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Isaías 65

Retos ante la promesa de Dios

Introducción:
El libro de Isaías está casi por terminar, algunos eruditos dicen que el capítulo 65 y 66 son una
unidad. El pueblo ha sido liberado de su cautividad, se le ha prometido que pronto vendrá el nuevo
Rey a gobernar, pero mientras eso sucede, el profeta desafía al pueblo a no seguir los mismos
pasos de sus antepasados.

Aunque el pasaje comienza con una amenaza de parte del creador, el capítulo termina con una
promesa de cielos nuevos y tierra nueva.

Dios siempre da otra oportunidad a su pueblo, pero el pueblo no siempre aprovecha esa
oportunidad.
Estos oráculos de parte del profeta no son amenazas que debemos citar para llenarnos de miedo,
sino más bien debemos verlos como desafíos ante la oportunidad que Dios nos ofrece en Cristo. Esa
es nuestra promesa. Leamos el pasaje y aprendamos.

Ante la promesa de Dios Cambiemos.


De Dios nadie se burla. No le podemos engañar.

Algunos comenaristas dicen que estoas actos de idolatria desritos aquí, no son del pasado, sino mas
bien actos que estaban cometiendo el pueblo en ese momento.
Es decir, no buscaban a Dios. Por lo menos no bajo sus términos, sino al parecer bajo sus propios
términos.
Decían ser pueblo de Dios pero no lo buscaban
No invocaba su nombre.
Andaban en caminos malos, en sus propios pnesamientos.
Idolatras. Confiaban en otras cosas.
Se creían muy espirituales. No incluían a Dios.

Hay creyentes que parece que creen en Dios, pero en realidad no es así.
Dios dice que de él nadie se burla, el dará el pago justo a esos rebeldes.

Insisto no es una amenaza, sino mas bien ante la promesa de vida eterna, no podemos seguir igual.
Arrepentimanos y cambiemos.

Ante la promesa de Dios tomemos una decisión.


Dios siempre tiene una nueva oportunidad. Tomémosla.

A pesar de que el pueblo no ha hecho lo correcto, el Señor les busca, les llama, les da otra
oportunidad.
Dice que no destruirá a su pueblo, porque siempre hay un remante.
También dice que se trata de una decisión, algunos a pesar de que Dios pone su gracia en la mesa,
a pesar de eso, algunos deciden rechazarlo, olvidan su santo monte, su ley, y se dejan guiar por otra
cosa como la fortuna, o el destino. Escogen lo que desagrada a Dios.

El destino de nadie está escrito. El final del volver al futuro. Escogete uno bueno.
Podemos elegir, elijamos bien. Elijamos el camino del Señor.

Ante la promesa de Dios confiemos en Él.


Dios siempre defiende a los que le pertenecen.

Ahora el pasaje habla de aquellso que han elegido seguirlo.


EL Señor promete protegerlos y proveerles.
Promete sustento, comida y bebdia.
Promete alegría, alabanza. Canto.
Promete un nuevo nombre y vida.
Promete quien tenga esa bendición en la tierra, estará comprometido con Dios. Y sus pecados será
perdonados.

Ante la promesa de Dios pensemos en la eternidad.


De Dios siempre tenemos una promesa de vida nueva.

Les voy a arruinar el final de apocalipsis, o mas bien parte del final. El mundo no se destruye, más
bien el fin del mundo, significa el inicio de una nueva creación. Es decir, el fin del mundo, no es el
final de la historia, sino el inicio de una historia totalmente nueva, podemos decir que es el fin de
toda desesperanza, porque es el fin de todo lo malo, y el inicio de todo lo bueno.

Fíjense como el autor no nos describe la nueva creación en su forma física, no dice como será el
paisaje, mas bien se concentra en lo relativo a los seres humanos.

El fin del mundo es como bien los describiría el profeta José José, ya lo pasado pasado. Todo quedo
en el ayer. Ya no habrá memoria de eso.
Será el fin de la tristeza, el llanto, el dolor y sufrimiento, para que inicie el gozo y la alegría.
El profeta describe en forma de ironía lo que será la nueva creación.
Promete que la vida será tan distinta que alguien que vive 100 años apenas será un niñito, de
manera irónica dice que es una muerte prematura. En esa Nueva creación solo morirán los
pecadores.
Promete que se vivirá en un estado de derecho, donde no habrá abusos de poder, ni injusticias.
Disfrutaremos la obra de nuestras manos.
NO traabjaran en vano, no darán a luz bajo la maldición de pecado.
No habrá necesidad de orar, Dios estará allí.
No habrá desunión, y el mal será vencido.

Esa es la esperanza que tenemos.


El pueblo está sufriendo muchas injusticias, el pueblo quiere regresar a su pasada gloria, pero la
promesa no es para regresar sino para avanzar, no es de un pasado glorioso sino de un futuro
triunfante.
Vivamos el presente, olvidando el pasado y poniendo la vista en el futuro.

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