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CARRERA:

DERECHO EN LÍNEA
NIVEL:
SEGUNDO SEMESTRE
ASIGNATURA:
LEGISLACIÓN SOCIAL I
DOCENTE:
ZAMBRANO BURGOS MAGYURI MARIELA
ALUMNO:
VICUÑA ESPAÑA GULLERMO ALEJANDRO
FECHA DE ENTREGA:
7 DE JULIO 2021
TAREA:
CONOCER DE QUE MANERA SE APLICAN LOS DERECHOS
ECONÓMICOS SOCIALES Y CULTURALES EN EL
ECUADOR
INTRODUCCION
El Estado Social y Democrático de Derecho o el Constitucionalismo Social tiene una estructura un
poco imbricación diferente entre principios generales de la organización constitucional del Estado y
garantías de los derechos fundamentales. Los DESC inexistentes en el Estado Liberal vienen a
complementar los derechos individuales y políticos, enriqueciendo la dignidad y el desarrollo de la
persona humana y calificando la forma de Estado. En el Estado del constitucionalismo social los
derechos económicos, sociales y culturales constituyen posiciones subjetivas de las personas que
afirman un principio de igual dignidad e igualdad substantiva básica de todos los seres humanos. Los
derechos económicos, sociales y culturales participan de las condiciones de verdaderos derechos en
la medida que tengan un reconocido contenido esencial, además de ser disposiciones
constitucionales de principio, todo lo cual tiene por objeto otorgar una mejor calidad de vida a las
personas. Ello implica necesariamente la existencia de un Estado activo promotor del bien común y
regulador del proceso económico social, proceso antes entregado a las fuerzas del libre mercado y a
la sola iniciativa privada. En la nueva perspectiva del Estado Social, se asume la necesidad de brindar
a la población un mínimo básico de bienestar que se compromete a entregar el Estado a través de
prestaciones positivas de hacer respecto de las personas en salud, educación, condiciones laborales,
seguridad social, sindicación, entre otras materias.

DESARROLLO

EL ECUADOR A PARTIR DE 1998, caracteriza en su Constitución a los derechos económicos, sociales y


culturales, separándolos en capítulos diferentes de los derechos civiles y políticos y de los derechos
colectivos. En la práctica, esta separación que no tiene más fundamento que el de ser didáctico, afecta
la concepción de los derechos en cuanto éstos deben ser reconocidos como universales, integrales e
independientes, es decir, son para todos en todo tiempo y lugar, no prevalecen unos en desmedro de
otros, sino que se complementan, y la correcta protección de unos depende del reconocimiento de
todos.

Derechos reales a ser protegidos

La normativa establecida en la Constitución ecuatoriana respecto a los DESC, quizás la más


desarrollada de las Constituciones de América Latina, no se compadece con la realidad fáctica del país.
Sin duda, el grado de estancamiento económico, social y cultural del Ecuador, que tiene como
parámetro más significativo y grave el elevado índice de pobreza, sin alternativas reales de salir de
ella, deja ver que los DESC han sido considerados más como principios filosóficos y no como derechos
reales a ser protegidos.
Instrumentos internacionales

En materia internacional los DESC han sido reconocidos en importantes instrumentos de derechos
humanos, así, en América tenemos la Declaración Americana de los Derechos del Hombre y la
Convención Interamericana de Derechos Humanos; y, a nivel mundial la Declaración Universal de
Derechos Humanos, aunque la Asamblea General de Naciones Unidas reunida en diciembre de 1966
adoptó dos instrumentos internacionales que son el pacto de Derechos Civiles y Políticos (PDCP) y el
pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC), el más importante en
esta materia, al que nos referimos brevemente.

Desde enero del 2007, el presidente del Ecuador es el Economista Rafael Correa, quien, en su campaña
y primeros meses de mandato, establece una distancia con la tradicional forma de gobernar de los
últimos presidentes y moviliza la esperanza de amplios sectores ciudadanos. Se destacan de su
mandato: a) una postura soberana frente a los condicionamientos de acreedores internacionales con
una priorización de los recursos del estado a lo social y en forma secundaria al pago de la deuda, c) la
estructuración de la asamblea constituyente, d) la paridad en los cargos ministeriales y el
nombramiento de una mujer como Ministra de Defensa, e) incentivos a la producción con la
facilitación de insumos y crédito, y, f) programas sociales articulados y declaratoria de emergencia de
algunos sectores sociales. (CEP:2007). La economía del Ecuador se ha basado históricamente en la
exportación de productos primarios (banano, café, cacao, camarones y petróleo). Durante los años
setenta, el país vivió un auge petrolero, que le permitió un mejor acceso al mercado financiero
internacional. La caída de los precios del petróleo y la reducción de los préstamos a los países
“subdesarrollados” por la crisis de la deuda externa de los años ochenta, interrumpieron la bonanza
económica ecuatoriana. El Ecuador tiene una gran potencialidad para la agricultura de consumo
interno. Sin embargo, el hambre y la desnutrición afectan a las dos terceras partes de la población
ecuatoriana. En apenas una décima parte de la tierra cultivable del Ecuador se cultivan los productos
de la canasta familiar.15 Dolarización e inversión extranjera: Los Programas de ajuste estructural
(PAE)16 del 2000 provocaron la liberalización de capitales. En 1992 Ecuador flexibilizó y liberalizó su
sistema financiero al eliminar la función de control y regulación de los créditos del Banco Central.

Desde la vigencia de la Constitución de 2008 todos los poderes públicos deben garantizar derechos.
Esto significa que, hoy, las garantías constitucionales de derechos fundamentales no son
exclusivamente normativas o jurisdiccionales: las políticas públicas también protegen y satisfacen
derechos consagrados en Bloque de Constitucionalidad (Art. 85 Const.). El mandato constitucional es
asumido de la siguiente manera por la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo: “Con el fin
de promover, proteger y hacer efectivos los derechos fijados en la Constitución, se deben integrar
los estándares y principios de derechos humanos en las políticas, planes y proyectos públicos”; en
consecuencia, para la SENPLADES, “el Bloque de Constitucionalidad es la guía fundamental de las
políticas de Estado”. La política pública, dimensionada como hecho objetivo de investigación
científica, debe su construcción y plasmación a múltiples factores, variables y condiciones que
requieren ser tomados en cuenta al intentar una apreciación más acabada y auténtica de sus causas
y resultados. Estudiar las políticas públicas sin reconocer su interacción sistémica con fenómenos
sociales, culturales, políticos, históricos, ideológicos e institucionales, implica, con frecuencia,
cercenar la comprensión del alcance, contenido y límites de su implementación. Es necesaria, para
evitar tal sesgo en la investigación, una observación multidimensional y compleja de la política, una
visión que integre experiencias y saberes, sujeta al contexto y a las sucesivas relaciones de diversos
elementos. Considerando lo dicho, la presente investigación pretende explorar y evidenciar los
orígenes y consecuencias de las nuevas interacciones, iniciadas a partir de 2008, entre el Bloque de
Constitucionalidad y las políticas públicas. Especialmente se buscará revelar el impacto del nuevo
diseño constitucional en la concreción de los derechos sociales fundamentales.

El pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales

El PIDESC contiene la enunciación de los derechos, las obligaciones de los Estados de adoptar medias
y normas de protección, los criterios de interpretación del pacto, y los mecanismos para controlar su
cumplimiento.

Respecto al primer punto se refiere al derecho de los pueblos a la libre determinación, incluidos los
de disposición y uso de sus riquezas y recursos naturales; al trabajo y sus condiciones equitativas y
satisfactorias; a la libertad sindical; a la seguridad y seguro social; a la protección de la familia y a las
madres niños y adolescentes; a un nivel de vida adecuado que asegure la alimentación, vestido y
vivienda; a la salud; a la educación incluida la enseñanza gratuita; y, a la participación en la vida
cultural, a goce de los beneficios del progreso científico y a la protección de los intereses de autor.

Con respecto a las obligaciones genéricas de adoptar medidas y normas, sin duda, arribamos al punto
más conflictivo en cuanto a la protección de los DESC se refiere. Los Estados han sostenido que el
carácter pragmático de los DESC establecido en la normativa internacional permite que su obligación
no alcance a la protección inmediata de estos derechos sino a establecer programas y metas que
permitan su cumplimiento en el mediano y largo plazo. La interpretación adecuada del PIDESC es que
los Estados tienen la obligación inmediata de establecer las medidas necesarias para producir avances
medibles en la protección de estos derechos, no obstante, no se ha interpretado de esta manera, y
como puede verse, las consecuencias se palpan en la inexistencia de programas ciertos para la
implementación de estos derechos.
Ligado al punto anterior, tenemos que a los DESC los rige el principio de progresividad, esto es que se
debe implementar medidas para ampliar y mejorar las condiciones que permitan el disfrute pleno de
los DESC, utilizando para ello el máximo de los recursos disponibles de cada Estado. no obstante, este
principio ha sido interpretado en el sentido de que el cumplimiento de estos derechos se dará
solamente en la medida en que el Estado cuente con recursos propios o de la cooperación
internacional que no estén previamente comprometidos con otros gastos ya determinados en su
presupuesto, lo que ha justificado la inactividad del Estado, sin considerar que no siempre la
protección de los DESC deviene en un gasto público sino que muchos de ellos pueden ser
implementados por otras vías como la educación de la legislación de un país al contenido del PIDESC.

La necesidad de implementar mecanismos de protección de estos derechos

Las interpretaciones que se han dado sobre el carácter pragmático y el principio de progresividad ha
limita seriamente la justiciad de los DESC en el ámbito interno. La pregunta cae por su peso: ¿Cómo
pueden protegerse derechos que se los quiere ubicar en el plano de principios hasta que el Estado, no
establezca programas y dirija fondos destinados a su efectiva vigencia, además de incierto
cumplimiento? Sin duda, no es justificativo, al tratarse de derechos humanos, que los Estados se
refugien en situaciones de subdesarrollo.

El PIDESC establece como mecanismo de vigilancia la presentación de informes periódicos al Consejo


de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de naciones Unidas, situación que no ha sido cumplida
por algunos países, incluido el Ecuador que debió presentar sus informes en 1992 y 1997. Sin duda,
especialmente para los países en vías de desarrollo, resulta primordial implementar mecanismos de
justiciabilidad de los DESC y cumplir con la normativa internacional en la materia, siendo fundamental
en el futuro contar con herramientas de protección inmediata de estos derechos.

CONCLUSION

La Constitución debe asegurar asimismo las garantías sustantivas e instrumentales que posibiliten un
marco fundamental e irreversible en materia de protección de derechos dentro del cual puedan
moverse los diferentes operadores políticos y jurídicos, alguno de los cuales ya se encuentra
presente en nuestro orden constitucional.

A su vez, frente a las garantías jurisdiccionales de los derechos, no podemos omitir, la crítica de la
falta de legitimidad de los jueces para garantizar mediante sentencias el contenido esencial de los
derechos sociales, la cual no es de recibo, ya que es la propia Carta Fundamental, por tanto, el poder
constituyente, el que les otorga a los tribunales la jurisdicción y competencia para resolver sobre la
materia, especialmente en el caso de grupos vulnerables, marginados o subrepresentados a nivel
parlamentario. Además, los jueces refuerzan el principio constitucional democrático cuando hacen
respetar los derechos constitucionales frente a actuaciones arbitrarias de la administración o de
particulares, cuando cautelan el derecho a prestaciones de salud que arbitrariamente son negadas
por el respectivo prestados, cuando a un alumno se le priva arbitrariamente del derecho a la
educación, cuando se indemniza a una persona por una prestación social deficiente o negligente,
cuando un empresario desarrolla conductas antisindicales, para solo señalar algunos ejemplos. En
todos estos casos, los tribunales hacen respetar y cautelan los derechos fundamentales de las
respectivas personas y con ello fortalecen el estado democrático constitucional. Los estados
constitucionales democráticos son abiertos en el ámbito del pluralismo político y las decisiones
políticas contingentes, pero no son neutrales frente al respeto de la dignidad de la persona humana
y el contenido esencial de sus derechos fundamentales. Ningún órgano del Estado cuenta con
legitimidad para actuar contra la dignidad de la persona y sus derechos fundamentales, ya que ellos
constituyen la base material indisponible de la democracia constitucional. Los tribunales cuentan
con legitimidad constitucional para reforzar las bases materiales que den a las personas una vida
digna, niveles básicos de autonomía personal y de participación política en los asuntos públicos.

La argumentación de que los jueces no pueden disponer del gasto público ya que ello corresponde a
las políticas públicas definidas por el legislador, no es de recibo en su totalidad y debe ser matizada,
ya que las decisiones de políticas públicas y gasto público tienen como piso la indisponibilidad del
contenido esencial de los derechos constitucionalmente asegurados, como hemos podido demostrar
y ejemplificar en este estudio, especialmente de los mínimos de vida digna para los discriminados,
vulnerables y marginados, dentro de lo razonable y posible, lo que es empíricamente demostrable.
Hagamos la precisión, en todo caso, que la vía jurisdiccional no debiera ser la única ni la más
importante de las vías por las cuales la sociedad satisficiera los estándares de vida digna para todos
sus integrantes, ya que cada órgano estatal dentro del ámbito de sus competencias debiera hacer su
tarea legislativa o administrativa, no en vano ello es una exigencia constitucional en Chile de acuerdo
al artículo 5o inciso 2o de la Constitución, el respeto y la promoción de cada uno y todos los
derechos fundamentales.

El derecho comparado muestra nuevas opciones de garantía del conjunto de los derechos, a través
de la consideración de las omisiones legislativas absolutas que afectan el contenido de derechos
fundamentales, posibilitando controles de constitucionalidad por omisiones legislativas, por la
persistente e irrazonable vulneración de derechos por la negativa a dictar las normas de
implementación de ellos, instando a legislar dentro de plazos razonable y reservándose el control de
razonabilidad y proporcionalidad de esos productos legislativos, teniendo como parámetro de
control los atributos integrantes de los derechos esenciales o fundamentales determinados por la
Constitución y el derecho internacional de los derechos humanos.

Bibliografía
Pinto, M. (2004). Los derechos económicos, sociales y culturales y su protección en el sistema
universal y en el sistema interamericano. Revista IIDH, 40, 25-86.

Rossi, J., & Abramovich, V. (2007). La tutela de los derechos económicos, sociales y culturales en el
artículo 26 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Estudios Socio-Jurídicos, 9, 34.

Pautassi, L. (2010). Indicadores en materia de derechos económicos, sociales y culturales. Más allá
de la medición. V. Abramovich, y L. Pautassi,(Comps.), La medición de Derechos en las Políticas
Sociales, 1-82.

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