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Mundo Abejas | Apiarios Molina

ANATOMÍA
de las abejas

MATERIAL EXCLUSIVO DE CADA ALUMNO


ANATOMÍA Y CLASIFICACIÓN DE LA ABEJA
ORDEN: HIMENÓPTERO
SUBORDEN: APOCRIDO
SUPERFAMILIA: APOIDEO
FAMILIA: APIDOS
SUBFAMILIA: APINAE
TRIBU: APINOS
GÉNEROS: APIS
ESPECIE: MELLIFERA
RAZA: MELLIFERA

Dentro de una misma raza pueden existir distintos ecotipos, es decir, grupos de abejas
que se diferencian del resto de la raza pero no lo suficiente como para considerarlos de
raza distinta.

Las características diferenciales de las distintas razas son variadas; así pueden
diferenciar en las medidas biométricas siguientes:
Color
Pilosidad
Longitud de lengua
Índice cubital
Peso
Número de hámulas (pequeños ganchos que mantienen unidos los dos pares de
alas)

Las abejas al igual que los insectos no tienen esqueletos sino un caparazón externo.

El cuerpo está compuesto por tres partes:


1. Cabeza
2. Tórax
3. Abdomen

La cabeza
Se compone por 5 segmentos soldados entre sí cuya estructura compacta alberga en
su interior el cerebro y diversas glándulas.

Par de antenas: residen el sentido del tacto, olfato y parte del sentido del gusto.

Para la visión: 2 grandes ojos compuestos además de 3 ojos simples separados o


también conocidos como “ocelos”. Éstos están situados tranquilamente en el vértice de
la cabeza cuya función es detectar la intensidad de la luz y ajustar la reacción de los
ojos compuestos.

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Las piezas bucales de
las abejas se han
modificado para
adaptarlas a la
alimentación de polen
y néctar. Funcionan
formando un tubo
consistente en dos
galeas y dos palpos
labiales que envuelven
la lengua (glosa).

Las dos antenas


emergen del centro de
la cara, encontrándose
muy próximas entre sí
articulándose con la
cabeza por medio de una membrana. La antena está formada por una parte rígida
(escapo) y otra flexible (flagelo) que está dividida en segmentos (artejos). La porción
que viene a continuación del «escapo» se llama pedúnculo o pedicelo, es un artejo que
también forma parte del flagelo.

El número de artejos es de 12 en la reina y obrera y de 13 en el


zángano.

Las antenas poseen numerosos órganos sensoriales, en forma


pilosa y en placas o poros, en número de 3.000, por antena en
la reina, de 3.600 a 6.000 en la obrera y unos 30.000 en el
zángano, que son los responsables del tacto, oído y olfato.

Los pelos u órganos pilosos son órganos del tacto y recubren


la mayor parte de la antena, y las placas o poros tienen forma
de embudo y sirven para el olfato.

Si hacemos un corte transversal de la antena, y la observamos


al microscopio veremos en su interior una red de nervios muy manifiestos que sirven
como aparato receptor y transmisor de sensaciones.

El tórax
En el tórax es donde se encuentra al aparato locomotor, estando constituido por tres
segmentos o anillos, que reciben los siguientes nombres de adelante atrás: Protórax,
Mesotórax y Metatórax y un pequeño segmento adicional llamado propodeo.

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En cada segmento lleva un par de patas, y en el segundo y tercero llevan cada uno un
par de alas membranosas.

También disponen de espiráculos (orificios), por donde entra el aire para la oxigenación
del tórax.

Al tórax también se le llama «corselete» y en su parte superior dorsal es donde se


marcan las reinas, con el color del año correspondiente según el código internacional
de colores, para identificar el año de su nacimiento.

Las abejas tienen tres pares de patas, y


éstas para que puedan tener movimientos
se dividen en nueve piezas llamadas
artejos, dos cortos el primero de los
cuales se encuentra unido al cuerpo, tres
largos (el fémur, la tibia y el tarso),
estando constituido este último por
cuatro piezas.

El primer par de patas se encuentra


situado en el protórax, y tienen una serie
de dispositivos o piezas que las emplean
fundamentalmente para: la limpieza de los ojos, con una especie de cepillo; dos piezas
(vellum y peine o cepillo), ésta última articulada, que se cierra a voluntad para la
limpieza de las antenas.
En el último artejo del tarso tiene dos
garfios, que los emplean para agarrarse a
superficies sobre las que quiere caminar,
que pueden ser lisas o rugosas, y también
para agarrarse a otras abejas, formando la
llamada cadena de la cera, o cuando
enjambran al formar la clásica bola o
enjambre.

El segundo par de patas se encuentran situadas en el mesotórax y no tienen ninguna


característica especial.

En esta parte del tórax se abre el primer par de estigmas (espiráculos), de gran
importancia en el diagnóstico de la enfermedad denominada Acarapisosis.

Estas patas llevan en el extremo del tarso un garfio o espolón que emplean para
desprender las pelotas de polen, que llevan en las “cestillas” del tercer par de patas.

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Una especie de cepillo, la emplean para la
limpieza de las alas.

El tercer par de patas se encuentran situadas en


el metatórax y son las más grandes.

Estas patas tienen los dispositivos para


almacenar el polen y propóleos, llamadas
corbículas o “cestillos” del polen, que se
encuentran en la parte exterior de la tibia, estos
cestillos tienen unos pelos fuertes y algo
curvados, lo que les permite retener el polen o
propóleos recogidos de las flores o de los
brotes que visitan las abejas, después de ser
amasado con las mandíbulas.

Los “cestillos” del polen solamente los tienen las obreras, por el contrario las reinas y
zánganos carecen de ellos por no necesitarlos.

En este tercer par tienen otro dispositivo, que lo emplean a modo de pinza para
recoger las laminillas de cera elaboradas en las glándulas cereras y posteriormente
pasarlas a las mandíbulas para su amasado y posterior construcción de panales.

Las alas se encuentran en el tórax, las dos


primeras más grandes se insertan en el
metatórax y las otras dos más pequeñas
en el mesotórax.

Estos dos pares de alas están formadas


por una membrana muy delgada y
transparente y reforzada por una red de
nervaduras quitinosas, que al mismo
tiempo permiten el riego de la hemolinfa
(sangre de la abeja) y el aporte de
oxígeno.

Poseen nervaduras convexas y nervaduras cóncavas y tienen, en una zona


determinada, una disposición y medida (índice cubital) que sirve para clasificar las
diferentes razas de abejas.

Cuando la abeja hace vuelos largos une las dos alas por medio de unos garfios o
ganchos para formar una sola ala grande que hace que el vuelo sea mucho más veloz.

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Por el contrario cuando hace vuelos de precisión para visitar las flores y recoger el
néctar o polen estas las desenganchan y pueden quedarse quietas en el aire como las
libélulas.

El abdomen
El abdomen se compone de 9 segmentos,
pero solo son visibles 6 en las hembras y 7
en los machos. Los segmentos abdominales
poseen dos placas cada uno, llamándose a
los dorsales «tergitas» y a los ventrales
«esternitas», estando unidos éstos por
membranas flexibles, lo que les permite una
gran variedad de movimientos, como
alargarse o acortarse y también curvarse en
cualquier dirección.

Las membranas intersegmentarias de las esternitas, de débil consistencia, son


perforadas por Varroa destructor para alimentarse con la hemolinfa de la abeja.

En cada tergita tienen un pequeño agujero que son los estigmas o espiráculos, por
donde entra el aire en el interior del insecto.

El abdomen se encuentra recubierto de pelos, y según su longitud y coloración de los


segmentos son índices que también se emplean para la identificación de las diferentes
razas de abejas. En el abdomen nos encontramos con: las glándulas cereras, glándula
de Nosanoff y aparato de defensa.

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