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Infecciones de piel y tejidos blandos

Vesículas pustulosas que suelen comenzar en los folículos pilosos y se propagan


a los tejidos vecinos.
Foliculitis: infección superficial que afecta el folículo piloso en la que hay una zona
central de purulencia (pus) rodeada de induración y eritema.
Furúnculos: lesiones más extensas y dolorosas que suelen aparecer en las
regiones pilosas y húmedas del cuerpo, y que se extienden desde el folículo piloso
hasta transformarse en un absceso verdadero con una zona de purulencia central
Ántrax: se sitúa con mayor frecuencia en la parte inferior del cuello y es todavía
más doloroso y grave porque surge de la coalescencia de otras lesiones que
abarcan la capa más profunda del tejido subcutáneo.
Síndrome estafilocócico de la piel escaldada (SSSS): punch de piel con intensa
pustulosis, ampollas intraepidérmicas con el plano de clivaje en el estrato
granuloso, con ausencia de infiltrado inflamatorio, compatible con síndrome de
síndrome de piel escaldada estafilocócica.
Celulitis: La piel enferma se torna edematosa, roja, con aumento de calor local, en
ocasiones acompañada de linfadenitis regional, formación de vesículas, bulas
equimosis y petequias.
Infecciones de tejidos musculoesqueléticos
Osteomielitis: Los cambios morfológicos de la osteomielitis dependen de la
cronicidad y de la localización de la infección. Las bacterias causantes proliferan e
inducen una reacción inflamatoria aguda, con la consecuente muerte celular. El
hueso atrapado se necrosa con rapidez. Este hueso no viable se denomina
secuestro. Las bacterias y la inflamación pueden pasar a través de los sistemas de
Havers hasta alcanzar el periostio. En los niños, el periostio se fija laxamente a la
cortical, lo que permite la formación de abscesos subperiósticos de gran tamaño
que abarcan largas distancias siguiendo la superficie del hueso. Si se levanta el
periostio un poco más, se deteriorará el aporte sanguíneo hacia la región afectada
y una lesión isquémica o supurada podrá provocar una necrosis ósea
segmentaria. La rotura del periostio puede causar la formación de abscesos en los
tejidos blandos circundantes, lo que a su vez da lugar a la formación de un seno
de drenaje. A veces, el secuestro se deshace y libera fragmentos que atraviesan
el tracto sinusal. En los lactantes (y, con poca frecuencia, en los adultos), la
infección epifisaria puede extenderse hacia la articulación adyacente para producir
artritis supuradas, a veces con destrucción extensa del cartílago articular y
discapacidad permanente. Un proceso análogo puede afectar a las vértebras, con
una infección que destruye los discos intervertebrales y se disemina hacia las
vértebras adyacentes.
Piomiositis:

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