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Continuación del ensayo.

Antes por el contrario, los identifica y procura las

estrategias adecuadas para abordarlos. Se trata de un proceso permanente,

siempre inacabado, marcado por la deliberada intención de promover relaciones

democráticas entre personas y grupos de identidades culturales distintas y no

solamente una coexistencia pacífica. Comprendemos entonces que educar para la

ciudadanía intercultural es un proceso complejo que exige problematizar las

visiones hegemónicas que configuran nuestras sociedades y los procesos

educativos. La interculturalidad apuesta por la relación entre grupos sociales y

culturales, enfrenta la conflictividad inherente a estas relaciones, favorece

procesos de negociación cultural, de construcción de identidades de “frontera”,

“híbridas”, plurales y dinámicas. Para lograrlo, es menester promover una

educación para el reconocimiento del otro, para el diálogo entre los diferentes,

favorecer la construcción de un proyecto común local y mundial, en el que

personas distintas se sientan reconocidas como sujetos y actores sociales.4

La educación intercultural es la educación pertinente a la realidad de

multiculturalidad que caracteriza a un país. Promueve el conocimiento de sus

diversas culturas y favorece el encuentro entre éstas en un diálogo horizontal y

democrático. Tiene como intencionalidad la superación de los prejuicios, los

estereotipos y la discriminación. Esta es la razón por la que, desde la perspectiva

de la interculturalidad, se busca el fortalecimiento de las identidades, tanto como el

acercamiento a otras culturas, con el fin de aportar a la construcción de un sentido

de orgullo y valoración de sí mismo, tanto como al desarrollo de capacidades que

inciden en la relación con otros: la escucha, la capacidad de ponerse en el lugar

del otro, la comprensión de la diversidad como algo natural y enriquecedor. De


esta manera, el fortalecimiento de las culturas desde la primera infancia o “Casa

adentro”, implica a los agentes educativos comunitarios, acercarse a las culturas,

historia, saberes y prácticas.5

se puede repetir con otros, que la educación es intercultural o no es

educación. La diversidad étnica, cultural y lingüística en las Instituciones

Educativas de nuestra región se vive por ser una zona donde vienen muchos

estudiantes como dije antes de Venezuela y de otros departamentos de mucho

comercio y de turismo, hay mucha presencia de familias con sus costumbres. Esta

realidad nos plantea un reto en nuestra educación, que tiene que promover

actitudes que desarrollen tolerancia y respeto hacia lo diferente y desarrollando

habilidades sociales como la tolerancia, empatía, asertividad y reciprocidad.

Siempre invitándolos a conocer las costumbres de sus compañeros.

Cuando se habla sobre los aprendizajes a desarrollar en una ciudadanía

democrática e intercultural, nos anima a desarrollar las siguientes habilidades

sociales: como la empatía, la cooperación y la solidaridad; consolidar la capacidad

de ponerse en el lugar del otro u otra; la capacidad de comprender (no

necesariamente justificar) las acciones, percepciones y sentimientos del otro u

otra. Por otro lado, ejercer una ciudadanía activa implica desarrollar habilidades de

cooperación: escuchar, exponer, negociar, encontrar rutas y objetivos comunes,

responsabilizarse por la propia tarea; pero, además, entender que el aporte de

todos es la única manera de alcanzar las metas .Finalmente, valores y actitudes

de solidaridad resultan indispensables en el desarrollo de una convivencia que

logre que todos puedan vivir en dignidad; resulta esencial potenciar la disposición
a ayudar a otro ser humano, mostrando una disposición real hacia el ejercicio y

promoción de los Derechos Humanos ,esto lo he realizado celebrando el 7 de

Agosto con actividades de trajes típicos, bailes típicos y exposición de platos

típicos de las diferentes regiones. Este trabajo fortalece la identidad de nuestros

alumnos y desarrollan capacidades que son necesarias para lograr una

convivencia pacífica y armoniosa con sus compañeros de aulas que son de

diferentes ciudades de nuestro País .Con los alumnos que proceden de Venezuela

los invitamos a presentar en esa misma fecha, sus costumbres y lo que ellos

quieran representar de su país; y lo mismo hacemos con Los alumnos que

proceden de los diferentes países conocen nuestra cultura y se quedan

enamorados de su diversidad. La educación intercultural es importantísima

desarrollarla como un enfoque transversal que se trabaje en todas las áreas,

para poder lograr una verdadera valoración en nuestros alumnos:

Desde el enfoque intercultural esto implica la valoración de una pluralidad

de concepciones del mundo y un interés por conocerlas, comprenderlas,

experimentarlas y enriquecerse con los aspectos que nos parecen positivos

(Gobernar en nombre de la cultura, Axel Rojas: pag5). Se busca que los y las

estudiantes desarrollen un pluralismo incluyente que se basa en la articulación y

complementariedad de creencias, saberes y conocimientos producidos por

las distintas culturas en las distintas regiones y comunidades que integran la

también por las diferentes culturas a nivel global. Esto último se sustenta en la

capacidad de todos los Colombianos de desenvolvernos en nuestros diversos

entornos culturales aprovechando todos los aportes. Se busca generar así una

apertura hacia lo diferente, una disposición a enriquecerse con los códigos


culturales de otros comprendiendo que no es una amenaza a lo propio y, en

general, una disposición hacia el disfrute de esta diversidad, tanto local como

regional y global (

Y para concluir :

La interculturalidad favorece este encuentro, permite alcanzar procesos de

identificación y diferenciación individuales, grupales y sociales. Y en este

transcurso, la educación juega un papel importante al permite el contacto con

otras personas, similares y diferentes a la vez. Así se puede concebir el prefijo

inter, puesto que se trata de un espacio intermedio que no es de uno ni del otro,

sino que es común a los dos y en cual es posible arribar a un encuentro o no

hacerlo. Es un espacio que puede requerir de traducción pero no de interpretación,

necesita de negociación pero no de imposición, puesto que si se interpreta o

impone se pierde la característica de ser “entre”; que requiere equidad y

horizontalidad en la relación.

Se trata de un movimiento perenne en el que las fronteras se vuelven lo

suficientemente tenues que permiten alcanzar al otro. Esta permeabilidad es la

característica particular de la interculturalidad. No se trata de dominar el uno al

otro, se trata de comprenderse y aceptarse de la mejor manera posible, en las

diferencias y semejanzas. No se trata de valorar unas expresiones culturales en

detrimento de otras, no se trata tampoco de opacar dichas expresiones para que

otras brillen. Se trata de un encuentro profundamente humano entre dos mundos

que, al mismo tiempo que conservan su identidad, también buscan conectarse el

uno con el otro, en lo cual hay una lucha entre los contrarios de la pertenencia y la
diferenciación, lo semejante y lo diferente, la cercanía y la distancia y tal como lo

señala Walsh (2005: 9): Es decir, que en los encuentros entre personas,

elementos o prácticas.

La interculturalidad intenta romper con la historia hegemónica de una

cultura dominante y otras subordinadas y, de esa manera, reforzar las identidades

tradicionalmente excluidas para construir, en la vida cotidiana, una convivencia de

respeto y de legitimidad entre todos los grupos de la sociedad"

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