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La vida social en la infancia y en la niñez. – Medina.

La capacidad de cooperación se apoya en la comunicación, a partir de la interacción de amabas se hizo


posible la acumulación de conocimientos, es de esta manera que las nuevas generaciones pueden ir más allá.
La creación de representaciones, es un registro mental de la información que se genera a partir de la relación
de los sujetos con su medio ambiente y donde se enmarcan los conocimientos generados por la comunidad, a
partir de los cuales los sujetos pueden integrarse en ella.
La infancia se asocia con un periodo de inmadurez y plasticidad. El desvalimiento con el que nacen los seres
humanos, hace imprescindible pasa su supervivencia y desarrollo, la presencia de otros que aseguren esos
objetivos.
La prematuración de los humanos al nacer habilita la necesidad de relacionarse con otros de su especie para
salir de tal indefensión, el auxilio de los otros, ayuda a ir desde la dependencia absoluta a la independencia
de los mismos, a la interacción con el contexto y el grupo, y la satisfacción de necesidades básicas.
El contacto con sus semejantes permite que los niños se incorporen a la comunidad en la que se
desenvuelven, aprenden de los otros, etc.
La socialización. Conceptos
 Socialización: proceso mediante el cual el individuo adopta los elementos socioculturales de su
medio ambiente y los integra a su personalidad para adaptarse a la sociedad. (Diccionario encarta
2009).

 El problema de la socialización infantil consiste en un proceso de transmisión generacional de los


adultos hacia los menores. El niño alcanza status sociocultural en función de un dinamismo
madurativo de orden intelectual y afectivo, y por otra parte, de carácter interactivo en 2 sentidos:
opera con los mayores (adultos, padres especialmente) y los contemporáneos (los iguales en edad y
condición). (Bianchi A. 1979)

 Proceso mediante el cual alguien aprende los modos de una sociedad o grupo social dado, incluye
tanto el aprendizaje como la internalización de las pautas, valores y sentimientos apropiados. (Elkin
F. 1964).
Los comienzos de la vida social en el grupo familiar
Es en el contexto familiar donde se desarrollan las primeras pautas sociales, a partir de la interacción entre
madre, padre e hijo. La posición materna, tiene un importante papel en la historia psicosocial del niño al
otorgar ternura y protección e inspirar seguridad, en quien se deposita la sonrisa social y a quien se reclame
presencia.
A partir de los 3 meses de vida, con el surgimiento de la sonrisa social, comienza a producirse un marcado
interés por las personas como fuentes de estímulos, aunque aún no las reconoce ni diferencia, percibe al
congénere humano. Hacia los 7 u 8 meses se establecen lazos mucho más estrechos con otros significativos
de su entorno, en especial: la madre. Se produce la ansiedad de separación, si ese otro con quien estableció
el apego desaparece, el temor a los extraños, surgen expresiones de disgusto y rechazo, y la búsqueda de
personas con quien haya establecido vínculos de apego.
Un elemento importante es la regularidad con la que los adultos marcan el psiquismo y el cuerpo de los
infantes. Las rutinas, que se desarrollan en actividades cotidianas como comidas, baños o las horas de sueño,
permiten registrar aquellas experiencias por venir, implican un orden que les permite a los niños adecuar sus
comportamientos y la anticipación de dichas adecuaciones. Sobre esto, se producen pequeñas novedades que
dan lugar al progresivo avance sobre el conocimiento de la realidad y de ese otro.

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Durante los primeros años de vida, existe una estrecha vinculación entre el desarrollo afectivo y el desarrollo
social, ambos son responsables de la optimización de las otras áreas del desarrollo humano, las necesidades
básicas de los sujetos son tanto biológicas como socio-afectivas.
Hasta la década de 1950, se consideraba que los niños desarrollaban vínculos afectivos con los adultos a
partir de la satisfacción de sus necesidades fisiológicas.
 Harlow sostuvo que, a partir de observaciones en monos, el interés por miembros de la misma
especie no es algo aprendido, sino que existe un sustrato biológico que permite perfilar un vínculo
emocional con los adultos significativos, proceso denominado troquelado, en el que lo que interesa
no es la satisfacción de la necesidad orgánica sino la necesidad de contacto cálido y reconfortante.
 Bowlby, a través de trabajos de observación a niños, creó la teoría del apego. Los seres humanos, al
nacer, poseen un particular sistema de comportamientos tendiente al logro y mantenimiento de la
proximidad y del contacto con un sujeto adulto que se ocupa de su cuidado de manera regular. Este
sistema se encuentra compuesto por un lado, por conductas señaladoras para llamar la atención del
otro significativo; como el gritar, llorar, sonreír o llamar, y por otro, comportamientos más activos;
como el trepar o la locomoción. Estas conductas se intensifican en la medida en que se van
estableciendo separaciones o de acuerdo a las posibilidades de peligro. El apego sería un vínculo,
una ligazón afectiva que no puede registrarse de forma directa pero que se mantiene a lo largo del
tiempo, a pesar de la separación y la distancia.
Etapas del establecimiento del apego según Bowlby
Etapas Edad aproximada Características
1 0 a 2 meses Orientación y señales sin discriminación de la figura
2 2 a 6 meses Orientación y señales dirigidas hacia una o más figuras
discriminadas
3 6 meses a 3 años Mantenimiento de la proximidad hacia la figura discriminada,
mediante la locomoción tanto como de señales
4 A partir de los 3 años Formación de una asociación con adaptación al objeto

En la cuarta etapa, el apego ya está establecido, los niños deben comenzar a aceptar a su madre como
alguien independiente, con sus propios deseos, intereses y motivaciones.
Desde el psicoanálisis, la intervención de la ley paterna, destruye la célula narcisista establecida entre el niño
y la madre, abriéndose un campo de acción que se funda con la incompletud de la relación, donde si el otro
en posición materna no está en todo momento, es porque el niño no lo es todo, por lo cual ese otro no será
todo para él. El niño comienza a aceptar que existe un mundo más allá de ellos dos.
Un fenómeno de importancia en la vinculación de los niños con los adultos cercanos en estos primeros
momentos del desarrollo son las canciones de cuna, pueden ser pensadas como un sostén y una forma de
juzgar, a partir de las cuales se presenta un universo que va más allá del cuerpo materno. Son elementos
significantes que atraviesan los cuerpos de los niños colaborando en la libidinización, ayudan en el
establecimiento de la comunicación, que en los inicios es de tipo tónico postural y emocional, se despliegan
emociones y sensaciones en la envoltura corporal.
Las canciones de cuna potencializan el apego y la comunicación, son actividades que otorgan orden al caos,
muestran una mixtura entre lo interno y lo social.
Ampliación de las relaciones sociales
A partir 1° año y medio de vida, los niños adquieren la posición erguida, la locomoción y desarrollan el
habla, se inicia un periodo de afianzamiento del yo y de los primeros intentos en el ejercicio de la
autonomía. Los adultos intentan diariamente modelar los comportamientos de los niños conforme a las
prescripciones del orden social. A medida que los sujetos se desarrollan va creciendo el ámbito de las
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relaciones, la preponderancia de los padres va cediendo a favor de otros adultos, como la maestra del
maternal o del jardín de infantes, la organización familiar sigue siendo importante y puede potencializar u
obstaculizar la posibilidad de nuevos nexos afectivos a los niños.
Durante los primeros meses, los niños exploran el mundo externo, a medida que interaccionan se observa
que las relaciones que establecen se basan en empujones y golpes, pero que no suponen una agresión sino la
adecuación al objeto del conocimiento.
El inicio de la adquisición sistema del lenguaje modifica las conductas, este fenómeno genera como
consecuencias: la interiorización de la palabra dando lugar a la aparición del pensamiento propiamente
dicho, la interiorización de la acción produce imágenes mentales y la socialización de la acción favorece el
intercambio entre sujetos. Comienzan a surgir sentimientos interindividuales como el respeto, la simpatía, la
antipatía.
A partir de los 2 años aproximadamente se inician interacciones de mayor adaptación como tomarse de las
manos o tocar el hombro del otro, la hostilidad se hace más social, compiten entre ellos quitándose
mutuamente algún objeto, con conciencia de que al objeto lo tiene otro. Comienzan a aparecer actividades
que dan lugar a cierta coordinación y reciprocidad, como jugar a atraparse o correr uno detrás del otro para
conseguir un juguete. Los objetos ocupan el centro de atención más que un compañero de juego.
Al promediar los 3 años, los niños se relacionan aún más con otros de su edad, se presenta una toma en
consideración del compañero pero no hay una verdadera actividad de colaboración entre los mismos, se
llaman, se hablan o explican lo que hacen. Es cuando la rivalidad hace su aparición, a través de actividades
en común.
Las actividades lúdicas de tipo simbólicas permiten el aprendizaje de roles sociales, procurando la
adaptación y el dominio de ellos en un ejercicio constante de patrones o modelos de comportamiento pre-
establecidos socialmente.
Entre los 4 y 6 años aparece más objetivamente la competición y actitudes de seudo-cooperacion, se produce
el pasaje de actividades de cada uno para sí, a formas de actividad en que se pone en evidencia la
colaboración, pero de forma limitada y esporádica.
Dentro de las relaciones entre pares, es de especial importancia la amistad. La amistad es un vínculo especial
que no se establece con todos los iguales, es una relación más afectiva y recíproca, voluntaria, estable y a la
que hay que ganársela y mantenerla.
 Hasta los 2 años, los niños solo se limitan a experiencias de interacción social pasajeras, no podría
hablarse de amistad.
 A partir de los 3 años, comienzan a relacionarse con otros niños similares en sexo, física y
geográficamente. Pero al presentar un pensamiento egocéntrico, no se establece la mutualidad y
reciprocidad. Solo son compañeros en la actividad lúdica.
De la familia al medio social
La ley del padre, al romper la simbiosis entre madre e hijo, le presenta a éste el mundo. Es el nexo entre la
familia y la cultura, el terreno de lo social se amplía aún más transformando su manera de percibir la
realidad y de actuar en ella.
Alrededor de los 6 y 7 años, los niños se liberan del egocentrismo intelectual y social, promoviéndose en
ellos transformaciones en la inteligencia y en la afectividad. La adquisición en la lógica hace posible la
coordinación de sus propios puntos de vista y de los puntos de vista de otras personas, en relación la
afectividad, las coordinaciones individuales y sociales hacen surgir tanto la autonomía personal como la
cooperación.
Los niños en edad escolar, se vuelcan a la interacción social con sus contemporáneos, con quienes pasan
gran parte de su tiempo. A partir del establecimiento de grupos realizan un aprendizaje de las estructuras
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sociales, el liderazgo, sentimientos de justicia e injusticia, lealtad, los ideales y el respeto por las normas.
En relación con el respeto mutuo y el respeto por las normas, Piaget sostiene que el nuevo sentimiento que
surge en estos años en función de la cooperación es el respeto mutuo. Éste, conduce a nuevos sentimientos
morales como el sentimiento de regla, es la expresión de una voluntad en común.
Es en la institución escolar donde se inicia la instrucción de las nuevas generaciones, la escuela brinda
conocimientos necesarios para inserción en la cultura. Las actividades escolares demandan el empleo de
competencias para obtener reconocimiento social, ser inteligente, veloz, fuerte.Al haber perdido su lugar
entre los adultos y aún no poder posicionarse como igual, intentan encontrar un lugar entre sus pares
incentivando la vida grupal.
Osterrieth postula que en esta etapa, los otros dejan de ser una amenaza de interferencia o frustración para
un yo débil. Divide a esta etapa en 2 momentos:
1. Disgregación de la subjetividad primitiva (6 – 9 años): se intensifican los vínculos sociales y
comienzan a ser más importantes los amigos y los compañeros del colegio. Se desarrollan relaciones
con adultos más allá de los padres, como tíos, primos y docentes.
2. Madurez infantil (10 – 12 años): se acentúa la tendencia grupal, las asociaciones son más estables,
consistentes y homogéneas.
La vida grupal sirve para lograr control de los impulsos a partir del respeto a las normas, cualquier
manifestación contraria a las reglas es castigada con reprobación o castigo y brinda el sentimiento de
permanencia comunitaria, la cohesión grupal se asienta en las semejanzas, los sujetos tienen a relacionarse
con otros parecidos en comportamientos o características.
La identidad grupal en cuanto a la amistad entre los niños en edad escolar, se manifiesta en comportamientos
basados en la cooperación y en la reciprocidad, los amigos ya no son considerados solo para jugar, sino por
sus rasgos. Eligen como amigos a aquellos que le proporcionan afecto, aprobación, atención y que acceden a
sus peticiones.

Socialización: intergeneracionalidad y género. – Medina.


Introducción
En el desarrollo psíquico y sus transformaciones intervienen estrecha y permanentemente factores
contextuales, en sus características físicas y sociales. Las trayectorias de vida de generaciones de sujetos se
organizan y se transforman a lo largo del tiempo en función de determinantes sociales, culturales e
históricos.
Es evidente la importancia que tiene el proceso de socialización, no solo en la inserción de los sujetos en su
comunidad, sino también en la conformación de sus subjetividades, en cuanto a factores tales como edad,
clase social, zona geográfica, religión, generación y género.
Acerca del proceso de socialización
La psicología social parte de la idea de que los seres humanos son seres de necesidades que logran obtener
su satisfacción a partir de las relaciones que lo determinan.
La socialización se concibe como un proceso de aprendizaje que lleva a la conformación de esquemas
mentales para incluirse, pensar la realidad y reproducir las condiciones de existencia, esquemas que son
propios de un momento histórico social determinado, que si bien reproducen modos de sentir, pensar y
hacer, poseen también la capacidad de transformación.

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En cada contexto social se establece un conglomerado de significaciones sociales que Castoriadis denomina
como magma, un conjunto de representaciones que establece valores considerados como apropiados, lo
bueno, lo malo, qué es ser niño, qué es ser adulto, qué es ser mujer y qué es ser varón.
La nueva sociología de la infancia, enfoca al periodo de la niñez como una construcción social e intentando
establecer las condiciones sociales, históricas, culturales, políticas, materiales y económicas que operan en
este. La principal preocupación es entender al proceso de socialización como el que permite el surgimiento
de un agente social con capacidad de autonomía y participación.
Las perspectivas actuales permiten visibilizar a este momento del curso vital como fenómeno susceptible de
análisis sociológico, relacionado con instituciones tales como la familia, la escuela, los grupos, la
comunidad, los medios tecnológicos y de comunicación. Podemos considerar que:
 La infancia es una construcción social, posibilitando el análisis e impacto de los discursos y las
prácticas sociales de acuerdo al momento histórico en cada contexto.
 Es una categoría preestablecida en la estructura social, permitiendo analizar las instancias legales y
políticas diseñadas para este grupo social, cómo lo afectan y en qué medida participan.
 Se ve influenciada por una matriz relacional que incluye factores de género y generación, promueve
el estudio de como niñas y niños participan de grupos e instituciones.
Intergeneracionalidad
Al hablar de intergeneracional, implica al aspecto relacional, de cooperación, de consenso, en la que
intervienen dos o más generaciones. No interesa la convivencia, sino las aportaciones que esa convivencia
promueve entre las generaciones intervinientes.
Los sujetos, son seres relacionales, constituyen y desarrollan su subjetividad a partir de una urdimbre
vincular con otros significativos, estableciéndose una interdependencia entre las personas ubicadas en
diversos momentos del curso de vida. La Intergeneracionalidad no solo implica la convivencia entre sujetos
de distintas generaciones, sino también los aportes que la interacción entre ellos promueve. Es un proceso
que se construye a lo largo del desarrollo, en las vicisitudes de la ritualidad y de las novedades de la vida
cotidiana. Se sabe que los aportes que favorecen u optimizan el desarrollo, provienen de las diversas
generaciones del grupo social. Se establece una dialéctica entre generaciones en lo que se refiere a la
satisfacción de necesidades, lo que conlleva a la interdependencia y al intercambio.
Se tiene en cuenta una relación intergeneracional en términos de dador-receptor, suele pensarse en que los
adultos son dadores normativos (reglas de convivencia, higiene, comportamientos), materiales (casa,
alimentación, indumentaria) y afectivos (contención, cuidados), lo cual es indiscutible. Pero en la vida
cotidiana también se observa como las generaciones más jóvenes también pueden ocupar alternativamente la
posición de dadores, por ejemplo: niños o adolescentes que acompañan a sus abuelos al médico. De esta
manera, la convivencia intergeneracional colabora en la adaptación a las transformaciones que se producen
en el contexto y en el devenir de los cursos vitales.
Género
Los seres humanos atraviesan por 2 gestaciones, una biológica; ofrece la materialidad de la especie, y otra
social; dona su humanidad y los arroja a un contexto cultural pre-existente que los marca para que formen
parte del sentido común del grupo que los recibe, ese contexto los provee de un conjunto de representaciones
que preforman, transforman y mediatizan la realidad, transmiten aquello que el orden social considera como
apropiado.
El género es una construcción socio-cultural e histórica que estipula qué características de los sujetos se
consideran apropiadas e inherentes, las que formaran parte de su identidad. El concepto de genero permite el

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análisis de como las personas han construido su femineidad y su masculinidad, y como esa construcción
tiende a perfilar sus ideales, deseos y proyectos vitales.
Antes del nacimiento de niñas y niños, ya se ponen en marcha en el mundo de la adultez una variedad e
conductas, gestos, pensamientos en las prácticas, en la crianza de acuerdo a la pertinencia de los géneros: los
modos de vinculación son diferenciales, en las niñas suele ser más “envolvente”, más cercano y teniente a la
unión, mientras que en el caso de los niños se favorece más la distancia, la autonomía.
En relación con los objetos, el objeto juguete introduce arquetipos acerca de lo femenino y lo masculino, el
juego de la pelota abre posibilidades psicomotrices y de personalidad que no posee la muñeca, el primero
expande e introduce potencia y competitividad, mientras que la segunda marca quietud, menos uso del
espacio y desarrolla más vínculos de cuidado.
En la institución educativa, el objeto libro transmite estereotipos tradicionales como el lugar de la familia
desde la trilogía mujer-madre-ama de casa, más allá de que se muestre en diversos roles ocupacionales. El
lenguaje empelado tanto en los libros, como en la vida en general, sigue promoviendo determinados
mensajes de género al subsumir lo femenino de lo masculino.
El proceso de socialización no es el mismo en unos y otras (niños y niñas), deslizan a través de sus agentes
las expectativas sociales acerca del deber masculino y femenino. El concepto de género ha permitido
establecer como el patriarcado delinea los lugares de poder de manera diferenciada entre los géneros,
redundando en un posicionamiento de inferioridad y subordinación de la mujer con respecto al varón.

El periodo de latencia. – Medina.


Introducción
El tema de la sexualidad infantil fue una importante preocupación para Freud cuando pudo dar cuenta de que
los conflictos que enfermaban a los sujetos tenían que ver con la sexualidad. Siendo estas ideas reprimidas y
pertenecientes al dominio de la vida sexual, advirtiendo el importante papel que poseen las vivencias
sexuales anteriores a la pubertad en relación con los conflictos patógenos.
Sobre la sexualidad, Freud teorizó a través del estudio de lo perverso las características de la sexualidad
humana, tomando como sexual ciertas actividades que no guardan relación alguna con los órganos genitales
y que ante todo tienen al logro del placer.
La evolución psicosexual atraviesa por etapas y fases que no tienen un desarrollo lineal, sino que se
superponen y coexisten, teniendo prevalencia una de ellas de acuerdo al estadio evolutivo en que se ubica el
niño.
El pasaje de la fase fálica al periodo de latencia se lleva a cabo por medio de la introyección de la autoridad
del padre constituyéndose el súper-yo. La introyección e identificación con el padre promueven la
organización del súper-yo incorporando enseñanzas y prohibición con las que el niño adquiere
responsabilidad y autopunición.
Periodo de latencia
En la mayoría de los sujetos se produce un olvido de las vivencias infantiles y que el olvido es consecuencia
de una amnesia como la que se produce en los neuróticos en relación con sus síntomas y los sucesos que lo
generaron, producto de una represión.
Entre los 6 y 8 años, el desarrollo sexual sufre una detención o regresión, que merece el nombre “Periodo de
latencia”.

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En este periodo, los impulsos sexuales permanecen y se revelan ocasionalmente en etapas posteriores a
través de recuerdos encubridores. Estos recuerdos, en apariencia carecen de valor o importancia, mantienen
relación con contenidos reprimidos y su existencia se basa en un proceso de desplazamiento. Al evocarlos
aparecen deformados y falseados.
En la latencia surgen fuerzas mentales que restringen el curso del impulso sexual que venía dominando la
vida del niño, estos diques son; el asco, el pudor, la vergüenza, la repugnancia y la moral.
Durante este periodo de latencia, total o parcial, se constituyen los poderes anímicos que luego se oponen al
instinto sexual y lo canalizan marcándole su curso a manera de diques. Freud pensaba que estos diques
estaban orgánicamente condicionados, en realidad la amnesia infantil forma parte de un mecanismo
defensivo que el yo desarrolla para limitar al impulso sexual, y permitir el acceso a la cultura y la
incorporación del niño al sistema educativo.
El impulso sexual, durante el periodo de latencia, no deja de fluir sino que es sublimado. La llamada
sublimación por la cual no queda perdida la energía de los deseos infantiles, sino que se hacen utilizables
dirigiendo cada uno de los impulsos hacia un fin más elevado que el inutilizado y que puede carecer de todo
carácter sexual. Los componentes del impulso sexual se caracterizan por esta capacidad de sublimación, de
cambiar su fin sexual por otro más lejano y de un mayor valor social.
En el texto "Un recuerdo infantil" de Leonardo Da Vinci, se explica que la observación de la vida cotidiana
a de los hombres muestra que en su mayoría deriva hacia su actividad profesional una gran parte de sus
impulsos sexuales vía sublimación.
Al periodo de latencia, Stone y Church, no lo consideraban como un periodo asexual, ya que para ellos el
interés y el juego sexual no desaparecen, sino que se ocultan a la atención adulta y sostienen que lo que se
reprime es la atracción hacia los padres llevando su atención a otros objetos sexuales.
Freud señala que cuando el niño ingresa a la escuela descubre que sus padres ya no son tan perfectos, sabios
u omnipotentes, como producto de la comparación que realiza entre ellos y la figura del maestro. Se
promueve la sustitución de los padres edificios por la persona del docente, la cual arranca de los imagos
infantiles. A esto se deje la admiración, el amor, el respeto o el odio con que miran al educador en ese
momento.
Los progresos en esta edad en otras áreas del desarrollo
Área intelectual: a partir de los 5 o 6 años del pensamiento intuitivo y pre-motivo que dominaba hasta esa
época se torna lógico gracias a la instauración a la estructura de agrupamiento.
Las conductas de tipo intuitivas, crédulas y egocéntricas comienzan a desaparecer dando lugar a la reflexión.
La disminución del egocentrismo favorece la aparición de conductas de cooperación, permitiendo al niño
formar parte de un grupo de manera más estable.
Al hablar de este estadio se hace referencia a la ligazón que se mantiene entre tantas operaciones lógicas y la
presencia material de los objetos y al contexto en que dichas operaciones se formaron. Un razonamiento no
puede ser trasladado a otro terreno. Por ejemplo: un niño de 8 años puede estar convencido de que el azúcar
se conserva a pesar de estar disuelta en agua y haber perdido su forma, pero sostiene que el peso y el
volumen del azúcar desaparecerá una vez que se haya disuelto.
Desarrollo psicomotor: se produce lo que Stone y Church denominan “Latencia de crecimiento”, el
desarrollo es más lento, este momento es más bien de equilibrio, donde el aspecto físico adquiere cierta
armonía y proporcionalidad, perfecciona sus movimientos de forma progresiva en cuanto a la potencia, la
precisión, coordinación y resistencia.
Los niños de 6 y 7 años se encuentran constantemente en movimiento, demuestran un buen equilibrio y
repiten sin descanso juegos y ejercicios. Entre los 8 y 9 años, adquieren mayor eficacia y ritmo en sus

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movimientos y mejoran el control de su actividad y velocidad. A partir de los 10 años consolidan sus
aptitudes psicomotrices y sensoriales.
Área social: Osterrieth señala que el ingreso a la escuela representa el descubrimiento del área social, los
niños ingresan en la sociedad con sus iguales y forman parte de un grupo de manera más regular y constante.
En estos grupos los niños serán iguales a sus compañeros en edad, posibilidades físicas y mentales.
A medida que los niños avanzan en edad y disminuye su egocentrismo intelectual, la vida grupal adquiere
mayor relevancia, en los grupos realizan experiencias de solidaridad y reciprocidad. En esta vida grupal y a
partir de sus relaciones con los adultos, desarrollan tanto el conocimiento interpersonal como el de sistemas
e instituciones sociales.
Ámbito de lo moral: las primeras experiencias sociales tienen importantes prolongaciones en la moralidad
de los niños. En estas etapas anteriores, las obligaciones emanaban de la coacción del adulto, posteriormente
y gracias a las experiencias colectivas, dichas obligaciones son reemplazadas por otras fundadas en la
voluntad común del grupo.
Piaget considera que a partir de los 6 años, se produce un gran avance en el desarrollo moral de los niños,
pasan a una moral autónoma. La norma se cuenta interiorizada totalmente y surge una necesidad reconocida
por el sujeto. Puede observarse finalmente, en la relación con el origen de la moralidad, una correspondencia
entre los siguientes autores:
FREUD OSTERRIETH PIAGET
Superyó: heredero del complejo Sumisión y respeto al adulto, Se origina sobre la condición que
de edipo. Internalización de la fuente de ley y virtud. crea el respeto al padre.
paterna.

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