alguien que tanto ella como él tienen pareja, y aun así se aman. Era más que obvio que se
refería a su compañera de clases. Pero no dije nada, aun estábamos entre tanta gente.

Ya más tarde, nos fuimos a dormir, en nuestros respectivos lugares. Nuevamente Frank y
yo comenzamos a abrazarnos, y esperamos a que todos se durmieran para poder estar
más tranquilos.
-Esa canción te la dedicó tu compañera ¿verdad?- Le pregunté a Frank.
-Sí, pero no te me pongas celoso- me dijo tiernamente mientras me besaba la frente.
-También tengo una canción que dedicarte- me dijo y empezó a cantar- "Y de pronto un
día de suerte, se me hizo conocerte y te cruzaste en mi camino, ahora creo en el
destino"...-
-"tenerte, por siempre, conmigo"- canté yo.
-"pero más suerte es quererte tanto... y que tú sientas lo mismo"- cantó al final. Y me
besó, dulce y suavemente en los labios.

Que enamorado me tenía, aunque durante el día, fuera tan confuso y complicado fingir
que no había nada entre nosotros, los minutos a su lado por la noche, a solas, valían la
pena; valía la pena cada segundo a su lado. No podía cambiar nada en la vida por esos
momentos.

-Ya hay que dormirnos- me dijo. Y nos dimos un beso apasionado, donde tocamos cada
parte de nuestro cuerpo, donde acariciábamos el rostro del otro, el torso, el abdomen, el
pene, el trasero, las piernas, todas las caricias acompañadas de un apasionado beso, que
me transportaba al infinito. De repente empezó a hacer algo, su mano se metió en mis
calzonsillos, y comencé a sentir como tocaba mi pene piel a piel. Lo comenzó a acariciar,
sin dejar de besarme, y comenzaba a masturbarme.

Gemí suavemente, era un placer excepcional, no era el hecho de que me masturbara, era
todo en conjunto, él, sus besos, sus caricias. No sabía que hacer, así que comencé a hacer
lo mismo. Baje un poco su short y su ropa interior, y toqué su pene, que ya se encontraba
erecto. Grande, cabe decir que hasta su pene era bonito. Comencé a bajarlo y subirlo
mientras sus labios mordían los míos con placer. Abrí un poco los ojos, y entre la
oscuridad, alcancé a notar levemente su cara de placer. Me enamoró más, me excitó más,
y mientras uno masturbaba al otro, lo volví a besar. Deseándolo, amándolo, teniéndolo en
mis manos.
-Te deseo- me dijo al oído.
Y me apasioné aun más. Su mano jalaba mi pene con excitación, mientras que la mía hacía
lo mismo.

De pronto oímos un ruido, al parecer Neto se movió un poco. Y nos asustó demasiado. Me
separé lo más rápido posible que pude de su lado. Y observé a Neto, seguía dormido.
-Está dormido- Le dije a Frank.
-Nos apagó el momento- Me dijo sonriendo. Aun en la oscuridad, sabía que había
sonreído, y sabía que su sonrisa era angelical.
-Ahora sí hay que dormirnos- Le dije. No sin antes besar su frente, y colocarme en su
pecho.
-Buenas noches guapo- Me dijo y me besó la frente también.
-Buenas noches, más guapo- Le contesté y me dispuse a dormir. Sabiendo que tanto mi
amor como la relación cada vez crecía más.

IX
El día siguiente era el Viernes Santo, puesto que no teníamos preparado una

excursión o partido en específico hasta después de haber terminado los

compromisos religiosos que se hacían en el pueblo, que al igual que el día

anterior, se hacían una representación de todo el camino de Jesús a la Cruz,

conocido en México, como un "Viacrucis".

Nos enfilamos a la plaza principal del pueblo, donde daría inicio el viacrucis,

comenzamos a caminar y a seguir el recorrido, mientras que por primera vez, me

sentía cómodo al lado de Frank, sin las dudas o el dolor que era fingir que nada

pasaba a su lado. Por primera vez lo disfrutaba, puesto que desde que nos

levantamos, ni un segundo nos separamos, nuestras pláticas iban desde bromas

tontas, de religión, de la gente a nuestro alrededor, etc. Por primera vez me sentí

como una pareja normal. Si lo podría llamar así.

-A ver, foto, foto- Dijo mi hermano. Y nos tomaba a los cuatro amigos que

caminábamos por las calles del pueblo siguiendo el camino del viacrucis.

Realmente estaba muy feliz.

Al terminar la representación, nos dirigimos a comer, porque visitaríamos el río

que se encontraba a la orilla del pueblo. Terminando nuestros alimentos, nos

dirigimos allá.

-Wow, está muy bonito- Dijo Frank, al observar los árboles verdes entre un río

tranquilo en el que la gente disfrutaba de sus aguas, refrescándose un poco en él.

Durante el día, las bromas de Neto y Manuel sobre "nuestra relación" comenzaron

a darse, pero nosotros igual nos defendíamos que ellos también lo eran, puesto
que últimamente también pasaban mucho tiempo juntos.

-¿Ahora ya se hicieron novios?- Dijo mi hermano mayor en broma, al oír que

bromeábamos entre nosotros.

-Lo de nosotros es broma, lo de Diego y Frank ya va en serio, que casualidad que

últimamente ya son más unidos- dijo Neto riéndose.

-No te pongas celoso hermanito, ya habrá para ti- Le dijo Frank de igual manera

riéndose.

-Pues bueno, igual a ver ustedes dos, los novios, pónganse acá para la foto- Dijo

mi hermano. Me resultaba agradable que nos bromearan así, pero de igual

manera me ponía de nervios. Tal vez yo aceptaba mi orientación, pero como

mencionaba, igual me resultaba difícil salir del closet, y prefería que la gente no

supiera de mí; igual que Frank que no sabía que decidir en cuanto a sus

preferencias.

Al terminar el recorrido, regresamos nuevamente a la plaza principal, donde

comenzamos a jugar juegos infantiles típicos mexicanos (supongo), o tal vez sólo

del pueblo. Uno de ellos consistía en hacer una fila de dos personas viéndose de

frente y tomándose de las manos hacía arriba, como haciendo un camino con el

techo de manos. Y consistía en que una persona pasaba por en medio y se robaba

a uno de los que formaban en ese camino, es un juego en el que el coqueteo se

da mucho, puesto que generalmente se roban al hombre o mujer que les gusta.

Mi sorpresa fue, que cuando el turno de Frank seguía, me robó a mí, haciendo

que las burlas sobre nuestro "noviazgo" aumentaran más. Pero ambos no dijimos

nada.
Más tarde, durante la llegada de la noche, la costumbre del pueblo, es hacer un

recorrido nuevamente por todo el pueblo, como una marcha fúnebre, llamada

precisamente la "marcha del silencio" donde las personas, van vestidas de negro,

con velas, tambores y cadenas, cargando un ataúd de cristal donde adentro viene

la figura de cristo, en simulación del luto que se tiene. Las luces del pueblo se

apagan, y todo queda en oscuridad.

-¿Qué está pasando?- Preguntó Neto.

-Es una tradición de aquí- Dijo mi hermano- Ahorita prenden las luces de nuevo,

por lo pronto disfruten las estrellas.

-Wow que hermosas, con ganas de estar con una muchacha y abrazarla- Dijo

Manuel mi primo. Observé hacía el cielo, y efectivamente lucía hermoso. Sin luz,

sin contaminación y sin nubes, el cielo estaba repleto de estrellas luciendo

mágico.

-No manches, en la ciudad no se ve así el cielo- Dijo Neto.

De pronto empecé a sentir que alguien tomaba mi mano. Volteé, y pude reconocer

a Frank en la oscuridad, que aprovechando el momento, se acercó y me tomó de

la mano sentándose a mi lado, a pesar de que a unos centímetros, nuestros

amigos e inclusive mis hermanos, estaban ahí.

Mi corazón se emocionó, no podía creer que estaba teniendo todo esos detalles

conmigo, su cuerpo estaba cerca de mí, y podía sentir como con sus dedos

acariciaba la palma de mi mano, como le encantaba hacerlo siempre. Ahora sí

quise abrazarlo, pero sólo lo miré a los ojos, entre la oscuridad, y le sonreí. Y

sentí como me sonrió también.


Al poco rato las luces volvieron, y todos nos dispusimos a regresar a dormir. Esta

vez nosotros volvimos a tomar una actitud de fiesta, y nos dormimos hasta

madrugada. Ya en la cama, y procurando que todos ya estuvieran dormidos, le

pregunto a Frank.

-¿Qué opinas de que nos hagan burla de que hay algo entre nosotros?-

-No pasa nada, es sólo broma. Además, al cabo ni es cierto que hay algo- Y

sonreí mientras me besa.

-Ya sé, no sé por qué lo piensan- Y lo beso ahora yo.

Eso me tranquilizó, si Frank estaba más temeroso que yo porque alguien

descubriera lo nuestro, entonces no tenía por qué preocuparme.

-Diego, ¿te digo algo?- me dijo Frank.

-¿Qué pasó?- Le pregunto.

-Está pasando algo que me da miedo que suceda- Me dice Frank.

-¿Qué es?- Vuelvo a preguntar.

-Estoy empezando a sentir algo por ti- Me responde.

Increíble, sabía que estaba sucediendo, lo podía sentir en sus besos, en sus

acciones, en sus miradas, pero por fin, ese hombre que hasta hace unos días aún

era heterosexual en lo que él creía, admitía que estaba teniendo emociones hacía

mí. No lo podía creer. De verdad, era algo importante que saliera de su boca, no

de una canción, no de una broma de los amigos. De él.

-Tú ya sabes que yo he sentido algo por ti desde hace muchísimo tiempo, así que

ya sabes que el sentimiento es correspondido- Le dije, y le besé la mejilla. Así que


me envolvió en sus brazos, me estrujo con su cuerpo, y besó mi cabello. Mientras

aspiraba de él su aroma.

-Me encanta tu cabello- Me decía mientras me lo acariciaba, pero no dejaba de

estar sobre él.

-¿Sí? ¿Y que más te gusta de mí?- Le dije intentando llegar más allá.

-¿Físicamente o personalmente?- Me pregunta.

-Ambas-

-Pues, físicamente me gusta tu cabello, tu abdomen, tu voz, tus labios, y no sabes

cómo me gustan tus manos- Me dijo tiernamente - Pero me gusta de ti, que seas

tan sensible y que seas inteligente, que sepas escuchar y que tengas tus

comentarios para muchas cosas, y claro el gesto que tienes de llevar tanto tiempo

que te he gustado es demasiado noble- Terminó.

No pude evitar besarlo, tal vez sus palabras se notaban nerviosas, porque nunca

esperó decírmelo alguna vez. Pero era hermoso, me hacía enamorarme más. De

verdad, mi sueño poco a poco se hacía realidad, y no podía creerlo. Era

demasiado bueno todo.

No podía con tantas emociones, no podía con la sensación de desesperadamente

amarlo de alguna manera, ¿Acaso era posible que alguien amara tanto a alguien?

Ante tantas emociones le dije.

-Frank...-

-¿Sí?- Me contesta.

-Te quiero-

Y sentí como sus brazos me apretaban más a él, en un abrazo único.

-Yo también- Me responde.


X

Y de repente nuestros ojos comenzaron a caer poco poco, y nos quedamos

profundamente dormidos.

A la mañana siguiente, nos despertamos todos, e hicimos la rutina vacacional de

ir a desayunar con mi tía.

-Hoy hay que salir todos de paseo, vamos de día de campo al río o algo así- Dijo

mi madre emocionado.

-Pues vamos todos al río por el lado de donde está la "haciendita"- Dijo mi papá.

La "haciendita" es un resto de edificios coloniales que antes correspondía a una

hacienda grande, donde aun pueden verse acueductos que ya no están en

funcionamiento y algunos molinos viejos que ahí quedaron, entre la vegetación y

el río le da un toque especial muy encantador, puesto que cerca hay lo que llaman

un "ojo de agua" que no es más que un brote de agua pura que nace de los

mantos acuíferos de las montañas de ahí cerca.

-Está bien, vayamos todos- dijo mi mamá emocionada. Con todos se refería,

tanto a mi familia, como mis amigos, y mis tías y primos. Alistamos toda la

comida para el día de campo y fuimos en dirección al río y en especifico a la

famosa "haciendita". Al llegar ahí las fotos nunca faltaron, puesto que mi hermano

mayor y su esposa al ser comunicologos y reporteros en específico, su cámara era

su herramienta de trabajo y aprovechaban para sacar fotos a todos.

-A ver ahora una de todos- Dijeron, y todos los de ahí nos formamos, para salir

en la foto. Frank y yo nos acercamos y nos abrazamos por el hombro, como

cualquier otro amigo, pero resultaba agradable al menos, sentirlo cerca.


Encontramos un buen lugar fresco y agradable a la orilla del río y cerca del "ojo de

agua". Así que nos pusimos nuestros trajes de baño y comenzamos a divertirnos

en el agua.

-A ver ayúdenme- dijo mi hermano, que empezaba apilar rocas para construir

una pequeña presa y poder disfrutar mejor el agua, durante todo el tiempo, entre

todos cooperamos para construirla de tal forma que el agua llegara encima del

estomago, como se nota, el río no era nada honda por si mismo, por eso

decidimos hacer la presa.

-No manches, nos quedó bien chingona- Dijo Frank al ver el charco que se había

formado, por el trabajo de todos, de ir colocando piedras y ramas en la presa.

-Aaaaaaay, Frank, Frank- Empezó a quejarse Neto.

-¿Qué tienes?- Dijimos todos.

-Me dio un calambre- Dijo Neto como quejándose como niño chiquito, pero

sonaba tan chistoso, que en lugar de auxiliarlo, comenzamos a reírnos todos.

-No se rían... Fraaaaank, aaay- Decía Neto como niño pequeño quejándose.

Seguía sonando muy gracioso.

-¿Y qué quieres que haga?- Le preguntó Frank aun riéndose.

-Pues no sé, pero aaay veeeen, ayudame!- Le dijo Neto.

Yo le ayudé también, y junto con Frank, logramos estirar la pierna acalambrada de

Neto, y lograr aminorar el dolor del calambre.

-A ver no se muevan, esto va a quedar para la historia- Dijo mi cuñada que desde

afuera del río, se acercaba con su cámara para tomarnos una foto del calambre de
Neto.

Después de comer y haciéndose un poco más tarde de la hora, todos marchamos

de regreso al pueblo, pero esta vez, sólo Neto, Frank y yo, íbamos de regreso a

nuestra casa de descanso.

-Frank, me dijo el hermano de Diego, que se iban a ir ya hoy más en la tarde. Me

voy a ir con ellos yo- Dijo Neto estando ya en la casa.

De repente miré a Frank, y sentí como la sangre se me helaba, ¿Ya se van? ¿De

verdad se quieren ir? "Frank por favor tú no", me decía para mi mismo. Sentí un

choque de realidad en el corazón, tarde o temprano este viaje iba a terminar y la

ida de Neto era el principio. ¿Frank también se iría?.

-Pues que te vaya bien- Dijo Frank finalmente. Suspiré aliviado para mis adentros,

y sonreí.

-¿Por qué ya te quieres ir?- Le pregunté a Neto.

-No es que ya me quiera ir, es que necesito irme, porque mi mamá me iba a

pagar por ayudarle a pitar unos partidos- Dijo Neto.

Aun no convenciéndome del todo su respuesta, le dije que está bien, al final de

cuentas y muy egoísta de mi parte, Frank se quedaba, y eso era lo que me

emocionaba.

-Voy a ir decirle a tu hermano que sí me iré con ellos- Dijo Neto y se fue de la

casa, dejándonos a mí y a Frank completamente solos.

-Estamos solos- Le dije a Frank.


-Lo sé- Y me abrazó- Pero igual primero hay que bañarnos, para descansar un

poco, vente vamos los dos a la regadera- me dijo con sonrisa traviesa.

-¿De verdad?- Le pregunté sorprendido.

-No, no te creas- Dijo sonriendo.

Las cosas se estaban dando muy rápido desde que nos venimos a vacacionar,

pero bañarnos juntos eso significa vernos desnudos, tocarnos desnudos, y

pueden pasar muchas cosas después. Supongo que las dudas de Frank y ser

novato en andar con un hombre, le provocaron nervios, y prefirió no hacerlo. Así

que entró al baño y salió después de unos momentos. Envuelto en la toalla, con

su torso desnudo, el cabello un poco mojado, y con gotas de agua cayéndole por

el pecho. "Wow, que sexy" me dije a mi mismo. Sus hombros eran anchos, y a

pesar de que era delgado sus brazos se marcaban, y su espalda formaba como

una "V" con un abdomen delgado, y tonificado por el deporte. No pude evitar

observarlo con detenimiento.

Él lo notó y sólo sonrió.

-Mirón- Me dijo, y me besó la mejilla.

Sonreí también y me dirigí a darme un baño yo.

Al salir de la regadera y después de haberme cambiado, me encontré a Frank en el

otro cuarto, el cuarto que había quedado vacío que sólo había una cama en él.

Acostado con un pantalón gris, y sin camisa, pecho abajo, luciendo su espalda

morena y su trasero.

-Hey hola- le dije al llegar con él.

-Hola- Me dijo, pero su cabeza seguía reposando en la almohada, y sus ojos

estaban cerrados.
Me acosté a un lado de él, y agarrando mi celular, le tomé una foto pareciendo

que estaba dormido.

Se veía hermoso, tierno, sexy. Y me acosté a su lado. Él sólo se movió hacía un

lado dejándome más espacio.

-¿Estás bien?- Le pregunté. Abrió los ojos y respondió.

-Sí, ¿Por qué?-

-Estás muy serio- le dije. Y queriendo demostrar lo contrario, me sonrió y me

tomó del cabello acariciándolo.

-Estoy cansado y me duele un poco la espalda- Dijo.

-¿Quieres que te de un masaje?- Le dije sonriendole travieso.

-¿Sí lo harías?- Me preguntó.

-Sí, ¿por qué no?- Le dije.

- Y ¿Sabes hacerlo?- Me volvió a preguntar.

-Pues no tengo mi clínica ni consultorio, pero sí he hecho alguna vez en la vida-

le respondí.

-Ok- Terminó diciendo.

Me levanté, tomé crema de la repisa, se la puse en su espalda, y comencé con sus

hombros, tallaba y masajeaba cada músculo de esa parte. Era sexy, era

apasionante, poder tocarlo, masajearlo, mientras me sentaba sobre su trasero.

Tocaba cada parte de su espalda, hombros y cuello, con mis manos, en un suave

masaje.

-¿Y qué tal?- Le decía mientras continuaba.

-mmm... ajá- Respondió de una manera tan relajada, que sonó como dormido
pero haciéndome ver que le estaba gustando.

Comencé a cansarme y le dije.

-Pues ya está- y me bajé de la cama.

Y me dispuse a caminar hacía fuera, ya que parecía querer dormir, pero me

detuve tomándome del brazo.

-No te vayas- Me dijo.

-Pensé que querías dormir- Le dije yo.

-No, ven- Me dijo y me condujo entre sus brazos- Quítate la playera- Me dijo

cuando me estaba incorporando a la cama.

Mi corazón se detuvo un poco, y sentía como el calor de una pasión comenzaba a

nacer en mi piel, y en mi cuerpo. Así que me la quite y me acosté a su lado entre

sus brazos. Que delicia era sentir su piel junto a la mía, en un abrazo cálido, y

envolvente.

Me besó en los labios, y sentía como poco a poco el ambiente se ponía más

pasional. Nuestras manos acariciaban la espalda del otro, mientras nuestros

torsos estaban juntos y nuestros labios seguían en un beso apasionado. Su mano

bajó por mi espalda y comenzó a tocarme el trasero, las piernas y después

comenzó a tocar mi pene con pasión. Mientras que los besos no paraban. Yo

toqué el suyo y comenzamos a masturbarnos por encima de la ropa, tallando el

pantalón y sintiendo la erección de nuestros miembros.

Era excitante, apasionado, de repente giré y me coloqué encima de él.

-¿Qué estás haciendo?- Dijo Frank sonriendo.

-Tú sólo disfruta- le dije.


Y comenzando en su boca lo besé, bajando lentamente por el cuello, su pecho, su

abdomen, y me baje lentamente a su pene que se figuraba en su pantalón, y lo

besé. Quise subir de nuevo, pero sentí como su mano, me tocaba la cabeza

queriendo que me quedara ahí, así que seguí en su miembro, sobre el pantalón, le

daba besos a su pene, y lo acariciaba con pasión, quitó su mano y volví a subir

por su abdomen, pecho, cuello hasta terminar con un beso en la mejilla.

-Te quiero mucho- Me dijo Frank, cuando me puse a su lado nuevamente.

-Yo te quiero más- Le dije ahora yo. Mirándolo a los ojos.

-No, yo más- Responde sonriendo.

-No, yo- le dije

-Que yo- Jugando como niños pequeños.

-Bueno, yo te quiero desde hace más tiempo- Le dije al fin.

-Eso no es justo, está bien pues tú ganas- me dijo y me besa tiernamente.

Era increíble, nos quedamos unos minutos más entre besos, abrazos y caricias,

cuando decidimos levantarnos de la cama. Nos colocamos nuestras playeras, y

comenzamos a arreglar las cosas que estaban fuera de su lugar.

-¿Qué estaban haciendo aquí tanto tiempo solos?- Dijo Neto, que entraba por la

puerta- No manches se quedaron como 2 horas solos.

-Nada, nos bañamos, cambiamos, y estamos arreglando unas cosas- Le dije yo.

Pero la mirada de Neto, fue de seriedad, no nos miraba con burla ni con risa.

-Yo pensaba que iban a ir con la tía- Nos dice.

-Es que había cosas que hacer. ¿Sí te vas a ir hoy?- Le pregunte al final.

-Sí, de hecho vengo por mis cosas, tu hermano ya se va- Me dijo Neto.
Comenzó a arreglar la maleta, y nos fuimos con él.

Al llegar con mis padres les pregunté.

-Má! ¿Ustedes cuando se regresan?-

-Pues nosotros queremos estar toda la semana que queda, pero si ustedes se

quieren ir, se pueden ir mañana con Rosa - Rosa era una señora que como mis

papás, nació en ese pueblo, pero se mudó a nuestra pequeña ciudad también-

ella se va mañana, pueden pedirle ride, y yo digo que si los lleva-

Me dirigí a la casa de Rosa, y le expliqué la situación. Le pregunté que si podía

hacernos el favor.

-Claro que sí, nomas que nos vamos a las 6 de la mañana ¿No importa?- Me

pregunta.

-No, no importa, gracias, lo veo mañana- Le respondo.

Al regresar con mi madre, le explico lo que me dijo y me dice.

-Pues tráiganse sus cosas ya, y duerman en esta casa, arriba hay un cuarto vació

con dos camas, ahí puede dormir ustedes dos y ya se van mañana temprano- me

dijo mi mamá.

De pronto se me ilumina la cara, pensaba de alguna manera que ya no era posible

dormir con Frank otra vez, pero no sólo íbamos a dormir juntos, íbamos a dormir

solos, la idea me causaba emoción. Así que junto a Frank fuimos a la casa donde

fue testigo de mi amor hacía él, y que nos cobijó durante todos los días que

duramos ahí.

-Pues bueno, vamonos- Dijo Frank, con las maletas de los dos en la sala. Tomé la
mía y antes de salir por la puerta, lo miro, y le doy un pequeño beso en los labios.

Me sonríe, y salimos.

Al llegar a la casa de los padres de mi mamá, y donde íbamos a pasar la noche,

subimos al segundo piso, y entramos al cuarto donde dormiríamos, que

efectivamente tenía dos camas, una matrimonial y una individual. Dejamos

nuestras cosas, y bajamos a cenar algo antes de dormirnos, porque ya se estaba

haciendo muy tarde. Neto ya se había ido desde hace mucho.

Al regresar al cuarto, los dos estábamos en silencio, me subí a la cama tamaño

matrimonial y él sobre la individual. Se veía serio, como temeroso, sin decisión.

Yo sabía que esa sería nuestra última noche de dormir juntos. Y le dije.

-¿Qué? ¿De verdad vas a dormir en esa cama?- Le dije con una sonrisa traviesa. Él

me mira, sonríe, y colocándose en mi cama, me dice.

-Ay Diego, cada vez te quiero más-

XI

-Yo también te quiero Frank, y mucho- Le dije mientras se acomodaba a mi lado y

me abrazaba.

-No puedo creer que esto esté sucediendo de verdad- Me decía y me abrazaba

atrayéndome a sus brazos. Así que me incorporé entre ellos, recargándome en su

pecho, entre sus brazos, sobre él.

Guardé silencio, y él también, dejamos que el abrazo hablara por nosotros, pero

el tiempo en silencio se hacía largo, y yo esperaba más de esa noche, quería

demostrarle todo mi amor, quería demostrarle cada muestra de mi cariño y todo

el sentimiento que por tanto tiempo me callé. Iba a hacer nuestra última noche
juntos, y debía ser la mejor. La inolvidable. Pero lo notaba demasiado serio.

-¿En qué piensas?- Le dije después de un gran rato de silencio.

Frank suspiró y sin soltarme un segundo, se tomó un momento y me dijo.

-En todo, en ti, en mí, en mi novia, en mi vida, en qué es lo que haré con ella- Me

confesó.

Sabía que algo le sucedía, no sólo era yo el que sentía la presión por despedirse

del pueblo. Yo sabía que acabando las vacaciones todo cambiaría, durante nuestra

semana en el pueblo, todo era mágico, estábamos apartados del mundo, lejos de

todo, donde no había conexión a internet, ni señal de celular. Solo eramos

nosotros y nuestras emociones, el mundo real se quedó lejos, y nos olvidamos de

él. Tenía miedo de volver, yo también estaba consciente de todo, y sabía que

aunque él comenzaba a demostrarme mucho cariño, también lo notaba nervioso,

pensativo, indeciso. Y sentí como el peso de la realidad golpeó mi corazón. No iba

a cambiar su novia, su vida, todo lo que tenía... sólo por mí. Es la realidad no iba

a suceder.

-¿Qué te atormenta a ti?- Me pregunta, al ver que me quedé tanto tiempo en

silencio.

-Lo mismo que a ti- Suspiré y continué diciendo- Frank, sé que tú dices que no

eres así, y que estás confundido, y que no sabes que decisión tomar, pero lo que

siento por ti es muy grande, y tengo mucho miedo de perderlo, cuando apenas

inició- Le dije confesando cada palabra que guardaba en mi corazón.

-Lo sé, lo sé, créeme que lo sé- Me dijo, y me apretó entre sus brazos- Es que,
¿Cómo lo supiste?- Me pregunta.

-¿Saber qué?- Le pregunto yo.

-¿Qué era esto lo que querías? ¿Qué eras...-Se cayó-

-...Gay?- Le digo yo.

-Sí- Me dice susurrando.

-Desde siempre lo supe Frank, como ya te había dicho, siempre lo supe, desde

que tengo memoria de mi vida, sé que hay algo diferente en mí, sé que no soy

como los demás hombres, y sé que me gustan los hombres, no sé como

explicarlo, simplemente lo supe siempre- Le contesté.

Levanté la mirada y pude observarlo, sus ojos estaban cerrados, y su expresión

era dura, como de dolor o confusión. Notó mis movimientos y me apretó

nuevamente en un fuerte abrazo, no quería que me separara de su pecho.

-Pero, ¿Cómo lo aceptaste?- Me vuelve a preguntar confundido- Es que yo no

puedo llamarme a mi mismo así, yo no me puedo decir, que soy gay- Me dijo

como si estuviera desesperado.

-Está bien, no tienes por qué serlo, puede que no seas gay, y ya, no te tortures a

ti mismo... Y contestando a tu pregunta, lo acepté porque prefiero vivir siendo lo

que soy felizmente a tratar de ser alguien o algo que no soy yo, y que me hacía

sentirme atrapado, encarcelado, resignado y triste- Le contesté.

Sabía que una lucha en su cabeza se estaba dando. Pero no sé si era tan fuerte

como la lucha que se desataba en mi corazón. Comenzaba a sentir un dolor

insoportable, sabía que estaba nervioso, sabía que estaba indeciso, y me iba a

dejar. Sabía que no podría con la situación, y me iba a dejar. De pronto empecé a

sentir que mi rostro se encontraba húmedo, porque mis lágrimas comenzaron a


salir. Comencé a llorar. No pude evitarlo. Sentía que en cada lágrima que

derramaba salía cada sentimiento, cada "te amo", cada emoción, cada gesto, cada

beso, y cada muestra de amor, callada por dos años, y que por fin podía ser

liberada, y ahora tenía que ser sepultada. Sentía como todo ese silencio, todo ese

dolor guardado, se expulsaba a través de mis lágrimas.

-Espera, espera, espera ¿Qué está pasando?- Me dice Frank preocupado y sentí

como levantó el rostro para observarme.

-¿Por qué lloras?- Me vuelve a preguntar.

No pude contestar, por alguna razón mis lágrimas no paraban y desahogué todo

mi amor que sentí por él, y que sentía que lo iba a perder, era tanto, que al

parecer esta fue la única forma en que mi cuerpo pudo liberar tanta emoción.

Lloraba sobre su pecho, como niño desconsolado.

-Tranquilo- Y me abrazaba más fuerte sobre su pecho.

-¿Qué tienes?- Me seguía preguntando- Diego, contéstame por favor- Su voz se

tornaba preocupado.

Así que hablé.

-Es que... es... esto- Le dije tranquilamente- No sabes todo lo que he callado,

todo lo que he sentido, y sé que me dejarás- Le dije y sentía que las lágrimas

volvían.

-¿Por qué lo piensas?- Me pregunta.

-Sé que tienes muchas dudas, sé que tienes a tu novia, sé que llevas mucho con

ella, y sé que no cambiarás todo eso por mí- Le confesé. Era algo que no quería
hacer, no quería llorar, no quería llorarle por esas razones. Pero ya no pude

callármelo.

-Diego, sé que es complicado, pero no he dicho que te voy a dejar- Me dice

tranquilamente- No sé que hacer, eso estoy seguro, pero estoy pensando en

como voy a meterte a mi vida de hoy en adelante, y eso me asusta y me pone

nervioso- Me confiesa.

-Sé que tengo a mi novia, pero mi relación con ella, se ha estado deteriorando

demasiado, ya no me siento yo a su lado, y créeme, no tengo pensado dejarte, el

problema es que no sé qué haré para meterte en mi vida, me da miedo Diego,

tengo mucho miedo, esto es algo muy nuevo para mí, y no sé qué hacer, te lo

repito- Su voz sonaba con sentimiento, como si al igual que yo quisiera llorar y

sus brazos no dejaban de apretarme contra su pecho.

-Y ¿Qué vamos a hacer?- Le pregunto yo.

-Eso es lo que no sé- Me contesta- Hay que seguir con esto, pero tenemos que

ser el doble de cuidadosos, la gente no puede saber de nosotros, no sabes lo

cruel que pueden ser las personas con personas como tú... como yo, como

nosotros, que está viviendo esto- Me dice, y sus palabras no paraban- Ahora he

visto una parte tuya que me has mostrado, y no sabes lo que te agradezco, no a

cualquiera uno le dice y hace lo que tú estás haciendo conmigo, y te agradezco

cada lágrima que me estás confiando, de verdad- Me confesaba y me

tranquilizaba.

-Yo te agradezco que me estés escuchando y aguantando así- Le dije sonriendo

un poco.

-No, no pasa nada, te prometo que haré lo posible por protegerte, pero sigo
pensando en lo que te dije no sé que hacer- Me dijo.

Por mi mente pasaban muchas cosas, una luz de esperanza atravesaba todo el

dolor que de pronto apareció, y sentí tranquilidad en sus palabras, pero me

estaba uniendo a un reto más difícil, el reto de seguir con esto más allá de un

pueblo lejos de todo, y además, sentí la necesidad de apoyar a Frank en sus

decisiones. Por mucho que me doliera, sabía que él estaba pasando por una crisis

existencial, que a lo mejor realmente yo no era realmente lo que quería, o tal vez

sí, pero quería seguir descubriendolo conmigo. Así que decidí seguir con esto.

-Está bien Frank, hay que hacerlo, hay que luchar por esto- Le dije.

No puedo creer el juego de la vida al que me metí siendo todavía un niño de 17

años, enamorado de un joven de apenas cumplidos los 20 años. Estábamos

verdes, inmaduros, tanto yo como en una relación de amor como en la vida, así

como él, en una relación con un hombre, y aceptar esa situación. Pero decidimos

hacerlo.

-Perdón Frank- Le dije sintiéndome un poco culpable.

-¿Por qué perdón?- Me pregunta.

-Está iba a hacer nuestra última noche juntos aquí, y quería que fuera perfecta, y

creo que la arruiné, no debí haber llorado así- Le dije realmente sintiéndome

culpable porque pude haber aprovechado todo ese tiempo, para hacer algo más,

que sólo abrazarlo.

-No te disculpes por llorar, creo que necesitabas hacerlo, y fue bueno que lo

hicieras- Y me besó en la cabeza, sobre el cabello.


-Ahora ven, y abrázame bien- se acomodo colocándose de lado, frente a mí, y me

abrazó, puso su frente sobre la mía. Y le di un tierno beso en los labios. Volvió a

acostarse sobre su espalda. Y volví a acomodarme en su pecho. De repente, ante

tantas emociones plasmadas en un sólo un momento, y en una noche, ante tanto

dolor y tensión liberada, nos fuimos durmiendo poco a poco. No sin antes decirle.

-Frank, te quiero muchísimo, por favor no olvides-

-No lo hago, te quiero mucho también- Y sentí como empezó a caer dormido,

aun teniéndome en sus brazos y sobre su pecho.

Y poco a poco el sueño me fue venciendo a mí también, quedándome dormido ahí

sobre él, entre sus brazos, después de haberle entregado cada rincón de mi

corazón, y cada lágrima que desahogó tanto sentimiento.

XII

El despertador sonó. Aun era de madrugada pero faltaban 15 minutos para llegar

con nuestro ride. Aun un poco dormido, pero asustado, desperté a Frank porque

era momento de irse.

-Ya vamonos, se nos va a hacer tarde- Le dije.

Frank se removió un poco, y con los ojos dormidos, se levantó de la cama. Ambos

nos habíamos quedado dormidos con pantalón, playera y hasta tennis. Puesto que

literalmente nos levantamos, tomamos nuestras maletas que ya estaban hechas, y

nos fuimos.

Al llegar a la casa nos estaba esperando. Al parecer nos iba a tocar viajar en la

caja de una camioneta tipo Pick-Up, en la parte trasera que está descubierta, y

que generalmente se usa para cargar cosas. Y ellos estarían dentro de la caseta.

-Bueno, al menos podremos ir acostados- Dije.


Pero Frank sólo sonrió apenas. Se veía aun dormido y cansado. Durante el viaje,

ambos nos quedamos dormidos. Era un recorrido de unas 3 horas, así que

podríamos aprovechar.

Durante el camino, un bache me hace despertar, y abro los ojos, miro a mi lado, y

veo a Frank a dormir. Lucia tan en paz, tan relajado, tan guapo, que me pareció

demasiado tierno, y no pude evitar besarlo en la frente; no se movió. Mi mente

empezó a recordar la noche anterior. Él me dijo que no sabía como meterme a su

vida, pero tampoco admite que le gustan los hombres, y no dijo que hará con su

novia, aunque diga que la relación ya esté desgastada.

Así que, me sentí nuevamente nervioso. Sabía que me estaba arriesgando

demasiado, pero lo iba a hacer. Era mucho amor lo que sentía por él, entonces al

verlo dormido y pensar que era momento de enfrentarse al mundo real, lo besé en

los labios que estaba ligeramente abiertos. Sentí como me correspondió

torpemente, como si su cuerpo automáticamente lo hubiera hecho, porque no

abrió los ojos. Volví a besarlo en la frente, y me hice hacía un lado.

Al poco rato llegamos nuevamente a nuestra ciudad.

-Muchas gracias- Les dije a los amigos de mis padres.

-No, de nada, ustedes ya nos han dado demasiados aventones también-

Responden.

-Bueno, nos vemos, gracias otra vez- Les dije ahora yo.

Nos había dejado a dos cuadras de la casa de Frank, así que caminamos hasta

allá.
-Hola a todos- Saluda Frank.

De pronto su mamá sale y nos saluda también.

-Hola, ¿Cómo están? ¿Cómo les fue?-

-Muy muy bien, estuvieron muy divertidas las vacaciones- Contesta Frank.

Y yo asiento y confirmo con una sonrisa.

Colocamos las maletas en el cuarto de Frank, mientras él seguía completamente

serio.

Su mamá llega cortando el silencio.

-Mijo, Frank, Hablo Gaby- Gaby era la novia de Frank- Que intentó marcarte y

marcarte pero que siempre mandaba a buzón tu celular, pregunta que si vas a ir

con ella a León, Guanajuato-

De pronto sentí como un pinchazo al corazón, comenzaba la realidad.

-Ah sí, es que allá en el pueblo no había señal de celular, por eso no pude

contestar, ahorita le marcó-

Y se salió seriamente, sin decir nada.

-Mijo, si quieres descansar un poquito, con confianza duerme en la cama que

gustes, eeh, de verdad, sin pena- Me dice la mamá de Frank, al notar que ambos

lucíamos cansados y desvelados.

La casa donde vivía Frank en ese momento, no era de ellos, al parecer habían

tenido un problema con el terreno donde su verdadera casa estaba, y por lo

pronto vivían con sus abuelos. Así que Frank compartía cuarto con sus padres y

Neto.

-Acuéstate en esa cama, si quieres, es la de nosotros- Me dijo su mamá


nuevamente.

-Gracias, si le haré caso, me siento cansado- Le contesté sonriendo.

Y me recosté. Frank seguía hablando por teléfono con Gaby, y yo comencé a

pensar. ¿Qué va a pasar? Estoy molesto por esto, ¿Por qué si Frank dice que me

quiere, y que me incluirá en su vida, no hace algo más para realmente tenerme a

su lado?... Descarté esos pensamientos de mi mente "Tranquilo Diego, trata de

entenderlo un poco a él" "Que aclare sus dudas a su tiempo". Y me quedé

dormido.

Al poco rato, sentí como Frank se recostó a mi lado. Y abrí los ojos. Me miraba

fijamente. Yo seguía molesto, decepcionado, o celoso, no estoy seguro que

sentimiento era, así que no hice ningún gesto, sólo lo miré directamente a los

ojos serio. Él levantó las cejas como señal de coqueteo, pero coqueteo raro,

porque su mirada era seria. Yo hice lo mismo, y cerré los ojos; supongo que

estaba cansado de fingir que en el fondo intentar algo con él me dolía y me

asustaba, y decidí por primera vez pensar en que también tenía derecho a

enojarme.

Desperté casi a medio día. Frank ya se había levantado, y caminé fuera del cuarto,

decidí que era momento de irme a mi casa, porque a pesar de que pasaba mucho

tiempo en la casa de Neto (Antes por Neto) me sentía un poco incómodo.

-¿No quieres comer aquí?- Me dijo Frank, al verme que salía del cuarto. Seguía

confundido y como de mal humor, pero aun así acepté la invitación, Neto ya había

llegado y estaba contando lo mal que le fue ayudandole a su papá en la carnicería


que tenían, puesto que le había tocado lavar todo, y que moría de asco.

-Ay Diego, nos vas a dejar sin nada- Dijo Neto al ver que me volví a servir otro

plato.

-Neto, callare, su familia te alimento una semana y tú te quejas por otro plato- Le

dijo Frank, como si él fuera el ofendido.

No dije nada, me quedé callado y su mamá también lo regañó.

-Neto no seas grosero, aquí tienes Diego- Me dijo entregándome de nuevo el

plato lleno.

-Yo tengo que ir al rancho con mi papá, al parecer hay muchas cosas que hacer, y

al rato tengo que hacer maletas porque me voy a ir mañana a León con Gaby-

Suspiró- Que flojera tengo de ir.

Me calle, me sentía nuevamente en el juego de antes, donde yo era su enamorado

secreto y lo amaba mientras él hacía su vida. Pero como ya sabía jugar ese juego,

no dije nada, y quise involucrar lo menos posible mis sentimientos.

-Adiós, nos vemos luego, gracias por la comida- Les dije a todos, despidiéndome.

Frank me acompañó a la salida. Su seriedad daba miedo. No iba ningún rastro de

emoción en su rostro. Sólo se podía apreciar una especie de confusión.

-Mañana me voy con Gaby a León, como pudiste escuchar, regreso en unos días-

Me dice.

-Está bien- Le digo haciendome el fuerte, o tal vez afrontando el hecho de que

eso iba a suceder más temprano que tarde, y justo estaba sucediendo.

-Ok- Me dice sin dejar su seriedad.

-Nos vemos- Y le doy una sonrisa un poco fingida, pero queriéndole decir con

ella un "Te quiero". Me sonríe y me voy.


Al llegar a mi casa, respiro, no se encontraba nadie. Así que prendo un poco la

tele, y trato de desahogar mis pensamientos e ignorarlos un poco. Se hace la

tarde y llega mi hermano el de en medio.

-Mis papás me hablaron, ya no alcanzaron a decirte, que ellos se vienen mañana,

porque tienen que venirse porque van a ser padrinos de no sé que niña, igual y te

venías con ellos-

-No pues ya ni modo- Le dije, él subió a su cuarto, y yo seguí en la sala viendo la

TV. Y de pronto escucho el sonido de mi celular. Era un mensaje de texto.

-"¿Cómo estás? Yo no puedo dejar de pensar y pensar"- Obviamente de Frank, su

mensaje me reconfortó un poco. Pero aun se sentía el ambiente entre nosotros,

confuso y distante.

-"Bien, también como tú estoy pensando mucho, ¿A qué hora te vas mañana?"- Le

contesto yo, tecleando en el celular.

-"Temprano, ¿Estás solo en tu casa?"- Llega su mensaje.

-"No, está mi hermano, y mis papás llegan mañana"- Le contesté.

-"Bueno al menos no estás solo"- Me llega su mensaje.

No supe que interpretar con su mensaje, así que ya no contesté. No supe si se

preocupaba por mí, o le dolía no estar. Así que para evitar un mensaje de celos,

tratando de rogar porque se quedara. Decidí no contestar. Al poco rato, me llega

otro mensaje.

-"Diego, me voy con Gaby, pero recuerda que te quiero, te prometo que voy a

pensar las cosas, pero no me dejes así, sin decir nada, no sé que decidir y estoy
teniendo muchas cosas nuevas en mi vida...- se cortó el mensaje, y al minuto

llego otro- ... No te enojes, nos veremos pronto, y prométeme que estamos en

contacto por aquí"-

¿Cómo hacía eso? ¿Ya me empezaba a conocer, o obviamente veía venir esa

reacción? Creo que era obvia la reacción, o un poco de ambas.

-"Está bien, créeme que estoy bien, solo estoy tratando de calmar mis emociones,

trata de disfrutar también ese viaje, te quiero mucho"- Le mandé yo.

Y ahora él no contestó. Así que dejé el celular y continué viendo la televisión

tratando de no pensar en eso, y relajarme un poco.

Al día siguiente, mis papás llegaron a la casa, pero llegaron a prisa.

-Vamonos, vamos a la fiesta en Guadalajara- Dice mi mamá.

-¿Qué fiesta?- Pregunto yo.

-Vamos a ser padrinos de la hija de tu tio Christopher, y tenemos que irnos

porque es mañana- dice mi mamá.

-¿Por qué les avisaran tan de sorpresa?- Les pregunto.

-Ya sabes cómo es- Me contesta.

-Yo no voy, tengo muchas cosas que hacer aquí- Dice mi hermano Luis Andres, el

de en medio. Esas cosas se referían obviamente a su novia.

Mi mamá no quiso discutir con él y aceptó que no fuera. Así que armé una maleta

pequeña y nos fuimos a Guadalajara.

-"Voy para Guadalajara, ¿Cómo ves?"- Le mando un mensaje de texto a Frank.


-"¿Por qué? ¿Todo está bien?"- Me responde a los minutos.

-"Sí, vamos a una fiesta"- Le digo yo.

-"Diviertete mucho, y no me engañes con nadie"- Me dice.

Reí, que irónico, me pareció un poco fuera de lugar el comentario. "No me

engañes con nadie" cuando él estaba con su novia en León, durmiendo juntos y

haciendo no sé que cosas juntos y no sé que más... Me detuve. No quería pensar

en eso, aparte de que me dolía mucho, era innecesario.

Traté de enfocarme en las cosas bonitas a su lado. Me puse mis audífonos, y

encendí la música de mi iPod. De pronto se puso la canción de "Apareces tú" de La

Oreja de Van Gogh.

"Y de repente apareces tú, mientras me hablas hago que estoy dormida, te

mentiría si negara hoy, que desde entonces sólo sueño contigo"

Y recordé como nació todo, como ambos fingimos estar dormidos, y como

ciertamente desde entonces sueño con él, día y noche.

Pero una canción volvió a sonar, y sentí como cada letra de la canción

representaba realmente lo que sentía por él. La canción era "Por ti" de El Canto del

Loco. Así que emocionado, tomé mi celular y le mandé un mensaje de texto a

Frank.

-"Acabo de escuchar dos canciones que describen perfecto lo que siento por ti.

Óyelas, por favor. Te las dedico, se llaman, apareces tú de LODVG y Por ti del

canto del loco"- Decía el mensaje.

A los pocos segundos escuché el celular.

-"Sí guapo, ahorita las escucho"-


Y sonrío mientras continuo escuchando "Por ti". Realmente había encontrado una

canción que podría representarme. Podría marcar algo que duraría siempre.

A los minutos vuelve a sonar mi celular.

-"No manches, que canciones tan hermosas, ¿De verdad eso sientes? Muchas

gracias, te quiero mucho de verdad, no las olvidaré"- Y me hizo sonreír.

Seguimos platicando un poco vía texto de que era lo que hacía, y me contaba lo

aburrido que se encontraba.

Llegamos a Guadalajara, y no paraba de escuchar la canción. Era hermosa. Y me

sentía feliz.

Durante el día me mensajee con Frank, preguntándonos que hacíamos cada

quien.

No podía evitar sonreír, de pronto todos mis celos se desvanecían, durante todo el

día, desde la mañana hasta la noche, no dejamos de mandarnos mensajes. Me

sentía enamorado, como un niño. Emocionado. Amado. Ilusionado. Entonces

decidí hacer algo, llegando la noche. Algo que quería hacer hace mucho, porque

mis palabras ya no podían expresar lo que yo sentía realmente. Tenía que decirlo,

tenía que sacarlo. Sentía que era el momento. Así que tomando el celular, escribí

un mensaje a Frank que decía.

-"Frank, no sabes lo feliz que me haces. Te amo"- Y pulse enviar. Y sentí como

mis nervios comenzaron a brotar, y mis piernas a sentir que flotaban. Le había

confesado que lo que sentía era serio. No un simple te quiero. Y estaba dispuesto

a arriesgarme. Era el momento, y lo sentí salir de mi ser. Ahora sólo quedaba

esperar una respuesta.


XIII

No llegaba la contestación. Sabía que no debí haberlo dicho, me dejé guiar por la

emoción, y por el deseo incontrolable de confesarlo. Que tonto, no podía creer

que había hecho eso, está bien, yo lo sentía, pero él estaba pasando por

momentos de confusión, y se encontraba junto a su novia, tal vez ese "te amo"

podría aparentar como un muero de celos. No podía dejar de pensar en eso. Sin

embargo en el fondo me sentía feliz. Aunque sí me equivoqué, realmente lo

amaba. Sabía que mi amor hacía él era serio, y comprometido. Así que dejé mi

dilema tranquilo y me dispuse a dormir.

Evidentemente en el transcurso de la noche, no recibí respuesta, y me quedé

dormido. A la mañana siguiente, me desperté temprano, y no le mandé ningún

mensaje para no verme más insistente de lo que ya me había visto. Así que me

arreglé para asistir a la fiesta de bautizo de mi pequeña prima, que mis papás

serían padrinos. Nos dirigimos a la celebración religiosa, y me olvidé un poco de

lo que había hecho un día anterior.

De repente a mitad de la misa, mi celular sonó en su tono de mensaje. -"Frank"-

Pensé.

Saqué mi celular, para silenciarlo, no sin antes recibir un regaño de parte de mi

madre, y abrí el mensaje.

-"Perdón pero ayer me quedé dormido y ya no te pude contestar, que bien que

sientas eso por mí, ¿estás seguro de eso?"-

Maldición, evidentemente era la respuesta que mi razón esperaba, pero no mi

corazón. No le creí que realmente se quedara dormido, pero igual decidí ignorar
esa parte. Comenzaba a sentir una especie de culpa, y de decepción. Así que

mejor decidí de calmar un poco todo.

-"Disculpa, sí estoy seguro de eso, pero no debí haberte dicho eso ni por

mensaje, ni en ese momento, de verdad disculpa"- Le mande un mensaje.

A los minutos recibo otro mensaje de él.

-"No, está bien, no pasa nada, si quieres luego hablamos de esto en persona, no

quiero decir algo sólo por compromiso"-

Y entendí, tenía razón, prefería que esas cosas las habláramos con calma, y que

no me respondiera un simple "yo también" forzado.

El silencio se volvió notorio en nuestra comunicación. Así que me dediqué a

disfrutar de la fiesta, y tratar de tranquilizarme por lo que había dicho. A media

tarde, mi celular vuelve a recibir un mensaje de Frank.

-"¿Por qué no me has mandado nada? Tampoco significa que no te quiera"-

Y me hizo sonreír. Así que le escribí en respuesta.

-"Estoy en la fiesta de bautizo, no es que no quisiera platicar contigo, yo también

te quiero"-

-"No me acordaba, estás de fiesta, disfrútala y acuérdate de no engañarme con

nadie"- Me responde en unos minutos.

-"Claro que no tonto, ¿Tú qué haces?- Le mando un mensaje yo.

-"Estoy con Gaby, en un plaza comercial comprando cosas, pero ya me aburrí"-

Y me llegan un poco de celos. No podía creer que los celos me llegaran así de

fácil, pero al menos esos sí los pude controlar. Me tranquilicé y seguí platicando

con él, como si eso realmente no me hubiera importado.


Llegó la noche y la fiesta concluyó en la madrugada. Lo último que supe de Frank

es que ya se iba a dormir, porque iba a visitar al día siguiente otro pueblo (que no

recuerdo el nombre) que estaba en Guanajuato.

A la mañana siguiente me despierto, y arreglo mis cosas porque me regresaba ya

a mi ciudad y a mi hogar. Así que le aviso a Frank.

-"Ya estoy saliendo de Guadalajara, ¿Tú cuándo regresas?- Le pregunto.

Me responde casi una hora después.

-"Mañana mismo, le dije a Gaby que me tenía que regresar porque tenía cosas

que hacer, pero la verdad es que me estoy aburriendo demasiado"- Leí en su

mensaje.

No sabía que tan cierto era eso, mencionaba mucho que su viaje con Gaby le

aburría y que no lo estaba disfrutando, pero sentía que tal vez lo decía para no

quedar mal conmigo, o tal vez como para hacerme entender que no tenía nada de

que preocuparme. No sabía, y mi mente quería suponer muchas cosas. Pero decidí

mejor no darle mucha importancia a ese asunto.

No contesté su mensaje. Así que unos minutos después que llegué a mi casa y ya

me encontraba desempacando vuelvo a leer otra vez sus palabras.

-"Es oficial. Llego mañana. Dime por favor que te voy a poder ver, porque todo

este tiempo me he estado muriendo de ganas por ya verte"-

Sonreí, sentí como mi corazón se alegraba, y como me derretía por dentro por sus

palabras. Moría de ganas por verme, no podía creer lo que estaba diciendo. Tal

vez sí se comportaba muy confuso, pero cuando quería ser tierno, sabía como
sorprenderme de la nada.

-"Por supuesto que sí, yo muero por verte también, me avisas en cuanto llegues y

vemos que hacemos para vernos ¿Ok?"- Le mandé un mensaje ahora yo.

Que felicidad, me sentía como si no lo hubiera visto por una eternidad, y por fin

lo volvería a ver, sentía la emoción de que ya fuera un nuevo día y poder verlo,

besarlo, abrazarlo y tocarlo. Mis fantasías con él, se presentaban con sólo

acordarme que ya lo vería al día siguiente.

Durante el resto del día no paraba de escuchar las canciones que le había

dedicado. Ya por la noche recibo uno de sus últimos mensajes del día.

-"Ya me voy a dormir, mañana me levanto muy de madrugada, porque quiero

llegar temprano a Autlan, Gaby está enojada conmigo, pero ya quería

regresarme"-

Ok, si se refería a mí o no, no me importaba, me imaginaba que la razón de su

prisa era por estar conmigo, y nada más. Tal vez fuera cierto o no, pero así lo

quería ver, no importaba nada. Así que le mande un mensaje diciendole.

-"Ok flaco hermoso, aquí te espero mañana, con mis brazos abiertos esperándote

para que estés aquí"-

-"Aaw, no sabes como espero estar entre tus brazos ya, te quiero mucho, prepara

tus labios que los voy a besar todo el día"- Me llega su mensaje.

Mi corazón latía con fuerza, con amor, con ilusión. Lo amaba, tal vez decírselo fue

muy precipitado, pero era real. Me encantaba todo el sentimiento que tenía hacía

él.

-"Te besaré todo el día. Ya muero por abrazarte y ya tenerte a mi lado. Te quiero

mucho también"- Le escribí yo.


-"Descansa mi chinito hermoso, ya me dormiré, te quiero, y te veo mañana"- Me

mandó por fin su último mensaje.

¿Cómo lo lograba? ¿Dónde estaba el Frank serio, sin emoción, que ni siquiera me

miraba hacía unos días? ¿Por qué era de pronto tan amoroso? ¿Será que habrá

pensado en ese "te amo" que le dije, y está comenzando a sentir más por mí? Las

dudas me invadían la cabeza, pero la emoción era más notoria. Por fin lo volvería

a ver, fueron unos días de ausencia, pero la ausencia se sentía desde que

habíamos vuelto de las vacaciones. Y por fin sentía que algo nacía, algo diferente

y más fuerte. Tal vez, después de todo, ese "te amo" no estuvo del todo mal.

XIV

Me dispuse a dormir con una sonrisa en el rostro, deseando que la mañana

comenzara y que el día siguiente fuera especial, puesto que me encontraría a

Frank. Era curioso, que sintiera tanta emoción por verlo, sólo nos habíamos

separado unos días, pero sentía como si hubiera sido más, y el hecho de que la

espera terminara, me emocionaba y no me dejaba dormir del todo. Me relajé

pensando en nuestras vacaciones juntos, imaginando que estaba a mi lado,

abrazándome tiernamente. Como extrañaba sus abrazos.

A la mañana siguiente me levanto a las 10 de la mañana. Había dormido nueve

horas, y me sentía completamente descansado. Me salí de la cama y revisé el

celular para comprobar la hora. Me encuentro con que tengo un mensaje que

recibí más temprano.

-"Ya estamos saliendo de la central de autobuses, llegamos en unas horas. Ya te

quiero ver"-
Frank. Claro, que emoción era despertarse y encontrarse con un mensaje así, era

hermoso, mágico, y me ponía una sonrisa idiota en el rostro involuntariamente.

Me quité la pijama, y me cambié, y salí disparado a la cocina a desayunar.

-Oye ma, ¿Puede venir Frank un rato a la casa?- Le pregunto.

Mi mamá me mira y responde preguntando.

-¿Qué no estaba con su novia en Leon?-

-Sí, pero ya llegó desde ayer, sólo fue unos días...- Piensa en algo rápido, una

excusa rápida... La escuela claro, pensé- Y como ya voy a entrar a clase, me dijo

que iba a ayudar con mi proyecto de contabilidad ¿Puede venir?- Le pregunto

nuevamente.

Ok, mi excusa era demasiado tonta, y tal vez mi mamá no creyó del todo lo que

dije, pero al final accedió.

-Pues está bien, además tu papá y tu hermano salieron, y no llegan hasta en la

noche. Que nos acompañe a comer entonces- Dijo mi mamá.

Perfecto, mi mamá había aceptado, estaba muy contento, aunque tal vez no era

algo del todo real, me sentía como si Frank iba a comer con nosotros como si

fuéramos su segunda familia, como si fuéramos algo más. Terminé mi desayuno y

regresé al cuarto. Inmediatamente, tomé el celular y mandé un mensaje.

-"Que bueno. ¿Ya llegaste? Puedes venir a la casa si quieres, te invito a comer y

aquí te quedas lo que gustes"- Le escribo.

-"Sí ya estoy aquí, justo acabo de llegar, y sí voy, sólo deja descanso un poco del

viaje"- Me contesta a los minutos.


Que felicidad, me sentía tan feliz, sentía como la emoción de volver a tener ese

sentimiento que nos envolvía en el pueblo, un sentimiento de amor, de estar

juntos a pesar de todo, de entregarme a él. Ya quería verlo. Miré mi cuarto y era

un desastre, morí de pena, no iba a permitir que Frank viniera y yo tuviera mi

cuarto hecho un basurero. Así que comencé a arreglarlo.

-¿Y eso que arreglas tu cuarto?- Me dice mi mamá. Que pasó justo por ahí- ¿Te

da pena que Frank lo vea así o que?- Me dice riéndose.

-Pues algo así- Le contesto.

-Debería de venir más seguido, para que lo arregles siempre- Me contesta

sarcásticamente y se va.

Ya estaba listo, y un mensaje de Frank me sorprende otra vez.

-"Ya voy para allá"- Decía.

Mi corazón comenzó a bombear más sangre de lo normal, sentía como mis

piernas se hacían agua, y que mi respiración se agitaba. Que emoción, no podía

creerlo. Decidí hacer el momento un poco más romantico, y en mi iPod, y junto

con unas pequeñas bocinas. Coloqué una lista de las canciones que le había

dedicado, y que no podían faltar obviamente, "Apareces tú" y "Por ti". Se acercaba

el momento.

Por mi cuerpo pasaban todo tipo de sentimientos, nervios, ansias, amor, emoción.

No sabía ni que pensar.

De repente escucho que tocan el timbre.

-Ya llegó- Pensé para mi mismo. Me asomo por la ventana de mi cuarto que da
precisamente al jardín de la casa donde está la puerta de entrada. Era él.

Cambiado de una forma tan guapo, casual, con Jeans, playera Hollister blanca, un

poco ajustada al cuerpo. Lucía muy guapo. Aunque su mirada era seria, se notaba

un poco impaciente y acelerado.

Me retiro de la ventana y salgo de mi cuarto a la puerta de la casa, la abro, y salgo

al jardín.

-Hey que onda- Lo saludo.

-Hola- Me saluda con una enorme sonrisa.

Su mirada me decía todo. Me miraba con alegría, con un brillo en los ojos. Me

derretí por dentro, y otra vez, una sonrisa de idiota se plasmó en mi cara.

-Llegaste pronto, pensé que te ibas a llegar casi a la hora de comer- Le dije, ya

abriendo la puerta que da al jardín de la casa y que está directamente en contacto

con la calle. Entra y me dice susurrando.

-Ya me hacía falta verte- Y me sonríe.

Tal vez ya lo había mencionado antes. Pero su sonrisa era lo que más me gustaba

de él. De verdad tenía la sonrisa más hermosa que había visto hasta ese

momento. Irradiaba ternura, felicidad y coquetería al mismo tiempo.

Sólo le sonreí de vuelta y lo miré tiernamente.

-Má, ya llegó Frank- Grité un poco.

Mi mamá se asoma por la sala y nos dice.

-Ok, ¿Ya quieren comer?- Para y saluda- Hola Frank.

-Hola señora- Saluda Frank sonriendo.

-¿Entonces?- Repite mi mamá.


-Más al ratito, vamos a empezar a trabajar un rato, y ahorita vamos- Le digo yo.

-Está bien, yo comeré a las 2 en punto, tengo que irme pronto- Dice mi mamá.

-Está bien, ma- Le contesto.

-Con permiso- Dice Frank.

Y nos retiramos del cuarto del comedor y nos vamos a mi cuarto. Ya estando

adentro, estábamos en silencio. Yo no podía parar de pensar en que ya quería

besarlo, aunque me daba algo de nervios que mi mamá estuviera ya aquí.

-¿Cómo te fue?- Le pregunté rompiendo el hielo.

-Pues bien y medio mal- Me dice.

-¿Por qué?- Pregunto yo.

-Pues me aburrí mucho, hice muchas compras, pero también bien tontamente

dejé mi cartera y unas bolsas que había comprado en un taxi- Me dice- Hasta te

traía un regalo, pero lo dejé ahí y ya no pude traer nada-. Me dice sintiéndose mal

consigo mismo por su descuido.

-Tú eres mi mejor regalo Frank- Le digo mirándolo a los ojos y sonriendo un

poco- No importa nada más.

De pronto sonríe y se abalanza contra mí, me abraza y me tumba a la cama en un

abrazo profundo y fuerte. Yo comienzo a reír silenciosamente. Y me besa. Suave y

despacio. Un beso corto. Pero me supo al más delicioso manjar que por unos días

no podía comer. Me transportaba a otro mundo diferente. Era lo mejor.

-Mi mamá está aquí cerca, nos puede descubrir- Le dije.

-Te extrañaba- Me dijo seriamente, mientras nos levantábamos de la cama.

-Yo también- Le dije, y le di un beso rápido.

Me sonrío y me miro otra vez.

-¿Qué le dijiste a tu mamá que íbamos a hacer?- Me pregunta de la nada.


-Que me ibas a ayudar con mi proyecto de contabilidad, ya que tú eres buenísimo

en eso- le dije riéndome.

-Pues sí soy eh- Me dice.

Saqué mi cuaderno y me dice.

-¿Es en serio?-

-No si no quieres- Le dije riéndome.

-No, pues está bien- Me dice riéndose también.

De pronto mi mamá se aparece, y un frío me recorre, afortunadamente estaba

lejos de Frank, que aun estaba en la cama, con mi cuaderno de Contabilidad.

-Ya casi comemos, porque me tengo que ir de verdad ya-

-Pues si gustas comemos de una vez- Le digo yo- ¿Tienes hambre?- Le pregunto

a Frank.

-Sí algo, no he desayunado- Me dice.

-Pues me hubieras dicho y ya estuviéramos comiendo- Le digo.

Sube los hombros y sonríe. Y mi mamá dice.

-Ok, pues a comer-

Nos dirigimos a la comida, la plática consistía en que le había parecido su visita al

pueblo, y algo incomodo mi mamá preguntaba por la novia de Frank, a lo que

Frank muy directamente contestaba a todas sus preguntas. Se hizo más tarde, y

después de una sobremesa, mi mamá se fue.

-Nos vemos, llego al rato como a las 6- Dice saliendo de la casa.

-Ok ma, nos vemos- le digo yo, sintiendo la emoción de que Frank y yo nos

quedaríamos solos.
De pronto oigo como el carro se va. Y me regreso a la cocina donde me encuentro

a un Frank sonriendo.

-Hola de nuevo- Le digo.

Me sonríe y se abalanza sobre mí. Me abraza y besa en la boca, su beso era

desesperado y apasionado, mientras sus manos me cubrían la espalda, y me

acariciaban. Termina el beso, y me abraza tan fuerte que me levanta del suelo,

cargándome pero sin soltarme del abrazo. Me mira a los ojos, mientras estoy

arriba, y me dice.

-Eres lo mejor que me ha pasado- Me baja y me vuelve a besar. La pasión

comenzaba a brotar en nosotros, y el calor se comenzaba a sentir en nuestros

cuerpos. Me sentía apasionado, prendido, y comenzó a avanzar con él, y lo

empuje a la pared. Y lo comencé a besar ahí, contra la pared y sintiendo su

cuerpo candente junto al mío. Pasé mis manos por su pecho, su abdomen, y baje

a su pene, estaba erecto... pero se separa, y sonríe.

-Espera, yo también te extrañaba, pero vamos a un lugar más cómodo- Su

sonrisa traviesa me miraba, y sabía que se refería a mi cuarto.

-Ok- Le dije, y sonriendo caminamos al cuarto.

Mi iPod seguía reproduciéndose. Entramos y nos sentamos en la cama. Nos

miramos y nos volvimos a besar sin decir nada. Dejando que nuestros cuerpos

hablaran por si solos. Nos tumbamos en la cama, y los besos no paraban,

comencé a tocarlo por todo el cuerpo. Su espalda, su pecho, su pene, su trasero.

Mientras sus manos, tocaban el mío. De pronto su mano se metió a mi pantalón y

comenzó a tocarme el pene.

Nuestros besos no paraban, y sentía como el calor del ambiente crecía y crecía.

-Te quiero mucho- Le dije mientras me tocaba.


Y sentí como se prendía más. Metí mi mano a su pantalón y sentí su pene

completamente erecto que estaba ya caliente. De pronto desabrocha mi pantalón

y siento el deseo de gritar que me lo quitara todo. Pero solo lo desabrocha y lo

baja un poco, dejando mi pene al aíre y al descubierto. Le hago lo mismo, y nos

encontrábamos con los penes de fuera, nos besábamos sin parar, y su mano

comenzó a masturbarme, cuando yo empecé a masturbarlo a él. De pronto el

iPod, comenzó a tocar "Por ti". Y yo sonreí mientras lo besaba, él abrió los ojos, y

reconoció la canción.

-Está hermosa- Y se abalanza en un abrazo fuerte, sin soltar mi pene.

La excitación era enorme, sentía un amor profundo, una pasión, algo

indescriptible, sentía que el cielo era nuestra cama, y que nosotros podíamos

sentir algo más allá de lo común. Me encantaba.

-Te quiero tanto- Le vuelvo a decir, y su mano me masturbaba con mayor

excitación.

De pronto, siento como su cuerpo se estremece, y termina eyaculando en la cama.

Que momento tan excitante y apasionado. Me mira, sonríe y me dice.

-Te amo-

XV

Entonces, dejó de tocarme. Yo sonreí y lo abracé haciendo que se colocara sobre

mi pecho, estábamos sudados, y yo al no haber terminado me encontraba un

poco excitado aún. Pero, dejé que ese momento fuera único. Me dijo “Te amo”,

traté de sentirlo en lugar de actuar agradecido, y por eso lo abracé en mi pecho,

como protegiéndolo, como diciéndole, ese sentimiento está a salvo conmigo, y yo

te prometo que te corresponderé siempre.


Durante unos minutos, no dijimos nada. Él se quedó como sintiendo que mi

pecho era su guarida, y que mis brazos lo envolvían en amor. Yo sabía que lo

amaba, con cada fibra de mi ser, lo amaba. Y no había palabra para demostrarlo,

simple y sencillamente hacérselo saber, estando ahí.

-Nunca pensé que llegaríamos a esto- dice Frank rompiendo el silencio de la

nada.

-¿A qué te refieres?- Le pregunto.

-Nunca pensé que llegaría a tener esto con un hombre, a estar así. Pero tú me

inspiras confianza- Me dice.

-Tú me inspiras amor- Le digo y lo abrazo fuertemente, y lo beso en la frente.

-Que cursi- Me dice riéndose ligeramente.

Me rio, y nos incorporamos un poco.

-Qué asco, dejé todo embarrado aquí- dice al ver su semen sobre las sabanas.

“Qué excitante” Pensé yo.

-Pues ahorita quito la sabana- le dije yo.

-Pero deja limpio- me dice, entrando al baño de mi cuarto, sacando papel

higiénico, y limpiando el resto de semen.

Terminando, le digo.

-Listo-

Me besa, me mira a los ojos y ahora él me dice.

-Ahora sí, listo-

-¿Te gustaron las canciones que te dediqué?- Le pregunto

-Sí, están súper chingonas, en cuanto me dijiste, agarré una computadora y me


puse a oírlas- Me dice emocionado.

-Uno que sí te dedica canciones- Le dije haciendo drama en broma.

-Aay sí, no dramatices, que yo de hecho te iba a decir que tengo una canción que

describe lo que siento por ti, la escuché en el camión cuando venía para acá, y me

acordé de ti- me dice sonriendo.

-¿Ah sí? ¿Y cuál es?- Le pregunto sonriendo como idiota frente a él.

-Se llama “Tocame” de Sin Bandera- Me dice.

No la había oído, así que saqué mi laptop y entré a YouTube, y la escuché. De

pronto comprendí un poco más lo que él sentía sobre todo un miedo que le

presentía, por la parte de la canción que decía “Porque estoy muy preocupado

para que nada me falle, y deje de hacer las cosas solamente por amar”

Termina la canción, lo miro y lo beso; mientras acaricio su cabello.

-Está muy bonita- le digo.

-Y mira también quiero que veas este video, cuando lo vi me acordé de nosotros-

Me decía como tierno, pero como tímido.

Tomó mi laptop, y colocó el video de “Amor del bueno” de Reyli con Miguel Bose.

-Qué bonito- Le vuelvo a decir.

Sonriendo, y sintiéndome más enamorado de lo que ya estaba lo abrazo.

-¿Por qué no te tengo en Facebook?- Me dice de la nada.

-Porque no me caes bien- Le digo bromeando.

Sonríe y entra a su cuenta de Facebook, y me agrega.

-Listo, más te vale que me aceptes- me jala de la nariz y me sonríe.


-Lo pensaré- Le digo yo igual sonriendo.

Salimos del cuarto, notaba a Frank muy emocionado, muy feliz, nos dirigimos a la

cocina y toma una naranja, y comienza a comérsela. Yo me subo al pretil, o la

barra de la cocina, y él se sienta en un banco recargándose sobre mí, mientras yo

subo mis manos sobre sus hombros y coloco mi barbilla sobre su cabeza.

-Te iba a traer un llavero muy padre, estaba hecho de cuero y decía tu nombre

grabado, pero lo perdí, yo me compré esto- Me dice señalando una pulsera negra

también de cuero, que tenía una placa de metal plateada al frente- el llavero se

parecía a esto, pero estaba grabado tu nombre-

-No importa Frank, está bien igual gracias- Y lo abrazo hasta con los pies,

envolviéndolo.

-Toma- Me dice, y se quita la pulsera que compró para él, y me la da- no me voy

a quedar con las ganas de regalarte algo.-

-¿Seguro?- Le pregunto.

-Muy seguro- Responde.

Y nos besamos, de una manera que sólo le he visto al hombre araña, el inclina su

cabeza hacía atrás, y nos besamos al revés. Ese beso fue tierno, interesante,

mágico, y con un agradable sabor a naranja.

-Sabes a naranja- Le dije riendo- Gracias- Me pongo la pulsera, me inclino y le

beso la mejilla.

-Diego- me dice serio.

-¿Qué pasó?- Le pregunto.


-Me estoy enamorando de ti- Me lo suelta de la nada.

-Yo ya estaba enamorado de ti- le digo, me bajo de la barra, lo veo fijamente, y lo

abrazo.

-De verdad eres lo mejor que me ha pasado- Me dice.

Era oficial, me tenía más que enamorado, el momento se puso demasiado

romántico, y no sé si fue la distancia, o que fue, pero de pronto todo ese día

parecía rosa, perfecto, como si nunca volvimos a la realidad de las cosas. Su

pulsera, sus besos, sus acciones, sus palabras, sus confesiones, me alimentaban

el corazón, me hacían amarlo con cada latido de mi corazón.

-Y tú eres lo más maravilloso que existe- Le dije y ahora yo me coloqué en sus

brazos.

Al poco rato, nos fuimos a la sala, comenzamos a platicar de nuestras aventuras

en el pueblo, y lo bonito que fueron esas vacaciones. De pronto la incomodidad

volvió y él me preguntó sobre quien había sido la persona con la que ya había

tenido un encuentro, y le dije quien, al parecer él ya lo conocía, pero no sólo eso,

lo odiaba.

-Pero, fue algo estúpido, una fiesta, me empezó a tirar la onda, estaba borracho y

sólo me hizo un oral- le dije muy triste, y sintiéndome hasta sucio.

-Maldito, lo odio… yo quería ser el primero- dice silenciosamente y triste, pero

rápido dice- Es que es un idiota, se la pasa creyéndose la gran cosa-

-Lo siento, pero nunca habrá nada con él, nunca hubo nada, sólo eso- Le dije

queriendo cerrar el tema.

-Perdón ya, no hablaré de eso, ¿tú quieres hablar de algo?- me dice.


De pronto, las dudas me nacieron del alma, y le pregunté.

-¿Y cómo te fue con Gaby?- paré, lo miré fijamente, mientras me miraba- es

decir, ¿hubo algo entre ustedes allá en León?- Quizá no debía haber preguntado

eso, pero él había comenzado con los temas incómodos, y eso es lo que más

mataba pensar mientras él no estaba.

Me sonríe y me dice.

-Ay Diego, ni siquiera dormí en el mismo cuarto que ella, no hay nada entre

nosotros desde hace poco, siento que las cosas ya no son como antes, ya no

siento ganas de estar con ella, ya no quiero estar con ella- Me dice seriamente.

Yo sólo escucho, eso en el fondo me alegra, pero igual quería escuchar lo que me

decía.

-De hecho voy a terminarla, no sé cuándo, pero lo haré- Me dice y noto un poco

de tristeza en su cara.

No digo nada, sólo lo miro.

-¿Quieres enfrentar esto, tú y yo, juntos?- Le pregunto, después de unos

segundos de silencio.

Asiente, y sonríe un poco nervioso pero dice.

-Sí-

-¿Y qué hay de Cynthia?- Cynthia era su compañera con la que salió.

-Nada- me dice serio.

-¿Nunca hubo nada serio?- Le pregunto.

-No- vuelve a responder serio.


Tal vez esto sí se volvió demasiado incómodo, pero tanto él como yo teníamos

que preguntar eso, si realmente queríamos intentar algo entre nosotros.

-Creo que necesitamos esto- Le dije al verlo que estaba con los ojos llorosos, y lo

abracé.

Lo abracé de tal forma que pudiera decirle, estoy a tu lado, tanto tú como yo, nos

protegeremos, y estoy aquí, no temas, no llores, no te sientas mal, y no me

sentiré mal.

Me correspondió el abrazo, y nos quedamos un momento así.

-¿Estás bien?- Le pregunté después de que nos soltamos.

-Muy bien, gracias por estar conmigo- Me dice.

-Siempre estaré contigo- Le digo y le doy un beso pequeño.

Mis palabras salían de mi boca como si no hubiera otras más que decir. Quería

estar con él por siempre, de alguna manera, estaba viviendo lo que siempre soñé,

con altibajos, pero tenía al hombre que había deseado desde hace años, y no iba a

perderlo tan fácil, de mi parte, estaría a su lado, siempre. Por siempre.

XVI

Nos abrazamos unos segundos, procurando hacernos sentir que estamos ahí para

el otro. No dijimos nada, nos soltamos, nos miramos y sonreímos. Fue suficiente.

-Pues bueno, intentemos esto- Dijo Frank serio.

-Sí- Dije yo, con un suspiro al final.

Nos quedamos un tiempo platicando en la sala, pasaron unas horas, y mis papás

llegaron ya por la noche, con cara de cansados.

-Buenas noches- Saludan indiferentes.


-Buenas noches- Decimos Frank y yo.

-Ya nos vamos a acostar, nos cansamos mucho de andar de un lado para otro-

Dijo mi mamá- Si quieren cenar, ahí busca que hacer no Diego?-

-Sí está bien, ahorita veo-

Frank permanecía serio, me intriga verlo así, estaba serio pero como pensando en

muchas cosas, inclusive hasta emocional. Traté de disfrutar todos los

sentimientos que había tenido hasta el momento, y entender que seguramente

sólo era difícil por lo que estaba atravesando ahora.

-Y, ¿Qué quieres cenar?- Le pregunto, cuando mis papás subieron a su cuarto a

dormir.

-Me dijeron que hay unos tacos muy buenos por aquí, siempre he querido venir,

¿Vamos?- Me dice, pareciendo ahora que nunca estuvo pensando, distraído.

-Vamos, sí, ¿los que están del otro lado de la cuadra?-Le pregunto.

-Sí- Responde.

Caminamos hacía allá, mientras platicábamos, las cosas más simples.

-Ya te acepté en Facebook- Le dije mostrandole mi celular.

-Más te vale- Me dice sonriendo.

-¿Te pongo en una relación?- Le dije en broma. Pero al parecer mi broma no fue

del todo asertiva, pues se tensó, dejó de mirarme y siguió caminando, y sólo se

río de manera sarcástica.

-No manches- Dijo.

Creo que era algo con lo que tenía que ir aceptando poco a poco, para mí era
importante que las cosas con él se dieran, y ya poder decir oficialmente que lo

amaba, y que eramos una relación seria, pero a él, ciertos aspectos le seguía

molestando o causando algún tipo de conflicto.

-Era broma- Dije casi susurrando, y sintiéndome un poco raro, por haberlo dicho.

Llegamos al local donde se encontraba vendiendo los tacos, y cada quien pidió su

orden. Al momento de pagar, yo iba a pagar los míos y él los suyos. Cuando dice.

-Se cobra las dos ordenes-

-Frank, ¿Por qué haces eso? No es necesario, yo pago lo mío- Le dije.

-Yo pago, no pasa nada- Me dice otra vez.

La señorita que cobraba las ordenes, tan sólo nos miraba desconcertada, y

esperando que tomara una decisión.

-Frank, déjame pagar a mí- le dije.

Frank me miró y sonrío, mientras me decía.

-Ya Diego, no seas sangron, déjame hacerlo-

Esa discusión se volvía bastante incomoda, pero tierna, no conocía lo tierno que

puede ser discutir por cosas así, y lo hermoso que es que tuviera el gesto de

pagar por mí, acepté, aunque en lo personal no me gusta del todo que paguen

mis cosas, o hagan este tipo de cosas por mí.

Nos retiramos de ahí, y regresamos a la casa, ya era de noche, y la oscuridad ya

tenía mucho que se hizo presente. Regresamos a la casa, mientras me

preguntaba, cuanto tiempo iba a durar conmigo.


-No te regreses- Le dije en broma, pero queriendo sonar tierno- Quédate a

dormir aquí.

-Ay sí, y que tus papás nos vean que estuvimos todo el tiempo juntos, y

dormimos juntos como todo una pareja feliz- Dijo sarcásticamente, haciendo

notar que sería demasiado obvio lo que pasaría, y era algo que tanto él como yo

no queríamos, pero sobre todo él.

Entramos a mi cuarto, y me dice.

-Además he estado más tiempo contigo que con mi familia, ¿te das cuenta cuanto

te quiero?- Me dice, y me da un pequeño beso en la mejilla.

Lo abrazo y me recuesto sobre la cama, tumbándolo a mi lado.

-No sabes como extraño estar de vacaciones en el pueblo contigo, dormir a tu

lado, era hermoso- Le dije.

-Lo sé- Y me abraza- También lo extraño, esas vacaciones me cambiaron

¿Sabes?-

-¿Cómo?- Pregunto.

-Sí, soy otro. No sólo por esto, estoy haciendo cosas que no había hecho, me

estoy dejando llevar por esto, muy fácil y no sé por qué- Me dice

-¿Y te sientes mal por eso?- Le pregunto.

-No- Y me abraza y me besa en la boca muy apasionadamente.

No quería mencionar otro "te amo". Aunque sí tenía ganas de decirlo, tal vez

después de la plática sobre que camino tomaremos, y la incomodidad que se

vivió, no quería comprometerlo a más, aunque él ya me lo había dicho.

Sin embargo, me demostraba su cariño de otras formas.


-Eres alguien maravilloso- Me decía y me tocaba el cabello, y me besaba.

-Tú eres lo más maravilloso que he conocido en mi vida- Y era verdad.

Frank me hipnotizaba, era otra persona con él, sentía que no podía controlarme a

mi mismo al estar con él.

Siempre he sido una persona en mi vida, que desde adolescente me han enseñado

a ser independiente, y por lo mismo, me gusta saber que tengo el control

conmigo mismo. Sin embargo, lo que siento por Frank, es lo único en mi vida que

no puedo controlar. No puedo dejar de sentir algo por él, él no puede dejar de

gustarme. Y me daba cuenta que era posible, eso que llaman amor, eso que dicen,

que amor sin locura no es amor.

Suspiraba y nos reíamos de todo, mientras no dejábamos de abrazarnos. Lo

miraba y sabía que no existía nadie en la tierra que me pudiera hacer más feliz

con él. Me preguntaba, ¿Cómo alguien puede hacerte perder la noción de tu

razón, hacerte sentir que lo necesitas, hacerte sentir que nada en la vida tendría

sentido, si no estuvieras con él? ¿Cómo alguien puede provocarte tanto deseo,

tanta pasión, tantas ganas de tocar sus labios, su cuerpo, tantas ganas de sentir

su calor junto al tuyo, y simplemente pasar el tiempo así, a su lado? Tal vez sin

hacer nada, pero tiempo a su lado nunca es tiempo perdido.

El tiempo transcurrió, la media noche llegó, y no parábamos de platicar y de estar

acostados, mientras nos besábamos, y nos abrazábamos.

-Creo que es hora de irme- Me dice- Ya es muy tarde.

Era cierto, pronto sería la 1 de la madrugada, y habíamos pasado todo el día

juntos.
-Prácticamente no estuve en mi casa, ya es hora de regresa- Me dice, y me

acaricia la mejilla, mientras seguíamos acostados.

-Está bien, tienes razón- Le dije. Sintiendo nostalgia, a pesar de que habíamos

pasado todo el día juntos, en uno de los mejores días de mi vida, y aun no se iba,

ya lo estaba extrañando.

-Te acompaño, ¿en qué te irás?- Le pregunto.

-En taxi, aquí hay cerca una estación de taxis ¿no?- Me dice.

-Sí, vamos- le dije.

Cuando llegamos, no se encontraba ningún taxi ahí, al parecer todos estaban en

circulación. El sitio es una plaza típica de un pueblo mexicano, donde hay kioscos,

canchas, prados, fuentes y jardines, y alrededor un andador. Así que nos

sentamos sobre un borde de un prado.

-No me quiero ir- Dice de pronto Frank, y en sus ojos se dibujaba una ternura

eminente.

-Yo no quiero que te vayas- Le dije sonriendole- Eres lo mejor que me está

pasando ahora.

Me mira, y me toma de la mano, aun sabiendo que estamos en un lugar publico,

aunque sin muchas personas alrededor, o cerca.

Esperamos unos minutos más, hasta que llegó por fin un taxi. Me acerqué a él, y

le pregunté si podía dar servicio, el chófer afirmó que sí, y regresé con Frank.

-Frank, sí, está libre- Le dije.

Mientras Frank se acercó. Le di la mano, y tenía un billete.

-Tómalo, tú pagas la cena, yo te pago esto- Le digo sonriendo.

Me sonríe, lo acepta. Y camina hacía el taxi. Se regresa, me da un abrazo y dice.


-Nos vemos-

-Nos vemos- Respondo yo.

Se sube, me mira, sonríe y le digo adiós con la mano. Lo miro alejarse, y regreso a

mi casa, con el corazón lleno de nostalgia. Lo extrañaba más. No entendía mis

sentimientos, sólo los disfrutaba, hasta sentir nostalgia me gustaba por el hecho

de saber que era por él. Aun podía sentir sus manos sobre mi cuerpo, sus labios

sobre los míos, sus palabras en mis oídos. Lo amaba, lo amaba con todo mi ser.

De pronto mi celular suena y leo un mensaje que decía.

-"Gracias por darme uno de los mejores días de mi vida. Te amo"-

XVII

Sonreí como tonto. El mundo no me pasaba por la mente, y disfruté cada una de

sus palabras. Sin duda había sido el mejor día de mi vida. No podía creer que algo

así estuviera sucediendo en tan poco tiempo. Sentía como tanto sentimiento se

me desbordaba, que sonreír por horas era inevitable. Le contesté diciéndole.

-“Gracias por todo. Por cada palabra, cada beso, cada abrazo, y todo lo que me

diste hoy. Eres lo mejor que existe. Yo también te amo”-

Y suspiré. Ya en mi cuarto, me recosté en la cama, y sentí como sus palabras me

envolvían en mi mente, me acariciaban sus recuerdos de ese día, podía aun

sentirlo entre mis brazos, y oler su perfume, su aroma personal, y sentir su

cuerpo. Casi podía sentir que podía tocarlo aun. Me había regalado un mágico

momento, que jamás iba a olvidar. Me quedé dormido, observando la pulsera que

me regaló, y recordando cada minuto con él.


El domingo por la mañana, me despierto, faltaba un día para entrar a clases de

nuevo, y regresar al ultimo periodo de clases de la preparatoria. Y antes que nada,

tomo mi celular y le mando un mensaje, deseándole buenos días. Suspiro por los

recuerdos del día tan feliz que me había dado, y el deseo que me hacía verlo de

nuevo. Teníamos que planear una salida ese día para poder volver a verlo.

Tomo el teléfono y marco a Neto.

-¿Qué onda?-Me saluda Neto con su voz peculiar.

-Hey ¿Qué onda? ¿Vamos a jugar un partidito de volley en la tarde?- Le pregunté,

sabiendo que Neto es tan apasionado con el volleyball que sin duda iba a aceptar.

-Claro que sí we, invita a quien puedas, yo me encargo de invitar a varios- Me

dice.

Sabía que eso iba a suceder, Neto le encantaba jugar y siempre que lo invitaba él

se encargaba prácticamente de organizar todo.

-Ok pues...-De pronto le digo- Oye, invita a tu hermano para que seamos más y

se ponga mejor-

-No creo que pueda, siempre se va con mi papá al rancho en la tarde, y cuando

regresa como a las 5 o 6 de la tarde ya está cansado, pero igual le voy a

preguntar- Me dice- Ya te extrañaba mendigo-

Sonrío y le digo.

-Llevamos unos días sin vernos tranquilo-

-Ya ves más a mi hermano que a mí- Me dice.

Y me tenso un poco, no quería que se hiciera tan obvio todo, pero era algo
inevitable. Sólo me río y contesto.

-Tranquilo, nos hicimos compadres después de vacaciones-

-Bueno, nos vemos al rato pues- Me dice

-Está bien, a las 4 ¿verdad?- Pregunto

-Sí, ahí te veo- Contesta.

-Ok, bye- Y cuelga.

Me dispuse a hacer mis tareas que me dejan del hogar, como generalmente mis

papás salen, y me dejan solo en la casa, mi trabajo en la casa, es limpiar lo más

que pueda. Coloco mi iPod sobre el estéreo y pongo una playlist mientras realizo

lo que tengo que hacer.

De pronto al poco rato, suena el teléfono de mi casa. Y rápido voy a contestar.

-Sí, bueno- Contesto.

-Hola ¿Cómo estás?- Suena una voz algo tímida, suave, grave del otro lado del

teléfono que conozco perfecto.

-¿Frank?- Pregunto.

-¿Esperabas a alguien más?- Me dice sonriendo, pero sin que su voz dejé de ser

suave.

-No, sólo me sorprende que me marques- Le digo sonriendo como tonto.

-¿Qué estás haciendo?- Me pregunta.

De pronto mi corazón latía, me sentía tan nervioso, no podía creer que me

estuviera marcando, Frank era mi primer amor, mi primer relación, jamás sabía

que se sentía o que se tenía que hacer en cosas tan simples como esas, y no
podía controlar las emociones que me invadían.

-Nada, sólo estoy haciendo mis deberes del hogar, todo un trabajador- Le digo.

Qué tonto soné, me dije a mi mismo- ¿Y tú?-

-Nada, tampoco, estoy en la carnicería, veo la gente pasar, estoy aburrido... y me

acordé de ti- Me dice, su voz sonaba tan suave que podría decirse que sonaba

triste.

Sin darme cuenta, la canción que se estaba reproduciendo era la de "Kilometros"

de Sin Bandera, y justó sonó la frase "Que todo el mundo cabe en el teléfono, que

no hay distancias grandes para nuestro amor".

-¿Oíste eso?- Me pregunta.

-¿Qué?- Le digo asombrado.

-La canción, que todo mundo cabe en el teléfono... olvídalo- Me dice.

-Oh sí- Sonrío como idiota.

De pronto se hace un silencio. No sabía que decir, ni él ni yo, me sorprendió que

me marcara. De pronto rompo el silencio diciendo.

-Frank... te quiero mucho-

Él no dice nada, pero escucho que sonríe. Supuse que no me contestó porque

estaba en un lugar público, y tampoco quería que alguien lo oyera diciendo un "te

quiero".

-Diego, me tengo que ir, hay clientes- Me dice de pronto.

-Está bien, nos vemos- Le digo


Y escucho que cuelga. Se hacen las 4 de la tarde, después de haber terminado mis

deberes, que comí y todo.

Antes de irme le mando un mensaje de texto a Frank.

-"Oye, ¿irás a jugar volley con nosotros?-

No recibo respuesta, y me dispongo a ir.

Durante la tarde, el juego se pone divertido, y Frank no estaba ahí. Decidí jugar de

igual manera, y me divertí bastante.

Como a las 5 o 6 de la tarde, veo que llega al auditorio donde estamos jugando.

Mi corazón se acelera, y me trae recuerdos, hacía unos años aquí lo vi las

primeras veces, y ahora aquello que creía imposible estaba siendo realidad.

Durante la tarde, el juego estuvo muy divertido, y se alargó hasta llegar la noche.

Saliendo la diversión entre nosotros no paraba, al final de cuentas, las vacaciones

no sólo me dejaron una relación con Frank, si no una relación más fuerte con mis

amigos.

-Vamos a la casa a platicar un rato- Dice Neto.

-Sí vamos- Dijimos todos.

Frank estaba muy serio, se notaba hasta distante, sabía que se trataba que para él

es más difícil que yo aceptar una relación gay, y por eso no quería verse tan obvio

conmigo delante de su hermano y nuestros amigos.

Al llegar a la casa de los abuelos de Frank y Neto, donde vivían en ese tiempo, su

mamá nos recibió diciendo.


-Frank, si quieren platicar vayan para el patio, porque su abuela está dormida, y

no quiero que la despierten- Dijo. La abuela de Frank era una señora muy

querida, pero estaba grande, y tenía que descansar.

Así que nos fuimos al patio donde tuvimos nuestra pijamada, en el cumpleaños de

Frank. Con unos refrescos, botanas y entre risas.

Entre risas, quisimos jugar "Díganlo con mímica", con la temática de "películas"; el

juego consiste en adivinar títulos de películas, sin decir una palabra, sólo con el

cuerpo. Hicimos equipo Neto y yo, y el otro era Frank y Manuel, mi primo.

Cuando era mi turno de mimicar la película que Frank y Manuel nos pondrían,

Frank se acercó a decirme en secreto, para que Neto no escuchara, porque era él

quien adivinaría.

Se acerca, pone sus manos sobre mi oído, me dice susurrando.

-Diego, te amo-

Se separa riendo. A mí me dejó sonriendo como tonto, lo amaba, que hermoso,

me generó tanta ternura su manera de la nada decirme esas palabras tan

profundas y fuertes. Delante de nuestros amigos, sin que se den cuenta.

-No ya en serio, esta es la película- Me dice aun riendo.

Y me susurra el nombre de la película.

La noche sigue, y las risas seguían. De pronto el Frank serio se esfumó, y sus

miradas hacía a mí eran muy diferentes, me miraba y sonreía, y podía leer en sus

ojos su complicidad, como si sus miradas me hablaran y me dijeran "te deseo" "te

quiero", como si me buscaran.


De pronto, necesito ir al baño, y me dirijo para allá, que está dentro de la casa. Ya

todo estaba oscuro, y al parecer todos los demás dormían. Al salir del baño, me

encuentro con Frank.

-Hola- Le digo sorprendido.

No me dice nada, me da un beso sencillo, y me sonríe.

-Tenía que venir al baño, no creas que te seguí- Me dice sonriendo y siendo

sarcástico. Me vuelve a besar suavemente y rápido, y entra al baño.

Entonces me dí cuenta, en lo que iba a consistir nuestra relación, desde ese día en

adelante. Como todas las relaciones "prohibidas", había que disfrutarlas en

silencio, en la oscuridad, donde nadie nos viera, y donde nadie pudiera saber. Y

tal vez, iba a ser difícil, pero no iba a dejar el mejor sentimiento que pude haber

sentido en la vida, sólo por ese obstáculo.

XVIII

Me regresé al patio, donde se encontraban todos, con una sonrisa estúpida, y una

sensación en los labios, que aun recordaban los suyos. Tal vez si era muy difícil la

situación, y el secreto de mantener todo en silencio era complicado, pero esos

juegos, esas escondidas, y esos detalles, me sabían a lo mejor que puedes probar

en el mundo.

-¿Ya se terminaron de besar?- Dijo Neto.

Me puse un poco tenso, pero no quise verme tan obvio y pregunté despistado.

-¿Quiénes? ¿De qué hablas?-

-Pues tú y mi hermano, que te haces- Responde riendo.


-No te me pongas celoso- Le digo en broma, para calmarlo; tal vez en el aquel

entonces no me percataba lo que Neto sentía por mí, o sí, pero nunca quise

admitirlo, porque no quería arruinar nada entre nosotros.

A los minutos volvió Frank, y con él, volvió su seriedad. De pronto una llamada

entra. Y contestó, era mi mamá.

-¿Dónde estás?- Dice enojada.

-En casa de Neto y Frank- Le respondo sorprendido.

-¿Ya viste la hora qué es?- Sigue diciendo enojada.

La verdad no me había dado cuenta del tiempo que había estado ahí. Pero

supongo que ya eran más allá de las 12 de la noche.

-No, pero ya voy para la casa- Le digo, aceptando que no me quedaba de otra.

-Pero rápido- Me dice mi mamá muy molesta.

Cuelgo y me dice Neto.

-Ya te vas ¿verdad?-

-Sí, era mi mamá que ya era tarde- Le respondo.

-Pues ni modo, nos vemos mañana- Dice Neto.

-Yo también ya me voy, sí es tarde ya- Dice mi primo Manuel, en cuanto dice eso,

sale del patio, y dice- ¿Sólo abro y me voy?-

-Sí- Le contesta Frank- Traes mucha prisa.

Manuel se ríe y lo escucho alejarse.

-Les ayudo a recoger algo- Les digo a los hermanos, y en unos minutos ya estaba

todo en su lugar.
-Buen ya me voy ahora sí- Les digo.

-Ok, te acompaño a la puerta- Dice Frank.

Sonrío para mis adentros, y asiento. Nos dirigimos a la salida, mientras Neto se

despedía y entraba al cuarto a dormir. Salí de la casa y Frank se quedó sobre la

puerta, seguía serio, no me gustaba verlo así, me preguntaba en que pensaba

cuando se callaba tanto.

-Nos vemos luego- Dice, sin quitar su seriedad.

Me resultaba complicado verlo así, después de gestos tan hermosos de amor, de

repente no sabía si besarlo, o si era malo besarlo, no sabía cómo reaccionar ante

ese silencio en su ser. Yo quería un beso de despedida, y si se podía un “te amo”

más. Pero sólo seriedad. Resignado y un poco triste me despedí.

-Nos vemos Frank- Le sonreí un poco triste y me volteé para irme.

-Diego- Me dice de pronto de la nada. Vuelvo a girar hacía él, y camino el paso

que avance.

-¿Qué pasa?- Le pregunto.

Frank mira hacía un lado, luego hacía el otro, buscando o procurando que no

estuviera nadie. Me mira, y me besa en la mejilla. Me sonríe y dice.

-Buenas noches, amor- Y entra a la casa.

Sonrío sin decirle nada, entró muy rápido.

Me dirijo hacía mi casa, sonriendo. Vaya que me era complicado entenderlo, no

sabía por qué era así de raro, o por qué de pronto era tan serio, y parecía pensar

en tantas cosas. Sin embargo mi enamoramiento era tan grande que prefería
pensar en lo hermoso que era amarlo.

Pasaron dos días más. Ya había regresado a clase, y nuestra relación consistió en

vernos, pero no hacer nada, en mandarnos mensajes románticos, pero al vernos,

éramos dos amigos más. No sabía cómo aguantaba eso, me moría de deseo por

estar con él. Por tocarlo, besarlo, estar a su lado, o simplemente estar acostado

con él, oliendo su aroma, sintiendo su calor, sin hacer nada, pero sintiéndolo

cerca. Pero no podíamos o simplemente no pasaba.

En esos días, Freddy volvió a tener contacto con nosotros, y volvimos a ser

amigos. También un mensaje de Frank me sorprendió.

-“Hoy voy a hacer algo que tengo planeado”-

-“¿Qué harás?”- Le respondo con miedo.

-“Voy a terminar con Gaby hoy, me siento muy raro, muy nervioso, pero es lo

mejor. Pero no la termino por ti eeh. En realidad ya era necesario, y me siento

extraño pero hoy hablaré con ella”- Me llega su mensaje.

Me sentí extraño, era como una emoción mezclada con una ligera punzada de

dolor al leer, “Pero no la termino por ti eeh”, no entendía por qué era necesario

mencionar eso. Durante todo este tiempo, jamás le había preguntado a Frank

como estaba, como llevaba su aceptación con el hecho de ser gay, ya iba a

terminar a su novia, y no sabía si se estaba aceptando y por eso lo hacía. No sabía

nada al respecto. Supongo que aún estaba en duda.

-“Está bien. Cualquier cosa, recuerda que estoy aquí siempre para apoyarte. Te
quiero mucho”- Le contesto.

A las horas me manda otro mensaje diciendo.

-“¿Qué crees? Aquí está Freddy, dice que te manda saludos, es demasiado

chistoso, no puedo creer que no haya ido con nosotros de vacaciones, me hubiera

divertido mucho”-

Entonces el Diego celoso volvió. Freddy también es gay, pero en aquel entonces

sólo sospechaba fuertemente eso, sin embargo aún no lo comprobaba. Además

sabía que tenía una personalidad muy mentirosa y falsa, podía inventar muchas

cosas tanto de él, como de las demás personas. Fue por eso que nos peleamos

con él.

Decidí olvidar el tema, que tan sólo le comenté a Frank, que ya estaba yendo a

entrenar, sin mencionar a Freddy en mi mensaje. Al regresar de entrenar ya por la

tarde, llego junto con Neto a la casa de sus abuelos. Comenzamos a platicar y me

doy cuenta que Frank no estaba.

-¿Y Frank?- Le pregunto a la mama de Frank y Neto.

-Fue a echar pegue con su novia- Me dice.

Entonces entendí. Supongo que en ese momento estaba hablando con ella al

respecto, o tal vez se había arrepentido. Me comencé a sentir muy nervioso. No

sabía que estaba pasando en esa plática.

Mis nervios y mi angustia crecía, al darme cuenta que ya era noche, y Frank no

regresaba a su casa, y tampoco había recibido ningún mensaje de él. No me olía

nada bien lo que estaba pasando.


-Yo creo que ya me voy, ya es tarde, y no vaya a ser que mi mamá me regañe otra

vez- Les dije al ver que se estaba haciendo muy tarde.

-Ok está bien- Me dice Neto- Nos vemos mañana.

Me dirijo a mi casa y al llegar, tomo un baño, y trato de no pensar en lo que Frank

estuviera haciendo, pero mi mente ante tanto silencio era inevitable que se

imaginara miles de situaciones posibles. Además nosotros no habíamos tenido

contacto, o hecho algo, desde el beso afuera de su baño. Y la relación era

confusa.

No dejaba de pensar, me acosté porque al día siguiente me levantaría temprano

para ir a la preparatoria. De pronto antes de caer dormido, me llega un mensaje al

celular. Era de Frank.

-“Acabo de terminar con Gaby, no sé por qué estoy llorando, me duele mucho lo

que acabo de hacer”-

No sabía que decir en ese momento, quite mi orgullo, mis celos y todo, decidí

solo ser su amigo, y estar ahí para él.

-“Pues sí, es normal, llevaban muchos años juntos, a pesar de que dices que ya

estaba desgastada la relación no deja de ser difícil terminar con alguien. Llora no

pasa nada, animo”- Le escribí yo.

No quise mencionar, ningún “te amo” ni “te quiero”, ni nada que pudiera significar

algo más. Como dije, quise actuar como su amigo cercano.

-“Gracias, creo que tienes razón, pero aun así era lo mejor, no me arrepiento.

Gracias Diego. Te quiero”-

Ya que lo mencionó él, yo igual le dije.


-“Yo también te quiero, y mucho. Ya hay que descansar porque mañana será otro

día y hay que ir a la escuela”-

-“Ok, buenas noches, descansa”- Me dice.

-“Buenas noches, descansa también”- Le mando al final, dejo el celular, y me

dispongo a dormir.

Llevamos ya unos días en el mes de mayo, el mes en que cumplo años. Al día

siguiente, durante la escuela, mis compañeros me preguntaban con quien me

mandaba tantos mensajes.

-¿Ya andas con alguien o que?-

Supongo que era cierto el hecho de que dicen, que estar enamorado y

embarazada es algo que no puedes ocultar.

-Algo así- Les dije, para que no insistieran más, y no parecer que oculto algo.

-"¿Qué haces? Estoy desayunando solo y no sabes como me dan ganas de estar

contigo"- Me llega un mensaje de Frank.

-"Ya sé, muero por estar contigo, te quiero demasiado"- Le contesté yo.

Durante la tarde asistí a mi entrenamiento de volleyball, y como es costumbre, me

vine platicando con Neto, hasta su casa. Nuevamente no me encontré con Frank.

-"Hey hola, ando en tu casa, ¿Donde estás?"- Le mando un mensaje.

No me contesta. Me resulta un poco incomodo el silencio.

-¿Y tu hermano?- Le pregunto a Neto, tratando de sonar sólo como alguien

curioso, no como alguien desesperado.

-Se fue con Freddy y mi primo al rancho- Me contesta.


Acababa de terminar con su novia, y no podía creer que me sentía tan celoso de

Freddy, ¿por qué había ido con él y su primo a su rancho? ¿Por qué de pronto son

tan amigos? ¿Estará pasando algo entre ellos?

Los celos me invadían la cabeza, pero no quería pensar más allá, Frank me había

dicho que me amaba, y supongo que debía confiar en él. Pero no confiaba del

todo en Freddy.

XIX

se día ya no pude ver a Frank. Estaba enojado, desesperado, quería verlo; antes

no podía ni estar con él, y ahora no podía ni verlo. Los celos me invadieron

terriblemente, y decidí pensar lo más razonablemente posible. “No pasa nada,

confía, te dijo que te ama, te dijo que eres lo mejor que le ha pasado, tranquilo”.

Me tranquilice, ya no le mandé ningún mensaje y al llegar a mi casa, me bañé, me

puse mi pijama, y me dispuse a dormir.

A la mañana siguiente despierto temprano para ir a la escuela, en las primeras

horas de la mañana. Me llega un mensaje de Frank.

-“Amor, perdón, ayer me fui al rancho y ya llegué bien cansado y me dormí luego

luego, supe que fuiste a mi casa”-

Ya me encontraba tranquilo, no importaba en ese momento.

-“Está bien, no pasa nada, no te preocupes ”- Le escribí con una carita al final.

-“Oye amor, tú participaste en un concurso de oratoria ¿verdad? ¿Me podrías

ayudar con un ensayo?”- Me escribe unos minutos después.

-“Claro, yo voy a tu casa en la tarde”- Le contesto.


Al llegar la tarde y después de haber ido a entrenar, me dirigí a la casa de Frank, o

al menos donde vivía en ese entonces. Frank ya estaba ahí.

-Hola- Saludo al entrar, y ver que Frank es quien va a abrirme.

-Hola- Y me mira con la mirada coqueta de Frank, y con su hermosa sonrisa.

Entramos al comedor y ahí se encontraba su mamá.

-Hola hijo postizo- Me saluda riendo.

-Hola mamá postiza- La saludo yo. Comenzamos a llamarnos así puesto que ya

era tanta mi presencia en su casa, que me consideraba un hijo más, hecho que a

mí me encantaba.

-¿No está Neto?- Pregunto.

-No, ahora le tocó ir a él al rancho- Me contesta Frank. En la casa sólo estábamos

Frank, su mamá y yo.

Comenzamos a realizar su trabajo, nos sentamos en la mesa del comedor, uno

junto al otro. De pronto su mano se puso sobre mi pierna y me empezó a

acariciar, sin que su mamá que estaba muy cerca, se diera cuenta. Lo miré y me

sonrío.

Sentí adrenalina en mi cuerpo, emoción, me hacía tanta falta estar a su lado, me

hacía tanta falta una caricia suya. Que sonreí.

-No me dejas concentrarme- Le susurro suave y quedito. Y le sonrío. Él me

devuelve la sonrisa, y levanta las manos como diciendo que está libre de culpa, y

que no estaba haciendo nada. Sólo sonrío.


A los segundos, comencé a sentir como su pie, me acariciaba la pantorrilla debajo

de la mesa. Y me hace reír en silencio, lo miro, y le sonrío de nuevo.

De pronto, las risas entre nosotros no pararon, quisimos concentrarnos en

realizar su ensayo, pero no parábamos de bromear sobre la lectura, o cualquier

otro tipo de broma simple, nuestras risas se convertían en carcajadas. No sólo me

encantaba Frank por su belleza, ternura, su personalidad, y su actitud. Amaba

como me divertía a su lado, las risas y las carcajadas por las cosas más sencillas

siempre se presentaban junto a él.

-Ay muchachos, están bien locos- Dijo su mamá riéndose con nosotros, o por

nuestras risas.

Terminamos el ensayo, porque se hizo tarde, y Frank tenía partido de la liga

municipal. Así que lo acompañé.

En cuanto se empezó a arreglar, el Frank distante, nervioso, y lejano de

sentimientos por mí, volvió a aparecer. Esa vez fue extraña. Al salir de su casa,

sólo íbamos él y yo por la calle, y misteriosamente se mostraba lejano de

sentimientos hacía mí, rápidamente desapareció el Frank de las caricias y las

risas. Seguía platicando conmigo, pero se veía concentrado en algo.

-¿Estás bien?- Le pregunto.

Voltea sorprendido.

-Claro que sí, ¿Por qué?- Me responde.

-Nada, te ves… muy serio, es todo- No le dije todo lo que había notado en todo el

tiempo que llevábamos de vuelta en la ciudad.


-Claro que no- Me dice riendo.

Llegamos al auditorio, y me coloqué en las gradas, y lo observé jugar, seguía

siendo el mejor jugador de la ciudad, me sorprendió tanto como estaba jugando,

porque el equipo contrario estaba provocando al equipo de Frank. Y al final, su

equipo les ganó y también calló todas las provocaciones contrarias. Ya era tarde

cuando terminó el partido, y tanto Frank como yo nos fuimos a nuestras casas.

Al llegar a mi casa entro a Facebook, y en un rato, de pronto encuentro que Frank

está conectado. En aquel entonces, no existía el chat de Facebook, sólo podías

mandar mensajes, como si fuera correo.

-“Hola guapo”- Me llega un mensaje por Facebook.

-“Hola mi amor, ya aprendiste a usar Facebook, jajajaja no te creas. Por cierto

felicidades, jugaste increíble”- Le escribí yo.

-“Claro, tenía que quedar bien contigo mi amor, estabas mirándome, y tenía que

seguir siendo tu ídolo, no sabes cómo me alegraste cuando me confesaste que

antes era como tu ídolo a seguir, además ya teníamos riña con el otro equipo y

me dio gusto ganarles jeje”- Dijo Frank.

-“Sí, me inspiraste a seguir en el volley jaja, pues sí jugaste muy muy bien mi

amor, y que bueno que les callaste la boca a esos engreídos”- Mandé el mensaje

yo.

-“Oye, no hay nadie atrás de ti, es que me da miedo que las personas vean lo que

estamos leyendo, ¿nadie lo puede ver verdad?”- Pregunta.

-“No, sólo entre nosotros, a menos que se lo enseñes a alguien”- Le contesté.


-“Amor, te amo mucho, pero entiéndeme que para mí es muy difícil, yo no quiero

que nadie sepa de mí, no sabes cómo me da miedo, siento que la gente me ve, y

ya sabe de lo que estoy haciendo, y aunque bueno me valen las personas, ellos no

me dan de comer, pero sí me da miedo, y no sé por qué, será porque nunca he

estado metido en una relación así, te quiero mucho y vale la pena luchar por lo

que tenemos”- Me mandó el mensaje.

En aquel entonces, no eran los mensajes como ahora, mientras enviábamos eso,

ya había pasado casi una hora.

-“Lo sé mi amor, te amo mucho, y sé que valdrá la pena, y te entiendo, y te

respeto, sé que es tu primera vez y que te cuestan muchas cosas, pero créeme

que yo te amaré y estaré siempre para ti, no sabes lo mucho que te amo”- Le

escribo yo.

Me sorprendía que ya no mencionara a su novia, o exnovia mejor dicho. Supongo

que realmente lo más difícil fue el primer día que terminó con ella, se veía muy

tranquilo al respecto, y eso me tranquilizaba.

-“Amor esto está muy lento, y ya es tarde, ya hay que dormir, porque mañana

tenemos clase, te amo mucho, y te prometo que voy a aclarar todas estas dudas

que aún me llegan a la cabeza, te quiero, y descansa amor”- Me escribe.

-“Buenas noches mi amor, descansa”- Termino mandándole yo.

Ahora entendía, las dudas sobre su sexualidad, y sobre todo lo que estaba

viviendo aún estaban presentes en él, y no sabía cuándo iban a terminar, pero sí

sabía que estaba dispuesto a amarlo a pesar de eso, a pesar de todo, y que lo
entendería y apoyaría. Lo esperé por años, por supuesto que podría esperar aún

más hasta que aclarara eso.

XX

Al día siguiente, por fin era viernes, y al salir de clases, y en la tarde saliendo del

entrenamiento, Neto y yo fuimos a su casa, como ya era costumbre, y ahí estaba

Frank, sus papás, abuelos, y amigos. Al parecer estaban en fiesta. Me invitaron a

quedarme, nosotros hicimos nuestra propia reunión, en el patio. El tiempo pasó y

el alcohol de la fiesta se acabó.

De pronto el papá de Frank lo manda llamar.

-Frank, ve a rellenar las botellas, de las barricas que están en la casa, aquí están

las llaves de la camioneta-

Frank obedece, toma las llaves, las botellas vacías, y me dice a mí.

-Ven acompáñame-

Nos subimos a su camioneta, y yo estaba a un lado de él. Y le pregunto.

-¿A qué casa vamos?-

-A mi casa, a la que sí es nuestra- Contesta.

-¿Por qué ya no viven ahí?- Le pregunto, la verdad siempre he sido muy curioso.

-Porque compartimos terreno con un primo de mi papá, y tuvimos ciertos

problemas con ellos, y pues tuvimos que salirnos, pero espero que pronto

regresemos, extraño tener cuarto propio, con mi abuela estamos demasiado

acomodados, cada quien en su rincón- Me cuenta, y al final me dice bromeando.

Al llegar a su casa, abrimos una puerta grande negra, y entramos por una
cochera, llegamos a un pequeño jardín, donde a lado se encontraba una casa de

dos pisos. Frank iba a prisa, pero a mí me emocionaba el hecho de que

estuviéramos solos. Sabía que me había pedido que lo acompañara, para que

pudiéramos estar solos. Así que mi cuerpo empezó a prenderse, mi corazón latía

de la ansiedad, quería sentir sus labios ya sobre los míos, y sus manos en mi

cuerpo. Él rellenaba rápido las botellas con tequila de un barril que se encontraba

dentro de la casa. Yo por mientras, camine por un pasillo, y la ternura me pinchó

el corazón.

-Frank, ¿este eres tú?- Le pregunto, al ver una fotografía de un niño pequeño,

vestido de vaquero.

Frank se acerca, mira la foto, sonríe y me dice.

-Sí, me decían señor chiquito, porque me vestían como gente grande-

-Estabas bien bonito- Digo en voz alta, sin intención de que Frank oyera, de

verdad me causó demasiada ternura su foto de pequeño. Mi mente imaginativa y

soñadora comenzó a pensar, que hermoso sería tener un hijo con Frank muchos

años después. Frank me sacó de mi fantasía diciéndome.

-Ya nos vamos, ya acabe-

Volví a la realidad, me dio un poco de tristeza que desperdiciáramos un momento

a solas perfecto que podríamos haber utilizado para besarnos. Al llegar a la

puerta, la abre, la vuelve a cerrar, se gira, me mira, deja las botellas en el suelo, y

se abalanza contra mí. Ahí lo tenía por fin, el momento que llevaba toda una

semana esperando. Sus labios se lanzaron contra los míos, y me besaba de una

manera tierna y apasionada, sus manos me acariciaban la espalda, y podía sentir


como su boca se movía en mis labios con algo de desesperación.

Mi cuerpo desapareció, sentí como me elevaba, me sentía en el cielo, sus besos

siempre me transportaban a otro lado, que no conocía. Me encantaban sus besos.

Me encantaba Frank.

A los minutos me dejó de besar, me sonríe y me dice.

-Ya vámonos, si no se preguntarán por qué tardamos tanto-

-Sí está bien- Respondí casi automáticamente. Pero mi mente y mi cuerpo

seguían en el cielo, sus besos eran mi droga favorita.

Nos regresamos a su casa, y volvimos al patio con el resto de los amigos. Manuel

se fue, y al final solo quedamos Frank, Neto y yo. Pero ya casi se hacía media

noche, y ya sabía que mi mama se enojaría si llegaba tarde a la casa. Así que con

tristeza en mi corazón les dije.

-Creo que ya me tengo que ir-

-No manches Diego, está bien chida la plática- Me dijo Neto.

-¿Por qué no te quedas a dormir?- Dijo de pronto Frank serio, pero mirándome a

los ojos, diciéndome con la mirada obviamente cuál era su intención.

Mi mente me transportó de vuelta a nuestras vacaciones, desde entonces que no

dormía a su lado. Amaba tanto dormir a su lado, me encantaba despertar y ver

que estaba conmigo, me encantaba dormir entre sus brazos, respirando su

aroma, y sintiendo su calor. Por supuesto que me quería quedar.


-Sí quédate, ¡ándale!- Dijo Neto emocionado.

-No sé, la verdad no sé si mi mamá me deje- Les dije, pensando que esa era una

realidad, mis papás son muy abiertos, pero estrictos en muchos aspectos.

-Márcales, y diles que si te puedes quedar a dormir aquí- Me dijo Frank.

Decidí aventármela, quería estar nuevamente entre los brazos de Frank, y volver a

experimentar esas emociones que era el dormir entre sus brazos.

-Está bien- Les dije, Neto me prestó su teléfono y marqué a mi casa. Contesta mi

mamá adormilada.

-Hola ma- Hablo muy suave.

-¿Dónde estás?- Me dice mi mamá adormilada.

-Estoy en casa de Neto, te iba a pedir permiso, es que estamos platicando bien

agusto, y me invitaron a hacer una tipo pijamada aquí en su casa, ¿Me dejas?- Le

dije tan suave, queriendo sonar lo más inocente posible.

-¿Otra vez?- Contesta mi mamá enojada.

-Sí, ándale, es que me ando divirtiendo mucho- Le contesto como si fuera un

niño pequeño.

-No Diego, vente a la casa, ya es tarde- Me dice enojada y adormilada.

-Por favor ma, ya los conoces, mañana me regreso temprano- Le digo insistiendo,

porque de verdad quería estar con Frank.

-Bueno, como quieras, mañana te veo aquí temprano- Me contesta enojada, y

cuelga.

Obviamente no estaba del todo contenta, pero al final había cedido y no me

importó. Regresé contento con Frank y Neto diciéndoles que si me iba a quedar.
Las horas pasaron y se hizo de madrugada, sus papás y abuelos se fueron a

dormir, así que la mamá de Frank le dijo.

-Hijo si se van a quedar a dormir aquí, hagan un tendido en la sala, y ahí se

quedan todos, ven por los colchones y las cobijas-

Frank y Neto fueron por ellos, y yo les ayudé a acomodar tanto los colchones

como las sabanas y cobijas sobre la sala. Ya era tarde, y decidimos mejor

acostarnos a dormir.

De pronto Neto, se puso de berrinchudo, e insistía en que él quería dormir en

medio de nosotros dos. Yo me callé, miré a Frank y dijo.

-Te callas y te vas a la orilla- Dijo como todo un hermano mayor ordenando a su

hermanito.

-Ay Frank, eres un sangrón- Dijo Neto resignado moviéndose a la orilla.

Seguí callado, me coloqué en la otra orilla, yo quería dormir junto a Frank, no

había rogado tanto como para no hacerlo. Frank terminó de lavarse los dientes. Y

se acostó en medio. Se acercó a mí, y me tomó de la mano, entrecruzamos los

dedos, y con el pulgar acariciábamos la mano del otro. Mi corazón suspiró, amaba

tanto estar así con él, amaba tanto su ser, su cuerpo, su aroma, amaba todo de él.

En ese momento, nada me importaba.

La plática entre los tres siguió por un momento, hasta que Neto se quedó

dormido. Y al igual que lo hacíamos en las vacaciones en el pueblo, en cuanto nos

dimos cuenta de eso, comenzamos a abrazarnos en la oscuridad. Nuestras

piernas se cruzaban, y comenzamos abrazarnos con pasión, mientras nuestros


labios se volvían a unir en otro beso apasionado.

Nuestras pelvis estaban cerca, y podía sentir sobre su pijama floja, su pene que ya

estaba erecto. Mi excitación se encendía, una semana sin estar juntos, y esta era

la única manera de estar con él. Nos separamos del beso y me dice suavemente.

-Te amo-

-Yo te amo más- Le digo susurrando.

-Yo te amo a pesar de tanto miedo que tengo- Me dice

-¿Por qué tienes miedo?- Le pregunto.

-No quiero que nadie sepa de nosotros, no sabes el miedo que me da, me aterra

demasiado, porque aún tengo muchas dudas, y no quiero que la gente lo arruine

al enterarse- Me decía, y sus palabras lo hacían lucir como débil, como niño

desprotegido, y lo abracé contra mí. Le besé la frente, y lo abracé de la misma

manera que lo había abrazado la vez que me dijo por primera vez que me amaba.

-Yo estoy contigo para apoyarte siempre- Le dije, mientras su cabeza seguía

sobre mi cuello, y su frente cerca de mis labios.

-Lo sé- Sube su cabeza, y me da un beso suave.

-Te amo Frank, no sabes cuánto te amo- Le decía susurrando.

Cuando le dije, su cuerpo volvió a excitarse, y sus labios volvieron a besarme con

pasión, mientras sus manos, ya tocaban mi pene con excitación, yo tomé el suyo,

y comencé a masturbarlo, entonces él empezó a hacer lo mismo. El beso no

paraba mientras uno masturbaba al otro, con pasión, con excitación, y con deseo.

Tomé su trasero con mi mano, y bajé por la línea hasta llegar a su ano, comencé a
masajearlo, y me detuvo.

-No, ahí no- Me dice sonriendo.

No dije nada, y volví a besarlo, mi mano volvió a su pene, y el jalaba el mío con

una pasión increíble, eso era estar en el cielo. Eso era el mejor sentimiento que en

la vida pude experimentar, darle mi cuerpo, darle mi excitación, darle mi amor,

darle todo de mí.

Entonces, mi excitación fue demasiado alto, sentía como el orgasmo venía en

camino y como podía disfrutarlo todo. Y me vine, rápidamente él antes de eso,

subió mi prepucio para que todo el semen quedara dentro sin manchar nada.

-Lo tengo todo aquí- Me dice sonriendo – Ve al baño y lávate-.

Tomo mi pene, sin soltar todo lo que había quedado ahí, y me dirigí al baño, me

lavé, y procuré que quedara limpio.

Me regresé, y Frank seguía acostado, parecía dormido. Me acomodé nuevamente a

su lado. Y pregunté susurrando.

-¿Ya te dormiste?-

-No- Me contesta susurrando.

Entonces se voltea, dándomela la espalda, se pega a mi cuerpo, y lo abrazo desde

atrás. Cruzando nuestras piernas entre las del otro, y colocándome mi cabeza en

su nuca. Amaba tenerlo así, sentía que era para mí. Sentía que estaba en mi

protección, en mi amor, que mi amor era su guarida, y que mis brazos eran su

hogar. Amaba tenerlo conmigo. Amaba olerlo, amaba sentir su cuerpo junto al
mío. Era mágico todo el amor que me hizo sentir en una sola noche.

Poco a poco nos quedamos dormidos, toda una semana de angustias,

dificultades, sin vernos, sin tocarnos, todo se desvanecía en esos minutos a su

lado, el mundo entero se iba, y sólo estábamos él y yo. También descubrí

entonces, la mejor manera de volver a estar uno con el otro, entregándonos, y

amándonos en silencio, y pudiendo estar junto al otro así como esa noche: Fiesta

y pijamada cada vez que se pudiera.

XI

A la mañana siguiente, despierto muy tarde, aproximadamente eran las 10:30 de

la mañana, y había prometido que iba a llegar temprano a la casa.

-Hijo postizo, habló tu mamá, que ya te regreses, le dije que aún seguías

dormido, y que en cuanto despertaras te iba a decir, pero si gustas desayunar

algo antes, eres bienvenido- Me dijo la mamá de Frank.

Yo seguía un poco adormilado, Frank seguía dormido entre los colchones y las

sabanas que pusimos en la sala, y Neto también.

-Está bien, gracias, mejor ya me regreso- Le contesté – Mejor para que no se

enoje mi mamá.

La mamá de Neto y Frank sólo se rio, y yo salí de las sabanas y cobijas, y me

coloqué mis tenis para irme. Ya que estaba listo, despierto a Frank inclinándome

un poco y diciéndole bajo.

-We, Frank, ya me voy-

Abrió apenas los ojos, y contesta adormilado.

-¿Eh?-
-Que ya me voy, a mi casa, nos vemos luego, me despides de Neto- Le digo, y me

paro.

-Está bien, que te vaya bien, luego hablamos- Me dijo prácticamente aun

dormido.

Me moví, no sin antes verlo dormir unos segundos y me despedí.

-Adiós mamá postiza, nos vemos, gracias por todo-

-Adiós hijo, con cuidado- Contesta.

Y me fui. Al llegar a mi casa, mi mamá se encontraba molesta, no reaccioné, sólo

la saludé rápido.

-Hola ma, ya llegué-

-Ok, necesito que hagas tus deberes- Me dice fríamente. Obviamente estaba

enojada.

No quise encender más su enojo, y me fui a mi cuarto, tomé un baño rápido, e

hice lo que tenía que hacer de deberes.

Por la tarde, tomo mi laptop, y me meto a Facebook. De repente, veo que mi

hermano y mi cuñada subieron todas las fotos de las vacaciones, y no pude evitar

sonreír al ver tantas y tantas fotos con Frank. Estaban muy padres, así que las

descargué a mi computadora e hice una carpeta guardándolas.

Antes de cerrar Facebook, me fijo en una de las fotos, en la que al momento en

que nos la tomaron, nos hacían burla de que éramos pareja. Una foto cerca del río

donde estábamos mi hermano, su esposa, Frank y yo. Me llama la atención los

comentarios. Una amiga de la familia, que es dos años mayor que yo, preguntaba
que quien era el que estaba a mi lado, entonces mi cuñada, que siempre fue muy

bromista contesta.

-“Es el camote de Diego jejeje”- (Camote, se refiere al pene, es una manera un

poco vulgar de decir que alguien es tu novio)

Los comentarios siguen, y me molestó un poco su manera de expresar de mi

cuñada. Sí lo tomaba como broma, pero no quería que esos comentarios luego

generaran más comentarios, y más chismes en una red social en la que todo

mundo podría acceder. Al final no le tomé tanta importancia y me salí de

Facebook.

Durante la semana, las cosas con Frank resultaron tan desesperantes como la

anterior semana. Sabía que así serían las cosas con él, pero me estresaba mucho

tener que actuar tan indiferentes en muchas situaciones, y que durante toda la

semana, sólo podía obtener mensajes lindos, conversaciones por Facebook, y

fuera todo.

Freddy y Frank comenzaron a hacerse amigos más cercanos, tanto como Neto y

yo. Amistad que me generaba desconfianza. Mi paciencia se estaba desgastando,

quería confiar en Frank, y lo hacía. Pero si durante la semana, todo lo que obtenía

con él, eran mensajes por celular y Facebook, comenzaba a dudar de que si

realmente habría algo de su parte.

La semana pasó, y el viernes, mis papás pasaron por mí al auditorio después del

entrenamiento, a lo que Frank y Neto aprovecharon y los llevamos a su casa.


Accidentalmente Frank dejó su celular en el carro, y no me percaté hasta que

llegué a mi casa.

Le mando un mensaje por Facebook, para hacérselo saber.

-“Frank, mi amor, dejaste tu celular en el carro de mis papás, yo lo tengo, ¿te

urge?”-

A los minutos me contesta.

-“No manches, ten más cuidado cuando mandas mensajes por Facebook, mi

hermana estaba cerca y casi lee lo que escribiste, mejor antes que me mandes

cosas bonitas, te aviso que no haya nadie ¿está bien?”-

Suspiro, no podía creer, entendía toda la situación de Frank, pero me dolía tanta

limitación. Yo lo amaba, el sentimiento que tenía por él, era enorme, y necesitaba

expresarlo. Necesitaba estar con él, era sorprendente el nivel de adicción que

tenían sus labios sobre mí, de verdad extrañaba desesperadamente aunque sea

un beso de su parte. Y que de alguna manera me lo limitaran tanto como la falta

de oportunidades para vernos, como el riesgo de ser descubiertos, me dolía

muchísimo.

-“Está bien, Frank, perdón”- Le respondí tristemente.

Dejé la laptop, un momento y vi el celular de Frank, la curiosidad me llamaba

tanto, aunque quisiera evitarlo. Me moría por saber que podía saber de su celular,

el por qué le costaba tanto admitir una sexualidad, o por qué de pronto tanta

ausencia de su parte. No pude soportar la curiosidad, y tomé su celular. Me metí a

la bandeja de entrada de los mensajes, con la intención de encontrar alguno de


Freddy, pero en su lugar encontré otra cosa. La mitad de los mensajes de la

bandeja de entrada eran míos, y la otra mitad, de Gaby, su exnovia.

De pronto un nerviosismo me invadió, bien dicen que el que busca encuentra, y

yo estaba encontrando algo que podría lastimarme. Revisé los mensajes que tenía

de mí, y me di cuenta que tenía solo los mensajes que no eran comprometedores,

cosas sencillas, como “¿Irás a entrenar?” O “¿Dónde estás?”. Concluí con eso que

borraba toda evidencia que pudiera delatarlo como gay. Así que lo entendí, en

realidad eso ya me lo esperaba. Aunque yo sí guardara sus mensajes románticos

en mi celular.

Entonces revise los mensajes de Gaby, la gran mayoría eran de rencor y de

tristeza, diciéndole “Te extraño mucho” “Eres lo peor que existe” “Te vas a

arrepentir” “No entiendo por qué lo hiciste” “Aun te amo” Y más cosas así,

mezclando un rencor con nostalgia.

Me di cuenta que Frank sólo le contestaba los mensajes que lo saludaban, y le

preguntaban cómo estaban. Sólo uno me dolió, Frank le decía a Gaby que se

tranquilizara, que aún la quería, pero que eso no significaba que iban a volver.

Entonces dejé el celular. No debí haberme metido de esa manera en la intimidad

de Frank, pero no sabía por qué no me decía este tipo de cosas.

No sabía por qué me ocultaba tanto, amaba mucho los momentos a su lado, pero

las cosas que él se callaba me daban miedo, y no sabía por qué lo hacía tanto.

Además tanta distancia con él, a pesar de que seguíamos hablando y


mandándonos mensajes, no era lo mismo a siquiera poder abrazarlo. Era muy

doloroso todo. Pero sobre todo confuso.

XXII

Al día siguiente, era un sábado tranquilo, desde temprano nos pusimos de

acuerdo Neto y yo para jugar un partido amistoso entre nosotros, y le dije.

-“Oye, tengo el celular de tu hermano, dila que vaya a jugar para dárselo”-

-“Ok, a las 4 puntual llega, eeh”- Me escribe finalmente él.

Entonces, pienso. Hoy podría ser un día genial para volver a quedarnos a dormir

en alguna casa, fingiendo que íbamos a tener una inocente pijamada.

Así que le dije a mi mamá desde antes de irme, para que esta vez no se enojara

tanto.

-Ma- Le hablo.

-¿Qué pasó?- Me contesta tranquilamente, mientras seguía preparando la comida.

-Hoy voy a jugar un partido con Neto, Frank, Freddy y ellos, a lo mejor volvemos a

hacer otro pijamada, ¿Puedo quedarme a dormir otra vez con ellos?- Se lo decía

como si fuera un niño inocente.

Debo confesar, que siempre fui un excelente alumno e hijo, desde primaria he

tenido muchos reconocimientos por mi promedio escolar, así como participar en

diferentes concursos de conocimiento, poesía, oratoria y en ese entonces en la

prepa, agregué jugar volleyball. Así que quería seguir sonando como el hijo

ejemplar y bien portado de siempre.

Pero mi mamá no contestaba.


-¿Ma?- Le volví a decir.

-¿Qué pasó?- Me dijo como indiferente.

-¿No me oíste?- Le pregunto.

Suspira y contesta.

-Sí, Diego, te oí. Sólo que sigo pensando que contestar. ¿No crees que pasas

mucho tiempo con ellos? Me molestó mucho lo que comentó Vero (Mi cuñada)

sobre la foto de Facebook. ¿No te has puesto a pensar lo que la gente puede decir

si pasas tanto tiempo con Frank?- Me dijo todo de sorpresa.

De pronto, me temblaron las rodillas, no podía creer que eso estuviera

sucediendo, mi mamá estaba pensando que entre Frank y yo había algo. O ¿Por

qué preguntaba eso?

-Ma, ese fue un comentario bromista, a mí ni siquiera me importó, no entiendo

porque a ti sí- Le dije.

-Bueno, sí, pero ¿Qué pasaría si la novia de Frank lo viera? ¿Qué crees que

pensaría?- Seguía mi mamá.

-Ma, esto es ridículo, no hay por qué hacer tanto drama por un tonto comentario,

no puedo creer que te alteres por eso- Le dije fingiendo, e intentando calmar la

situación.

Mi mamá no dijo nada, suspiró. Y yo como todo adolescente, me molesté con ella,

y me fui muy enojado a mi cuarto. No podía creer que mi mamá hiciera esos

comentarios, me molestaban precisamente porque eran comentarios homofóbicos

de desaprobación.
Al poco rato mi madre me llama.

-Diego ¿No vas a comer? Ya está la comida-

-No- Contesto muy seco. Era un adolescente, y como te adolescente, mis enojos

duraban mucho.

-Ya Diego, vente, sí puedes quedarte a dormir en casa de tus amigos, sólo me

molestó el comentario de Vero- Me dice mi mamá. Sabía que se estaba

disculpando, y esa era su manera de hacerlo. Así que salí a los minutos. A pesar

de que estaba muy molesto, tampoco era tan inconsciente de los sentimientos

con mi madre.

Terminando de comer, les dije que regresaría lo más pronto posible ahora sí al día

siguiente. Y me fui a jugar. Durante el partido, jugué muy mal, y siempre las

bromas son presentes durante los juegos, en el volleyball, es común decirse cosas

entre la red para provocar al equipo contrario, puesto que no hay contacto físico

es la manera de atacar al otro. Ese día fui yo, supongo que ante tanto estrés, no

me sentía agusto.

De pronto, estallé, saliendo del partido, seguía con mi carácter de adolescente

enojado, supongo que tantas limitaciones, tantas situaciones incomodas, desde

Frank, su celular, Freddy y ahora mi mamá, me habían puesto de mal humor.

-Diego, ya ¿Que tienes?- Decía Frank riéndose - ¿A poco te enojaste?

Entre tanto enojo, que me preguntara riéndose me hizo enojarme más.

-No- Contesté fríamente.

-Ay tú también bromeas así cuando jugamos, yo no sé por qué te enojas- Dijo
Neto.

-Pues no sé wey, un mal día y ya- Les dije.

Frank me miró diferente ahora. Cuando los otros se dispersaron ante mi

comentario, me dirigí al baño, y noté que Frank me siguió.

-¿Qué pasó?- Me pregunta al estar solos en el baño del auditorio.

“Que eres una persona muy rara de entender, que mi mamá no le gusta del todo

que ande contigo y con Neto, pero sobre todo que te amo tanto y no puedo ni

siquiera decírtelo porque corremos el peligro de que alguien escuche, que no

puedo ni tocarte, y que te he sentido toda la semana tan lejos de mí, que te

necesito, te extraño y me haces demasiada falta”

Todo eso pasó por mi mente, lo pensé, y lo callé. Sabía que si se lo decía en ese

momento, podía llorar, o podía explotar y no detenerme. Obviamente no teníamos

mucho tiempo en el baño.

Suspiré, y le dije.

-Luego te digo- Contengo una lagrima. Y me abraza rápidamente.

-Tranquilo- Me dice, me suelta y sale del baño.

Respiro lentamente, me tranquilizo, y salgo yo. Durante el camino a la casa de

Frank, comencé a reincorporarme, y sentirme más tranquilo. Así que la plática de

amigos volvió a ser la habitual.

-Ay como eres dramático Diego- Me dice Neto.

-Pues wey, así hay días- Sólo le digo y me río fingiendo que no me importa.
Al llegar a su casa, volvimos a lo habitual, y a los juegos de mesa, botanas y

convivio. Sólo que esa vez solo éramos Neto, Frank y yo desde un principio.

De pronto Neto va al baño, y nos quedamos Frank y yo solos en el patio.

Se generó un silencio incomodo entre nosotros. Frank rompió el silencio diciendo.

-Entonces ¿Ya estás bien?-

-Algo así- Le respondo sonriendo.

-¿Quieres decirme que es?- Me pregunta.

-Siento que no tenemos mucho tiempo para hablarlo, en cualquier momento

regresará Neto- Le digo yo.

-Ok- Me contesta y baja la cabeza.

-Frank, mi mamá me dejó quedarme a dormir, ¿Podemos hacer otra pijamada?-

Le pregunto.

De pronto Frank me sonríe. Tiernamente.

-Claro que sí, sólo deja le digo a mi mamá- Se levanta, me acaricia la cabeza, y

entra a la casa. Me quedo pensando, solo. Todo lo que quería preguntarle a Frank.

¿Se lo diré? ¿Será correcto? Me daba miedo presionarlo. Pero era necesario.

Unos minutos después regresan los dos hermanos.

-Vente, ayúdanos a poner otra vez los colchones y todo el tendido en la sala- Me

dice Neto.

En unos minutos ya están las cosas en la sala, y nosotros salimos al patio a

acomodar lo que desordenamos y regresamos rápido a la casa. Nuevamente Neto

se acomodó en medio, y Frank seguía arreglándose para dormir. Al llegar Frank le

dijo a Neto.
-No empieces, vete a la orilla, te mueves muchísimo, y no estás tan flaquito como

para que te nos encimes- Le dice Frank.

Entonces me acordé, en el pueblo de mis papás, la excusa que puso Frank para

dormir conmigo, era que Neto durmiera en medio, porque se movía mucho, y

ahora lo mandaba a la orilla por la misma razón. ¿De verdad Neto no recordaba

eso, y no sospechaba nada? Tal vez la sospecha de mi mamá me hizo pensar

demasiado.

-Aaay Frank- Dijo Neto resignado, y se movió a la orilla. Frank apagó la luz, y se

colocó nuevamente en medio de los dos.

No le importó que Neto siguiera despierto, de pronto, toma una cobija la lanza

sobre nosotros dos, y me abraza bajo ella, ocultando todo su cuerpo bajo la

cobija. Sus brazos me abrazaban nuevamente. Y entonces, esa necesidad que

aclamaba su cuerpo, comenzó a tranquilizarse, mientras yo respiraba, dejando

que todo lo que había vivido durante la semana, se disipara en su cálido y

hermoso abrazo. Cuanto lo amaba, que un solo segundo de estar con él, me hacía

olvidar todo en la vida.

-Buenas noches- Dijo Neto, de repente, y a los minutos, lo escuchamos roncar

suavemente.

-Amor, ahora sí, ¿Qué tienes?- Me pregunta Frank al comprobar que Neto ya

estaba dormido.

No digo nada, sólo lo beso. Frank me devuelve el beso, pero sólo unos segundos.

Se ríe sin hacer mucho ruido, y me vuelve a preguntar.


-Ya en serio, ¿Qué tenías?- Me vuelve a preguntar.

-Me haces mucha falta- Le dije, no quería confesarle todas las dudas que me

generaba el no estar con él. Era extraño, todas las dudas se me olvidaban al estar

con él. Puede que eran más mis ganas de tenerlo conmigo, que cualquier otra

cosa.

-¿Eso era todo?- Me pregunta.

-Mi mamá se enojó porque leyó el comentario de Vero mi cuñada, en Facebook-

Le digo.

-¿Lo del camote?- Pregunta riéndose.

-Sí, no te rías, vas a despertar a Neto- Le digo sonriendo – Mi mamá puede que

crea que hay algo entre nosotros-

-Pero sí no hay nada- Me dice bromeando y luego me besa – No entiendo por qué

lo piensan-.

No puedo creer como las bromas de Frank y unos segundos de estar con él,

podían tranquilizarme tanto. Así quería vivir toda mi vida, con él, con esa

tranquilidad que él me generaba, me hacía otra persona estando con él y me

encantaba.

-Ahora que lo dices, tienes razón, de todos modos hay que tener cuidado, el

miércoles Juan (Nuestro entrenador, que era muy obvio) me echó carrilla sobre

nosotros, no sabes lo peligroso es que él se entere, conoce a toda mi familia, y

puede armar un desmadre- Dice de pronto preocupado.

-Lo sé, por eso es que estaba de mal humor- Le digo yo.
-Pero igual te amo a pesar de tantas dudas, problemas, chismes y todo- Me dice,

me abraza más fuertemente y me da otro beso. Y luego lo beso yo, y me sonríe.

-Lo sé mi flaco, te amo con todo mi ser- Le digo.

-¿Cómo me dijiste?- Dijo riendo.

-Flaco, ¿Qué tiene de malo?- Le respondo riendo también.

-Entonces sí me quieres si ya me dices mi flaco- Me contesta bromeando.

Sonrío y lo abrazo fuertemente.

Después la pasión se invadió de nosotros, y nuevamente comenzamos con los

besos excitantes, las masturbaciones, y el toqueteo entre nosotros. Estar con él

en ese estado es de lo mejor que me ha pasado. Me encantaba acariciarlo, tocarlo,

y entregarle mi cuerpo.

Después de que los dos logramos venirnos y en silencio fuimos a lavarnos al

baño. La plática continuó.

-No quiero dormirme- Le dije.

-¿Por qué no?- Me pregunta.

-Estos son los mejores momentos de toda la semana, no quiero que terminen, y

sólo son unas horas- Le confieso.

-Ay ya sé, me la vivo toda la semana esperando esto- Me dice a mí.

-A veces te extraño de una manera que no puedo soportar- Le digo tristemente.

Me abraza sobre su pecho, y respira fuertemente. No logro ver su cara, pero sí

escucho su respiración fuerte.

-Te amo tanto Frank- Le digo, pero como si esas palabras salieran del rincón más
profundo de mi ser, lastimándome porque rogaban por ser liberadas.

-Ya Diego, es suficiente- Me dice como si también le dolieran mis palabras – Yo

también te amo mi amor-.

Y ahí me quedo, entre su pecho, respirando su aroma, deseando que ese

momento durara para siempre, y que la vida real, en donde no podíamos vivir

nuestro amor fuera una mentira. Quería a Frank para siempre, así como vivíamos

en silencio y en donde nadie nos viera. Lo quería todo el tiempo, lo quería amar

con libertad.

XIV

Al día siguiente, era un sábado tranquilo, desde temprano nos pusimos de

acuerdo Neto y yo para jugar un partido amistoso entre nosotros, y le dije.

-“Oye, tengo el celular de tu hermano, dila que vaya a jugar para dárselo”-

-“Ok, a las 4 puntual llega, eeh”- Me escribe finalmente él.

Entonces, pienso. Hoy podría ser un día genial para volver a quedarnos a dormir

en alguna casa, fingiendo que íbamos a tener una inocente pijamada.

Así que le dije a mi mamá desde antes de irme, para que esta vez no se enojara

tanto.

-Ma- Le hablo.

-¿Qué pasó?- Me contesta tranquilamente, mientras seguía preparando la comida.

-Hoy voy a jugar un partido con Neto, Frank, Freddy y ellos, a lo mejor volvemos a

hacer otro pijamada, ¿Puedo quedarme a dormir otra vez con ellos?- Se lo decía

como si fuera un niño inocente.


Debo confesar, que siempre fui un excelente alumno e hijo, desde primaria he

tenido muchos reconocimientos por mi promedio escolar, así como participar en

diferentes concursos de conocimiento, poesía, oratoria y en ese entonces en la

prepa, agregué jugar volleyball. Así que quería seguir sonando como el hijo

ejemplar y bien portado de siempre.

Pero mi mamá no contestaba.

-¿Ma?- Le volví a decir.

-¿Qué pasó?- Me dijo como indiferente.

-¿No me oíste?- Le pregunto.

Suspira y contesta.

-Sí, Diego, te oí. Sólo que sigo pensando que contestar. ¿No crees que pasas

mucho tiempo con ellos? Me molestó mucho lo que comentó Vero (Mi cuñada)

sobre la foto de Facebook. ¿No te has puesto a pensar lo que la gente puede decir

si pasas tanto tiempo con Frank?- Me dijo todo de sorpresa.

De pronto, me temblaron las rodillas, no podía creer que eso estuviera

sucediendo, mi mamá estaba pensando que entre Frank y yo había algo. O ¿Por

qué preguntaba eso?

-Ma, ese fue un comentario bromista, a mí ni siquiera me importó, no entiendo

porque a ti sí- Le dije.

-Bueno, sí, pero ¿Qué pasaría si la novia de Frank lo viera? ¿Qué crees que

pensaría?- Seguía mi mamá.

-Ma, esto es ridículo, no hay por qué hacer tanto drama por un tonto comentario,

no puedo creer que te alteres por eso- Le dije fingiendo, e intentando calmar la
situación.

Mi mamá no dijo nada, suspiró. Y yo como todo adolescente, me molesté con ella,

y me fui muy enojado a mi cuarto. No podía creer que mi mamá hiciera esos

comentarios, me molestaban precisamente porque eran comentarios homofóbicos

de desaprobación.

Al poco rato mi madre me llama.

-Diego ¿No vas a comer? Ya está la comida-

-No- Contesto muy seco. Era un adolescente, y como te adolescente, mis enojos

duraban mucho.

-Ya Diego, vente, sí puedes quedarte a dormir en casa de tus amigos, sólo me

molestó el comentario de Vero- Me dice mi mamá. Sabía que se estaba

disculpando, y esa era su manera de hacerlo. Así que salí a los minutos. A pesar

de que estaba muy molesto, tampoco era tan inconsciente de los sentimientos

con mi madre.

Terminando de comer, les dije que regresaría lo más pronto posible ahora sí al día

siguiente. Y me fui a jugar. Durante el partido, jugué muy mal, y siempre las

bromas son presentes durante los juegos, en el volleyball, es común decirse cosas

entre la red para provocar al equipo contrario, puesto que no hay contacto físico

es la manera de atacar al otro. Ese día fui yo, supongo que ante tanto estrés, no

me sentía agusto.

De pronto, estallé, saliendo del partido, seguía con mi carácter de adolescente


enojado, supongo que tantas limitaciones, tantas situaciones incomodas, desde

Frank, su celular, Freddy y ahora mi mamá, me habían puesto de mal humor.

-Diego, ya ¿Que tienes?- Decía Frank riéndose - ¿A poco te enojaste?

Entre tanto enojo, que me preguntara riéndose me hizo enojarme más.

-No- Contesté fríamente.

-Ay tú también bromeas así cuando jugamos, yo no sé por qué te enojas- Dijo

Neto.

-Pues no sé wey, un mal día y ya- Les dije.

Frank me miró diferente ahora. Cuando los otros se dispersaron ante mi

comentario, me dirigí al baño, y noté que Frank me siguió.

-¿Qué pasó?- Me pregunta al estar solos en el baño del auditorio.

“Que eres una persona muy rara de entender, que mi mamá no le gusta del todo

que ande contigo y con Neto, pero sobre todo que te amo tanto y no puedo ni

siquiera decírtelo porque corremos el peligro de que alguien escuche, que no

puedo ni tocarte, y que te he sentido toda la semana tan lejos de mí, que te

necesito, te extraño y me haces demasiada falta”

Todo eso pasó por mi mente, lo pensé, y lo callé. Sabía que si se lo decía en ese

momento, podía llorar, o podía explotar y no detenerme. Obviamente no teníamos

mucho tiempo en el baño.

Suspiré, y le dije.

-Luego te digo- Contengo una lagrima. Y me abraza rápidamente.

-Tranquilo- Me dice, me suelta y sale del baño.


Respiro lentamente, me tranquilizo, y salgo yo. Durante el camino a la casa de

Frank, comencé a reincorporarme, y sentirme más tranquilo. Así que la plática de

amigos volvió a ser la habitual.

-Ay como eres dramático Diego- Me dice Neto.

-Pues wey, así hay días- Sólo le digo y me río fingiendo que no me importa.

Al llegar a su casa, volvimos a lo habitual, y a los juegos de mesa, botanas y

convivio. Sólo que esa vez solo éramos Neto, Frank y yo desde un principio.

De pronto Neto va al baño, y nos quedamos Frank y yo solos en el patio.

Se generó un silencio incomodo entre nosotros. Frank rompió el silencio diciendo.

-Entonces ¿Ya estás bien?-

-Algo así- Le respondo sonriendo.

-¿Quieres decirme que es?- Me pregunta.

-Siento que no tenemos mucho tiempo para hablarlo, en cualquier momento

regresará Neto- Le digo yo.

-Ok- Me contesta y baja la cabeza.

-Frank, mi mamá me dejó quedarme a dormir, ¿Podemos hacer otra pijamada?-

Le pregunto.

De pronto Frank me sonríe. Tiernamente.

-Claro que sí, sólo deja le digo a mi mamá- Se levanta, me acaricia la cabeza, y

entra a la casa. Me quedo pensando, solo. Todo lo que quería preguntarle a Frank.

¿Se lo diré? ¿Será correcto? Me daba miedo presionarlo. Pero era necesario.

Unos minutos después regresan los dos hermanos.

-Vente, ayúdanos a poner otra vez los colchones y todo el tendido en la sala- Me
dice Neto.

En unos minutos ya están las cosas en la sala, y nosotros salimos al patio a

acomodar lo que desordenamos y regresamos rápido a la casa. Nuevamente Neto

se acomodó en medio, y Frank seguía arreglándose para dormir. Al llegar Frank le

dijo a Neto.

-No empieces, vete a la orilla, te mueves muchísimo, y no estás tan flaquito como

para que te nos encimes- Le dice Frank.

Entonces me acordé, en el pueblo de mis papás, la excusa que puso Frank para

dormir conmigo, era que Neto durmiera en medio, porque se movía mucho, y

ahora lo mandaba a la orilla por la misma razón. ¿De verdad Neto no recordaba

eso, y no sospechaba nada? Tal vez la sospecha de mi mamá me hizo pensar

demasiado.

-Aaay Frank- Dijo Neto resignado, y se movió a la orilla. Frank apagó la luz, y se

colocó nuevamente en medio de los dos.

No le importó que Neto siguiera despierto, de pronto, toma una cobija la lanza

sobre nosotros dos, y me abraza bajo ella, ocultando todo su cuerpo bajo la

cobija. Sus brazos me abrazaban nuevamente. Y entonces, esa necesidad que

aclamaba su cuerpo, comenzó a tranquilizarse, mientras yo respiraba, dejando

que todo lo que había vivido durante la semana, se disipara en su cálido y

hermoso abrazo. Cuanto lo amaba, que un solo segundo de estar con él, me hacía

olvidar todo en la vida.

-Buenas noches- Dijo Neto, de repente, y a los minutos, lo escuchamos roncar


suavemente.

-Amor, ahora sí, ¿Qué tienes?- Me pregunta Frank al comprobar que Neto ya

estaba dormido.

No digo nada, sólo lo beso. Frank me devuelve el beso, pero sólo unos segundos.

Se ríe sin hacer mucho ruido, y me vuelve a preguntar.

-Ya en serio, ¿Qué tenías?- Me vuelve a preguntar.

-Me haces mucha falta- Le dije, no quería confesarle todas las dudas que me

generaba el no estar con él. Era extraño, todas las dudas se me olvidaban al estar

con él. Puede que eran más mis ganas de tenerlo conmigo, que cualquier otra

cosa.

-¿Eso era todo?- Me pregunta.

-Mi mamá se enojó porque leyó el comentario de Vero mi cuñada, en Facebook-

Le digo.

-¿Lo del camote?- Pregunta riéndose.

-Sí, no te rías, vas a despertar a Neto- Le digo sonriendo – Mi mamá puede que

crea que hay algo entre nosotros-

-Pero sí no hay nada- Me dice bromeando y luego me besa – No entiendo por qué

lo piensan-.

No puedo creer como las bromas de Frank y unos segundos de estar con él,

podían tranquilizarme tanto. Así quería vivir toda mi vida, con él, con esa

tranquilidad que él me generaba, me hacía otra persona estando con él y me

encantaba.
-Ahora que lo dices, tienes razón, de todos modos hay que tener cuidado, el

miércoles Juan (Nuestro entrenador, que era muy obvio) me echó carrilla sobre

nosotros, no sabes lo peligroso es que él se entere, conoce a toda mi familia, y

puede armar un desmadre- Dice de pronto preocupado.

-Lo sé, por eso es que estaba de mal humor- Le digo yo.

-Pero igual te amo a pesar de tantas dudas, problemas, chismes y todo- Me dice,

me abraza más fuertemente y me da otro beso. Y luego lo beso yo, y me sonríe.

-Lo sé mi flaco, te amo con todo mi ser- Le digo.

-¿Cómo me dijiste?- Dijo riendo.

-Flaco, ¿Qué tiene de malo?- Le respondo riendo también.

-Entonces sí me quieres si ya me dices mi flaco- Me contesta bromeando.

Sonrío y lo abrazo fuertemente.

Después la pasión se invadió de nosotros, y nuevamente comenzamos con los

besos excitantes, las masturbaciones, y el toqueteo entre nosotros. Estar con él

en ese estado es de lo mejor que me ha pasado. Me encantaba acariciarlo, tocarlo,

y entregarle mi cuerpo.

Después de que los dos logramos venirnos y en silencio fuimos a lavarnos al

baño. La plática continuó.

-No quiero dormirme- Le dije.

-¿Por qué no?- Me pregunta.

-Estos son los mejores momentos de toda la semana, no quiero que terminen, y

sólo son unas horas- Le confieso.


-Ay ya sé, me la vivo toda la semana esperando esto- Me dice a mí.

-A veces te extraño de una manera que no puedo soportar- Le digo tristemente.

Me abraza sobre su pecho, y respira fuertemente. No logro ver su cara, pero sí

escucho su respiración fuerte.

-Te amo tanto Frank- Le digo, pero como si esas palabras salieran del rincón más

profundo de mi ser, lastimándome porque rogaban por ser liberadas.

-Ya Diego, es suficiente- Me dice como si también le dolieran mis palabras – Yo

también te amo mi amor-.

Y ahí me quedo, entre su pecho, respirando su aroma, deseando que ese

momento durara para siempre, y que la vida real, en donde no podíamos vivir

nuestro amor fuera una mentira. Quería a Frank para siempre, así como vivíamos

en silencio y en donde nadie nos viera. Lo quería todo el tiempo, lo quería amar

con libertad.

XV

De pronto, muy temprano en la madrugada, escucho que alguien camina por la

sala en dirección al baño, despierto y me doy cuenta que sigo en recargado en los

brazos de Frank. Era su papá. Como puedo, finjo que me muevo como si hubiera

sido un accidente haber caído entre sus brazos.

Me vuelvo a dormir, pero sabiendo que en unas horas me tengo que levantar. Se

hacen las 8 de la mañana. Y despierto, oigo ruidos de que casi toda la familia está

despierta, y me levanto.

-Hola ma- Saludo a la mamá de Frank y Neto.

-Hola hijo, ¿Cómo dormiste?- Me pregunta amablemente.


¿Por qué ella no le mencionaba nada a Frank, y a mi mamá si le molestó el

comentario de Facebook?, Quité la idea de mi cabeza.

-Excelente, gracias- Le respondo. Claro, dormí con su hijo, por supuesto que

dormí excelente.

-Muy bien, hijo, ¿te vas a quedar a desayunar?- Me pregunta aun amablemente.

-Pues sí, algo, gracias, antes de irme- Le respondo.

Me siento en el comedor, y me empiezo a quitar la flojera mañanera, cuando me

doy cuenta que Frank comienza a despertarse y levantarse.

-Hola, buenos días- Me saluda con una sonrisa, y unos ojos dormidos.

-Buenos días- “Amor mío” Pensé para mí. Y después se sentó a lado de mí. Me

tomo la mano debajo de la mesa y dijo.

-Ma, ¿me podrías dar un licuado?-

-Hola, buenos días, saluda maleducado- Dice su mamá riéndose- Ya lo tengo

hecho.

Y nos entrega un licuado, con unos frijoles refritos, con huevos igual fritos.

Levantó su mano de la mía, para poder comer agusto. Pero de pronto, su pie

comenzó a acariciar mi pantorrilla, lo miro, y me sonríe.

Terminando de desayunar, me despedí de todos, Neto seguía dormido y Frank me

acompañó a la puerta.

-Nos vemos luego- Lo despido, sonriendo.

-Ojalá todas las noches fueran como anoche- Me susurra, y me despide.


-Ya sé, lo sé- Suspiro y digo- Te quiero.

-Yo también- Me responde.

-Adiós Frank- Me despido ahora sí y el me responde.

-Adiós… flaco- Sonríe y entra a la casa.

Sabía a qué se refería, y me hizo sonreír, por el camino a mi casa, sentía que aún

recordaba cada una de sus palabras, sus caricias y sus besos. Ese día era 15 de

mayo, y como mis papás son maestros, íbamos a festejar en un restaurante de la

ciudad. Llegué a mi casa, y mis papás estaban despiertos, y sólo saludan.

-Hola-

-Hola, ya volví- Les digo tranquilamente.

-Ya vimos- Me dicen sin ninguna intención, sólo indiferencia.

Hago mis deberes, termino una tarea, y me arreglo para ir a festejar con mis

papás a la hora de la comida. Ya en el restaurante, mis papás me dejan pedir una

cerveza para brindar. En aquel entonces tenía aún 17 años, y aunque faltaba una

semana para que cumpliera los 18, me dejaron pedir una.

-“Ando en un restaurante, voy a brindar por ti, amor”- Le mando un mensaje de

texto a Frank.

-“Gracias amor, te quiero mucho, yo me vine al rancho con mi papá”- Me manda

unos minutos después.

Ya no contesto. Se termina el día, y me dirijo a la casa. Llega la noche, le deseo la

mejor de las noches en un mensaje y me contesta.

-“Me estás mal acostumbrando, ya me haces falta para poder dormir agusto”-
Que tierno, me di una vuelta por la cama, de la emoción, y le contesté.

-“Yo siempre te imagino antes de dormir, que me besas, abrazas y que estás a

lado de mí, y así me duermo tranquilo, mi flaco”-

-“Voy a intentar lo mismo, te amo mi amor, descansa”- Me contesta.

Ya no le mando otro mensaje, y así como lo dije en mi mensaje, imaginé que

estaba a su lado, y poco a poco me quedé dormido.

Durante la semana siguiente, estaba planeando como pasaría mi fiesta de

cumpleaños, le iba pedir permiso a mis papás de invitar a todos a mi casa. Se los

comenté, y después de pensarlo un poco, aceptaron mi propuesta.

-Pero no hagan mucho ruido, sabes que tu hermano no debe desvelarse- Me dice

mi madre.

-Sí está bien- Le digo.

Le comento a Frank la idea, y me manda un mensaje por el celular.

-“¿No vas a invitar a Freddy?”-

Pienso un poco su pregunta, y le pregunto directamente.

-“Frank, siento que Freddy quiere algo contigo, y no es que desconfíe de ti, pero

siento que últimamente te busca mucho, ¿No está pasando nada?”-

-“Ay Diego, no puedo creer lo que estés diciendo, en primer lugar a mí no me

gustan los hombres, sólo me gustas tú, y en segundo, Freddy es amigo nada más,

no puedo creer que desconfíes tanto”- Me contesta duramente.

Tenía razón me estaba pasando, pero aun así me daba miedo invitar a Freddy,
que pasaría si lo invito a dormir a mi casa, y quiere hacer algo con Frank. Ok,

estaba pensando demasiado lejos, pero me era inevitable desconfiar de él. No

sabía por qué podía asegurar que algo sucedía con él.

-“Tienes razón, lo voy a invitar”- Le contesté al final.

XVI

Durante la semana, el Frank serio volvió. Supongo que ya era costumbre, supongo

que sólo me demostraba su amor, por mensajes, y si nadie nos veía. Nuevamente

mi estrés y mi desesperación se hicieron presentes. Realmente era horrible tanta

seriedad de su parte, cada que nos veíamos. Así que el viernes, después de haber

aguantado toda la semana otra vez. Le mandé un mensaje diciéndole.

-“Frank ¿Puedo hablar contigo al rato?”-

-“Ok, no me asustes, ¿Qué pasa?”- Me contesta.

-“Hablamos ya que estemos juntos y a solas, ¿Cómo le hacemos?”- Le pregunto.

-“Podemos llegar antes de ir a jugar, y decir que vamos a dar unas vueltas

corriendo porque queremos mejorar nuestro cardio”- Me contesta.

-“Ok, te veo media hora antes entonces”- Le digo.

-“Me asustas, pero ok, iré a esa hora”- Me contesta nuevamente.

No sabía por qué se asustaba, supongo que sí es muy extraño decirlo así como lo

dije, ahora que lo veo desde otra perspectiva.

Llegué a la pista que está alrededor de un campo de futbol, que se encontraba a

lado del auditorio deportivo donde entrenábamos, y a los minutos llega Frank.

-Hola- Saludo.

-Hola- Me saluda.
-Vamos a caminar- Le digo.

-Ok- Me dice seriamente, sí se veía asustado. Le sonreí y empezamos.

-Ya deja de asustarme, ¿Qué está pasando?- Me pregunta.

-No es nada, tranquilo, nada porque preocuparse o asustarse- Le digo yo.

-¿Entonces qué es?- Me vuelve a preguntar.

-Estoy muy confundido Frank, me dices que me amas, y que me quieres, y que

quieres pasar tiempo conmigo… pero de pronto, no se nota. Parece que sólo soy

como alguien más para ti, y me da miedo sentir que… realmente sí soy sólo

alguien más para ti- Le confieso.

Había escuchado que Frank había tenido otras relaciones antes que Gaby, y su

compañera de clase. Y Frank era mi primer amor, la primera vez que sentí algo

por alguien y yo sabía que podía amarlo por muchísimo tiempo, o toda la vida.

Aun siento, que Frank será una persona que siempre me provocara algo. Y no

quería ser una persona más en su vida. No quería que lo nuestro terminara nunca.

Y me daba miedo sentir que sólo era alguien más para él, y que lo nuestro no

durara. Y que me desechara de la nada. Me aterraba eso.

-¿Cómo?- Me pregunta confundido.

-Es que no sé Frank, siento que de repente, no te interesa mucho esforzarte por

estar juntos, sé que estás en duda, pero a mí me resulta difícil verte tan distante

tanto tiempo, me duele, me duele no poder demostrarte que te quiero, y no digo

que andemos de la mano por la calle, pero hay otras maneras de hacerme saber

que sí me quieres, y no sólo cada fin de semana, no sé, de verdad me lastima


tanta espera- Le confieso, y siento como las palabras sólo brotan, sin pensarlas.

Frank me mira confundido, como asustado, y sorprendido que le dijera todo eso.

-Es que, es muy difícil esto Diego. Sé que te lo repito mucho, pero yo no me

considero gay- Me dice.

-Entonces, esto ¿Qué es?- Le pregunto- Yo soy un hombre.

-No lo sé, de verdad quiero aclararme todas estas dudas que me matan todos los

días, a mí no me gustan los hombres, no sé cómo explicarlo, los veo y no me

provocaban, no me excitan, no sé por qué- Me dice.

-Y ¿Por qué conmigo sí?- Le pregunto.

-Porque te amo a ti, como persona, eres una gran gran persona, y ese amor que

sientes por mí, me inspira a amarte- Me confiesa, mientras seguíamos caminando

por la pista, solos.

-O sea, ¿me amas a mí, no mi cuerpo, sólo lo que soy, y lo que te doy?- En ese

momento ya estaba conmovido por sus palabras.

-Sí, es extraño, y créeme que es muy difícil aclarar todo esto, pero apóyame, no

quiero que nadie se entere por lo mismo, porque no puedo aclarar todo esto, sólo

quiero seguir contigo, porque te quiero a ti- Me sigue diciendo.

Sus palabras me inspiraban, me encantaba escucharlo decir eso, sabía que era

complicado, y después me sentí un poco culpable por haberle querido enfrentar

todo eso. Ciertamente sí estaba pasando por un momento de su vida complicado,

ciertamente sí tenía muchas dudas. Pero que me quisiera a mí, me bastó por lo

pronto, aunque en el fondo, no me convencían del todo sus palabras, en ese


momento me convenció.

-Está bien, te entiendo, y te apoyo- Le digo y le sonrío. Frank me miraba con

tristeza.

-Gracias- Contesta, y lo abrazo. No había gente alrededor, pero inmediatamente

sentí como se tensó. Y le dije.

-No hay nadie- No quise incomodarlo, así que lo solté y dije- Perdón-

Me pone el brazo encima de mis hombros, y me acerca a él.

-Te amo, eso me basta- Y me besa el cabello, y me suelta- Supongo que ya es

hora de irnos a jugar-

-Espera, antes una última pregunta- Río rápido y le pregunto- ¿Entonces no te

gusta ni poquito Freddy?-

Me mira como ofendido y sigo riendo.

-Sólo quiero quitarme el pensamiento de encima- Le digo.

-Si no me gustan los hombres, menos él. Está muy feo- Me responde. Y tenía

razón, ciertamente Freddy es muy feo.

Comenzamos a jugar y al finalizar. Invite a todos a ir a mi casa el día siguiente,

les dije que ahora la pijamada sería en mi casa por motivo de mi cumpleaños. Y

que al despertar asistiríamos a un club deportivo que rentaba una terraza para

poder comer y disfrutar de la alberca, ya que el domingo era el verdadero día de

mi cumpleaños, e iríamos con mi familia y estaban invitados. Así que

prácticamente pasaría todo el fin de semana con ellos.

Al día siguiente, asistimos a jugar nuevamente. Nos encanta tanto el voleibol, que
jugar entre nosotros era nuestro pasatiempo favorito. Ese día sí fue Freddy. Así

que lo invité. La tensión entre nosotros se sentía, y él podía sentir que lo invitaba

de manera diferente que a los demás.

Me dijo que sí, pero durante el transcurso a mi casa dijo.

-Oigan, creo que no iré, tengo que ir a pedirle permiso a mi mamá, y lo más

seguro es que me diga que no-

-No manches, no seas rajón, ya habías dicho que sí- Le dijo Neto.

-Pues sí, pero es importante que le diga- Decía Freddy.

Sabía que mentía, se sentía incómodo entre nosotros. Frank comenzó a hablar

con él a solas. No sabía que cosas les decía, solo se apartaron de nosotros,

mientras nosotros seguíamos caminando rumbo a mi casa.

-No manches tu casa está lejísimos- Decía Neto, que no le gustaba caminar.

Ciertamente estaba retirado, caminando hacía 30 minutos.

-No seas flojo- Le dije, pero realmente estaba enojado, porque Frank estuviera

tanto tiempo con Freddy.

-Estás peleado con Freddy ¿Verdad?- Me pregunta Neto.

-No, sólo que nos hemos separado mucho últimamente- Le digo.

-Sí lo he notado, y antes tan buenos amigos que eran- Me dice- Obvio no como

tú y yo- Me dice Neto. Haciendo un poco obvio que le gustaba.

-Pues no sé, no sé por qué de pronto hubo tanta distancia- Le dije. Y era verdad,

antes éramos muy amigos, y no sólo era el asunto de Frank, nuestra relación

desde antes comenzó a ser muy distante y fría, y no sabía por qué.

Frank, dejó de hablar con él, y se acercó a mí. Sólo lo miré, y rápido le quité la
mirada. Estaba enojado, celoso, me acababa de decir, que no había nada entre

ellos, pero aun así, yo quería que cada segundo de ese día estuviera a mi lado. Al

final de cuentas, era mi cumpleaños, o bueno, faltaba un día para eso.

Los celos y el egoísmo me cegaban, y Frank notó mi enojo, y también se molestó

conmigo, pero sabía por qué lo estaba yo.

Freddy se fue a su casa prometiendo que haría lo imposible por ir. Y nosotros

llegamos a mi casa. Ya estando ahí comenzamos a platicar, nos fuimos a la

terraza que se encontraba a un lado de mi casa, para no hacer ruido. Éramos los

mismos que fuimos de vacaciones. Frank, Neto, Lalo, mi primo Manuel y yo. Al

grupo de amigos se había unido Carlos, pero ese día no pudo ir con nosotros.

Las risas y la diversión fueron mágicas, me encantaban mis amigos, y me la pasa

increíble con ellos. A pesar de todo, nos divertíamos muchísimo entre nosotros.

Al paso del rato, nos dimos cuenta que Freddy no llegaba, así que Frank le marcó

a su celular, y le dijo que ya se viniera, casi casi amenazándolo.

Nosotros ya nos habíamos metido a la casa cuando al poco rato llegó. Y la tensión

entre nosotros se notó.

-A ver muchachos, ustedes dos tienen cosas que arreglar- Dijo Frank- Así que

vayan otra vez afuera, y arreglen sus problemas-

Suspiré, así que ese era el plan de Frank, quería que me diera cuenta que en

realidad no pasaba nada entre él y Freddy, y que quería que fuéramos amigos de

nuevo.
Al estar afuera, rompí el hielo, y le pregunté que cómo estaba, y comenzamos a

platicar. Las cosas se pusieron demasiado intensas, no sabía que Freddy hubiera

estado tan triste por nuestra distancia.

-No sabes Diego, tú fuiste el primer amigo que tuve en el volley, no sabes cómo

te quiero, y me dolió muchísimo que nos separáramos- Cuando dijo eso, una

lagrima bajo por su mejilla.

Me conmovió muchísimo, no podía creer que de verdad desconfiara tanto de él,

cuando en realidad, fue él el primer amigo que hice en el equipo, mucho antes

que Neto, y claramente mucho antes que Frank. Lo conocía desde secundaría.

-Perdóname, no sé por qué de pronto me puse tan sangrón, creía que era

decisión tuya alejarte de mí- Le dije.

-Jamás lo haría, no sabes cuánto te quiero- Me dijo, mientras seguía llorando.

-Perdón ¿Amigos?- Le dije.

-Nunca dejé de considerarte uno- Me dijo aun sonando muy sensible.

Lo abracé, y le dije que lamentaba todo lo que había pasado, y nos regresamos a

la casa.

-Ya era hora, se tardaron eternidades allá afuera, ¿Ya son bien íntimos de nuevo?-

Pregunta Neto.

Frank sólo nos miraba.

-Sí, ya somos bien amiguitos- Les respondo.

Mi mamá me había dicho que utilizáramos los colchones de la planta baja, y que

buscara cobijas y almohadas, y que igual durmiéramos todos en la sala. Así que

con la ayuda de todos, comenzamos a preparar lo que sería nuestra cama esa
noche.

Frank de pronto comenzó a portarse demasiado tierno conmigo, sin importar que

estaban todos ahí, abrazándome como si estuviera bromeando. Se hicieron las 12

de la noche. Y oficialmente era mi cumpleaños. Todos me felicitaron, y jamás me

sentí tan querido por mis amigos. Uno a uno me fue abrazando felicitándome por

mis 18 años. Al llegar con Frank, me miró, sonrío y me abrazó tan fuertemente,

que comenzó a levantarme del piso.

-Feliz cumpleaños- Me dice- Te amo- Me susurra al oído.

-Gracias- Le respondo sonriendo ampliamente- Por todo.

Me sonríe, y por un segundo pensé que a Frank no le importaba lo que los demás

pensaran al vernos así. Porque todos nos miraban como nos abrazábamos.

-Ay que tiernos, los novios- Dijo mi primo, en broma. Aunque obviamente no

escuchó el “te amo”, si fue una escena un poco comprometedora.

-Envidiosa- Responde Frank bromeando también.

Se hizo más tarde, y decidimos acostarnos ya. Frank se cambió en el baño, y mi

sorpresa fue enorme, cuando me di cuenta que para dormir, se colocó la playera

que le había regalado el día de su cumpleaños, con las frases que siempre dice.

Mi corazón comenzó a latir fuertemente, sabía que esa noche iba a ser

inolvidable. Algo me decía, que Frank quería que así fuera. Me quería dar algo ese

día, quería darme el mejor cumpleaños que jamás haya pasado antes.
XXVII

Comenzó a hacerse más noche, y nuestros amigos, como siempre, fueron

durmiéndose poco a poco. Nosotros esperamos el momento, mientras nos

tomábamos de la mano, debajo de los cobertores y las cobijas.

-Me encantas con esa playera- Le digo, al darme cuenta que prácticamente, todos

roncaban ya.

-Me encanta quien me regaló la playera- Me dice, y nuestros cuerpos comenzaron

a juntarse lentamente en un abrazo acogedor.

-¿Ya te sientes mejor?- Me pregunta mientras me abraza fuertemente contra su

pecho.

-Sí, sólo de repente me saco de onda- Le digo sonando disperso.

Me vuelve a apretar contra su pecho, olí su aroma, sentí su piel morena caliente

sobre mi frente, y me perdí. Sus brazos sin duda, eran mi lugar favorito del

mundo.

-¿Sabes? Me dan ganas de tenerte como la última noche que estuvimos de

vacaciones en el pueblo, que te desahogaras conmigo, y me entregaras cada uno

de tus sentimientos más profundos- Me dice suavemente, susurrándome, como si

recordara cada una de las palabras y lágrimas que le di.

-Ya sé, no sé por qué simplemente no pude aguantar más tener eso guardado- Le

dije susurrando también.

-¿Y por qué me lo dijiste?- Me pregunta.

-Porque te tengo la confianza- Le confieso. Y entonces lo besé. Su piel se acercó


junto a la mía, su calor aumentó con mi calor, y podía sentir todo su cuerpo que

se calentaba junto al mío.

-Te amo- Me susurra, y me besa apasionadamente. Esa vez, el espacio entre

nosotros era mayor, por lo que movernos con comodidad era más fácil, que otras

veces que dormíamos con los demás.

Nuestros besos comenzaban a ser apasionados, y su cuello fue uno de mis

blancos principales, escuchaba como suavemente gemía, mientras nuestras

manos buscaban el placer del otro suavemente. Me subí sobre él, con

movimientos suaves para no despertar a los demás. Y comencé a besarlo,

mientras que sentía que nuestros penes chocaban erectos el uno contra el otro.

Le quité la playera, y me detiene diciendo.

-¿Qué haces?- Y sonríe.

-Nada, tranquilo- Y se termina de quitar la playera, me quito la playera también, y

me vuelvo a subir contra él. Nuestros torsos desnudos se sentían calientes, y

excitantes cuando se tocaban entre sí. Y nuestros labios se sentían hambrientos

por los besos del otro. Sus manos tocaban mi trasero, y mi pene chocaba todo el

tiempo con el suyo.

Sentía como la excitación de Frank se elevaba cada vez más, sus ojos y sus gestos

lucían que cada vez se encontraba más y más candente, que disfrutaba cada una

de nuestras acciones.
Entonces, comencé a besarlo por el cuello, y baje, poco a poco por el abdomen,

su rico, delgado y tonificado abdomen, y justo antes de llegar a su pene, me

detuve. Pero sentí que su mano me empujaba hacía abajo, lo miré, y vi su cara de

excitación. Estaba que ardía.

Con su otra mano, bajo el short que traía puesto, y me dejó su pene al aíre, me

volvía a empujar con la otra mano, y entendí completamente que era lo que

quería. Así que decidí hacerlo, también me encontraba bastante excitado.

Su pene es muy grande, delgado, pero con un glande un poco más ancho que el

tallo, y estaba muy muy duro. Lo tomé con la mano, y lo introduje a mi boca. Sentí

como el calor de su miembro se sentía en mi boca, en mi lengua, y podía saborear

cada uno de los centímetros de su pene. Comencé a moverme de arriba y abajo,

sacando y metiendo su pene dentro de mi boca. Y él de pronto comenzó a mover

su pelvis, a mi ritmo.

Me detuve, dejé de hacerle sexo oral. Y volví a subir besando su abdomen,

su pecho, y su cuello. Al llegar a la altura de su cabeza, le digo susurrando.

-¿Quieres hacerlo tú?-

Él sonríe, niega con la cabeza, y yo me quejo. Al ver que me quejo, me besa,

suavemente. Y comienza a besarme, los labios, las mejillas, como diciendo “No te

enojes”. Y entonces, se volvió a excitar, me comenzó a besar con sus labios, de la

misma manera en que yo lo hice. Y al llegar a mi pene. Se detuvo. Bajo mi short. Y

vio mi pene, se quedó observándolo unos momentos, mientras lo jalaba. De


pronto, sentí humedad en mi pene, y supe que comenzaba a realizarme sexo oral

de la misma manera. Su boca se sentía inexperta, pero se sentía excelente su

lengua alrededor de mi pene.

Duró muy poco y volvió a subir a la altura de mi cabeza.

Cerró los ojos, sus gestos se veían serios, y se recargó en mi pecho. Lo abracé,

quería decirle “Está bien” “Estuvo excelente” “No pasa nada”. Pero quería que mis

abrazos y mis caricias hablaran por sí solos.

-¿Estás bien?- Pregunto.

Asiente, y me vuelve a besar. Se sube sobre mí, y siento como sus labios vuelven a

estar hambrientos por besar los míos. Su piel se sentía candente chocando con la

mía, y su trasero rosaba levemente con mi pene. Era extremadamente excitante.

Nuevamente bajó a nivel de mi pene. Y volvió a hacer lo mismo, metió mi pene en

su boca, y ahora comenzaba a realizar el sexo oral con mayor excitación, la

primera vez, se veía nervioso, con miedo.

Esta vez, parecía que lo hacía porque le había gustado lo que probó.

Su mano se colocó en la base de mi pene, y comenzaba a meter mi glande en su

boca, hacia arriba y hacia abajo, su lengua era muy buena.

Duró unos momentos sobre mi pene, y yo gemía suavemente, mientras lo veía

hacerlo, sobre una tenue luz de la luna que entraba por la ventana.

Se volvió a subir, lo besé, sin importar que me había hecho sexo oral en unos

momentos, y pude sentir el sabor a pene en sus labios. Me excité, ahora fui yo
quien se bajó a su pene. Momentos después. Vuelvo a subir, a su cabeza, y se ríe.

-Que rico- Me dice.

-Lo sé- Le contesto.

Lo beso, y su mano comienza a jalar mi miembro, mientras yo lo masturbaba a él.

Respirábamos agitados a un centímetro de la boca del otro, podía sentir su aliento

en mi boca, su calor y su sudor en mi pecho. Sus ojos se veían excitados, y de

pronto, no pude resistirlo, y mi pene comenzó a eyacular. Arrojando todo el

semen sobre su pene. Seguí jalando, mientras él seguía haciéndolo. En unos

momentos, comencé a sentir que jalaba mi miembro más fuerte, y comencé a

sentir que se estremecía y se venía.

Rápidamente quitó su mano de mi pene, y la puso sobre el suyo. Prácticamente el

semen de ambos, estaba en su mano y en su pene.

-Esto es de las cosas más excitantes que he hecho- Me susurra.

Se levanta, va al baño, y escucho que se lava.

Yo me quedo en la cama, sudado, cansado, saboreando su boca en mi pene, y su

pene en mi boca. Impactado, enamorado, quería más. Y por lo pronto, me había

regalado el mejor obsequio de cumpleaños que en toda la vida me habían dado.

XXIX

Regresa, se recuesta y voy yo con cuidado sin hacer mucho ruido, a lavarme lo

que podría tener algún residuo. Regreso, y está con la camiseta puesta de nuevo.

Me recuesto a su lado. Y me acerco a él, sobre su pecho, y comienzo a acariciar su

playera, sobre cada letra estampada en ella.


-Sabes, cuando me regalaste esto, me sentí muy feliz, supe que eras una gran

persona- Me dice susurrando.

-¿Sospechabas algo desde entonces?- Le pregunté.

-No, y de hecho tampoco se podría decir que me gustabas en ese entonces… en

realidad no sé desde cuando me empezaste a gustar- Me dice.

-¿Y ahora?- Le pregunto - ¿Qué sientes?

-Que no sabría qué hacer si no te tengo- Me responde susurrando.

Yo podía sentir el calor de su piel a través de su playera, podía sentir que sus

brazos me invadían y envolvían como si nada en el mundo pudiera hacerme daño,

cerré los ojos, y me dediqué a sentir. A veces podía sentir que nuestros cuerpos

encajaban a la perfección, nuestras piernas y brazos se entrelazaban de tal

manera que nos dejaba cómodos y unidos. Podía sentir su calor, podía sentir sus

latidos, su respiración, y poco a poco aprendía cada uno de sus gestos, y como su

cuerpo funcionaba.

-Frank- Le digo.

-¿Qué pasó?- Me pregunta.

-Creo que te quiero más de lo que debería- Le digo.

Sonríe y me pregunta - ¿Por qué?-

-A veces siento que solo contigo me siento completo, seguro, y me haces

demasiada falta cuando no te tengo- Le confieso desde el fondo del alma.

-Pues me tienes ahora- Me dice – Soy tuyo, y tú eres mío- Y me acaricia la mejilla

con su mano. Sentí que un lazo extraño salía de nosotros y nos unía después de
que mencionó esa frase, yo me sentía suyo; mi corazón era suyo, mi cuerpo le

pertenecía, y sabía que podía confiar en él, a pesar de que llevábamos unos meses

de salir.

-Sí, soy tuyo, sólo tuyo- Le susurro, y lo beso suavemente.

-Y yo tuyo- Me repite.

Se mueve, y ahora él es quien se mete entre mis brazos, estábamos frente a

frente, y coloca la suya frente a mi pecho, podía sentir como se relajaba en mis

brazos, y yo quería tenerlo así para siempre, quería cuidarlo, abrazarlo, sentir que

el mejor regalo de cumpleaños de mi vida, fue haberlo tenido para mí. Él fue mi

mejor regalo, me dijo que era mío, y eso me hacía sentir que no me hacía falta

nada en la vida, si sólo lo tenía a él.

- Siempre te voy a querer Frank – Le susurro. Comienzo a sentir que su

respiración es más profunda, y que su cuerpo se afloja entre mis brazos, se

estaba quedando dormido y no recibo respuesta.

Entonces entendí, el amor no se entiende, no se mide, nunca sabes cuánto vas a

querer a una persona, sólo lo sientes, sólo lo ves venir cuando ya llegó, llega

como todo en la vida, sin avisarte y no en la forma que tú crees que llegará, pero

llega.

Frank fue así para mí, hacía dos años, me imaginaba otra historia con él, pero él

me regalaba una historia diferente, una real, una donde lo pude enamorar. Llegó

cuando tenía que llegar. Así me fui durmiendo, con el arrullo de su respiración en

mi pecho, con el calor de su piel en mis manos, y con el corazón tranquilo,


inspirado y sabiendo que el dueño de todas esas emociones, yacía en mis brazos

dormido, en mi cumpleaños número 18, ese en el que se supone, te haces adulto.

A la mañana siguiente, Freddy se levantó muy temprano, él había dormido del

otro extremo de los colchones, y dijo que se tenía que ir temprano, no desperté,

me encontraba demasiado cansado, y sólo escuché que mi mamá lo despidió y

que nos iba a avisar que se había ido cuando despertáramos.

La mañana se hacía cada vez más tarde, y escuché que mi hermano junto con su

esposa, llegaban a la casa, porque iríamos a festejar mi cumpleaños. Sentí que mi

cuñada se quedó unos segundos observando, y se fue a la cocina a ayudarle a mi

mamá.

Al haber tanto ruido, me fui despertando, y la primera escena que tengo, es el

rostro del ser humano más hermoso que había conocido, dormido, en paz, como

si supiera que era amado, como si supiera que no tenía que preocuparse porque

yo lo amaba. Y sonreí, me quedé observando unos momentos, mientras mis ojos

volvían a caer. Pero decidí levantarme, porque mi mamá ya llevaba rato haciendo

muchas cosas, y no se me hacía justo no ayudarle.

-Hola ma- Saludo, al llegar a la cocina.

-Hola- Dice mi mamá, que caminaba de un lado a otro, acomodando cosas,

comida y de más.

-Mira lo que será tu pastel- Me dice de pronto.

Veo un pastel redondo, casero, cubierto de betún o merengue blanco, pero que en
el centro estaba dibujada con betún verde y amarillo, una cancha de voleibol.

Mientras mi mamá hacía la red, con unos pequeños palos de madera, como de

paleta de hielo, y una red negra que no supe de donde la consiguió.

Frank de pronto aparece junto con Neto y Manuel por el comedor asomándose y

saludando a la cocina.

-Buenos días- Dice Frank.

-Buenos días- Dice mi mamá. Yo le sonrío. Ya llevaba puesta otra playera y unos

pantalones de mezclilla azules.

-¿Le ayudamos en algo?- Dice Frank.

-Pues pueden ayudarme a decorar el pastel, aun me falta mucho- Dice mi mamá.

-Está muy padre- Dice Neto al ver lo que sería la decoración. Neto definitivamente

ama el voleibol.

Neto comenzó a dibujar a una persona, que al parecer era yo, sobre una cartulina,

junto a Frank. Después dejó a Frank trabajando solo, y ahí se quedó bastante rato,

cuando terminó de colorear y dibujarme a mí, con un uniforme que tenía el

número 18, que eran los años que cumplía, así como un balón que simulaba que

estaba rematando.

Sonríe y termina de ayudarle a mi mamá a decorar el pastel. Al ver como terminó

quedé fascinado. Estaba muy original y muy padre. Tanto mi mamá como Frank se

lucieron.

Durante el transcurso de lo que quedó de la mañana, y se hizo medio día, me

dirigí a mi cuarto a arreglar lo que me llevaría al club para bañarme, de pronto


llega Frank.

-Oye, dice tu mamá que si puedes ir un rato a ayudarle a subir las cosas a la

camioneta- Me dice.

-Ahorita voy- Le digo.

-Feliz cumpleaños- Me dice sonriendo, y suavemente.

-Gracias- Le respondo sonriendo también.

-No te traje regalo, pero hice la decoración del pastel con todo mi amor- Me dice.

-Frank- me acerco un poco a él, y le susurro- Tú fuiste mi mejor regalo, gracias

por haber venido, por el pastel, y por cada beso, y… tú sabes, todo- Le digo

apenado al recordar lo que habíamos hecho la noche anterior.

-Un placer- Me da un beso rápido, no queríamos que nadie nos viera- Ya estamos

haciendo más cosas- Me dice susurrando como atrevido, y se va. Refiriéndose que

para él, el sexo que tuvimos anteriormente era nuevo completamente.

Me quedo sonriendo, pensando. Tal vez lo de anoche sólo fue el inicio de lo que

puedo probar de su cuerpo. Podía hacer más con él. Podíamos llegar más allá, y

estaba dispuesto con todas mis ganas a conseguirlo. Quería entregarle todo mi

cuerpo, y poder estar con él, sin el miedo de tener a alguien a lado. Sólo habría

que planearlo.

XXX

Pasaron los días y semanas, y la rutina del Frank de siempre volvió. Muy

misterioso, alejado distante y serio, pero nos veíamos cada fin de semana

haciendo pijamadas en su casa, y la comunicación vía celular o Facebook, era la

más romántica.
Me preguntaba por qué era así. Sé que le costaba más que a mí aceptar todo lo

nuevo en su vida, pero a veces lo veía tan cambiado, tan entregado, tan

apasionado que pensaba que ese aspecto en su vida no existía. Pero me lo seguía

haciendo notar. Temía que la gente supiera de nosotros. Pero yo cada vez me

convencía más, que si eso llegara a suceder, mi amor era lo suficientemente

grande como para luchar por algo así.

Un día a mediados de Junio. Termino de realizar todos mis trámites para una beca

en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente, mejor conocido

por sus iniciales ITESO, en la ciudad de Guadalajara. Es una escuela privada que

pertenece al Sistema Universitaria Jesuita. Y que desde siempre, he querido

estudiar ahí.

Mis padres no cuentan con el dinero suficiente para pagarla completamente, así

que me esforcé para obtener una beca de excelencia académica, por mi promedio,

y participé en el concurso que ofrecen.

Asimismo realizo trámites a la universidad pública del estado, en dado caso, que

me rechacen la beca, y poder tener la opción de seguir estudiando.

Cuando fui a hacer el examen de admisión, unos minutos antes de entrar a

realizarlo, recibo un mensaje de Frank que decía.

-“Amor, confío mucho en tus habilidades, no he conocido a alguien tan dedicado

a la escuela, tan inteligente y tan preparado como tú, te amo, y sé que lograrás

entrar”-
No pude evitar sonreír, no pensaba en Frank en ese momento, pero su mensaje

me alentó a dar todo de mí, para que pudiera realizar las cosas con motivación.

Entonces recordé su realidad. Él me había comentado que intentó hacer trámites a

la universidad, y que dos veces fue rechazado, y que finalmente logró entrar pero

en el campus de la ciudad donde vivimos.

Supongo que me apoyaba, porque sabía que para él fue difícil ingresar.

Pasaron los días, y más se acercaba la fecha para saber el resultado de ambas

universidades. El ITESO, la escuela de la que siempre quise ser parte, aun no

publicaba sus resultados sobre los ganadores de la beca a la que me postulé. Pero

había dicho que publicaría los resultados ese mismo día que revisaba su página

de internet.

-“Muero de nervios amor, aun no publican los resultados de la beca, y no sé si me

la vayan a dar”- Le mando un mensaje a Frank.

-“Tranquilo amor, sé que lo lograrás, pero por favor cuando sepas dímelo en

cuanto antes, quiero saberlo primero que nadie”- Me manda mensaje a los

minutos.

No sé si me había dicho eso, porque quería tanto como felicitarme o conciliarme,

cualquiera fuera el resultado. No paraba de actualizar la página de internet, donde

aparecerían los resultados de las becas. De pronto, en una actualización que hice,

aparece la leyenda.

“Aquí pueden revisar el archivo de los ganadores de la beca de excelencia


académica”

Y un enlace a un archivo de PDF, que se descargaba. Lo bajé inmediatamente, y

observé una lista de aproximadamente una cuartilla y media con nombres de

personas ordenadas alfabéticamente por el apellido. Baje y baje el documento

hasta llegar al mío, y entonces salté de felicidad.

No podía creerlo, entré, logré obtener la beca, después de tantos ensayos,

exámenes, labores sociales, y recolección de evidencia, logré obtenerla. No podía

detenerme de felicidad. E inmediatamente recordé a Frank.

-“Amor, lo logré, me dieron la beca, estoy que muero de felicidad, no sabes las

ganas que tenía de entrar”- Le escribo.

A los minutos responde.

-“Felicidades amor, que felicidad, te lo mereces”- Ni su mensaje pudo llenarme

tanto de alegría como la noticia de que pude entrar a la escuela que considero mi

alma mater.

Por la tarde, habíamos quedado como casi todas las tardes, a jugar voleibol para

divertirnos. Estaba tan contento, que sentía como hasta para jugar podía jugar

mejor.

-Deberían de darte becas más seguido, a ver si siempre juegas así- Dice Frank

bromeando.

Le sonrío, y su actitud, me desconcierta, esperaba a encontrarme a un Frank

sonriendo por mí. Pero sólo me miraba seriamente. Ahora ¿Qué pasaba con él? Por
primera vez en todo el tiempo, que pasé con él, mi felicidad era más grande por

otra cosa, que decidí ignorar lo que estaba pensando él.

Al llegar a su casa, me quedé un momento como todas las tardes, y su seriedad

era muy notoria, mientras que Neto lucía más emocionado que él. Así que

contestaba a todas las preguntas que él me hacía.

De pronto nos quedamos solos un momento. La seriedad de Frank comenzaba a

hacerse tan notaria que lucía hasta triste.

-¿Qué pasa? ¿Estás bien?- Le pregunto.

-Sí. Es sólo que… nada, felicidades otra vez- Me decía.

-Frank, dime que tienes- Le decía preocupado.

-No es nada- Y me sonreía.

No pude seguir preguntando porque entró Neto de la nada. Por la noche me retiro

a mi casa, y al llegar a mi cuarto, recibo un mensaje de Frank.

-“Me da muchísimo gusto por ti, que estés realizando tus sueños, de verdad. Pero

pensé que pronto te tienes que ir de aquí, vas a irte a Guadalajara, pero está bien,

te quiero mucho, y me da mucho gusto, te amo y muchas felicidades”-

Ahora entendía todo. ¿Estaba triste porque me iba a ir? No había pensado en eso,

en absoluto, estaba tan seguro que el amor que sentía por Frank era tan inmenso

que nada podía romperlo, nada. Por lo que cualquier cosa que atravesara, el amor

que sentía por él era más intenso aún.

Ahora los papeles se invertían, yo me marchaba a la capital del estado, y él se


quedaba en nuestra ciudad natal. ¿Qué iba a suceder? ¿De verdad tendría el

corazón para dejar todo eso?

XXXI

-“Amor, yo siempre te amaré a pesar de todo, no tienes por qué preocuparte por

nada, te quiero mucho, y siempre lo haré”- Le escribo un mensaje.

No tengo respuesta, así que me dedico a dormir.

Despierto por la mañana, eran las últimas semanas de clases, podía sentir el

estrés de los trabajos finales, pero la liberación de ir entregando uno por uno,

terminando mi etapa en la preparatoria. Durante toda la semana, no pude ver

mucho a Frank, o mejor dicho, no pude estar a solas con Frank. Así que mi

desesperación porque llegara el fin de semana era enorme, y me moría porque

llegara ya.

Pasaron los días, y el viernes por fin llegó. Después de entrenar, llegamos a su

casa, como ya era la costumbre, y marqué a mi casa preguntando si podía

quedarme a dormir en casa de Frank, mi mamá me respondió.

-No Diego, vente inmediatamente a la casa- Su respuesta me sorprendió.

Después de tantas semanas y semanas, de hacer esto, ¿ahora no puedo? ¿Qué

estaba pasando?

-¿Por qué no mamá?- Le pregunté – Ya antes me he quedado-

-Porque ya estuvo bueno, pasas demasiado tiempo con ellos, y ya ni siquiera te

vemos, ya basta Diego, tienes una casa, y tienes que vivir aquí- Me decía mi

mamá bastante molesta.


Yo no podía creer que me estuviera diciendo eso. Así que mi desesperación me

hizo reaccionar enojado.

-Mamá no es justo, déjame pasar tiempo con ellos, ya casi me voy a ir a

Guadalajara y no los veré- Le digo.

-Tampoco nos verás a nosotros- Me responde.

-Por favor mamá, déjame, no puedo creerlo- Le digo desesperado por el teléfono.

De pronto Frank se acerca y me observa preocupado, sabiendo que algo malo

estaba pasando.

-Diego, te vienes inmediatamente y es lo último que digo- Me dice finalmente y

cuelga.

Me quedo helado, miro a Frank. Una tristeza y una nostalgia me golpean el

corazón, me quedaban solo unas semanas de estar con él, y ¿No podía estar con

él?

-¿Qué pasó?- Me pregunta Frank.

-Mi mamá no me dejó quedarme- Le respondo.

Abre los ojos, y tuerce un poco los labios, en señal de angustia y sorpresa.

-¿Qué harás?- Me pregunta mirándome a los ojos.

Lo observo, su mirada era cálida, tierna, abrazadora, diciéndome “Por favor

quédate”. Pienso en que esa mirada no la veré tanto tiempo más. Y decido algo

que no pensaba hacer.

-Me voy a quedar, ya mañana lidio con mi mamá- Le digo al final.


-Ok, está bien- Responde y me mira coqueto.

Respiro, al parecer su familia había realizado una velada en su patio, asando

carne, tomando alcohol, y disfrutando un poco de la noche, así que me incluí al

momento. Pasaba el rato, y yo no podía con el cansancio y el sueño que me

provocó toda una semana de trabajos finales, y entrenamientos.

-¿Tienes sueño?- Me pregunta Frank, al ver mis obvias reacciones.

-Sí- Le respondo calmado.

-Aguanta poquito, apenas vamos empezando, es viernes y ya te quedaste- Me

dice.

Pero mi cansancio era bastante, además Frank delante de su familia apenas y me

hacía caso.

-Me iré a dormir media hora, para estar más descansado y ahora sí me vengo- Le

digo.

-Te vas a quedar dormido- Me responde.

-No, lo prometo, ahorita regreso- Le digo y me voy, entro a la casa, y me recuesto

en el sofá de la sala.

Siento como descansan mis ojos y mi cuerpo, y descanso yo, no dormí

profundamente, porque podía escuchar los ruidos ajenos y podía sentirme medio

despierto, pero sí fue mucho el tiempo que estuve ahí.

De pronto, escucho que alguien viene. Sigo descansando, y decido no abrir los

ojos, si me ve, no importa. Oigo que va a la cocina y se va.


A los pocos minutos de repente escucho nuevamente a alguien que se acerca a la

cocina pero de pronto se para frente a mí unos segundos, a pesar de que llevaba

rato descansando me percaté que me estaba observando, así que abrí los ojos.

Era él.

-Hola- Saludo con voz suave.

Se acerca más y se para frente a mí. En mi instinto, abrazo su pierna que es lo

más cercano que tengo. Él se inclina y me dice.

-Hola, ¿Sabes lo lindo que te veías dormido?-

De pronto siento como mi corazón despierta, como mis sentimientos fluyen y

como mi deseo de responderle nacía desde el alma.

No respondo, me acerco a él y lo beso.

Tomaba su labio superior con los míos, y saboreaba su carnosidad, él comenzaba

a besarme sin pena, sin prejuicio, sin pensar que yo era un hombre, y sin el miedo

de saber que eso nunca le había pasado.

Nuestro beso fue duradero, tierno, apasionado. Podía sentir que se entregaba en

él, al igual que yo. Podía sentir que nada en la vida me importaba, que el tiempo

se detenía, que la vida no existía. Se detiene, me besa la frente y dice.

-Que rico beso-

-Lo sé- No supe que más responder. Esos momentos únicos que vivía con él, me

transportaban, a veces me resultaban difícil de comprender que sentimientos así

los pudiera experimentar tan fácilmente.


Me vuelve a besar, y esta vez la pasión de su beso recorrió todo mi ser, volví a

tomar su labio superior con los míos, y comencé a morder sin usar mis dientes,

solamente jalando su labio con los míos. Él metió un poco de su lengua en mi

boca, y acariciaba la mía, despacio, colocándola arriba, abajo, como si estuviera

saboreando, nuestros labios estaban juntos, y ese beso, comenzó a provocarme

una erección en mi ropa interior.

Paramos, colocó su frente sobre la mía, y yo estaba sin palabras. Realmente no

sabía que decir en esas situaciones, siempre estaba hecho un nido de emociones.

Y las palabras no tomaban sentido.

-Te amo- Sólo se me escapó.

-Te amo- Responde suavemente.

Se sienta a lado de mí y acaricia mi cabello, a los segundo se para y dice.

-Vente, hay que regresarnos al patio que esto aún no termina- Y me sonríe – Pero

deja me voy yo primero, para que no sospechen o algo-.

-Ok, ahorita te veo- Le digo.

Se va, y en un momento me paro y me aparezco.

-¿Ya más agusto? Te vi que estabas dormido- Dice la mamá de Neto y Frank. “Así

que la primera persona fue ella” pensé.

-Sí, gracias, ahora sí que siga la fiesta- Le digo sonriendo.

Era aproximadamente las 2 de la mañana, y nosotros seguíamos platicando y

tomando alcohol. Más tarde, los papás de Frank y Neto, se pararon y decidieron

marcharse a dormir, así como también nosotros.


Realizamos la misma rutina de siempre con los colchones y la sabana, y nos

dispusimos a dormir Neto, Frank y yo, en la sala.

Tal cual como siempre, esperamos a que Neto se durmiera. Y entonces

comenzamos a abrazarnos en un abrazo acogedor, podía sentir cada centímetro

de su cuerpo, y cada musculo también.

-Gracias por quedarte- Me susurra.

-Siempre será un placer- Le digo igual susurrando.

Y volvemos a besarnos.

Pero esta vez, con pasión, adrenalina, y ganas de saborear el cuerpo del otro, nos

tocábamos el trasero mutuamente, y recorríamos las manos por la espalda.

-Me encantas- Le dije.

Y sentía como su pene, comenzaba a ponerse erecto junto al mío. Comencé a

besar su cuello, y saqué mi pene de mi short, metí su mano a su pijama, e

igualmente saqué el suyo y lo dejé al descubierto. Podía sentir como ambos penes

chocaban y compartían calor y excitación mutua.

-Bájate- Susurra Frank excitado.

Y sabía a lo que se refería, seguí besándole el cuello, y con cuidado sin hacer

mucho ruido o movimiento, me deslicé bajo la cobija hasta llegar a su pene. Mi

cara se encontraba enfrente. Coloqué ambas manos en la base, y comenzar a

realizarle sexo oral. Podía sentir como su cuerpo se ponía tenso, y como de

repente le daban escalofríos de excitación. Comencé a tocarle el trasero, y


masajear la parte cerca de su ano, y me dejó. No metí ningún dedo, sólo

masajeaba.

Después de un rato, subo y vuelvo a besarlo.

-Te amo- Me susurra mientras me besa en la boca.

Siento como él comienza el mismo proceso que yo y se desliza por la cobija, hasta

abajo donde puedo sentir su aliento sobre mi pelvis, y comienzo a sentir como

desliza mi short hasta mis rodillas, dejando completamente al descubierto mi

pene. Y entonces siento una de las mejores sensaciones del mundo. Su boca

húmeda comenzaba a realizarme un excelente sexo oral, sentía como disfrutaba

meter y sacar mi miembro de su boca, la saliva que provenía de su lengua lamía y

mojaba mi pene, y me daban escalofríos y excitación. Ahogaba mis gritos, echaba

mi cabeza hacía atrás, y disfrutaba de su ya gustosa boca.

De pronto, sus dedos comenzaron a jugar con mi trasero, y sentí como colocaba

uno de sus dedos en mi ano. Y quería introducirlo, pero comenzó a golpetearlo

solamente. Deja de realizarme sexo oral. Y siento como intenta voltearme para

tenerme de espaldas a él.

Mi excitación era tan elevada, que me dejaba llevar por sus acciones sin refutar.

Entonces volvió a subirse para colocarse detrás de mí. Su boca comenzó a besar

mi nuca, y pude sentir como se bajaba el pants con cuidado completamente,

hasta los tobillos, mi trasero tocaba su pene, y prácticamente estábamos

desnudos de la cintura hasta los tobillos.


Comenzó a besarme los oídos, mientras susurraba “te amo”. Y sentí como de

pronto escupe su mano, y coloca saliva en mi ano. Sabía lo que iba intentar.

Empieza a colocar su pene en mi trasero, y mientras seguía besándome el cuello,

empujaba su gran pene sobre mí.

Abrí un poco las piernas, no me importaba nada, sabía que quería entregarle todo

mi cuerpo a él.

-¿Quieres hacer esto?- Me susurra.

-Sí- Respondo suave igual – Si es contigo, sí.

Y vuelve a besarme.

Entonces, ahora sí siento su pene, buscando mi ano, y al encontrarlo, comienza a

presionarlo para introducirlo en mí, pero sus movimientos eran muy fuertes, y

sentía que era demasiado brusco. Cuando intento meter un poco, me quité, dolía

bastante, sentía que era demasiado grande, y que me iba a romper.

Creí que lo mejor era dejarlo para después, no quería hacerme daño y él estaba

siendo muy precipitado. Anteriormente pudo haber tenido sexo con mujeres, pero

es diferente penetrar una vagina.

-Espera- Le dije- Hagamos esto con calma, después, con ayuda de algún

lubricante o algo que resbale-.

De pronto comenzó a reírse. Me asusté, le tapé la boca, porque su risa podía

despertar no sólo a Neto, sino hasta sus papás.

-Frank contrólate, ¿Qué fue tan chistoso?- Le decía enojado, y nervioso.

Él no podía parar de reír, parecía que tenía lo que comúnmente llamamos “el
simple”:

-Frank, ya basta, vas a despertar a tu hermano- Le susurraba y no le quitaba la

mano de su boca.

Se tranquilizó, un poco.

-Algo que resbale, no sé por qué me dio tanta risa- Me dijo.

Me sentí ofendido, la verdad a mí no me gustaba ser pasivo, pero por él podía

serlo, porque podía entregarle todo de mi ser. Sentía que eso que para mí era tan

valioso, a él le provocaba gracia. Notó mi molestia y dijo.

-Ya pues perdón-

Sentía aun la decepción, y el enojo.

-Perdóname- Volvió a decir.

-Es que no encuentro lo gracioso, si hago esto es porque te amo, y nada más- Le

digo.

-Sí, perdón- Y me da un tierno beso. Mi enojo se disminuye un poco, y él

comienza a abrasarme y besarme intentando hacer que lo perdonara. Pero podía

sentir aun la molestia. De pronto, observo que vuelve a bajarse a la altura de mi

pene, y comienza a realizarme otro sexo oral, como si nada hubiera ocurrido.

Lo veía como un “Tranquilo, perdón”, así que comencé a relajarme y a disfrutar de

su boca y su lengua húmeda sobre mi pene. Vaya que me encantaba que me

hiciera sexo oral, nunca pensé que sensaciones de pasión, excitación, placer,

amor y deseo se mezclaran en una sola actividad.

De pronto escuchamos pasos que estaban prácticamente a unos metros de


nosotros. Y de la nada vimos salir a su papá que entraba a la sala en dirección al

baño.

Frank inmediatamente dejó de hacerme sexo oral, y se separó varios centímetros

de mí, fingió que se movía de tal manera que estaba buscando una posición

cómoda para dormir.

Yo cerré los ojos, e igual fingí que estaba dormido. Inclusive, cambié mi

respiración, fingiendo una relajación total de cuando suelo estar dormido. Podía

sentir el miedo.

El actuar de los dos, fue muy rápido y discreto. Pero aun así rogaba porque su

papá no se hubiera dado cuenta, la oscuridad ayudaba, pero aun así se filtraban

rayos de luna provenientes de la puerta de cristal enorme que daba a otro

pequeño patio.

Su papá pasó por lado de nosotros, y se dirigió al baño. Escuché el sonido de

alguien orinando, y al minuto se encontraba de regreso. Seguí en mi papel de

dormido, al igual que Frank.

Su papá se detiene unos segundos frente a nosotros. Y me helé. ¿Nos habrá

descubierto? Yo tenía mi short hasta las rodillas, y si no fuera por la cobija que

nos cubría se notara que estaba con la pelvis desnuda, al igual que Frank.

Duró sólo unos segundos, y se fue. Sin decir nada, rápido, y entró a su cuarto.

Inmediatamente Frank se sube su pijama y su ropa interior, al igual que yo, y se

vuelve a subir hasta tener su cara frente a la mía.


-No nos vio ¿Verdad?- Le pregunto muy suave.

-No, hubiera hecho un escándalo si así fuera- Dice.

-Tienes razón- Y sonrío.

-¿Ya estás más tranquilo?- Me pregunta.

-¿Tú ya no estás tan risueño?- le respondo igual preguntándole.

-No, perdón, no sé por qué me dio tanta risa- Dice sonriendo.

-Está bien pues- Le digo sonriendo también.

-Ya hay que dormir- Me dice abrazándome nuevamente.

-Está bien- Le digo.

Y siento como sus manos dejan de abrazarme pero su cuerpo sigue a pocos

centímetros de mí, puedo ver su cara demasiado cerca a la mía. Sus ojos se

cierran, y sus labios están ligeramente abiertos. Y pienso, ¿Cómo puede ser tan

guapo? ¿Cómo esos labios pueden hacerme sentir tantas y tantas cosas

inimaginables? Sin duda lo amaba con todo mi ser, y podía entregarme a él en

todos los sentidos. No tenía duda de que mi corazón y mi alma le pertenecían, y

que eso no se iba a acabar nunca.

-Frank, te voy a amar por siempre ¿Lo sabes?- Le susurra con cariño.

Sonríe sin abrir los ojos y responde.

-Lo sé-.

A la mañana siguiente despierto pasadas las 11 de la mañana. Casi era medio día,

me levanto y en lo único que pienso es en lo hermoso que fue pasar la noche con

Frank, y en lo que ya estábamos intentando hacer.

Su mamá me recibe saludando.


-Hola hijo, ¿Cómo amaneciste?- Pregunta.

“Más enamorado de lo normal” Pienso.

-Bien gracias- Le digo.

-¿Quieres algo de desayunar? Estoy haciendo un licuado- Me dice.

-Ah gracias, está bien el licuado- Le respondo.

Frank se empieza a incorporar, mientras que Neto se despierta pero continua en

la cama.

-Ya despierten huevones- Les digo.

Frank llega, se sienta a un lado de mí, y nos desea los buenos días, me sonríe y le

dice a su mamá.

-Ma, ¿me puedes dar licuado también?-

-Sí hijo- Responde- Diego, por cierto, olvida decirte, habló tu mamá…- Mi sangre

se heló lo había olvidado-… preguntó si aquí seguías y le dije que sí, ¿No le

avisaste?-.

-Sí, le dije- Medio mentí- ¿Se oía enojada?- Pregunto preocupado.

-No, muy tranquila- Me responde la mamá de Neto y Frank.

-Ok, pues entonces sólo me tomo el licuado y me voy- Le digo.

-Claro, como gustes- Me dice. Y vuelve a entrar a la cocina.

Frank me sonríe, sabe que estaré en problemas. Yo sé que estaré en problemas,

no sé lo que me espera con mi mamá y me quedó helado. Me tomo mi licuado y

me despido de todos. Frank me acompaña a la puerta.

-Gracias por anoche- Le digo.

-¿Vas a estar bien con tu mamá?- Pregunta.


-Pues veamos que pasa- Respondo.

-Suerte- Sonríe y se despide.

-Adiós- Le digo también.

Durante el camino, pienso ¿realmente hice mal?, las personas sabias dicen que

todo en la vida tiene justificación siempre y cuando lo hagas por amor. Y yo

amaba a Frank, desafié a mi mamá por él. Todo lo hice por amor. ¿El destino le

iba a importar eso?

Respiré al llegar a mi casa, tenso, sabiendo que me espera un regaño, un castigo,

o a mi madre enojada.

Y acerté. Entro directamente a la cocina donde se encontraba y digo suave, como

niño pequeño.

-Hola ma, ya llegué-

Mi madre me observa con una mirada enojada, furiosa, se notaba el enojo que

tenía contra mí. Se detiene y me dice con voz dura, tensa y furiosa.

-Que sea la última vez que te quedas en esa casa-

-Pero mamá- Comienzo a alegar, al sentir la presión de que no puedo dejar de

ver a Frank.

-Nada, no me digas nada, ya no puedes quedarte a dormir en casa de nadie desde

ahora- Me dice enojada.

Podía sentir a un niño adolescente surgir desde mi ser, comencé a actuar como

niño inmaduro.

-No es justo, ustedes no me dejan que ellos vengan, y ahora no puedo estar con
ellos- Le digo a mi madre.

-¿Y crees que ellos merecen más tiempo que nosotros que somos tu familia?-

Contesta mi mamá indignada y enojada.

-A ustedes los voy a ver siempre, a ellos no- Respondo.

Mi mamá se queda callada, me mira con ojos de decepción.

-¿Eso es lo que piensas?- Me dice mi mamá.

-Ya no los veré cuando me vaya- Le respondo – Ustedes siempre estarán aquí.

Me sentía indignado y desesperado.

-No puedo creer que hayas dicho eso- Me dice mi mamá – De todas maneras ya

no más pijamadas- Se voltea, como solo una madre da su último veredicto final. Y

me ignora.

Mi orgullo adolescente me obliga a hacer un berrinche, y alejarme furioso a mi

cuarto, llorando de coraje y desesperación. Mi papá se encontraba en casa,

normalmente trabaja de Lunes a Viernes fuera de la ciudad, en un pueblo donde

da clases tanto en la mañana como en la tarde, que está a una hora y media de

donde vivimos, pero él se quedaba toda la semana allá, y nos visitaba cada fin de

semana.

-¿No va a comer Diego?- Escucho a lo lejos que mi papá pregunta.

-Está enojado- Responde mi mamá.

Y escucho que le cuenta como soy un inconsciente que no valoro las llegadas a la

casa, y le cuenta mi famosa frase, que al parecer le dolió, “A ustedes los voy a ver

siempre, a ellos no”. Asimismo escucho como le cuenta que mi conducta ha sido
muy rebelde, y que no parezco el mismo.

Mi enojo se hizo aún más. Pasa la tarde, y salgo a comer solo, después de que mis

papás ya habían terminado.

Por la tarde, me dirijo a jugar voleibol, enojado, frustrado. Durante el juego

nuevamente no me sentía muy cómodo, y las burlas volvían a estar presentes.

Sobre todo me dolió un comentario de Frank, que en broma dijo:

-Diego sí me recibe- Y se carcajea.

En el voleibol, recibir se le dice a poder controlar un remate o saque, con tus

manos, “estás recibiendo un remate o golpe”, de ahí su nombre. Pero él comenzó

a reírse, recordando la noche pasada, por el doble sentido de la frase.

Terminó el juego, y estaba enojado.

-¿Hoy no vienes a la casa?- Pregunta Neto.

-No, mis papás me matan- Le respondo.

-Tus papás son muy raros- Me dice Neto.

Tampoco disfrutaba el hecho de que los criticara, sabía que eran estrictos, pero

buscaban una disciplina y una madurez en mí, no un control total.

No le respondo. Frank no podía decir nada, sabía que andaba triste, pero no podía

preguntarme abiertamente, así que sólo los vi alejarse. Y yo me fui a mi casa.

Mi mamá me vio y me sonrió el darse cuenta que esa noche sí estaba en casa y

que su regaño al menos había tomado sentido.

-“No está padre que tomes esa actitud siempre”- Me llega un mensaje de Frank.

Sorprendido le contesto.
-“¿Qué actitud?”-

-“Siempre dramatizas y te enojas con nosotros, nosotros no tenemos la culpa de

que andes enojado, simplemente queremos alegrarte el día, y en un lugar de eso

te enojas más”- Responde.

Me sorprendió, me dolió su comentario. Por primera vez, me sentía el típico

adolescente que retrocedía a los 15 años. Sentía que nadie me entendía, ni mis

papás, ni Frank, que aun sabiendo que sacrificaba cosas por estar con él, no

entendía lo que estaba haciendo.

Pero pensé en sus palabras, y en la razón que podría haber en ellas. No tienen la

culpa, de mis problemas, pero si dices que me amas, ¿Por qué no te preocupas?, y

eso era lo que me dolía.

-“Está bien, trataré de ser más consciente, es que mi mamá se molestó mucho, y

no me sentía muy agusto”- Respondí.

-“Exacto, el voleibol es para disfrutarse, y olvidarse de todo, no metas cosas

personales en él, que te ayude a sentirte mejor”- Responde.

Y tenía razón. Así que respiré. Y le dije que tenía razón. Se llegó la noche, y me

relajé, dejé que las cosas pasaran. Pero cada vez faltaba menos para salir de

clases.

XXXII

La última semana de clases llegó. Ya los proyectos finales se habían acabado, y

solamente quedaba recibir calificaciones y los proyectos evaluados.

De repente, por Facebook, me llega un mensaje de Frank.


-“Amor tienes que escuchar esta canción, es justo lo que siento por ti”-

Últimamente las cosas entre Frank y yo estaban cada vez mejor. Si antes sentía

que Frank se alejaba, tenía miedo, sentía pena, vergüenza. Esos últimos días, lo

podía sentir como una pareja normal. Alguien aceptado, que por fin no tenía duda

sobre si, y sobre nosotros.

Me sentía pleno. Graduándome, destinado a mi alma mater, con una excelente

persona a mi lado, amándola, entregándome en todos los sentidos a él, cuerpo,

mente, alma y corazón.

-“¿Qué canción?”- Le pregunto.

-“Franco de Vita y Alejandra Guzmán, se llama Tan sólo tú”- Me dice.

La busco en YouTube, y me dice.

-“De verdad cada palabra es lo que siento por ti”-

Ahora sí, ya había Facebook chat, y podíamos platicar más fácilmente.

Encuentro la canción y comienzo a escucharla.

Está hermosa. Amé la canción con todo mi corazón. No me pudo haber dedicado

canción que encajara más con lo que sentíamos.

-“Está hermosa”- le comento.

-“¿Verdad que sí? Pues eso me inspiras justo lo que dice la canción”- Me dice.

-“Tú serás la historia más bonita la que nunca se te olvida, esa parte es mi

favorita, de verdad creo que esto que estoy viviendo contigo, es precisamente

eso, mi historia más bonita, que nunca olvidaré”- Le digo.

-“Síiiii, lo sé, esa es mi parte favorita, de verdad esto que estoy viviendo contigo,

me cambió para siempre, siento que ya no soy la misma persona, y me siento


feliz, muy feliz de verdad, voy a publicar esa frase”- Dice.

De pronto en las noticias de Facebook, aparece la publicación de Frank, con la

frase de la canción.

“Tú serás la historia más bonita la que nunca se te olvida ” E inmediatamente le

doy like.

Suspiraba e hice una retrospectiva.

Hacía dos años y medio, aproximadamente, pensaba que nunca en la vida podría

encontrar el amor, aunque lo soñara.

Hacía dos años y medio, pensaba que jamás Frank me iba a dirigir la palabra. Ni

mucho menos, besar, abrazar, amar, tocar, entregarme a él. Aunque también lo

soñara.

Hacía dos años y medio, que pensaba que no tendría una historia de amor, y eso

también soñaba con tener. Pero ahora, en ese momento, sentía que las dos cosas

estaban presentes. Y sin duda. Frank se estaba convirtiendo, en “mi historia más

bonita, la que nunca se me olvida”.

XXXIII

Me habían invitado a participar en un torneo en un municipio fuera de mi ciudad,

que quedaba a aproximadamente una hora y media de trayecto en automóvil,

pero el torneo sería realizado por la noche. Mi madre ya se encontraba más

tranquila conmigo, puesto que dejé de escaparme el fin de semana con Frank y

mis amigos, así que le pedí permiso para asistir.


-Sí, nada más con cuidado- Me dice- ¿Te va a llevar tu entrenador y te va a traer

él mismo verdad?- Pregunta preocupada.

-Sí, de hecho me va a traer aquí a la casa- Le contesto.

-Ok, supongo que llegarás muy noche ¿verdad?, mejor no te espero, no hagas

mucho ruido al llegar- Me dice y se marcha.

Entonces tenía el permiso. Todo estaba perfecto, después de la comida, le

pregunté a Frank que si asistiría a nuestros partidos amistosos vespertinos entre

los amigos. Y me contesta.

-“Tengo una fiesta de reencuentro con mis amigos de la secundaria”- En un

mensaje de texto.

Ese día, todo era paz en mi interior, me sentía tan pleno, tan contento, que me

sentía feliz por él. Así que contesté.

-“Está bien, amor, yo ya voy para allá”- Envié el mensaje, cerré el celular, y me

dirigí al auditorio de la ciudad a jugar. Durante la tarde, comencé a jugar con mis

amigos, y me sentía muy feliz con ellos. Aun en la actualidad, son los mejores

amigos que puedo tener.

El auditorio donde jugamos, tiene una pared que tiene vidrio, y prácticamente se

ve la calle por afuera, mientras estábamos jugando me pareció ver que Frank

había pasado, creí que era un delirio de mi parte, e ignoré la idea.

Paro un momento, para tomar agua, y observo que mi celular tiene un mensaje de
texto, precisamente de él.

-“Amor, tienes que saber que a la fiesta a la que voy, irá mi ex, te lo digo para

que no lo tomes como una malinterpretación después, yo ya no quiero nada con

ella”-

-“No te preocupes amor, confío plenamente en ti”- Le respondo.

-¿Qué haces Diego? ¡Ya vente! ¡Ya deja eso!- Me grita Neto de la cancha.

-Sí, ya voy, espera- Le respondo.

-“Gracias amor, te vi jugando con todos, que envidia, me dieron ganas de jugar,

pero bueno tengo este compromiso”- Me envía el mensaje.

No se lo contesto y me regreso a jugar. Terminamos aproximadamente a las 8 de

la noche, cansados, felices, y disfrutando de nuestro amistad.

-No te vayas wey- Me dice Neto – Eres mi mejor amigo, te voy a extrañar

muchísimo-

-Tengo que irme- Sólo contestaba, yo quería estudiar en el ITESO.

-Vas a ver, me vas a dejar abandonado- Me decía, y yo ya no contestaba.

Tomé mi celular y me di cuenta que tenía un mensaje, inmediatamente pensé que

era Frank, pero me equivoqué.

-“No se hará el torneo en la noche, se canceló”- Era mi entrenador.

Así que tengo una noche libre para pasarla con mis amigos y Frank, puesto que el

permiso con mi mamá ya lo tenía, así que no pasaba nada si llegaba tarde a mi

casa, ella no me iba a esperar.

Entonces por primera vez, pensé que este día sí sería diferente a un día común.
Le mando un mensaje a Frank, contestando lo que anteriormente me había

mandado.

-“Sí, creí verte, entonces supongo que sí eras tú, ¿Cómo te la estás pasando?”- Le

pregunté amistosamente, mientras caminábamos a casa de los abuelos de Neto y

Frank, como ya era costumbre.

-“Muy bien, me andan haciendo tomar mucho con un juego. Aquí está Gaby, pero

me siento muy incómodo con su presencia”- Me contestó, cuando yo ya estaba en

casa de sus abuelos.

-Hola buenos tardes- Saludé a la mamá de Frank y Neto al entrar.

-Hola hijo postizo, ¿cómo estás?- Me pregunta.

-Muy bien gracias- Respondo.

-Siéntate- Me invita y acepto.

-“Pues que padre, ¿Ya sabías que se iba a cancelar el torneo de la noche?”- Le

pregunto por mensaje a Frank.

-“Sí, me avisaron hace rato, ¿no sabías? Amor ojala estuvieras aquí no sabes cómo

me haces falta, quiero verte”- Me contesta.

-“Pues me acabo de enterar. Invitame jaja, no es cierto. Yo también tengo muchas

ganas de verte amor, de hecho siempre siempre tengo ganas de verte”- Le

respondo.

Por los mensajes mal escritos, y su tono, suponía que Frank ya andaba tomando

demasiado.

-“Ya sé amor, hagamos algo, hay que vernos, ya te quiero ver y besar, y

abrazarte, me muero de ganas”- Me manda su mensaje.


-“Yo estoy en tu casa, si quieres vente y hacemos algo”- Le contesto.

-“No amor, sólo algo tú y yo, sin nadie más, y si llego a mi casa y nos vamos, se

verá muy sospechoso”- Me manda un mensaje.

E inmediatamente me llega otro.

-“Te veo en el jardín Hidalgo, sólo digo que ya me tengo que ir, y me voy para ya

estar juntos amor”- Me dice.

El jardín hidalgo queda a una cuadra del auditorio, y muy relativamente cerca de

la casa de Frank, podía irme caminando. Así que le contesté.

-“Ok amor, ya voy para allá”-

La emoción podía sentirse en mi pecho, sentí que mi sangre se calentó, y una

adrenalina me recorría haciéndome sentir mis manos y mis piernas ligeras. Moría

de ganas por verlo.

Cuando iba a medio trayecto hacía el jardín, y después de haberme despedido de

Neto y su mamá, un mensaje de Frank me sorprende.

-“No amor, no tan pronto, yo te aviso cuando te salgas”-

-“Amor, ya me salí de tu casa, perdón”- Le contesto.

-“Mmm, ok, no te preocupes amor, ahorita me salgo”- Me responde.

Suspiro y termino de caminar las cuadras que me faltaban. Llego al jardín Hidalgo,

y me siento en un prado de un jardín un poco oscuro, y lejos. Ya era tarde, eran

las 11 de la noche, y no había muchas personas en la plaza.

Esperé unos minutos, y de pronto lo veo llegar, con su sonrisa angelical, con su

mirada traviesa, con su figura esbelta, y observándome a lo lejos.


Comencé a temblar, ¿Por qué me seguía poniendo nervioso a su lado? ¿Por qué

cada vez que lo veía sentía nervios y adrenalina por verlo como si fuera la primera

vez? ¿Por qué mi corazón latía tan fuerte? ¿Por qué? Mi respiración se agitaba y

podía sentir a mi corazón.

Entonces llegó, traía con él una botella de agua, pero rellena de refresco, Coca

Cola, parecía. Me mira, sonríe, se siente a lado de mí y me besa la mejilla.

-Hola mi amor- Dice.

Sabía, que estaba ebrio, pero esas muestras de cariño, y esas sonrisas me

llevaban hasta el infinito y no quería regresarme.

-Hola amor- Le respondo sonriendo.

-Ya quería verte, mira te traje esto- Me dice y me muestra la botella con Coca

Cola.

-¿Refresco?- Le pregunto.

-Es una cuba, quiero brindar contigo, por nuestro amor- Me dice y me vuelve a

besar la mejilla.

Me sentía querido, nervioso, amado. Lo amaba tanto.

-Ok, dame un trago- Le digo y tomo la botella, y le doy un sorbo, podía sentir el

sabor a tequila en él.

-¿Ya andas borracho?- Le pregunto.

-No, bueno un poco, pero me siento bien- Me contesta - Digamos que estoy lo

que llaman feliz.

-Ok, te creo- Le digo sonriendo.


-Pero tenemos que estar parejos, si queremos brindar, brinda por nosotros

ándale amor- Me dice.

Y le doy un sorbo más grande a la botella con la cuba, y otro, y otro más, poco a

poco toda la botella se iba.

-Pero tampoco te la acabes, yo también quiero- Me decía.

El efecto del alcohol, provocó que el nerviosismo, desapareciera, y me sentía igual

de seguro que siempre a su lado.

-Ya hacía falta vernos ¿Verdad amor?- Me dijo.

-Sí, te extrañaba demasiado- le dije.

-Quiero seguir qué más podemos hacer tú y yo juntos- Me decía coquetamente

mientras me agarraba la mano.

Estábamos en medio de una plaza pública, no había nadie, eran aproximadamente

las 11:30 PM, y estábamos bajo un árbol.

-Para que te pongas de risueño otra vez- Le digo.

Comienza a carcajear.

-Ves ya empezaste, casi nos cachan, te tuve que hasta poner la boca en la mano-

-Es que estuvo muy chistoso, ¿Qué dijiste? ¿Algo que qué?-

-Que resbale- Le respondo

Vuelve a carcajear. Yo río por su risa.

-No lo encuentro lo chistoso, pero está bien- Le digo

-No pues ni yo sé por qué se me hace chistoso- Me dice.

-Te tuve que callar con la mano, te lo juro que me dio un miedo- Le volví a decir.
-Pues me hubieras callado a besos- Me dice, mientras se acerca a mi rostro, me

sonríe y me besa.

Extrañaba sus labios, sus besos eran tiernos, amorosos, llenos de ternura, por

más pequeños que fueran. Como ese.

-Te amo- Le digo.

-Yo también- Me responde.

Mira la botella, y me dice.

-Hay que acabarnos esto- Entre risas y besos pequeños, y sin soltarnos de la

mano, nos acabamos lo que había traído.

-Ya se acabó, ¿Vamos por más?- Me pregunta.

-Sí, vamos- Le contesto ya entrado en el ambiente.

Nos dirigimos a una tienda que se encontraba en la esquina, y compramos otra

botella de tequila de litro y medio, y una botella de Coca Cola. Preparamos en la

misma botella vacía de agua, donde ya estaba su cuba, otra más. Sólo que esta

vez el tequila era muy exagerado.

-No manches, vamos a morir- Le dije.

-No importa, mientras sea juntos- Me decía.

Y lo besé. Entre tragos y más tragos, nos comenzó a importar poco que

estábamos en un lugar público, aunque lo tarde nos ayudaba, porque no había

ninguna persona.

-Mi amor te amo, tengo muchísimo miedo de que te vayas a Guadalajara, y me

olvides para siempre- El efecto del alcohol en ambos ya era más que evidente, las

sinceridades comenzaban a fluir poco a poco – Vas a conocer a alguien más y me


vas a olvidar a mí. Yo lo sé-

No le encontraba sentido a sus palabras. Frank fue la persona que siempre quise

en mi vida, ese amor tan puro y profundo que sólo él me hace sentir, no podría

experimentarlo nunca jamás con nadie. No tenía sentido, lo amaba y lo iba a amar

para toda mi vida. Íbamos a estar juntos por siempre. No veía un futuro sin él. Él

era todo para mí. Jamás me pasó esa posibilidad por mi cabeza.

-No amor, jamás te voy a olvidar, nunca, eres lo mejor que me ha pasado…- Le

decía y me interrumpe diciendo.

-No, lo mismo le pasó a Kassandra, aquí tenía a su novia, y juraba que la amaba,

y ahorita ya anda con otra que conoció allá, te va a pasar lo mismo, te olvidarás

de mí, yo lo sé- Decía ebrio, y sentimental.

-No mi amor, no lo haré- tomé su mano- Mírame a los ojos, yo te amo, te amaré

por siempre, toda la vida, no veo otro futuro que no sea contigo, entiende eso, te

juro que no te olvidaré, no porque conozco a alguien, si no porque olvidarte es

imposible, estás metido en lo más profundo de mi corazón, y no saldrás de ahí

nunca- Le confieso.

Me mira con ojos de ternura, y me besa. Ese beso, ha sido el mejor beso de toda

mi vida. Nunca he sentido algo así. Por primera vez, podía sentir como Frank se

abría completamente a mí, sin tabus, sin miedos, siendo él, amándome a mí.

Nuestros labios se unieron con pasión, mi boca tomaba su labio superior,

mientras el saboreaba mi labio inferior, con pasión, con amor, con los ojos
cerrados, sintiendo como nos transportábamos a otro mundo. No cabía duda,

amaba a Frank, y lo sabía por esos momentos. Ese beso, paró el tiempo, el

mundo, todo, no me importó si hubiera alguien. Lo besaba con amor, con

desesperación, sabiendo que me iría de su lado. Nuestro beso estaba

sincronizado, como si el amor nos llevara el ritmo, y la entrega uno del otro fuera

inevitable.

Nuestros labios reclamaban, por más, nuestras manos acariciaban nuestros

cuerpos, comencé a tocar sus piernas, su espalda, sintiendo su cuerpo, como si

nada en la vida existiera. Puede que esta analogía suene repetitiva, pero después

de experimentarla entendí porque lo dicen. Ese momento sólo éramos Frank, yo y

nuestro beso. Nada más. No había tiempo, espacio, viento, suelo. No había nada.

-Eres el amor de mi vida- Le dije en cuanto terminamos el beso, y nuestras

frentes descansaban en la otra – Te amo – Repetí.

-Yo también te amo- Me dijo, aun con los ojos cerrados.

Oímos ruido a lo lejos, y descubrimos que un camión de pasajeros estaba dejando

a unos estudiantes a lo lejos. No podían vernos, pero nos cortaron la inspiración.

-Hay que acabarnos esto- Dijo Frank, levantando la botella de tequila. Quedaba la

mitad, y la mitad de Coca Cola, vació el resto del tequila en el resto del refresco y

me dijo.

-Toma-

-Ya no puedo- Le dije.


Podía sentir que estaba ebrio, si tomaba más, no sabía que más pasaría.

-Andale hazlo- Y le dio un trago él.

Entre más y más tragos, terminamos con todo el alcohol, yo ya no sabía de mi

mente consciente, no controlaba mi cuerpo y Frank estaba en las mismas

condiciones que yo.

-Amor, te amo, te amo, te amo, te amo- Le decía. Y nos abrazamos fuertemente,

sintiendo nuestros cuerpos cerca, sintiendo cada parte, y sintiendo como una

erección estaba en cada uno de los dos.

-Amor, este día ha sido el más fabuloso que he pasado contigo, tenemos que

marcarlo, para recordarlo toda la vida, deja lo apunto en un árbol- Dijo.

De pronto sentí unas inmensas ganas de orinar, y como estaba completamente

inconsciente, entré al prado, y comencé a orinar. De pronto sentí un deseo terrible

de vomitar, y sin antes de pensarlo, lo hice. Salí del prado y volví con Frank, aun

mareado y tambaleándome.

-Mira mi amor, aquí está la marca de nuestro día maravilloso- Me dice.

Y observo que en el árbol donde platicamos, marcó una “F y D” en medio de un

corazón. Un poco torpe y tenue, pero aun podía verlo. Lo abracé fuertemente y él

también.

-Mi amor, quiero estar contigo esta noche- Me susurra y me suelto de su abrazo,

lo miro y me vuelve a repetir sonriendo de manera coqueta.

-Quiero estar contigo, toda la noche, dormir a tu lado, quiero ser tuyo, quiero

tenerte en mis brazos, te quiero para mí-


Mi cuerpo comenzaba a ponerse más ardiente. Y podía sentir toda la pasión que

se desbordaba entre nosotros. En mi estado de inconsciencia y actuando con el

corazón le dije.

-Vamos a mi casa, sólo está mi mamá, ella se va muy temprano, y sólo me

pregunta que si voy a ir a clases, ya mañana es mi último día y no tengo que ir

para nada, le digo eso, y se va- Le digo.

-¿Seguro?- Me pregunta.

-Y si no, mi cama tiene un hueco entre ella y la pared, si la escuchas te metes

ahí- Le digo.

-Ok vámonos, te amo demasiado amor- Me dice y me besa la frente.

Cuando quiero caminar, siento que estoy demasiado mareado, y casi no puedo

caminar.

-Diego, por amor de Dios, te pusiste muy mal, ¿Qué voy a hacer contigo?- Me

dice Frank, aunque él también andaba mal.

Avancé unos pasos más, y sentí las ganas de vomitar nuevamente, y vomité en el

prado nuevamente.

-Diego, Diego, ¿estás bien?- Me pregunta Frank.

-Espera, espera- Le digo.

-No Diego, me preocupas- Me dice- Ven- Me ordena y me lleva a una llave de

agua, que estaba ahí. La abre y mete mi cabeza en ella.

-También enjuágate la boca- Me dice

Tomo un poco de agua, enjuago mi boca, y la tiro.

-Ya vámonos pues- Me dice- ¿Te sientes mejor?-


-Sí un poco- Le digo

-¿Puedes caminar?- Me pregunta.

-Sí, sí, sí, vámonos- Le respondo, aunque ciertamente ambos estábamos muy

ebrios.

Mi casa se encontraba lejos para irse caminando, pero igual nos fuimos. Durante

el camino, le decía a Frank.

-Frank, te amo-

-Yo también te amo- Me contestaba.

Ahora puedo comprobar, como el alcohol saca todo eso que quieres decir

siempre, de una manera exagerada.

-Ya sé, hay que correr, para sudar el alcohol y así llegamos mejor a tu casa- Me

dice Frank.

-Ok- Aunque, ahora dudo que realmente eso funcione.

Y comenzamos a correr, cuadra tras cuadra. Cuando nos cansamos, paramos y

seguimos caminando. Eran aproximadamente las 3 de la mañana cuando llegamos

a mi casa. Antes de llegar le digo a Frank.

-Shh, callado, mi mamá está dormida, no hay que despertarla, ella duerme en el

piso de arriba-

-Está bien- Me contesta.

Entramos silenciosamente a mi casa, afortunadamente mi habitación es la primera

puerta a la izquierda al entrar a mi casa, así que entramos, cerramos la puerta, y

nos quedamos viendo mutuamente.


Sentía la pasión, el deseo, y el amor brotar por mis poros. Era una necesidad que

tenía de probar su cuerpo, de entregar el corazón en sus manos. De entregar mi

cuerpo y mi alma. De darle todo de mí.

Comenzamos a desnudarnos uno frente al otro, nunca antes nos habíamos

desnudado por completo. Comencé a observar cómo se quitó su playera, y su

hermoso torso lo dejó al desnudo. Estaba en pantalones de mezclilla. Yo me quité

la playera, y veía su mirada de deseo. Y yo lo miraba igual.

Se quitó el cinturón, y lo arrojó al piso, se quitó sus zapatos y sus calcetines, y

nuestras miradas y sonrisas no dejaban de ser las mismas. Bajó sus pantalones

con todo y su bóxer, mientras yo hacía lo mismo que él. Quedamos

completamente desnudos uno frente al otro. Lucía espectacular.

-Eres hermoso- Le dije.

-Cállate- Me dice sonriendo.

Y comenzamos a besarnos, apasionadamente, acariciándonos uno al otro,

sintiendo nuestros penes rozar al otro, sintiendo el calor de nuestra piel

completamente. Y nuestros labios no paraban de besarse.

Nos arrojamos a la cama. Y la pasión fluía, podía sentir sus músculos ardiendo, y

me arrojé sobre él. Él se encontraba sobre la cama mientras yo estaba encima,

besándolo, sintiendo por fin toda su piel desnuda.

Comienzo a besarle el cuello, mientras comienza a gemir, y sus ojos se cerraban,

bajo lentamente, besando su pecho, sus pezones, su abdomen, y me dirijo a su

pene. Comienzo a besar la punta, suavemente, amándolo, bajo más, a sus


piernas, sus pantorrillas, y sus pies, mientras mis manos acariciaban las suyas, y

se unían nuestros dedos.

Comencé a subir nuevamente por sus pantorrillas, sus piernas, y besé sus

testículos, mientras volví a subir a su pene, y comencé a realizarle sexo oral, con

una pasión desenfrenada. Nuestras manos seguían unidas, y él gemía suavemente

con excitación, subía y bajaba mi boca, por todo su hermoso y gran pene.

Termino, y subo nuevamente por su pecho rápidamente hasta su boca, y lo beso.

Me besa con gran placer. Giramos, y me coloco abajo mientras él sube sobre mí, y

va directamente a mi pene, y siento su boca húmeda y cálida sobre mi miembro.

Me acariciaba el abdomen, mientras subía y bajaba su boca, como si siempre lo

hubiera hecho, amaba como me hacía sexo oral, no sabía cómo había aprendido

tan rápido, sentía cómo disfrutaba de mi miembro erecto, como si fuera su dulce

favorito, como si le encantara deslizarlo sobre su boca, y acariciarlo con su

lengua.

Me sentía suyo, sabía que era el momento, y que podía entregarme

completamente a él. Cuando termino de hacerme oral, abrí ligeramente las

piernas, y colocó su pene cerca de mi pelvis, y se abalanzó sobre mí, pero no

hacía nada, sólo sentía como su pene rozaba con mis testículos, mientras el me

abrazaba, y me besaba la boca.

Nuevamente giramos, y él se colocó sobre la cama. Volví a su pene, a realizarle un

sexo oral, pero comencé a sentir como él también se abría de piernas poco a
poco. Así que, tomé mi pene, y lo coloqué cerca de su ano, e intenté meterlo. Era

muy inexperto en ese ámbito, sólo lo veía con los ojos cerrados y con cara de

excitación, pero no podía meterlo. Volví a dirigirme a su pene y seguí realizándole

un oral, no sin antes lubricar mis dedos con saliva, comencé a masajear su ano,

poco a poco logré estimularlo, y mientras seguía introduciendo su pene en mi

boca, comenzaba a meter mi dedo índice sobre su ano. Poco a poco todo el dedo

estaba dentro de él, entrando y saliendo.

Él comenzó a gemir un poco más fuerte, y su cabeza se inclinó un poco más hacía

atrás, y su cara lucía más excitada. Quería más. Introduje otro dedo más, poco a

poco, lentamente, mientras no dejaba de hacerle un oral.

Los dos dedos, ya estaban dentro, y él se veía excitado, apasionado, y relajado.

Así que decidí volver a intentar penetrarlo con mi pene. Coloqué más saliva en él,

y abrí un poco más sus piernas, a lo que accedió. Puse mi pene sobre su ano, y

comencé a empujar, lentamente, hacía adentro y luego me retiraba, como si

hiciera masaje en su ano con mi pene, comenzaba a sentir como poco a poco, mi

pene entraba, entonces me acerqué a él, y le susurré.

-Te amo Frank, eres el amor de mi vida, y siempre te amaré-

Él sin abrir los ojos, ni un momento, me beso la boca, mientras yo seguía con el

masaje, y podía sentir como entraba todo mi miembro.

De pronto, sentí que mi glande pudo entrar, y lo abracé, nunca pude sentir algo

más glorioso, y apasionado que eso, no podía creer que lo estaba logrando. Pero

Frank sintió dolor, y se retorció. Provocando que se saliera por completo, cerró

sus piernas. Y me jaló a su lado. Me acosté a un lado de él.


Y me coloqué sobre su pecho. Desnudos, con la piel ardiendo, con la mejor

sensación de amor, que nunca había sentido en el mundo, me coloqué a su lado,

noté que él por efectos del alcohol se estaba quedando dormido. Y me abrazaba

fuertemente sobre su pecho.

-Te quiero- Me susurra.

-Yo también- Le digo.

Esa fue la mejor noche que he pasado a su lado. Nunca lo sentí tan entregado a

mí, tan amoroso, tan apasionado, tan real, tan Frank, tan varonil, tan sexy, tan

tierno, tan perfecto. Era lo mejor que había sentido.

Ahora entendía lo que se sentía hacer el amor, entregarse completamente, no

podía esperar más. Sabía que eso era amor, sabía que le entregaba cada parte de

mí, en cada acto a su lado. Supe lo que es tocar el cielo, con tocarlo a él. Y conocí

los mejores sabores del mundo en sus besos, la mejor textura en su piel, y el

mejor amor, en ese acto tan puro.

Lo amaba.

Lo amaba.

“Te amo Frank, te amaré por siempre, siempre estarás en mi corazón, siempre te

voy a tener en él, pase lo que pase, me has marcado, me has robado mis

sentimientos, siempre te esperaré, y siempre estaré para ti. Te amo”.


Y con ese pensamiento, creyendo que se lo había dicho a él. Poco a poco, me

quedé dormido a su lado. Sobre su piel desnuda, sobre un nido de amor, y sobre

la atmosfera de una pasión inolvidable.

XXXIV

Escucho que tocan la puerta…

Vuelven a tocarla.

-Diego, ¿Vas a ir a la escuela?- Me decía mi mamá.

Ya eran las 6 de la mañana, me había quedado dormido.

-Diego, ¿Vas a ir?- Me dice, cuando sobre la ventana que tenía mi puerta, muy

arriba de ella, alcanzo a ver como mi mamá se asoma, tuvo que haberse puesto

sobre la punta de sus pies, para lograrlo.

-No hoy no iré…- Le digo, pero fue demasiado tarde.

-Diego, ¿Qué acabas de hacer?, ¡Abre esta maldita puerta!- Gritó.

Sentí como Frank reaccionó al grito, y se fue al hueco entre la cama y la pared que

le había dicho. Pero era demasiado tarde. Estábamos desnudos, y mi mamá nos

había visto.

-¡Diego! ¡Qué abras la maldita puerta! Ya sabía yo ¡ABRE LA PUERTA YA!- Mi

mamá gritaba como loca.

Mi mente aun no reaccionaba, me sentía aun un poco mareado por el tequila de la


noche anterior. Y no supe cómo reaccionar, mi cuerpo se heló, desde la punta de

mis pies hasta la de mi cabeza. Mi corazón se paralizó. Y yo, abrí la puerta.

Ahora mi madre podía ver la escena con mayor precisión. Yo seguía aturdido,

mareado, no sabía que estaba pasando en concreto, pero sabía que sólo algo

malo podría pasar después de esto. Mi madre comenzaba a gritar y a gritar cosas

que no recuerdo.

De pronto Frank se levantó del suelo de donde estaba escondido, entre la cama y

la pared, tranquilamente.

-¿Qué demonios acabas de hacer Diego?- Gritaba mi mamá.

Sentía como con cada una de sus palabras algo dentro de mí se rompía poco a

poco, como si estuviera prediciendo el final. Sabía que había ocurrido lo que

Frank nunca quiso que ocurriera. Sabía que me iba a dejar. Y sorprendentemente

me preguntaba por qué sólo me preocupaba por eso, por como Frank fuera a

reaccionar.

-No tiene nada de malo, mamá- Le contesté llorando, refiriéndome a que

defendía el hecho de que no tiene nada de malo ser gay. Seguía aturdido, dolido,

desnudo, sentado sobre mi cama, mientras Frank se vestía tranquilamente, como

si de igual manera estuviera como yo, sin entender como estaba ocurriendo eso.

-¿Qué no tiene nada de malo?- Pregunta mi mamá comenzando a llorar también –

Mira lo que acabas de… no puedo creer…- Mi mamá ya era un río de llanto.

-Tú maldito idiota, lárgate de esta casa y no te quiero volver a ver jamás, hijo de
p$%@- Mi mamá parecía otra gritándole a Frank. Jamás la había escuchado hablar

así. Se encontraba terriblemente molesta, llorando, sorprendida. Frank sin decir

una palabra terminó de vestirse y se retiró del cuarto y de la casa

inmediatamente.

-No puedo creer que hayas hecho esto, me has decepcionado de la peor manera-

Me decía mi mamá. Y sus palabras taladraban mi corazón y mis lágrimas no

paraban de salir. No sabía que decir. Mi madre de pronto se fue y me dejó ahí.

Yo ya estaba llorando desconsoladamente. Era el final, lo sabía, algo dentro de mí,

supo en ese momento, que todo lo feliz que había estado siendo con Frank había

terminado ahí. Lo sabía, y me negaba a creerlo. No sabía que iba a pasar conmigo,

con mi familia y sobre todo, no sabía que iba a pasar con Frank. Sentía que algo

dentro de mí se acababa de romper, y sentía un hueco terrible en mi pecho. De

verdad sentía un dolor emocional tan grande que casi lo podía sentir físicamente.

Las lágrimas y el llanto no paraban y no cesaban, que prácticamente gritaba de

dolor sobre mi cama, desnudo, sin saber que había hecho. Gritaba, lloraba, me

lamentaba, no podía hacer otra cosa. Mi madre se había enterado de la peor

manera. Literalmente sentí que el mundo como lo conocía se me iba a venir abajo.

Y no dejaba de gritar de dolor, llorando sin parar.

De pronto escuché que mi hermano entraba por mi cuarto y me consolaba.

-Tranquilo Diego, ya estoy aquí, no te preocupes- Me decía, mientras con la

sabana me tapaba, porque seguía desnudo. Sólo recuerdo que no podía parar de
llorar, mi llanto era fuerte, sonoro, y sentía que por más que me decían que me

tranquilizara, el dolor que sentía no lo podía calmar. No sabía si era el alcohol que

aún tenía en mis venas, no sabía si era el shock del momento, no sabía si era

porque dentro de mí supe lo que iba a pasar después. Pero no podía parar.

-Ya Diego, tranquilo- Seguía diciendo mi hermano. También escuché como mi

mamá seguía descontrolada hablando con mi cuñada, y podía ver el rostro de mi

hermano y su esposa, que me veían como si vieran a un moribundo, con lastima,

sorprendidos, y serios.

-Diego, vístete y tranquilízate- Me dijo mi hermano, mientras me entregaba la

ropa. Dejé de llorar un poco. Sólo veía como mi madre iba de un lado a otro

diciendo muchas cosas al mismo tiempo, pero no recuerdo nada de eso.

Poco a poco me comencé a vestir, con pena, con vergüenza. Me sentía como si

todo lo que había hecho era el peor acto más asqueroso. Me sentía débil,

desprotegido.

Y entonces escuché unas sirenas. Unas luces rojo con azul atravesaban la ventana

de mi cuarto y se asomaban por el jardín, en la calle. Una patrulla de policía había

llegado a mi casa. El policía bajó y llegó a la puerta del jardín preguntando.

-¿Está todo bien? Recibimos una llamada de los vecinos que habían oído gritos y

llantos-

-Sí, está todo bien- Oía como la voz de mi madre se hacía más baja, mientras

llegaba a la puerta con el policía- tuvimos un pequeño problema familiar, pero ya

estamos más tranquilos, gracias por preocuparse- Decía mi mamá.


-¿Está segura señora?- Volvió a preguntar el policía.

-Sí, todo bien, gracias nuevamente- Le dijo mi mamá tranquilamente.

Y desde mi cuarto, vi cómo se alejaban todos. Me sentía peor que avergonzado,

fue mi llanto, mis gritos y los de mi madre los que hicieron que llamaran a la

policía. Qué pena haber llorado de esa manera, tan dramática, y tan sonora.

Mi cuñada entró a mi habitación y me abrazó con fuerza. Lo que me provocó más

lagrimas pero silenciosas.

-Animo Diego, mucha fuerza- Me dijo sobre el oído.

Mi madre regresó de la puerta y al llegar me dijo.

-Tenemos que hablar inmediatamente-.

Era el momento de hablar, era el momento de enfrentar la realidad. Si tan sólo no

fuera tanto el dolor que estaba teniendo.

XXXV

Me dirigí hacía la sala. Mi madre se encontraba en llanto luciendo desesperada, en

shock, como si todo el peso de la realidad le cayó de golpe y no supiera cómo

reaccionar con el dolor. Pero yo me encontraba peor. Asustado, deprimido, débil,

sin saber que iba a suceder, apenas había cumplido los 18 años, y no podía

pensar racionalmente.

-Es que no puedo creer lo que acabas de hacer Diego- Decía mi mamá en el

mismo sentimiento.

-Perdón, estábamos borrachos, no estábamos pensando coherentemente las


cosas- Le contesté yo.

-Pues sí, pero ve en lo que acabó ¿No te das cuenta de lo que va a pasar? ¿No

sabes lo que sentía cuando escuchaba oír sobre ustedes dos? Tal vez algo así lo

decíamos de broma, pero no sabíamos que teníamos que enfrentar esto- Dijo de

golpe.

Sus palabras taladraban mi corazón. No podía creer que me dijera eso, sentía que

casi casi me estaba diciendo que no quería un hijo así. Comencé a llorar.

-Mamá no puedo evitarlo, así nací, desde que tengo memoria soy así, no puedo

creer que no estés apoyándome en esto, no puedo remediarlo, sólo aceptarlo, y ya

me acepté, siempre lo he hecho, no tengo problema conmigo ¿Por qué tú no

puedes aceptarlo?- Le dije llorando.

-¿Ahora es mi culpa que no te apoye?- Dijo mi madre en tono dramático.

-A ver tranquilos los dos- de pronto dijo mi hermano mayor- Diego estoy de

acuerdo contigo en que es algo en lo que hay que apoyarte, pero estoy de

acuerdo con mi mamá en que te equivocaste. Fue de las peores maneras en que

pudiste habernos dicho- Dijo mi hermano.

Lo sabía, sabía todo eso, pero me dolía. Me había equivocado, y no planeaba

decirles a mis padres una verdad así, de esa manera tan explícita.

Después de unos minutos, mi hermano y su cuñada se fueron y mi madre subió a

su cuarto, se arregló rápidamente y se fue al trabajo, aún era temprano y no iba


más de media hora tarde.

Yo mientras me quedé en mi cuarto, me encerré y dejé que el mundo comenzará a

dar vueltas por sí solo. No quería pensar, no quería seguir sintiendo dolor. Sólo

pensaba en Frank. ¿Qué habría sido de él? ¿Me odiará? ¿Me dejará? ¿Va a enfrentar

esto conmigo? Me mataba la curiosidad de saber que estaba pasando con él. Así

que le mandé un mensaje de texto.

-“¿Cómo estás?”-

Y nada más, no iba a explicarle más detalles, quería saber cómo se encontraba

primero y después iba a actuar.

A las horas me llegó su mensaje.

-“No puedo creer lo que pasó, es que simplemente no puedo creerlo. Desperté y

me fui de ahí y hasta después me di cuenta de lo que había pasado”-

A los segundos, llegó otro mensaje.

-“Ahorita estoy desayunando con mi mamá, pero estoy muerto de miedo Diego,

no quiero que nadie se entere de esto, es que yo no soy así, tengo miedo, por

favor dile a tu mamá que no le cuente a mi mamá, te lo suplico”-

Me decía su mensaje. Estaba paralizado por el miedo a ser descubierto, como lo

supuse. Iba a tratar de ayudarlo a pesar de que no estaba en posición para poder

reclamar eso. Si el hecho de que los demás no supieran de él hacía que Frank se

sintiera más seguro y con ello pudiera seguir conmigo, lo haría.

Escuché que mi mamá llegó a la casa más tarde y pasó por mi cuarto, que seguía
con la puerta cerrada. Sin decir una palabra subió al segundo piso y se encerró en

su propio cuarto. Entonces era el momento de actuar. Escribí una nota, y se la

puse debajo de la puerta. Podía oír como no dejaba de llorar. Y de pronto abrió la

puerta.

-¿Qué estás haciendo?- Dijo.

-Ma, perdóname de verdad- Se me salió decir.

-Yo no quiero en esta casa alguien como tú- Creo que en ese tiempo, pude

escuchar cosas dolorosas, que me mataron, que me hicieron sentir dolor físico, y

eso fue una de ellas- Yo no quiero un hijo así, lárgate con tu fulano, si eso te hace

feliz, pero si estás en esta casa yo no te quiero así-

No podía creer que mi mamá siguiera actuando así. Cerró la puerta y siguió

llorando, dejándome con un terrible dolor. Mi propia madre no me quería como su

hijo. ¿De verdad esto estaba sucediendo? ¿De verdad eso era real?

Regresé a mi cuarto porque era el único lugar que podía sentir como seguro

ahora. La incertidumbre, el dolor, la desesperación y la preocupación reinaban

completamente mi mente.

Pasaron horas, no comí nada. Y de pronto me llegó un mensaje de Frank.

-“Oye ¿Cómo estás? ¿Cómo van las cosas?”-

Así que rápido contesté.

-“Mal, mi mamá se puso muy mal, me siguió reclamando, estoy muy triste y muy

preocupado, no sé qué va a suceder”-

-“Sabía que algo así sucedería, que miedo tengo Diego”- Me mandó un mensaje.
En ese momento era todo tan confuso que no podía entender la realidad. ¿De

verdad Frank se preocupaba exclusivamente de lo que iban a pensar de él? ¿Por

qué tampoco él me quería apoyar? ¿Cómo podía hacer para que esto no afectara

por completo nuestra relación?

De pronto escucho que abren la puerta de la cochera. Era mi papá, mi papá

trabajaba fuera de la ciudad, y venía todos los fines de semana a visitarnos. Y ese

día era viernes. Llegó como para hacerme ver que las cosas podrían salir peor.

Escuché que llegó y pasó sin percatar que estaba en el cuarto, subió al segundo

piso y seguramente se encontró a mi mamá llorando. Sabía lo que iba a suceder

en los próximos minutos, sabía que con mi papá las cosas serían sin drama,

directas y tal vez un poco crueles.

Entonces oí que bajó las escaleras, y se acercaba. Tocó la puerta y dijo.

-Diego, abre la puerta ahora- Todo con una vez seca, en unísono, triste, y firme.

Sentí miedo, angustia, pero no dude ni un segundo en hacerlo. Abrí la puerta y

entonces lo vi.

También podría gustarte