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Respecto a la primera pregunta sólo precisar algunos aspectos relacionados a la

fundamentación de porque el argumento de defensa de María no se ajusta a un ejercicio


regular del derecho.

Primero: La unión establecida por Juan y María es la de un matrimonio.

Segundo: María y Juan, sólo se separaron de hecho y no de derecho, por lo cual el vínculo
matrimonial sigue vigente al igual que el régimen patrimonial de sociedad de gananciales, no
configurándose la causal de fenecimiento establecida en el Art. 318 inc. 2. A esto agregar que si
tomamos como referencia el Código Civil de 1936, la separación de cuerpos no era causal de
fenecimiento de sociedad de gananciales.

Tercero: La situación del conflicto (haber dispuesto de un bien social sin el consentimiento de
uno de los cónyuges que conlleve a la nulidad del acto jurídico) se regula bajo la vigencia del
Código Civil de 1984 (Exp. 473-92) y no del Código de 1936, por lo cual la ley se aplica
inmediatamente y pasa a regular las relaciones y situaciones que se presenten a partir de su
vigencia y las que estén pendientes de ser reguladas.

Cuarto: La unión de hecho reconocida por nuestro CC en el Art. 326 es la propia, esto es, la que
se configura por la unión de un varón y una mujer libre de impedimento matrimonial. En el
presente caso, la unión de hecho establecida por Juan y Rosita es impropia, toda vez que Juan
es casado.

Quinto: El ejercicio regular de un derecho subjetivo supone no sólo actuar dentro de los límites
intrínsecos que confiere la ley sino además tener en cuenta los límites extrínsecos, esto es, las
formas en las que debe configurarse su ejercicio u omisión como son el respeto por el derecho
ajeno y la buena fe, pues si faltan estas últimas se configura un abuso, el cual no es amparado
por el derecho, como en el presente caso, en la que María aprovechándose de su aún estatus de
cónyuge y representante legal de la sociedad conyugal pretende obtener la titularidad de un
bien que no fue adquirido con el esfuerzo económico de la sociedad conyugal, la cual
representa, por lo que no le correspondería encuadrarse en el supuesto del Art. 315 del CC.

Sexto.- Este tipo de situaciones no pueden ser amparadas por el derecho por constituir un
abuso, ya que de ampararlas crearían una situación injusta y provocarían lo que el maestro
Carlos Fernández Sessarego refiere, como una desarmonía social.

Respecto a la segunda pregunta precisar también algunos aspectos; Lo expuesto sería correcto,
si la solución del conflicto se hubiese manejado bajo la vigencia del código civil de 1984. Pero
en el presente caso el conflicto debió ser manejado bajo el amparo del Código Civil de 1936 en
cuyo Art. 188 prescribía: El marido es el administrador de los bienes comunes, y además de las
facultades que tiene como tal, puede disponer de ellos a título oneroso. Lo cual conllevaría a
que el contrato sea válido. Cabe referir que este artículo fue modificado por el artículo único del
Decreto Ley N° 17838, publicado el 1 de octubre de 1969, cuyo texto es el siguiente: Art. 188.-
El marido es administrado de los bienes comunes con las facultades que le confiere la Ley,
requiriéndose la intervención de la mujer cuando se trate de disponer o gravar bienes comunes
a título gratuito u oneroso. Pero fue en el año de 1969 que el Art. 188 se modificó, y Juan
vendió la propiedad en el año 1968, antes de la modificación.

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