Curso: 3ro BGU “C” Fecha: 31.5.23 Hoy ha sido otro día extraño en la costa. Sigo desconcertado por la presencia del hombre que encontré cavando un pozo en los pastizales. Sus acciones y su insistencia en continuar con su tarea me tienen intrigado, no parece querer abandonar mi cabeza. Después de mi encuentro con él esta mañana, decidí explorar los alrededores de la casa. Recorrí los descansos de la escalera, llamándolo en voz alta, pero no obtuve respuesta. Me adentré en los pastizales, buscando señales de su presencia. El pozo, ahora en ruinas, era la única evidencia de su trabajo. ¿Dónde habrá ido? ¿Por qué de repente se esfumó? Mi curiosidad me llevó hasta el pueblo. Encontré una pequeña tienda abierta y decidí comprar un short de baño para aprovechar el mar. Mientras el empleado envolvía mi compra, mencionó al "cavador". Me sorprendió que supiera de su existencia, como si todos en el pueblo estuvieran al tanto de sus acciones. Intenté obtener más información, pero el empleado solo me miró confundido mientras se negaba a contestar, pero no le tomé importancia y regresé a mi rumbo, preguntándome: ¿Cómo es posible que todos conozcan al cavador? Al regresar a la casona, me encontré con el hombre nuevamente en la galería. Parecía vencido por el sueño y sostenía una pala oxidada entre las rodillas. Me saludó respetuosamente y ofreció su ayuda para llevar mi equipaje. Acepté, pero evité que entrara a la casa. No sé por qué, pero una sensación de desconfianza se había apoderado de mí, sobre todo después de su extraña desaparición. Desde las ventanas de la cocina, pude contemplar la playa. Las olas rompían suavemente en la orilla, invitándome a sumergirme en ellas. Decidí bajar antes de que el sol se ocultara por completo. Sin embargo, al mencionar mis planes al cavador, su actitud cambió. Parecía preocupado y insistió en que continuáramos cavando el pozo. No entendí su afán por seguir con esa tarea incomprensible. ¿Por qué era tan importante para él? Finalmente, caminé solo hacia la playa. Sentí la arena bajo mis pies y el fresco viento marino acariciando mi rostro. Me senté para quitarme los zapatos y las medias, y en ese momento noté que el cavador ya no estaba a mi lado. ¿Se habría marchado sin decir una palabra? Sentí una extraña sensación de inquietud, como si algo no estuviera bien. Regresé apresuradamente a la casona y me asomé al pozo. Estaba en ruinas, las paredes se habían derrumbado y el agujero se había perdido en la oscuridad. No había rastro del cavador. Me embargó el miedo y la incertidumbre. ¿Qué había sucedido? ¿Por qué desapareció? ¿Qué secreto escondía ese pozo? Mi mente está llena de preguntas sin respuesta. Siento que estoy atrapado en un enigma del que no puedo escapar. Mañana buscaré respuestas, indagaré en el pueblo y trataré de desentrañar el misterio del cavador y su extraña obsesión por cavar ese pozo.