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Viernes, 23 de diciembre de 2022 Culto de Navidad

Título: Esperemos en un poder mayor que los poderes de este mundo.


Texto principal: Eclesiastés 5:7-9

En estos días, vivimos en un torbellino de política tumultuosa.


De repente, el presidente está en proceso de destitución y la situación política se convierte en
una situación sangrienta como un campo de batalla. Las secuelas las sufrimos nosotros. Como
no hay suministro de las cosas que vienen de Lima, el precio de todas las cosas se sube.
En Eclesiastés 5:8, que leímos hoy, nos dice cuál es la razón.
16 El autor, el rey Salomón, habla de la injusticia y corrupción del poder en este mundo.
17 Ec. 5:8 dice "Si opresión de pobres y perversión de derecho y de justicia vieres en la
provincia, no te maravilles de ello”.
Esta palabra nos manda que no nos sorprendamos al ver lo que nos está sucediendo.
19 El rey Salomón reconoce que los que maltratan a los pobres son “los altos”.
El pueblo es oprimido por los funcionarios tiránicos que no tratan a los pobres con justicia.
¿Por qué nos manda no nos maravillar de ello? ¿Cuál dice que es la razón?
El rey Salomón vivió en la tierra y vio todas las crueldades que se hacen debajo del sol, los
poderosos que abusan de los débiles.
El mundo en que vivimos está lleno de injusticia, desorden, opresión a los menos válidos.
¿Por qué oprimen a los débiles con su poder, autoridad o fuerza?
Es porque esos que están en eminencia, no reconocen que hay Uno superior que los juzgará y
castigará sus pecados.
La segunda parte de Ec. 5:8 nos dice: 21 “porque sobre el alto vigila otro más alto, y uno más
alto está sobre ellos”.
Los de poder ignoran que hay un Dios que es su Superior que los juzgará.
Por falta de este reconocimiento, son valientes para cometer injusticia y abusar de los que no
tienen poder. Les carece del conocimiento de un juicio y del temor del juicio.
El v. 9 dice: 23 “Además, el provecho de la tierra es para todos; el rey mismo está sujeto a los
campos.”
Uno no puede dejar de preguntarse por qué maltratan a los campesinos y a los pobres cuando
viven de los beneficios de la tierra.
Como no temen a un Dios justo, no tienen miedo de cometer el pecado de maltratar al
pueblo. Dios seguramente los juzgará y manifestará Su justicia al mundo.
Por eso debemos mirar a Dios incluso en este mundo.
La segunda parte de Ec. 5:8 nos dice: 25 “porque sobre el alto vigila otro más alto, y uno más
alto está sobre ellos”, amén.
Hay alguien que es más alto que los que son altos. Él ve todas las cosas y los juzgará.
¿Quién es Él? Es Dios.
Por lo tanto, debemos rogar al Señor, quien es más alto que ellos y nosotros. Que Dios vengue
a nuestros enemigos y que haga justicia al mundo.
Nuestra única esperanza está en Dios que vive para siempre y observa todas las cosas. Por lo
tanto, debemos confiar en Dios y esperar en Él, arrodillarnos ante Su majestad y poder, y orar
por Su misericordia y Su justo juicio.
La Navidad es el día en que El que tiene mayor poder que poderes de este mundo bajó a esta
tierra.
El Hijo de nuestro Dios vino a esta tierra para hacer posible esperar en la justicia en un mundo
sin corazón.
Por eso celebramos el nacimiento del Niño Jesús, que nos gobernará con Su justicia para
siempre.
Regocijémonos y agradezcamos al Padre celestial con alabanza y adoración por enviar al Niño
Jesús a esta tierra.
Al celebrar la Navidad, vemos al Hijo de Dios que vino al mundo en la carne, el Señor de
señores que vino para gobernarnos con Su equidad y justicia y lograr la salvación de la
humanidad a través del perdón de nuestros pecados.
Alabemos y adoremos con gozo en este tiempo de gran alegría, amén.

Oremos.
¡Dios Padre, lleno de gracia y de verdad!
Hallamos la esperanza que hay en Ti incluso en esta tierra turbulenta.
Vemos a Ti, Dios, que tiene mayor autoridad que los gobernantes de este mundo. Gracias Te
damos porque la tierra está bajo Tu absoluta soberanía.
¡Padre Celestial justo!
El nacimiento del niño Jesús nos revela la justicia de Dios que gobierna el mundo con Tu
bondad y verdad.
Un día juzgarás a toda la humanidad y condenarás a los injustos.
Todos los pobres, enfermos, ricos, menos válidos, podamos acercarnos al Señor Jesucristo, el
regalo más grande Tuyo para tener acceso a la salvación tan grande por medio de la fe en Él.
Gracias por enviar a Tu Hijo unigénito a nosotros para esa obra.
Te alabamos y adoramos por esta bendita gracia de celebrar el nacimiento del Señor y
Salvador que nos da la esperanza y en Su nombre oramos, amén.

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