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Un Diálogo Entre Jueces - SCJN - Unlocked
Un Diálogo Entre Jueces - SCJN - Unlocked
Catalogación
PO
D150 Cumbre de Presidentes de Cortes Supremas, Constitucionales y Regionales (2012 nov. 8-9 : México)
C852d Un diálogo entre jueces : trabajos de la Cumbre de Presidentes de Cortes Supremas, Constitucionales y Regionales
/ coordinadores Carlos Pérez Vázquez, Javier Hernández Valencia ; [la compilación de esta obra estuvo a cargo de la
Coordinación de Derechos Humanos y Asesoría de la Presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ;
presentación Ministro Juan N. Silva Meza ; introducción Francisco Tortolero Cervantes]. -- México : Suprema Corte de
Justicia de la Nación : Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, 2014.
xliii, 472 p. ; 28 cm.
Contenido: Discurso de la señora Navanethem Pillay -- Primer capítulo: La internacionalización del derecho
constitucional: un llamado al diálogo: La Corte Internacional de Justicia, interpretación constitucional por cortes supremas
y la función de otras ramas del gobierno / Bernardo Sepúlveda Amor -- Informe de la Corte Africana sobre Derechos
Humanos y de los Pueblos de aspectos relevantes del Poder Judicial para la protección de los derechos humanos en
África / Sophia A.B. Akuffo -- La efectividad de la protección de los derechos humanos en un sistema europeo multinivel /
Marc Bossuyt -- Primacía o supremacía del derecho internacional y del derecho de la Unión Europea en el contexto del
pluralismo constitucional contemporáneo / Evgeni Petrov Tanchev -- El diálogo jurisprudencial en la internacionalización
de los derechos humanos: el turno de la justicia mexicana / Juan N. Silva Meza -- El diálogo entre jueces al distinguir
constitucionalidad y convencionalidad / Ruddy José Flores Monterrey -- Derecho internacional, pluralismo jurídico y derecho
de los pueblos indígenas / Diego García-Sayán -- La interpretación y las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos: su fuerza vinculante / Óscar Urviola Hani -- Segundo capítulo: La protección de los derechos humanos en el
orden interno: La nueva Corte Constitucional de la República de Turquía y los derechos humanos: ¿van hacia un cambio
de paradigma?... / Zühtu Arslan -- Corrección judicial efectiva y mayor transparencia: consecuencias de legitimidad para el
Tribunal Constitucional de Georgia / George Papuashvili -- Estándares internacionales para la protección de los derechos
humanos en la práctica del Tribunal Constitucional de la Federación de Rusia / Vladimir Yaroslávtsev -- La interpretación
constitucional a través de la jurisprudencia del Consejo Constitucional del Reino de Marruecos -Caso de los derechos
humanos- / Mohamed Achargui -- La interpretación constitucional frente a los poderes del Estado / El-Hachemi Addala --
La protección constitucional de los derechos humanos en el Principado de Andorra / Pierre Subra de Bieusses -- El sistema
español de protección jurisdiccional de los derechos fundamentales: el papel del Tribunal Constitucional / Pascual Sala
Sánchez -- Reporte nacional / Joaquim de Sousa Ribeiro -- Discurso de Jean Louis Debré -- La revolución mexicana de los
derechos humanos / Juan N. Silva Meza -- El Tribunal Constitucional y la protección efectiva de los derechos fundamentales:
el Tribunal Constitucional en la construcción de un bloque de constitucionalidad / Milton Ray Guevara -- La protección
jurisdiccional de los derechos humanos en Puerto Rico: la interpretación constitucional como catalizador ante la inactividad
legislativa / Federico Hernández Denton -- Control constitucional en el Uruguay / Jorge Ruibal Pino -- Tribunales (Supremos)
como representantes o representación sin representantes / András Sajó -- Tercer Capítulo: El acceso a los tribunales,
derechos sociales y bioética: Presentación sobre acceso a la justicia y transparencia en el contexto de la Corte Africana de
Derechos Humanos y de los Pueblos / Sophia A.B. Akuffo -- Los derechos sociales: ¿una categoría específica de los derechos
humanos? / Marc Bossuyt -- Los jueces constitucionales como medio de acceso a la justicia de los grupos sociales en
condición de vulnerabilidad o riesgo social / Ana Virginia Calzada Miranda -- Derechos económicos, sociales y culturales
y acceso a la justicia para grupos vulnerables / Sisi Khampepe -- El estado de cosas inconstitucional / Gabriel Eduardo
Mendoza Martelo -- El papel de la Corte Suprema de Justicia de Ghana en la prestación de amparo judicial contra abusos a
los derechos humanos / Samuel Kofi Date Bah -- Aplicación de la Constitución y mejoras al sistema legal para materializar el
desarrollo de una Indonesia dignificada como forma del cumplimiento de los derechos humanos / Anwar Usman.
ISBN 978-607-468-710-1
1. Cortes supremas – Congresos – Discursos, ensayos y conferencias 2. Protección de los derechos humanos
– Jueces constitucionales 3. Derechos económicos – Derechos sociales – Derechos culturales 4. Grupos en estado de
vulnerabilidad – Derecho a la no discriminación 5. Tribunal constitucional – Cooperación judicial internacional 6. Derechos
de los indígenas – Pluralismo jurídico 7. Control de convencionalidad – Control constitucional 8. Derecho de acceso
a la justicia – Transparencia 9. Sistema Universal de Derechos Humanos 10. Corte Internacional de Justicia 11. Corte
Interamericana de Derechos Humanos 12. Tribunal Europeo de Derechos Humanos 13. Corte Africana de Derechos
Humanos y de los Pueblos 14. Interpretación constitucional 15. Bloque de Constitucionalidad I. Pérez Vázquez, Carlos, coord.
II. Hernández Valencia, Javier, coord. III. México. Suprema Corte de Justicia de la Nación. Coordinación de Derechos
Humanos y Asesoría de la Presidencia IV. Silva Meza, Juan Nepomuceno, 1944- V. Tortolero Cervantes, Francisco,
prol. VI. t.
D.R. © Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos
Alejandro Dumas núm. 165
Colonia Polanco, Delegación Miguel Hidalgo
C.P. 11560, México, D.F.
www.hchr.org.mx
Prohibida su reproducción parcial o total por cualquier medio, sin autorización escrita de los titulares de los derechos.
El contenido de los documentos que conforman esta obra es responsabilidad exclusiva de los autores y no representa en
forma alguna la opinión institucional de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Impreso en México
Printed in Mexico
La compilación de esta obra estuvo a cargo de la Coordinación de Derechos Humanos y Asesoría de la Presidencia de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación de México.
Su edición y diseño estuvieron al cuidado de la Coordinación de Compilación y Sistematización de Tesis de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación de México.
Suprema Corte de Justicia de la Nación
Coordinadores:
Carlos Pérez Vázquez
Javier Hernández Valencia
SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN
Ministro Juan N. Silva Meza
Presidente
Ministro José Ramón Cossío Díaz Ministro José Fernando Franco González Salas
Ministro Jorge Mario Pardo Rebolledo Ministra Margarita Beatriz Luna Ramos
Ministra Olga Sánchez Cordero Ministro Alberto Pérez Dayán
de García Villegas Ministro Sergio A. Valls Hernández
Ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea
Presentación a la obra.............................................................. XI
Consideraciones preliminares
Palabras del señor Ministro Juan N. Silva Meza, Presidente
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y del Consejo de
la Judicatura Federal, con motivo de la Cumbre de Presidentes
de Cortes Supremas, Constitucionales y Regionales............... XV
Marco conceptual
Prefacio..................................................................................... XXXIII
Carlos Pérez Vázquez y Javier Hernández Valencia
Introducción............................................................................. XXXVII
Francisco Tortolero Cervantes
Primer capítulo
La internacionalización del Derecho
Constitucional: un llamado al diálogo
Tercer capítulo
El acceso a los tribunales,
derechos sociales y bioética
Epílogo
Declaración final....................................................................... 465
Presentación a la obra
XII
Consideraciones
preliminares
Palabras del señor Ministro Juan N. Silva
Meza, Presidente de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación y del Consejo de la
Judicatura Federal, con motivo de la
Cumbre de Presidentes de Cortes Supremas,
Constitucionales y Regionales
Señoras y señores:
Esta vez, una ocasión muy especial para la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, nos convoca.
mismo.
Este Alto Tribunal quiere dialogar con sus iguales sobre problemas que les
son comunes, a partir del entendimiento generado por la lengua franca que
hoy representa, la exigencia de protección y promoción de los derechos hu-
manos de todas las personas, sin importar su nacionalidad, su origen étni-
co, su condición socio-económica, su edad, su género.
XVI Todas las jurisdicciones enfrentamos los nuevos y los viejos retos: conflic-
tos armados; desplazamientos de poblaciones; hambrunas; consecuencias
innegables del cambio climático; el riesgo de epidemias globales; turbulen-
cias financieras, que muchas veces inician en un sitio del mundo y afectan
a muchos otros; las consecuencias del crimen organizado globalizado; la
regulación de los efectos de los avances tecnológicos.
Tal vez, el lenguaje común de los derechos humanos nos ayude a encontrar
soluciones a estos problemas, que todos enfrentamos.
Todos conocemos los lacerantes dilemas que se derivan de juzgar a los de-
más, en especial en tiempos como el que nos toca vivir, en el que el mundo
es, a la vez, más pequeño por los avances tecnológicos, pero más grande por
la diversidad de nuestras comunidades; por la desigualdad que existe entre
nosotros; por las claras diferencias, a veces ofensivas, en la calidad de vida
de los habitantes de las distintas naciones.
Así lo exige nuestra Constitución nacional y así lo señalan los tratados in-
ternacionales en materia de Derechos Humanos que han sido ratificados
por nuestro Estado y que por ello nos obligan.
Estas reformas han establecido obligaciones expresas; para todas, todas las
autoridades mexicanas de respeto a los derechos humanos entre las que
nos encontramos, desde luego y por supuesto, los impartidores de justicia
de la Federación.
Pero, con toda legitimidad, nuestros juzgadores exigen más y mejor infor-
mación; más y mejores herramientas; más y mejor orientación jurispru-
dencial por parte de las instancias superiores.
En ese ánimo, la Suprema Corte de Justicia colabora con el resto de los
Suprema Corte de Justicia de la Nación
juzgadores del país, para lograr que ninguno se sienta desprotegido al enca-
rar sus nuevas obligaciones y asume su responsabilidad como punto de
Juan N. Silva Meza
referencia; como guía que puede orientar todo el proceso de ajuste jurisdic-
de México
cional de la Nación.
Queremos que nuestros visitantes sepan lo que estamos haciendo; los crite-
rios jurídicos que hemos ideado para tratar de resolver, desde la perspec
tiva de un Tribunal Constitucional de la democracia, los problemas que
XVIII
atendemos, día a día de cara a la Nación.
Dos: Propiciar el diálogo entre naciones: creemos que las Cortes y los Tribu
nales Constitucionales, pueden y deben dialogar en beneficio de los pueblos
a los cuales sirven.
Queremos tener este diálogo entre Tribunales, para, de ser posible, recibir
retroalimentación de ustedes. Sólo una Corte Constitucional puede hacer re
comendaciones, no vinculantes, pero sí sustantivas, con pleno conocimien-
to de causa, a otra Corte Constitucional. Ese es el tercer propósito.
vidas, que son lo que dan razón de ser a nuestra existencia institucional.
Donde la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que hoy los recibe, con-
firma, que esos son los principios que guían su actuación cotidiana y cele-
bra, agradecida, que cada uno de ustedes hubiera tenido la posibilidad de
venir a acompañarnos en estas jornadas.
Muchas gracias.
Discurso de la señora Navanethem Pillay
Alta Comisionada de las Naciones Unidas
para los Derechos Humanos
Discurso de la
chos humanos y las libertades fundamentales, contemplados en la Decla
ración Universal, sólo puede lograrse cuando los Estados armonicen su
legislación constitucional con la legislación internacional de los derechos
humanos y a través de la armonización jurisprudencial que destile un con-
tenido uniforme a favor de la protección más amplia posible para el indivi-
duo. Este objetivo exige que los jueces tomen sobre sí el papel de auténticos
garantes de los derechos humanos.
sonas, sino sobre todo los de aquellas personas o grupos que merecen espe-
cial protección, incluyendo a las minorías étnicas, raciales o religiosas.
En el caso que nos ocupa, un joven negro había sido condenado y sentenciado
a muerte por matar a un hombre blanco. Durante el proceso de selección de
jurado, los fiscales rechazaron del jurado al cincuenta por ciento de los ju-
rados potenciales negros calificados, y solamente al quince por ciento de
jurados calificados blancos potenciales. Como resultado, el jurado de doce
personas incluyó únicamente a dos afroamericanos en un condado de Caro-
lina del Norte donde son casi el cuarenta por ciento de la población. La Corte
sostuvo que los fiscales habían excluido deliberadamente a jurados negros
calificados del servicio de jurado en este caso en particular, en el Condado
de Cumberland generalmente y en todo el Estado de Carolina del Norte, y
sobre esta base conmutó la sentencia de muerte por cadena perpetua.
Un fallo importante que también será de interés para ustedes fue dictado el
26 de abril, por el Tribunal Supremo Federal de Brasil. En dicha sentencia,
el Tribunal confirmó la práctica de las universidades de apartar cupos para
admitir a los brasileños que se identifican como negro o pardo (moreno).
Como ustedes saben, el Derecho Internacional de los Derechos Humanos
obliga a los Estados a adoptar medidas activas para superar la discriminación
Discurso de la
ción Internacional sobre la Eliminación de todas las formas de Discrimi
nación Racial, establece la obligación de todos los Estados partes a tomar
medidas concretas, cuando las circunstancias lo justifican, para garantizar el
desarrollo adecuado y la protección de ciertos grupos e individuos.
El mayor desafío es asegurar que los miembros de los grupos más desfavo-
recidos o vulnerables no sufran ya persecuciones, violencia, exclusión y XXVII
abusos. Para lograr este objetivo, el Estado debe proporcionar a todos los
individuos una protección adecuada de sus derechos. Sólo mediante la pro-
tección de estos derechos podrán las personas tener confianza y apoyar al
poder judicial, y el Estado de Derecho prevalecerá.
Como parte del sistema universal de los derechos humanos, mi Oficina co-
labora con las Cortes Supremas y Constitucionales de diferentes maneras.
Por ejemplo, mi Oficina ha intervenido como amicus curiae o amigo de la
Corte en casos relevantes para los derechos humanos en tribunales nacio-
nales e internacionales. Por ejemplo, la Corte Europea de Derechos Huma-
nos en el caso Hirsi Jamaa et. al. v. Italy, estaba obligada a decidir si un país
actuaba conforme al Derecho Internacional cuando “manda de vuelta” a los
migrantes indocumentados, refugiados y solicitantes de asilo que buscan
cruzar el Mediterráneo a Europa al interceptar los barcos en alta mar y de-
volverlos a los países del norte de África, donde se embarcaron. En nuestro
breve amicus, hemos sostenido que estas acciones constituyen una expul-
sión colectiva y que el principio de buena fe exige que a un Estado no se le
permita eludir la obligación de no expulsar a extranjeros colectivamente
simplemente adelantando sus operaciones de intercepción en alta mar.
El tribunal aceptó este razonamiento en su decisión de febrero de 2012.
Es mi esperanza que este juicio histórico llevará a una revisión de las polí-
ticas dirigidas a “mandar de vuelta” a los migrantes en el mar.
Discurso de la
democrático existente. Como tal, es un poder que, en su independencia, tam
bién está sujeto a controles y contrapesos y a la rendición de cuentas. La trans
parencia, los debates abiertos y la divulgación pública dentro de las funciones
judiciales son de vital importancia para el fortalecimiento de su función
constitucional, sus fundamentos democráticos y su legitimidad social.
Queridos amigos,
Muchas gracias.
Marco conceptual
Prefacio
XXXIV De las conclusiones podemos destacar que los países comparten muchas de
las mismas preocupaciones (la inseguridad, desigualdad, desplazamientos,
pluralismo cultural, protección de derechos económicos sociales y cultu
rales, etcétera); que la incorporación del derecho internacional en las
jurisdicciones internas refuerza y potencia la protección de los derechos
humanos, y que la interacción e intercambio de experiencias seguirá siendo
fructífero en el ejercicio de las funciones jurisdiccionales.
Sin duda el papel de los jueces, particularmente en las altas esferas, es fun-
damental para la construcción y mantenimiento de los Estados democráti-
cos, al procurar contrapesos en las interferencias arbitrarias en la vida de
las personas; pero también al facilitar los cambios para que los derechos
sean garantizados adecuadamente, como se observa en la labor de los tribu-
nales frente a los órganos legislativos. Se pueden advertir dos tendencias en
esta relación: por un lado, las resoluciones judiciales demandan la actua-
ción del legislativo, ya sea para subsanar una norma inconstitucional o para
resolver una omisión legislativa; por otro lado, en algunas jurisdicciones el
poder judicial, debido a las competencias otorgadas por la arquitectura
constitucional propia, juega un papel menos activo. Sin duda los debates
sobre el grado de incidencia en las políticas de los jueces no se podrán resolver
inmediatamente, no obstante, es incuestionable que los tribunales pueden
crear conciencia pública acerca de las necesidades de las personas y repre-
sentan, además, un medio imprescindible para vigilar que los derechos hu-
manos sean realmente respetados y garantizados.
Prefacio
pues, como lo señala Habermas: “el cumplimiento soberano del mandato
constitucional requiere también de la capacidad y de la disposición del
Estado a tomar parte en igualdad de derechos en los esfuerzos colectivos
para resolver los problemas que se plantean tanto en el nivel global como
en el nivel regional…”.2 Esta obra da fe del empeño desplegado por los tribu
nales de distintas jurisdicciones para participar en esfuerzos colectivos.
Coordinadores
1
Voto razonado del Juez ad hoc Eduardo Ferrer Mac-Gregor Poisot en relación con la
sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso Cabrera García y
Montiel Flores vs. México, de 26 de noviembre de 2010, párr. 88
2
Habermas, Jügen, “Entre naturalismo y religión”, Barcelona, Paidós, 2006, pág. 323
Introducción
1
A. Dzemczewski, European Human Rights Convention in Doestic Law; a comparative
study, London, Clarendon Press, 372 p.; M. Delmàs-Marty (ed.), Raisonner la raison d’Etat,
vers une Europe des droits de l’Homme, Paris, Presses Universitaires de France, 1992, 512 p;
A. V. Bogdandy y M. Morales, La justicia constitucional y su internacionalización: ¿hacia
un jus constitutionale commune en América Latina?, México: UNAM-Instituto Max Planck,
2010, 2 t.
2
Se solicitó ayuda a las instancias de cooperación regional que más han avanzado en
crear sistemas de “primeros auxilios constitucionales”, para el caso de los países de Europa
Central y Oriental. El Consejo de Europa siempre estuvo al pendiente de contribuir a la
normalización de aquellos procesos de transición constitucional desde los años 1990, y
para ello se creó la Comisión para la Democracia a través del Derecho (conocida como Co-
misión de Venecia). Nuestro reconocimiento a su Presidente, Gianni Buquicchio, así como
a Serguei Kustetzov y Schütz Durr quienes desde Estrasburgo nos auxiliaron para conformar XXXVII
La multiplicidad de casos nacionales nos colocaba potencialmente en uno
de los riesgos que advierte el comparatismo de instituciones, a saber, “la
Francisco Tortolero Cervantes
XXXVIII
En nuestro continente, la comunidad de jueces latinoamericanos, que se
reconoce y se reúne en cumbres judiciales iberoamericanas bianuales,7 vio
en esta reunión del 2012 la oportunidad de poner en perspectiva la obliga-
ción común de defensa de los derechos humanos frente a jueces de regiones
del mundo con quienes pocas veces puede interactuar. De ahí que el objeto
una lista de países cuyas experiencias recientes contribuyeron a hacer este ejercicio más
completo.
3
P. Legrand, Le droit comparé, “Que sais-je?”, Presses Universitaires de France, 1999,
128 p.
4
A más de veinte años del surgimiento de la noción de Bloque de constitucionalidad,
conviene recordar su sentido original, como “conjunto de principios y reglas con valor cons-
titucional cuyo respeto se impone tanto al Legislativo como al Ejecutivo y, de forma general,
a todas las autoridades administrativas y jurisdiccionales, así como a los particulares”, en
Favoreu, Louis, “Bloc de constitutionnalité”, en O. Duhamel e I. Meny (eds), Dictionnaire
Constitutionnel, Paris, Presses Universitaires de France, 1992, p. 87.
5
D. Szymczak, La convention Européenne des Droits de l’Homme et le Juge Constitu-
tionnel National, Publications de l’Institut International des Droits de l’Homme, Bruxelles,
Bruylant, 2007, 849 p.
6
Al buscar un patrón de comparabilidad entre los tribunales asistentes del continente
europeo, se dio preferencia a los regímenes constitucionales que practican un control con-
centrado en sus cortes constitucionales. Nos pareció que el esquema difuso, que admite el
control de constitucionalidad en todos sus tribunales, podría alterar en parte el esquema
dialógico que planteamos para esta Cumbre. Referimos en especial al modelo escandinavo
de altas cortes, sin tribunal constitucional, del que se destacan Dinamarca, Estonia, Finlandia,
Grecia, Irlanda, Islandia, Noruega, Suecia o incluso Suiza.
7
La primera reunión iberoamericana tuvo lugar en Madrid en 1990; la más reciente habién-
dose llevado a cabo en su XVII edición en Santiago de Chile en febrero de 2014. Esa organi-
zación sigue avanzando con una agenda temática en la que también se incluye la protección
regional de los derechos fundamentales, y donde la Suprema Corte mexicana aportó reciente
mente la elaboración y actualización de un Protocolo Iberoamericano de actuación judicial
para mejorar el acceso a la justicia de personas con discapacidad, migrantes, niñas,
niños, adolescentes, comunidades y pueblos indígenas; véase en www.cumbrejudicial.org,
http://www.sitios.scjn.gob.mx/codhap/sites/default/files/banner/archivos/Protocolo_
Iberoamericano.pdf
central de la reunión no pudiera concentrarse en un solo continente. La in-
tención de convocar este ejercicio debía centrarse en un acercamiento multi-
direccional hacia realidades que se vuelven cada vez más presentes en todos
los países,8 al menos para obtener un mensaje de certidumbre sobre los pro-
Introducción
cesos de transformación en los que buena parte de las jurisdicciones na-
cionales se encuentran inmersas (por solo mencionar la difícil tarea de los
tribunales encargados de arbitrar procesos de democratización de alta com-
plejidad en el pasado reciente).9 Las cartas y convenciones internacionales
de derechos dejan atrás la condición anunciada por Ferdinand Lasalle,
como hojas de papel,10 para convertirse en normas vinculantes.
8
R. Abraham, “Les incidences de la Convention EDH sur le droit constitutionnel et
administratif des Etats parties”, La mise en oeuvre interne de la CEDH en Europe de l’Est
et de l’Ouest”, Revue Universelle des Droits de l’Homme, 1992, p. 409.
9
Por resaltar las experiencias que se pudieron escuchar entre los jueces asistentes de
Georgia, Bulgaria, Rusia, Turquía, Argelia, Marruecos, Ghana, Sudáfrica o Indonesia. Se trata
de tribunales a quienes, de forma semejante a los de nuestro continente, les falta experi-
mentar todas las facetas de la protección individual, pero en cuyos casos relevantes sobre
temas específicos dibujan marcos de desarrollo, unos más optimistas que otros.
10
F. Lasalle, ¿Qué es una Constitución?, Madrid, Cenit, 1931.
11
“[D]etermining how much attention is really paid to the European Court’s judgements
in practice would involve a major comparative research project. This would have to take
up not simply the domestic cases where these judgements were cited/followed but the
cases where they were cited but not followed in substance”, I. Cameron, “Protocol 11 to
the European Convention on Human Rights – The European Court of Human Rights as a
constitutional court?”, Yearbook of European Law, 1995, p. 239.
MESA II. “El Juez Nacional ante la protección internacional de
los Derechos Humanos”
Francisco Tortolero Cervantes
Introducción
Ronda de conclusiones de las mesas
PRESENTADORES: Javier Hernández Valencia, Sophia Akuffo, András
Sajò, Diego García Sayán, Bernardo Sepúlveda Amor
Por la experiencia reciente, los juzgadores se han dado cuenta que la tarea
de hacer realidad los contenidos de las Convenciones sobre derechos hu-
manos en el ámbito interno dista de ser sencilla. Es por ello que un ejercicio
completo habría incluido no sólo a aquellos casos nacionales paradigmá
ticos, que abrieron decididamente el acceso al tribunal para instituciones e
individuos;12 tampoco habría tenido demasiado sentido convocar a nues-
tros jueces continentales a interactuar con los de jurisdicciones que nacie- XLI
ron muy limitadas, al ser concebidas sólo como instancias consultivas que
poco a poco redirigieron su actividad hacia las tareas jurisdiccionales.13
La multiplicidad de realidades nos llevaba a alejarnos de una simple des
cripción de las disposiciones constitucionales. Tratar de encuadrar la
actitud de los jueces nacionales ante las cortes regionales requería de un
armado más preciso.
12
Como Alemania, Italia o España (de quienes pudimos contar con la presencia de este
tercero).
13
Siendo este último caso el del Consejo Constitucional francés (que por fin adoptó meca-
nismos de control concreto en 2009) o la Corte de Arbitraje belga (transformada abier
tamente en Corte Constitucional en 2004).
14
L. Bourgorgue-Larsen, “Le banissement de l’impunité: décryptage de la politique
jurisprudentielle de la Cour IDH”, Revue Trimestrielle des Droits de l’Homme, no. 89,
2012, pp. 3-42.
fundamentales.15 En lugar de buscar teorizar una interacción que aún se
encuentra en construcción en la mayoría de los regímenes constitucio
Francisco Tortolero Cervantes
XLII
Pero también, estos debates dejaron pendientes tareas para seguir prepa-
rando el terreno a las adaptaciones interpretativas a las que se seguirán
enfrentando los tribunales en todos los países. Sirva un espacio de recono-
cimiento a la oficina de la Alta Comisionada de Naciones Unidas, que desde
su sede en México nos auxilió de manera entusiasta durante todo el pro
ceso, y desde donde ha seguido trabajando en un esquema de indicadores
sobre derechos humanos en los que se incluyen mediciones de los índi-
ces de desarrollo humano de Naciones Unidas como parámetro para esta-
blecer la calidad de los derechos humanos en el mundo.18
15
De los invitados, que debieron anunciarnos que no podrían asistir (en ocasiones el día
mismo de la inauguración), pero que se manifestaron interesados en conocer los resultados
de este diálogo, mencionamos a tribunales de la tradición jurídica anglosajona (Inglaterra,
Canadá y Australia). Con estos y otros de los tribunales de quienes lamentamos su ausencia
(como Italia y Alemania) tenemos registrados algunos avances, que esperamos continuar en
los años posteriores.
16
Cabe subrayar el entusiasmo de los jueces internacionales y del representante de la Alta
Comisionada en México, quienes fungieron como presentadores de las cinco mesas que
integraron el coloquio. Misma mención para los diez ministros de la Suprema Corte mexi-
cana, encargados de moderar cada uno de los diez temas en que se dividió el programa.
Su agudeza y experiencia fueron fundamentales para lograr que el diálogo fuera fructífero.
17
En la preparación de sus contenidos en tres idiomas participaron Jester Helena Charewa,
de la Corte Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos; Daniel Mackintosh, de la Corte
Suprema de Sudáfrica y Caroline Pétillon, del Consejo Constitucional francés. Un texto final
pudo ser aprobado gracias a los buenos oficios de Bernardo Sepúlveda, Vice-Presidente de
la Corte Internacional de Justicia, así como de Milton Ray Guevara, Presidente del Tribunal
Constitucional de la República Dominicana y de Javier Hernández Valencia, Representante
en México de la OACNUDH. Su texto se reproduce como epílogo de este libro.
18
Los asistentes escucharon de Mila Paspalanova, de la oficina de OACNUDH en México,
cómo fue que los indicadores de desarrollo de los países se transformaron al echar abajo el
dogma economicista de Bretton Woods; cf. las ideas centrales en Amartya Sen, The Idea of
Justice, London, Penguin Books, 2009, 559 p. Como modelo en construcción, véase el
Informe sobre los indicadores para promover y vigilar el ejercicio de los Derechos Huma-
nos, en: http://www2.ohchr.org/english/issues/indicators/docs/HRI.MC.2008.3_en.pdf
En este marco de internacionalización, el modelo protector de derechos pa-
rece desarrollarse a partir de los tres esquemas continentales creados hasta
el día de hoy (uno europeo, otro interamericano y otro más africano), que
por su mera existencia se instituyen no como cuartas instancias, sino como
Introducción
estándares mínimos de garantía, armonizadores de los derechos y las liber-
tades públicas en sus respectivos ámbitos continentales.
Vice-Presidente de la
Corte Internacional de Justicia
Introducción
Inmunidades jurisdiccionales
(Germany v. Italy: Greece Intervening)
4
de las víctimas.3 Como respuesta a esta situación, varias decisiones en las cor
tes italianas hicieron valer la jurisdicción en las demandas interpuestas
contra Alemania por actos de sus fuerzas armadas contra ciudadanos italia-
nos o contra otras personas durante la Segunda Guerra Mundial, a pesar
de la demanda de Alemania de inmunidad soberana ante las cortes. Apa-
rentemente el gobierno italiano no aprobó la ruta tomada por la magistra-
tura. En un caso, el Subsecretario de Justicia de Italia sostuvo que levantar
la inmunidad de Alemania no “parecía ser congruente con la posición actual
de la ley internacional”.4
1
Jurisdictional Immunities of the State (Germany v. Italy: Greece Intervening) (3 February
2012, General List No. 143).
2
Ibid., p. 13, párr. 21.
3
Ibid., pp. 14-15, párrs. 23-26.
4
Véase Memorial of the Federal Republic of Germany, Case concerning the Jurisdictional
Immunities of the State (Germany v. Italy) (12 de junio de 2009), párr. 26; Counter-
Memorial of Italy, Case concerning the Jurisdictional Immunities of the State (Germany
vs. Italy) (22 de diciembre de 2009), párr. 1.4.
“sería de gran importancia” para el ámbito legal griego e italiano.5 Aunque
5
Jurisdictional Immunities of the State (Germany v. Italy: Greece Intervening), p. 12,
párrs. 18-19.
6
Confirming a decision of the Court of Appeal of Florence. See ibid., p. 17, párr. 33.
7
Ibid., p. 51, párr. 139.
8
Ibid., p. 50, párr. 137.
Opinión sobre el Muro de Israel
Bernardo Sepúlveda Amor
Corte Internacional de Justicia
9
Legal Consequences of the Construction of a Wall in the Occupied Palestinian Territory,
Advisory Opinion, I.C.J. Reports 2004, p. 136.
10
Ibid., p. 170, párr. 83.
11
Ibid., p. 170, párr. 84.
12
Idem.
13
Ibid., pp. 190-191, párr. 133.
14
Ibid., p. 171, párr. 85.
15
Ibid., p. 177, párr. 101.
y Culturales (PIDESC) y de la Convención sobre los Derechos del Niño
La Corte descubrió que la dirección del muro elegida por Israel violaba se-
riamente los derechos de los palestinos y no estaba justificada por demandas
militares o de seguridad nacional.17 La construcción de la barrera violaba la
obligación de Israel de respetar el derecho a la auto-determinación de los
pueblos palestinos;18 impedía su libertad de movimiento, garantizada por
el artículo 12 del PIDCP;19 e impedía sus derechos al trabajo, a la salud, a la
educación y a un nivel de vida adecuado en el PIDESC y la CDN.20 Al contri-
buir a cambiar la demografía en la región, las acciones de Israel también
infringían la Cuarta Convención de Ginebra.21 La Corte sostuvo que Israel
“tenía la obligación” de cesar la construcción del muro, de desmantelar las
estructuras actuales en esa área, y de “revocar o de dejar sin vigor de allí en
adelante todos los actos legislativos y reglamentarios relacionados con
ello”.22 La Corte también declaró que Israel tenía una obligación de “indem-
nizar” por todo el daño ocasionado por la construcción del muro en el Terri
7
torio Palestino Ocupado.23
Hay que reconocer que la opinión del Muro, como un caso iniciado en la
capacidad de Consultoría de la Corte como respuesta a una solicitud de
la Asamblea General,24 no era vinculante para Israel. No obstante, el hallaz-
go de la Corte fue significativo. Se podría prever que tendría consecuencias
nacionales.
16
Ibid., pp. 180-181, párrs. 111-113.
17
Ibid., p. 193, párr. 137.
18
Ibid., p. 184, párr. 122.
19
Ibid., pp. 191-192, párr. 134.
20
Ibid., p. 192, párr. 134.
21
Idem.
22
Ibid., pp. 201-202, párr. 163.
23
Ibid., p. 202, párr. 163.
24
Ibid., p. 139. párr. 1.
25
Secretaría de Relaciones Exteriores de Israel, Comunicado del Gabinete del 11 de Julio
de 2004. Accedido vía <http://www.mfa.gov.il/MFA/Government/Communiques/2004/
Cabinet+Communique+11-July-2004.htm>.
internacional”.26 Aunque en febrero de 2005, aproximadamente siete me-
ses después de la opinión de la Corte Internacional de Justicia, Israel revisó
Bernardo Sepúlveda Amor
Corte Internacional de Justicia
26
‘Embajador Gillerman: Dark day for ICJ’, communicated by the Israel Mission to the
UN (9 de Julio de 2004). Accedido vía <http://www.mfa.gov.il/mfa/about+the+ministry/
mfa+spokesman/2004/amb.+gillerman+-+dark+day+for+icj+9-july-2004.htm>.
27
Secretaría de Relaciones Exteriores de Israel, Comunicado del Gabinete del 20 de fe-
brero de 2005. Accedido vía <http://www.mfa.gov.il/MFA/Government/Communiques/
2005/Cabinet+communique+20-Feb-2005.htm>.
28
Mara’be vs. The Prime Minister of Israel, HCJ 7957/04 (15 de septiembre de 2005).
29
Ibid., p. 35, párr. 56.
30
Ibid., p. 47, párr. 74.
31
Ibid., p. 37, párrs. 60-61 (la diferencia principal entre las conclusiones legales se origina
de la diferencia en la base objetiva presentada ante la Corte…[a] pesar del hecho de que los
datos que recibió cada Corte tenían que ver con el mismo muro/valla, la diferencia entre
cada serie es enorme y profunda. Esta diferencia es lo que llevó a la larga a las conclusiones
legales contrarias”); ibid., p. 47, párr. 74 (“la conclusión de la CIJ, sobre una base objetiva
diferente de la que tenemos frente a nosotros, no es res judicata, y no obliga a la Corte
Suprema de Israel a que dictamine que cada uno de los segmentos de la valla viola la ley
internacional”).
32
Ibid., p. 63, párr. 116.
Diallo
La Corte concluyó que al expulsar al Sr. Diallo, la RDC violó sus obligacio-
nes contenidas en el PIDCP y en la Carta Africana sobre Derechos Humanos
y de los Pueblos.35 Es notable que este hallazgo se haya basado en el incum-
plimiento de la RDC con sus propios procedimientos legales al emitir una
orden de expulsión. El decreto que expulsaba al Sr. Diallo no fue precedido
por consultas con el Consejo Nacional de Inmigración, como lo exige el ar-
tículo 16 de la Orden Legislativa de Zaire.36 Tampoco indicó los fundamen- 9
el PIDCP como la Carta Africana establecen que una expulsión puede ocu-
rrir únicamente de acuerdo con la ley.38 Además, la Corte encontró que el
arresto y la detención del Sr. Diallo violaron el PIDCP y la Carta Africana, y
que la falta de la RDC de informarle sobre sus derechos de inmediato de la
Convención de Viena sobre Relaciones Consulares representaba una vio
lación a ese instrumento.39
En junio de este año, la Corte estableció que la RDC estaba obligada a pagar
95,000 dólares estadounidenses a Guinea por el daño que sufrió el Sr. Dia-
llo.40 Este fallo fue innovador, aunque no totalmente sin precedentes. Como
se mencionó con anterioridad, la Corte en su Opinión del Muro Israelí llegó
33
Case Concerning Ahmadou Sadio Diallo (Republic of Guinea v. Democratic Republic
of the Congo) (30 de noviembre de 2010, General List No. 103). Véase también la decisión
reciente de la Corte sobre indemnización: Case Concerning Ahmadou Sadio Diallo (Republic
of Guinea v. Democratic Republic of the Congo), Compensation owed by the Democratic
Republic of the Congo to the Republic of Guinea, (19 de junio de 2012, Lista General
núm. 103).
34
Case Concerning Ahmadou Sadio Diallo (Republic of Guinea v. Democratic Republic
of the Congo) (30 de noviembre de 2010, Lista General núm. 103), p. 6, párr. 1.
35
Ibid., pp. 24-26, párrs. 64-73.
36
Ibid., p. 26, párr. 72.
37
Idem.
38
Véase ibid., p. 24, párr. 64.
39
Ibid., pp. 49-50, párr. 165.
40
Ahmadou Sadio Diallo (Republic of Guinea v. Democratic Republic of the Congo),
Compensation owed by the Democratic Republic of the Congo to the Republic of Guinea
(19 de junio de 2012, Lista General núm. 103).
a la conclusión de que Israel estaba obligado a indemnizar por los daños
ocasionados a personas físicas y morales por la construcción del Muro.41
Bernardo Sepúlveda Amor
Corte Internacional de Justicia
41
Legal Consequences of the Construction of a Wall in the Occupied Palestinian Territory,
Advisory Opinion, I.C.J. Reports 2004, p. 198, párrs. 152-153. Zyberi se refiere a este
reconocimiento del derecho de las personas físicas y morales a indemnizaciones y a las obli-
gaciones que se imponen en el Estado como un “hallazgo relevante”, ya que mientras no se
tuviera el fallo de la Corte, “era el Estado el único beneficiario de cualquier indemnización
mientras que las personas casi nunca, o nunca, recibían una parte de ella”: Gentian Zyberi,
“The Development and Interpretation of International Human Rights and Humanitarian
Law Principles through the Case-Law of the International Court of Justice” (2007) 25
Netherlands Quarterly of Human Rights 117, 130.
42
Ahmadou Sadio Diallo (Republic of Guinea v. Democratic Republic of the Congo),
Compensation owed by the Democratic Republic of the Congo to the Republic of Guinea
(19 June 2012, General List No. 103), p. 20, párr. 57.
43
Avena and other Mexican Nationals (Mexico v. United States of America), I.C.J Reports
2004, p. 12.
44
Avena and other Mexican Nationals (Mexico v. United States of America), I.C.J Reports
2004, p. 26, párr. 19.
La CIJ sostuvo que al no informarles de sus derechos y al no notificar a las
45
Ibid., p. 72, párr. 153.
46
Medellín vs. Texas, 552 U.S 491 (2008).
47
See Request for Interpretation of the Judgment of 31 March 2004 in the case Concerning
Avena and Other Mexican Nationals (Mexico v. United States of America), Judgment,
I.C.J. Reports 2009, p. 19, párr. 52.
48
S. 1194: Consular Notification Compliance Act of 2011, introduced by Sen. Patrick
Leahy on 14 June 2011. See further David P. Stewart, Introductory Note to the U.S. Supreme
Court: Garcia v. Texas, (2012) 51 ILM 44.
49
Garcia v. Texas, 564 U. S. (2011).
vs. Senegal) (Questions relating to the Obligation to Prosecute or Extradite
(Belgium v. Senegal)).50 Este caso es relevante, tanto por las acciones toma-
Bernardo Sepúlveda Amor
Corte Internacional de Justicia
das por los órganos del gobierno senegalés durante la controversia como
por la reacción del Estado ante el fallo de la Corte Internacional de Justicia
en julio de este año.
50
Preguntas relacionadas con la Obligación de Procesar o de Extraditar (Bélgica vs.
Senegal) (20 de Julio de 2012, Lista General núm. 144).
51
Véase Convention against Torture and Other Cruel, Inhuman or Degrading Treatment
or Punishment (abierto para su firma el 10 de diciembre de 1984, en vigor el 26 de junio de
1987) 1465 UNTS 85, art. 4(1); art, 5(2).
52
Preguntas relacionadas con la Obligación de Procesar o de Extraditar (Bélgica vs.
Senegal) (20 de julio de 2012, Lista General núm. 144), p. 28, párr. 76.
53
Idem.
nuevos en su Código Penal para criminalizar el genocidio, los crímenes con-
13
Lecciones para el Estado Diligente
54
Ibid., p. 14, párr. 28.
55
Ibid., p. 39, párr. 121.
56
Human Rights Watch, ‘Senegal: Agreement on Habré Court: After World Court Ruling,
Plan to Try Chad’s ex-Dictator in Senegal with African Judges’ (24 de Julio de 2012). Acce-
dido vía <http://www.hrw.org/news/2012/07/24/senegal-agreement-habr-court>.
57
Véase los comentarios en Request for Interpretation of the Judgment of 31 March
2004 in the case Concerning Avena and Other Mexican Nationals (Mexico vs. United States
of America), Judgment, I.C.J. Reports 2009, diss. op. Sepúlveda-Amor, pp. 33-34, párrs. 8-11.
párrafo 1 de los artículos sobre la Responsabilidad de los Estados de la
Comisión de Derecho Internacional establece que “la conducta de cualquier
Bernardo Sepúlveda Amor
Corte Internacional de Justicia
58
Rosalyn Higgins, “The Relationship between International and Regional Human Rights
Norms and Domestic Law” in Rosalyn Higgins, Themes and Theories: Selected Essays,
Speeches and Writings in International Law (OUP 2009), p. 545.
59
Idem.
60
Ibid., p. 546.
que vinculan al Estado como un todo a nivel internacional. En algunos
15
Informe de la Corte Africana sobre
Derechos Humanos y de los Pueblos de
aspectos relevantes del Poder Judicial
para la protección de los
Derechos Humanos en África
Introducción
Establecimiento de la Corte
1
Este proceso se inició con la Organización de la Unidad Africana (OAU, por sus siglas
en inglés) y adoptó una serie de instrumentos de derechos humanos y después se transfor-
mó en la Unión Africana, por medio del Acta Constitutiva de la Unión, cuya visión es de inte
gración en el continente basada en principios democráticos y derechos humanos. 17
Derechos Humanos y de los Pueblos (el Protocolo). Este Protocolo entró en
vigor en enero de 2004 cuanto recibió las quince ratificaciones mínimas
Corte Africana de Derechos Humanos
Composición
La Corte está conformada por once jueces, elegidos por su capacidad indi-
vidual de entre varios eminentes juristas de probada integridad, calificacio-
nes y experiencia; y que fueron designados por los Estados miembros en lo
particular. También se basa la elección en la representación equitativa de
género, de las cinco principales regiones africanas, y los principales siste-
mas y jurisdicciones legales. Dos Jueces no pueden provenir del mismo Estado
miembro.
18
La composición actual de la Corte es: Honorable Magistrada Sophia A.B.
Akuffo, Presidenta (Ghana), Honorable Fatsah Ouguergouz, Vicepresidente
(Argelia), Honorable Bernard M. Ngoepe (Sudáfrica), Honorable Gerard
Niyungeko (Burundi), Honorable Augustino S. L. Ramadhani (Tanzania),
Honorable Duncan Tambala (Malawi), Honorable Elsie N. Thompson
(Nigeria), Honorable Sylvain Ore (Costa de Marfil), Honorable El Hadji
Guisse (Senegal) y Honorable Ben Kioko (Kenia).
[[Hon. Joseph N. M. Mulenga (Uganda) (difunto)]]
La Corte tiene jurisdicción para oír todos los casos y controversias que se le
presenten relacionados con la aplicación de la Carta Constitutiva, el Proto-
colo y cualquier otro instrumento relevante de derechos humanos ratifica-
dos por los Estados correspondientes. En este sentido y de conformidad
con el artículo 9, la Corte también tiene la facultad de promover acuerdos
amistosos de los casos que tiene pendientes de resolución, de conformidad
con las disposiciones de la Carta Constitutiva.
Ley Aplicable
los pueblos, puede emitir las órdenes adecuadas para remediar la violación,
y de los Pueblos
2006-2008
2008-2010
2010-a la fecha
Sin embargo, desde el inicio de 2011, un número cada vez mayor de casos
son presentados ante la Corte. En septiembre del 2012, la Corte ya había
recibido 21 casos sobre situaciones contenciosas de interés público.
La Corte había conocido 12 de las solicitudes contenciosas y dos de las
solicitudes para opinión consultiva. En realidad, en su 25ª Sesión Ordina-
ria celebrada en junio de 2012, la Corte presentó públicamente su fallo en
una audiencia pública que realizó en su 24ª Sesión Ordinaria en marzo de
Recurso de la Corte
21
a. 17 son de personas físicas
b. 3 son de ONGs,
c. 2 son turnadas por la Comisión Africana sobre Derechos Humanos y
de los Pueblos (contra Libia y Kenia).
conformidad con los términos del artículo 34(6) del mismo. Esto afectó las
Sophia A.B. Akuffo
Por tanto, es en este sentido que la Corte ha tomado la poco usual deci-
Sophia A.B. Akuffo
todos los actores participantes llevando a cabo actividades que les informan
de su existencia, su mandato y de cómo pueden utilizarla. Lo anterior se
inició con un Coloquio sobre Tribunales de Derechos Humanos e Institu-
ciones Similares que tuvo lugar en octubre de 2010,2 y a partir de esa fecha
la Corte ha organizado seminarios y conferencias en Tanzania, Malawi,3
Burkina Faso, Mali, Uganda, Sudáfrica, Mozambique, Gabón, Nigeria,
Ghana, Burundi, Etiopía4 y Senegal, y tiene planes para seguir sensibili
zando a todos los actores sobre cómo pueden utilizar la Corte para tener
una mejor protección de los derechos humanos. Debe mencionarse que el
incremento en el número de solicitudes a la Corte, desde 2011 coincide con
el inicio del programa de sensibilización de la Corte.
Antes de concluir, este reporte debe mencionar dos situaciones que afecta-
rán el futuro de la Corte:
La fusión de la Corte
2
Coloquio sobre Tribunales de Derechos Humanos e Instituciones Similares, Arusha,
Tanzania, 4-6 de octubre de 2010.
3
Conferencia Continental de la Promoción de la Corte, Lilongwe, Malawi, 9-11 de
marzo de 2011.
4
Seminario de Sensibilización Regional sobre la Corte Africana para el Norte y Oriente
de África, agosto, 22, 24 de 2012.
de ratificación de quince Estados miembros para que pueda entrar en vigor
Jurisdicción Penal
Conclusión
Marc Bossuyt
1
Esta contribución apareció en M. Bossuyt & W. Verrijdt, “El Efecto Total de la Ley de la
UE y de la Revisión Constitucional en Bélgica y Francia después del fallo Melki”, 7 Revisión
de la Ley Constitucional Europea (EuConst), 2011, pp. 355-391.
2
Esta doctrina ha sido denominada un principio general de la ley de la UE (TJUE, 13 de
marzo de 2007, Unibet, C-432/05, párr. 37; TJUE, 15 de abril de 2008, Impact, C-268/06,
párr. 43). Ver M. Claes, El Mandato de las Cortes Nacionales en la Constitución Europea,
Hart, 2006, pp. 124-140. 27
minares sobre la interpretación del derecho comunitario.3 Las implicaciones
de este principio se extienden más allá de la cuestión prejudicial instaurada.
Corte Constitucional de Bélgica
3
166/73, párr. 2. Ver también TJUE, 16 de diciembre de 2008, Cartesio, C-210/06, párr.
88; TJUE, 9 de marzo de 2010, ERG, C-378/08, párr. 32.
4
TJUE, 27 de junio de 1991, Mecanarte, C-348/89, párr. 46; TJUE, 19 de noviembre de
2009, Filipiak, C-314/08; TJUE, 8 de septiembre de 2010, Winner-Wetten, C-316/07.
5
C-314/85, párrs. 15-20; ver también TJUE, 10 de enero de 2006, IATA y ELFAA,
C-344/04, párr. 27, y TJUE, 18 de julio de 2007, Lucchini, C-119/05, párr. 53.
6
C-348/89, párr. 45.
7
El garantizar este abasto de casos fue uno de los principales motivos detrás de la regla
de prioridad Belga. La originalidad es también el principal criterio para transferir “una pre-
gunta prioritaria de constitutionalidad” al Conseil constitutionnel.
8
A. Alen, «De Grondwet, hoogste rechtsnorm», en Itinéraires d’un constitutionnaliste.
En hommage au professeur Francis Delpérée, Bruselas, Bruylant, 2007, pp. 105-113, en p. 109;
F. Delpérée, «Les rapports de cohérence entre le droit constitutionnel et le droit international
public. Développements récents en Belgique’, Revue française de droit constitutionnel, 1999,
p. 734.
9
W. Verrijdt, «Debería el Principio de Efectividad de la UE ser aplicado para juzgar
Procedimientos Constitucionales Nacionales de Revisión», en Liège, Estrasburgo, Bruselas:
parcours des droits de l’homme, Liber amicorum Michel Melchior, Limal, Anthémis, 2010,
p. 555.
sistemáticamente en el pleno efecto del derecho comunitario, y al permitir10
La efectividad de la protección
desobedecer juicios constitucionales, la Corte de Luxemburgo da pie para
que los temas jurídicos que exige sean replanteados por la UE puedan ser
Europeo multinivel
primero suspendidos por su inconstitucionalidad. Algunos juicios recientes
demuestran que la Corte de Luxemburgo aún concibe el carácter de su norma
suprema viendo su doctrina de efecto total como absoluta.
10
Esta posibilidad no puede convertirse en obligatoria (TJUE, 19 de enero de 2010,
Kucukdeveci, C-555/07, párrs. 54-55; TJUE, 5 de octubre de 2010, Elchinov, C-173/09).
11
Concl. >Proc. Gen. P. Cruz Villalon en C-173/09, Elchinov, 10 de junio de 2010,
párr. 27.
12
TJUE, 30 de septiembre de 2003, Kobler, C-224/01; TJUE, 12 de noviembre 2009, La
Comisión vs. España, C-154/08, párrs. 64-65.
13
TJUE, 9 de diciembre de 2003, La Comisión vs. Italia, C-129/00.
14
W. Verrijdt, op. cit., p. 571.
15
TJUE, 5 de octubre de 2010, Elchinov, C-173/09, párrs. 26-31.
16
BVerfGE 28 de marzo de 2006, núm. 1 BvR 1054/01.
Luxemburgo determinó que tales reglas, a pesar de ser constitucionales por
naturaleza, no socavan la unidad y efectividad del derecho comunitario, y
Corte Constitucional de Bélgica
solicitó al juez nacional que ignorara los efectos ordenados por el Tribunal
Constitucional (fallo Winner-Wetten de 8 de septiembre de 2010).17
Marc Bossuyt
17
C-409/06, párr. 61. Ver también TJUE, 19 de noviembre de 2009, Filipiak, C-314/08.
18
TJUE, 19 de enero de 2010, Kucukdeveci, C-555/07, párrs. 52-55.
19
Aziz Melki y Selim Abdeli, C-188/10 y C-189/10.
20
I.e., CEDH, 25 de abril de 1978, Tyrer vs. Reino Unido; CEDH, 18 de feb. de 1999,
Matthews vs. Reino Unido; CEDH, GC, 4 de feb. de 2005, Mamatkulov y Askarov vs.
Turquía; CEDH, 10 de febrero de 2009, Sergey Zolotukhin vs. Rusia.
21
TJUE, 13 de marzo de 2007, Unibet, C-432/05, párr. 37; TJUE, 15 de abril de 2008,
Impacto, C-268/06, párr. 43.
22
CEDH, 21 de febrero de 1975, Golder vs. Reino Unido, párrs. 34-35.
esencial comprende el procedimiento en sí, así como la ejecución de
La efectividad de la protección
sentido sustantivo de la función judicial, en relación con agravios
Europeo multinivel
concretos, relativos a los derechos y las obligaciones civiles.24 El de-
recho efectivo de acceso a un tribunal incluye el derecho de obtener
de ese tribunal competente la resolución de la disputa.25 A pesar de
que la Convención no obliga a sus Estados Miembros a instalar pro-
cedimientos de revisión constitucional,26 el derecho de acceso a un
tribunal implica que, de no existir revisión constitucional, el acceso
a ella no puede ser impedido.
3) El artículo 13 de la Convención garantiza el derecho de disponer de
una reparación efectiva contra todos los agravios invocados respecto
de una violación a derechos humanos. Este principio requiere ya
sea de la prevención de la violación o una adecuada reparación del
perjuicio.27 La Corte de Estrasburgo también ha enfatizado repetida-
mente que el ejercicio de reparaciones de derecho interno no puede
ser impedido injustificadamente.28 En su fallo Kudla de 26 de octu- 31
***
23
CEDH, 22 de mayo de 2003, Kyrtatos, párr. 30; CEDH, 23 de octubre. de 2003,
Timofeyev, párr. 40.
24
CEDH, 16 de diciembre de 1992, Geouffre de la Pradelle vs. Francia, párrs. 36-37;
CEDH, 22 de mayo de 2001, Baumann vs. Alemania, párr. 39.
25
CEDH, 10 de julio de 2003, Multiplex vs. Croacia, párr. 45.
26
CEDH, 21 de febrero de 1986, James y otros vs. Reino Unido.
27
Kudla vs. Polonia, párr. 158.
28
CEDH, 18 de diciembre de 1996, Aksoy vs. Turquía, párr. 95; CEDH, 27 de junio de
2000, Ilhan vs. Turquía, párr. 97; CEDH, 26 de octubre de 2000, Kudla vs. Polonia, párr.
157; CEDH, 1 de junio de 2004, Altun vs. Turquía, párr. 70.
29
CEDH, 26 de octubre de 2000, Kudla vs. Polonia, párr. 155; ver también CEDH, 15 de
enero de 2009, Burdov vs. Rusia.
30
P. Leach, Llevando un Caso ante la Corte Europea de Derechos Humanos, OUP, 2005,
p. 165.
31
CEDH, 16 de septiembre de 1996, Akdivar vs. Turquía, párr. 69.
El criterio de efectividad del Tribunal de Estrasburgo es claramente distinto
al del Tribunal de Luxemburgo. Pero aparte de este primer criterio, ambos
Corte Constitucional de Bélgica
Más aún, uno podría preguntarse por qué es tan importante para la Corte de
Justicia recibir preguntas preliminares en el caso de coincidencia en materia
de derechos humanos. Ya que no puede volver a examinar la conformidad de
las disposiciones legales nacionales con el derecho comunitario,35 su única
tarea es interpretar o invalidar la ley de la UE. Sin embargo, en el caso de
los derechos humanos, esta interpretación ya es suficientemente clara en la
jurisprudencia de la Corte de Estrasburgo, que debe ser implementada por
32
Sobre la efectividad de la revisión constitucional francesa, ver G. Drago, Contentieux
Constitutionnel français, PUF, 2011, pp. 591-671.
33
Paradójicamente, el fallo Melki incluso convierte el efecto erga omnes de la revisión
constitucional en una objeción, al enfatizar que la anulación de las disposiciones legales que
transponen el derecho comunitario derivado tendrían el efecto de que un juez en ese país no
pueda cuestionar a la Corte de Luxemburgo sobre la validez de la ley secundaria de la UE
(TJUE, 22 de junio de 2010, Aziz Melki y Selim Abdeli, C-188/10 y C-189/10, párr. 55; W.
Verrijdt, op. cit., p. 561).
34
Ibidem, p. 561.
35
TJUE 23 de enero de 1975, Van der Hulst, C-51/74; TJUE 22 de octubre de 1998,
IN.CO.GE ’90 Srl, C-10/97.
todos los jueces nacionales, incluyendo la Corte Constitucional, así como la
La efectividad de la protección
Conclusión
Europeo multinivel
La Corte de Luxemburgo desarrolló sus normas sobre la primacía y el efecto
total en los sesentas y setentas, cuando las únicas competencias de la Co-
munidad Europea concernían a la legislación económica. En aquellos días,
era necesario desarrollar estas técnicas, exhortando a los jueces nacionales
a cooperar plenamente, ya que no existían otras opciones de imposición.
En aquellos días, la mayor parte de los Estados Miembros no contaban con una
corte constitucional, a fortiori no una totalmente efectiva, y esta situación
explica la elección por parte de la Corte de Luxemburgo por un juez ordinario
y administrativo.
36
TJUE, 12 de noviembre de 1969, Stauder, 29/69, párr. 6; TJUE, 14 de mayo de 1974,
Nold vs. Commission, 4/73, párr. 13; Declaración del 5 de abril de 1977 por el Parlamento,
el Consejo y la Comisión (Pb. 1977, C-103/1). El tratado de la UE sólo ancla la CEDH en su
Art. 6.2 desde 1992. La Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea fue apenas
proclamada en 2000 y sólo posee efectos de obligatoriedad desde 2009.
37
W. Verrijdt, op. cit., pp. 562-570.
38
En dieciocho de estos países, esta tarea es conferida a un tribunal constitucional aparte,
mientras que en Chipre, Estonia e Irlanda, la Suprema Corte cumple con esta función.
constitucional común’ (artículo 6.3 del TFEU y artículo 52.4 de la Carta).
La organización y el funcionamiento de la revisión constitucional también
Corte Constitucional de Bélgica
39
Concl. Proc. Gen. P. Cruz Villalon en C-173/09, Elchinov, 10 de junio de 2010, párr. 27.
40
W. Verrijdt, op. cit., pp. 571-572.
Presidente, el Primer Ministro, los Presidentes de la Assemblée (Asamblea)
La efectividad de la protección
(senadores), pueden referir una provisión legal adoptada al Conseil Consti-
Europeo multinivel
tutionnel, antes de su promulgación.41 El Conseil tiene entonces un mes
para juzgar si la disposición legal es constitucional. Una disposición legal
declarada como inconstitucional no puede ser promulgada.42 Para las lois
organiques (leyes orgánicas), la revisón del artículo 61 es obligatoria.
Aparte de eso, el artículo 54 de la Constitución francesa brinda a las mismas
personas el derecho a referir un tratado, antes de su aprobación,43 al Conseil
Constitutionnel.44 Si el Conseil considera que el tratado es inconstitucional,
no puede ser aprobado o ratificado sin enmendar la Constitución. Sin em-
bargo, si el control constitucional a priori no es solicitado, el tratado se
considera iuris et de iure acorde con la Constitución.45
41
G. Drago, op. cit., pp. 311-314. La Corte declina su competencia con base en este proce-
dimiento si la ley ya ha sido promulgada (C.C., núm. 97-392, 7 de noviembre de 1997, Réforme
du service national, Rec., 1997, p. 235), excepto si es confrontada con una provisión legal no
promulgada basada en una más antigua (C.C. núm. 89-256 DC, 25 de julio de 1989, TGV
Nord, Rec., 1989, p. 53).
42
Si sólo algunas disposiciones son inconstitucionales, el Conseil puede decidir si el resto
del Acta en cuestión aún tiene alguna significación (C.C. núm. 85-196 DC, 23 de agosto de
1985, Rec., 1985, p. 63).
43
C.C., núm. 92-312, 2 de septiembre de 1992, Traité sur l’Union européenne, Rec., 1992, p. 76.
44
M. Claes, op. cit., pp. 469-476; J. Gicquel y J.-E. Gicquel, Droit constitutionnel et
institutions politiques, Montchrestien, 2010, p. 516-517; G. Drago, op. cit., pp. 552-524. Sin
embargo, en su revisión constitucional, el Conseil toma en cuenta las obligaciones interna-
cionales previas de Francia, especialmente en el campo de la ley de la UE (C.C. núm. 92-308
DC, 9 de abril de 1992, Maastricht, Rec., 1992, p. 55; C.C., núm. 2007-560 DC, 20 de
diciembre de 2007, Lisboa, Rec., 2007, p. 459).
45
C.C., núm. 77-90 DC, 30 de diciembre de 1977, Rec., p. 44; B. Chantebout, Droit
constitutionnel, Sirey, 2007, p. 569; G. Drago, op. cit., pp. 520-522.
46
Tal procedimiento requeriría una enmienda al tratado (M. Claes, op. cit., pp. 538-541).
No es seguro si la Corte de Luxemburgo estaría interesada en tal procedimiento (H. Schepel
y E. Blankenburg, ‘Movilizando a la Corte de Justicia Europea’, en G. De Búrca y J. Weiler
(eds.), La Corte de Justicia Europea, OUP, 2001, p. 41.
Es evidente que una verificación general de conformidad con los derechos
humanos será menos profunda que la revisión a posteriori por parte de la
Corte Constitucional de Bélgica
47
C.C. núm. 70-39 DC, 19 de junio de1970, Ressources propres des Communautés
européennes, Rec., 1970; C.C. núm. 2004-505 DC, 19 de noviembre de 2004, Charte des droits
fondamentaux, Rec., 2004, p. 173; C.C. núm. 2006-540, 27 de julio de 2006, Droit d’auteur et
droits voisins dans la société de l’information, Rec., 2006, p. 88; C.C. núm. 2010-605, 12 de
mayo de 2010, Jeux de hasard; C.C. núm. 2010-79 QPC, 17 de diciembre de 2010, Kamel
Daoudi; S. Rossetto, “L’Union européenne face à l’identité constitutionnelle de la France” in
P. Gélard e.a. (eds.), Constitutions et pouvoirs: Mélanges en l’honneur de Jean Gicquel,
Parijs, Montchréstien, 2008, p. 446.
48
BverfG 30 de junio de 2009, 2 BvE 2/08, Lissabon-Urteil, BVerfGE, tomo 123, p. 267;
BVerfG 6 de julio de 2010, 2 BvR 2661/06, Honeywell.
49
Adde los tribunales constitucionales polacos (SK 45/09, 16 de nov. de 2011) y checos
(Pl. ÚS 5/12, 14 de febrero de 2012). Esta respuesta del Tribunal Constitucional checa
al fallo Landtova de la TJUE (C-399/09) fue la primera en la que un tribunal constitucional
declaró una interpretación de Luxemburgo de la ley de la UE ultra vires.
50
A. Vosskuhle, ‘Cooperación Multinivel de los tribunales constitucionales Europeos –
Der Europäische Verfassungsgerichtsverbund’, Eu.Const, 2010, pp. 175-198. El criterio de
‘violación suficientemente calificada” fue desarrollado por la Corte de Luxemburgo en la
jurisprudencia Francovich.
Aparte de las cuestiones de competencia e identidad nacional, y aparte de la
La efectividad de la protección
rían tener la posibilidad de cuestionar el resultado de la revisión a priori
de la Corte de Luxemburgo. Si la norma de la ley de la UE da cierto margen
Europeo multinivel
a los Estados Miembros, la elección hecha por el legislador debe, sin em-
bargo, respetar los derechos constitucionales.
Introducción
Sin duda los fenómenos analizados deben reducirse con el fin de permane-
cer dentro de los límites del presente trabajo para lograr un mejor enfoque
de sus relaciones y dependencias. 39
Otra noción básica intenta aclarar la diferencia de terminología en este re-
porte entre primacía y supremacía. La academia ha aplicado estos dos tér-
Corte Constitucional de la República
De acuerdo con el método positivista legal incluyendo sus formas más desa
rrolladas como la doctrina de autopoiesis legal, todos los sistemas constitu
cionales están estructurados jerárquicamente y proporcionan instituciones
1
Дигесты Юстиниана, Москва 1984, кн.І, титул І, 23.
del derecho comunitario debe considerarse para socavar la posición de las
2
Ver respecto de los mejores ensayos en este campo con analistas de las tendencias pos-
teriores a la Segunda Guerra Mundial en T. Fleiner, en Publications de l’ Institute de Fedra-
lisme Fribourg, Suisse vol. 5, 1999, 315-344; también su Ageing Constitution, documento
para la Conferencia la Constitución Australiana en Retrospectiva y Prospectiva, Perth, 21-23
Septiembre 2001; B. Ackerman, artículo semanal el Crecimiento del Constitucionalismo
Mundial, Virginia Law Review, Mayo 1977, N. 83, pp. 771-798.
3
Л.Ферайоли, Отвъд суверенитета и гражданството. За един световен
конституционализъм, Съвременно право, 1995, кн.4, pp. 70-78.
4
Una de las mejores definiciones liberales de constitucionalismo que enfatiza la función
de las constituciones como marco de gobierno se ofreció en la segunda mitad del siglo XIX
en los Estados Unidos, lo hizo John Potter Stockton “Las constituciones son cadenas con
los cuales los hombres se atan a sí mismos en sus momentos de cordura para no morir a
manos suicidas en el día de su locura.”, J.E. Finn, Constitutions in Crisis, 1991, p. 5.
ciones internacionales como la Organización Mundial del Comercio (OMC
o WTO por sus siglas en inglés), el desarrollo de instrumentos legales en
Corte Constitucional de la República
5
Ver A CONSTITUCIÓN PARA LA FEDERACIÓN DE LA TIERRA, según enmienda en
la Asamblea Constituyente En Troia, Portugal 1991. Ahora circula en todo el mundo para
una ratificación por parte de las naciones y pueblos de la tierra. Distribución para la ratifi-
cación bajo la dirección de la Constitución Mundial y la Asociación Parlamentaria y la Red
de Ratificación y Elecciones Globales (wcpagren.org). World Constitution and Parliament
Association 8800 West 14th Ave. Lakewood, Colorado 80215 USA; See K.S. Robinson, The
Constitution of Mars, in The Maritans, HarperCollins, 1999.
6
En un reciente artículo, M. Maduro ofrece tres constructos pilares de constituciones
en un contexto nacional y global. M. Maduro, De Constituciones a Constitucionalismo: Un
Enfoque Constitucional para la Gobernabilidad Global, Documento Líder en el Taller de
Cambio de Patrones de las Políticas de Derechos: ¿Un Desafío a una Condición de Estado?,
Hamnse Institute for Advanced Studies, Delmenhorst, Germany, Junio, 2003, pp. 9-12.
pretarse como un cuarto pilar mediante el cual las incipientes restricciones
7
Para una crítica brillante sobre la tesis de no demostraciones según se refleja en la deci-
sión German Maastricht consultar J. Weiler, The State “uber alles, Demos Telos and the
German Maastricht Decision, EUI WP RSC N95/19; La clásica trinidad de Jellinek de terri-
torio, nación y soberanía como un requisito previo a la redacción de una constitución se ha
superado. Algunas definiciones extienden los puntos de referencia del Estado al agregar
independencia, gobierno eficaz, reconocimiento por parte de otros estados, capacidad de
formalizar convenios con otros estados, aparatos estatales, economía organizada, pares fic-
ticios de estados como residencias oficiales de enviados diplomáticos extranjeros LTA Seet
Uei Lim, Geopolítica: La Necesidad de Volver a Conceptualizar la Soberanía y la Seguridad
Estatal en Journal of Singapore Armed Forces 1999, www.mindef.gov.sg/safti/pointer/
back/journals/1999/Vol25_2/7.htm
No significa que al adoptar una Constitución la UE debe transformarse auto
máticamente en un Estado o una federación completa. Tampoco significa
Corte Constitucional de la República
8
Ver S.E. Finer, Notas hacia una historia de Constituciones, en Constituciones en Polí
ticas Democráticas, ed. V. Bogdanor, Aldershot, 1988, pp. 17-32; también Constituciones y
Tendencias Constitucionales desde la Segunda Guerra Mundial, ed. A. Zurcher, Greenwood
Press, 1955.
9
Consultar, para diferentes órdenes legales en sistema dualista e integración de ambos
órdenes legales en monismo M. Kumm, Hacia una Teoría Constitucional de la Relación
entre Derecho Internacional y Nacional. Derecho Internacional Parte I y II, Tribunales
Nacionales y los Argumentos desde la Democracia, pp. 1-2, www.law.nyu.edu/clppt/
program2003/readings/kumm1and2.pdf; L. Wildhaber, Treaty-Making Power and the
Constitution, Bazel, 1971, pp. 152-153.
10
P. van Dijk, G., J. Н. van Hoof, Teoría y Práctica del Convenio Europeo sobre Derechos
Humanos, Boston, 1990, 11-12; A. Drzemczewski, Convenio europeo en Materia de Dere-
chos Humanos en el Derecho Nacional, Oxford, 1985, pp. 33-35.
De acuerdo con el sistema monista dominante en Europa, el tratado inter-
11
C. Economides, La Elaboración de Cláusulas Modelo en la Relación entre el Derecho
Internacional y Nacional, Comisión europea para la Democracia Mediante la Ley, Consejo
de Europa, 1994, 91-113, 101-102; L. Erades, Interacciones entre el Derecho Internacional y
Estatal, T.M.C. Asser Institute – The Hague, 1993; El Sistema Legal Francés: Una Introduc-
ción, 1992,45; ., Вж Й.Фровайн, Европейската конвенция за правата на човека като
обществен ред в Европа,София,1994, 32; Вж също така Л.Кулишев, Прилагането на
Европейската конвенция за правата на човека в българския правен ред, сп.Закон,
бр.2, 1994, pp. 3-25.
La Constitución búlgara de 1991 proclama la primacía de los tratados de
derecho internacional que tienen fuerza jurídicamente vinculante y reem-
Corte Constitucional de la República
La interpretación del artículo 85, párr. 3 y artículo 149, párrs. 1-4 en relación
con el artículo 5, párr. 4 hace aparente que la Constitución de Bulgaria de
1991 ha situado tratados en segundo lugar respecto a la Constitución pero
48
por arriba de toda la legislación nacional.13 De esta forma, la primacía del
derecho internacional ha cumplido con los requisitos del artículo 2 de la
Carta Constitutiva de las Naciones Unidas sobre el respeto a la soberanía del
Estado-nación. Por supuesto, el efecto supranacional, directo, inmediato y
horizontal de la ley de la UE requerirá la introducción de la cláusula de la
UE en la Constitución en la cual se prevé la transferencia de poderes sobe-
ranos a la UE y sus instituciones.
12
El tribunal Constitucional resolvió que el efecto legal de tratados firmados y ratificados
antes de que la Constitución de 1991 entrase en vigor lo determina el régimen en vigor en ese
momento y especialmente de acuerdo con el requisito para su publicación. Los tratados son
parte del sistema legal búlgaro si se publican o si no hubo requisito para su publicación. Si no
están publicados no tienen primacía sobre las cláusulas que los contravienen en la legisla-
ción nacional. Deben adquirir el efecto de reemplazo sobre las normas en contravención de
la legislación búlgara desde el momento de su publicación oficial. вж. Мотиви на Решение
N 7 от 1992 г. по к.д. N 6 1992 ., ДВ, N 56, от 1992 г.
13
Artículo 85
(1) La Asamblea Nacional ratifica o denuncia con una ley de tratados internacionales que:
1. Sean de naturaleza política o militar; 2. Se refieren a la participación de la República de
Bulgaria en organizaciones internacionales; 3. Pide correcciones a las fronteras de la Repú-
blica de Bulgaria; 4. Contiene compromisos financieros por parte del Estado; 5. Estipula la
participación del Estado en algún arbitraje o avenencia en tribunal de disputas internacio-
nales; 6. Se relaciona con derechos humanos básicos; 7. Afecta la acción de una ley o requie-
re nueva legislación para su instrumentación; 8. Requiere específicamente la ratificación.
(2) Tratados ratificados por la Asamblea Nacional pueden enmendarse o denunciarse sólo
de conformidad con los procedimientos estipulados en los mismos tratados o de conformi-
dad con las cláusulas aceptadas universalmente de derecho internacional.
(3) La firma de tratados internacionales que requieren enmiendas constitucionales deben
estar precedidas por la aprobación de las referidas enmiendas.
Artículo 149.(1) El Tribunal Constitucional: 4 Rige sobre la congruencia entre tratados in-
ternacionales firmados por la República de Bulgaria y la Constitución, antes de su ratifica-
ción, así como sobre la congruencia entre las leyes y las normas universalmente aceptadas
de derecho internacional y los tratados internacionales a los cuales Bulgaria es signataria.
El proceso de instrumentar normas internacionales que establecen trata-
14
Estas características indubitables de la ley europea se forman mediante el Tribunal des-
de principios de los años 60, N.V. Algemene Transport -en Expeditie Onderneming van
Gend & Loos, v. Netherlands Fiscal Administration; Caso 26/62; Costa v. ENEL; Caso 6/ 64.
Consultar en detalle E. Stein, Abogados, Jueces y la Realización de una Constitución
Transnacional, American Journal of International Law, vol. 75, enero 1975, N. 1, 1-27;
P. Pescatore, La Doctrina del Efecto Directo, European Law Review, 8, 1983, pp. 155-157;
J. Weiler, El Sistema Consuetudinario: el Carácter Dual del Supranacionalismo, Yearbook of
European Law 1, 1981; A. Easson, Enfoques Legales a la Integración Europea en el Derecho
Constitucional de la Unión Europea, F. Snyder, EUI , Florence, 1994-1995.
15
Ver respecto de los mejores ensayos en este campo con analistas de la tendencias poste-
riores a la Segunda Guerra Mundial en T. Fleiner, Cinco Décadas de Constitucionalismo, en
Publications de l’ Institute de Fedralisme Fribourg, Suisse vol. 5, 1999, pp. 315-344; tam-
bién su Ageing Constitution, documento para la Conferencia la Constitución Australiana
en Retrospectiva y Prospectiva, Perth, 21-23 Septiembre 2001; B. Ackerman’s artículo
seminal el Crecimiento del Constitucionalismo Mundial, Virginia Law Review, Mayo
1977, N. 83, pp. 771-798.
A lo largo de esta la última década, académicos han intentado describir un
nuevo fenómeno o una nueva etapa en el desarrollo del constitucionalismo
Corte Constitucional de la República
emergente a nivel global.16 Han tratado el aspecto global como otra forma
Evgeni Petrov Tanchev
16
Л.Ферайоли, Отвъд суверенитета и гражданството. За един световен
конституционализъм, Съвременно право, 1995, кн.4, pp. 70-78.
17
John Potter Stockton ofreció en la segunda mitad del siglo XIX, en los Estados Unidos,
una de las mejores definiciones liberales de constitucionalismo enfatizando la función de
las constituciones como el marco de gobierno: “Las constituciones son las cadenas con las
cuales se atan los hombres en su momento de cordura para que no mueran en manos suici-
das en su día de locura”. J.E. Finn, Constituciones en Crisis, 1991, p. 5.
18
Los tres pilares de Maduro sobre los cuales las constituciones nacionales se ven afecta-
das con el creciente constitucionalismo global impugnan la función de constituciones de
Estados-nación como la máxima expresión de soberanía y como criterio de la validez final
del sistema legal, la auto determinación constitucional nacional en la idea de autogobierno,
Un salto al pantano semántico de la
Divide et impera. Sin embargo, esta regla de oro para conquistar al enemigo
en la guerra o la diplomacia desempeñó un mejor papel con el paso de los
siglos y los romanos sabiamente la acuñaron en una máxima. Así, revertir
este principio en el área de la ciencia es casi inútil. En el área de la ciencia, 51
tiva y ordenar los diferentes órdenes jurídicos debe decidirse no con base
Evgeni Petrov Tanchev
20
Para una revisión detallada del uso de terminología francesa, inglesa, alemana o italia-
na y revisión de la práctica de ICJ, consultar P. Ravlusevicius, La Aplicación de la Primacía
del Derecho de la Unión Europea: Doctrina legal en Práctica, Jurisprudencia, 2011, 18(4),
1369-1388 versión para Internet, www.mruni.eu/lt/mokslo_darbai/st/archyvas/dwn.
php?id...
21
Los casos conducentes son ECJ Caso 6/44, Costa v. Enel, [1964] ECR 585; ECJ Caso
43/76, Comet BV v. Produktschap voor Siergwassen, [1976] ECR 2043: ECJ Case 106/77.
Amministrazione delle Finanze dello Stato v. Simmenthal, [1978] ECR 629.
22
Para resúmenes generales de nota sobre el asunto, consultar A. M. Slaughter, A. Stone
and J.H.H. Weiler, Los Tribunales Europeos y los Tribunales Nacionales – Doctrina y
Jurisprudencia (Oxford, Hart Publishing 1998), Constance Grewe y Helen Ruiz Fabri,
Droits Constitutionnels Européens (Paris, PUF 1995), Franz Mayer, Kompetenzüberschre-
itung und Letztbegründung (Muenchen, C.H. Beck 2000). Para una compilación de los
casos conducentes entre jurisdicciones, consultar A. Oppenheimer (ed.), La Relación entre
el Derecho de la Comunidad Europea y el Derecho Nacional: Los Casos (Cambridge, 1994
[Vol.1] & 2003 [Vol.2])
23
Mattias Kumm y Victor Ferreres Comella Altneuland: La Constitución de la UE en una
Perspectiva Contextual. El Futuro del Conflicto Constitucional en la Unión Europea: Supre-
macía Constitucional después del Tratado Constitucional. Documento de Trabajo 5/04
Jean Monnet.
ración del concepto de relación entre los órdenes jurídicos nacionales y de
24
Para el debate lituano y la práctica en la primacía estoy en deuda con el artículo de
P. Ravlusevicius, La Aplicación de la Primacía del Derecho de la Unión Europea: Doctrina
Legal y Práctica, Jurisprudencia, 2011, 18(4), 1369-1388, especialmente 1379-1382; ver para
referencia a la práctica Lituana Damian Chalmers, Reformulaciones Europeas de Derecho
LSE de Soberanía, Sociedad y Economía, Documentos de Trabajo 10/2013, London School
of Economics and Political Science Law Department www.lse.ac.uk/.../law/.../
WPS2013-10_Chalmers.
25
Tribunal Constitucional de la República de Lituania, Sentencia del 22 de junio de 2009
respecto del acto legal de planificación territorial, Núm. 16/07-17/07-20/08. Jurisprudencos.
(2011)- 184 1369-1388 1381.
todo el derecho parlamentario y la legislación subordinada pero se rinden a
la supremacía constitucional. Sin embargo, la contradicción de la cláusula
Corte Constitucional de la República
Sin duda los sistemas jurídicos en los Estados nacionales y federales están
estructurados jerárquicamente y todas las acciones normativas disfrutan
26
Consultar Kūris, E. Europos Sąjungos teisė Lietuvos Respublikos konstitucinio teismo
jurisprudencijoje: sambūvio algoritmo paieškos [El Derecho de la UE en la Jurisprudencia
del Tribunal Constitucional de la República de Lituania: Búsqueda del Algoritmo de Coexis-
tencia]. En: Teisė besikeičiančioje Europoje. Vilnius: Mykolo Romerio universiteto Leidybos
centras, 2008, p. 673, 707; cit. in P. Ravlusevicius, La Aplicación de la Primacía del Dere-
cho de la Unión Europea: Doctrina legal en Práctica, Jurisprudencia, 2011, 18(4), 1369-
1388 versión para Internet, www.mruni.eu/lt/mokslo_darbai/st/archyvas/dwn.php?id...
en 1381-1382.
de efecto directo, universal e inmediato una vez que se hacen públicas y des
Dentro de las áreas donde los poderes no fueron delegados a las institu
ciones de la UE la soberanía está intacta y queda reservada a los Estados
miembro de la UE, la Constitución nacional debe tener primacía si entra en
conflicto con la legislación institucional secundaria. En este caso, la prima-
cía del derecho internacional y la primacía (supremacía) del derecho de la
UE son casi idénticas.
27
La cláusula de Eternidad en la Grundgezetz Alemana de 1949, es el Artículo 79 párrafo
(3) del Derecho Básico para la República Federal Alemana. La cláusula de eternidad es un
tema muy importante, porque su intención es proteger (garantizar) “los principios básicos”
establecidos en los Artículos 1 y 20 de “este Derecho Básico”. Las enmiendas de “este Dere-
cho Básico” que afectan los “principios básicos» de los Artículos 1 y 20 están prohibidos de
inmediato (como «inadmisibles»), debido a que son la identidad formal para la República
Federal Alemana. Para afectar «los principios básicos» de los Artículos 1 y 20 con enmiendas
es cambiar la identidad del Estado y suplantar «este Derecho Básico» con un orden diferen
te, es decir, conjuntos diferentes de principios y diferentes objetivos. Ver también U. Preuss,
Las implicaciones de “cláusulas de Eternidad”, Experiencia Alemana, Israel Law Review
vol. 44, 2011, pp. 429-448.
Otra Constitución, como la búlgara de 1991 contiene cláusulas de “cuasi
28
Para diferenciación, ver K.C. Wheare, Modern Constitutions, Oxford, 1966, pp. 14-31;
C.F. Constituciones Políticas Modernas y Fuertes, Londres, 1970, pp. 59-79; H. van Marseveen
y G.van der Tang, Written Constitutions, New York, 1978, pp. 241-262; G. Sartori, Constitu
cionalismo: Estudio Preliminar, The American Political Science Review, v. 56, 1962, p. 853;
Ch. Debbach, J.M. Pontier, J. Bourdon, J.C. Ricci, Droit constitutionnel et institutions
politiques, Paris, 1983, pp. 71-75; P. Pactet, Institutions politiques et droit constitutionnel,
Paris, 1985, p. 69; G. Mobidelli, L. Pegoraro, A. Reposo, M. Volpi, Diritto Constituzionale
Italiano e comparato, Monduzzi ed., 1995, pp. 82-87.
29
En general la crisis de legitimidad se ha definido como una transición a una nueva
estructura social cuando el estado de las instituciones políticas se ve amenazado por el cam-
bio o algunos grupos políticos se ven excluidos del sistema político. S. M. Lipset, Op. cit., 78;
transición fue una notificación del surgimiento de una nueva condición
de Estado para la comunidad mundial y los cimientos de la transformación de
Corte Constitucional de la República
Evgeni Petrov Tanchev
sin embargo, su concepto se ha desafiado por dos de los desarrollos contemporáneos por lo
menos. De hecho la erosión de la legitimidad de los regímenes comunistas tuvo lugar mucho
antes de la decadencia del sistema en 1989. La actual etapa de desarrollo de la UE y la trans-
formación de los Estados-nación en Europa en la vuelta del siglo se ha tratado como una
falta de legitimidad y de déficit democrático en el funcionamiento del marco institucional
de la UE.
30
La Constitución húngara es la excepción.
31
Las cláusulas de no reforma son el resultado de la experiencia del constitucionalismo
occidental para crear salvaguardas a la preservación de la democracia constitucional contra
las transgresiones autoritarias de la toma totalitaria. La Grudgezetz Alemana de 1949 pro-
clama la inadmisibilidad de enmienda constitucional de federalismo y carácter democrático
y social de la República, principios constitucionales básicos de soberanía popular, suprema-
cía constitucional a la legislatura y derecho y justicia para el ejecutivo, derecho de resistencia
a todo aquel que busque abolir el orden constitucional si no es posible otro remedio, digni-
dad humana, inviolabilidad, inalienabilidad y aplicación directa de los derechos humanos.
(art. 79, 3; art. 20; art. 21). Siguiendo una tradición establecida por la Tercera República de
1875, la Constitución de 1958 de la Quinta República francesa establece en el artículo 89 que
la forma republicana de gobierno no estará sujeta a reformas.
Algunas de las constituciones como el derecho fundamental de la República
32
De acuerdo con el Artículo 148 de la Constitución nacional de Rumanía de 1991, el ca-
rácter independiente, unitario e indivisible del Estado, la forma republicana de gobier-
no, integridad territorial, independencia del poder judicial, pluralismo político, idioma
oficial, eliminación de libertades de derechos humanos y sus garantías se colocan de manera
explícita fuera del asunto específico de la revisión constitucional.
33
Otra solución “revolucionaria” propuesta fue que estos países no deberían dedicarse a
la creación de anteproyectos constitucionales al inicio de la reforma legal. Un período de
caos con la legalidad suspendida se concibió como un mejor y más eficiente enfoque para
purificar el sistema legal de los actos de la herencia comunista. ver S. Holmes, Regreso a la
Mesa de Dibujo, East European Constitutional Review, vol. 2, N. 1, Winter, 1993, 21-25.
Incluso si admitimos que esta forma aceleraría la reforma legal habría tenido un efecto de-
vastador en la cultura legal baja y agitada de la sociedad que surgía a partir del comunismo.
nación hasta la absoluta preponderancia del derecho supranacional en la
UE y el logro de equilibrio mediante un ajuste entre el derecho de la UE y el
Corte Constitucional de la República
dad constitucional.
60
El Diálogo Jurisprudencial
en la internacionalización de los
Derechos Humanos: el turno
de la justicia mexicana1
1
Una versión previa apareció en Juan N. Silva Meza, “El diálogo jurisprudencial en la
internalización de los Derechos Humanos: el turno de la justicia mexicana”, Estado consti-
tucional, derechos humanos, justicia y vida universitaria, Homenaje a Carpizo, Instituto
de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, 2013.
2
Arendt, Hannah, Los orígenes del totalitarismo, México, Santillana Ediciones Genera-
les, 2004, capítulos XI, XII.
3
Históricamente, una de las primeras sentencias paradigmáticas del Tribunal Constitu-
cional Alemán fue dictada en esta materia al proscribir a los partidos Nacionalista (SRP) y
Comunista (KPD) en 1953 y 1956, respectivamente, bajo la premisa de reconocer el reno
vado sistema constitucional como el de una democracia militante, donde no caben partidos
que atenten contra los principios de igualdad o de dignidad de la persona, Véase respectiva-
mente en BVerfGE 2, 1 de 23 de octubre de 1953 y BVerfGE 5, 85 de 17 de agosto de 1956. 61
produjo en la comunidad de naciones: las relaciones internacionales ya no
Suprema Corte de Justicia de la Nación
serían solamente un arreglo entre Estados. Es así como los derechos del
individuo, elevados a rango internacional, se convertirían en un objeto fun-
Juan N. Silva Meza
Poco a poco, los Estados han ido asumiendo estas obligaciones, de dimen-
siones considerablemente mayores, que plantean en nuestros días la inte-
riorización de todas estas cartas de derechos y convenciones internacionales
en materia de derechos humanos, integrándolas a la normalidad de los ór-
denes jurídicos nacionales. Acaso, su importancia a día de hoy pueda equi-
62
pararse, de los dos lados del Atlántico, con el referido cambio de paradigma
que significó la constitucionalización del final de las dictaduras de la mitad
del siglo pasado.
4
Se puede incluso advertir que los manuales de relaciones internacionales tienden a ser
reescritos, en Battistella, Darío, Théorie des relations internationales, 4è ed., Paris, Presses
de Sciences Po, 2013.
La intención de armonizar la interpretación de los derechos fundamentales
El Diálogo Jurisprudencial
se expande progresivamente y se institucionaliza en todo el orbe.5 La uni-
versalidad de los derechos se empieza a ver reflejada, si no en el trato igual
del individuo en cualquier ámbito nacional donde se encuentre, al menos
en el reconocimiento de unos mínimos que la comunidad internacional le
reconoce por el simple hecho de ser persona.
Internacionalización,
¿significa sólo interamericanización?
5
Silva Meza, Juan N. y Silva García, Fernando, Derechos Fundamentales, Bases para la
reconstrucción de la jurisprudencia constitucional, México, Editorial Porrúa, 2009, capí
tulo II.
6
Para ilustrar los contenidos de este sistema interamericano, los “documentos básicos”
incluyen la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; la Convención
Americana sobre Derechos Humanos; la Convención Interamericana en materia de Tortu-
ra; los Protocolos adicionales a la Convención Americana en materia de Derechos Económi-
cos, Sociales y Culturales y pena de muerte; las Convenciones sobre violencia contra la
mujer, la desaparición forzada de personas y la discriminación contra personas con discapa
cidad; se incluyen también la Carta de la OEA y la Carta Democrática interamericana; la De
claración de Principios sobre Libertad de Expresión; la de Buenas Prácticas sobre la
Protección de las Personas Privadas de Libertad en las Américas; los Estatutos y Reglamen-
tos de la Comisión y de la Corte Interamericanas; en Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, Documentos básicos en materia de derechos humanos en el sis-
tema interamericano, Washington, OAS-SCJN, 2012.
7
Burgorgue-Larsen, Laurence, “El sistema interamericano de protección de los derechos
humanos: entre clasicismo y creatividad”, en, Bogdandy, Armin, César Landa et al, ¿Inte-
gración sudamericana a través del derecho?, Madrid, Centros de Estudios Constitucionales-
Instituto Max Planck de Derecho Público Comparado, 2009, p. 287.
Esta consecuencia se produjo debido a que la Convención de Viena sobre el
Suprema Corte de Justicia de la Nación
estatus particular. Aquello, debido a que no sólo vincula a las partes signa-
de México
tarias de manera recíproca, sino por haber sido concebida para generar, a
nivel continental, una serie de obligaciones nacionales en red, que deben
ser garantizadas colectivamente por los Estados firmantes. El ánimo de sus
tentar el carácter universal de los derechos humanos debe quedar de mani-
fiesto en sede interna. Por su parte, la no regresividad de las interpretaciones
que los tribunales estamos construyendo en el ámbito doméstico, se funda
en la propia Convención de Viena (art. 31 inciso (c)), en el sentido de obli-
garnos a los jueces a aplicar los Tratados de buena fe, dentro del contexto
nacional en que las cartas de derechos expresan su vigencia.
8
Por las razones jurídicas que fundan al principio pacta sunt servanda, la jurispruden-
cia interamericana vincula a los Estados que han aceptado expresamente la obligatoriedad
de esta jurisdicción (y sobre el particular, México lo hizo en 1998). Es por esto que su desa-
pego sea motivo de responsabilidad internacional; en Buergenthal, Thomas, “Implementation
to the judgements of the Interamerican Court of Human Rights”, El Sistema Interameri
cano de Protección de los Derechos Humanos en el Umbral del Siglo XXI, (Memoria del
Seminario), San José, Corte Interamericana de Derechos Humanos, 2001, pp. 185-193.
9
La sentencia del caso Radilla, del expediente Varios 912/2010 determinó el 14 de julio
de 2011 que los criterios contenidos en las sentencias de la Corte IDH donde el Estado mexi-
cano sea parte serán obligatorias, mientras que el resto de la jurisprudencia tendrá carácter
orientador. Esa situación fue complementada dos años después, como veremos.
10
En una decisión de 3 de septiembre de 2013, donde se resolvió la Contradicción de
Tesis 293/2011 que será analizada al final del presente estudio, la SCJN determinó en cam-
bio que todo el corpus de jurisprudencia interamericana es obligatoria para los jueces del
país, en la medida que sus contenidos impliquen un mejor medio de protección de la
persona.
de los países miembros del Consejo de Europa. Me refiero a la práctica entre
El Diálogo Jurisprudencial
tucionales y convencionales al integrar los contenidos de los derechos fun-
damentales en casos concretos. Se trata pues de prácticas que tienden a
normalizarse en el interior de los países que son parte, en ese caso, de la
Convención Europea de Derechos Humanos (en adelante CEDH). Pero las
prácticas judiciales no son un hecho aislado; corresponden a la manera
de entender las relaciones entre países. Esto me lleva a describir las cau
sas estructurales de esta evolución de la interpretación de normas
internacionales.
El replanteamiento de las
relaciones internacionales
11
Bodin, Jean, Los seis libros de la República, Caracas Instituto de Estudios Políticos,
Facultad de Derecho, Universidad Central de Venezuela, 1966, Libro I, Capítulo VIII.
12
Aaron, Raymond, “Qu’est-ce qu’une théorie des relations internationales?” Revue
Française de Science Politique, vol. 17, no. 5, 1967, p. 837.
Burgués y por último al Estado Social. Estas tres fases contribuyeron a la
Suprema Corte de Justicia de la Nación
Luego, a lo largo del siglo XIX, marcado por la ambición de las potencias
por conquistar y controlar territorios remotos, el sentido colonial de las
relaciones internacionales proyectó en los textos de derecho internacional
un relativismo favorable a los imperios europeos, de suerte que se recono-
cía a las “naciones civilizadas”14 para diferenciarlas de aquellas unidades
nacionales que no tenían intención de apegarse a las prácticas de la comu-
nidad internacional, así caracterizada.
13
Hobsbawm, Eric, The Age of Extremes: the Short Twentieth Century: 1914-1991, New
York, Vintage, 1996.
14
Virally, Michael, El devenir del derecho internacional, México, Fondo de Cultura
Económica, 1998.
15
La tesis de la Paz perpetua, enunciada por Kant en 1795, pretendió ser llevada a la prác-
tica después de la Primera Guerra mundial, mediante la Sociedad de Naciones. Una revisión
del fracaso de este primer intento y su transición al sistema de Naciones Unidas; en Moreau
Defarges, Phillipe, “De la SDN à l’ONU”, Pouvoirs, no. 109, avril 2004, pp. 15-25.
16
Waltz, Kenneth, Theory of international politics, New York, McGraw Hill, 1979, p. 88.
Contrastando esto con la realidad actual, nadie podría cuestionar que el
El Diálogo Jurisprudencial
vidual, y no sólo el de dirimir las disputas antes de que generen una ame
naza para la paz.17 Es en parte por estas transformaciones del objeto central
de las relaciones internacionales que actualmente conciben como interés
central la protección del individuo, quien se ha transformado no sólo en
objeto, sino en sujeto del derecho internacional. De ahí que se imponga una
relectura del otrora llamado Derecho de Gentes.18
Un consecuente replanteamiento
del derecho internacional
Desde la difusión de las tesis de Hugo Grocio en el siglo XVII, los Padres
Fundadores de las primeras escuelas del derecho internacional, pasando
por la modernidad y hasta la transición hacia la etapa contemporánea del
derecho internacional público, no se ha dejado de afirmar la necesidad de
imponer límites a la soberanía. Toda intención de fomentar las relaciones
internacionales debía entonces comenzar por disolver la noción de “razón
de Estado”.20 Es así que al irse construyendo la comunidad internacional,
las naciones soberanas debieron ceder parte de sus atributos de decisión de
última instancia a entidades internacionales. Desde aquel momento, la ne-
cesidad de cooperar con otras naciones se volvía la constante del concierto
internacional, a tal grado que un Estado ya no podría desligarse unilateral-
mente de sus compromisos.21
17
Intervención del Juez Mohammed Bennouna, de la CIJ, en Sepúlveda amor, Bernardo
(coord.), Nuevos Diálogos sobre la Justicia Internacional, México, Secretaría de Relacio-
nes Exteriores-UNAM, 2012, p. 43.
18
Schreuer, Christoph, “The Waning of the Sovereign State: Toward a New Paradigm for
International Law?”, European Journal of International Law, no. 4, 1993, p. 447.
19
Jellinek, Georg, Teoría General del Estado [Allgemeine Staatslehre], tr. por A. De los
Ríos, Buenos Aires, Editorial Albatros, 1943, p. 32.
20
Una visión del nuevo papel de las instituciones internacionales en Liebfried, Stephan y
Zurn, Michael, Transformations of the State, Cambridge, Cambridge University Press,
2005.
21
De Vree, J. K., Political Integration: The Formation of Theory and its Problems, The
Hague, Nomos-Verlag, 1972.
en el derecho interno. Sobre la primera cuestión, existe un acuerdo más o
Suprema Corte de Justicia de la Nación
22
Fitzmaurice, Gerald, “Some problems regarding the formal sources of international
law”, en Koskenniemi, Marti, Sources of international law, Dartmouth, Ashgate, 2000, p. 58.
23
Art. 2.2. de la Carta de las Naciones Unidas. “Los miembros de la Organización, a fin de
asegurarse los derechos y beneficios inherentes a su condición de tales, cumplirán de buena
fe las obligaciones contraídas por ellos de conformidad con esta Carta”.
24
Art. 103 de la Carta precitada. “En caso de conflicto entre las obligaciones contraídas
por los Miembros de las Naciones Unidas en virtud de la presente Carta y sus obligaciones
contraídas en virtud de cualquier otro convenio internacional, prevalecerán las obligacio
nes impuestas por la presente Carta”.
2625 (XXV) de la Asamblea General de la ONU de 24 de octubre de 1970,
El Diálogo Jurisprudencial
principios, dentro de los que se encuentra este cumplimiento “de buena fe
de las obligaciones contraídas por los Estados, de conformidad con la Carta,
[que] es de la mayor importancia para el mantenimiento de la paz y de la
seguridad internacionales…”.
Resistencias a la recepción
del derecho internacional 69
Parece haber quedado atrás la añeja discusión que se venía repitiendo duran
te generaciones en las escuelas y facultades de Derecho, sobre el dilema
entre monismo y dualismo en el derecho internacional público. La teoría
monista apela a la unidad del orden jurídico que asegura el Estado, hacien-
do prevalecer, según el caso, el derecho nacional o el derecho internacional.
Por su parte, la teoría dualista proclama una desvinculación inicial del
derecho internacional con el nacional, de suerte que ambos órdenes pue-
dan estar en contacto, pero no superponerse. Operan en esferas distin
tas, por lo que las normas del derecho internacional no podrían abrogar
normas que les fueran contrarias en derecho nacional.26 Pero la compleji-
dad de la eterna disyuntiva sigue siendo un obstáculo para su comprensión
generalizada.
Aunque parecía evidente que cada sistema jurídico optaba por uno u otro
esquema, este debate ha visto disminuida su intensidad por virtud de la
posibilidad de hacer exigibles criterios internacionales ante Tribunales es-
pecíficos, sin que esto dependa de la existencia de legislación que lo con-
temple en el ámbito del derecho interno. El lenguaje común de los derechos
humanos ha dado pie al reconocimiento tácito del pluralismo jurídico en la
25
Zoller, Elizabeth, “Commentaire à l’art. 2.2”, cit. por Fernández de Casadevante, Carlos,
La interpretación de las normas internacionales, Pamplona, Aranzadi, 1996, p. 47.
26
Moreno Quintana, Lucio M., Tratado de Derecho Internacional, Buenos Aires, Edito-
rial Sudamericana, 1963; t. I, pp. 83-85.
esfera internacional, en el que una multiplicidad de textos y jurisdicciones
Suprema Corte de Justicia de la Nación
27
Von Bogdandy, Armin, ¿Hacia un Ius Constitutionale Commune en América Latina?,
en La Justicia constitucional y su internalización, México, IIJ-UNAM/Instituto Max
Planck de Derecho Público Comparado, 2010; t. I, capítulo II, p. 559.
28
Dorsen, Norman, “The Relevance of Foreign Legal Materials in US Constitutional
Cases: A Conversation between Justice Antonin Scalia and Justice Stephen Breyer”, Inter-
national Journal of Constitutional Law, vol. 3, no. 4, 2005, p. 519.
29
No se puede dejar de reconocer tanto la participación del entonces juez ad-hoc Bernardo
Sepúlveda Amor ante la CIJ en La Haya, como la labor de la Cancillería mexicana, quienes
en conjunto hicieron un trabajo excepcional al tratar de hacer prevalecer la razón y el dere-
cho internacional en este caso, que como sabemos, terminó en el incumplimiento y en la
ejecución de la sentencia en los términos dictados por la jurisdicción interna de los Estados
Unidos. Sepúlveda Amor, Bernardo, La Corte Internacional de Justicia y la protección de
los derechos del individuo: el Caso Avena, México, Suprema Corte de Justicia de la Nación
(en prensa).
Aquella resistencia de los jueces norteamericanos, que la Corte Suprema
El Diálogo Jurisprudencial
reconociera la manera en que se debía hacer válida la sentencia internacio-
nal, parece sin embargo extenderse a jurisdicciones domésticas de otros
países. Porque todo juez tiene razones de peso para evitar a toda costa apar-
tarse del postulado del Estado de Derecho, que impone la obediencia irres-
tricta a la ley.30 La situación se vuelve todavía más entendible si consideramos
que son pocos los sistemas jurídicos que han dispuesto, en sus legislaciones
secundarias, modalidades concretas de recepción del derecho internacional
en sede interna. En el plano interamericano, tan solo Colombia, Argentina
y Perú han tomado medidas legislativas concretas para insertar en sus legis
laciones reglas que refieran a esta recepción.
A simple vista, podría ser menos equívoco para los jueces de un país contar
con una hoja de ruta en la Ley, que desde luego, podría no solo orientarlo,
sino también vincularlo. A este respecto, nuestros diplomáticos (y vaya que
tenemos una probada tradición del Servicio Exterior mexicano, de los más
71
sólidos del continente) han señalado que la legislación mexicana que debiera
definir términos y condiciones del cumplimiento de nuestras obligaciones
internacionales “es realmente mínima”.31
30
Horvitz, María Inés, “Las nociones de Estado de Derecho y Rule of Law. Origen, evolu-
ción y contenido”, en Estado de Derecho y reformas a la justicia, Santiago, Heidelberg
Center para América Latina, 2004, pp. 19-25.
31
La opinión del Embajador Joel Hernández García en Sepúlveda Amor, Bernardo, cit.
n. 16, pp. 110-112.
32
Información proporcionada por la Dirección de Política Internacional de Derechos
Civiles, Políticos y Democracia, de la Secretaría de Relaciones Exteriores, 26 de septiembre
de 2013.
legislador nacional, tienen que ser los tribunales los encargados de ejercer
Suprema Corte de Justicia de la Nación
de México
33
No debemos perder de vista que nuestra Constitución atribuye a los Tratados carácter
autoejecutable, en tanto considera que una vez concluido el proceso de ratificación, dichos
instrumentos son “Ley Suprema de toda la Unión”, según lo establece literalmente el art. 133
Constitucional.
34
Taxil, Bérangère, “Les critères de l’applicabilité directe des Traités internationaux aux
États-Unis et en France”, Revue Internationale de Droit Comparé, no. 1, janvier-mars
2007, pp. 158-176.
35
Por mencionar la reserva interpuesta por el Estado mexicano en 1947 respecto de la
jurisdicción de la CIJ, que parece haber quedado sin materia, y que algunos consideran de-
biera ser formalmente suprimida por el Senado. De la intervención de Juan Manuel Gómez
Robledo en Sepúlveda Amor, Bernardo, cit. n. 16, pp. 100-101.
36
Sobre estos dos aspectos, véase primero la resolución de la CEDH en el caso Belios vs.
Suiza, de 29 de abril de 1988, así como el Comentario General no. 24 del Comité de Dere-
chos Humanos de Naciones Unidas de 1994, en González Campos, Julio y Sánchez Rodrí-
guez, Luis, Curso de Derecho Internacional Público, Madrid, Civitas, 2002, p. 742.
37
Klabbers, Jan, An Introduction to International Institutional Law, Cambridge, Cambridge
University Press, 2002, pp. 28-30.
Sin que la voluntad de los firmantes sea un aspecto desprovisto de interés,
El Diálogo Jurisprudencial
que cobran vida propia; independiente a la intención de sus fundado
res.38 Es por esta razón que determinados textos, como la CADH, no pue-
den leerse literalmente, sino a la luz de las evoluciones jurisprudenciales
posteriores.
Segunda parte:
Formas de asumir el reto
Vivimos una etapa histórica en la que las fronteras territoriales ceden a los
intercambios culturales, lingüísticos y sociales. Siendo la movilidad uno de
los atributos más apreciados por el ser humano del siglo XXI, el carácter
universal de los derechos debe encontrar una garantía efectiva que permita
a todo individuo desplazarse con tranquilidad de una región o de un país a 73
otro para buscar mejores oportunidades, teniendo la certeza de que sus de-
rechos serán respetados sin importar el lugar donde se encuentre.
Respuestas jurisdiccionales
ante las resistencias
38
Gerstenberg, Olivier, “Denationalization and the very idea of democratic constitutiona-
lism: The Case of the European Community”, Ratio Juris, no. 14, 2001, pp. 298-302.
39
Sobre el derecho y el Estado democrático de derecho en términos de teoría del discurso
véase Habermas, Jürgen, Facticidad y validez, Madrid, Editorial Trotta, 1998, Capítulo I.
la Corte IDH, es ciertamente un avance de dimensiones no aritméticas, sino
Suprema Corte de Justicia de la Nación
40
Ha sido la propia Corte IDH quien ha determinado que a esta jurisdicción no le corres-
ponde fungir como cuarta instancia que revise aspectos del juicio que debieron ser revisa-
dos por el juez de la causa, en la especie “establecer si la madre o el padre de las tres niñas
ofrecían un mejor hogar para las mismas, valorar prueba para ese propósito específico, o
resolver sobre la tuición de las niñas”, extracto del Caso Atala, véase Infra.
41
Groppi, Tania y Ponthoreau, Marie-Claire, Use of Foreign Precedents by Constitutional
Judges, London, Hart Publishing, 2013.
42
Estos desarrollos se encuentran recientemente en múltiples referencias, cf. Mezzetti,
Luca y Fanotto, Luca, Constitución y políticas de la Unión Europea [Costituzione e
Politiche dell’Union Europea], tr. por V. Barreto, Bogotá, Universidad Javeriana, 2008,
pp. 35-42.
Pero estos criterios paradigmáticos no son exclusivos de la percepción euro
El Diálogo Jurisprudencial
jar de un país o de un continente a otro y en ser implantados, forman parte
de un corpus común que se integra a las sentencias relevantes de la Corte IDH.
En el caso Almonacid Arellano y otros vs. Chile, resuelto el 26 de septiem-
bre de 2006, con implicaciones semejantes, o al menos relacionadas con los
dos criterios europeos que se acaban de citar, el Estado chileno fue conde-
nado por la Corte IDH por considerar que una ley de amnistía no puede ser
promulgada como razón para crear una excepción para frenar la vigencia
de normas internacionales de protección de derechos.
Pero también se puede advertir que ha sido infrecuente que las jurisdiccio-
nes europeas impongan una interpretación unívoca para concebir los dere-
chos. Así, tenemos que el TEDH se pronunció en 2004 a favor del respeto a
la apreciación nacional sobre la interrupción voluntaria del embarazo. “Tomar
en cuenta la diversidad de concepciones, ante el problema del inicio de la
vida, refiere a culturas jurídicas y a estándares de protección nacional que
dan lugar a un amplio poder discrecional de cada Estado”.43 75
Con mayor celeridad que en el ejemplo anterior, la Corte IDH retomó algu-
nos aspectos de esta sentencia en el caso Artavia Murillo y otros vs. Costa
Rica del 28 de noviembre de 2012, donde se condenó al Estado costarricen-
se por haber desprendido de su constitución una lectura del derecho a la
vida, que el legislador doméstico pretendió hacer compatible con la enume-
ración del mismo en el art. 8 de la CADH votando una ley prohibitiva de la
fecundación in vitro.
43
Delmas-Marty, Mireille, “Les droits de l’homme: processus d’humanisation réciproque”,
La conscience des droits: mélanges en l’honneur de Jean-Paul Costa, Paris, Dalloz, 2011,
p. 212.
que fundan el funcionamiento de la Unión Europea en el ámbito interno de
Suprema Corte de Justicia de la Nación
Estos desarrollos han sido posibles debido a que los dos tribunales euro-
peos se asumen subsidiarios del juez de primer contacto en cada uno de los
países, siendo estos últimos a quienes toca garantizar la regularidad de la
CEDH así como de todas las directivas europeas en materia de derechos
humanos.
No cabe duda que el mejor camino para la internalización y para evitar los
extremos de una eventual guerra entre jueces, es la normalización de un
diálogo entre jurisdicciones. Pues aunque sepamos que un juez siempre
estará circunscrito a un ámbito territorial (para el juez doméstico), y que
quedará sujeto a un conjunto de normas específicas (tanto para el juez
doméstico como para el internacional), la realidad actual nos impulsa a una
apertura hacia otros universos o sistemas de reglas.
Ha sido de esta forma como se han sentado las bases, a través del diálogo
entre criterios jurisprudenciales, de la generación del referido efecto útil de
las obligaciones internacionales de los países. Desde luego, se debe resaltar la
44
Bourgorgue-Larsen, Laurence, “De l’internationalisation du dialogue des juges”, en Le
dialogue des juges: mélanges en l’honneur de Bruno Genevois, Paris, Dalloz, 2009, p. 98.
45
López Daza, Germán Alfonso, “El juez constitucional colombiano como legislador posi-
tivo: ¿un gobierno de los jueces?”, Cuestiones Constitucionales, no. 24, enero-junio 2011,
pp. 170-178.
forma en que este esfuerzo no es aislado, sino secundado a nivel interame-
El Diálogo Jurisprudencial
sede nacional la forma en que debe ejercerse el control de convencionali-
dad. Al menos hasta ahora, este diálogo coloca a nuestra SCJN a la par de
esfuerzos semejantes desarrollados por los altos Tribunales de Argentina,
Bolivia, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Panamá, Perú y República
Dominicana.
venciones por parte de los jueces de primer contacto haya sido conforme a
los designios de las normas y los principios internacionales suscritos por
cada país.
Se puede citar en primer lugar el caso Atala Riffo y niñas vs. Chile de 24 de
febrero de 2012 (párr. 126), donde la Corte IDH retoma que la SCJN consi-
deró estudios sobre la orientación sexual en el desarrollo del niño, determi-
nando que no puede inferirse una afectación en la personalidad de un
menor derivada de la convivencia con padres homosexuales. “Cada familia
tiene que analizarse en lo particular y no desde el punto de vista estadístico”
(como lo estableció la SCJN en la Acción de Inconstitucionalidad A.I.
20/2010 de 16 de agosto de 2010).
Judicial de la Federación.
Juan N. Silva Meza
14 de mayo de 2013, que recayó al caso Rosendo Radilla Pacheco vs. Esta-
dos Unidos Mexicanos, de 23 de noviembre de 2009, la Corte IDH hace un
reconocimiento de la forma en que la SCJN estableció limitaciones al fuero
militar, al hacer efectiva la obligación del Poder Judicial de ejercer un con-
trol de convencionalidad ex officio entre las normas internas y la Conven-
ción Americana, fijando las bases del principio pro persona, pero sobre
todo, estableciendo unos límites claros en términos de la llamada inter
pretación conforme.
46
Luciani, Massimo, “L’interprétation conforme et le dialogue des juges”, en Le dialogue
des juges… cit. n. 43, pp. 694-698.
que llegar hasta las superiores). Es así como reglas de diversas jerarquías
El Diálogo Jurisprudencial
ble de hacerse realidad desde el primer momento en que el individuo tiene
contacto con un juez. La armadura que protegía al Tribunal, entendida ésta
bajo la forma de una apreciación discrecional en el ámbito competencial de
su jurisdicción, ha quedado sometida a lineamientos que habrán de norma-
lizarse en los años posteriores.
Pero esto último tampoco permite aceptar que cada juez quedará invitado a
buscar su interpretación válida, contribuyendo a que el orden normativo se
torne en una maraña de lecturas jurídicas inconexas. Se trata, al contrario,
de encontrar una interpretación conforme como piso común o regla básica
que no sólo refiera a las reglas del juego y sus procedimientos con el sufi-
ciente grado de congruencia; sino también a los elementos que expliquen el
sentido mismo del sistema jurídico, que se contienen sobre todo en sus
principios fundamentales. Leer un contrato, descifrar una cláusula arbitral,
determinar el ámbito de un reglamento o de un código a la luz de los prin-
79
cipios del sistema democrático, del Estado constitucional de derecho, de la
Declaración Universal de 1948… Es así como el intérprete deberá hacer
todo lo que esté a su alcance para dar coherencia a la norma nacional interpre
tada y no al revés. Pues si se plantea como primer propósito cómo inapli-
car, el diálogo jurisdiccional se convertiría lisa y llanamente en monólogo.
A nuestra Suprema Corte le toca acercar a todos los actores jurídicos mexi-
canos los elementos necesarios para propiciar no sólo este diálogo (como
parece empezar a ocurrir y a permear hacia todos los Tribunales del país).
Se trata sobre todo de lograr que ese diálogo sea fructífero, respetuoso; que
se vaya desarrollando sin afanes protagónicos y con la responsabilidad de
lograr la mejor lectura posible de cada postulado.48
47
Enfasis agregado, Idem., p. 697.
48
Dworkin, Ronald, Law’s Empire, Boston, Harvard University Press, 1986.
brio normativo tendiente a la armonización pensando en la persona. Como
Suprema Corte de Justicia de la Nación
nacional puede incluso preferir aplicar una legislación subnacional (de uno
de los Länder) sobre las disposiciones convencionales de la CEDH en razón
de una mejor protección individual a nivel interno. Concretamente, el Tri-
bunal Alemán hizo a un lado la norma europea debido a que ésta podía
atentar contra la identidad constitucional de los alemanes.49
Este punto nos lleva a efectuar, por último, una rápida evaluación de una de
las sentencias más relevantes que ha emitido la Suprema Corte en los últi-
mos años en materia de aplicación de normas internacionales en el ámbito
interno. Luego de varios años de espera, y de reformas constitucionales y
legales que dieron inicio al proceso, la SCJN resolvió en septiembre de 2013
una contradicción de criterios entre dos Tribunales colegiados y estable
ció una interpretación relevante que aclara algunos de los lineamientos y
los contornos más importantes del diálogo jurisprudencial en el que los tri-
bunales del país estamos ahora involucrados. Voces disidentes apelan a re-
sistir contra una supuesta regresión.
49
2 BVerfGE 2/08 E.A., de 30 de junio de 2009, sobre la constitucionalidad del tratado
de Lisboa. Cabe mencionar que esta decisión retoma en su casi totalidad la liga argumenta-
tiva de las decisiones Solange I y II así como la de la constitucionalidad del Tratado de
Maastricht de 1993, citadas supra.
50
Decisión 2004-505 DC del Consejo constitucional, de 19 de noviembre de 2004, sobre
el control previo de constitucionalidad del Tratado de Lisboa.
interno. Acaso tendremos que admitir que frente a una constitución nacio-
El Diálogo Jurisprudencial
Los confines del diálogo:
reservas constitucionales a los tratados
51
Jensdottir, Regina, “Qu’est-ce que la Charte européenne des langues régionales ou
minoritaires?”, Hérodote: Révue de Géographie et de Géopolitique, vol. 2, no. 105, 2002.
52
Decisión n° 99-412 DC de 15 de junio de 1999.
nos equivalente para el individuo del que se podría obtener con el derecho
Suprema Corte de Justicia de la Nación
interno.53
Juan N. Silva Meza
82
forma la constitución, o se imponen reservas al tratado, pero en el estado en
que se negoció, este tratado no puede tener vigencia”. Los países señalados
reformaron sus constituciones, y por virtud de la ampliación competencial
correspondiente, el Tratado pudo entrar en vigor.
53
BVerfGE 37, 271 de 29 de mayo de 1974.
54
BVerfGE 73, 339 de 22 de octubre de 1986.
55
Supra, n. 41.
En Francia, el juez constitucional no está llamado a analizar actos de apli-
El Diálogo Jurisprudencial
En aquel país, el control de legalidad conforma una competencia exclusiva
de las jurisdicciones de primer contacto con el ciudadano (en cuya cúspide
se sitúan el Consejo de Estado y la Corte de Casación). Y aun así, al analizar
unos requisitos que se impusieron a los electores de los territorios de Nueva
Caledonia,56 que parecían distintos a los exigidos a los electores residiendo
en la Francia metropolitana, ambas jurisdicciones se pronunciaron en el
mismo sentido, afirmando no poder poner en duda la supremacía de la Cons
titución francesa sobre los Tratados.57 Aquello, sin que significara que el
Estado se estuviera escudando tras de su derecho para evitar cumplir con
los contenidos de un Tratado.58 El juez constitucional sólo se puede pro-
nunciar antes de la entrada en vigor de tales instrumentos internacionales,
por medio del control de constitucionalidad de Tratados.
56
Isla del Pacífico sur, a más de 1000 km de Australia, que en 1999 adquirió un estatuto
legal particular para los asuntos internos, con una asamblea territorial y una moneda pro-
pia. Aunque el estatuto no otorga derechos electorales equivalentes entre franceses y
kanaks, aquella situación de excepción será resuelta luego de 2014, año en que está previsto
un referéndum que determine el tipo de adscripción de la isla con la metrópoli.
57
En el caso Sarran, Levacher y otros, resuelto el 30 de octubre de 1998 por la Sección
contenciosa del Consejo de Estado francés, se determinó que al contrastar la disposición de
un Tratado frente a disposiciones tanto de la Constitución como de la Declaración de 1789
(con valor constitucional en Francia), su control debía basarse en un ejercicio que sólo se
habría podido efectuar de manera preventiva por el Consejo constitucional. Pero que de
ninguna manera podría darse prioridad al orden internacional sobre el interno.
58
Sobre este punto concreto, el Consejo de Estado se pronunció el 2 de junio de 2000, en
el caso Pauline Fraisse, aunque esta vez el análisis incluyó al derecho nacional (al que se
habría atribuido carácter constitucional por virtud formar parte del derecho electoral), con-
frontado a normas del sistema europeo (en concreto, la CEDH) pero también del sistema
internacional (en la especie, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos).
Sin embargo, la normalización del diálogo jurisprudencial parece una ope-
Suprema Corte de Justicia de la Nación
ración que tomará tiempo asimilar entre todos los actores jurídicos en
nuestro país. Los días posteriores a los que la SCJN resolvió la citada Con-
Juan N. Silva Meza
84
Otra razón que explica la reacción contra la sentencia citada del 2013 se
basa en que desde 2005, el Pleno de la SCJN había declarado la inconsti
tucionalidad del art. 122 bis del Código de Procedimientos Penales de
Chihuahua, que instauró el arraigo, aunque el texto de la Constitución federal
nada mencionara al respecto.60 Esta primera sentencia sirvió de base para
que el Estado mexicano recibiera recomendaciones internacionales dirigi-
das a la supresión o revisión de estas medidas de excepción en el proce
dimiento penal. Pero la reacción del constituyente permanente fue más
bien la contraria, modificando la Constitución en 2008 para, en ejercicio de
sus atribuciones soberanas, incluir el arraigo como una excepción dentro
de la propia Constitución. Dos años después de esta reforma, el Comité de
Derechos Humanos de Naciones Unidas reiteraba una recomendación don-
de sugería al Estado mexicano la eliminación de esta práctica.61
59
“La autoridad judicial, a petición del Ministerio Público y tratándose de delitos de delin
cuencia organizada, podrá decretar el arraigo de una persona, con las modalidades de lugar
y tiempo que la ley señale, sin que pueda exceder de cuarenta días, siempre que sea necesa-
rio para el éxito de la investigación, la protección de personas o bienes jurídicos, o cuando
exista riesgo fundado de que el inculpado se sustraiga a la acción de la justicia. Este plazo
podrá prorrogarse, siempre y cuando el Ministerio Público acredite que subsisten las cau-
sas que le dieron origen. En todo caso, la duración total del arraigo no podrá exceder los
ochenta días”.
60
Amparo en revisión 99/2005 de 13 de abril de 2005.
61
“…[A] la luz de la decisión de 2005 de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sobre
la inconstitucionalidad del arraigo penal y su clasificación como detención arbitraria por el
Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria, el Estado parte debe adoptar todas las
medidas necesarias para eliminar de la práctica toda detención mediante arraigo, y esto,
tanto a nivel federal como estatal.” Véase el Examen de los informes presentados por los
Estados partes en virtud del artículo 40 del Pacto de Derechos Civiles y Políticos, del Comité
de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
Ahora bien, después de introducir esta disposición en el texto constitucio-
El Diálogo Jurisprudencial
relación con leyes secundarias que reglamenten el arraigo a partir del texto
constitucional. Lo cierto es que a partir de la reforma de 2011 al artículo
1º constitucional, toda interpretación respecto de una persona sujeta a esta
medida cautelar de excepción, deberá realizarse en el marco hermenéutico
del 2011, del principio pro persona.
Consideraciones finales
85
efecto útil del derecho internacional de los derechos humanos, que permite
estandarizar el trato igualitario entre individuos, sin importar el espacio
físico donde éstos se encuentren. En nuestro país, la solución que planteó
este nuevo marco constitucional está permitiendo alejar al orden norma
tivo de una percepción muy enraizada, que por cierto, no ha perdido actua-
lidad: la tendencia de plantear la asimilación doméstica del derecho
internacional a partir de valoraciones jerárquicas.
Ahora toca el turno a los juzgadores mexicanos de todos los ámbitos com-
petenciales, para asumir como propia la tarea de controlar los contenidos
jurídicos, practicando estas nuevas responsabilidades con una intención
importante en mente: evitar que la asimilación de criterios interpretativos
internacionales nos conduzca a una “guerra entre jurisdicciones”. La armo-
nización normativa que enfrentamos denota la necesidad que tienen los
jueces de dialogar entre sí y tiene como base el pluralismo de normas que
conviven en un ordenamiento nacional con diversos instrumentos de ori-
gen internacional.
El Diálogo entre jueces
al distinguir Constitucionalidad
y Convencionalidad
al distinguir Constitucionalidad
El art. 410.II de la Constitución boliviana establece que ésta es la norma
y Convencionalidad
suprema del ordenamiento jurídico boliviano y goza de primacía frente a
cualquier otra disposición normativa; añadiendo que el bloque de constitu-
cionalidad está integrado por los Tratados y Convenios internacionales en
materia de Derechos Humanos y las normas de Derecho Comunitario, rati-
ficados por el país.
1
Las acciones de defensa, de acuerdo a la Constitución y al Código procesal constitucio-
nal son las siguientes: acción de amparo constitucional, acción de libertad; acción de protección
a la privacidad, acción de cumplimiento, acción popular y acción de inconstitucionalidad, la
cual tiene una naturaleza mixta porque forma parte también del ámbito del control norma-
tivo de constitucionalidad.
de las normas internas, como ha ocurrido en numerosos casos aún antes de
la vigencia de la Constitución Política del Estado actual.
Tribunal Constitucional del Estado
Ruddy José Flores Monterrey
Plurinacional de Bolivia
2
Dicha norma señalaba: “Las declaraciones, derechos y garantías que proclama esta
constitución no serán entendidos como negación de otros derechos y garantías no enuncia-
dos que nacen de la soberanía del pueblo y de la forma republicana de gobierno”.
3
La indicada Sentencia señaló que “…es deber del Estado proveer seguridad jurídica a
los ciudadanos asegurando a todas las personas el efectivo ejercicio de sus derechos funda-
mentales y garantías constitucionales proclamados por la Constitución, los tratados, convenios
y convenciones suscritos y ratificados por el Estado como parte del bloque de constituciona-
lidad, así como las leyes ordinarias”.
carácter normativo y son de aplicación directa, por lo mismo los
derechos en ellos consagrados son invocables por las personas y
al distinguir Constitucionalidad
tutelables a través de los recursos de hábeas corpus y amparo
y Convencionalidad
Como se tiene señalado, la Constitución boliviana, actualmente, de manera
expresa, contempla en el art. 410 a los Tratados Internacionales sobre
Derechos Humanos como parte del bloque de constitucionalidad y, en ese
sentido, se ha autorizado que el bloque de Constitucionalidad goce de apli-
cación preferente aún por encima de las normas constitucionales, en virtud
de los criterios de interpretación previstos en los arts. 13 y 256 de la CPE,
conforme se pasa a analizar.
Por su parte, el art. 256.II de la CPE determina que “II. Los derechos reco-
nocidos en la Constitución serán interpretados de acuerdo a los tratados
internacionales de derechos humanos cuando éstos prevean normas más
favorables”.
El art. 256 de la CPE sostiene que “I. Los tratados e instrumentos interna-
cionales en materia de derechos humanos que hayan sido firmados, ratifi-
cados o a los que se hubiera adherido el Estado, que declaren derechos más
favorables a los contenidos en la Constitución, se aplicarán de manera pre-
ferente sobre ésta.
4
El art. 29 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos determina:
Ninguna disposición de la presente Convención puede ser interpretada en el sentido de:
a) permitir a alguno de los Estados Partes, grupo o persona, suprimir el goce y ejercicio de
los derechos y libertades reconocidos en la Convención o limitarlos en mayor medida que la
prevista en ella,
b) limitar el goce y ejercicio de cualquier derecho o libertad que pueda estar reconocido de
acuerdo con las leyes de cualquiera de los Estados Partes o de acuerdo con otra convención
en que sea parte uno de dichos Estados;
c) excluir otros derechos y garantías que son inherentes al ser humano o que se derivan de
la forma democrática representativa de gobierno, y
d) excluir otros o limitar el efecto que puedan producir la Declaración Americana de Dere-
chos y Deberes del Hombre y otros actos internacionales de la misma naturaleza.
sino también de las normas no convencionales, al hacer referencia, de ma-
nera general, a los instrumentos internacionales en materia de derechos
al distinguir Constitucionalidad
humanos, asumiendo, por tanto un criterio amplio y favorable con relación
y Convencionalidad
a la interpretación de derechos humanos, dejando a un lado la distinción en
tre las normas convencionales y no convencionales para considerar única-
mente la aplicación de los derechos más favorables.
Cabe señalar, por otra parte, que el art. 256.II, en la última parte, si bien
señala que los derechos reconocidos en la Constitución serán interpretados
de acuerdo a los Tratados Internacionales de Derechos Humanos, condicio
na este criterio a que los mismos prevean normas más favorables. Se evi-
dencia entonces, que el criterio de interpretación conforme a los Pactos
Internacionales sobre Derechos Humanos, tiene su salvedad en los casos en
los que las normas internas desarrollen de manera más amplia, extensiva y
favorable el derecho. Esta norma constitucional permite la apertura del
diálogo jurisprudencial horizontal entre la jurisdicción internacional y la
jurisdicción interna.
93
Como anota Bazán, “la cooperación entre los tribunales internos y los tribu-
nales internacionales no apunta a generar una relación de jerarquización
formalizada entre estos y aquellos, sino a trazar una vinculación de coope-
ración en la interpretación pro persona de los derechos humanos” (2012:
48); afirmación que, por otra parte, encuentra respaldo en el art. 29 de la
Convención Americana de Derechos Humanos que determina que ninguna
disposición de la Convención puede ser interpretada en sentido de limitar
el goce y ejercicio de cualquier derecho o libertad que pueda estar recono-
cido de acuerdo con las leyes de cualquiera de los Estados Partes o de acuer-
do con otra convención en que sea parte uno de dichos Estados.
el art. 178 de la CPE, principio que de acuerdo a la Ley del Órgano Judicial,
Plurinacional de Bolivia
al distinguir Constitucionalidad
control de constitucionalidad, sino también de convencionalidad ex officio
y Convencionalidad
entre las normas internas y la Convención Americana, evidentemente en el
marco de sus respectivas competencias y de sus regulaciones procesales
correspondientes (…)”.
al distinguir Constitucionalidad
2. Existe una acción concreta de constitucionalidad que puede ser pre-
y Convencionalidad
sentada dentro de los procesos judiciales o administrativos, lo que
supone la obligación del juzgador o de la autoridad administrativa,
frente a la duda sobre la constitucionalidad de la norma que será
aplicada, de promover, de oficio, el control normativo de constitu-
cionalidad, para que sea el Tribunal Constitucional el que defina la
constitucionalidad o no de la norma;
3. Se establece que los efectos de las sentencias que declararan la in-
constitucionalidad de una norma en los recursos contra tributos,
impuestos, tasas, patentes, derechos o contribuciones especiales, tienen
carácter erga omnes y no inter partes (art. 138 del Código Procesal
Constitucional).
estableció:
al distinguir Constitucionalidad
ser la base del juzgador.
y Convencionalidad
Cuando una interpretación conforme a la Constitución y consecuentemente
las normas del bloque de constitucionalidad no sea posible, el juzgador está
en la obligación de promover, de oficio, la acción concreta de inconstitucio-
nalidad, para que sea el Tribunal Constitucional Plurinacional el que deter-
mine la compatibilidad o no de esta norma con la Constitución y las normas
del bloque de constitucionalidad.
al distinguir Constitucionalidad
El Diálogo entre jueces
vencionalidad; es más, en las únicas dos sentencias en las que se hizo refe-
y Convencionalidad
rencia al control de convencionalidad, el mismo fue circunscrito al ámbito
del control de constitucionalidad, dada la configuración constitucional y el
bloque de constitucionalidad previsto en el art. 410 de la CPE, como se tie-
ne ampliamente señalado.5
101
En el recorrido de la última jurisprudencia del Tribunal Constitucional y
del Tribunal Constitucional Plurinacional, a partir de la vigencia de la ac-
tual Constitución Política del Estado, vinculada al diálogo jurisprudencial,
pueden mencionarse a los siguientes hitos jurisprudenciales:
5
La SC 1888/2011-R, efectuando una aproximación al control de convencionalidad, se-
ñaló que éste “se ejerce por los Jueces y Tribunales, respecto a la compatibilidad entre las
normas jurídicas internas que aplican en los casos que son de su conocimiento, y la Con-
vención Americana Sobre Derechos Humanos; teniendo en cuenta no sólo el tratado, sino
también la interpretación que del mismo ha hecho la Corte Interamericana, intérprete
última de la Convención Americana; toda vez que cuando un Estado ha ratificado un tra-
tado internacional como el referido Pacto de San José de Costa Rica, sus jueces también
están sometidos a sus entendimientos, lo que les obliga a velar porque el efecto útil de la
Convención no se vea mermado o anulado por la aplicación de leyes contrarias a sus dis-
posiciones, objeto y fin”.
6
Durante las gestiones 2008 y 2009, debido a la renuncia de los Magistrados del Tribu-
nal Constitucional, no se emitieron Sentencias Constitucionales, retomándose la actividad
jurisdiccional en la gestión 2010 a través de un Tribunal Constitucional Transitorio, que
aplicó, en la resolución de los casos la Constitución Política del Estado vigente.
2009, a recursos constitucionales presentados con anterioridad, acudieron
a la teoría del bloque de constitucionalidad7 y el principio pro homine.8
Tribunal Constitucional del Estado
Ruddy José Flores Monterrey
Plurinacional de Bolivia
7
La SC 004/2010-R, señaló:
“La aplicación del bloque de constitucionalidad a este régimen de transición constitucio-
nal, hace que el sistema jurídico se armonice y que las causas iniciadas con el régimen
anterior sean resueltas bajo el régimen actual sin vulnerar el principio de irretroactivi-
dad, ya que el efecto de irradiación de la Constitución hace que esta se aplique a situacio-
nes pendientes de resolución, además, los Tratados Internacionales referentes a Derechos
Humanos, estuvieron en plena vigencia en el momento de iniciarse las causas pendientes
de resolución y siguen vigentes en la etapa de transición constitucional, tópico que refuerza
la legitimidad de esta doctrina, asimismo, en caso de existir aspectos más beneficiosos
reconocidos por la Constitución abrogada, utilizando el criterio de interpretación de “fa-
vorabilidad para los derechos humanos”, sin que estos signifiquen contradicción con el
nuevo orden, podrán ser introducidos al bloque de constitucionalidad como valores y re-
glas constitucionales, aplicables a casos concretos”.
8
La SC 006/2010-R, estableció:“1.Los derechos humanos y sus respectivas garantías
preexisten a su reconocimiento constitucional, en la medida en que se sustentan en valores
102 y principios universales, contenidos en Instrumentos Internacionales sobre Derechos Hu-
manos, que de acuerdo a la doctrina, jurisprudencia del Tribunal Constitucional, y ahora,
al art. 410 de la Constitución Política del Estado vigente (CPE) forman parte del bloque de
constitucionalidad.
En ese entendido, toda ampliación de derechos fundamentales y garantías que efectúe la
Constitución, implica el reconocimiento normativo, en sede interna, de los derechos huma-
nos contenidos en pactos internacionales que, sin embargo, ya fueron incorporados al
bloque de constitucionalidad por la jurisprudencia constitucional y, en tal medida, prote-
gidos por la jurisdicción constitucional.
Por otra parte, cabe aclarar que la Constitución abrogada, en la cláusula abierta prevista
en su art. 35 —que fue la base para la elaboración de la teoría del bloque de constituciona-
lidad— señalaba que: “Las declaraciones, derechos y garantías que proclama esta Consti-
tución no serán entendidos como negación de otros derechos y garantías no enunciados
que nacen de la soberanía del pueblo y de la forma republicana de gobierno”.
Conforme a dicha norma, la propia Constitución abrogada, en virtud al carácter progre-
sivo de los derechos, dejaba abierta la posibilidad de reconocer otros derechos no enuncia-
dos expresamente en sus normas, lo que efectivamente sucedió a través de la jurisprudencia
constitucional.
Además de lo anotado, cabe mencionar el art. 109. I de la Constitución vigente que estable-
ce que: “Todos los derechos reconocidos en la Constitución son directamente aplicables y
gozan de iguales garantías para su protección”.
2. Tanto el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos como la Convención Ameri-
cana sobre Derechos Humanos, reconocen en sus arts. 5 y 29, respectivamente, el principio
pro homine como criterio de interpretación de las normas sobre Derechos Humanos.
En virtud a este principio, el juzgador debe aplicar aquellas normas que resulten más fa-
vorables para la persona, para su libertad y sus derechos, cuando es el Estado, a través de
sus autoridades o servidores públicos, quienes los lesionan.
Este principio también implica que las normas sobre Derechos Humanos deben ser inter-
pretadas en el sentido que más favorezca a la persona, vinculándose, en consecuencia, con
el principio de interpretación progresiva de los derechos, en virtud del cual entre varios
entendimientos posibles, debe optarse por aquél que limite en menor medida el derecho o
garantía que se denuncia como vulnerado, es decir, se debe elegir la interpretación más
extensiva en cuanto al reconocimiento de derechos y una interpretación más restringida
cuando se establezcan límites al ejercicio de los mismos.
El principio pro homine, por otra parte, está reconocido en los arts. 13.IV y 256 de la CPE,
normas que expresamente prevén que se debe adoptar la interpretación más favorable
para los derechos humanos.
Ahora bien, analizando la Constitución Política vigente se puede sostener, de manera ge-
neral, que aquellas normas que reconocen derechos y garantías constitucionales, de nin-
guna manera restringen su alcance; al contrario, se constata que los protege de manera
más amplia, dotándolos de mayores garantías”.
y torturas, asociación delictuosa, organización criminal y asesinato, inicia-
do como emergencia del caso Trujillo Oroza vs. Bolivia, que fue denunciado
al distinguir Constitucionalidad
ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos el 28 de septiem-
y Convencionalidad
bre de 1992 y sometido a conocimiento de la Corte Interamericana de Dere
chos Humanos el 9 de junio de 1999. La Corte pronunció sentencia de fondo
el 26 de enero de 2000, determinado que el Estado boliviano vulneró los
derechos a la vida, a la integridad física, la prohibición de tortura, libertad
personal, garantías judiciales de José Carlos Trujillo Oroza y el 27 de febre-
ro de 2002 pronunció la Sentencia de Reparaciones, donde la Corte dispu-
so, entre otros aspectos, que el Estado Boliviano emplee todos los medios
necesarios para localizar los restos mortales de la víctima y entregarlos a
sus familiares, que se tipifique el delito de desaparición forzada de personas
en su ordenamiento jurídico interno y que el Estado investigue, identifique
y sancione a los responsables de los hechos.
9
Explicando ambas razones jurídicas, la SC 110/2010-R, señaló: “En efecto, al ser la
CIDH el último y máximo garante en el plano supranacional del respeto a los Derechos
Humanos, el objeto de su competencia y las decisiones que en ejercicio de ella emanan,
constituyen piedras angulares para garantizar efectivamente la vigencia del “Estado
Constitucional”, que contemporáneamente se traduce en el Estado Social y Democrático
de Derecho, cuyos ejes principales entre otros, son precisamente la vigencia de los Dere-
chos Humanos y la existencia de mecanismos eficaces que los hagan valer, por eso es que
las Sentencias emanadas de este órgano forman parte del bloque de constitucionalidad y
fundamentan no solamente la actuación de los agentes públicos, sino también subordinan
en cuanto a su contenido a toda la normativa infra-constitucional vigente.
Asimismo, otra razón para sustentar, en el orden interno, la jerarquía constitucional de
las Sentencias emanadas de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, es la llamada
doctrina del efecto útil de las Sentencias que versan sobre Derechos Humanos, la misma
que fue desarrollada por la propia Corte Interamericana. En efecto, las Sentencias emiti-
das luego de una constatación de vulneración a Derechos Humanos, generan para el Es-
tado infractor responsabilidad internacional, premisa a partir de la cual, el Estado asume
obligaciones internacionales de cumplimiento ineludibles e inexcusables. Desde la óptica
Conforme a dicho razonamiento, la Sentencia, analizando el caso concre
to, concluyó que las disposiciones internas relativas a la extinción de la
Tribunal Constitucional del Estado
Ruddy José Flores Monterrey
104
b. La interpretación del derecho interno a partir
de las normas de la Convención Americana de
Derechos Humanos y la jurisprudencia de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos
al distinguir Constitucionalidad
manos en la Opinión Consultiva 06/86, de 9 de mayo de 1986, Asunto ex-
y Convencionalidad
Humanos12 y en el Caso Gangaram Panday vs. Surinam, de 21 de enero de
1994, donde la Corte señaló que “…Nadie puede ser privado de la libertad
personal sino por las causas, casos o circunstancias expresamente tipifi-
cadas en la ley (aspecto material) pero, además, con estricta sujeción a los
procedimientos objetivamente definidos por la misma (aspecto formal)”.
12
El art. 30 señala que “Las restricciones permitidas, de acuerdo con esta Convención,
al goce y ejercicio de los derechos y libertades reconocidas en la misma, no pueden ser
aplicadas sino conforme a leyes que se dictaren por razones de interés general y con el pro-
pósito para el cual han sido establecidas”. La opinión Consultiva 006/1986 señaló que la
expresión leyes, en el marco de la protección a los derechos humanos, carecería de sentido
si con ella no se aludiera a la idea de que la sola determinación del poder público no basta
para restringir tales derechos. Lo contrario equivaldría a reconocer una virtualidad absoluta
a los poderes de los gobernantes frente a los gobernados. En cambio, el vocablo leyes cobra
todo su sentido lógico e histórico si se le considera como una exigencia de la necesaria limi-
tación a la interferencia del poder público en la esfera de los derechos y libertades de la
persona humana. La Corte concluye que la expresión leyes, utilizada por el artículo 30, no
puede tener otro sentido que el de ley formal, es decir, norma jurídica adoptada por el órgano
legislativo y promulgada por el Poder Ejecutivo, según el procedimiento requerido por el
derecho interno de cada Estado (párrafo 27).
13
De acuerdo a la Opinión Consultiva 16/1999, la información al extranjero del derecho a
comunicarse con el representante consular de su país, contribuye: “…a mejorar considera-
blemente sus posibilidades de defensa y a que los actos procesales en los que interviene —y
garantía del debido proceso. En la misma sentencia, se razonó sobre la impor
tancia de los instrumentos internacionales no convencionales, señalando
Tribunal Constitucional del Estado
Ruddy José Flores Monterrey
106 Esta garantía fue contrastada con los Pactos Internacionales de Derechos
Humanos y, en el plano de un diálogo horizontal, el Tribunal Constitucio-
nal concluyó que “…nuestra Constitución Política del Estado es más ga-
rantista que las normas contenidas tanto en el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos como en la Convención Americana sobre Dere
chos Humanos, pues estas normas sólo hacen referencia al derecho a un
traductor o intérprete, mientras que nuestra Ley Fundamental, señala
que toda persona sometida a proceso debe ser juzgada en su idioma, y
sólo excepcionalmente, prevé que la persona sea asistida por un traductor
o intérprete”.
entre ellos los correspondientes a diligencias de policía— se realicen con mayor apego a la
ley y respeto a la dignidad de las personas”. Concluyendo que este derecho individual debe
ser reconocido y considerado en el marco de las garantías mínimas para brindar a los ex-
tranjeros la oportunidad de preparar adecuadamente su defensa y contar con un juicio jus-
to, por lo que afirma la Corte que: “…el derecho individual de información establecido en el
art. 36.1.b) de la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares permite que adquiera
eficacia, en los casos concretos, el derecho al debido proceso legal consagrado en el art. 14
del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos…”.
es la regla tratándose de personas de nacionalidad boliviana, dado
el carácter plurinacional de nuestro Estado y los principios de plu-
al distinguir Constitucionalidad
ralidad y pluralismo lingüístico previstos en el art. 1 de la CPE, que
y Convencionalidad
ciones en el órgano judicial a respetar las manifestaciones cultura-
les de los diferentes grupos y naciones, siendo una de ellas el
idioma. Nótese que es la propia Constitución Política del Estado
la que impone la obligación a todo servidor público de hablar dos
idiomas, en ese ámbito, la celebración del juicio en el idioma del
imputado, no revestirá mayor conflicto, tratándose de personas
que tienen nacionalidad boliviana; empero, en el caso de los ex-
tranjeros que han cometido un delito en territorio boliviano, tal
garantía no se presenta en toda su extensión y, por lo mismo, en
estos supuestos debe aplicarse la excepción prevista en el mismo
precepto constitucional, pues, no sería atendible exigir que el juez
o tribunal desarrolle el juicio en un idioma que no conoce y que no
tiene obligación de aprender.
Bibliografía
108
Bazán, Víctor, “El control de convencionalidad: incógnitas, desafíos y pers-
pectivas”, Justicia Constitucional y derechos fundamentales. El control
de convencionalidad 2011. Fundación Konrad Adenauer Stiftung, Cen-
tro de Derechos Humanos, Facultad de Derecho, Universidad de Chile,
Colombia, julio 2012, pp. 17-55.
al distinguir Constitucionalidad
pp. 57- 69.
y Convencionalidad
Páginas web consultadas
▪ http://www.corteidh.or.cr/docs/casos
▪ http://www.tribunalconstitucional.gob.bo
109
Derecho Internacional,
pluralismo jurídico y derecho
de los pueblos indígenas
Diego García-Sayán
Han pasado poco más de tres décadas desde que se instaló la Corte Intera-
mericana de Derechos Humanos en 1979. Hoy se puede decir sin ningún
asomo de duda que el tribunal interamericano ha dejado atrás el espacio de
lo que podríamos llamar “utopía”, refiriéndose a la fase inicial en la que
pocos creían que el tribunal resolvería casos y que los Estados —básicamente
latinoamericanos— cumplirían con las sentencias. La Corte Interamericana
de Derechos Humanos ha cumplido vigorosamente con los elevados objeti-
vos para los cuales fue creada por los Estados americanos. En este caminar,
hoy en día ejerce su jurisdicción sobre más de 500 millones de habitantes
de las Américas.
En la última década, la Corte ha conocido más del 70 por ciento de los asun-
tos sometidos a su jurisdicción y, a la vez, ha hecho más eficiente su gestión
para lograr reducir sustancialmente el tiempo para la solución de los casos.
El tribunal ha ido enriqueciendo y afinando su producción jurisdiccional y
ésta tiene hoy creciente impacto en la realidad regional. El carácter vincu-
lante de las sentencias de la Corte no está en discusión y éstas, en lo esencial,
son acatadas por los Estados. Lo más notable, sin embargo, es el “diálogo
jurisprudencial” a través del cual los tribunales nacionales vienen inspirán-
dose de manera creciente en los criterios jurisprudenciales del tribunal inte
ramericano aplicando de manera cada vez más extendida el control de
convencionalidad.
Derechos Humanos
Un aspecto esencial al que se refieren estas líneas tiene que ver con la ex-
112
presión institucional y jurídica del multiculturalismo prevaleciente en la
mayoría de nuestros países en el ámbito del derecho, específicamente el plu
ralismo jurídico. Y, dentro de ello, el contenido específico y concreto del
pluralismo jurídico en su relación con el resto del ordenamiento jurídico y,
en particular, con las normas e instituciones fundamentales de los Estados.
Derecho Internacional
y Derechos de los Pueblos Indígenas
Durante los primeros lustros de vida de la Corte la verdad que era más bien
excepcional que le llegaran casos sobre derechos de los pueblos indígenas.
El primer caso, sobre Surinam, fue conocido recién en 1993. Es a partir del
2001, es decir cuando la Corte tenía ya más de veinte años de instalada, que
estos asuntos empezaron a llegar con más continuidad.
1
Nash Rojas, Claudio E. Los derechos humanos de los indígenas en la jurisprudencia de
la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Artículo publicado en Derechos Humanos
y Pueblos Indígenas. Tendencias internacionales y contexto chileno, J. Aylwin (editor), Ins-
tituto de Estudios Internacionales, Universidad de la Frontera, Temuco-Chile, 2004. p. 3.
2
Pasqualucci, Jo M. The Evolution of International Indigenous Rights in the Inter
American System. Artículo en Human Rights Law Review. Oxford University Press, 2006.
3
Pasqualucci lo califica como “progressive case law” (p. 1).
4
Nash, Claudio E., Ob. Cit. p. 1.
de una sociedad democrática. Incluso se puede entender que “la construc
ción de una sociedad liberal se funda en la idea del pluralismo”.5 Aunque,
como veremos, para “garantizar” el pluralismo el clásico enfoque liberal
Corte Interamericana de
Diego García-Sayán
Derechos Humanos
5
Pérez Vazquez, Carlos, Necesidades, intereses y jueces, Universidad Nacional Autónoma
de México, Instituto de Investigaciones Jurídicas, México, D.F., 2006, p. 19.
6
Pasqualucci, Jo M. Ob. Cit. p. 3.
Además, y esencialmente, que las instituciones públicas, en general, se
comporten con igual respeto por el pluralismo.
Enfatiza la Corte, por ejemplo, que las normas electorales no pueden trabar
la participación de los pueblos indígenas imponiendo formas de organiza-
ción extrañas a sus usos y costumbres. Esto se determinó por la Corte en el
caso Yatama contra Nicaragua resuelto en el 2005. De ello se deduce que
el Estado tiene la obligación de establecer una normatividad e implementar
una institucionalidad que haga factible el ejercicio del derecho a la partici-
pación en la actividad pública de un referente colectivo como puede ser un
pueblo indígena.
7
Caso Yatama vs. Nicaragua (2005). Párr. 185.
8
Artículo 23º. Derechos Políticos.
Todos los ciudadanos deben gozar de los siguientes derechos y oportunidades:
a) de participar en la dirección de los asuntos públicos, directamente o por medio de repre-
sentantes libremente elegidos;
b) de votar y ser elegidos en elecciones periódicas auténticas, realizadas por sufragio univer-
sal e igual y por voto secreto que garantice la libre expresión de la voluntad de los electores, y
c) de tener acceso, en condiciones generales de igualdad, a las funciones públicas de su país.
2. La ley puede reglamentar el ejercicio de los derechos y oportunidades a que se refiere el
inciso anterior, exclusivamente por razones de edad, nacionalidad, residencia, idioma, ins-
trucción, capacidad civil o mental, o condena, por juez competente, en proceso penal.
discriminar y que debía dictar las leyes y medidas administrativas destina-
das a reconocer el derecho a la participación y a garantizar de manera efec-
tiva la igualdad en las condiciones particulares de los pueblos de la costa
Corte Interamericana de
Diego García-Sayán
Derechos Humanos
atlántica nicaragüense.9
116
Pueblos indígenas, derechos individuales,
derechos colectivos
9
Caso Yatama vs. Nicaragua (2005): “186. El artículo 24 de la Convención Americana
prohíbe la discriminación de derecho o de hecho, no sólo en cuanto a los derechos consagra-
dos en dicho tratado, sino en lo que respecta a todas las leyes que apruebe el Estado y a su
aplicación. Es decir, no se limita a reiterar lo dispuesto en el artículo 1.1 de la misma, respec-
to de la obligación de los Estados de respetar y garantizar, sin discriminación, los derechos
reconocidos en dicho tratado, sino consagra un derecho que también acarrea obligaciones
al Estado de respetar y garantizar el principio de igualdad y no discriminación en la salva-
guardia de otros derechos y en toda la legislación interna que apruebe”.
10
Kymlicka, Will, Ciudadanía Multicultural. Una teoría liberal a los derechos de las
minorías, Ed. Paidos, Barcelona, 1996, pp. 52-53.
contexto de los pueblos indígenas, de las obligaciones internacionales so-
bre derechos humanos, En esa perspectiva la Corte ha hecho uso de varias
117
En esa perspectiva, no ha prevalecido en la Corte Interamericana, pues, un
enfoque formalista en su jurisprudencia sobre estos asuntos. El enfoque ha
sido sustantivo y de creación del derecho con basamento en los aspectos
generales incluidos en un instrumento como la Convención Americana.
Derechos Humanos
Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que este enfoque, como lo anota Price,12
de considerar a pueblos tribales como englobados dentro del concepto de
“pueblos indígenas” había sido ya establecido por la Corte tan temprano
como 1993 en la sentencia en el caso Aloeboetoe vs. Surinam. En semejante
perspectiva la Corte falló en el caso de la Comunidad Moiwana vs. Surinam
en el 2005 cuando estableció (para un grupo étnico semejante a los Sara-
maka) que:
11
Shelton, Dinah L. Yearbook of International Environmental Law 2007, Oxford University
Press, 2008. En www.jus.uio.no/forskning/grupper/intrel/YBIEL/Reports--2Asst-Editor/
01-01-HR%20&%20Environment.doc
12
Price, Richard. Contested Territory: The Victory of the Saramaka People vs. Suriname.
Simpósio Internacional: Territórios Sensíveis: diferença, agência e transgressão. 15 jun.
2009: Museu Nacional, Rio de Janeiro. En www.richandsally.net, p. 2.
13
Caso Comunidad Moiwana vs. Surinam. Sentencia del 15 de junio 2005. Párr. 133.
14
Convenio Nº 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales. Artículo 1.b.
Los pueblos tribales, de acuerdo al mismo artículo 1º, son aquellos:
Derecho Internacional,
Pluralismo jurídico y
multiculturalismo
Es con ese tema entre manos que Will Kymlicka ha abordado en Ciudada-
nía Multicultural17 y muchos otros trabajos el acuciante tema de los dere-
chos de las minorías y de la preservación de la identidad de los grupos
étnicamente minoritarios. Él estima, certeramente, que el factor étnico-
cultural está en la base de los grandes conflictos de la historia.
15
Ib. Artículo 1.a.
16
Hernando Nieto, Eduardo, ¿Derechos Culturales u Obligaciones Naturales? En
http://www.insumisos.com/lecturasinsumisas/Derechos%20culturales.pdf, p. 2.
17
Kymlicka, Will, Ob. Cit.
un tema de enorme trascendencia en el derecho internacional y en el desa-
rrollo democrático de las sociedades. Visto el problema desde un ángulo
semejante, otra reflexión relevante es el del espacio —o “límites”— del plura
Corte Interamericana de
Diego García-Sayán
Derechos Humanos
Es en este orden de ideas que cuando Kymlicka pone énfasis en lo que llama
“derechos colectivos de las minorías” toca un fenómeno sustancial que le
hace a dicha problemática y que toma como eje conceptual, sin duda, el del
pluralismo jurídico. En la perspectiva liberal de Kymlicka el énfasis está
puesto en el concepto de que la libertad individual está vinculada a la per-
tenencia al propio grupo.
Este enfoque es, por cierto, sugerente. Busca establecer límites al poder del
Estado y al poder económico así como estándares de protección de grupos
dentro de un enfoque liberal. Eduardo Hernando Nieto se pregunta sobre
las limitaciones del enfoque y si las “protecciones externas” serían suficientes
para asegurar la existencia de una cultura o una religión “… o si es que en
realidad requeríamos de las restricciones internas para cumplir con este
objetivo”20 en cuyo caso “la síntesis entre los derechos individuales y los
colectivos sería inviable”.21
18
Ib. p. 80.
19
Ib. pp. 66, 68 y 266.
20
Hernando Nieto, Eduardo. Ob. Cit. p. 4.
21
Ib.
por cierto— por el ejercicio de elaboración jurisprudencial dentro del ámbito
del derecho internacional de los derechos humanos.
Derechos Humanos
22
Price, Richard. Contested Territory: The Victory of the Saramaka People vs. Suriname.
Simpósio Internacional: Territórios Sensíveis: diferença, agência e transgressão. 15 jun.
2009 : Museu Nacional, Rio de Janeiro. En www.richandsally.net, p. 2.
mente como ricos datos de la realidad. Y, con ello, fortalece conceptos y
valores como el de la igualdad y la no discriminación que no son formal-
Derecho Internacional,
Por ello, no aparece lo más adecuado hacer de este desarrollo uno en el que
se contraponen las concepciones liberales con las “tradicionales” de dere-
chos humanos. Estamos, más bien, ante la constatación de que la protec-
ción de los derechos humanos, en una perspectiva creadora, ha integrado y
puede seguir integrando muchas de las preocupaciones y temas que autores
como Kymlicka han planteado. En esa perspectiva el reto es encontrar
—o construir— un cauce de interacción dialéctica entre espacios y concep-
ciones jurídicas para lo cual el instrumental más adecuado y útil es el del
derecho internacional de los derechos humanos. 123
Derechos Humanos
Sin duda se puede coincidir en algo tan fundamental como que el ordena-
miento indígena debe ser respetado y comprendido. De no ser así, difícil-
mente estaríamos hablando de “pluralismo”. El problema es que el asunto
no se limita al aspecto formal sobre si una autoridad estatal puede —o no—
revisar las decisiones de la autoridad indígena. En una dinámica histórica y
social real esa disyuntiva no puede plantearse ni resolverse simplistamente
y en abstracto o asumiendo que no se está ante una realidad contradicto
ria. Todo dependerá de las condiciones y contenidos concretos de la
contradicción.
124 Resulta discutible, por ello, que la revisión por una alta autoridad judicial,
como la Corte Constitucional colombiana, sobre disposiciones emanadas
de autoridades indígenas consideradas atentatorias de algún derecho funda
mental sean, per se, una condenable expresión de “autonomía condicionada”.25
23
Ver, por ejemplo, Becerra Becerra, Carmen Andrea, La jurisdicción especial indígena
y el derecho penal en Colombia: Entre el pluralismo jurídico y la autonomía relativa. El otro
derecho. No. 35, pp. 213-236, Bogotá, Colombia, 2006. Edit. Instituto Latinoamericano de
Servicios Legales Alternativos.
24
Ib. p. 217.
25
Ib. p. 227.
cados”, como aspectos esenciales del debido proceso (derecho, por ejem-
plo, a ser informado previamente de una acusación en su contra y a poder
Derecho Internacional,
125
Es este, por cierto, un tema esencial y que está en desarrollo: las obligacio-
nes internacionales en materia de derechos humanos y los límites al plura-
lismo jurídico. O, dicho de otra forma, los parámetros democráticos del
ejercicio de la multietnicidad. Ello no se reduce al contenido formal de los
instrumentos internacionales —sean estos universales o regionales— sino
que debe remitirse a su dinámica real de aplicación, interpretación y rein-
terpretación por la propia sociedad y, en especial, por los órganos interna-
cionales de protección.
Este problema tiene que ver con un tema complejo y difícil cual es la pon-
deración entre valores supuestamente “absolutos” y los emanados de iden-
tidades étnicas específicas como las indígenas. Vale decir, el amplio abanico
que va desde lo que podríamos calificar el “eurocentrismo” de valores pre-
tendidamente “absolutos” —como los que a veces asumen ciertas corrientes
liberales— hasta el completo relativismo en el que todo queda librado a las
particularidades étnicas locales. El hecho es que los tales valores “absolu-
tos” no existen sino que son históricos. En su origen y en su dinámica cons-
tante de interpretación y reinterpretación.
Derechos Humanos
Un caso colombiano
En este terreno del pluralismo jurídico y los derechos de los pueblos indíge-
nas viene siendo rica la jurisprudencia constitucional colombiana sobre
esta materia habida cuenta de que Colombia es el país latinoamericano en
el que su máximo órgano de interpretación constitucional ha hecho las ma-
yores contribuciones a nivel jurisdiccional sobre este tema. Bonilla cali
fica, con razón, a la Corte Constitucional de Colombia como “uno de los
marcos constitucionales y jurídicos más progresistas de América Latina
en lo que concierne a asuntos multiculturales”.26
26
Bonilla, Daniel, La Constitución multicultural, Siglo del Hombre Editores, Universidad
de los Andes, Pontificia Universidad Javeriana, Instituto Pensar, Bogotá, 2006, p. 25.
el curso de un juzgamiento por homicidio asumido directamente por la re-
ferida comunidad indígena y llevado a cabo en las instancias comunales
Derecho Internacional,
27
Sentencia de la Corte Constitucional de Colombia Nº T-349/96 de agosto de 1996.
la Corte Constitucional en este caso. Por el contrario, si se va más allá de
esta conclusión se constata que, incluso, podría considerarse limitado y
parcial limitar las violaciones declaradas por la Corte Constitucional al de-
Corte Interamericana de
Diego García-Sayán
Derechos Humanos
Como señala Bonilla, con razón, este es un tema complejo. Que causa “se
rias tensiones jurídicas y políticas”28 y constituye “… uno de los retos más
importantes que enfrentan actualmente las democracias en todo el pla
neta”.29 Este dato de la realidad, sin embargo, dista de ser un elemento
“anómalo”. Es, por el contrario, una tensión que es parte estructural de la
dinámica contradictoria en cualquier sociedad y lo es más en los Estados
contemporáneos en los que la “demanda democrática” de los distintos sec-
tores de la población tiene cauces más legítimos y de impacto en su actuación
y mecanismos de representación. Y, por su complejidad, es una dinámica
de conflicto que no se puede procesar con soluciones y respuestas estándar
sino que requiere soluciones para cada caso.30
Si bien para Bonilla, “…los derechos humanos son insuficientes para res-
ponder adecuadamente a las exigencias de estas comunidades”,31 es claro
que en el proceso de superación de esas tensiones es una obligación inter-
nacional del Estado garantizar los derechos humanos en una perspectiva
28
Bonilla, Daniel, La Constitución de 1991, la Corte Constitucional y la tensión entre
derechos individuales y diferencia radical. En Lecturas del curso Seminario Nuevos Enfo-
ques Teóricos sobre la Función Jurisdiccional. Maestría en Derecho con Mención en Política
Jurisdiccional. Pontificia Universidad Católica. Profesor Dr. Roger Rodríguez S., p. 153.
29
Bonilla, Daniel, La Constitución multicultural, Ob. Cit., p. 20.
30
Ib. p. 105.
31
Ib. p. 21.
que va más allá de un reduccionismo individualista. Se marca así, pues, una
pauta o “hoja de ruta” como criterio conceptual ordenador.
32
Yatama vs. Nicaragua. Sentencia de 23 de junio de 2005, párr. 185.
33
Bonilla, Daniel, La Constitución multicultural, Ob. Cit., pp. 42-43.
así como la importancia del diálogo intercultural. Este planteamiento abre,
por cierto, un abanico de reflexión pero dista de ser una respuesta operacio-
nal que dote a la institucionalidad pública de las herramientas adecuadas
Corte Interamericana de
Diego García-Sayán
Derechos Humanos
Se puede interpretar con algo de razón, sin embargo, que las obligaciones
internacionales en materia de derechos humanos sí establecen límites a un
pluralismo jurídico irrestricto y, parafraseando a Becerra, sin “condicio-
nes” o irrestricto. Eso es cierto. Hay varios órdenes jurídicos vigentes sobre
los mismos espacios y estos tienen que interactuar y no sólo coexistir en com
partimientos estancos y blindados. Este es probablemente el aspecto esen-
cial del problema.
Derecho Internacional,
Derechos Humanos
34
Bonilla, Daniel, Ob. Cit., p. 157.
35
Ibidem, Ob. Cit., pp. 175-176.
36
Ibidem, Ob. Cit., p. 161.
37
Ibidem, Ob. Cit., p. 158.
ejemplo, en el caso Awas Tingni vs. Nicaragua38 se interpretó que la vía
para garantizar ese derecho lo era la propiedad colectiva en el entendido de
que esa modalidad es aquella que en el espacio étnico específico sirve de cauce
La complejidad del asunto puede verse si se asume, por ejemplo, que los
derechos afectados en este caso resuelto por la Corte Constitucional no que
dan circunscritos a los que menciona la sentencia, en lo que Bonilla califica
como “interculturalismo radical”.39 Abordar la problemática de esta mane-
ra no puede ser entendido como “etnocentrismo” o “eurocentrismo” sino la
organización de los órdenes jurídicos dentro de líneas y cauces que tengan
en cuenta estándares y obligaciones básicas que la comunidad internacio-
nal y los pueblos en su gran mayoría sostiene.
38
Awas Tingni vs. Nicaragua. Sentencia de 31 de agosto de 2001.
39
Bonilla, Daniel, Ob. Cit., p. 169.
40
Caso Ivcher Bronstein (Perú). Sentencia de 6 de febrero de 2001. Párr. 103; Caso del Tri
bunal Constitucional, cit., párr. 70, y Excepciones al Agotamiento de los Recursos Internos
(artículos 46.1, 46.2.a y 46.2.b Convención Americana sobre Derechos Humanos), cit., párr. 28.
En el entendido de que en el ámbito no judicial se puede manifestar una
expresión del poder punitivo, la Corte ha entendido que “las característi-
cas de imparcialidad e independencia […] deben regir a todo órgano encar
Corte Interamericana de
Diego García-Sayán
Derechos Humanos
Democracia, gobernabilidad
y pluralismo jurídico
134
41
Caso Vélez Loor vs. Panamá. Sentencia de 23 de noviembre de 2010. Párr. 108.
delante los derechos de la gente, los sistemas judiciales nacionales dina
mizan y legitiman su papel y, con ello, el del Derecho como instancia
Derecho Internacional,
Derechos Humanos
137
La interpretación y las sentencias de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos:
su fuerza vinculante
Introducción
1
Con la colaboración de Jorge León. 139
Constitución que otorga rango constitucional a los tratados internacionales
sobre derechos humanos; segundo, el artículo 205 que constituye la vía de
acceso al sistema internacional de protección de derechos humanos; y, ter-
Tribunal Constitucional de la
Óscar Urviola Hani
141
Esta tesis se funda en reconocer que “en el Estado constitucional de nuestra
etapa evolutiva la comparación de los derechos fundamentales se convierte
en ‘quinto’ e indispensable método de la interpretación”.3 La tesis aislacio-
nista por su parte prohíbe a los jueces nacionales interpretar los derechos
fundamentales, recurriendo a las decisiones de tribunales o cortes consti
tucionales extranjeros o de tribunales internacionales de los derechos
humanos.4
Nuestra Constitución no prohíbe a los jueces nacionales contar con los ele-
mentos dogmáticos y jurisprudenciales del Derecho comparado al momento
de interpretar los derechos fundamentales que ella consagra. En coheren-
cia con esto, el TC ha asumido la primera tesis. Sobre todo, en la hora
actual, se advierte que su desarrollo jurisprudencial muchas veces se ve
influenciada por las sentencias y resoluciones de otras cortes o tribunales
constitucionales,5 particularmente de la Corte IDH.
2
Vid. al respecto, el Discurso del profesor Gustavo Zagrebelsky pronunciado con ocasión
de los cincuenta años de la Corte Constitucional italiana. En Justicia Constitucional, Revista
de Jurisprudencia y Doctrina, Año II, Núm. 3, enero-junio, Lima, 2006, pp. 391-394.
3
Häberle, Peter, El Estado Constitucional, México D.F.-Lima: UNAM-Fondo Editorial
de la PUCP, 2001-2003, p. 162.
4
Vid. la Ponencia de Antonin Scalia, magistrado del Tribunal Supremo de los Estados
Unidos, dictada el 28 de mayo de 2007, con ocasión del X Aniversario de la Facultad de
Derecho de la UPC.
5
Así por ejemplo, en la STC 7624-2005-PHC/TC (FJ 8) el TC apela a la sentencia dictada
por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en el Caso Kenmache, a fin de considerar
como un parámetro de determinación de la razonabilidad del plazo de detención la “diligen-
cia especial” con la que debe proceder un juez penal en la tramitación del proceso.
En algunas sentencias el TC se ha adherido a la tesis universalista de mane-
ra implícita. Así ha señalado que el principio de interpretación de los dere-
chos fundamentales conforme con el Derecho Internacional de los Derechos
Tribunal Constitucional de la
Óscar Urviola Hani
Humanos, “no se restringe sólo a los tratados en los que el Estado peruano
República del Perú
sea parte (...), sino que comprende también a la jurisprudencia que sobre
estos instrumentos internacionales se pueda haber expedido por los órga-
nos de protección de los derechos humanos”.6
6
STC 4587-2004-AA/TC (FJ 44).
7
STC 3360-2004-AA/TC (FJ 4); STC 729-2003-HC/TC (FJ 5); STC 002-2005-AI/TC
(FJ 45); STC 0027-2005-AI/TC (FJ 34); 0042-2004-AI/TC (FJ 26).
conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y con los
Entiende que éste tiene como finalidad “impedir que los acusados permanez
can largo tiempo bajo acusación y asegurar que ésta se decida prontamente.
8
Esta disposición constitucional es similar al artículo 10.2 de la Constitución Española
de 1978, la misma que señala: “(...) 2. Las normas relativas a los derechos fundamentales y
a las libertades que la Constitución reconoce, se interpretarán de conformidad con la Decla-
ración Universal de Derechos Humanos y los tratados y acuerdos internacionales sobre las
mismas materias ratificados por España”. Sobre este artículo, la doctrina española se ha
planteado las siguientes interrogantes: 1) ¿Los tratados a los que alude el precepto son sólo
aquellos cuyo objeto directo es el reconocimiento y protección de los derechos humanos o
también aquellos otros que sin regular con carácter general esta materia contengan precep-
tos que incidan en los derechos fundamentales y libertades a que alude el artículo 10.2 CE?
2) ¿Debe darse la misma fuerza interpretativa a que obliga el artículo 10.2 CE a las decisiones
de los órganos que instituyen estos tratados para garantizar los derechos que en ellos se
reconocen? 3) ¿Deben constituir también parámetro interpretativo otros textos con relevan
cia jurídica que emitan organizaciones internacionales en las que España esté integrada
aunque estos textos no tengan naturaleza de tratado? Cfr. De Carreras, Francesc. «Función
y alcance del artículo 10.2 de la Constitución». En Revista Española de Derecho Constitu-
cional, Año 20, Núm. 60, setiembre-diciembre, Madrid, 2000, p. 328.
(…) En consecuencia, el derecho a que el proceso tenga un límite temporal
entre su inicio y fin, forma parte del núcleo mínimo de derechos reconocido
por el sistema internacional de protección de los derechos humanos, y, por
Tribunal Constitucional de la
Óscar Urviola Hani
9
STC 549-2004-HC/TC (FJ 4).
10
STC 0217-2002-HC/TC (FJ 2).
11
STC 2798-2004-HC/TC (FJ 8); vid. también STC 1417-2005-AA/TC (FJ 7).
de interpretar el catálogo de derechos y libertades que la Constitución del
Una cuestión final que puede plantearse es si existe una relación de jerar-
quía entre la interpretación del TC con la de la Corte IDH, al convertir la
Constitución a aquél en un intérprete directo de los instrumentos interna-
cionales de derechos humanos de los que el Perú es parte. Consideramos
que más que proponer una relación de jerarquía puede hablarse más bien
de una relación de coordinación e integración, al tener como finalidad ambos
sistemas la protección de la dignidad de la persona humana y de sus dere-
chos y libertades.13
12
STC 02730-2006-AA/TC (FJ 13-14).
13
Landa, César, «Implementación de las decisiones del Sistema Interamericano de Dere-
chos Humanos en el ordenamiento constitucional peruano». En su obra, Constitución y
fuentes del Derecho, Lima: Palestra Editores, 2006, p. 125.
14
STC 00679-2005-AA/TC (FJ 35).
En cuanto a la interpretación ha señalado que no corresponde plantear
“una relación de jerarquización formalizada entre los tribunales internacio-
nes de derechos humanos y los tribunales internos, sino (…) una relación de
Tribunal Constitucional de la
Óscar Urviola Hani
Y esto se ha dado tanto del TC con respecto a la Corte IDH como también a
la inversa. Es el caso, por ejemplo, de la sentencia expedida por ésta en el
Caso Cinco Pensionistas vs. Perú.16 Lo cual expresa una viva interacción
entre la Corte IDH y los órganos jurisdiccionales internos, al ser “un ingre-
diente fundamental en el proceso de traducir en los procesos jurídicos e
instituciones al interior de los países los desarrollos jurídicos e institucio-
nales internacionales en materia de derechos humanos”.17
15
STC 02730-2006-AA/TC (FJ 15).
16
Sentencia de 28 de febrero de 2003, fundamento 103.
17
García-Sayán, Diego, «Una viva interacción: Corte Interamericana y tribunales inter-
nos». En la Corte Interamericana de Derechos Humanos: Un Cuarto de Siglo: 1979-2004.
San José de Costa Rica: CIDH, 2005, pp. 325 y ss.
18
Sentencia de 30 de mayo de 1999.
19
Faúndez Ledesma, Héctor, El Sistema Interamericano de Protección de los Derechos
Humanos. Aspectos institucionales y procesales, San José de Costa Rica: Instituto Intera-
mericano de Derechos Humanos, 3ª edición revisada y puesta al día, 2004, p. 915.
Castro vs. Perú,20 el Estado peruano ha expresado abiertamente su discre-
20
Sentencia de 29 de noviembre de 2006.
21
Vid. Diario El Comercio, edición de 23 de enero de 2007, sección política.
justificación del incumplimiento de un tratado”. Ello se complementa con
lo señalado en el artículo 68.1 de la Convención al prever que “[l]os Estados
Tribunal Constitucional de la
22
Heller, Hermann, La soberanía. México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 2ª edición,
1985, pp. 223 y ss.; Kotzur, Markus. «La soberanía hoy. Palabras clave para un diálogo
europeo-latinoamericano sobre un atributo constitucional moderno». En Peter Häberle y
Markus Kotzur. De la soberanía al Derecho constitucional común: palabras clave para un
diálogo europeo-latinoamericano latinoamericano, México D.F.: UNAM, 2003, pp. 111-112.
23
Salmón, Elizabeth, «Los aspectos internacionales del nuevo Código Procesal Constitu-
cional: una necesaria y prometedora coincidencia». En Cathedra, Espíritu del Derecho,
Revista de los Estudiante de Derecho de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Año
XI, Núm. 12, Lima, 2006, p. 111.
En esa medida el incumplimiento por parte del Estado peruano de las sen-
Aun cuando el artículo 65º de la Convención señala que “[l]a Corte someterá
a la consideración de la Asamblea General de la Organización en cada pe-
ríodo ordinario de sesiones un informe sobre su labor en el año anterior.
De manera especial y con las recomendaciones pertinentes, señalará los
casos en que un Estado no haya dado cumplimiento a sus fallos”, ello no es
suficiente para garantizar el cumplimiento de las sentencias de la Corte IDH.
149
Sin embargo, la inexistencia en la Convención de un mecanismo coactivo
para el cumplimiento de las sentencias de la Corte IDH, de hecho, no priva
a éstas de su fuerza vinculante para el Estado parte. Puede decirse por eso
que el cumplimiento de las sentencias de la Corte IDH depende en mucho
del grado de compromiso del Estado parte de la Convención con el respeto
y garantía de los derechos humanos, y con el propio sistema democrático.
Conclusión
24
STC 02730-2006-AA/TC (FJ 8).
25
Landa, César, Tribunal Constitucional y Estado Democrático, Lima: Palestra editores,
3ª edición corregida y aumentada, 2007, p. 867.
Mientras tanto, la integración jurisprudencial entre los tribunales interna-
cionales y los órganos jurisdiccionales internos viene contribuyendo a for-
talecer el sistema de protección interno y supranacional de los derechos
Tribunal Constitucional de la
Óscar Urviola Hani
150
Segundo capítulo
La protección
de los Derecho Humanos
en el orden interno
La nueva Corte Constitucional
de la República de Turquía
y los Derechos Humanos:
¿van hacia un cambio de paradigma?
Zühtu Arslan
1
Sir John Laws, “Is the High Court the Guardian of Fundamental Constituciónal
Rights?,” (¿Es la Corte Suprema el guardián de los Derechos Constitucionales Fundamenta-
les?), Public Law, (Primavera 1993): 59-79, en 59.
2
Ronald Dworkin, A Matter of Principle, (Un Asunto de Principio) (Cambridge, MA:
Harvard University Press, 1985), p. 11, y Ronald Dworkin, Taking Rights Seriously (Tomando
los Derechos Seriamente), (London: Duckworth, 1977), p. 87. 153
de demandas constitucionales individuales, conjuntamente con otros me-
dios constitucionales para la protección judicial de los derechos humanos.
Corte Constitucional de la
República de Turquía
La Corte Constitucional
de la República de Turquía:
Composición y Poderes
Composición
3
Alec Stone Sweet, Governing with Judges: Constituciónal Politics in Europe, (Gover-
nando con Magistrados: Política Constitucional en Europa) (Oxford: Oxford University
Press, 2000), p. 29.
política y (aún más importante) de destruir los principios básicos de la Re-
veinte años en el sector público, y los jueces de alto rango y fiscales deberían
Zühtu Arslan
Funciones y facultades
Siendo el Tribunal de más alto rango en el país, las sentencias de la CCT son
definitivas y legalmente vinculantes para todas las ramas del poder del Es-
tado. La CCT asume cuatro tareas y facultades principales. Primero, revisa
la constitucionalidad de las leyes, decreta leyes y el reglamento del Parla-
mento. Segundo, da su fallo sobre casos que involucran a políticos específi-
cos y altos funcionarios gubernamentales por delitos relacionados con sus
funciones. Tercero, la Corte Constitucional tiene autoridad para disolver a
los partidos políticos. Y finalmente, se otorgó a la CCT recientemente, poder
para recibir peticiones individuales sobre violaciones a derechos humanos.
4
Artículo 18 Provisional de la Constitución, que entró en vigor después del referendum
que tuvo lugar el 12 de septiembre de 2010, que cuenta con dos disposiciones transitorias
importantes. Primero, estipula que los miembros sustitutos de la Corte Constitucional se
convertiría automáticamente en miembros regulares. Y segundo, establece que los miemros
que ya están en funciones en la Corte, se jubilarán a los 65 años de edad sin tener que suje-
tarse al plazo de doce años.
5
Ergun Özbudun, “Restructuring of the Corte Constitucional” (Reestructuración de la
Corte Constitucional), Serap Yazıcı (ed.), A Judicial Conundrum: Opinions and Recommen
dations on Constituciónal Reform in Turquía, (Una Encrucijada Cosntitucional) (İstanbul:
TESEV Publications, 2010), p. 14. Se puede encontrar el texto completo de este libro de
www.tesev.org.tr
Una breve explicación de estos cuatro poderes de la CCT ayudará a enten-
6
Sobre la revisión de las reformas constitucionales ver Kemal Gözler, Judicial Review of
Constitutional Amendments: A Comparative Study, (Revisión Judicial de las Enmiendas
Constitucionales) (Bursa: Ekin Press, 2008). Se puede encontrar el texto completo de este
libro de www.anayasa.gen.tr/jrca-1.htm.
7
De acuerdo con la Constitución de 1982, la CCT invalidó las enmiendas constituciona-
les en dos ocasiones. La primera, la Corte anuló las disposiciones enmendadas del artículo
10 y 42 de la Constitución dirigidas a eliminar la “prohibición de usar chador” en las universi
dades. La segunda, en 2010 la CCT también invalidó algunas disposiciones de la Constitución
relacionadas con los procedimientos para elegir a los miembros de la Corte Constitucional,
y con los procedimientos para elegir y ciertas calificaciones de los miembros del Consejo
Supremo de Jueces y Fiscales. Ver respectivamente, E. 2008/16, K.2008/116, K.T. 5.6.2008,
y E.2010/49, K.2010/87, K.T. 7.7.2010.
“la revisión de las enmiendas constitucionales en términos del fondo se de-
ben limitar a la consideración de si las enmiendas destruirán o socavarán
los principios no reformables de la Constitución”.8
Corte Constitucional de la
República de Turquía
Zühtu Arslan
Debe tomarse nota de que la CCT puede invalidar leyes comunes y decretos
ley por mayoría absoluta, mientras que es necesario contar con una mayo-
ría calificada de dos tercios de los miembros que asisten a la sesión para
anular enmiendas constitucionales (artículo 149).
8
Anayasa Mahkemesi Kararlar Dergisi (AMKD), (Decisions of Constituciónal Court),
(Decisiones de una Corte Constitucional) 47/2 (2010), p. 1161.
9
Zühtü Arslan, “Conflicting Paradigms: Political Rights in the Turkish Constitutional
Court” (Paradigmas en Conflicto: Derechos Políticos en la Corte Constitucional de la Repú-
blica de Turquía), Critique, 11/1, (Primavera 2002): 9-25. Respecto al enfoque de la CCT de
los partidos políticos en comparación con los juicios de la Corte Europea de Derechos Hu-
manos ver también a Ergun Özbudun, “Party Prohibition Cases: Different Approaches by
the Turkish Constitutional Court and the European Court of Human Rights” (Casos de Prohi
bición de Partido: Diferentes Enfoques por la Corte Constitucional de la República de
Las enmiendas constitucionales de 2010 han introducido cambios impor-
160
161
Número de
Derechos y Libertades
violaciones
Derecho a la vida — privación de la vida (art.2) 92
Falta de investigación efectiva (art. 2) 138
Prohibición de la tortura (art. 3) 29
Tratamiento inhumano o degradante (art.3) 243
Falta de investigación efectiva (art. 3) 135
Derecho a la libertad y seguridad (art. 5) 554
Derecho a un juicio justo (art. 6) 729
Duración de los procesos (art. 6) 493
Incumplimiento de la ley (art. 6) 37
Derecho al respeto de la vida privada y familiar (art. 8) 83
Corte Constitucional de la
República de Turquía
Sin embargo, este es solo un lado de la moneda. Debemos ver el otro lado
más brillante de los fallos de violación. En realidad, desde que se reconoció
la competencia judicial, la Corte Europea de Derechos Humanos ha contri-
buido de manera muy significativa a proteger y promover mejor los dere-
chos humanos en Turquía. Los fallos por violación de la Corte instaron a
Turquía a reformar sus reglas legales incluyendo la Constitución, y ajustarse
a la práctica de los agentes estatales para cumplir con los requerimientos
de los derechos humanos. Para dar unos cuantos ejemplos, abolir la pena de
muerte, restringir la jurisdicción del sistema judicial militar, abolir las Cortes
de Seguridad Estatal, levantar algunas prohibiciones a los partidos políti-
cos, y más recientemente la introducción de las demandas constituciona
les, que han sido resultados directos de la jurisprudencia de la Corte de
Estrasburgo.
Solo aquellas personas que alegan que han sido violados sus derechos rea-
les y personales, y que son la victima directa de esta violación, tienen dere-
cho a esta petición individual. Las personas legales de conformidad con la
Ley Privada también tienen derecho a petición individual, pero se excluye a
las personas morales públicas. Los extranjeros no pueden presentar deman
das constitucionales sobre derechos que se otorgan solamente a ciudada-
nos turcos (art. 46).
11
La CCT empezó a recibir demandas individuales desde el 23 de septiembre de 2012.
El asunto es muy sencillo y claro: ¿Convertirán las demandas constitucionales
a la Corte Constitucional de la República de Turquía en una corte nacio
nal de derechos humanos? La respuesta depende del éxito de la implanta-
Corte Constitucional de la
República de Turquía
12
European Commission for Democracy Through Law (Comisión Europea de la Demo-
cracia por medio de la Ley) (Venice Commission), “Opinion on the Law on the Establish-
ment and Rules of Procedure of the Constituciónal Court of Turkey” (Opinión sobre la Ley
en el Establecimiento y Reglas de Procedimiento de la Corte Constitucional de Turquía),
CDL-AD(2011)040, Estrasburgo, 18 Octubre de 2011.
13
Ver Zühtü Arslan, “Reluctantly Sailing Towards Political Liberalism: The Political Role
of the Judiciary in Turkey” (Navegando con Renuencia hacia el Liberalismo Político: El Papel
Político del Judicial en Turquía), Terence C. Halliday, Lucien Karpik and Malcolm M. Feeley
(eds.), Fighting for Political Freedom: Comparative Studies of the Legal Complex and
Political Liberalism, (Luchando por la Libertad Política: Estudios Comaprativos del Com-
plejo Legal y el Liberalismo Político) (Oxford: Hart Publishing, 2007), 219-245.
están violando la Constitución y también estarán violando esta Convención
(de Derechos Humanos)”.14 Aun cuando, la CCT cada vez usa más la juris-
prudencia de la Corte de Estrasburgo en sus fallos, no ha incorporado la
Corte Constitucional de la
República de Turquía
Conclusión
14
E. 1991/2, K.1992/1, K.T. 10.7.1992, AMKD, 28/2. p. 809.
Corrección judicial efectiva
y mayor transparencia:
Consecuencias de legitimidad para el
Tribunal Constitucional de Georgia
George Papuashvili
Introducción
Características institucionales
del Tribunal Constitucional de Georgia
Georgia se ubica en la región del Cáucaso, en los límites entre Europa y Asia
y su población es de 4.4 millones de personas. El 9 de abril de 1991, poco
antes del colapso de la Unión Soviética, Georgia declaró su independencia.
La Constitución de Georgia se adoptó en 1995; no obstante, en el año 2003
Georgia enfrentó serios problemas económicos y el fracaso político en la
adopción de reformas. Después del 23 de noviembre de 2003, Georgia entró
en la historia con el nombre “Revolución de las Rosas”, misma que dio como
resultado importantes y rápidas reformas promovidas por el nuevo gobier-
no del país. El proceso de reformas aún continúa y requerirá de un redo
blamiento de esfuerzos para alcanzar las metas propuestas. 167
En fechas recientes, celebramos tres importantes eventos para la historia
de Georgia, desde el punto de vista legal y político: El primero de éstos es
Corte Constitucional de Georgia
La sede oficial del Tribunal era la capital de Georgia: Tbilisi. Sin embargo, la
sede del Tribunal se pasó a Batumi en el año 2006; Batumi es el centro
administrativo de la República Autónoma de Adjara, ubicada en el occidente
de Georgia, a orillas del Mar Negro. El cambio de sede del Tribunal Consti-
tucional, al pasar de Tbilisi a Batumi, es un indicador importante de la vi-
Consecuencias de legitimidad...
gencia de la política descentralizadora, y tiene una influencia positiva en la
y mayor transparencia:
fuerza institucional y la independencia del Tribunal. El Tribunal Constitu-
cional se desplazó lejos del centro activo de la política, con miras a dismi-
nuir el riesgo de que se le utilizara con fines políticos populistas. Al mismo
tiempo, la transferencia de la sede del Tribunal también fue de naturaleza
simbólica, pues la primera Constitución de Georgia, que data de 1921, se
promulgó en Batumi.
Acceso a la Justicia
Consecuencias de legitimidad...
que se hubieran violado sus derechos y libertades. Con la introducción, en el
y mayor transparencia:
año 2002, de enmiendas legislativas a la Ley del Tribunal Constitucional de
Georgia, la base legal para someter cuestiones a la consideración del Tribu-
nal Constitucional se ha ampliado. De esta forma, tanto ciudadanos como
personas legales tienen el derecho de solicitar al Tribunal Constitucional su
intervención si consideran que se han violado directamente sus derechos y
libertades. El Tribunal tuvo que lidiar con esta cuestión en el año 2007,
pues hubo un demandante de orden constitucional que argumentaba sobre
una futura violación de su derecho a la privacidad por vía de la Ley de Georgia
sobre Actividades de Investigación de Operativos, que contempla la posibi-
lidad de intervenir comunicaciones sin contar para ello con la orden de un
juez. El Tribunal sostuvo que, a pesar de la falta de posibilidades de poder
probar una violación directa del derecho a la privacidad del demandante, la
violación de sus derechos por la normativa cuestionada era realista y po
dría darse en el futuro. Por lo tanto, el Tribunal aceptó considerar la queja
de orden constitucional. 171
Consecuencias de legitimidad...
tencia se ha dado en Georgia desde 1995. La última vez que esto se discutió
y mayor transparencia:
en serio fue en el año 2009, cuando se estaban redactando ciertas enmien-
das constitucionales. A pesar de que el grupo de trabajo consideró este
asunto, el mismo no se vio reflejado en las reformas constitucionales del
año 2010. Sin embargo, este asunto continúa siendo objeto de discusión
entre legistas y grupos políticos.
Por todo lo anterior y como resulta fácil ver, el reconocimiento de los dere-
chos de los extranjeros a tener acceso al Tribunal Constitucional contribuyó
de manera importante al desarrollo de los derechos de extranjeros y apá
tridas en el ámbito del orden constitucional legal de Georgia.
Consecuencias de legitimidad...
y mayor transparencia:
El acceso a la Justicia —en este caso específico, el acceso al Tribunal Cons-
titucional— también se facilitó en el contexto de los requisitos técnicos
establecidos para la presentación de quejas de orden constitucional. Por
ejemplo, conforme al artículo 16 (1) de la Ley de Georgia sobre Procesos
Legales Constitucionales, una queja de orden constitucional debe consti-
tuirse de conformidad con la forma de solicitud adoptada el 18 de abril de
2011, con base en la resolución # 81/3 del Pleno (Gran Cámara) del Tribu-
nal Constitucional. Las directrices prácticas que contienen la forma de soli-
citud ayudan a los ciudadanos a presentar sus quejas de orden constitucional
sin necesidad de ayuda externa. De este modo, facilitan la tarea de presen-
tar la queja en términos que cumplan con los criterios para su admisibili-
dad. En última instancia, las directrices simplifican el acceso a la justicia.
Transparencia judicial
175
Hablando con justicia debe decirse que no existe línea divisoria alguna entre
los ciudadanos (individuos) y el Tribunal Constitucional de Georgia. El Tri-
bunal, mediante una administración interna y también mediante enmien-
das legislativas, continúa promoviendo el aumento de la transparencia en sus
procederes. En este contexto, me gustaría enfatizar dos asuntos importan-
tes: el primero, el acceso a la información sobre el Tribunal; y el segundo,
los esfuerzos del Tribunal por promover y favorecer el desarrollo de formas
incluyentes de gobierno.
Consecuencias de legitimidad...
nal Constitucional siempre los ha estudiado cuidadosamente lo que, en
y mayor transparencia:
algunos casos, también se ha visto reflejado en sus fallos.
Consecuencias de legitimidad...
legistas de las mejores universidades de los EE.UU., del Reino Unido y de
y mayor transparencia:
otros países europeos. De este modo, el Tribunal hace todos los esfuerzos
posibles para contribuir al desarrollo de la educación legal también en
Georgia.
Conclusión
Referencias
Boulanger, in the Book Spreading Democracy and Rule of Law. The impact
of EU enlargement on the rule of law, democracy and constitutionalism
in post-communist legal orders, Sadurski (editor) (2005).
180
Elke Luise Barnstedt, Judicial Activism in the Practice of the German Fede-
ral Constitutional Court: Is the GFCC an Activist Court? Juridica Inter-
national, 2007, vol. XIII, pp. 38- 46.
Leyes Normativas
Consecuencias de legitimidad...
▪ Ley Orgánica del Tribunal Constitucional de Georgia del 31 de enero de
y mayor transparencia:
1996.
▪ Constitución de Georgia del 24 de agosto de 1995.
181
Estándares internacionales
para la protección de los Derechos
Humanos en la práctica del
Tribunal Constitucional
de la Federación de Rusia1
Vladimir Yaroslávtsev
1
Traducción al español hecha por el mismo Juez. 183
la Federación de Rusia que no entraron en vigor (artículo 125, párrafo 2 de la
Constitución de la Federación de Rusia; artículo 3 de la Ley Federal Cons
Tribunal Constitucional de Rusia
dos por la discordancia entre las disposiciones del Convenio Europeo para
Vladimir Yaroslávtsev
Así, la sentencia que fue adoptada por el Tribunal Europeo de Derechos Hu
manos el 7 de octubre de 2010 en el caso “Konstantín Markin vs. Rusia”,
188 provocó un problema jurídico muy serio, referente a la interpretación de la
norma de la Legislación nacional elaborada por el Tribunal Constitucional,
y la del Сonvenio Europeo de la Protección de los Derechos Humanos y
Libertades Fundamentales aprobada en lo sucesivo por el Tribunal Europeo
de Derechos Humanos, que resultó en la incompatibilidad de dicha nor
ma de la Legislación nacional con el Convenio Europeo para la Protección
de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales.
En la resolución de este problema hay que partir de la tesis, que las normas
constitucionales tienen prioridad en lo relativo a las normas del Derecho
Internacional incluidas en el sistema jurídico nacional. En todo caso del
contenido del artículo 15 de la Constitución de la Federación de Rusia en su
enlace con los artículos 17 (parte 1), 46 (parte 3) y 125 de la Constitución de
la Federación de Rusia no se deriva la prioridad de la interpretación del tra
tado internacional, aprobada por el órgano supranacional, sobre la de la norma
de legislación interna que ha sido elaborada por el Tribunal Constitucional.
Como se sabe a fines de marzo de 2012 la Gran Sala del Tribunal Europeo
de Derechos Humanos aprobó la nueva decisión en el asunto Markin, en
que fueron eliminados los requerimientos de cambio de la legislación na
cional y fue suavizada considerablemente la polémica con las concepciones
aplicadas en el marco del sistema jurídico nacional (en particular con las
posiciones del Tribunal Constitucional).
La metodología que fue usada por la Gran Sala del Tribunal Europeo de
Derechos Humanos distinguía dicha decisión de la resolución adoptada el
7 de octubre de 2010. Evitando en general la polémica con las posiciones
jurídicas del órgano nacional de la Justicia Constitucional, el Tribunal se
centró en la investigación de eventos incluso nuevos presentados por las par
tes, y también en el análisis de aplicabilidad de las normas del Convenio
Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades
Fundamentales. Una circunstancia definitivamente positiva que también
tenemos que notar es que al considerar todas las peculiaridades específicas
del servicio militar (esto fue el argumento principal en favor de la posición del
Tribunal Constitucional), la Gran Sala del Tribunal Europeo de Derechos
Humanos tomó la decisión de abstenerse de formular las recomendaciones
de cambio de la legislación relativa al estatuto social de militares en la Fede
Tribunal Constitucional de Rusia
190
La interpretación constitucional
a través de la jurisprudencia
Consejo Constitucional
del
del Reino de Marruecos
—Caso de los Derechos Humanos—
Mohamed Achargui
1
Cf. Babacar Kanté, les méthodes et techniques d’interprétation de la Constitution :
«ejemplo de los países de África occidental francófona» en « L’interprétation constitution-
nelle s/ la direction de Ferdinand Mélin-Soucramanien », Dalloz, 2005, p. 162. 191
No obstante, entre las normas de referencia a las que se aferran los jue
ces constitucionales, figuran en primer lugar las disposiciones relativas a
Consejo Constitucional del Reino
2
Se trata de la concepción moderna de la Constitución. La idea, por así decirlo, de que la
Constitución contiene un proyecto detallado de “sociedad justa”, evidentemente favorece
la aplicación directa de la Constitución por cualquier juez y en cualquier controversia. Tal
concepción, como hemos podido subrayar, a día de hoy está muy extendida en el pen
samiento jurídico occidental: parece justificada por el contenido de numerosas Constitu
ciones contemporáneas, particularmente después de la Segunda Guerra Mundial, al incluir
—al lado de normas sobre la organización política del Estado— principios generales y nor-
mas de programas, que pueden ser objeto de numerosas “materializaciones”. Véase a este
respecto: Riccardo Guastini, l’interprétation de la Constitution, en « Traité international de
droit constitutionnel », Paris, Dalloz, 2012, p. 476.
3
El profesor Luchaire ha destacado, a propósito de Francia, que “el Consejo Constitu
cional siempre considerado como “un cañón dirigido contra el Parlamento” o como “el
regulador de las actividades de los poderes públicos” aparece hoy como el defensor —por
lo menos esporádicamente— es decir cuando al mismo se invoca a propósito de los derechos
y libertades del ciudadano frente al poder. Este segundo aspecto de la misión del Consejo
pareciera más importante que el primero en la medida en que la mayoría parlamentaria
coincide con la mayoría presidencial, porque los conflictos de competencia entre los órganos
legislativo y ejecutivo toman entonces un aspecto relativamente menor; cuando la ley ya
no aparece únicamente como un acto del Parlamento sino como la voluntad de un gobierno
seguido por una mayoría fiel, los derechos y libertades del ciudadano exigen una protección
claramente más importante” cf. Luchaire, Melanges Marcel Waline, Paris, L.G.D.J, 1974,
p. 563.
tución marroquí del 29 de julio de 2011. Por esta razón, parece oportuno
presentar en primer lugar los logros de la nueva Constitución, particular-
La interpretación constitucional
mente en materia de los derechos humanos, así como las líneas maestras del
Metodología de la interpretación
En primer lugar, hay que subrayar que lo que más favorece el poder de in-
terpretación de la Constitución por el Consejo, es su estatuto de jurisdic-
ción especializada independiente de los tres poderes clásicos del Estado, al
igual que la autoridad de sus decisiones que no admiten ningún recurso y se
imponen a los poderes públicos y a todas las autoridades administrativas y
jurisdiccionales, lo que otorga a estas decisiones una innegable fuerza abso-
luta y por consiguiente impide su revisión (Dec. núm. 408/2000 — Dec.
núm. 250/1998).
a) Las referencias
La interpretación constitucional
ve a encontrarse en la nueva Constitución para el Tribunal Constitucional
196 las mujeres (en el seno de la Cámara de Representantes) 60 escaños sin ser
restringidos a un límite de edad, dictando de este modo disposiciones lega-
les que tienen por objetivo hacer que las mujeres candidatas se beneficien
de las disposiciones particulares capaces de realizar un objetivo constitu-
cional, a saber, el de ofrecer a las mujeres ocasiones reales de asumir
funciones electas, en aplicación de las disposiciones del artículo 19 de la
Constitución que precisa que “el Estado obra por la realización de la pari-
dad entre hombres y mujeres” y del artículo 30 que afirma explícitamente
que “la ley prevé disposiciones capaces de favorecer el acceso igualitario
de las mujeres y los hombres a las funciones de cargos electos” (Dec. núm.
817/2011).
La interpretación constitucional
a través de la jurisprudencia
de la Dec. núm. 819 en la cual el Consejo rechazó la dimisión presentada
por 17 miembros de la Cámara de Consejeros antes de finalizar el período
legal de su mandato y en vísperas de las elecciones legislativas de la Cá-
mara de Representantes. Para el Consejo, “esta dimisión, además del hecho
de perjudicar a la institución parlamentaria al introducir la diferencia entre
las dos cámaras del Parlamento, constituye un comportamiento incom
patible con los valores y los principios constitucionales que buscan el re-
fuerzo de las instituciones constitucionales a través de la consolidación de
los principios de probidad, de responsabilidad y de correlación entre los
derechos y los deberes. Tal comportamiento puede perjudicar la credibili-
dad de la institución parlamentaria y la confianza de los ciudadanos en esta
última” (Dec. núm. 819/2011).
de Marruecos
La interpretación constitucional
chos fundamentales.
20/1964).
de Marruecos
Así pues, el Consejo Constitucional sanciona todos los hechos que pueden
viciar la libertad de escrutinio y que, por consiguiente, limitan la libertad de
elegir de los electores: “considerando que estos hechos cometidos, que han
viciado la libertad de escrutinio, por las maniobras fraudulentas que com-
portan, pueden inducir a la duda en el alcance de la libertad otorgada a los
electores para expresar su voluntad…” (Dec. núm. 393/2000 y también la
La interpretación constitucional
Dec. núm. 704/2008 y 646/2007).
la ley núm. 06-02 que modifica y completa la Ley Orgánica núm. 31-97)
como “contraria a la libertad de voto, a la igualdad entre los electores y
entre las listas electorales”, disposiciones que por consiguiente “no se con-
forman con la Constitución” (Dec. núm. 475/2002).
de Marruecos
La interpretación constitucional
Por otra parte, esta decisión ha sido saludada por la mayor parte de los
partidos políticos que la consideraron como un logro muy significativo para
el refuerzo del sistema democrático en Marruecos.
Conclusión
el Reino.
Mohamed Achargui
de Marruecos
204
La interpretación constitucional
frente a los poderes del Estado
El-Hachemi Addala
Finalmente, esto nos lleva a pensar que comprendemos por “los poderes
del Estado”, al poder legislativo, al poder ejecutivo y al poder judicial.
República de Argelia
* (1) y (2), “Le juge constitutionnel et la technique des décisions interprétatives en France
et en Italie”, (El juez constitucional y la técnica de las decisiones interpretativas en Francia
y en Italia), Thierry Di Manno, Económica-PUAM, abril 1997, publicado en internet.
fundamental es adoptada por referéndum, el pueblo habiendo adoptado en
ese caso, un texto y no “intenciones”. En ese momento el texto fundamental
La interpretación constitucional
frente a los poderes del Estado
“se escapa” a sus autores, sigue su propia dinámica y puede o debe necesa-
riamente evolucionar más allá de su contexto histórico.
Está claro que “la ley no expresa la voluntad general más que en el respeto
de la Constitución” según un principio consagrado por la jurisprudencia del
Consejo Constitucional francés, retomado por diversos autores, entre ellos
H. Kelsen: “Y si el sentido y el alcance concreto de un texto no se deducen
siempre de su lectura literal, el legislador está obligado al respeto de una
jurisprudencia constitucional que explicita y prolonga la ley fundamental”.
La voluntad general no se forma entonces por el solo voto de la ley, sino tam
bién por la eficacia que le confiere la posición del juez constitucional, sin
que este último pueda substituirse al legislador.
Sin embargo, para las leyes orgánicas (que hicieron su aparición con la
Constitución de 1996), y antes de su promulgación, el Presidente de la Repú
blica recurre al Consejo Constitucional para opinión, y toda disposición de-
clarada no conforme a la Constitución no puede ser mantenida en el cuerpo
de la ley, objeto de este recurso. Esta opinión es obligatoria (decisiva).
República de Argelia
208
dad de todos ante de la ley.
La interpretación constitucional
frente a los poderes del Estado
y completado, el Consejo Constitucional resolvió no conforme a la Consti-
tución una de sus disposiciones, previendo la creación de Comisiones Ad-hoc
sin conocimiento del artículo 161 de la Constitución que establecía que la
orden del día de las sesiones públicas o a puerta cerrada, se decidía por
la oficina de cada sala en acuerdo con el Gobierno, motivo por el cual esta
disposición fue tomada sin tener en cuenta artículo 116 de la Constitución.
República de Argelia
La interpretación constitucional
frente a los poderes del Estado
declarar una disposición conforme a la Constitución, a condición de confor-
marse rigurosamente a la interpretación que fue hecha por el Consejo
Constitucional. (Ver en este sentido a título de ejemplo la opinión Núm.
08/A.L.O/C.C/99 de 21 de febrero de 1999, y la opinión Núm. 02/D.O/C.C/2000
de 27 de febrero de 2000).
República de Argelia
En conclusión:
Gracias a instituciones cuyos textos fundadores datan del siglo XIII, el pe-
queño principado de Andorra conoció siete siglos de vida pacífica, sin nin-
guna guerra con los Estados vecinos ni conflictos de carácter civil y, por lo
mismo, sin causas mayores de perjuicio a los derechos humanos. Esto hasta
1993 en que adoptó su actual Constitución. Constitución moderna, demo-
crática y garante de los derechos y libertades consagrados en su Título II
que, además, integra al derecho andorrano la Declaración Universal de los
Derechos Humanos.
El recurso judicial puede dirigirse contra los actos de los poderes públi
cos, incluso de las autoridades jurisdiccionales, que lesionan derechos
fundamentales.
La protección constitucional
cho lo cual, en la práctica el Tribunal se pronuncia sin retrasos significativos
en el Principado de Andorra
de los Derechos Humanos
y respeta, salvo raras excepciones, el plazo de dos meses previsto por el ar-
tículo 91-2 de la Ley Calificada del Tribunal Constitucional a partir de la fecha
de admisibilidad del recurso judicial.
ficada del Tribunal Constitucional), pero esta exigencia fue suavizada por la
jurisprudencia constitucional.
de Andorra
Por otro lado, pero aquí de nuevo de manera clásica, la admisibilidad del
recurso judicial está subordinada a diversas condiciones de forma: identifi-
cación del demandante, capacidad procesal, representación de este, expo
sición de los hechos, acto contra el que está dirigido el recurso, persona u
órgano a quien se imputan los hechos, fundamento jurídico de la demanda,
definición de esta.
216
La falta de una o varias de estas condiciones implica la inadmisibilidad del
recurso (artículo 36 de la Ley Calificada del Tribunal Constitucional), pero
según el artículo 37-1 de la misma ley, el Tribunal Constitucional puede pedir
la reparación del vicio de forma.
El desarrollo de la instancia
La protección constitucional
que hayan sido parte en el proceso llevado a cabo ante la jurisdicción ordi-
en el Principado de Andorra
de los Derechos Humanos
naria, a fin de que, en un plazo inferior a quince días hábiles, presenten sus
argumentos y reclamaciones al recurso. Recibido este escrito, se abre una
nueva fase de conclusiones que permite a las partes, en un plazo de seis
días, presentar sus conclusiones. Después, el Tribunal Constitucional, tras
haber estudiado todos los escritos presentados por las partes, deliberará
sobre el asunto.
derecho. La Ley Calificada del Tribunal Constitucional exige que sean mo-
tivados, notificados a las partes y publicados en el Boletín oficial del princi-
de Andorra
pado de Andorra.
La protección constitucional
en el Principado de Andorra
de los Derechos Humanos
En este tipo de caso particular, el Tribunal Constitucional puede decidir, ya
sea denegar la solicitud de protección, ya sea conceder total o parcialmente
la protección constitucional.
caso 2001-3-RE).
Pierre Subra de Bieusses
Dicho lo cual, en virtud de las disposiciones que figuran en los artículos 99,
100 y 101 de la Constitución, el recurso de inconstitucionalidad contra leyes
es susceptible de aplicarse, por ejemplo, por iniciativa de una quinta parte de
los miembros del Consejo General (el Parlamento), del Jefe del Gobierno o
también de las tres comunas (artículo 99).
La protección constitucional
en el Principado de Andorra
de los Derechos Humanos
▪ Como ya se señaló anteriormente, se ofrece la posibilidad para el tribunal
de jurisdicciones ordinarias que tuviera dudas acerca de la constitucionali-
dad de una ley o de un decreto de delegación legislativa, cuya aplicación es
indispensable para la resolución del litigio, de que el Tribunal Constitucio-
nal atraiga una cuestión prejudicial (artículos 100 de la Constitución y 52
de la Ley Calificada del Tribunal Constitucional).
las conclusiones por las partes y, en todo caso, en un plazo máximo de dos
Pierre Subra de Bieusses
Por otro lado, para toda persona que fue objeto de decisiones administra
tivas fundadas en la disposición declarada inconstitucional, el Tribunal
Constitucional puede de inmediato atraer un recurso judicial por descono-
cimiento de los derechos fundamentales, basándose en esa decisión.
El sistema español de protección
jurisdiccional de los Derechos
Fundamentales: el papel del
Tribunal Constitucional
1
(STC 11/1981 de 8 de abril).
2
(SSTC 5/1981 de 13 de febrero, y 77/1985 de 27 de junio).
3
(SSTC 31/1981 de 28 de julio, 145/1988 de 12 de julio, 49/1999 de 5 de abril, o 162/2002
de 16 de septiembre).
en primer lugar; pero también para los cientos o miles de personas que se
ven sometidas a la norma cuestionada. Por ejemplo, la legislación que cas-
Tribunal Constitucional de España
4
(SSTC 59/2008 de 14 de mayo, y 45/2009 de 19 de febrero).
Estos derechos reflejan valores y son elementos configuradores por su ca-
poderes públicos”, que “sólo por ley que, en todo caso deberá respetar su
Pascual Sala Sánchez
Por esta vía procesal, aunque no únicamente por ella, el Tribunal ha ejercido
su tarea de supervisión del Poder Legislativo respecto de sus actos sin valor
de Ley, del Poder Ejecutivo y del Poder Judicial. A través de esta vía, pues,
el Tribunal ha constitucionalizado la vida pública y política, pero también la
vida social y privada, extendiendo la defensa y protección de los derechos
fundamentales a las relaciones entre particulares tras haber intervenido un
poder público, generalmente el judicial. En efecto, el recurso de amparo
constitucional ha demostrado ser una herramienta muy valiosa para deli-
mitar el contenido de los derechos fundamentales y, especialmente en los
años iniciales de la jurisprudencia constitucional, para contribuir a adecuar
la jurisprudencia de los Jueces y Tribunales ordinarios a los principios y
valores constitucionales.
Amparo judicial
Amparo constitucional
231
A través del recurso de amparo constitucional, el Tribunal Constitucional
se convierte en garante máximo de las libertades y los derechos fundamen-
tales. Se trata de un recurso que procede ante la vulneración de cualesquiera
de los derechos de especial protección reconocidos en los artículos 14 a 30 de
la Constitución, que puede ser interpuesto por cualquier persona, nacional
o extranjera, física o jurídica, frente a violaciones de estas libertades y dere-
chos originadas por disposiciones, actos jurídicos, omisiones o simples vías
de hecho de los poderes públicos. Es un recurso de carácter subsidiario, por
lo que requiere el agotamiento de la vía judicial previa, en la que habrá de
haberse invocado el derecho vulnerado, a fin de que los órganos judiciales ha
yan podido pronunciarse sobre la vulneración alegada.
en la Constitución Española
Pascual Sala Sánchez
36/1991 al declarar que “esta norma se limita a establecer una conexión entre
nuestro propio sistema de derechos fundamentales y libertades, de un lado,
y los Convenios y Tratados internacionales sobre las mismas materias en
los que sea parte España, de otro. No da rango constitucional a los derechos
y libertades internacionalmente proclamados en cuanto no estén también
consagrados por nuestra propia Constitución, pero obliga a interpretar
los correspondientes preceptos de ésta de acuerdo con el contenido de dichos
Tratados o Convenios, de modo que en la práctica este contenido se con-
vierte en cierto modo en el contenido constitucionalmente declarado de los
derechos y libertades que enuncia el capítulo segundo del título I de nuestra
Constitución”.
Conclusión
236
El Tribunal Constitucional de España ha sido una institución clave en la
consolidación de la democracia mediante la garantía, la difusión y el arraigo
en la sociedad y en las instituciones españolas de los valores constituciona-
les, garantizando la adecuación del ordenamiento jurídico a la Constitución
e interpretando ésta de acuerdo con las normas internacionales sobre dere-
chos humanos. La doctrina del Tribunal ha constituido por lo tanto un
potente vehículo de impregnación del ordenamiento jurídico por estos valo
res; y, mediante esa labor de interpretación constitucional, ha garantizado
la supremacía de la Constitución sobre la ley e impedido que la Constitu-
ción se redefiniera a través de normas subordinadas, tentación presente en
ocasiones en los legisladores.
Los “Derechos Humanos” son derechos de valor universal que les son recono
cidos a los seres humanos como tales en el marco del derecho internacional,
independientemente del modo en que estén asentados en determinados
ordenamientos constitucionales. Por tanto son también, ante la Constitu-
ción de la República Portuguesa (en lo sucesivo “CRP”) “derechos fun
damentales” ya que están ampliamente resaltados y protegidos en dicha
Constitución.
1
Informe presentado por el Presidente del Tribunal Constitucional de Portugal, Juez
Joaquim de Sousa Ribeiro, elaborado con la colaboración de la Letrada Esperança Mealha. 237
un sistema cerrado de derechos fundamentales. En efecto, el artículo 16,
apartado 1, establece que “los derechos fundamentales consagrados en la
Tribunal Constitucional de Portugal
Joaquim de Sousa Ribeiro
2
Cfr. Jorge Miranda/Rui Medeiros, Constituição Portuguesa Anotada, I, 2da edición,
2010, p. 276. Como se enfatiza aquí, la Constitución establece incluso una responsabilidad
específica del Estado en relación con los inmigrantes. Dicha responsabilidad queda estable-
cida por lo dispuesto en el art. 74, apartado 2, inciso f) que estipula que le corresponde al
Estado “garantizar para los hijos de los inmigrantes un apoyo apropiado para el debido
respeto de la garantía del derecho a la enseñanza”.
permitida tratándose de delitos que se castigan en el Estado requirente por
“la pena de muerte o alguna otra pena que resulte en una lesión irreversible
de la integridad física” (artículo 33, apartado 6 de la CRP). La extradición
Reporte Nacional
por un delito castigado con una pena o medida de seguridad que limite la
libertad por un periodo perpetuo o indefinido está permitida solamente
bajo ciertas condiciones, incluyendo que el Estado solicitante “ofrezca
garantías de que dicha pena o medida de seguridad no será aplicada o eje-
cutada” (artículo 33, apartado 4). Según el apartado 8 del mismo artículo,
la Constitución Portuguesa otorga también una generosa garantía del derecho
de asilo “a los extranjeros o apátridas perseguidos o bajo amenazas gra
ves de persecución como consecuencia de su actividad a favor de la demo-
cracia, de la liberación social y nacional, de la paz entre los pueblos, de la
libertad y de los Derechos Humanos” (cursivas añadidas).
3
La Sentencia núm. 417/95 tuvo origen en un pedido de extradición de la República Popular
de China, relativo a un ciudadano chino detenido en Macao; la Sentencia núm. 1146/1996
ha declarado la inconstitucionalidad, con fuerza obligatoria general, de una norma vigente
en el territorio de Macao que permitía la extradición por crímenes sancionados en el Es
tado requirente con la pena de muerte, existiendo garantía de su substitución, aunque
cuando, según el ordenamiento penal y procesal penal del Estado requirente, tal no era
jurídicamente vinculante de los respectivos tribunales.
versible a la integridad física de la persona; además, en el fallo núm. 384/2005
relativo a una solicitud de extradición presentada por la Unión de la India,
Tribunal Constitucional de Portugal
Joaquim de Sousa Ribeiro
240
constitucional
4
La impugnación de actos jurídicos, jurisdiccionales o administrativos, solo puede
hacerse delante de los otros tribunales.
de normas que violan las disposiciones de la Constitución (art. 204 de la
CRP) aunque dichos fallos se pueden impugnar ante el Tribunal Consti
tucional quien resuelve en definitiva sobre la cuestión de constitucionalidad
Reporte Nacional
planteada.
Reporte Nacional
Está el caso paradigmático del Decreto-Ley núm. 64-A/89 del 27 de febrero
de 1989, por el que se aprobó el régimen jurídico de la terminación del
contrato individual de trabajo, cuyo preámbulo invocaba los “límites” im-
puestos por el fallo núm. 107/88 del Tribunal Constitucional que, en el marco
del control preventivo, examinó la constitucionalidad de varias disposi
ciones del Decreto de la Asamblea de la República que había autorizado al
Gobierno a legislar sobre el tema.
5
Sobre este tema y sobre las dudas planteadas como consecuencia del caso Varizo
(fallo núm. 474/95), en cuanto a la pregunta de si Portugal estaría en condiciones de ejecu-
tar el Convenio de aplicación del acuerdo de Shengen, véase el fallo núm. 1/2001.
medidas legislativas necesarias. En los dos casos en los que el Tribunal
Constitucional declaró alguna inconstitucionalidad por omisión, el Legis
Tribunal Constitucional de Portugal
Joaquim de Sousa Ribeiro
lador intentó subsanar la omisión: el fallo núm. 182/89 dio origen a la Ley
núm. 10/91 (Ley de protección de los datos personales en la era digital);
y el fallo núm. 474/2002 dio origen, después de varios intentos fallidos de
establecido, entre otras medidas, la protección de los trabajadores de la
Administración pública ante el desempleo.
Tal sería el caso del fallo núm. 449/87 por el que, en relación con el control
concreto de constitucionalidad, se tuvo por inconstitucional, debido a la
violación del principio de igualdad, una disposición que hacía una distin-
ción entre las pensiones concedidas a los viudos y viudas cuyos cónyuges
244 habían muerto por accidentes laborales, fijándose una pensión menor para
los viudos. La justificación de esta decisión enfatizaba que “si hay una
violación del principio de igualdad al reconocerle a una categoría de ciu
dadanos el derecho a prestaciones o beneficios que no se le reconocen a
otra (o bien al reconocerle más el derecho a los primeros que a los segun-
dos), dicha violación se puede superar mediante un enfoque lógico o de
hecho, rechazando o eliminando tanto la regulación más desfavorable
como la más favorable (o incluso ambas, reemplazándolas por una nueva)”.
De ahí que, en la materia del fallo y en el ámbito de la justicia constitu
cional, la desigualdad en cuestión no pueda resolverse “desde un punto de
vista normativo (y no simplemente de hecho), mas que por la prevalencia
de la norma más favorable”. Posteriormente, dicha disposición fue decla
rada inconstitucional, con fuerza vinculante general, mediante el fallo
núm. 191/88. Sin embargo, en ese caso, el Tribunal Constitucional decidió
que no estaba facultado para revisar la solicitud en la parte que pedía que,
en línea con la declaración de inconstitucionalidad de la disposición, se
diera “el sentido de hacer aplicable a los viudos el régimen más favorable
prescrito para las viudas”.
Tal sería también el caso del fallo núm. 359/91 por el que se declaró incons
titucional, con fuerza vinculante general, por motivo de violación de la
no-discriminación hacia los niños nacidos fuera del matrimonio, una inter-
pretación normativa contenida en una decisión de la Suprema Corte de
Justicia según la cual no les sería aplicable a las uniones libres, incluso si en
ellas hubiesen nacido menores, la disposición del Código Civil que establece
que se debe tomar en cuenta el interés superior de los menores para que, en
caso de divorcio, la titularidad del contrato de arrendamiento residencial
se le pueda transferir al cónyuge no arrendatario. El Tribunal Constitucio-
nal decidió, entre otras cosas, que el “interés de los niños” en la asignación
Reporte Nacional
de la titularidad del contrato de arrendamiento previsto en las disposi
ciones del Código Civil, cuando se erige en criterio pertinente para la
asignación de tal derecho, deberá respetarse, tanto en el caso de los niños
nacidos dentro del matrimonio como en el de los hijos nacidos en uniones
libres.
ción (véase, entre otros, los fallos núm. 163/1995, núm. 35/2008 y núm.
491/2009). Incluso si la interpretación del Tribunal Constitucional tiene
una fuerza jurídicamente vinculante sólo en el caso que dio origen al re-
curso de constitucionalidad, los tribunales ordinarios tienden a replicar la
interpretación del Tribunal Constitucional de una disposición en un caso
determinado en asuntos idénticos. Cuando esto ocurre, el alcance de la in-
terpretación normativa del Tribunal va más allá del recurso de control con-
creto del que se deriva, llegando al punto de casi sustituir el texto de la
disposición aprobada por el poder legislativo.
Reporte Nacional
En este contexto, no se puede negar que los derechos económicos, sociales
y culturales gozan de la fuerza normativa típica de los derechos funda
mentales y que se podrían plantear cuestiones de constitucionalidad con
relación a los mismos y a su alcance.
Así ha sucedido a menudo, de tal suerte que existen numerosos fallos del
Tribunal Constitucional relacionados con esos derechos. En la mayoría
de los casos, los fallos se relacionan con un control de constitucionalidad
abstracto relativo a medidas legislativas que reducen los niveles de protec-
ción y efectividad ya alcanzados. Sólo en un caso (fallo núm. 474/202, el
Tribunal tuvo que resolver acerca de la omisión de la promulgación de una
medida requerida para darle efectividad a una garantía —en este caso, el
otorgamiento de un subsidio de desempleo a los trabajadores de la función
pública (y resolvió que era inconstitucional). 247
6
Por una tripartición de las obligaciones del Estado en obligaciones de respeto, de pro-
tección y de promoción, también en el marco de los derechos sociales, véase Jorge Novais,
Direitos Sociais. Teoria jurídica dos direitos sociais enquanto direitos fundamentais,
Coimbra, 2010, p. 255.
7
Véase Canaris, Direitos fundamentais e direito privado, traducción portuguesa de Ingo
Sarlet y de P. Mota Pinto, Coimbra, 2003.
Estas orientaciones y motivos están presentes en varios fallos, por ejemplo
en el fallo núm. 590/2004 relativo a la revocación de los créditos especiales
Tribunal Constitucional de Portugal
Joaquim de Sousa Ribeiro
El único caso en el que este criterio no podría aplicarse sería cuando una
forma de protección hubiera quedado determinada en su totalidad en la
Constitución. Para controlar la constitucionalidad bastaría entonces con
248
certificarse inmediatamente del cumplimiento de esta norma específica sin
analizar si, por la existencia de un conjunto de otras normas, la protección
otorgada es suficiente. Tal es el caso, por ejemplo, de la prohibición consti-
tucional del trabajo de los menores en edad escolar que se establece en el
marco de la protección de la infancia (artículo 69, apartado 3 de la CRP).
Reporte Nacional
También hay que tomar en cuenta la aplicabilidad general, como pará
metros de apreciación judicial, de los principios constitucionales, sean
los que estructuran el orden constitucional en su conjunto o los principios
generales que gobiernan los derechos fundamentales —todos los dere
chos fundamentales, inclusive los derechos sociales, y ya no solamente los
derechos, las libertades y las garantías. Entre los primeros está el principio
esencial de dignidad de la persona humana y los principios de confianza
y de proporcionalidad, ambos como expresiones del principio del Estado de
Derecho democrático consagrado por el artículo 2. Entre los segundos
se encuentra sobre todo el principio de igualdad, tal y como quedó asen
tado en el artículo 13 de la CRP.
8
Véase por ejemplo y también en esta materia, pero no sólo en ella, el fallo núm. 130/88
que partiendo de la misma idea reconoció como derecho fundamental el de “disponer uno
mismo de su cadáver”.
En el espacio europeo, la pregunta se plantea sobre todo con relación al
Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las
Libertades Fundamentales aprobado en Roma en 1950 y elevado al rango
Reporte Nacional
constitucional. La elevación al rango constitucional de dicho derecho inter-
nacional convencional (o al menos de algunos de sus principios y reglas)
le otorga la eficacia de un criterio autónomo y directo de validez constitu-
cional por lo que su contradicción por alguna norma del derecho interno
siempre será un “cuestionamiento constitucional”.
9
Jorge Miranda/Rui Medeiros, op. cit., 290.
10
Gomes Canotilho/Vital Moreira, Constituição da República Portuguesa Anotada, I,
2da edición, Coimbra, 2010, pp. 365-366.
11
«Rapport du Tribunal Constitutionnel de la République portugaise» in Les relations
entre les Cours constitutionnelles et les autres juridictions nationales, y compris l’interférence
en cette matière de l’action des juridictions européennes. II, Paris, 2002, pp. 565- 595.
Lo anterior se debe al hecho de que como se ha dicho, la Constitución por-
tuguesa asienta de manera exhaustiva un conjunto detallado de los derechos
Tribunal Constitucional de Portugal
Joaquim de Sousa Ribeiro
“Hay que subrayar, con relación a lo anterior, que si bien el Convenio Euro-
peo de Derechos Humanos debe interpretarse en el sentido de su aplicación
directa en el orden jurídico nacional, no por ello se debe olvidar que si
las disposiciones constitucionales relativas a los derechos fundamentales
ya tienen, en todos sus aspectos (…), el alcance y el sentido consignados
por dicho Convenio y si éste no les agrega nada, no tiene sentido real recu-
rrir al Convenio.”
Sin embargo, si bien las disposiciones del Convenio no han fungido como
parámetro autónomo en los fallos de constitucionalidad, lo anterior no ha
impedido que, en el marco de una relación conectiva con el orden consti
tucional portugués, de pertenencia a una misma “cultura constitucional
europea común”, inspirada en un mismo “sistema de valores”, hayan a
menudo sido tomadas en cuenta como “elementos coadyuvantes de clari
ficación del sentido y del alcance” de las disposiciones relacionadas con
los derechos fundamentales (esta expresión que los caracteriza aparece
12
Jorge Miranda/Rui Medeiros (op. cit., 295) mencionan los derechos relativos al régi-
men penitenciario (artículo 10 del Convenio Europeo) así como el derecho al conocimiento
del idioma en un procedimiento penal (artículo 6, apartado 3, incisos a) y e); Gomes Canotilho/
Vital Moreira (op. cit., 366) se refieren a la interdicción del encarcelamiento por deuda
(Protocolo adicional núm. 4 al Convenio, artículo 11, apartado 1).
en el fallo núm. 223/95). Invocar una regla o un determinado principio
convencional refuerza, desde un punto de vista argumentativo, el funda-
mento de la decisión que ya emana de los principios y reglas constitucio
Reporte Nacional
nales internos.
Un desarrollo explicativo, por influjo del Convenio, del alcance de las nor-
mas ya consagradas en la Constitución portuguesa fue particularmente
claro en el marco de las garantías de tutela jurisdiccional que llevaron,
inclusivamente, a la introducción de nuevos preceptos normativos. En su
artículo 20, la CRP consagra el “acceso al derecho y a una defensa jurisdic-
cional efectiva”. Hasta la revisión constitucional de 1997, esta disposición
sólo contenía dos apartados, el primero que establecía la garantía del “acceso
a los derechos y a los tribunales” en general, y el segundo que reconocía el
“derecho legal a la información y consultación jurídica así como a la defensa
legal”. El artículo 6 correspondiente del Convenio Europeo tiene una den
sidad normativa mucho más precisa ya que ahí se designan con detalle los
requisitos para darle sustancia y eficiencia al “derecho a un juicio justo”.
La revisión constitucional de 1997 dio lugar a que se agregaran, por obvia 253
13
A pesar del papel de “fuente auxiliar” que juega el artículo 6, apartado 1, del Conve
nio en la formulación actual del artículo 20 de la CRP, la jurisprudencia constitucional a
menudo opinó que frente a dicha formulación, el recurrir a esta disposición convencional
no se justificaba en el marco del análisis de la constitucionalidad de alguna disposición
del derecho ordinario. En este sentido, véase el fallo núm. 362/12 en el que se puede leer,
respecto de la materia mencionada en el fallo núm. 632/99: “(…) Las disposiciones del
artículo 6, apartado 1ero, de este Convenio, que establecen el derecho para toda persona
a ser escuchada dentro de plazos razonables en un juicio justo y público ante un tribunal
independiente e imparcial no otorga otros derechos o derechos más amplios que los que
establece nuestra Constitución, incluso en su artículo 20, por lo que no se justifica un aná-
lisis de la posible no-conformidad entre la norma de derecho interno y las disposiciones del
Convenio”.
los recurrentes del escrito de contestación14 del representante el Minis
terio Público adscrito al Tribunal Constitucional en los casos en que se
Tribunal Constitucional de Portugal
Joaquim de Sousa Ribeiro
14
Escrito por el que la parte demandada da contestación a la denuncia del demandante.
15
Mediante fallo núm. 160/95 se estimó que no era inconstitucional la disposición del Có-
digo de Procedimientos Penales que rige el otorgamiento de una indemnización a toda per-
sona sometida a detención o arresto preventivos cuando se interpreta en el sentido que sólo
aplica a los casos de detención provisional claramente ilegales; mediante fallo núm.
12/2005 se estimó que la misma disposición no era inconstitucional en la medida en que
sujeta el otorgamiento de la indemnización por “detención preventiva que, a pesar de no
haber sido ilegal, fuese injustificada” a la existencia de algún “error burdo durante el exa-
men de las presunciones del hecho por el que se pronunció”.
núm. 589/2006, a la luz de la doctrina penalista no es posible meramente
transponer el principio de igualdad de armas para fallar a favor de una vio-
lación del artículo 5, apartado 4 del CEDH porque el procedimiento penal
Reporte Nacional
portugués no es un procedimiento de partes ya que las intervenciones pro
cesales del Ministerio Público se rigen por criterios de estricta objetividad.
También a nivel penal, pero esta vez con relación a la situación constitu
cional de los detenidos, el fallo núm. 20/2012 estableció que una disposi-
ción del Código de Ejecuciones Penal y de las medidas privativas de
libertad era inconstitucional si se interpretaba en el sentido de que los pre-
sos no podrían impugnar la decisión administrativa de manutención de la
detención bajo régimen de seguridad. En efecto, y siguiendo la interpreta-
ción que tuvo sobre la extensión de la protección garantizada por el artículo
30, apartado 5, de la Constitución, el Tribunal invocó un fallo del Tribunal
Europeo de Derechos Humanos con relación a un caso de demanda del Es-
tado portugués (caso Stegarescu y Bahrin vs. Portugal), así como las normas
establecidas en la Recomendación (2006)2 del Comité de Ministros del
Consejo de Europa a los Estados miembros sobre las Reglas Penitenciarias 255
Europeas.
Nota: los fallos citados se pueden consultar en la página web del Tribunal
Constitucional de Portugal (www.tribunalconstitucional.pt).
16
Fallo Lobo Machado vs Portugal, 20.02.1996, Recueil des arrêts et décisions 1996 — I,
p. 195 y siguientes, p. 206, § 31.
17
De conformidad con el artículo 281, apartado 3, de la CRP “El Tribunal Constitucional
analiza y declara con fuerza vinculante general la inconstitucionalidad o la ilegalidad de
cualquier norma siempre y cuando la encuentre inconstitucional o ilegal en tres casos
concretos”.
18
Véase Gomes Canotilho, Direito Constitucional e Teoria da Constituição, 5ta edición,
Coimbra, 2002, p. 1030 y siguientes.
Discurso de Jean Louis Debré
Presidente del Consejo Constitucional
de la República Francesa
República Francesa
Por otro lado, pertenece al Consejo Constitucional, al examinar una ley que
tiene por objeto transponer a la legislación nacional una directiva comuni
taria, velar por garantizar el cumplimiento de este requisito constitucional.
En la medida en que la Constitución le obliga a decidir en un plazo de un
mes, lo que le imposibilita acudir al Tribunal de Justicia de las comuni
dades europeas para presentar un procedimiento prejudicial, el Consejo no
podría declarar contraria al artículo 88-1 “mas que una disposición legis
lativa claramente incompatible con la Directiva que ella pretende transpo
ner.” El Consejo también reservó la hipótesis de que las disposiciones 259
República Francesa
***
1
Cons. const., déc. 3 déc. 2009, núm. 2009-595 DC. - Cons. const., déc. 12 mai 2010,
núm. 2010-605 DC.
y la Judicial, y en dos niveles de competencia. Distingue entre controles de
convencionalidad y controles de constitucionalidad.
261
La Revolución mexicana
de los Derechos Humanos1
1
Una versión previa del presente trabajo apareció en Juan N. Silva Meza, “La Cour
suprême de justice de la Nation du Mexique: La Révolution mexicaine des droits de
l’homme”, Nouveaux Cahiers du Conseil constitutionnel FR, N° 39, avril, 2013 ; pp. 317-
326; Dossier: La Constitution et le droit des personnes et de la famille http://www.
conseil-constitutionnel.fr/conseil-constitutionnel/francais/nouveaux-cahiers-du-conseil/
les-nouveaux-cahiers-du-conseil-constitutionnel.5069.html 263
En cualquier caso, el objeto de este reporte consiste en hacer un recorrido
Suprema Corte de Justicia de la Nación
2
Corte IDH. Caso Radilla Pacheco vs. Estados Unidos Mexicanos, del 23 de noviembre
de 2009.
3
Referencia Varios 912/2010 Caso Rosendo Radilla Pacheco del 14 de julio de 2011.
cultural de calidad excepcional durante todo el siglo XX), cuyo levan
tamiento armado, iniciado en 1910, derrocó el régimen autoritario de
Porfirio Díaz (1876-1911), cuyas realidades reflejaban las desigualdades
La Revolución mexicana
de los Derechos Humanos
existentes desde la llegada de los españoles a América, en el siglo XVI.
En los años que siguieron a la Revolución, fue en las ramas del Legislativo
y del Ejecutivo donde se centró la tarea de promover y lograr la adopción
de un número considerable de reformas constitucionales y legales, dise
ñadas para vencer las enormes disparidades sociales. El sistema presiden
cialista buscaba nuevos equilibrios sociales. Sin embargo, las víctimas
265
de las desigualdades también sabían que la fragilidad del estado de derecho
y la falta de previsibilidad del sistema de protección del individuo ten
drían que repercutir en la agenda de aquella Revolución. La justicia no era
accesible a todos.
bien este juicio había sido concebido como parte de las competencias de
jueces federales de primera instancia, muy pronto su utilización saldría
del marco de un procedimiento de excepción para convertirse en un medio
cada vez más utilizado por los ciudadanos. Las decisiones tomadas por los
poderes políticos se enfrentaban así al arbitraje (no político sino consti
tucional), emitido por un poder judicial que acaso podría adquirir una
notoriedad desmedida, al volverse capaz de anular cualquier tipo de deci
sión pública. Se pueden consultar los archivos históricos que resguarda
esta Suprema Corte, expedientes judiciales que muestran el uso cotidiano
que adquirió este procedimiento contencioso como medio para eludir la
arbitrariedad de las decisiones de Gobierno de todo tipo.5 Incluso los líde
res revolucionarios debieron en su momento confiar en la justicia federal
en contra de los excesos de la dictadura.6
266
4
Se tiene registro del primer juicio de amparo, solicitado por el periodista y editor Vicente
García Torres en 1847, en contra de la orden de aprehensión girada por el General en jefe
del Ejército de Oriente; igualmente refiero la solicitud de amparo del Coronel Tomás
Andrade, contra el decreto de trasladarse de la ciudad de México a Huichapan, del 28
de julio de 1848; y el recurso de amparo contra disposiciones que privan del empleo de
Comandante de Escuadrón a Darío Servín de la Mora, dado de baja en el ejército, del 4
de agosto de 1848.
5
Se puede referir una petición de amparo presentada en 1871 ante tribunales federales,
solicitando la anulación de la pena de muerte impuesta por el jefe político de la ciudad de
Lerma, en sentencia del 13 de octubre de 1871 la Corte confirmaría la pena impuesta a
José María Lozano, José Castro y Amado Nava; también se tiene registro de la petición de
amparo contra el prefecto de San Juan del Rio efectuada el 31 de julio de 1871, por haber
impedido al Sr. Gerardo de la Torre hacer una protesta pública, cuya sentencia que conce
dió el amparo fue confirmada por la Corte Suprema. En 1902, la justicia federal anuló la
orden de arresto contra un indigente de 92 años, acusado del delito de mendicidad por
el alcalde de Guanajuato.
6
Se destaca también la resolución de un juez de distrito en 1908, que sobreseía el amparo
promovido por una hermana de Emiliano Zapata contra el Decreto del dictador Díaz
ordenando su reclutamiento obligatorio en el ejército nacional por encontrarse recluido
en una cárcel.
7
Francisco I. Madero, quien ganó las elecciones de 1911 contra el propio dictador P. Díaz,
fue asesinado en 1913. Otros líderes militares le sucederán en la Presidencia de la República;
V. Carranza, jefe del Ejército Constitucionalista (y posteriormente padre de la Constitución
de 1917), asesinado en 1920. A. Obregón, quien encarnó el primer período presidencial
estable (1920-1924), y luego asesinado en 1928 (justo después de que fuera elegido para el
próximo período presidencial); y por último, Plutarco E. Calles, gran líder de la revolu
ción, Presidente (1924-1928) e iniciador del modelo de régimen “máximo” de la Revolución,
depositado en un partido, que representaba la gran unidad nacional; fundador del PRI que
no obstante, fue obligado por el presidente Cárdenas a salir exiliado a California en 1936
(aunque regresa a morir en México en 1945).
cionario Institucional (PRI), fundado a instancias de Plutarco E. Calles un
año después de terminar su presidencia en 1929. A partir de ese momento,
el Jefe del Estado se convertía en el máximo tomador de decisiones del país
La Revolución mexicana
de los Derechos Humanos
(pensado así en términos del presidencialismo mexicano). Al contar con
una mayoría absoluta en ambas cámaras del Congreso así como en todos
los gobiernos de los Estados de la República, sería por iniciativa de los Pre
sidentes subsecuentes que se daría impulso al gran proyecto de la
Revolución.
Si bien en esta nueva época que abarca buena parte del siglo XX, el Ejecu
tivo aparentaba una relación respetuosa con el Poder Judicial, los tribuna
les terminaron funcionando más bajo una lógica de apelación de fallos
de los tribunales inferiores, o como última etapa del proceso contencioso
administrativo. Parecía entonces que ningún arbitraje era necesario den
tro de un régimen que concentraba el poder del Estado en el Ejecutivo. Del
lado de los tribunales, la materialización de las proclamas de la Revolución
se daría por otros medios, más jurídicos que políticos.
267
8
La cuarta Sala de la Corte, que existía entonces, habría rechazado la petición de amparo
por las compañías petroleras extranjeras que habían sufrido esas expropiaciones por
razones de interés público (1938).
Durante los años siguientes, la ausencia de políticas de equilibrio social se
vería agravada por un manejo ineficiente de la economía. El aumento en los
precios internacionales del petróleo en los años 70, que aumentaba consi-
La Revolución mexicana
de los Derechos Humanos
derablemente los ingresos del Gobierno, presentó a los líderes del partido
hegemónico razones para restaurar el poder del Ejecutivo mediante medi-
das populistas generalizadas. Al multiplicarse en diversas ocasiones la
deuda externa, el desorden presupuestario instalado acabaría traduciéndose
en hiperinflación.
revolución judicial.
de México
Del lado político, la tesis dominante hasta la década de los 90, que des
cribía un sistema de partido, aunque no único, sí prácticamente hegemó
nico, debía ceder lugar a transformaciones irreversibles, derivadas de la
evolución de los últimos años. El sistema de partidos se convertiría en
plural; específicamente, las legislaturas sucesivas en la Cámara de Dipu
tados se verían conformadas, desde las elecciones intermedias de 1997, por
mayorías partidistas que no coincidían con el partido del Presidente de la
República.9 Esta tendencia también se implantaría a nivel de los gobiernos
locales, donde los gobernadores de las 32 entidades federativas y los más de
2.400 municipios comenzaron a inclinarse a favor de partidos de oposición
desde finales de la década de los 80. Tanto la pluralidad política como la
alternancia de las mayorías, ambas presentes a nivel municipal, local y
270 federal, requerían nuevos mecanismos de arbitraje.
9
El sistema electoral había eliminado los índices de sobrerrepresentación en una refor
ma constitucional aprobada en 1996, por lo que a partir de ese momento, el sistema de tres
partidos (cuya relación de fuerzas era casi por tercios), evitaría que un solo partido tuviera
mayoría absoluta en la Cámara de Diputados. Desde 1997, el sistema presidencial mexicano
vive bajo un esquema de “gobiernos divididos”.
Suprema Corte y ventilar con ello conflictos jurisdiccionales ante los demás
poderes del Estado. El recurso, llamado Controversia constitucional, había
La Revolución mexicana
sido introducido desde 1917, pero no había sido usado de manera cons
10
Este procedimiento había sido útil a los gobernadores de los Estados para reclamar
ciertas prerrogativas; pero antes de 1994, muy pocas controversias de este tipo hubieran
sido resueltas por la Suprema Corte. En 1933, el estado de Oaxaca apeló para resolver un
conflicto de competencias en el cuidado de los sitios arqueológicos, previniendo así que las
piezas de la zona de Monte Albán fueran trasladadas a la Ciudad de México; pero antes de
que se diera la decisión de la Corte, el Ejecutivo Federal promovió una reforma constitucio-
nal, atribuyendo a las autoridades federales la jurisdicción sobre los sitios arqueológicos.
De esta forma, la jurisprudencia reciente de la Suprema Corte en mate
Suprema Corte de Justicia de la Nación
Por otro lado, pareciera que estos dos procedimientos contenciosos que
encarnan la que también llamé “la primera fase” de esta revolución judi
cial, están dejando de ser la única vía por la cual se puede poner en duda
el ejercicio de una competencia, o incluso la inacción de alguno de los
poderes.12 Como advertí, aquello podría significar también que la segunda
fase de la mencionada “revolución” encuentre en el justiciable un impulso
que estaba haciendo falta para completar el modelo de defensa de la Cons-
titución en México.
272
11
Acciones de Inconstitucionalidad 20 y 21/2010, “Competencia de las legislaturas
locales”, y “entrada en vigor de penas locales en materia de narcomenudeo”, ambas del 21
de junio de 2011.
12
Hasta hace poco, las llamadas omisiones legislativas no eran justiciables por vía de
amparo; sólo se podían plantear a través de una Controversia Constitucional. La Primera
Sala de la SCJN deberá resolver, próximamente, si aquellas cuestiones son justiciables por
vía de amparo (pendiente de resolución 1ª Sala, matrimonios del mismo sexo de Oaxaca;
SEFA 201/2012; En sesión de fecha 22 de agosto de 2012, la Primera Sala por unanimidad
de cinco votos, resolvió ejercer la facultad de atracción).
En función de una nueva concepción de los derechos difusos, se pueden
corregir aquellas afectaciones abstractas a la sociedad. Refiero por ejemplo
el caso de Tulum-Tancah, un sitio arqueológico de la cultura Maya, en el
La Revolución mexicana
de los Derechos Humanos
municipio de Tulum, Estado de Quintana Roo, que se declaró potencial
mente afectado por la urbanización de espacios turísticos en la zona aledaña
a la mencionada reserva ecológica.13 Un argumento similar fue empleado
para dar tratamiento a la afectación potencial que puede producir el humo
de tabaco, de tal suerte que una restricción legal implantada para limitar su
consumo en espacios públicos debe entenderse conforme a la Constitución.
Del mismo modo, otra decisión declaró válido el establecimiento de espa
cios confinados para fumadores.14
13
Controversia Constitucional 72/2008, “Parque Nacional Tulum, zona ecológica prote
gida” y la Zona de Monumentos Arqueológicos Tulum-Tancah del 12 de mayo de 2011.
14
Amparos en Revisión 96, 97, 160, 123, 234 y 340/2009, “Ley de Protección a la Salud de
los No-Fumadores en el Distrito Federal”y “La Ley para el Funcionamiento de Estable
cimientos Mercantiles del Distrito Federal” del 15 de marzo de 2011; en el caso de la hipó
tesis contraria, véase el Amparo en Revisión 2/2012 “Constitucional establecer en lugares
públicos o privados, zonas exclusivas para fumadores” del 29 de febrero de 2012.
15
Actualmente, la existencia o no de un bloque de constitucionalidad quedó pendiente de
definición por el Pleno de esta SCJN, quien aplazó la discusión para más adelante (Contra
dicción de tesis 293/2011). De las dos posturas que parecen enfrentarse, la primera defiende
la permanencia de la jerarquía constitucional piramidal, mientras que su contraria pugna
por una integración o acoplamiento de fuentes del derecho alrededor del principio pro
persona.
formado con motivo del cumplimiento que el poder judicial debía dar a la
Suprema Corte de Justicia de la Nación
Con ello, cada juzgado y tribunal del país se ha convertido en garante de los
derechos de las personas, bajo el entendido de que el marco normativo de
origen interno debe ser contrastado con el marco normativo de origen
internacional —constituido no solamente por los tratados internacionales
específicos de la materia, sino por toda norma sobre derechos humanos
contenida en un tratado internacional del que el Estado Mexicano forme
parte, así como de las interpretaciones que a sus textos se den en las sen
tencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, para el ámbito
274 regional.
16
Contradicciones de tesis 434/2011, “Contra la omisión del Ministerio Público de procu
rar la conciliación en la averiguación previa, procede el juicio de Amparo Indirecto” del 07
de marzo de 2012; 393/2010 “Ofendido o víctima del delito puede acudir al juicio de Amparo
Indirecto con el carácter de tercero perjudicado cuando el acto reclamado sea una orden de
aprehensión o un auto de formal prisión” del 23 de febrero de 2011; y 229/2011 “Víctima u
ofendido del delito autorizado a promover juicio de Amparo Directo contra la absolución del
inculpado” del 07 de diciembre de 2011.
17
Contradicciones de Tesis 434/2011, “omisiones del ministerio público de proponer la
conciliación en la etapa de la averiguación previa”; y 393/2010 “derecho de la víctima u ofen
dido de participar en el juicio de amparo en materia penal”; y 229/2011 “víctima u ofendido
autorizado a promover un recurso contra la absolución del inculpado”.
pronunciado, confirmando el derecho de todo inculpado de compurgar la
pena de prisión en la ciudad más cercana a su domicilio.18
La Revolución mexicana
de los Derechos Humanos
Pero sobre todo, vale la pena resaltar que la reforma del 2011 ha logrado
que el problema de la aplicación de los tratados en el ámbito interno sea
visto desde una perspectiva distinta, que seguramente permitirá a los juz
gadores del país a terminar con añejas discusiones que parecían girar en
círculos desde hace varias décadas, y que difícilmente propiciaban solucio-
nes definitivas.
Aunque el artículo 133 estableció desde sus orígenes, que junto a la legisla-
ción nacional, los tratados suscritos por el Ejecutivo y debidamente rati
ficados por el Senado, son la “ley suprema de toda la Unión”, nuestra
Suprema Corte había entendido este precepto de forma poco consistente en
épocas diferentes de su evolución. Durante años, la jurisprudencia consti
tucional consideró que en el momento que un tratado estuviera en pugna
con los alcances de algún precepto constitucional, debía siempre prevalecer
275
la interpretación del texto constitucional.19 Luego, imperó que leyes y trata
dos debían entenderse en el mismo escalón jerárquico.20 Más tarde, este
último criterio fue de nuevo corregido al considerar que los tratados debían
entenderse por encima de las leyes (aunque por debajo de la Constitución),
salvo que la Constitución determinara algún caso especial.21 Incluso, a esta
última interpretación se le habría añadido que tres tipos de normas (la
Constitución, los tratados y las leyes generales) debían entenderse por
encima de la ley ordinaria, por constituir aquel conjunto un “órden jurídico
superior”.22
18
Acción de Inconstitucionalidad 20/2011, del 09 de enero de 2012 y el Amparo en Revi
sión 151/2011 del 12 de enero de 2012.
19
Amparo penal en revisión 7798/47, Betllia López José Roberto, 3 de marzo de 1941.
20
Aunque aquello no significaría, según la Corte, que el tratado pudiera servir como pará
metro para evaluar la constitucionalidad de una ley; Amparo en revisión 2069/91 del 30 de
junio de 1992.
21
Amparo en revisión 1475/98, Sindicato Nacional de Controladores de Tránsito Aéreo,
del 11 de mayo de 1999.
22
Amparo en revisión 120/2002, McCain México S.A. de C.V., del 13 de febrero de 2007.
nuestro país.23 Existen indicios halagüeños respecto de un diálogo jurispru
Suprema Corte de Justicia de la Nación
23
En este corto período posterior a la entrada en vigor de la reforma constitucional, la
Primera Sala de la SCJN ha tenido ya la oportunidad de construir un criterio jurisprudencial
obligatorio, según el cual establece una guía para determinar qué clase de control (sea cons
titucional o convencional) debe aplicarse a cada caso (véase en jurisprudencia 107/2012).
Queda pendiente sin embargo plantear, a nivel procedimental, la conveniencia de que en el
esquema del contencioso constitucional sea creado algún mecanismo arbitral entre juris
dicciones (semejante a la QPC francesa, o a la acción concreta de inconstitucionalidad del
Tribunal Constitucional Plurinacional de Bolivia), para delimitar las tareas de control cons-
titucional frente al de convencionalidad, de suerte que se evite que todos los asuntos refe
ridos a ambas modalidades de control tuvieran que ser resueltos necesariamente por el
tribunal de constitucionalidad. Véase los reportes de los Presidentes Jean-Louis Debré y
Ruddy Flores para este mismo evento.
24
Al referirse a mecanismos de reparación por violaciones a los derechos humanos,
la Primera Sala se ha pronunciado sobre el establecimiento de un derecho fundamental a la
reparación, que este mismo órgano hace derivar directamente del art. 63 de la Convención
Americana de los Derechos Humanos; es entonces que las víctimas pueden también hacer
uso del amparo para defender estos derechos constitucionales. [Tesis 1a. CXCIV/2012 (10a.)
y 1a. CXCV/2012 (10a.)]
25
Amparo Directo 6/2008.
26
Acción de Inconstitucionalidad 2/2010 «Matrimonio entre personas del mismo sexo y
su derecho a la adopción de menores en el D.F.» del 16 de agosto de 2010; Controversia
Constitucional 7/2010 «Reconocimiento del matrimonio celebrado en el DF entre perso
nas del mismo sexo» del 23 de marzo de 2010, Amparo en Revisión 824/2011 «Derecho a
una pensión no encuentra limitantes por razón de género» del 15 de febrero de 2012.
27
Contradicción de tesis 152/2011, “Legitimación del varón, que no es el marido, para
controvertir la paternidad de un hijo nacido durante el matrimonio” del 23 de noviembre
de 2011.
28
Amparo en revisión 86/2012, “Amparo contra la negativa del IMSS para asegurar a una
pareja del mismo sexo” del 28 de marzo de 2012.
Pero parece también que en este diálogo jurisprudencial, los criterios
sentados por nuestra Suprema Corte empiezan a interactuar con los de
otras jurisdicciones. Recientemente, la justicia civil de Chile había recono-
La Revolución mexicana
de los Derechos Humanos
cido posibles afectaciones que podrían sufrir las hijas de una mujer sepa
rada de su marido y posteriormente unida en un esquema de pareja
homosexual estable, como criterio para privarle de la tutela de sus hijas.
Al llevar la cuestión al sistema interamericano, la CIDH determinó conde
nar al Estado chileno.29 En su razonamiento, la Corte Interamericana citó
expresamente criterios construidos tanto a nivel del Tribunal Europeo de
Derechos Humanos, en la parte de los peritos que deben presentar dictá
menes ante un tribunal, y citó también criterios emitidos por esta Suprema
Corte respecto del derecho que se reconoció en 2010 a las parejas homo
sexuales a adoptar menores de edad, estimando que los estudios científicos
que se conocen en la actualidad no pueden justificar una afectación psico
lógica en menores que estén bajo tutela de una pareja de personas del
mismo sexo, destacando que las condiciones de vida de cada familia deben
evaluarse en lo particular y no desde un punto de vista estadístico.30
277
Sin embargo, tampoco se deben echar las campanas al vuelo, pues parte de
las reformas constitucionales y su implementación siguen siendo contro
vertidas entre los operadores jurídicos, debido a lo inhabitual de su uso
entre juzgadores y a la potencial dispersión de los criterios jurispruden
ciales que podrían generarse en los 1,100 tribunales federales que existen, y
en tantos otros locales que pudieran iniciarse en el control difuso de con
vencionalidad con criterios cuyos lineamientos precisos no han sido defi
nidos todavía. Una solución ante esa dificultad fue prevista por la Suprema
Corte en la sentencia del caso Radilla,31 al afirmar que los parámetros
del control de convencionalidad se deben entender dentro del sistema
imperante de control constitucional. Es así como a partir de este momento, el
control difuso de convencionalidad se abre también al de constitucionalidad.32
29
Caso Atala Riffo y Niñas vs. Chile, del 24 de febrero de 2012.
30
Acción de Inconstitucionalidad 2/2010 del 16 de agosto de 2010, párr. 338.
31
Varios 912/2010, párrafo 36 y cuadro posterior.
32
La propia SCJN ha reaccionado a esta determinación de la Corte IDH, ordenando que
se dejen sin efecto criterios jurisprudenciales anteriores, que prohibían expresamente a
otros tribunales el ejercicio de control constitucional difuso (véase Solicitud de modifica
ción de jurisprudencia 21/2011). El Pleno de la SCJN ya determinó con toda claridad que no
es posible cuestionar los contenidos de las sentencias de la Corte IDH (Varios 912/2010,
párrafo 17) Por otro lado, la Primera Sala se pronunció sobre la obligatoriedad de las senten-
cias de la Corte IDH en el ámbito interno [Tesis 1a. XIII/2012 (10a.)]. La parte de la discusión
que queda pendiente al día de hoy es si son vinculantes todos los criterios emitidos por la
Corte de San José, o si únicamente lo son aquellas sentencias en las que México es parte de
los juicios; incluso, considerando únicamente aquellas que condenan al Estado mexicano.
El Tribunal Constitucional
y la protección efectiva de los derechos
fundamentales: El Tribunal Constitucional
en la construcción de un bloque de
constitucionalidad
El bloque de constitucionalidad en la
justicia constitucional dominicana
República Dominicana
República Dominicana
Esta idea es consona con el objeto y alcance del ejercicio de la justicia cons-
titucional a través del Tribunal Constitucional, como bien se desprende del
artículo 2 de la Ley 137-11 Orgánica del Tribunal Constitucional y de los
Procedimientos Constitucionales:
Artículo 2.- Objeto y alcance. Esta ley tiene por finalidad regular la
organización del Tribunal Constitucional y el ejercicio de la justi-
cia constitucional para garantizar la supremacía y defensa de las
normas y principios constitucionales y del Derecho Internacional
vigente en la República, su uniforme interpretación y aplicación,
así como los derechos y libertades fundamentales consagrados en
la Constitución o en los instrumentos internacionales de derechos
humanos aplicables. [Subrayado nuestro]
283
República Dominicana
tratado de manera preferente en caso de que sea más beneficioso para esta:
Por otro lado, a los fines de seguir concretando el contenido del bloque, es
importante señalar que la Ley 137-11 Orgánica del Tribunal Constitucional
y de los Procedimientos Constitucionales consagra igualmente el principio
de vinculatoriedad, el cual dispone lo siguiente:
[..]
13) Vinculatoriedad. Las decisiones del Tribunal Constitucional y
las interpretaciones que adoptan o hagan los tribunales interna-
cionales en materia de derechos humanos, constituyen preceden-
Tribunal Constitucional de la
Milton Ray Guevara
República Dominicana
tes vinculantes para los poderes públicos y todos los órganos del
Estado. [Subrayado nuestro].
De esta forma, los poderes públicos, de acuerdo a la Ley Orgánica del Tri-
bunal Constitucional, no sólo están vinculados a las decisiones del Tribunal
Constitucional, también están vinculados a las interpretaciones. No obs-
tante, si bien existe un contenido de disposiciones normativas en el concep-
to de bloque de constitucionalidad, derivado de la Constitución y de la Ley
137-11 Orgánica del Tribunal Constitucional y de los Procedimientos Cons-
titucionales, no menos cierto es que faltaría determinar el contenido del
bloque constitucionalidad, en cuanto a las interpretaciones que realicen los
órganos creados en virtud de los instrumentos internacionales de dere-
chos humanos, tales como la Corte Interamericana de los Derechos Huma-
nos, que vinculan a los poderes públicos. Esta construcción se explica por el
alto contenido normativo, sobre todo en materia de derechos fundamen
286
tales, que contiene la Constitución dominicana que llevaría a un concepto
restringido del bloque de constitucionalidad.
julio de 2004. Serie C No. 107, párr. 158); y, de otra parte, que:
“Independientemente de la denominación que se le dé al recurso
existente para recurrir un fallo, lo importante es que dicho recur-
so garantice un examen integral de la decisión recurrida.” (ibíd...,
párr. 165). Se advierte en dicho fallo que el recurso persigue la
protección del derecho de defensa para contrarrestar la posibili-
dad de perjuicios a los derechos fundamentales del recurrente, sin
referirse al tipo de recurso ni a su denominación ni ámbito sino a
su alcance.
presunción de que el ordenamiento jurídico para cada caso prevé los recur-
Milton Ray Guevara
República Dominicana
sos adecuados para los derechos. Mediante esta disposición, se presume que
el ordenamiento jurídico garantiza la adecuada protección de los derechos
fundamentales reconocidos en la Constitución y en los tratados internacio-
nales de derechos humanos.
República Dominicana
República Dominicana
República Dominicana
Reflexiones Finales
Vale destacar que la posible definición limitada del alcance del concepto de
bloque de constitucionalidad tendría una justificación adecuada al Consti-
tucionalismo Dominicano. En este sentido, recordemos que la Constitución
Francesa de 1958 se caracterizaba por su parquedad en la consagración de
Introducción
Puerto Rico, al igual que muchos de los países aquí representados, forma
parte de la comunidad iberoamericana. Naturalmente, esa coincidencia
histórica se traduce en otras coincidencias culturales, sociales y jurídicas
que a veces pasan desapercibidas, pero cuya presencia es innegable.
Como resultado, el sistema legal de Puerto Rico que surgió del proceso his
tórico evolutivo ha sido clasificado como “mixto” o “híbrido”. No obstante,
ello no impidió que el “common law” también jugara un rol influyente sobre
los jueces y los abogados en cuanto al desarrollo del derecho privado en
Puerto Rico. El alcance que debe tener esa influencia ha generado por
varias décadas un intenso debate en la comunidad jurídica puertorriqueña
sobre cuál tradición debe predominar o tener primacía en determinadas
áreas del derecho.2
1
José Trías Monge, Historia Constitucional de Puerto Rico, Vol. I, Ed. UPR (1995);
Liana Fiol Matta, Civil Law and Common Law in the Legal Method of Puerto Rico, 40 Am.
J. Comp. L. 783 (1992).
2
José Trías Monge, La Crisis del Derecho en Puerto Rico, en el libro Sociedad, derecho
y justicia: discursos y ensayos. Ed. UPR (1986);
Sin embargo, con el paso del tiempo ambas culturas jurídicas encontraron
Así las cosas, y tras medio siglo del proceso histórico en el que se fueron
incorporando distintos elementos de ambas tradiciones jurídicas, en 1952 se
aprobó la Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico. De par
ticular relevancia para propósitos de esta Conferencia, en dicho documento
299
se adoptó una Carta de Derechos mediante la cual se ampliaron los dere
chos reconocidos tradicionalmente y se incluyeron nuevos derechos econó
micos y sociales inspirados en la Declaración Universal de los Derechos
Humanos de 1948 y en la Declaración Americana de los Derechos y Deberes
del Hombre, aprobada por la IX Conferencia Internacional Americana.
Entre los nuevos derechos que el Estado reconoció y se comprometió a
hacer lo posible para concretizar al aprobar la Constitución destacamos,
a manera de ejemplo, los siguientes: el derecho a la intimidad, a la igual
dad e inviolabilidad de la dignidad del ser humano, a la asociación, al sufra
gio y a la educación, prohibición contra la intercepción de comunicaciones
telefónicas, derecho a la fianza, derechos de los trabajadores, así como la
prohibición de ciertos discrímenes.
3
La Nueva Constitución de Puerto Rico, Escuela de Administración Pública, Universi-
dad de Puerto Rico, Río Piedras, Ed. U.P.R., 1954, p. 216.
organización política y socioeconómica de nuestro pueblo, protege los dere
chos y la dignidad esencial del ser humano. Estos principios y valores que,
Tribunal Supremo de Puerto Rico
Federico Hernández Denton
4
Art. V, sec. 2, Const. E.L.A.
5
Art. V, sec. 7, Const. E.L.A.
6
Id; Art. V, sec. 6, Const. E.L.A.
centrado de adjudicación constitucional que predomina en muchas de sus
Ello así, pues otro elemento que derivamos de la tradición del “common
law” es la doctrina de stare decisis o del precedente como fuente primaria
y vinculante para toda la jurisdicción.7 No obstante, sólo las Opiniones del
Tribunal Supremo de Puerto Rico y de la Corte Suprema de Estados Unidos
—en lo que respecta a la factura mínima de los derechos reconocidos por la
Constitución y legislación federal— tienen fuerza de precedente en nuestro
ordenamiento jurídico, y no así las decisiones de los foros judiciales de
menor jerarquía.
7
D. Rivé Rivera, La doctrina de ‘stare decisis’ y el derecho civil en Puerto Rico, 63 Rev.
Jur. UPR 131 (1994).
8
5 U.S. (1 Cranch) 137 (1803).
expresamente el ejercicio del poder de revisión judicial en el ámbito consti
tucional.9 Dicha doctrina se basa en el principio de que el Poder Judicial es
Tribunal Supremo de Puerto Rico
Federico Hernández Denton
Es decir, los jueces tendrán la potestad de pasar juicio sobre la validez cons
titucional, e incluso, de declarar inválida cualquier ley o actuación guber
namental a base de la normativa constitucional aplicable, que como ya
hemos mencionado, incluye la protección de los derechos humanos
de todos los ciudadanos y habitantes del país. Para muchos juristas, esta
doctrina es el punto de partida originario del sistema constitucional estado
unidense y puertorriqueño, pues con base en estos postulados se ha deter
minado históricamente la forma en que se ha desarrollado el derecho
constitucional en atención a las normas de hermenéutica y de metodología
adjudicativa que discutiremos más adelante.
302
premisas fundamentales:
9
Artículo V, Sección 4 de la Constitución del Estado Libre de Puerto Rico.
▪ Cuando una controversia es de índole constitucional, es decir, cuando
Adviértase, sin embargo, que la revisión judicial tiene que ejercerse con
cautela y prudencia, ya que implica que un foro que usualmente no es electo
mediante el voto directo emita un pronunciamiento sobre la validez consti
tucional de una ley o de actuaciones de las ramas ejecutiva y legislativa,
poderes gubernamentales políticos que son electos directamente por el
pueblo. Por esa razón, se entiende que permitir la revisión indiscrimi
nada de las actuaciones de las otras ramas del gobierno trastocaría las 303
10
E.L.A. vs. Aguayo, 80 D.P.R. 554 (1958).
estas doctrinas, un caso no es justiciable cuando las partes no tienen legiti
mación activa porque no han sufrido un daño lo suficientemente concreto,
Tribunal Supremo de Puerto Rico
Federico Hernández Denton
11
Noriega vs. Hernández Colón, 135 D.P.R. 406 (1995).
12
Hernández Torres vs. Gobernador, 129 D.P.R. 824 (1992). No obstante, en el contexto
administrativo el demandante también debe presentar alegaciones suficientemente especí-
ficas en cuanto a qué manera la actuación gubernamental lo afectaría concretamente.
Véanse Lozada Sánchez vs. A.E.E., 2012 TSPR 50; Fundación Surfrider vs. ARPE, 178
D.P.R. 563 (2010).
13
Id.; Col. Peritos Elec. vs. A.E.E., 150 D.P.R. 327 (2000); P.P.D. vs. Gobernador I, 139
D.P.R. 643 (1995); Asoc. De Maestros vs. Torres, 137 D.P.R. 528 (1994); Hernández Torres
vs. Hernández Colón, 131 D.P.R. 593 (1992); Hernández Agosto vs. Romero Barceló, 112
D.P.R. 407 (1982).
14
Santa Aponte vs. Srio. del Senado, 105 D.P.R. 750 (1977).
15
Hernández Agosto vs. Romero Barceló, supra.
16
Silva vs. Hernández Agosto, supra.
17
Noriega vs. Gobernador, 122 D.P.R. 650 (1988).
interna del cuerpo que impedía registrar la abstención de los legisladores
18
Noriega Rodríguez vs. Jarabo, supra.
19
Hernández Torres vs. Gobernador, supra.
20
Hernández Torres vs. Hernández Colón, supra.
21
Noriega vs. Hernández Colón, supra; Sánchez vs. Sec. de Justicia, 152 D.P.R. 643 (2000).
22
Comisión vs. Giménez Muñoz, 109 D.P.R. 715 (1980).
del proceso judicial, tanto en los foros de instancia como en las etapas ape
lativas. Su análisis requiere la evaluación de los eventos anteriores,
Tribunal Supremo de Puerto Rico
Federico Hernández Denton
23
Asoc. de Periodistas vs. Rivera Schatz, 180 D.P.R. 920 (2011); Moreno vs. Pres. UPR II,
178 D.P.R. 969 (2010).
24
Asoc. de Periodistas vs. González, 127 D.P.R. 704 (1991); El Vocero vs. Nogueras, 138
D.P.R. 103 (1995); Angueira Navarro vs. Junta de Libertad bajo Palabra, 150 D.P.R.
10 (2000).
La doctrina de cuestión política se deriva básicamente del principio consti
25
Córdova vs. Cámara de Representantes, 171 D.P.R. 789 (2007); Santa Aponte vs. Secre
tario del Senado, 105 D.P.R. 750 (1977); PPD vs. Rosselló González, 139 D.P.R. 643 (1995).
26
Id.
la doctrina de cuestión política debe ser aplicada en términos funcionales, a
base de los hechos específicos de cada caso en particular. No obstante, como
Tribunal Supremo de Puerto Rico
Federico Hernández Denton
27
R.E. Bernier y J.A. Cuevas Segarra, Aprobación e Interpretación de las Leyes de Puerto
Rico, 2da. Ed. San Juan, Pubs. J.T.S., 1987, Vol. I, p. 299.
28
Alejandro Rivera vs. E.L.A., 140 D.P.R. 538 (1996).
íntegra de la voluntad legislativa.29 La regla de estricta hermenéutica no
309
A pesar de las normas de justiciabilidad y de hermenéutica que, según dis
cutimos anteriormente, circunscriben la discreción judicial ante una con
troversia de corte constitucional, se debe tener presente que el Tribunal
Supremo de Puerto Rico es el garante de los derechos humanos que han
sido incorporados al ámbito doméstico mediante el propio texto constitu
cional y otra legislación a tales fines. Más aún, la Constitución de Puerto
Rico dispone expresamente en la sección 19 de su Carta de Derechos que
“[l]a enumeración de derechos que antecede no se entenderá en forma res
trictiva ni supone la exclusión de otros derechos pertenecientes al pueblo
en una democracia, y no mencionados específicamente”.31 Ello parecería
sugerir, pues, una exigencia de índole constitucional en cuanto a la inter
pretación amplia, liberal y abarcadora de los derechos humanos en nuestra
jurisdicción, como lo es el derecho a la intimidad.
29
Clínica Juliá vs. Sec. de Hacienda, 76 D.P.R. 509 (1954).
30
Corraliza vs. Bco. Des. Ec., 150 D.P.R. 892 (2001).
31
Art II, sec. 19, Const. E.L.A.
Se trata de la Opinión del Tribunal Supremo en el caso Figueroa Ferrer vs.
ELA, del año 1978, emitida por el entonces Juez Presidente José Trías
Tribunal Supremo de Puerto Rico
Federico Hernández Denton
Monge.32
En ese caso, los demandantes eran una pareja matrimonial que deseaba
divorciarse, pero las circunstancias de su relación no cumplían con ninguna
de las causales culposas que requería el ordenamiento jurídico en aquel
entonces para justificar una petición de divorcio (como lo serían, por ejem
plo, el adulterio, el trato cruel y el abandono). Más aún, el artículo 97 del
Código Civil de Puerto Rico disponía expresamente que “… [e]n ningún
caso puede concederse el divorcio cuando la causa en que se funde sea el
resultado de un convenio o confabulación entre marido y mujer o de una
aquiescencia de cualquiera de ellos para conseguirlo”.33
Por esa razón, los esposos presentaron una demanda en contra del Estado
en la cual alegaron que deseaban por común acuerdo disolver el vínculo que
los ataba, pero que no les interesaba “mentir ni entrar a discutir sus intimi
310 dades matrimoniales en el presente sistema de adversarios”.34 Ante ello,
le solicitaron al Tribunal Supremo que declarara como una intromisión
ilegal en su intimidad las disposiciones estatutarias de la legislación de
divorcio que los obligaba a permanecer casados en contra de su voluntad, o
incluso, a invocar una causal culposa de manera engañosa a fin de disolver
el vínculo legal que los unía.
32
107 D.P.R. 250 (1978).
33
31 L.P.R.A. sec. 331.
34
Figueroa Ferrer vs. ELA, supra.
35
Art. II, sec. 8, Const. ELA.
36
Art. II, sec. 1, Const. ELA.
Estados Unidos ha reconocido la existencia de un derecho a la intimidad
37
381 U.S. 479 (1965); .
38
Figueroa Ferrer vs. ELA, supra.
39
Id.
legislativo. El procedimiento confeccionado por el Poder Judicial para
atender estos casos de divorcio por consentimiento mutuo era el siguiente:
Tribunal Supremo de Puerto Rico
Federico Hernández Denton
312
Hasta que la Asamblea Legislativa opte, dentro del esquema cons
titucional vigente, por prescribir otras normas tendentes a garanti
zar que la decisión de disolución conyugal por mutuo acuerdo no
es hija de la irreflexión, los tribunales no admitirán renuncias al tér
mino para solicitar revisión y la petición de divorcio podrá retirarse
en cualquier momento antes que la sentencia se convierta en final
y firme. La Asamblea Legislativa puede erigir otras salvaguardas
razonables para defender debidamente la estabilidad de la familia,
siempre que no viole los derechos ilegislables que protegen las
Secs. 1 y 8 del Art. II. Pueden establecerse, dentro de dichos
parámetros, mecanismos de conciliación, términos mínimos de
duración del matrimonio para la interposición de la acción en
determinados casos y tomarse otras medidas fundadas en intere-
ses apremiantes del Estado.40
40
Id.
ción imperante; y que su papel no puede rebasar al del simple
Como pueden observar, el caso que hemos discutido trata de un claro ejem-
plo en el cual el poder judicial protege jurisdiccionalmente los derechos
humanos incorporados al ámbito doméstico a través de la Constitución.
Esta decisión también ejemplifica diáfanamente un supuesto en el cual el
poder judicial ha actuado vigorosamente ante la inactividad legislativa,
sin menoscabar la potestad de la rama parlamentaria de formular su
propio mecanismo para viabilizar el ejercicio individual del derecho
constitucional.
41
Id. (Énfasis nuestro).
42
Véase la Ley 192-2011, la cual añade como causas de divorcio: “(11) La consignación del
mutuo consentimiento entre los cónyuges para la disolución del matrimonio; presentada
conjuntamente mediante petición ex parte; y (12) La consignación de una ruptura irrepa
rable de los nexos de convivencia matrimonial presentada individualmente.”
Conclusión
Tribunal Supremo de Puerto Rico
Federico Hernández Denton
Evolución Histórica
La jurisprudencia más reciente (Sent. No. 4199/2011), afirmó que “La Su-
316 prema Corte de Justicia ha expresado, reiteradamente que no le correspon-
de pronunciarse sobre la regularidad constitucional de un texto legal, cuando
éste ha sido total e irrevocablemente aplicado. Así pues, resulta indispensa-
ble, para que se analice el mérito del planteo, que la Ley que se impugna
este en vías de ejecución o sea pasible de ejecución, por lo que la acción no
procede cuando la norma ya ha sido aplicada”. Y luego: “…un pronunciamien
to…sobre el fondo del asunto supondría la emisión de un juicio abstracto,
genérico y no relevante para la resolución de un caso concreto, actividad
que no está habilitada por el ordenamiento jurídico (art. 508 C.G.P.)”. Y fi
nalmente: “…partiendo de la premisa que la solicitud de declaración de
inconstitucionalidad tiene por finalidad evitar la aplicación de la ley impug-
nada a un caso concreto, no es jurídicamente posible alcanzar dicho objeti-
vo cuando la norma ha sido definitivamente aplicada”.
Control Constitucional
en el Uruguay
▪ Legitimación: Sólo podrán promover esta declaración, quienes se con
sideren lesionados en su interés “directo, personal y legítimo”. Así lo
establecen tanto el art. 258 de la Constitución de la República, como
el texto reglamentario, art. 508 del Código General del Proceso.
Requisitos
cándose, con toda precisión y claridad, los preceptos que se reputen incons-
República de Uruguay
Jorge Ruibal Pino
Procedimiento
Control Constitucional
puede adoptar ese camino, con prescindencia de la situación en la que se
en el Uruguay
hallare el trámite respectivo.
Efectos
Más especialmente Berro Oribe señala que “lo fundamental es que el caso
concreto no está constituido por el que decide la sentencia de inaplicación
sino por aquél al cual accede el mismo, aquél con referencia al cual se
promueve la nueva acción...” (op. cit. pág. 259). Y agrega, “...nuestro ins-
tituto no es de inconstitucionalidad de las Leyes, sino de inaplicación de
Leyes por razones de inconstitucionalidad...No se trata de ‘juzgar’ una Ley
con el patrón de la Constitución. Esto en cuanto interpretación de la Cons-
titución sólo puede hacerlo el Poder Legislativo... Se trata en sí de la propia
función jurisdiccional. Decir o declarar el derecho con motivo de alguna
contienda jurídica ya sometida o que puede ser sometida a resolución de
los Jueces, aunque nada más que sobre un aspecto de la cuestión: aquél
de la eficacia relativa para ese caso contencioso de una Ley o disposición
320 legal que inevitablemente aparece indicada para su decisión, en razón de
su colisión con determinado texto o principio constitucional.
Control Constitucional
posición que sostiene el Sr. Fiscal de Corte se dejaría al administrado in-
en el Uruguay
defenso ante un reclamo ilegítimo del Estado, el que podría promover un
juicio ejecutivo dirigido a obtener el cobro de un impuesto inconstitucio-
nal, y el administrado no podría defenderse, no podría plantear la incons-
titucionalidad de la norma que lo grava con ese tributo”.
desacertada, respecto al punto que regula, será una mala Ley, pero no por
ello es inconstitucional (Cfr. Sentencias núms. 12/81, 69/82, 404/85, 237/87,
184/88, 152/91, 86/93 —entre otras—)” (Cfr. sentencia núm. 45/2010).
Control Constitucional
(reunión de las dos Cámaras Legislativas) designe a un Magistrado como
en el Uruguay
integrante de la Suprema Corte (habilitándolo para formular juicio crítico
sobre cualquier norma legal impugnada de inconstitucionalidad), van más
allá de las posibilidades del partido de gobierno, por lo que se supone que
deben buscarse consensos, para elegir uno, lo que implica, en buen roman-
ce, que una mayoría especial de los representantes de la ciudadanía toman
la decisión. De éstos es pues, la responsabilidad de elegir al mejor, al más
capaz y no al que responda a los intereses y oportunidades políticas.
Claro que la posición contraria estima que los textos constitucionales exis-
ten para limitar a la mayoría, que los derechos constitucionales no están
sujetos a la voluntad mayoritaria (autor y ob. cits.). Para éstos el control
judicial contramayoritario es, en un Estado democrático, normativamente
deseable. Se trata de un elemento central del sistema de gobierno (nortea-
mericano), indispensable para proteger los derechos y libertades fundamen
tales de los posibles desvíos de la mayoría (cita de Manuel José García
Mansilla. “Estado actual del debate…”, Agosto de 2008). Este autor conclu-
ye, en una clara reivindicación de la institucionalidad del Poder Judi-
cial, que “…el control judicial de constitucionalidad de los actos del Poder
Legislativo y Ejecutivo, junto con las diversas protecciones que la Constitu-
ción brinda al Poder Judicial, continúan siendo elementos fundamentales
324 del Estado Constitucional de Derecho. Y es que, como explica Barnett
(Randy), la confianza en los jueces resulta inevitable en un sistema consti-
tucional en que se faculta solamente a éstos para interponerse entre los
ciudadanos y las facciones mayoritarias y minoritarias que operan a través
del gobierno representativo; cuando la legislación avanza sobre las liber
tades, solo la revisión de jueces imparciales puede garantizar la protección
de los derechos constitucionales de los ciudadanos” (aut. y op. cits.) Clara
referencia a la situación del Poder Judicial de la República Argentina, en
décadas pasadas.
Y por sobre todas las cosas, los propios Jueces de control constitucional no
pierden de vista la realidad del país, de su sociedad en general y de sus cir-
cunstancias actuales. Porque forman parte de esa sociedad, en ese momento
y lugar determinado y corren con las mismas venturas y desventuras de
todos los ciudadanos.
Control Constitucional
en el Uruguay
De modo que desde que los jueces del control constitucional son designados
por los representantes de la ciudadanía, más allá de las posibilidades del
partido de gobierno; porque operan con pautas constitucionales fundadas
en la opinión de la ciudadanía; y porque son parte de la realidad de la
sociedad, están, a mi juicio y en mi país, fuera de las críticas referidas a legi
timidad y potestad contramayoritaria. Esta última, eliminada definitivamen
te, por el efecto concreto de la decisión declarativa de inconstitucionalidad.
325
Tribunales (Supremos) como
Representantes o Representación
sin Representantes1,2
András Sajó
De acuerdo con las expectativas del público que prevalecen en las democra-
cias contemporáneas, la elección popular genera la representatividad de los
órganos políticos y otorga legitimidad a las decisiones de estos órganos. Tra
dicionalmente, la legitimidad del poder judicial como mecanismo de apli-
cación de la ley y la resolución de conflictos individuales no se basó en los
mismos presupuestos de la democracia electoral. Pero con el advenimiento
de la revisión judicial y la interpretación constitucional, se atribuyó una
nueva función a los tribunales, y a los tribunales supremos, en particular: la
facultad de revisar la legislación que se considera encarna la expresión legí
tima de la voluntad popular democrática. Esto plantea nuevas cuestiones
respecto de la legitimidad de los tribunales.
1
© 2013. András Sajó. Este trabajo se basa en una conferencia pronunciada en la Uni-
versidad de Oxford el 18 de octubre 2012, organizada por la Fundación para el Derecho,
Justicia y Sociedad. Sin embargo, las siguientes observaciones no se refieren al Reino Unido
directamente, dado que la doctrina tradicional de la supremacía parlamentaria y la ausencia
de una constitución escrita minimiza la revisión judicial de la legislación en el Reino Unido
y por tanto la necesidad de representatividad democrática del poder judicial.
El autor desea expresar su gratitud a Denis Galligan por sus comentarios inspiradores.
2
Traducción del inglés al español efectuada por el Dr. Francisco Tortolero Cervantes,
Secretario Técnico de la Cumbre de Presidentes. 327
responsables a través de la elección popular o de otro tipo. Sin embargo,
la representación no puede ser un concepto totalmente desprovisto de
imprecisiones. De hecho, implica una gran cantidad de significados, inclu-
Tribunal Europeo de los
Derechos Humanos
yendo algunos que indican que los tribunales y sus actividades pueden ser
András Sajó
sin Representantes
cos, un proceso que es bastante común en el caso de los integrantes de los
Tribunales Constitucionales, elegidos por los parlamentos o designados por
órganos políticos específicos (como en Francia).
329
La insistencia en la elección popular puede ser incierta, incluso fuera del
ámbito judicial, es decir, con respecto a otros órganos políticos. El enigma
de por qué y cómo la legitimidad y la autoridad emana del hecho de haber
sido elegido contiene un elemento de misterio. Sigue siendo cuestionado,
que el acto de elegir equivalga a una transferencia de poder de los electores
a los representantes electos. De hecho, las elecciones rara vez generan un
milagro de esas dimensiones, uno de esos que sería una reminiscencia de la
transubstanciación. Todo lo que hace una elección popular es permitir que
el representante participe en el trabajo de un órgano legítimo del poder.
Como David Plotke3 ha demostrado que la identificación entre democracia
y elecciones como herramienta para distinguir los estados occidentales de
los regímenes totalitarios. Pero hoy en día los peligros de caer en la opre-
sión comunista son inexistentes. Por tanto, el delgado concepto de legiti
midad electoral no puede satisfacer las necesidades actuales de legitimación
del poder entre el electorado, especialmente si se toman en cuenta los actua
les temores de que las personas están perdiendo la representación. Por su-
puesto, la elección como un procedimiento justo disminuye algunas de las
dificultades del gobierno democrático representativo. También proporcio-
na la igualdad formal a los ciudadanos, sin embargo, permitiendo un pleno
autogobierno. Después de todo, la expectativa fundamental de autogobier-
no se refleja en el lema “dejar que el pueblo decida”. Pero ser elegido no
garantiza la capacidad de respuesta a los ciudadanos.
3
D. Plotke, Representation is Democracy, Constellations: Int’l J. Critical & Democratic
Theory, 1997, pp. 19-34.
Detrás de los ataques contra la legitimidad del control de constitucionalidad
y el correlativo intervencionismo judicial, que se traduce como la usurpa-
ción de la función legislativa, se esconde un segundo problema de legitimi-
Tribunal Europeo de los
Derechos Humanos
dad, en parte diferente. Éste no se relaciona con el poder judicial, sino más
András Sajó
sin Representantes
democrático de separación de poderes.
4
Al menos ésta fue la tendencia dominante hasta hace poco, cuando surgió una fuerte
contra-corriente intelectual que pugnaba por el escepticismo frente al control jurisdic-
cional, como lo ilustra la popularidad de romper con los tribunales. Ver, por ejemplo:
M. Tushnet, Taking the Constitution Away from the Courts, Princeton University Press,
1999. Ver además: J. Waldron, Law and Disagreement, Oxford University Press, 2001.
5
J. Resnik, D. Curtis, Representing and Contesting Ideologies of the Public Spheres:
Representing Justice: Re-Presenting Justice: Visual Narratives of Judgment and the
Invention of Democratic Courts, Yale J. Law & Human, 2012, p. 19.
la democracia electoral, las ramas cuyos miembros son a través de la demo-
cracia electoral, podrán contraatacar la legitimidad de la revisión constitu-
cional de fuente judicial. La crítica frente a tribunales por ser no
Tribunal Europeo de los
Derechos Humanos
Representatividad:
un concepto controvertido
sin Representantes
dad de todo el sistema viene de la democracia, que opera a través de proce-
sos electorales.
6
S. P. Huntington, The Third Wave: Democratization in the Late Twentieth Century,
Oklahoma, 1991, pp. 9-10.
del Parlamento fuera un delegado, o por lo menos un fiduciario en abuso de
confianza.
Tribunal Europeo de los
Derechos Humanos
7
J. S. Mill, Considerations on Representative Government, Everyman’s Library, 1936,
p. 175. La relación con la opinión pública también jugará un papel al analizar los esfuerzos
de apuntalar la representatividad de los tribunales límite.
parece al original, tiene sus características, y es, por tanto, auténtico, in
cluso aunque no sea el original y aunque no sea idéntico. Todo esto apunta a
sin Representantes
pondencia con el representado. Tal correspondencia no se limita necesaria-
mente a un individuo o a la comunidad, sino también a sus características
fundamentales. Actualmente, en la política, la similitud entre algunas carac
terísticas del representante y las del representado se considera normalmente
una justificación suficiente de la autoridad del representante (véase la ideo-
logía del “One of Us” (uno de nosotros)). Esto es particularmente cierto en
términos de políticas de identidad, donde la representación política es enten
dida como representación identitaria. La similitud es crucial para la repre-
sentatividad en la democracia popular: representatividad es sinónimo de
popularidad en la cultura pública y en la televisión, en particular. Si la polí-
tica y las opciones políticas funcionan de la misma manera en que el espec-
táculo, o en la “politique spectacle”, como los franceses lo llaman, entonces
la representatividad corresponde en primer lugar a la atracción y al atractivo
sexual. La atracción es una función derivada de la similitud, similis simili 335
gaudet. Lograr ser popular en las elecciones significa ser seleccionado por
los rasgos que reflejan la identidad de las personas que hacen la elección.
En gran medida, la popularidad sobre la base de similitud sirve como base
para las opciones electorales. La similitud fomenta la aceptación del repre-
sentante y, por tanto, su legitimidad.
8
H. F. Pitkin, The Concept of Representation, University of California Press, 1967, p. 87.
por el distrito electoral [bailliage] para desear en su nombre está destinado
a querer lo que el distrito electoral habría deseado, y de ahí, transportar esa
voluntad a la junta general, si bien, después de haber deliberado y compa-
Tribunal Europeo de los
Derechos Humanos
rado con madurez todas las motivaciones de los diferentes distritos elec
András Sajó
Huelga decir que en el panorama político del siglo XVIII de los distritos
electorales individuales y en ausencia de los partidos políticos, Burke per-
dió su asiento en Bristol, aunque no necesariamente debido a la aversión de
los electores de su teoría. Es más probable que los comerciantes de Bristol
no se inclinaban sobre todo a aceptar el libre comercio, que fue defendido
por Burke, que fue sin duda un bien público a nivel imperial, pero un desas-
tre para sus cofres del tesoro. Aunque el mandato imperativo ha sido expul-
sado del constitucionalismo moderno, el problema del mandato reaparece
en las proposiciones radicalmente democráticas. Las diferentes formas de
9
Talleyrand on 7 July 1789 at the National Assembly, Archives parlementaires, Tome 8.,
at 201, quoted in P. Brunet, La representation, in M. Troper, D. Chagnollaud (dir.), Triaté
international de droit constitutionnel, Tome 1., Dalloz, 2012, p. 629.
10
E. Burke, Speech to the Electors of Bristol, 3 November 1774, Works 1:446-448, in P. B.
Curland, R. Lerner, The Founders’ Constitution, University of Chicago Press, Liberty
Found, 2000. Vol. 1, Ch. 13, Doc. 7. Disponible en <http://press-pubs.uchicago.edu/
founders/documents/v1ch13s7.html>. Es bastante notorio que en la obra magistral de
Conor Cruise O’Brien’s sobre Burke esta innovación radical de teoría política se dejó fuera
de la larga cita del discurso que debía entenderse como un acto de honestidad personal, lo
que fue sin duda. Este es un ejemplo sorprendente de lo que puede causar las diferentes
perspectivas profesionales. Ver O’Brien, The Great Melody. A Thematic Biography of
Edmund Burke, University of Chicago Press, 1993, p. 75.
referéndum traen elementos gubernamentales representativos del mandato
imperativo, y no es algo inaudito en el constitucionalismo contemporáneo
11
T. Paine, Dissertation on the First Principles of Government, 1795, Life 5:221-225, en
P. B. Curland, R. Lerner, The Founders’ Constitution, University of Chicago Press, Liberty
Found, 2000. Vol. 1, Ch. 13, Doc. 40. Disponible en <http://press-pubs.uchicago.edu/
founders/documents/v1ch13s40.html>.
representante se entiende como un acto temporal de atribución de po
deres: Los electores transfieren su poder de decisión. Esta concepción de la
representación como algo que es compartida en términos iguales por los
Tribunal Europeo de los
Derechos Humanos
ciudadanos dio como resultado la consigna cómoda de que ser electo popu-
András Sajó
12
J. Madison, The Utility of the Union as a Safeguard against Domestic Faction and
Insurrection (continued), The Federalist, November 22, 1787, No. 10.
sola entidad. La representación se discute en términos de la autorización,
tanto en lo que se refiere a los elementos constitutivos (por ejemplo, los
sin Representantes
fuente de autoridad: el ciudadano acepta la decisión de los delegados porque
ella se reconoce a sí misma como un actor de la decisión, o al menos que ella
reconoce en la decisión sus deseos y su identidad. La crítica contemporánea
de los representantes electos y de la democracia se basa en la afirmación de
que tal reconocimiento no se produce debido a que la similitud está ausen-
te. Los gobiernos representativos no pueden ser representativos, ya que
están alejados de los electores, y los electores no se reconocen en los dele-
gados, ni encuentran sus preferencias reflejadas en los actos colectivos que
emergen de las deliberaciones de los representantes. Esto podría no ser una
objeción relevante en una teoría de Burke. Más bien se puede decir que la
crítica subyacente está relacionada con una teoría no burkeana de la repre-
sentación, es decir, la de que la representación es la imagen fiel de un original.
La idea de una imagen fiel anima una preocupación psicológica contempo-
ránea fundamental en el ámbito de las prácticas políticas cotidianas con 339
Mientras que las preocupaciones acerca de las comunidades que los legisla-
dores representan (las nacionales frente a las locales) no están ausentes del
340 pensamiento constitucional contemporáneo, éstas han sido eclipsadas por
las ideologías de la igualdad democráticas que están en conflicto parcial o
en tensión con estas preocupaciones más orientadas a la comunidad. Para
efectos prácticos, el énfasis estaba y está en el empoderamiento de los indi-
viduos que integran al pueblo. Es en este contexto que el acto de elección
fue identificado y elevado a un método de legitimar formalmente el poder
de los legisladores. Sin embargo, los productos de los representantes elec-
tos no son necesariamente representativos.
sin Representantes
ciente alienación política de las minorías. Esta alienación es particularmen-
te pronunciada mientras estas minorías siguen siendo electoralmente no
desorganizadas o bien cuando sólo son escuchadas en el momento de re-
nunciar a ciertos elementos constitutivos de su identidad y su existencia.
13
H. F. Pitkin, The Concept of Representation, op. cit., pp. 221, 233.
política de la identidad). Lo mismo se aplica a la representación sobre la
base de un mandato, que es la justificación alternativa de la legitimidad de
la representación que parece haber caído en desuso en muchos aspectos
Tribunal Europeo de los
Derechos Humanos
La idea de que los tribunales y los jueces encajan en una u otra forma de
representación ha sido históricamente generalizada. Por supuesto, la fun-
ción principal de los jueces se entiende manifiesta en la resolución de con-
flictos de acuerdo con las normas preexistentes. Por tanto los problemas
habituales de la representación política no pueden ser simplemente trans-
feridos a la judicatura. Sin embargo, nos planteamos la pregunta: ¿debe un
342
juez hacer lo que desea la sociedad de donde emana, o debe en cambio re-
solver lo que él crea mejor para la sociedad? Esta cuestión parece ser fun-
damentalmente contraria a la noción de toma de decisiones judiciales
imparcial e independiente. Sin embargo, un proceso de toma de decisiones
independiente no excluye la representatividad de la sentencia judicial. Si un
juicio debe encarnar algún tipo de correspondencia y, por tanto, de repre-
sentación, incluso si primeramente ha sido ligado a una imagen exacta de la
voluntad popular, las consecuencias del valor representativo de la decisión
son importantes. Si los jueces tienen el deber de representar y hacer visible
una realidad jurídica, ¿es éste un factor limitante o amplificador del poder
judicial? Burke, a medio camino entre la tradición y la modernidad, consi-
dera que los jueces debían ser los garantes del pueblo, en el mismo sentido
en que el Rey debía entenderse como garante.14 La Revolución Francesa
refleja una posición ambivalente al respecto: Los jueces fueron elegidos en
14
“Sería (entre las calamidades públicas) un mal más natural y tolerable, que la Cámara
de los Comunes debería infectarse con cada frenesí epidémico de la gente, ya que esto podría
indicar cierta consanguinidad, cierta compasión de la naturaleza con sus electores, que de-
berían en todos los casos quedar totalmente al margen de las opiniones y sentimientos de
las personas de fuera. Por este deseo de compasión cesaría de ser una Cámara de los Co-
munes. Porque no es la derivación del poder de esa Cámara desde la gente, lo que hace en
un sentido distinto a su representante. El Rey es el representante del pueblo, lo mismo que
los señores; lo mismo los jueces. Todos son garantes para el pueblo, del mismo modo que lo
son los Comunes; porque ningún poder se da con el único bien del titular, y aunque el gobier
no sin duda es una institución de la autoridad divina, todavía sus formas, y las personas
que lo administran, todas se originan del pueblo.” E. Burke, Thoughts on the Cause of the
Present Discontents, 1770, Works 1:347-349, en P. B. Curland, R. Lerner, The Founders’
Constitution, University of Chicago Press, Liberty Found, 2000. Vol. 1, Ch. 13, Doc. 6.
Disponible en <http://press-pubs.uchicago.edu/founders/documents/v1ch13s6.html>.
el nombre de una teoría de la representación nacional. Con ello se preten-
día contrarrestar el concepto tradicional de Parlement, que en aquella épo-
sin Representantes
jueces, al igual que los delegados de la Asamblea Nacional, eran vistos como
aristócratas desvinculados a las comunidades territoriales. Tal desaco
plamiento pretendía al mismo tiempo acentuar la centralización sin que
aquello representara una concentración de los poderes del Rey. Sin embar-
go, el juez francés no era considerado como un delegado. La insistencia en
jueces elegidos provino del frenesí electoral de la Revolución: Esa fue la
primera época que sucumbió al sex-appeal de una representación popular
simplificada —la legitimidad de la participación. La elección era la fuente
última de legitimidad. En 1790 incluso sacerdotes tenían que ser electos en
la Francia revolucionaria. La elección de los jueces también fue vista como
un remedio contra la venalidad y la corrupción generada con el anterior
sistema de designaciones judiciales.15
15
T. L. Anenson, For Whom the Bell Tolls: Judicial Selection by Election in Latin America,
4 Sw. J. L. & Trade Am., 1997, p. 262, argumenta que la elección popular sería apropiada en
América Latina, dada la necesidad de ser sensible a las necesidades de la comunidad local,
y en la lucha contra la corrupción.
la tradición parlamentaria determina que los jueces sean electos en pro
porción a la representación partidista dentro del Parlamento. Uno de los
principales partidos declaró recientemente que los jueces que consideren el
Tribunal Europeo de los
Derechos Humanos
La teoría liberal francesa del siglo XIX aceptaba que el juez debía ser un
representante de la Nación, pero con una función que es distinta a la de
los representantes políticos.16 Aquello nunca fue considerado como un ar-
gumento a favor de la elección popular. La ideología jurídica continental
contemporánea se mantenía cercana al núcleo teórico del siglo XIX, al consi
derar que los jueces ejercen su poder a favor (y en nombre) de la Nación.
Las objeciones a una teoría contemporánea de la representación judicial
podrían ser las siguientes: Por regla general, los tribunales no pueden tener
legitimidad formal, como representantes, porque no hay manera de que un
344
distrito electoral pudiera reconocer formalmente a ellos o a sus actos como
representativos del pueblo. Las respuestas tradicionales, basadas en las
elecciones para explicar el problema principal-agente están en conflicto con
la función judicial y Estado de Derecho (en el sentido de que los jueces
están obligados por la ley). No hay comunidad política específica que reco-
nozca a un tribunal como su propio representante. Mientras la transparencia
y la rendición de cuentas sigan siendo preocupaciones democráticas aplica-
bles a la selección de jueces, no se vuelve necesario que la democracia re-
quiera de su elección popular.17
Al igual que los políticos, los jueces son, de alguna manera, responsables de
sus decisiones; los modos de legitimación de algunos funcionarios electos
son comparables a los de los jueces. La obligación de rendir cuentas de
los parlamentarios es limitada, ya que no se aplica durante su mandato, y
no puede entenderse como personal vis a vis de los electores, que votan por
partidos. En la medida en que una decisión judicial está sujeta a revisión,
los jueces se legitiman, siendo los mecanismos disciplinarios más fuertes
para los jueces que para los políticos. En cuanto a los tribunales límite, hay
menos responsabilidad directa, pero en gran medida sus decisiones se rene
gociaron en la legislación y en los tribunales inferiores.
16
Laboulaye, Séance du 21 juin 1875, Annales de l’Assemblée nationale, 1875, Tome 39,
86. Citado en Brunet, La representation, op. cit., p. 635.
17
J. Resnik, Judicial Selection and Democratic Theory: Demand, Supply, and Life Tenure,
CLR, 2004-2005, p. 579.
La idoneidad de la elección popular de los jueces es particularmente objeto
de acalorados debates en los Estados Unidos, especialmente a causa de las
sin Representantes
y no nombrados en un proceso de selección no popular? En este sentido, me
limito a citar la revista The Economist. El semanario discutió el asunto en
los siguientes términos: “En 1906 Roscoe Pound, un académico de la Facul-
tad de Derecho de Harvard, inició una campaña para que los jueces fueran
nombrados diciendo: ‘Poner los tribunales en la política, y obligar a los jue-
ces a convertirse en políticos, en muchas jurisdicciones casi se ha destruido
el respeto tradicional por el tribunal.’ Cuando habló, ocho de cada diez jue-
ces estadounidenses eran designados por elección. Hoy en día, la cifra es
del 87 por ciento. Los estadounidenses son reacios a aceptar que los políti-
cos deben ser elegidos por el pueblo, pero no los jueces”.18
18
Guilty, Your Honour? This year’s judicial elections may be worryingly free-speaking.
(The Economist, 22 July 2004). Para una revisión de la selección judicial y argumentos
contra la elección judicial popular verp.ej., L. Epstein, J. Knight, O. Shvetsova, Comparing
Judicial Selection Systems, Wm. & Mary Bill Rts. L. J., 2001, p. 7.
19
J. Resnik, D. Curtis, Representing and Contesting Ideologies of the Public Spheres:
Representing Justice: Re-Presenting Justice: Visual Narratives of Judgment and the
Invention of Democratic Courts, op. cit., p. 24.
20
La Asamblea Europea, el órgano representativo que elige a los jueces del TEDH tiene
reglas formales sobre lograr equilibrio de género y como tribunal internacional se basa en
la regla de que cada Estado tiene que tener un juez en la Corte, justificado por la igualdad de
Estados como soberanos.
tante en la forma de interpretar la ley, que podría haber tenido un impacto
en la percepción del público, y en la aceptación social, reacia a la judica
tura.21 Pero me limitaré a los problemas de representatividad judicial como
Tribunal Europeo de los
Derechos Humanos
21
W. Kaupen, T. Rasehorn, Die Justiz Zwischen Obrigkeitsstaat und Demokratie: Ein
Empirischer Beitrag zur Soziologie der Deutschen Justizjuristen, Luchterhand, 1971.
Independientemente de sus méritos pragmáticos, el ideal de la semejanza
social que se basa en la composición sociocultural de la judicatura está
sin Representantes
tegia de poder. Los jueces representativos son nombrados dentro de un jue-
go de poder entre los gobernados y el gobernante, donde los gobernados
reconocen el liderazgo. Aquí el gobernante (el agente) no se identifica a sí
mismo con el electorado a través de unos objetivos políticos comunes o
desarrollados en forma conjunta; más bien, trabaja “en las mentes de las
personas que van a aceptar” tal liderazgo.22 Mientras que una cuota flexible
puede servir de representación simbólica y aumentar la credibilidad entre
ciertos grupos excluidos (y bien puede ser parte de un proyecto de acción
afirmativa en general) el problema real es más de exclusión que de inclu-
sión. Apuntar a ciertas experiencias y representaciones pertinentes excluye
a otras experiencias a priori. Por ejemplo, al analizar la experiencia judicial
previa en la designación de jueces especializados en derechos humanos,
puede afirmarse que no suele tomarse en cuenta el papel del aspirante en la
defensa de derechos humanos ni su experiencia académica.
347
22
H. F. Pitkin, The Concept of Representation, op. cit., p. 101.
23
Fullilove v. Klutznick, 448 U.S. 448, 502 (1980) Justice Powell, concurring.
son socialmente interpretados como cuestiones de justicia es fácil de acep
tar. De hecho, uno puede ver que la administración pública se está judicia-
lizando cada vez más. Así, se vuelve de lo más aceptable que los funcionarios
Tribunal Europeo de los
Derechos Humanos
24
United States v. Carolene Products Co., 304 U.S. 144, 155 (1938).
quién es “el pueblo”. La Corte Suprema de los EE.UU decidió la cuestión del
suicidio asistido por estos motivos: Se sostuvo en Cruzan v. Director of
sin Representantes
derecho federal al suicidio asistido y que aquella es una cuestión o derecho
que debe ser determinado por el pueblo de los diversos Estados.
25
H. F. Pitkin, The Concept of Representation, op. cit., 141.
Representación de valores
constitucionales fundamentales
Tribunal Europeo de los
Derechos Humanos
26
E. Burke, Thoughts on the Cause of the Present Discontents, op. cit.
27
A. Hamilton, Concerning the General Power of Taxation (continued), The Federalist,
January 5, 1788, No. 35.
ramente un reflejo de la opinión pública y el sentimiento, sino que será
selectiva y creativa también, con la esperanza de que gracias a su propia
sin Representantes
de la determinación judicial.
28
H. F. Pitkin, The Concept of Representation, op. cit., 139.
que legitimaría esa acción que no sea el deseo de paternalismo y de la lucha
contra los prejuicios que pueden caracterizar a las ramas políticas.
Tribunal Europeo de los
sin Representantes
rante. Uno puede temer con razón que un tribunal constitucional que pre-
tende descubrir y hacer cumplir “principios” reclamará poderes que pondrán
en marcha un proceso de pensamiento ni accesible a los demás y no abierto
al escrutinio público. Dicho acceso sacerdotal a la justicia es una receta para
la arbitrariedad y el resultado es el aislamiento de los jueces frente a la
sociedad.
29
Ver, p.ej., las referencias TEDH al “Concenso de valores europeos.” Ver, p.ej. S.H. and
Others v. Austria, TEDH, no. 57813/00, resolución del 3 de noviembre 2011, párr. 96, 106,
y la opinion concurrente del juez De Gaetano, párr. 4, las opiniones disidentes de los jueces
Tulkens, Hirvelä, Lazarova Trajkovska y Tsotsoria, párrs. 7-8, 10-11; Stummer v. Austria,
ECtHR, no. 37452/02, resolución del 7 de julio 2011, párrs. 105, 132, opinión disidente del
juez Tulkens, párr. 10; A, B and C v. Ireland, TEDH, no. 25579/05, resolución del 16 de
diciembre 2010, párrs. 235-237, opinión concurrente del juez Finlay Geoghegan, párrs. 1,
4-10; con las de los jueces Rozakis, Tulkens, Fura, Hirvelä, Malinverni and Poalelungi,
párrs. 2-9; Dickson v. The United Kingdom, TEDH, no. 44362/04, resolución del 4 de
diciembre 2007, párrs. 79-81; Animal Defenders International v. The United Kingdom,
ECtHR, no. 48876/08, resolución del 22 de abril 2013, párr. 123, opinión del juez
Bratza, párr. 14, opinión de los jueces Ziemele, Sajó, Kalaydjieva, Vučinič and De Gaetano,
párrs. 8, 15. Ver también la referencia al presunto número creciente de estados de los
EE.UU. que descriminalizan la sodomía en Lawrence v. Texas, 539 U.S. 558 (2003).
30
Obviamente, la representación creativa de valores constitucionales, afirmada contra la
posición de las ramas políticas debe permanecer excepcional, y tiene que usarse con cuida-
do. Se tiene que usar escasamente, entre otras cosas por razones prácticas. Debilitaría su
credibilidad si no encaja en actividades judiciales menos controversiales, y llegaría a ser
irrelevante si circula demasiado seguido en la oposición política.
ración para una teoría de la representación judicial como correspondencia.
Según Aristóteles, el arte es mimesis, es decir, una forma de imitación. “La imi
tación es uno de los instintos de nuestra naturaleza.”31 Presupone, sin
Tribunal Europeo de los
Derechos Humanos
31
Aristotle, Poetics, Cosimo, Inc., 2008, 6. (1.IV.)
32
H. F. Pitkin, The Concept of Representation, op. cit., p. 8.
nifica que lo que se hace presente había estado presente en alguna forma.
Sin embargo, esto no excluye un elemento de creatividad en el sentido de
sin Representantes
constitucional. Esto significa que, en alguna forma, el bien jurídico que se
reproduce ya ha existido socialmente (e incluso legalmente en la forma de
un principio aplicable). Aunque lo anterior no implica una creación arbi
traria del juez (ni el de los parlamentarios). Pitkin defendió un concepto
dinámico. La representación política debe ser capaz de reflejar la naturale-
za cambiante del agente representado tanto a nivel individual como colec-
tivo: Las preferencias individuales cambian, así como las necesidades de la
entidad colectiva de auto-comprensión y estos cambios son exactamente
el resultado de la interacción entre la colectividad representada y el delega-
do. El desempeño de los tribunales en calidad de representantes (o en el
desempeño de un papel relacionado) puede ser satisfactorio, siempre y
cuando entiendan esta dinámica. Ellos no pueden ser la única institución
responsable de esta reflexión y no pueden reclamar competencias exclusi-
vas a este respecto. 355
La legislación puede ser acusada una y otra vez de estar fuera de contacto
con las realidades constitucionales, es decir, los valores constitucionales de
la sociedad de la época. Después de todo, la legislación no siempre refleja
los deseos genuinos y los intereses de la mayoría, o incluso aquéllos en cuyo
nombre actuó el poder legislativo, y menos aún el interés público. La res-
puesta estándar es que tales críticas son jurídicamente irrelevantes e inclu-
so destructivas: La ley y la legislación son acerca de atribuir la competencia
exclusiva a la institución elegida para determinar lo que está en el interés
público, o lo que corresponde a la voluntad de la mayoría. Estas críticas son
ilegítimas porque se invocan los actores fuera de los parámetros del sistema
político. Pero los críticos externos del proceso legislativo no deben ser conde
nados al ostracismo por completo, ignorados hasta las próximas elecciones
que se presentan cercanas (que no siempre marcan el comienzo de correc-
ciones legislativas deseadas o incluso prometidas). La interpretación cons-
titucional está destinada a proporcionar una fuente exterior de correctivos
Tribunal Europeo de los
Derechos Humanos
cial está destinada sobre todo para corregir las decisiones ejecutivas sola-
mente. Un número considerable de democracias reconocen de manera
fundamental que el sistema constitucional como tal, requiere una supervi-
sión judicial, así como correcciones al proceso democrático; encontrar la
forma adecuada de la cooperación entre estas (y tal vez otras) formas de
vida constitucionales es un asunto de debate y negociación.
sin Representantes
adopción gay fue apoyada por la mayoría de los franceses en 2012, y la po-
sición fue tal vez confirmada por la concesión de una mayoría de los socia-
listas en las elecciones nacionales. Pero una vez que la legislación sobre la
adopción gay fue seriamente considerada y debatida en la legislatura, esta
mayoría parecía desaparecer. Es probable, sin embargo, que si la adopción
gay llegara a adoptarse, y en ausencia de grandes escándalos, la gente acep-
taría rápidamente la práctica. ¿Y qué si no lo hicieron? ¿Es este un factor
decisivo para un tribunal constitucional? Tomemos el ejemplo de la abo
lición de la pena de muerte por el Tribunal Constitucional de Hungría en
1990. Esta fue una decisión muy impopular en ese momento, pero que la
élite política considera que es una necesidad constitucional y política para
la aceptación de Hungría en la Europa democrática, un objetivo social indis
cutible en el momento.34 Hoy en día, incluso después de que una nueva gene
ración ha llegado a participar en la vida pública, el público en general sigue 357
33
The Pew Research Center, More Americans Discussing – and Planning – End-of-Life
Treatment. Strong Public Support for Right to Die, January 5, 2006. Disponible en:
<http://www.people-press.org/files/legacy-pdf/266.pdf>.
34
Hungarian Constitutional Court, Decision 23/1990 (X. 31.) AB. See e.g. L. Sólyom, G.
Brunner, Constitutional Judiciary in a New Democracy. The Hungarian Constitutional
Court, The University of Michigan Press, 2000, pp. 118-138.
gual. Es el papel de los tribunales constitucionales para hacerle frente tanto
a usurpaciones estatales como privadas en esta autonomía pública.35
Tribunal Europeo de los
Derechos Humanos
35
J. Habermas, Between Facts and Norms: Contributions to a Discourse Theory of Law
and Democracy, The MIT Press, 1996, pp. 277-279.
36
H. F. Pitkin, The Concept of Representation, op. cit., p. 106.
37
Es, entre otras, por esta razón que, al menos en el continente, los tribunales son llama-
dos regularmente para determinar si los poderes legislativo y ejecutivo están o no violando
la soberanía nacional en el otorgamiento de nuevas atribuciones a la Unión Europea. Ver,
por ejemplo, la sentencia de Lisboa del Tribunal Federal Alemán Constitucional, BVerfG, 2
BvE 2/08, Sentencia del 30 de junio de 2009.
des europeas contemporáneas. Estos son los temas sociales divisorios, es
comprensible que por el bien de la estabilidad social, que a menudo se dejan
sin Representantes
sión judicial, lo que demuestra las dificultades inherentes a la representa-
ción popular.
1
Dr. Martin Gramatikov, Prof. Ivo Giesen, Malini Laxminarayan, Dr. Peter Kamminga,
Dr. Laura Klaming, Jin Ho Verdonschot y Corry van Zeeland, informe final, 2010. El proyecto
fue realizado por la Universidad de Tilburg y por la Universidad de Utrecht, y fue financiado
por el Instituto de La Haya para Derecho Internacional. www.measuringaccesstojustice.
com. 363
identificó las necesidades más apremiantes asociadas con las rutas de la
justicia.2 Este documento fue un informe para un proyecto de investigación
Corte Africana de Derechos Humanos
medir los tres aspectos del acceso a la justicia: costos, calidad de los proce-
y de los Pueblos
▪ Figura 1
2
Otros documentos incluyen ‘Identifying legal needs: a bottom up approach to rule of
law and access to Justice, 2007’, por M. Barendrecht, P. Kamminga y J. H. Verdonschot
y ‘How to measure the Price and Quality of access to Justice’, 2006, por M. Barendrecht,
J. Mulder, & I. Giesen.
Presentación sobre acceso a la justicia
y transparencia en el contexto de la Corte
Africana de Derechos Humanos y de ...
Fuente Naciones Unidas, disponible en:-http://www.undp.org/content/dam/undp/
library/Democratic%20Governance/RoL-A2J%20GP%20Annual%20Report%20
2010%20DGG%20BDP.pdf
365
El marco normativo
del acceso a la justicia
3
Antonio Augusto Cancado Trindade, 2011, ‘The Access of Individuals to International
Justice’, Oxford University Press, ISBN 978-0-19-958095-8(Hbk), 978-0-19-958096-5(Pbk).
El cambio en el orden legal internacional fue cultivado por las atrocidades
y las masivas violaciones a los derechos humanos a finales del siglo veinte y
Corte Africana de Derechos Humanos
4
Laura Klaming e Ivo Giesen, febrero de 2008, ‘Access to Justice: the Quality of the
Procedure’, TISCO working paper Series on Civil Law and Conflict Resolution System,
No. 002/2008, Version:1.0; disponible en la Red de Investigación de Ciencias Sociales.
oportunidad de presentar su caso. Además, un abogado espera recibir una
Otra teoría, la teoría heurística de la justicia, se genera por la teoría del va-
lor en el grupo y por los modelos relacionales, y denota que las personas
usan sus juicios de justicia como heurísticos para evaluar la justicia de
los resultados y de los procedimientos y depende de ello para tomar deci-
siones sobre sus reacciones siguientes, y si aceptar y cumplir con la decisión
de las autoridades. Por lo general se usa en situaciones en las que existe un
riesgo de exclusión o de explotación. La opinión se forma sobre la base de
la información disponible para el público y cuando esto no ocurre, las per-
sonas reaccionan. Esta teoría está estrechamente relacionada con la justicia
distributiva. Esto se debe a que las personas no saben si una autoridad es
confiable y si estarán sujetos a un procedimiento caracterizado por hacer
oír su voz, congruencia, sesgo, supresión, exactitud, corrección y ética.
5
Véase la nota 2 anterior.
que incluyen la justicia distributiva, retributiva, transformativa, informati-
va, formal y el pragmatismo legal, para después desarrollar los puntos del
Corte Africana de Derechos Humanos
cuestionario. Presentan que esto se puede usar para medir los resultados de
Sophia A.B. Akuffo
la ruta de la justicia.
y de los Pueblos
6
Artículo 7. Fuentes de la ley.
La Corte aplicará las disposiciones de la Carta y de todos los demás instrumentos de dere-
chos humanos relacionados ratificados por los Estados afectados.
7
Artículo 14 del Protocolo, ELECCIONES.
1….
2. La Asamblea se asegurará que en la Corte como un todo estén representadas las regiones
principales de África y sus tradiciones legales principales.
3. En la elección de los jueces, la Asamblea se asegurará que exista una representación de
género adecuada.
Además, el artículo 22 del Protocolo establece que un juez no puede par
Las solicitudes que se presenten ante la Corte deben cumplir con los requi-
sitos de admisibilidad que se especifican en el artículo 56 de la Carta8 y que se
reflejan en el artículo 6 del Protocolo y en la Regla 40 de las Reglas. De espe
cial importancia es el artículo 56(5) de la Carta que exige que las solicitudes
deben enviarse después de haber agotado los recursos judiciales locales, si
los hubiere, a menos que el procedimiento para obtenerlos sea excesiva- 369
8
Artículo 56 de la Carta.
Las comunicaciones relacionadas con los derechos humanos y de los pueblos a que se hace
referencia en el artículo 55 recibido por la Comisión se considerarán si:
1. Indican a sus autores aunque éstos soliciten su anonimato,
2. Sean compatibles con la Carta de la Organización de Unidad Africana o con esta Carta,
3. No se escriben en un lenguaje despreciativo o insultante contra el Estado afectado y sus
instituciones o contra la Organización de unidad Africana,
4. No se basan exclusivamente en noticias discriminadas a través de los medios de
comunicación,
5. Se envían después de agotar los recursos locales, si los hubiere, a menos que sea obvio que
este procedimiento es excesivamente prolongado,
6. Se presentan dentro de un período razonable desde que se agotan los recursos locales o
desde la fecha en que la Comisión asumió el asunto y
7. No tienen que ver con casos que han sido solucionados por estos Estados afectados de
acuerdo con la Carta de las Naciones Unidas, con la Carta de la Organización de Unidad
Africana o con las disposiciones de esta Carta.
para las partes. Los costos de los abogados también se reducen puesto que
la Regla 34 (1) exige que se presente únicamente una copia de la solicitud
Corte Africana de Derechos Humanos
ante la Corte.
Sophia A.B. Akuffo
y de los Pueblos
Asimismo, para cumplir con lo que se establece en el artículo 10(2) del Pro-
tocolo y en la Regla 31, se puede proporcionar asistencia y/o representación
legal cuando lo requieran los intereses de la justicia y dentro de los límites
de los recursos financieros disponibles.
De conformidad con la Regla 41, la Corte también puede pedir a las partes
que proporcionen más pruebas y que proporcionen explicaciones relevan-
tes. Todo esto mejora la calidad del procedimiento porque las partes reciben
suficiente libertad de acción para hacer sus presentaciones. Las solicitudes
pueden decidirse tomando como base los alegatos por escrito exclusiva-
mente, o además de los alegatos por escrito y cumpliendo con el artículo
10(1) del Protocolo, la Corte puede permitir intervenciones de terceros de
Estados miembros de la UA, y ha tomado el paso para permitir presentacio-
370
nes de Amicus Curiae, mientras que de acuerdo con la Regla 46(1) la Corte
puede enviar un citatorio a cualquier testigo, experto o persona que desee
escuchar. Todos estos procedimientos mejoran la participación de las par-
tes en los procesos judiciales y resaltan su transparencia.
9
Artículo 5(3). La Corte puede dar el derecho a las Organizaciones No Gubernamentales
(ONG) relevantes para que actúen como observadores ante la Comisión y a que las personas
instituyan casos directamente, de acuerdo con el artículo 34 (6) de este Protocolo.
10
Artículo 34(6). En el momento de la ratificación de este Protocolo o en cualquier mo-
mento posterior, el Estado hará una declaración para aceptar la competencia de la Corte de
recibir casos, de acuerdo con el artículo 5 (3) de este Protocolo. La Corte no recibirá ninguna
petición que incluya a un Estado Parte que no haya hecho esta declaración.
Conclusión
Corte Africana de Derechos Humanos
La Corte constituye uno de los recursos más valiosos de África para la adju-
Sophia A.B. Akuffo
372
Los derechos sociales: ¿una categoría
específica de los Derechos Humanos?
Marc Bossuyt
Derechos Humanos
Los “Derechos Humanos” abarcan un tema del que se habla a menudo, sin
embargo, se presta poca atención al significado preciso del concepto de
derechos humanos. En tiempos en los que continuamente se realizan
esfuerzos para ampliar aún más la lista de los derechos humanos con una
que otra novedad, la pregunta que puede surgir es: ¿Qué condiciones debe
ría cumplir determinado interés para que sea considerado un derecho
humano? ¿Qué requisitos de calidad deberían cumplirse para poder hablar
de derechos humanos?; como lo indica su mismo nombre, se puede asumir
que los derechos humanos son derechos a los que todas las personas sim
ple y llanamente tienen derecho por tratarse de un ser humano. 373
La inflación es un fenómeno negativo en la economía; desafortunada
mente, la inflación de conceptos legales es también algo endémico. Algunos
Corte Constitucional de Bélgica
ejemplos pueden demostrar lo difícil que parece ser apegarse a una termi-
nología pura. No todos los malos tratos pueden considerarse tratamientos
Marc Bossuyt
374 Una aspiración legítima, sin importar cuán importante o deseable sea,
no es necesariamente un derecho. He aquí algunos ejemplos para aclarar lo
anterior: ¿Qué es más importante para un ser humano que la “felicidad”?
¿Acaso no todo ser humano le atribuye al “amor” la más alta importancia?
Sin importar cuánto lo lamentemos, no existe, al menos dentro del concepto
legal de “derecho”, un “derecho a la felicidad” o un “derecho a ser amado”.
Independientemente de cuánto lo lamentemos, en particular en mi país
(Bélgica), no existe un “derecho al buen clima”. Por supuesto, cualquiera
puede reclamar lo contrario pero aquello no tendría consecuencias legales
de ningún tipo. Quienes no son juristas pretenden algunas veces tener
una definición no legal del concepto de “derecho”, y simplemente pasan por
alto que, al hacer lo anterior, el concepto de derecho pierde su importancia
y se vuelve totalmente inútil.1
Derechos civiles
1
Consulte también Baudet, Thierry, The Significance of Borders: Why Representative
Government and the Rule of Law Require Nation States (La importancia de las fronteras:
Porqué el Gobierno Representativo y el Estado de Derecho requieren de estados-naciones),
Leiden, M. Nijhoff Publ., 2012, 272 p., at pp. 112-114.
respetar. Un Estado en el que no sucede lo anterior no es, por definición, un
Estado de Derecho. Ahora bien, hablamos de “derechos civiles” para aludir
¿una categoría
Dichos derechos civiles son bien conocidos: son las libertades denominadas
clásicas tales como la libertad de pensamiento y de expresión, la libertad de
reunión y de asociación, el derecho a la vida y el derecho a la libertad, la
prohibición de la tortura, la prohibición de la esclavitud y por último pero
no por ello menos importante, la prohibición a la discriminación para el
goce de dichos derechos y libertades. Lo esencial de dichas libertades
dentro de su significado clásico es imponer a los Estados la obligación de
abstenerse de dichos actos al no interferir en el goce de dichas libertades,
no perturbar la vida privada o familiar de nadie, ni de su hogar o correspon
dencia, no torturar a nadie ni esclavizar a persona alguna, no privar a
nadie de la vida y ni de su libertad, salvo en un número estrictamente limi
tado de casos y de acuerdo con los procedimientos descritos por la ley.
375
Un juez puede hacer cumplir los derechos sociales solamente cuando exis
Marc Bossuyt
2
Bossuyt, Marc, “Should the Strasbourg Court exercise more self-restraint? On the
extension of the jurisdiction of the European Court of Human Rights to social security
regulations” (¿Debe el Tribunal de Estrasburgo ejercer mayor auto control? Sobre la amplia
ción de la jurisdicción del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y las regulaciones de
seguridad social), 28 Human Rights Law Journal, 2007, pp. 321-332, en p. 329.
Cuando un derecho o una prohibición se interpreta de modo tal que impone
a los Estados obligaciones positivas que requieren recursos considerables,
¿una categoría
otros derechos. Por lo que hace a los derechos civiles y a las libertades fun
damentales que toda persona tiene derecho de disfrutar, el margen discre
cional del Estado es muy limitado. Dicho margen se confina en la medida
que algunos de dichos derechos civiles y libertades fundamentales se encuen
tran sujetos a restricciones bajo condiciones estrictas (prescritas por la
ley, necesarios en una sociedad democrática y en el interés de un número
determinado de objetivos). Los riesgos de que el juez eche abajo los votos
tomados en consideración por el legislador sobre dichos temas no son muy
elevados; dichos riesgos son mucho mayores en lo que respecta a derechos
sociales. Como resultado de la prohibición de la discriminación, algunas
categorías de personas pueden obtener derechos no prescritos por la
legislación nacional o por un tratado.3 Lo anterior puede ocasionar un
incremento considerable en los gastos, posiblemente a expensas de la reali
377
zación de otros derechos sociales con respecto a las mismas o a otras cate
gorías de personas.
3
Bossuyt, Marc, La prohibición de la discriminación dentro del derecho internacional
de los derechos del hombre, Bruselas, Bruylant, 1976, 262 p., en pp. 218-219.
4
On the disatinction between those two categories of rights, (Sobre la diferencia entre
estas dos categorías de derechos), ver Bossuyt, L’interdiction …, op. cit., pp. 169-191; “Sobre la
distinción entre aquellas dos categorías de derechos”, La distinction juridique entre les
droits civils et politiques et les droits économiques, sociaux et culturels” (La distinción
jurídica entre los derechos civiles y los derechos económicos, sociales y culturales), Revue
des droits de l’homme, 1975, pp. 783-820; “International Human Rights Systems: Strengths
and Weaknesses” (Derechos Humanos Internacionales : Fortalezas y Debilidades), en
Mahoney, Kathleen, and Mahoney, Paul, Human Rights in the Twenty-first Century
(Derechos Humanos en el Siglo Veintiuno), Dordrecht, Kluwer Acad. Publ., 1993, pp. 52-55 ;
Vierdag, Egbert W., “The Legal Nature of the Rights granted by International Covenant on
Economic, Social and Cultural Rights (“La Naturaleza Legal de los Derechos Otorgados por
el Pacto Internacional sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales”), Netherlands
Yearbook of International Law, 1978, pp. 69-105.
5
Consulte van Hoof, G. J. H., “La naturaleza legal de los derechos económicos, socia
les y culturales: una refutación a algunas opiniones tradicionales”, en Alston, Philip, y
Tomasevski, Katharina, El derecho a la alimentación, La Haya, M. Nijhoff, 1990, pp. 97-110;
Meyer-Bish, Patrice, “El cuerpo de los derechos del hombre. La invisibilidad como principio
de interpretación y aplicación de los derechos del hombre”, Freiburg, 1992, 401 p., en
pp. 135-155; Arambulo, Kitty, El fortalecimiento del Pacto Internacional sobre Derechos
Económicos, Sociales y Culturales. Aspectos teóricos y de procedimientos, Amberes,
Intersentia, 1999, 449 p., en pp. 71-81; Maes, Gunter, De afdwingbaarheid van sociale
rechten, Amberes, Intersentia, 2003, 523 p., en pp. 28-30 y 488-491.
y gastos positivos. Solamente cuando dichas obligaciones positivas ocasio
nan gastos es que muchos Estados no las pueden sufragar y deben hacer
Corte Constitucional de Bélgica
6
Bossuyt, Marc, “Los trabajos previos ”, en Decaux, Emmanuel, (Dir.), El pacto interna
cional con respecto a los derechos civiles y políticos, Comentario artículo por artículo,
París, Económica, 2011, pp. 1-9, en pp. 5-6.
En consecuencia, pueden surgir dudas cuando un tribunal internacional
interpreta un derecho civil o una libertad fundamental de suerte que se
¿una categoría
minación de las regulaciones aplicables y a los tribunales internacionales la
interpretación y aplicación de dichas regulaciones, que sin embargo que
dan circunscritas a los límites que los Estados miembros han establecido
dentro de su jurisdicción. Afirmar que dichos tribunales deben entender
restringida su competencia, y que pueden ignorar tajante y voluntariamente
las intenciones de los Estados miembros afirmando que solamente se
encuentran vinculados por los límites que se imponen a sí mismos, debi
lita el principio de preeminencia del Estado de Derecho.
dar que existen casi siempre las reglas de interpretación aplicables a trata-
dos y es que una supuesta interpretación “teleológica” o “dinámica”,
preferida por los tribunales nacionales europeos a veces se inclina a perder
de vista dichas reglas. Mientras más abstractas y abiertas son las normas de
referencia, como es el caso de las normas incluidas dentro de la Convención
Europea sobre Derechos Humanos y la más reciente Carta sobre Derechos
Fundamentales de la Unión Europea, se requiere mayor precaución y auto-
contención, bajo el riesgo de restringir sin la suficiente legitimación demo-
crática, el poder discrecional de los parlamentos nacionales.
7
CEDH, Tyrer v. the United Kingdom, 25 de Abril, 1978, § 31.
8
Bossuyt, Marc, “El Tribunal Constitucional Sudafricano y los derechos socioeconó
micos”, en Lieja, Estrasburgo, Bruselas: recorrido por los derechos del hombre (Liber
amicorum Michel Melchior), Limal, Anthemis, 2010, pp. 281-309.
tiempo atrás),9 la pregunta persiste sobre la amplitud de dicha diferencia y
sobre sus implicaciones. Los casos relacionados con derechos sociales aten
Corte Constitucional de Bélgica
9
Bossuyt, Marc, “¿Debería el Tribunal de Estrasburgo ejercer mayor auto-control? Sobre
la ampliación de la jurisdicción del Tribunal Europeo sobre Derechos Humanos a regulacio
nes de seguridad social”, 28 H.R.L.J., 2007, pp. 328-329.
10
Cf. Christiansen, Eric, “Adjudicación de los derechos que no se pueden juzgar: derechos
socioeconómicos y la Constitución Sudafricana”, 38 Col. Hum. Rts L. Rev. 321 (2007), en
pp. 324-325; Mureinik, Etienne, “Más allá de una Carta de Lujos: Derechos Económicos
dentro de la Constitución”, S. Afr. J. on Hum. Rts, 1992, pp. 464-474.
11
Certificación de la República de Sudáfrica, CCT 32/96, [1996] ZACC 26; 1196 (4) SA
744 (CC); 1196 (10) BCLR 1253 (CC).
12
Ibid., §§ 77-78.
13
Gobierno de la República de Sudáfrica y otros vs. Grootboom y otros, § 76, CCT 11/00,
[2000] ZACC 19; 2001 (1) SA 46 (CC); 2000 (11) BCLR 1169.
14
Lindiwe Mazibuko y otros vs. La ciudad de Johannesburgo y otros, §§ 60 y 62, CCT
39/09, [2009] ZACC 28; 2010 (3) BCLR 239 (CC); 2010 (4) SA 1 (CC).
El enfoque del contenido básico mínimo
¿una categoría
bado por el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la
ONU.15 En 1990, dicho Comité había declarado que:
¿Deberían los jueces utilizar los derechos sociales como herramienta para
militar en un programa para la redistribución de los recursos? Vale la pena
cuestionarse si este es el objetivo final de las disposiciones sobre derechos
sociales en las convenciones internacionales y en las constituciones nacio-
nales. Otra cuestión es si una tarea tan revolucionaria debe ser confiada al
poder judicial en lugar del legislativo o del ejecutivo. En otros países que
presentan enormes diferencias en la distribución de riqueza parece que no
hubiera ni siquiera el inicio de una concientización de que los derechos
sociales consagrados en el Pacto Internacional sobre Derechos Econó
micos, Sociales y Culturales, o en su propia Constitución nacional, tuvieran
dicho propósito; sin embargo, sería el resultado lógico del enfoque de
contenido básico mínimo.
15
Scott, Craig & Alston, Philip, “Adjudicación de Prioridades constitucionales en un con-
texto internacional; un comentario sobre el legado Soobramons y la promesa Grootboom”,
S. Afr. J. sobre derechos humanos, 2000, pp. 206-268. Ver también Bollyky, Thomas, “R IF
C > P + B: Un paradigma para los recursos judiciales en las violaciones a los derechos
socioeconómicos”, S. Afr. J. sobre derechos humanos, 2002, pp. 161-200; Pieterse,
Marius, “Llegando a un acuerdo con la aplicación judicial de los derechos socioeconómi-
cos”, S. Afr. J. sobre derechos humanos, 2004, pp. 383-417 & “Resucitando los derechos
socioeconómicos: derecho constitucional a los servicios de salud pública”, S. Afr. J. sobre
derechos humanos, 2006, pp. 473-502.
16
Comentario General 3, UN Doc E/1991/23, Anexo III, §§ 9-10, Diciembre de 1990.
17
Bilchitz, David, “Towards a Reasonable Approach to the Minimum Core: Laying the
Foundations for Future Socio-Economic Rights Jurisprudence” (Con Miras a un Enfoque
Razonable al Mínimo Clave: Establecimiento de las Bases para la Jurisprudencia Futura
de Derechos Socioeconómicos), S. Afr. J. on Hum. Rts, 2003, pp. 1-26, at p. 17, note 52.
Como se señala en la Sección 26(2) de la Constitución de Sudáfrica, el
Estado debe lograr la realización progresiva de los derechos sociales “den-
Corte Constitucional de Bélgica
La cuestión principal es
382
18
Soobramoney vs. Ministro de Salud KwaZulu-Natal, § 59, CCT 32/97, [1997] ZACC 17;
1998 (1) SA 765 (CC); 1997 (12) BCLR 1696.
19
La extraña alquimia de la vida y la ley, Oxford University Press, 2009, 306 p.
20
Ibid., p. 176.
21
Ibid.
22
Ibid., p. 182.
23
Cf. Wesson, Murray, “Grootboom y más allá: Revalorando la jurisprudencia socio-
económica del Tribunal Constitucional de Sudáfrica”, S. Afr. J. sobre derechos humanos,
2004, pp. 284-308, en p. 298.
24
Como lo señala el Magistrado Sachs en Soobramoney, dichas elecciones pueden ser
“desgarradoras” (§ 59).
se embarcarán fácilmente25 en dicha empresa. Lo anterior no significa que
no pueden cumplir con un papel significativo al proporcionar los principios
¿una categoría
legislatura y el ejecutivo,27 pero eso es distinto a determinar de qué manera
precisa qué personas tienen derecho, en un momento dado, a qué derecho
social.
25
Cf. en Soobramoney (§ 29), el Presidente Arthur Chaskalson: “Un tribunal puede ser
lento en interferir con las decisiones racionales que se toman de buena fe por parte de
los organismos políticos y las autoridades médicas cuya responsabilidad es atender dichos
asuntos” (§ 29), y el Juez Sachs: “Los tribunales no son el lugar adecuado para resolver
los agonizantes problemas personales y médicos subyacentes [las trágicas elecciones mé
dicas que deben tomarse]” (§ 58); en Campaña de Acción de Tratamiento, el Tribunal: “Los
tribunales son poco indicados para emitir sentencias sobre asuntos donde las órdenes
del tribunal tendrían múltiples consecuencias sociales y económicas para la comunidad”
(§ 38).
26
Cf. Wesson, op. cit., p. 295: “[el Tribunal] por lo tanto no dicta exactamente lo que el
Estado debe hacer para ayudar a la gente en la posición de demandado sino que le propor
ciona lineamientos generales”.
27
Cf. Juez Yacoob en Grootboom: “Éstas políticas y programas [implementados por el
ejecutivo] deben ser razonables en su concepción y en su implementación” (§ 42), y el Juez
O’Regan en Lindiwe Mazibuko: “el objetivo del afianzamiento constitucional de los derechos
sociales y económicos es para asegurar que el estado continúa con medidas legislativas
razonables y otras, de manera progresiva, para lograr la realización de los derechos a
las necesidades básicas de la vida” (§ 59) y “La agencia gubernamental debe explicar
porqué la política es razonable” (§ 161).
sino que al contrario, mejora la calidad democrática de la separación de
poderes; además, como lo señala Murray Wesson en un artículo publicado
Corte Constitucional de Bélgica
en 2004:
Marc Bossuyt
28
Wesson, op. cit., p. 305.
29
Habitantes de Olivia Road, poblado de Berea, y 197 Main Street, Johannesburgo. v.
Ciudad de Johannesburgo y otros, CCT 24/07, [2008] ZACC 1; 2008 (3à SA 208 (CC);
2008 (5) BCLR 475 (CC).
30
Leon Joseph y otros vs. Ciudad de Johannesburgo y otros, CCT 43/09, [2009] ZACC
30; 2010 (3) BCLR 212 (CC); 2010 (4) SA 55 (CC).
31
Abahlali Basemjondolo Movement SA y Sibusiso Zikode vs. Primer Ministro de la
Provincia de KwaZulu-Natal, CCT 12/09, [2009] ZACC 31; 2010 (2) BCLR 475 (CC).
32
Ministro de Salud y otros vs. Campaña de Acción de Tratamiento y otros (N° 1),
CCT 9/02, [2002] ZACC 16; 2002 (5) SA 703; 2002 (10) BCLR 1075.
de 2002, el Tribunal ordenó la remoción de la exclusión, en hospitales
públicos y clínicas que no son lugares de investigación y capacitación, del
¿una categoría
extensión de la asistencia social a los residentes permanentes independien
temente de su nacionalidad.
El tema de la nacionalidad
Por otro lado, el Juez Sandile Ngcobo, al igual que el Juez Tholie Madala,
opinaron que “[N]inguna política cuidadosa de inmigración puede prever
que un inmigrante, una vez admitido, caiga en una situación difícil y sea
incapaz de mantenerse a sí mismo(a)”. (§ 132). A sabiendas que la inmi
gración en Sudáfrica al igual que en Europa, pocas veces es el resultado de
una “consideración cuidadosa en la admisión de inmigrantes” sino más
bien por situaciones de hechos consumados a gran escala, la opinión de
la minoría parece acercarse más a la realidad que a la de la mayoría.
33
Sobre el argumento de “nacionalidad”, ver Bossuyt, H.R.L.J., op. cit., pp. 324-325.
34
Khosa y otros vs. Ministerio de Desarrollo Social y otros; Mahlaule y otro vs. Minis
terio de Desarrollo y otros, CCT 13/03, CCT 12/03, [2004] ZACC 11; 2004 (6) SA 505 (CC);
2004 (3) BCLR 569 (CC).
Contrariamente a la opinión de Louis Khosa, quien sostuvo que la exclu
sión de todos los no ciudadanos era inconsistente con las obligaciones del
Corte Constitucional de Bélgica
35
En un comentario sobre la sentencia de la Corte Europea de Derechos Humanos
(CEDH), Koua Poirrez vs. Francia de 30 de septiembre de 2003, el presente autor expresó
un punto de vista similar al declarar que nada indicaba que el Tribunal Europeo “pudiera
llegar a la misma conclusión si el caso fuera con respecto a un extranjero que se hubiera ne
gado a cumplir con una orden de abandonar el país o que hubiera estado en el país en cali
dad de turista. […] parece justificado el vincular los derechos a las prestaciones sociales a la
naturaleza y extensión de su derecho a quedarse en el país.” (Bossuyt, H.R.L.J., op. cit.,
p. 327).
36
Ibid., pp. 328-329.
sociales solamente pueden ser sancionados como derechos subjetivos por
un tribunal de derecho cuando existen regulaciones nacionales que definen
¿una categoría
nales suficientemente precisos que un tribunal puede hacer cumplir los
derechos sociales individuales. Finalmente, dado que se encuentra fami
liarizado con el marco legal, político y económico de su propio Estado, la
jurisdicción nacional está sin duda mejor calificada que cualquier orga
nismo internacional para emitir decisiones obligatorias sobre la realización
de los derechos sociales.
Bibliografía
37
Ibid., p. 328.
Humanos a las regulaciones de seguridad social”, Diario Legal sobre De-
rechos Humanos, 2007, pp. 321-332; “La ampliación de la competencia
Corte Constitucional de Bélgica
Esta frase es corta pero dice mucho. Partiendo del valor “igualdad” preten-
de profundizar en el valor “justicia”, trayendo consigo enormes implica
ciones en lo sustantivo y lo procesal, cuya adecuada apreciación puede
erigir y consolidar el contenido de los derechos, o bien, su indebida con
sideración puede incidir en tornar inoperantes los reconocimientos de
derechos y convertirse en un simple enunciado axiológico; un destello en
el papel.
Es claro que tanto el valor como la condición de igualdad, parte del recono-
cimiento de la dignidad de la persona, lo que funciona como fundamento
axiológico contra discriminaciones de cualquier tipo. Se aprecia cómo el valor
da lugar al principio jurídico, impositivo de compensación de desigualdad
de oportunidades, y parámetro sancionador de la violación de la igualdad por
comportamientos omisivos.
Así lo ha aplicado la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia
Ley Integral para la Persona Adulta Mayor y la Ley de Justicia Penal Juve-
Ana Virginia Calzada Miranda
que se puede destacar los siguientes tópicos o áreas de atención en las que
se ha desenvuelto el Tribunal Constitucional.
Es por esta razón, que el Estado, —entiéndase conformado por los Poderes
Legislativo, Ejecutivo, Judicial, Electoral, así como por las administracio-
nes descentralizadas, todas las instituciones públicas y aquellas privadas de
servicio público—, tiene el deber de poner a disposición de las personas con
capacidades especiales, la información pública que esté en su poder.
Otro grupo que ha recibido tutela en la vía de amparo por la infracción del
derecho de acceso a la información y comunicación, es el de las personas
con limitaciones auditivas.
2000-14816, 2006-14814.
de Justicia de Costa Rica
La Sala ha resuelto con lugar, amparos en los que se adujo que los edificios
del Poder Judicial resultaban inaccesibles a las personas con capacidades
especiales, ordenando la adopción de las medidas necesarias para eliminar
y superar esos obstáculos físicos —sentencias 2000-2305 y 2005-1182.
Se indicó que la infraestructura accesible de los edificios, especialmente
aquellos en que se brinden servicios públicos, es un derecho de rango fun-
damental de estas personas, toda vez que tratándose de la administración
de justicia, el ágil acceso al servicio es trascendental para esta pobla
ción, pues de ello depende que puedan exigir el respeto a sus derechos
y denunciar si han sido objeto de algún tipo de discriminación. Por ello, es
obligación del Estado y de la sociedad en general, eliminar progresiva
mente las barreras arquitectónicas que les dificultan o impiden el acceso
Los derechos de los pueblos indígenas también han sido un punto de enfo
que de la jurisprudencia constitucional. Sobre este grupo en particular,
desde sus primeros años la Sala Constitucional reconoció que el Convenio
400 169 de la OIT es un instrumento internacional jurídicamente exigible, que
considera una serie de derechos, libertades y condiciones económicas,
sociales y culturales que tienden no sólo a fortalecer la dignidad y atributos
esenciales a los indígenas como seres humanos, sino también, principal-
mente, a proveer medios específicos para que su condición de seres humanos
se realice plenamente a la vista de la situación deprimida, a veces incluso
explotada y maltratada, en que viven los aborígenes de muchas naciones;
situación que no es ajena al Continente Americano, donde las minorías, y
a veces mayorías indígenas, se encuentran prácticamente marginadas de
la civilización predominante, mientras, por otra parte, sufren la depresión
y el abandono de sus propias tradiciones y culturas.
jurisdicción constitucional
Ana Virginia Calzada Miranda
402
También ha debido reestablecer la igualdad real de la mujer en su parti
cipación política. Ha señalado que resulta una realidad innegable que a la
mujer no se le da igualdad de oportunidades que a los hombres para acce-
der a los cargos públicos, discriminación que sólo sería superada dándole
una protección y participación de forma imperativa a la mujer en los pues-
tos de decisión política, tanto que en los órganos administrativos colegia-
dos se nombre un número representativo de mujeres.
Protección de las
personas refugiadas
Protección del
menor de edad
Protección de la
persona adulta mayor
Reconoció que hasta hace pocos años no se contaba con una normativa
tendente a garantizar de forma adecuada la especial protección y tutela
estatal que requiere el adulto mayor; sin embargo, el 19 de octubre de 1999
se promulgó la Ley Integral para la Persona Adulta Mayor, número 7935.
Sin embargo, reafirmó la Sala, no puede ni debe pretenderse que esa nor-
mativa agote la tutela y especial protección por parte del Estado de los
derechos fundamentales de los adultos, pues es precisamente a partir del
marco jurídico que debe darse ese desarrollo jurisprudencial por parte de la
judicatura de obligatoriedad y respeto. La normativa es sólo un marco intro
ductorio que dispone que “la persona adulta mayor, debe ser considerada
toda persona de sesenta y cinco años o más”. Asimismo, pretende entre
otras cosas, una atención integral de este grupo, definida en la ley como la
satisfacción de las necesidades físicas, materiales, biológicas, emocionales,
Sala Constitucional de la Corte Suprema
De igual modo, se ha garantizado que un adulto mayor que haya sido aban-
donado en un hospital no sea lanzado a la calle, sino que se le reubique en
algún albergue —sentencia número 2006-15910— y que en lugares públicos,
aun cuando sean de empresas privadas, se les debe otorgar un trato prefe-
rencial —sentencia No. 2010-4494 y 2004-11170.
406
En conclusión, Costa Rica ha suscrito internacionalmente una serie de com
promisos que implican proteger a estos grupos, así como a desarrollar
legislativamente un marco legal apropiado y actual para velar por aquellos
problemas que enfrentan, como son la violencia, la explotación, la discri
minación, la falta de acceso a los servicios públicos, el abandono, entre
algunos de ellos. Labor que ha sido desplegada y aparejada por el Tribunal
Constitucional, a través del cual se ha logrado un gran avance en la reivin-
dicación de los derechos de estos grupos. Sin embargo, es una labor que
debe continuar, a fin de asegurarles una efectiva protección y garantizarles
las condiciones necesarias para ejercitar sus derechos fundamentales y
desarrollar plenamente sus capacidades, con el objeto de lograr su equita
tiva inserción en la sociedad en condiciones de igualdad.
Derechos económicos, sociales y
culturales y acceso a la justicia
para grupos vulnerables
Sisi Khampepe
Jueza de la Corte
Suprema de Sudáfrica
Introducción
1
Véase la Ley de Igualdad del Empleo de 1998.
2
Para el 20% más pobre de los sudafricanos, los subsidios sociales representan 70% de
su ingreso. El Banco Mundial descubrió que si éstos se eliminasen, 40% de la gente habría
visto una reducción en su ingreso en la primera década después del apartheid. http://mg.
co.za/article/2012-07-24-entrenched-inequality-of-opportunity-threatens-sas-future
3
Comisión Nacional de Planificación “Diagnóstico General”, junio de 2011 (National
Planning Commission).
4
Informe del Banco Mundial. Véase también http://mg.co.za/article/
2012-07-24- entrenched-inequality-of-opportunity-threatens-sas-future
ser candidata a una Maestría en Derecho de la Escuela de Derecho de Harvard,
grupos vulnerables
gados blancos. No obstante estos obstáculos, fue durante esta fase inicial de mi
carrera cuando llegué a respetar la ley como un medio para lograr, y no para
inhibir, la justicia. Tuve contacto con personas como Arthur Chaskalson,
nuestro expresidente de la Corte Suprema, en el Centro de Recursos Legales
(LRC por sus siglas en inglés), quien me ayudó a restructurar mi conocimien-
to político de que no todos los blancos creían en el apartheid —algunos esta-
ban luchando para ponerle fin.
5
Comisión Nacional de Planificación anterior n 2. Véase también http://mg.co.za/
article/2011-09-16-poverty-and-inequality-in-south-africa
6
En 2009, el Departamento de Educación Occidental del Cabo (WCED, por sus siglas en
inglés) realizó exámenes de matemáticas a todos los alumnos de 6° grado. El estudio mostró
que 60% de los alumnos que habían estado en escuelas para alumnos blancos podía contar y
tenía un nivel de matemáticas de 6° grado, mientras que solamente 2% de los alumnos que
había estudiado en escuelas para negros podía hacer lo mismo. Los alumnos sudafricanos
tienen un desempeño especialmente malo en comparación con los alumnos de otros países
africanos. En el Estudio Internacional de Progreso en Comprensión Lectora (PIRLS, por
sus siglas en inglés), que se enfocó en la capacidad de lectura de alumnos de escuelas prima-
rias, Sudáfrica ocupó el último lugar de los 40 países participantes. (IVS Mullis et al, PIRLS
2006 International Report: IEA’s Progress in International Reading Literacy Study in
Primary School in 40 Countries (2007) 328). Otro estudio internacional, el Consorcio de
África Meridional y Oriental para el Monitoreo de la Calidad de la Educación (SACMEQ) II,
analizó los países subsaharianos y encontró que 31% de los alumnos sudafricanos del 6°
grado no podía leer de manera independiente. Sudáfrica ocupó el lugar noveno de 14 países,
detrás de Mozambique y Suazilandia. (‘Indicadores por País’, en el Consorcio de África
Sur y Oriental para el Monitoreo de la Calidad de la Educación (2004) disponible en
http://www.sacmeq.org/indicators.htm, consultado el 15 de septiembre de 2011. M. Moloi
& J. Strauss, ‘El Proyecto de SACMEQ II en Sudáfrica: A Study of the Conditions of
Schooling and the Quality of Education’ (2005) 179 disponible en http://www.sacmeq.org/
downloads/sacmeqII/rsa.zip, accedido el 13 de septiembre de 2011.)
7
Hoja de hechos sobre la Educación Igualitaria “Unequal Schools, Unequal Outcomes”
2011.
El nuevo orden constitucional
aunque las leyes que promulgaba el parlamento regían las vidas de todos
los sudafricanos. Incluso nuestras cortes, como responsables de hacer cum-
plir la voluntad del parlamento, eran parte de la infraestructura legal del
apartheid y la mayoría consideraba que eran cómplices en sus crímenes.
Por tanto, era competencia de los diseñadores de nuestra era constitu-
cional crear la maquinaria legal que colocara los cimientos para un tipo
diferente de sociedad que promoviera, protegiera y cumpliera con los dere-
chos humanos y enmendara las desigualdades sistémicas legadas por el
sistema del apartheid.
Segunda parte:
Derechos socioeconómicos
8
Constitucional de la República de Sudáfrica, 1996 (Constitución).
vista argumentaron que la provisión de servicios básicos de vivienda, ali-
mentos, servicio médico y agua eran asuntos políticos, no legales, y que se
grupos vulnerables
La segunda postura era que los derechos socioeconómicos deberían incluir-
se en el texto de la Constitución, pero únicamente como principios rectores,
siguiendo el ejemplo de las Constituciones irlandesa y canadiense.10
9
D. Davis “The case against the inclusion of socio economic demands in a Bill of Rights
except as directive principles” (1992) 8 SAJHR 475.
10
Sin embargo, es bien sabido que la Corte Suprema de la India ha interpretado los
derechos civiles y políticos justiciables, en particular el derecho a la vida, de acuerdo con
los términos del artículo 21, para proporcionar derechos socioeconómicos con una aplica
bilidad legal directa.
El primer caso relacionado con los derechos socioeconómicos que se pre-
sentó ante la Corte Constitucional fue una expresión dolorosa de los límites
del litigio sobre los derechos socioeconómicos. En Soobramoney v. Minis-
Corte Suprema de Sudáfrica
11
1998 (1) SA 765 (CC).
12
Ibid en el párr. 28.
13
Véase, por ejemplo, Frank Michelman, “The Constitution, Social Rights and Reason – A
Tribute to Etienne Mureinik” (1998) 14 SAJHR 499 en 502.
14
Government of the Republic of South Africa and Others v. Grootboom and Others
2001 (1) SA 46 (CC); 2000 (11) BCLR 1169 (CC).
uno de los demandantes, sino exigió que el gobierno revisara su programa
de vivienda para incluir las medidas razonables que proporcionaran alivio a
grupos vulnerables
tuvieran viviendo en condiciones intolerables o en situaciones de crisis.
Algunos críticos han argumentado que la decisión fue errónea y que no logró
interpretar que el derecho al acceso a la vivienda significaba una obligación
esencial de proporcionar las necesidades básicas.16 En otras palabras, la deci-
sión fue incapaz de dejar por sentado que los derechos socioeconómicos re-
quieren que el Estado debe proporcionar una serie de normas mínimas.17
15
E. Cameron, “What can you do with rights?” (2012) The Fourth Leslie Scarman
Lecture.
16
D. Bilchitz, ‘Giving Socio-Economic Rights Teeth: the Minimum Core and its Impor-
tance’ en 2.
17
En el ámbito internacional, el concepto de ‘obligación esencial mínima’ se deriva del
Comentario General 3 (1990) del Comité sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales
de las Naciones Unidas que declara que:
“[es] la opinión que una obligación esencial mínima para lograr satisfacer por lo menos los
niveles mínimos básicos de cada uno de los derechos está a cargo de cada parte del Estado.
Por tanto, por ejemplo, una parte del Estado en la que un número importante de indi
viduos carezca de los alimentos esenciales, de la atención a la salud primaria esencial, del
albergue y vivienda esenciales, o de las formas más básicas de educación, está prima facie,
siendo incapaz de cumplir con sus obligaciones de acuerdo con el Convenio”.
18
Mazibuko and Others v. City of Johannesburg and Others 2010 (4) SA 1 (CC).
la Constitución, que establece que todos tienen el derecho al acceso de agua
suficiente.
Corte Suprema de Sudáfrica
al día para una vida humana digna. Su argumento fue que la Corte debía de
adoptar una norma cuantificada para establecer el contenido del derecho
en la sección 27(1) (b), y no meramente su contenido mínimo.
Uno de los casos sudafricanos más elogiados en relación con los derechos
socioeconómicos es Treatment Action Campaign (No 2) v. Minister of Health22
en el que la Corte sostuvo que era irrazonable la política del gobierno para
la prevención de la transmisión del VIH de madre a hijo. El gobierno deci-
dió poner nevirapina, un fármaco antiretroviral, únicamente a la dispo-
sición de ciertos centros de investigación dentro del sector de la salud
pública. La Corte argumentó que la política no enfrentaba las necesidades
de las madres y de sus hijos recién nacidos que no tenían acceso a estos si-
tios. No lograba distinguir entre la evaluación de los programas para reducir
la transmisión de madre a hijo y la necesidad de proporcionar acceso a di-
chos sitios. Existen tres puntos importantes adicionales en relación con
este fallo.
19
Mazibuko en el párr. 60.
20
Ibid.
21
Ibid en el párr. 50.
22
Para tener una idea completa de los antecedentes del caso TAC, véase Mark Heywood,
“Preventing Mother to Child HIV Transmission in South Africa: Background, Strategies and
Outcomes of the TAC case against the Minister of Health” (2003) 19 South African Journal
on Human Rights.
Primero, aunque la Corte en la TAC (núm. 2) ordenó al gobierno poner la
nevirapina a la disposición en más clínicas sujeto a ciertas condiciones, que
grupos vulnerables
había decidido hacerlo, aunque de manera restringida, y la Corte decidió que
no había bases razonables para esa restricción. Además, la Corte tomó en
consideración que el fabricante de nevirapina la estaba poniendo a disposi-
ción del gobierno de manera gratuita. Por tanto, lo que hizo la Corte fue
poner la política del gobierno a disposición de todos.23
23
Mazibuko en el párr. 64.
24
Ver nota número 14 de Cameron. Véanse también las decisiones de Fourie and Masiya
que, aunque no se refieren a casos de derechos socioeconómicos, produjeron modificacio-
nes legislativas.
mordial, para exigir los derechos socioeconómicos. El medio principal para
hacerlo es a través de la esfera política.25
Corte Suprema de Sudáfrica
nal, no las Cortes, el responsable de establecer con toda claridad los objetivos
que desea alcanzar en cuanto a derechos sociales y económicos. Esto permi-
te que los ciudadanos indaguen el desempeño del gobierno y que lo hagan
políticamente responsable en caso de que no se logre el nivel establecido.
En Mazibuko, la Corte sostuvo que un desafío de razonabilidad requiere
que el gobierno explique las decisiones que ha tomado. En este punto, debe
explicar la información que ha tomado en cuenta y el proceso que ha segui-
do para establecer su política. Por tanto, nuestros juicios dejan claro que
aunque el enfoque de la razonabilidad ofrece el respeto necesario al princi-
pio de la separación de poderes, las Cortes pueden servir como catalizado-
res para la política nueva del gobierno. Las Cortes como los guardianes de
la Constitución garantizan que el gobierno cumpla las promesas que ha hecho
y que están estipuladas en nuestra Constitución.
416
25
En Mazibuko, la Corte sostuvo que la Constitución prevé que las medidas legislativas
y de otro tipo serán el instrumento primordial para el logro de los derechos sociales y
económicos. Así, coloca una obligación positiva en el Estado de responder a las necesidades
sociales y económicas básicas de la gente adoptando medidas legislativas razonables, entre
otras. Al adoptar estas medidas, los derechos que se exponen en la Constitución adquie-
ren contenido, y ese contenido está sujeto a la norma constitucional de la razonabilidad
(Mazibuko en párr. 66).
26
Aunque casi todos los países construyen sus Cortes de más alto nivel con columnas
griegas austeras y estatuas grandiosas de mármol, la Corte Constitucional de Sudáfrica se ha
construido intencionalmente con tabique y madera para que no parezca ser inaccesible o
fuera del alcance del público. No hay columnas y únicamente se pueden ver unos cuantos
escalones y ventanas de piso a techo a lo largo de los pasillos principales para que los tran-
seúntes puedan ver a través de ellas. El tribunal cuenta con una ventana llamada el “listón
de luz” por el que los Jueces pueden ver a las personas que caminan por el lugar y éstas, a su
vez, pueden observar los procesos de la Corte. Esta ventana está colocada estratégicamente
para que únicamente se puedan ver las piernas de una persona, impidiendo conocer su sexo
o raza. Este flujo constante de “seres humanos” imposibles de identificar que caminan por
la Corte es un recordatorio constante de esta etapa nueva de igualdad que trata de lograr
nuestra Constitución.
para mostrar los esfuerzos realizados por la Corte para proporcionar acceso
a la justicia a un grupo especialmente vulnerable.
grupos vulnerables
mediante un recurso de apelación, y la Corte toma varias medidas prácticas
para asegurar que los grupos vulnerables que viven en Sudáfrica puedan
acercarse a ella. Primero, la Corte tiene cuidado de leer todas las demandas
nuevas teniendo en mente que los demandantes podrían no tener acceso a
una representación legal adecuada. No es raro ver que litigantes laicos se
acercan a la Corte Constitucional directamente, e incluso una demanda
parcialmente incoherente se leerá con todo cuidado y se dará entrada al
asunto si parece que existe una cuestión constitucional argumentable que
deba enfrentar la Corte. Cuando una demanda pudiera tener mérito legal
pero esté mal enmarcada, la Corte hace todo lo posible para asegurar que
el demandante reciba una representación adecuada de diferentes organiza-
ciones que ofrecen asistencia legal, de entidades de interés público a lo largo
del país o de despachos legales que proporcionan servicios gratuitos.
417
Segundo, la Corte recibe con beneplácito la participación de amicus curiae
en aquellos casos en que los demandantes vulnerables podrían no estar en
una posición de defender sus intereses de la mejor manera.27 Igualmente,
nuestra Constitución contempla expresamente el desahogo de asuntos de
interés público. Esto significa que un individuo tiene la posibilidad de presen-
tar un caso ante la Corte incluso si no está afectado personalmente, siempre
y cuando pueda demostrar que está en juego un asunto claro de interés
público.28
Tercero, la Corte también hace esfuerzos por asegurar que las partes reci-
ban un recurso significativo. A este respecto, la Corte ha hecho uso particu-
larmente de interdictos estructurales y de órdenes de compromiso.
27
En Children’s Institute v. Presiding Officer of the Children’s Court and Others ZACC 25
[2012], en el párr. 35, la Corte Constitucional hizo énfasis en la función tan importante que
desempeñan los amicus cuando el asunto involucra a litigantes vulnerables con recursos
limitados. La Corte sostuvo que invariablemente estos litigantes son incapaces de presentar
el tipo de pruebas convincentes que un experto podría proporcionar. En estos casos, el amicus
habla para ayudar a los que no pueden expresar su opinión y que no tienen dinero y auxilia
a la Corte a tomar una decisión informada.
28
Véase la sección 38(d) de la Constitución.
para llegar a un acuerdo sobre la controversia en cuestión. La Corte Consti-
tucional ha sostenido que la mejor manera para resolver los derechos en
conflicto es mediante el compromiso entre las partes.29 En PE Municipality30
Corte Suprema de Sudáfrica
Un conmovedor ejemplo reciente del uso de estos dos recursos, bajo el lide-
razgo del actual Presidente de la Corte, el Juez Mogoeng, es nuestra deci-
sión en Schubart Park Residents’ Association and Others v. City of
418
Tshwane Metropolitan Municipality and Others. Sostuvimos que la eva-
cuación de la Ciudad de aproximadamente 3000 residentes de las casas que
ocupaban en el Parque Schubart, sobre la base de una emergencia temporal,
podría no haber sido la base para un desalojo permanente legal. Por tanto, se
consideró que su retiro sin proporcionar a los residentes un alojamiento
alternativo violaba las disposiciones de la Constitución que protegen a todos
de un desalojo ilegal. Nuestro recurso ordenó que la Ciudad y los residen
tes del Parque Schubart se comprometieran de manera significativa en varios
asuntos, incluyendo la fecha en que se restauraría la ocupación de los resi-
dentes del Parque Schubart. A la Ciudad se le ordenó comunicar a la Corte
Suprema los planes que habían aceptado para proporcionar alojamiento
alterno a los residentes identificados mientras se les devolvía su ocupación
del Parque Schubart.
29
Schubart Park Residents’ Association and Others v. City of Tshwane Metropolitan
Municipality and Others [2012] ZACC 26 en el párr. 44.
30
Port Elizabeth Municipality v. Various Occupiers [2004] ZACC 7; 2005 (1) SA 217
(CC); 2004 (12) BCLR 1268 (CC).
31
Ibid en el párr. 39.
32
Lawyers for Human Rights v. Minister of Home Affairs [2004] ZACC 12; 2004 (4) SA
125 (CC).
las personas con VIH no pueden ser sujetas a discriminación laboral irra-
cional.33 La Corte ha tratado de facilitar que las mujeres reciban compen-
grupos vulnerables
sexuales.35 De hecho, la Corte ha aclarado en repetidas ocasiones que la
Constitución es una herramienta efectiva para garantizar la protección a los
más vulnerables de nuestro país.
33
Hoffmann v. South African Airways [2000] ZACC 17; 2001 (1) SA (CC).
34
K v. Minister of Safety and Security [2005] ZACC 8; 2005 (6) SA 419 (CC); F v. Minister
of Safety and Security [2011] ZACC 37.
35
National Coalition for Gay and Lesbian Equality v. Minister of Justice 1999 (1) SA 6
(CC); Minister of Home Affairs v. Fourie [2005] ZACC 19; 2006 (1) SA 524 (CC).
36
Véase la Tabla E y la Tabla 1 en Statistics South Africa “Quarterly Labour Force
Survey, Quarter 2, 2012” (2012) Stats Online, disponible en http://www.statssa.gov.za/
PublicationsHTML/P02112ndQuarter2012/html/P02112ndQuarter2012.html.
37
Statistics South Africa “General Household Survey, 2009” (2009) Stats Online, dis-
ponible en http://www.statssa.gov.za/publications/P03181/P031812007.pdf.
38
Statistics South Africa “Women and Men in South Africa, 2002” (2002) Stats
Online, disponible en http://www.statssa.gov.za/publications/womenandmen5yearson/
womenandmen 5yearson2000.pdf.
39
Albertyn “Gendered Transformation in SA Jurisprudence” 3 STELL LR 591 (2011)
en 593.
40
Véase K Moult & Y Hoffman-Wanderer “More women on the bench offer a better
gender perspective” 31 de mayo de 2012 Mail and Guardian, disponible en http://mg.co.
za/article/2012-05-31-more-women-on-the-bench-offer-a-better-gender-perspective.
este abismo tan enorme en el ámbito judicial, incluyendo la aceleración de
la capacitación judicial para aquéllas que aspiran a ser juezas. Es también
más probable que las mujeres que viven en áreas rurales estén sujetas a las
Corte Suprema de Sudáfrica
41
Ibid.
42
Bhe and Others v. Khayelitsha Magistrate and Others 2004 ZACC 17; 2005 (1) SA 580
(CC); 2005 (1) BCLR 1 (CC) en el párr. 91 (Bhe).
ambos derechos consagrados en la Constitución. La Corte lo ha logrado
abordando el derecho consuetudinario considerándolo un “derecho vivo”.
grupos vulnerables
tudinario como estático e inalterable, nuestra Corte ha adoptado la visión
correcta de que el derecho consuetudinario es un sistema legal en evolución,
al igual que cualquier otro sistema legal, en un proceso constante de cambio
y maduración.
43
Ibid.
44
2009 (2) SA 66 (CC).
el tiempo, y debido al desarrollo del caso congruente con los derechos con-
sagrados en la Constitución, la demandante tenía todo el derecho a ocupar
este cacicazgo. La Corte determinó que los hechos demostraban que el dere-
Corte Suprema de Sudáfrica
Conclusión
Presidente de la Corte
Constitucional de Colombia
Ante todo, quiero presentar un cordial saludo a todos los colegas que
han sido convocados por la Suprema Corte de Justicia de México a esta
“Cumbre de Presidentes de Cortes Supremas, Constitucionales y Regio
nales” y quienes me han conferido el honor de intervenir en tan importante
evento, en el cual pretendo abocar el tema de “El Estado de Cosas Incons
titucional”. Del mismo modo, y de manera muy especial deseo hacer exten
sivo mi saludo a todos los aquí presentes.
Como primera pieza cabe destacarse el artículo 1º. en lo que hace rela
ción a la consagración de lo que la doctrina ha dado en llamar la fórmula 423
política. Tal es el Estado Social de Derecho, el cual se ve complementado
Gabriel Eduardo Mendoza Martelo
Otro contenido importante se tiene en el art. 2 que señala entre los fines
esenciales de Estado servir a la comunidad, garantizar la efectividad de los
principios, deberes y derechos consagrados en la Carta, asegurar la vigen
cia de un orden justo, atribuyendo a las autoridades tanto el deber de
proteger a todas las personas residentes en Colombia en sus derechos y
libertades, como el deber de asegurar el cumplimiento de los deberes
sociales del Estado y de los particulares.
1
Este artículo constitucional ha sido objeto de reciente reforma al incorporársele el
principio de la sostenibilidad fiscal, el cual al momento de adoptarse las decisiones sobre
el estado de cosas inconstitucional no estaba en la Carta.
hacerse más efectivos en el Estado Social “dándoles una base y un conte
425
La comprensión y concreción de las disposiciones constitucionales como
muy bien lo apunta Cossío Díaz no se logra si no se tiene en cuenta la juris
prudencia constitucional. Es en sede de la interpretación del Juez constitu
cional donde los mandatos del constituyente logran la medida de órdenes
concretas que vinculan a los diversos poderes públicos, no por la autoridad
del Tribunal Constitucional, sino por autoridad de la constitución misma.
2
García Pelayo M., Las Transformaciones del Estado Contemporáneo. Ed. Alianza
Editorial Madrid reimp. 1994, p. 26.
3
Díaz E. “Estado de Derecho Legitimidad Democrática” en Estado Justicia, Derechos;
Díaz E. y Colomer J. eds, Alianza Editorial Madrid, 2002, p. 92.
Concepto y Caracterización General
Gabriel Eduardo Mendoza Martelo
Corte Constitucional de Colombia
4
SU-090 de 2000, MP: Eduardo Cifuentes Muñoz (estado de cosas inconstitucional por
la omisión en el pago de pensiones en el Departamento del Chocó).
complejo y coordinado de acciones y exige un nivel de recursos que demanda
Por fuera de las diferencias que puedan existir en torno a las cifras oficiales
y las de varias organizaciones no gubernamentales, la dimensión que ha
430 adquirido el desplazamiento forzado en Colombia lo ha convertido en una
crisis humanitaria de enormes proporciones y en uno de los mayores retos
que en la actualidad debe enfrentar el Estado colombiano.
3) Por otra parte, para la Corte fue necesario ponderar, por un lado, las
condiciones de vulnerabilidad extrema que enfrentaba la población des
plazada y la urgencia de su protección y, por el otro, las restricciones insti
tucionales y financieras que enfrentaba el Estado colombiano para atender
las necesidades de cerca de tres millones de colombianos. Esto condujo a
aceptar una solución gradual de los problemas detectados en la sentencia
y, al mismo tiempo, a la exigencia de un ritmo acelerado y sostenido en
la adopción de correctivos para avanzar en la superación del estado de
cosas inconstitucional y en la garantía del goce efectivo de los derechos
de la población desplazada.
Como elementos del impacto positivo que han tenido las decisiones de
la Corte Constitucional es posible destacar los siguientes:
estatales;
b) El Gobierno ha incrementado el presupuesto asignado para la ejecu
ción de la política de atención integral a la población desplazada;
c) El diálogo interinstitucional entre las distintas ramas del poder ha
mejorado los niveles de coordinación y ejecución de la política de
atención integral a la población desplazada, y ha permitido la clarifi
cación de responsabilidades;
d) La protección de los derechos de la población desplazada ha per
mitido una participación efectiva de esta población en el diseño e
implementación de la política de atención integral a la población
desplazada;
e) Los informes periódicos presentados por el gobierno, así como la
participación de la población desplazada en las distintas instancias
de decisión gubernamental ha generado una mayor transparencia en
la ejecución de la política y en la asignación de recursos.
destinatarias, hasta las más efectivas que se han proferido en estos seis
Corte Constitucional de Colombia
lia, en orden a promover las medidas que signifiquen una respuesta efectiva
para sus necesidades.
En ese sentido, y por destacar tan sólo algunos de los señalados autos, debo
exponer lo contenido en el Auto 092 de 2008, cuya finalidad se centraba en
brindar medidas de amparo a las mujeres víctimas del flagelo interno que
sufre Colombia a causa de la violencia interna y del desplazamiento, con
centrándose la Corte en el impacto diferencial que tiene el conflicto armado
sobre las mujeres, detectando los riesgos y las vulnerabilidades de género
que enfrentan las mujeres. En ese contexto, sostuvo que «La violencia
sexual contra la mujer es una práctica habitual, extendida, sistemática e
invisible».
5
Dato al 22 de octubre de 2012 y contenido en el anexo 1 del presente documento.
coherentes y procedió, en consecuencia, a remitirlos a la Fiscalía General
6
M. P. Manuel José Cepeda Espinosa.
fundamentales individuales y colectivos y del Derecho Internacional
Gabriel Eduardo Mendoza Martelo
amenazas, masacres, torturas, actos sexuales abusivos, etc, las cuales acen
túan su peligro de exterminio cultural y físico, y los obliga a desplazarse de
sus tierras con el fin de preservar su vida.
Por lo que atañe a este punto, se tiene la presencia de varios tipos de pro
visiones que se pueden clasificar del siguiente modo:
7
Por el cual se modifican los artículos 2, 5, 8, 10, 14, 24 y 25 del Decreto 951 de 2001 y se
dictan otras disposiciones en relación con el subsidio familiar de vivienda para la población
en situación de desplazamiento.
lugares de origen o en el lugar del que fueron desplazadas, para promover
Gabriel Eduardo Mendoza Martelo
su restablecimiento socioeconómico.
Corte Constitucional de Colombia
Para concluir el tema, es imperativo señalar que más allá de los esfuerzos
realizados, de los problemas técnicos presentados y de las deficiencias de
ejecución de las políticas, subyace la necesidad real de tantos colombianos
en situación de desplazamiento y para quienes cada día se manifiesta la
urgencia de atención de sus derechos fundamentales. Son ellos quienes
alientan la labor cumplida por la Corte, siendo el goce efectivo de los dere
chos de la población desplazada el objetivo al cual se aspira en el menor
tiempo posible.
El papel de la Corte Suprema de Justicia de
Ghana en la prestación de Amparo Judicial
contra abusos a los Derechos Humanos
Introducción
Este trabajo presenta un breve resumen del papel que desempeña la Corte
Suprema de Justicia de Ghana en la aplicación de los derechos humanos.
Inicia con una revisión general del sistema de aplicación de los derechos huma
nos en Ghana, antes de hablar del papel que desempeña la Corte Suprema de
Justicia. El objetivo de esta presentación es contribuir con una base com
parativa para su discusión durante la Primera Cumbre de Presidentes de
Cortes Supremas, Constitucionales y Regionales
Además de aplicar los derechos humanos por medio de litigios ante los tri-
bunales, la Constitución de Ghana de 1992 establece un canal paralelo para
la protección de los derechos humanos acudiendo a la Comisión de Derechos
Humanos y Justicia Administrativa. Esta entidad, conocida localmente por
la población como (CHRAJ por sus siglas en inglés), es una entidad inde
pendiente directamente creada por la Constitución para la defensa de los
derechos humanos.
La Ley 456 por supuesto que fue hecha de conformidad con la auto
ridad que le otorgó el Parlamento en el Artículo 218 de la Constitu-
ción. Las funciones —y esta es la expresión que se usó en el artículo
218 de la Constitución— que la comisión demandante puede ejer-
cer, se toman verbatim de la Constitución y se expresan en la Sección
7 de la Ley 456. De manera similar, la forma en que se pueden
ejercer dichas funciones está copiada verbatim del artículo 219
y también se encuentra contenida en las secciones 8 y 9 de la Ley.
Vistas conjuntamente, queda claro que los objetivos o funciones de
la comisión demandante son de investigación y educación. A fin
de ejercer efectivamente sus funciones de investigación, la comi-
sión demandante tiene ciertas facultades similares a las de los
tribunales y cortes normales. Pero debe añadirse que, al ejercer
la comisión dichas facultades no por ello se constituye en lo que
normalmente se denomina un tribunal o una corte, ni tampoco
asume por ello jurisdicción alguna para hacer algo con sus inves
443
La Corte Suprema de Justicia de
Ghana y las disposiciones de
Derechos Humanos en la
Constitución de Ghana
Los hechos del caso son los siguientes: Awuni y otros 12 estudiantes se pre-
sentaron a tomar un examen en el año 2000. La demandada fue la entidad
autorizada para aplicar el examen y otorgar el certificado correspondiente a
los candidatos exitosos. Awuni aseveró que mientras duró el examen nin-
guna persona había cuestionado, reprendido o advertido ni a él ni a otros
12 estudiantes que hubieran incurrido o intentado incurrir en alguna mala
práctica durante el examen. Además presentó evidencia de que él nunca
tuvo conocimiento previo alguno respecto al examen ni se coludió con los 445
Awuni presentó evidencia de que aún antes de que el Comité tomara esta
decisión, ni él ni ninguno de los otros 12 estudiantes tuvieron conocimiento de
alguna consulta, investigación o juicio que estableciera la verdad o de lo con
trario de algún alegato de mala conducta durante el examen que pudiera
haberse presentado contra ellos y que la parte demandada no les había brin
dado la oportunidad de hacer declaraciones ni de dar algún testimonio
sobre su inocencia ante dichos alegatos.
Por lo tanto esta carta confirmó que no se les dio oportunidad a Awuni y a
los otros estudiantes de ser escuchados antes de que se aplicaran las san
ciones. Además, se dio evidencia de parte de la demandada de que la única
evidencia de mala práctica en que se basaba la demandada era la eviden
cia de los propios exámenes escritos.
Con estos hechos, la Corte Suprema de Justicia sostuvo que se habían in-
fringido los derechos humanos de los estudiantes. El artículo 23 de la
Constitución de 1992 establece lo siguiente:
Las personas afectadas o que pudieran ser afectadas por las deci-
siones administrativas obviamente están interesadas en influenciar
el resultado del proceso de toma de decisiones. En general, es justo
y se les debería otorgar la oportunidad de ejercer una influencia
sobre la decisión. Dada la variedad y la largueza del continuum, de
los contextos en los cuales se toman decisiones, sin embargo,
existe la necesidad de ser flexible en la forma en que se va a permi-
tir y facilitar a las personas influenciar las decisiones que se tomen
sobre sus personas.
Aun cuando estaba convencido por este argumento, yo era minoría. Sin
embargo, expresé ([2011] 2 SCGLR 601 en 636):
455
Conclusión
Bibliografía
456
Aplicación de la Constitución y mejoras al
sistema legal para materializar el desarrollo
de una Indonesia dignificada como forma del
cumplimiento de los Derechos Humanos
Anwar Usman
Desarrollo Nacional de
las Metas del Estado
458
rrollo y alcanzar las metas de la lucha nacional que ordena la Constitución
de 1945. El contenido substancial de las enmiendas a la Constitución de 1945
que tienen muchos valores de derechos humanos (DH), constituye el es-
fuerzo de los redactores de las enmiendas a la Constitución de 1945 para
alinear los esfuerzos de desarrollar una comunidad nacional con la garan
tía estándar universal de la dignidad humana. Además de ello, las enmien-
das a la Constitución de 1945 hechas después de la reforma han dado como
resultado el establecimiento de una nueva institución que tiene la obligación
de proteger a la Constitución, para que los valores constitucionales puedan
ser mantenidos y la Constitución pueda ser una Constitución que vive entre
la comunidad en línea con los cada día mejores esfuerzos de desarrollo.
Aplicación de la Constitución y
Cada uno de los Tres Elementos del Sistema Legal como indica la Teoría de
Friedman, se ilustra de la siguiente manera. 459
Contenido Legal
debe asignar un 20% del APBN al sector educativo. Por medio de este
Anwar Usman
Estructura Legal
Cultura Legal
Aplicación de la Constitución y
Como el sistema legal está conformado por los tres elementos antes men-
cionados, si no se cumple uno de estos elementos, el resultado será que el
sistema legal no opere adecuadamente. Si uno de ellos cambia, los otros
elementos también deben cambiar. Por ejemplo, la mejora del contenido
jurídico, de los mecanismos legales y las leyes y también de los reglamentos,
no tendrá éxito si esta mejora no esta acompañada por la mejora de la es-
tructura legal en las instituciones legales conjuntamente con su personal,
incluyendo el desarrollo de los valores respecto a la actitud y la cultura de
la conciencia legal de la comunidad. Por lo tanto, los tres elementos de un
sistema legal antes mencionados deberían ser sustentables y funcionar si-
multáneamente, mientras que el contenido como el de los elementos legales,
debe estar en sintonía con el sentido de justicia de la comunidad. El aparato
legal debe ser fuerte en la rendición de cuentas, en la credibilidad y capa
cidad mientras que al mismo tiempo se debe desarrollar la cultura legal
dentro de la comunidad, porque juega un papel muy importante para apo-
yar la aplicación de la ley. Si no se cumple uno de los elementos, habrá
desigualdad y esto generará un objetivo no logrado de la aplicación de la ley
a fin de materializar el desarrollo de un Estado digno para satisfacer los
derechos de los ciudadanos.
El Rol de la Corte Constitucional en la
Defensa de la Constitución y Materialización
del Desarrollo Equitativo a la Satisfacción de
Tribunal Constitucional de
la República de Indonesia
Aplicación de la Constitución y
Conclusión